La Sagrada Familia
La Sagrada Familia
La Sagrada Familia
La Sagrada Familia
La idea de la Iglesia era crear familias nucleares a partir de los modelos de la Sagrada
Familia contenidos en las imágenes, los cuales habrían de servir como célula de formación
de la sociedad. El discurso tendía a hacer de cada hogar un pequeño convento secular. La
relación entre el hombre y la mujer debía estar mediada por la castidad y el sometimiento,
mientras que los hijos debían ser protegidos y seguir los mandatos de sus padres.
Las pinturas de la Sagrada Familia debían configurarse a partir tres preceptos. Primero,
debía contener verdades dogmáticas, es decir representar fielmente las historias
relacionadas con el nacimiento y la infancia de Jesús, la vida de la Virgen y la vida de San
José. Segundo, debía suscitar sentimientos de adoración a Dios, es decir, la imagen de la
Sagrada Familia debía acercar a los espectadores a Dios, así como al espíritu de santidad.
Finalmente, debía «incitar a la práctica de la piedad».
Las ideas expresadas sobre la niñez y la relación familiar servían entonces no solo como
emisores de las historias relacionadas con el nacimiento y la infancia de Jesús, sino también
como proyecciones ejemplificantes dirigidas a forjar el cuerpo social. Con la dirección del
sacerdote, ya fuera acompañando a los fieles o utilizando el sermón, la imagen debía mover
la actitud de los fieles, encaminando sus actitudes hacia un fin específico.
Referencia bibliográfica
Cruz Medina, Juan Pablo, «La pintura de la Sagrada Familia. Un manual de relaciones
familiares en el mundo de la Santafé del siglo XVII», en Memoria y sociedad 18, n.º 36,
2014, pp. 100-117, disponible en: http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.MYS18-36.psfm