Alfonsina Storni

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Alfonsina Storni

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Alfonsina Storni

Información personal

Nombre en
Alfonsina Storni Martignoni
español

Nacimiento 12 de mayo de 1892


Capriasca, Suiza

Fallecimiento 25 de octubre de 1938(46 años)


Mar del Plata, Argentina

Causa de la
Ahogamiento
muerte

Lugar de
Cementerio de la Chacarita
sepultura
Nacionalidad Argentina

Información profesional

Ocupación Diarista, poeta, periodista y escritora

Área Poesía

Años activa Siglo XX

Movimiento Modernismo

Género Poesía

Firma

[editar datos en Wikidata]

Alfonsina Storni (Capriasca, Suiza, 29 de mayo de 18921234-Mar del Plata, Argentina, 25


de octubre de 1938) fue una poeta y escritora argentina del modernismo.5
Sus padres, dueños de una cervecería en San Juan, regresaron a Suiza en 1891. En
1896, volvieron a Argentina junto con Alfonsina, quien había nacido durante la estancia de
la pareja en el país europeo. En San Juan, concurrió al jardín de infantes y desarrolló la
primera parte de su niñez. A principios del siglo XX la familia se mudó a Rosario(provincia
de Santa Fe), donde su madre fundó una escuela domiciliaria y su padre instaló un café
cerca de la estación de ferrocarril Rosario Central. Alfonsina se desempeñó como mesera
en el negocio familiar, pero, dado que este trabajo no le gustaba, se independizó y
consiguió empleo como actriz. Más tarde recorrería varias provincias en una gira teatral.6
Storni Martignoni ejerció como maestra en diferentes centros educativos, y escribió sus
poesías y algunas obras de teatro durante este período. Su prosa es feminista y, según la
crítica, posee una originalidad que cambió el sentido de las letras de Latinoamérica. Otros
dividen su obra en dos partes: una de corte romántico, que trata el tema desde el punto de
vista erótico y sensual y muestra resentimiento hacia la figura del varón, y una segunda
etapa en la que deja de lado el erotismo y aborda el tema desde un punto de vista más
abstracto y reflexivo. La crítica literaria, por su parte, clasifica en tardorrománticos a los
textos editados entre los años 1916 y 1925, y a partir de Ocre encuentra rasgos de
vanguardismo y recursos como el antisoneto (soneto en verso blanco). Sus composiciones
reflejan, además, la enfermedad que padeció durante gran parte de su vida y muestran la
espera del punto final de su vida, expresándolo mediante el dolor, el miedo y otros
sentimientos.7
Fue diagnosticada con cáncer de mama, del cual fue operada. A pedido de un medio
periodístico se realizó un estudio de quirología, cuyo diagnóstico no fue acertado. Esto la
deprimió, provocándole un cambio radical en su carácter y llevándola a descartar los
tratamientos médicos para combatirla.8
Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres.
Alfonsina consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre albedrío, y así
lo había expresado en un poema dedicado a su amigo y amante, el también escritor
suicida Horacio Quiroga. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente
en el mar; algunas de esas versiones sirvieron para componer la canción «Alfonsina y el
mar», basada enteramente en cómo se suicidó Alfonsina. Su cuerpo fue velado
inicialmente en Mar del Plata y finalmente en Buenos Aires. Actualmente sus restos se
encuentran enterrados en el cementerio de la Chacarita.9

Índice

 1Trayectoria
o 1.1Infancia y juventud
o 1.2Viaje a Rosario
o 1.3Trabajos previos
o 1.4Carrera docente
o 1.5Poeta en Buenos Aires
o 1.6Relación con Horacio Quiroga
o 1.7Un nuevo camino para la poesía
o 1.8Poesía en prosa
o 1.9Los nervios
o 1.10Años de equilibrio
o 1.11Enfermedad
o 1.12El final
 2Críticas
 3Reconocimientos
 4Véase también
 5Notas y referencias
o 5.1Referencias
 6Bibliografía
o 6.1Usadas como referencia
o 6.2Lecturas adicionales
o 6.3Traducciones
 7Enlaces externos

Trayectoria[editar]
Infancia y juventud[editar]
Alfonsina Storni a los 24 años cuando publicó La inquietud del rosal.
Sus padres fueron Alfonso Storni y Paulina Martignoni, quienes junto a sus hermanos
mayores, María y Romero, llegaron a la provincia de San Juan desde Lugano, Suiza, en
1880. Fundaron una pequeña empresa familiar, y años después, las botellas de cerveza
etiquetadas «Cerveza Los Alpes, de Storni y Cía», comenzaron a circular por toda la
región.10
En 1891 la familia viajó a Suiza, quedando en San Juan los hermanos mayores. El 22 de
mayo de 1892 nació Alfonsina en la aldea Sala Capriasca, 8 km al norte de la ciudad de
Lugano, siendo la tercera hija del matrimonio Storni-Martignoni. Su padre, un hombre
«melancólico y raro»,11 fue quien eligió el nombre. Años más tarde, Alfonsina le diría a su
amigo Fermín Estrella Gutiérrez (1900-1990): «Me llamaron Alfonsina, que quiere decir
‘dispuesta a todo’». Hay otras versiones que indican que nació el 22 de mayo pero la
registraron el 29 y otras que afirman que nació en un barco en altamar.6 Fue bautizada en
la parroquia de Tesserete, la aldea contigua a Capriasca, lugar en el que actualmente se
puede leer en el margen del acta de bautismo una inscripción realizada por el sacerdote
Osvaldo Crivelli que dice: «Grande poetesa morta al mar della Plata».
Alfonsina aprendió a hablar en italiano, y en 1896 regresó a San Juan, de donde son sus
primeros recuerdos.
Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea. Sentada en el
umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el
rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gritándome que
tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta.12
Su madre la anotó en el jardín de infantes, donde se la recuerda como una chica curiosa y
que hacía muchas preguntas, imaginaba mucho y mentía. Su madre tenía dificultades para
enseñarle a decir la verdad. Inventaba incendios, robos, crímenes que nunca aparecían en
los policiales de los periódicos, metía a su familia en líos y en una oportunidad invitó a sus
docentes a pasar las vacaciones a una quinta imaginaria en las periferias de la ciudad.1213
El recuerdo de su padre lo reflejó en el poema A mi padre, el cual se basa en la actitud
melancólica del señor que en esa época promediaba los treinta años, y en otro recita:
Que por días enteros, vagabundo y huraño
no volvía a la casa, y como un ermitaño
se alimentaba de aves, dormía sobre el suelo
y sólo cuando el Zonda, grandes masas ardientes
de arena y de insectos levanta en los calientes
desiertos sanjuaninos, cantaba bajo el cielo.14
Si bien la imagen del padre tiene matices melancólicos, la de la madre refleja tristeza
oculta que muestra, a su vez, la marca de la resignación femenina. De ella escribió:
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna... Ah, bien pudieran ser
A veces, en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.14
Se supone que esta descripción de la madre corresponde a la época que precedió la
mudanza a Rosario y a los años posteriores que fueron difíciles. En 1900 nació Hildo
Alberto, el último hermano, a quien tuvo que proteger.
Viaje a Rosario[editar]
En 1901 la familia se trasladó nuevamente, esta vez al Barrio Echesortu, de la ciudad
de Rosario, provincia de Santa Fe, por motivos desconocidos. Llevaron consigo algunos
ahorros con los que Paulina abrió una pequeña escuela domiciliaria, y pasó a ser la
cabeza de una familia numerosa, pobre y sin nadie que la maneje. Los alumnos abonaban
un peso con cincuenta por cada uno y llegaron a ser cincuenta; sin embargo, la ganancia
de setenta y cinco pesos mensuales no permitían una vida cómoda.15
Instalaron el «Almacén Café Suizo» en calle Mendoza 3699 esquina Constitución, cerca de
la Estación Central del Ferrocarril Provincial de Santa Fe, actual Terminal de Ómnibus; no
se sabe la fecha con certeza, pero sí que el proyecto fracasó. Alfonsina dejó de asistir a la
escuela y comenzó a trabajar lavando platos y atendiendo las mesas a la edad de diez
años. Las demás mujeres comenzaron a trabajar de costureras. El fracaso lo puede haber
provocado la imposibilidad de manejar el negocio y el alcoholismo del padre, quien se
sentaba en una mesa a beber hasta que su esposa, junto con uno de sus hijos, lo
arrastraban hasta su cama. Una vez cerrado el emprendimiento se mudaron de casa, su
hermana María se casó y Ricardo, su esposo, falleció por causas que no se conocen. Este
hecho coincide con la edad en que Alfonsina comenzó a escribir poesías. Tenía un mal
recuerdo de aquel momento y lo expresó de esta manera:
A los doce años escribo mi primer verso. Es de noche; mis familiares ausentes. Hablo en él de
cementerios, de mi muerte. Lo doblo cuidadosamente y lo dejo debajo del velador, para que mi
madre lo lea antes de acostarse. El resultado es esencialmente doloroso; a la mañana siguiente,
tras una contestación mía levantisca, unos coscorrones frenéticos pretenden enseñarme que la vida
es dulce. Desde entonces, los bolsillos de mis delantales, los corpiños de mis enaguas, están llenos
de papeluchos borroneados que se me van muriendo como migas de pan.16
Las tareas domésticas no le dejaban tomarse un descanso, ya que tenía que ayudar con la
costura a su madre hasta la madrugada y con las tareas escolares a su hermanito. Una
fotografía tomada en 1905 los muestra sentados en un sillón de mimbre y al niño vestido
con trajecito de marinero. Esta toma fue hecha por un fotógrafo del barrio un día que ella
vistió a su hermano y salió con él, según relató Olimpia Perelli, su media hermana.
Durante el tiempo que la familia Storni estuvo radicada dentro del barrio, los primeros
poemas de Alfonsina comienzan a tener estado público, pues los mismos son publicados
en la revista “Monos y Monadas”, que en ese entonces se editaba en la ciudad.
Precisamente allí, en su número 82 del 8 de enero de 1912, donde se da a conocer el
bonito poema titulado “Anhelos”, inspirado en el legendario ombú que durante muchos
años fuera parte primordial de la “Quinta San Pedro”.
ANHELOS
“Bajo el ombú, que eleva majestuoso
su verde copa en la lanosa pampa
he sollozado un día los recuerdos
que viven en el alma.
Bajo el ombú, coloso de lo inmenso,
cuando la noche silenciosa y quieta
iba robando al día sus colores
lloré mi dicha muerta.
Testigo fué del dolorido grito
con que en las horas del dolor pasadas,
el corazón rebelde al sufrimiento
protestas levantara.
Tiempo hacía ya que de la herida abierta
la sangra gota a gota no manada
Tiempo hacía ya de su tronco hermoso
la suerte me alejaba.
Y hoy al mirarlo, siento que de nuevo
acuden en tropel viejas nostalgias
que en el fondo de mi alma dolorida
juzgaba sepultadas.
Más, si el dolor de nuevo en mi provocas
no he de odiarte por eso, árbol querido,
que al cadáver del indio vagabundo
un día diste abrigo.
Y en prueba yo también, como ese ignaro
quiero por cruz tu sombra silenciosa;
y en vez de blanca lápida labrada
el verde de tus hojas.

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