TP Equivalencia
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El lunfardo y
oríágenes de palabras.
El lunfardo es una de las características más notables del habla de los habitantes de
Buenos Aires. Es común asociar su uso a las letras del tango. Pero, aunque sus orígenes
son muy cercanos, no son fenómenos asimilables. El lunfardo no puede considerarse un
idioma, ni un dialecto, ni una jerga, es en realidad un vocabulario compuesto por voces de
diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea en oposición al habla general. No
se puede decir que sea un idioma porque carece de sintaxis y gramática propias. Quien
emplea palabras lunfardas, piensa en español, usa las estructuras y la gramática
castellanas y, luego, reemplaza una o más de esas palabras por sus sinónimos lunfardos.
2.- Buscar el origen de las frases y palabras que se detallan. Señalar su época, su
origen (ámbito social). De qué país o región. Que uso tenía originalmente y sus
cambios y/o variaciones a través del tiempo.
Antes de ser expulsados por los Reyes Católicos de España los MOROS – personas de
religión islámica- atacaban las costas de este país, en especial el Levante español ( entre
Valencia y Murcia) saqueando todo a su paso y destruyendo todo cuan vándalos, además
de tomar prisioneros para pedir rescate o venderlos como esclavos. Esto ocurría casi
siempre en un pueblo costero, para evitarlo se crearon en estas zonas torres defensivas o
atalayas para divisar de lejos al enemigo moro posteriormente encendían grandes
antorchas las cuales eran vistas desde varios kilómetros y se gritaba: "MOROS EN LA
COSTA".
Con el paso de los años, se utilizó también para cualquier clase de invasor quedando "no
hay moros en la costa" como la frase de la no presencia del enemigo por el océano o sin
novedad en dicho frente
Ejemplos:
“No hay moros en la costa, pero pasá y escondete bien por si llega mi mamá”
Esa capacidad de realizarlo prácticamente igual que las otras sin utilizar ningún tipo de
medida, hizo que se popularizase la expresión ‘A ojo de buen cubero’ como símbolo del
buen ojo que tenían estos artesanos a la hora de realizar su trabajo.
Ejemplos:
“A ojo de buen cubero yo diría que tiene 39 grados o 38, está volando de fiebre”
Este es un refrán popular que se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho
de las situaciones de caos o desorden.
Es un dicho de origen español, muy extendido en España y América.
El refrán, hace referencia a una situación real: cuando las aguas de un río se encuentran
revueltas es cuando más pesca se puede sacar. Así, traza un paralelismo con los
momentos de confusión, cambios o desavenencias, de los cuales hay personas que
tienden a aprovecharse.
La frase puede interpretarse, por un lado, como una advertencia sobre las personas
oportunistas que sacan beneficios de los males ajenos. Desde otro ángulo más positivo, el
refrán también puede verse como un dicho que muestra que en toda situación adversa
siempre existe alguna oportunidad de provecho.
De este refrán, también nace la expresión “pescar en agua turbia”, que se refiere a que es
el momento propicio para hacer o ejecutar algo.
Existen algunas variantes de este dicho, como “a río vuelto, ganancia de pescador”, “a río
revuelto, provecho de pescadores” o “en río revuelto, pesca abundante”.
Por ejemplo, en una situación de desabastecimiento siempre hay alguien que tiene
mercadería de mas y saca provecho de la misma obteniendo ganancias para su bienestar
propio.
Ejemplos:
“En Rio Grande hay sequia (rio revuelto) y como Ushuaia tiene agua se la venden muy
cara (ganancia de pescadores)”
“No entran productos extranjeros al país (rio revuelto) y Chile los ofrece el triple de caros
(ganancia de pescadores)”
4- A tontas y a locas
Este dicho es utilizado para indicar que algo que se hace sin orden ni sentido.
Este antiguo uso ya existía en la época en que surge "El Quijote" en la parte poética
preliminar de la novela, en la que Cervantes juega con el doble sentido, al hablar de las
doncellas que malgastaban su tiempo con banalidades; por un lado expresa la voluntad
de no querer hablar de ellas "sin ton ni son" y por otro las adjetiva, llamándolas "tontas y
locas".
Este sarcástico empleo de la expresión es recurrente en la historia.
El licenciado Juan de Robles en una de sus obras, en el Siglo XVII, también hace
referencia a dicho empleo al narrar el encuentro del fraile agustino Fray Juan Farfán con
unas monjas, las cuales le pidieron, sin tiempo para su estudio, que diera el sermón en la
misa. En el mismo, se excusó de ello diciendo "Al fin, hoy predicaremos a tontas y a
locas".
En los años 20 lo encontramos en un relato atribuido a Jacinto Benavente en el que se
narra que las organizadoras de un club femenino le pidieron, el mismo día de su visita,
que diera un discurso. A tal petición respondió que no le gustaba "improvisar, hablar a
tontas y a locas", siendo de nuevo mordaz con el doble significado.
Ejemplos:
“Vas a presentarte a rendir un final a tontas y a locas”.
“No practicaste las coreografías nuevas y te vas a presentar a tontas y a locas”
Este dicho es utilizado para engañar a alguien al darle de mala fe un artículo o servicio de
inferior calidad a la que se había convenido o por la que se había pagado. También se
utiliza cuando nuestras expectativas se ven frustradas al conseguir algo peor de lo que
esperábamos o que creíamos merecer.
El origen de esta frase está en la proverbial mala fama que tenían las antiguas posadas,
mesones y tabernas, de las que con frecuencia se decía que servían a sus clientes carne
de gato, en lugar de conejo, cabrito o cordero como se anunciaba y por la que se pagaba.
Ejemplos:
“El electricista me cobro muy caro y ya no me anda la instalación. Me vendió gato por
liebre”
“El vestido ya se me rompió y no tiene mucho uso, me vendieron gato por liebre”
La expresión ‘aquí hay gato encerrado’ suele utilizarse cuando desconfiamos de alguna
cosa o nos da en la nariz que hay algo turbio en algún asunto o puede haber causa o
razón oculta o secreta, o manejos ocultos; en definitiva, tratar de esconder algún secreto o
no querer que se sepa alguna cosa.
El origen de esta expresión se traslada a los siglos XVI y XVII (también conocida esa
época como Siglo de Oro) en el que se puso de moda llamar gato a la bolsa o talego en el
que se guardaba el dinero.
Era habitual llevar alguno de estos ‘gatos’ con sus respetivas monedas escondidas entre
las ropas o guardadas a buen recaudo en algún lugar de la casa, como remedio a los
posibles hurtos.
Lo que no se sabe con total seguridad es el porqué a este tipo de monederos se les dio el
nombre de gato, habiendo quien indica que la razón era porque, originariamente, se
confeccionaban con la piel de estos felinos y otros señalan que era el nombre coloquial
utilizado en aquella época para llamar a los rateros que hurtaban con astucia y engaño
puesto que estos ladrones tenían una habilidad que recordaba al comportamiento de los
felinos.
Ejemplos:
“Nadie habla en el curso sobre el difícil examen, para mí hay gato encerrado”
Ejemplos:
Cuando queremos referirnos que algo no es una cosa ni otra, un alimento no tiene sabor o
algo no nos ha gustado ni disgustado solemos utilizar la expresión «ni chicha, ni
limonada».
El origen de esta expresión proviene de dos tipos de bebidas, una alcohólica (chicha) y la
otra refrescante (limoná).
La chicha es una bebida fermentada y no destilada que proviene del maíz y es muy típica
de Centroamérica, aunque también se consume en el sur del continente. Es de origen
prehispánico y de fuerte sabor. Por el contrario, la limoná es una bebida suave, muy típica
de Castilla y que está hecha a base de limón, azúcar y vino blanco.
El dicho comenzó a utilizarse para comparar las dos bebidas con una tercera (no es ni
fuerte como la chicha ni suave como la limoná), aunque algunas fuentes aseguran que
era para indicar a alguien que ya no quedaba más bebida para servir: ni chicha, ni limoná.
Ejemplos:
La expresión ‘No hay tu tía’ es utilizada coloquialmente para referirse que no hay remedio
respecto a alguna cosa e incluso se llega a utilizar para decir que no hay manera de que
ocurra algo o es imposible.
En realidad la frase es una derivación errónea de la original «no hay atutía». La atutía era
el resto de óxido de cinc que quedaba adherido en las paredes de los hornos tras la
fundición del latón (aleación de cobre y cinc) con la atutía se preparaba un
ungüento medicinal realizado con este hollín de óxido de cinc y que era utilizado para
curar todo tipo de enfermedades, sobre todo oculares.
Con el transcurrir de los siglos la palabra perdió la primera letra, quedando en «tutía» y
así es como debería escribirse la famosa expresión: «No hay tutía “
Por ejemplo cuando se quiere que una persona haga, o no, algo y no podemos solemos
decir “no hay tutia “de convencerlo.
Ejemplos:
La expresión pagar el pato se suele aplicar a alguien cuando carga con un castigo por
haber hecho algo siendo inocente.
Su origen surge de una expresión que utilizaba la sociedad cristiana de los siglos XVI y
XVII contra el pueblo judío. Era frecuente que en aquella época se les culpara de
cualquier mal que aconteciera, ya fueran responsables o no.
El pueblo hebreo solía decir que su fe se mantenía a lo largo de los siglos porque tenían
un pacto con Dios. Los cristianos los amenazaban diciendo que «pagarían el pacto». Hay
diferentes teorías sobre la forma concreta de este pago, ya que en algunos sitios se
comenta que era a través de unos impuestos especiales que solo los judíos abonaban y
en cambio en otros se afirma que este pago no era real y solo se manifestaba en la forma
de amenazas con daños físicos o a sus propiedades.
En la Biblia Castellana de Casiodoro Reina aparece esta cita: «Como los vocablos Torá y
Pacto, usados por los judíos españoles, el primero por la Ley y el segundo por el concierto
de Dios, por los cuales los españoles les levantaban (les acusaban a los judíos) que
tenían una Tora o becerra pintada en su sinagoga, que adoraban; y del Pacto, sacaron por
refrán “aquí pagaréis el pato”».
Generalizando podríamos decir que cualquier pacto entro dos partes acaba implicando
que una tercera sufra las consecuencias negativas y pague el pacto. La palabra pacto
acabó derivando en pato y eliminando toda connotación religiosa a la expresión hoy en
día.
Ejemplos:
“Mis compañeros no hicieron su parte del trabajo y yo pago el pato por su culpa”
“Hoy tenía que pagar mis cuentas pero pago el pato porque hacen paro”
Para explicar la procedencia de este dicho, hay que remontarse a la época en que se
practicaba el llamado "juicio de Dios" que era una institución jurídica por medio de la cual
se dictaminaba la inocencia de una persona o cosa (podía ser un libro u otra obra de arte)
acusada de haber cometido algún delito, pecado o falta y de cuyo resultado se podía
deducir qué juicio merecía ella de Dios.
Muchas veces, el juicio de Dios se practicaba para aclarar una desavenencia entre dos
personas.
Originariamente, era una costumbre pagana practicada por numerosos pueblos antiguos,
pero con la llegada del cristianismo, la costumbre fue asimilada por la Iglesia.
Estos juicios de Dios tenían muchas formas de ejecución, pero las que más se
practicaban eran las que consistían en el combate y el fuego, forma ésta que consistía en
tomar hierros candentes o poner en la mano (u otra parte del cuerpo) una hoguera: si la
persona salía con poco daño de la prueba, era considerada inocente.
La frase, con el tiempo, comenzó a aplicarse, en sentido figurado, para manifestar
respaldo total por alguien o algo, dando a entender que uno estaría dispuesto incluso a
poner las manos en el fuego, para dar testimonio de la conducta de una persona.
Ejemplos:
“Pongo las manos en el fuego, hoy aprobás ese examen ya que estudiaste todo el día”
“Confío en mi novio, pongo las manos en el fuego y te afirmo que no me fue infiel”
Este dicho proviene de una práctica ritual de los antiguos judíos, por la que el Gran
Sacerdote, purificado y vestido de blanco para la celebración del Día de la Expiación
("purificación de las culpas por medio de un sacrificio") elegía dos machos
cabríos(chivos), echaba a suerte el sacrificio de uno, en nombre del pueblo de Israel y
ponía las manos sobre la cabeza del animal elegido -llamado el Azazel- al que se le
imputaban todos los pecados y abominaciones del pueblo israelita.
Luego de esta ceremonia, el macho sobreviviente era devuelto al campo por un acólito y
abandonado a su suerte, en el valle de Tofet, donde la gente lo perseguía entre gritos,
insultos y pedradas.
La expresión ser el chivo expiatorio adquirió entre nosotros el valor de hacer caer una
culpa colectiva sobre alguien en particular, aun cuando no siempre éste haya sido el
responsable de tal falta.
Ejemplos:
“Hoy en el colegio rompimos una ventana, pero todos culparon a Salvador porque es el
chivo expiatorio del curso”
“Mi primo es el chivo expiatorio de la familia, la culpa siempre es de él a pesar de que no
esté en el momento en el que algo se rompe o pierde”
En castellano la expresión 'tirar la casa por la ventana' se utiliza para describir una
situación en la que se realiza un gran dispendio o despilfarro. Su origen está en el siglo
.XVIII, pues en 1763 el rey Carlos III creó en España la ahora famosa lotería. Por
entonces era costumbre que sus ganadores tiraran por la ventana de sus casas todos los
muebles y objetos viejos para simbolizar los cambios que iban a experimentar sus vidas,
ya que pasaban de la pobreza a la riqueza.
De ahí esta frase hecha, aunque esta tradición también sigue haciéndose en Nápoles, a
donde llegó de la mano de los Borbones. Y es que en esta ciudad del sur de Italia es
habitual tirar los objetos viejos por la ventana durante las noches de año nuevo.
En la actualidad suele utilizarse como frase en un festejo a lo grande – casamiento,
cumpleaños, aniversarios- esta noche vamos a “tirar la casa por la ventana”.
Ejemplos:
“Aprobé todo y egresé, hoy se tira la casa por la ventana”
“Mis papas se casaron y hoy van a tirar la casa por la ventana”
Ejemplos:
“Otra vez rindo mi examen de manejo, pero bueno, la tercera es la vencida”
“Ya es mi tercer matrimonio, dicen que la tercera es la vencida”
En Andalucía la llamaron "La Gorda", que es la revolución que esperaban los liberales, la
revolución de las revoluciones, la más grande, pero finalmente sus efectos no fueron los
esperados y el poder volvió a mano de los moderados.
Ejemplos:
La expresión cantar las cuarenta, que tiene su origen en un juego de cartas tradicional,
actualmente se utiliza como sinónimo de reprimenda.
Cantar las cuarenta, o lo que es lo mismo, regañar o echar una soberana bronca para,
como dice otro dicho, “poner los puntos sobre las íes” sobre un asunto o polémica, de tal
forma que constituye una reprimenda con acusaciones suficientes como para el regañado
no defenderse, pues quien canta las cuarenta lo hace de manera vehemente,
argumentando lo que piensa aunque el resultado sea ofensivo.
Motivos aparte, suele ser una expresión muy concurrida en la sociedad española, ya que
su origen data de un juego tradicional de naipes español como es el tute, a pesar de que
el origen del juego es italiano. Y es que en ese juego el jugador que logra el caballo y el
rey del palo (oro, copa, espada y basto) de más valor atribuido al principio de la partida
debe cantar en alto los 40 puntos obtenidos por tal jugada. De esa manera, durante el
juego la expresión “te voy a cantar las cuarenta” se usaba también para amenazarse los
jugadores los unos a los otros con la posibilidad de lograr la máxima jugada, llegando a
nuestros tiempos como una amenaza a reprimenda, o reprimenda en sentido literal.
El tute es uno de los juegos más populares de la baraja española. Procedente de Italia,
cuenta con algunas variantes como el tute cabrero o el tute habanero. El juego también es
conocido en Latinoamérica, especialmente en Argentina.
Ejemplos:
“Unas amigas de mi mama se pelearon y en la discusión se cantaron las cuarenta”
“Cuando mi papá la engañó a mi mamá y ella se enteró, le canto las cuarenta y le pidió el
divorcio”