Dolina - Niños Libros y Lecturas
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Pedro se sienta en los ultimos bancos del aula, como corresponde a un chico que
desde�a la educacion y la vecindad de los poderosos. Las conspiraciones y los
batifondos nunca lo hallan ajeno. Busca el riesgo de las transgresiones y la
compa�a de los mas beligerantes. A veces lo tientan el estudio y la inteligencia.
Entonces, como quien acepta un desafio, como un acompadrada, resuelve arduos
problemas de regla de tres y cumple los dictados sin
tropiezos.
Un d�a, la maestra le acaricia el pelo tiernamente. El piensa:
Pero Pedro sabe quien es y conoce su deber y su destino. Con una gambeta se
aleja del afecto inoportuno y va a buscar la gloria alla en el fondo, donde los
malandras se empe�an revoleando los tinteros para que se cumpla mejor el divino
proposito del Universo.
EJEMPLO (poesia)
El numeroso patio
tu sangre dibujada vio en el suelo
y el rumbo de mis golpes
siguio la blanca popa de tu miedo.
Algunos chicos dan frutos tempranos, no los niego. Sus padres se enorgullacen y
los exhiben entre sus familiares y conocidos, cuando no en el cine o la television.
Me atrevo a pensar -sin embargo- que no toda precocidad es auspiciosa. Empecemos
por decir que existen adultos bondadosos, agudos, valerosos o geniales. Y que
tambien los hay mediocres, hipocritas, pomposos y canallas.
El ni�o precoz recibe la visita anticipada de ciertos rasgos de la adultez.
Algunos tocan el piano como expertos profesionales, otros aprenden lenguas,
dibujan o poseen la ciencia.
Pero hay chicos cuya precocidad consiste en adquirir antes de tiempo el tono
vacio y protocolar de las conversaciones de sala de espera, y aprenden a los seis
a�os la filosofia de los tontos satisfechos.
"Asi anda el mundo, Do�a Juana..." "Que se gana discutiendo, Don Jose..."
"Hablando se entiende la gente, Carlitos..."
Tambien repiten el lenguaje de las revistas y hacen suyas las respuestas de los
reportajes mas vulgares.
Por cierto, mucha gente cree que esa es la sabiduria, y yo digo que mas sabios
son los pibes indoctos que observan con repugnancia los dialogos de los parientes
bien educados.
Ojala surjan muchos ni�os prodigio que se apropien del genio con impaciencia.
Pero para ser un papanatas, me parece que no hay apuro.
- Tissot.
- No se seniorita.
- Rossi.
- Frezza.
Y el ni�o taura, que tal vez necesita anotarse un poroto, se levanta, mira hacia
el banco de la morocha y dice casi triunfal:
- No lo se.
- Juan de Salazar!
UNA PELEA
-Que empujas?
-Fajalo...