Gustavo Roldán

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Autobiografa:

"Aspiro a escribir textos donde la cantidad de aos que tenga el lector no sea ms que un
accidente como el verano o la lluvia o el fro."

Me cri en el monte chaqueo, en Fortn Lavalle, cerca del Bermejo, cuando la tierra era
plana, la luna se posaba en las copas de los rboles y los cuentos slo existan alrededor
del fogn del asado o en las ruedas del mate.

Despus se inventaron los libros. O tal vez antes, pero yo no lo saba. Solamente saba
muchos cuentos, de sos que despus me enter que se llamaban populares, que iban
pasando de boca en boca y de oreja en oreja. Cuentos del zorro, del tigre, del
quirquincho, de Pedro Urdemales, de pcaros y mentirosos, del lobizn y de la luz mala.
Claro que esos cuentos nunca eran del todo cuentos, haban sucedido por ah noms, en
medio del monte, y eran cosas que nadie pona en duda. Yo tampoco.

Cuando menos lo esperaba me lleg la hora de ir a la escuela y nos fuimos al pueblo. En


los pueblos el tiempo pasa lleno de ocupaciones importantes: se est rodeado de amigos
para jugar a las bolitas, remontar barriletes, hacer bailar trompos, jugar a la pelota, andar
en bicicleta. Todo eso mientras se van secando las bolitas de barro para la honda. Para
la honda? S, para la honda. Despus el mundo se va agrandando cuando uno conoce los
parques de diversiones, el cine y el circo, cosas que el monte suele no tener. Y un da
uno pasa por la librera Molina, en Senz Pea, y encuentra que hay estantes infinitos
llenos de libros, no de sos de aprender a leer, sino de cuentos y ms cuentos y ms
cuentos.

Y si don Molina lo deja a uno hurgar los estantes, sacar y poner, leer solapas y
contratapas, ojear y hojear, sentado en el suelo tras el mostrador, uno comienza a
descubrir que por ah est escondido un mundo ms grande y ms lleno de maravillas de
lo que nadie poda imaginar. No era todo tan fcil, haba cada cosa aburrida que ni te
cuento. Pero con un poco de suerte y bastante de paciencia aparecan aventuras
increbles, selvas llenas de animales salvajes y mares llenos de piratas, de los buenos y
de los malos, con los que navegu corriendo mil peligros. Por suerte con Simbad o con
Sandokn siempre logramos salvarnos y triunfar. Nosotros estbamos del lado de los
buenos. Gracias, don Molina.

Mi relacin con la literatura es continua y amigable. Sobre todo la de lector. Con la


escritura a veces nos peleamos, pero eso tambin forma parte de las buenas relaciones.
Aspiro a escribir textos donde la cantidad de aos que tenga el lector no sea ms que un
accidente como el verano o la lluvia o el fro, como eran esos cuentos que relataban los
domadores alrededor del fogn, cuando el fuego siempre estaba unido a la palabra.

Creo que los chicos entienden todo y quieren saber de todo. Desconfiar de su capacidad
es desconfiar de la inteligencia, de la sensibilidad del otro. Y desconfiar de la capacidad
de la palabra es, en ltima instancia, desconfiar de nosotros mismos. Podemos
desconfiar de nosotros mismos pero, si jugamos en serio, las palabras siempre van a
alcanzar. Sobre todo lo que hay detrs de las palabras.

Una repetida frase dice que antes los chicos eran grandes lectores. Hoy no. Y la culpa la
tiene la televisin. Ojal fuera as. Habra soluciones mucho ms a mano. En este
mundo de mercado y capitalismo salvaje que busca destruir las ms elementales formas
de la solidaridad, que pone los modelos ms perversos de mezquindad como formas
naturales de la convivencia, la televisin no es sino una herramienta apta para implantar
su ideologa. Creo que no debemos enojarnos con las herramientas.

Que si el libro va a desaparecer? Obviamente no. Esa idea es un invento de los mismos
que sostienen la muerte de las ideologas.

Entre idas y vueltas, siempre vuelvo a Huckleberry Finn, Sandokn, todo Jack London,
las 1001 noches, La isla del tesoro. Porque esos libros me ayudaron a crecer, a imaginar,
a pelear contra los perversos y contra el miedo, a defender la dignidad, a resistir, a volar.
Porque me dijeron, antes de que aprendiera nada de poltica, que era posible cambiar el
mundo. Cualquiera que aprenda a volar puede resistir.

Creo que la literatura para chicos es literatura. O debera ser. Los chicos tienen que leer
cualquier cosa que se les cruce en el camino, y decidir por su cuenta si les interesa o no,
y cambiar o pedir ms. Cada uno, solo, y a pesar de las ayudas, ir encontrando el
camino de su crecimiento, porque esto tambin es un problema de soledad. Llevarlos
siempre de la mano puede ser demorar etapas o saltearlas de manera arbitraria.
Acompaarlos, s, pero dejando abiertas las puertas para experiencias personales,
dejndolas abiertas para ir a jugar.

Gustavo Roldn

Entrevista:
El seor de los animales
por Susana Itzcovich

Gustavo Roldn prefiere utilizar en sus cuentos para nios una serie de animales que
conoci cuando chico en el monte, donde vivi muchos aos. Esos animales muy
argentinos le permitieron verbalizar ciertos hechos y valores de la sociedad, desde el
accionar de sus protagonistas. As aparecen sapos, zorros, quirquinchos, tates, piojos,
bichos colorados, andes y otros tantos que ficcionalizan historias muchas veces
parecidas a las de los seres humanos.

En una reciene entrevista que realizamos a este escritor, nos cont la gnesis de sus
cuentos, su insercin en la literatura para nios, su camino como escritor, como editor y
la necesidad de ofrecerse a s mismo y a los lectores un cambio de rumbo a partir de su
ltimo libro, Dragn. Ms que un reportaje fue una conversacin. Prefiero transcribirla
tal como fue, para no perder la peculiaridad de su lengua y el hilvn de su testimonio:

Cmo te inserts en la literatura para nios y desde cundo?

Llegando a la dcada de los ochenta, mis hijos ya grandes me plantearon por qu


no escriba los cuentos que yo les haba contado cuando eran chicos. "Porque no me los
acuerdo", les dije. Me acuerdo la idea, pero no los cuentos. "Nosotros s nos
acordamos". Y me contaron los cuentos que yo les relat cuando eran chicos. Se los
haba narrado en la dcada del sesenta. Eran los cuentos que a m me haban contado en
la rutina cotidiana del monte, en el Chaco, donde yo viva. Cuando se me acabaron esos
que yo conoca desde chico, les invent otros. Y me puse a escribirlos. Escrib el primer
libro: El monte era una fiesta, que se public en 1984. Y me gust el resultado.
Operativamente march, gust a los chicos y a los grandes. Son esas cosas del "azar"
que a uno le dan un "empujoncito" y ganas de hacer otras cosas ms. Me entusiasm y
segu escribiendo libros para chicos, al mismo tiempo que realizaba mi tarea
periodstica en revistas para adultos.

Con la democracia, en Argentina se abre un espectro de posibilidades que no haba


existido hasta entonces desde el mbito editorial. Tambin el "azar" hace que trabaje en
la Editorial Colihue en ese entonces conjuntamente con Laura Devetach, para
dirigir colecciones de libros para chicos y en esto sigo trabajando. Obra del azar.

Abandonaste tu tarea de docente?

Al venir a vivir a Buenos Aires, haba dejado de ser docente. Ya no me interesaba ms


hacer ese tipo de trabajo. Haba descubierto desde afuera la perversidad de ese mundo
donde hasta entonces me haba sentido muy cmodo y contento, dando clases en la
Universidad y en los Institutos de Profesorado en la provincia de Crdoba. Me pareca
que era el lugar natural de mi trabajo. Durante y despus del "proceso militar", sent que
no quera estar ms en ese mundo. Aparecieron estos trabajos editoriales que me
gustaron ms. Un poco carpintero y un poco escritor, el panorama editorial me abri la
posibilidad de publicar mis textos y los de los otros. En la literatura para adultos el
crculo es ms cerrado. En cambio, este circuito de libros para chicos funcion tanto,
que grandes editoriales que nunca se haban dedicado a la literatura infantil comenzaron
a abrir ese nuevo espacio. Aparecieron ms escritores, ms ilustradores y ms
editoriales.

Es decir que al mismo tiempo que dirigs colecciones de libros para nios, tu
propia escritura va creciendo con mayor regularidad.

S, porque son espacios que se crean. Con la perspectiva de publicar y no escribir


para guardar en los cajones, se produce un impulso mayor para seguir escribiendo
historias.

Te sents ms cmodo en la narrativa que en la poesa para nios?

Me gustan las dos cosas. Cuando escribo narrativa produzco tanto para adultos como
para chicos. En cambio poesa slo para adultos. No creo que me "salga" bien escribir
poesa para chicos. Sin embargo, creo que es importantsimo que se escriba buena
poesa pra chicos; es una de las mayores carencias de las editoriales. No s a quin se le
ocurri decir alguna vez que la poesa no se vende. Es una terrible mentira, de una gran
limitacin y pobreza de pensamiento. No se vende porque no se escribe buena poesa
para chicos, salvo algunas excepciones. Circulan juegos de rimas, y versos tontos.

Tampoco la escuela promociona la lectura de poesa. En general, la poesa entra


en la escuela a travs de las canciones patrias. Y por otro lado, los docentes
tampoco son muy lectores de poesa.
Los docentes no colaboran con la lectura de poesas. He visto algo muy frecuente en
las escuela: la demanda viene por parte de las chicas. Me preguntan si escribo poesa.
La piden. Pero los docentes no les hacen caso. Creo que hace falta una nueva ptica
acerca del gnero potico. La norma es el cuento y lo hay en abundancia.
Afortunadamente va a aparecer en la Argentina una editorial italiana dedicada a la
poesa. Esperemos que entre las propias y las ajenas, se incentive la escritura y la lectura
de poemas.

Volviendo a tu escritura literaria. En tu obra hay ciertas temticas recurrentes:


ciertos mbitos como el monte, ciertos animales que aparecen siempre como el
sapo, el zorro, el bicho colorado. Se advierte un inters de tu parte en perpetuar
una saga...

Por qu los animales? Porque son mis amigos de chico. Me cri en el monte con la
iguana, el quirquincho... todos los pjaros estaban ah. Hace unas semanas volv all con
mi hijo. Lo llev a que conociera el lugar donde yo haba nacido, donde haba vivido,
aunque ahora, con menos pjaros y menos animales, porque la civilizacin mata a todos
los bichos. Estos eran mis amigos y nunca terminar de entender por qu en los cuentos
para chicos los animales son otros, no son los mos. Tenemos una de las faunas y floras
ms ricas del mundo y muchos escritores hablan del lobo, la jirafa, el tigre rayado, el
rinoceronte. Animales muy lindos, pero no nuestros. Cuando volv me pareci que ese
mundo se haba achicado, o yo me haba agrandado. Claro, yo tena medio metro de
altura. Y ahora los rboles no me parecieron tan altos.

Mis animales me servan para contar historias en un mundo lleno de prohibiciones y


limitaciones como es el que todava vivimos hoy. Los animales me daban algn permiso
ms en ese mundo coartado. Yo puedo hacer que el piojo tenga alguna aventurita
amorosa, pero no es lo mismo si se tratara de seres humanos. Poda incorporar alguna
irreverencia hacia la autoridad, o hacia el gobierno; lo que dice la opinin pblica en
boca del sapo, del piojo o del bicho colorado. Si eso hubiera sido dicho por personas, la
censura hubiera empezado a aparecer de manera mucho ms apretada. De todos modos,
algunos cuentos fueron seleccionados y otros no. Yo creo que, afortunadamente, los
inquisidores siempre fueron un poco estpidos. La censura existe de forma clara y
terminante an hoy, en Argentina y en democracia. Es una censura que ejercemos todos:
desde una propia autocensura que se lleva en la sangre, hasta la que ejercen los
docentes, la familia, la polica, entre otros. Con los animales como protagonistas se
logra algn permiso y como los quiero y los conozco, se prestan para que las cosas
ocurran dentro de ese marco, de ese mundo, y yo pueda decir lo que tenga ganas. Hay
permiso para decir cosas sencillsimas sin que el cielo pueda caerse sobre nuestra
cabeza. Pero hace falta decirlas con mucho cuidado, porque igual aparece la censura.

El "proceso militar" (1976-1983) nos ha dejado una enorme secuela de miedos que
todava persisten. No es casual que despus de estos quince aos, hoy podamos escribir
en una pared: "aqu vive un asesino". Hemos pasado miedos de "procesos militares"
continuos, que nos impidieron decir cosas. Los maestros no se animaron; los padres no
se animaron. Haba que educar a los chicos para que fueran buenitos y no se enteraran
de ciertas cosas que pasaban. Pero esas cosas ocurren todos los das y las ven por
televisin, las escuchan por radio y las leen en los diarios. Pareciera en cambio, que los
libros deben ser "dulces, inocentes, agradables y amenos". Los lectores estn cansados
de leer cuentos de chicos que si se portan mal la mam los entiende, los perdona y
tienen un final feliz.

Creo que ya pas la etapa de los "finales felices".

No tanto. Este ao hay editoriales que piden a los autores que sus cuentos culminen
con un final feliz. Cada uno sabr qu concesiones tiene que hacer y si est dispuesto a
aceptar esta nueva regla del juego.

Otro pedido editorial es el del "lenguaje neutro": limitar los localismos, para que los
libros circulen por toda Latinoamrica. Esto es muy grave para los escritores argentinos,
porque tenemos un idioma diferente. Entiendo que los teleteatros utilicen un idioma
neutro, porque se trata de un producto de comercializacin masiva. Pero no lo acepto en
el rea de la literatura. Cada pas tiene su idioma, sus riquezas y sus pobrezas. Nosotros
usamos el "voseo" y otros pases latinoamericanos no. Pero es mi lengua. Mi lengua es
mi heramienta de trabajo. Puedo trabajar con estas herramientas y no con las ajenas.

Yo me pregunto qu pasa en el mundo de la literatura para chicos. Es que todava sigue


sin encontrar un espacio? A ningn pas se le ocurrira cambiar una letra de tango y sin
embargo tiene trminos imposibles de entender hasta para un argentino. El tango s se
ha ganado un lugar. Tal vez no hayamos ganado an el lugar de la literatura ifantil. Un
texto autoral se acepta en bloque o no se acepta. Las palabras desconocidas se aclaran al
pie de pgina o con un glosario. Creo que para los chicos es un enriquecimiento leer
textos de diferentes pases que hablan de otra forma que la suya. Los argentinos somos
ms respetuosos. No se nos ocurrira "tocar" a Rulfo. Borges escriba como Borges y
Cortzar como Cortzar. Por qu se pretende homogeneizar y neutralizar el discurso de
la literatura infantil?

Quizs este pedido de homogeneizacin de la lengua se vincule con la venta de


muchos paquetes accionarios a editoriales extranjeras.

Es cierto. Estamos viviendo la desaparicin de las editoriales argentinas, salvo


algunas excepciones. Los primeros editores argentinos aunque fueran extranjeros
amaban el libro. Ahora lo fundamental es la comerdicalizacin. La unin de libro-
editor-autor-lector argentino ya no existe ms. Ahora los dueos son ingleses, alemanes,
italianos... a quienes no les importa el idioma argentino. Son editoriales multinacionales.
Sin embargo, hay escritores que aceptan estas dos condiciones con tal de seguir
publicando.

Cres que los escritores para chicos tambin hacen concesiones con sus
temticas, es decir que escriben lo que los chicos piden?

Creo que s, y los escritores para grandes tambin. Estos aos hubo en Argentina una
demanda del lector adulto acerca de personajes de la historia argentina. Y all estuvieron
los escritores para escribirlas.

Cmo decidiste cambiar tus bichos por un dragn? Dragn tambin es parte
de tu infancia?
Los piojos, los bichos colorados, los sapos, son bichos de
abajo. Dentro de ese mundo real del monte, las cosas
imaginarias tambin son parte de la realidad. Aqu en la ciudad
tenemos claro qu es realidad y qu es fantasa. En el medio del
monte, y sobre todo para un chico, no hay diferencias entre una
cosa y la otra: la luz mala, el lobizn, los seres malficos y
benficos que habitan en la selva son tambin la realidad. Visto
desde aqu, y racionalmente, todo es imaginera, una mitologa
del litoral paraguayo-argentino, que toma esa zona de herencia
indgena con cruce de herencia europea. Pero en el monte no Portada de "Dragn"
hay una diferencia entre lo cierto y lo imaginario. Cualquier
chaqueo va a decir que el lobizn existe y hasta la mayora lo ha visto medio de lejos.

Todo eso form parte de mi primera y fundamental educacin. Eran las historias que se
contaban en la rueda del mate, alrededor del fogn, especialmente de noche, cuando
alejarse de ese fogn, aunque fueran unos veinte o treinta metros, era entrar en la
oscuridad total. Yo, ni loco lo hubiera hecho. Los secretos ruidos que se producen en el
monte, dan miedo. Si se los piensa despus, puede ser slo el aleteo de un pjaro o el
deslizarse de una iguana. Son explicables. Pero en esa situacin no. Todos nos sentimos
muy racionales y lo hablamos con amigos en un caf, pero andamos con una cinta roja
en la mueca o con un ojo hind colgado de una cadena. Son elementos mgicos que te
protegen de algn tipo de males, an para la gente racional y civilizada.

El paso al dragn es acceder a algo que no haba aparecido en mis cuentos. Hasta ahora,
eran animales visibles a los que inclusive podemos visitar en un zoolgico. Esos otros,
como el dragn, configuran una enorme riqueza casi tan importante como los otros de la
"realidad". Voy a tomar un nombre de herencia universal: dragn. Dragn es una
sntesis de toda esa otra mitologa. En el monte no haba dragones. Yo comenc a
conocer dragones por historias librescas y al ir creciendo segu viendo dragones de
oriente, de occidente, dragones chinos, cristianos... Y me fui haciendo amigo de los
dragones tambin. Cofiguran la sntesis de toda esa otra mitologa que para la gente del
monte es realidad, como lo son tambin otros personajes: los desaparecidos en el monte,
las chicas embarazadas por la siesta al meterse en el monte; personajes que no son de la
realidad y producen efectos de realidad.

Pero adems de tomar esta "otra realidad", cambia tu estilo de escritura. De un


humor picaresco, pass a una ficcin ms potica y onrica.

Ac est operando otra cosa. Creo que en 1983-1984 hubo en Argentina un salto muy
grande en la literatura para chicos, en cantidad y en calidad. Aparecieron y se
produjeron formas distintas, escritoras que fueron armando un panorama muy fuerte,
muy inteligentes. Pero pasaron diez o quince aos y las cosas siguieron igual. Todos
empezamos a repetirnos dentro de un esquema ya de xito. Como todo funcionaba bien,
quedamos entrampados. Sin duda esa era la manera. Pero diez aos despus la manera
tiene que ser otra. Conviene a la literatura infantil en general y a cada uno en paticular.
Yo me hago mi propia crtica. Nos hace falta un salto, escribir algo diferente, no
quedarnos estancados. Se produce un empobrecimiento y un retroceso. Creo que son un
peligro. El "caminito marcado" es seguro. La funcin del escritor es mover las piezas
del tablero y empezar a armarlo de nuevo. Comenzar a pensar qu hacer con la litertura
infantil argentina. El riesgo hay que correrlo. Por supuesto que me cost salir de la
comodidad y meterme en la incomodidad de escribir otras cosas. Intent no ponerme
limitaciones, darme permiso, conseguir permisos. Y si no les gusta a los chicos, mala
suerte. Hago lo mejor que puedo.

Es una buena postura, es una "potica" nueva. A m me sorprendi leer Dragn.

sa es la palabra que un escritor debera tener siempre como una zanahoria delante
del burro: "sorprender"... Porque el pblico, que tambin est acostumbrado a lo mismo,
quiere de nuevo la misma historia con variantes o falsos cambios. El pblico vuelve a
pedir un libro parecido. Es un juego perverso de comodidad para el lector y el autor. Lo
que uno tiene que lograr es eso, "sorprender" al lector y darle un libro distinto. No
responder a la misma expectativa. Cuando le a Cortzar me gust mucho Bestiario,
pero para m como lector fue muy importante llegar a Rayuela, que es diferente.
Cortzar logr ese cambio, esa "sorpresa".

Te llev mucho tiempo de escritura?

Fue posiblemente el libro ms trabajoso de todos los que escrib, porque me surgieron
mis propias dudas. Hay mezcla de gneros, no es un libro convencional. Por otra parte,
mi encuentro con el ilustrador Luis Scafati fue algo de maravilla, porque le dio al
libro un vuelo fabuloso y lo convirti adems en un objeto-libro fuera de serie. Scafati
dise y diagram cada pgina con toda libertad, sin esquematismos, la ilustracin se
integra al texto. l mismo se entusiasm con el libro y le imprimi una creatividad
enorme, sin fijarse en tiempo de trabajo. Lo importante era editar un libro de calidad sin
grandes costos, para que fuera accesible al pblico argentino. Y en vez de hacer los
dibujos a color, prefiri el blanco y negro que tienen tanta fuerza como el color. Gardel
y Casablanca deben seguir en blanco y negro. Cuando los colorean, no es lo mismo.
Gardel ya no canta tan bien en color.

Y despus de Dragn, que ests escribiendo?

Sigo trabajando en lo que estaba haciendo junto con Dragn. Lo que pasa es que
Dragn se independiz del libro que estaba escribiendo, que es un bestiario fantstico,
donde incluyo la mitologa tradicional, con pequeas historias individuales. Ahora sigo
escribiendo con unicornios, sirenas, centauros, basiliscos, entre otros. Todos ellos
pertenecen tambin a esa otra realidad de los pueblos.

Es interesante observar cmo despus de quinientos aos de convivencia entre los


espaoles y los indgenas, se integran las historias. Al recopilar relatos de los indios
matacos, guaranes, tobas, las historias universales se cuentan como propias. Yo s que
no, que muchas de ellas pertenecen al mundo occidental y oriental, pero para los
aborgenes son suyas. Cuando estuve en Paraguay descubr en un pueblito que trabaja
en cermica algo muy curioso: haba figuras de sirenas. Paraguay est lejos del mar y
sin embargo los artesanos modelaban sirenas. Pero lo ms curioso es que para que se
perpetuaran, inventaron "sirenos". Para estos pueblos no existe la mitologa tal como la
entendemos nosotros. Los mundos mgicos y de la realidad estn intercalados, forman
parte de una cultura. Por eso este libro va a conformar una serie de relatos breves, con
montones de mitos. Dragn creci solo. Yo no mando ah. Se me van saliendo de las
manos.
Texto extrado, con autorizacin de la autora, de Revista Latinoamericana de
Literatura Infantil y Juvenil N 10, editada por Fundalectura-Seccin Colombiana de
IBBY; Bogot, julio-diciembre de 1999.

Susana Itzcovich es Profesora en Letras (Universidad Nacional de La Plata), docente,


crtica literaria y periodista especializada en literatura infantil y juvenil. Como
ensayista e investigadora es autora, entre diversos artculos tericos y periodsticos, de
los libros Cuentos para leer y contar (Librera Huemul) y Veinte aos no es nada. La
literatura y la cultura para nios vista desde el periodismo (Ediciones Colihue).

Recuperar la oralidad perdida


por Susana Itzcovich

Gustavo Roldn recupera la oralidad dormida de nuestra tierra, a travs de cuentos con
animales, en historias sin armaduras exteriores.

En su bsqueda de recuperacin, reelabora relatos populares y otros de su propio


imaginario, imprimiendo a sus personajes ciertos valores prototpicos de la otra cultura,
la no oficial. Por eso aparecen todos los animales que conocen los chicos del campo, del
monte y algunos de la ciudad: el zorro, el sapo, el tat, el coat, la paloma y los
pequeos bichos colorados, pulgas y piojos tambin. Donde se detiene con mayor placer
es en ese "sapo" imaginero y fabulador, inventor de historias de Reyes Magos, de peleas
inverosmiles, de picardas salvadoras y de explicaciones de los seres y las cosas. Ese
sapo, en Buenos Aires, aparece con el distanciamiento del de afuera, que tiene la
posibilidad de mirar con su ptica y paralelizar crticamente la vida de la ciudad y del
monte.

Dentro de ese mundo de animales, aparecen las temticas de la sociedad toda: la muerte,
como parte de la vida, despus de haber jugado, peleado y amado (Como si el ruido
pudiera molestar); el monte, como hbitat natural, seductor y peligroso (El monte era
una fiesta); el amor (Piojo chamamecero), entre otros.

Legitima un lenguaje oral, no oficial, "silvestre", como pregona Graciela Montes, desde
expresiones muy argentinas como "qu lo tir!", "no se achique, compaero", "un susto
de la gran siete", incorporndolas dentro del corpus literario para nios, vlido dentro y
fuera de la escuela.

Utiliza dilogos escuetos, dentro de una narrativa lineal, matizndola pendularmente


con descripciones potico-ambientales.

Texto extrado, con autorizacin de la autora, de Papeles de Biblioteca. Buenos Aires,


Libros del Quirquincho, 1992.
Susana Itzcovich es Profesora en Letras (Universidad Nacional de La Plata), docente,
crtica literaria y periodista especializada en literatura infantil y juvenil. Como
ensayista e investigadora es autora, entre diversos artculos tericos y periodsticos, de
los libros Cuentos para leer y contar (Librera Huemul) y Veinte aos no es nada. La
literatura y la cultura para nios vista desde el periodismo (Ediciones Colihue).

Tres textos de "Dragn"


Mirada de Dragn

Aunque los dragones saben mucho, siempre tienen una mirada llena de asombro. Se
asombran de las cosas que no conocen y de las cosas que conocen. A todo lo que
conocen lo miran con ojos nuevos cada da y, si la mirada es nueva, las cosas son
diferentes. Entonces se sorprenden de que haya tantas cosas nuevas en el mundo y les
parece hermoso conocerlas.

Qu hermosa flor! dice un dragn negro.

Muy hermosa! contesta otro. Es parecida a la que estaba ayer en este lugar.

S, pero la que vimos ayer era cuando el sol estaba alto; sta, con un sol de atardecer,
me parece ms hermosa.

Qu hermosa flor! dice el mismo dragn al amanecer del da siguiente.

S contesta el otro. Muy parecida a otra que ya vimos. Pero con los rayos del sol
del amanecer sta es ms linda.

Y vuelan hasta las montaas ms altas, sas donde las nieves estn desde el primer da
del mundo, contentos por haber descubierto una flor nueva. Entonces un dragn le dice
al otro:

Qu hermosa montaa! Tiene toda la nieve del universo!

Y los dos sobrevuelan en grandes crculos el pico de esa montaa que acaban de
descubrir y que ya sobrevolaron mil veces.

Amor de Dragn

Cuando los dragones se aman se desatan los maremotos, los volcanes lanzan un fuego
endemoniado y los huracanes largan una furia que hace pensar que ha llegado el fin del
mundo. Por eso a veces, para amarse sin molestar a nadie, vuelan hasta el cielo ms alto,
donde las estrellas casi estn al alcance de la mano.

Y los dragones creen que el mundo queda en calma. pero se equivocan. Entonces caen
rayos y centellas, el cielo parece desplomarse con truenos aterradores, las estrellas
fugaces y los cometas de largas colas luminosas corren de un lado para el otro
sembrando el pavor, y los tornados enfurecidos se tragan medio mundo.

O la luna o el sol parecen borrarse lentamente en el cielo y todos dicen que hay un
eclipse, dando minuciosas explicaciones de cmo la tierra se coloca entre el sol y la luna
o la luna delante del sol y etctera etctera.

Vanas explicaciones. Las dicen los que nunca miran bien. Si mirasen bien veran
claramente la figura de dos dragones que se aman y que van tapando la luz de los astros
segn se acerquen o se alejen.

Cada vez que alguien piense que est llegando el fin del mundo slo tiene que abrir los
ojos de mirar bien. Los ojos grandes de mirar lejos. Y no creer en tonteras. Pero eso no
es nada fcil.

El baile de las sombras

Quiero pelear, dragn dijo la dragona.

El dragn no contest nada. Simplemente vol, convertido en mariposa.

Las golondrinas pueden comer una mariposa dijo la dragona, y vol convertida en
una golondrina.

Golondrina y mariposa subieron y subieron, y cuando la golondrina ya casi morda el


ala de la mariposa, la mariposa se convirti en halcn.

Los halcones pueden comerse a una golondrina dijo el dragn.

Las golondrinas vuelan ms rpido vdijo la golondrina haciendo un giro en el aire


y colocndose encima del halcn para picotearle la cabeza.

El halcn se lanz en una violentsima cada y se meti entre las ramas de un rbol.

La golondrina baj hasta el rbol, pero all no haba ningn halcn.

Te escondiste, dragn dijo la golondrina. Igual te voy a encontrar.

La dragona mir rama por rama, buscando alguna oruga que pudiese ser el dragn. Mir
rama por rama, y no se dio cuenta de que una rama se mova y se acercaba lentamente
hacia ella. Cuando vio a la serpiente abriendo su enorme boca ya era tarde para escapar.

Y la serpiente mordi, pero mordi la cscara de una tortuga. La tortuga se convirti en


ratn y salt al suelo. La serpiente se convirti en un guila que vol hacia el ratn, pero
cuando lleg al suelo casi choca con un jabal de inmensos colmillos.

Un jabal es demasiado para un guila, no para el puma que rugi mientras saltaba.
El salto del puma termin en el aire vaco. All no haba nada. Nada ms que una
hormiga que se meta rpidamente en un profundo agujerito del tamao de una hormiga.

Para una hormiga, nada mejor que un oso hormiguero dijo el puma que ya no era
puma sino oso hormiguero, mientras meta su largusima lengua buscando a la hormiga.

Y la encontr, y la hormiga sali pegada en la lengua del oso hormiguero.

Me ganaste, dragn dijo la hormiga convirtindose otra vez en dragona, y ahora


me puedo comer a un oso hormiguero que debe ser muy sabroso.

Pero el dragn otra vez era dragn.

Bueno, basta dijo el dragn. Me cans de pelear.

Fue divertido dijo la dragona. Te viste en apuros ms de una vez.

Bah, lo hice para dejarte contenta, pura amabilidad de mi parte.

S? dijo la dragona. Lo que pasa es que no te gusta perder.

vDragona, me ests provocando. No me queda ms remedio que invitarte al baile de


las sombras.

Eso me gusta ms. Bailemos, dragn, bailemos el baile de las sombras.

Y los dos dragones se elevaron mirando sus sombras. Las sombras eran enormes y
llenaban de oscuridad la tierra. Subieron y subieron, hasta que sus sombras en el suelo
se vean apenas del tamao de las sombras de una paloma.

Entonces giraron en el aire y las sombras giraron en la tierra, movindose muy


lentamente. Y se juntaron los dragones en el aire y se juntaron las sombras en la tierra. Y
juntaron las cabezas y en la tierra apareci la sombra de una mariposa. Y juntaron ala
con ala, cola con cola, un ala sobre otra ala, y en la tierra fueron apareciendo diferentes
figuras de animales conocidos y de animales desconocidos. Y bailaron el baile de las
sombras hasta que el sol dej de alumbrar desde arriba, porque el baile de las sombras
slo se puede bailar cuando el sol est en lo ms alto del cielo.

Cuando bajaron, todo el campo estaba cubierto de flores. Tal vez porque el baile de una
pareja de dragones, necesariamente, tiene que hacer que todo el mundo se llene de
flores.

Gustavo Roldn

Textos extrados, con autorizacin de su autor y sus editores, del libro Dragn (Buenos
Aires, Editorial Sudamericana, 1997)
Cuento: Como si el ruido pudiera
molestar
Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los
animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se
quedaron con la boca abierta, sin saber qu decir.

Es que no haba nada que decir.

Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se qued quieto, dej de ser
viento y fue un murmullo entre las hojas, dej de ser murmullo y apenas fue una palabra
que corri de boca en boca hasta que se perdi en la distancia.

Ahora todos lo saban: el viejo tat estaba a punto de morir.

Por eso los animales lo rodeaban, cuidndolo, pero sin saber qu hacer.

Es que no hay nada que hacer dijo el tat con una voz que apenas se oa.
Adems, me parece que ya era hora.

Muchos hijos y muchsimos nietos tatucitos miraban con una tristeza larga en los ojos.

Pero, don tat, no puede ser! dijo el piojo, si hasta ayer noms nos contaba
todas las cosas que le hizo al tigre.

Se acuerda de las veces que lo embrom al zorro?

Y de las aventuras que tuvo con don sapo?

Y cmo se rea con las mentiras del sapo!

Varios quirquinchos, corzuelas y monos muy chicos, que no haban odo hablar de la
muerte, miraban sin entender.

Eh, don sapo! dijo en voz baja un monito. Qu le pasa a don tat? Por qu mi
pap dice que se va a morir?

Vamos, chicos dijo el sapo, vamos hasta el ro, yo les voy a contar.

Y un montn de quirquinchos, corzuelas y monitos lo sigueron hasta la orilla del ro,


para que el sapo les dijera qu era eso de la muerte.

Y les cont que todos los animales viven y mueren. Que eso pasaba siempre, y que la
muerte, cuando llega a su debido tiempo, no era una cosa mala.

Pero don sapo pregunt una corzuela, entonces no vamos a jugar ms con don
tat?
No. No vamos a jugar ms.

Y l no est triste?

Para nada. Y saben por qu?

No, don sapo, no sabemos...

No est triste porque jug mucho, porque jug todos los juegos. Por eso se va
contento.

Claro dijo el piojo. Cmo jugaba!

Pero tampoco va a pelear ms con el tigre!

No, pero ya pele todo lo que poda. Nunca lo dej descansar tranquilo al tigre.
Tambin por eso se va contento.

Cierto! dijo el piojo. Cmo peleaba!

Y adems, siempre anduvo enamorado. Tambin es muy importante querer mucho.

l s que se diverta con sus cuentos, don sapo! dijo la iguana.

Como para que no! Si ms de una historia la inventamos juntos, y por eso se va
contento, porque le gustaba divertirse y se divirti mucho.

Cierto dijo el piojo. Cmo se diverta!

Pero nosotros vamos a quedar tristes, don sapo.

Un poquito s, pero... la voz le qued en la garganta y los ojos se le mojaron al sapo


. Bueno, mejor vamos a saludarlo por ltima vez.

Qu est pasando que hay tanto silencio? pregunt el tat con esa voz que apenas
se oa. Creo que ya se me acab la cuerda. Me ayudan a meterme en la cueva?

Al piojo, que estaba en la cabeza del and, se le cay una lgrima, pero era tan chiquita
que nadie se dio cuenta.

El tat mir para todos lados, despus baj la cabeza, cerr los ojos, y muri.

Muchos ojos se mojaron, muchos dientes se apretaron, por muchos cuerpos pas un
escalofro.

Todos sintieron que los oprima una piedra muy grande.

Nadie dijo nada.

Sin hacer ruido, como si el ruido pudiera molestar, los animales se fueron alejando.
El viento sopl y sopl, y comenz a llevarse las penas. Sopl y sopl, y las nubes se
abrieron para que el sol se pusiera a pintar las flores. El viento hizo ruido con las hojas
de los rboles y silb entre los pastos secos.

Se acuerdan dijo el sapo cuando hizo el trato con el zorro para sembar maz?

Gustavo Roldn

Extrado, con autorizacin de su autor y sus editores, del libro Como si el ruido
pudiera molestar (Bogot, Grupo Editorial Norma, 1998. Coleccin Torre de Papel;
Serie Torre Roja)

Bibliografa
Preparada por Susana Itzcovich (hasta el ao 2000), y actualizada por Laura Roldn

1982

Sobre lluvias y sapos. Caracas, Editorial El Mcaro.

1983

El da de las tortugas. Buenos Aires, Ediciones del Malabarista.

El monte era una fiesta. Buenos Aires, Ediciones del Malabarista.

1984

Animal de patas largas. Ilustraciones de Ral Fortn. Buenos Aires,


Editorial Kapelusz. Coleccin La manzana roja. (Editado
simultneamente por Editorial Cincel, Madrid, Espaa).

Cada cual se divierte como puede. Buenos Aires, Ediciones Colihue.


Coleccin Libros del Malabarista.

El genio y el pescador. Versin libre de un cuento de Las Mil y una


Noches. Ilustraciones de Miguel De Lorenzi. Buenos Aires, Ediciones Colihue.
Coleccin El Pajarito Remendado.

El monte era una fiesta. Buentos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Libros del
Malabarista.

El traje del emperador. Versin libre del cuento de Andersen. Ilustraciones de Leticia
Uhalde. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin El Pajarito Remendado.

Historia de Pajarito Remendado. Ilustraciones de Ral Fortn. Buenos Aires,


Ediciones Colihue. Coleccin El Pajarito Remendado.
Un pjaro de papel. Ilustraciones de Leticia Uhalde. Buenos Aires, Ediciones Colihue.
Coleccin El Pajarito Remendado.

Zorro y medio. Versin libre de cuentos populares. Ilustraciones de Ral Fortn.


Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin El Pajarito Remendado.

1985

Pedro Urdemales y el rbol de plata. Versin libre de cuentos populares. Ilustraciones


de Miguel De Lorenzi. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin El Pajarito
Remendado.

1986

Como si el ruido pudiera molestar. Ilustraciones de Alicia Charr. Buenos Aires,


Libros del Quirquincho. Serie Blanca.

Cuentos de Pedro Urdemales. Ilustraciones de Gustavo Roldn (h). Buenos Aires,


Centro Editor de Amrica Latina/Ediciones Culturales Argentinas. Coleccin Cuentos
de mi pas.

Cuentos del zorro. Ilustraciones de Myriam Holgado. Buenos Aires,


Centro Editor de Amrica Latina/Ediciones Culturales Argentinas.
Coleccin Cuentos de mi pas.

El carnaval de los sapos. Ilustraciones de Myriam Holgado. Buenos


Aires, Editorial El Ateneo. Coleccin Infantil-Juvenil.

1987

El diablo en la botella. Versin libre del cuento de Robert L. Stevenson. Ilustraciones


de Mori Kohakura. Buenos Aires, Libros del Quirquincho. Serie Negra.

La leyenda del Bicho Colorado. Ilustraciones de Alejandro Ravassi. Buenos Aires,


Libros del Quirquincho. Serie Blanca.

1988

Prohibido el elefante. Ilustraciones de Luis Pereyra. Buenos Aires, Editorial


Sudamericana. Coleccin Pan Flauta.

1989

El trompo de palo santo. Ilustraciones de Diego Bianchi. Buenos Aires, Ediciones


Colihue. Coleccin El Pajarito Remendado.

Sapo en Buenos Aires. Ilustraciones de Myriam Holgado. Buenos Aires, Ediciones


Colihue. Coleccin El Pajarito Empilchado. (Reedicin: Buenos Aires, Ediciones
Colihue, 1989; Coleccin Libros del Malabarista.)
1990

El hombre que pis su sombra. Ilustraciones de Gustavo Roldn (h). Buenos Aires
Colihue. Coleccin Los Morochitos.

Juego de sombras. Ilustraciones de Miguel De Lorenzi. Buenos Aires, Ediciones


Colihue. Coleccin Los Morochitos.

La cancin de las pulgas. Ilustraciones de Ral Fortn. Buenos Aires, Ediciones


Colihue. Coleccin El Pajarito Remendado.

Penas de amor y de mar. Ilustraciones de Ral Fortn. Buenos Aires,


Editorial Sudamericana. Coleccin Libros del Bolsillo. (Reedicin:
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2004. Coleccin Libros del
Bolsillo.)

Quin levanta esta piedra? Versin libre del cuento de Ion Creanga.
Ilustraciones de Ester Nazarian. Buenos Aires, Ediciones Colihue.
Coleccin El Pajarito Remendado.

1991

Mi animalito. Ilustraciones de Enzo Oliva. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin


Los Morochitos.

Payada sobre sapos y piojos. Ilustraciones de Juan Manuel Lima. Buenos Aires,
Ediciones Colihue. Coleccin Los Morochitos.

Todos los juegos el juego. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Libros del
Malabarista.

Un largo roce de alas. Ilustraciones de Oscar Rojas. Buenos Aires,


Editorial Sudamericana. Coleccin Libros del Bolsillo.

1992

El enmascarado no se rinde. Cuentos callejeros. Buenos Aires,


Ediciones Colihue. Coleccin Los Fileteados.

1993

Balada del aullador (para adultos). Poemas. Crdoba, Editorial Argos.

Cuentos con pjaros. Ilustraciones de Huadi. Buenos


Aires, Centro Editor de Amrica Latina/Ediciones
Culturales Argentinas. Coleccin Cuentos de mi pas.

La venganza de la hormiga. Cuentos callejeros. Buenos


Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Los Fileteados.
Payada del Bicho Colorado. Ilustraciones de Oscar Rojas. Buenos Aires, Ediciones
Colihue. Coleccin Los Morochitos.

Tiempo de mentirosos. Mentidos por Gustavo Roldn. Buenos Aires, Ediciones


Colihue. Coleccin Los Fileteados.

1994

Cuentos crueles. Versin libre de cuentos de Saki. Buenos Aires, Ediciones Colihue.
Coleccin Libros del Malabarista.

Las pulgas no andan por las ramas. Ilustraciones de Juan Manuel


Lima. Buenos Aires, A-Z Editora. Serie del Boleto.

Los siete viajes de Simbad el marino. Versin libre de cuentos de Las


mil y una noches. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Los
Fileteados.

1995

El carnaval de los sapos. Ilustraciones de Ral Fortn. Buenos Aires,


Editorial Sudamericana. Coleccin Pan Flauta.

La dama o el tigre. Versin libre de cuentos fantsticos. Buenos Aires,


Ediciones Colihue. Coleccin Los Fileteados.

La marca del Zorro. Chistes callejeros. Buenos Aires, Ediciones


Colihue. Coleccin Los Fileteados.

La noche del elefante. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Libros del
Malabarista.

Todos los juegos el juego. Ilustraciones de Luis Castro. La Habana,


Cuba, Editorial Gente Nueva-Instituto Cubano del Libro.

1996

Crimen en el arca. Ilustraciones de Gustavo Roldn (h).


Buenos Aires, Editorial Alfaguara. Coleccin Infantil.

El ahijado de la muerte. Seleccin y versin de cuentos fantsticos.


Buenos Aires, Ediciones Colihue.

El mono y el yacar. Ilustraciones de Ral Fortn. Buenos Aires,


Ediciones Colihue. Coleccin El Pajarito Remendado.

Juegos del cielo y del infierno. Contados por Gustavo Roldn. Buenos Aires, Ediciones
Colihue. Coleccin Los Fileteados.
Las aventuras de Pinocho. Versin libre de la novela de Carlo Collodi (En
colaboracin con Laura Devetach). Ilustraciones de Gustavo Roldn (h). Buenos Aires,
Ediciones Colihue. Coleccin Los libros de Boris.

1997

Cuentos de las 1001 noches. Versin de cuentos de Las Mil y una Noches. Buenos
Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Los Fileteados.

Dragn. Ilustraciones de Luis Scafati. Buenos Aires, Editorial


Sudamericana.

El ltimo dragn. Buenos Aires, Ediciones Colihue. Coleccin Libros


del Malabarista.

Pactos con el diablo. Pactados por Gustavo Roldn. Buenos Aires,


Ediciones Colihue. Coleccin Los Fileteados.

1998

Aladino y la lampara maravillosa. Versin libre. Buenos Aires,


Ediciones Colihue. Coleccin Los Fileteados.

Historias del piojo. Ilustraciones de Oscar Rojas. Bogot, Grupo


Editorial Norma. Coleccin Torre de Papel; Serie Torre Roja.

La leyenda del bicho colorado. Ilustraciones de Luis Scafati. Buenos


Aires, Editorial Alfaguara. Coleccin Infantil.

Manual de humor. Chistes callejeros. Buenos Aires, Ediciones Colihue.


Coleccin Los Fileteados.

Una lluvia de pjaros. Ilustraciones de Gustavo Roldn (h). Mxico,


Fondo de Cultura Econmica. Coleccin A la orilla del viento.
Serie Para los que estn aprendiendo a leer.

1999

Cuentos que cuentan los indios. Ilustraciones de Luis Scafati. Buenos


Aires, Editorial Alfaguara. Coleccin Alfaguara Juvenil.

Como si el ruido pudiera molestar. Ilustraciones de


Luis Scafati. Bogot, Grupo Editorial Norma. Coleccin
Torre de Papel; Serie Torre Roja.

Cuentos del zorro. Ilustraciones de Carlos Nine.


Buenos Aires, Editorial Sudamericana. Coleccin Cuentamrica.

2000
Animal de patas largas. Ilustraciones de Sulor (Oscar Rojas). Buenos
Aires, Editorial Sudamericana. Coleccin Pan Flauta.

Cuentos de Pedro Urdemales. Ilustraciones de Gustavo Roldn (h).


Buenos Aires, Editorial Sudamericana. Coleccin Cuentamrica.

Las pulgas no vuelan. Ilustraciones Gustavo Roldn (h). Mxico, D.F.,


Fondo de Cultura Econmica. Coleccin A la orilla del viento.

2002

Cuentos de mundos lejanos. Ilustraciones de Mariano Lucano. Buenos


Aires, Ediciones Santillana. Coleccin Leer es genial, Serie Ayer y
siempre.

El viaje ms largo del mundo. Ilustraciones de O'Kif . Buenos Aires,


Ediciones SM. Coleccin El Barco de Vapor, Serie Blanca.

2003

Un largo roce de alas. Ilustraciones de Luis Scafati. Buenos Aires,


Editorial Sudamericana. Coleccin Pan Flauta, Serie Azul.

2004

El camino de la hormiga. Ilustraciones de Juan Lima.


Buenos Aires, Editorial Alfaguara. Coleccin Prxima
Parada Alfaguara, Serie Amarilla.

Pjaro de nueve colores. Ilustraciones de Cristian Turdera. Buenos


Aires, Grupo Editorial Norma. Coleccin Torre de Papel,
Serie Naranja.

Cuentos con plumas y sin plumas. Ilustraciones de Sal Oscar Rojas.


Buenos Aires, Editorial Sudamericana. Coleccin Cuentamrica.

El pjaro ms pequeo. Ilustraciones de Luis Scafati. Santa Fe,


Argentina, Ediciones Universidad Nacional del Litoral. Coleccin
Diente de len. (En prensa.)

Discografa

Si supiera una alegre cancin (Poema musicalizado en CD). Rosario,


Argentina, El Camote Record, 2000. Poema de Gustavo Roldn
musicalizado por Caio Viale.

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