Comunicacion Preliminar
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Prólogo
- No se consigue aclarar mediante un examen clínico, ya que suele tratarse de vivencias que al enfermo le resulta
desagradable comentar, no las recuerda y ni vislumbra el nexo causal entre proceso ocasionador y fenómeno
patológico.
- Es preciso hipnotizar para despertar los recuerdos de aquel tiempo en que el síntoma afloró, para así evidenciar
el nexo de la manera más nítida y convincente.
-El empalidecimento o pérdida de afectividad de un recuerdo depende de varios factores. Lo que importa es si
frente al suceso afectante se reaccionó enérgicamente o no.
- Reacción: toda serie de reflejos voluntarios e involuntarios que descargan afectos: desde el llanto a la venganza.
Si esta reacción se produce en la escala suficiente, desaparece buena parte del afecto. Si la reacción es sofocada,
el afecto permanece conectado al recuerdo.
- La reacción del dañado frente al trauma sólo tiene un efecto plenamente catártico si es una reacción adecuada.
Pero el ser humano encuentra en el lenguaje un sustituto de la acción; con su auxilio el afecto puede ser
abreaccionado casi de igual modo.
- La abreacción no es el único modo de tramitación que dispone el mecanismo psíquico normal de la persona
sana cuando ha experimentado algún trauma psíquico. Su recuerdo, aunque no se lo abreaccione, entra en el
gran complejo de la asociación, se inserta junto a otras vivencias que acaso lo contradicen, es rectificado por
otras representaciones (ejemplo del choque y el rescate). Así, por medio de unas operaciones asociativas, el
hombre normal consigue hacer desaparecer el afecto concomitante.
- Los enfermos no disponen de estos recuerdos como disponen del resto de su vida. Estas vivencias están
completamente ausentes de la memoria de los enfermos en su estado psíquico habitual, o están ahí presentes
solo de una manera en extremo sumaria. Únicamente si se indaga a los enfermos en estado de hipnosis, esos
recuerdos acuden con la vividez intacta de unos acontecimientos frescos.
- Esos recuerdos corresponden a traumas que no han sido suficientemente abreaccionados.
1. Casos en que los enfermos no han reaccionado frente a traumas psíquicos porque la naturaleza misma del
trauma excluía una reacción (ejemplo: una pérdida irreparable de persona amada), o porque circunstancias
sociales la imposibilitaron o porque el enfermo quería olvidar y adrede las reprimió de su pensar consciente, las
inhibió y sofocó – es el designio del enfermo el que quiere olvidar las vivencias penosas y excluirlas en lo posible
de la asociación.
2. Segunda serie de condiciones no están comandadas por el contenido de los recuerdos, sino por los estados
psíquicos que sobrevinieron las vivencias en cuestión. Como ocasionamiento de síntomas histéricos
representaciones que sin ser significativas en sí mismas, deben su conservación a la circunstancia de haberse
generado en afectos graves y paralizantes como el terror o estados psíquicos anormales. Aquí es la naturaleza de
esos estados lo que imposibilitó reaccionar frente a lo que sucedía – El procesamiento asociativo no se produce
por falta de un vasto enlace asociativo entre el estado de la conciencia normal y el patológico en el que se
generaron aquellas representaciones.
- En ambos grupos los traumas psíquicos no tramitados por vía de reacción tampoco lo hacen mediante el
pensamiento asociativo.
- Las representaciones devenidas patógenas se conservan tan frescas y con tanto vigor afectivo porque les es
denegado el desgaste normal por abreacción y por reproducción en estados de asociación desinhibida.
- Estados anormales de conciencia en los que se generan representaciones patógenas, donde el recuerdo del
trauma psíquico eficiente no se halla en la memoria normal del enfermo, sino en la memoria del hipnotizado.
- Aquella escisión de la conciencia existe de manera rudimentaria en toda la histeria; entonces, la inclinación a
disociar y, con ellos, al surgimiento de estados anormales de conciencia (hipnoides), sería el fenómeno básico de
esta neurosis.
- “La hipnosis es una histeria artificial” – “Base y condición de la histeria es la existencia de estados hipnoides”
- Los estados hipnoides son asociables entre sí, y su contenido de representación puede alcanzar por este camino
grados más o menos elevados de organización psíquica. La naturaleza de estos estados y el grado de su
segregación de los restantes procesos de conciencia pueden variar de un modo semejante al de la hipnosis, que
se extiende desde la somnolencia ligera al sonambulismo, del recuerdo pleno a la amnesia absoluta.
- Si tales estados existen antes que se contraiga la enfermedad manifiesta, ofrecen un terreno sobre el cual el
afecto instalará al recuerdo patógeno junto con los fenómenos somáticos que son su consecuencia (histeria de
predisposición).
- Un trauma grave, una sofocación trabajosa, pueden producir una escisión de grupo de representaciones aun en
quienes ese fenómeno no preexistía, y este sería el mecanismo de la histeria adquirida psíquicamente.
- Nuestras psicosis oníricas no influyen sobre nuestro estado de vigilia, mientras que los productos de los estados
hipnóticos penetran en la vida de vigilia como fenómenos histéricos.
1. La epileptoide.
2. La de los grandes movimientos.
3. La de attitudes passionnelles (fase alucinatoria).
4. La del delirio terminal.
- La abreviación o alargamiento, de la falta y el aislamiento de cada una de estas fases hace surgir Charcot todas
aquellas formas de ataque histérico.
- Fase alucinatoria: toda vez que ella aparece de manera marcada, contiene meramente la reproducción
alucinatoria de un recuerdo sustantivo para el estallido de la histeria. El ataque espeja aquellos sucesos que se
elevaron a la condición de traumas en virtud de haber sobrevenido en un momento de particular predisposición.
- En la histeria están grupos de representaciones generadas en estados hipnoides, excluidas del comercio
asociativo con los restantes grupos, pero asociables entre sí, constituyendo con una organización más o menos
alta, el rudimento de una conciencia segunda.
- Un síntoma histérico permanente corresponde a una penetración de ese estado segundo en la inervación
corporal gobernada por la conciencia normal.
- En cambio, un ataque histérico atestigua una organización más alta en ese estado segundo, e indica, cuando
nace, un momento en que esa conciencia hipnoide se ha apoderado de la existencia total (histeria aguda), pero
cuando es un ataque recurrente en el que está contenido un recuerdo, indica un retorno de este último.
- En el transcurso del ataque, el gobierno sobre el conjunto de la inervación corporal ha traspasado hacia la
conciencia hipnoide - En tales casos, la conciencia normal no siempre está por completo reprimida; ella puede
percibir los fenómenos motores del ataque, en tanto los procesos psíquicos de este se sustraen de su noticia.
- Se forma en estados hipnoides un contenido de representación que cuando ha tomado suficiente incremento,
se apodera durante un periodo de “histeria aguda”, de la inervación corporal y de la existencia del enfermo, crea
síntomas permanentes y ataques, y luego sana, salvo algunos restos.
- Si la persona normal consigue cobrar de nuevo el gobierno, lo que ha sobrevivido de aquel contenido de
representación hipnoide retorna en ataques histéricos y de tiempo en tiempo vuelve a la persona a esos estados,
que a su vez son influibles y receptivos para eventuales traumas.
- Luego se establece un equilibrio entre los grupos psíquicos que se encuentran reunidos en la misma persona.
- El ataque sobreviene de manera espontánea, como suelen sacudirnos los recuerdos. Pero también puede ser
provocado, al modo en que los recuerdos despiertan siguiendo las leyes de la asociación.
- La provocación del ataque se produce por la estimulación de una zona histerógena o por una vivencia nueva
que hace resonar la vivencia patógena en virtud de su semejanza.
- En otros casos, aquel equilibrio es muy lábil y el ataque aparece como una exteriorización del resto de
conciencia hipnoide todas las veces que la persona normal se agota y pierde capacidad de operación.
- Tampoco cabe desechar que en tales casos el ataque pueda desvestirse de su significado originario y retornar
como una reacción motriz carente de contenido.