Oficio Preceptor F2
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Secretaría de Educación
Subsecretaría de Promoción
de Igualdad y Calidad Educativa 2017
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
III. ¡TOMAR LISTA!... Estar presente para acompañar las trayectorias educativas
de los jóvenes…………………………………………………………….………12
experiencias………………………………………………………………………22
REFLEXIONES FINALES……………………………………………………………...……26
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………30
FUENTES DOCUMENTALES……………………………………………………………...32
ANEXO………………………………………………………………………………………...33
EQUIPO DE TRABAJO……………………………………………………………………...34
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INTRODUCCIÓN
A partir del año 1983, con la recuperación del proceso democrático, la matrícula de la
escuela secundaria se triplicó, lo cual significó una expansión cuantitativa y una
profunda transformación cualitativa, por el incremento de la pluralidad y diversidad
de su población estudiantil.
En los siguientes apartados, recuperamos algunas reflexiones sobre los desafíos que
atraviesa la construcción del oficio de preceptor en los nuevos contextos educativos, a
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partir de las vivencias y experiencias relatadas por ellos en los espacios de capacitación
y actualización permanente, fundamentado en el enfoque teórico-conceptual
desarrollado desde la Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa del
Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, desde el año 2012 a la actualidad.
1. El oficio de preceptor
Este pasaje trae aparejada una mayor implicación personal y afectiva para promover la
construcción de vínculos entre todos los miembros de la comunidad educativa, a partir
del objetivo en común que consiste en sostener y fortalecer las trayectorias escolares de
los jóvenes.
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En la actualidad, los datos relevantes de las investigaciones (Cimientos, 2011) colocan
al preceptor, junto con los tutores, como los nuevos mediadores entre todos los
integrantes de la comunidad educativa (conocimientos, estudiantes, profesores,
directivos, familiares).
“Esto es así porque la redefinición del rol de los preceptores en las escuelas
secundarias no ha sido objeto de un abordaje sistemático por parte de las políticas
públicas que asegure pautas comunes de trabajo y un mínimo de saberes
compartidos” (Fundación Cimientos, 2012: 6).
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2. El preceptor como acompañante pedagógico
Desde esta perspectiva resulta sustancial entender el oficio de estudiante como una
construcción, un proceso complejo que involucra diferentes dimensiones: sociales,
culturales, familiares, subjetivas e institucionales. Es fundamental en esta instancia
contemplar los diversos recorridos escolares, previos al ingreso a este nivel, ya que,
como señalamos anteriormente, las experiencias escolares se desarrollan en contexto y
en ocasiones, de manera discontinua.
“Al charlar con los alumnos tratamos de que visualicen a la escuela como un
espacio donde convivirán con otros, aprenderán ellos no solo los contenidos
sino los modos de estar, de comportarse, de cómo relacionarse con la
autoridad, de compartir los tiempos y los materiales, a su vez se irán
introduciendo en la reflexión y acción para participar en los espacios
públicos. Adueñándose gradualmente para propiciar el sentido de
pertenencia” (Preceptor, Dpto. Capital).
“Las bases del acompañamiento están edificadas sobre la convicción de que todos
los jóvenes tienen condiciones para desarrollar una trayectoria escolar
positiva y de que para hacerlo pueden apoyarse en sus familias, en sus docentes
y en personas significativas que caminen junto a ellos” (Fundación Cimientos,
2012: 8).
Repensar el lugar del preceptor como un oficio, nos permite significarlo en su rol de
promotor y constructor de mejores condiciones institucionales para acompañar y
sostener las trayectorias educativas de los jóvenes. Implica asumir el desafío de
promover la capacidad de anticipación y contención socio-educativa para intervenir
frente al fracaso y la deserción escolar.
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“El acompañamiento se presenta como una instancia de orientación educativa,
complementaria a la escuela, y como espacio de apoyo para el desarrollo de una
mejor escolaridad. En el espacio de acompañamiento se busca dar a “lo escolar”
un espacio especial para ser pensado, reflexionado, asumido e incluso disfrutado”
(Fundación Cimientos, 2012: 8).
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En estos escenarios resulta importante repensar la construcción de un lugar de
autoridad, a partir de un vínculo confiable y cercano con los jóvenes, sin borrar la
asimetría constitutiva de su función como adulto significativo en el escenario escolar.
El objetivo consiste en producir un espacio de reconocimiento mutuo donde se
desempeñan roles diferenciados. Hay un lugar horizontal, pero hay un lugar
jerárquico, y los dos se encuentran (Balardini, 2005). No es un amigo, ni un par que
funciona como cómplice de las situaciones juveniles conflictivas y/o problemáticas,
por el contrario, tiene que transmitir aquellos valores y normas institucionales que
desarrollan una subjetividad social, desde un marco democrático centrado en el
diálogo, reflexivo y responsable.
Esta tarea del preceptor incluye conocer y acompañar a los jóvenes en las diferentes
instancias que la institución educativa contempla para el ingreso, permanencia y
egreso de la Educación Secundaria. De este modo, puede colaborar en la construcción
de aprendizajes significativos, desde la perspectiva de derechos, ciudadanía y
participación en la escuela.
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dispositivos de capacitación ofrecidos desde el año 2012 hasta la actualidad. De este
modo, se empieza a cubrir una deuda formativa con estos profesionales que se
desempeñan en las instituciones educativas secundarias.
Desde la difícil y compleja tarea del preceptor, muchas veces su labor invisible en la
vida escolar cotidiana, lo ha posicionado en los últimos años del sistema educativo
como un referente fundamental a partir de una posición estratégica. Una de ellas radica
en la estrecha cercanía que establece con los estudiantes, ya que se transforma en un
adulto confidente que acompaña aquellas situaciones difíciles en la vida de los jóvenes.
La relación preceptor-estudiantes está basada en un vínculo de confianza, sin perder la
asimetría necesaria y constitutiva entre ellos.
Cuando afirmamos que la tarea del preceptor es un oficio atravesado por dificultades,
no solo nos referimos a los aspectos legales antes mencionados, sino también a los
dilemas e interpelaciones que atraviesan su función real y que podemos puntualizar a
continuación:
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grado de inasistencias o llegadas tarde a clases por parte de los jóvenes y cómo
afecta/interrumpe su proceso de escolarización, lo cual impide alcanzar el egreso en
los tiempos esperados o “trayectoria teórica”. Sin dudas, sabemos que cuando el joven
tiene una asistencia irregular a la escuela pone en riesgo su trayectoria educativa. Esta
realidad que se presenta en el nivel secundario actual y lo impacta en mayor medida
que en los otros niveles, muchas veces se atribuye a una multi-causalidad de factores
que complejizan la tarea educativa y afectan el desarrollo de los procesos de
aprendizaje en los estudiantes.
“El pibe que abandona y deja la institución sabemos que cae en la droga, por
eso se hace lo imposible para que continúe escolarizado” (P.I.T, Dpto.
Capital).
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En estos relatos también podemos observar los esfuerzos que realiza un preceptor en
su accionar cotidiano debido a que muchos jóvenes se ven atravesados por un contexto
social, cultural y económico que los condiciona y que muchas veces interrumpe su
continuidad en los procesos de educación formal. Desde esta perspectiva, Tedesco nos
ayuda a pensar la complejidad de dichos sucesos, a partir de lo siguiente:
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interpelando la función de los adultos como corresponsables de la educación y
formación de los jóvenes a su cargo.
5. Por otro lado, la violencia creciente en el nivel secundario es otro de los desafíos que
tiene que atender el preceptor, ya que en distintas oportunidades es quien puede
detectar el conflicto y malestar entre pares. Desde la experiencia de una preceptora:
III ¡TOMAR LISTA!... Estar presente para fortalecer las trayectorias educativas de los
jóvenes
Ello implica transitar una serie de pasajes, desde la escuela moderna que desconocía la
pluralidad, a la escuela compleja que contempla los cambios sustanciales en las
instituciones y los modos de subjetivación. Para lo cual, resulta necesario trasladarse de
la escuela exclusora a la escuela inclusiva, desde la mirada centrada en el estudiante -y
su familia- como únicos responsables de su rendimiento escolar, hacia el análisis del
interjuego entre condiciones de existencia, condiciones institucionales y las políticas
públicas que permiten configurar experiencias de escolarización. Este último giro
implica considerar el recorrido de los sujetos a través del sistema educativo como
trayectorias escolares, complejas, situadas y singulares.
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1. Asistencia, continuidad…
El momento de ingreso al nivel secundario implica una serie de cambios en las rutinas
escolares, se multiplican los espacios curriculares, cambian los sistemas de evaluación
y acreditación, lo cual demanda el desarrollo de una mayor autonomía juvenil para
resolver el trabajo escolar. Por otra parte se amplía el número de adultos con los cuales
debe interactuar, en muchos casos, el estudiante tiene contacto con el docente del área
solo una vez a la semana, y en un principio, resulta difícil conocerlo, comprender sus
criterios académicos y establecer un vínculo pedagógico, entre otras cuestiones. El
preceptor, por el contrario, es la figura institucional más estable y presente:
“El preceptor es la persona que más tiempo pasa con los chicos en la escuela.
Además de compartir el mismo horario de ingreso y egreso de los alumnos,
trabaja cerca de ellos, próximo en el espacio, en las tareas cotidianas, en la
rutina es importante estar atentos a lo que comparten los alumnos”
(Preceptora, Dpto. Punilla).
“Pregunto por los ausentes a sus compañeros, les pido que se comuniquen con
ellos… Hay que averiguar la o las causas de esa ausencia, para saber de ello
hablo con la coordinadora de curso, nos comunicamos con los padres”
(Preceptor, Dpto. Capital).
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“Control de la asistencia: es el momento para verificar si algún alumno
desaparece, si llega sistemáticamente tarde, si falta reiteradamente un día de la
semana en particular (…) Tenemos una planilla para seguimiento de la
asistencia de los alumnos que están en riesgo con sus faltas, para que así todos
los involucrados puedan estar al tanto de lo que está sucediendo con el
estudiante” (Preceptora, Dpto. Punilla).
“Les enseñamos a armar una agenda con los horarios, las materias, los
nombres de los profesores” (Preceptora, Dpto. Capital).
“El adulto como punto de referencia, bajo ciertas condiciones mínimas, está al
servicio de la configuración de un espacio subjetivo, podemos decir que la
existencia de un punto de referencia posibilita; la ausencia desanuda, desata,
suelta la trama librando al sujeto a un universo sin coordenadas” (Korinfeld,
2016: 2).
Con frecuencia resultan aspectos que se hallan naturalizados, sin embargo requieren de
un verdadero trabajo de apropiación para sostenerse en la escuela. Se trata de
acompañar los aprendizajes que solo pueden concretarse involucrando a todos los
actores institucionales y a las familias, desde la función de adultos significativos.
En los tiempos actuales, estas tensiones se enmarcan dentro de la escuela con los
cambios a nivel legal, social y cultural que se evidencian en nuestro contexto:
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(ii) Desde lo social, estos jóvenes están en gran medida diferenciados según su
“origen social y cultural”, principalmente a través de su imagen/apariencia
(Margulis y Urresti, 1998). Esto configura las diferentes culturas juveniles
que se encuentran en el escenario escolar, y que necesitan incorporar, desde
lo educativo, la noción de alteridad y reconocimiento del otro para convivir
en un espacio de cuidado, pluralidad y democracia sociocultural (Fornasari,
2016).
En contacto con estos cambios, están los adultos de la institución escolar, en especial
los preceptores. Como adultos, más allá de su mayoría de edad, es necesario recordar
que son aquellos sujetos que sostienen una asimetría simbólica en el vínculo con los
jóvenes, en relación con su capacidad y experiencia frente al mundo y asumen una
posición de cuidado frente a las nuevas generaciones (Bleichmar, 2011).
“El rol del preceptor como la figura presente, como referente, como adulto
(presencialmente, con información confiable, etc.)” (Preceptora, Dpto. Deán
Funes).
Como señala Balardini (2005) dentro del marco de la institución escolar, en el rol del
preceptor “el objetivo (…) es producir un lugar donde uno reconoce al otro como
sujeto al mismo tiempo que desempeña un rol diferenciado. Hay un lugar horizontal,
pero hay un lugar jerárquico, y los dos se encuentran”.
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“Es llamativo que los jóvenes sean vistos como sujetos de tutela o de derechos,
pero no responsables de su propia historia. El adulto o cuida o trabaja en conjunto
para ellos sin consultarlos como pares en decisiones que los afectan directamente”
(Preceptor, Dpto. Capital).
En este amplio marco se inscribe la función del preceptor dentro de las Prioridades
Pedagógicas 2014-2016 (M.E.C), a saber:
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La relación del preceptor con las Prioridades Pedagógicas es clave para la institución,
ya que representa para el colectivo educativo un referente ineludible en lo que a
convivencia concierne, respecto a la transmisión e implementación de los Acuerdos
Escolares de Convivencia (A.E.C). Este espacio de referencia es tanto para los jóvenes,
como para sus familiares, adultos a cargo y también para los mismos docentes.
Este lugar exige a los preceptores -en el marco de sus funciones- la puesta en juego de
sus habilidades sociales y personales para poder lograr un clima saludable de
convivencia institucional.
En cuanto a esta Prioridad Pedagógica, cabe destacar que la función del preceptor se
destaca en relación indirecta con los espacios curriculares, ya que no necesita ser un
especialista en cada una de las áreas disciplinares. Este posicionamiento lo ubica al
preceptor como un apoyo ineludible para docentes, directivos, familiares, y
especialmente para los estudiantes. Tal como señala el documento Mejora en los
Aprendizajes de Lengua, Matemática y Ciencias. Cuadernillo 1: Conceptos Clave:
(…) los mejores resultados se producen cuando los objetivos y las estrategias se
definen con base en intereses mutuos y en colaboración, y mediante el diseño
de planes de acción flexibles. Se trata, entonces, de promover un proceso
personal de aprendizaje, mediado por la intervención docente y por
múltiples interacciones de los sujetos entre sí y con los contextos (pp. 2).
[El resaltado es nuestro].
A partir de su vínculo con los jóvenes puede intervenir para apoyar, acompañar y
sostener los procesos de aprendizaje, desde una estrategia de orientación y cuidado de
la trayectoria escolar. En esta función de acompañar la mejora en los aprendizajes,
puede reconocer las potencialidades de los jóvenes y aquellos factores que inciden para
favorecer o interrumpir -procesos sociales, afectivos y cognitivos- su desarrollo
integral.
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2. Mayor tiempo en la escuela y en el aula en situación de aprendizaje
“El vínculo con los preceptores puede ser un espacio para construir una perspectiva
de autoridad adulta mediante el diálogo, debate, comprensión, amor a lo que
hacemos en el día a día” (Preceptora, Dpto. Gral. Roca).
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“Presentación de TODO el personal de la institución (maestranza, cocineras,
etc.) y el lugar donde se inserta (comunidad), compromiso del mismo con el
proceso educativo como integral” (Preceptora, Dpto. San Justo).
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1. En la primera, dimensión simbólica-cognitiva, los pensamientos,
preocupaciones e interrogantes que los preceptores expresan, son las siguientes:
En la vida institucional:
“Que los profes entren a horario”, “Que se cumplan los objetivos propuestos”,
“Que no falte la coherencia entre los adultos”, “¿Cómo cubrir las horas libres?”,
“¿Qué profes vienen hoy?”, “Que los otros preceptores no falten”, “¡Que los
actores institucionales se comprometan!” (SPI&CE, Anexo, 2015).
“¿Quién faltó? ¿Por qué faltó?”, “Que hoy se porten bien!”, “Que no se escape
ninguno”, “Que no haya quejas de los docentes”, “¿Tengo herramientas para
atender diferentes problemáticas?”, “Buscar el bienestar de los alumnos”,
“Acompañarlos en su trayectoria educativa”, “¿Cómo le digo que „Estoy‟?”,
“¿Cómo construir sentido y pertenencia?”, “¿Cómo ayudo a…?”, “¿Qué le pasa
a….que no aprobó?”, “¿Cómo hago para que los chicos estén bien en el recreo?”,
“Que tengan proyectos”. (SPI&CE, Anexo, 2015).
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3. Con la tercera, dimensión de la acción, la intervención desde la
implementación de actividades prácticas de los preceptores, se pone de
manifiesto su nivel de implicación profesional en el ejercicio del rol:
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Asimismo, este oficio de preceptor desarrolla algunas estrategias protectoras para
preservar las condiciones laborales saludables, como por ejemplo:
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REFLEXIONES FINALES
Para Dubet y Martuccelli (1998) la complejidad del acto educativo requiere recuperar la
noción de experiencia para comprender la implicación subjetiva en la definición de la
situación escolar, la selección de prioridades educativas, visualizar los componentes
imaginarios que la acompañan, el encuadre normativo institucional (Acuerdo Escolar
de Convivencia) y el proceso de simbolización que se desarrolla a partir de la
capacidad reflexiva y crítica. Experiencia que incluye vivencias personales, grupales,
institucionales, como así también comunitarias.
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problemáticas que atraviesan los jóvenes en la actualidad y el diseño de estrategias que
contemplen la cultura institucional del cuidado de las trayectorias educativas.
Las preocupaciones principales del preceptor se orientan en el nivel de respeto por las
normas institucionales de parte de todos los integrantes de la comunidad educativa, en
la construcción del sentido de pertenencia, compromiso institucional y en el
cumplimiento de las tareas administrativas, propias de su función.
El plano de la intervención, remite al nivel del hacer que los preceptores llegan a
desplegar a partir de su accionar cotidiano. En sus expresiones discursivas recuperan el
cuidado del material áulico, la contención y acompañamiento de los jóvenes, las tareas
administrativas, la puesta de límites, la aplicación de sanciones y la comunicación con
las familias como prácticas habituales de su función.
En relación con las expectativas que los preceptores depositan en la formación que
ellos brindan diariamente, esperan que los estudiantes se desarrollen como sujetos
ciudadanos con valores sociales. Respecto al plano académico/curricular anhelan que
los jóvenes logren alcanzar las trayectorias educativas completas y aspiren continuar
con los estudios superiores y/o de nivel terciario. Por otra parte, en cuanto a la
perspectiva socio-cultural los imaginan en una situación de integración socio familiar y
en un estado de inclusión laboral formal.
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Cuando los preceptores relatan las expectativas depositadas en su propio oficio,
consideran relevante tanto la situación de estabilidad laboral, en el caso de los
suplentes, como contar con el apoyo de la dirección institucional, para que avale su
tarea y posición.
Desde esta perspectiva, cuando la institución revaloriza estos aspectos y los sistematiza
como recursos institucionales visibles que pueden ser socializados y replicados,
colabora en la co-construcción del oficio de preceptor en los nuevos escenarios
educativos.
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BIBLIOGRAFÍA
Balardini, S. (2005): “De los jóvenes viejos a la juvenilización del mundo. Jóvenes,
juvenilismo cultural y adultismo político”. En Seminario Internacional La Escuela Media
hoy. Desafíos, debates, perspectivas. Abril, Huerta Grande, Córdoba, Argentina.
Recuperado de la pagina www.me.gov.ar en noviembre de 2011.
Bleichmar, S. (2011). La construcción del sujeto ético. Buenos Aires, Argentina. Editorial
Paidós.
30
Marc, E. & Picard, D. (1992). La interacción social. Cultura, instituciones y comunicación.
Buenos Aires: Paidós.
Morin, E. (2000). El desafío del siglo XXI. Unir los conocimientos. La Paz: Plural Editores.
Perrenoud, P. (2005). El oficio de los alumnos les pertenece. El trabajo escolar, entre
prescripción y actividad real. Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación. Unversité
de Ginebra.
Terigi, F. “Los desafíos que plantean las trayectorias escolares”. En: Jóvenes y
docentes. La escuela secundaria en el mundo de hoy. III Foro Latinoamericano de
Educación. En Buenos Aires, los días 28, 29 y 30 de mayo de 2007. Fundación
Santillana.
Urresti, M. (2008). Ciberculturas juveniles. Los jóvenes, sus prácticas y sus representaciones
en la era de internet. Buenos Aires: La Crujia Ediciones.
31
FUENTES DOCUMENTALES
M.E.C (2016). Aportes para re – pensar las intervenciones del preceptor en la escuela
secundaria inclusiva. Subsecretaría de Promoción de la Igualdad y Calidad
Educativa. Gobierno de Córdoba, República Argentina.
M.E.C. (2014). Más confianza en las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes. Propuestas
de trabajo en la escuela y con la comunidad. Subsecretaría de Promoción de la
Igualdad y Calidad Educativa. Gobierno de Córdoba, República Argentina.
M.E.C. (2014). Buen clima institucional que favorezca los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Propuesta de trabajo en la escuela y con la comunidad. Subsecretaría de Promoción
de la Igualdad y Calidad Educativa. Gobierno de Córdoba, República
Argentina.
M.E.C. (2014). Mejora en los aprendizajes de Lengua, Matemática y Ciencias. Una propuesta
desde el desarrollo de capacidades fundamentales. Subsecretaría de Promoción de la
Igualdad y Calidad Educativa. Gobierno de Córdoba. República Argentina.
M.E.C. (2014). B: Más tiempo para aprender con otros, menos tiempo de aprendizaje
solitario. Mayor tiempo en la escuela y en situación de aprendizaje. Propuestas de
trabajo en la escuela y con la comunidad. Subsecretaría de Promoción de la
Igualdad y Calidad Educativa. Gobierno de Córdoba. República Argentina.
Diccionario
http://www.buscapalabra.com/definiciones.html?palabra=acompa%C3%B1ar#result
ados
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ANEXO
Departamento Calamuchita
Instituto “Dr. Dalmasio Vélez Sarsfield”, La Cruz.
Departamento Capital
I.P.E.M N° 115 “Domingo Faustino Sarmiento”.
I.P.E.M N° 123 “Blanca Etchemendy”.
I.P.E.M N° 176 “Granadero José Márquez”.
I.P.E.M N° 311.
I.P.E.T N° 351.
Departamento Colón
I.P.E.M N° 130 “Raúl del Llano”, Villa Allende.
I.P.E.M N° 161 “M. Dorrego”, Anexo Mi Granja.
I.P.E.T N° 317 “San José de Calasanz”, Mendiolaza.
Departamento Cruz del Eje
I.P.E.M N° 45 “Dr. Ernesto Molinari Romero”, San Marcos Sierras.
Departamento General Roca
I.P.E.M N° 274 “Lucio V. Mansilla”, Huinca Renancó.
Departamento Punilla
I.P.E.T N° 84 “Jorge Vocos Lescano”, Tanti.
I.P.E.M N° 365 “Dr. René Favaloro”, Villa Carlos Paz.
Instituto de Enseñanza Secundaria “General San Martín”, La Cumbre.
Departamento Río Cuarto
I.P.E.T N° 259 “Ambrosio Olmos”, Río Cuarto.
Departamento San Alberto
I.P.E.M N° 285 “Anexo Ciénaga de Allende”, Ciénaga de Allende.
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EQUIPO DE TRABAJO
Elaboración
Valentín Delgado
Mónica Fornasari
Laura Romera
Carlos Rosales
Colaboración
Federico Ávalos
Elizabeth Maidana
Nicolás Scheifler Grieve
Revisión de estilo
Luciana Trocello
Diseño gráfico
Laura González Gadea
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Secretaría de Educación
Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa