Vicente Arancibia Pea Ensayo Descartes Espacio FINAL
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All content following this page was uploaded by Vicente Arancibia Peña on 22 June 2017.
1
Para una exposición sintética de la historiografía del concepto de espacio revisar Ven, Cornelis Van De.
Space in Architecture. Amsterdam: Van Gorcum Assen, 1980.
2
Hillier, Bill. Space Is the Machine: A Configurational Theory of Architecture. Cambridge: Cambridge
University Press, 1996, p. 27.
3
Scruton, Roger. The Aesthetics of Architecture. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1979, p. 43.
Sumado a esto, la ambigüedad del término se ha visto intensificada por la libre
manipulación del mismo con el objetivo de promover diversos discursos que proponen
aproximaciones particulares a la práctica arquitectónica, donde el sacralizado concepto de
espacio ha sido manipulado para construir estos argumentos, valiéndose de su amplia carga
conceptual y de significado.
En definitiva, hoy en día no es posible usar la palabra espacio sin traer a la mente
las más variadas asociaciones y concepciones del término. Con demasiada recurrencia,
cuando los arquitectos hablamos de espacio, no está claro si lo hacemos desde la
concepción filosófica de Lao Tzu, Aristóteles, Kant, Descartes, Newton, Jammer o
Einstein, entre otros; o si lo hacemos desde las concepciones arquitectónicas de Semper,
Hildebrand, Scmarsow, Worringer, Frankl, Wright, Berlage, Kahn, Van Doesburg o
Moholy-Nagy, entre otros.
Al mismo tiempo, se pretende clarificar esta idea de espacio, que de acuerdo con
Henri Lefebre4 y Bill Hillier5 corresponde a uno de los puntos decisivos del desarrollo
occidental del concepto de espacio. Así, se pretende eliminar y reformular la vaga
concepción del espacio cartesiano que prolifera en algunos textos como el entendimiento
4
Lefebvre, Henri. The Production of Space. Traducido por Nicholson-Smith, Donald. Oxford, UK;
Massachusetts, USA: Blackwell, 1991, p. 1.
5
Hillier, Bill. Space Is the Machine: A Configurational Theory of Architecture. Cambridge: Cambridge
University Press, 1996, p. 28.
del territorio como un absoluto colonizable hasta el infinito6; como alusión a regularidades
geométricas como la grilla bidimensional y tridimensional7; o incluso como la disposición
“racional” –malentendiendo el término como “con inteligencia” o incluso como common
sense– de los recursos en el territorio.
Se pretende exponer con claridad esta idea de espacio que si bien se concentra en
el capítulo II de los Principia, para su comprensión requiere conocimientos relativos a la
res extensa que desarrolla en la quinta y sexta Meditación Metafísica. La idea de espacio
en Descartes se haya reforzada y desarrollada dispersamente en su correspondencia, que
también ha sido considerada para esta investigación. Al mismo tiempo, me apoyaré en
bibliografía secundaria que me ha ayudado bastante a esclarecer el tema.
Para entender con claridad el concepto de espacio, es necesario tener –al menos–
nociones básicas de la concepción del mundo en Descartes. En sus Meditaciones
Metafísicas, a partir del proceso de la duda metódica, Descartes determina que sólo puede
estar seguro de aquellas cosas que se le presentan de modo claro y distinto. Estas dos
nociones son explicadas en los Principia:
6
Como se sugiere vaga e inconsistentemente en Koolhaas, Rem. ¡Europeos, Cuidado! Dalí y Le Corbusier
conquistan Nueva York, p. 254. En su “Delirio de Nueva York”. Gustavo Gili, Barcelona, 2004; o incluso
en Ven, Cornelis Van De. Space in Architecture. Amsterdam: Van Gorcum Assen, 1980, pp. 29-34.
7
Como se observa en Ven, Cornelis Van De. Space in Architecture. Amsterdam: Van Gorcum Assen,
1980, p. 30.
8
Citado a través de Rábade, Sergio. Descartes Y La Gnoseología Moderna. Madrid: G. Del Toro, 1971, pp.
226-227.
A partir de estos preceptos, garantizados por el Deus Veracissimus que confirma la
veracidad de lo entendido clara y distintamente9, grabándolo en una memoria que no se
equivoca, podemos entender que existen dos tipos de ente: la res cogitans y la res extensa.
Para Descartes, la única propiedad de los cuerpos a la que podemos acceder clara
distintamente es la extensión de los mismos: su longitud, latitud y profundidad; esto
corresponde a su verdadera naturaleza12. Considera que es esta substancia extensa es lo
que propiamente denominamos cuerpo o la substancia de las cosas materiales o materia13.
Vale la pena aclarar, que esto significa también que la materia es continua, es decir, se
descarta la idea de que pueda estar conformada a partir de átomos o partículas discretas e
indivisibles14.
9
Resultado de la Tercera Meditación Metafísica. La síntesis del Dios garante del conocimiento como Deus
Veracissimus es llevada a cabo en Ibíd., pp. 230-234
10
Conclusión de la Segunda Meditación Metafísica en Descartes, René. Meditaciones Metafísicas y Otros
Textos. Traducido por López, E. y Graña, M. Madrid: Gredos, 1987.
11
Quinta Meditación Metafísica. Ibíd., p. 57.
12
Descartes, René. Los Principios de la Filosofía. Traducido por Quintas, Guillermo. Barcelona: Alianza
Editorial, 1995, p. 72.
13
Ibíd.
14
Ibíd., p. 85.
Sin embargo, para la definición del concepto de espacio y su distinción del cuerpo,
es necesario develar una opacidad importante en el entendimiento del cuerpo en las
Meditaciones y en los Principia.
15
Descartes se formó filosóficamente a partir de manuales en el contexto escolástico tardío, de modo que
gran parte de sus construcciones han sido formuladas a partir de la terminología escolástica. En particular,
para entender este punto es necesario comprender que la organización del mundo se realiza a través de una
cadena del ser que entiende que existen distintos grados de perfección en los entes: desde el máximo grado
del ser que corresponde a Dios, hacia la nada. Esta cadena, que indica los grados de perfección de los entes,
permite entender que un ente con menos propiedades que otro, no puede generarlo, esto es, ser su causa, en
tanto no posee los elementos necesarios para crear a ese otro elemento. Por ejemplo, Dios tiene la facultad
de crear al hombre en tanto tiene tanta voluntad como él, e infinito entendimiento sobre él –en tanto es
omnisciente–. Siguiendo esto, existen dos tipos de causalidades: una formal que refiere a la facultad de un
ente de crear otro ente de su mismo género o grado –por ejemplo los padres que disponen la materia para
generar a sus hijos–, y una eminente que permite que un ente genere a otro ente que se encuentre en un nivel
inferior de la cadena del ser –por ejemplo Dios creando al hombre–. Para entender el argumento que planteo,
es necesario entender que el hombre tiene la facultad de ser causa eminente de una propiedad o modo, como
lo son estas la dureza, el color, la luminosidad o el peso de los cuerpos, en tanto tienen un grado de realidad
extremadamente bajo que se manifiesta en la oscuridad con la que se presentan al espíritu atento, como
argumentará Descartes en la Sexta Meditación Metafísica, en Descartes, René. Meditaciones Metafísicas y
Otros Textos. Traducido por López, E. y Graña, M. Madrid: Gredos, 1987, p.71.
16
Dauler, Margaret. Descartes. Traducido por Robles, José. México DF: Universidad Nacional Autónoma de
México, 1990, p. 139.
pregunta por el atributo del cuerpo es sugerente a partir del siguiente extracto de Kuno
Fischer17:
Bodies are what they are after the subtraction of all their sensible qualities.
They are, even when we do not perceive them: their perceivable or sensible
qualities do not, therefore, belong to their nature as such.
A partir del parágrafo citado, cabe preguntarse si para Descartes las cosas corpóreas
tienen otros atributos ajenos a la extensión que no pueden ser captados por el ser humano
pero que sin embargo existen. Me parece que la respuesta es sí, en tanto queda claro en las
Meditaciones el carácter finito del entendimiento del hombre, en tanto Dios puede crear
cosas cuyos atributos sobrepasen nuestra capacidad para entenderlos o incluso percibirlos.
Me parece importante establecer esta suposición, que distingue al cuerpo de la verdad del
cuerpo que puede ser aprehendida clara y distintamente por el intelecto humano, de cara
al conocimiento del espacio como constructo mental humano. Esto porque el espacio –
como veremos– corresponde a un modo de aprehender la magnitud de la extensión del
cuerpo, esto es, de aquella única parte del cuerpo que conocemos clara y distintamente.
3. Espacio en Descartes.
17
Fischer, Kuno. Descartes and His School. Traducido por Gordy, J.P. London: Thoemmes Press, 1992, p.
379.
18
Según sostiene Zepeda, Joseph. Descartes and his critics on Space and Vacuum. Disertación de Doctorado,
Notre Dame: 2009. También he podido corroborarlo por mí mismo en la revisión de diversos escritos, como
en Caton, Hiram. The Origin of Subjectivity. New Haven y London: Yale University Press, 1973, p.155;
Fischer, Kuno. Descartes and His School. Traducido por Gordy, J.P. London: Thoemmes Press, 1992, p.379;
o en la cita a Quinton en Dauler, Margaret. Descartes. Traducido por Robles, José. México DF: Universidad
Nacional Autónoma de México, 1990, p.135.
Antes de describir las características del espacio en Descartes, me parece
fundamental declarar que para él, el espacio no es más que un concepto.
Si bien esto es deducible a partir del capítulo II.11. de los Principia, donde se
declara que el cuerpo es al espacio como la especie al individuo19, el ejemplo no es
desarrollado. El punto se expone con mayor claridad en la carta a More del 5 de Febrero
de 1649, en la que expresa que erróneamente se cree que es contradictorio que varias partes
del espacio se compenetren al mismo tiempo. La superposición de espacios nada tiene que
ver con que las substancias extensas no pueden superponerse en el mismo lugar durante
un mismo instante. Dice20:
I believe that such real properties can only exist in a real body, I dared to
assert that there can be no completely empty space, and that whatever is
extended is a genuine body.
Para entender mejor el pasaje anterior, es pertinente entender que por “modo” no
sólo se entiende una forma o manera del conocimiento que alude a distintos tipos de
pensamiento. En el lenguaje técnico de la escolástica, también refiere a la noción de
atributo, esto es, una propiedad que inicia el pensamiento.
19
Descartes, René. Los Principios de la Filosofía. Traducido por Quintas, Guillermo. Barcelona: Alianza
Editorial, 1995, p. 78.
20
Descartes, René. Descartes: Philosophical Letters. Editado y traducido por Anthony Kenny. Minneapolis:
University of Minnesota Press, 1970, p. 240.
21
Schmaltz, Ted. "Descartes on the Extensions of Space and Time." Analtyica, 2009, p. 116.
22
Revisar nota 14.
Aquí, se presenta la posibilidad –que, de nuevo, queda totalmente abierta por Descartes–
de que el espacio sea o bien un atributo real del espacio, de que sea un ente de razón23, o
un atributo generado eminentemente24 por el hombre.
Aunque no hay una sola entidad correspondiente a la concepción del espacio, esa
concepción no es una mera proyección subjetiva. Lo que se entiende como las condiciones
de identidad de un espacio realmente son las condiciones bajo las que afirmamos esa
identidad del espacio. Esas condiciones son objetivas, aunque no refieran en la realidad a
las condiciones de identidad de un ente.26
23
En el contexto escolástico: ente creado por la mente para aprehender la nada. Como tal, sólo existe en la
mente que lo crea y no en el mundo real.
24
Revisar nota 14.
25
Desde Zepeda, Joseph. Descartes and his critics on Space and Vacuum. Disertación de Doctorado, Notre
Dame: 2009, p. 30.
26
Como se sintetiza en Ibíd., pp. 44-45.
como constituyendo un cuerpo como constituyendo un espacio. Como constituyendo un
cuerpo, es particularizada: la extensión en cuanto cantidad o cosa cuanta es inamovible
de la definición de un cuerpo determinado. Como constituyendo un espacio, la extensión
no se entiende como individualizada sino teniendo tan solo la propiedad de un género o de
un universal. 27
27
Dauler, Margaret. Descartes. Traducido por Robles, José. México DF: Universidad Nacional Autónoma de
México, 1990, p. 137.
28
Descartes, René. Los Principios de la Filosofía. Traducido por Quintas, Guillermo. Barcelona: Alianza
Editorial, 1995, p. 81.
29
Ibíd., p. 78.
El espacio es inmóvil relativo a los cuerpos de referencia que definen su lugar. El
cuerpo es móvil e incluso puede cambiar su forma. El hecho de poseer diferentes
propiedades distingue el cuerpo del espacio.
Supongamos un juguete de Boba Fett30, con los brazos abajo y sobre el centro de
una mesa que consideramos como cuerpo de referencia estable. Este juguete es un cuerpo,
una cosa extensa, por lo tanto, posee una cantidad extensa definida y propia. A su vez, está
asociado a un espacio definido por la geometría que describe y por su relación geométrica
con la mesa sobre la que se posa. Tanto si levantamos uno de sus brazos como si lo
desplazamos hacia uno de los extremos de la mesa, el espacio con el que antes se
identificaba ya no estará siendo llenado por el juguete, si no por aire, de modo que ya no
se corresponderán mutuamente; al mismo tiempo, la cantidad extensa que define al juguete
no se ve modificada por ninguna de las dos operaciones. En paralelo a moverlo hacia uno
de los extremos de la mesa, si dispusiéramos otro juguete de Boba Fett en el mismo lugar
en que se encontraba el primero, con ambos brazos abajo, del mismo modo que el cuerpo
anterior, sí puede decirse que el espacio que se corresponde con éste es exactamente el
mismo que se correspondía con el primer juguete, en tanto posee la misma relación con la
mesa y las mismas relaciones geométricas.
30
Personaje de Star Wars. Lo nombro para definirlo como figura particular con extensión definida y
articulaciones puntuales que le permiten cambiar su forma sin cambiar su volumen.
31
Zepeda, Joseph. Descartes and his critics on Space and Vacuum. Disertación de Doctorado, Notre Dame:
2009, p. 44.
El lugar interno no es otra cosa que lo que entendemos por espacio.
A superficies can remain numerically identical even if both the contained and
containing bodies are replaced, so long as the size, shape and position remain
unchanged.
De este modo, el cambio en el lugar asociado a un cuerpo ocurre para ambos tipos
de lugar o para ninguno.
32
Ibíd., p. 22.
33
Ibíd., p. 24.
de modo distinto; de manera que no podríamos establecer ninguna verdad firme en la
ciencia.
Es interesante el ejemplo planteado por C.G. Normore para ilustrar este punto:
pensemos en el cargo del “Primer Ministro de Canadá”. Este cargo describe una posición,
un poder y una influencia determinados para una persona: es decir una propiedad
particular. Esta descripción fue satisfecha primero por John A. Macdonald, luego por
Wilfrid Laurier, más tarde por Mackenzie King y así sucesivamente. Mantuvieron el mismo
cargo, y mientras en cada momento que estaban en el cargo estas personas eran
identificables con el “Primer Ministro de Canadá”, diferentes personas han sido el “Primer
Ministro de Canadá” en tiempos distintos.34 Para Descartes, el espacio es tanto el cargo del
“Primer Ministro de Canadá” como la descripción “Primer Ministro de Canadá”. Pensamos
el espacio como como objeto –mental– particular, pero las condiciones del cargo a las que
atribuimos identidad al espacio son más similares a las condiciones bajo las que el cargo
del “Primer Ministro de Canadá” se mantiene. Se trata de una condición que diferentes
cosas reales cumplen sucesivamente.
34
A través de Ibíd., p. 31.
No ahondaré en la relevancia de Dios para la gnoseología cartesiana35, pero es
importante notar, como Descartes hace ver en su carta a Mersene del 17 de Mayo de 1638,
que si bien Dios no es la causa directa del espacio, al ser la causa directa y eminente del
hombre, es por ende la causa indirecta del espacio, en tanto el hombre crea el espacio como
entendimiento o modo de la res extensa.36
Como observa Henri Lefebvre, para Descartes tanto el mundo material como el
espacio continúan existiendo sólo en la medida en que son sustentados por el pensamiento
divino. A pesar de pasar por el hombre, las leyes del espacio son matemáticamente
definidas por Dios. La novedad ocurre constantemente, el Dios cartesiano produce, trabaja
y se esfuerza para crear, tanto como los seres finitos, aunque a diferencia de ellos él no se
cansa como resultado. Lefebvre finaliza el punto diciendo que la actividad humana imita
la actividad creativa divina.37 Existe la posibilidad –no manifiesta en los textos de
Descartes, como ya he mencionado– tanto de que Dios como el hombre genere el espacio
como modo de la res extensa.
Lo importante del punto es que el espacio está en continua creación, y existe sólo
en la medida en que se crea. Volviendo al ejemplo del juguete sobre la mesa, éste se
encuentra también contenido dentro de un espacio con forma de refrigerador, pero en la
medida en que no lo concebimos-producimos así, este espacio al menos aparentemente no
existe ante el espíritu atento.
35
Manifiesta en la Tercera Meditación Metafísica y analizada en Rábade, Sergio. Descartes Y La
Gnoseología Moderna. Madrid: G. Del Toro, 1971.
36
Descartes, René. Descartes: Philosophical Letters. Editado y traducido por Anthony Kenny. Minneapolis:
University of Minnesota Press, 1970.
37
Lefebvre, Henri. The Production of Space. Traducido por Nicholson-Smith, Donald. Oxford, UK;
Massachusetts, USA: Blackwell, 1991, p.283.
el espacio siempre debe asociarse a la extensión, esto es, contener materia. Descartes es
categórico en su carta a Chanut del 6 de Junio de 164738:
If we suppose the world to be finite we are imagining that beyond its bounds
there are some spaces which are three dimensional and so not altogether
imaginary as the philosophers´ jargon has it. These spaces must contain
matter; and this matter cannot be anywhere but in the world, and this shows
that the world extends beyond the bounds we tried to assign to it.
Además del argumento de la extensión del mundo que está en discusión en la carta
a Chanut, en el extracto es manifiesto que la tridimensionalidad refiere siempre a una cosa
extensa, por lo tanto, no es posible pensar en el espacio –que describe relaciones
geométricas tridimensionales con un volumen y un punto de referencia– si no contiene
materia, en tanto para Descartes la res extensa es una substancia.
38
Descartes, René. Descartes: Philosophical Letters. Editado y traducido por Anthony Kenny. Minneapolis:
University of Minnesota Press, 1970, p. 221.
39
Descartes, René. Meditaciones Metafísicas y Otros Textos. Traducido por López, E. y Graña, M. Madrid:
Gredos, 1987, p. 211.
del mundo que pueda imaginarse; y tampoco puedo concebir un tonal tan
vacío que no haya extensión alguna en su cavidad y que, por lo tanto, no haya
cuerpo en él, porque donde hay extensión, necesariamente hay cuerpo.
Como sintetiza Kuno Fischer, Descartes plantea dos modos de entender el vacío:
de modo absoluto, que no tiene significado puesto que toda extensión contiene un cuerpo,
y un modo relativo en el que realmente no hay vacío si no carencia de una cosa que se
pretende encontrar y existencia de otra.40
El vacío relativo puede entenderse por medio del siguiente ejemplo: cuando
pensamos en un auditorio, decimos que éste está “vacío” cuando no hay personas dentro
del mismo, aun cuando esté completamente lleno de aire. No importa si el espacio definido
por el interior del auditorio está lleno por aire, aire y personas, escombros o agua: siempre
estará lleno por la misma cantidad extensa y por ende siempre estará igualmente lleno.
Aquí se hace necesario esbozar la diferencia entre los cuerpos duros y fluidos41.
Descartes explica con detalle las propiedades de este tipo de cuerpos a desde el capítulo
II.54. hasta el final de los Principia. Para el propósito del entendimiento del espacio puede
bastar comprender lo sintéticamente expuesto por Descartes42:
Las partes de los cuerpos [fluidos] ceden tan fácilmente su lugar que no
ofrecen resistencia a nuestras manos, cuando entran en contacto con ellos.
Pero por el contrario, las partes de los cuerpos duros están de tal modo
unidas entre sí que no pueden ser separadas sin ejercer una fuerza que rompa
la cohesión que hay entre ellas. […] De donde se sigue que un cuerpo es
[fluido] cuando se encuentra dividido en múltiples pequeñas partes que se
mueven con independencia las unas de las otras en diferentes y diversas
40
Fischer, Kuno. Descartes and His School. Traducido por Gordy, J.P. London: Thoemmes Press, 1992, p.
383.
41
En distintas traducciones, se habla indistintamente de líquidos y fluidos. Usaré el segundo término porque
me parece más claro en relación a la alusión contemporánea del término que incluye líquidos y lo que hoy
entendemos como gases, que es a lo que se refiere Descartes con esta categoría.
42
Descartes, René. Los Principios de la Filosofía. Traducido por Quintas, Guillermo. Barcelona: Alianza
Editorial, 1995, p. 110.
formas que es duro cuando todas sus partes entran en contacto y unas
reposas junto a las otras.
Esto permite entender que cuando un cuerpo duro, como el cuerpo humano entra
en el auditorio del ejemplo, el aire que estaba dentro, que corresponde a un cuerpo fluido,
es desplazado hacia fuera del auditorio, pasando a llenar la porción del espacio que dejó de
ser llenada por el cuerpo humano fuera de este. Esto permite entender de qué modo se
sustenta la inexistencia del vacío: siempre que se retira un cuerpo de un espacio, otro
cuerpo pasa a llenarlo.
Todas cuantas veces vemos un cuerpo rarificado, debemos de pensar que hay
diversos intervalos entre sus partes que pasan a ser cubiertos por otro
cuerpo. Asimismo, cuando vemos un cuerpo condensado, debemos de pensar
que sus mismas partes están más próximas unas a otras de lo que estaban,
bien porque se han reducido los intervalos existentes entre ellas o bien
porque se han reducido completamente, con lo que ya no cabría de pensar
que un cuerpo pudiera aumentar su condensación. Y sin embargo, no deja de
tener tanta extensión como cuando sus partes, estando más alejadas y como
dispersas en distintas ramas, abarcaban un espacio más grande. Es así, pues
no debemos atribuir la extensión que existe en los poros o intervalos que sus
partes no ocupan cuando está rarificado, sino a los otros cuerpos que llenan
43
Ibíd., p.75.
estos intervalos; de igual modo que, viendo una esponja llena de agua o de
algún otro [fluido], no entendemos que cada parte de esta esponja tenga por
ello mayor extensión, sino solamente que hay poros o intervalos entre sus
partes que son más grandes que cuando está seca y comprimida.
4. Conclusión.
La palabra espacio ha tenido un mágico atractivo para el arquitecto del Siglo XX,
recurrentemente usada y mal-usada. Louis Kahn famosamente clamó que la continua
renovación de la arquitectura proviene del cambio del concepto de espacio 44. ¿Es posible
establecer alguna relación directa entre el concepto cartesiano de espacio y la práctica de
la arquitectura?
Sin embargo, más allá del concepto de espacio en particular, Lefebvre postula que
la división entre el sujeto y el objeto inaugurada por Descartes en la división entre res
44
Ven, Cornelis Van De. Space in Architecture. Amsterdam: Van Gorcum Assen, 1980, p. XI.
45
Propone la literature como medio de producción escrita que posee más afinidad al campo experiencial que
implica la arquitectura. Lefebvre, Henri. The Production of Space. Traducido por Nicholson-Smith, Donald.
Oxford, UK; Massachusetts, USA: Blackwell, 1991, p. 14.
cogitans y res extensa ha supuesto la traición al cuerpo y la experiencia, llevando al
completo fracaso del intento de poner en relación sin contradicción estos dos elementos
disimiles, decantando en la servidumbre del dominio visual.46 Ahondando en este último
punto, Juhani Pallasmaa sugiere que a partir de Descartes, se ha constituido una tradición
ocularcentrista negadora de los sentidos, centrada en la vista como sentido más fiable47, a
partir de la noción cartesiana de la visión apoyada a elementos materiales como medio para
percibir y luego entender clara y distintamente la extensión.
Sin embargo, por la naturaleza metafísica del concepto, sobre todo si nos atenemos
al espacio y no a la noción de cuerpo, es muy difícil –al menos yo no lo he logrado– ligarlo
directamente a algún hecho material particular, ya sea una obra o conjunto de obras
construidas. A pesar de esto y evitando establecer una casuística del espacio cartesiano en
la arquitectura, lo que sí es perfectamente posible es realizar un entendimiento o lectura
cartesiana de hechos físicos/construidos/materiales.
46
Ibíd., p. 406.
47
Pallasmaa, Juhani. Los Ojos De La Piel: La Arquitectura Y Los Sentidos. Barcelona: Editorial Gustavo
Gili, 2006.
48
Caton, Hiram. The Origin of Subjectivity. New Haven y London: Yale University Press, 1973, p. 87.
Es revelador el análisis cartesiano de las Cajas Metafísicas de Jorge Oteiza. En su
sentido original –y realizando una lectura extremadamente puntual y reductiva– proponen
la configuración del “vacío” a partir de las proyecciones del cuerpo físico que definen el
espacio. Una lectura cartesiana de la obra implicaría que el aire contenido “dentro” de la
Caja Metafísica corresponde al mismo cuerpo que el aire del resto de la habitación, por lo
que no se puede asociar a un espacio diferenciado. En paralelo, el espacio de la obra sólo
sería aquel ocupado por el metal sólido, y la lectura de la proyección de sus aristas abiertas
para delimitar un interior, sería imposible.
49 50
49
Oteiza, Jorge. Caja Vacía. 1958. Oteiza y El Propósito Experimental, Museo Reina Sofía.
50
Oteiza, Jorge. Caja metafísica por conjunción de dos triedros. 1958. Homenaje a Leonardo, Museo
Guggenheim de Bilbao.
51
Para un buen análisis de la obra en sus propios términos, revisar Colomina, Beatriz. Soñé que era un
muro. Berlín y Bilbao: Museo Guggenheim, 2001.
externos y disposición tridimensional geométrica, se ve invariada por los distintos cuerpos
que pasen a ocupar ese espacio en distintos tiempos sucesivos.
52 53
52
Whiteread, Rachel. Ghost. 1990. Saatchi Gallery.
53
Whiteread, Rachel. House. 1993. East London.
Bibliografía:
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Ven, Cornelis Van De. Space in Architecture. Amsterdam: Van Gorcum Assen, 1980.
Zepeda, Joseph. Descartes and his critics on Space and Vacuum. Disertación de Doctorado, Notre Dame:
2009.
Imágenes:
En portada: Ledoux, Claude Nicolas. Eye Enclosing the Theatre at Besancon. Francia. 1847.
Oteiza, Jorge. Caja Vacía. 1958. Oteiza y El Propósito Experimental, Museo Reina Sofía.
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