Estrategias de Lectoescritura
Estrategias de Lectoescritura
Estrategias de Lectoescritura
DIRECTORIO
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Índice
Página
Introducción 4
¿Qué enseñamos a los niños para que aprendan a leer y cómo sabemos que lo están 11
logrando?
¿Qué enseñamos para que los niños aprendan a escribir y cómo sabemos que lo están 24
logrando?
¿Por qué es importante aprender a leer y a escribir el nombre propio durante el proceso 29
de alfabetización inicial?
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INTRODUCCIÓN:
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"En algunos momentos de la historia hace falta una revolución conceptual. Creemos que ha
llegado el momento de llevarla a cabo en el área de la alfabetización"
Emilia Ferreiro, La representación del lenguaje y el proceso de alfabetización.
En: Alfabetización. Teoría y práctica. Buenos Aires, Ed. Siglo XXI, 1ª ed. 1997, pág. 28
(...)La interpretación que los lectores realizamos de los textos que leemos depende en gran
medida del objetivo que preside nuestra lectura. Es decir, aunque el contenido de un texto
permanezca invariable, es posible que dos lectores, movidos por finalidades diferentes, extraigan
de él distinta información. Los objetivos de la lectura son, pues, elementos que hay que tener en
cuenta cuando se trata de enseñar a los niños a leer y a comprender.
(...) El significado del texto se construye por parte del lector. (...) El significado que un escrito
tiene para el lector no es una traducción o réplica del significado que el autor quiso imprimirle, sino
una construcción que implica al texto, a los conocimientos previos del lector que lo aborda y a los
objetivos con que se enfrenta a aquél".
Isabel Solé: Estrategias de lectura. Graó. ICE Universidad Barcelona. 6ª ed. 1996, pág. 21-22
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Antes de comenzar, reflexionemos:
Sin embargo es importante enfatizar que no basta con los elementos implícitos en un
ambiente alfabetizado, el que un ambiente sea alfabetizador implica que se llevan a cabo
prácticas culturales y acciones desarrolladas por la maestra Miriam Nemirovsky refiere
tres condiciones para lograr un ambiente alfabetizador:
La primera condición se refiere a la interacción que debe gestarse entre el niño que
aprende y otros sujetos lectores. La autora menciona que “a través de quienes utilizan
habitualmente la lectura y la escritura es que el sujeto va descubriendo el sentido a dichas
acciones, para qué y por qué se realizan”. De tal forma que esto nos lleva a reflexionar en
todos los adultos que rodean al niño: papá, mamá, familiares, amigos, maestros, etc. los
cuales fungen como modelo de forma implícita o explícita. Es absurdo pensar en propiciar
animación a la lectura en nuestros alumnos si nunca me han visto leyendo o escribiendo,
si nunca hemos compartido la lectura de algún libro o incluso el ir descubriendo los textos
en los anuncios panorámicos por ejemplo, o compartiendo la escritura de un recado (leído
en voz alta al redactarlo) para enfatizar la función social de este acto: “si yo escribo,
tendré un lector para mi escrito”
La segunda condición es la interacción con textos. ¿De qué forma propiciamos que los
niños puedan interactuar libremente con diversos textos? Es de suma importancia contar
con textos en el aula y el hogar, textos que no solo tienen que ser libros, recordemos la
importancia que plantea PISA en exponer a los niños a diversos tipos de textos. Textos
Continuos: organizados en oraciones y párrafos, esto es, escritos en prosa y también en
verso, que a su vez se clasifican en textos narrativos, expositivos, argumentativos, etc.) y
en textos discontinuos (con organizaciones diferentes: listas, formularios, gráficos o
diagramas, mapas, recibos, etiquetas etc.). El contar con una biblioteca de aula,
portadores exhibidos o textos en casa al alcance de los niños los irá adentrando en su
conocimiento a través de la exploración, además de desarrollar el sentido de la función
social de los textos: comunicativa; al transmitir y expresar lo que se piensa y siente; de
registro, que permite ampliar la capacidad humana de memorizar, así como la función de
regulación y control social.
¿Contamos en nuestras aulas con material que atraiga a nuestros niños y movilice
ese deseo por leer y escribir?
La tercera condición es contar con espacios y tiempos para la lectura. Dichos momentos
deben constituir con verdaderas oportunidades para propiciar el hábito y gusto por la
lectura y escritura, no solo momentos esporádicos y descontextualizados que no
impregnen relevancia y significado en el acto mismo y sean solo tareas aisladas.
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¿Cómo podemos “construir un ambiente alfabetizador”?
Teniendo en cuenta que no solo basta con los “materiales” sino las acciones que
propiciemos con ellos, enlistaremos algunos ejemplos de elementos que pueden contribuir
a lograr un ambiente alfabetizado y con el correcto uso lograr que sea alfabetizador.
Biblioteca de aula. Muy importante es arropar las aulas con un espacio donde los
alumnos cuenten con material bibliográfico específico para su edad que incluya (cuentos,
poemas, novelas, libros álbum, libros informativos, etc.) En este espacio se pueden
realizar proyectos específicos e incluir acervo (textos de divulgación científica) para
investigación de los alumnos.
Paredes de palabras. Se puede trabajar con diversos medios y estrategias: Palabras con
las letras que se están introduciendo, de uso frecuente, palabras generadas por los
alumnos, trabajo de habilidades metalingüísticas: para aislar o cambiar fonemas o sílabas,
identificación de rimas, conteo de letras o sílabas. Palabras con letras o sílabas movibles
Todo lo anterior logrado sin que se vuelva un ambiente contaminado que deje de ser
significativo para los alumnos.
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Después de reconocer la importancia del ambiente que generamos en las aulas,
ahora resulta pertinente preguntarnos:
En este capítulo, nos centraremos en las "escrituras" que producen los niños por sí
mismos en primer año, antes de entender que nuestro sistema de escritura es
alfabético, y en las "lecturas" que preceden a la lectura convencional y que implican
pasos previos y necesarios para llegar a ella.
Asimismo, incluiremos cuatro cuadros en los que tratamos de pormenorizar qué es lo que
tenemos que enseñar y cómo podemos valorar si nuestros niños están aprendiendo
a leer y a escribir cuando todavía no han comprendido las características
alfabéticas de nuestro sistema de escritura. Estos cuadros podrán ser utilizados en
segundo año cuando las lecturas y escrituras no convencionales de los alumnos perduren
más allá del primer año escolar.
Queremos aclarar que, tanto en primer año como en segundo, estos niños
participarán junto con los demás compañeros en las situaciones y modalidades
organizativas de las actividades que se describen en el próximo capítulo. Esto
significa que los maestros planificarán actividades habituales, proyectos
institucionales, proyectos de escritura y secuencias de lectura para todos sus
alumnos, además de las intervenciones específicas que pondrán en juego con los
niños cuyo avance sea más lento.
Los alumnos que "todavía no saben leer" pueden hacerlo a través de los adultos o de
algún otro niño que ya sepa leer convencionalmente o por sí mismos mediante estrategias
que también utilizan los lectores expertos (Lemer, 1996; Kaufman, 1998; Castedo, Siro y
Molinari, 1999). Comentaremos ambas posibilidades.
Este tema será expuesto con mayores detalles en el próximo capítulo, pero queremos
enfatizar su importancia en primer año. Cuando el maestro lee a los niños en voz alta,
ellos no sólo están escuchando: están participando activamente en la construcción
del significado del texto que escuchan.
La lectura en voz alta del maestro es fundamental, porque el docente no sólo les está
brindando la oportunidad de construir el significado de un texto al cual no hubiesen podido
acceder por sus propios medios, sino que también está poniendo a sus alumnos, en
contacto directo con el lenguaje escrito, que incluye las características generales de los
cuentos, las noticias, las notas de enciclopedia, las recetas de cocina, etcétera (es decir,
de los diferentes géneros). Asimismo, ese lenguaje escrito incorpora la manera particular
que, en cada caso, eligió el autor para narrar ese cuento destinado a un público infantil o
adulto, para redactar esa noticia o esa nota de enciclopedia, dar las instrucciones en esa
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receta de cocina tomando en consideración al lector (es decir, los recursos discursivos
puestos en juego).
La lectura del adulto no suele ser considerada como una verdadera lectura del niño.
Por lo general, los docentes consideran que el alumno está leyendo sólo cuando lo
hace por sí mismo.
Si así fuera, como en esta situación los niños pequeños tienen muchas más posibilidades
de explorar cuestiones vinculadas con el sistema de escritura que aspectos centrales del
lenguaje escrito, este contacto se vería muy postergado. ¿Cómo puede apropiarse un
niño de 3 ó 4 años de la estructura narrativa de un cuento, de las características
prescriptivas de una receta de cocina o de la naturaleza descriptiva de una nota de
enciclopedia de animales, si no es a través de la lectura de un otro? ¿Cómo puede
disfrutar ese mismo niño de las extraordinarias aventuras de sus personajes favoritos si
no está vehiculizado por una voz interpretante? Emilia Ferreiro, en un texto excelente,
propone denominar interpretación al acto que transforma las marcas en objetos
lingüísticos y sugiere llamar intérprete al sujeto que realiza el acto de interpretación. Y
luego agrega que, cuando este acto se realiza para un otro concebido como parcial o
accidentalmente incapaz de actuar como intérprete, el intérprete se convierte en
interpretante. "¿Cómo se pasa de la escritura-conjunto-de-marcas a la escritura-objeto-
simbólico? A través de un interpretante que nos introduce en un mundo mágico".
(Ferreiro, 1996).
En las salas del nivel inicial y en las aulas de primero, los maestros dedican varias
sesiones semanales a leer cuentos a sus alumnos. El objetivo consciente más
generalizado suele ser "entretener a los niños" o "hacerles conocer historias interesantes".
Cuando les leen un cuento, no sólo los entretienen y les hacen conocer historias
interesantes, sino que les están dando la oportunidad de navegar por la riqueza de
los textos literarios, de conocer la superestructura correspondiente al género
(siempre van a encontrar un equilibrio inicial, una ruptura de ese equilibrio, la solución del
conflicto y el restablecimiento de un nuevo equilibrio), de apropiarse del léxico peculiar de
los cuentos... Y esto vale para cualquier texto que los docentes lean a sus alumnos. Cada
niño, en la medida de sus posibilidades, irá apropiándose de los diferentes géneros
textuales, lo que redundará en sus habilidades para escribir y en su eficacia para leer. Es
importante señalar que, en este caso, los alumnos no exploran aspectos del sistema de
escritura.
Veamos ahora la alternativa de que los niños pequeños lean por sí mismos. ¿Cómo, si
todavía no pueden hacerlo convencionalmente? Pues usando las mismas estrategias
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básicas que los lectores expertos: anticipando significados posibles en función de la
coordinación inteligente de datos del texto con datos del contexto.
Cuando los niños leen por sí mismos, no sólo se vinculan con el lenguaje escrito,
también comienzan a explorar el sistema de escritura, integrado por letras,
espacios y signos que se combinan de diferentes maneras para representar el
lenguaje.
También pueden leer por sí mismos textos breves, aunque no tengan imágenes, si
el maestro proporciona información acerca del contenido total de lo que dice. Los
niños, gradualmente, van identificando palabras o fragmentos de esos textos tomando
como indicadores algunas letras conocidas y, también, la longitud de las escrituras. Según
cuál sea el material que el docente proporcione, estará brindando a sus alumnos la
posibilidad de conectarse, en mayor o menor medida, con el sistema de escritura y/o con
el lenguaje escrito. Cuando les hace explorar el texto escrito de una estrofa de una
canción conocida, el niño se vincula con el lenguaje escrito (advirtiendo, por ejemplo, que
cada verso no ocupa todo el renglón y que eso sucede en el género poético) y con el
sistema de escritura (utilizando letras para identificar palabras). En cambio, cuando los
niños van reconociendo los nombres de sus compañeros escritos en tarjetas, su
exploración se centra sólo en el sistema de escritura, porque en ese material no hay
textos, sino palabras.
Poco a poco, los niños van aplicando las mismas estrategias que fueron construyendo en
sus lecturas no convencionales—anticipar, coordinar informaciones, inferir, utilizar índices
para autocorregir o corroborar sus anticipaciones, etcétera— para leer autónomamente
textos, aunque no estén acompañados de imágenes ni cuenten con información exacta
acerca de su contenido.
En estos casos, las situaciones didácticas revisten una importancia crucial, ya que deben
brindar contextos válidos para que los niños puedan ir ensayando dichas coordinaciones.
Claudia Molinari, en un artículo denominado "La intervención docente en la alfabetización
inicial", plantea lo siguiente: "Las situaciones didácticas donde los pequeños lectores
deben interpretar un texto por sí mismos se caracterizan por presentar la escritura
de manera contextuada, es decir, siempre acompañada de un contexto material y/o
un contexto verbal". (Molinari, 2003: 64).
En cuanto al contexto material, Molinari aclara que muchos textos de circulación social
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suelen incluir dibujos o fotos. En estos casos, los niños anticipan el contenido del texto en
virtud de las imágenes, y también a partir de las características materiales del portador,
que brindan pistas acerca de su contenido (diarios, libros, envases, folletos, etcétera). El
contexto verbal es proporcionado por el docente para trabajar con textos que no están
acompañados por imágenes. En esos casos, el maestro brinda información global acerca
de lo que está escrito. El trabajo intelectual que los niños ponen en acto cuando "leen" de
estas dos maneras puede consistir en anticipar lo que cree que dice o en ubicar dónde
dice lo que él sabe que dice (a partir de la información previa suministrada por el
docente).
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
enseñar?
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del texto, etcétera).
Ciertas características típicas del género.
- El maestro lee un fragmento de una nota enciclopédica y solicita a los niños
que anticipen qué otra información puede aparecer en lo que resta del texto.
- Otro ejemplo, frente a la lectura de una nota periodística acerca de la llegada
de una jirafa al zoológico, el docente distorsiona el comienzo del artículo
reemplazándolo por una fórmula característica de los cuentos tradicionales: "Había
una vez una jirafa"... Los niños rechazan esa "lectura" por no ser propia del género
correspondiente.
- Identifican y comparan la manera peculiar en que se caracteriza a los lobos
como personajes en los cuentos ("Caperucita Roja", "Los tres chanchitos") con los
rasgos del mismo animal descriptos en una nota enciclopédica. Un niño toma un
libro de cuentos tradicionales que su maestra ha leído en otras oportunidades y
comienza a contar un cuento nuevo, guiándose por las imágenes. El texto
construido incluye expresiones características de ese tipo de texto, empezando con
"Había una vez" o "Hace muchos pero muchos años", utilizando palabras típicas del
lenguaje escrito correspondiente a esos cuentos: "El lobo atrapó al cerdito", o bien
cerrando con una fórmula del tipo: "Y colorín, colorado, este cuento ha terminado".
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
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A construir el - Otro caso, si el grupo ha seguido un tema de actualidad a través del diario, el
significado de los maestro pide a los niños que recuerden cómo se ha desarrollado el tema hasta ese
textos usando e momento.
incrementando los - Puede suceder que, cuando los niños no comprenden o tienen dudas sobre el
conocimientos que los
chicos tienen sobre significado de un fragmento leído por el maestro, soliciten otra lectura de este o
los portadores y sobre formulen preguntas sobre datos puntuales para rectificar su interpretación.
el lenguaje escrito Si amplían su vocabulario incorporando palabras y expresiones propias de los
diferentes géneros.
- Cuando los niños leen por sí mismos en voz alta —antes de hacerlo de manera
convencional—, van dando vuelta las páginas del libro y relatan la historia guiándose
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por las imágenes. En esos casos, utilizan palabras y expresiones propias del lenguaje
escrito, de las que se han apropiado leyendo a través del maestro: había una vez, el
lobo atrapó a la niña, el ciervito brincó, el conejo era muy veloz, etcétera.
Si descubren que una misma historia puede ser contada de diferentes maneras
apelando a distintos recursos estilísticos.
A compartir sus Si solicitan al docente que les lea determinados textos y manifiestan interés por
experiencias como llevarse libros a sus casas.
lectores con otros, - Puede suceder que pidan la lectura de textos de algunas revistas,
pares o adultos. suplementos, cuentos, etc. Expresan su interés con frases como "¿Hoy no nos vas a
leer?".
- O que, en una situación de funcionamiento de préstamos semanales de libros de la
biblioteca del aula, siempre lleven libros a sus casas para que se los lean.
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
enseñar?
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portador.
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
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A interpretar las Si utilizan algunas letras como índices y, también, la longitud de la escritura para
partes de un texto decidir dónde dice algo determinado.
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breve, cuyo contenido
global conocen. - Dada una situación de lectura de un cuadro en el que figuran los días de la semana
en la primera columna y el cuento que cada día la maestra había acordado leerles
en la segunda columna, los niños deban decirle a la maestra cuál cuento
corresponde leer ese día (martes). Identifican el día en la primera columna: "Hay
que mirar aquí (señalando MARTES en la primera columna) porque esta (señala la
inicial) es la ma". Miran el título que aparece en esa fila en la columna de la
derecha, y un niño sostiene que dice Pinocho. Otro refuta su postura con los
siguientes argumentos: "No es Pinocho, es El gato con botas porque empieza con e
y es largo y tiene muchas letras".
- O que, en una situación de juego con un dominó con imágenes y los nombres de
los objetos, una niña diga "Esta (imagen de un indio) va con esta (escritura INDIO)
porque empieza con la i". Rechaza otra que dice IGLESIA "porque tiene que terminar
con o y no tiene que tener la e".
- En otra, una maestra pide a sus alumnos que cada uno vaya eligiendo la tarjeta con
el nombre de un compañero presente para certificar la asistencia del día. En este
caso, una niña toma una tarjeta que dice RODRIGO e informa, sin mucha seguridad,
que es la tarjeta de Romeo. Después de pensar unos segundos, la cambia por la
que dice ROMEO, justificando el reemplazo porque "en Romeo no puede ir la /',
¿no?".
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
enseñar?
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
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A comenzar a leer, de Si leen en silencio e informan a otros acerca del contenido del texto.
manera convencional,
textos breves con Puede ocurrir que un niño se acerque a un cuadro en el que figuran acuerdos de
mayor independencia convivencia en el aula y comenta a los demás: "La señorita puso otra cosa ayer...
de las imágenes. Aquí dice que hay que traer siempre los útiles y no pedirlos a los compañeros". La
maestra confirma lo que dice el niño y comenta, riendo, que lo había puesto el día
anterior antes de salir para no olvidarse, a raíz de un problema por alumnos que
distraían a otros pidiendo cosas y que, al llegar a la escuela, se olvidó de leérselo y
de comentarlo.
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
enseñar?
A que los chicos Si exploran, hojean y anticipan con otros compañeros diferentes textos literarios o
compartan sus no literarios.
experiencias como
lectores con otros, - Por ejemplo, la maestra pide a los niños que busquen información sobre los
pares o adultos. guaraníes para una clase de Ciencias Sociales. Dos niñas hojean algunos libros de
Ciencias Naturales, comentan que allí no hay nada "de indios" y descartan esos
textos. Deciden que hay que buscar en otra enciclopedia.
- Puede suceder que una niña que escribe de manera silábica quiera escribir la
palabra barrilete y pregunte a un compañero "¿Cuál es la ba V. El amigo le indica
que vaya a fijarse en el Banco de Datos, en el que hay una cantidad de imágenes
acompañadas por los nombres de los objetos. Ella se dirige al panel, busca y replica
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que allí no hay ninguna palabra que empiece con ba. El niño le responde que se fije
en CABALLO. Ella explora la palabra y resuelve el problema de su escritura, usando
la B.
Si leen en voz alta para los demás algún texto que les haya gustado o les resulte de
interés.
Los niños pueden hacerlo a través del maestro o escribir por sí mismos.
Comentaremos ambas posibilidades.
Es importante recordar que, en las situaciones de dictar al maestro, es este quien se hace
cargo del sistema de escritura; y la actividad de los niños se concentra en tomar
decisiones vinculadas con el lenguaje escrito (género, coherencia, cohesión) y con
aspectos discursivos (tomar decisiones vinculadas con el propósito y con el destinatario o
lector).
Los alumnos que "todavía no saben escribir" también pueden escribir por sí mismos.
El libro Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño, de Emilia Ferreiro y Ana
Teberosky, fue publicado hace más de veinticinco años, en 1979. En él se describían ya
diferentes maneras en que los chicos iban escribiendo y leyendo en un proceso
constructivo que les permite arribar a las maneras convencionales de leer y escribir, que
son las que usamos los adultos letrados. Esas primeras indagaciones fueron convalidadas
a lo largo de todos estos años en diversos países. En la década de 1980 comenzaron,
asimismo, exploraciones didácticas en las aulas que permitieron sistematizar diferentes
modalidades para ayudar a los niños a avanzar en sus aprendizajes.
En las salas de jardín y en las aulas de primer año, conviven esas diferentes modalidades
de escritura que constituyen pasos necesarios para la comprensión de nuestro sistema
alfabético y que responden a distintas hipótesis que los niños van construyendo para
comprender dicho sistema. La coexistencia de algunas de estas hipótesis presenta
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problemas que obligan a los niños a poner en juego estrategias de solución que
constituyen avances en su aprendizaje.
Las investigaciones sobre psicogénesis de la lengua escrita han puesto de manifiesto que las producciones de
los niños no son caprichosas, que podemos descubrir en ellas reglas que las orientan, principios que las
justifican. No voy a abundar mucho sobre este tema, porque ya hay mucha bibliografía al respecto. Sólo
quiero remarcar la importancia de que el maestro conozca estas ideas de los niños para trabajar con sus
alumnos. Estas ideas transitan un camino que se inicia con la diferenciación de los trazados que hacen
cuando quieren dibujar y cuando quieren escribir, continúa con ciertas exigencias que se agregan a estos
últimos para que en esa "escritura" realmente diga algo (que tenga una cantidad mínima de letras y que estas
no sean repetidas) hasta llegar a comprender la relación que hay entre nuestra escritura y la sonoridad del
lenguaje. En este punto debemos aclarar que la primera aproximación sistemática en ese sentido no se
corresponde a la relación entre letras y fonemas, sino que los chicos piensan, algunos durante bastante
tiempo, que cada letra representa una sílaba. Los maestros que lean esta entrevista, aunque no conozcan las
investigaciones dirigidas por Emilia Ferreiro, habrán escuchado a sus alumnos preguntar: "¿Cuál es la 'pa'?" o
"¿Cómo se escribe la 'to'?"...
Ana María Kaufman, 1998.
1. Trazos continuos que imitan la escritura cursiva o trazos separados que imitan la
imprenta (en algunos textos, podrán encontrarlos con la denominación de grafismos
primitivos). Escritura de un volante con instrucciones contra la pediculosis:
1
El volante sobre la pediculosis, el reglamento de un juego de mesa y la noticia del partido de fútbol fueron
publicados en el capítulo "Leer y escribir en el Jardín de Infantes", de Claudia Molinari, en Kaufman (comp.)
(2000): Letras y Números.
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Si analizamos el conocimiento del sistema de escritura de quienes escribieron este
volante contra la pediculosis, encontramos que diferencian la representación gráfica que
utilizan para dibujar (el volante está ilustrado con un piojo en la parte superior y un peine
en la inferior) y la que utilizan para escribir el texto. En cuanto al conocimiento textual, es
bastante más avanzado del que corresponde a su trazado para escribir: respetan el
género al elaborar un instructivo con los pasos correspondientes y dan claramente las
indicaciones utilizando los verbos en infinitivo y en subjuntivo.
2. Escrituras de una sola letra (o de una grafía parecida a una letra) para una palabra.
(Escrituras unigráficas.)
3. Secuencia de letras (o de grafías parecidas a letras) que abarca todo un renglón para
representar una palabra. (Escrituras sin control de cantidad.)
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Si analizamos este ejemplo desde la perspectiva del sistema de escritura, podemos
identificar el nivel de conceptualización solamente en los casos de palabras aisladas: 2
JUGADORES, 1 DADO.
Aquí puede observarse que el niño realiza escrituras diferenciadas que responden a una
doble exigencia: la cantidad mínima de letras para que porte significado "para que pueda
decir algo" (entre tres y seis aproximadamente) y la variedad de letras que usa en las dos
escrituras. En este momento del proceso, los chicos diferencian así las escrituras para
que esos significados sean distintos. Es decir, se dan variaciones cuantitativas y
cualitativas, pero ninguna de ellas guarda relación con la sonoridad de las palabras. Si
analizamos el texto desde el punto de vista del lenguaje escrito, observamos que hay una
adecuación interesante al tipo de texto propuesto. Vemos que hay un buen instructivo,
característico del reglamento de juego. Los verbos están usados en infinitivo o en
impersonal, las indicaciones son claras, y la estructuración gráfica del texto distingue dos
bloques: uno con el título, con los materiales necesarios y con la cantidad de jugadores, y
el otro con los pasos que se deben seguir durante el desarrollo del juego.
Como muchas veces los maestros no saben cómo intervenir con los alumnos que hacen
este tipo de escrituras, queremos comentar que, a nosotros, nos ha resultado muy útil
plantear a nuestros alumnos situaciones en las que deban justificar el valor de sus
escrituras. Una intervención puesta a prueba por una investigadora mexicana, Sofía
Vernon, que resultó muy interesante, consistía en preguntarles: "¿Qué dice acá?",
tapando parte de la escritura y dejando una sola letra visible. Luego dejaba dos y volvía a
hacer la misma pregunta. Y así hasta que terminaba la palabra. Vernon advirtió que la
primera respuesta que daban los pequeños era decir toda la palabra en cada letra o en
cada fragmento visible. Por ejemplo, en la escritura de "dado" del reglamento de juego,
sería así:
Maestra: —¿Qué dice en esta parte? (E )
Niño: —Dado.
Maestra: —¿Y si tapo así? ( El )
Niño: —Dado.
Maestra: —¿Y así? (EIU )
Niño: —También dado.
Maestra: —¿Y si destapo todo?
(EIUT2) Niño: Dado...
Esta situación resulta perturbadora para el niño porque no debemos olvidar que él ya
considera que la misma palabra debe escribirse siempre de la misma manera y que
distintas palabras deben escribirse de manera diferente. Y, en este caso, está
respondiendo que escrituras distintas pueden decir lo mismo...
Cuando intentan resolver el problema, van dando otras respuestas hasta que llegan a
considerar que, a fragmentos de la escritura, les corresponden fragmentos del sonido de
la palabra y arriban a la relación entre sílabas y letras (Vernon, 1986; Ferreiro, 1991 b).
Como puede observarse, las escrituras 1. a 5. no tienen relación con la sonoridad del
lenguaje. Los niños exploran las diferentes posibilidades representativas que podría tener
nuestro sistema si no fuera alfabético. El quinto caso muestra claramente que esos niños
esperan que significados diferentes se escriban de manera distinta, es decir, como si se
tratara de un sistema que relacionara de manera privilegiada aspectos gráficos con
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aspectos semánticos y no con aspectos sonoros.
Los niños que comienzan a relacionar las escrituras con la sonoridad de esta manera
pasan luego directamente a producir escrituras silábicas usando las letras efectivamente
pertenecientes a las sílabas (valor sonoro convencional).
6. Escrituras en las que cada letra representa una sílaba de la palabra (escrituras
silábicas). Noticia de un periódico mural de una sala de niños de cinco años.
En estas escrituras puede advertirse una relación sistemática con la sonoridad: a cada
unidad sonora le corresponde una unidad gráfica. Pero las unidades sonoras que el niño
utiliza son las sílabas. En este ejemplo, cada sílaba está representada por una vocal
efectivamente perteneciente a la misma. Hay otros casos en que esta hipótesis silábica se
puede aplicar usando letras cualesquiera o también alguna consonante que corresponde
a la sílaba.
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hipótesis silábica y las otras dos ideas que los niños construyen: la hipótesis de cantidad y
la de variedad. Por ejemplo, niños de este nivel enfrentan situaciones conflictivas
(positivamente conflictivas, ya que los ayudan a avanzar) cuando quieren escribir un
monosílabo y les queda una sola letra (E para "pez") o cuando la palabra es polisilábica,
pero repite la vocal y la escritura que se genera resulta inaceptable para la hipótesis de
variedad (AAA para "manzana"). Resulta útil enfrentar, de vez en cuando, a los niños que
están en este nivel de escritura con este tipo de problemas. Hacerlo muy a menudo puede
resultar contraproducente. En cuanto al lenguaje escrito, este texto respeta las
características del género: se observa un título, la información más importante al
comienzo y luego los detalles. Es un texto informativo escrito er el tiempo verbal
correspondiente a las noticias: el pretérito perfecto.
7. Escrituras que contienen una o más letras para cada sílaba de la palabra (escrituras
silábico-alfabéticas).
Estas escrituras presentan la peculiaridad de que algunas letras son tratadas con valor
sonoro fonético, mientras que otras revisten una sonoridad silábica. Coexisten, pues, dos
hipótesis de relación con la sonoridad: una silábica y otra alfabética. Por ejemplo, en la
primera palabra de la lista, película, las tres primeras letras tienen valor sonoro silábico P
(pe), I (li), U (cu); mientras que la última sílaba es representada por sus dos letras
constituyentes.
8. Escrituras que contienen una letra para cada fonema (escrituras alfabéticas).
Comienzo de un cuento escrito por una niña de cinco años.
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relación con la sonoridad y que los chicos ignoran en este nivel de escritura.
Muchos docentes de nuestro país conocen todas estas "escrituras" infantiles que
acabamos de describir y no se desesperan cuando las ven en las hojas de los
cuadernos de sus alumnos porque saben que, en muchas ocasiones, presentan
problemas a sus mismos autores, problemas que les demandan poner en juego todos
sus recursos para reemplazarlas progresivamente por otras más avanzadas. Estos
docentes consideran que el conocimiento del proceso constructivo les permite evaluar
positivamente el avance de los niños e intervenir de manera adecuada para guiarlos.
Otros maestros deciden que los niños no pongan sus ideas sobre las hojas, que
comiencen escribiendo palabras que contengan pocas letras (primero la M y las vocales,
luego se agrega la P, etcétera) y poco a poco, a medida que se van incorporando las
demás consonantes, el alumno irá escribiendo más palabras. A veces, esta estrategia
tiene éxito y los niños, después de las vacaciones de invierno y respetando el decir de
muchos maestros, hacen click, a partir del cual los docentes pueden acelerar la
presentación de las letras que faltan. El problema es que no todos los chicos de primero
hacen click a mitad del primer año escolar.
• ¿Quiénes son los alumnos que hacen click? Los que entran a primer año con una
aproximación mayor a las características alfabéticas de nuestro sistema de escritura2.
• ¿Quiénes son los que no hacen click después de las vacaciones de invierno? Los que
entran a primer año sin haber comprendido la relación entre escritura y sonoridad, y que
deberán todavía recorrer varios pasos del proceso constructivo para llegar a poder
interpretar las características alfabéticas de nuestro sistema. Muchos de estos niños,
aunque estén incluidos en un ambiente alfabetizador adecuado en la escuela y hayan
avanzado en su aprendizaje, suelen terminar su primer año escolar en un nivel de
escritura silábica, pero este progreso suele no ser advertido por los docentes.
Se cuenta con suficiente evidencia empírica acerca del nivel con que acceden a primer
año los niños de diferentes sectores sociales. Si bien esta evidencia no está
documentada de manera sistemática, aproximadamente el 90% de los niños de clase
media entra a primer año habiendo comprendido la relación de nuestro sistema de
escritura con la sonoridad, aunque no se trate todavía de escrituras alfabéticas, y sólo el
10% ignora dicha relación. Esta proporción es prácticamente inversa en poblaciones
carenciadas: aquí el 90% de los alumnos ignora esa relación, y solamente un 10%
accedió a ese conocimiento.
Ignorar la evolución de la escritura en los niños implica dejarlos solos, librados a sus
propias fuerzas para avanzar pero, además, puede conducir a que el maestro
descalifique escrituras de sus alumnos —descalificando también a los alumnos que las
producen— que, tal vez, sean indicadoras de avances. Un breve ejemplo, un maestro
de primer año alertó a la madre de un alumno en el mes de julio porque el niño no
entendía sus explicaciones y, cuando escribía, lo hacía mal.
En realidad, fuera del aula, ese chico escribía de manera silábica usando las vocales
correspondientes a las sílabas (por ejemplo, ponía AIOA para mariposa), cosa que no
sucedía cuando había comenzado el año escolar. Es decir, el alumno estaba avanzando
en su escritura, pero el maestro no estaba en condiciones de apreciar ese avance ni de
23
ayudarlo a seguir progresando en su proceso de aprender a escribir escribiendo, lo que
implica enfrentar los problemas que sus propias escrituras le van presentando. El riesgo
mayor de este tipo de situaciones es que, ante la descalificación, el alumno se sienta
desorientado y pueda inhibir su aprendizaje.
2
La palabra (signo lingüístico) tiene dos componentes íntimamente relacionados: el significante (sonoridad)
y el significado (concepto). Algunos sistemas de escritura no toman en cuenta de manera prioritaria la
sonoridad (por ejemplo, la escritura china). En otros, como el nuestro, que es alfabético, predomina la relación
entre escritura y sonoridad, pero también incluye otros elementos ortográficos relacionados con el significado
(por ejemplo, el uso de mayúsculas, las diferencias ortográficas entre hola y ola, bello y vello, etcétera).
Muchos de los aprendizajes que los niños realizan escribiendo a través del maestro
podrán luego ser puestos en juego en situaciones de escritura y lectura por sí mismos, y
de comunicación oral.
24
EN LAS SITUACIONES DE ESCRITURA A TRAVÉS DEL MAESTRO
A escribir Si escriben noticias para informar sobre experiencias personales que revistan
diferentes interés.
tipos de texto - Por ejemplo, en el marco de un proyecto anual, para el periódico mural que se
con propósitos va renovando fuera del aula, los alumnos seleccionan qué suceso del grupo es lo
claros y suficientemente importante como para informar al resto de la escuela; discuten
destinatarios acerca del título que le pondrán para llamar la atención de los lectores;
reales. acuerdan que, primero, debe ir la información más importante y, luego, los
detalles.
Si escriben instructivos simples en los que dan orientaciones para que el lector
pueda realizar diversas actividades.
- Por ejemplo, los alumnos de primer año están preparando un recetario para
preparar tortas y masitas para el festejo del Día de la Familia. Después de leer a
sus alumnos varias recetas de postres, la maestra les dice que ella sabe hacer
unas galletitas de limón, pero que no tiene la receta. Les propone escribirla
entre todos para que les lleven una copia a sus mamás y puedan prepararlas con
ellas en sus casas para probar cómo salen. Llegan a la conclusión de que hay que
incluir, primero, todos los ingredientes y, después, los pasos necesarios para
prepararlas.
25
dictándoselos a la maestra a partir de lo investigado en distintas fuentes.
A usar diferentes Si planifican tomando decisiones sobre algunos aspectos discursivos, tales
recursos, como:
considerando al Quién será el enunciador en función del propósito y del efecto que se quiera
lector para organizar lograr.
adecuadamente los
textos que los chicos - Por ejemplo, los niños escriben un cartel para colocar en la puerta de la
escriben. escuela, en el que solicitan a los padres su colaboración a fin de conseguir libros
para la biblioteca del aula. La maestra les pregunta si les parece mejor poner
"Nosotros, los nenes de 1 A, queremos armar nuestra biblioteca..." o "Los
alumnos de 1.° A quieren armar su biblioteca y, por eso, solicitan a todos los
padres...".
Los chicos decidieron que sería más efectiva la primera opción para sensibilizar a
los posibles donantes. El texto resultante es el siguiente: "Nosotros, los nenes de
1A, queremos armar nuestra biblioteca del aula, y por eso les pedimos a los
papás que traigan todos los libros que nos puedan regalar. Muchas gracias".
Cuando los alumnos todavía no escriben de manera convencional, es difícil —en muchas
ocasiones, imposible— interpretar sus producciones cuando se trata de cuentos o de
textos extensos. Incluso esta dificultad se les presenta a los mismos autores, que no
pueden reconstruirlas una vez que las han terminado.
26
Muchos docentes, en estos casos, tienen la sensación de que esa tarea solitaria no es
productiva porque el alumno puede haber estado haciendo marcas sobre la hoja sin
abocarse a la producción de un texto. Si el alumno no puede verbalizar lo que escribió, no
hay ninguna alternativa para saber si esa sensación responde a la realidad o si el chico
estuvo elaborando un cuento mientras escribía.
Para garantizar que los alumnos planifiquen el texto pedido y lo elaboren, aunque el
resultado no sea legible, proponemos que ellos escriban en parejas o en forma grupal. De
esta manera, la necesidad de planificar el contenido y de explicitar cómo textualizarlo
surge naturalmente. Incluso, al finalizar, existen mayores posibilidades de que puedan dar
cuenta de lo que escribieron. En estos casos de escritura por sí mismos de textos
extensos, estos niños tal vez no avancen en su conocimiento del sistema de escritura,
pero discuten y reflexionan con sus compañeros acerca de importantes cuestiones
vinculadas con el lenguaje escrito.
¿Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
enseñar?
A escribir, con Si escriben notas de referencia para las ilustraciones de una enciclopedia.
diferentes
propósitos, textos - Puede ocurrir que, en el marco de elaboración de una enciclopedia de animales,
pertenecientes a los alumnos acuerden con la maestra el formato de una ficha de investigación:
géneros variados.
nombre:
cómo nace:
qué come:
dónde vive:
Para ello, se les propone confeccionar listas de juegos y juguetes que más los
atraen, también, listas de comidas, programas preferidos, etcétera. Luego de
completar el álbum, lo encuadernan para llevarlo a sus casas. Si el texto no es
27
legible, la maestra lo "traduce" para guardar memoria de su contenido.
Si completan los globos de una historieta con los parlamentos de los personajes.
Qué tengo que ¿Cómo puedo saber si mis alumnos están aprendiendo?
enseñar?
A compartir con Si discuten con sus compañeros diferentes opciones y toman decisiones acerca de
otros, pares o "qué" se va a escribir.
adultos, sus
- En un proyecto de cuentos dictados a la maestra en un primer año, puede suceder
experiencias como
que las niñas elijan un cuento maravilloso; y los varones, uno de piratas.
escritores.
Una maestra oficia de narradora y relata los cuentos en una muestra para padres,
en la que se exponen todos los borradores hasta llegar a la versión definitiva. Los
niños explican a sus papás el trabajo realizado una vez finalizada la narración.
28
¿Por qué es importante aprender a leer y a escribir el nombre propio,
durante el proceso de alfabetización inicial?
"Aprender a escribir el nombre propio es aprender algo muy especial, ya que forma parte de la propia
identidad… Desde el punto de vista de su función en la psicogénesis de la lengua escrita, se ha enfatizado su
importancia como "primera forma escrita dotada de estabilidad". Antes de que el niño comprenda por qué
ésas y no otras son las letras de su nombre, ni por qué el orden de esas letras es ése y no otro, su nombre
escrito puede darle información pertinente y valiosa. Le indica que no cualquier conjunto de letras sirve para
cualquier nombre; le indica que el orden de las letras no es aleatorio; le ayuda a comprender que el comienzo
del nombre escrito tiene algo que ver con el comienzo del nombre cuando lo dice" (Ferreiro E. y Gómez
Palacio, M., 1982, Fascículo 4, pág. 103).
La lectura y escritura del nombre propio debe ser considerada una actividad habitual en
los jardines de infantes. Emilia Ferreiro la califica como una escritura singular con
una fuerte carga emocional que no puede ser comparable a la carga emocional de
otras escrituras más neutras, dado que el nombre propio escrito es parte de uno
mismo, de la propia identidad (Ferreiro, 1979). En una publicación posterior, avanza
sobre la relevancia del propio nombre en función de la construcción del sistema de
escritura al decir: “…es una valiosa fuente de información para el niño: indica que no
cualquier conjunto de letras sirve para cualquier nombre; le indica que el orden de
las letras no es aleatorio; le ayuda a comprender que el comienzo del nombre
escrito tiene algo que ver con el comienzo del nombre cuando lo dice; le ayuda a
comprender el valor sonoro convencional de las letras. No puede, pues,
29
minimizarse la importancia de esta adquisición” (Ferreiro, 1982:163-164).
Es por eso que en el Jardín resulta necesario plantear actividades donde leer y escribir el
propio nombre y el de los demás, sea una actividad con sentido comunicativo y que
permitan a los niños centrar su reflexión en el sistema de escritura y los ayuden a
reconstruir su alfabeticidad. Por su relevancia es importante realizarlas desde el inicio del
año, en lo posible todos los días, durante todo el ciclo lectivo y a lo largo del nivel. Merece
una reflexión específica la copia del nombre, ya que es uno de los pocos textos que la
justifican durante el nivel inicial.
¿Por qué es importante que los chicos copien el nombre propio y de los otros
compañeros? Porque permite que ellos ejerzan prácticas sociales y personales con el
lenguaje: firmar sus trabajos, registrar los nombres de los responsables de una actividad,
guardar memoria del préstamo de libros o del álbum de fotos de la sala, escribir su
nombre para agendar datos personales (fechas de cumpleaños). Pero a su vez facilita al
docente plantear situaciones en las que los chicos resuelven problemas con el sistema de
escritura. No aludimos a copiar en el sentido clásico, a realizar una ejercitación, “un
trabajito de copiar por copiar”.
30
SITUACIONES DIDÁCTICAS
FUNDAMENTALES
Cada una de estas situaciones fundamentales, dan lugar a múltiples y diversas situaciones
concretas y ofrece a los niños oportunidades de participar en diferentes prácticas y apropiarse de
diferentes contenidos.
31
1 LEER EL PROPIO NOMBRE
Desde el punto de vista personal, el nombre nos identifica y forma parte de nuestra
identidad. Aprender a reconocerlo y a escribirlo es acceder a un saber especial.
Pero además de este sentido personal, conocer su escritura posibilita a los niños
plantearse y resolver problemas en el mundo de las letras. Desde el punto de vista de su
función en la psicogénesis de la lengua escrita, diversas investigaciones han demostrado
que el nombre propio "[...] es una valiosa fuente de información para el niño: indica que no
cualquier conjunto de letras sirve para cualquier nombre; le indica que el orden de las
letras no es aleatorio; le ayuda a comprender que el comienzo del nombre escrito tiene
algo que ver con el comienzo del nombre cuando lo dice; le ayuda a comprender el valor
sonoro convencional de las letras. No puede, pues, minimizarse la importancia de esta
adquisición".1
La búsqueda y localización del nombre propio entre otros nombres es una situación
didáctica que se realiza durante el año a través de diversas actividades. A fin de no
constituirse en una práctica rutinaria, el maestro planifica variaciones posibles: localizar el
cartel con el nombre propio en un grupo de carteles para controlar asistencia, localizar el
nombre en una lista escrita por el docente para señalar el responsable de una actividad
asumida por los miembros del grupo, identificar un nombre sorteado para saber quién es
el encargado de llevar a cabo determinada tarea, etc.
Desde el inicio del ciclo lectivo –y en las distintas salas– el docente presenta a los niños
carteles con sus nombres, un material de sencilla confección y de gran valor informativo.
Los carteles son de tamaños, formas y colores idénticos, sólo se diferencian por sus
escrituras. Los nombres de los alumnos escritos por el maestro2 son la única referencia
gráfica. ¿Por qué no "facilitar" la tarea agregando otras referencias como fotos o dibujos,
por ejemplo? Porque el propósito didáctico es plantear una situación compleja, que
genere en los niños múltiples problemas en las sucesivas búsquedas y encuentros con el
material. El objetivo no es poder hallar un nombre de manera inmediata, es propiciar en el
tiempo ricos intercambios sobre la escritura con el maestro y los compañeros, donde una
y otra vez sea posible informarse, opinar y discutir sobre aquello que aparece escrito.
1
Ferreiro, E. y Gómez Palacio, M. Análisis de las perturbaciones en el aprendizaje escolar de la lectura. Dirección de Educación Especial, México, 1982. (Fascículo 4,
págs.163-64)
2
Generalmente, estos carteles se confeccionan en letra imprenta mayúscula por ser el tipo de letra más conocida por los niños.
32
Al comenzar este tipo de actividades es el maestro quien informa a los niños qué dice en
las distintas escrituras. Lo hace leyendo y mostrando sus nombres, tal como un lector lo
hace habitualmente –sin deletrear ni silabear, sin apelar a palmoteos que fragmenten la
emisión–. En ocasiones, puede acompañar la lectura con señalamientos globales del
texto a fin de indicar aquello que está leyendo.
En todas las situaciones el maestro interviene para que los niños tengan oportunidades de
aprender: relee la escritura para recordar qué decía en cada caso ("Aquí yo leo
‘Fernanda’"; "En este cartel dice Manuel, mirá cómo lo leo –señalando la totalidad de la
escritura–"); apela a otros compañeros para que aporten y justifiquen sus ideas (Cuando
Ana afirma que el cartel JOSEFINA es el suyo, la docente le señala: "Preguntemos a
Josefina qué es lo que dice aquí y en qué se fija para saberlo")
En algunas ocasiones escribe aquello que los niños "leen" para establecer comparaciones
(Ante la interpretación que Manuel ha hecho de su nombre le propone: "Mirá, acá escribo
‘MANUEL, ANDRÉS, PA-PÁ, MAMÁ’ ¿qué pensás?..."). Una y otra vez, el maestro ayuda
a los alumnos a comprender el sentido de la escritura. Por cierto que requieren muchas
oportunidades para que esto sea posible.
En estas situaciones el maestro interviene para que los alumnos intenten "leer"
coordinando diversas informaciones. Por un lado, el texto se presenta para ellos como un
dato que progresivamente es considerado, sea desde la cantidad de letras o palabras que
posee, sea desde cuáles letras y en qué orden éstas se organizan. Por otro lado, aquello
que puede estar escrito en dichos textos aparece restringido: el campo semántico es sólo
33
el de sus nombres, por lo que sus anticipaciones poco a poco se ajustan a este universo
posible.
Primer caso: Los niños logran considerar algunas relaciones entre las partes de la
emisión oral y las partes de la escritura, es decir, pueden establecer algunas relaciones
cuantitativas entre el enuncia-do oral y el escrito.
La maestra extrae un nombre de una bolsa para sortear quién será el que lleve a su
casa el cuaderno de anécdotas familiares. Muestra a los niños el cartel –CARLOS– y
sin leerlo, pregunta qué dice en el mismo. Carlos no lo reconoce y sus compañeros
prueban algunos nombres: "Marcela", "Rosita", "Ana". Para ampliar la información
disponible, la docente aporta otros datos a la situación: "Yo voy a sacar otro cartel para
ayudarlos a leer qué es lo que está escrito en éste que salió primero". Escoge el cartel
MARÍA FLORENCIA, lo coloca junto al anterior y comenta: "En uno dice "María Florencia"
y en otro "Carlos –sin señalarlos–. ¿Qué dirá en éste que salió en el sorteo (señalando
CAR-LOS)?". La opiniones se presentan divididas: para unos dice "María Florencia", para
otros "Carlos". Algunos justifican su elección orientados sólo por el deseo: "Dice... porque
sí". Otros intentan una justificación tomando en cuenta alguna pista presente en el texto:
"Dice ‘Carlos’ (en CARLOS) porque es menos, decís menos. Porque cuando decís ‘Ma...
ría... Flo... ren... cia’ lo decís más largo, no ves que tiene dos" (refiriéndose a ambas
palabras).
Segundo caso: Aquí también los niños logran considerar algunas relaciones entre las
partes de la emisión oral y las partes de la escritura, anticipando en este caso en función
de algunos índices relativos al valor sonoro convencional de algunas letras por ellos
conocidas.
Los chicos discuten ofreciendo diversos argumentos. Para algunos dice "Martín" (en
ANALÍA) porque empieza con "ma" (señalando A, atribuyendo a la letra el valor de la
sílaba). Para otros, los nombres que comienzan "con ma" son "Martín" y "Mariana", pues
recuerdan y verifican que "Marta" –el nombre de otra compañera– comienza con la misma
34
letra, aunque sin lograr definir aún en MARIANA y MARTÍN, dónde dice uno y otro
nombre.
Para ampliar los datos presentes en la discusión, la maestra pregunta por el final de
ambas escrituras. Logran establecer que "Mariana" termina con "a" o con "na", igual que
"Ana o Rosana". La docente escribe estos nombres y, al comparar sus letras finales,
encuentran que la escritura MARIANA es la primera de la lista ("porque termina igual,
unos señalando NA y otros A"); que MARTÍN es la segunda "porque empieza igual que
Mariana pero es un poquito diferente cuando termina", y que ANALÍA es la más fácil
"porque es la más distinta [sic]", "porque empieza y termina con la ‘a’". En ambos
ejemplos es posible vincular la manera en que los niños logran coordinar diversas
informaciones con las oportunidades que ofrece el contexto de enseñanza para que ello
resulte posible. Como en otras situaciones, la identificación de nombres es una actividad
donde los niños, al actuar como lectores, están aprendiendo a leer.
35
2 ESCRIBIR EL PROPIO NOMBRE
Al aprender a escribir el propio nombre, los niños del jardín cuentan con una fuente
importante de información sobre el sistema de escritura: cuántas y cuáles letras presenta el
nombre y qué es lo que estas letras representan, cómo dichas letras se organizan
espacialmente al escribirse, cuáles son sus formas, en qué se diferencian y en qué se
parecen a las de los nombres de sus compañeros... Al aprender a copiar el nombre, el
sistema de escritura, en su complejidad, se instala como objeto de discusión en todas las
salas.
Pero poder reproducir correctamente esta escritura, no significa que los alumnos sepan
escribir de manera convencional. Tal como las investigaciones psicogenéticas han
demostrado, la posibilidad de reproducción de un modelo coexiste por mucho tiempo con
las ideas originales y sistemáticas que poseen los niños acerca de "qué es lo que la
escritura representa y cómo lo representa.
En la sala, la coexistencia de prácticas de escritura diversas (dictar a la maestra, reproducir
el nombre propio, escribir por sí mismo...) resulta necesaria porque cada una promueve la
reflexión sobre distintos problemas de la escritura.
¿En qué consiste "copiar"? "Cuando copiamos seleccionamos cierto fragmento del texto
modelo y lo escribimos; luego el fragmento siguiente, y así hasta finalizar –lo cual implica
no escribir dos veces el mismo fragmento ni saltear ninguno–. Pero en las etapas iniciales
de la alfabetización el niño no tiene por qué conocer esa estrategia..."1
Al comenzar el año, la maestra entrega los carteles con sus nombres a Inés, Camila y
Lisandro y les indica que lo copien con el propósito de firmar el dibujo que cada uno acaba
de realizar. Sin mirar ni una vez el modelo de escritura, los tres niños colocan sus nombres
en la hoja.
1. Nemirovsky, Myriam. "Leer no es lo inverso de escribir". En: Teberosky, A. y Tolchinsky, L. Más allá de la alfabetización, Buenos Aires, Santillana, 1995.
36
Este episodio suele repetirse una y otra vez en las distintas salas, cuando el docente
propone a los niños las primeras situaciones de copia del nombre –especialmente en la de
los más pequeños–. Tal como se advierte –más allá de los resultados gráficos– la
intensión inicial de "mirar el modelo" aún no está presente en estos niños. En este sentido,
la primera tarea del maestro consistirá en comunicarles qué quiere decir cuando les dice:
"Copien el nombre".
A fin de comunicar esta práctica, el docente podrá ejercerla frente a sus alumnos,
explicitando algunas de sus acciones... "Me voy a fijar en este cartel para ver cómo se
escribe ‘Inés’ y voy a tratar de escribirlo igual en esta hoja, para saber de quién es este
dibujo". "¿Qué letra tengo que escribir primero?" "¿Cuál tengo que escribir primero para
que diga ‘Inés’?".
A través del tiempo –y sin esperar que los resultados iniciales reproduzcan la
convencionalidad de la escritura– sus intervenciones ayudan a los niños a avanzar en la
tarea. Por ejemplo…
• compartiendo con ellos la producción... "Hacemos una letra cada uno". "Vos hacé la
primera, yo escribo las que siguen". "¿Querés que te ayude con alguna letra?"
• solicitando que justifiquen algunas decisiones para que revisen su producción…"¿Por
qué decís que esta letra no hay que escribirla? ¿Cuántas veces escribiste ésta
(señalando O)?"
• promoviendo la consulta o la escritura conjunta entre niños… "Raúl, pídele a Roberto
que te ayude a escribir la primera letra, él te va a explicar cómo la hace". "Carlos y
Carmen van a escribir juntos sus nombres, se van a ayudar para que salgan mejor los
carteles; después me cuentan cómo lo hicieron." promoviendo situaciones de revisión
de escrituras realizadas atrás… "Acá habías escrito tu nombre –señalando un rótulo–
fíjate en el cartel y decide si quieres cambiar algo o si lo quieres dejar igual.
¿Cómo hacer para que los alumnos escriban lo mejor que puedan y,
37
progresivamente, lo hagan de manera cada vez más convencional?
Una condición indispensable es que los niños cuenten con fuentes de información, es
decir, con escrituras "confiables" o "seguras" para obtener informaciones para producir sus
propias escrituras. El propio nombre y el de los compañeros, al cual se acude
frecuentemente a través de diversas actividades, constituye una de esas fuentes; también
lo son los rótulos de cajas donde se guardan materiales de uso común en la sala, la
agenda semanal donde aparecen los nombres de los días de la semana, los títulos de
algunos libros muy conocidos y toda escritura producida por el maestro frente a sus
alumnos. Para que las escrituras resulten una fuente de información, se requiere que los
niños sepan qué función cumplen y qué dicen, es decir, no se trata sólo de exponerlas en
la sala, sino de usarlas con la suficiente frecuencia como para que resulten conocidas.
Esto no significa que para todos los alumnos de una misma sala tales escrituras signifiquen
lo mismo: al principio, para muchos niños, las escrituras convencionales pueden ser
una fuente de información sobre la cantidad y variedad de marcas gráficas con las
que cuenta nuestra lengua y así, muchas veces por indicación de la docente, pasen de
escribir con rayitas y palitos a hacerlo con formas cada vez más parecidas a las formas
convencionales hasta lograr reproducir las "verdaderas" letras; para otros, mucho más
avanzados, esas escrituras pueden ser una fuente de valores sonoros convencionales ("…
‘Lamparitas’ se pone con la de ‘lápices’…").
Además, es indispensable que los alumnos encuentren situaciones donde tenga sentido
escribir: para informar a otros, para dar indicaciones a otros ("NO ENTRAR, ESTAMOS
LEYENDO"), para guardar memoria de un paseo, etc. En el desarrollo de tales situaciones,
las escrituras resultarán más productivas si es posible abrir espacios de discusión entre
pares y con el docente acerca de cómo escribir. Para que la discusión y el intercambio de
informaciones y puntos de vista resulten posibles es necesario que el maestro,
momentáneamente, se abstenga de decir cómo se escribe convencional-mente para
permitir que sus alumnos elaboren alguna manera de hacerlo. Pero no intervenir para decir
cómo se escribe convencionalmente alguna palabra o frase no significa no intervenir para
nada; por el contrario, significa hacerlo de otros modos que ayuden a los niños. Esta
propuesta tiene por objeto mostrar diferentes posibilidades de intervención del docente
ante una propuesta de actividad donde los alumnos evidencian diversas maneras de
escribir por sí mismos.
38
3 EL TRABAJO CON EL NOMBRE PROPIO
Poder reproducir el nombre propio tiene una alta significación social y personal; es casi un
gesto inicial que introduce al niño en el mundo de la lengua escrita. Por lo tanto, es uno de
los primeros referentes utilizados para que su escritura aparezca en el salón.
Para el desarrollo de las distintas actividades es útil contar con varios juegos de carteles o
tarjetas. Es importante que los carteles estén “a la vista” en función de su propósito:
_ Una lista igual a la del registro de asistencia (un poco más grande para que se
pueda ver) con nombre completo y apellido. Un registro de los meses y del nombre de
quién cumple años cada mes.
_ Nombres móviles pegados con chinches o belcro que permita llevarlo a la mesa
para copiarlo.
_ Estos nombres puede ser ubicados debajo de las letras del abecedario para que
indiquen las iniciales.
_ Copiar el nombre
Los niños empiezan a escribir sus nombres copiándolos. Copiar el nombre no es simple
para un niño que se inicia en el aprendizaje de la escritura. Para que la nueva escritura
sea una reproducción del modelo, se deben colocar de izquierda a derecha las mismas
letras en el mismo orden además de respetar la orientación y forma de las grafías.
Resulta provechoso permitir a los niños que lo realicen las veces que deseen, así como
regalarles el cartel para llevarlo a casa y seguir realizando intentos. La copia del nombre
se propone durante varios días hasta que, paulatinamente, se independizan del uso del
cartel y comienzan a reproducirlo de memoria
Una buena situación para aprender a copiar puede ser la confección de nuevas tarjetas
con el nombre (esta vez escritas por el alumno), para ser utilizadas en actividades
posteriores. Se trata de una situación de trabajo uno a uno (maestro/ niño) o de maestro/
39
pequeño grupo (no más de tres). Acercarse al niño e indicarle que tiene que escribir su
nombre, de forma tal, que quede igual que en el cartel.
“Voy a empezar por ésta, la voy a hacer lo más parecida posible, ¿cómo me salió?,
¿te parece que está igual? Ahora voy a hacer esta otra”.
A veces el maestro hace una “poco parecida” y, a partir de los comentarios del nene —
“este palito está mal; la panza es para el otro lado”— la borra y vuelve a trazarla.
Luego lo invita a participar en la reproducción de una de las letras, incluso tapando las
otras para que pueda concentrarse en el trazado lo más parecido posible de la que está
intentando. El docente interviene para poner en primer plano la convencionalidad de los
signos y la pertenencia a un restringido universo de signos —los que sirven para
escribir— por ejemplo: “¿Cómo te salió? ¿Te parece que está igual?”
Es importante saber que si las grafías no salen del todo bien se puede borrar e intentarlo
nuevamente. Y, en todo caso, habrá muchas otras oportunidades para realizarlas y
aprenderlas. Para los niños que ya saben escribirlo resulta más desafiante la propuesta
de copiar o atreverse a escribir por sí mismos, el nombre de algún compañero o el del
docente.
- Tomar lista:
Distribuir en una superficie adecuada los carteles con los nombres de todos los alumnos:
“Cada uno va a buscar el suyo para colocarlos en el lugar de los presentes del día”
“¿Cuáles quedaron?” “¿Dónde los ponemos?”
- Distribuir tareas:
Poner en una bolsa tarjetas con los nombres, a medida que se van proponiendo
actividades se saca una tarjeta y se pregunta:
“¿Quién la va a realizar?” “¿Quién cuenta un cuento?” “¿Quién será el bibliotecario esta
semana?”
- Identificar pertenencias
Es posible rotular los útiles escolares, escribir los nombres de los integrantes del grupo en
una producción escrita, firmar los trabajos individuales, entre otras situaciones.
Consiste en adivinar el nombre elegido a partir de algunos datos. La idea es que se den
pistas vinculadas a los segmentos orales que lo conforman, como por ejemplo: la sílaba
40
inicial y /o final. Si no adivinan se agregan más pistas: “Empieza con la de... y sigue con la
de...”Es conveniente que el maestro comience con su propio nombre para que los
alumnos comprendan las características del juego y luego invitarlos a que se animen a
seguir jugando ellos. Si los niños dicen la palabra completa o dan demasiadas pistas, se
les advierte que si dan muchos datos el juego no tiene gracia, que hay que intentar
hacerlo más difícil. El docente escribe lo que los niños van diciendo y las respuestas que
van dando.
- ¿Rima o no rima?
Se piensan rimas con los nombres de cada niño. Comienza el maestro y continúan los
niños. Por ejemplo: Mabel - papel; Juan – pan; Karina- cocina. A continuación, pueden
escribir en el pizarrón las palabras rimadas para que observen que las partes que se
pronuncian igual se escriben igual e identifiquen las diferencias:
“¿Hasta dónde son iguales?” “¿Dónde cambian estas dos palabras?”
- El de cada cual
Se coloca una hilera de sillas igual a la cantidad de jugadores. Cada una de las sillas tiene
el nombre de los participantes. Los chicos dan vueltas alrededor de las sillas y ante una
señal deben sentarse en la que les corresponde. Más adelante, se pueden proponer jugar
buscando el nombre de un compañero.
El docente escribe un nombre en el pizarrón, haciéndolo de a una letra por vez. Los niños
cuyo nombre la contenga tienen que ponerse de pié, en caso contrario permanecer
sentados o sentarse en el momento que la maestra escriba alguna letra que no sea de su
nombre. Por ejemplo: Escribe la M por lo tanto se paran María, Martín, Mirta, Mariana,
Miriam... Luego escribe al lado de la M una I (MI) solo se quedan paradas Mirta y Miriam y
se sienta el resto y así sucesivamente. En algún momento que se considere pertinente es
posible solicitar a los niños que justifiquen su decisión de pararse o sentarse.
41
Buscar nombres de personas, de objetos u otras palabras que esconden nombres: Por
ejemplo: MARIANA (mar, María, Ana).
La maestra les facilita carteles con nombres y sobrenombre para qué descubran cuál es
cuál. Por ejemplo: Federico - Fede; Manuel - Manu – Manolo; José - Pepe. Se invita a
escribir otros nombres y sobrenombres, y a analizar las diferencias _ ¿Es de mujer o de
varón? Solicitar que digan nombres de mujer y de varón y Buscar el femenino de un
nombre masculino y viceversa. Por ejemplo: “¿Cuál es el femenino de Daniel?”. La
maestra los escribe en el pizarrón y analizan las diferencias. Otro día, les propone que
lean ofreciéndoles carteles con nombres escritos en femenino y masculino para buscar
dónde dice cada uno, por ejemplo, en un cartel dice Marcelo y en otro Marcela “¿Cuál es
cuál?” “ ¿Por qué? ”
Este juego se trata de encontrar los diminutivos, como por ejemplo Pablo, Pablito. El
maestro los escribe en el pizarrón y les propone analizar qué tienen de igual y qué de
diferente. Otro día les trae pares de distintos carteles con el nombre y su diminutivo
(Carlos- Carlitos, Paula-Paulita...) para que puedan leer dónde dice uno y dónde el otro.
También se puede probar jugando a agrandar los nombres.
42
¿Qué pasa con los niños cuando intentan escribir sus nombres?
¿Qué pasa con los niños cuando intentan leer sus nombres?
Algunos se apoyan en distintas “pistas”: —Santiago: yo sé que es mi nombre por este puntito
básicamente la extensión de la palabra y/o la (señalando el de la i).
grafía y el valor sonoro de algunas letras —Marcos: es el mío porque empieza con la “MA”.
conocidas. -Josefina: yo sé que no es éste (señalando el de
José) porque el mío es más largo Clarita: Yo no sé
Otros niños, si bien tiene una información similar, encontrar mi nombre. Yo no sé leer.
aun no se animan o no han descubierto cómo
ponerla en juego ante la situación de lectura.
Brinda confianza al no exigirles desde el primer “Escriban como mejor puedan su nombre. Si algo no
momento la escritura y la lectura correcta. sale no se preocupen, voy a ayudarlos.”
Promueve la comparación, entre las escrituras “Traten de encontrar, entre estos carteles el de su
de los niños y el cartel correspondiente, para nombre, para que de a poco aprendan a reconocerlo.”
analizar las letras incluidas y las ausentes, el “Escriban sus nombres, no pasa nada si no sale del todo
orden en que las escribieron, la adecuación de la bien. Después les voy a dar el cartel para que nos
forma de las grafías utilizadas, etcétera. fijemos cómo está escrito.”
“¿Ya lo escribiste? Ahora lee señalando con tu
Solicita que lean lo escrito, señalando con el dedo dónde dice.”
dedo, para poner en evidencia la correspondencia “¿Cómo te diste cuenta qué dice?”
que establecen entre los segmentos gráficos “¿En qué te fijaste?”.
señalados y su lectura. “Veamos con qué empieza tu nombre.”“¿Quien
puede ayudar diciéndole con cuál empieza su
Pide justificaciones ante las repuestas, sean nombre?” “Fijémonos en el abecedario, a ver si
éstas adecuadas o no. la encontramos.”
Fijémonos en (algún nombre) para ver cómo
Ofrece pistas cuando los niños no saben cómo es.”
justificar su elección. Pregúntale a algún compañero.”
“Te la escribo.”
Ofrece información cuando al querer escribir sus Docente: —les doy estos dos carteles que dicen
nombres los niños no saben cómo es la grafía de Mariana y María. ¿En cuál de ellos dice María?
alguna letra. Niño: —en éste (señalando María) porque
empieza con “Ma” y termina con” a”
Confronta y contra-argumenta al comparar Docente: —Éste también (por Mariana) empieza
43
nombres que empiezan y/o terminan igual. con “ma” y termina con “a”.
Polemiza sus respuestas, a pesar de ser correctas ¿No puede también decir María?
para que busquen más indicadores que guíen su “¡Escuchen todos! Karina dice que su nombre
lectura termina igual que Silvina”.
“A los demás ¿qué les parece? ¿Cuál es la parte
Abre al grupo las opiniones de los niños para igual? ¿Cuál es la diferente?”
favorecer el intercambio y la reflexión.
Grunfeld, D. y Tarrío, M. (colaboración de Cinthia Kuperman): “Hay lugar para todos”: El desafío de enseñar a leer y escribir.
*Equipo de Lengua (2007-2008): María Elena Cuter (coord.), Cinthia Kuperman, Diana Grunfeld, Laura Bongiovanni, Claudia
Petrone, Jimena Dib. Proyecto Escuelas del Bicentenario. El aula como un ambiente alfabetizador.
44
4 COPIA DEL NOMBRE PROPIO PARA INSCRIBIRSE EN SESIONES DE
LECTURA
La maestra propone a cada uno de los niños inscribirse para participar en sesiones
simultáneas de lectura que se desarrollan en la institución. Les muestra y pega en el
pizarrón tres hojas con los títulos de los cuentos escritos en imprenta mayúscula (OLIVIA,
LA BRUJA BERTA, MI PAPÁ). Los niños deben localizar dónde dice el título por ellos
elegido y pegar allí un cartelito con su nombre.
45
Diego: “Die… go” (con señalamiento continuo). Docente: ¿Y con qué termina Diego?
Diego: Con la “o” (señala en la escritura).
Docente: ¿Y por qué pusiste esta? (señala P).
Diego: Porque tengo igual a la de “papi” porque me llamo Paladini.
Docente: Ah…claro, con esa empieza tu apellido. Pero mirá, si yo leo lo que escribiste
dice “diegop”. Cómo tiene que quedar para que diga “Diego”… fijate cómo podés
solucionar ésto (se dirige a otra mesa) […] (Agustín ha localizado fácilmente el cartel con
su nombre y lo copia correctamente en el papel).
Docente: ¿Qué escribiste acá? (señala globalmente AGUSTÍN).
Agustín: “Agustín”
Docente: ¿Y hasta acá qué dice? (tapa una parte –TIN– y deja visible AGUS).
Agustín: “Agusti” (se corrige inmediatamente) “Agus”.
Docente: “Agus”. ¿Y acá? (corre la mano dejando visible solo el segmento TÍN).
Agustín: También “Agus”.
Docente: ¿En este pedacito dice “Agus”? (en TÍN).
Agustín: “Agus” también.
Docente: ¿Acá dice “Agus” (deja visible AGUS) y acá también dice “Agus” (deja visible
TÍN)? (Agustín no responde).
Docente: ¿Y acá? (destapa todo el nombre).
Agustín: “Agustín”.
Docente: “Agustín” (con tono de aprobación). A ver, andá señalando con tu dedo cómo va
diciendo “Agustín”, despacito.
Agustín: “A… gus… tín” (señala lentamente intentando llegar hasta el final de la palabra).
Docente: Entonces en este pedacito del final (señala TÍN), ¿qué dice?
Agustín: “Agus”.
Docente: ¿Acá? (señala AGUS). ¿Con qué empieza “Agus” de “Agustín”?
Agustín: Con la “a”.
Docente: ¿Cuál es ésta? (señala la A).
Agustín: La “a”.
Docente: Muy bien. ¿Y acá qué dice? (señala TÍN).
Agustín: “Agustín”.
Docente: ¿Este pedacito? (señala TÍN). Me parece que hay un problema... recién me
dijiste que Agustín empieza con “a” y éste (TÍN) no empieza con la misma, fijate que no
empieza con “a”… ¿podrá entonces decir otra vez Agustín?
(Agustín observa la escritura y no responde).
Docente: ¿En todo, cómo decía?
Agustín: “Agustín, Agustín” (repite dos veces mientras señala AGUSTÍN)
Docente: ¿Lo leo yo ahora?
Agustín: Sí. Docente: “Agustín” (señalando AGUSTÍN)… y sabés qué leo acá? (señala
TÍN) “tin” (como en secreto ).
(Agustín decide volver a escribir su nombre pues dice que no le gusta cómo quedaron las
letras. Mientras reescribe, parece muy preocupado por los aspectos gráficos). […]
Agustín: Ésta no me sale muy bien ¿Ésta cómo es? (señala la N).
Docente: ¿Cómo se hace?
Agustín: Es un palito….
Docente: Es un palito que sube, después baja y vuelve a subir (se dirige a otra mesa).
Agustín: Subee, bajaa, subee (hace la N lentamente repitiendo en voz baja). […]
(La docente regresa a la mesa de Lautaro quien ha escrito hasta el momento LAUTA).
Docente: A ver, ¿qué dice acá?
Lautaro: “Lautaro” (duda)... “Lauti”.
46
Docente: ¿Y cómo termina “Lauti”?
Lautaro: “Lauti”… “Lauti” (alargando en cada emisión la I final).
Docente: “Lauti”… Tiene la de Inés. Te lo escribo (en un papel escribe INÉS).
Lautaro: Ésta (señala I en INÉS). Esta es la de “Inés”.
Docente: ¿Y en lo que vos escribiste está la de “Inés” (señalando LAUTA)?
Lautaro: No (comparando las escrituras).
Docente: A ver… leé cómo dice en lo que escribiste.
Lautaro: “Lautaro”…”Lau”… “Lauta”, “Lauta” (LAUTA).
Docente: Claro, “Lauta”… ¿Y cuáles te faltan?
Lautaro: Éstas (señala RO en el cartel de su nombre).
Docente: Bueno, copialas. […] (La maestra se acerca a Gonzalo quien ha escrito GON).
Gonzalo: Ahora la del “zorro”. Docente: Claro, la del “zorro”.
Gonzalo: ¿Cómo se hace la del “zorro”? (se ríe porque escribe la Z acostada).
Diego: Así tampoco (mirando la escritura de su compañero).
Docente: ¿Por cuál vas copiando ahora Gonzalo?
Gonzalo: (Señala la Z y sigue copiando) Y ahora ésta, la “a”.
Docente: ¿Qué escribiste hasta acá? (señalando GONZA).
Gonzalo: “Gonzalo”. Docente: ¿Ya escribiste todo el nombre?
Gonzalo: Faltan estas (señala LO).
Docente: ¿Y qué dice en estas que escribiste? (GONZA). Gonzalo: “Gonzalo”.
Docente: ¿Y en éstas? (señala LO). Gonzalo: “Gonzalo”.
Docente: ¿También dice “Gonzalo” en estas que son poquitas? (LO).
Gonzalo: No, “Gonza”. Docente: ¡Ah! Un poco menos… Terminá de escribirlo que
enseguida vengo y te ayudo a leerlo. […] (Ludmila ha copiado correctamente su nombre y
se lo muestra a su maestra).
Docente: ¡Qué bien! ¿Cómo dice?
(Ludmila hace un señalamiento continuo mientras dice “Ludmila”).
Docente: Sí, acá están todas las de tu nombre… ¿Acá qué te parece que dice (muestra
LU)?
Ludmila: “Ludmila”.
Docente: ¿En éstas dos? … ¿Y acá? (en referencia al cartel completo).
Ludmila: “Ludmila”.
Docente: ¿Acá dice lo mismo que acá? (comparando LU con LUDMILA). Ludmila: Sí.
Docente: Mirá, yo lo leo. Acá dice “Ludmila” (en LUDMILA), ves que tiene muchas y acá
dice “Lu” (en LU) que tiene poquitas. (La niña mira atentamente y en silencio).
Docente: ¿Vamos a ver qué pasa con “Guillermina”? (otra compañera).
(Escribe GUILLERMINA). Mirá, dice “Guillermina” (señalando). ¿Viste qué largo?
Ludmila: Sí. Docente: Ahora te voy a escribir “Guille” (escribe debajo GUILLE). ¿Cuál es
más largo, “Guillermina” o “Guille”?
Ludmila: “Guillermina” (señala).
Docente: Ah, muy bien. ¿Y acá en el tuyo? ¿”Ludmila” tiene muchas o tiene poquitas?
Ludmila: Muchas. Docente: ¿Y “Lu”? (señala LU).
Ludmila: Dos. Poquitas.
Docente: Muy bien. Mirá, te leo (vuelve a leer con señalamiento “Ludmila” y “Lu”). (La
niña sonríe). Docente: Pegá ahora tu nombre en el cartel de “La bruja Berta”, ¿sí? […]
(La docente se acerca a Donato quien había escrito DONAO con la N invertida. Al revisar
letra por letra Donato advierte que falta la T y la agrega).
Docente: ¿Querés volverlo a copiar?
Donato: Sí. Docente: Ahora si querés te doy otro papelito.
47
Donato: (Comienza a copiar su nombre nuevamente. Señala la N en el cartel de su
nombre). Ésta, ¿cómo es?
Docente: Ésta primero sube, baja. Donato: La del “zorro”.
Docente: Mirá, yo te escribo “zorro”. Donato: ¡Ah! No es.
Docente: Claro, ésta es la de Nadia (escribe NADIA en un papel aparte). ¿Ves? Sube,
baja y vuelve a subir.
Donato: ¡Ah! (Sigue escribiendo hasta terminar con su nombre completo).
Docente: ¿Qué dice ahora?
Donato: ¡”Donato”!
Docente. “Donato”. A ver, léelo despacito.
Donato: “Dooo” (señala DO), “naa” (señala NA), “toooo” (señala TO).
Docente: “Donato”, ¡muy bien!
48
5
________LIBROS Y LECTORES EN LA BIBLIOTECA DE LA SALA
También son espacios donde circulan comentarios y recomendaciones entre los alumnos
y el docente y de los alumnos entre sí, con el propósito de profundizar y ampliar los
horizontes de los pequeños lectores. Al generar momentos de encuentro de los niños con
los libros, se facilita que los pequeños vayan construyendo una manera personal y, al
mismo tiempo, compartida de vincularse con los textos.
Cuanto más pequeños son los niños, más necesario resulta poner en evidencia la
preparación de un ambiente especial para la lectura. De este modo, progresivamente,
serán capaces de procurarse espacios personales con los libros1. Al finalizar cada
situación, se solicita la colaboración de los niños para ordenar los libros. Para esta tarea
pueden designarse parejas de alumnos que oficien de bibliotecarios y que –ayudados por
su docente– organicen los libros en la biblioteca de la sala o los lleven a la biblioteca del
jardín. Se trata de que puedan asumir responsabilidades ligadas al cuidado de estos
bienes culturales.
Exploración e intercambio
• Proponer a los alumnos sentarse en ronda una vez que el docente haya seleccionado
entre los libros de la biblioteca –de sala o institucional– una cantidad más o menos
equivalente al número de alumnos presentes3. Es conveniente colocar los libros con la
portada hacia arriba, si es posible sobre una alfombra o mesa previamente preparada. La
docente va nombrando los libros e indicando algunos datos, cuidando que la situación no
se torne rígida. Este momento tiene el propósito de poner a los niños en contacto con
títulos, autores, ilustradores, editoriales. En los grupos de niños más pequeños se podrían
nombrar dos o tres títulos en cada sesión de intercambio e ir nombrando algunos nuevos
cada vez que se reitere la situación.
1. Graciela Montes –refiriéndose a la vinculación entre lectura y juego– habla de "Una puerta. La ocasión. Un
lugar y un tiempo propicios... Y no sólo el espacio en el espacio sino el espacio en el tiempo. El lapso. Una
cierta hora vacía. Un blanco en el sucederse de los acontecimientos... un tiempo de otro orden... Un lugar y un
tiempo que se abren como hueco para dar ocasión al juego, y cierta extrañeza, cierta inquietud, como de
quien va a entrar en territorios desconocidos. Montes, Graciela. Juegos para la lectura en La frontera indómita.
Fondo de Cultura Económica, México, 1999. (Págs. 35 a 37.)
2 . El orden de presentación de estas propuestas no supone progresión en el orden de presentación de las
situaciones en la sala.
3. La razón de esta indicación tiene que ver con dar posibilidades de exploración individual. Si no se cuenta
con materiales suficientes es posible proponer una exploración por parejas. En los casos en que los
materiales de lectura son mayores que el número de alumnos se sugiere seleccionar para que no se genere
una interacción excitante que resulte contraproducente con el clima de intimidad que se pretende lograr.
49
• Proponer a los alumnos que cada uno solicite un libro para explorar y/o leer
individualmente.
Es deseable que los niños se acostumbren paulatinamente a pedir los libros por su título.
Es frecuente que los soliciten indicando el color o el tamaño de su portada, algún
personaje dibujado en la tapa o simplemente señalándolos; ejemplo: "Dame ése...", "Yo
quiero el rojo...", "Dame el de los conejitos...". Al solicitarlos por su título o parte de él,
tienen oportunidad de ir conociendo datos que les permitan establecer relaciones más
ricas en torno a los libros con los que se vinculan. Ejemplo: "Éste es de Federico porque
es parecido al de Federico y el mar...", "... los de Tomasito son de Graciela Cabal,
¿cuántos hay de Tomasito?...".
También suele suceder que los alumnos intenten reproducir el título correcto del libro y
omitan o distorsionen algún detalle. En estos casos el docente puede valorar el intento y
nombrar correctamente el libro al entregárselo.
Ejemplo: "Yo quiero el de Federico no quiere prestar las cosas" (por Federico no presta).
"Bueno, Sofía, ahora te alcanzo Federico no presta". En otros casos los alumnos solicitan
un libro por su título correcto o aproximado y la docente, mencionando el título que
corresponde, pide a otro compañero que lo identifique y se lo entregue. Ejemplo: "Ramiro
quiere el libro Nuestro planeta Tierra... Juan Manuel ¿podrías entregárselo?...".
De este modo la docente multiplica las ocasiones de los alumnos para pensar sobre
cantidad y variedad de libros centrándose en sus diferentes formas de identificación: los
títulos, los autores, las colecciones, etc. Al hacerlo, también pone en uso el lenguaje que
se escribe dado que los títulos tienen una formulación especial tanto desde lo textual –
proporciona indicios acerca del tema del libro y se enuncia con construcciones más o
menos previsibles– como desde lo tipográfico –el tamaño y forma de sus letras en la
portada–. Al mismo tiempo, la reflexión sobre formas estables de escritura –títulos de
libros, nombres de autores, ilustradores, colecciones, editoriales– ofrecen información
altamente previsible que se puede utilizar en otros momentos; por ejemplo : "¿Con cuál va
‘ferretería’?, ¿Con la de Federico? Fijáte en la biblioteca que está ‘Federico y el mar’".
• Invitar a los alumnos a mirar, interpretar y/o leer individualmente el libro elegido.
En silencio y en una postura cómoda durante unos minutos. Se trata de que los niños
experimenten un momento personal en el que puedan desplegar sus posibilidades de
acceso al libro. Unos pueden optar por hojearlo centrando su atención en algunas
imágenes o pasajes. Otros intentan interpretar y narran para sí mismos en voz baja
señalando con el dedo una posible vinculación entre partes dichas y partes escritas.
Algunos pueden leer algunos fragmentos y a partir de ellos reconstruir el sentido global de
la historia. Todos son intentos de construcción de sentido, algunos previos a la lectura
convencional y otros más cercanos a las formas utilizadas por los lectores adultos.
En esta situación el docente también lee en silencio de manera individual frente a los
niños, mostrando una manera de preservar un momento de intimidad con el libro.
Participar de una comunidad de lectores significa, entre otras cosas, adoptar
comportamientos de lector que faciliten una experiencia emocional e intelectual con los
libros. Cada lector deberá buscar sus propias maneras de establecer esa experiencia,
pero no la construye solo, lo hace con otros con quienes comparte tiempos y espacios de
lectura. El jardín y después la escuela pueden proveer ocasiones para que la misma se
50
genere en quienes la desconocen y se profundice en quienes ya la experimentan desde
temprana edad.
• Volver a reunirse en ronda y abrir un espacio de opinión con el grupo total sobre los
textos explorados y/o leídos. En este caso el docente también incluye sus comentarios
personales, que pueden ser informales o recomendaciones más elaboradas. El
intercambio entre todos los alumnos crea condiciones para la circulación de efectos,
opiniones, títulos, autores e ilustradores en cantidad y variedad. En cada ocasión el
docente podrá leer fragmentos de materiales a solicitud de sus alumnos o por propia
iniciativa, generando de este modo deseo o curiosidad en torno a los materiales
recomendados.
Destinar y organizar parte del tiempo didáctico a la lectura y/o narración de historias a los
niños es una tradición en el jardín de infantes. De esa forma los pequeños acceden a una
multiplicidad de mundos posibles gracias a que el docente "presta su tiempo y su voz" a
los personajes de las historias y "... sólo en ese tiempo el cuento vive". Graciela Montes
plantea que lo importante no son los cuentos o las novelas en sí mismas sino las
consecuencias que trae habitarlas. A partir de este modelo lector los niños serán capaces
después de prestar su tiempo y su voz interior a las historias. La lectura y la narración
tienen fuertes vínculos entre sí porque "inauguran el contar como la llave para ir de visita
a esos mundos... El acto de contar enseña a entrar y salir de la ficción. Ambos –el cuento
y el contar– son solidarios, se necesitan...".4
51
aspectos de las historias y es crucial la presencia de ambas prácticas durante el año
escolar.
Docente: –Voy a leer esa parte para saber si es cierto que la bruja estaba triste"), solicitar
la vuelta al texto para revivir alguna escena ("Leé de nuevo la parte en que la bruja dice
las palabras mágicas"). En este espacio los niños pueden plantear dudas, opiniones,
preguntas, argumentos para defender una posición, etc. Al hacerlo, hay ocasiones para
que el docente confronte las apreciaciones de los niños con partes del texto, facilitando el
ajuste en la construcción del sentido.
Cada una de estas intervenciones facilita una comprensión e interpretación más profunda
de la historia.
52
6 "ESCRIBIR EN VOZ ALTA" (Dictado a la maestra, sobre un
acontecimiento)
"El dictado es una actividad lingüística que posee muchas características de la producción oral (aunque
produzca un texto autosuficiente, el dictan-te utiliza recursos prosódicos, por ejemplo para señalar las
diferencias entre lo que se dice simplemente y lo que se dice para que se pueda escribir, tiene que tener un
cierto control del proceso, de manera que se respeten las exigencias de quien escribe) y muchas otras
características de la producción escrita (el dictante tiene ante sí al escribiente, pero no al interlocutor; el texto
puede ser revisado y corregido, y puede leerse también para distinguir entre lo que está escrito y lo que
todavía tiene que escribirse; el dictante tiene que pensar y producir el texto oralmente pero como si fuera
1
escrito)."
En el desarrollo de la situación, el adulto recoge el texto dictado por los niños, "lo pone en
letras" o lo transcribe, tal como es formulado por sus alumnos. De esta manera, así
concebido, el texto –mientras se escribe– puede constituirse en fuente de problemas,
objeto de revisión, de posibles reformulaciones.
En esta situación los alumnos aprenden que la escritura sirve para conservar
memoria dado que la escritura convencional del docente garantiza que el texto
elaborado por los niños puede ser recuperado a través de la lectura de un adulto o
por ellos mismos (a medida que avancen en la posibilidad de leer de manera autónoma).
Al mismo tiempo, al observar escribir a su maestra, ella pone a disposición de los niños
muchas informaciones sobre el sistema de escritura: la graficación de las letras y su
ordenamiento lineal, los espacios entre fragmentos de escritura, su orientación
convencional. Se pone en evidencia que existen relaciones entre lo dicho y lo
escrito.
También aprenden que pueden realizarse previsiones acerca de lo que se desea escribir
"Por qué no contamos que Valeria estuvo muy enferma pero que después se curó…", "y
también contamos que fue al médico para curarse…", "y que estuvo mucho tiempo sin
venir al jardín…". Instalar la idea de que es necesario en algunas ocasiones planificar
aquello que se desea escribir y que además resulta necesario revisar dicha planificación,
acerca a los niños al proceso de escritura, les comunica –en acción– la manera en que se
desarrollan dichas prácticas. Al mismo tiempo, cuando el docente re-lee fragmentos
mientras escribe, borra o tacha para modificar lo producido, la escritura aparece como una
53
práctica no lineal, atravesada por procesos de ajuste entre los primeros y últimos intentos.
Un grupo de niños dicta al docente un acontecimiento reciente: una enfermedad prolongada de una
2
compañera. Durante el dictado, la maestra transcribe el texto tal cual los alumnos lo indican .
54
niños realiza frente al recuerdo dictado es un ejemplo de algunos de los problemas que
los pequeños pueden advertir al enfrentarse con su propio texto:
• Una niña sugiere la necesidad de que cierta información aparezca al comienzo del
texto: "Quedó más o menos porque primero tiene que ir que fue al médico" (8). La
docente lee mientras señala, solicitando que le indiquen el lugar donde dicha
información debe intercalarse. Muchos coinciden en colocarla en la tercera línea del
texto.
• Al releer la nueva versión del texto, dos alumnos sostienen el mismo argumento con
respecto a la repetición innecesaria del nombre de la compañera. En términos de uno
de ellos: "No puede decir ‘Valeria–Valeria’, mejor sacá una, va mejor de una sola..."
[refiriéndose a (2) y (8)]. La maestra solicita a otros compañeros que decidan cuál de
las dos "Valeria" debe borrarse, ejemplificando a través de su lectura cómo quedaría el
escrito en ambos casos. Todos coinciden que hay que dejar el nombre en primer
término pues, "si dejamos el de abajo, no se sabe quién es-taba muy enfermita".
La situación culmina dos días después y el texto final es el siguiente:
HOY ES MIÉRCOLES 2 DE JULIO. VALERIA ESTABA MUY ENFERMITA. FUE AL MÉDICO Y LA REVISARON. TENÍA
MUCHA TOS. EL MÉDICO LE DIJO QUE SE PORTE BIEN Y VALERIA VOLVIÓ AL JARDÍN.
Una vez finalizada la escritura de la primera versión, el maestro ofrece a los niños
variadas oportunidades de volver sobre el texto a través la lectura y resolver diversos
problemas que mejoran la producción. En el ejemplo citado, los alumnos revisan la
progresión de la información en el texto (intercalado de una frase en el comienzo del
texto) y una repetición inadecuada (Valeria–Valeria) que se supera por omisión de uno de
los términos.
Tal como se advierte, se trata de crear condiciones para que los niños asuman
progresivamente la responsabilidad de la adecuación del escrito y participen de
múltiples ocasiones en las cuales puedan evaluar las posibilidades que brindan
distintas alternativas. Este mismo proceso de revisión puede realizarse de manera
inmediata a la producción inicial o postergarla durante algunos días para que los niños
puedan tomar mayor distancia de la escritura.
Son múltiples las ocasiones en las que los niños pueden dictar al docente: dictado
de cartas más o menos formales –solicitud de libros a editoriales o carta de saludo a una
compañera que está enferma–, dictado de un texto para publicar en una hoja de
enciclopedia, de la recomendación de un libro... Si bien en la mayoría de los casos las
situaciones de escritura pueden realizarse tanto por los niños a través de sus propios
trazos como por el maestro por dictado de los niños, las situaciones didácticas de dictado
suelen resultar especialmente oportunas cuando es indispensable la producción de un
único texto final.
55
7 DICTADO AL MAESTRO (Escribir una recomendación bibliográfica)
Para enseñar a escribir, el maestro planifica situaciones donde los alumnos escriben por
sí mismos –de manera individual o en pequeños grupos– y situaciones donde la
producción se realiza a través del dictado de un texto al docente.
En esta situación, los alumnos dictantes deben aprender a ejercer cierto control sobre
aquello que dictan y sobre el proceso de dictado. Deben realizar ciertas acciones
específicas: adecuación de la voz, pausas, ritmo y rapidez del dictado según las
posibilidades de quien transcribe, repetir partes en caso de que sea necesario, distinguir
progresivamente lo que se dice o comenta de lo que se dicta para ser escrito. Es también
una situación privilegiada para que los alumnos realicen algunas pre-visiones sobre lo
que van a dictar y para que revisen el texto a medida que se produce y una vez
finalizado. Progresivamente, se va tomando conciencia de que el lenguaje se organiza de
una manera diferente para ser dicho que para ser escrito.
En este proceso, la lectura del maestro resulta fundamental. Tal como ocurre especialmente con los niños
que no leen de manera autónoma, el escrito es devuelto a sus autores a través del maestro, quien relee una
y otra vez para ayudarlos a coordinar lo que ya se ha escrito con lo que vendrá, para ayudarlos a revisar el
1
texto y –eventualmente– para producir nuevas versiones.
Un desarrollo posible
1
• Si bien esta situación es particularmente frecuente en el inicio de la escolaridad, no tiene por qué
desaparecer más adelante.
56
Los niños van a recomendar a otros compañeros la lectura de Gorila de Anthony Browne.
A diferencia de otras oportunidades en las que escriben por sí mismos, esta vez dictan a
su maestro.
Antes de comenzar a escribir, el docente invita a los alumnos a hacer algunas
previsiones sobre el contenido del texto. Recupera con ellos comentarios realizados y
solicita que anticipen de manera global qué comunicarán a los compañeros para que
se interesen por el libro: "¿Se acuerdan qué habíamos dicho cuando leímos el
cuento? […] De todas estas cosas, ¿cuáles les parece que deberíamos
compartir con el resto de los chicos de la escuela para que tengan ganas de
leerlo?
¿Qué deberíamos escribir primero? ¿Será mejor hacer este comentario al principio o al
final? Si se les ocurre otra cosa mientras escribimos, también la podemos agregar".
• Mientras le dictan, el docente interviene para que los alumnos asuman la posición de
dictantes de lenguaje escrito, es decir, para que lo dictado –lo que deberá ser escrito–
se diferencie progresivamente de lo dicho o comentado. Por ejemplo:
Juan: –Pone que lean este cuento que tiene muchos gorilas. Ana: –Sí, escribí que está
lleno de gorilas.
Docente: –Bueno, díctenme para que lo escriba. Díganlo como tiene que quedar
escrito. Juan: –Pone... "Lean este cuento porque tiene muchos gorilas".
Los enunciados iniciales de Juan y de Ana son diferentes del último de Juan: los
primeros son "dichos" y el último es "dicho para ser escrito"; en este caso no sólo se
suprime el nexo ‘que’ (ya que no se escribe) sino que también suele modificarse la
entonación y el ritmo del enunciado.
• Durante el transcurso de la escritura, el maestro introduce señalamientos acerca de la
adecuación del ritmo del dictante a los tiempos de producción de quien escribe. Los
alumnos deben aprender a coordinar dichas acciones.
Docente: –Dictámelo despacio para que lo pueda escribir.
Juan: –"Lean... este cuento... porque tiene... muuuuchos gorilas" (intentando
acompañar la producción del maestro).
• Al escribir, el docente explicita algunas de sus decisiones con respecto al sistema de
escritura y a la espacialización del texto: "El nombre del libro lo voy a poner aquí arriba
con letras más grandes para que se destaque", "voy a borrar acá porque estas dos
palabras me quedaron demasiado juntas y van separadas", "ahora que termino
pongo un punto final", "¿Ay?... ‘Ay’ de dolor, ¿no?, entonces va sin hache". Es
decir, acompaña su escritura con diversas informaciones a través de las cuales
los niños comienzan a familiarizarse con las decisiones que todo escritor va
tomando al escribir.
• Escribe el texto tal como los niños logran organizarlo, sin agregados, omisiones o
transformaciones, respetando la producción de los alumnos dictantes. Es decir, no
evita los problemas de la composición del escrito. Pero en algunos pasajes interviene
57
para que los alumnos puedan discutir sobre los fragmentos dictados, compartir
decisiones, probar diversas maneras de escribirlos.
"Ustedes me dictaron: ‘En el cuento está el gorila, Ana y su papá. Ana estaba encerrada
en su casa. El papá de Ana siempre le daba la espalda’. Miguel dice que queda mal
repetir tantas veces ‘Ana’. Voy a escribirlo como a él le parece que queda mejor y se los
leo para saber qué piensan."
Si los alumnos no encuentran una alternativa mejor, es el mismo docente quien
provee algunas opciones y las somete a discusión: "Voy a escribir esto en el pizarrón
de dos maneras diferentes y vamos a discutir cuál de ellas queda mejor…".
• Además, durante todo el dictado, el docente relee el texto para ayudar a los niños a
retomar lo escrito y pensar lo que vendrá y, una vez finalizado, relee el texto para su
revisión. Por último, acuerda con sus alumnos detalles de edición y de presentación
del escrito a sus destinatarios.
El dictado al maestro es una situación adecuada cuando es necesario arribar a una única
producción final, a un solo texto elaborado de manera compartida. Por ejemplo, el dictado
de una carta de opinión para un periódico local, dictado de las anécdotas más
significativas del grupo para guardar en un cuaderno de recuerdos escolares, dictado de
informaciones significativas sobre temas estudiados para publicar en un folleto o para
copiar en el cuaderno.
58
8 LECTURA DE UN TEXTO QUE SE SABE DE MEMORIA
La situación de lectura propuesta es "releer" esos textos que los alumnos ya conocen
poniendo en correspondencia las partes de aquello que ya se sabe que dice con las
partes de lo que está escrito.1 El propósito didáctico de esta actividad es enseñar a los
más pequeños a leer por sí mismos.
Cuando un niño que todavía no lee solo se enfrenta al universo de las letras organizadas
en escritos, tiene hipótesis acerca de lo que puede estar escrito y cómo puede estar
escrito. Hipótesis que tendrá que confirmar o rechazar cotejándolas con lo que encuentra
en ese entramado de "marcas" inicial-mente incomprensibles. ¿De dónde provienen esas
hipótesis? De sus interacciones con lo escrito y con quienes leen y escriben. Un niño
podría, por ejemplo, anticipar que en alguna parte de la etiqueta del envase de salsa de
tomates debe decir ‘tomate’ y en la de arvejas, ‘arvejas’, porque está el dibujo, aun-que
no sepa exactamente dónde; es posible que sepa que en alguna parte del cuento de Los
tres chanchitos dice ‘lobo’ (aunque no esté en el dibujo) porque la señorita lo leyó, y lo
dijo haciendo salir esas palabras de las letras del libro, de tal manera que "debe estar"
escrito. Pero todavía, eso no significa que pueda leer solo; significa que puede prever,
tener ideas, hipotetizar qué puede decir en aquellos materiales con los que ha
interactuado a través de la lectura de otros.
Es en estas hipótesis de los niños sobre lo que puede estar escrito donde el docente se
apoya para enseñarles a leer. De no ser así, los alumnos sólo podrían descifrar,
sonorizar cada una de las letras, pero no leer. Por lo tanto, en esta propuesta se trata de
organizar situaciones donde los niños ten-gan oportunidades de poner en relación las
59
informaciones que el texto provee (esas marcas distri-buidas en el papel) con lo que ellos
ya saben que dice. Para eso, se deberá tener en cuenta que: el problema consiste –para
ellos– en saber dónde dice cada una de las partes que ya saben que dice, buscando
correspondencias entre lo que se sabe que está escrito y la escritura misma.
Un desarrollo posible
Los niños conocen la canción de memoria y la recuerdan en el salón. El docente reparte
copias de la misma, una por pareja, con el propósito de facilitar la discusión entre pares.
También transcribe la canción completa en el pizarrón, con la misma letra y distribución
que entregó a los niños. Les pide que entre los dos (cada pareja) vayan siguiendo con el
dedo por donde va diciendo, mientras repiten lentamente la canción.
• Se trata de acomodar progresivamente aquello que piensan que puede estar escrito de
manera que en "las escrituras" no sobren ni falten partes que no puedan ser
interpretadas. Al seguir el texto de la canción, se alienta a los niños a anticipar la
repetición de la onomatopeya y verificar, comparando las escrituras ya identificadas
con su nueva aparición. Algunos equipos pueden hacer señalamientos más globales y
otros más precisos, pero al tener que ponerse de acuerdo entre dos, seguramente
algunos pasajes serán discutidos. El docente, mientras tanto, observa el trabajo de las
parejas y las ayuda a resolver algunos problemas. Si algún pasaje provoca muchos
desacuerdos en varios equipos, es posible retomar la discusión en el pizarrón con todo
el grupo.
• Les pide que busquen dónde dice y cuántas veces dice ‘rana, caballero y gitana’.
Algunos niños pueden buscar las palabras "lo más cerca posible" de los respectivos
dibujos. Se los alienta a confirmar o refutar sus hallazgos considerando no sólo los
dibujos sino también las letras: "¿Con cuál empieza…? Empieza con la misma de…
60
¿Cuál es la más larga de las tres…? ¿Cuál tiene más partes?".
• "El caballero estaba vestido de negro y la rana estaba vestida de lana… ¿dónde
dice ´vestido de negro´ y dónde ´vestida de lana". Se trata de buscar dos
escrituras que tienen una parte en común y una diferente, empiezan igual, pero
terminan distinto.
• Un trabajo similar, pero en el nivel de la palabra, puede plantearse con ‘gitana’ y ‘rana’.
En ese caso, se propone comparar escrituras con partes idénticas pero en palabras
diferentes. Luego, se puede pedir el reconocimiento de la misma parte en ‘lana’, es
decir, trabajar sobre el reconocimiento de partes de escrituras conocidas en escrituras
nuevas. En todos los casos, volver sobre el recitado de la canción ya conocida ayuda a
confirmar o rechazar las anticipaciones y hallazgos de los niños.
• "Si hasta aquí dice la ´agarré del moño´, ¿qué dice después?". En este caso, se
trabaja con la anticipación acerca de qué dice en una parte no leída a partir de otra
cuyo significado ya se conoce.
Progresivamente, los niños van comprendiendo cada vez más índices cuantitativos
("tiene más partes", "es más larga") y cualitativos "tiene la de…", "es la de…", "es la
´pe´…", "es la /s/…") que se van haciendo observables para ellos. Poco a poco,
emplean una variedad creciente de indicios y los coordinan para confirmar o rechazar
sus anticipaciones. Es decir, aprenden a leer por sí mismos.
2
Contrariamente a lo que podría suponerse, ‘cucú’ no es una palabra fácil. Algunos niños pueden pensar que no está
escrita, que se dice en la canción, que se sabe que hay que cantarla, pero que no necesariamente tiene que estar escrita
como ‘rana’, ‘gitana’ o ‘caballero’. Además, para los más pequeños, para que algo "diga" tiene que tener letras diferentes
y esta palabra las tiene muy repetidas.
61
9 LEER PARA SABER MÁS SOBRE UN TEMA
Habitualmente, el trabajo de los niños más pequeños puede extenderse durante varios
días y hasta algunas semanas alrededor de un mismo eje temático. Se trata de
plantear en las diversas salas temas interesantes que tienen que ser conocidos
por los niños. Por ejemplo: averiguar acerca de la vida de los insectos, del cuidado de
la salud, de la crianza de animales domésticos; observar el crecimiento de las plantas o
realizar diversos experimentos para aprender acerca del sonido, del aire, de la luz, etc.
En otras ocasiones, la tarea se inicia para responder a interrogantes surgidos a partir de
la lectura de cuentos o de la curiosidad que alguno de los niños o un grupo de ellos
plantea. Por ejemplo: conocer las características de las hadas u otros seres
sobrenaturales de los cuentos, valiéndose de los datos que van obteniendo a lo largo de
diversas lecturas, averiguar acerca de los dinosaurios, de los juegos o juguetes de los
niños en épocas lejanas, de las canciones infantiles que se conocen desde hace
muchos años.
Un desarrollo posible
En una sala de jardín la maestra lee sucesivamente varios cuentos de piratas. El tema
se va instalando entre los niños que comentan diversos aspectos propios de este tipo de
relatos.
A partir de la lectura, la maestra propone averiguar las características de los barcos que
empleaban los piratas, conocer otros tipos de barcos, más antiguos y más modernos, e
investigar acerca de otros medios de navegación.
Con este fin, los alumnos exploran distintos materiales en la biblioteca. Se trata de libros
y revistas que han sido preseleccionados por la maestra para "buscar más información
sobre los barcos". Algunos informan exclusivamente sobre el tema, otros incluyen
además otros temas o no contienen la información buscada; entre ellos hay también
libros de cuentos donde se ve algún barco en las ilustraciones. El propósito es que se
enfrenten con materiales de distinto tipo y que, en este primer momento de lectura,
decidan cuáles son los que pueden aportarles la información que necesitan.
62
Para la exploración la maestra los organiza por parejas o pequeños equipos; coloca
varios libros en cada mesa para que los revisen. Indica "dejar aparte" los que no poseen
datos sobre barcos o colocar señaladores en aquellos donde descubran alguna
información sobre el tema.
• Pregunta las razones por las que eligen o no algún libro. Los ayuda a tomar
decisiones comentando con ellos las ilustraciones o leyéndoles los títulos del índice
para que descubran si en alguno podrá localizarse la información buscada.
• Aporta nuevos datos sobre el tema a partir de las preguntas de los alumnos o de la
información gráfica que encuentran en los textos.
• Lee fragmentos que le solicitan o epígrafes por los que se preguntan cuando la
imagen parece corresponder al tema que indagan. De este modo, los ayuda a confirmar
o rechazar alguna de sus anticipaciones.
• Cuando los niños exploran diversos materiales con un propósito bien definido –
localizar información sobre un tema interesante– además de indagar sobre el contenido,
adquieren saberes sobre las prácticas de los lectores más expertos, descubren formas
de organización de los textos... aprenden a leer.
63
10 DE LAS PALABRAS HABLADAS A LAS PALABRAS ESCRITAS
Cuando ingresan en la escuela, los niños han aprendido a usar el lenguaje para
comunicarse y compartir significados con los integrantes de la comunidad en la que
crecen.
Ahora bien; aprender a escribir requiere que los niños desarrollen un nuevo tipo de
relación con el lenguaje. Para aprender a escribir los niños deben dejar de centrarse en el
significado de las palabras y comenzar a reflexionar sobre los sonidos que las forman.
Identificar los sonidos que forman las palabras constituye un desafío para los niños
porque los sonidos no se encuentran en el habla en forma separada unos de otros.
Al hablar, nadie pronuncia sonido por sonido sino que los sonidos que forman una sílaba
se pronuncian prácticamente al mismo tiempo. Esto hace que las sílabas sean mucho
más fáciles de identificar que los sonidos que las componen.
Pero en un sistema de escritura alfabético la unidad lingüística que las letras representan
no es la sílaba sino cada uno de los sonidos (fonemas) que la integran. Para escribir, los
niños deben poder deslindar e identificar esos sonidos y hacerles corresponder la letra
que los representa en la escritura. El desarrollo de la conciencia fonológica permite
que los niños realicen este proceso y es, en ese sentido, la llave que permite el ingreso
al sistema de escritura.
1. Si bien sonidos y letras no son exactamente lo mismo que fonemas y grafemas, no es posible realizar aquí un análisis en
profundidad de sus diferencias y relaciones. Se optó entonces por utilizar los términos “sonidos “ y “letras”, que suelen
resultar más familiares y, en consecuencia, facilitan la comprensión.
64
Los avances en el desarrollo de la conciencia fonológica se manifiestan en el desempeño
de los niños en la escritura de palabras: en un primer momento, los niños producen
escrituras con muchas omisiones de letras. Gradualmente, el trabajo sistemático con los
sonidos de las palabras les permite ir deslindando cada vez más sonidos de la palabra
oral, con lo que sus escrituras se vuelven más completas y con menos omisiones. Ahora
bien; aprender a escribir palabras implica también aprender la forma ortográfica de las
palabras.
• Los sonidos (cantidad y ubicación) de las palabras a los que los niños deben atender.
Ordenadas por nivel de dificultad, se pueden proponer situaciones con: a) rimas; b) el
sonido inicial de las palabras; luego el sonido final y finalmente los sonidos intermedios; c)
todos los sonidos de la palabra en situaciones de síntesis de sonidos: un adulto va
prolongando los sonidos de la palabra (sssoooollll = sol) y los niños deben juntar los
sonidos e identificar la palabra; d) todos los sonidos de la palabra en situaciones en que
los niños deben prolongar cada uno de ellos.
• Asimismo, la progresión debe atender a la tarea que se pide que los niños realicen: es
mucho más sencillo identificar sonidos en las palabras que pensar palabras con un
determinado sonido. Por ejemplo, es más fácil reconocer que dos palabras riman o que
comienzan con un mismo sonido que poder decir dos palabras que rimen o que
comiencen igual.
• Por otra parte, cada vez que se introduce una nueva situación, se comienza realizándola
en forma exclusivamente oral, para que la atención de los niños se centre en los sonidos.
Después de un tiempo, al trabajo oral se suma la escritura.
Para que los niños se vuelvan sensibles a las rimas, es fundamental compartir poesías y
canciones, siempre que sea posible. Los juegos que se proponen a continuación pueden
plantearse luego del trabajo con algún texto que le haya gustado al grupo:
• Presentar a los niños tarjetas con dibujos (por ejemplo: casa, luna, zapato, taza, cuna,
pato). Los niños deben encontrar las parejas de dibujos cuyos nombres riman.
• El "entrometido": se presentan a los niños tres tarjetas con dibujos. Los nombres de dos
de los dibujos riman, mientras que el tercero no (por ejemplo: oso, pozo, mesa). Los niños
identifican cuál es el "entrometido" que no rima.
65
• Identificar las palabras que riman en una poesía o en una canción. Esta situación se
puede realizar en forma oral y, eventualmente, se puede traer la letra de la canción o de la
poesía en un afiche y, entre todos, identificar las palabras que riman y comparar su
escritura.
• ¿Qué dije, qué dije? La maestra dice una palabra pero "se equivoca" y en lugar de
pronunciarla como corresponde, pronuncia una palabra inventada pero que rima con la
que se quería decir (por ejemplo, en lugar de decir "Quiero ir a la plaza" dice "Quiero ir a
la flaza"). Los niños deben descubrir cuál era la palabra correcta.
• El nombre de los niños puede dar lugar a varias situaciones con el sonido inicial o final:
comparar los nombres de diferentes niños, pensar palabras que comiencen o terminen
como el nombre de algún niño, etc.
• Juegos con tarjetas con dibujos: se pide a los niños que agrupen las tarjetas en base al
sonido inicial o final del nombre de los objetos dibujados. También pueden presentarse a
los niños tarjetas con dibujos cuyos nombres difieran solamente por un sonido intermedio
(por ejemplo, luna y lupa). Los niños deben identificar cuál es el sonido diferente.
• Eco, eco: el maestro dice una palabra y los niños deben "hacer el eco", es decir, repetir
el sonido final de la palabra.
• El sonido del día: se elige un sonido y a lo largo del día se realizan distintas actividades
con él. Se puede jugar a cambiar el primer sonido del nombre de cada chico por el sonido
del día (por ejemplo, si el sonido del día es l, en lugar de María, se dice Laría). El maestro
puede decir una lista de palabras y los niños deben darse cuenta cuándo una de ellas
comienza o termina con el sonido del día. También pueden buscar en el aula objetos cuyo
nombre comience con ese sonido.
Cuando se introduce la escritura en estas situaciones, se puede pedir a los niños que
busquen en algún texto palabras que comiencen con la letra que representa al sonido del
día.
66
• Juegos con tarjetas que tengan dibujos: se presentan a los niños varias tarjetas con
dibujos. El maestro o el títere pronuncian el nombre de uno de los dibujos prolongando los
sonidos. Los niños deben darse cuenta de qué dibujo se trata. Una variante algo más
difícil de este juego sería reemplazar los dibujos por objetos escondidos en una bolsa.
Al planificar una situación de prolongación de sonidos se debe tener en cuenta que hay
sonidos fácilmente prolongables (a, e, i, o, u, m, n, s, f, j, l, ll, b, d, g, rr) y otros que no
pueden prolongarse sino que deben repetirse (p, t, k, ch). Es aconsejable comenzar con
palabras que tengan sonidos fácilmente prolongables.
• Escritura con ayuda: se pide a un niño que escriba una palabra en el pizarrón o en una
hoja a la vista de los demás. Los compañeros lo ayudan prolongando los sonidos de la
palabra para que el niño pueda identificarlos y escribir la letra que corresponde.
Sugerencias
67
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA.
Este material, es una compilación de propuestas didácticas para el aula, que se difunden
y se utilizan con fines educativos, en el marco del Programa de Fortalecimiento a la
Calidad en Educación Básica, Nayarit.
Kaufman, Ana María, Leer y escribir: el día a día en las aulas. Capítulo 2. Cómo
comienza la alfabetización. Aique.
68
69
Secretaría de Educación
Servicios de Educación Pública del Estado de Nayarit
DIRECTORIO
70
ÍNDICE Página
Presentación 72
2. El lugar y la fecha 80
4. Indicación de pertenencias 83
5.Clasificación de trabajos 84
7. Firma de trabajos 85
71
PRESENTACIÓN
Atendiendo desde entonces a uno de los objetivos específicos del Programa, que señala:
“Poner a disposición de las escuelas, materiales educativos complementarios, para el
desarrollo de estrategias didácticas que favorezcan la lectura, la escritura y las
matemáticas”, este cuadernillo pretende convertirse en una herramienta de apoyo que
oriente el trabajo didáctico de las y los docentes de preescolar y de los primeros grados
de educación primaria, para potencializar el proceso de alfabetización inicial de las niñas
y niños de estos niveles educativos, desde el enfoque de las prácticas sociales del
lenguaje.
Nos queda claro que para poder lograr una mejora real de los aprendizajes de los
alumnos, es necesario seguir implementando acciones pertinentes de asesoría y
acompañamiento a las y los docentes, para que se transforme o mejoren la práctica del
aula; la figura del docente y todo lo que realiza en el salón de clases, son los puntos clave
que debemos tratar de fortalecer para se pueda mejorar el logro educativo, sin que esto
signifique que toda la responsabilidad es de los profesores, pero sí, un docente
comprometido puede ser la diferencia para aquéllos alumnos que más apoyo requieren en
sus procesos de aprendizaje, cuando dichos alumnos no cuentan con sus familias.
72
Para la elaboración de este material, se tomaron como base los documentos siguientes:
“Prácticas del lenguaje1, SITUACIONES HABITUALES DE ESCRITURA EN LA
ALFABETIZACIÓN INICIAL. Material para el docente, versión preliminar, año 2008;
igualmente se consideró el documento “Prácticas del lenguaje 1, SITUACIONES
HABITUALES DE LECTURA Y ESCRITURA. Propuesta para el aula plurigrado. Material
para el docente. Mayo de 2010, de Castedo Mirta, Cuter y otros.
Es importante señalar a las y los docentes que pongan en práctica este material, que para
lograr su adecuada implementación es necesario reconocer primero que en la
cotidianeidad de las aulas de la mayoría de las escuelas públicas, deberán existir variados
y numerosos portadores de texto, es decir, soportes materiales que portan escrituras y
que tienen nombre y funciones bien definidas y que circulan socialmente; por esta razón,
porque su presencia deberá ser constante en las aulas, se deben aprovechar mejor; de tal
forma que ayuden a darle continuidad y sostener diversas prácticas de lectura y escritura
de manera natural en la clase y fortalecer a la vez el proceso de alfabetización inicial.
Como podrán observar en el siguiente listado, muchas de estas actividades ya las vienen
realizando las y los docentes; sin embargo, en su mayoría lo hacen sin involucrar a los
alumnos, sin aprovecharlas para el logro de contenidos curriculares relacionados con el
lenguaje, o bien, para reflexionar sobre el sistema de escritura. Algunos de estos soportes
son:
73
los niños a avanzar como lectores y escritores, a través de una continua y sistemática
interacción con los textos, en el marco de situaciones de interpretación y producción,
convirtiéndolos en objetos de análisis y reflexión sobre el sistema de escritura y sobre el
lenguaje que se usa para producirlos. Es decir, hay que “hacerlos funcionar en el
aula”, frecuentarlos, ponerlos en uso, volver a estos textos siempre que tenga
sentido hacerlo, hacer que se conviertan en fuentes de conocimiento, etc.
Este documento se ha elaborado con la idea de brindar apoyo específico a las y los
docentes de las aulas multigrado e indígenas de nuestro Estado, tanto de preescolar
como de primaria; con el propósito de ayudarles a pensar alternativas que permitan
enseñar los contenidos de las prácticas del lenguaje para ciclos diferentes, en una misma
aula, de manera progresiva y desafiante, considerando las dificultades que enfrentan al
atender a alumnos que cursan grados diferentes, con edades e intereses distintos en una
misma aula; y favorecer en cambio, las condiciones para una enseñanza simultánea,
diversificada y colaborativa, donde la dinámica del salón de clases o fuera de él, sea más
o menos así:
Así, se puede afirmar que de las y los docentes dependerá la aplicación adecuada de las
propuestas que se presentan como actividades habituales, las cuales aunque están
centradas básicamente en lograr que los alumnos avancen en el proceso de
alfabetización inicial, mediante la reflexión sobre el sistema de escritura, ofrecen la
oportunidad de reconocer que las letras no se aprenden ni se enseñan solas; sino
que deberán aprenderse en un ambiente alfabetizador y con un propósito
comunicativo real, que permita fortalecer los procesos de alfabetización inicial de las
niñas y niños de preescolar y de los primeros grados de primaria.
74
Antes de iniciar, reflexionemos acerca de las escrituras de los niños.
Concebir a los niños como escritores plenos. Considerar que todos pueden escribir,
cada uno con sus posibilidades y desde sus conceptualizaciones acerca del sistema; que
son capaces de producir textos diversos en el marco de situaciones específicas evitando
aquellas situaciones en las que los niños quedan posicionados como meros “copiadores”
de textos irrelevantes en situaciones de poco sentido para ellos.
Propiciar un clima de confianza para que los niños puedan escribir, solicitar y
ofrecer información, confrontar ideas sobre lo escrito, aproximándose paulatinamente a
una producción escrita cada vez más próxima a la escritura convencional. No se trata sólo
de “escribir como puedan” sino “lo mejor que puedan”.
75
Propiciar el empleo de diversos soportes e instrumentos para escribir: cuaderno,
papelitos sueltos, libretas, hojas borradores y hojas definitivas, afiches, máquinas de
escribir o procesador de texto -si las hubiere-; lápices y goma, gis y borrador, plumones,
equipo de letras, etc.
Poner a disposición de los niños todas las fuentes de información posible.
Algunas situaciones habituales, que de manera natural, pueden ser espacios para
reflexionar sobre el sistema de escritura.
76
Actividades habituales.
1. “ La toma de asistencia”
Una variante de esta situación consiste en transformar la toma de asistencia en una tarea de
escritura, en la cual, rotativamente, una pareja de niños escribe cada día los nombres de los
ausentes en una hoja.
Propósito didáctico:
•Escribe su nombre con diversos propósitos.
•Compara las características gráficas de su nombre con los nombres de sus compañeros y otras
palabras escritas.
Materiales: Listas, tarjetas con los nombres de los alumnos, con algún material adherente, hojas
blancas, cinta adhesiva, plumones.
Actividades:
Primera posibilidad
1. Antes de iniciar con la jornada del día, solicite que los alumnos salgan del aula un
momento.
2. Coloque tarjetas con los nombres de los niños de manera aleatoria en
las sillas donde se sientan.
3. Pida a los niños que entren y que busquen la silla que tiene la tarjeta
con su nombre y se sienten ahí por un momento (aunque no sea su silla
habitual), dando tiempo mientras todos encuentran su nombre.
4. Ayude a los niños que tienen problemas para localizar su nombre
dándoles algunas pistas: ¿Con qué letra inicia tu nombre? Fíjate en la
lista…mira, creo que esta palabra tiene la primera letra de tu nombre, etc....
5. Una vez que todos localizaron su nombre, pida a algunos niños que expliquen cómo le
hacen para saber cuál es su nombre.
77
6. Solicite que salgan nuevamente del salón y nombren al alumno que encontró más rápido
su nombre, para que sea él quien vuelva a acomodar de manera diferente las tarjetas en
las sillas, incluyendo el nombre del docente.
7. Repita las veces suficientes esta actividad, mientras sea del interés de los niños. Tenga el
cuidado de apoyar siempre con cuestionamientos y pistas, a los alumnos que presenten
más problemas.
8. Cierre la actividad formando parejas, entrégueles una hoja para que escriban sus nombres
y copien otra palabra, del material escrito que hay en el aula, que inicie con la misma letra
de su nombre. Copien también la fecha.
9. Puede favorecer el análisis de las letras de sus nombres, entregando a los alumnos las
letras de un alfabeto móvil, con la cantidad exacta, para que las acomoden conforme al
modelo que escribieron en la hoja.
10. Pida a algunos alumnos que expliquen a sus compañeros cómo le hacen para reconocer
cuántas y cuales son letras de sus nombres.
Segunda posibilidad.
1. Coloque en el extremo izquierdo del aula, el dibujo de una escuela, con el nombre:
“Escuela” y en el extremo derecho otro dibujo de una casa, con el nombre “Casa”. Antes de
la actividad, coloque las tarjetas con los nombres de todos los niños donde está el dibujo
de la casa.
2. Indique a los alumnos, que para saber quiénes asistieron hoy a la escuela, cada niño,
ordenadamente tomará la tarjeta con su nombre y la colocará en donde está el dibujo de
la escuela. Cuenten cuántos niños asistieron ese día y cuantos faltaron. Pueden comentar
con qué frecuencia faltan esos niños, comenten acerca de la importancia de no faltar a la
escuela. Pueden aprovechar para realizar el registro en una gráfica.
3. Una vez que todas las tarjetas de los niños que asistieron a clases, se ubican en donde está
el dibujo de la escuela, invite a los alumnos para que agrupen los nombres usando algunos
de los siguientes criterios: “Nombres que inician con la misma letra”, nombres que
comparten la misma letra final, nombres que tienen la misma cantidad de letras, nombres
que se parecen en las vocales, etc. Puede apoyar a los alumnos entregándoles letras
móviles para el análisis.
4. Forme equipos y entregue una hoja blanca para que los niños escriban los grupos de
nombres con los criterios anteriores u otros.
Tercera posibilidad:
1. Elabore en papel rotafolio la lista de los alumnos, usando un solo nombre, el que más les
guste a cada niño, al inicio del ciclo escolar.
2. Coloque la lista en un lugar visible del salón, al alcance de los alumnos.
3. Explique a los niños que conforme vayan llegando, al inicio de la jornada, con un plumón
colocarán una palomita enseguida de su nombre, para indicar que asistieron a clases ese
día.
4. Si hay niños que requieren ayuda, pida que un compañero le apoye y le explique en qué
debe fijarse para localizar su nombre en la lista.
5. Solicite a algunos niños que expliquen a sus compañeros cómo le hacen para identificar su
nombre y el de otros compañeros.
78
6. Elabore listas por semana, es decir para registrar sólo los cinco días de la semana, ya que
se sugiere que cada vez cambie el orden de los nombres en la lista.
Frecuencia y duración:
Diaria, todo el año.
Cuarta posibilidad:
1. Tome fotografías de medio cuerpo a todos los alumnos del grupo; imprima las fotos en un cuarto
de hoja de papel bond tamaño carta; elabore también tarjetas de ese mismo tamaño, que
contengan los nombres de los alumnos.
2. Coloque las fotografías en un muro a una altura accesible para los alumnos.
3. Al inicio de la jornada, reparta las tarjetas con los nombres de los niños, teniendo el cuidado de
que no les toque su nombre.
4. Pida a los alumnos que coloquen, debajo de la fotografía, el nombre de cada uno de los niños
que asistieron a clases; los ausentes se quedarán sin su nombre.
5. Separen las fotos de los ausentes en otro espacio del aula, coloquen sus nombres y comenten:
¿cómo le hicieron para colocar los nombres de
los compañeros que asistieron? ¿Cómo se
llaman los que no asistieron?
7. Puede organizar también juegos de
memorama: coloquen las tarjetas de las fotos
y de los nombres boca abajo, sobre una mesa o
en el piso; luego por turnos localicen los
“pares”, de fotos con el nombre escrito de los
alumnos. Gana el alumno que forme más
“pares”.
Frecuencia y duración:
Durante todo el año, por lo menos una vez a la
semana.
Es necesario que sea usted quien problematice lo que saben y promueva que avancen todos sus
alumnos:
79
_Escriban sus nombres, no pasa nada si no sale del todo bien. Después les voy a dar el cartel para
que nos fijemos cómo está escrito y vayan comparando letra por letra, para ver si les faltan o les
sobran.
● Solicite que lean lo escrito señalando con el dedo para poner en evidencia la correspondencia
que establecen entre los segmentos gráficos señalados y su lectura.
¿Ya lo escribiste? Ahora leé señalando con tu dedo dónde dice. A ver, por qué leíste y te sobraron
estas letras? ¿Por qué si acá está la última letra de tu nombre, te pasaste señalando hasta acá
donde ya no hay letras?
● Pida justificaciones ante todas las repuestas, sean éstas adecuadas o no.
_ ¿Cómo te diste cuenta qué dice? ¿En qué te fijaste para saber?
● Ofrezca pistas cuando los niños no sepan cómo justificar su elección.
_Veamos señala con tu dedo la letra con que empieza tu nombre. ¿Quién puede ayudar diciéndole
con cuál empieza su nombre?
_Fijémonos en el abecedario, a ver si la encontramos. Acá mira, dice…( decir la palabra)_ ¿empieza
esta palabra con la misma letra con la empieza tu nombre?
● Brinde información cuando, al querer escribir sus nombres, no saben cómo es la grafía de alguna
letra.
_Fijémonos en (algún nombre) para ver cómo es. Pregúntale a un compañero. Te la escribo en esta
palabra…a ver ¿cuál es la que te sirve?
● Confronte y contra-argumente al comparar nombres que empiezan y/o terminan igual.
Polemizar sus respuestas, incluso las que son correctas, para que busquen más indicadores que
guíen su lectura.
_Les doy estos dos carteles que dicen Mariana y María. ¿En cuál de ellos dice María? Éste también
(por Mariana) empieza con “ma” y termina con “a”. ¿No puede también decir María?
● Abra a todo el grupo las opiniones de los niños para favorecer el intercambio y la reflexión.
_¡Escuchen todos! Karina dice que su nombre termina igual que Silvina. A los demás, ¿qué les
parece? ¿Cuál es la parte igual? ¿Cuál es la diferente?
Propósito didáctico:
•Sabe para qué se usa el calendario, y distingue la escritura convencional de los números y los
nombres de los días de la semana al registrar, con ayuda de la maestra, eventos personales y
colectivos.
Actividades:
Primera posibilidad:
1. Al inicio de la jornada, escriba el día, el lugar y la fecha, en el pizarrón o en papel rotafolio.
2. Es recomendable que esta actividad, se desarrolle antes de la toma de asistencia.
3. Siempre que escriba frente a los niños, vaya pronunciando en voz alta lo que escribe. “
80
Te…pic, Na…yarit;… miér…co…les…17… de sep…tiem…bre… de 2014. Una vez que ha
escrito, lea “de corrido” lo que escribió, señalando con el dedo o con una regla lo que lee,
a la vista de los niños.
4. Al finalizar de escribir estos datos, haga un análisis cualitativo y cuantitativo de las
palabras escritas, para ayudar a los niños a avanzar en el sistema de escritura.
5. Por ejemplo: Hoy es miércoles, ¿dónde escribí miércoles? ¿Con qué letra empieza
miércoles? ¿qué otro día de la semana empieza con la misma letra que miércoles? …etc.
6. Puede solicitar que los alumnos le dicten, o bien les puede indicar que vayan escribiendo en
su cuaderno mientras usted lo hace en el pizarrón o en papel rotafolio.
7. Cuando en el desarrollo de la jornada al trabajar otras actividades los alumnos estén
leyendo y no reconozcan alguna letra, pude remitirlos a la fecha o a la lista de asistencia.
Por ejemplo: ¿quieren escribir tamales?, a ver acá en la fecha dice Tepic, les sirve la
primera letra de esta palabra para escribir tamales?...o miren acá tenemos el nombre de
de Tania…, piensen: ¿les puede servir?... la idea es que esta información la usen como
recursos de apoyo y fuentes de consulta para seguir avanzando en el dominio del sistema
de escritura.
Segunda posibilidad:
1. Escriba los datos de la fecha y deje el espacio en el día y el mes. Por ejemplo: Tepic, Nayarit,
día_____________ ____de ___________ de 2014.
2. Prepare tarjetas con los nombres de la semana, los números del 1 al 31 y los nombres de los
meses.
3. Cada día, con ayuda de los niños, coloquen las tarjetas correspondientes al nombre del día, y el
número; así como la del mes cuando corresponda.
4. Aproveche el cambio de la tarjeta para reflexionar cualitativamente acerca del nombre, así
como cuantitativamente. Por ejemplo: ¿Qué pasa si en lugar de la letra inicial de la palabra
martes, la cambio por esta letra? por ejemplo la P, ¿Seguirá diciendo martes? Estos análisis los
puede hacer quitando o agregando letras y apoyándose en el alfabeto móvil.
5. Finalmente, proponga elaborar de manera colectiva, la lista de las principales actividades que
desarrollarán cada día de la semana.
Entre otras tantas responsabilidades, “enseñar” es enseñar a hacerse responsable por aspectos
complementarios de una tarea que se acuerda compartir: un proyecto de estudio, una ronda de
comentarios de lecturas, responsabilidades en la biblioteca, etc.
Pensar y anotar las responsabilidades para la próxima semana o para la próxima quincena es
una forma de guardar memoria de las responsabilidades asumidas y comunicarlas a las familias,
dando cuanta de parte de la actividad del alumno en la escuela a la vez que se solicita su
colaboración.
El docente puede planificar alguna actividad con los pequeños que requiera de sus
intervenciones y que les plantee nuevos desafíos de lectura.
81
Propósito comunicativo: Indicar el responsable o responsables de una tarea acordada por el grupo
Propósito didáctico:
•Propone ideas y escucha las de otros para establecer acuerdos que faciliten el desarrollo de las
actividades dentro y fuera del aula; proporciona ayuda durante el desarrollo de actividades en el
aula.
•Utiliza el conocimiento que tiene de su nombre y otras palabras para escribir algo que quiere
expresar.
•Intercambia ideas acerca de la escritura de una palabra.
Actividades:
1. Cuando durante la jornada los alumnos vayan a realizar una actividad por equipo, pida que en
una hoja registren, por ejemplo: un nombre de su equipo, los nombres de los integrantes, el
nombre del “jefe” o responsable del equipo, quien al final, le corresponde hacer una explicación de
los resultados de la actividad que desarrollaron.
2. Si es posible, pídales que a cada uno se les asigne tareas específicas; por ejemplo, quien escribe,
quien dicta, quién lee en voz alta, quién hace los dibujos, quiénes buscan información, quiénes
elaboran el cartel, etc.
82
4. Indicación de pertenencias
Habitualmente, esta tarea es realizada por cada niño en su hogar junto a su familia,
realizándola más bien los padres de familia o los hermanos mayores, sin involucrar a los niños
pequeños. La idea es que en la escuela, esta actividad puede convertirse en una situación de
escritura por sí mismo o de copia luego de una lectura. Así como los niños etiquetan sus útiles
para indicar pertenencia, también pueden generarse otras situaciones en las que tengan que
rotular objetos de uso común en el aula (caja para las gises y lápices, cajón de objetos
encontrados, etiquetas de los estantes/divisiones de la biblioteca…). Luego, el docente solicitará
la lectura de los rótulos para confirmar las hipótesis de escritura, para revisar la propia
producción o la de un texto elaborado por otro, para editar los rótulos…
Estas actividades favorecen que los niños pequeños, que están comenzando a comprender el
sistema de escritura, escriban otras palabras que no sólo sean nombres propios con un propósito
comunicativo claro.
Propósito comunicativo: Rotular útiles escolares u otras pertenencias de los alumnos, para su
identificación.
Propósito didáctico:
•Utiliza el conocimiento que tiene de su nombre y otras palabras para escribir algo que quiere
expresar.
•Intercambia ideas acerca de la escritura de una palabra.
Actividades:
1. Consiga etiquetas adhesivas o tarjetitas de papel, para que los niños escriban su nombre.
2. Explique a los alumnos que para evitar que se pierdan sus pertenecías y para que cada niño
respete las cosas de otro compañero, siempre les van a escribir el nombre a sus pertenencias.
3. Propóngales por ejemplo: _¿Qué les parece si para que cada uno se haga responsable de su silla,
le escribe su nombre en una etiqueta y se la pegamos a la silla? _ Vamos a escribirles nuestro
nombre a todas nuestras pertenencias cada vez que traigamos algo al aula, para saber quién es el
dueño y así evitar tomar lo que no sea nuestro…
4. Durante el proceso de escritura de su nombre, a las pertenencias de los niños, pueden ser por
ejemplo: libros, cuadernos, cajas con colores, hojas, lápices, etc. póngales a su disposición,
tarjetas con sus nombres para que se apoyen mientras escriben; poco a poco, conforme avance el
ciclo, vaya retirando los apoyos; esto dependerá mucho de la reflexión que les ayude a hacer
mientras escriben. Un ejemplo podría ser: _ A ver, tú te llamas Manuel, ¿Cuántas letras dijimos que
lleva tu nombre? ¿Qué letra haría falta para que sean seis? ¿Después de “n” sigue la “e”, o antes
hay otra letra? Si yo leo así como está, dice: Manel… ¿Tú te llamas Manel?
Frecuencia y duración: Diariamente, cuando se requiera registrar las pertenencia que los niños
lleven al aula.
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5. Clasificación de Materiales
Propósito didáctico:
•Utiliza el conocimiento que tiene de su nombre y otras
palabras para escribir algo que quiere expresar.
•Intercambia ideas acerca de la escritura de una palabra.
Actividades:
1. Invite a los niños a clasificar los materiales que tienen en el aula, para saber dónde están cuando
los quieran usar y tenerlos ordenados; por ejemplo, los libros de la biblioteca, los crayones, las
pinturas, las fichas de lectura, el material para matemáticas, etc.
2. Por parejas, distribuya las tareas. Decidan los rótulos; por ejemplo: Rincón de la lectura, libros de
cuentos, libros para investigar, libros de animales, Rincón de las matemáticas, fichas, palitos para
contar, reglas, diccionarios, etc.
3. Una vez rotulados y clasificados los materiales, hagan un recorrido, lean y analicen lo que dice
cada rótulo.
4. Escriban una o dos reglas para que los materiales una vez que se usen, los vuelvan a acomodar
en el mismo lugar.
Frecuencia y duración: Diariamente, cada vez que lleven materiales didácticos al aula.
Propósito didáctico:
•Compara las características gráficas de su nombre con los nombres de sus compañeros y otras
palabras escritas.
•Dialoga para resolver conflictos con o entre compañeros.
•Solicita la palabra y respeta los turnos de habla de los demás.
•Propone ideas y escucha las de otros para establecer acuerdos que faciliten el desarrollo de las
actividades dentro y fuera del aula; proporciona ayuda durante el desarrollo de actividades en el
aula.
1. Cada vez que planifique y desarrolle una tarea por parejas o por equipos, es necesario que
organice, explique y registren lo que cada alumno debe hacer antes, durante y después de la tarea.
Debe hacer reflexionar a los niños acerca de la importancia de llevar a cabo tareas compartidas, en
donde se obtienen buenos resultados siempre y cuando cada niño realice la parte que le
corresponda.
2. Agrupe a los niños de acuerdo a como van a desarrollar la tarea: binas o equipos. Se recomienda
que los equipos no sean más de cuatro integrantes.
3. Entrégueles una hoja con un cuadro dividido en cuatro columnas, en la primera columna dirá:
Nombre, ahí cada niño del equipo anotará su nombre, en la siguientes columnas dirá: lo que me
toca hacer antes, lo que debo hacer durante y lo que debo hacer después.
4. A partir de la segunda, tercera y cuarta columna, registren la lista de tareas que les
corresponderá a cada integrante, en cada etapa de la actividad. Por ejemplo: a un alumno, antes
de la actividad, le corresponde buscar libros que tengan información acerca de los animales que
viven en el agua. Durante la actividad, deberá registrar los nombres de cinco animales que viven en
el agua y de qué se alimentan. Después de la actividad, va a dar a conocer a sus compañeros cómo
le hizo para investigar los nombres de los animales y su alimento.
5. Resalte la importancia de organizarse para trabajar y realizar las tareas de manera compartida.
6. ¿Todos los nombres de los compañeros del equipo están bien escritos? ¿Pida que le señalen con
el dedo en dónde dice el nombre de cada integrante del equipo.
7. Durante el registro de datos de la ficha, apóyelos mediante la reflexión, para que sigan
avanzando en el dominio del sistema de escritura. Por ejemplo: ¿Qué te toca hacer antes de la
actividad? Si quieres escribir: “Buscar libros de animales que viven en el agua…¿Cuántas palabras
vas a escribir? ¿Cuál palabra va primero?...¿Cuáles son los nombres de los animales que escogiste?
¿Los localizaste en el libro? ¿Quieres escribir delfín? ¿Quieres que te ayude? ¿Cuál letra va
primero? ¿Mira, aquí te voy a entregar las letras, del alfabeto móvil de la palabra delfín,
acomódalas para que diga delfín…¿cuál letra va primero? Etc…
7. Firma de Trabajos
Propósito didáctico:
•Escribe su nombre con diversos propósitos.
Actividades:
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1. Comente a los alumnos acerca de la importancia de saber quién elabora un trabajo, así como el
día y la fecha que lo hizo.
2. Pida a los niños, que cada vez que realicen un trabajo, deberán escribir en la hoja o en el
cuaderno, el día y la fecha, luego, cuando ya lo hayan terminado y revisado, para su entrega
deberán de firmarlo con su nombre.
3. Explique que, para tener evidencias de cómo van mejorando y en qué aspectos se les puede
apoyar aún más, por mes, cada alumno incorporará algunos trabajos en su carpeta de evaluación;
los cuales, deberán estar firmados todos y con la fecha en que se elaboraron.
4. Apoye a los niños que tengan dificultades, recuérdeles que si no firman sus trabajos y no les
escriben la fecha, no van a saber quién lo hizo, ni cuando lo hizo.
5. Puede sugerirles que copien la fecha del pizarrón o del papel rotafolio donde aparece, así como
su nombre apoyándose en la lista o en las tarjetas que usen como gafetes.
6. Durante la copia, si se niega, puede decirle por ejemplo: _Mira, te voy a apoyar, yo escribo la
primera letra luego tú escribes la que sigue…hazlo lo mejor que puedas…así, hasta que
terminemos…
7. Cada cierto periodo, invite a los alumnos a que revisen la carpeta, en esos espacios hágales ver
la importancia de la firma y de la fecha. Les pude mostrar trabajos en donde cubra usted la firma y
la fecha y luego puede preguntarles si así es posible saber quién hizo el trabajo y cuándo se hizo.
Frecuencia y duración: Diariamente, cada vez que los alumnos entreguen sus trabajos para
revisión o corrección.
Instalar en las escuelas la práctica social de agendar fechas de cumpleaños otorga sentido a
diversas situaciones de lectura y de escritura en las que los niños más pequeños pueden
vincularse con el sistema de escritura. Producir una agenda en la que estén todos los meses del
año y a la que deban agregarse las fechas de los cumpleaños de los compañeros, requiere que
los niños lean para identificar el mes y luego escriban/copien en dicho casillero el nombre propio
del cumpleañero junto al número del día. La actividad puede durar varias clases, en las cuales las
condiciones didácticas van variando y posicionan a los niños en diversas situaciones de análisis
del sistema de escritura.
Propósito didáctico:
•Sabe para qué se usa el calendario, y distingue la escritura convencional de los números y los
nombres de los días de la semana al registrar, con ayuda de la maestra, eventos personales y
colectivos.
Materiales: tarjetas con los nombres de los alumnos y otros juegos de tarjetas con los días de la
semana y de los meses. Papel rotafolio y plumones.
Actividades:
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1. Dígales a los alumnos que una fecha bonita para todas las personas es el día de su cumpleaños.
Platiquen un poco cómo lo celebran con su familia.
2. Explíqueles que ese día es bonito que los compañeros y amigos también los feliciten por esa
razón, van a elaborar un calendario de cumpleaños para recordar las fechas de todos los
compañeros, incluyendo el cumpleaños del maestro.
3. Coloque al frente tarjetas con los meses del año. Luego pida que cada alumno coloque una
tarjeta con su nombre debajo del mes que cumpleaños, cuando los niños no sepan el mes y la fecha
de su cumpleaños, déjeselos de tarea un día antes de la actividad.
4. Una vez que cada alumno coloque su nombre en el mes de su cumpleaños, en papel rotafolio,
frente a los alumnos, en un cuadro de cuatro columnas, registre: Nombre del alumno, nombre del
día de la semana que cumplirá años, la fecha y finalmente los años que cumple. Por ejemplo:
Roberto, día viernes, 5 de diciembre de 2014, cumple 7 años.
5. Entregue una hoja por parejas para que se apoyen y registren los datos de los cumpleaños. Si no
terminan de hacer todos los registros, pueden realizarlo poco a poco en los días siguientes. Una vez
que hayan concluido con los registros, anexen su hoja en la carpeta de evaluación de cada alumno.
5. Puede seguir analizando en este contexto: nombres de los niños, días de la semana, meses;
hacer cálculos de cuánto falta para el cumpleaños, etc.
6. Pueden ponerse de acuerdo acerca de cómo van a celebrar los cumpleaños; por ejemplo:
cantarles las mañanitas, escribirles algún mensaje de felicitación, cooperarse para comprarles
algún detalle, elaborar alguna agua fresca, galletas para todos, etc.
Frecuencia y duración: Al inicio del ciclo y cada vez que se acerque una fecha de cumpleaños.
Propósito didáctico:
•Utiliza marcas gráficas o letras con diversas intenciones de escritura y explica “qué dice su texto”.
•Identifica lo que se lee en el texto escrito, y que leer y escribir se hace de izquierda a derecha y
de arriba a abajo.
•Identifica la función que tienen algunos elementos gráficos incluidos en textos escritos.
Actividades:
1. Pregunte a sus alumnos cómo le harían si quieren recordar cosas personales y otros datos
importantes de su casa, de la escuela o de los amigos. ¿Qué harían por ejemplo si quieren recordar
lo que van a comprar por encargo de sus padres o bien si quieren saber el teléfono de un amigo o
su domicilio?
2. Dígales que una alternativa es preparar una libreta de notas personales, en donde puedan
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registrar datos importantes para cada uno, sobre sucesos que les ocurran en la escuela, en la
familia, con los amigos o de lo que les pase en la comunidad.
3. Explíqueles que pueden usar esta libreta también para tomar nota de lo más importante durante
las exposiciones de sus compañeros.
4. Planifique situaciones de escritura de notas colectivas, con dictado al docente, en donde
mediante el modelo escritor, reflexionen acerca del proceso de escritura de notas.
5. Abra espacios para que los alumnos compartan los registros de sus notas con el grupo de
compañeros. (Aun cuando la escritura de los textos no sea convencional, centre el análisis en el
significado de lo que escribieron)
Propósito didáctico:
•Sabe para qué se usa el calendario, y distingue la escritura convencional de los números y los
nombres de los días de la semana al registrar, con ayuda de la maestra, eventos personales y
colectivos
Actividades:
1. Comenten acerca de la actividad donde registraron los cumpleaños de los compañeros del grupo
y del maestro.
2. Pregunte si les gustaría que cada mes del ciclo escolar, registraran otras fechas importantes de
la historia, celebraciones de la comunidad, compromisos, etc.
3. Pónganse de acuerdo para iniciar el registro por mes: por ejemplo en octubre: Descubrimiento
de América, día de las Naciones Unidas, etc. pueden investigar sobre las fechas importantes para la
comunidad, así como algunos compromisos del aula. Por ejemplo: cuando van a exponer un tema,
cuándo deberán entregar un trabajo, etc.
4. Durante la escritura de estos datos y fechas, puede aprovechar para seguir reflexionando sobre
el sistema de escritura, por ejemplo: si deciden escribir los nombres de los personajes importantes
de algún hecho histórico, pongamos el caso de Cristobal Colón, pueden reflexionar sobre palabras
que lleven la sílaba cri, cre, cra, etc.
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11. Organización de la agenda semanal
Propósito didáctico:
•Sabe para qué se usa el calendario, y distingue la escritura convencional de los números y los
nombres de los días de la semana al registrar, con ayuda de la maestra, eventos personales y
colectivos
Actividades:
1. Proponga a los niños, al inicio de la semana, registrar por día, la agenda de las actividades más
importantes que realizarán durante la semana, tanto en el aula, como fuera de ella.
2. Hagan una lista de las actividades, de ser posible también de los materiales que requieran para
prepararlos.
3. Pueden clasificar las actividades por asignatura, las que harán en la biblioteca, los espacios de
lectura, los honores, la participación en algún evento, etc.
4. Distribuyan las actividades por día y asignen el tiempo que les dedicarán a cada una.
5. Es recomendable que al igual que en el resto de las actividades habituales, dedique espacios
para seleccionar palabras y expresiones, para reflexionar sobre el sistema de escritura. Por
ejemplo: Actividad del lunes, de 9:00 a 10:00 hrs. Lectura de cuentos en la biblioteca. ¿Cuántas
palabras escribimos en esta expresión? ¿de, en y la, serán palabras? ¿Qué pasa si les quitamos
estas palabras? Lectura cuentos biblioteca…¿Se entiende lo que queremos decir? ¿Qué pasa si le
quitamos la “l” que está después de la segunda “b” en la palabra biblioteca? ¿Cómo se lee? ¿Qué
otras palabras podemos encontrar con la sílabas bli, bla, ble, etc?
Actividades:
Propósito didáctico:
•Identifica la función que tienen algunos elementos gráficos incluidos en textos escritos.
Materiales: Fotografías, recortes, hojas blancas, cámara fotográfica, celular, tijeras, pegamento…
1. Pregunte a los niños si les gusta que les tomen fotografías, si alguna vez ellos han tomado fotos,
si en su casa tienen cámara o algún teléfono celular para tomar fotografías.
2. Pida un día antes que lleven al aula tres fotografías de las que más les gusten de ellos y de sus
familias.
3. Forme parejas para que conversen acerca de las fotos. Dígales que pueden describir y narrar lo
que observan en las fotografías, para ello pueden guiarse en las siguientes preguntas: ¿Quién o
quienes aparecen en las fotos? ¿Qué hacen?¿Dónde están? ¿Qué ocurre? ¿Cuándo sucede?¿Cómo
pasaron las cosas? ¿Cómo es el lugar? ¿Cómo se la están pasando las personas? Etc.
4. Una vez que conversaron por parejas, solicite a algunos niños voluntarios, que comenten lo que
les platicó su compañero, acerca de las fotos que le mostró.
5. Proponga, a partir de esta experiencia, elaborar un álbum de fotos de los momentos que pasan
en la escuela, dentro del aula y fuera de ella.
6. Consigan cámaras fotográficas con las familias, durante una hora a la semana, compartan las
fotos que han tomado: de las clases, de los honores, durante los espacios de lectura, durante algún
desfile, una representación, una exposición, etc.
7. Impriman las fotos en una impresora de la escuela. Guiándose con algunas de las preguntas del
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punto tres, escriban el pie de foto, para describir y/o narrar lo que
ocurre en la foto.
8. Hagan una exposición de las mejores fotografías en el muro o
pizarrón de noticias.
9. Agreguen las fotografías que más les hayan gustado al álbum
fotográfico del grupo.
10. Aproveche el interés que despierta esta actividad, para seguir
avanzando en el dominio de los aspectos del sistema de escritura,
o bien para abordar características de los textos: la descripción y la narración.
11. Para el caso de niños que aún no escriben convencionalmente, puede aprovechar para escribir
los nombres de las personas o de las cosas que observan en las fotografías, o bien, escribir
enunciados cortos de lo que observan.
12. Por ejemplo, una foto del aula en donde un niño, Luis, está leyendo en voz alta, bien podría
escribir: Luis lee en el salón y posteriormente se podría analizar este enunciado. ¿Quién lee?
¿Dónde dice Luis? ¿Dónde lee Luis? ¿Dónde dice salón? Etc.
El uso y funcionamiento de la biblioteca no sólo permite que los niños se acerquen al mundo de la
literatura y los textos que necesitan para estudiar sino que, bajo determinadas condiciones,
implica la circulación de una serie de prácticas cotidianas de lectura y escritura necesarias para su
funcionamiento en el grupo (Castedo, 2008).
La producción de un inventario. Platique con los niños acerca de la importancia de contar
con un documento que permita centralizar la información sobre los materiales escritos
disponibles en la biblioteca del aula. Organice a los alumnos para que de manera
ordenada, poco a poco escriban o copien los títulos de los libros y nombres de autores de
los acervos de la biblioteca de aula en una lista que luego deberá clasificarse mediante
algún criterio común (por título, por autor, por editorial o por temática). Esta actividad
permitirá hacer conciencia acerca de la importancia de conocer cuáles son y cuál es la
cantidad de los acervos que tienen en el salón de clases y comprometerse a cuidarlos.
La exploración de catálogos. Ponga a disposición de los alumnos catálogos bibliográficos
para seleccionar materiales a incluir en el pedido para próximas compras de acervos. Esta
tarea favorece la planificación de situaciones de lectura por sí mismos y de
copia de palabras o enunciados breves como títulos, colecciones o editoriales.
El fichado de libros. Invite a los niños a elaborar las fichas bibliográficas de
los libros que tienen registrados en el inventario; las fichas deberán
elaborarse en tarjetas, clasificarlas y ponerlas al alcance de los alumnos de
tal forma que garantice el control ágil y adecuado de los materiales de la
biblioteca. Los niños deberán leer por sí mismos, copiar y escribir títulos,
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nombres de autores, colecciones, editoriales, años de edición (dependiendo de los
acuerdos grupales que se hayan establecido), poco a poco en las fichas.
El registro de préstamo y devolución de libros para dejar constancia de la circulación y el
destino de los libros de la biblioteca. El docente puede planificar diversos momentos en
los que los más pequeños deban leer para identificar la ficha del libro y escribir o copiar de
otra fuente el nombre del compañero que lo retira.
La organización de las agendas de lecturas en un soporte visible para todos y en copias
individuales en los cuadernos de clase. La elaboración de las agendas puede organizarse
de de manera colectiva: los niños, junto con el docente, escogen los libros a leer en torno
a un proyecto y dictan al docente los títulos. Algunas situaciones alrededor de la agenda
son, por ejemplo: copiar los títulos, dictarlos (al docente o entre compañeros), leer para
marcar el libro que ya se leyó, leer para elegir cuál les gustaría leer primero. Por ejemplo,
para organizar la agenda de libros que se leerán durante una semana, o bien los libros que
se van a leer durante el desarrollo de algún proyecto didáctico, se sugiere que se
fotocopien las portadas y, mediante un rótulo que diga: “Libros que leeremos en la
semana”, los niños identifiquen los títulos y los autores de los libros; luego en otro espacio
del aula, con el rótulo: “Libros que hemos leído” irán cambiando las portadas de los libros
que se vayan leyendo.
Propósito didáctico:
Materiales: Plumones, papel rotafolio, cinta masking, hojas blancas, lápices, modelos de cartas,
etc.
Actividades:
1. Cuando tenga necesidad de comunicarse con las familias de los alumnos, proponga elaborar
colectivamente los recados para los padres.
2. Revisen colectivamente modelos de este tipo de textos: datos que debe llevar, tratamiento que
debe darse a los destinatarios, lenguaje, etc.
3. Decidan qué van a comunicar a los padres y cómo se lo van a comunicar a través de un recado.
Elaboren un primer borrador con dictado al docente.
4. Lea y relea el texto; favorezca la corrección para dar claridad a las ideas y escribir las palabras
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de manera correcta.
5. Una vez que hayan elaborado el texto corregido colectivamente, forme parejas o equipos de
trabajo de no más de cuatro integrantes, para que copien el texto. Favorezca espacios de lectura,
señalando con el dedo lo que leen.
6. Hagan llegar el recado a las familias, pida a los niños que les lean el recado a sus padres. Dígales
que ellos firmen de recibido el recado, para que lo entreguen al día siguiente al docente.
7. Sigan el mismo proceso cada vez que tengan que elaborar una carta o una solicitud, para por
ejemplo, solicitar apoyos o materiales que requieran para actividades que planifiquen.
Frecuencia y duración: Todo el ciclo escolar, cada vez que tengan necesidad de comunicar algo por
escrito.
Propósito comunicativo: Citar a alguien a una reunión, muestra, fiesta u otra celebración.
Propósito didáctico:
Materiales: Plumones de colores, papel rotafolio, cartulina, lápices, cinta adhesiva, etc.
Actividades:
1. Proponga a los alumnos que, tomando como base las fechas de cumpleaños, prepararán en el
aula con la cooperación de todos, un pequeño festejo.
2. Previo a la fecha, elaboren una invitación colectiva al festejo, que incluya: Lugar del festejo,
fecha, hora, motivo de la invitación, programa a desarrollar, etc.
3. Con dictado al docente, preparen el borrador de la invitación. Durante el dictado, sigan
reflexionando sobre el sistema de escritura; por ejemplo: _ ¿Cómo les decimos el motivo de la
invitación?...a ver, ¿así está bien?_ “Que vengan al cumpleaños de Karla”, “Que va a haber
tostadas”…a ver, oigan la propuesta de Luis, dice que está mejor: “Los invitamos al cumpleaños de
Karla” “Habrá tostadas”…a ver, ¿dónde dice invitamos? ¿Dónde dice cumpleaños?
4. Corrijan leyendo y releyendo el texto, hasta que haya claridad en las ideas.
5. Copien la invitación en una hoja blanca y háganla llegar a quienes decidan invitar.
6. Este mismo proceso lo pueden repetir, cuando tengan que invitar a un evento de la escuela.
Frecuencia y duración: Cada vez que festejen un cumpleaños o fechas importantes como navidad,
día de las madres, etc.
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17. Confección de carteles o anuncios
•Identifica la función que tienen algunos elementos gráficos incluidos en textos escritos.
Materiales: Plumones de colores, papel rotafolio, fotografías, recortes, pegamento, cinta adhesiva,
etc.
Actividades:
2. Nombre un equipo encargado de investigar datos, sucesos y eventos de interés, dentro y fuera
de la escuela.
3. Pida que cada día, durante un espacio, den a conocer los sucesos y/o datos de interés; luego
decidan qué es lo que vale la pena difundir a través de carteles y/o anuncios.
4. Difundan por ejemplo: Los beneficios o apoyos que recibe la escuela, el evento de lectura de
cuentos, poemas o rimas y canciones, que se desarrollará en la escuela, etc.
5. Clasifiquen la información, luego decidan cuál información difundirán.
6. Revisen modelos de carteles y/o anuncios. Observen y hagan un listado de las características de
estos textos: Tamaño y tipo de letra, colores, expresiones sugerentes, mensajes cortos, más
imágenes que texto, etc.
7. Seleccionen la información que deseen difundir y formen equipos de diseño.
8. Elaboren el primer borrador del cartel o anuncio. Revisen la claridad de las ideas, tipo de
lenguaje, etc.
9. Formen equipos de revisión y corrección, con el apoyo del docente.
10. Una vez revisado el producto, hagan una lista de los alumnos encargados de colocarlos en
puntos estratégicos del aula y de la escuela; pueden comisionar a algunos alumnos para que
apoyen a los más pequeños.
11. Organicen un recorrido para leer los carteles que se han producido.
Frecuencia y duración: Cada vez que exista la necesidad de difundir información de interés.
Propósito comunicativo: Que los alumnos descubran que una de las funciones de la escritura,
consiste en registrar para recordar hechos cotidianos que realizamos en el pasado.
Propósito didáctico:
•Utiliza marcas gráficas o letras con diversas intenciones de escritura y explica “qué dice su texto”.
•Identifica lo que se lee en el texto escrito, y que leer y escribir se hace de izquierda a derecha y
de arriba a abajo.
Actividades:
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1. inicie esta actividad, preguntando a los niños: ¿Alguien de ustedes recuerda lo que hicimos hace
dos semanas durante la clase de Español? ¿Qué les parece si mientras ustedes nos van diciendo lo
que recuerdan, yo lo voy escribiendo en papel rotafolio aquí frete a ustedes?...a ver, ya nos dijo
Manuel que leímos un libro, pero que no recuerda el título…¿Quién se acuerda de algo más?...
2. Pregunte: ¿Qué podríamos hacer para recordar todo lo que hicimos cualquier día de los que ya
transcurrieron?...proponga a los niños lo siguiente: ¿Qué les parece si a partir de hoy, en este
cuaderno que traje, empezamos a escribir las cosas más interesantes o importantes de la clase o lo
que hacemos en la escuela y que no queremos que se nos olviden?
3. Explíqueles que al cuaderno se le llamará “Diario de la clase”, en donde se registrarán las
actividades, juegos, temas estudiados, libros leídos, lo que hicieron a la hora de recreo, etc.
4. Proponga que un día cada niño se haga cargo de escribir el diario, puede hacerlo por sí mismo,
como pueda escribir o bien, dictándole a algún compañero más grande, un familiar o a sus padres.
5. Explique que en cada hoja del diario, deberá escribirse primero la fecha; luego de manera
ordenada y organizada, la información que quiera registrar; deberá terminar el escrito con su
nombre. Pueden también ilustrar sus escritos.
6. Destine un espacio cada día, para que el alumno encargado del diario, lea al grupo el reporte de
lo que escribió o dictó.
7. Pida, durante el transcurso del ciclo escolar, quincenal o mensualmente, que los alumnos
consulten lo que hicieron en algunas fechas específicas y comenten sobre lo que escribieron;
destacando los cambios que van logrando en su proceso como escritores.
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BIBLIOGRAFÍA.
http://www.ciieberazategui.com.ar/2014/sanchez%20mendez/1
Castedo%20y%20otros%20(2010)%20Pluri.pdf
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