Manual de Ética
Manual de Ética
Manual de Ética
ÉTICA GENERAL
I.1. Definición de la ética
Por eso nuestros valores éticos no deben fundarse en mitos, rumores o imágenes,
sino en conocimientos racionalmente fundamentados. También en Aristóteles
encontramos la misma definición de ciencia como "conocimiento demostrativo". Se
trata de un conocimiento por causas, que es capaz de determinar por qué un
objeto no puede ser diferente de lo que es. Es un conocimiento que no se limita al
plano de los hechos, sino que intenta explicar las causas y el porqué de esos
hechos. Por tanto, la ciencia tiene como objeto lo necesario y no lo accidental.
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I.3. DIFERENCIA ENTRE MORAL Y ÉTICA
¿Qué es ética y que es moral? ¿Son lo mismo o hay que hacer distinciones entre
ellas? Hay mucha confusión acerca de esto.
Sucede que esas costumbres (moral) forman el carácter (ética) de las personas.
Winnicot, continuando a Freud, estudió la importancia de las relaciones familiares
para establecer el carácter de las personas. Éstas serán éticas (tendrán principios
y valores) si han tenido una buena moral (relaciones armoniosas e inclusivas) en
casa.
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Los medievales no tenían las sutilezas de los griegos. Usaban la palabra moral
(viene de mos/moris) tanto para las costumbres como para el carácter. Distinguían
la moral teórica (filosofía moral), que estudia los principios y las actitudes que
iluminan las prácticas, y la moral práctica, que analiza los actos a la luz de las
actitudes y estudia la aplicación de los principios a la vida.
Mi buen amigo –dice Sócrates–, siendo ateniense, de la ciudad más grande y más
prestigiada en sabiduría y poder, ¿no te avergüenzas de preocuparte de cómo
tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los mayores honores, y, en
cambio no te preocupas ni interesas para nada por conocer el bien y la verdad ni
de hacer que tu alma sea lo mejor posible? Y si alguno de vosotros lo pone en
duda y sostiene que sí se preocupa de eso, no le dejaré en paz ni seguiré
tranquilamente mi camino, sino que le interrogaré, le examinaré y le refutaré, y si
me parece que no tiene ninguna virtud (areté), sino que simplemente la aparenta,
le increparé diciéndole que siente el menor de los respetos por lo más respetable y
el respeto más alto por lo que menos respeto merece.
La moral suele ser inseparable de las costumbres humanas, las cuales dependen
de la época, el clima, la región geográfica o de cualquier evento circunstancial. En
este sentido, la moral es cambiante y relativa a determinadas prácticas culturales.
El hombre generalmente se halla determinado por los valores de la sociedad en
donde vive, y por eso considera que las conductas acertadas son las que se
amoldan con esos patrones. Incluso en un caso tan controvertible como el aborto,
llama la atención que las mujeres de los países cuya práctica es legal suelen
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padecer menor remordimiento que en aquellos en que es ilegal e inmoral.
Usualmente, el influjo que ejerce la sociedad sobre sus miembros siempre es
mayor que el esfuerzo por educar a cada nueva generación de acuerdo con su
propio y verdadero sentido. Así, la estructura de toda sociedad descansa en las
leyes y normas escritas o no escritas que unen y ligan a los individuos. De esta
manera, la moral es lo que no es diferente dentro de toda forma de asociación, lo
mismo si se trata de la familia, una clase social, una estirpe o un Estado. El
problema de fondo radica en que el hombre si es un simple ser pasivo que acepta
todos los estándares de conducta que la sociedad le confiere, esta sociedad se
hunde porque por lo general no son los valores más humanos los que prevalecen.
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seres racionales. En este orden de cosas, la ética es una forma saludable de vida
que muchas veces implica apartarse de las prescripciones que imponen los
grupos mayoritarios, en vistas a un desarrollo auténticamente humano.
Los que se hallaban presentes se rieron de aquél, por lo que sabían de la vida
virtuosa y continente de Sócrates, pero éste mismo se puso de su parte: dijo que
todos esos placeres los había tenido en germen, pero que había llegado a
dominarlos por medio de la razón. Por eso la ética es una filosofía práctica que
busca reglamentar la conducta con vistas a un óptimo desarrollo humano. La ética
se propone perfeccionar al hombre en su acción. Aun cuando la ética sea un
conocimiento teórico, es, en última instancia, más importante el resultado de los
actos que mejoren la condición humana, que la más perfecta elaboración
especulativa de principios éticos que nunca se aplican a la vida práctica.
Sin embargo, es necesario saber cuáles son los medios para lograr la meta que
significa el desarrollo de lo genuinamente humano, y por eso se requiere de un
previo conocimiento del hombre (filosófico, científico, histórico y psicológico, entre
otros). En este sentido, si la ética busca alcanzar fines nobles, justos y buenos, los
medios para conseguirlos también deben ser nobles, justos y buenos. Por el
contrario, Maquiavelo asumía que el fin justificaba los medios, los cuales no eran
precisamente de índole ética. Tampoco deben aprobarse medios injustos aun
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cuando el fin a obtener sea el más justo, pues ello encierra un proceso de
corrupción que termina perdiendo de vista el objetivo, o que también puede
convertirse en una máscara de ideologías políticas que legitiman el uso de la
violencia en aras de beneficiar a determinados grupos sociales.
El hombre, como animal que habla y piensa, también está supeditado a los
apetitos, sentimientos, emociones, estados de ánimo, prejuicios o
acondicionamientos sociales y psicológicos, que lo inhiben de promocionar su
dimensión específicamente humana. Por eso se hace indispensable que hagamos
un análisis racional y crítico, el cual reexamine los fines y deberes vigentes, ya sea
para eliminarlos, fortalecerlos o crear nuevas posibilidades. Para ello no es
suficiente la razón por sí sola, sino también un coraje y una tenacidad para
rectificar formas de pensamiento y conducta que la mayoría de las personas, por
costumbre o por temor al riesgo y a la soledad, no estarían dispuestas a cambiar.
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del alma como sede principal, en cuyo terreno crecen la libertad y la
responsabilidad, las obligaciones morales, la virtud desinteresada, la
majestuosidad de la justicia, la superioridad del amor y la conciencia de un Dios
bondadoso y activo, que constituye un modelo para la humanidad. El crecimiento
de la espiritualidad se fomenta en la persecución de causas buenas y nobles, así
como en la disposición para tener una comunión con lo trascendente, practicando
virtudes como la fe, la esperanza, la caridad, la piedad y la santidad.
Físico: Existe una máxima de Juvenal que dice: "mens sana in corpore sano"
(mente sana en cuerpo sano). Se trata de la armonía existente entre un estado
psíquico y espiritual deseables y la buena salud física. Un cuerpo saludable y
robusto favorece la obtención de un mayor vigor moral e intelectual. Como señala
Spinoza, el alma y el cuerpo son dos manifestaciones distintas de una misma
realidad, pues el orden y la conexión de los fenómenos corpóreos corresponden
perfectamente con el orden y la conexión de los fenómenos anímicos. Con ello se
establece un paralelismo o una unidad psicofísica del hombre, es decir, la
indisoluble relación entre los procesos psíquicos y físicos. Como, por ejemplo,
cuando el alma afecta el cuerpo, las angustias, tristezas o traumas producen
alteraciones en el sistema nervioso; o cuando el cuerpo afecta el alma, los
desequilibrios químicos del organismo provocan estados depresivos. Por tanto, a
raíz del vínculo entre el alma y el cuerpo, también debe buscarse el
perfeccionamiento de éste a través del ejercicio, el deporte o la cultura física, la
buena nutrición y evitar todo tipo de exceso. Estas actividades favorecen, sin
duda, la adquisición de virtudes tales como la salud, la belleza y la fuerza física.
Por otra parte, el ejercicio físico no debe convertirse en una moda para cumplir
con un estándar social que establece un tipo de figura que se debe alcanzar, pues
ello significaría vivir en función de lo que dice la colectividad y no de un auténtico
aprecio por nuestro cuerpo.
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enriquecimiento aun en el caso de que no les reconozca validez. También es
alguien que conoce el pasado histórico, con el fin de interpretar mejor su presente
y su porvenir.
1
Aristóteles, Metafísica, 980 a 1.
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Afectivo: El ser humano debe pulir sus emociones no desde una perspectiva
egoísta y utilitaria, sino teniendo apertura hacia las necesidades de los demás. Ser
"afectuoso" significa un conjunto de actos o actitudes que demuestren
sentimientos tales como la bondad, la benevolencia, la devoción, la protección, la
comprensión, la compasión, el cariño, la gratitud, la ternura, la confianza, y se
caracterizan cuando la persona, en una situación dada, "toma cuidado de" o "se
preocupa por" otra persona. En este sentido, el afecto es una de las formas del
amor. Este último puede entenderse, en primer lugar, cuando se da una relación
selectiva entre los sexos y que se halla acompañada por efectos positivos
(amistad, ternura, fidelidad, pasión, etc.). Para ello debe haber un compromiso
personal recíproco y no una simple relación sexual ocasional o anónima, es decir,
debe atenderse a que existe una relación en donde lo que se busca es compartir y
comunicarse en lugar de dominar, y en donde cada uno trata al otro como persona
y no como objeto.
Por eso el vínculo con la belleza puede representarnos una experiencia profunda y
transformadora de todo nuestro ser, permitiéndonos descubrir y comunicar a los
demás una infinidad de significados y símbolos. En este sentido, resulta
fundamental pulir nuestra sensibilidad y relacionarnos con la literatura, la pintura,
el teatro, el cine, la danza, la música, la escultura y la arquitectura. Por otra parte,
la naturaleza representa para nosotros no sólo algo bello, sino también un valor
ecológico que debemos preservar, así como algo sublime (aquello que desborda
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nuestra capacidad de comprensión y que nos hace sentir la dimensión infinita y
divina de la naturaleza).
Nuestro bienestar económico y social nunca debe construirse sobre las espaldas
de aquellos que hayan sido víctimas de la explotación, la miseria y el hambre. Por
eso la aspiración suprema como seres sociales es la de forjar en forma conjunta el
desarrollo de los valores verdaderamente humanos. Ello significa erradicar la
discriminación, el racismo y la xenofobia, pues sólo de esa manera la sociedad
humana puede evolucionar hacia la integración universal. Nuestro destino como
género humano es comprender la gran lección que nos dan otros seres como las
partículas subatómicas, las galaxias, las bacterias o el reino de lo biológico: la
tendencia común a asociarse en armonía y a entablar vínculos de mutua
dependencia. Plegarnos a ello ya no significa sentirnos superiores a nadie, ni
regirnos bajo estructuras políticas piramidales, sino estar facultados para convivir,
aprender y simpatizar con los otros, aun cuando sus formas de vida sean
diferentes de las nuestras.
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estéticas y sociales se desarrollan y perfeccionan a través de la práctica de cada
una de las virtudes y valores mencionados.
La ética tiene como propósito fundamental indagar y explicar los "actos humanos".
Una distinción que realizan los escolásticos es la que se refiere a los actos
humanos y los actos del hombre. De los actos que realiza el hombre, se llaman
humanos solamente los que son propios del hombre en cuanto tal. El hombre se
diferencia de los demás seres irracionales en que puede llegar a ser dueño de sí.
De esta manera, sólo pueden ser actos humanos los que impliquen un dominio del
hombre sobre ellos. Ahora bien, el hombre es soberano de sus actos gracias a la
conjunción de la razón y la voluntad. Cualquier otro acto que no implique la
posibilidad de adquirir un mando racional y volitivo no es un acto específicamente
humano. En este caso se estaría hablando de actos que corresponden con
nuestra naturaleza animal, con sus diversas manifestaciones orgánicas y
fisiológicas.
Por eso la ética tiene como objeto de estudio los actos que se originan de la
concordancia entre la inteligencia y la voluntad, mientras que los procesos físicos
y químicos del cuerpo son abordados por disciplinas como la medicina, la biología
y la microbiología, entre otras. Son actos propiamente humanos los que se
realizan sabiendo o teniendo conciencia de ellos y queriendo por nuestra propia
voluntad hacerlos. En la afirmación "yo amo a Sofía", se trata de un acto humano
porque mi razón y mi afectividad tomaron la decisión de amar a Sofía y mi
voluntad lo puso en práctica. En cambio, si digo "tengo hipo", se trata de un acto
del hombre porque no es algo que depende de lo que pueda hacer o pensar.
Los actos humanos son una ordenación hacia las virtudes y los valores. Por
consiguiente, consideramos que no sólo la razón y la voluntad son los dos
aspectos que caracterizan el acto específicamente humano. Como hemos
apuntado, existen otras dimensiones del ser humano que, con la práctica de
determinadas virtudes y valores, lo perfeccionan de manera integral. Por eso un
acto humano implica también aspectos espirituales, afectivos, físicos, estéticos y
sociales. Asentarse sólo en lo estrictamente intelectual y volitivo conlleva el limitar
y fragmentar la naturaleza humana. Todas las virtudes y valores que se puedan
desplegar en cada una de estas dimensiones, hacen que el ser humano sea el
propio constructor de su personalidad ética, pues no depende para desarrollarla
de otra instancia más que de sí mismo.
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según un punto de partida, un fundamento o una causa. Este principio u origen de
los actos que trata de determinar la ética es siempre "último y racional", al tratar de
ir hasta las raíces más profundas para alcanzar una mejor interpretación de su
significado. Si un hombre comete un crimen, las leyes y el derecho lo castigarán
porque el acto que realizó está prohibido; en cambio, la ética indagará las causas
psicológicas, políticas, sociales, ideológicas, económicas, religiosas, pasionales e
instintivas que impulsaron ese acto. Estas razones últimas significan un criterio
más amplio para juzgar los actos humanos a partir de un análisis exhaustivo.
Por eso la ética recurre y se relaciona directamente con otras ramas del
conocimiento y de la cultura como la metafísica y la antropología filosófica, y de
manera incidental con la religión, el derecho, la psicología, la política y la biología,
entre otras. Un presupuesto básico de la ética es que es autónoma (de autós, sí
mismo; y de nómos, ley), es decir, que no está subordinada a lineamientos rígidos
y tajantes presentes en otras disciplinas, aunque pueda tomar de ellas lo que
juzgue necesario. En este sentido, la ética no puede ser heterónoma (de héteros,
otro; y de nómos, ley), es decir, que sigue al pie de la letra las leyes, normas o
principios dados por otros conocimientos, ideologías o religiones.
La ética debe darse a sí misma, con entera libertad, sus propios principios, aunque
alguna parte de ellos se hayan nutrido con otras formas del saber cultural.
Podemos destacar las relaciones de la ética con otros saberes de acuerdo con los
siguientes aspectos:
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otras. En este caso guarda una proximidad con la "antropología filosófica" (de
ánthropos, ser humano; y de lógos, tratado). La ética, a la hora de regular la
conducta, presupone necesariamente una concepción del hombre y de la esencia
o naturaleza humana. Antes de elaborar una teoría sobre los actos humanos, debe
haber una teoría que responda a la pregunta qué es el hombre y cuál es el sentido
de su existencia. Por tanto, la ética es una teoría sobre la acción del hombre que
lleva implícita la respuesta a la incógnita de "ser hombre". La antropología
filosófica estudia una serie de problemáticas como la existencia corpórea del
hombre, su dimensión social e histórica, la libertad, la felicidad, la muerte como
misterio fundamental de la existencia y la inmortalidad personal, entre otros. En
este sentido, las posibles respuestas a esas preguntas, nos llevan a edificar un
conjunto de valores éticos, religiosos, cognoscitivos, estéticos, volitivos, vitales y
sociales como fin primordial de nuestra vida.
C) Ética y Religión: La ética, aun cuando se nutra con otras ramas del
conocimiento, siempre es independiente al emitir sus puntos de vista. En cambio,
existen una serie de morales de índole religiosa que están subordinadas a
determinadas creencias, ritos y tradiciones. La moral religiosa es el resultado del
acatamiento de dogmas de fe (verdades únicas e inamovibles) y no de una razón
que busca probar y cuestionar las cosas. Por eso se habla de morales religiosas
como "moral judía", "moral cristiana", "moral musulmana", etc., para referirse a un
conjunto de comportamientos consecuentes con lo que la divinidad les ha
revelado; mientras que el término ética se suele utilizar para las morales
racionales o filosóficas, como en el caso de la "ética platónica", la "ética
aristotélica", la "ética kantiana", etc. Tanto la moral religiosa como la moral
racional, pueden diferir o coincidir en sus conclusiones. Lo importante estriba en
reconocer que el hombre religioso cumple con unas reglas que le son dadas por la
religión a la que pertenece, mientras que el hombre que es poseedor de una ética
sigue reglas de conducta que son dadas por su propia razón. En este orden de
cosas, la razón y la fe, a pesar de que son distintas, no son mutuamente
excluyentes. Por tanto, la ética no se cierra a la trascendencia, a la religión y a la
fe. Sin embargo, se permite revisar y cuestionar presupuestos religiosos que no
son consecuentes con un auténtico desarrollo de la naturaleza humana, como
pueden ser formas de culto en donde existan sacrificios humanos, superstición,
intolerancia, fanatismo, enajenación o búsqueda del poder político y económico
usando como mascarada la religión.
2
Kant, Crítica de la razón práctica, I, 1, cap. 3
15
acción coercitiva, como propio del derecho, y el ámbito interno de la intención o de
la conciencia, como propio de la ética. La exterioridad del derecho y su naturaleza
rigurosamente coercitiva suscitan un carácter imperfecto e incompleto de la acción
legal frente a la acción moral.
Hay que indicar que en esta aparente "debilidad" de la ética, puede radicar su
"fuerza", pues los seres humanos actuamos más efectivamente por convicción,
siguiendo valores éticos aprendidos en la experiencia e inculcados mediante una
buena educación, que por la estricta imposición externa.
Pero no basta el uso de los sentidos. Cada vez que una persona capta un objeto,
inmediatamente y en forma natural, aplica una cierta estructura al dato recibido.
Esta estructura, tal como vamos a explicar más adelante, es una especie de lente
de color que proporciona al dato una cierta unidad, un valor y un sentido. De esta
manera, el fenómeno o acto humano percibido adquiere un nombre, es decir, una
estructura que la identifica y la distingue con respecto a otros fenómenos
similares; y el encargado de aplicar esta forma o estructura al dato recibido por los
sentidos es el intelecto humano. Por ejemplo, veo que un individuo toma por los
hombros a una mujer. Si me fijo con detenimiento, ese dato se puede percibir con
diversas estructuras: alguien puede percibir que el hombre está agrediendo a la
mujer; otro que el hombre está acariciando a la mujer; y un tercer observador que
el hombre está apoyándose en la mujer o que el hombre está ayudando a la mujer,
etc. Una observación penetrante logra captar los datos suficientes para aplicar una
estructura completamente adecuada. En el caso concreto aquí descrito, lo que
sucede es que el hombre está saludando por sorpresa a una antigua amiga. La
observación de la conducta humana es un arte especialmente cultivado en las
novelas, el teatro, el cine, la historia, las biografías y, por supuesto, en la realidad
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que nos rodea cotidianamente.
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II. LOS VALORES Y SU SIGNIFICADO
a) El Concepto de Valor
La ética del valor tiene una raíz neokantiana (el deber como fin en sí mismo) y
fenomenológica (considera la experiencia moral como intuición emocional y
material de los valores).
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b) ¿Desde cuáles perspectivas se aprecian los valores?
Algunos autores indican que "los valores no son el producto de la razón"; no tienen
su origen y su fundamento en lo que nos muestran los sentidos; por lo tanto, no
son concretos, no se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el
pensamiento y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y
significado.
a) Características generales
¿Qué hace que algo sea valioso? La humanidad ha adoptado criterios a partir de
los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos
criterios son:
(a) Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son
más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más
fugaz que el de la verdad.
(c) Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las
personas.
(d) Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los
practican.
(e) Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor
conlleva un contravalor.
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(f) Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y
otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales).
21
terminales o referidos a estados deseables de existencia (paz, libertad, felicidad,
bien común).
La clasificación detallada que ofrece Marín Ibáñez (1976) diferencia seis grupos:
Los valores (cada uno de ellos) admiten grados en la forma como se poseen o
viven. En efecto, una persona o una comunidad puede ser más o menos tolerante,
solidaria, laboriosa, etc. (puede ser tolerante siempre, o sólo en ciertos casos, o
con ciertas personas, etc.). Por ello, afirmaciones como "nuestra sociedad es
intolerante" deben ser matizadas. Y, además, existen niveles o jerarquías de
valores.
Los valores de orden superior suelen referirse a los fines (valores finales o
básicos), y los de orden inferior, a los medios (instrumentales o no básicos). De
todos modos, es posible que los valores instrumentales al servicio de fines de
mayor nivel dominen a los valores finales de orden inferior.
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Los valores de nivel superior (aquellos que no ceden a otros valores, y hacia los
que se orientan los valores de nivel inferior, los instrumentales) suelen ser más
permanentes. Los valores superiores son los que nos llevan a ser la persona que
somos; de ahí su permanencia. Pero la firmeza en los valores superiores no es
síntoma de intolerancia.
Esta es una lista abierta, pero indicativa de las causas que llevan a revisiones
importantes en la jerarquía de valores.
Tesis 22: Los cambios en los valores principales provocan otros cambios (a
menudo radicales) en la estructura de valores y en la vida de la persona.
Por el contrario, los valores instrumentales suelen cambiar con más frecuencia y
ser más inestables, pero su cambio, o los conflictos que los afectan, suelen ser
menos traumáticos.
Valores Religiosos
Valores Morales
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Valores Estéticos
Valores Intelectuales
Valores Afectivos
Valores Sociales
Valores Físicos
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Tipo de Persona: Atleta
Ciencia que lo estudio: Medicina
Valores Económicos
Hablar de los valores es una cosa, pero vivirlos es otra historia. ¿Realmente es tan
difícil? La respuesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y
perseverancia, pero no es tan difícil. Con algunos pasos simples podrás lograr que
tu vida, tus acciones y la sociedad tengan como columna vertebral a los valores.
El primer paso para vivir los valores es la conciencia de lo importantes que son.
Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para una convivencia
más sana. Las leyes civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo
elemental para asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no
es suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores van mucho más allá de cumplir
el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas. Por ejemplo, el reglamento
dice que no puedes pasar una luz roja en el semáforo (bastante elemental para no
matarse), sin embargo no dice que en un atasco de tráfico el cederle el paso a una
persona es algo amable, que hace que todos estemos más contentos y que
incluso puede ahorrarnos un percance.
Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de que son vitales, y que son
lo que puede cambiar verdaderamente a una persona, una familia o una nación.
Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que analizar
claramente qué valores son la base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos
clases: los que ya tienes, y los que quieres construir. Para saber cuáles son los
valores. Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente
en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son
fundamentales para ser mejor, para vivir mejor. ¿Cuáles te enseñaron en casa?
¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida? ¿Cuáles sabes que existen, pero no los
vives mucho? ¿Cuáles son los que te gustaría tener? ¿Necesitas investigar más
sobre ellos?
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La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y en una hoja de papel.
Escribe la fecha y traza dos líneas verticales dividiendo la página para crear tres
columnas. (Puedes ver un ejemplo de lo que vamos a hacer aquí). En el lado
izquierdo, en la primera columna, vas a escribir una lista con los valores más
importantes para ti, sin importar el orden o si los vives actualmente, simplemente
escribe aquellos principios que consideras fundamentales.
Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer una lista con los
valores que aprendiste desde niño en casa, los que has aprendido con la vida y
los que has aprendido últimamente pero que no sueles vivirlos.
Ahora que ya conoces tu valores, tus debilidades y lo que quieres llegar a ser,
llega el momento de usar una agenda. Cualquiera puede ser útil (una de escritorio,
de bolsillo, electrónica -una Palm es ideal para esto). En otra hoja, vas a
establecer tres bases de tiempo: anual, mensual y por día. En la base de tiempo
anual escribirás lo que esperas lograr en un año. Los valores concretos que
quieres alcanzar (incluye los que ya vives y los que quieres vivir). De esta lista,
vas a dividirla en una base de tiempo mensual, concentrando un mes para cada
actividad. En la base de tiempo por día establecerás una lista de "Lo que vivo y
debo reforzar" y otra de "Lo que me falta".
Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los valores con su actividad
diaria y hacer una reflexión sobre los resultados.
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cumplirlo. Reflexiona en las razones que te lo impidieron (falta de tiempo, falta de
constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no ocurra de nuevo.
Aquí lo que es importante es que estés avanzando, aunque sea a pequeños
pasos.
4. El examen diario.
Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del día (puede ser en la
tarde o noche -si es en la noche, asegúrate de no estar demasiado cansado-) date
10 minutos para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el día, si estás
cumpliendo tu meta (o metas) diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este
examen es vital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse
perdiendo hasta que te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar de
manera realista y rápida cómo están resultándote las cosas, y propósitos
concretos para hacer algo y vivir tus valores.
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con las metas que propusiste en el Plan Maestro; en la parte superior de las
siguientes columnas escribirás los días con su fecha
Te quedará una tabla como la siguiente (la cual puedes hacerla por semana,
quincena o mensual):
Lun Mar Meri Jue Vié Sáb Dom Lun Mar Miér Jue ...
2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Metas
1.-
5. Mantenimiento
Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha
ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran
avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora mismo haces
tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el
examen y no sigues tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás
olvidado de todo.
Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósito. Esta guía está
hecha de tal manera que te permite analizar y plantear metas de manera
ordenada, y pequeñas acciones para lograrlas. Es mejor hacer una acción
pequeña todos los días, que grandes acciones muy de vez en cuando.
Tu guía es algo personal, sin embargo no dudes en compartirla con otros amigos,
y especialmente que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores te
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vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspectiva de sí mismo o hay
defectos que uno simplemente no ve.
a) La escala bipolar.
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Se trata de dos polos y nada más, el caso más claro es la verdad y la falsedad de
una proposición, en Lógica hemos visto ya el Principio del Tercero Excluso (aun
cuando también puede recordarse la posibilidad de la Lógica polivalente). De la
misma manera, Algunas personas califican a la gente como buena o como mala,
sin ningún punto intermedio. Esta escala en algunos casos es demasiado simple e
ineficaz: la gente advierte con facilidad que entre el blanco y el negro existe una
enorme variedad de tonos grises. Sin embargo, popularmente se sigue utilizando,
así es como se califica a una persona como inteligente o tonta, rica o pobre, guapa
o fea, buen o mal partido. Los niños siguen preguntando si el personaje de la
televisión es de los buenos o de los malos.
La segunda escala considera los dos polos opuestos pero también la posibilidad
de matices entre los dos extremos. Se puede comparar a la escala algebraica que
utiliza el cero y a partir del cual se dan números positivos hacia arriba y números
negativos hacia abajo. El termómetro con escala Celsius es el ejemplo más
sencillo de esta escala, aun cuando también podemos mencionar casos en los
cuales, sin necesidad de números, concebimos los valores de mayor a menor en
una amplia gama que incluye valores positivos y valores negativos.
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Las habilidades deportivas, manuales, artísticas, por ejemplo, admiten una gama
en la cual se pueden concebir personas más valiosas que otras en lo que respecta
a una misma cualidad, aun sin necesidad de introducir números. Lo mismo se dice
en el caso de los juicios que elaboramos cuando calificamos la belleza y otras
cualidades en una película, en la eficacia de un profesor, en la aptitud de un
ingeniero, en la bondad de una madre, etc.
Una característica de esta escala es que promueve siempre el nivel positivo, más
y más cualidades, más riqueza, más belleza, más bondad, mejores calificaciones,
mayores sueldos. En la siguiente escala que explicaremos se promueve un centro
normal entre dos extremos opuestos, tal como explicaremos en la sección que
sigue.
La ventaja enorme de esta escala con respecto a la primera que hemos explicado
consiste en que ahora sí se admiten los matices, lo cual proporciona a la mente
una facilidad para emitir sus juicios de valor y se sale del encasillamiento de la
bipolaridad pura. La desventaja que podemos detectar consiste en que la
aplicación de los números puede ser inapropiada y hasta ridícula en cienos casos
como el amor, la bondad, la belleza. Por tanto, se trata de una escala que sólo en
forma analógica utiliza los matices entre los dos polos, es decir, no se pretende
que los matices sean expresados exclusivamente por medio de números; en
algunos casos es adecuado, pero en otros no.
Esta escala es un poco más sofisticada. Los valores se conciben también como
polos opuestos y con matices, pero el peso axiológico lo tiene el centro de la
escala, no el extremo positivo. Esto se expresa en forma sencilla por medio de la
famosa Campana de Gauss tan utilizada en Estadística. En efecto, se trata de una
curva parecida a la parábola y que en el extremo superior marca el mejor valor,
enseguida baja hacia la derecha y hacia la izquierda y allí se expresan los valores
positivos y negativos, respectivamente. De esta manera se concibe lo normal
como un valor en el centro y lo anormal como valores hacia la derecha y hacia la
izquierda. Los ejemplos son claros: Normalmente mueren al at1o varios miles de
personas en un país dado. Si aumenta ese número nos salimos de lo normal, si
decrece ese número también nos salimos de lo normal. Lo mismo se puede decir
cuando se habla de nacimientos, accidentes, siniestros, ilícitos, etc. Las
estadísticas proporcionan datos muy útiles aun cuando no se asocien con el
mundo axiológico que aquí estamos explicando. Veamos - _ la analogía con los
valores.
El caso más famoso para esta estructuración de los valores está en Aristóteles
cuando explica uno de sus principios morales: "La virtud está en medio de dos
extremos viciosos". Efectivamente: una persona puede ser ahorrativa, esto es una
virtud, pero puede ser demasiado ahorrativa y en ese caso cae en el vicio de la
avaricia, o puede ahorrar muy poco y en ese caso cae en el despilfarro. Lo mismo
se puede decir de muchos casos similares: la valentía es una virtud, y está en el
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término medio entre la cobardía por un lado y la osadía por el otro. Una madre
cuida a su hijo pequeño, pero puede caer en el sobre proteccionismo por un lado o
en el descuido por el otro. En todos estos casos se puede notar que el valor que
se promueve está entre dos extremos viciosos. No siempre es posible aplicar esta
escala, pero los ejemplos dados son suficientes para darle un lugar aparte.
Hay un dicho popular que lo expresa con claridad: "Ni tanto que queme al santo, ni
mi poco que no lo alumbre". Esta idea nos indica que en ciertas cualidades y
actitudes existe la posibilidad de excederse y en ese momento caer en el vicio.
El caso más importante se da en los trascendentales del ser, que (de acuerdo con
la Filosofía tomista) son la unidad, la verdad, la bondad y la belleza (esta última no
se considera en algunas escuelas). Todo ente, por el hecho de existir posee esas
propiedades, que por eso se llaman trascendentales. La conclusión es obvia: no
existen cosas malas ni feas. Pero la mente humana requiere una cierta educación
para saber descubrir la belleza y la bondad de algunas cosas o situaciones que
normalmente se califican con valor negativo. Es así como explican que sólo
algunas personas captan la unidad, la verdad y la bondad de objetos o personas
que normalmente son tratados como adefesios, monstruosos o desquiciados. El
tomismo insiste en que hasta la persona más desquiciada o criminal, de todas
maneras conserva en su ser aunque sea una pizca de bondad.
32
Por otro lado, esta escala del cero absoluto rechaza la actitud exagerada de la
gente catastrofista y de la gente hipocondriaca, que exageran las enfermedades,
que sólo ven lo malo, el peligro, la inminente llegada de la peor noticia: la caída del
peso frente al dólar, el fin del mundo, el peligro del accidente, la exageración de
los síntomas y las enfermedades. En todo ven una señal de un mal inminente. En
estos casos es la inversión de la escala del cero absoluto: todo es malo, el hombre
es malo por naturaleza, espera siempre la peor noticia, si existe la posibilidad de
que algo pueda salir mal, no dudes que saldrá mal.
Por tanto, la hipótesis de que "estamos ante una gran crisis de valores" no debe
ser aceptada sin un cuidadoso análisis de los valores y de los "hechos". Como
tampoco hay que aceptar sin más su contraria, de que "hemos dado un gran paso
al frente al sustituir valores exclusivos, excluyentes e intocables por otros
dinámicos, abiertos y flexible" (una tesis que se escucha con frecuencia, quizás sin
un análisis suficientemente detallado de lo que eso significa). Por ejemplo, una
sociedad económicamente atrasada, rural, cerrada y sometida a graves crisis
potenciales -invasiones, epidemias, hambrunas, etc.- necesita una estructura de
valores muy rígida, y no podría sobrevivir con los que hoy tienen nuestras
sociedades abiertas, democráticas e innovadoras. Desde nuestro punto de vista,
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el cambio de aquéllos a éstos parece un progreso, pero esto no pasa de ser un
calificativo, dado quizás con criterios emocionales.
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III. LA LIBERTAD
III. 1. El Concepto de Libertad
a) La Esencia de la Libertad
Así pues, una persona que actúa libremente puede señalar con claridad cuál es el
motivo de su acción, que es precisamente el valor que lo movió a actuar. Los
valores actúan como móviles o motivaciones internas de la conducta humana. Los
valores tienen una especie de imán o atractivo especial para todo ser humano que
se abre a su comprensión. Estamos hablando, por supuesto, de valores
asimilados y comprendidos como tales, no de valores impuestos por la fuerza. El
papel del educador no es imponer valores, sino proponerlos y develar en qué
consiste esa calidad valiosa.
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en función de un fenómeno también real: los _9ndicionamientos en que vive
inmersa la mayoría de la gente. Veremos más adelante cuáles son los argumentos
de los autores deterministas y cómo se puede argüir en su contra.
El tipo de libertad que nos interesa está íntimamente relacionado con los valores.
En este capítulo estudiaremos algunas relaciones entre libertad y el terreno
axiológico. En primer lugar analizaremos la libertad humana en cuanto
fundamentada en el valor. Si no se da una previa captación de algún valor, no hay
propiamente libertad.
Ser libre no es fácil. Pero la libertad, igual que el amor, ha sufrido un proceso de
degradación que es necesario detectar. No basta declararse libre para sedo
efectivamente. La libertad que ahora estamos explicando requiere una condición
que no siempre se cumple, a saber, la captación, el aprecio y el convencimiento
acerca de uno o varios valores. La libertad se ejerce entonces, en función de esos
valores captados. El hombre elige realizar algún valor o rechazado. La libertad no
existe cuando una persona es ciega para los valores.
Actuar libremente significa inclinarse, adoptar y realizar un valor, o rechazado.
Cuando no existe uno o varios valores en la mente del individuo, su conducta va a
estar orientada, ya no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos,
hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc. Ya
estudiaremos más adelante qué sucede con la moralidad de un individuo afectado
por estos factores mencionados. Por lo pronto, expliquemos la percepción de
valores, que es condición indispensable para el acto libre.
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carácter científico que pueda adoptar. La desventaja del conocimiento conceptual
es el posible alejamiento. Con respecto a los intereses, inclinaciones y mundo
existencial del sujeto que conoce. Los valores así conocidos corren el riesgo de no
ser tratados en serio, de no ser apreciados como tales. En este nivel, una persona
podría conocer perfectamente las tesis de la Ética y al mismo tiempo llevar una
vida deshonesta.
Esto nos explica por qué tratamos en forma diferente a un individuo cuya
comunicación empieza a ser más personal e íntima. Sucede normalmente que con
dicho trato estamos descubriendo su ser y su valor. Ante ese descubrimiento, ya
no es tan fácil la manipulación, la objetivación y el trato mecanizado o
estereotipado que solemos dar al individuo anónimo. Los valores descubiertos en
esa persona nos dan la oportunidad para elegir un trato más adecuado a ella.
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actuar es diferente, tan sólo cumple con algún reglamento o con alguna norma
social, o asiste a un concierto porque quiere agradar a otra persona, o se aprende
la biografía de los músicos clásicos porque quiere obtener una buena calificación.
Sólo cuando descubre el valor de dicho concierto o de dichas biografías, puede
elegir libremente oír el concierto o leer las biografías, independientemente de las
presiones, premios o castigos a que se encuentra sometido.
d) Ahora conviene aclarar que el conocimiento intuitivo de los valores sólo es una
condición para el mérito moral, no es una causa ni tampoco un determinante. De
hecho se dan casos de personas que cultivan valores de alto nivel, pero no por
eso se puede decir que todos sus actos dentro de esa actividad son meritorios. Un
individuo puede conocer el valor de una ciencia y elegidos para sí mismo, pero en
un momento: posterior podría claudicar con respecto a esos valores y elegir en
contra de ellos. Esos nuevos valores, en función de los cuales ha elegido en
contra de los primeros, son los que ahora están en la base de su mérito moral.
Ese mérito dependerá de la calidad de valores que de hecho han funcionado como
motivación de su conducta.
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de manera intuitiva el valor de su área y al mismo tiempo pueden manejarlo en
forma conceptual. Por desgracia, si se trata de un profesor que, frente a sus
alumnos, maneja su tema sólo conceptualmente, ame el riesgo de no influir
axiológicamente en dichos alumnos, si acaso no sabe manejar las técnicas de la
enseñanza y el aprendizaje significativo.
d) Libertad-de y libertad-para.
Las clasificaciones de la: libertad suelen ser muy confusas. En aras de la claridad,
aquí estableceremos una división muy sencilla: libertad de y libertad-para.
De acuerdo con lo anterior, estar libre significa, en primer lugar, no tener cadenas,
lazos, o limitaciones de orden material (como sería el caso de la cárcel) y poder
moverse físicamente. Ésta es, pues, la libertad física o externa.
Lo que se opone a esta clase de libertad son los obstáculos, sean de orden físico
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o de orden psíquico. Cuanto mayor sea la libertad-de, menor es la cantidad de
obstáculos, vínculos y restricciones. A medida que crecen estos vínculos y
restricciones, va disminuyendo la libertad-de. Es importante hacer notar que esta
libertad-de puede disminuir en forma considerable sin menoscabo de la libertad-
para, como explicaremos más adelante.
La conocida fiase: "puedo, pero no debo" está indicando esta doble faceta de la
libertad. "puedo" quiere decir: tengo la capacidad interna para hacer algo. El "no
debo" quiere decir: hay una restricción que voy a respetar. Esa persona es libre en
un sentido, pero al mismo tiempo no es libre en otro sentido.
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Por supuesto, puede darse un retroceso. Es el caso del vicioso o del neurótico que
cada vez pierde más facilidad para percibir valores auténticos, cada vez se vuelve
más defensivo, cerrado y apegado a estereotipos que le quitan espontaneidad y
creatividad.
d) Cuando una persona capta que se van reduciendo sus posibilidades reales,
siempre podrá contar con un par de opciones: decir sí o no ante el único camino
que se le está ofreciendo. Éste es el caso extremó en el momento de la muerte.
Aceptar dignamente la propia muerte es la última oportunidad que tiene el
individuo para manifestar su libertad-para. Cuando se reduce al mínimo la libertad-
de, siempre queda la libertad para.
Existe la libertad humana, cierto; pero no todos los actos ejecutados por el hombre
son libres, ni entre los actos libres, tienen todos el mismo grado de libertad. En
efecto, sólo unos cuantos actos durante el día pueden llamarse verdaderamente-
libres. La gran mayoría es producto del automatismo, y sólo en unas cuantas
ocasiones realizamos una auténtica autodeterminación. Pero esto varía mucho de
una persona a otra. El extremo inferior es el de los que apenas emergen al mundo
de la conciencia en ocasiones especiales, para luego volver a sumergirse en la
modorra del ensueño, la fantasía, el proyecto fácil, la envidia y el resentimiento,
mientras, externamente, todo movimiento se encarga a una especie de piloto
automático que los lleva al trabajo, a su casa, a la diversión, a la conversación con
el amigo. Termina el día, y la corriente ordinaria de la vida ha arrastrado consigo a
un bulto llamado hombre.
41
un nivel de conciencia muy claro, saben manejar sus propios mecanismos
automáticos, pueden modificar los roles utilizados en su vida de una manera
consciente, se responsabilizan de sus emociones y sus pasiones, se hacen cargo
de su propia conducta y de sus consecuencias, toman una actitud creativa, saben
difundir la alegría y la felicidad que proviene de su propia interioridad. Estas
personas son libres en un grado superior y, además, utilizan su libertad en un
sentido correcto.
a) La ignorancia
Consiste en la ausencia de conocimientos porque para elegir- Es un obstáculo a la
libertad porque para elegir algo es preciso conocerlo.
b) El miedo.
42
de ello.
En ciertos casos es urgente saber resistir a los impulsos característicos del miedo.
Por ejemplo, un soldado en la trinchera necesita saber controlar su propia
perturbación para no correr despavorido ante las balas que silban a su alrededor.
En casos extremos, gracias a la fuerza de la voluntad, se puede llegar a
situaciones de franco heroísmo. La valentía no consiste en no tener miedo, sino en
saber controlarse a pesar de él. Los toreros, en momentos de sinceridad,
confiesan que sienten miedo delante del toro; pero, con todo, se plantan firmes y
arrostran el peligro con arte.
Los psicólogos han detectado un tipo especial de miedo que lleva el nombre de
angustia. Se caracteriza porque el objeto que la produce permanece desconocido
para el mismo sujeto. En ciertos casos toma el nombre de ansiedad, y se
caracteriza por un especial estado de nerviosismo que impide o dificulta la
concentración mental, el estudio y la reflexión. La angustia y la ansiedad se dan
con frecuencia en algunos casos de desajuste psíquico y los estudiaremos un
poco más adelante. Por ahora podemos concluir que el miedo, sea que se
conozca o no el objeto amenazante, es un obstáculo que disminuye o anula la
libertad humana.
En general, las emociones, como el odio, la tristeza, la alegría, los celos, la envidia
y el enamoramiento, son respuestas orgánicas (de adecuación o de inadecuación,
de aceptación o de rechazo) por parte del sujeto cuando percibe un objeto afín o
discordante. La emoción llevada a grados extremos recibe el nombre de pasión.
La palabra sentimiento expresa casi siempre lo mismo que la palabra emoción,
cuando se trata de un fenómeno persistente.
En los casos extremos las emociones arrastran por completo al hombre entero,
que pierde todo control de sí mismo y realiza actos de los que fácilmente se
arrepiente unos momentos después. Éste es el caso frecuente de la cólera, los
celos y el odio. Las leyes civiles ya han tenido el cuidado de señalar ciertos
atenuantes en los llamados crímenes pasionales. Sin embargo, en la mayoría de
los casos, el sujeto, advertido por su propia experiencia acerca de la fuerza de las
pasiones, debería estar prevenido para controlarlas en el momento preciso. Una
persona madura y plenamente desarrollada, lejos de arrojar toda la culpa a sus
emociones, se responsabiliza por ellas y asume las consecuencias de la conducta
ejecutada bajo sus efectos.
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Al revés de lo que suele pensarse en los medios puritanos y estoicos, las
emociones y las pasiones son buenas. En su origen, surgieron en el ser humano
como una defensa ante la posibilidad de un peligro inminente. Lo único malo, en
todo caso, sería la pasión desordenada, es decir, la que orienta al sujeto en un
sentido radicalmente opuesto a lo que ordena la recta razón, tema que será
estudiado en un capítulo posterior. En la educación del niño y del adolescente, uno
de los principales capítulos consiste en aprender a controlar las emociones y las
pasiones. Dicho control sabe tomar un camino intermedio entre dos extremos
igualmente viciosos: la represión de ellas y la sumisión
d) La violencia.
La violencia es una fuerza externa, física o psíquica, ante la cual es difícil, o
imposible resistirse. La violencia puede debilitar la libertad del sujeto hasta el
grado de suprimir toda responsabilidad en lo que se refiere a la conducta realizada
en esos momentos. El ejemplo típico es el de la cajera de un banco que entrega el
dinero al ladrón amenazante con una pistola oculta. No por esto se convierte en
cómplice del asaltante. La mujer violada por una pandilla es otro caso por demás
execrable. Generalmente la violencia va acompañada de otros obstáculos a la
libertad, como el miedo, la ignorancia y las pasiones. Sólo en algunos casos, con
suficiente preparación y precaución, es posible disminuir y hasta anular la fuerza
de la violencia.
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No debería utilizarse con tanta frecuencia la etiqueta de "ser neurótico". Lo que
abunda es más bien el síntoma neurótico, "tener un síntoma neurótico", lo cual se
da con bastante frecuencia en la mayor parte de los individuos. Evidentemente, la
frecuencia y la causa de estos síntomas varían de persona a persona.
45
Por lo que respecta a nuestro tema de la libertad y sus limitaciones, ahora
podemos obtener la siguiente conclusión: la defensa de la propia dignidad humana
es una necesidad en todo individuo, y por tanto, allí no hay libertad. El error del
neurótico consiste en identificar su dignidad con algo ajeno a ella. Su libertad-de
ha quedado limitada debido al obstáculo que hemos detectado: un autoconcepto
equivocado. De cualquier manera, el neurótico conserva su libertad-para, y debido
a esto es posible el alivio y la recuperación de una conducta amable y valiosa.
46
IV. ASPECTOS DEONTOLÓGICOS DEL UNIVERSITARIO.
IV.1. Introducción
Por lo que se refiere a este último punto, hay general coincidencia en considerar
que la Universidad debe ocuparse de la enseñanza superior y de la investigación
científica. Y que en el aspecto docente se ha de tender a una transmisión dinámica
de saberes, que despierte la participación activa y creadora del estudiante, de
modo que al terminar la carrera haya adquirido un bagaje suficiente de los
conocimientos básicos y específicos correspondientes a su especialidad,
imprescindible para el ejercicio de su futura actividad profesional, así como hábitos
de estudio, de trabajo intelectual, capacidad para el manejo de las fuentes, y cierta
familiaridad con la adecuada metodología.
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IV.2. Rasgos del universitario
b) Hábito de estudio
Los años universitarios generan el hábito de querer conocer a fondo los temas
acerca de los que se ha de formar opinión. La metodología propia de la
Universidad se basa en estudiar los datos de un problema, reflexionar sobre sus
distintos aspectos, analizar con ponderación los pros y los contras de las posibles
soluciones. La respuesta a una cuestión nueva no se debe improvisar, sino que ha
de ser antes estudiada y para eso se precisa disponer de la información
imprescindible.
c) Rigor crítico
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Por este motivo, el auténtico universitario es difícilmente manipulable, se resiste a
cualquier intento de manejo, de instrumentalización; no se deja influir -y menos
arrastrar- porque sea mayor o menor el número de quienes han adoptado una
determinada postura; no es apto para ser llevado y traído en rebaño de un lado
para otro. De aquí que se le tache en ocasiones de "rebelde".
d) Humildad intelectual
Mas esta desviación no suele darse cuando hay finura de espíritu, cuando se tiene
verdadera perspicacia. Porque el propio rigor científico conduce a hacer patentes
las limitaciones personales, y aun la entera insuficiencia humana.
e) Criterio
Ser hombre de criterio -de recto criterio- es poseer un enfoque y una respuesta
acertada ante las situaciones y problemas de mayor trascendencia, es ser capaz
de encuadrar los hechos y las argumentaciones en unas coordenadas justas, es
tener de las cosas una visión serena, ponderada, real.
f) Actitud consecuente
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inteligencia ya no declina y la adhesión que se ha prestado a esa verdad
descubierta es muy firme y estable.
Esto explica que cuando se está bien convencido intelectualmente de algo, no sea
posible admitir el error sobre aquello; no se puede ceder ni por un equivocado
deseo de complacer, ni por miedo a ser tachado de intransigente. Mucho menos
comprensible sería mantener personalmente una postura en contra de lo que se
sabe es verdadero. La solidez en las convicciones conduce así a ser lealmente
consecuente con ellas, no sólo en la esfera de la adhesión intelectual, sino
también a la hora de orientar la propia conducta.
g) Amor a la libertad
No se puede ser consecuente con las propias ideas, si no se tienen ideas sobre
las cosas. Pero quien es de verdad universitario ha ido adquiriendo criterio sobre
muchas cuestiones, más firme en unas, menos seguro en otras. Y, sobre todo, no
cambia de manera de pensar ante la lisonja, la simple amistad, ni la presión o
amenaza exterior, no se deja comprar por ventajas ni halagos. Solamente cambia
porque los datos y las razones que reciba, con la garantía que le merecen, le
llevan a comprender que estaba equivocado, adquiriendo de este modo una nueva
y más firme convicción.
Esto hace sin duda que el talante universitario confiera a quien lo posee una
mayor independencia, ser mucho más celoso de la libertad y lo es tanto de la
libertad propia, como de la ajena. Se es tanto más libre cuanto con más claridad
se descubre la verdad encerrada en los términos de una elección, cuanto más y
mejor se conoce; y también, cuanto más se descubre lo engañoso de un atractivo
falaz.
Por otra parte, uno se deja llevar por otros tanto más fácilmente cuanto menos
hábito crítico posee, cuanto menos acostumbrado está a reflexionar y decidir por
sí mismo, cuanto más desarmado se halla para darse cuenta de la falsedad de
una razones, de la incongruencia de un planteamiento.
50
contemplada, comprendida o al menos se han de dar motivos merecedores de
suficiente confianza.
Una mente cultivada, como cabe esperar sea la del universitario, ha de ser en
principio más capaz de liberarse de la tendencia egoísta que sólo busca el bien
particular; está en condiciones de apreciar mejor el superior valor del bien común,
de apetecer ese bien más amplio y elevado, que de algún modo es a la vez bien
para él mismo. El universitario, que ha adquirido los hábitos intelectuales, debe
también ser más generoso y magnánimo; y más perspicaz para calibrar el alcance
y la gravedad de los deberes para con el bien común, los que exige la justicia en
los ámbitos individual y social. La nobleza, la lealtad, el espíritu de sacrificio, y
tantas otras virtudes humanas, habrían de brillar más en él, precisamente por su
mayor capacidad para estimar los más altos valores que encierran.
Es razonable, por esto, que el verdadero universitario cuide tantos aspectos que
hacen más grata, amable y beneficiosa la convivencia social: el respeto a los
demás, a sus derechos, a sus opiniones, a su libertad; el trato lleno de
consideración, de delicadeza, de atención; el saber escuchar y esforzarse en
comprender; el estar abierto a gustos distintos de los propios, a temas que a otros
51
interesan; toda una amplia gama de cualidades que se suelen atribuir al hombre
educado y correcto. Y no actúa así solamente por cuanto esto permite una
coexistencia más cómoda, sino por el personal convencimiento de la dignidad de
quienes le rodean, por la íntima consideración que éstos le merecen, porque los
demás no le son indiferentes, sino que le importan, por humana fraternidad.
j) Mentalidad de servicio
52
generosidad a los alumnos, discípulos o colaboradores, en una entrega intelectual
abierta de efectos multiplicadores.
53
1) siendo consecuente con la verdad;
Este modo de comportarse no sólo le viene exigido por la más alta educación que
ha tenido oportunidad de recibir, sino también como algo que la sociedad tiene
derecho a esperar del universitario, ya que esos niveles educativos, con el
especial cultivo de la inteligencia que conllevan, son soportados en cierto modo
por toda la sociedad para que aunque sólo sean seguidos por una parte de ella,
reviertan en estimación de los valores del espíritu y logros científicos y culturales
que a todos interesan.
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V. ÉTICA PROFESIONAL
V.1. La Profesión
La palabra "profesión" se deriva del latín, con la preposición pro, delante de, en
presencia de, en público, y con el verbo fateor, que significa manifestar, declarar,
proclamar. De estos vocablos surgen los sustantivos professor, profesor, y
professio profesión, que remiten a la persona que se dedica a cultivar un arte o
que realiza el acto de saberse expresar ante los demás. Con base en ello, puede
decirse que la profesión es beneficiosa para quien la ejerce, pero, al mismo
tiempo, también está dirigida a otros, que igualmente se verán beneficiados. En
este sentido, la profesión tiene como finalidad el bien común o el interés público.
Es más, nadie es profesional, en primera instancia, para sí mismo, pues toda
profesión tiene una dimensión social, de servicio a la comunidad, que se anticipa a
la dimensión individual de la profesión, la cual es el beneficio particular que se
obtiene de ella.
En tiempos del Imperio Romano a las personas que realizaban hazañas a favor
de la patria, el pueblo les tributaba gloria imperecedera para su nombre. Estos
hombres por otros medios tenían asegurada su subsistencia y no aceptaban
dinero como pago a su labor, solamente recibían los "honores" concedidos por su
comunidad. La fuerza que los movía era el cumplimiento de sus deberes, tanto en
relación con los demás como consigo mismos, en aras de contribuir a la
prosperidad comunitaria.
V.2. La Vocación
La palabra "vocación" procede del verbo latino "voco", que significa llamar o
convocar. La vocación es el llamado que sentimos en nosotros mismos para
profesar un espíritu de servicio en aras del bien universal. En alemán el término
"Beruf" tiene el doble significado de "profesión" y "vocación", lo cual remite a una
concepción religiosa del trabajo en donde Dios le hace un llamado al hombre para
que lo cumpla a través del desarrollo de su profesión. La profesión se basa en el
55
servicio altruista a la sociedad, para que los demás vivan mejor, el mundo
progrese y, consecuentemente, nosotros también progresemos. El que no vive
para servir no ha encontrado su llamado para vivir. Por eso en toda profesión
existe un cumplimiento de deberes, dados por designio divino (sentido religioso), y
como manifestación del amor al prójimo y servicio a los demás (sentido ético). El
predominio de los intereses egoístas, el afán de lucro y la ciega obtención de las
utilidades propias de una categoría social, significan la manera de desvirtuar y
degenerar la profesión.
Resulta injustificado hablar de trabajos serviles, pues todo trabajo tiene una
dignidad inalienable. Por eso en el trabajo concurren dos dimensiones: A) la sub-
jetiva, o sea, el ser humano o el sujeto que trabaja; y B) la objetiva, o sea, la obra
o el objeto producido por el trabajo. Estas dos dimensiones son inseparables e
igualmente importantes. Lo que un niño hace para darlo como obsequio tiene valor
sobre todo porque el niño lo hizo (dimensión subjetiva) y menos por el regalo
mismo (dimensión objetiva).
Por eso la raíz más profunda del trabajo humano es la que procede de su
intimidad, su creatividad y su libertad, para luego proyectarse en la obra que
construye, pues nada hay en el hombre que se parezca tanto a sí mismo como
56
aquello que hace. Antes de realizar un trabajo existe por parte del profesional
esfuerzo, dedicación, amor, diligencia, responsabilidad, preparación académica,
que luego se traducirán en una obra digna de su creador.
Debemos considerar que todo trabajo es digno, merece profundo respeto y tiene
que ser justamente retribuido. Desde el trabajo de limpiar las cloacas hasta el de
Presidente de la República, son puestos útiles e importantes al contribuir al
desarrollo de la colectividad. Desde un punto de vista particular y subjetivo,
sustentado en estereotipos sociales, los diversos trabajos tienen un determinado
estatus y se los aprecia diferente en relación con otras ocupaciones en donde
suele predominar el trabajo corporal; pero desde un punto de vista universal, que
es el de la especie humana en su conjunto, no hay jerarquías en los trabajos:
todos son necesarios e interdependientes. En suma, a través del trabajo cada
individuo, de acuerdo con su vocación y aptitudes, se transforma a sí mismo y a la
realidad existente, proyectándole sus valores humanos. Debe atenderse que el
verdadero sustento de una profesión es la condición de persona. En el momento
en que separamos nuestra humanidad de la profesión es cuando se termina
privilegiando únicamente lo económico y lo material, y engendrándose una
alienación en la que el trabajo se vuelve una mercancía, vendible al mejor postor.
En toda actividad que deshumanice y haga perder los valores inherentes a la
condición de persona, sólo por obtener dinero, tenemos la obligación, como
miembros de la especie humana, de denunciar y rechazar.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por
trabajo igual.
57
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la
dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera
otros medios de protección social.
Artículo 24. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a
una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas
pagadas.[27]
Todas las profesiones implican una ética, puesto que siempre se relacionan de
una forma u otra con los seres humanos: unas de manera indirecta, que son las
actividades que tienen que ver con objetos –como la construcción de puentes y
edificios, la reparación de automóviles, de equipos de cómputo, etc.–, aunque en
última instancia siempre están referidas al hombre. Así, por ejemplo, si un
ingeniero diseña una carretera y se percata de que sus condiciones se prestan
para que ocurra un gran número de accidentes, faltaría a su ética profesional si
autoriza ese proyecto, aun cuando estuvieran de por medio intereses políticos y
económicos.
Otras profesiones se relacionan de manera directa con los seres humanos, como
son los casos de educadores, periodistas, psicólogos, médicos, abogados, etc.
Para estos últimos son más evidentes las implicaciones éticas de su profesión,
puesto que deben dar un trato hacia los demás de persona y no de objeto. La ética
de cada profesión depende de los deberes o la "deontología" que cada profesional
aplique a los casos concretos que se le puedan presentar en el ámbito personal o
social. La deontología es el estudio o la ciencia de lo debido (del griego: to déon,
lo necesario, lo conveniente, lo debido, lo obligatorio; y de lógos, estudio o
conocimiento). La deontología es un conjunto de comportamientos exigibles a los
profesionales, aun cuando muchas veces no estén codificados en una
reglamentación jurídica. En este sentido, la deontología es una ética profesional
de las obligaciones prácticas, basadas en la acción libre de la persona, en su
carácter moral, carentes de un control por parte de la legislación pública. El fuero
interno es el único tribunal que sanciona las acciones que son impropias dentro
del marco ético de la profesión. La deontología es el cumplimiento de los deberes
que a cada cual se le presentan según la posición que ocupe en la vida, y que
están dados por el grado de compromiso y conciencia moral que se tenga con
respecto a la profesión. La indagación y el acatamiento de los principios
deontológicos significan dirigirse por el camino de la perfección personal,
profesional y colectiva.
Existen también una serie de normas cifradas en un código de ética, que están
supervisadas por un colegio profesional respectivo. Muchos de esos principios
pueden resumirse en los siguientes: guardar fidelidad a la institución o al patrono
que suministra el trabajo; dirigirse a los colegas con respeto y consideración,
58
evitando la competencia desleal; actualizarse con los conocimientos propios de su
disciplina; guardar el secreto profesional; no sacar provecho de la superioridad del
puesto para manipular o chantajear a otros; etc.
a) INTRODUCCIÓN
b) MARCO CONCEPTUAL
59
se debe contribuir solidariamente el reencuentro de nuestra identificación con los
valores que propicien una vida digna, justa e igualitaria, pero también se debe
estar convencido del compromiso que se contrae al recibir la investidura que
acredita para el ejercicio profesional.
Puede y debe ser propósito esencial de los Colegios de Profesionistas tener una
presencia gremial en el ejercicio de las profesiones, capaz de contribuir a que se
realicen como una expresión fructífera de los más altos valores morales y sociales.
Los profesionistas agrupados en Colegios y desde la ascendiente social y moral
que éstos tienen en los ámbitos de cada una de las profesiones, deben propiciar
que su ejercicio se desenvuelva en planos morales elevados y con plena
observancia de las normas legales aplicables.
De esta manera, el don del raciocinio permite al hombre sujetar sus impulsos
instintivos a través de la observancia de ciertas normas de carácter social, cultural
y legal. La observancia de normas implica que el hombre regule su conducta
mediante el respeto a lo que considera deseable y conveniente que sea al deber
ser.
Este deber ser, que preside la vida de los hombres civilizados se ramifica en
diversos códigos de conducta pertenecientes a diferentes sistemas de normas
legales o jurídicas y normas éticas o morales, dependiendo del sistema normativo
al que se pertenezcan.
No es este el caso de las normas éticas que deben regir en otros ámbitos de la
actividad humana.
60
ética depende exclusivamente de la voluntad de quién se ha impuesto por sí
mismo, por autoconvencimiento, el deber de cumplirla. La voluntad es del todo
autónoma y no hay quien pueda imponer su cumplimiento.
I. DSPOSICIONES GENERALES
Artículo 1°.- El presente Código orientará la conducta del profesionista en sus
relaciones con la ciudadanía, las instituciones, sus socios, clientes,
superiores, subordinados, sus colegas y consigo mismo, el cual será
aplicable en cualquier actividad profesional
61
el ejercicio de su profesión, salvo los informes que le sean requeridos
conforme a la ley.
62
III. DE LOS DEBERES PÁRA CON SUS COLEGAS
63
Artículo 21°.- El profesionista debe limitarse a mantener una relación
profesional con sus clientes.
64
Artículo 28°.- El profesionista debe mantenerse actualizado de los avances
científicos y tecnológicos de su materia a lo largo de su vida para brindar un
servicio de calidad total.
65
Artículo 37°.- El profesionista debe poner a disposición del gobierno sus
servicios profesionales cuando ocurran circunstancias de emergencia.
TRANSITORIO
El presente Código de ética entrará en vigor el día______de_____de ______
En caso de duda o conflicto en la interpretación o cumplimiento del presente
Código de Ética, éstas se resolverán de conformidad con lo que disponga la Junta
de Honor y Justicia del propio Colegio
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JURAMENTO
P rotesto por mi honor, poner todos mis conocimientos y experiencia al
servicio de quien me lo solicite, en beneficio de la sociedad y la nación entera
cuando las circunstancias así me lo exijan.
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ANEXO I: EL ACCIDENTE
1 — ¿Bueno?
2 — Hola má. Oye, hablo para pedirte un permiso
3 — ¿Permiso para qué?
4 — Pues mira, estábamos acá cenando en las hamburguesas cuando nos
llamó Yoyis para invitarnos a una fiesta en su casa.
5 — ¿Vas con Javier y Miguel?
6 — Sí, má. Mira, la fiesta es para festejar su cumpleaños. No llegaría
muy tarde a casa.
7 — ¿Pero te trae Javier, verdad?
8 — Sí, má.
9 — Bueno, hijo, ándale, ve a tu fiesta. Nada más cuídate mucho, eh.
10 — Sí, má, no te preocupes. ¡Gracias!
La noticia dejó a Margarita totalmente paralizada. Nada pudo haberla preparado para un
dolor tan grande. ¿Cómo era posible que hacía apenas unas horas le hubiera dicho a su hijo
que se cuidara, y ahora ya nunca más pudiera hablarle? ¿Que había sido un accidente?
¿Tenía que presentarse a reconocer el cuerpo?
Los hermanitos de Lalo, Laura y José, de 12 y 9 años respectivamente, no sabían qué le
pasaba a su mamá, pero intuían que era algo malo. Su mamá no se atrevía a verlos. ¿Cómo
iba a decirles que su hermano mayor había muerto?
Margarita vivía sola desde hacía un par de años. Tenía 45 años y hacía 2 se había
separado de su esposo, quien murió poco tiempo después. Ella era la encargada de una
tienda de zapatos en el centro de la ciudad, y con eso apenas le alcanzaba para mantener a
su familia.
Al colgar el teléfono llamó inmediatamente a su compadre Roberto. Él era perito en
la delegación Azcapotzalco y se ocupaba de tomar fotos a las víctimas de deceso en la
delegación. El compadre, impactado por la noticia, aceptó ir a tomar fotos —aunque no era
su jurisdicción— ; eran las 9:30 pm.
8 de septiembre 20:15 hrs.
Lalo se dirigía con Javier y Miguel a una fiesta a la que los habían invitado. Javier y
Miguel eran hermanos. Acababan de cenar y estaban contentos por la invitación, que había
salido de pronto. Javier iba manejando un auto compacto que les había prestado su papá.
Todos los nombres y apodos han sido cambiados para proteger las intimidades de los
personajes.
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Los tres jóvenes decidieron que la mejor ruta era ir por el Eje Central. Javier circulaba por
el carril de extrema izquierda, cuando en el retrovisor vio que una camioneta se dirigía a
gran velocidad en el mismo carril. Como Javier no se quitó, la camioneta con vidrios
polarizados tuvo que frenar de golpe. A Javier no sólo le echaron las altas, sino que el
conductor de la camioneta los insultó con el claxon. Javier siguió su camino un poco
asustado, dejando la Suburban atrás. Unas cuadras después la camioneta comenzó a pegarse
mucho a la defensa del pequeño auto donde iban los tres amigos. Asustado, Javier intentó
cambiar de carril y bajar la velocidad, pero la camioneta le dio un golpe directo, no muy
fuerte, pero que sí asustó a los muchachos. Javier aceleró y trató de orillarse, pero la
camioneta era más rápida y se preparaba para otra embestida.
Espantados, los dos jóvenes escaparon a toda prisa. Un vecino llamó a la ambulancia, y
a la policía. Al llegar las patrullas, tomaron la declaración del dueño del coche chocado y de
otros testigos del siniestro. Todos estaban horrorizados e indignados. Javier estaba bañado
en su propia sangre y tuvo que ser llevado al hospital enseguida. Miguel tampoco daba
señales de vida.
La patrulla tardó un buen rato en llegar. El dueño del coche que estaba estacionado y al
que le chocó la camioneta, llamó a su seguro. Estaba precisamente hablando con el
ajustador, cuando vio aparecerse a uno de los jóvenes que conducía la camioneta. Vio que
éste se apalabraba con un policía. Algo le dio, pues le permitieron acercarse a la camioneta,
sacar unos papeles y nuevamente huir. En cuanto lo reconoció, le dijo al ajustador y alertó
al policía.
—Mejor ni se meta, señor —le dijo el oficial—, ¿para qué quiere tener problemas si lo de
su golpe lo paga el seguro?
— Así nosotros ya no podemos hacer nada señor, cuando la policía se mete, nosotros no
podemos llegar a ningún lado —le dijo el ajustador.
10 de septiembre
En la casa de Margarita se estaba rezando el novenario por la muerte de Lalo,
cuando a la mitad de éste tuvo que salir. Tenía cita en el Ministerio Público para darle
seguimiento al caso de Lalo. Al llegar a la delegación el agente del Ministerio Público, sacó
un fólder con una hoja que describía la muerte de Lalo como accidente. En el expediente no
había fotos, ni estaba el informe del peritaje. Sólo había una hoja. Margarita preguntó
dónde estaba la información que faltaba y por qué el informe tan escueto que había ahí
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decía que había sido un accidente. Apenas ayer el expediente contaba con las declaraciones
escritas de los testigos, además de las fotografías del perito de la delegación. El agente se
molestó por sus observaciones, pero aseguró que esa era toda la información que existía.
Más aún: le dijo que el informe estaba terminado, y que se declaraba el asunto como un
accidente vial.
Margarita se indignó de lo que estaba escuchando, y le reclamó al agente la poca
sensibilidad y actitud de prepotencia que tenía. ¿Cómo era posible que el asesinato de su
hijo lo despachara como un mero accidente? El agente sonrió y le dijo: Hágale cómo
quiera. Más tarde averiguaría que los jóvenes sobornaron también al agente del Ministerio
Público y a otros burócratas de la misma agencia.
La búsqueda
Margarita sabía que no había sido sólo un accidente. La noche en que fue a
reconocer el cuerpo, tuvo la oportunidad de platicar con uno de los vecinos quien le relató
lo que vio. Ella sabía de los dos jóvenes alcoholizados que bajaron de la camioneta y que
huyeron. Ella sabía que había sido un asesinato y no un accidente.
Margarita sabía que si habían extorsionado al agente del Ministerio Público, éste no
iba a contestar nada. Así que salió directamente a las instalaciones de una radiodifusora
importante con el fin de exponer su caso, y denunciar los hechos que vivía.
En la estación de radio se interesaron por su caso, y le dijeron que lo único que
podían hacer era exponerlo en público. Ellos empezarían sus propias investigaciones y
tardarían unas semanas en darle su respuesta. Margarita hizo su denuncia, sin saber ya por
qué medio buscar justicia.
Se dirigió entonces a la Comisión de Derechos Humanos, la cual también prestó
atención. Los abogados tomaron nota de lo que había pasado, pero le dijeron que su caso
tardaría un poco pues había que hacer investigaciones y entrevistar a muchas personas,
entre ellos al agente del Ministerio Público.
Desesperada, Margarita no sabía qué hacer. Ya todo lo que estaba en sus manos lo
había hecho. Entonces fue a visitar a la mamá de Javier y Miguel para ver cómo estaban.
Javier estaba en estado de coma. Su hermano menor había sufrido serios golpes en la
cabeza y los doctores no se atrevían a hacer un diagnóstico de cómo quedaría de sus
facultades mentales. La mamá estaba desolada. No sabían tampoco si podrían procurar
todos los gastos médicos necesarios. Margarita intentó hablar con los padres acerca de la
desaparición del expediente, y de lo que había hecho ella para buscar justicia. A los padres
de los jóvenes no les interesó nada, prefirieron dejar las cosas como estaban para no
meterse en problemas.
—¿Para qué pelear si a mis niños no les devuelven la salud?
—Para que no les pase a otros —dijo Margarita.
—De nada sirve. Prefiero usar el dinero para pagar doctores que para sobornar a un
juez —fue la respuesta del padre.
Después de esta entrevista, Margarita se dirigió con tristeza a su casa. Escuchando
el radio se enteró de que había una instancia del gobierno local encargada de la
investigación a servidores corruptos. Decidió ir al siguiente día muy en la mañana. Estando
ahí, tuvo la oportunidad de exponer su caso al director y éste se mostró indignado. Hizo
algunas llamadas, concretamente al agente encargado del Ministerio Público donde se
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levantó la investigación. Le dijo en voz de mando que recibiera a la Sra. Margarita y le
ayudara en lo que pudiera.
Posteriormente Margarita se regresó a la agencia del ministerio público, pero al
entrevistarse con el “servidor público” encargado, éste le dijo que no importaba a quién le
denunciara lo sucedido, que mejor se olvidara del caso o que le iría muy mal.
Margarita le habló al director y le contó lo que había pasado. El director le dijo que
le hablara en dos horas, cosa que hizo. En ese momento el director le habló al delegado al
que le correspondía esa agencia y le explicó la situación, exigiéndole que actuara. El agente
del ministerio público que había desaparecido la información del expediente fue despedido
y encarcelado. El juez que cerró prematuramente el caso de Lalo fue sancionado y
suspendido. Las fotografías que tomó el compadre de Margarita fueron aceptadas como
evidencia para la investigación. Los vecinos y el dueño del coche aceptaron volver a hacer
las declaraciones.
El caso sigue abierto.
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ANEXO 2: “UN ASUNTO ENTRE COLEGAS”
Cuando tenía 17 años tenía la firme intención llegar a ser un médico renombrada, conocida
por mi calidad, pero por sobre todas las cosas por mi integridad moral. Tenía ilusiones
como cualquier adolescente que se entusiasma y no mide sus propias fuerzas, pero además
tenía la mente muy clara y como en casa me habían enseñado a vivir enérgicamente los
valores, creí que tenía la vida resuelta. Hoy he conseguido lo que en aquellos días me
propuse, aunque confieso que no ha sido gratis, mis responsabilidades a veces me impiden
darme cuenta de lo feliz que soy y lo más duro: estoy sintiendo que me he traicionado a mí
misma.
El origen de mis valores
Soy hija única y eso no es fácil, mi madre ha trabajado siempre y me ha dado todo
lo que ha podido. De mi padre prefiero no hablar, pues es como si no lo tuviera. Los
primeros doce años de mi vida mi mamá y yo vivimos en casa de mis abuelitos. Ahí
vivíamos mi abuelito, mi abuelita, mi tía Andrea, mi mamá y yo.
Mi abuelita estaba al pendiente de la comida y de que la ropa estuviera limpia,
además de la casa. Era como mi mamá durante todo el día. Mi abuelito ya no trabajaba por
su edad y porque su estado físico ya no se lo permitía. Él era una persona muy noble y
comprensiva, platicábamos por horas, yo le decía lo que sentía y él me escuchaba
pacientemente. Era mi mejor aliado; yo podía platicarle mis secretos, mis tristezas y todo lo
que me molestaba de la vida (aunque fueran cosas pequeñas). Él simplemente se reía
haciéndome sentir que era mi cómplice. Yo lo admiraba y lo quería como se debe querer a
un papá, bueno eso digo yo, quizá porque no tuve uno de verdad.
Mi tía Andrea era la directora de la primaria en la que la mayoría de mis primos y
yo, estudiamos. Ella era quien me ayudaba con mis tareas por las tardes y la que me exigía
ser muy responsable en el colegio. Aunque me exigiera tanto, yo sentía su cariño.
El abuelo murió en febrero de 1981 cuando yo todavía no cumplía los diez.
Mi primera edad adulta
En la navidad de 1983, después de la cena en la que estuvieron casi todos mis tíos y
mis primos, mi mamá anunció que tenía una buena noticia: “Ya pagué el enganche de mi
casa y me la entregan en la primera semana de febrero. Así que están todos ustedes
invitados”. Entre risas, felicitaciones y abrazos, lamenté mucho enterarme de esa noticia.
Ahora viviría casi sola. Mi mamá tenía muchas deudas y ahora esto. Seguramente casi no
estaría en casa.
Ella estaba acostumbrada a trabajar desde las siete de la mañana hasta las seis de la
tarde. Yo salía de la secundaria y me iba a casa de mi abuelita a comer. Cerca de las cuatro
yo tenía que irme a mi casa, para hacer el aseo, lavar la ropa que se juntaba, preparar algo
de cenar y esperar a mamá. Después de ayudarle a limpiar la cocina comenzaba a hacer mi
tarea. A veces terminaba muy noche, o muy de mañana, pero siempre hacía la tarea. Mi tía
Andrea me enseñó que las tareas bien hechas son importantísimas para adquirir hábito de
estudio y fuerza de voluntad.
Extrañaba mucho mi vida en la otra casa, sobre todo al abuelo, pero sabía que todo eso era
imposible de volver a vivir. Mi mamá y yo no teníamos mucha comunicación, posiblemente
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porque ella trabajaba mucho y llegaba agotada, tal vez me seguía viendo como a una niña y
por eso no me platicaba sus cosas, pero siento que pudimos ser mejores amigas. Total, yo la
quería mucho y sabía cuánto se sacrificaba por mí, sólo faltaba disfrutar más de nuestra
compañía.
La elección de universidad
Durante el verano del 87, cuando terminé el penúltimo año de la prepa comencé a
investigar en las distintas universidades los costos y los planes de estudio. Yo sabía desde
niña que lo mío era ser doctor, ahora sólo faltaba saber de cuál universidad. Busqué en tres
o cuatro y la verdad es que me percaté de que mi madre no podía pagar una escuela
particular. Qué lástima. Yo recorría cada una de las universidades por todos sus rincones y
preguntaba todo sobre ellas; me ilusionaba la pequeña esperanza de que mi mamá me dijera
que de alguna forma ella me la pagaría.
Al cabo de dos semanas me dirigí a la Universidad Autónoma, la que pertenece al
Estado y no cobran más que una cuota anual de recuperación. Me dieron ficha para
presentar examen de admisión y me dijeron que tenía que pagar doscientos pesos el día de
la entrega de documentos. Le platiqué a mamá todo este asunto. Ella me explicó que
aunque pudiera intentar pagarme una universidad privada y yo consiguiera beca por mis
buenas calificaciones, era un alto riesgo: “Mira Susy, yo qué más quisiera, y de verdad que
puedo intentarlo, pero nadie sabe... Dios no lo quiera que te falte yo un día o que pierdas la
beca, y entonces sí que te quedas sin estudios. Mejor vamos a inscribirte a la autónoma,
¿sí?”
¿Qué podía yo responderle a mi mamá?, ella hacia lo que podía. Sería injusto
pedirle más de lo que podía dar, o mejor dicho, pedirle más de lo que me había dado sería
una manera ingrata de corresponder a todos sus sacrificios. “Pues ni hablar, Mamá”.
Entonces me apunté para el examen de admisión y me hice a la idea.
Toda una novedad
En agosto de 1988 ingresé a la H. Facultad de Medicina, ¡sí que me sentía adulta!,
con tantas cosas que estudiar, con las labores de la casa, yendo de un lado para otro con
libros y fotocopias. Los primeros días sentí que el cerebro me explotaba de leer y leer, la
carga fue incrementando; sin embargo, sentía que aprendía sobre la salud humana, sobre
cómo curar enfermedades y muchísimas cosas más. Todo esto me hacía sentir satisfecha.
Casi no veía a mi abuelita ni a mi mamá, yo entraba muy temprano y llegaba muy
cansada a casa. Mi mamá tuvo que comenzar a cargar con todas las tareas de la casa. Ahí
fue cuando se dio cuenta de todo lo que yo hice sola por más de cinco años. Los fines de
semana tratábamos de pasar un rato juntas, pero yo comenzaba a salir con Joaquín; y mi
tiempo se disminuía considerablemente. A Joaquín lo conocí desde la preparatoria, pero
nunca fuimos novios.
Aunque sentía estar muy enamorada de él, yo me dedicaba 100% a mis estudios, no
me podía dar el lujo de perder una clase o de hacer el ridículo frente a alguno de mis
maestros. Diario había cosas nuevas que aprender, exámenes por preparar y también
necesitaba descansar.
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Los libros de medicina son sumamente caros y para mi mamá era imposible
comprarlos, bueno algunas veces sí se podía, sin embargo, ahí fue cuando mi tío Víctor me
ayudó. Él también estudió medicina y me prestaba sus libros, incluso me llegó a regalar
algunos, y hasta me compraba alguno que no tenía.
Yo sentía mucho compromiso con la gente que me apoyaba en mis estudios; era
justo que no fallara en mis obligaciones.
Otra persona importante en mi vida
Por otra parte, conocí a Fausto, un compañero de la universidad. Cuando teníamos
que hacer trabajos en equipo para alguna clase, Fausto y yo tratábamos de formar equipo,
ya que me di cuenta de que era muy responsable y eso me agradaba bastante. No se
distinguía por tener muchos amigos ni por ser muy amable, sin embargo era muy destacado
en su desempeño como estudiante.
El padre de Fausto era dueño de unos laboratorios y creo que tenía mucho dinero,
pues vivían en una casa muy bonita en una zona muy exclusiva de la ciudad.
Independientemente de mi noviazgo con Joaquín, yo llevaba una excelente relación de
amistad con mis compañeros de clase, y entre ellos Fausto. A veces comíamos juntos o
cenábamos, ya que las horas de estudio eran una eternidad y en algún momento teníamos
que comer.
Años más tarde, cuando salí del servicio y pensé bien la especialidad que escogería,
el padre de Fausto falleció y él heredó los laboratorios y todo lo que el señor poseía.
Entonces Fausto decidió construir un pequeño hospital y reunir a un grupo de especialistas.
Me propuso unirme a él y hasta asociarme. Yo no tenía dinero para figurar como socia, pero
por supuesto que era atractiva la idea, hoy en día más vale tener un consultorio propio, ya
que la consulta privada es lo que deja lana.
Por estas mismas fechas, Joaquín me propuso matrimonio y acepté, ya que la vida
para mí había sido muy apurada y nunca me procuré más cariño que el de mi familia, pero
en mi familia ya todos eran muy mayores y una tiene que hacer sus propios planes, así que
fechamos nuestro compromiso.
El sábado 24 de septiembre de 1996 fue nuestra boda. Nunca me imaginé estar tan
contenta. Joaquín ha sido un gran hombre durante todos estos años y me siento muy
orgullosa de ser su esposa. Sabía que seríamos una gran pareja.
Mi marido tenía una plaza en el sector público, su sueldo no era gran cosa, por ratos
daba consulta en la clínica de Fausto —en mi consultorio— para ganar más dinero. Yo
ganaba mejor que Joaquín porque terminé mi especialidad en Ginecología y Obstetricia,
por las mañanas yo daba consulta y operaba en un hospital privado —de ahí obtenía la
mayor parte de mis percepciones—, y por las tardes consultaba en la clínica de Fausto.
En lo que respecta al aspecto económico no nos podíamos quejar. Lo único en lo
que no estábamos muy de acuerdo era en eso del consultorio de Fausto. Joaquín nunca
congenió con Fausto porque pensaba que por ser un joven adinerado sentía que podía
decidir cualquier cosa sin pensar en las consecuencias. En una sola palabra lo definía con la
palabra “utilitario”. Y por el otro lado, Fausto prefería “no lidiar” con Joaquín porque
siempre lo consideró un mediocre (aunque no me lo decía desde hacia mucho tiempo). Mi
esposo quería rentar otro consultorio para evitarse la pena de convivir con Fausto.
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Yo estaba tranquila en términos generales. Sé que Fausto no era ninguna “monedita
de oro”, pero a mí me trataba con respeto y sentíamos gran estimación el uno por el otro.
Sin embargo, de tanto que Joaquín hablaba de la mala administración de esa clínica y del
maltrato a varios empleados, comencé a percatarme de que Fausto era muy déspota con los
empleados y eso no me causaba ningún agrado. Si yo no había tenido conflictos con él era
porque yo era la más destacada entre su cuerpo de especialistas.
Pero un buen día, sin que yo estuviera presente, Fausto le reclamó a Joaquín por su
manera de vestir y por su irregularidad en el uso del inmueble. Lo acusaba de “no conservar
la calidad de su hospital”. No puedo decir que Joaquín se distinga por su belleza, pero sí
puedo defender su pulcritud y su buen trato a los pacientes. Esto fue suficiente para que
Joaquín decidiera no volver a pisar ese hospital, su indignación desvanecía su capacidad de
diálogo cuando yo quería arreglar ese tema. Lo entendía pero yo pensaba que nuestra
estabilidad dependía de ese consultorio.
Hasta este momento siguen las discusiones en casa. Joaquín siente que yo no lo
apoyo, a pesar de que él es un médico muy honorable, dice que me he puesto de parte de
Fausto y que él sí que es un aprovechado de las circunstancias.
Soy médico, soy mujer y no me olvido de mi condición humana
Para mayo de 2000 Joaquín y yo nos enteramos de que esperábamos nuestro primer hijo.
Esta noticia sorprendentemente cambió nuestra manera de tratarnos, éramos mucho más
cariñosos uno con el otro. Él en especial me cuidaba más que de costumbre y me llamaba
tres o cuatro veces al día, para saludarme o sólo para saber que estaba bien.
Se puede decir que mi embarazo fue muy saludable, no sentí grandes incomodidades ni
mayores complicaciones. Incluso, como ginecóloga puedo decir que fue un muy buen
embarazo. Me sentía tan fuerte y tan sana que no dejé de trabajar casi como lo hago
normalmente.
Según mis cálculos nuestro hijo llegaría para la tercera semana de febrero
aproximadamente, entonces yo pensaba trabajar hasta enero. Mi mamá, Joaquín y tías mías
me rogaban que dejara de trabajar, o que por lo menos sólo diera consultas, pero que ya no
me exigiera tanto en las cirugías. Les agradecí su preocupación pero de verdad que me
sentía muy entera para continuar trabajando. De algo estaba muy convencida: Mientras yo
gozara de buena salud y mi hijo no estuviera en riesgo, yo seguiría cumpliéndole a mis
pacientes. Ellos me necesitaban porque mi trabajo estaba en permanente contacto con la
vida.
Una de mis pacientes tenía programado su parto para la segunda semana de enero y
necesariamente recurríamos a una cesárea por su edad. Para esas fechas yo también estaría
cerca del nacimiento de mi hijo, por lo que yo no estaba completamente segura de poder
realizar esa operación personalmente, pero sí estaría asistiéndola ya que ella contaba
conmigo porque sentía una profunda confianza en mi calidad. Recuerdo perfectamente que
desde su primera cita ella me dijo: “Doctora, estoy muy nerviosa porque durante muchos
años no he podido tener hijos, y ahora que sé que estoy esperando al primero sólo puedo
dejarme en sus manos y hacer todo lo que usted me diga. Este es el momento más
importante de mi vida”. Valoré profundamente sus palabras.
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¿Acaso estoy en un error pensando que mi trabajo es importante para mis clientes?
¿Debería hacer a un lado mi rol de médico porque estoy embarazada?
Mi ética se pone a prueba
La mañana del ocho de enero teníamos todo listo para la cesárea de mi paciente. Le
pedí al Dr. Gonzaga que participara como cirujano en esta ocasión y yo lo asistiría. Pero no
me sentí del todo bien al llegar al hospital, me faltaba aire y tuve náuseas. De cualquier
modo me preparé para entrar y revisar que todo marchara correctamente. Me sentía fatigada
pero no creí que pudiera empeorar mi estado físico.
La noche anterior habíamos tenido una discusión seria Joaquín y yo respecto al
lugar donde me intervendrían para el parto. No teníamos mucho dinero porque estábamos
pagando renta, las mensualidades del auto, un seguro de gastos médicos mayores y todo lo
que habitualmente se gasta al mes. Él quería atenderme con amigos del hospital donde él
trabajaba —del sector público—, yo prefería que fuera en una clínica particular, y por
facilidad pensaba en que fuera en la de Fausto. Como no llegamos a ningún acuerdo nos
fuimos a dormir muy molestos.
Durante la preparación de mi paciente me vinieron unos fuertes dolores y respiraba
con mucha dificultad. Cinco minutos después de entrar al quirófano se me nubló la vista y
no supe más. Me desmayé. Cuando desperté estaba acostada en la cama de un hospital,
conectada al suero y con un ventilador —para ayudarme a respirar.
Joaquín, que estaba tomándome la mano derecha, me decía que todo estaba bien,
que no me preocupara. Yo necesitaba saber sobre mi bebé. Dormí más de 18 horas y cuando
volví a despertar le pregunté a una de las enfermeras por mi historial clínico, —siempre que
entra uno a urgencias se debe investigar si uno es alérgico a algún medicamento y se asienta
en el expediente. Ahí se describía mi proceso:
Presentaba infección de vías respiratorias alta (faringitis). Ellos debían saber
perfectamente que yo soy alérgica a la penicilina y me preocupaba mucho saber quién me
estaba monitoreando. Pero nadie apareció en el rato que angustiosamente estuve despierta.
En un lapso de pocas horas no supe nada. Alguien mandó a suministrarme
cefalosporinas y me causó una reacción cruzada. Dado que estaba trabajando, les pareció
fácil administrarme antibiótico por vía intravenosa, junto con un anti-inflamatorio y un
mucolítico (para bajar la inflamación).
Debo mencionar que el error de quien me haya medicado de esta manera me
provocó un choque anafiláctico, sé que suena muy raro este término médico y por eso
mejor explico las implicaciones. Probabilidades: 93% de mortalidad, falla orgánica múltiple
(daño en riñones, corazón, hígado, cerebro o pulmones), paro cardiorrespiratorio. Síntomas
esperados: edema, bronco-espasmo y urticaria. Necesitaba un tratamiento urgente para
sacarme de esa situación ya que no sólo corría riesgos mi vida, sino también la de mi hijo.
No podían hacer nada por mi bebé hasta que estabilizaran mis condiciones generales.
Joaquín no dejó de decirme que en cuanto me estabilizara me trasladaría al hospital
donde él trabajaba. Yo le dije que no, que estaba decidida a permanecer en aquella clínica
—la de Fausto. Pero Joaquín ya había hablado con un abogado para demandar la
negligencia de quien resultara responsable.
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Fausto corrió a un pasante, acusándolo de haber cometido el error. En el momento
en el que yo ingresé a urgencias no había doctor de guardia. Joaquín discutió airadamente
con Fausto amenzándolo de meterlo a la cárcel, pues tenía el historial médico y pruebas que
demostraban la mala administración del hospital.
Fausto devolvió la amenaza a Joaquín, él lo demandaría por haber robado
documentos confidenciales de su hospital, por abuso de confianza y por calumnias.
En este momento en el que estoy por dar a luz, no sé que hice mal. Estoy muy
angustiada porque no sé en qué situación legal quedará mi marido. Espero que mi hijo
nazca bien y que no haya consecuencias de lo sucedido.
Quiero pedirle a Joaquín que retire la demanda en contra del hospital porque sé que
Fausto, por su posición económica, puede perjudicarnos. Pero, ¿qué le responderé a mi
esposo cuando me vuelva a decir que no lo he apoyado? ¿Qué puedo hacer si siempre quise
ser responsable?
Me doy cuenta de que todo esto es la consecuencia directa de la mala ética que
Fausto tiene. Ha sido un hipócrita y ha abusado de muchos empleados. De todo me he dado
cuenta, pero me siento una traidora porque sólo en este momento —cuando yo soy la
perjudicada— estoy juzgando a Fausto.
¿Qué debo hacer en este momento? ¿Cuál sería la mejor decisión?
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”
ANEXO 3: “HURACÁN
“No estoy en la cárcel por asesinato. Estoy en la cárcel porque soy un negro
en Estados Unidos de América, donde quienes ostentan poder sólo
permitirían a un negro ser un bufón o ser un criminal.”
Rubin Carter, entrevista en 1975.
Corría el año de 1966 cuando la carrera del púgil Rubin “Huracán” Carter subía como la
espuma. Al menos dentro del cuadrilátero, pues su condición de negro en Estados Unidos le
seguía haciendo sufrir problemas de racismo. En ese mismo año hubo un triple asesinato en
un bar cercano en donde el “Huracán” había estado esa misma noche. Era el principal
sospechoso de las autoridades. Algunas investigaciones apuntaban a su culpabilidad. Era un
ex-convicto. Era negro.
Catorce años, y tras conocer la biografía del boxeador, un muchachillo decide estudiar su
caso. Tal es su interés y tan poderosas las evidencias que encuentra, que sus esfuerzos
abren de nuevo la investigación.
Antecedentes
Mi nombre es Lesra Martin y estudié derecho en la Universidad de Toronto. Soy litigante
en Vancouver y me sorprendo cuando las personas me dicen que no hay nada que hacer
frente a la corrupción; que los derechos humanos son letra muerta, y que tanto el sistema
judicial como la sociedad son agentes pasivos frente a ésta.
Nací en Brooklyn y viví en un barrio violento y peligroso. Tuve una infancia rodeada de
alcoholismo —por parte de ambos padres—, crímenes, violencia y sobre todo racismo.
¿Había olvidado decir que soy negro? La historia que ahora cuento comenzó hace más de
veinte años.
En 1980 yo tenía quince años y apenas a esa edad estaba comenzando a leer. Iba en una
escuela pública y aunque era analfabeta era el 3er mejor alumno de mi clase. Eso fue lo que
llamó la atención de Terry, Sam y Lisa, quienes llegaron a mi escuela gracias a un programa
de ayuda a gente de escasos recursos. Me sacaron del arrabal donde vivía, me educaron y
ahora son mis protectores y amigos. El primer libro que me regalaron y leí era uno en cuya
portada aparecía un joven negro tras las rejas. El libro se llamaba: El decimosexto round.
Del contendiente No.1 al 45472. Era la biografía de un boxeador: Rubin “Huracán” Carter.
Rubin “Huracán” Carter
Rubin “Huracán” Carter: campeón mundial de peso medio. Leer su biografía fue muy
impactante para mí, pues me identifiqué con muchas de las cosas que el Huracán había
padecido de chico. Rubin tuvo una infancia difícil. Cuando tenía 11 años un hombre blanco
adinerado y viejo se acercó al grupo de amigos de Rubin intentando seducir a uno de ellos
—en ese tiempo era muy común que personas adineradas buscaran cometer ese tipo de
crímenes, pues los niños negros eran presa fácil. ¿Quién le iba a hacer caso a un niño negro
denunciando un abuso sexual de parte de un miembro distinguido de la comunidad? (blanco
obviamente). Rubin defendió a su amigo lanzando una botella de vidrio que le pegó en la
cabeza al acosador. Ambos forcejearon, pero Rubin huyó tras clavarle una navaja en el
brazo. Una semana después lo arrestaron; el policía que lo interrogó —se llamaba Della
Pesca—,aprovechó para amenazarlo y humillarlo por ser negro. Llevaron a Rubin a una
corte para menores y le dictaron sentencia de permanecer en un reformatorio varonil hasta
los 21 años.
Este caso fue basado en la película The Hurricane, Universal Pictures, Special Edition
2000
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En ese violento reformatorio aprendió a sobrevivir, entre peleas y abusos sexuales. Rubin se
escapó dos años antes de cumplir su sentencia. Se enroló en el ejército y se hizo
paracaidista. Superó problemas personales como su tartamudez (por la que lo discriminaban
aún más) y se hizo boxeador profesional. Cuando volvió a su pueblo natal era ya campeón
de peso Welter europeo. En cuanto pisó de nuevo su territorio Della Pesca, ahora
convertido en Sargento, lo encarceló para que cumpliera su condena.
Rubin salió de la cárcel el 21 de septiembre de 1961, tras entrenar mucho para convertirse
en boxeador profesional, y al salir juró nunca más volver a pisar una prisión. Contrajo
matrimonio con una joven de su vecindario, con quien tuvo un hijo, y al siguiente año fue
nombrado púgil del año.
Aún cuando era una figura pública reconocida, sufría por ser de raza negra. Uno de los
ejemplos más escandalosos sucedió el 24 de diciembre de 1964, día en que le propinó una
paliza al entonces campeón mundial de peso medio (Joey Giardello); sin embargo, el
cinturón se lo dieron a Giardello después de una deliberación de 35 minutos. El motivo: un
negro no podía ganarle a un blanco.
En 1966 ocurrió el suceso trágico que llevó a Rubin a la cárcel: Estaba bebiendo en un bar
para relajarse, donde uno de sus fans –John Artis (también negro) – lo reconoce y más tarde
se ofrece llevarlo a su casa (aproximadamente a las 2:30 de la madrugada). Ya
encaminados, una patrulla los detiene y sin interrogarlos, son forzados a acompañar a los
policías.
Después se enterarían que se había cometido un asesinato a sangre fría en otro bar, y se
reconoció a dos negros en un auto blanco como los agresores. Rubin y Artis eran
sospechosos.
Sin decirles la razón por la cual los llevaban detenidos, Rubin y Artis fueron conducidos al
bar donde estaban los testigos, quienes aseguraron que ellos no eran los negros que habían
visto. Posteriormente los llevaron al Hospital St. Joseph para que una de las víctimas los
reconociera, y aunque estaba mal herido aseguró que ni Rubin ni Artis habían sido los
agresores3. En ese lugar estaba el sargento Della Pesca, quien parecía inducir al herido para
que los reconociera. Rubin “Huracán” Carter se dio cuenta que aquel sargento que lo había
discriminado y humillado, quería involucrarlos en el asesinato a como diera lugar.
Ese mismo año juzgaron a Rubin Carter y a John Artis, en un juicio lleno de mentiras y
prejuicios raciales, condenándolos a tres cadenas perpetuas. Cabe hacer mención que el
jurado estaba conformado solamente por hombres blancos.
El encuentro
Al leer su vida y las injusticias que cometieron con el Huracán, vinieron muchos recuerdos
de mi vida y automáticamente me identifiqué con él, pues yo fui y sigo siendo víctima del
racismo. Me dolieron enormemente los prejuicios raciales en contra de los negros y las
injusticias que se cometen cuando alguien no aplica la justicia de igual manera para todos.
¿La policía no está para defendernos a todos?, era frustrante que ellos mismos fueran los
agresores. Me di cuenta que lo que yo había vivido en mi vida era sólo una muestra de los
alcances del odio hacia una raza minoritaria. Aunque son derechos universales la vida, la
libertad y la seguridad de la persona, hay quienes pasan sobre ellos impunemente.
3
Esta víctima murió poco después a causa del atentado contra su persona.
79
Inspirado por su vida e indignado por la injusticia que le habían cometido le escribí al
Huracán. Rubin me contestó, y entablamos una amistad por correspondencia que duró
meses. Después tuvimos un primer encuentro en la cárcel. Esa plática marcó mi vida, y me
impulsó más a encontrar la justicia para ese hombre.
No me enteré hasta después cuántas dificultades tienen los reclusos para recibir visitas
familiares, dificultades que rayan en la humillación. Por ejemplo, desnudan a todos los
presos que reciben visitas y los “revisan” minuciosamente para que no guarden nada. Sobra
decir que los métodos de “buena conducta” que la autoridad administraba no eran sino
golpizas, aislamiento, privación de los alimentos, y cosas innombrables. Me pregunto si hay
alguna justificación para que se les trate así. ¿Es justicia no tratar a los reclusos como
personas? Los delincuentes cometieron un delito, pero ¿cuál es la medida para que la
sociedad pase de la justicia a la venganza? Muchas personas piensan que es más fácil
encerrarlos y olvidarse de ellos, no importando las condiciones en que vivan, pues si son
injustas o deshumanizadas, “se lo ganaron a pulso”.
La investigación
Yo era sólo un muchacho, pero les pedí a Terry, Sam y Lisa que me ayudaran. Ellos no
tenían prejuicios raciales. Dedicamos todo nuestro tiempo y esfuerzos para sacar al
Huracán de la cárcel, comenzando por las investigaciones. Visitamos también a los
abogados de Rubin, quienes nos recibieron desanimados: llevaban ya una década con el
caso del Huracán.
Descubrimos que había personas influyentes e importantes a quienes íbamos a exponer, el
tipo de persona que por un prejuicio no se tientan el corazón para destruir la vida de un
hombre inocente encarcelándolo. En la investigación encontramos todo tipo de
declaraciones falsas e incongruentes con las que se culpaba al Huracán4.
En la cárcel el Huracán volvía a recibir amenazas. En esta ocasión fue el director del
reclusorio quien le aclaró que, en caso de que alguien quisiera hacerle daño, él no podría
protegerlo.
Yo mismo fui amenazado por el sargento Della Pesca, quien ahora había ido en ascenso en
puestos públicos. Como ven, las presiones de las autoridades en turno porque no se supiera
la verdad eran muy grandes5.
Dilema
Reunimos pruebas de corrupción policial y ministerial, de los prejuicios raciales de los
tribunales que juzgaron el caso de Rubin “Huracán” Carter 6, coerción de declaraciones, y
retención y falsificación de pruebas.
4
Aquí mencionamos sólo algunas:
A la hora en la que se llamó para denunciar los asesinatos, Rubin y Artis estaban aún
en el otro bar; sin embargo los policías declararon que había sido antes.
Uno de los testigos que estaba en el bar, declaró esa noche que no reconocía a Rubin
ni Artis como los asesinos. Sin embargo, como tenía problemas con la autoridad, mintió
en el juicio a cambio de su propia libertad.
Patty Valentine —otra testigo—, dijo que el auto en que se alejaban los asesinos era un
Dodge Monaco; sin embargo el modelo que conducía Artis era un Dodge Polaro.
5
Durante nuestras investigaciones sufrimos un “accidente”. Al ir por la autopista
inexplicablemente se salió una llanta y tuvimos un choque fuerte; la intención era
matarnos, estoy seguro.
6
Todos los jurados eran personas de raza blanca.
80
Hubo entonces que hacer una elección difícil, pues si se presentaban las pruebas al Tribunal
Estatal podrían pasar años antes de la resolución; en cambio, si se presentaban al Tribunal
Federal, el juez tendría la oportunidad de rechazar esas pruebas (por saltar al Tribunal
Estatal) y entonces se perderían para siempre. Todo dependía de si el juez se daba la
oportunidad de revisar las pruebas y de su aceptación.
Teníamos miedo, pues ya en los dos juicios anteriores se había chantajeado a jueces,
fiscales y abogados. Todos tenemos derecho a un justo proceso, pero ¿cómo podríamos
confiar en las autoridades estatales si había de por medio la idea generalizada de la
inferioridad de la raza negra?, ¿podríamos confiar nuevamente en las instituciones
judiciales, si no estatales, federales, ante el caso de un negro? No lo sabíamos…
Pero sí sabíamos que de haber justicia, el esfuerzo de civiles comunes y corrientes en busca
de la verdad daría fruto. Comprobaríamos que si la ley busca la verdad sin prejuicios, se
puede ejercer la justicia; y sobre todo, que denunciando la corrupción se puede realizar el
ideal de una sociedad justa. Cualquier persona que deje pasar una injusticia, se hace
cómplice, pues el silencio o la apatía frente a hechos injustos dañan a la sociedad
enormemente. Una sociedad callada y apática frente a la injusticia es una sociedad corrupta.
Conclusión
En noviembre de 1985 se le da la oportunidad a Carter de presentar las pruebas. El juez,
tras revisar las pruebas, le concedió a Carter la libertad inmediatamente. Se reconocieron
los elementos de racismo durante el proceso penal. Se reconoció la corrupción de la fuerza
policial con la que se coercionaron declaraciones y se manipularon pruebas.
Carter fue puesto en libertad.
81
ANEXO 4: “MANDELA”
Aún en la hostilidad de la época y entre los obstáculos, Mandela obtuvo intacto el deseo
que lo convirtió en líder. Sin traicionar sus orígenes, sin defraudar a su gente y sin perder
sus principios luchó hasta acabar con la violencia y la marginación racial. Como guerrero
Xhosa, como caballero inglés, alcanzó la libertad para Sudáfrica.
Rolihlahla y Nelson
Había dos tribus principales en Qunu: los Xhosas y los Mfengu. Éstos últimos se
distinguían por ser los más cultos de la comunidad. Había dos sujetos: George y Ben
Mbekela, dentro de la tribu de los Mfengum que eran íntimos amigos de los padres de
Rolihlahla. Habían recibido educación y profesaban la religión cristiana. Y por azares del
destino lograron convertir a la mamá de Rolihlahla, quien más tarde hizo bautizar a su hijo
en la Iglesia Metodista. También consiguieron que Rolihlahla estudiara en otro lugar,
situación que nunca se había presentado dentro de la tribu de los Xhosas.
Desde los 7 años fue a la escuela primaria; ahí la maestra le dio a cada uno de los chicos un
nombre inglés. A Rolihlahla lo nombró Nelson. Ahí recibió una enseñanza británica con
una negación absoluta de los valores africanos.
Su padre murió y Nelson se convirtió en el protegido del jefe supremo de los Thembu,
quien lo prepararía para el futuro liderazgo. Concluidos sus estudios en la escuela primaria,
fue mandado a la escuela Secundaria Bautista de Healtdown. Influenciado por los casos
que llevaba la gente al jefe Thembu, decidió convertirse en abogado.
Carácter y conocimiento.
Ingresó a la facultad para negros de Fort Hare, donde fue elegido miembro del Consejo
Representativo Estudiantil y más tarde logró ser suspendido por organizar un boicot de
protesta junto con Oliver Tambo. Entonces viajó a Johannesburgo en donde terminó su
licenciatura por correspondencia.
En 1942 ingresó al Consejo Nacional Africano (CNA). En aquel tiempo se armó un grupo
de jóvenes bajo el mando de Antón Lembede. El grupo comenzó con apenas 60 miembros,
entre ellos Nelson y Oliver Tambo. El objetivo del grupo era convertir el CNA en un
movimiento de masas que abarcara a millones de campesinos, obreros y profesionales
negros sudafricanos. A diferencia de la vieja guardia del congreso, los jóvenes
adoptaron un nacionalismo africano radical bajo el principio de autodeterminación.
82
Dos años después fundaron la liga juvenil del CNA, Mandela fue elegido Secretario de esta
liga tres años más tarde.
En 1948 ganó las elecciones el Partido Nacional. En 1949 el CNA hizo suyo el programa
de acción impulsado por la Liga Juvenil de Mandela y sus compañeros, que abogaba por el
uso del boicot, las huelgas, la desobediencia civil y la no cooperación.
Al año siguiente, Mandela fue elegido miembro del Comité Nacional Ejecutivo. Al mismo
tiempo, fue coautor de los documentos del programa del CNA, en donde se buscaba lograr
la plena ciudadanía, la representación parlamentaria directa para todos los sudafricanos, la
redistribución de la tierra, la educación gratuita y obligatoria para todos los chicos y la
educación masiva para adultos.
El CNA inició la “Campaña de Desafío a las Leyes Injustas” en 1952. Como Mandela fue
el encargado máximo de alistamiento de voluntarios en el ámbito nacional y como recorrió
todo el país en pos de ese objetivo, fue generando una bola de nieve que logró captar la
atención de toda la población negra. Esto fue concebido como una campaña de
desobediencia civil de masas, por lo que fue acusado y llevado a juicio. Aunque la Corte
encontró que Mandela y sus compañeros aconsejaran a sus seguidores actuar pacíficamente
y evitar toda manifestación violenta, fue encontrado culpable de contravenir la “Ley de
represión al Comunismo” y se le sentenció con prisión preventiva en suspenso. También se
le prohibió que concurriera a las reuniones políticas y fue confinado a permanecer en
Johannesburgo por seis meses.
Por la ley de segregación racial las autoridades exigieron que trasladaran su estudio varios
kilómetros afuera de la ciudad, en donde los clientes estuvieran imposibilitados de llegar
durante horas de trabajo. Mandela y su socio decidieron desafiar la ley. No sólo el gobierno
quería impedir que ejercieran su profesión, la Sociedad de Abogados de Transvaal le pidió
a la Suprema Corte de Justicia que le quitaran el título de abogado basándose en la Ley de
Represión al Comunismo. El pedido fue rechazado por el juez, quien expresó que Mandela
fue motivado por el deseo de mover a los ciudadanos negros y no había hecho nada malo
para dañar la dignidad de su profesión.
Debido a que estaba prohibido reunirse, el CNA le encargó a Mandela que preparara un
plan de organización para los líderes del movimiento pudieran mantener contacto dinámico
con sus miembros. El objetivo era prepararse contra la contingencia de la proscripción, es
decir, contra las políticas segregadoras y excluyentes, creando poderosas locales filiales
subversivas en la que se pudiera delegar el poder. Este plan fue denominado Plan M.
83
introducción de la educación Bantú. También se opuso a la segregación de universidades
mixtas.
Durante la década de los cincuentas Mandela fue víctima de varias formas de represión,
hasta ser encarcelado. A finales de la década fue uno de los acusados en el “juicio por
traición”, lo que significó un gran costo en su carrera política. Él ejerció su propia defensa
y fue absuelto de todos los cargos.
En 1961 al quedar liberado, pasó a la clandestinidad junto con el CNA. Nelson Mandela se
convirtió e el líder indiscutible de esta nueva época de lucha. Recorrió el país para
organizar una huelga de tres días y consiguió la simpatía de la mayoría negra.
Fue forzado a vivir separado de su esposa y sus hijas, trasladándose de un lugar a otro para
evadir a detección policial. Se disfrazó de obrero, de chofer,…a tal grado que lo llegaron a
llamar el “Pimpinela Negra”. Fue por entonces que, con sus otros compañeros, formó el
brazo armado del CNA “la lanza de la nación”, y él mismo se convirtió en su comandante y
jefe. A pesar de ser un grupo armado, el propósito de este movimiento no era bélico, pero
necesitaban fortalecerse para resistir a la opresión.
En julio, volvió a Sudáfrica y fue detenido bajo el cargo de abandono a su país e incitación
a huelga general. Nuevamente condujo su propia defensa. Recusó al juez aduciendo que el
juicio era conducido por blancos, y por lo tanto no tenía imparcialidad. “Detesto el
racismo. Lo veo como un acto de barbarie, ya sea que provenga de un hombre blanco
o de un hombre negro” fueron sus más emotivas y consistentes palabras. Fue sentenciado
a 5 años de prisión.
7
El apharteid consistió en proponer el desarrollo separando las diferentes razas, bajo la dirección de la raza
blanca, considerada superior. Para mantener su control, los blancos crearon leyes raciales que tocaban todos
los aspectos de la vida social. Así mismo, se llevó a cabo la clasificación racial de los ciudadanos
sudafricanos a parir de tres criterios: apariencia, aceptación social y descendencia. Una persona no podía ser
considerada “blanca” si sus padres no lo eran.
84
No había guardias negros ni prisioneros blancos. Permaneció 20 años encarcelado hasta
1984. Durante estas dos décadas lo trasladaron de cárceles.
En el año de 1985 nuevamente rechazó el ofrecimiento del Presidente Pieter Willem Botha,
de ser liberado a cambio de renunciar a la oposición. Su respuesta fue muy clara e
inteligente: “Los prisioneros no pueden hacer contratos, sólo los hombres libres
pueden negociar”.
La presión internacional contra el apartado del Apharteid era muy grande. Botha no tuvo
más remedio que comenzar a desmantelar el aparato segregacionista y renunció en 1989-
Al renuncia, el CNA declaró al fin la lucha armada. El nuevo presidente, Frederik W. De
Klerk pateó el tablero y en febrero de 1990 levantó la prohibición que pesaba sobre el CNA
y puso en libertad a Mandela, luego de 28 años de prisión.
85
En Junio de ese año, Sudáfrica volvió a ingresar al Commonwealth 8. Torturas y largos años
de prisión habían pasado pero en el corazón de Mandela no había cedido el deseo de ser un
“perfecto caballero negro inglés”.
Nelson Mandela de pequeño había escuchado las leyendas de los Xhosas luchando contra
la oposición del hombre blanco. Por a tradición de su tribu, sabía que no debía defraudar a
sus antepasados, y no los defraudó.
8
Es la denominación por la que es más conocida la Commonwealth of Nations que, entre 1931 y
1946 se llamó British Commonwealth of Nations, asociación de diversas entidades políticas que, de
forma voluntaria, ofrecen una simbólica o real fidelidad a la corona británica.
86
Todavía existe un importante desequilibrio entre mujer y profesión. Es un hecho que ya no
es monopolio del hombre ganar el sustento. Las circunstancias económicas del momento no
permiten que sea el hombre el único proveedor de la familia; sin embargo, sigue habiendo
desequilibrio para la mujer entre trabajo y familia y profesión son factores complejos.
EJERCICIO 1
“¿Desde luego usted sabe que si contrae matrimonio tendrá que dejar la empresa?”,
pregunta el encargado de reclutar nuevos talentos para una compañía regiomontana de
vanguardia. “Desde luego que no, zoquete Tyranosaurio Rex”, piensa para sus adentros la
veintiañera que acaba de derrotar a todos sus competidores varones en las exigentes
pruebas de elección de la compañía. El Tyranosaurio es nada menos que el director de
Recursos Humanos y acaba de adelantar en forma discreta y suave, que lo que sabe, o
debería saber, constituye una flagrante violación a los derechos constitucionales, civiles y
87
laborales de la joven; de hecho, porque lo sabe se ha cuidado de que semejante disposición
decimonónica no aparezca por escrito en el contrato. Se trata de un sobreentendido.
Hasta hace unos 10 años ésa era la política de empleo hacia las mujeres en los bancos más
importantes del país, grandes empleadores de personal femenino. Paulatinamente se ha ido
abandonando ante la entrada masiva de las mujeres al mercado laboral y ante su creciente y
valiosa participación en la educación superior. Sin embargo, en la pujante capital de Nuevo
León ésa continúa siendo la estrategia hacia las mujeres por parte de empresas de gran
peso e influencias nacionales. Se trata de empresas a la vanguardia de la vanguardia, con
los ojos bien puestos en el siglo XXI, convencidas las más de ellas de que su mayor recurso
es la “inversión en el capital humano”.
Empresas que destinan grandes sumas para la capacitación de sus ejecutivos, para la caza
de talentos, y que están seriamente comprometidas con una cultura de de excelencia
empresarial. Pero mientras sigan discriminando a las mujeres, sus miras estarán en el siglo
próximo pero sus pies estarán anclados en el XIX.
¿Por qué exigir que las mujeres dejen la empresa en cuanto se decidan a contraer
matrimonio? Por la misma razón por la que Venustiano Carranza se inclinó por el voto
universal en contra del voto selectivo, restringido a quienes supieran leer y escribir -en la
Constitución de 1917-, pero excluyó de ese universo el voto femenino. A principios de
siglo, “voto universal” significaba solamente el voto de los hombres, y las mujeres flotaban
en algún éter aparte.
En 1997, se cumplen apenas 50 años de que las mujeres empezaron a votar en México a
escala Municipal y 44 de acceder a la ciudadanía plena. Carranza ignoró a las mujeres por
inercia y por costumbre.
88
presentación, no mayor de 25 años, soltera…” La empresa ve a la mujer acompañada de
permisos de maternidad, de ausencias por enfermedad de los hijos, de incapacidad de tres
meses por parto. En suma, en el caso de la mujer, la empresa sólo ve el vaso medio vacío.
¡Que error!
En la actualidad, en México trabajan tres de cada cinco mujeres en edad de hacerlo. Para la
gran mayoría de ellas, el trabajo es una necesidad, no una opción. Una opción económica
de primera necesidad y una opción vital para el desarrollo personal.
En un mundo así, la protección de la maternidad de las mujeres debe asumirse como una
responsabilidad de la sociedad en conjunto. Argumentar que la erosión de los valores
familiares y la desorientación en la juventud se debe a que las mujeres trabajan es querer
refugiarse en un pasado que no volverá.
Lo que procede, en cambio, es proporcionar las mejores condiciones para que la mujer
trabajadora (y ello debe incluir en el futuro derechos de paternidad), ya sea en su condición
de obrera, de empleada de confianza o de ejecutiva, pueda cumplir con sus
responsabilidades de madre y de trabajadora.
El trabajo nos humaniza y estimula a ser mejores. Pule nuestros talentos y nos hace conocer
nuestras fallas; nos exige y nos hace creer, y con ello aumenta la confianza y el sentido de
autovaloración. Una madre que se sabe valiosa por ser creativa y productiva, transmitirá un
sentido más positivo del mundo a sus hijos e hijas. El siglo XXI será, sin duda, el siglo de
la mujer. La empresa que quiera destacar, tendrá que hacerlo junto con ellas.
EJERCICIO 2
1. Las responsabilidades se identifican tanto con las acciones (hacer) como por las
omisiones (dejar de hacer).
Sí No
2. Una de las condiciones que tipifican el nivel de responsabilidad es el conocimiento
de las implicaciones y consecuencias de la acción.
Sí No
3. Cuando alguien actúa bajo amenaza o bajo presión, deja de ser responsable.
Sí No
4. Ser responsable es ser capaz de justificar las acciones propias, de dar razón de lo
que se hizo y por qué se hizo.
Sí No
Síntesis de mi aportación:
89
México y las mujeres que hoy en día tienen entre 20 y 30 años se están enfrentando a dos
grandes temas: el número de hijos a tener y el desarrollo profesional dentro del matrimonio.
El tiempo y los números así lo están demostrando.
Esto no es sorpresa para nadie; con sólo echar un vistazo alrededor, platicar con los padres
o, más aún con los abuelos, podemos comprobar que cada vez nacen menos niños. Las
casas en donde habitan 10 o hasta 15 hijos prácticamente ya no existen. Actualmente se
considera como una familia grande la que es integrada por tres hijos, e incluso hay muchos
que planean sólo el primero.
Según datos del INEGI, en 1976 la Tasa Global de Fecundidad fue de 5.7 hijos por mujer;
10 años después, dicha tasa se redujo a 3.8 por mujer.
“Con sólo tener un crecimiento del 2.1 sería suficiente para equilibrar la balanza de los
jubilados y la de natalidad”. Por lo que a mí me concierne, esta cifra está a tiro de piedra, y
por lo que veo, en el año 2000 la podríamos alcanzar fácilmente.
Dos son los motivos por los que las parejas actuales han decidido tener menos hijos. El
primero es la imposibilidad para soportar los costos que supone tener dos o más hijos; el
segundo, es el costo emocional, de atenderlos. Antes no había que dedicarse a ellos con
tanta preocupación como hasta ahora.
Parece ser que una crisis en la vocación por la maternidad anda rondando entre los
matrimonios jóvenes, debido, por un lado, al miedo económico y sus consecuencias, y, por
el otro, a no poder dar a los hijos la educación que se quería, a no poder guiarlos por el
mundo que se nos viene encima y a no poder dedicarles el tiempo que ellos se merecen.
Además, la mujer que trabaja se enfrenta también a la cuestión de tiempo efectivo dedicado
a los hijos.
Antiguamente, la mayoría de las mujeres tenía que escoger entre su profesión o dedicarse
de tiempo completo al cuidado de los hijos y de la casa. Hoy en día, conozco muy pocas
mujeres que quieran hacer esto último; ahora lo normal es hacer un poco de cada cosa.
90
“Salí de la casa muy temprano, cuando regrese a comer, mi hija estaba en la siesta, tuve que
regresar al trabajo en la tarde y cuando regresé a casa ya estaba dormida. Al día siguiente
me preguntó: “¿Dónde estuviste todo el día? Te estuve esperando”, cuenta una mujer.
Esta situación es muy común y provoca cierta culpabilidad al pensar que, pese a todos los
intentos, no se atiende a los hijos como uno quisiera. Lamentablemente, esta mezcla de
autoexigencia y culpa suelen provocar estrés, frustración, cansancio y mal humor, y los que
cargan con todo esto son los hijos y la pareja.
Así que, es recomendable tomar las cosas con calma y organizarse de tal manera que la
mujer no sólo cargue con el peso y las presiones de la casa y de los hijos, sino también el
hombre. Los médicos, las reuniones del colegio, las clases de karate y de música son
responsabilidad de ambos, no sólo de la madre.
No hay que olvidar que, en lo que se refiere al tiempo para los hijos, más vale la calidad
que la cantidad. No por pasar muchas horas con ellos se les atiende mejor. Lo que pide un
bebe es muy diferente a lo que pide un joven o un adulto. Un niño pide atención afectiva,
así que en la medida en que los padres, y en especial la madre, estén tranquilos y de buen
humor, de esta manera el tiempo dedicado a los hijos será efectivo y no desperdiciado.
EJERCICIO 3
INSTRUCCIONES:
91
A don Antonio López de Santa Anna sus contemporáneos lo apodaban “El quince uñas”; él
prefería, en cambio, que lo llamarán Su Alteza Serenísima. Al dictador no le alcanzaban ni
las manos, ni los dedos, ni las uñas, ni las horas del día, ni el tamaño del tesoro nacional
para saciar su veracidad. A don Antonio de deba por llevarse, descaradamente o por medio
de subterfugios, por las buenas o por las malas, para sí o sus cortesanos, para sus parientes
y sus amigos, y con mucho esmero también para sus galanas, lo que no era suyo, lo que le
gustaba, lo que quería regalar.
En aquel México recién emancipado del tutelaje colonial, todo era provisional e incierto. La
sociedad no sabía muy bien qué hacer con su independencia., con sus gobiernos y sus
tesoros; la de México era una gente desorganizada y dispendiosa, ebria y trasnochada por
los jalones y sobresaltos de constantes guerras civiles, asonadas y levantamientos de de
jefecillos militares, de próceres y caudillos instantáneos. La caída de la producción y el
comercio, la pérdida de la opulencia colonial y el asedio a la integridad por el
ensoberbecido y vecino del norte dejaron sin rumbo y sin fe en sí mismo a los mexicanos.
El santanismo era un pueblo sin entusiasmo por su nación, con muchas ganas de edificar su
futuro. Aquel México –tan parecido al del salinismo y el zedillismo, tan similar el México
perdido, derrumbado y quejumbroso que tenemos ahora- se desorientó de manera que echo
por la borda oportunidades excepcionales de construir una nación fuerte y desperdició un
tiempo precioso. La sociedad sobre la cual gobernaba Santa Ana no supo –o no pudo-
encontrar otro motivo de vinculación con el Estado ni otra relación con sus gobernantes y
con sus líderes que no fuera la corrupción, el relajo, el chisme, el rumor la conjura, la
sedición. Los mexicanos de aquel entonces, como en cierta medida nos ocurre a los de
ahora, se dejaron llevar por la desilusión, por el desengaño y la resignación.
En esos años extraviados y pintorescos que van desde la caída de Iturbide hasta el última
día de don Antonio –jocosamente relatados por Leopoldo Zamora Plaws en su historia
92
novelada de la dictadura de Santa Anna-, México sucumbió a las extravagancias de su
caudillo y a la crueldad de los caciques; estuvo a punto del desmoronamiento y dejó que los
estadounidenses, súbitamente transformados en imperio, pararán sobre él, le arrebataran
parte de su espacio físico geopolítico vital y lo redujeran, de ahí en adelante, a la triste
condición de “patio trasero”.
Don Antonio López de Santa Anna era sin lugar a duda un gran corruptor; sin embargo, la
sociedad mexicana, asentada en la fangosa mezcla de dos culturas con densidad muy
distinta, que juntas no llegaban a cuajar, tenía en su ser y en su entraña todos los
antecedentes culturales patrimoniales de la Colonia, todos los hábitos, los valores y los
estímulos y hasta las instituciones formales e informales con los cuales nutrir el hambre
santanista de corrupción.
La corrupción tiene en México un continuo histórico, un hilo conductor que viene de muy
atrás, de los vestigios combinados de nuestra civilización india, mestiza y criolla. Se
manifiesta de múltiples maneras, unas ominosas y otras benignas; está en los actos más
ruines de nuestros gobernantes y en los gestos más solidarios de la sociedad; el abuso del
poder para fines de lucro, el tráfico de influencias, la “transa”, se manifiesta en la ambición
y soberbia de las autoridades, lo mismos que en la camaradería de los compadres y la
solidaridad de los parientes; forma parte de las grandes decisiones públicas y también de las
infinitas transacciones privadas.
93
adversarios del régimen. Se reprime no a quien ofende, contraviene o conjura contra el
gobernante, sino a quien no se deja gobernar, a quien no tiene precio.
Esa fluidez política de la corrupción es lo que hace ya cerca de veinte años, y por cierto con
muy mala leche, Alan Riding llamó en sus Vecinos distantes, el “aceite y pegamento”del
sistema político mexicano. Gracias al uso, a la diseminación y al fomento indiscriminado,
audaz, imaginativo y muy hábil de la corrupción el régimen pudo incumplir en mayor o
menor medida prácticamente todas sus ofertas revolucionarias, y al mismo tiempo logró
eludir las consecuencias políticas de ese incumplimiento. El régimen logró, en efecto, con
el uso selectivo y ejemplar de la fuerza, reprimir relativamente poco; y con el abuso
indiscriminado y absolutamente discrecional del tesoro público, corromper mucho y
conservar el poder, disgregar a sus oponentes, diluir la inconformidad y contener las
demandas sociales. Debido precisamente a su inmenso valor político y a su muy extensa
base de sustentación cultural y social, la corrupción adquirió en México un carácter
sistémico; es decir, se encarnó, por propio derecho y su propia lógica, en su estructura
institucional del Estado, en su andamiaje jurídico y en la esencia misma de las funciones
públicas.
Del valor político de la corrupción y de su papel como generador del poder corporativo y
reproductor del poder político, se desprende la trascendencia que tiene la jerarquía que
deberá tener la reforma política del país. Cambiar de régimen significa, necesaria e
ineludiblemente, erradicar al menos esas dimensiones político-corporativas de la corrupción
mexicana. Sin ello, cualquier cambio, hasta el más aparentemente espectacular, será
cosmético. Democratizar al país supone, por tanto, dar al traste con la impunidad que se
hermana con la corrupción.
EJERCICIO 4
INSTRUCCIONES: Realiza las siguientes actividades
a. Subraya todas las palabras que no conozcan qué significan y buscalas en el
diccionario.
b. ¿Qué entiendes por corrupción?
c. ¿Cuál crees que sea la principal causa de la corrupción y por qué?
d. ¿Cómo crees que podemos abatir o disminuir la corrupción en México?
e. Realiza una síntesis de todo lo que entendiste de la lectura
EJERCICIO 5
94
INSTRUCCIONES: Contesta las siguientes preguntas, según sea el caso y subraya sí o
no, de acuerdo a lo que consideres apropiado.
1. ¿Cuáles son los tres ámbitos en donde se presenta un mayor índice de corrupción?
( ) Gobierno ( ) El sistema de impartición de justicia
( ) Los ciudadanos ( ) Los medios de comunicación
( ) Las grandes empresas ( ) Las cárceles
( ) Los sindicatos ( ) Las instituciones religiosa
a. Copiar en un examen
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
b. Conservar el cambio de un encargo ($)
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
c. Pasarte un semáforo en rojo
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
d. Conseguir un empleo por influencias
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
e. Tomar dinero de un amigo o un familiar
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
f. Disimular inocencia para obtener algo ajeno
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
g. Llenar documentos con datos falsos
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
h. Inventar tu currículum vitae
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
i. Mentir sin dañar a alguien
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
j. Dar mordida en algún trámite o infracción
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
95
k. No respetar las filas (tortillas, carros, trámites)
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
l. Mentir para conseguir un cargo mayor en un empleo
Aprobación 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Desaprobación
96
BIBLIOGRAFÍA
6. www.arvo.net
7. http://www.uaca.ac.cr/acta/1998nov/rcanas.htm#[16]#[16]
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9. www.eticapractica.gob.mx
10. www.sec-sonora.gob.mx/cordina/Prototipo%20eticap.doc
11. http://www.sep.gob.mx/work/resources/LocalContent/4309/1/images/eticap.doc
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