Corrosion y Recubrimientos Ales
Corrosion y Recubrimientos Ales
Corrosion y Recubrimientos Ales
1. INTRODUCCION
El costo anual de los daños ocasionados por la corrosión y de los programas para
combatirla eficazmente, asciende a muchos millones de dólares en todo el mundo. Esto no
es tan sorprendente cuando se considera que la corrosión se presenta en todas partes,
dañando con diferente severidad a todos los metales.
Si añadimos a ese costo el valor del tiempo improductivo originado en los paros
obligatorios de la producción, mientras se realizan trabajos de reparación y pintura,
tendremos una suma exorbitante de dinero gastado en la lucha contra la corrosión
Pero, aunque la corrosión es inevitable y ataca en aire, agua y tierra, su acción destructiva
puede reducirse considerablemente escogiendo los metales y aleaciones más apropiados
para el ambiente y condiciones que deben soportar, diseñando de un modo adecuado los
objetos y sobre todo con un buen programa de protección.
El ingeniero que trabaja en problemas de corrosión necesita saber donde empezar y tener
un conocimiento básico para reconocer la corrosión, cómo se produce, cómo impedir su
severidad, qué herramientas son necesarias, técnicas de inspección, variables de diseño
que afectan a la corrosión, selección de materiales y la forma de interpretar y aplicar la
información del problema corrosivo, así como saber donde obtener ayuda.
2.1. CONCEPTO.
Aparte de otras clasificaciones, la corrosión puede ocurrir por ataque directo en seco
(oxidación) o en húmedo (electroquímica). En seco ocurre por contacto con vapores o
gases, sin la presencia de líquidos, y está asociada a menudo con altas temperaturas;
por ejemplo, en quemadores de gas. En húmedo se presenta en medios líquidos, por
rociado o inmersión; por ejemplo, en el casco de un barco.
• Apariencia del metal corroído. La corrosión puede ser uniforme y entonces el metal se
corroe a la misma velocidad en toda su superficie, o bien, puede ser localizada, en
cuyo caso solamente resultan afectadas áreas pequeñas.
La clasificación por apariencia, uniforme o localizada, es muy útil para una discusión
preliminar que en caso de requerirse en forma más completa, necesita del
establecimiento de las diferencias entre la corrosión localizada de tipo macroscópico y el
ataque microscópico local.
Uniforme Localizada
Macroscópica
Microscópica
Galvánica
Erosión Intergranular
Agrietado Fractura por corrosión
Picadura Bajo Tensión
Exfoliación
Ataque Selectivo
El ataque uniforme sobre grandes áreas de una superficie metálica es la forma más
común de la corrosión y puede ser húmeda o seca, electroquímica o química, siendo
necesario seleccionar los materiales de construcción y los métodos de protección como
pintura, para controlarla.
Por otra parte, la corrosión uniforme es la forma más fácil de medir, por lo que las fallas
inesperadas pueden ser evitadas simplemente por inspección regular.
Corrosión Uniforme
2.4. CORROSION GALVANICA
El metal que se corroe recibe el nombre de metal activo, mientras que el que no sufre
daño se le denomina metal más noble.
La relación de áreas entre los dos metales es muy importante, ya que un área muy
grande de metal noble comparada con el metal activo, acelerará la corrosión, y por el
contrario, una mayor área del metal activo comparada con el metal noble disminuye el
ataque del primero.
La corrosión galvánica a menudo puede ser reconocida por el incremento del ataque
junto a la unión de los metales, este tipo puede ser controlado por el uso de aislamientos
o restringiendo el uso de uniones de metales cuando ellos forman diferencias de
potencial muy grande en el medio ambiente en el que se encuentran. La diferencia de
potencial puede ser medida, utilizando como referencia la serie galvánica de los metales
y aleaciones que se presentan más adelante, en la serie de los potenciales tipo
(Standard) de óxido de reducción.
Otro método para reducir la corrosión galvánica, es evitar la presencia de grandes áreas
de metal noble con respecto a las de metal activo.
Corrosión Galvánica
La corrosión por erosión puede ser evitada por cambios de diseño o por selección de
materiales más resistentes.
La corrosión por desgaste (fretting) ocurre cuando las piezas de metal se deslizan una
sobre la otra, causando daño mecánico a una o ambas piezas y el deslizamiento es
generalmente un resultado de la vibración.
La corrosión se cree que juega uno de los siguientes papeles: el calor de la fricción oxida
el metal y a continuación el óxido se desgasta, o bien, la remoción mecánica de las
partículas protectoras de óxido, o los productos de la corrosión resultantes, dan como
resultado la exposición de superficies limpias del metal al medio agresivo, en tal forma
que el fenómeno corrosivo se acelera.
Erosión Abrasión
Las condiciones ambientales en una grieta, pueden con el tiempo volverse muy
diferentes de las existentes en una superficie limpia y abierta, por lo que un medio
ambiente muy agresivo puede desarrollar y causar corrosión en las grietas.
Agrietamiento
Para reducir la corrosión por picadura se necesita una superficie limpia y homogénea,
por ejemplo, un metal homogéneo y puro con una superficie muy pulida deberá ser
generalmente, mucho más resistente que una superficie que tenga incrustaciones,
defectos o rugosidad.
La corrosión por picadura es un proceso lento que puede llevarse meses y años antes de
ser visible, pero que naturalmente, causará fallas inesperadas. El pequeño tamaño de la
picadura y las minúsculas cantidades de metal que se disuelven al formarla, hacen que
la detección de ésta sea muy difícil en las etapas iniciales.
La corrosión por exfoliación es una corrosión subsuperficial que comienza sobre una
superficie limpia, pero se esparce debajo de ella y difiere de la corrosión por picadura en
que el ataque tiene una apariencia laminar.
Al final del ataque, una muestra tiene la apariencia de un mazo de barajas en el cual
algunas de las cartas han sido extraídas. Este mecanismo es bien conocido en las
aleaciones de aluminio y se combate utilizando aleaciones y tratamientos térmicos.
Exfoliación
Este fenómeno corrosivo produce un metal poroso que tiene propiedades mecánicas
muy pobres y obviamente el remedio a este caso es el empleo de aleaciones que no
sean susceptibles a este proceso.
Ataque selectivo
Para entender este tipo de ataque es necesario considerar que cuando un metal fundido
se cuela en un molde, su solidificación comenzó con la formación de núcleos al azar,
cada uno de los cuales crece en un arreglo atómico regular para formar lo que se conoce
con el nombre de granos o cristales.
El arreglo atómico y los espaciamientos entre las capas de los granos, son los mismos
en todos los cristales de un metal dado; sin embargo, debido a la nucleación al azar, los
planos de los átomos en las cercanías de los granos no encajan perfectamente bien y el
espacio entre ellos recibe el nombre de límite de grano. Si se dibuja una línea de 2.5 cm.
de longitud sobre la superficie de una aleación, esta deberá cruzar aproximadamente
1000 límites de grano.
Los límites de grano son a veces atacados preferencialmente por un agente corrosivo y
el ataque se relaciona con la segregación de elementos específicos o por la formación de
un compuesto en el límite. La corrosión generalmente ocurre, porque el agente corrosivo
ataca preferencialmente el límite de grano o una zona adyacente a él, que ha perdido un
elemento necesario para tener una resistencia a la corrosión adecuada.
Intergranular
Los esfuerzos que causan las fracturas provienen de trabajos en frío, soldadura,
tratamiento térmicos, o bien, pueden ser aplicados en forma externa durante la operación
del equipo.
Las fracturas pueden seguir caminos Ínter cristalinos o transcristalinos que a menudo
presentan una tendencia a la ramificación.
Algunas de las características de la corrosión de fractura por tensión, son las siguientes:
La corrosión por fatiga, es una forma especial del tipo de corrosión de fractura por
tensión y se presenta en ausencia de medios corrosivos, debido a esfuerzos cíclicos
repetidos. Estas fallas son muy comunes en estructuras sometidas a vibración continua.
Los métodos para evitar la corrosión por fatiga, necesitan prevenir la fractura producida
por ésta desde el principio, ya que es muy difícil detener la propagación de las fracturas,
una vez que se inician.
Corrosión bajo
Fatiga
3. EVALUACION DEL MEDIO AMBIENTE EN LA PROTECCION ANTICORROSIVA
Los compuestos azufrados permanecen mucho tiempo en el aire, son muy agresivos y,
aunque se oxidan parcialmente con el oxígeno, al contacto con la humedad forman ácido
sulfúrico que reacciona con los metales formando sulfatos.
En general, las atmósferas industriales son - muy corrosivas por cuanto sirven como medio
de difusión de infinidad de productos químicos. Por ello es necesario analizar su
composición a fin de proteger los objetos que están sometidos a su influencia. En una
fábrica, por ejemplo, la atmósfera puede ser totalmente diferente de una sección a otra,
según los productos que en ellas se elaboren y la contaminación que generen. Otros
materiales corrosivos, contaminantes atmosféricos, pueden ser arrastrados por el viento
desde otras áreas.
Sobre las atmósferas marinas es interesante anotar que su influencia puede llegar a
distancias de 100 kilómetros en el continente.
3.2. LAS AGUAS.
Los efectos corrosivos del agua dependen de la cantidad y tipo de sales y sólidos que se
encuentren disueltos en ella. Considerando su actividad corrosiva, las aguas se pueden
clasificar así:
Aunque con un bajo contenido de sales solubles, pueden tener cantidades significativas de
bióxido de carbono, oxígeno y otros gases disueltos que aumentan su acción corrosiva. El
bióxido de carbono disuelto en agua a temperatura de condensación, forma ácido
carbónico sumamente corrosivo para el acero.
Los efectos corrosivos del agua del mar son causados por: salinidad, contenido de
oxígeno, organismos biológicos, temperatura y agitación.
Las aguas marinas contienen un alto porcentaje de sales (3.4% por peso
aproximadamente) y su exceso de iones fuertes las hacen ligeramente alcalinas (pH: 8).
Por consiguiente, producen una severa corrosión galvánica.
A pesar de los millares de organismos vivos que contienen las aguas M mar, muy pocos
producen incrustaciones ("fouling"), pero éstos son suficientes para atacar seriamente los
metales.
Las sales solubles pueden aumentar la agresividad de los suelos, pero cuando la cantidad
(de sales) es excesiva, baja la acidez y disminuye la corrosión.
El contenido de oxígeno está relacionado directamente con la humedad y la textura del
suelo. Si éste es compacto, muy húmedo o con demasiada vegetación, el oxígeno
disminuirá proporcionalmente.
La naturaleza compleja de los suelos dificulta la determinación del grado de corrosión; pero
eso es necesario analizarlos para conocer su agresividad.
De acuerdo con su naturaleza los ácidos se clasifican en dos grupos: minerales, como el
sulfúrico y el clorhídrico y orgánicos como el acético y el cítrico. Sin embargo, tratándose
de la corrosión, los ácidos se pueden agrupar en tres categorías: fuertes, oxidantes y
débiles.
Varios factores afectan la agresividad de los ácidos. Los más importantes son:
Las temperaturas elevadas: Por una parte provocan la disminución del oxígeno reduciendo
la corrosión; pero por otra, promueven una mejor difusión del ácido y solubilización de los
productos resultantes de la reacción, con lo cual aumenta el daño al metal.
4.1.1.2 ACIDO CLORHIDRICO: Es más activo que el sulfúrico y ataca la mayoría de los
metales y aleaciones comunes, aún en concentraciones relativamente bajas. Los factores
que explican su alta corrosividad son: las sales que forma al reaccionar con los metales
son muy solubles, tiene poca tendencia a producir sales insolubles y su ión cloruro es de
gran movilidad.
4.1.2.1 ACIDO NITRICO: Es un ácido fuerte. Únicamente los metales como el aluminio,
titanio y acero estañado resisten su contacto porque al reaccionar con él forman capas de
óxido que actúan como aislantes entre el ácido y el metal. En concentraciones por encima
del 70% las características del ácido nítrico cambian y puede convertirse en fumante
blanco, con un 2% de agua y un 2% de bióxido de nitrógeno, o en fumante rojo, con 2 a 3%
de agua y 20 a 25% de bióxido de nitrógeno. De acuerdo con investigaciones, por debajo
de 3.2% de contenido de agua, la agresividad del ácido nítrico aumenta notoriamente.
4.1.3.3 ACIDOS MALEICO Y LACTICO: Más agresivos que el acético, promueven ataque
intergranular en los metales.
Los álcalis no son tan corrosivos como los ácidos por las siguientes razones: 1) Contienen
poco o ningún hidrógeno, 2) Los productos resultantes de su ataque al metal son
frecuentemente insolubles y 3) Su efecto corrosivo es el resultado de la afinidad que
puedan tener con el metal.
La reacción más común de los álcalis es la formación de sales dobles, sales alcalinas o
hidróxidos dobles. Las sales y los hidróxidos dobles son solubles y por lo tanto no pueden
formar capas protectoras del metal. El aire interviene en la reacción acelerando el ataque
que se presenta como una "oxidación en puntos", resultante de una "corrosión galvánica".
Otro fenómeno relacionado con el ataque de los álcalis, es la fatiga del metal por corrosión,
conocida como "agrietamiento cáustico", que se observa principalmente en el hierro y el
acero en contacto con soluciones de soda u otros álcalis fuertes.
Existen muchos tipos de sales y su agresividad con los metales es muy diferente. Por eso
cada una requiere una atención particular para determinar su poder corrosivo- Sin
embargo, de acuerdo con su reacción al disolverse en agua, las sales se pueden clasificar
como: neutras, neutras oxidantes, alcalinas y alcalinas oxidantes. Véanse ejemplos en la
tabla de sales
Es difícil generalizar acerca de la agresividad de las sales, pero se puede afirmar que las
sales neutras, neutras oxidantes y alcalinas normalmente no son tan corrosivas como las
sales ácidas, ácidas oxidantes y alcalinas oxidantes.
Teniendo en cuenta la conductividad eléctrica de la mayoría de las soluciones salinas, se
concluye que promueven la "corrosión galvánica". Otra condición muy importante para
considerar es la solubilidad; por ejemplo, los haluros y los nitratos son muy solubles y
forman poca o ninguna capa protectora del metal. Los silicatos y carbonatos por su pobre
solubilidad no son tan corrosivos y los sulfatos forman productos solubles pero no Son tan
activos como los haluros.
Condiciones especiales de concentración, presencia de agentes oxidantes, efectos de
velocidad y temperatura afectan la actividad corrosiva de las sales en solución acuosa. No
obstante, se debe destacar que la concentración de sales oxidantes no es siempre un
factor definitivo para la determinación del poder oxidante. Los cromatos, por ejemplo, son
más agresivos que las sales férricas; pero éstas ocasionan una corrosión más rápida. Del
mismo modo, los nitratos tienen mayor poder oxidante que los nitritos que son más
corrosivos.
SALES ACIDAS
SALES ALCALINAS
El azufre y sus compuestos se pueden clasificar cerca del oxígeno por sus efectos
corrosivos. Como el oxígeno, el azufre se combina directamente con los metales y con el
hidrógeno.,
Muchos metales se encuentran como su]furos en la naturaleza y lo mismo que los óxidos,
tienen tendencia definida a regresar a su estado natural; pero el azufre no reacciona a
temperatura ambiente, probablemente porque es insoluble en agua. Para volverse activo
es necesario que adopte una forma soluble combinándose con otros elementos. Las
formas solubles del azufre son: sulfuro de hidrógeno, bióxido de azufre y trióxido de azufre;
éstos compuestos representan tres grados de oxidación y como agentes corrosivos el
bióxido de azufre es el más activo de los tres. Solubilizado en agua, el bióxido de azufre
proporciona la acidez y poder oxidante suficientes para corroer rápidamente los metales;
además, por ser más soluble que el hidrógeno, puede llegar en mayor cantidad a una
superficie metálica ocasionando un daño superior al ocasionado por el oxígeno.
Los halógenos son un importante grupo de elementos químicos donde están incluidos el
flúor, cloro, bromo y yodo. A pesar de su alta reactividad, los halógenos no atacan a la
mayoría de los metales a temperaturas normales y los productos resultantes de su ataque
al metal, son sales insolubles que forman película protectora. Sin embargo, la actividad
corrosiva aumenta considerablemente con la humedad, debido a la formación de un ácido
y un agente oxidante por reacción. El aumento de la temperatura acelera el ataque de los
halógenos húmedos o secos.
La mayoría de los compuestos orgánicos no son corrosivos. Así, por ejemplo, los
disolventes hidrocarburos, alcoholes, cetonas y esteres generalmente no atacan los
metales y cuando ello ocurre es debido a contaminantes inorgánicos. La falta de actividad
corrosiva de éstos compuestos se atribuye a que no se separan en partículas cargadas de
electricidad (no ionizan) en soluciones acuosas y no reaccionan con el metal para formar
ácidos o álcalis. Además, son malos conductores de la electricidad.
Existen, desde luego, algunos compuestos orgánicos que pueden atacar los metales. Entre
ellos están los ácidos orgánicos, anhídricos, aldehídos, compuestos halogenados o
azufrados, cuya actividad corrosiva está influenciada grandemente por la concentración,
temperatura presencia o ausencia de oxígeno, impurezas oxidantes y velocidad del flujo
del compuesto orgánico sobre el metal o de éste en el compuesto.
Los alimentos son compuestos orgánicos de naturaleza alcalina débil (como los vegetales
y las carnes cocidas) o ácidos (como algunas frutas y ¡eches). Algunos contienen además,
compuestos azufrados (carnes y legumbres) que pueden promover la oxidación del metal.
Este riesgo se reduce considerablemente almacenando a bajas temperaturas y eliminando
al máximo el oxígeno.
Algunas frutas y otros alimentos (leches) tienen suficiente ácido (málico, tartárico, cítrico,
acético, láctico) que puede reaccionar con el metal, especialmente si hay suficiente
oxígeno presente. Afortunadamente, en el caso de las frutas, ciertos constituyentes inhiben
la acción de los ácidos.
La corrosión como una reacción química, para poder comprender el fenómeno corrosivo como
el resultado de una reacción química, es necesario disponer de algunos principios elementales
de química, los cuales se enunciarán brevemente a continuación.
Otros metales también son corroídos o disueltos por medio de ácidos liberando hidrógeno.
Las reacciones 3 y 4 muestran que el fierro y aluminio también son corroídos por el ácido
clorhídrico.
La corrosión de los metales también puede presentarse en agua limpia, agua de mar,
soluciones salinas y soluciones alcalinas o básicas. En la mayoría de estos sistemas, la
corrosión solamente ocurre cuando éstas contienen oxígeno disuelto. Las soluciones
acuosas disuelven rápidamente el oxígeno del aire, siendo éste la fuente de oxígeno
requerida en los procesos corrosivos. La corrosión más familiar de este tipo, es la
oxidación del fierro cuando se expone a una atmósfera húmeda o bien en agua.
Esta reacción muestra que el fierro se combina con el agua y el oxígeno para darnos la
sustancia insoluble de color café rojizo que es el hidróxido férrrico.
Los metales también pueden ser atacados en soluciones que no contengan oxígeno o
ácidos. Las soluciones típicas para este proceso son aquellas soluciones denominadas
oxidantes que contienen sales férricas y compuestos cúpricos en los que la corrosión se
presenta de acuerdo con las siguientes reacciones:
La presencia de los productos de la corrosión es una de las formas por las cuales se
detecta ésta, por ejemplo el óxido. Sin embargo, es conveniente notar que los productos
insolubles de la corrosión no siempre son visibles, por ejemplo al exponer una pieza de
aluminio al aire, se forma una película de óxido casi invisible que protege al metal de un
ataque posterior y la película es casi invisible porque es extraordinariamente delgada,
siendo esta la razón del uso extensivo del aluminio en la construcción de ventanas,
icanceles y molduras automotrices.
Cuando la reacción se escribe en esta forma es obvio que el ión – cloruro no participa en
forma directa en la reacción puesto que el ión – cloruro aparece en ambos miembros de la
ecuación y no es alterado por la reacción de corrosión, es decir, la valencia del ión –cloruro
permanece sin cambio.
Durante esta reacción el zinc es oxidado a iones zinc es decir, la valencia del zinc se
incrementa y simultáneamente los iones hidrógeno son reducidos a gas hidrógeno
disminuyendo su valencia.
Por lo anterior, la reacción 12 puede ser simplificado aún más al dividirla en una reacción
de oxidación y una reacción de reducción.
Zn = Zn++ + 2e (13)
2H+ + 2e = H2 (14)
Una reacción de oxidación tal como la ecuación 13, significa un incremento en el estado de
oxidación o valencia con producción de electrones y en forma similar, la reacción de
reducción representa una disminución en el estado de oxidación o valencia y el consumo
de electrones tal y como se ve en la ecuación 14.
La suma de las reacciones 13 y 14 nos dan la reacción total (reacción No. 12).
Todo proceso de corrosión necesita por lo menos una reacción de oxidación y una
reacción de reducción, por lo que podemos resumir que las reacciones de corrosión son
electroquímicas en naturaleza y debido a esto es posible dividir el proceso de la corrosión,
en reacciones anódicas y reacciones catódicas que permiten simplificar la presentación de
la mayoría de los procesos.
Todas ellas, representan la reducción de los iones hidrógeno a gas hidrógeno en forma
semejante a la reacción 14 y la única diferencia entre ellas, es la naturaleza de sus
procesos anódicos de oxidación. Lo anterior permite ver que la reacción por ácidos es muy
simple ya que en cada caso, la reacción catódica es simplemente el desprendimiento de
gas hidrógeno de acuerdo a lo explicado en la reacción 14.
Este desprendimiento de hidrógeno ocurre con una gran variedad de metales y de ácidos,
tales como el clorhídrico, sulfúrico, fluorhídrico, acético, fórmico y otros ácidos orgánicos
solubles en agua.
Separando las reacciones 1, 2, 3 y 4 en reacciones anódicas y catódicas, vemos que las
ecuaciones 1 y 2 representan la oxidación del zinc a sus iones, tal como se indica en las
siguientes reacciones anódicas:
Zn = Zn+2 + 2e (13)
Fe = Fe+2 + 2e (18)
Al = Al+3 + 3e (19)
M = M+n + ne (20)
Es decir, la corrosión del metal M da por resultado su oxidación para formar iones con
valencia +n y la liberación de n electrones.
El valor de n depende de la naturaleza del metal, así por ejemplo, la plata es monovalente
mientras que otros metales como el fierro, titanio y uranio son polivalentes y algunos
pueden tener cargas positivas tan elevadas como 8. La ecuación 20 es entonces general y
se aplica a todas las reacciones de corrosión.
Hay varias reacciones catódicas que se encuentran durante la corrosión de los metales,
tales como las que se enlistan a continuación: Desprendimiento de hidrógeno
2H+ + 2e = H2 (4)
Depósito de metal
Cu+2 + 2e = Cu (24)
La reducción del oxígeno, ecuaciones 21 y 22, es una reacción catódica muy común ya
que el oxígeno está presente en la atmósfera y las soluciones están expuestas a la misma.
Podemos establecer entonces que la mayoría de los casos de corrosión metálica pueden
ser reducidos a estas seis ecuaciones ya sea en forma aislada o en combinaciones, así por
ejemplo, el zinc se corroe en agua o aire húmedo en la siguiente forma:
Los productos de esta reacción son iones zinc Zn+2 y iones OH- , que inmediatamente
reaccionan para formar el hidróxido de zinc Zn(OH)2 , insoluble.
Durante la corrosión pueden ocurrir más de una reacción de oxidación y de reducción, así
por ejemplo, durante el ataque de una aleación, los átomos de los componentes metálicos
pasan a la solución en forma de iones, como sucede con la aleación de cromo fierro en
donde tanto el cromo como el fierro son oxidados a iones.
Cuando una reacción electroquímica se retarda, se dice que esta polarizada y hay dos tipos
diferentes de polarización que son: polarización de activación y polarización por
concentración.
7. POTENCIAL DE CORROSIÓN.
El potencial de un metal que se corroe es muy útil en los estudios de corrosión y se puede
obtener fácilmente en el laboratorio y en condiciones de campo y se determina midiendo la
diferencia de potencial existente entre el metal sumergido en un medio corrosivo y un
electrodo de referencia apropiado.
Los electrodos de referencia más utilizados son el electrodo saturado de calomel, el electrodo
de cobre – sulfato de cobre y el electrodo de platino – hidrógeno.
La magnitud y el signo del potencial de corrosión es una función del metal, composición del
electrolito y temperatura y agitación del mismo.
Estos potenciales también son conocidos con el nombre de potenciales Redox, potencial
de media celda y serie de fuerzas electromotrices.
7.2. CRITERIO PARA CORROSIÓN.
Los potenciales de óxido reducción son muy útiles ya que pueden ser utilizados para
predecir si un metal es o no corroído en un medio ambiente dado. Esto se puede
establecer por medio de la siguiente regla generalizada: “En cualquier reacción
electroquímica la media celda más negativa tiende a oxidarse, mientras que la media celda
más positiva tiende a reducirse”.
Aplicando esta regla al caso del zinc que se corroe en soluciones ácidas, podemos ver que
la media celda zinc metálico – iones zinc, es más negativa que la media celda iones –
hidrógeno – hidrógeno gaseoso, por lo que aplicando la regla anterior se ve que el zinc
deberá ser corroído en soluciones ácidas.
Se puede ver que todos los metales que tienen potenciales Redox más negativos que la
media celda iones hidrógeno – gas hidrógeno, serán corroídos por soluciones ácidas lo
cual incluye a metales como el plomo, estaño, níquel, fierro y aluminio junto con los
metales con potenciales negativos.
Por otra parte, el cobre, mercurio, plata, paladio y los otros metales con potenciales más
positivos que la media celda iones hidrógeno – gas hidrógeno, no serán corroídos por
soluciones ácidas, es decir, el cobre por ejemplo, podría ser un buen material para guardar
ácidos, sin embargo el cobre se corroe si el ácido contiene oxígeno ya que el potencial
Redox del cobre es menos positivo que el potencial de las dos medias pilas de oxígeno, tal
y como se muestra en la tabla de los potenciales redox a 25o C..
Au = Au +3 + 3e 1.42 Noble
Pt = Pt+2 + 2e 1.2
O2 + 4H+ + 4e = 2H2O 1.23
Pd = Pd ++ + 2e 0.83
Ag = Ag + + e 0.799
2Hg = Hg2++ + 2e 0.798
Fe +3 + e = Fé +2 2 0.771
O2 + 2H2O + 4e = 4OH 0.401
Cu = Cu+2 + 2e 0.34
Sn +4 + 2e = Sn +2 0.154
+
2H + 2e = H2 0.000 Referencia
Pb = Pb +2 + 2e -0.126
Sn = Sn +2 + 2e -0.140
Ni = Ni+2 + 2e -0.23
Co = Co+2 + 2e -0.27
Cd = Cd +2 + 2e -0.402
Fe = Fé +2 + 2e -0.44
Cr = Cr +3 + 3e -0.71
Zn = Zn +2 + 2e -0.763
Al = Al+3 + 3e -1.66
Mg = Mg+2 + 2e -2.38
Na = Na+ + e -0.71
K = K+ + e -2.92 Activo
El uso de los potenciales Redox puede ser extendido, graficando los potenciales Redox como
función del pH de la solución. Estos diagramas se conocen como diagramas de Pourbaix y se
elaboran utilizando cálculos electroquímicos, datos de solubilidad y constantes de equilibrio.
El diagrama de Pourbaix para el sistema Fe – H2O (figura 7) permite ver que a potenciales más
positivos que –0.6 volts y pH menor que nueve, los iones ferrosos son la substancia estable por lo
que el fierro deberá corroerse en estas condiciones suministrando iones Fe+2 tal y como se indica
en la ecuación 18.
En otras regiones del diagrama se puede ver que la corrosión del fierro produce iones férricos,
hidróxido ferroso y en condiciones muy alcalinas iones complejos de fierro.
El principal uso de los diagramas de Pourbaix, que pueden ser constituidos para todos los metales
son:
El diagrama de Pourbaix para el sistema Fe – H2O (permite ver que a potenciales más positivos
que –0.6 volts y pH menor que nueve, los iones ferrosos son la substancia estable por lo que el
fierro deberá corroerse en estas condiciones suministrando iones Fe+2 tal y como se indica en la
ecuación 18.
En otras regiones del diagrama se puede ver que la corrosión del fierro produce iones férricos,
hidróxido ferroso y en condiciones muy alcalinas iones complejos de fierro.
El principal uso de los diagramas de Pourbaix, que pueden ser constituidos para todos los metales
son:
En el diagrama de Pourbaix en el sistema fierro agua, la región oscura indica que el fierro no se
corroe bajo estas condiciones de potencial y pH, es decir si el potencial de corrosión del fierro se
hace suficientemente negativo, por ejemplo –1.2 volts, el fierro no se corroerá en ningún sistema
que varié desde pH muy ácido hasta pH muy básico.
Esta observación es le fundamento de la protección catódica del fierro.
9. CORROSIÓN GALVÁNICA.
En las instalaciones de planta, se emplean una gran variedad de metales y aleaciones diferentes,
que a menudo están en contacto físico y eléctrico. Este contacto o acoplamiento de metales
diferentes algunas veces causa velocidad de corrosión elevada, que recibe el nombre de corrosión
galvánica.
1. Cuando se conectan metales diferentes, el más activo o metal anódico se corroe más
rápidamente que el metal más noble o metal catódico tiende a protegerse.
2. A medida que la diferencia de potencial entre los dos metales se incrementa, la corrosión
galvánica también aumenta. Un ejemplo de la corrosión galvánica se presenta al conectar
tuberías de aluminio y de fierro que dan como resultado una mayor velocidad de corrosión
en la tubería de aluminio.
La corrosión galvánica se presenta también con mucha frecuencia en cambiadores de calor donde
los tubos generalmente son de cobre, mientras que el resto del cambiador de calor es de acero.
En estas condiciones, la parte de acero funciona anódicamente disolviéndose mientras que los
tubos de cobre funcionan catódicamente protegiéndose.
En el problema planteado del cambiador de calor se puede ver el efecto que las áreas de los
diferentes metales tienen en el fenómeno corrosivo y puede establecerse que a medida que la
reacción del área catódica a área anódica se aumenta, la velocidad de corrosión se acelera.
Hay varias formas para evitar la corrosión galvánica y pueden ser usadas en forma aislada
o combinadas y naturalmente, los métodos de prevención, se basan en el conocimiento del
mecanismo de la corrosión galvánica.
La forma de prevenir este tipo de corrosión se puede hacer con los siguientes métodos:
1. Evitando el uso de metales diferentes siempre que esto sea posible. Si esto no es
práctico, tratar de usar metales que estén lo más cercano posible entre sí en la
serie galvánica.
2. Es necesario evitar una relación de áreas desfavorables, es decir, bajo ninguna
circunstancia conectar una pequeña área anódica a una gran área catódica.
3. Si se utilizan metales diferentes, aislar eléctricamente uno del otro, instalando
juntas de aislamiento.
4. Si se necesita utilizar metales diferentes, y no pueden ser aislados, las partes
anódicas deberán ser diseñadas de manera de poderlas reemplazar fácilmente o
construirlas de materiales más gruesos para alargar la vida del equipo bajo los
efectos de la corrosión.
SERIE GALVANICA EN AGUA DE MAR, DE ALGUNOS MATERIALES METALICOS
COMERCIALES.
Existe alguna confusión en la literatura con respecto a las aplicaciones de los potenciales
Redox y la serie galvánica ya que los valores tabulados en estas dos series son muy
similares, por lo que es conveniente indicar que el potencial de óxido reducción se usa
para decidir si un metal solo se corroe o no, mientras que la serie galvánica se aplica para
predecir cuando se presentará la corrosión galvánica y también cual de los dos metales
aplicados presenta la mayor velocidad de corrosión.
10. PROCEDIMIENTOS DE PROTECCION FRENTE A LA CORROSION
Para que la corrosión de un metal pueda tener lugar, es necesario que éste se halle en
contacto con un medio conductor de iones. Por ello, en algunos casos, la modificación del
medio electrolítico constituye una estrategia adecuada de lucha frente a la corrosión. Una
posible vía es la eliminación de las especies causantes de la corrosión. Esta tecnología incluye
la eliminación del oxígeno disuelto en el agua por evacuación, saturación con nitrógeno o
adición de sustancias destructoras de oxígeno, así como la eliminación de ácidos por
neutralización, de sales disueltas por intercambio iónico u ósmosis inversa, de humedad en el
aire mediante gel de sílice o un aumento de temperatura, o de partículas sólidas.
Sin embargo, la vía más utilizada para la modificación del medio que rodea al metal a proteger
es la utilización de inhibidores de la corrosión, es decir, de especies orgánicas o inorgánicas
que, cuando son añadidas en baja concentración, dan lugar a un descenso en la velocidad de
corrosión, debido a la formación de un compuesto insoluble sobre la superficie del metal.
La tecnología supone una aproximación interesante al problema de la lucha frente a la
corrosión en aquellos casos en que un metal deba estar en contacto con una disolución
acuosa, particularmente cuando esta disolución forma parte de un sistema cerrado (por
ejemplo, en sistemas de calentamiento o enfriamiento).
Otro de los métodos utilizados para la protección contra la corrosión es el empleo de metales
auto protectores, es decir, de metales estructurales que tengan la suficiente resistencia contra
la corrosión como para que sea innecesaria la aplicación de protecciones adicionales.
Metales puros como el cromo, el níquel, el platino, el oro, el tantalio y el wolframio, entre
otros, son muy resistentes a la corrosión atmosférica y a la acción de muchos ácidos, pero su
elevado precio impide su utilización salvo para aplicaciones científicas. En cambio, se emplean
mucho las aleaciones y superaleaciones auto protectoras, que son más económicas y además
tienen, en general, mejores características que los metales puros.
Las aleaciones que más se emplean son los aceros inoxidables, las aleaciones de base hierro
y las aleaciones de níquel. La utilización de aceros inoxidables está extendida a todas las
áreas y sus aplicaciones son innumerables. Su acción protectora proviene de la presencia del
cromo, el cual forma en la superficie de la pieza una capa de óxido compacta e impermeable
que protege al resto del metal de la corrosión. Los aceros inoxidables contienen también
cantidades variables de otros elementos como níquel, wolframio, molibdeno, titanio, etc., cuya
misión es aumentar la resistencia a la corrosión en ciertos casos particulares. Por otro lado, a
pesar de que el hierro no posee una buena resistencia a la corrosión, la introducción de otros
elementos hace que las aleaciones de base hierro como hierrro-cromo- níquel, hierro- níquel-
molibdeno o hierro-níquel-cobre-manganeso posean una alta resistencia a la corrosión. De ahí
las investigaciones que actualmente se están desarrollando en torno a este tipo de aleaciones
para aplicaciones en las industrias aeronáutica y de automoción.
Sin embargo, los materiales metálicos de última generación, y en los que se basarán los
futuros desarrollos en metales auto protectores, son los conocidos como superaleaciones. La
denominación proviene del gran número de elementos que intervienen en su composición para
lograr las excelentes propiedades que ofrecen de resistencia mecánica, comportamiento frente
a la fatiga termomecánica y la fluencia a temperaturas elevadas y, sobre todo, resistencia
frente a la corrosión incluso en ambientes extremadamente agresivos. Es por ello que son
ampliamente utilizadas en las industrias aeroespaciales y aeronáuticas para la fabricación de
turbinas y motores a reacción. Las superaleaciones que tienen hoy en día mayor campo de
aplicación son las de base níquel. Los elementos que se adicionan para componer este tipo de
aleaciones son muy numerosos.
La protección catódica es una técnica de control de la corrosión, que está siendo aplicada
cada día con mayor éxito en el mundo entero, en que cada día se hacen necesarias nuevas
instalaciones de ductos para transportar petróleo, productos terminados, agua; así como para
tanques de almacenamientos, cables eléctricos y telefónicos enterrados y otras instalaciones
importantes.
En la práctica se puede aplicar protección catódica en metales como acero, cobre, plomo,
latón, y aluminio, contra la corrosión en todos los suelos y, en casi todos los medios acuosos.
De igual manera, se puede eliminar el agrietamiento por corrosión bajo tensiones por
corrosión, corrosión intergranular, picaduras o tanques generalizados.
Como condición fundamental las estructuras componentes del objeto a proteger y del
elemento de sacrificio o ayuda, deben mantenerse en contacto eléctrico e inmerso en un
electrolito.
Mientras que la cantidad de corriente que fluye, sea ajustada apropiadamente venciendo la
corriente de corrosión y, descargándose desde todas las áreas anódicas, existirá un flujo neto
de corriente sobre la superficie, llegando a ser toda la superficie un cátodo.
Para que la corriente sea forzada sobre la estructura, es necesario que la diferencia de
potencial del sistema aplicado sea mayor que la diferencia de potencial de las microceldas de
corrosión originales.
La protección catódica funciona gracias a la descarga de corriente desde una cama de ánodos
hacia tierra y dichos materiales están sujetos a corrosión, por lo que es deseable que dichos
materiales se desgasten (se corroan)a menores velocidades que los materiales que
protegemos.
1. Material de la estructura;
2. Especificaciones y propiedades del revestimiento protector (si existe);
3. Características de construcción y dimensiones geométricas;
4. Mapas, planos de localización, diseño y detalles de construcción;
5. Localización y características de otras estructuras metálicas, enterradas o sumergidas
en las proximidades;
6. Información referente a los sistemas de protección catódica, los característicos
sistemas de operación, aplicados en las estructuras aledañas;
7. Análisis de condiciones de operación de líneas de transmisión eléctrica en alta tensión,
que se mantengan en paralelo o se crucen con las estructuras enterradas y puedan
causar inducción de la corriente;
8. Información sobre todas las fuentes de corriente continua, en las proximidades y
pueden originar corrosión;
9. Sondeo de las fuentes de corriente alterna de baja y media tensión, que podrían
alimentar rectificadores de corriente o condiciones mínimas para la utilización de
fuentes alternas de energía;
Respecto al medio
Tipos de anodos
Los ánodos galvánicos que con mayor frecuencia se utilizan en la protección catódica son:
Magnesio, Zinc, Aluminio.
Magnesio: Los ánodos de Magnesio tienen un alto potencial con respecto al hierro y están
libres de pasivación. Están diseñados para obtener el máximo rendimiento posible, en su
función de protección catódica. Los ánodos de Magnesio son apropiados para oleoductos,
pozos, tanques de almacenamiento de agua, incluso para cualquier estructura que
requiera protección catódica temporal. Se utilizan en estructuras metálicas enterradas en
suelo de baja resistividad hasta 3000 ohmio-cm.
Zinc: Para estructura metálica inmersas en agua de mar o en suelo con resistividad
eléctrica de hasta 1000 ohm-cm.
Relleno Backfill
La composición típica del Backfill para ánodos galvánicos está constituida por yeso
(CaSO4), bentonita, sulfato de sodio, y la resistividad de la mezcla varía entre 50 a 250
ohm-cm.
Diseño de instalación para ánodo galvánico
b) Corriente impresa
En este sistema se mantiene el mismo principio fundamental, pero tomando en cuenta las
limitaciones del material, costo y diferencia de potencial con los ánodos de sacrificio, se ha
ideado este sistema mediante el cual el flujo de corriente requerido, se origina en una
fuente de corriente generadora continua regulable o, simplemente se hace uso de los
rectificadores, que alimentados por corriente alterna ofrecen una corriente eléctrica
continua apta para la protección de la estructura.
El terminal positivo de la fuente debe siempre estar conectado a la cama de ánodo, a fin de
forzar la descarga de corriente de protección para la estructura.
Este tipo de sistema trae consigo el beneficio de que los materiales a usar en la cama de
ánodos se consumen a velocidades menores, pudiendo descargar mayores cantidades de
corriente y mantener una vida más amplia.
En virtud de que todo elemento metálico conectado o en contacto con el terminal positivo
de la fuente e inmerso en el electrolito es un punto de drenaje de corriente forzada y por lo
tanto de corrosión, es necesario el mayor cuidado en las instalaciones y la exigencia de la
mejor calidad en los aislamientos de cables de interconexión
Fuente de corriente
El rectificador
Las condiciones que el diseñador debe estimar para escoger un rectificador son:
La fuerza electromotriz (FEM) de una media celda como constituye el sistema Estructura -
Suelo o independientemente el sistema cama de Ánodos -Suelo, es posible medirla
mediante la utilización de una media celda de referencia en contacto con el mismo
electrolito.
La media celda de Zinc puro para determinaciones en suelo, siendo condición necesaria
para el uso un grado de pureza de 99.99%, es utilizado en agua bajo presiones que
podrían causar problemas de contaminación en otras soluciones y también como
electrodos fijos.
La media celda Plata-Cloruro de plata de poco uso pese a ser muy estable, se utilizan
especialmente en instalaciones marinas. Más comúnmente utilizados en los análisis de
eficiencia de la protección catódica son las medias celdas de Cobre-Sulfato de cobre
debido a su estabilidad y su facilidad de mantenimiento y reposición de solución
La protección del acero bajo protección catódica se estima haber alcanzado el nivel
adecuado cuando las lecturas del potencial-estructura-suelo medidos con las diferentes
celdas consiguen los siguientes valores:
ELECTRODO LECTURA
Ag-AgCl -0.800V
Cu-SO4Cu -0.850V
Calomel -0.77V
Zn puro +0.25V
Criterios de protección
Varios criterios pueden ser adoptados para comprobar que la estructura en mención está
exenta de riesgo de corrosión, basados en unos casos en función de la densidad de
corriente de protección aplicada y otros en función de los potenciales de protección
obtenidos.
Las áreas de menor resistividad son las que tienden a crear zonas anódicas en la
estructura, pero así mismo son las zonas más aptas para instalación de las camas de
ánodos
rs =2*3.1416*d*Resistencia.
Todos estos métodos de protección están basados en el llamado efecto barrera, es decir,
tratan de aislar el metal del ambiente que lo rodea, impidiendo de esta forma que tenga
lugar la reacción de reducción del oxígeno sobre la superficie del material a proteger. En la
práctica, se debe tener cuidado en la elección del recubrimiento para una aplicación
concreta, con el fin de evitar el ataque selectivo y localizado del sustrato que se desea
proteger.
Otras tecnologías más recientes, como es el caso del rociado (spray), la implantación
iónica, el chisporroteo sputtering catódico, la deposición química de vapor
(chemical vapour deposition, CVD) o la deposición física de vapor (physical vapour
deposition, PVD) se hallan en la actualidad en una fase de pleno desarrollo.
La elección del metal empleado como recubrimiento se hace también de acuerdo con la
aplicación y la funcionalidad del objeto, además de la naturaleza del metal que se desea
proteger. Por ejemplo, en el sector de automoción los recubrimientos más empleados son
los de cinc y sus aleaciones, tanto por la vía del electrodepósito (cinc, cinc-níquel y
cinc-hierro) como por la del galvanizado en caliente (cinc, cinc-hierro y galvannealining).
Otros recubrimientos en desarrollo son los de níquel- cromo y níquel-SiC. En los sectores
aeroespaciales y aeronáuticos, las exigencias son mayores debido a las condiciones
extremas a las que se encuentra sometido el material. Es por ello que se emplean
recubrimientos metálicos especiales, como los de paladio-cobalto y paladio-níquel,
utilizados para conectores eléctricos, así como recubrimientos de rodio, indio y rutenio
cuando se requiere resistencia a la corrosión a altas temperaturas. En el sector de las
telecomunicaciones, se utilizan recubrimientos que además de garantizar una buena
resistencia a la corrosión posean una elevada conductividad eléctrica para evitar pérdidas
eléctricas. Es por ello que se están desarrollando electrodepósitos de aleaciones binarias,
ternarias e incluso cuaternarias. Este es el caso de las multicapas Cu/Ni, Ni-Fe- Cu/Cu,
CoSb/Cu, Au/Co, Ag/Cu, NiP/Sn, CoPt(P), CoNiCr, CoCrTa, CoNiMnP y Ni-P.
10.4.2. Protección por recubrimientos inorgánicos
Entre las tecnologías de protección frente a la corrosión que hacen uso de recubrimientos
de naturaleza orgánica debe destacarse la del pintado la cual constituye, junto con las del
barnizado y lacado, el procedimiento más antiguo de lucha frente a la corrosión, por lo que
puede resultar sorprendente que sólo recientemente se hayan examinado y comprendido
sus mecanismos de actuación. El pintado de una superficie metálica no sólo previene el
contacto químico entre el metal y el medio corrosivo sino que, además, la presencia de
ciertos pigmentos contenidos en la formulación de la pintura puede inhibir eficazmente el
proceso de corrosión.
Además, las pinturas proporcionan cualidades estéticas, así como resistencia química, a la
abrasión y al impacto. En determinados casos, especialmente en lo que se refiere a las
industrias del automóvil y del acabado decorativo, el pintado de metales puede llevarse a
cabo mediante técnicas electrolíticas, constituyendo lo que se denomina el pintado
electroforético. El desarrollo de nuevas pinturas anticorrosivas de mayor efectividad, menor
toxicidad y coste reducido es una necesidad para las industrias implicadas en la protección
contra la corrosión. Concretamente, un campo de investigación con gran potencialidad de
aplicación es el de las imprimaciones (primers) anticorrosivas basadas en polímeros
conductores como la polianilina o el polipirrol, los cuales pueden ser sintetizados mediante
técnicas electrolíticas o de oxidación química en disolución. Esta y otras realizaciones
similares, todavía en fase de desarrollo, constituyen el futuro inmediato en el campo de las
pinturas para protección frente a la corrosión.
11.1 DEFINICIONES.
11.2 COMPOSICION.
Las pinturas están compuestas básicamente de una porción sólida, formadora de película
o recubrimiento sólido y de una porción volátil que desaparece al secar las pinturas. La
porción sólida está formada por el material ligante y los pigmentos. La volátil por los
disolventes y ciertos aditivos.
11.2.1 Material ligante: Sirve para unir o aglutinar las partículas del pigmento, dar
adherencia a la superficie y dar resistencia a los agentes físicos y químicos del medio
ambiente donde se encuentra expuesta la pintura.
El material ligante está compuesto por la resina, los aceites y los plastificantes.
Son materiales sólidos, de origen natural (óxidos de hierro) o sintéticos (azules y verdes
ftalocianinos), insolubles en el material ligante, en los disolventes y aditivos de la pintura.
Esta última propiedad los diferencia de los tintes que son solubles en determinados
disolventes. Los pigmentos son:
11.2.2.1 Activos: Son aquellos que dan color y cubrimiento, cumpliendo funciones
decorativas (rojos toluidino, por ejemplo), protectoras (cromato de zinc anticorrosivo) o
funcionales (pigmentos fosforescentes).
Como ya se dijo, está formada por los disolventes y ciertos aditivos, Sus objetivos básicos
son facilitar la aplicación, adherencia, nivelación de película, secamiento y estabilidad en
almacenamiento, o impartir algunas características especiales corno: resistencia a hongos
y bacterias, resistencia al rayado, enmascaramiento de olor y otras.
Facilitar la aplicación por el método apropiado: brocha, rodillo, pistola con aire o
inmersión.
Los disolventes actúan además como reguladores del secamiento, acelerándolo para
lograr efectos especiales como en los corrugados.
11.2.3.1.1 Activos: Aquellos que diluyen el ligante; por ejemplo, la acetona para las
nitrocelulosas.
11.2.3.1.2 Latentes: Los que por sí solos no diluyen el ligante, pero mezclados con
activos aumentan su capacidad de dilución; por ejemplo, los alcoholes solos no diluyen
las nitrocelulosas, pero en mezcla con acetona aumentan su poder diluidor.
11.2.3.1.3 Diluyentes: Son aquellos que sin ser activos son tolerados, en cantidades
apropiadas, por el ligante. También se suelen llamar, rellenos" porque aumentan el
volumen y rebajan el costo de materia prima.
Para que la pintura cumpla sus objetivos, es absolutamente indispensable que se adhiera
completamente a la superficie y esto solo se consigue mediante una preparación adecuada.
Cualquiera que sea el costo, una buena preparación de la superficie es garantía de éxito en la
protección y seguridad de que la inversión que en ella se realice reportará ganancias en tiempo y
dinero.
- Limpiar el material de toda impureza que pueda ocasionar fallas prematuras en el sistema de
protección.
Proporcionar una superficie que pueda humectarse fácilmente para una buena adherencia de
recubrimiento.
Los contaminantes típicos que se deben eliminar son: humedad, aceites, grasas, sales, óxidos,
productos de la corrosión y toda clase de mugre. La calamina si está firmemente adherida, no es
necesario removerla cuando el metal se va a exponer en una atmósfera sin contaminación; pero si
la pintura que se va a aplicar no tiene un buen poder humectante, o si se va a someter a un medio
agresivo, la calamina se debe eliminar totalmente.
Los métodos que se describen a continuación son aceptados comúnmente para la preparación de
diferentes tipos de superficies:
12.1. ACERO.
La experiencia confirma que a l limpieza por este método es la más efectiva para suprimir
todo tipo de impurezas y especialmente apropiada para la aplicación de sistemas de
pinturas sometidas a las condiciones de uso más agresivas. En la limpieza con chorro seco
se debe especificar el grado más apropiado, haciendo referencia a un patrón ("standard")
visual, y el "perfil de rugosidad" debe especificarse y controlarse durante el trabajo. El
"perfil de rugosidad" depende de varios factores, pero principalmente del tipo y tamaño de
partícula del abrasivo empleado y del método de propulsión (aire o fuerza centrífuga).
Con el método de propulsión con aire, la presión, distancia de la boquilla y ángulo con la
superficie son factores determinantes del "perfil de rugosidad".
Este sistema utiliza suspensiones de abrasivos con agua a alta presión, para eliminar
pinturas antiguas, calamina y productos de la corrosión. Los peligros que tiene la limpieza
con chorro seco para la salud de los operarios, se suprimen casi completamente con el
chorro húmedo. El "perfil de rugosidad" y la eficiencia se regulan con la presión del agua y
la concentración de abrasivo en la suspensión.
La mayor desventaja es que el metal limpio comienza a oxidarse de inmediato, lo que no
ocurre en la limpieza con chorro seco. Se pueden utilizar inhibidores de corrosión en el
agua, pero se deben escoger con mucho cuidado porque algunos pueden afectar las
propiedades de las pinturas aplicadas,
Las estructuras que han sido limpiadas con chorro y luego imprimadas antes de darles
forma, necesitan siempre un tratamiento previo de limpieza antes de aplicarles el sistema
de pintura definitivo, Todas las zonas averiadas por golpes, esfuerzos mecánicos, calor o
deficiencia en el imprimado, pueden oxidarse y se deben tratar nuevamente con chorro o
por medios manuales hasta obtener un patrón aceptable de limpieza.
En estos casos, la limpieza con chorro es necesaria cuando se van a aplicar sistemas de
pinturas de alta resistencia físico-química. También se recomienda esta limpieza para
soldaduras y piezas adyacentes que no hayan sido imprimadas después de soldar.
Es un antiguo sistema empleado para eliminar calamina del acero. Existen varios procesos
que se utilizan todavía, entre ellos el sistema duplex de ácidos agresivos y pasivadores.
Una desventaja de los baños químicos es que deja el acero limpio pero sin el "perfil de
rugosidad" necesario para la adherencia de pinturas de alto espesor, para condiciones de
máxima agresividad.
Es la forma tradicional de remoción manual de calamina floja, pintura y óxido de¡ acero y
otras superficies, con cepillos de alambre, martillos, rasquetas, papeles, telas abrasivas o
combinación de
12.2.1 ALUMINIO:
El acero galvanizado que ha sido tratado con un pasivador apropiado después del
galvanizado, debe dejarse a la intemperie por varios meses antes de aplicarle
acondicionador de superficie o imprimante de zinc en polvo. Otra alternativa es pulir la
superficie hasta eliminar de la superficie el pasivador.
La limpieza con disolventes, la limpieza manual o la limpieza muy cuidadosa con chorro
(usando baja presión y abrasivos no metálicos), son métodos satisfactorios para estos
metales.
Las superficies encaladas en exteriores o en contacto con agua, deben rasparse con
cepillos de alambre o fibra para eliminar, completamente la cal. En interiores deben
imprimarse antes de pintar.
Los materiales muy porosos deben sellarse con un buen imprimante. El concreto y otras
superficies alcalinas deben lavarse muy bien con solución de ácido clorhídrico (muriático) o
fosfórico al 15% en agua, para neutralizar la alcalinidad. Después del lavado ácido, la
superficie se debe enjuagar con abundante agua y secar completamente antes de pintar.
Todo sistema de protección con pinturas está formado de capas sucesivas de productos afines
entre sí. En los casos más complejos se utilizan: acondicionadores de superficie, base
anticorrosiva, pintura de refuerzo o intermedia y pintura de superficie o decorativa.
Normalmente estos productos se utilizan para dar "perfil de rugosidad" a los metales no
ferrosos como el aluminio, antimonio, zinc, estaño y bronce; a las hojalatas y a los metales
ferrosos muy pulidos. Actúan atacando químicamente el metal, produciéndole poros donde
se puede anclar bien todo tipo de base anticorrosiva. Aunque no reemplazan las
anticorrosivas, se pueden emplear como protección temporal ("Shop-primer") de metales
tratados con chorro de arena.
Su objetivo es aislar el metal para protegerlo contra los agentes corrosivos del medio
ambiente. Básicamente están compuestas de resinas, que son las principales
responsables de las propiedades fundamentales de las bases, y de pigmentos que
proporcionan el color y cubrimiento, colaborando, además, en la protección anticorrosiva.
De acuerdo con el tipo de resina que contienen, las bases anticorrosivas se clasifican en
tres grupos: convencionales, de alto polímero e inorgánicas.
13.2.2.2 Las bases Vinilicas: Secan rápidamente por evaporación de sus disolventes,
formando una capa de baja permeabilidad al agua, muy flexible, resistente a: atmósferas
marinas, tropicales o industriales, aguas dulces o saladas, ácidos, sales, álcalis,
temperaturas de 60°C en seco y 40°C en inmersión. No resisten disolventes, ni grasas;
exigen una preparación de superficie SPS "Metal Blanco" y acondicionador de superficie.
13.2.2.3 Las Bases Anticorrosivas Epoxicas: Se pueden clasificar en dos grupos: epoxi -
poliamínicas y epoxi -poliamídicas.
Las bases anticorrosivas epoxi -poliamínas tienen menor resistencia química y mayor
resistencia al agua que las epóxi -poliamidas.
Las anticorrosivas inorgánicas resisten muy bien las atmósferas marinas, tropicales e
industriales, temperaturas máximas de 400°C en seco y de 50°C en inmersión. Resisten,
además, inmersión en disolventes clorados.
La aplicación de las anticorrosivas inorgánicas debe hacerse entre 4°C y 40°C, con una
humedad relativa del 20% al 90%
o Proporcionar un espesor alto de película por mano de aplicación para rebajar los
costos por mano de obra.
Sirven fundamentalmente para embellecer y proteger la superficie de los objetos y por ello
se denominan también "pinturas decorativas". Dentro de este grupo se incluyen: las
pinturas anti-incrustantes, las pinturas para altas temperaturas y las pinturas indicadoras
de temperatura que cumplen funciones específicas muy determinadas en el mantenimiento
industrial.
Se llaman también "pinturas antifouling" y están formuladas con resina vinílica o epóxica o
caucho clorado y pigmentos de cobre que protegen el casco de los barcos, por debajo de
la línea de flotación, impidiendo la adherencia de organismos vivos ("fouling") que
aumentan el peso del barco y deforman sus líneas, dificultando con ello el desplazamiento
normal. Las pinturas anti-incrustantes ("Antifouling") se aplican como capa final de un
sistema compuesto por: base anticorrosiva, pintura intermedia (de barrera) y pintura anti-
incrustante, de acuerdo con las recomendaciones del fabricante de pinturas.
Han sido diseñadas para servir como reemplazo de las bases anticorrosivas y de las
pinturas decorativas, en la protección y decoración de los metales expuestos al calor en:
chimeneas, calderas, tuberías, hornos, maquinarias, etc. Las pinturas para altas
temperaturas requieren una preparación del metal SP6 "Grado Comercial", mínimo. Se
aplican directamente sobre el metal (sin acondicionador ni base anticorrosiva) a
temperatura ambiente. Luego se enciende la fuente de calor para obtener el secamiento
total de la pintura.
Bibliografía