¿Qué Es El Parto Fisiológico?
¿Qué Es El Parto Fisiológico?
¿Qué Es El Parto Fisiológico?
Pero este modelo ya ha sido superado, en España llevamos más de 20 años de atraso
respecto a algunos países de nuestro entorno en la implantación de las recomendaciones
para la atención al parto de la OMS. Así, prácticas en la atención al parto que la OMS ha
declarado "perjudiciales o ineficaces", como el uso rutinario del enema o del rasurado
púbico, o de "las que no existe evidencia clara y deben usarse con cautela", como la rotura
artificial de bolsa en la primera fase del parto, se siguen llevando a cabo en nuestro país.
Asimismo, prácticas que son "claramente útiles y deberían ser promovidas", como la
monitorización fetal con auscultación intermitente y la libertad de posición y movimiento
durante todo el parto no son práctica habitual en la mayoría de centros.
Especifica la Estrategia que "en el parto normal debe existir una razón válida para
interferir con el proceso natural.” Es decir, sólo deben realizarse las intervenciones que
estén justificadas. Las intervenciones innecesarias pueden generar complicaciones en el
proceso de parto que obliguen a seguir interviniendo en el proceso. De modo que si se
interfiere innecesariamente en un parto normal, es probable que éste deje de serlo, al
provocar complicaciones que hagan necesarias sucesivas intervenciones.
Y dentro de la normalidad, cada parto es un mundo, porque cada mujer es distinta y cada
bebé también. Cada parto es diferente, pues en él intervienen un montón de factores. Cada
madre y cada criatura merecemos pues, una atención personalizada.
Existen casos específicos como pueden ser los partos gemelares o con presentación de
nalgas, que requieren una atención especial, pero no por ello dejan de ser partos normales.
En estos casos la mujer necesita de profesionales formados en atender este tipo de partos,
de manera que pueda lograr un parto normal con toda la seguridad para ella y su bebé.
Estos partos deberían ser atendidos con el mismo respeto que los demás.
Uno de los motivos principales para tardar muchas horas en dilatar es: NO ESTAR DE
PARTO, ya que se confunde el periodo de pródromos, que puede durar horas o días, con el
parto.
La fase de pródromos es muy diferente de una mujer a otra, y en la misma mujer puede
diferir mucho de un parto a otro. Es una fase que puede ser larga, en la que las
contracciones son irregulares en el tiempo y en la intensidad, quiere decir que puede darse
la situación en que viene una más fuerte, dos flojitas, una fuerte, una flojita..., una puede
tardar solo 3 minutos en llegar, la otra 15, y la mujer no es capaz de determinar si está o no
está de parto.
“Si la mujer duda si está de parto es que no lo está. Cuando estás de parto no lo dudas
nunca.”
Inma Marcos. Comadrona
¿El bebé ha de estar encajado antes del comienzo del parto?
Hay bebés que se encajan antes, otros lo hacen una vez comenzado el trabajo de parto y
otros incluso avanzado éste. Moverse y caminar favorece que se encaje el bebé mientras
que la posición de litotomía (tumbada boca arriba) hace casi imposible esa tarea.
Todas las mujeres que no están de parto o que están de parto pero muy al comienzo tienen
el cuello posterior, no es nada raro. A medida que el parto avanza el cuello se va
centrando.
Cuanto más centrado está al cuello respecto a la cabeza, mejor, más efecto hacen las
contracciones y más dilatas.
Inma Marcos. Comadrona
Sólo cuando se den estas circunstancias se puede decir que el parto ha comenzado y
tiene sentido la admisión en la maternidad. Si no es asi, estaríamos siendo ingresadas
antes de tiempo y el paso del mismo jugaría en nuestra contra, dando la impresión de
que el parto no progresa a buen ritmo, cuando la realidad sería que ni siquiera había
comenzado cuando entramos en el hospital.
Si empezáis a manchar como una regla o más cantidad, cuando rompáis la bolsa (si el
líquido es claro, sin prisas, si el líquido es verde o amarillento sin prisa pero sin pausa), o
cuando las contracciones son rítmicas y regulares; esto último quiere decir, que las
contracciones son de la misma intensidad todas y ocurren cada 2-3 minutos
aproximadamente, durante un par de horas. Es el momento de preparar nuestras cosas, de
darnos un baño o una ducha con agua calentita, y de dirigirnos al sitio donde queramos
parir.
Más cosas a tener en cuenta: tranquilidad y calma, sin agobios de familia y de amigos que
no nos ayuden sino que nos pongan nerviosas y con el apoyo de aquellos que nos aporten
tranquilidad y sensaciones positivas. La mejor manera de saber que vuestro bebé se
encuentra estupendamente son sus movimientos, si se mueve de forma perceptible al menos
diez veces al día está fenomenal porque de forma imperceptible se mueve más veces.
Blanca Herrera. Comadrona.
Los estudios que existen al respecto determinan que se puede considerar adecuado alcanzar
un patrón regular de contracciones de 200-220 UM en el caso de monitorización interna, o
de una contracción cada 2-3 min, de 80-90 segundos de duración y que se palpen y sientan
como fuertes por una matrona experimentada en el caso de monitorización externa, aunque
un reciente protocolo recomienda un patrón más prudente considerando adecuado un ritmo
de 3-4 contracciones fuertes y palpables externamente cada diez minutos o un valor de 60
mm. Hg. para la monitorización interna. Sin embargo estas son cifras exclusivas del parto
hospitalario, se basan en la experiencia del parto medicalizado que venimos arrastrando en
las últimas décadas, por lo que es probable que pudiesen extraerse otro tipo de conclusiones
bien distintas, si se hiciera un estudio sobre este tema incluyendo partos en casa u
hospitalarios sin intervención.
Nunca hay que medir un parto por el reloj. Si el bebe está bien y su mamá también no
importa si son muchas horas. Lo contrario se aplica también. El bienestar de ambos es lo
vital. Todo lo demás es arbitrario. A pesar de que es habitual desear a las futuras madres
una "horita corta", no es deseable un parto rápido si es a costa del sufrimiento de la madre
y/o el bebé.
¿Cuáles pueden ser los motivos por los que a una mujer le cuesta más dilatar?
Cirugía previa
Bebe asinclítico: el bebé está cabeza abajo y probablemente anterior, pero la cabeza está
ligeramente inclinada hacia un lado o fuera de sitio de algún modo; la cabeza no se
desplaza descendiendo en la pelvis. El hueso parietal o el lado de la cabeza se presenta
primero en lugar de la coronilla, aumentando así el diámetro. Al no recaer el peso
directamente sobre el periné este no se ve estimulado y no se produce la dilatación. Hay
ejercicios y posturas que la madre puede adoptar que pueden solucionar esta posición.
Bebé sabio (que no es el momento propicio ni con la gente adecuada)
Que todavía es un parto temprano o “prodromal” y no requiere “remedios” para conducirse
hasta un trabajo de parto bien establecido. A veces una mujer podría vivir 4 ó 5 días
seguidos de un trabajo de parto así, sin hacer nada. Lo importante es descansar cuando las
contracciones van menguando y notar que el bebé sigue bien con sus movimientos y si se
quiere monitorizar de vez en cuando su ritmo cardiaco.
En los partos fisiológicos hay otros signos de que se está llegando a ese momento:
El retraso en el pujo no muestra ningún efecto adverso en el desenlace fetal o neonatal. Por
el contrario, los estudios han demostrado una incidencia más elevada de partos
instrumentales en aquellos partos en los que se forzó el comienzo de la fase activa. Aunque
estos resultados fueron obtenidos de pacientes con epidural, los resultados concuerdan con
la experiencia clínica de algunas matronas que retrasan el comienzo de la fase activa hasta
que la mujer siente ganas e empujar. Esta práctica resulta más sencilla para la mujer y
tiende a reducir la duración de la fase activa.
También se sabe que son más efectivos los pujos a glotis abierta, (soltando el aire al
empujar) que a glotis cerrada (conteniendo la respiración mientras se empuja). A pesar de
ello todavía en algunas clases y centros se instruye a las mujeres en la realización de
la Maniobra de Valsalva, que consiste en coger mucho aire cuando venga la contracción,
y sin soltarlo, empujar fuerte hacia el ano como si se fuera a defecar.
Esta manera de empujar es peligrosa por dos motivos:
1. Para el bebé porque disminuye el aporte de oxígeno, encontrándose cifras más bajas en el
ph (indicador de la oxigenación fetal durante el parto). Empujar aguantando la respiración
aumenta mucho la presión intratorácica e intracraneal y disminuye el retorno venoso. Hace
que disminuya la frecuencia cardiaca de la madre y dificulta su oxigenación, y, por lo tanto
también la de su bebé. Si pruebas a intentarlo, notarás una fuerte sensación de presión en la
cabeza, que los ojos parece que se salen de sus órbitas, quizá mareo y presión también en
los oídos. Por todo ello puede ser también especialmente perjudicial para algunas mujeres
(casos de cardiopatía, desprendimiento de retina, hipertensión…).
2. Para la madre, porque causan más daño al suelo pélvico. El pujo a glotis abierta, empuja
más el contenido (bebé), que el continente (visceras), por lo tanto no lesiona tanto el periné
como los que se realizan conteniendo la respiración.
La recta final
Con estos esfuerzos de pujo, la cabeza del bebé va descendiendo por la pelvis de su madre,
rotando y acomodándose a sus diámetros. Hasta que llega un momento en el que alcanza el
suelo del periné, la zona más baja de la pelvis, donde la cabeza empieza a “flexionarse”
hacia el orificio de salida del periné, nuestra vulva.
A esta fase se la llama coronar: el pelo del bebé empieza a ser visible en la vulva de su
madre, aunque con cada contracción, puede que se retraiga para luego volver a aparecer.
Este vaivén permite que la musculatura del periné se vaya adaptando al paso de la cabecita
del bebé, y se vaya abriendo para dejarle paso. Esto es más habitual en el parto del primer
hijo, en los demás el paso suele ser más rápido.
Llega un punto en que no hay marcha atrás, la cabeza se queda fija y en las siguientes
contracciones sale. Es en ese momento cuando las mujeres pueden sentir una sensación
muy intensa de quemazón en la zona de la vulva, lo que se ha dado en llamar el “anillo de
fuego”; la piel del periné se estira al máximo para dejar paso al bebé con la menor lesión
posible.
Hay algunos bebés, especialmente en segundos partos y siguientes, que terminan por salir
por completo en esa contracción, casi como un pez que se escurre entre las manos. Pero
este no es un caso muy habitual. Después de sacar la cabeza suelen empezar a rotar los
hombros, acomodándolos al canal del parto y a la siguiente contracción es cuando termina
de salir. Eso sí, una vez aparecen sus hombros, el resto del cuerpo se desliza rápidamente
detrás, sin apenas presión ni esfuerzo.
¿Qué se siente?
Tu ano, los labios de la vagina y el clítoris te arden, crees que todo se te va a romper… te
sientes así porque tu cuerpo está elástico y caliente para que tu bebé salga. Emitir un sonido
en “A” te puede ayudar. Tu bebé se apoya y abre el ano antes de asomarse por tu vagina.
Puedes tener la sensación de que va a salir por ahí, pero solo está pasando cerca.
Se puede usar la respiración para aliviar la presión que ejerce la cabeza del bebé. Al soltar
el aire imagina, que lo haces por la zona del dolor, así consigues relajar esos músculos.
Sólo tú sabes como te sientes y donde te duele. Prueba a tocar o presionar esa zona y a
moverte de forma que sientas que se reduce ese dolor. A algunas mujeres el expulsivo no
les resulta doloroso si no todo lo contrario: al empujar activamente notan un gran alivio.
La epidural en el expulsivo
Es frecuente que las mujeres con analgesia epidural no perciban las contracciones, y por
tanto no sientan ninguna sensación de pujo, incluso cuando la cabeza del bebé ya ha
descendido por el canal del parto y esté visible. El bloqueo sensitivo provocado por la
analgesia epidural puede ser tan potente, que elimine toda sensación, no solo de dolor, sino
también de otras sensaciones útiles, como la de presión y fuerza. Por ello es importantes
que en los hospitales se vaya extendiendo el uso de epidurales de baja dosis
(walking epidural) que permiten a las mujeres un grado bastante aceptable de alivio del
dolor- aunque no lo eliminen totalmente- sin un excesivo bloqueo motor ni sensorial.
Aunque la mujer no sienta fuertes deseos de empujar, el hecho de notar la sensación de
presión de la cabeza del bebé en el canal de parto es un buen indicativo de cuando es el
momento idóneo para empujar. De otra forma, la mujer depende enteramente de que los
profesionales que la atienden le indiquen cuando tiene que hacerlo.
Duración del expulsivo
Según la “Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal”, del Ministerio
de Sanidad, la duración del expulsivo puede variar en función de la mujer (si es su
primer parto o no), y del uso o no de analgesia epidural, tal y como se refleja en la siguiente
tabla:
Fase pasiva Fase activa Total expulsivo
Primíparas
Con epidural 2h 2h 4h
Sin epidural 2h 1h 3h
Multíparas
Con epidural 2h 1h 3h
Sin epidural 1h 1h 2h
Se observa que el expulsivo suele ser más corto en los segundos partos y posteriores, y que
el uso de epidural alarga el mismo.
No obstante estas referencias son orientativas. Si tanto la madre como el bebé se encuentran
bien, puede esperarse un tiempo antes de recurrir a métodos más drásticos, siempre que se
considere oportuno y la madre lo deseé.
Bibliografía:
"Los últimos minutos de un parto", artículo de "El mundo de Tu Bebé", Blanca Herrera,
Matrona.
"Pujos: ¿Dirigidos o espontáneos?", artículo de "El mundo de Tu Bebé", Blanca Herrera,
Matrona.
Las mujeres deben ser informadas (preferiblemente durante la gestación) de que el manejo
activo de la tercera etapa del parto acorta su duración, disminuye el riesgo de hemorragia
posparto y la necesidad de oxitocina terapéutica.
Sin embargo, aunque en la Estrategia se recomiende esta opción también se hace hincapié
en que debe informarse a la mujer de las dos posibilidades y respetar su decisión si ésta
prefiere optar a esperar a que la placenta se desprenda por sí sola, pues el alumbramiento
espontáneo o fisiológico es una opción si la mujer lo solicita.
Los estudios en los que se basan las autoridades para recomendar el manejo activo, no
especifican todas las características de los casos estudiados. No se sabe si fueron partos en
los que se utilizó o no oxitocina artificial, epidural o si el bebé estaba o no junto a su madre
durante el alumbramiento, cuando todos estos factores influyen enormemente, de una
manera u otra en el alumbramiento.
Existen datos que sugieren que el uso rutinario de oxitócicos incrementa el riesgo de
retención placentaria y por tanto la posibilidad de sufrir hemorragia posparto. El riesgo de
HPP grave es casi el doble (x 1,8) cuando se administra oxitocina y es, además
proporcional a la cantidad administrada. Además la oxitocina sintética inhibe la producción
de la endógena, si es administrada en exceso puede provocar una desensibilización de sus
receptores pudiendo causar atonía uterina (falta de tono y de vigor, o debilidad de los
tejidos orgánicos, particularmente de los contráctiles), que impide que el útero se contraiga
eficazmente.
Por otro lado la epidural puede hacer que al bebé le cueste más agarrarse al pecho y esto
influiría en el alumbramiento retrasándolo, pues al no haber succión del pezón, no se daría
el pico de oxitocina necesario para el desprendimiento de la placenta.
Por último, la presencia del bebé y su interactuación con su madre, el contacto físico y
visual entre ambos, y la succión del pecho, son el estímulo que el cuerpo de la mujer
necesita, para producir la oxitocina suficiente para que se produzca la expulsión de la
placenta. En ausencia del bebé, es normal y habitual, que dicha expulsión tarde en
producirse con el consiguiente riesgo de hemorragia.
No es difícil imaginar que los partos a los que se refieren dichos estudios, hayan sido
altamente medicalizados y que en ellos se hayan producido separaciones de los bebés, por
lo que la recomendación de hacer uso del manejo activo en el alumbramiento, tiene su
razón de ser en que, en el ámbito hospitalario las condiciones no han sido, ni son siempre,
las más adecuadas para el alumbramiento espontáneo. El exceso de manipulación del
proceso, la falta de intimidad y el ambiente frío y luminoso que suele reinar en los
paritorios, y las rutinas que separan a madres y bebés en este momento tan crítico,
dificultan enormemente la producción de oxitocina y por tanto la expulsión de la placenta.
La HPP se presenta en el 3-10% de los partos, según distintos estudios. Los motivos son:
Bibliografía:
Phaneuf, S., Rodriguez-Liñares,B., TambyRaja, RL., MacKenzie, IZ. and López Bernal, A.
(2000) Loss of myometrial oxytocin receptors during oxytocin-induced and oxytocin-
augmented labour. Journal of Reproduction and Fertility, 120 (1), p.91-9.
Más información:
"La placenta, esa gran desconocida"
"Alumbrar la placenta". Revista "El mundo de Tu Bebé", nº 222
Sabremos que el cordón ha dejado de latir porque se queda blanco. Es posible que lo haga
a los tres minutos, a los 7, 11, 15… Suele tardar entre 10 a 30 minutos. Y es posible que si
no la cortamos, después de minutos o incluso una hora vuelva a latir. El mecanismo que
hace que esto sea posible no se conoce debido a la tendencia a cortar el cordón que hace
que no sea posible estudiar dicho fenómeno. Normalmente hasta que no deja de latir no se
desprende la placenta, aunque hay veces que tarda un poco más. Hay que tener en cuenta
que el cordón es parte del bebé, es un ógano que si late es porque está vivo y funcionando y
por tanto desarrollando alguna actividad necesaria para el niño.
¿Cuáles son los beneficios del pinzamiento tardío?
El cordón umbilical no debería ser pinzado antes de que deje de latir porque mientras el
cordón lata, la placenta seguirá insuflando sangre en el cuerpo del bebé. Esta sangre es rica
en nutrientes y proporciona una reserva de hierro al niño. Si no la recibiese el niño tendrá
un déficit de reservas de hierro y puede padecer anemia, motivo por el cual se insta a las
madres a comenzar con la alimentación complementaria muy pronto. Además, es una
excusa perfecta para dejar al bebe sobre su madre, en lugar de cortar-provocar llanto-
separar, y fomentar así el contacto piel con piel desde el primer minuto.
Además retrasando el corte, la placenta sigue con su función oxigenadora del cuerpo del
bebé mientras continúe transmitiendo sangre. Y esto, en el momento inmediatamente
posterior al nacimiento, es un seguro de vida contra la anoxia (falta de oxígeno) postnatal.
Si no se pinza y no se corta podrá seguir proporcionando al recién nacido una segunda
fuente de oxígeno. Sus pulmones pueden tomarse su tiempo para comenzar a funcionar
perfectamente. No será necesario forzarlos, ni hacer llorar al bebé, ni darle un golpe en la
espalda para que respire. Lo hará poco a poco, estando durante esos minutos protegido por
el oxígeno que le sigue llegando. La Naturaleza ha previsto que el nacimiento no suponga
una carrera contra la muerte. Solo hay que dejarla actuar.
Si se tiene paciencia el cordón umbilical se colapsará por si solo (dejará de latir) y una vez
suceda eso si puede pinzarse y cortarse. Si se hace antes puede provocar anoxia y hasta
daños irreversibles por falta de oxígeno cerebral en algunos bebés, sobre todo los que nacen
con sufrimiento fetal agudo y necesitan más que ninguno que la placenta le siga pasando
durante unos minutos sangre con oxígeno. Esto es igual de importante o más en el caso de
los bebés prematuros, que necesitan el aporte extra de oxígeno y toda la sangre llena de
nutrientes y hierro que puedan recibir.
A veces los bebes pueden presentar una coloración rojiza-púrpura profunda. Es provocada
por la policitemia, un trastorno en el cual hay demasiados glóbulos rojos en la circulación
sanguínea. Es el opuesto de la anemia, que ocurre cuando hay escasez de glóbulos rojos en
la circulación. La policitemia también se denomina plétora (aumento excesivo de sangre).
La policitemia se define como un hematocrito venoso mayor de 65% a 70% y se ha
relacionado con secuelas neurológicas. La policitemia leve puede no causar problemas. Sin
embargo, demasiados glóbulos rojos pueden aumentar el volumen o espesar la sangre,
dificultando su circulación por el sistema sanguíneo y los órganos. Los bebés pueden tener
dificultad para respirar y sus corazones y vasos sanguíneos no pueden compensar la
cantidad adicional de sangre. A medida que las grandes cantidades de glóbulos comienzan a
destruirse, se produce una sustancia llamada bilirrubina. El nivel alto de bilirrubina,
llamado hiperbilirrubinemia, puede provocar ictericia, la coloración amarillenta de la piel,
los ojos y las membranas mucosas. En estos casos es conveniente observar la evolución del
bebé, y la aparición de otros síntomas como problemas con la alimentación, letargo o
respiración rápida o dificultad respiratoria. Para eliminar la bilirrubina es conveniente que
el bebé mame a menudo para que haga más deposiciones.
La asociación entre pinzamiento tardío del cordón y la policitemia se originó en un estudio
descriptivo realizado en 1977 por Saigal y Usher, quienes describieron un subgrupo de
recién nacidos que desarrollaron “plétora neonatal sintomática” con varios tiempos de
pinzamiento del cordón umbilical. En 1992 se realizó un estudio clínico aleatorizado y no
se encontraron diferencias en los resultados neurológicos a los 30 meses de seguimiento
entre los niños con antecedente de policitemia neonatal comparados con aquellos sin
policitemia. En la parte más extrema del protocolo, los recién nacidos a término y
prematuros fueron mantenidos a 30 cm. por debajo del introito vaginal y el pinzamiento del
cordón se retardó durante cinco minutos. Ninguno de los prematuros desarrolló policitemia,
pero dos de los recién nacidos a término tuvieron niveles de hematocrito mayores al 70% a
las cuatro horas de vida, uno de ellos se tornó sintomático. Este estudio es el único que
sugiere una asociación entre el pinzamiento tardío del cordón umbilical y la policitemia, y
sus resultados no han sido replicados. Otras causas de policitemia mejor documentadas que
el pinzamiento tardío del cordón son condiciones maternas pre-existentes, tales como
diabetes, pre-eclampsia e hipertensión arterial, que aumentan el riesgo de hipoxia crónica
intrauterina; la eritropoyesis resultante puede producir policitemia al nacer.
Sólo se ha descrito un caso en el que podría haber riesgo de que el bebé reciba más sangre
de la que debiera: en los partos en el agua, si el agua está a más de 37´5 grados y el
trinomio placenta-cordón-bebé están bajo el agua se puede dar lugar a vasodilatación. Sólo
hay un artículo pero no hay investigación al respecto. Se recomienda pinzar a los 5 minutos
o vaciar la piscina por si acaso. Una vez el agua ya no cubre el cordón o está a menos de
37'5 ya no hay riesgo.
Más información:
http://asociacionsina.org/2011/06/04/el-corte-del-cordon-umbilical/
http://www.telecinco.es/informativos/Esperar-minutos-umbilical-recien-
nacido_0_1506449624.html
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000995.htm
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22094494