IMPUTABILIDAD
IMPUTABILIDAD
IMPUTABILIDAD
CAPÍTULO I
1. Imputabilidad
4
Cfr. entre otros autores y obras: PRI�s. La Defensa Social y las Transformaciones del
Derecho Pmal. Trad. Federico Castejón y Martínez de Arizales. Madrid, Hijos de Reus,
eds., 1912, p. 45; l'v,A�Zl�I, Tratad¿ de Derecho Penal. Trad. Santiago Sentís Melendo.
Buenos Aires, EDIAR, editores, t. 2, vol. II, 1948, p. 133; SAt;ER,DerechoPenal, pp. 78 y
ss.; A�TOLISEI, Manual de Derecho Pmal. Trad. Juan del Rosal y Ángel Torio, Buenos
Aires, CTEHA, 1960, pp. 441-444; J"tf:�EZ, DE AsC>1., La L ey y el Delito. 2ª edición, Ed.
Hermes, Buenos Aires, 1954, pp. 351 y ss.; CLELLO CAI.ó�, Derecho Penal. ga edición,
México, Ed. '.\'acional, t. 1, 1961, pp. 360 y ss.; DEL RosAL,Derecho Penal Español. Ma
drid, S.p.i., 1960, t. 1, p. 388; C.\RR\:s;L\ Y TRLJILLO,DerechoPenal Mexicano. 4ª edición,
México. Antigua Librería Robredo, t. 1, 1955, pp. 223-224. Para una interesante con
cepción del albedrío, cfr. Sc:HELER, El Puesto del Hombre en el Cosmos. vol. 165, México,
BEP, SEP, 194 7, pp. 52-53; y Rn:Asfss S !CHES, Tratado General de Filosofía del Derecho.
México, Ed. Porrúa, I ª edición, 1959, pp. 83 y ss. y 91 y ss. Para Maurach, "imputabili
dad y culpabilidad son incompatibles tanto en el estricto indeterminismo como con el
extremo determinismo". Tratado de Derecho Penal. Trad. Juan Córdoba Roda. Barcelona,
Ed. Ariel, 1962, t. 11, p. 97.
• Cfr. MA�Zl�I, Tratailo de Derecho Penal, t. 2, vol. II, p. 130; A�TOLISEI, Manual de
Derecho Penal, p. 446; Ct'ELLO CAI.ú:s;, Derecho Pmal, t. 1, p. 363. En este punto, cabría
afirmar, con BELl�G, "Desde el punto de vista del Determinismo estricto (doctrina de la
falta de libertad en la Yoluntad humana) es inconcebible un Derecho Penal que vincule
la pena a la inculpación de un hombre. Desde tal punto de vista existen sí hombres
peligrosos y medidas preventivas contra ellos; pero no culpa ni retribución. Pero si pres
cindiendo el Determinismo de esa dificultad, considera posible, no obstante, una res
ponsabilidad penal por acciones determinadas, deberá contestar por q1,1é el hacer no
querido del hombre no se somete tambiL·n a pena, y por qué se hacen diferencias en
tre los hombres acerca de la responsabilidad . .., pues si el humano querer no es libre de
ningún modo, el hacer querido y el no querido son, intrínsecamente, de igual valor, y así
también el obrar del enfermo mental no debe valorarse fundamentalmente de modo
distinto que el del mentalmente sano. El Derecho Penal sólo puede por eso construirse
sobre la base del Autodeterminismo (reductible a 'Indeterminismo condicionado o rela
tivo'), ello es, la doctrina según la cual el hombre es libre en el sentido de que ... en él, el
obrar no se explica plenamente por el carácter y los motivos, sino que, además, junto a
éstos, interviene un tercer término consistente en el poder de resistencia existente en el
hombre, que lo capacita para paralizar los motivos de impulsión con contramotivos, ello
es, a elegir y decidirse." Esquema de Derecho Penal. Trad. Sebastián Soler. Buenos Aires,
Ed. Depalma, 1944, p. 32.
Bt:TTIOL, comenta: "El hombre debe haber actuado libremente. He aquí el problema
de fondo del Derecho Penal, sobre el cual están fundados tanto el juicio de culpabilidad
como, y consecuentemente, la institución de la pena retributiva. Donde no hay libertad
no existe culpabilidad; donde no existe culpabilidad no hay posibilidad de pena-castigo,
que es pena retributiva." lstutuzioni di Diritto eProceduraPena/e. Padova, CEDAM, 1966, p. 101.
También es importante tomar cuenta del punto de vista de Rt.c:Asf::s;s S1cHES, quien
sostiene que el hombre es albedrío, �- que el albedrío opera mediante un plus de causa
lidad, en el sentido de que "la decisión del vo no implica una suspensión, ni una excep
ción de las leyes causales de la naturaleza, sino la irrupción en ésta de unas nuevas
causas provenientes del yo, y no contenidas, por ende, en la parte anterior de la cadena
12
JIMÉNEZ DE AsúA, La L ey y el Delito, p. 459.
13Antolisei: Manual de Derecho Penal, p. 439.
14
A este respecto, conviene recordar que según el P. MONTES, la imputabilidad cri
minal es igual a la moral. La diferencia "entre una y otra está solamente en la extensión
objetiva de su contenido: la materia de la imputabilidad moral es todo acto humano, y
de la criminal, únicamente el delito". Cit. DEL ROSAL, Derecho Penal Español, t. II, p. 12.
15
La personalidad psicapática ante el Derecho Penal, en Manual de Prisiones. La Pena y la
Prisión. 2 ª edición, México, Ed. Porrúa, 1980, p. 97.
19
DEL ROSAL, Derecho Penal Español, t. 11, p. 14.
20 Dice DEL ROSAL, recordando a FRANKL, en Derecho Penal Español, t. 11, p. 1 l. La
ausencia de definiciones en los códigos "revela hasta qué punto es complejo el problema
y cómo los legisladores·, con un criterio utilitario y práctico en extremo, han recurrido a
un cómodo expediente, tomando el problema por su faz negativa, lo cual da a entender
que por este lado la cuestión puede resolverse ... con lo que se sitúan en una dirección
de más sencilla eficacia, ya que el orden penal presume que sus preceptos son destinados
a seres 'normales', y sólo cuando decae esta 'normalidad', en el caso concreto, se señala
en las disposiciones vigentes los supuestos en los cuales la actividad del individuo es
'extraña' al mismo, trayendo, como consecuencia, la ausencia de culpabilidad". Ídem, t. I,
pp. 390-391.
21 Vo
N LISZT, Tratado de Derecho Penal, t. 11, pp. 399-400.
22 VELA TREVIÑO, Culpabilidad e Inculpabilidad, Teoría del Delito, p. 35.
23
Para una referencia histórica de este problema, principalmente en los desenvolvi
mientos de los antiguos juristas italianos (Bo�IFACIO DE VITALl�IS, FARl�ACCIO, BARTOLO,
Ll llo\·1co C.\RERIO. TiR.\(!l r.LLO), Cj1·. M.\�/1�1, Tratado de Derecho Pena/, t. 2, vol. Il,
pp. !63 y SS.
24 En efecto: "El principio fundamental, que debe regir la teoría de las actiones libe
rae in causa, es ... (que) el criterio de causalidad no exige la permanencia del dolo
respecto a todo momento del proceso productor del delito ... es ... necesario que el
dolo mismo acompañe a un momentc> cualquiera de la ejecución ..." MA:s:z1:-;1, Tratado
de Derecho Penal, t. 2, vol. II, p. 168.
25 CA\'.\LLO, cit. Porte PETIT, Programa de /,a parte general del derecho penal, p.398. Para
SAL ER, "el querer y el obrar forman un todo conexo, de manera que el dolo
actúa también hasta la comisión del hecho; el autor divide su querer y obrar sólo exter
namente en dos actos, para liberarse de la responsabilidad; es decir, es simultáneamente
autor mediato imputable, e instrumento inimputable".Derecho Penal, p. 145.
26
Cfr. Porte PETI r, Programa de la Parte General del Derecho Penal, núm. 130, p. 396.
27 ANTOLISEI, Manual de Derecho Penal, pp. 450-451. MANZIKI, entre otros autores,
considera excesivo pensar que la actio libera in causa pueda tener supuesto culposo.Cfr.
Tratado de Derecho Penal, t. II, vol. 2. núm. 30, p. 175.
" CUELLO CALÓN, Derecho Penal, t. 1, p. 368. El artículo 35 del Código Penal griego
2
engloba las actiones liberae in causa que desembocan en delitos culposo o doloso. En
efecto, el aparte I de dicho precepto estipula: "Un acto perpetrado en estado de tras
torno de conciencia se reputa cometido intencionalmente, cuando la decisión de reali
zarlo se tomó por el autor mientras se encontraba en estado psíquico normal, habién
dose colocado él mismo en la situación de trastorno de conciencia a fin de llevarlo a
cabo." Y en cuanto a la culpa, el aparte 3 del propio artículo previene: "Un acto se
imputa a su autor como delito por imprudencia si aquél ha previsto o podía prever que
una vez en estado de trastorno de conciencia le sería posible come.terlo." También con
tiene régimen sobre este punto el Código Penal portugués, cuyo artículo 50 estatuye:
"La privación voluntaria y accidental del ejercicio de la inteligencia, incluida la embria
guez voluntaria y completa, en el momento en que se comete el hecho punible, no
destruye la responsabilidad penal, aun cuando tal privación no haya sido provocada con
la intención de realizarlo, pero constituye una circunstancia atenuante de naturaleza
especial ..."
3. Inimputabilidad
4. Minoridad
34 jlMF,NEZ DE AsúA, La L y el Delito, pp. 366-367; cfr. DFL ROSAL, Derecho Pma/
ey
Español, t. 1, p. 395. Fü!'JTÁN BALESTRA describe así estos criterios: "a) Psiqu iátrico puro: la
inimputabilidad está determinada por la existencia de una anomalía psíquica. De ese
modo, la pericia médica da el elemento de juicio fundamental para decidir. b) Psicoló
gico: no basta la existencia de la alienación; es necesario precisar, además, si ella impide
al sujeto conducirse normalmente. e) Psiquiátrico-psicológico�jurídico: la anomalía psíquica
ha de impedir al sujeto comprender la criminalidad del acto, noción jurídica". Derecho
Penal. Introducción v Parte General, p. 183.
35
En efecto, como CARRANCÁ v TRUJILLO enseña, "la edad tiene incuestionable impor
tancia, que siempre se le ha reconocido. Ella es prisma que centra su espectro sobre la
imputabilidad. Infancia, juventud y vejez pueden ser analizadas mirando a la imputabili
dad de los sujetos". Derecho Pmal Mexicano, t. 11, p. 277.
36 Por supuesto, la especial consideración penal de la minoridad no es cosa de nues
tros días. En otro trabajo nuestro (El artículo 18 constitucional: prisión pTPvmtiva, sistema
penitenciario y menores infractores. UNAM, México, 1967) recordemos cómo en el derecho
romauu de las XII Tablas, según referencias de Aulo GEI.10 y DF PLI!'-110, la impubertad
del delincuente entraba en juego, en ciertos casos, disminuir la sanción, dejándola al
arbitrio del pretor. El derecho clásico distinguió entre infans, admodum impubes o proximus
infatiae, yproximus pubertati, con diverso tratamiento penal en cada caso. Los tres términos,
reducidos a dos en tiempo de Teodosio, fueron restablecidos por los glosadores, en el siglo
XI. En la época de Antonino el Piadoso se atendió progresivamente a la máxima malitia
supplet actatem, y bajo el procedimiento extraordinario se aceptó, al decir de ARCADin
CHARISIUS y CALíSTRATO, la anlicación del tormento al menor, en algunas hipótesis.
Las leyes bárbaras eximieron al menor delincuente del pago del fredus, pero no del
faidus. Las costumbres de NYEL, GtzAINCOL:RT, EPERLACQl'.f. y ÜCG:S.lf.S, la carta de esta
blecimiento de la comuna de AMIENS y el jurista André HoRNES, en su "Espejo de Justi-
cia", hacen responsable al guardián del menor por los delitos cometidos por éste. Cuando
por razón de minoridad el delincuente está,exento de juicio (y en todo caso los menores
lo estaban de juicio de Dios y duelo judicial, en fuerza de la igualdad de condiciones
exigidas por el régimen acusatorio), el conde o aun la víctima podían sancionar a aquél,
del modo que lo harían un padre o un tutor. La C.C.C., en 1530, aceptó la excusa de
edad, salvo que se hubiese obrado con discernimiento. Mouyart DE VoUGLANS Y JoussE
sostuvieron la irresponsabilidad penal de impúberes y menores, por falta de dolo. Por
otra parte, se acusó cierta tendencia a elevar el límite de minoridad penal y a disminuir
la intensidad de las penas impuestas a los menores o sancionarlos con medidas menos
severas o penas especiales. La cuestión de responsabilidad penal en función del discer
nimiento quedó replanteada en el Código Penal francés de 25 de septiembre - 6 de
octubre de 1791.
37
Cfr. El Derecho Protector de los Criminales. Madrid, t. 1, 1915, Lib. Gral. de Victoriano
SUÁREZ, t. I, 1915, pp. 219 y ss. Dice que "el derecho penal ha quedado proscrito o
radicalmente cambiado -como se quiera- con relación a la delincuencia juvenil . .. " Ídem, p.
224. En su discurso ante el Primer Congreso Nacional de Derecho Penal, GAR<;:ON expresó
(Rev. Pénitentiaire, 1905): "El niño ha salido del Derecho Penal." Cit. NILLUS,La Minorité
Pénale dans la Légi,5/ation et la Doctrine du XIX e Si'ecle, en Le Probleme de l'Enfance Délinquante.
Institut de Droit Comparé de l'Université de Paris, Paris, Lib. du Recueil Sirey, 1794.
p. 104.
38
Con frase lapidaria, JIMÉNEZ DE AsúA sostiene que "al iuspenalista no le interesa (la
minoridad penal), puesto que el niño ha salido para siempre del Derecho punitivo". La
Ley y el Delito, p. 3 36. Y CARRANCÁ Y TRUJILLO, "Modernamente ya no se discute la
completa eliminación de éstos (los menores) de la ley penal." Derecho Penal Mexicano, t.
11, p. 279. MANZINI señala que "el precepto penal presupone en la persona a la que está
dirigido .. . una facultad de determinación y de inhibición, que es propia solamente de
la psiquis desarrollada, porque precisamente con el progreso de la evolución mental
crece cada vez más la complejidad de la conciencia humana y, con ella se multiplican las
inhibiciones de los impulsos. Análogamente debe decirse respecto a la sanción penal, 1 · a
cual presupone una madurez psíquica suficiente para asumirla entre los motivos de las
determinaciones, y para sentir su efecto característico". Tratado de Derecho Penal, t. 2, vol. 11,
p. 375.
Entre otras legislaciones, la italiana ofrece un claro ejemplo de imputabilidad dismi
nuida y condicionada en razón de la edad. Así, existe presunción absoluta de inimputa
bilidad en favor del menor de 14 años. Para el mayor de 14 años y menor de 18, se
atiende a si hubo capacidad de entender y de querer. Si las hubo y existe, pues, imputa
bilidad, la pena correspondiente sufre una atenuación. Desde luego, las medidas de
seguridad no quedan excluidas en ninguna de las dos hipótesis (artículos 97 y 98 del
Código Penal).
En otros lugares aludiremos a la legislación espeáfica sobre menores infractores. So-
5. Sordomudez
42
Frente al problema de los menores infractores, lo primero que se advierte es una
generalizada anarquía terminológica, a más de la ausencia de una defini..:ión unánime
mente aceptable sobre aquel concepto. Esto es consecuencia de la gran diversidad de
criterios que los derechos nacionales sustentan acerca de lo que es la llamada "delin
cuencia infantil y juvenil". Cfr. Naciones Unidas: La prevención de la delincuencia de meno
res. ·"Rel'ista Internacional de Política Crimina/'", núms. 7-8, 1965 (STtSOA/Ser.M/7-8), pp.
186-187 y 253; asimismo, cfr. Naci,mes Unidas: Informe de la secretaría. Primer Congreso
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente. Nueva York, 1956, p.85. El
problema definitorio adquiere mayor complejidad cuando entran en juego nociones ta
les como "predelincuencia" y "delincuencia potencial". Fuera ya del campo de la inimpu
tabilidad, pero colindando con éste, la cuestión definitoria se reproduce al hablar de
"adultos jóvenes delincuentes", de los que simplemente se dice que constituyen un
grupo "compuesto de individuos que apenas tienen edad suficiente para ser excluidos
de la categoría de los menores delincuentes". Naciones Unidas: Adu/Josjóvenes Delincuen
tes. Nueva York, 1965, p. 7.
43
CARRARA, Programa de Derecho Criminal, vol. 1, p. 175. El problema de la imputabi
lidad del sordomudo se debe analizar a la luz de las siguientes consideraciones: "El
defecto formativo, e instructivo a la vez, producido por el deficiente medio de captación
de conocimientos, que representa el sordomudo comparado con la amplia panorámica
informativa del ser normal, habrá de refluir en la imputabilidad. Y si ésta es, sin género
de duda, la conciencia y la libertad de decidir, se verán eliminadas en personas aqueja
das de este defecto, que tanta repercusión ejerce en las facultades volitivas e intelectua
les, ya que buena parte de autores estiman que la sordomudez obedece a una lesión
cerebral ... La inimputabilidad del sordomudo proviene, por tanto, de la deficitaria
inteligencia." DEL ROSAL, Derecho Penal Español, t. 11, p. 34.
" Es por ello que la transcrita afirmación de C,\RRAR,\, amplia en exceso, sólo parece
atendible a CARRANCÁ Y TRCJILLO "cuando se aplica al sordomudo de nacimiento; este
tipo de sordomudez emparenta con el retraso mental, cuando no con la idiotez". Código
Penal anotado, p. 222.
La relativa eximente española (artículo 8, 3° ) ampara al "sordomudo de nacimiento o
desde la infancia que carezca en absoluto de instrucción". C L'ELLO C,,1.1,(J:--; la critica: "La
solución más justa, y también la más conveniente desde el punto de vista de la protec
ción social, hubiera sido someter en todo caso al sordomudo delincuente a un examen
mental y moral y, según sus resultados, proclamar su responsabilidad, su irresponsabili
dad o su responsabilidad atenuada." Derecho Penal, t. I, p. 454.
Son interesantes, al respecto, las soluciones de otros códigos extranjeros. Así, el artí
culo 55 del alemán resuelve la inimputabilidad absoluta cuando el sordomudo "ha su
frido un retardo en su desarrollo mental que le impide discernir el carácter ilícito del
acto o actuar conforme a tal discernimiento" (parágrafo l ); en cambio, la pena se reduce
cuando sólo se encuentra disminuida, asimismo, la imputabilidad (parágrafo 2); y de ello
se sigue que no existe tratamiento penal especial para el sordomudo imputable. El có
digo griego sólo establece inimputabilidad absoluta (por falta de la "capacidad mental
necesaria para comprender el carácter injusto de su acto y actuar en consecuencia") y
disminuida (en todos los demás casos): artículo 33. Al igual que en el texto alemán, en el
Código Penal italiano la sordomudez puede desembocar en inimputabilidad disminuida
o Ímputabilidad plena, según que el sujeto carezca de capacidad de entender o de querer, la
posea muy reducida o la presente en grado normal, respectivamente (artículo 96).
8. Personalidad psicopática
La idea de una perturbación o aberración en la valoración o en el
manejo del comportamiento, desde el punto de vista ético, se halla
vinculada, por el análisis de la moral insanity o locura moral, a la tesis
lombrosiana del tipo criminal o delincuente nato. 57 La evolución de
este concepto ha arribado a la personalidad psicopática, cuyo examen
interesa desde la perspectiva de la imputabilidad.
En un trabajo espeáfico hemos analizado diversas caracterizaciones
de dicha personalidad,58 a la que se ha definido como "una personali
dad anómala que posee una disarmonía intrapsíquica congénita, por la
cual episódicamente presenta reacciones desequilibradas: afectivas, ca
racterológicas y temperamentales; es una personalidad predispuesta a
cometer conductas antisociales y delictuosas, que proporcionan en oca
siones al sajeto sufrimiento y angustia, y perturban al medio ambiente
social en que se desenvuelve". 59
En síntesis, la revisión de diversas exposiciones nos ha llevado a con
cluir: "parecería claro que el psicópata, que conserva limpia la inteli
gencia, puede conocer el deber, es decir, saber que una norma existe y
confrontar con ella su propio comportamiento; no podría, en cambio,
determinar su conducta conforme a este conocimiento, puramente
formal: impulsos irresistibles mueven su conducta: carece de la posibi
lidad de determinarse con autonomía y de resistir. Sería, pues, un
inimputable" .60
Algún autor distingue entre los psicópatas o perversos alienados,
cuya perversión es sólo síntoma de la enajenación, que resultan inim
putables por fuerza de esta última circunstancia; y aquellos otros cuya
perversión aparece sola o muy predominante en la esfera afectivo-
57
En efecto, conforme al resumen que hace Paul N AKE, "el delincuente nato es idén
tico al loco moral, con base epiléptica, explicable por atavismo y con un tipo físico y
psicológico especial". Cit. JIMÉNEZ DE AsCA, La Ley y el Delito, p. 54. En el mismo sentido,
Bernaldo DE QUIRóS sostiene que locura moral, epilepsia y atavismo son la triple base
sobre la que descansa la tesis lombrosiana. Cfr. Criminología. Puebla, Ed. Cajica, 1948, pp.
62, 71 y 99.
58
En La personalidad psicopática ante el Derecho Penal, en Manual de Prisiones. La Pena y
la Prisión, pp. 94 y ss., revisamos las caracterizaciones, con su consecuencia penal, que
aportan N OYES Y KoLB (Psiquiatria Clínica Moderna. Trad. Leopoldo Cha_goya Beltrán. La
Prensa Médica Mexicana, 3ª edición, México, 1966, p. 556), N ERIO RoJAS(Medicina Legal.
ga edición, Buenos Aires, Ed. El Ateneo, 1966, pp. 381-382), QCIROZ CL'ARqN(Medicina
Forense, p. 677). RAMÓN DE LA FL'DITE(Psicología Médica. 13ª edición, México, Fondo de
Cultura Económica, 1974, pp. 217-218) y PATIÑO ROJAS Y H CESCA LAGt.:NES(Lapersonalidad
psicopática, en "Derecho Penal Contemporáneo", 1965, núm. 9, pp. 66 y ss.). Cfr.. , asimismo,
MARCHIORI, Personalidad del Delincuente. México, Ed. Porrúa, l ª edición, 1978, pp. 1 y ss.
59
LIMA MALVIDO, La Personalidad Psicopática. México, 1976, p. 39.
66 GARCÍA RAMíREZ, La Personalidad psicopática ante el Derecho Penal, en Manual de Pri
siones. La Pena y la Prisión, p. 97.
9. Tratamiento procesal
Es propósito de este trabajo presentar el tema sustantivo de la impu
tabilidad y la inimputabilidad, no sus consecuencias procesales. Em
pero, no podríamos soslayar la necesidad de un enjuiciamiento especi
fico para inimputables, habida cuenta de que estos, carentes, como lo
están, de capacidad de entender y de obrar, sea por disposición abso
luta de la ley (menores de edad), sea por enfermedades o limitaciones
efectivas (sordomudo y ciego inimputables, trastornado mental per
manente; el trastornado mental transitorio, lúcido al momento de la
persecusión procesal, puede ser sometido al enjuiciamiento ordinario),
no han de ser sujetos al mismo procedimiento que los imputables: en
efecto, los actos de éste les son extraños e inaccesibles; para ellos el
proceso ordinario deviene un drama grotesco, sin sentido.
Entre nosotros, el juzgamiento de inimputables suscita cuestiones di
fíciles. 62 El relativo a menores se halla resuelto por la ley que crea el
Consejo Tutelar del Distrito Federal,63 con sus equivalentes en los Es
tados y su correspondiente federal. Por lo que toca a enfermos menta
les, sólo el Código Federal de Procedimientos Penales contiene una
regulación específica, que ignora, en cambio, el relativo Código co
mún. 64
61 En este sentido, con apoyo en una clasificación de NERIO ROJAS, cfr. FoNTÁN BA
LESTRA, Derecho Penal. Introducción v Parte General. pp. 185-186.
62
Cfr. CARRIÓN TIZCAREÑO, Problemática de la Inimputabilidad en el Proceso Penal, I ª
edición, México, 1976.
63 En torno a este ordenamiento, cfr. GARCÍA RAMíREZ, Legislación Penitenciaria y Co
rreccional Comentada. México, Cárdenas. Editor y Distribuidor, I ª edición, 1978, pp. 271
y ss.; y Curso de Derecho Procesal Penal. 3ª edición, México, Ed. Porrúa, 1980, pp. 621 y ss.
64 Cfr. GARCÍA RAMÍREZ, Curso de Derecho Procesal Penal, pp. 637-639.
69 Cfr. BERISTÁIN, Medidas Penales en Derecho Contemporáneo. Madrid, Reus, S.A., 1974,
pp. 76 y ss. ZAFFARONI, que sigue a SOLER, escribe, "En cuanto a las medidas que se
aplican a sujetos que al momento del hecho se hallaban en estado de incapacidad psí
quica de delito, son medidas administrativas que sólo son procesal y jurisdiccionalmente
penales, pero en modo alguno son materialmente penales. Estas medidas no pueden
llamarse 'sanciones', porque no son la sanción a ninguna conducta". Tratado de Derecho
Penal. Buenos Aires, EDIAR, 1980, p. 102.
70
BERISTÁIN, advierte: "Estas medidas inciden cada día con más frecuencia y profun
didad en los derechos elementales del hombre y en los puntos claves del Derecho Penal.
Sin embargo, la teoría y la legislación de las medidas no alcanzan todavía un nivel cientÍ·
fico suficiente, y presentan abundantes lagunas, problemas y contradicciones. Quienes
llevan a cabo la aplicación práctica de las medidas, carecen, a veces, de los medios indis
pensables, y por ellos producen resultados negativos". Medidas Penales en Derecho Contem·
poráneo, p. 27. Las Terceras Jornadas Latinoamericanas de Defensa Social (México,
1979), se pronunciaron contra las leyes de peligrosidad predelictual.