Vicios en El Acto Administrativo
Vicios en El Acto Administrativo
Vicios en El Acto Administrativo
Captulo IX
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Por lo tanto, el lector encontrar que cada uno de estos elementos que analizaremos comprende una serie de hiptesis que podran con soltura constituir
casos autnomos de vicios; y que los elementos del acto, as considerados, son
tal vez algo elsticos. Sin embargo, es de hacer notar que no por ello variar
el rgimen jurdico que corresponda aplicar al vicio de que se trate, pues ste
deriva no de una confrontacin terica con los elementos que deba tener el acto
(para afirmar entonces que si falta alguno es jurdicamente posible decir que
est viciado), sino con los requisitos concretos exigidos por el orden jurdico; en
otros trminos, el vicio del acto deviene no tanto de que le falte un elemento que
tericamente pueda considerarse pertinente, sino ms bien de la magnitud del
incumplimiento del orden jurdico que signifique el requisito concretamente
violado. La doctrina, pues, no habr de dar opinin acerca de si el acto es nulo,
anulable, o inexistente, porque falte o est viciado un elemento esencial
del acto (aunque muchos autores hacen esta argumentacin), sino en base a la
importancia que concretamente tenga en el caso el vicio de que se trata.
Si bien ya expresamos que la consecuencia jurdica que corresponde asignar
al acto no depende de supuestos apriorsticos, sino de la importancia que en cada
caso concreto tenga el vicio cometido,5 existe con todo, por lo general, una mayor
importancia en los vicios relacionados al objeto y a la competencia del acto, en
ese orden, y en segundo lugar los vicios de la voluntad y de forma. Es interesante
destacar que los vicios que usualmente son de menos trascendencia, tales como los
vicios de forma y los vicios de tipo subjetivo de la voluntad (desviacin de poder,
mala fe), son sin embargo los que a veces reciben ms nfasis de los recurrentes,
en detrimento de la mejor fundamentacin de sus recursos; normalmente, pues,
debe atribuirse ms importancia a los vicios de tipo objetivo de la voluntad, luego
por los de tipo subjetivo y finalmente por los de forma. Esto en muchos casos; en
cada situacin concreta deber analizarse cules son los vicios realmente cometidos, y dentro de ellos cules los que revisten mayor trascendencia.
3. Vicios y nulidades
Existen tres categoras fundamentales de consecuencias que puede corresponder
aplicar a los actos, segn el vicio de que padezcan. Tales consecuencias las denominaremos anulabilidad (en igual terminologa, los arts. 15 y 19 del decreto-ley;
se trata de la llamada nulidad relativa en la terminologa de la Corte Suprema), nulidad (nulidad absoluta en las palabras de la Corte)6 e inexistencia,
caracterizadas sumariamente como insanables e imprescriptibles la segunda y
5
Garca de Enterra y F ernndez , op. cit., p. 528. Confr. Von Hippel , op. cit., p. 85. Siguen este
criterio Diez , Derecho administrativo, t. II, 1976, 2 ed., p. 311, y otros. Por aplicacin del mismo
criterio, existen irregularidades no invalidantes: Garca de Enterra y F ernndez , op. cit., t. I, 3
ed., p. 548.
6
La terminologa que propusimos en la anterior edicin, y que aqu reiteramos, ha sido tambin
seguida por la Corte de Justicia de Salta, Sala II, LL, 120: 559 y ss., 561, Batule, 1965.
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22
No, pues, un verdadero esfuerzo dialctico, como expresa acertadamente la Corte Suprema
de Mendoza, JA, 1968-1, p. 768, op. cit.
23
Forsthoff, op. cit., p. 304; Wolff, op. cit., p. 340; Huber , op. cit., p. 731.
24
Forsthoff, op. loc. cit.
25
Wolff, op. cit., p. 338; en igual sentido Gonzlez Prez , op. cit., pp. 324 y 373; comparar
Obermayer , op. loc. cit.; Huber , op. cit., p. 731.
26
En todos los casos, debe tratarse de una imposibilidad originaria, Garca de Enterra y F ernndez , op. cit., t. I, 3 ed., p. 522.
27
Con todo, a veces se presentan casos en que aparentemente el acto se refiere vlidamente a
una persona fallecida, como en los ascensos post mortem que se dan en las fuerzas de seguridad
a aquellos agentes muertos en actos de servicio; pero all el significado del acto es en verdad el de
conceder vlidamente una pensin superior a los deudos y reconocer moralmente ante la comunidad
el sacrificio del agente. Estrictamente, como es obvio, no hay en verdad un ascenso.
28
Huber , op. cit., pp. 732-3.
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7.2. Por falta de sustrato material: Cuando la cosa a que el acto se refiere
no existe, o ha desaparecido; o cuando la ejecucin de lo que el acto dispone es
material o tcnicamente imposible.
7.3. Por falta de sustrato jurdico: Revocacin de un acto administrativo ya
anulado; nombramiento de magistrados para juzgados que no han sido creados;
aplicacin de una sancin disciplinaria a quien ya no es funcionario pblico;29
actos referidos a personas jurdicas ya extinguidas como tales, o a actos privados
absolutamente nulos.30
En todos los casos de imposibilidad de hecho el acto es, a nuestro juicio,
inexistente.31
8. Irrazonabilidad
La irrazonabilidad tambin es un vicio del acto, aunque bajo este concepto se
incluyen muy diversas hiptesis, varias de las cuales corresponden, a su vez,
a los vicios de la voluntad del acto, que ms adelante explicaremos. Con todo,
podemos indicar aqu los siguientes supuestos:
8.1. La contradiccin del acto
La contradiccin del acto,32 en cuanto resuelva cosas que son antitticas, o disponga en la parte resolutiva lo contrario de lo que en los considerandos expresaba.33
La contradiccin es, a nuestro modo de ver, un caso tpico e insanable de irrazonabilidad, como que atenta contra el principio lgico elemental de no contradiccin. Tan irrazonable, por contradictorio consigo mismo, es el acto que explica
y fundamenta una solucin en los considerandos, y adopta la contraria en la
parte resolutiva, como el acto que en su propio articulado enuncia proposiciones
o decisiones contradictorias. Por ello, no nos parecen sostenibles las conclusiones
de Rigaud en el caso de Sieurs Blanc et Truchet (1965), del Consejo de Estado
de Francia, en que se sostuvo que una contradiccin en un decreto no lo vicia a
menos que lo haga absolutamente inaplicable, pues un artculo puede derogar al
otro;34 por el contrario, y aun tomando ese argumento, en caso de contradiccin
29
Este caso se ha dado varias veces, considerndose en tales situaciones que el acto era nulo.
Corte Suprema, Magallanes, 1961, Fallos, 251: 368 y 374; Paz, 1962, 254: 88; Cmara Federal de
la Capital, JA, 1963-VI, p. 72; 1966-IV, p. 41, Pascali, 1966.
30
Huber , op. cit., pp. 732 y 736.
31
Normalmente, la imposibilidad de contenido se traduce en imposibilidad de cumplimiento y,
por tanto, en imposibilidad de producir efecto alguno: Garca de Enterra y F ernndez , op. cit.,
t. I, 3 ed., p. 522.
32
Wolff, op. cit., p. 340; Winkler , Gnther , Die absolute Nichtigkeit von Verwaltungsakten,
Tbingen, 1960, p. 10; Huber , op. cit., p. 731.
33
Z anobini, op. cit., p. 313; de Valles, op. cit., p. 171; Cammeo, op. cit., p. 606; L andi Potenza , op.
cit., p. 265; Diez , El acto administrativo, op. cit., p. 409.
34
Ver revista LActualit Juridique, Droit Administratif, n 10, Pars, 1965, p. 529 y ss., donde
se publica el affaire mencionado.
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slo puede razonablemente entenderse que los artculos contrapuestos se derogan mutuamente:35 Siendo ambos artculos simultneos en el tiempo (pues no se
pensar, ciertamente, que los ltimos artculos son posteriores en el tiempo a los
primeros...: Todo el acto se dicta junto, se firma junto y se da a publicidad junto),
y pensando en un posible efecto derogatorio de uno sobre otro, su igual jerarqua
y coincidencia temporal llevan necesariamente a la conclusin de que ambos se
derogan recprocamente y el acto es inexistente en esa parte.
Lo expuesto, desde luego, se refiere a los actos administrativos en sentido estricto (unilaterales e individuales), ya que si un mismo acto contiene una disposicin
general en determinado sentido, y una disposicin particular en sentido contrario,
no existe en verdad contradiccin alguna, sino que hay una norma general y una
excepcin, para el caso particular, a la norma general: All el acto es vlido en
ambos aspectos, y no se produce tampoco el vicio de apartamiento de una norma
general,36 pues la norma general nace ya con la excepcin de referencia.
8.2. La falta de proporcionalidad
La falta de proporcionalidad entre los medios que el acto adopta y los fines que
persigue la ley que dio al administrador las facultades que ste ejerce en el caso,
o entre los hechos acreditados y la decisin que en base a ellos se adopta, etc.,
tornan nulo el acto.
En este sentido, la jurisprudencia de la Corte Suprema tiene establecido que
las medidas utilizadas por la autoridad pblica deben ser proporcionadamente
adecuadas a los fines perseguidos por el legislador.37 Tambin el Cdigo Civil,
en su nuevo art. 954, permite obtener la anulacin de los actos jurdicos en los
cuales una de las partes tuviera una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada, lo cual muestra la vigencia de un principio general contrario a
los actos carentes de proporcionalidad.38
La consagracin legal expresa en el derecho administrativo del principio
enunciado la encontramos en el art. 7, inc. f), del decreto-ley 19.549/72, donde
se expresa que las medidas que el acto involucre deben ser proporcionalmente
adecuadas a la finalidad que resulte de las normas respectivas que otorgan las
facultades pertinentes al rgano de que se trata. En esta disposicin la proporcionalidad se analiza relacionando el fin que tiene la norma que otorga la atribucin
al rgano, con las medidas adoptadas por ste; pero tambin puede haber falta
En tal sentido el Consejo de Estado espaol: Garca de Enterra y F ernndez , op. cit., p. 522.
Tratado, t. 1, cap. V, punto 17.
37
Corte Suprema, Fallos, 248: 800, 815, Sindicato Argentino de Msicos, 1960 y sus precedentes,
171: 348, 362; 199: 483, 530 y otros. Esta doctrina ha sido expuesta por la Corte en particular con
relacin a actos dictados en virtud del estado de sitio, pero desde luego es aplicable a todo tipo de
actos administrativos.
38
Comparar M arienhoff, La lesin en el derecho administrativo, JA, 1975, Doctrina, p. 468
y ss., y Moisset de E spanes, La lesin y el derecho administrativo, JA, 1976-II, Seccin Doctrina,
p. 686 y ss.
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de proporcionalidad entre los hechos que determinan el acto (su causa) y lo que
ste dispone.
La desproporcionalidad en el acto administrativo es un vicio del objeto, sin
perjuicio de que pueda tambin aparecer como una forma de arbitrariedad y
entonces como vicio de la voluntad. En el caso que consideramos, no se trata de
un vicio de desviacin de poder, pues el funcionario acta con la misma finalidad
prevista por la ley, slo que excedindose en los medios empleados: Sera, por
ejemplo, el caso de que el Poder Ejecutivo, para impedir la publicacin de un diario
o revista durante el estado de sitio, dispusiera no slo la clausura del peridico,
sino tambin la detencin de todos los que han intervenido en su impresin o
circulacin. (Linotipistas, obreros, choferes, repartidores, canillitas, etc.) o que
para preservar el orden en la Capital Federal, durante el estado de sitio, ordenara
la detencin de todos los habitantes de aqulla, etc. La Procuracin del Tesoro de
la Nacin tiene tambin admitido que la falta de proporcionalidad entre el objeto
del acto y los fines previstos en la ley vicia el acto.39
La desproporcionalidad, segn dijimos, tambin lo vicia cuando existe un exceso
entre lo que el acto decide y los hechos que lo motivan: Por ejemplo, la administracin puede decretar la cesanta de un funcionario pblico por falta de respeto
a los superiores, pero es evidente que no saludar un da intencionadamente a un
superior es una falta de respeto que en modo alguno justificara sancin mxima
como la cesanta; una sancin adoptada sera nula por desproporcionada, sin
perjuicio de que sean procedentes sanciones menores.40
Este principio puede aplicarse a una gran cantidad de supuestos, y as, por
ejemplo, se ha dicho que la fijacin de las tarifas por la prestacin de los servicios
pblicos debe guardar una razonable equivalencia entre ambas prestaciones
(servicio realizado y retribuciones debida), pues donde no hay proporcionalidad
tampoco hay razonabilidad.41
8.3. La absurdidad del objeto
La absurdidad del objeto vicia el acto,42 al igual que la imposibilidad de hecho.43
Absurdidad e imposibilidad de hecho se superponen en gran medida, aunque no
En tal sentido, Dictmenes, 102: 226.
En sentido similar, Dictmenes, op. cit., 102: 226.
41
Suprema Corte de Mendoza, Andrs, 1967, LL, 129: 833, 836, 837; M arienhoff, op. cit., t. II,
p. 142.
Sobre el tema de la justicia y razonabilidad en las tarifas de los servicios pblicos ver M airal ,
Hctor A., La determinacin de las tarifas en la concesin de servicios pblicos, Revista Argentina de Derecho Administrativo, n 2, Buenos Aires, 1971, p. 53 y ss., quien desarrolla el tema en
relacin a las tasas de los servicios concedidos (pp. 54-70), considerando aplicables los mismos
principios cuando se trata de servicios pblicos prestados por la administracin (p. 70), con algunas
particularidades. (P. 71.)
42
Wolff, op. cit., p. 340; Huber , op. cit., p. 731. Tambin se puede hablar, en este supuesto, de
una imposibilidad de carcter ideal o lgico: Garca de Enterra y F ernndez , op. loc. cit.
43
PTN, Dictmenes, 78: 362 y 363.
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totalmente, ya que cabe concebir actos absurdos que no sean imposibles de hecho,44
y actos imposibles de hecho que no sean absurdos,45 pero de todos modos hay un
gran nmero de casos en que ambas circunstancias pueden darse conjuntamente; previsin de empleos militares en el extinguido Ejrcito de la Confederacin,
orden de mantenerse suspendido en el aire, etc.
Si bien a primera vista puede parecer, a tenor de los ejemplos que damos aqu,
que la absurdidad es una hiptesis excepcional como para que revista poco inters
prctico, no es ello as: Lo que ocurre es que a veces la absurdidad, por repetida,
parece revestir formas externas de racionalidad y por ello no se la advierte en su
total magnitud. El funcionario que pretende que el administrado pueda impugnar el acto que lo afecta, sin darle vista de los fundamentos y pruebas que han
llevado a su emisin, est realizando un comportamiento estrictamente absurdo:
En efecto, creer que una persona se puede defender eficazmente de lo que desconoce, es como pretender que una persona pueda pelear con los ojos vendados. Sin
embargo, si nadie dudara un instante de que sea absurdo e irracional pretender
que una persona se defienda con los ojos vendados frente a otra que los tiene
bien abiertos, muchos sin tanta racionalidad creen que puede ser admisible
que una persona se defienda de alegaciones e imputaciones cuyo fundamento y
probanzas desconoce.46
Por lo tanto, debe tenerse presente que un acto absurdo no es necesariamente un acto risible o ridculo (aunque pueda serlo), y que la absurdidad tambin
puede estar presente bajo las apariencias de mayor seriedad y dogmatismo: Ello
no disminuye, sin duda, el vicio que el acto tiene.
Con sentido ms general, todo acto contrario a las reglas de la lgica47 o que
resulta de razonamientos falsos,48 es tambin absurdo o irrazonable, y por lo
tanto nulo, o incluso inexistente en casos de mucha gravedad. A ello nos referiremos con mayor detalle al tratar del vicio de arbitrariedad o irrazonabilidad,
en el cap. IX, 8 a 10.
44
Por ejemplo, un acto que obligue a caminar para atrs, o de costado; que obligue a usar una
corbata anudada al brazo, etc.
45
Por ejemplo, por ahora, la construccin de un vehculo para viajar fuera del sistema solar y
volver a la Tierra; la provisin de materiales que se han dejado de fabricar; dispociones que exigen
requisitos tcnicamente imposibles de satisfacer; la orden de un agente pblico de ir a la Luna en
automvil Garca de Enterra y F ernndez , op. cit., p. 488, etc.
46
Y no se diga que el administrado a quien no se da vista del expediente conoce por lo menos
el acto que lo afecta o sanciona, pues eso es como decir que si al individuo de los ojos vendados de
nuestro ejemplo se le dijera: Pelear usted con esta persona, la cual le pegar con un palo de medio
metro de largo en la cabeza, aquel seor, por conocer concretamente lo que le va a pasar o lo que
quieren que le pase, no se defender por ello mejor en la oscuridad.
47
Huber , op. cit., p. 731; Ossenbhl , F ritz , Die Rckname fehlerhafter begnstigender Verwaltungsakte, Berln, 1965, p. 8. Ver la nota siguiente y su remisin.
48
... esta resolucin carece... de lgica en sus considerandos y an hay inconsecuencia entre
ellos en s y respecto de parte dispositiva..., Corte Suprema de Mendoza, JA, 1968-I, p. 765 y ss.,
p. 768. En igual sentido Huber , op. loc. cit.; Ossenbhl , op. loc. cit.
306
9. Inmoralidad
La inmoralidad del objeto tambin vicia el acto. En esto es pacfica la doctrina49
y no parece que su aceptacin dependa de una toma de posicin en el problema
de si el derecho es o no necesariamente moral, o en qu medida lo es,50 ya que
incluso los autores que postulan que puede haber una regla jurdica inmoral pero
vlida, aclaran de todos modos que una ley puede incorporar preceptos morales
como parte de las reglas de derecho,51 en cuyo caso el acto deber ser moral para
ser jurdico. Tal es lo que ocurre con el art. 953 del Cdigo Civil, cuya enunciado
es aplicable al caso.52
Pensamos que el sentido que cabe dar aqu a este posible vicio del acto es el de
contravenir la moralidad positiva,53 cuyas normas y reglas no son creadas por la
tica, sino descubiertas y explicadas por ella.54 En este punto cobra importancia
la cuestin de si los juicios morales son tan racionalmente defendibles como cualquier otra clase de juicios,55 o si, en cambio, los valores constituyen un a priori
emocional56 que se intuye en forma independiente de principios lgicos57 y que se
aprende del ejemplo y de la imitacin;58 en otro aspecto, si los valores son objetivos
o subjetivos.59 La segunda alternativa deja un campo mayor de flexibilidad para
el anlisis y la mostracin (ya que no habr demostracin) del carcter no tico
de un acto determinado;60 tambin para la cada de antiguos dogmas morales.61
49
Cretella , Junior , op. cit., t. II, pp. 157 y 158; Huber , op. cit., t. II, pp. 741 y 742; M arienhoff,
op. cit., t. II, pp. 346 y 543; F iorini, op. cit., p. 373.
50
Ver, por ejemplo, H artmann, Nicolai, Ethik, Berln, 1962, p. 64 y ss.
51
H art, H. L. A., Derecho y moral, Buenos Aires, 1962, pp. 11 y 12.
52
El objeto de los actos jurdicos deben ser cosas que estn en el comercio, o que por un motivo
especial no se hubiesen prohibido que sean objeto de algn acto jurdico, o hechos que no sean imposibles, ilcitos, contrarios a las buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se opongan a
la libertad de las acciones o de la conciencia, o que perjudiquen los derechos de un tercero; en la
nota dice el codificador que los hechos contrarios al derecho y a la moral, son puestos en la misma
lnea que los hechos imposibles.
53
Ver Garca M aynez , Eduardo, Etica, Mxico, 1960, 7 ed., p. 12.
54
Garca M aynez , op. cit., p. 14 y ss.
55
H art, op. cit., p. 59.
56
Scheler , M ax, Etica, t. I, Madrid, 1941, pp. 100-101.
57
Scheler , op, loc. cit. En este sentido expresa tambin Garca M aynez , Los actos a travs de
los cuales intuimos los valores no son simples actos del conocer, sino del sentimiento o, expresado
en forma ms sencilla: su carcter no es reflexivo o intelectual, sino emocional e intuitivo. (Op.
cit., p. 243.)
58
H artmann, op. cit., p. 47 y ss., 116 y ss.
59
Ver al respecto, F rondizi, Risieri, Qu son los valores?, Mxico, 1958, p. 30 y ss., 103 y ss.,
121 y ss.
60
Comparar Toulmin, Stephen E., El puesto de la razn en la tica, Madrid, 1964, p. 166 y ss., 176,
180, 181 y 185. Russell , Bertrand, The elements of ethics, en el libro Readings in Ethical Theory,
de Sellars y Hospers, Nueva York, 1962, p. 27 y ss. Lo que en estos y otros trabajos se destaca es
la posibilidad de razonar una cuestin moral, antes que postularla dogmticamente; o, como dice
Bertrand Russell , que existen mtodos a ser empleados y falacias a ser evitadas al considerar la
bondad o maldad intrnseca. (Art. cit., p. 28.) Comparar tambin Ayer , op. cit., p. 135 y ss.
61
Caso tpico, la moral sexual. Si bien no hay duda de que el ejemplo clsico de acto inmoral,
a saber, la concesin o el permiso otorgado para el funcionamiento de una casa de prostitucin
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la importancia del hecho desnudo de que se pueda decir de una regla que es
una regla vlida de derecho, como si esto, una vez declarado, suministrara una
respuesta concluyente a la decisiva pregunta moral: Debo obedecer esta regla
de derecho?69 Sostener que la ley inmoral es derecho, pero no debo obedecerla
por ser inmoral, es prcticamente lo mismo que decir que la ley inmoral no es
derecho y no debo obedecerla: En un caso obrar segn un imperativo moral
desconociendo un imperativo jurdico; en el segundo obrar segn un imperativo moral y jurdico, desconociendo un imperativo positivo. Lo cierto es que en
ambos casos mi conducta ante la ley inmoral debe ser necesariamente la misma.
La discusin, pues, es tan slo verbal.
9.2. El acto inmoral
Por lo dems, no debe caerse en el error vulgar de pensar que las reglas de la
moral tienen que ver nica o principalmente con la moral sexual, y que slo lo
pornogrfico o procaz cae bajo esta prohibicin. Ms bien pensamos que si acaso
lo inmoral por ertico es de las inmoralidades ms intrascendentes; mucho ms
daino para la sociedad es la inmoralidad del funcionario que decide una cosa
a pesar de que en conciencia sabe que debiera decir otra, y no tiene el valor de
hacerlo; o la del funcionario que sin profundizar el estudio de un asunto, lo decide
o proyecta su decisinen contra del administrado, sabiendo que esa circunstancia lo pone a cubierto de crticas de sus superiores,70 cosa que no siempre ocurre
con las decisiones favorables,71 etc.; con todo, este tipo de inmoralidad se refiere
a la voluntad del funcionario antes que al objeto mismo del acto, y constituye
entonces un caso de desviacin de poder.72
De todos modos, el objeto que en s mismo sea inmoral (y no slo por trasgresin
a los principios de la moral sexual), es con ello nulo. Un acto que exija adhesin a
un partido, o a una persona, o a un gobernante, como requisito para ser funcionario pblico, o contratista del Estado, etc., es tambin nulo por inmoral. Un acto
H art, op. cit., pp. 44 y 45.
Ver Tratado, t. 1, cap. III, n 1-3.
71
Tambin es inmoral la conducta de quien obra impunemente, asegurndose que su actividad,
sea que ella resulte vlida o invlida por otros motivos, no pueda ser conocida o no pueda ser juzgada. Por consecuencia, tambin es inmoral objetivamente dar las condiciones para que se pueda
obrar impunemente: No permitir a una persona defenderse de un acto, no permitirle atacarlo, no
permitirle conocer los antecedentes del acto, etc. Impunidad e indefensin son dos caras de una
misma moneda: La primera es inmoral, luego no puede ser moralmente valiosa la segunda.
72
Comparar Huber , op. loc. cit., que cita casos de inmoralidad en los cuales tcnicamente hay
tambin desviacin de poder: Actos persecutorios por razones raciales o polticas, etc. Pero esto
ya lo reconoce el mismo Huber , slo que l incluye la desviacin de poder dentro de la inmoralidad
(op. cit., p. 742.) Es tambin importante recordar que H auriou consideraba a la desviacin de poder
como un control de la moralidad administrativa, lo que si bien puede no ser del todo exacto o conveniente, dado que la desviacin de poder es un caso de ilegalidad especfica, de notas ms concretas
que la inmoralidad, resulta de todos modos de inters, por cuanto en verdad la desviacin de poder
incorpora a la legalidad ciertos principios de moralidad. (Vedel , op. cit., p. 438.) Ver tambin
H artmann, Nicolai, op. cit., p. 65.
69
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que tenga por objeto la apologa del gobierno, o la exaltacin de sus personeros (la
construccin de un monumento a una figura del gobierno; la denominacin de una
calle, plaza o lugar cualquiera con el nombre del gobernante, etc.), es asimismo
nulo.73 Tambin lo ser todo acto de sumisin o de humillacin, de pleitesa y, en
general, todo acto que importe un desconocimiento esencial de la dignidad de la
persona humana.74
El acto inmoral, en principio, es nulo y su vicio insanable;75 si la inmoralidad
es grosera, el acto ser inexistente. Pero la variedad de situaciones fcticas puede
tambin dar lugar a la anulabilidad o incluso a la validez segn la importancia
del vicio.
10. Cuadro comparativo de los vicios del objeto
Ubicacin del vicio
Consecuencia jurdica
1) Prohibido
Nulidad o inexistencia
Nulidad o inexistencia
Inexistencia
4) Imposibilidad de hecho
a) Por falta de sustrato personal.
b) Por falta de sustrato material.
c) Por falta de sustrato poltico.
5) Irrazonabilidad
a) Contradictorio
b) Desproporcionado
c) Absurdo, ilgico
6) Inmoral
Nulidad o inexistencia
Nulidad
73
Se ha dicho as que un acto dedicado a la glorificacin de personas de un rgimen, adolece de
total imposibilidad tico-poltica, su objeto es jurdicamente imposible; PTN, Dictmenes, 85: 103.
74
Pues los valores ticos son valores de personas, no de cosas, a diferencia de los valores estticos,
utilitarios, etc. (Scheler , op. cit., pp. 124-129; Garca M aynez , op. cit., pp. 245 y 246), y los actos
ticamente disvaliosos sern siempre aquellos actos humanamente disvaliosos frente a personas
concretas; H ans Reiner , Vieja y nueva tica, Madrid, 1964, p. 224, enuncia dos valores absolutos:
El derecho justo y el hombre en cuanto ser personal.
75
En sentido similar Corte Suprema, Fallos, 179: 278; Fiorini, op. cit., p. 373, .
310
III. Competencia
11. Competencia en razn del grado
La competencia es el conjunto de facultades que un rgano puede legtimamente76
ejercer, en razn de la materia, el territorio, el grado y el tiempo.
La competencia en razn del grado se refiere a la posicin que ocupa un rgano dentro de la ordenacin jerrquica de la administracin y, puesto que la
competencia es en principio improrrogable,77 no puede el rgano inferior tomar
la decisin que corresponde al superior y viceversa, salvo los casos de avocacin
y delegacin.
El acto puede estar viciado de incompetencia en razn del grado en dos hiptesis esenciales: a) Cuando al rgano le ha sido conferida antijurdicamente
una competencia determinada; en este caso, aunque el rgano no se salga de la
competencia que le ha sido conferida, el acto puede, no obstante, estar viciado
en razn de que dicha competencia es ilegtima; b) cuando, siendo legtimo el
otorgamiento de competencia al rgano, ste se excede de la misma.
11.1. Caso en que la competencia ha sido ilegtimamente conferida al rgano
Es ste un problema que surge en materia de descentralizacin y delegacin.78
Disctese si la descentralizacin debe hacerse por ley79 o por decreto,80 atento
al sistema centralizado que en principio parece haber previsto la Constitucin.
(Art. 86, inc. 1.) Nosotros nos inclinamos por la primera solucin siempre
que la ley deje al Poder Ejecutivo un cierto margen de contralor administrativo
sobre el ente, en virtud de que el art. 67, inc. 17, de la Constitucin dispone
que es facultad del Congreso crear empleos y fijar sus atribuciones, de donde
76
La competencia no debe confundirse con el ejercicio de la funcin, y por ello no corresponde afirmar que pueda haber una competencia para la ilicitud. Ocurre tan slo que es posible
impulsar a un rgano estatal un hecho ilcito, slo que esa imputacin se hace en virtud de la
nocin de ejercicio de funcin y no de competencia. Ampliar en Tratado, t. 1, cap. IX, n 6 y 7.
Comparar A rnanz , R afael A., De la competencia administrativa, Madrid, 1967, p. 21 y ss., quien
recuerda distintas definiciones. Vase asimismo L inares, Fundamentos, op. cit., p. 259 y ss., para
una concepcin diferente.
77
Con las salvedades que explicamos en el Tratado, t. 1, cap. IX, n 6.
78
Ampliar en F ranchini, F laminio, La delegazione amministrativa, Miln, 1950, p. 29; y nuestro
Tratado, t. 1, cap. IX, n 8.4.
79
Bielsa , op. cit., t. I, 5 ed., pp. 248-9; Luqui, Juan Carlos, Divisin de poderes y delegacin de
facultades en el sistema de la Constitucin argentina, LL, 107: 1045, nota 8. Es tambin la solucin
en Costa Rica, P isa E scalante, Rodolfo, Rasgos fundamentales de la autonoma institucional en
Costa Rica, en el libro IV Semana de estudios sobre la reforma administrativa, Madrid, 1966, p.
95 y ss., p. 108.
80
M arienhoff, Entidades autrquicas institucionales. Su creacin por ley o por decreto. Lo
atinente a su constitucionalidad, JA, 1961-VI, p. 62, sec. doct. Tratado, op. cit., t. I, p. 382 y ss. En
una posicin intermedia de E strada , Juan R amn, Atribucin de los poderes legislativo y ejecutivo
para crear entidades autrquicas, en Estudios de Derecho Administrativo, op. cit., Buenos Aires,
1975, p. 43 y ss., 57-59.
311
se desprende en principio que toda competencia debe tener origen legal, aunque
sea indirectamente. Por lo dems, esta solucin est consagrada en el derecho
positivo.81
En lo que respecta a la delegacin, hay en cambio acuerdo doctrinario en el
sentido de que ella slo es posible cuando la ley la autoriza.82 En el derecho argentino se han dictado diversas leyes autorizando al Poder Ejecutivo en el caso
concreto, la delegacin de facultades; adems, el decreto-ley 19.549/72, en su art.
3, faculta al Poder Ejecutivo, por va reglamentaria, a autorizar la delegacin
de atribuciones.83
En consecuencia, es antijurdica una descentralizacin dispuesta por decreto,
sin autorizacin legal,84 o una delegacin resuelta excediendo la autorizacin del
art. 3 del decreto-ley 19.549/72,85 o en el caso de leyes especiales facultando la
delegacin, la que se efecta delegando ms facultades que las que la ley autoriz
a delegar en el caso, o delegando a rganos distintos de los que la ley dispuso que
podran recibir la delegacin, etc.
Qu vicio tendrn los actos dictados en el ejercicio de una competencia ilegtimamente conferida? Entendemos que son aqu de aplicacin los anlogos fundamentos en materia de funcionarios de hecho, y, por lo tanto, si la competencia
descentralizada o delegada tiene una apariencia de legitimidad, un color de
ttulo, los actos dictados en virtud de esa competencia son en principio vlidos;
de mediar mala fe de parte de los administrados, anulables.86
Si, en cambio, falta la apariencia de legitimidad y el vicio es obvio y grosero
(por ejemplo, una delegacin o descentralizacin de facultades constitucionales
propias del Poder Ejecutivo, tales como el indulto, la declaracin de estado de sitio
por conmocin interior en receso del Congreso, la proposicin de magistrados al
81
Esa es, en efecto, la solucin legislativa. El art. 136, 2 parte de la ley de contabilidad expresa:
El Poder Ejecutivo no podr disponer la descentralizacin de servicios de la administracin nacional, principio ste congruente con la norma constitucional. En igual sentido, PTN, Dictmenes,
66: 231 y 255; 70: 103.
82
Tratado, t. 1, cap. IX, n 6.
83
El poder Ejecutivo a su vez ha facultado, en virtud de dicha norma, tanto a los Ministros como
a las autoridades superiores de los entes descentralizados a delegar sus propias atribuciones. Vase
Tratado, t. 1, cap. IX, n 6.
84
Por excepcin en el derecho argentino hay autorizacin legal para crear un ente descentralizado
en materia de empresas del Estado, ley 13.653, art. 7. Ver Tratado, t. 1, cap. XI, n 12.2.
85
Por ejemplo, por el juego de esa norma y el decreto 1759/72 pueden delegar los Ministros y las
autoridades superiores de los entes descentralizados: Si la delegacin la efectuara un Secretario
o Subsecretario de Estado, un Director Nacional, o un Gerente departamental de un ente descentralizado, la delegacin la estara adoptando en el caso un rgano no facultado a efectuarla, y ella
sera tambin antijurdica.
86
Comp. Garrido Falla , op. cit., p. 477, quien entiende que el vicio es anulabilidad en todos los
casos, por la apariencia jurdica que la delegacin produjo; pero el argumento es, como se advierte, insuficiente. La apariencia de legitimidad lleva a la validez, no a la anulabilidad. Confr. Jze,
Gastn, Los principios generales del derecho administrativo, t. II-1, Buenos Aires, 1949, pp. 350-1;
Diez , Derecho administrativo, op. cit., t. II, 1976, 2 ed., p. 314.
312
acuerdo del Senado, etc.), el acto debe ser considerado nulo e incluso, en algunos
casos, inexistente.
11.2. Caso en que la competencia ha sido legtimamente conferida (por descentralizacin o delegacin) pero el rgano se excede de la misma.87
En este caso corresponde distinguir dos hiptesis: a) Aquella en que el rgano
inferior ejerce competencia propia del superior; b) aquella en que el rgano superior ejerce competencia que corresponde al inferior.88
En tales casos el acto es anulable,89 aunque en hiptesis de gravedad puede
llegar a ser nulo.90
Por lo dems, si el acto ha sido dictado por funcionario incompetente, pero
ad referendum de la autoridad competente, estamos en la hiptesis de un mero
acto preparatorio, de un proyecto sin efecto jurdico hasta tanto la autoridad
competente adopte alguna decisin al respecto.91 En este caso el rgano inferior
no ha tenido voluntad de dictar el acto productor de efectos jurdicos, y por ello
no puede hablarse de acto administrativo viciado; la voluntad del superior de
dictar el acto propuesto no importa, pues, convalidacin ni aprobacin, sino un
acto nuevo de efectos constitutivos, es decir, para el futuro.
12. Competencia en razn de la materia
La competencia en razn de la materia se refiere a las actividades o tareas que
legtimamente puede desempear el rgano, es decir, al objeto de los actos y a
las situaciones de hecho ante las que puede dictarlos. Pueden presentarse varias
hiptesis de incompetencia en razn de la materia.92
12.1. Incompetencia respecto a materias judiciales
Ello ocurre cuando la administracin adopta decisiones que slo pueden ser
dictadas por los rganos de justicia, como, por ejemplo, la decisin de declarar
caduca la venta de determinadas tierras fiscales; dejando sin efecto las respectivas transmisiones de dominio, y mandando tomar razn de ello en el Registro
87
Aqu corresponde incluir tambin el caso en que el rgano se excede de una competencia legtimamente conferida, pero con apariencia de legitimidad.
88
La vocacin, en efecto, no siempre es admisible. Al respecto nos remitimos a lo dicho en el
Tratado, t. 1, cap. IX, n 11.2.
89
Confr. PTN, Dictmenes, 57: 274; 69: 253: El acto es susceptible de una ratificacin por parte
de la autoridad competente para haberlo dictado Bielsa , op. cit., t. II, 5 ed., p. 124; ley espaola
de procedimiento administrativo, art. 53, inc. 2; Gonzlez Prez , Jess, Justicia administrativa,
Madrid, 1958, p. 116.
90
PTN, Dictmenes, 70: 178: El presidente de la Junta Nacional de Granos dicta actos de competencia de la Junta misma. (El acto es nulo.) Confr. Cassagne, op. cit., p. 285.
91
Corte Suprema, caso Mallet v. Provincia de Mendoza, 1922, JA, 8: 8; caso Anselmo Gmez c/
Provincia de Buenos Aires, 1914, Fallos, 120: 57; PTN, Dictmenes, 80: 71.
92
Ver y comparar Sayagus L aso, op. cit., t. I, p. 433.
313
94
314
106
315
2) En razn de la materia.
Consecuencia jurdica
Validez o anulabilidad
b) Extralimitacin en
el ejercicio de la competencia (del inferior al
superior y viceversa.)
Anulable o nulo
a) Respecto a materias
jurdicas.
Nulidad o inexistencia
b) Respecto a materias
legislativas.
Nulidad o inexistencia
c) Respecto a materias
administrativas de otros
rganos.
Anulabilidad o nulidad
Nulidad o inexistencia
Nulidad o inexistencia
IV. Vicios de la voluntad
A) Vicios de tipo objetivo
16. Concepto de voluntad
316
cia a la voluntad psquica del funcionario, pero que en otros existirn con total
prescindencia de la manifestacin de voluntad de dicho individuo.
Hablar de voluntad en el acto administrativo es, estrictamente, una incorreccin (pues ya vimos entre otras cosas que el acto administrativo no siempre
presenta la voluntad en su sentido teleolgico), pero a falta de un trmino que
seale con ms precisin lo que aqu se trata, forzoso es emplear a ste; recalcando entonces, con Forsthoff, que su utilizacin constituye nada ms que una
faon de parler.112
La voluntad administrativa es, pues, el concurso de elementos subjetivos (la
voluntad de los individuos que actan) y objetivos. (El proceso en que actan y
las partes intelectuales que aportan a la declaracin.) Los vicios de la voluntad,
por lo tanto, pueden aparecer tanto en la declaracin misma, objetivamente considerada, como en el proceso de produccin de dicha declaracin, como, por fin,
en la voluntad psquica del funcionario que produjo la declaracin; de all que a
los vicios de la voluntad los dividimos en a) vicios de ndole objetiva y b) vicios
de ndole subjetiva.
Aclaramos que, desde luego, no es posible hacer una separacin neta entre estos
tipos de vicios; de all que digamos tan slo de ndole subjetiva u objetiva, es
decir, de naturaleza preponderante, pero no exclusivamente subjetiva u objetiva.
17. Enumeracin de los vicios de la voluntad
En el presente captulo explicamos los principales vicios de la voluntad, de acuerdo
a la metodologa adoptada en la primera edicin de esta obra; distinguimos as:
I. Vicios de tipo objetivo
1) Vicios en el origen de la voluntad
a) usurpador
b) funcionario de hecho
2) Vicios en la preparacin de la voluntad
a) defensa en juicio
b) licitacin pblica
c) concurso
d) dictamen o trmite sustancial
e) otros vicios de procedimiento
3) Vicios en la emisin de la voluntad
a) actos simples de rganos colegiados
b) actos complejos
c) actos que requieren autorizacin
d) actos que requieren aprobacin
112
Forsthoff, op. cit., p. 289. Comparar Gallo de Pompone, Celia E., La voluntad en el acto
administrativo, en Diez y otros, Acto y procedimiento administrativo, op. cit., pp. 58-61.
317
113
Constantineau, A lbert, Tratado de la doctrina de facto, t. I, Buenos Aires, 1945, p. 47, seala
tres requisitos para que una persona pueda ser reconocida como funcionario de jure, 2) debe estar
realmente en posesin del mismo, 3) de facto: 1) El cargo que ocupe debe tener una existencia
debe detenerlo bajo la apariencia de legitimidad de ttulo o autoridad. Jze, por su parte, habla de
que la investidura sea admisible (plausible), op. cit., p. 325.
114
Constantineau, op. cit., t. II, p. 465 y ss.; Jze, op. cit., p. 347; Gonzlez Prez , op. cit., p.
320; Garrido Falla , op. cit., t. I, p. 472; A bad Hernando, Jos Luis, Luncionario de facto, Crdoba,
1962, p. 29 y ss.
318
319
320
Huber , Ernst Rudolf, Wirtschaftsverwaltungsrecht, t. II, Tbingen, 1954, 2 ed., p. 729; Garrido
Falla, Fernando, Rgimen de impugnacin de los actos administrativos, Madrid, 1956, pp. 259 y 260.
128
Ver Tratado, t. 1, cap. V, n 4.
129
CNFed CA, caso De la Torre Pea, LL, 93: 496; dem, caso Esnaola, LL, 91: 612; PTN, Dictmenes, 76: 175; Petracchi, Enrique C., Los rganos consultivos y el acto administrativo, en
la Revista de Derecho y Administracin Municipal, n 100, Buenos Aires, 1938, p. 32 y ss., p. 37.
321
130
A libert, Le contrle juridictionnel de lAdministration, Pars, 1926, p. 224; Odent, R., Contentiex Administratif, t. III, Pars, 1958, pp. 809-9; Petracchi, op. loc. cit.
131
Comparar Dana Montao, Salvador M., La obligatoriedad del asesoramiento tcnico en
general y del jurdico en particular en el rgimen democrtico, en la Revista de Administracin
Pblica, n 7, Buenos Aires, 1962, p. 30 y ss., 39, que lo llama veto tcnico, lo que es tal vez darle
demasiada trascendencia. Ver tambin Luqui, Juan Carlos, El dictamen jurdico, Lecciones y Ensayos, n 30, Buenos Aires, 1965, p. 47 y ss.; Cataldi, Giuseppe, Las informaciones como materia de
actividad administrativa, Revista de Administracin Pblica, n 9 y 10, Buenos Aires, 1963, p. 9 y
ss.; Petracchi, op. cit., p. 37; Heredia , Horacio H., Los medios administrativos para la proteccin
de los administrados, en la Revista del Colegio de Abogados de Buenos Aires, ao 1945, n 2, p.
286; Gonzlez Prez , Procedimiento administrativo, op. cit., p. 458 y ss.
132
de Vedia , Agustn, Derechos constitucional y administrativo, Buenos Aires, 1963, p. 394.
133
L ares M artnez , Eloy, Manual de derecho administrativo, Caracas, 1975, 3 ed., p. 199.
322
Vidal Perdomo, Jaime, Derecho administrativo, Bogot, 1975, 4 ed., p. 438, 1977, 5 ed., p. 400.
Vidal Perdomo, op. loc. cit.
136
Vidal Perdomo, op. loc. cit.
134
135
323
324
325
326
un acto administrativo anulable, y la aprobacin posterior del rgano competente es en realidad una convalidacin que, entonces s, puede operar como una
ratificacin retroactiva del vicio.
21. Grfico comparativo de los vicios objetivos
Tipo de vicio
1) Origen de la
voluntad
Consecuencia jurdica
a) Funcionario de hecho
Validez o anulabilidad
b) Usurpador
a) Defensa en juicio
2) Preparacin de
la voluntad
Inexistencia, etc.
Nulidad o anulabilidad
b) Concurso
Nulidad
c) Licitacin
Nulidad
Nulidad
3) Emisin de
voluntad
Nulidad o inexistencia
Nulidad
Anulabilidad
b) Actos complejos:
b') Igual: El vicio de
una de las voluntades
se transmite al acto con
igual carcter.
b'') Desigual: El vicio de
voluntad preponderante
se transmite al acto con
igual carcter; no as el
de la voluntad accesoria
c) Actos que requieren autorizacin
Nulidad
(Inejecutividad)
Nulidad
327
328
329
160
330
331
332
Pero si bien el vicio es de tipo subjetivo en cuanto el agente acta por veleidad personal, por capricho su apreciacin es definitivamente objetiva, pues
surge de que el funcionario se aparta de lo objetivamente determinado por la
razn y el derecho: Se aparta de la razn objetiva, de los hechos comprobados, no
expresa fundamentos serios que expliciten adecuadamente los motivos concretos
de la decisin, etc.
Los casos incluidos dentro de la arbitrariedad, en cuanto vicios del acto, son
los siguientes:
24.1. Actos que omiten decidir
Si el acto no resuelve puntos comprendidos en el expediente, oportunamente
propuestos por el recurrente o interesado, y que eran conducentes a la solucin
del caso.171 El administrado tiene as, en nuestro concepto y por aplicacin analgica del criterio jurisprudencial mencionado respecto a las sentencias arbitrarias, derecho a obtener una consideracin explcita172 de lo aducido, y el acto
administrativo que no cumpla con este requisito ser nulo. Este principio ha sido
consagrado expresamente en el decreto-ley 19.549/72, cuyo art. 1, inc. f), apartado 3), determina que los particulares tienen derecho a que El acto decisorio
haga expresa consideracin de los principales argumentos y de las cuestiones
propuestas, en tanto fueren conducentes a la solucin del caso. Por aplicacin
del art. 14, inc. b) la transgresin a esta norma aplicable explcitamente, da lugar
a la nulidad del acto.
Esta omisin de decidir puede presentarse a veces tambin como un vicio en el
objeto del acto, pero ms habitualmente ella surge de la motivacin del mismo y
se vincula entonces directamente a los vicios de la voluntad que aqu tratamos.
Por ello, si bien no ser indispensable un anlisis de cada uno de los argumentos del interesado, sino slo de los principales, ese anlisis debe ser explcito,
razonado y suficiente. A fortiori, la total ausencia de anlisis, en la motivacin
del acto, de la argumentacin del administrado, vicia de nulidad al acto en forma
completa, pues all la arbitrariedad es en este aspecto total.
171
172
Fallos, 233: 213; 234: 307; 239: 320; 241: 405; 247: 111 y 560, etc.
Fallos, 241: 405.
333
334
en que el administrador simplemente acta sin que exista situacin objetiva que
en modo alguno justifique la decisin adoptada; o sea, cuando prescinde de que
nada en la realidad sustenta razonablemente su decisin.175
En conclusin: Es un elemento de la legitimidad del acto administrativo, aqu
denominado razonabilidad, que ste repose sobre una justificacin que lo fundamente racionalmente: Cuando el acto desconoce arbitrariamente la situacin de
hecho existente, o pretende fundarse en una situacin de hecho que no existe, es
nulo; esto, que conceptualmente podra denominarse teora de la causa o de los
motivos determinantes, queda comprendido dentro del requisito de la razonabilidad, tal como l ha sido aplicado por la Corte Suprema en los precedentes de
que se ha hecho mencin. (Reyes y Aldamiz.)
24.3. Actos que prescinden de toda fundamentacin normativa seria176 o cometen un total e inexcusable error de derecho177
El decreto-ley 19.549/72 exige en el art. 7, inc. e), que el acto deber ser motivado, expresndose en forma concreta las razones que inducen a emitir el acto,
175
Quedan as englobados dentro del concepto de arbitrariedad, en lo que hace al desconocimiento
de los hechos reales, las hiptesis que la doctrina del derecho administrativo menciona como 1)
ausencia de causa, 1 bis) ausencia de motivos, 2) falsa causa.
1) Ausencia de causa; es cuando no hay una situacin objetiva de hecho que se encuentre en la
base del acto. (H ariou, M aurice, Prcis de droit administratif, 12 ed., p. 435.) Por ello, aunque la ley
no prevea jurdicamente ninguna situacin de hecho como causa necesaria de un acto en particular
(o sea, cuando no hay una facultad reglada: Ver supra, t. 1, cap. VIII), no por ello se destruye la
necesidad de que exista una causa real (ver P rat, Julio A., De la desviacin de poder, Montevideo,
1957, p. 67 y sus referencias doctrinarias), M arienhoff, op. cit., p. 526.
1 bis) Ausencia de motivos (dfaut de motif lgal), en cuanto hechos objetivos que fundamentan
racionalmente la decisin; que la provocan, que son su razn de ser (Bonnard, Roger , artculo en
Revue de Droit Public, Pars, 1923, p. 103); en definitiva, se trata tambin de la ausencia de causa.
2) Falsa causa, o sea, cuando el agente administrativo expresa o implcitamente disfraza la
inexistencia de la causa (Vedel , op. cit., p. 428 y ss.); al igual que en el caso anterior, se trata de
que prescinde de los hechos, o de la inexistencia de hechos reales, para fundar aparentemente la
decisin en otros hechos falsos o que carecen de relevancia para el caso.
176
Jacobson c. Canaro, 1959, Fallos, 224: 523, expone difanamente la doctrina de la Corte:
Que con arreglo a la jurisprudencia de esta Corte, las resoluciones de los tribunales de justicia
deben ser fundadas. En razn de su carcter de rganos de aplicacin del derecho deben, en efecto,
conformar sus decisiones a la ley y a la jurisprudencia y doctrina vinculadas con la especie del caso
a decidir. Y ello debe resultar del razonamiento cumplido en el acto de juzgar, de tal modo que la
decisin aparezca como derivacin razonada del derecho vigente y no como producto de la voluntad
individual del juez, Fallos, 234: 82; 236: 27, 156, y otros.
Que el cumplimiento de la exigencia sealada por esta jurisprudencia impone a los jueces la
necesidad de determinar la regla general de derecho aplicable a las circunstancias del caso a decidir. Sin duda puede tratarse de un principio admitido por la jurisprudencia o derivado segn la
doctrina de las caractersticas bsicas del ordenamiento jurdico vigente. Incluso puede referirse
la decisin a normas obvias, que no requieren declaracin expresa. Pero lo que no debe ocurrir es
que lo argido no permita vincular la solucin del caso con el sistema legal vigente, en otra forma
que por referencia a la libre estimacin del juez. (Fallo citado, p. 525.)
177
Ver Ymaz , Arbitrariedad y recurso extraordinario, artculo citado, p. 750. Carri clasifica
estos vicios de la siguiente manera: a) Casos en que el juez prescinde conscientemente del orden
jurdico, y se basa en consideraciones extrajurdicas; b) decisiones apoyadas en afirmaciones dogm-
335
consignando, adems, los recaudos indicados en el inc. b) que son a su vez los
relativos a que el acto debe sustentarse en los hechos y antecedentes que le sirven
de causa y en el derecho aplicable. En esta norma encontramos la referencia a
la necesidad de motivacin suficiente, en cuanto explicacin de los hechos y el
derecho aplicable; una cosa es que el acto tenga hechos externos que lo sustenten,
y otra distinta que adems los explique satisfactoriamente. Lo mismo que con
la motivacin fctica ocurre con la fundamentacin normativa: El acto puede
tener sustento en el ordenamiento jurdico en cuanto al objeto que decide, pero
no explicitar en su motivacin las razones por las cuales dicho objeto est, en
efecto, en concordancia con el orden jurdico.
Resultara de lo que antecede que la ilegitimidad del acto en relacin a este
aspecto puede presentarse de cuatro maneras diferentes: a) Falta de sustento
fctico, b) falta de sustento jurdico, c) falta de explicitacin suficiente del sustento fctico, d) falta de explicitacin suficiente del sustento jurdico. El primer
supuesto es la arbitrariedad que hemos comentado en el punto 9.2.; el segundo
aspecto es la violacin de la ley en el objeto, o violacin de facultades regladas,
que comentamos en el cap. VIII, n 4 y 5; el tercero es la insuficiencia de motivacin de hechos, que comentamos nuevamente en el cap. X, n 6; el cuarto, la
insuficiencia de motivacin en derecho, es el que comentamos especficamente
aqu. La razn del distinto tratamiento reside en que consideramos que se debe
apreciar diversamente la importancia del requisito y, consecuentemente, de la
transgresin: Ms importante es la motivacin suficiente en los hechos que la
motivacin suficiente en derecho, que es ms fcilmente suplible por el intrprete
o el destinatario del acto.
En consecuencia, para que el acto sea invlido por falta de motivacin jurdica, entendemos que debe tratarse de una carencia ms o menos calificada, y de
all que utilicemos aqu la conceptualizacin de la Corte Suprema en materia de
sentencias arbitrarias, en el supuesto de arbitrariedad por falta de fundamentacin normativa seria,178 o comisin de un total e inexcusable error de derecho.179
El simple error de derecho, por lo tanto, no constituye arbitrariedad;180 tampoco la pobreza o superficialidad de la argumentacin jurdica que la motivacin
contenga.
ticas carentes a su vez de fundamento; c) decisiones que sin dar razones plausibles, prescinden del
texto de la ley; d) decisiones que aplican un texto derogado; e) decisiones que dan como fundamento
preceptos o pautas de excesiva amplitud o remota lejana en relacin con el caso, en sustitucin de
normas positivas inmediatamente aplicables (op. loc. cit.), etc.
178
Supra, nota 176.
179
Supra, nota 177.
180
Fallos, 237: 74, 142 y otros.
336
337
338
un acto. Este razonamiento ha sido atacado desde un punto de vista lgico por
Hempel y Oppenheim en los siguientes trminos: Otro aspecto que hace atractivas las consideraciones teleolgicas lo que constituye su carcter... la aplicacin
teleolgica hace sentir que verdaderamente comprendemos el fenmeno en
cuestin porque se lo explica en trminos de propsitos, con los cuales estamos
familiarizados por nuestra propia experiencia de comportamiento finalista. Pero
es importante diferenciar aqu la comprensin en el sentido psicolgico de una
sensacin de familiaridad... de la comprensin en el sentido terico o cognoscitivo.
Por lo dems, el grado en que una idea es considerada como familiar vara de
una persona a otra y de una oportunidad a otra, y un factor psicolgico de este
tipo no puede, por cierto, servir de canon para valorar una explicacin propuesta.
Queda, pues, como requisito decisivo para toda explicacin slida, el que subsuma
el explanandun: Bajo generales.190
En otras palabras: Ante la insuficiencia de argumentos serios para fundar una
solucin, o ante la existencia de fundamentos serios en contra de la solucin que
se quiere o se desea dictar, se recurre al fcil argumentos de las consecuencias
supuestamente negativas o nefastas que tendra la solucin contraria, agregando
as un segundo razonamiento falaz. (Ad hominem, ad baculum, ad populum, etc.)
Este pensamiento lgicamente deficiente es, con todo, uno de los razonamientos
ms frecuentes con que se fundan expresa o implcitamente las soluciones de derecho administrativo, sea que ellas aparezcan bajo la forma de actos, dictmenes,
libros o sentencias. Por eso es mucho ms difcil erradicar o atacar su aplicacin;
pero no por ello es el acto lgicamente correcto, ni jurdicamente legtimo.
24.4.2. Falacias formales. Son las que se producen cuando se hace un razonamiento silogstico invlido, independientemente de su contenido o de la verdad
de las premisas de que parte.191 Ello ocurre, por ejemplo, cuando el razonamiento
llega en la conclusin ms all de lo que dicen las premisas:
Todos los comunistas son elementos subversivos.
Todos los comunistas son adversos al actual gobierno
Por lo tanto, todos los que son adversos al actual gobierno son elementos
subversivos.192
190
Hempel y Oppenheim, op. cit., pp. 15, 16 y 18. No se nos oculta que esta expresin tan terminante no es estrictamente aplicable al campo jurdico, pero s nos parece que no puede en modo
alguno pretenderse que un comportamiento racional pueda ser un comportamiento ilgico. Una
cosa es que si las controversias y decisiones jurdicas acerca de cuestiones de la penumbra han de
ser racionales, su racionalidad tiene que sustentarse en algo distinto de una relacin lgica con las
premisas (H art, Derecho y moral, Buenos Aires, 1962, p. 27) y otra muy distinta llevar ese tipo de
razonamiento a todo el derecho y a todo caso, transformndolo en una gran zona de penumbra en
que pueda prescindirse de utilizar proposiciones lgicamente vlidas. Ver Carri, op. cit., pp. 51 y 55.
191
Ver Copi, op. cit., p. 165.
192
Copi, op. cit., p. 183: La conclusin hace aqu una afirmacin acerca de todas las personas
adversas al actual gobierno. Pero las premisas no hacen ninguna afirmacin acerca de todas esas
339
340
341
342
343
Aqu la voluntad estara viciada en s misma, en cuanto no hizo el acto por libre
decisin, sino por obedecer a la ley: Si se comprueba que hay error, se tratara
de un caso de anulabilidad.
27. Dolo, violencia, simulacin
En todos estos casos se considera en general que el acto es anulable y as lo ha
dicho tambin la Corte Suprema en el caso Carman de Cantn (Fallos, 175: 368),
pero pueden hacerse algunas distinciones segn el tipo de vicio y su gravedad
en cada caso particular.
27.1. Dolo
El decreto-ley 19.549/72 considera uno de los casos de dolo, aquel en que dicho
vicio de la voluntad se produjera en cuanto se tengan como existentes hechos o
antecedentes inexistentes o falsos, y lo sanciona con la nulidad.210
No creemos que corresponda restringir el dolo al solo supuesto mencionado
por el decreto-ley, ni tampoco postular la regla contraria de que todos los casos
de vicio de dolo acarrean la nulidad absoluta. A nuestro juicio se hace necesario
distinguir entre los distintos supuestos de gravedad y valorarlos de acuerdo a
las circunstancias del caso.
27.1.1. Dolo del administrado. Si la facultad ejercida era reglada, entonces la
comprobacin de la inexactitud de las manifestaciones del administrado, sean
ellas dolosas o no, resulta en que el acto est en contravencin a dichas facultades
(porque el acto no se dio en los casos que la ley prevea), y, por lo tanto, el vicio del
acto reside en su apartamiento de las facultades regladas y no en el dolo o error
del administrado. El acto podra entonces ser nulo, aunque en el fallo citado la
Corte Suprema lo consider anulable.211
Si la facultad ejercida era discrecional, y el administrador poda dictar o no
el acto, a su eleccin, y decide hacerlo en base a manifestaciones falsas, probanzas adulteradas (documentos falsificados, por ejemplo), etc., entonces el acto es
anulable. Desde luego, para que este vicio exista es necesario que no se trate
de una mera omisin o error culposo del administrado, sino de dolo; adems se
requiere que tal dolo sea previo a la emisin del acto administrativo, y que haya
sido determinante para la adopcin de la decisin: Si el dolo ha existido, pero no
ha influido para el dictado del acto, entonces no afecta su validez.
27.1.2. Dolo del funcionario. En este supuesto el acto tambin es anulable;212
este caso merece algunas consideraciones especiales, merced a que la jurispruAs M arienhoff, op. cit., t. II, p. 510.
Fallos, 175: 368.
212
Obermayer lo considera nulo, op. cit., p. 79. Sin embargo, nuestra jurisprudencia es extremadamente reticente para considerar el dolo del funcionario al punto que ha llegado a negar en
principio que pueda existir dolo en un acto del Poder Ejecutivo. (Corte Suprema, Fallos, 195: 339.)
210
211
344
345
346
347
que la norma le atribuye debe estar respaldada por la sancin no slo personal
para el funcionario falaz, sino tambin para la administracin, en la nulidad del
acto. No creemos que sea coherente, en consecuencia, atribuir dicho carcter de
instrumento pblico y simultneamente permitir en forma lata la simulacin del
mismo sin sancin de nulidad.
28. Grfico comparativo de los vicios subjetivos de la voluntad
Acompaamos un cuadro comparativo de los distintos vicios de tipo subjetivo de
la voluntad administrativa.
Tipo de vicio
1) Desviacin de
poder
2) Arbitrariedad
3) Error
4) Dolo
Consecuencia jurdica
a) Fin personal
b) Fin de beneficiar a terceros
c) Fin Administrativo
Nulidad
Nulidad
Nulidad
c) Falta de fundamentacin
normativa seria
Nulidad y anulabilidad
Nulidad
e) Falta de proporcionalidad,
etc.
Nulidad
Esencial
No esencial
Nulidad o anulabilidad
Validez
Anulabilidad
Validez
b) Del funcionario
c) Ambos
5) Violencia
6) Simulacin
Anulabilidad
Nulidad
Anulabilidad
Nulidad
348
V. Vicios de forma
A) Formas de instrumentacin y publicidad
29. Concepto
La forma del acto es el medio por el cual la voluntad administrativa se exterioriza;
pero al traducirse al mundo exterior, la forma puede asumir dos roles diferentes:
a) Instrumentar la voluntad y tambin constatarla, o documentarla;226 b) darla a
conocimiento del pblico o de las personas a quienes el acto afecta.227
No siempre se presentan los dos tipos de forma de manera separada, y puede
entonces darse un acto a conocimiento de los interesados sin estar documentado
en parte alguna: Es el caso de los actos expresados verbalmente, o por algunos
tipos de signos o seales; con todo, la regla es que los actos sean documentados
por escrito. Sobre esto volveremos ms adelante.
En cambio, un acto no puede carecer de forma de publicidad y sin embargo ser
apto para producir efectos jurdicos, ya que la publicidad del acto es un requisito previo a su exigibilidad. Una excepcin a esta regla la constituye el silencio
administrativo cuando la ley le otorga un efecto determinado, caso en el cual se
produce el acto de denegacin tcita de pleno derecho por el mero transcurso del
trmino establecido, sin necesidad de instrumentacin o de notificacin alguna.
Salvo estas excepciones, por lo general cabe decir que el acto debe quedar documentado y adems debe ser dado a publicidad; que la omisin o el defectuoso
cumplimiento del primer requisito puede afectar de distintos modos la validez del
acto, transformndolo en anulable, nulo o inexistente segn la importancia de la
transgresin.228 En el caso de la falta de publicidad, en cambio, el acto no queda
viciado sino que no es exigible hasta tanto este requisito sea cumplimentado.
226
Sobre la distincin entre instrumentacin y documentacin, comparar F iorini, op. cit., 1
ed., p. 336.
227
Comp. Sayagus L aso, op. cit., t. I, p. 111. Zelaya , Simn F., Forma del acto administrativo,
en Diez y otros, Acto y procedimiento administrativo, op. cit., p. 62 y ss., excluye a la publicidad
como parte de la forma del acto administrativo.
228
El decreto-ley 19.549/72 expresa que la violacin de las formas esenciales es causal de nulidad (art. 14, inc. b); tambin seala en general que las irregularidades intrascendentes no afectan
la validez del acto (art. 16); pero no dice qu vicios de forma originan la anulabilidad ni tampoco
concreta cules son las supuestas formas esenciales que determinan la nulidad.
Por nuestra parte y como lo explicamos en los puntos 14 y 15, consideramos que la palabra esencial es totalmente vacua o carente de contenido significante, no denotando en consecuencia nada
del mundo exterior salvo aquello que la veleidad de cada autor quiera destacar: En ltima instancia
cada uno llama esencial a aquello que considera importante, significativo, trascendente, grave,
etc. En este sentido y con este contexto es suficiente entonces con hablar de la importancia relativa
de la transgresin de forma que consideremos, y segn dicha importancia en el caso pronunciarnos
por la validez, anulabilidad, nulidad o inexistencia del acto.
349
350
Con todo, esta regla no puede ser absoluta, y tiene sus excepciones: Entre ellas,
seala Hellbling que en el caso de actos de rganos colegiados es necesaria la
indicacin de la fecha,234 para as apreciar si se han cumplido los requisitos de
qurum y sesin.
Del mismo modo, la fecha puede resultar importante para determinar la invalidez del acto cuando est ligada al ejercicio temporalmente limitado de una
competencia: As, por ejemplo, en el contrato de suministros. (El acto de adjudicacin debe dictarse dentro del plazo de mantenimiento de las propuestas, y
comunicarse dentro de los siete das siguientes.) Lgicamente, si la fecha en que
figura que se dict es posterior al trmino legal, el acto es invlido; si no consigna
fecha, podr resultar que en verdad tambin fue dictado fuera de trmino, con
igual consecuencia; o, aunque indique la fecha procedente, podr tambin probarse que dicha fecha es falsa y que el acto fue antedatado. Lo mismo cabe decir
de las observaciones del Tribunal de Cuentas, la decisin del Poder Ejecutivo en
relacin al veto del presidente en la sociedad de economa mixta, etc.
Iguales principios cabe aplicar en relacin al lugar.235
32. El nmero
La exigencia del nmero para las resoluciones y decretos viene dada por la prctica
administrativa, que siempre da un orden correlativo por fecha y por nmeros a
las decisiones, para su mejor constatacin. Sin embargo, la falta de nmero en
modo alguno vicia el acto en cuestin.236
33. El rgano y entidad de que emana el acto
Debe haber una mencin expresa en relacin a cul es el rgano o autoridad del
cual el acto emana:237 Ello puede presentar diversas alternativas: Declaracin
expresa en el texto del acto, membrete (en ciertos casos y con limitaciones) o
sello aclaratorio de la firma. Si falta el sello aclaratorio238 y la firma es ilegible
(por cierto, no podra pretenderse que la firma fuera necesariamente legible,
bajo sancin de nulidad del acto) la enunciacin mencionada puede constar en
234
Hellbling, Ernst C., Kommentar zu den Verwaltungsverfahrensgesetzen, t. I, Viena, 1953,
p. 338.
235
Forsthoff, op. loc. cit. Por lo dems, como seala Gonzlez Prez , El procedimiento administrativo, op. cit., p. 333: El lugar no constituye un requisito de validez del acto. El ordenamiento
jurdico no exige que los actos se realicen en un lugar determinado. Un Ministro puede adoptar un
acuerdo en el edificio donde se encuentra el Ministerio, en su domicilio o en cualquier otro lugar.
Carece de relevancia jurdica el lugar en que se dicte el acto. Esta regla tiene excepciones, de las
cuales suelen existir normas exigiendo que las sesiones se celebren en la sede del rgano o en edificio
especialmente habilitado al efecto de la sesin, en caso de fuerza mayor.
236
PTN, Dictmenes, 97: 248 y 252. En dicho pronunciamiento se sigui expresamente la tesis
que sostuviramos en tal sentido en la primera edicin de El acto administrativo, Buenos Aires,
1963, p. 149.
237
Winkler , op. cit., p. 27; Zelaya , op. cit., p. 65.
238
El cual no es, pues, imprescindible: Hellbling, op. loc. cit.
351
otra parte del acto,239 lo que es tambin forma usual: El director de (cargo y
entidad...) Resuelve: Existiendo dicha aclaracin del acto no tiene vicio alguno
por la falta de sello o por ilegibilidad de la firma. Finalmente, si la firma es suficientemente conocida (por regla general, la firma del presidente o del ministro),
podra tambin, excepcionalmente, llegarse a sostener que la falta de aclaracin
en otra parte del acto no lo vicia.
Pero, salvados todos estos casos, si el acto no aclara en parte alguna de qu
autoridad proviene, debe considerarse que no es individualizable o identificable,
y es, por lo tanto, nulo240 o inexistente.
34. La motivacin
34.1. Concepto
La motivacin del acto, contenida dentro de lo que usualmente se denomina los
considerandos del acto, es una declaracin de cules son las circunstancias de
hecho y de derecho que han llevado a la emanacin,241 o sea, los motivos o presupuestos del acto;242 constituye, por lo tanto, la fundamentacin fctica y jurdica
con que la administracin entiende sostener la legitimidad y oportunidad de la
decisin tomada y es el punto de partida para el juzgamiento de esa legitimidad.243
De la motivacin slo puede prescindirse en los actos tcitos,244 pues all no hay
siquiera una manifestacin de voluntad; salvo en ese caso, ella es tan necesaria
en los actos escritos como en los actos verbales245 e incluso en alguno de los actos
expresados por signos.246
Por tratarse de una enunciacin de los hechos que la administracin ha tenido en cuenta, constituye frente a ella un medio de prueba en verdad de primer
orden,247 sirviendo adems para la interpretacin del acto.248
240
352
34.2. Fundamentos
La explicacin de las razones por las cuales se hace algo es un elemento mnimo
a exigirse de una conducta racional en un Estado de Derecho: No creemos, en
consecuencia, que la motivacin sea exigible slo de los actos que afectan derechos
o intereses de los administrados, resuelvan recursos, etctera, como sostiene alguna doctrina restrictiva;249 todos los actos administrativos, a nuestro modo de
ver, necesitan ser motivados. De cualquier manera, en lo que respecta a los actos
administrativos que son atributivos o denegatorios de derechos, es indiscutida
e indiscutible la necesidad de una motivacin razonablemente adecuada, como
tiene dicho la Procuracin del Tesoro de la Nacin.250
34.3. Consecuencias de su omisin
Su omisin determina, por regla, la nulidad del acto,251 aunque a veces se lo ha
considerado simplemente anulable por confundirlo impropiamente con un vicio
solamente formal, cuando en verdad, segn vimos, la falta de motivacin implica
no slo vicio de forma, sino tambin y principalmente, vicio de arbitrariedad, que
como tal determina normalmente la nulidad del acto.
Como dice Zelaya: La falta de explicitacin de los motivos o causa del acto
administrativo... nos pone en presencia de la arbitrariedad. Es el funcionario que
dice esto es as y as lo dispongo porque es mi voluntad. La antijuricidad de tal
conducta me impide ver en tal acto un vicio leve. Lo veo gravsimo, privando al
acto de presuncin de legitimidad y de obligatoriedad.252
Queda, por fin, sealar que a partir del decreto-ley no cabe ya distinguir entre actos atributivos o denegatorios de derechos y los que no lo son, o actos que
resuelven recursos, o actos producto de facultades regladas o discrecionales; en
todos los casos, sin excepcin, el decreto-ley exige la adecuada motivacin y su
omisin ha de considerarse a nuestro juicio, causal de nulidad.
34.4. Requisitos de una motivacin suficiente
En todos los casos, debe destacarse que la necesidad de motivacin no se satisface
con arbitrarias expresiones tales como por razones de mejor servicio; por ser
249
En la legislacin espaola, la ley de procedimiento administrativo vigente establece el criterio limitativo, exigiendo la motivacin fundamentalmente slo en los actos que limitan derechos
subjetivos y los que resuelvan recursos, por lo que Garrido Falla acertadamente la califica de
seguramente un retroceso en la materia. (Op. cit., p. 515.)
250
Dictmenes, 96: 299 y 307 vta., en que se declar nulo el acto, envindose las actuaciones a
la autoridad que lo dict para que previa vista al interesado, volviera a dictar el acto pertinente
con todos los recaudos legales. En sentido similar, 77: 71 y 74; 84: 154; 100: 205, etc. Por lo dems,
en Dictmenes, 84: 154 y 103: 105, se reafirm que la necesidad de motivacin es inherente a la
forma de gobierno que nos rige.
251
Confr. Zelaya , op. cit., p. 71. Con todo, este mismo autor indica supuestos en que puede haber
solamente anulabilidad, op. cit., p. 72.
252
Zelaya , op. cit., p. 71.
353
de la
354
exigir una motivacin ulterior antes que permitir la ausencia de toda motivacin. Entendemos que a este principio responde precisamente el procedimiento
seguido en varios sistemas contencioso-administrativos, en los cuales se pide
a la administracin que informe sobre los motivos que tuvo para dictar cierto
acto impugnado por un recurso de anulacin: Si los motivos expuestos son satisfactorios (probados, fundados, lgicos, etc.), la validez del acto puede sostenerse;
de lo contrario, ha de caer.
En suma, la motivacin debe en principio ser concomitante; por excepcin puede
admitirse la motivacin previa si ella surge de informes y dictmenes que sean
expresamente invocados y comunicados. En ausencia de ambos el acto estar
viciado por falta de motivacin, pero este vicio no necesariamente es insanable259
y puede excepcionalmente ser suplido por una motivacin ulterior, siempre que
ella sea suficientemente razonada y desarrollada; es decir, que sea una autntica
y satisfactoria explicacin de las razones de hecho y de derecho que llevaron al
dictado del acto, y no un escrpulo puramente formalista. Si tales razones no son
amplias y convincentes, o si por la importancia del acto es inadmisible que no
se lo haya motivado oportunamente, el acto deber entonces anularse. La regla,
por tanto, es que la motivacin no puede sanearse y su falta causa la nulidad del
acto; la excepcin, que lo haga slo anulable y pueda motivrselo tardamente,
pero siempre es un vicio que, o es saneado, o produce la extincin del acto. No
cabe confirmacin ni ratificacin alguna a su respecto.
Por excepcin, en algunos casos la motivacin slo puede ser ulterior al acto:
Si un agente detiene a un coche con una seal de su brazo o con una pitada,
ah tenemos ya el acto administrativo, pero no hay duda que ese agente deber
explicar al particular las razones por las cuales ha dictado tal acto.
35. Parte dispositiva o resolutiva
Lo que el acto resuelve, decide o certifica es el objeto mismo del acto y como tal va
expuesto en el articulado del acto, denominado parte resolutiva. Se ha entendido
que si la resolucin a adoptarse supone como elemento previo una declaracin
o certificacin, no habra obstculo jurdico a que la declaracin sea incluida en
los considerandos, y la decisin en la parte resolutiva.260
de la explicacin, Cuadernos de Epistemologa de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, n 4, Buenos Aires, 1961, pp. 13 y 17.) Desde luego, estos autores se refieren
no especficamente a la motivacin de un acto estatal, sino a la estructura lgica de la explicacin
cientfica en general, pero sus observaciones son aplicables en nuestro caso.
259
Esto en cuanto mero vicio de forma, sin perjuicio de que su ausencia indique arbitrariedad,
caso en el cual el acto es nulo. La Procuracin del Tesoro de la Nacin ha dicho que el vicio es
insanable en algunos casos: Dictmenes, 96: 299. Algunos autores dicen que el vicio es insanable,
pero el acto anulable (Forsthoff, op. cit., pp. 328 y 329) lo que no parece ser coherente; ya que lo
segundo supone que el vicio puede ser saneado ulteriormente.
260
En este sentido ha expresado la Procuracin del Tesoro de la Nacin que un acto administrativo puede razonablemente adoptar la forma de considerandos al efectuar una declaracin
355
Dado que la parte resolutiva constituye el objeto del acto, sus problemas son
los que ya se han expuesto al referirnos al mismo.
Segn ya lo vimos, pues, si el contenido o parte resolutiva es oscuro o impreciso,
irrazonable, desproporcionado, absurdo, contradictorio consigo mismo o con la
motivacin del acto, imposible de hecho, etc., el acto es nulo o inexistente, segn
los casos. (Supra, cap. VIII, n 4-10.)
36. La firma del acto
La firma es un requisito fundamental del acto, pues acredita que la voluntad
efectivamente ha sido emitida en la forma que el acto indica. Si falta la firma;
entonces no hay acto: No se trata de un vicio de forma, sino de la inexistencia de
la voluntad administrativa de dictar el acto.261
La regla de que un acto sin firma no es un acto administrativo, sino un pedazo
de papel escrito y nada ms, es de estricta aplicacin a todo acto administrativo
que comporte una decisin individual; sin embargo, en la prctica a veces se encuentra que los actos certificantes son emitidos por las autoridades intervinientes
con un sello imitando la firma del rgano respectivo, y alguna inicial o media
firma262 dejando constancia de haber intervenido en su elaboracin otro rgano
inferior. Creemos que esta prctica slo puede ser admitida con muchas reservas,
pues se corre el riesgo de perder la autenticidad del acto (que es justamente el
objeto fundamental que el acto certificante busca asegurar), y adems se falsea
de hecho la estructura de competencias, pues es obvio que en tal ejemplo el certificado no emana de la persona cuya firma va en el sello, sino de la que consta
o certificacin o atestacin, y la forma de parte dispositiva al manifestar la decisin que adopta, sin que por ello pueda considerarse violada la forma del acto. Lo importante es que tanto la
declaracin como la decisin, si el acto incluye ambas, estn manifestadas en forma expresa e
inequvoca: Desde luego, si en los considerandos se hace una referencia circunstancial y ambigua
a determinada circunstancia, ello no podr ser considerado una declaracin, pero s encontramos
una categrica afirmacin, una clara constatacin administrativa de un hecho objetivo, ninguna
duda puede quedar de que tal declaracin rene todos los requisitos legalmente necesarios para
considerarla una declaracin administrativa vlida, es decir, un acto administrativo en el aspecto
considerado; lo que aqu se expresa con relacin al alcance que pueden tener los considerandos
del acto, est especficamente limitado a las declaraciones o atestaciones, no a las decisiones o
manifestaciones de voluntad; no es extrao a la naturaleza de la motivacin del acto admitir que
sta pueda vlidamente contener declaraciones o atestaciones, en cuanto ellas sean un presupuesto
de la decisin que se adopta en la parte dispositiva; No sera lo mismo, tal vez, si los considerandos
contienen declaraciones totalmente ajenas al objeto del acto, o imprecisas o equvocas, pero pareciera
que cuando la declaracin es un antecedente lgico de la decisin, cuando es verdaderamente un
presupuesto de hecho o de derecho de la decisin adoptada, ella puede vlidamente ser insertada
en la motivacin. (Dictmenes, 96: 230-234.) En el caso se trataba de una declaracin de inters
nacional, que deba hacer el Poder Ejecutivo a fin de poder otorgar a una inversin la garanta de
la Nacin, de acuerdo al art. 48 de la ley n 16.432.
261
Hellbling, op. cit., p. 338. Como dice este autor en ese caso slo estamos ante un trozo de
escritura. En igual sentido PTN, Dictmenes, 99: 115; Zelaya , op. cit., p. 64.
262
En la jerga administrativa es la inicial o firma abreviada puesta por un funcionario a la
izquierda del escrito. Ver Peters, op. cit., pp. 167 y 168.
356
357
265
De Valles, op. cit., p. 190. En igual sentido restrictivo. Corte Suprema, Gmez Zorrilla, 1963,
Fallos, 256: 277 y 280, que citamos supra, cap. V, nota 263. Confr. Zelaya , op. cit., p. 66.
266
F ragola , op. cit., p. 45; Gonzlez Prez , op. cit., p. 339.
267
El carcter de acto administrativo de la voluntad administrativa expresada a travs de las
luces de trnsito ha sido reconocido por Diez , Derecho administrativo, op. cit., t. II, 1 ed., p. 270;
M arienhoff, op. cit., p. 310.
268
Comparar F ragola, op. cit., p. 45, quien menciona los signos acsticos telegrficos, banderines
y otros. Por su parte, Entrena Cuesta , R afael , Curso de derecho administrativo, Madrid, 1965, t.
I, p. 522, habla del acto mmico, como especie de los actos expresos, y agrega: El acto mmico es,
sin duda, el ms frecuente de nuestra poca. Cada da acaso cada minuto la administracin
dicta miles de actos de esta naturaleza a travs de quienes tienen a su cargo de forma inmediata
la direccin del trfico (op. cit., p. 523); ver tambin Diez , op. cit., t. II, p. 270.
269
M arienhoff op. cit., p. 314.
358
359
360
282
L aubadre, op. cit., p. 167 y ss.; y del mismo autor Droit Administratif Spcial, Pars, 1958,
p. 13; Corte Suprema, Amaya, 1962, Fallos, 252: 19; Signo Publicaciones, 1961, 251: 404; 191:
442; 179: 39.
Comparar Vidal Perdomo, op. cit., 4 ed., pp. 393 y 394.
283
El inc. b) del art. 41 recoge esta solucin del derecho comparado, por ejemplo, Garcia O viedo,
op. cit., p. 244, en los siguientes trminos: por presentacin espontnea de la parte interesada,
su apoderado o representante legal, de la que resulten estar en conocimiento fehaciente del acto
respectivo.
Este principio, con todo, implica algunos peligros: Por ejemplo, que en algn escrito referente
a otra cuestin el interesado deslice descuidadamente una mencin a otro acto que no le ha sido
notificado, y luego la administracin pretenda darle por decado el recurso, atento a que no recurri
dentro de los quince das de la presentacin de aquel escrito en que se daba por enterado del acto.
Entiende que para que haya notificacin espontnea vlida, es necesaria una expresa manifestacin de voluntad del interesado en el sentido indicado; lo contrario implica sorprender la buena fe
del administrado.
284
Dice en este sentido el art. 45 del decreto 1.759/72, que Cuando vlidamente el acto no est
documentado por escrito, se admitir la notificacin verbal. Como es obvio, un acto que puede ser
verbal no podra notificarse por escrito, o no tendra sentido hacerlo, si es que pudo vlidamente
utilizarse la forma verbal. Si el acto deba ser escrito y fue verbal, entonces no slo ser invlida la
notificacin, por este artculo, sino que tambin lo ser el acto mismo, por transgresin al principio
del art. 8 del decreto-ley.
Si bien la disposicin comentada se refiere solamente a la notificacin verbal de actos no escritos,
pensamos que cabe admitir tambin la notificacin por signos o seales, cuando el acto se manifieste
de este modo: Es que, en tales casos, la forma de instrumentacin es simultneamente la forma de
publicidad, y ambas se confunden en una sola, al igual que en los actos verbales.
En definitiva, entonces, la notificacin escrita, como acto separado del acto mismo, slo se aplica
en los actos escritos; los actos verbales, por signos o seales, se notifican con su misma instrumentacin, si sta es apta para ponerlos en conocimiento del interesado.
361
En los casos c) y d), que como decimos resultan de dudosa validez de notificacin personal, se admite usualmente que, al igual que en todos los dems casos,
si no transcribe el texto completo del acto la notificacin es invlida.285 Esta
es la solucin doctrinaria; nuestra prctica administrativa, en cambio, ha sido
receptada en el decreto 1.759/72, que inadecuadamente, a nuestro juicio, admite
la notificacin de la parte dispositiva del acto, sin sus considerandos, cuando
se trata de telegramas y edictos, exigiendo la transcripcin integral del acto
solamente en las cdulas y en la notificacin por correo.286
Mientras que el acto administrativo (en sentido estricto) no notificado por
impulso de la administracin puede llegar a ser eficaz mediante la invocacin
de sus efectos por parte del particular interesado, no ocurre lo mismo con el reglamento. El reglamento no publicado no puede ser invocado por los particulares
que tengan conocimiento de l, por cuanto ello violara la igualdad ante la ley:
Es necesario que el reglamento se aplique a la generalidad de los individuos que
sus disposiciones contemplan, sin hacerse distinciones no establecidas en l.287
Por excepcin, si su aplicacin a algunos sujetos no perjudica derechos de terceros
puede pedirse su aplicacin previa a la publicacin.288
Por ltimo, cabe sealar que la notificacin de un acto administrativo supone
necesariamente el otorgamiento implcito de la vista de las actuaciones en que
dicho acto ha sido producido, y de los dictmenes, informes, etc., que han dado
lugar al mismo, sea que stos coincidan con la decisin o, por el contrario, sean
contrarios a ella.289 Cuando, en estos casos, los empleados administrativos de
inferior jerarqua o informacin jurdica exigen la existencia de un acto expreso
otorgando la vista de las actuaciones, lo que lamentablemente ocurre con alguna
frecuencia, no hacen sino desconocer la garanta constitucional de la defensa del
particular y la propia naturaleza y contenido del acto de notificacin, del cual
fluye el necesario conocimiento de su fundamentacin, para permitir la demos-
285
Gabolde, Christian, Trait pratique de la procdure administrative, Pars, 1960, p. 95. Comparar, menos terminante: La notificacin... presupone que se haga saber a la persona a quien haya
de notificarse la substancia del acto que se le notifica, PTN, Dictmenes, 46: 200.
286
Las cdulas y oficios transcribirn ntegramente los fundamentos y la parte dispositiva del
acto objeto de notificacin; los telegramas y edictos transcribirn ntegramente la parte dispositiva.
En las cdulas y oficios se podr reemplazar la transcripcin agregando una copia ntegra
autenticada de la resolucin, dejndose constancia en el cuerpo de la cdula u oficio. (Art. 43,
decreto 1.759/72.)
287
Comp. distintos fundamentos en de L aubadre, op. loc. cit.
288
Decreto-ley 19.549/72, art. 11, in fine.
289
Pues como dice acertadamente L opes Meirelles, Hely, A publicidade dos atos administrativos, en el libro Assuntos Municipais, Porto Alegre, 1965, p. 486, no es el inters pblico que est
amenazado por el juicio de los tcnicos o de los juristas sobre la inconveniencia o la ilegalidad del
acto pretendido por la administracin. A la inversa, ms lesin surgir para la colectividad de la
guarda sigilosa de esos pareceres, que de la divulgacin y discusin pblica de sus conclusiones.
362
Consecuencia jurdica
1) Forma escrita
a) Falta de fecha
b) Falta de lugar
c) Falta de expresin de
quien dicta el acto
Nulidad o inexistencia
d) Falta de motivacin o
motivacin deficiente
Nulidad o anulabilidad
e) Falta de firma
A) De instrumentacin
Nulidad o inexistencia
b) Signos no convencionales
Inexistencia
B) De publicidad
Inexistencia
Validez
Inexistencia
Validez
Inexistencia
1) Publicacin (reglamentos)
2) Notificacin (acto administrativo)
Inejecutividad
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Decreto 1.759/72, art. 38: La parte interesada, su apoderado o letrado patrocinante podrn
tomar vista del expediente durante todo su trmite, con excepcin de aquellas actuaciones, diligencias, informes o dictmenes que, a pedido del rgano competente y previo asesoramiento del servicio
jurdico correspondiente, fueren declarados reservados o secretos mediante decisin fundada del
respectivo subsecretario del Ministerio o del titular del ente descentralizado de que se trate.
El pedido de vista podr hacerse verbalmente y se conceder, sin necesidad de resolucin expresa al efecto en la oficina en que se encuentre el expediente, aunque no sea la Mesa de Entradas
o Receptora.
La bastardilla es nuestra. Ampliar en nuestro Tratado, t. 4.1.
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de desviacin de poder o de arbitrariedad es analizado recin cuando se encuentra que el acto no tiene un vicio en el objeto, as tambin no cabe hablar de vicio
de forma si ni siquiera se ha comprobado que existe la voluntad administrativa.
Hacemos as una primera limitacin al concepto de forma.
42. Crtica de la distincin entre formas ad substantiam y ad probationem
En cuanto a la distincin proveniente del derecho privado, en formas exigidas
ad substantiam o ad probationem294 (en el sentido de que unas no puedan ser
salvadas, y las otras s), parte de la doctrina rechaza esta distincin en el derecho
administrativo, con el alcance de sostener que todas las formas prescritas por
la ley son sustanciales;295 o sea, que su omisin o defecto vicia de nulidad al acto
en mayor o menor grado segn las circunstancias.296 Nosotros no consideramos,
tampoco, que deba incorporarse al derecho administrativo la distincin entre
formas ad substantiam y ad probationem, pero no pensamos, como estos ltimos
autores, que todas las formas puedan considerarse sustanciales,297 pues ello
comporta un excesivo rigorismo de las formas, al sancionar con la ilegitimidad
toda violacin de requisitos formales.298
Pensamos, por el contrario, que las formas del acto administrativo nunca son
sustanciales, en el sentido civil de ad substantiam, sino que responden a una
idea distinta: Documentar (no necesariamente probar) el acto, y darlo a conocer.
La sustancia del acto no puede coherentemente llamarse formal, ni la forma ser
sustancial, pues se trata de trminos antinmicos: La sustancia del acto, si
acaso, est constituida por la propia voluntad administrativa con un contenido
determinado; la forma del acto nada tiene que ver con su sustancia, y no puede
por ello denominrsela sustancial sin incurrir en arbitrariedad terminolgica.
Nos apartamos as de la distincin entre formas esenciales y no esenciales,
o esenciales, sustanciales, e integrales. Sin entrar a criticar cmo puede
distinguirse lo esencial de lo sustancial siendo que ambos trminos significan
lo mismo, y sin profundizar en la falta de precisin y nitidez de estas clasificaciones, hacemos notar con sentido ms general que forma es lo opuesto a materia
294
Una distincin ms compleja, entre formas esenciales, sustanciales e integrales, hace
entre nosotros Bielsa , op. cit., p. 179. Ver, en sentido similar, De Valles, op. cit., p. 179.
295
A lessi, op. cit., p. 179.
296
Garrido Falla , op. cit., p. 462; M arienhoff, op. cit., pp. 315 y 316.
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Ni, claro est, todas ad probationem; lo que pensamos es que la distincin es errnea y que
el criterio a emplearse debe ser totalmente distinto.
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Esta conclusin, en efecto, es la que se desprende de lo sostenido por A lessi, op. loc. cit., aunque
sus seguidores quieran limitar sus consecuencias gradundolas de acuerdo a las circunstancias de
cada caso: Pero esto ltimo, justamente, demuestra que no puede darse una categora conceptual que
resuelva de antemano todos los problemas, y que permita tener una pauta absoluta y definitiva para
juzgar todos los casos que se presenten. Si ello es as, como nosotros pensamos que lo es, entonces
es inconveniente ensayar distinciones que en la prctica no llevan a ninguna parte, o elegir una de
las distinciones propuestas con tan poco xito por el derecho privado, pues con ello no hacemos sino
arrastrar al derecho administrativo los problemas no resueltos del derecho privado.
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senso doctrinario y semntico, cules son las formas esenciales que den lugar
a la nulidad, y cules las formas no esenciales, para distinguir a su vez cules
formas no esenciales producen la anulabilidad y cules la validez.
No cometeremos nosotros el error de proponer algunos conceptos para llenar
rtulos vacos: Ocurre en este punto lo mismo que M airal expresa en materia de
apertura de la va judicial:301 Cada funcionario o juez, si interpreta que est ante
una violacin formal a la que considera cabe sancionar con la nulidad del acto,
dir entonces que se omiti una formalidad esencial; si, en cambio, entiende que
la irregularidad no es de tanta importancia, dira que se trataba de una forma
no esencial. Y esto es as, por criterios empricos de la jurisprudencia y no por
una pretendida bsqueda doctrinaria de esencias inexistentes en la realidad
e intiles en la ciencia. Valga, pues, la pena repetir el criterio general aplicable,
el nico a nuestro modo de ver til y vlido al mismo tiempo: El funcionario o el
juez deber apreciar en cada caso concreto la importancia de la transgresin al
ordenamiento jurdico, y aplicar la nulidad o anulabilidad del acto o mantener
su validez, segn la gravedad mayor, menor o nfima que el vicio tenga en el
caso. Ningn otro criterio nos parece dotado de validez o utilidad metodolgica
o cientfica.
Recaemos con ello en el punto inicial: Por eso ya dijimos anteriormente, y
valga la redundancia, que la forma slo puede ser formal, o no es forma. Ello
significa que las formas no pueden clasificarse apriorsticamente en esenciales
y no esenciales, ni decirse que en un acto formal la forma es esencial o que
hay actos de forma esencial o de esencia formal, pues todo ello es un pleonasmo;
que las formas slo son formas de mayor o menor importancia segn el caso, pero
formas al fin: Ni sustancias, ni esencias, slo formas.
La forma es la manifestacin externa del acto; es el signo que transmite una
idea, y no puede confundrsela con la idea misma: Si al faltar la voluntad falta
tambin la forma, es porque no hay sustancia o idea alguna a la cual constatar
o documentar, esto es, dar forma; lo esencial al acto es la idea, la voluntad administrativa, y no porque sta deba exteriorizarse de determinada manera se
convierte la forma en esencia.
Si lo que el intrprete debe hacer es explicar en qu casos la transgresin de
un vicio de forma da lugar a la ilegitimidad del acto (en mayor o menor grado)
y en qu casos no afecta la validez del acto, mejor es decir que no hay criterio
alguno, en el derecho positivo, para resolverlo de antemano.
En particular, querer encontrar un principio doctrinario o legal de que una
forma exigida expresamente por el ordenamiento jurdico es por ello esencial y
vicia el acto302 es inexacto, pues ese principio no existe; querer sostener que una
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El art. 8 del decreto-ley permite ratificar esta interpretacin, pues dicha norma
exige claramente que el acto se manifieste expresamente, aunque ya vimos que
puede haber actos tcitos (supra 9.3), en los cuales se estar violando el requisito
de ser expreso, sin con ello incurrir a nuestro modo de ver en causal de nulidad
alguna. Lo mismo ocurre con la exigencia de que el acto indique el lugar y fecha
en que se lo dicta; por ms que la norma diga slo por excepcin y si las circunstancias lo permitieran, podr utilizarse una forma distinta, creemos obvio
que la omisin de la indicacin de la fecha no produce la nulidad del acto, como
ya lo hemos explicado en el 3; igualmente, la omisin de la expresin del lugar
no produce la nulidad del acto. Que el acto deba ser firmado no produce, en caso
de contravencin, la nulidad del acto, sino su inexistencia, y as sucesivamente.
La experiencia es tan rica en pruebas de que este tipo de preconceptos legales
jams tiene utilizacin concreta en la realidad, que no parece necesario extenderse ms para demostrar la ilogicidad y absurdidad, en sentido constitucional,
del principio que as desechamos terica y empricamente.
Lo mismo ha ocurrido en el derecho austraco, en que la ley de procedimiento
administrativo exige precisamente que las decisiones expresamente se denominen como tales,311 requisito que no se ha considerado vicie el acto en caso de
omisin,312 estimndose, por el contrario, que la falta de aclaracin de cul es el
rgano emisor del acto y qu funcin ejerce, que no son exigidas por la ley, vician
de nulidad el acto.313 La misma posicin encontramos en la doctrina alemana.314
Generalmente, pues, se aprecia en el caso la real importancia del vicio antes
que su expresa o no previsin legal.
44. Crtica de la distincin entre forma y formalidad
Nos apartamos tambin de la distincin entre forma y formalidad. Algunos
autores dan la nocin de que formalidad son las formas del procedimiento
administrativo previo a la emisin del acto;315 otros dicen que son los requisitos
posteriores a la instrumentacin del acto;316 otros lo aplican a todo requisito que,
debiendo observarse antes, durante o despus de dictarse el acto administrativo, no tiene por objeto documentar la voluntad administrativa;317 otros autores
oscilan entre uno y otro concepto o incluso los aceptan simultneamente, lo que
desde luego es contradictorio; otros dicen que si bien la diferencia no existe en el
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