Stephen Hawking - Juega Dios A Los Dados - Traducido Por PDF
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Para Planck los cuantos no eran más que un truco matemático que no tenía una
realidad física, lo que quiera que eso signifique. Sin embargo, los físicos empezaron
a encontrar otro comportamiento, que sólo podía ser explicado en términos de
cantidades con valores discretos o cuantizados, más que variables continuas. Por
ejemplo, se encontró que las partículas elementales se comportaban más bien como
pequeñas peonzas girando sobre un eje. Pero la cantidad de giro no podía tener
cualquier valor. Tenía que ser algún múltiplo de una unidad básica. Debido a que esa
unidad es muy pequeña, uno no se da cuenta de que una peonza normal decelera
mediante una rápida secuencia de pequeños pasos, más que mediante un proceso
continuo. Pero para peonzas tan pequeñas como los átomos, la naturaleza discreta del
giro es muy importante.
Pasó algún tiempo antes de que la gente se diera cuenta de las implicaciones que
tenía este comportamiento cuántico para el determinismo. No sería hasta 1926,
cuando Werner Heisenberg, otro físico alemán, indicó que no podrías medir
exactamente la posición y la velocidad de una partícula a la vez. Para ver dónde está
una partícula hay que iluminarla. Pero de acuerdo con el trabajo de Planck, uno no
puede usar una cantidad de luz arbitrariamente pequeña. Uno tiene que usar al menos
un cuanto. Esto perturbará la partícula, y cambiará su velocidad de una forma que no
puede ser predicha. Para medir la posición de la partícula con exactitud, deberás usar
luz de una longitud de onda muy corta, como la ultravioleta, rayos x o rayos gamma.
Pero nuevamente, por el trabajo de Planck, los cuantos de esas formas de luz tienen
energías más altas que las de la luz visible. Por eso perturbarán aún más la velocidad
de la partícula. Es un callejón sin salida: cuanto más exactamente quieres medir la
posición de la partícula, con menos exactitud puedes conocer la velocidad, y
viceversa. Esto queda resumido en el Principio de Incertidumbre formulado por
Heisenberg; la incertidumbre en la posición de una partícula, multiplicada por la
incertidumbre en su velocidad, es siempre mayor que una cantidad llamada la
constante de Planck, dividida por la masa de la partícula.
La visión de Einstein era lo que ahora se llamaría una teoría de variable oculta. Las
teorías de variable oculta podrían parecer ser la forma más obvia de incorporar el
Principio de Incertidumbre en la física. Forman la base de la imagen mental del
universo, sostenida por muchos científicos, y prácticamente por todos los filósofos
de la ciencia. Pero esas teorías de variable oculta están equivocadas. El físico
británico John Bell, que murió recientemente, ideó una comprobación experimental
que distinguiría teorías de variable oculta. Cuando el experimento se llevaba a cabo
cuidadosamente, los resultados eran inconsistentes con las variables ocultas. Por lo
tanto parece que incluso Dios está limitado por el Principio de Incertidumbre y no
puede conocer la posición y la velocidad de una partícula al mismo tiempo. O sea
que Dios juega a los dados con el universo. Toda la evidencia lo señala como un
jugador empedernido, que tira los dados siempre que tiene ocasión.
Otros científicos estaban mucho más dispuestos que Einstein a modificar la visión
clásica del determinismo del siglo 19. Una nueva teoría, denominada la mecánica
cuántica, fue propuesta por Heisenberg, el austríaco Erwin Schroedinger, y el físico
británico Paul Dirac. Dirac fue mi penúltimo predecesor en la cátedra Lucasiana de
Cambridge. Aunque la mecánica cuántica ha estado entre nosotros durante cerca de
70 años, todavía no es generalmente entendida o apreciada, incluso por aquellos que
la usan para hacer cálculos. Sin embargo, debería preocuparnos a todos, puesto que
es una imagen completamente diferente del universo físico y de la misma realidad.
En la mecánica cuántica, las partículas no tienen posiciones ni velocidades bien
definidas. En su lugar, son representadas por lo que se llama una función de onda.
Esta es un número en cada punto del espacio. El tamaño de la función de onda indica
la probabilidad de que la partícula sea encontrada en esa posición. La tasa con la que
la función de onda cambia de punto a punto, proporciona la velocidad de la partícula.
Uno puede tener una función de onda con un gran pico en una región muy pequeña.
Esto significará que la incertidumbre en la posición es muy pequeña. Pero la función
de onda variará muy rápidamente cerca del pico, hacia arriba en un lado, hacia abajo
en el otro. Por lo tanto la incertidumbre en la velocidad será grande. De la misma
manera, uno puede tener funciones de onda en las que la incertidumbre en la
velocidad es pequeña, pero la incertidumbre en la posición es grande.
La función de onda contiene todo lo que uno puede saber de la partícula, tanto su
posición como su velocidad. Si sabes la función de onda en un momento dado,
entonces sus valores en otros momentos son determinados por lo que se llama la
ecuación de Schroedinger. Por lo tanto uno tiene aún un cierto determinismo, pero no
del tipo que Laplace imaginaba. En lugar de ser capaces de predecir las posiciones y
las velocidades de las partículas, todo lo que podemos predecir es la función de onda.
Esto significa que podemos predecir sólo la mitad de lo que podríamos de acuerdo
con la visión clásica del siglo 19.
De acuerdo con las ideas sobre el espacio y el tiempo vigentes en aquel momento
esto era imposible. Sin embargo, en 1915 Einstein presentó al mundo su
revolucionaria Teoría General de la Relatividad en la cual espacio y tiempo dejaban
de ser entidades separadas e independientes. Por el contrario, eran meramente
diferentes direcciones de una única noción llamada espacio-tiempo. Esta noción
espacio-tiempo no era uniforme sino deformada y curvada debido a su energía
inherente. Para que se entienda mejor, imagínese que colocamos un peso (que hará
las veces de estrella) sobre una lámina de goma. El peso (estrella) formará una
depresión en la goma curvándose la zona alrededor del mismo en contraposición a la
planicie anterior. Si hacemos rodar canicas sobre la lámina de goma, sus rastros
serán espirales más que líneas rectas. En 1919, una expedición británica en el Oeste
de África observaba la luz de estrellas lejanas que cruzaba cerca del sol durante un
eclipse. Descubrieron que las imágenes de las estrellas variaban ligeramente de sus
posiciones habituales; esto revelaba que las trayectorias de la luz de las estrellas
habían sido curvadas por el influjo del espacio-tiempo que rodea al sol. La
Relatividad General había sido confirmada.
Imagínese ahora que colocamos
pesos sobre la lámina de goma
cada vez más cuantiosos y de
manera más intensiva. Hundirán la
plancha cada vez más. Con el
tiempo, alcanzado el peso y la
masa crítica se hará un agujero en
la lámina por el que podrán caer
las partículas pero del que no podrá
salir nada.
Estos pares de partículas se dan en conjunción con todas las variedades de partículas
elementarias. Se denominan partículas virtuales porque se producen incluso en el
vacío y no pueden ser mostradas directamente por los detectores de partículas. Sin
embargo, los efectos indirectos de las partículas virtuales o fluctuaciones del vacío
han sido estudiados en diferentes experimentos, siendo confirmada su existencia.
Esta explicación de cómo los agujeros negros no son tan negros clarifica que la
emisión dependerá de la magnitud del agujero negro y del ritmo al que esté rotando.
Sin embargo, como un agujero negro no tiene pelo, citando a Wheeler, la radiación
será por otra parte independiente de lo que se deslizó por el agujero. No importa lo
que arroje a un agujero negro: aparatos de televisión, sortijas de diamantes o a sus
peores enemigos. Lo que de allí sale es siempre lo mismo.
Pero ¿qué tiene esto que ver con el determinismo que es sobre lo que se supone que
versa esta conferencia? Lo que esto demuestra es que hay muchos estados iniciales
(incluyendo aparatos de televisión, sortijas de diamantes e incluso gente) que
evolucionan hacia el mismo estado final, al menos fuera del agujero negro. Sin
embargo, en la visión de Laplace sobre el determinismo había una correspondencia
exacta entre los estados iniciales y los finales. Si usted supiera el estado del universo
en algún momento del pasado podría predecirlo en el futuro. De manera similar, si lo
supiera en el futuro, podría deducir lo que habría sido en el pasado. Con el
advenimiento de la Teoría del Cuanto en los años 20 del siglo pasado se redujo a la
mitad lo que uno podía predecir pero aún dejó una correspondencia directa entre los
estados del universo en diferentes momentos. Si uno supiera la función de onda en
un momento dado, podría calcularla en cualquier otro.
Sin embargo, la situación es bastante diferente con los agujeros negros. Uno se
encontrará con el mismo estado fuera del agujero, independientemente de lo que
haya lanzado dentro, a condición de que tenga la misma masa. Por lo tanto, no hay
una correspondencia exacta entre el estado inicial y el estado final ya fuera del
agujero negro. Habrá una correspondencia exacta entre el estado inicial y el final
ambos fuera o ambos dentro del agujero negro. Sin embargo, lo importante es que la
emisión de partículas y la radiación alrededor del agujero provocan una reducción en
la masa del mismo y se empequeñece. Finalmente, parece que el agujero negro llega
a la masa cero y desaparece del todo. Pero, ¿qué ocurre con todos los objetos que
fueron lanzados al agujero y con toda la gente que o bien saltó o fue empujada? No
pueden volver a salir porque no existe la suficiente masa o energía sobrante en el
agujero negro para enviarlos fuera de nuevo. Puede que pasen a otro universo pero
eso nos da lo mismo a los que somos lo suficientemente prudentes como para no
saltar dentro de un agujero negro. Incluso la información de lo que cayó dentro del
agujero no podría salir de nuevo cuando el agujero desaparezca por último. La
información no se distribuye gratuitamente como bien sabrán aquellos de ustedes que
paguen facturas telefónicas. La información necesita energía para transportarse, y no
habrá suficiente energía de sobra cuando el agujero negro desaparezca.
Es todo lo que tengo que decir por el momento. Gracias por escucharme.