Procesos Psicológicos Básicos
Procesos Psicológicos Básicos
Procesos Psicológicos Básicos
Ordóñez Morales
(Comps.), Revisión del Estado del Arte del conocimiento en Psicología. Publicado como Documento de
trabajo. Publicaciones de la Pontificia Universidad Javeriana. Cali.
El estudio de los procesos psicológicos básicos constituye una de las áreas más transitadas dentro
de la Psicología científica contemporánea, pues constituye el proyecto de la Psicología para
ofrecer una explicación sustantiva de la comprensión humana. Así mismo, es uno de los mejores
puentes para establecer relaciones interdisciplinarias con otras disciplinas, que persiguen el
mismo objetivo de comprender lo mental en otros niveles. Es preciso decir también que el
estudio de los procesos psicológicos básicos, a pesar de tener una historia tan larga como la de la
Psicología misma, ha sido el territorio de un enfoque que durante los últimos sesenta años ha
tenido la última palabra en lo que a procesos de conocimiento se refiere. Estamos hablando del
enfoque cognitivo y de sus modos de entender el proyecto experimental de la Psicología en la
actualidad. En lo sucesivo, se adopta el marco cognitivo para hacer esta revisión, para lo cual se
requiere una breve definición de lo que entendemos por cognición.
Las universidades más importantes del mundo ofrecen estudios en Psicología o ciencia
cognitivas (Ochoa & Uribe, 2003). El estudio sistemático de los procesos psicológicos básicos se
encuentra bien establecido y ubicado a lo largo de los ciclos de formación, en distintos niveles de
profundidad y alcance de sus contenidos. En Ibero-América las asignaturas que con mayor
frecuencia se encuentran en esta área son percepción y sensación, lenguaje, memoria,
razonamiento y resolución de problemas. El panorama es similar en cualquier universidad en
*
Los contenidos relacionados con la neuropsicología y las neurociencias y sus relaciones con el área de los procesos
psicológicos básicos fueron elaborados conjuntamente con la profesora María Cristina Quijano y el autor.
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Debido a que el enfoque cognitivo constituye la tendencia más prometedora y fructífera con
respecto a la comprensión y explicación del comportamiento humano, el espectro de sus
impactos y aportes resulta bastante amplio. Hay que decir que, como los demás campos que son
objeto de la revisión en este informe, un estado del arte del conocimiento actual en el área de los
procesos psicológicos básicos exigiría un compendio que superaría el millar de páginas para
abordar el tema con profundidad.
Dentro del panorama de los estudios perceptivos en Psicología, sobresale uno que es clave para
otras áreas de la Psicología, a saber, el desarrollo perceptual, un área relativamente
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independiente de los estudios cognitivos sobre la percepción que se enfoca en el estudio de los
proceso perceptuales en los bebés (Miller, 1993). Desde los años 70 esta área ha arrojado
evidencia sobre las capacidades tempranas del recién nacido. Este marco es fundamental porque
ha permitido avanzar en las respuestas a algunas de las preguntas cruciales para la Psicología del
Desarrollo, a saber, el debate naturaleza o crianza y el hecho de que los procesos perceptuales
tempranos son fundamentales para abordar otros procesos cognitivos de los recién nacidos tales
como el razonamiento y la categorización.
Entre las teorías del desarrollo perceptual se han destacado las que se basan en supuestos
empiristas, que plantean que la percepción es directa y que como tal debe ser explicada sin hacer
mención a procesamiento de la información ni a un nivel representacional. El trabajo de James. J.
Gibson y Eleanor Gibson recoge los principales supuestos de esta teoría. En primer lugar se trata
de una perspectiva que enfatiza el papel adaptativo que cumple la percepción en el desarrollo
humano y por esta razón sus autores la consideran como un enfoque “ecológico” (Gibson, 1979).
Entre las más recientes aproximaciones al desarrollo temprano que se derivan de esta perspectiva
gibsoniana habría que señalar los trabajos de E. Spelke (1990, 1991), aunque sin embargo,
también habría que decir que estas últimas aproximaciones otorgan un papel fundamental al
conocimiento innato, lo que supone una interesante variación en el enfoque gibsoniano. También
persisten las perspectivas constructivista, aunque bien influenciadas por tesis innatistas (para
estar a tono con los 90). Algunos autores asumen que los bebés le dan un sentido a la
información a través de la interacción con el medio y una autora reconocida con importantes
trabajos en el área es R. Baillargeon, quien plantea en sus trabajos con bebés que los
mecanismos innatos se ven complementados por mecanismos de aprendizaje determinados.
Una muy breve y apretada muestra de este fértil campo de estudios está representada por
estudios sobre el conocimiento físico del bebé (Spelke, 1990, 1991; Baillargeón, 1986, 1987,
1994; Aguiar & Baillargeón, 1999); la percepción del espacio (Muir, Humphrey & Humphrey,
1994), la percepción de la unidad del objeto (Johnson, 2001), reconocimiento de la voz de la
madre, incluidos los experimentos de succión no nutritiva (deCasper & Fifer, 1980; Werker &
Desjardins, 1995), el reconocimiento mediante el olfato (Rodríguez et al., 1984; Lipsitt, Engen &
Kaye, 1963), la percepción gustativa (Crook & Lipsitt, 1976; Desor, Maller & Andrews, 1975),
el reconocimiento del rostro (Meltzoff & Moore, 1977), la percepción táctil (Rochat, 1987), y
estudios más clásicos sobre percepción visual en el bebé que profundizó en la discriminación
visual con los trabajos de Fantz y sus innovadoras técnicas de preferencia visual espontánea
(Fantz, Ordy & Udelf, 1962; Puche Navarro, 1993), las habilidades del bebé para hacer un
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seguimiento de objetos móviles en el espacio (Aslin, 1981), la exploración visual (Melson &
Fogel, 1982) o la percepción intermodal en sus diferentes combinaciones (Bahrick, 2000;
Morrongiello, Fenwick & Chance, 1998; Meltzoff & Borton, 1979). Como se dijo anteriormente,
los niños pueden percibir esa diversidad de estímulos, pero también pueden interpretarlos para
hacerse a una idea del mundo circundante bastante compleja. Son ya famosos los estudios sobre
percepción de patrones visuales (Fantz, Fagan & Miranda, 1975), percepción del rostro (Sherrod,
1979; Kuchuk, Vibbert & Bornstein, 1986; Fisher et al, 1981), percepción de la profundidad,
entre los que se destaca el experimento del “acantilado visual” realizado por E. Gibson (Gibson
& Walk 1960; Bower, Broughton & Moore, 1970)
1
Boring (1974) hace un interesante análisis histórico del surgimiento de este campo de estudio, de la mano del
psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus (1885/1960).
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organizado ese conocimiento en la memoria, lo que supone una relación estrecha con otro de los
procesos básicos fundamentales, a saber, la categorización2.
Como intentamos mostrar a lo largo de esta revisión, la memoria como los demás procesos
cognitivos (básicos y superiores) se desarrollan y la investigación empírica a mostrado en este
caso, diferencias consistentes en la velocidad con la que la información es procesada, y esto en
función de la edad (Kail, 1986, 1988, 1994). Este punto de interesante, toda vez que muestra la
influencia que tiene el desarrollo en el funcionamiento de los procesos de la memoria y la
manera como puede llegar a determinar el conocimiento que se adquiere y que se almacena en la
memoria a largo plazo (Piaget & Inhelder, 1972)3.
El estudio de los aspectos del desarrollo que influyen en la memoria es uno de los tópicos que
caracteriza la década de los 80 y 90 y que seguramente tendrá algunos resultados reveladores con
la contribución que pueden hacer las neurociencias con datos más precisos que los que tenemos
disponibles hasta ahora.
¿Qué define la cognición en relación con estos tópicos?. La noción clásica abordó estos procesos
superiores de una manera radicalmente distintas a la de las décadas anteriores, cuando a
mediados del Siglo XX surgió el paradigma simbólico computacional. En síntesis y respecto del
razonamiento y la solución de problemas, la tesis central de este enfoque consiste en afirmar que
la actividad mental involucrada en estos procesos consiste en una manipulación de
representaciones, o símbolos4. Pensar, razonar, resolver problemas (y de igual manera los
procesos que esto supone: conocer, aprender, relacionar, recordar, entre otros) significa
computar representaciones, o lo que es lo mismo manipular conocimientos a través de procesos y
mecanismos mentales que hacen que esos conocimientos o representaciones del mundo que están
guardadas cambien.
Bruer (1994) ha ofrecido un ejemplo claro para mostrar cual es el sentido que tiene concebir la
mente como una manipulación de representaciones a través de mecanismos u operaciones
mentales. Él compara la aritmética (que prototípicamente supone hacer cómputos sobre
símbolos, a partir de operaciones) con la idea general de procesamiento de información en la
cognición computacional. En la aritmética hay dos tipos de símbolos: las cifras o números que
son el contenido en aritmética, y los signos que representan las operaciones básicas (+, −, x, ÷),
2
Queremos señalar de todas formas que algunos autores sostienen que la distinción entre esos tres tipos de memoria
no es muy clara y llaman a la producción de una mayor base empírica para sostener esos planteamientos (Baddeley,
1984; Craik & Levy, 1976; Wicklegren, 1973).
3
Además del desarrollo, se han estudiado otros factores que pueden determinar la organización del conocimiento en
la memoria, tales como la instrucción y el aprendizaje. Por ejemplo el psicólogo Agnus Gellatly, concibe la memoria
como una habilidad que puede ser aprendida mediante una instrucción particular (Gellatly, 1986).
4
En Psicología cognitiva, un símbolo es un objeto mental que representa o reemplaza a otro objeto o evento del
mundo. Así, un símbolo puede ser un concepto, una imagen, una creencia. Desde esta perspectiva, las
representaciones son estructuras simbólicas que construimos para codificar nuestra experiencia, procesarla y
almacenarla, son nexos simbólicos entre el mundo externo y el mundo mental.
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el cómputo se da cuando las operaciones se aplican a las cifras ateniéndose a ciertas reglas que
están definidas según la operación de la que se trate (es decir hay algoritmos específicos, como el
algoritmo de la suma por ejemplo, que indican qué procedimientos seguir y cómo aplicar cada
operación). De esta forma, cuando las operaciones se aplican a determinadas cifras se generan
otras cifras y es posible generar un infinito número de cifras a partir de cuatro operaciones
básicas. Así mismo, al combinar unas operaciones con otras a una determinada cantidad de cifras
es posible dar lugar a operaciones más complejas. Razonar y resolver problemas como procesos
superiores, estarían basados en este tipo de procesamiento.
En la teoría del procesamiento de la información, la idea es la misma que se puede explicar con
la aritmética. En la mente hay contenidos, que está expresados en representaciones (tales como
conceptos, imágenes, esquemas y conocimientos en general) y los mecanismos, procesos o
herramientas mentales (reconocimiento, categorización, memorización, recuperación,
codificación, percepción, atención, inferencia, hipótesis entre muchos otros) que representan las
operaciones a partir de las cuales se producen nuevos conocimientos o se transforman los
existentes. El cómputo sobre representaciones se da cuando las operaciones o mecanismos
cognitivos se aplican a los conocimientos o representaciones existentes, ateniéndose a ciertas
reglas o restricciones que están definidas según el sistema del que se trate. Es decir en
percepción por ejemplo existen algunos principios para percibir los estímulos que restringen el
tipo de procesamiento que se puede ejecutar, en memoria hay limitaciones estructurales que
limitan la capacidad de procesamiento (Miller, 1956).
aproximaciones al pensamiento científico revelan convergencias sobre los aspectos claves de los
procesos de razonamiento, lo que permite esperar a que dentro de algunos años surja una teoría
general de la cognición.
Esta limitación es crítica para casi todos los procesos de los que se ocupa la Psicología cognitiva,
pero es particularmente dramática en lo que respecta a la descripción y explicación del
pensamiento científico en los seres humanos. Sólo hasta la década del noventa fue claro que
empezaban a surgir modelos que integraban aspectos sustanciales de la comprensión científica
tales como los mecanismos de procesamiento y análisis, habilidades y destrezas generales y de
conocimiento específico, que hasta finales de los setenta no aparecían. Zimmerman (2000) ha
presentado una revisión que muestra claramente como la Psicología cognitiva ha identificado
características, y destrezas independientes entre sí, aplicables a ciertas y determinadas formas de
pensamiento científico, que no alcanzan a mostrar esta forma de pensar en dominios muy
amplios.
Es mucho lo que se ha avanzado en las últimas décadas en relación con la comprensión que
tenemos de los procesos mentales, y en particular de los procesos psicológicos superiores.
Gardner (1988) también afirma que hay otros dos aspectos del enfoque cognitivo (la analogía
mente-computador, y la falta de atención a variables contextuales o afectivo-emocionales) que lo
caracterizan, aunque el desarrollo posterior de la ciencia cognitiva, ha mostrado que no
necesariamente forman parte del núcleo duro, y no han estado libres de las críticas ni de las
reformulaciones (Varela, 1991; de Vega, 1998).
Esos nuevos acercamientos a la resolución de problemas y al razonamiento (incluso para ser más
precisos se podría decir “razonamiento científico”) han adoptado, ya no el formato de las
proposiciones abstractas y formales característico de los enfoques de procesamiento de
información, sino un formato más realista. Se habla de conocimiento representado a partir de
40
Como hemos presentado en otro texto (Puche & Ordóñez, 2002), el panorama resultante de las
nuevas investigaciones sobre razonamiento y resolución de problemas en niños es alentador. Las
propuestas teóricas han recuperado el uso que los niños hacen de diversas herramientas
cognitivas, centrales para el desarrollo del razonamiento científico. Ampliamente documentadas
y estudiadas a partir de diseños novedosos y controlados, han emergido pruebas sobre la
competencia temprana para formular hipótesis (Karmiloff-Smith & Inhelder, 1974; Ruffman,
Perner, Olson & Doherty, 1993; Schauble, 1996; Sodian, Zaitchik & Carey, 1991), diseñar
experimentos (Chen & Klahr, 1999; Kuhn, Amsel & O´Loughlin, 1988, Penner & Klahr 1996),
por no citar sino los más representativos. Si bien es cierto que no se ha hecho un intento
significativo por mostrar como operan esas herramientas conjuntamente, en el marco de una
resolución de problemas, si hay una amplia literatura que da cuenta de itinerarios de desarrollo
para cada una de ellas, o sobre las relaciones entre ellas.
Para finalizar esta revisión, habría que decir que el impacto de estas investigaciones recientes en
áreas afines como la educación, es fundamental para mostrar la pertinencia de la indagación
cognitiva. Desde una perspectiva integral esta exploración de la mente humana y la visión de la
ciencia en su conjunto, revela ser un objetivo primordial por ejemplo para la educación científica
de las nuevas generaciones.
Se podría decir que son ideas de sentido común, pero lo cierto es que aparecen incluso en los
textos de reconocidos e influyentes psicólogos a lo largo y ancho del mundo. Para tomar un
ejemplo ilustrativo, K. Holyoak, un prestigioso psicólogo cognitivo, define la Psicología como la
ciencia “que investiga la representación y el procesamiento de información por organismos
complejos” (Holyoak, 2001). Conclusiones de esta naturaleza implican adoptar una posición
reduccionista (Brown, 2002) que impide dimensionar la cognición dentro de un marco más
realista, pero sobre todo porque hace olvidar que el procesamiento de la información muestra,
desde hace por lo menos tres décadas, señales de debilidad y crisis que están obligando a
revaluar los proyectos y las esperanzas que se pusieron inicialmente en este enfoque (de Vega,
1998). En la actualidad, esto resulta claro para quienes desde las neurociencias cognitivas o la
inteligencia artificial, han encontrado evidencia sobre tipos de procesamiento y tipos de
conocimiento que no caben dentro del esquema propuesto por la Psicología de procesamiento de
información. Por lo tanto, se perfilan nociones no restrictiva de la Psicología cognitiva para la
siguiente década, mucho más amplia y que aborda el análisis de los procesos cognitivos o las
funciones mentales cualesquiera que sean las herramientas teóricas, que no implican
necesariamente procesamiento de información. “Si se asume una noción amplia de la Psicología
cognitiva, el futuro es sumamente prometedor” (de Vega, 1998, p. 24).
Por otra parte, el estudio de los procesos cognitivos, mentales superiores y básicos tiene una
larga historia, ligada a la extensión misma de la Psicología como disciplina: la memoria
(Ebbinghaus), el pensamiento (James), la percepción (Fechtner, Helmoltz). Por esta razón resulta
insuficiente afirmar que el estudio científico de los procesos cognitivos se remonta a la aparición
del paradigma de procesamiento de información de mediados del siglo XX. A partir de una
lectura de la Historia de la Psicología experimental de Boring (1974) es posible encontrar
referencias en relación con la manera como se empezaron a estudiar los procesos mentales
superiora finales del siglo XIX y principios del XX.
Se trata de dos nuevos paradigmas, cuyo desarrollo teórico y metodológico ha ido de la mano de
nuevas y sofisticadas tecnologías como la PET-scan, MRI(f), ERP (por sus siglas en inglés) que
permiten un análisis funcional de cerebro que no se hubiese podido hacer hace tan sólo dos
décadas. Pero además han estado asociados al estudio de los trastornos funcionales de pacientes
con lesión en los cuales se siguen usando métodos más tradicionales permiten registrar los
procesos metabólicos cerebrales mientras una persona está realizando una determinada tarea
cognitiva.
no dejará de ser sino un amasijo de datos sin orientación teórica precisa. En términos un poco
estrechos, el futuro de la Psicología de los procesos mentales es fundamentalmente un futuro de
comunicación interdisciplinaria, que ayudará a evitar la emergencia de nuevos y más poderosos
reduccionismos (Brown, 2002).
Los sistemas conexionistas son esencialmente interactivos, muy flexibles, generan estados no
predeterminados, solucionan problemas o pueden dar lugar a funcionamientos inesperados u
originales. En conjunto, la investigación a partir de esto modelos ha arrojado luces sobre los
procesos creativos y de pensamiento que no son claros desde el punto de vista de la inteligencia
artificial clásica.
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