Biodiversidad y Arquitectura Bioclimatica PDF
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PONENCIAS
Biodiversidad constructiva y patrimonio bioclimático
Pablo Farfán Manzanares
FARFANESTELLA Arquitectos
[email protected]
INTRODUCCIÓN
Diversidad y patrimonio
Articulo 1º de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural
“La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en
la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que
componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural
es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este
sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en
beneficio de las generaciones presentes y futuras.”
La arquitectura tradicional encierra más de 10.000 años de tecnología y saberes constructivos, un legado
cultural que ha evolucionado y se ha adaptado a las diferentes condiciones climáticas de cada región,
por selección e ingenio de sus constructores, a base de pruebas, conservación y análisis de los ejemplos
heredados. Este proceso ha ido mejorando las soluciones para cada clima concreto utilizando de manera
eficaz los recursos, materiales y la energía disponibles en los alrededores.
Las tipologías constructivas y la traza urbana varían de la cara norte a la sur de una montaña o según
ascendemos por el gradiente vertical, si se encuentra junto al mar o tierra adentro, dando un sin fin de
soluciones. Analizando los sistemas tradicionales de climatización pasivos de la construcción popular
como el albedo, los patios, la inercia térmica, la dimensión de huecos, los invernaderos adosados, los
espacios colchón o los fraileros podemos llegar a conclusiones que nos permitan construir viviendas
autosuficientes en la actualidad. La comprensión de los principios físicos que rigen estos métodos de
climatización gratuitos y no contaminantes nos ayudará a hacer una arquitectura más eficiente y acorde
con el entorno.
Por otro lado, al ser una arquitectura previa al uso del petróleo, se ha basado en materiales sencillos, de
poca energía incorporada y biodegradables, cosa muy deseable hoy día ya que solo podemos hablar de
arquitectura sostenible cuando se tiene en cuenta todo ciclo completo, desde la energía incorporada a
los materiales y el residuo que deriva de su procesamiento, hasta el destino de estos después de la vida
útil del edificio. La arquitectura tradicional, al igual que todos los sistemas vivos del planeta es de ciclo
cerrado y todo vuelve a la tierra si dañarla.
Actualmente las normativas no protegen suficientemente este patrimonio habitacional vernáculo, ni en
los centros históricos urbanos, ni en el ámbito rural, aplicándose, en el mejor de los casos, criterios de
conservación meramente estéticos. Esta Biodiversidad Constructiva de edificios autosuficientes está en
serio peligro y se sustituye a escala global por arquitectura estandarizada dependiente de aparatos
climatizadores y materiales sintéticos contaminantes.
Estas construcciones, sus sistemas de climatización pasiva y sus soluciones constructivas, deberían
catalogarse como Patrimonio Bioclimático, tanto por el conocimiento tradicional que encierran como
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por las ventajas ecológicas que implican su mantenimiento y rehabilitación, siendo necesario ampliar el
concepto de patrimonio establecido incorporándole criterios de valoración energéticos que observen los
sistemas bioclimáticos y de bioconstrucción, dotando así a la sociedad de instrumentos de protección.
Una protección consecuente con las exigencias del siglo XXI.
En el momento en que población del planeta se acerca a los 7 mil millones de habitantes debemos
recuperar esta tecnología de bajo coste que nos legaron nuestros antepasados. Solo así podremos tener
viviendas dignas para todos.
Analizaremos algunos ejemplos para mostrar esta diversidad constructiva bioclimática, la riqueza,
economía e ingenio de sus soluciones. Queremos mostrar como pueden inspirarnos estas edificaciones
ancestrales para orientar las nuevas construcciones hacia una arquitectura carbono neutral y saludable,
basada en los principios físicos de la naturaleza, mas enraizada al entorno y a la tradición histórica y
cultural.
Expondremos estas técnicas funcionales, que utilizan pendientes y zócalos de piedra en vez de láminas
impermeables y masa térmica en lugar de aislantes. Construcciones vivas, que respiran, transpiran y
están construidas gracias a la energía metabólica del trabajo humano y materiales naturales como la
tierra, la piedra, la madera, la caña y la cal.
Para esto proponemos un recorrido que empieza por la casa cueva y continúa por diferentes climas
siguiendo tipologías concretas representativas de nuestro patrimonio bioclimático, donde el ingenio
humano ha modificado y adaptado lo que Hundertwasser llamó nuestra tercera piel y, que al igual que
la piel biológica, cambia de color, suda para refrigerar el cuerpo o almacena grasa con el fin de
adaptarse a la radiación solar de donde se encuentre.
La Casa Cueva
La especie humana es original África, se ha desarrollado en una zona intertropical, ubicada
concretamente entre Etiopia y Kenia. Hemos evolucionado por tanto adaptándonos a una cantidad de
radiación y unos cambios estacionales acordes a esa latitud. Recientes investigaciones sobre el ADN han
demostrado que nuestros antepasados salieron de África hace tan solo 50.000 años, lo que nos ha
obligado a buscar cobijo y ropas para poder poblar el planeta y compensar la diferencia termométrica
para la que está preparado nuestro organismo.
Los primeros asentamientos humanos en España se producen a refugio de cuevas y grutas naturales. Por
las mismas ventajas bioclimáticas, a lo largo del mundo se ha ido excavando en la roca blanda para
buscar cobijo en su interior, la clave está en la inercia térmica del terreno que mantiene una
temperatura constante de 15º C en cualquier lugar del mundo, de día o de noche, en invierno o en
verano.
Las cuevas por tanto, bien sean toda la vivienda o parte de ella, nos garantizan una temperatura de
partida habitable a la que sumar otros métodos que garanticen la habitabilidad. Estos métodos y
sistemas de climatización los podemos encontrar por ejemplo en Granada, en las casas cueva de Guadix,
en las de Paterna en Valencia o en Aguilar de Campo en Valladolid. Así las chimeneas, la distribución de
los espacios, la conducción de aguas, la excavación de patios, la orientación, control de radiación solar o
los volúmenes añadidos consiguen las condiciones de confort necesarias de fuentes de energía
renovables.
Pero ha sido esa cualidad de mantener la temperatura frente a los cambios exteriores la que hemos
tratado de imitar en la arquitectura tradicional, rodeándonos de masa térmica que almacena calor
gracias a la capacidad calorífica de materiales como la tierra cruda y la piedra. Actualmente la
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arquitectura ha optado en sus paredes de cerramiento por las barreras, que impiden el paso de calor
mediante aire contenido en un aislante, primando el carácter resistivo frente al de almacenamiento,
error que nos obliga a enfriar o calentar el aire que renovamos.
Los mismos principios físicos son utilizados ahora por la arquitectura ecológica y podemos encontrar
referencias a al cueva en la climatización por geotermia, que utiliza conductos bajo tierra para
intercambiar energía con el terreno o en edificios enterrados literalmente bajo cubiertas vegetales que
aprovechan su inercia térmica para enfrentarse a las oscilaciones de temperatura.
En los años 70 aún podíamos encontrar barrios enteros de casas cueva en la península y el proceso que
han sufrido es un paradigma de la estigmatización que sufre la arquitectura popular, que sigue asociada
a la precariedad, al subdesarrollo y a la falta de salubridad. En la mayoría de los casos es la falta de
mantenimiento, los problemas sociales asociados y el poco interés y conocimiento de las autoridades lo
provoca esta situación de degradación y desprestigio. Así se ha llegado a prohibir vivir en estas cuevas y
a desalojar a sus habitantes en barrios enteros como el Sacromonte de Granada, el Palo en Málaga o la
Chanca en Almería, victimas en la mayoría de los casos de la especulación inmobiliaria.
ARQUITECTURA POPULAR Y CLIMA.
Clima Mediterráneo subtropical húmedo, la casa con patio.
Empezamos por el sur de la Península Ibérica y a nivel del mar, a la orilla de Mediterráneo, en la casa
con patio en el sur de Andalucía.
Dada la dificultad que supone adaptarse a un clima templado como es el Mediterráneo, donde se
presentan acusados cambios de condiciones a lo largo del año, estas construcciones encierran sistemas
complejos y controlables estacionalmente, veamos en que consisten en un ejemplo extremo de
arquitectura autosuficiente, la casa de labranza en el Valle del Guadalhorce en Málaga.
La vivienda consta de una nave de planta rectangular, de eje longitudinal en dirección este‐oeste, con un
patio adosado en la cara norte. Esto orienta la mayor superficie de la casa al sur, donde se colocan
elementos de protección vegetales de hoja caduca o cañizo que protegen de la radiación en verano y la
permiten en invierno, mientras que en la cara norte el patio a la sombra sirve de almacén, corral y
funciona como un acondicionador de aire gratuito.
Este patio es en realidad un contenedor de rocío y sirve para atrapar la brisa fresca y húmeda que en la
noche sube por el valle hacia las montañas desde la costa. En los meses de verano, en los que se pueden
alcanzar los 40º C, la casa va utilizando ese aire refrigerado por el mar valiéndose de la distribución de
huecos y la ventilación cruzada. Las fuentes y las plantas sirven de refuerzo refrigerante, absorbiendo
calor en los procesos de evaporación que llevan acabo. También se iluminan los espacios a través de
este patio mediante luz reflejada, evitando la radiación directa dentro de la vivienda.
Unos muros de 80 cm aportan la masa térmica que en invierno almacena calor dentro y en verano lo
mantiene fuera, dependiendo este grosor de esa función bioclimática y no de la estructural que se le
supone normalmente. Así mismo, el encalado blanco refleja la radiación.
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Esquema y funcionamiento bioclimático en casa de labranza del Valle del Guadalhorce, Málaga.
La cubierta, la parte de la casa mas expuesta al sol y los vientos, está separada de la parte vividera por
un falso techo de cañizo, creándose un colchón térmico en lo que se denomina una cubierta fría.
Todos estos sistemas bioclimáticos, comunes en el Mediterráneo, desde la Domus romana al Riat
Marroquí, los encontramos evolucionados y a escala en la vivienda con patio de los siglos XVII al XIX que
conformaba el casco histórico de la ciudad de Málaga. Por desgracia, actualmente solo se mantienen sus
fachadas y se está demoliendo sistemáticamente este patrimonio vernáculo, con el único fin de
construir en su lugar nuevos edificios de apartamentos con sus respectivos aparcamientos subterráneos.
La situación de desprotección es tan dramática que se ha llegado a demoler incluso la judería medieval
en pleno siglo XXI.
Clima Mediterráneo Contiental, la casa cacereña.
Seguimos a la arquitectura tradicional hacia el interior de la península, a Extremadura y Castilla,
subiendo en la latitud y en altura sobre el nivel del mar.
La cercanía al mar modera las temperaturas extremas además de proporcionar humedad, por tanto la
continentalidad implica una fuerte amplitud térmica provocando inviernos fríos y veranos calurosos,
estos extremos han modificado esta arquitectura reforzando la inercia térmica con el grosor de los
muros interiores e incorporando diferentes espacios colchón, como los pórticos, soportales y zaguanes,
que protegen la vivienda de la exposición directa a los vientos y al sol.
Así, en toda la franja Este española, la antigua la vía de la Plata romana, con influencia Atlántica en su
clima, podemos encontrar como aparece un espacio bajo la cubierta, llamado en Castilla el “sobrao” y
de Cáceres, de donde es la vivienda de la sección, hasta Andalucía, el “doblao”. Este espacio colchón
hace las veces de trastero y almacén de paja, y unos huecos enfrentados permiten ventilar la cubierta o
no según las necesidades climáticas, siendo una cubierta captadora en invierno y ventilada en verano.
El patio también sirve para aclimatar en este caso, gracias a la ventilación cruzada, pero la sequedad del
aire hace que tenga una función menos importante.
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Sección de cubierta reversible, Cáceres.
Clima Tropical de montaña, la casa del Páramo.
Para continuar el viaje de estas tecnologías y mostrar su adaptación a diferentes medios y condiciones
energéticas, hacemos un salto siguiendo a los maestros de obra hasta donde llevaron sus técnicas y
gentilicios, a Mérida, pero ya no Extremadura, sino los Andes Venezolanos.
Vemos la tipología vivienda del páramo andino que se encuentra Mucuchíes, en el estado Mérida, a
unos 3000 msnm., teniendo una media de 11º C y siendo posibles las nevadas ocasionales. El clima del
páramo, Intertropical de Montaña, viene determinado por la altura, que hace que desciendan las
temperaturas según subimos, lo que denominan los climatólogos gradiente vertical, y por tener gran
cantidad de radiación solar al estar mas cerca del ecuador. Como resultado este clima se puede resumir
como “invierno por las noches y verano durante los días”.
Para enfrentarse a este tipo de oscilación térmica, las técnicas llevadas por los españoles, cubiertas a
dos aguas de par e hilera, tablero de caña común y teja árabe, muros de tapial, morteros y acabados de
cal, han derivado en las siguientes soluciones constructivas y espaciales:
Cubierta ligera captadora (cubierta caliente), habitual en zonas de montaña en la península la superficie
del tejado funciona como una enorme placa solar preindustrial, absorbiendo la radiación solar
abundante y que emana, en forma de calor (radiación infrarroja), dentro de la casa.
Muros de tapial de 70 cm, sin huecos, sobre zócalo de piedra, aportan masa térmica para almacenar
calor durante el día y devolverlo durante la noche, manteniendo así una temperatura constante (inercia
térmica). Además estos muros de tierra compactada protegen la edificación de los vientos fríos de las
cumbres, creando un patio porticado a resguardo por donde se ilumina y ventila la vivienda.
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Casa del Páramo venezolano, Mucuchíes, Estado Mérida, Venezuela.
Si bajamos por el gradiente vertical, hacia la ciudad de Mérida, podemos encontrar como la tipología se
adapta a las mayores temperaturas, encontrando a 1000 msnm., en Tabay, a solo 30 kilómetros de
Mucuchíes que el patio de la cas del Páramo se ha sustituido por un pórtico al sur y los muros de tapial
por otros de bahareque de 20 cm de grosor.
Casas con pórtico en Tabay, Estado Mérida, Venezuela.
Clima Tropical lluvioso, el janoco warao
Terminamos el recorrido descendente por la arquitectura tradicional venezolana llegando a nivel del
mar, al delta de Orinoco, donde el janoco Warao presenta aspectos bioclimáticos extremos fruto de la
adaptación a su hábitat del pueblo Warao, que lleva en estas tierras entre 8.000 y 9.000 años, con una
tipología de vivienda que no ha variado sustancialmente desde la edad de piedra.
El janoco se enfrenta al clima tropical, caracterizado por altas temperaturas, fuertes lluvias estacionales
y humedad alta constante, mediante tres métodos principales:
Protección solar: La cubierta de palma de temiche con amplios aleros crea un colchón aislante que
protege la vivienda de la radiación solar, esta radiación es disipada y el calor no penetra en la vivienda al
tratarse de una cubierta transpirable autoventilada. Además la pendiente a dos o cuatro aguas permite
la rápida evacuación de las aguas procedentes de las tormentas tropicales.
Máxima ventilación: La ausencia de paredes, la altura del techo y la situación respecto a los vientos
están pensados para premitir la máxima ventilación con el fin de enfriar la construcción y eliminar la
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humedad, a esto hay que sumarle el suelo de troncos de manaca que también permite el paso de aire
fresco en contacto con el río.
Ausencia de inercia térmica: Con temperaturas elevadas constantes y poca diferencia de esta entre día y
noche, esta construcción ha huido de todo lo que sea susceptible de almacenar calor (masa térmica),
hasta el punto de separarse de la tierra y prescindir de cerramientos.
Esquemas de funcionamiento bioclimático de Janoco Warao, Delta del Orinoco, Venezuela.
Esta aparente sencillez, que se deriva en la práctica ausencia de cerramientos en la vivienda, es
resultado de la cantidad de energía que encontramos en esta latitud, similar a la teníamos en nuestros
orígenes africanos, para la que está preparado nuestro organismo.
A día de hoy, tanto las casas de tapial andinas como el janoco warao, dos soluciones habitacionales
regidas por conceptos bioclimáticos completamente opuestos, están siendo reemplazados por
construcciones de bloque de hormigón, estructura metálica y techo de chapa ondulada, haciendo a sus
habitantes dependientes de los aparatos de climatización contaminantes.
Clima continental de montaña, las distintas vertientes, Ávila
Como hemos visto la diversidad constructiva bioclimática es determinada por los mismos factores que
marcan el clima; la latitud, la altura sobre el nivel del mar y la continentalidad, y como este también
varía en solo unos kilómetros según la cara de la montaña donde se encuentre una construcción
popular.
Volvemos a la España, a la provincia de Ávila, donde la Sierra de Hoyocasero alberga un su cara soleada
casas de muros blancos con galerías superpuestas a las fachadas y orientadas al sur. Las galerías abiertas
de madera ofrecen un espacio exterior donde estar y secar alimentos al tiempo que regulan la entrada
de radiación, permitiendo esta en invierno y bloqueándola en verano, gracias al diferente ángulo de
incidencia de la luz solar.
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Viviendas con galería, Pedro Bernardo, Ávila.
Al otro lado de la sierra, en la cara norte, los habitantes de pueblos como Navarrevisca, Navahondilla o
Navalosa han refugiado sus viviendas de los vientos fríos que bajan desde las cumbres por el sur,
abrazándose a las enormes moles de granito que abundan en el paisaje, presentando una orientación al
Este y levantando al sur gruesos hastíales sin huecos. Los muros en la piedra oscura y la cubierta caliente
aseguran la mayor captación solar posible mientras que las formaciones megalíticas aportan la inercia
térmica tan deseable en estas condiciones de clima continental de montaña.
Encontramos pues, tipologías opuestas conceptualmente en la misma provincia, a la misma altitud y a
escasos kilómetros, sin embargo las nuevas construcciones que se levantan a un lado y a otro de la
montaña son tan iguales como inapropiadas para cualquiera de las dos vertientes.
Hastial al sur en Navalosa y Navahondilla, Ávila.
CONCLUSIONES.
Protección patrimonial y planeamiento bioclimático.
Como hemos tratado de mostrar, estos prototipos de viviendas autosuficientes son ejemplo de la
diversidad constructiva y de la importancia de los conceptos que encierran para enfrentarnos a una
futura arquitectura sostenible y para todos. Sus diseños, regidos por las leyes físicas de la naturaleza y la
economía de esfuerzos y recursos, han conseguido eficazmente de la biomasa el único aporte de energía
extra que precisan, pudiendo encontrar en el hipocausto romano y la gloria castellana los antecedentes
del suelo radiante y en las torres de viento de Dubai la refrigeración evaporativa, sistemas de
climatización que son hoy día los mas eficientes y ecológicos utilizados.
La estética que apreciamos en ella y que valoramos sentimentalmente es una consecuencia directa de
funcionalidad energética, los materiales usados y los sistemas bioclimáticos. No tiene por tanto ningún
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sentido aplicar a las normativas criterios meramente formales y de acabados que dan como
consecuencia engendros constructivos mas propios de los parques de temáticos que de nuestras
pueblos, barrios y ciudades históricas.
Por último, este patrimonio de edificios eficientes, construido con materiales naturales, es además
reunión de técnicas, conocimientos y aportes de las diferentes culturas que interrelacionaron en el
territorio a lo largo de su historia y muestra la influencia de las culturas ibera, fenicia, romana, árabe y
judía. Un patrimonio, una historia y una mezcla que es en sí la esencia del Mediterráneo.
Ahora que urge la necesidad de un cambio productivo y constructivo, la buena noticia es que no
partimos de cero, ya disponemos de un amplio parque de viviendas 100% ecológicas y adaptadas de las
que aprender. Solo tenemos que conservarlas, mejorarlas y empezar a valorarlas como merecen.
Bibliografía
Flores, Carlos: ‘’Arquitectura Popular Española” Edit. Aguilar, Madrid, 1973.
Ramón, Fernando: “Ropa, sudor y Arquitecturas” Edit. H Blume, Madrid, 1980.
Shelter Publication: “Cobijo” Edit. H Blume, Madrid, 2009.
Gasparini, G.‐ Margolies, L.: “Arquitectura Popular en Venezuela” Edit. Artimano, Caracas, 1986.
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