La Parábola Del Agua PDF
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De cara a la fe que es el ámbito donde nos movemos los educadores maristas, las motivaciones son más que
esenciales, son nuestro sello de identidad. Nuestra historia, nuestra significación actual, nuestra organización, cuanto
somos y hacemos no se explican por las ciencias humanas o por la racionalidad histórica: se refieren a Jesús y su
Evangelio como la motivación global, imprescindible y dominante.
En el fondo, "la espiritualidad es teología en acción; es lo que hacemos en virtud de lo que decimos creer. Lo
que dogmatizamos en credos, la espiritualidad lo encarna; y lo que encarnamos es lo que realmente creemos" (6).
Un obrero de una comunidad cristiana, leemos en el libro citado de Segundo Galilea, explicaba con esta
sencilla parábola lo que para él era la espiritualidad cristiana: "La espiritualidad cristiana se parece a la humedad y al
agua que mantiene empapada la hierba para que ésta esté siempre verde y en crecimiento. El agua y la humedad del
pasto no se ven, pero sin ellas la hierba se seca. Lo que se ve es el pasto, su verdor y belleza, y es el pasto lo que
queremos cultivar, pero sabemos que para ello debemos regarlo y mantenerlo húmedo".
El pasto, la hierba, por ejemplo, es el quehacer de nuestras vidas: el conjunto de nuestros ideales y
proyectos, el proyecto vital que nos anima, las metas que nos vamos fijando: tener un buen trabajo, una seguridad,
un espacio familiar y afectivo en la vida; las preferencias sociales, culturales, profesionales, artísticas, políticas,
religiosas, las distintas formas de compromiso que cada uno asume en su vida. Pues bien, todas nuestras vidas
hechas a veces de ideales y compromisos exigentes y significativos y las más de las veces oscuros y ordinarios,
necesitan en todos los casos de agua y humedad para no marchitarse, desanimarse y hacerse irremediablemente
egoístas. El agua - la espiritualidad - es la motivación, la inspiración para trabajar, luchar, cambiar, vivir sin egoísmo.
Cuando dicha motivación es densa e idealista, cuando es experimentada como "motor" y como fuente de agua
permanente la llamamos "mística". Esta por su fuerza y densidad es capaz de arrancar del egoísmo y entregar a una
tarea, compromiso, superior al mezquino interés personal. Se trata de un gran ideal e inspiración que neutraliza los
ídolos del egoísmo que se apoderan de las motivaciones del corazón humano. Su fuente es la experiencia de la fe.
La fe en Cristo y en su Evangelio hecho experiencia vital, experiencia religiosa.
Hay espiritualidad cuando la experiencia de Dios y su Palabra como amor exigente que empapa la hierba de
nuestras vidas , es suficientemente densa y viva como para constituirse en inspiración y motivación consciente de las
diversas formas de entrega a un amor mayor. En nuestra caso, la espiritualidad cristiana no es la sola entrega a una
causa mayor que lleva a olvidar el egoísmo - la entrega a tiempo y corazón completo a los niños y jóvenes - sino los
motivos evangélicos por los cuales se hace.
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6) CHITTISTER, Joan , El fuego en estas cenizas. Espiritualidad de la vida religiosa hoy, Santander 1998, 138.