2008-05-ARQUITRAVE-Revista Colombiana de Poesía - # 39 PDF
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El juego tiene que ver tanto con el sentido del discurso como
con la posible falta de sentido o de razón del contexto, por-
que el juego verbal termina por cambiar la perspectiva desde
la cual examinamos el contexto y, entonces, puede asomar la
ironía. Que me perdonen algunos posmodernos, pero el fácil
nihilismo en el cual, en nombre de la solitaria conciencia como
último reino del sujeto, han caído tantos seguidores de Nietzs-
che, no me interesa. La poesía es un arte semántico, un arte
modelador y modulador del sentido. En algún momento de
nuestra conversación citó a Wallace Stevens: La poesía es una
renovación de la experiencia. Y tiene razón usted, Suárez, al
decir que yo me acerco a esa definición. En lo que me atañe, la
trascendencia está ausente en las gestas, en las proezas y en el
Silos
Aquel andén
Tiene cierta
habilidad
para que se le impregnen
hebras
cabellos
y confetis
que no se caen
a la primera sacudida
Ya a nadie se le ocurre
hablar de flechas corazón
ahora menos
que están de moda
corazones de globo
Tan vulnerables
a flechazos
Nadie se salva
ni los corazones de chocolate
ni el corazón de ternera
ni dos de corazones rojos
La luna
con su luz de metal
vuelve los techos plateados
Unos pájaros sin nombre
estacionados
negros como la noche
cobijados por velos inmundos
aguardan la aurora
con el azar en las alas
En el centro de la plaza
ya sin aliento de vida
la barricada que armaron los muchachos
con viejos pupitres y pedazos de tablas
sacadas de los basureros.
Los lanzaron
como arrojan los cuerpos
en la fosa común
al final de la batalla.
En las entrañas
del elegante barrio de Carrasco
aún sigue en pie el hotel casino
que nos recuerda las glorias
de un Montevideo que ya no existe.
Entre sus paredes el poeta granadino
escribió parte de sus Bodas de Sangre.
Siempre ibas
con pantalón ceñido
camisa ligeramente desabrochada
zapatos de charol relucientes
anillos brillantes
gruesas cadenas de oro
pelo engominado
como para ir de boda.
Me brindaste entonces
-como cortesía de la casa-
a una joven campesina recién llegada
de quien sabe qué perdido pueblo.
Al día siguiente
supe que te descubrieron
en tu habitación
ya sin vida
Ni siquiera yo
que dormía al otro lado de la pared
aquella madrugada
pudo escuchar los ahogados gritos
ante el espanto de la muerte
pues quien te asesinó
introdujo por la fuerza
un verde limón entre tus labios.
Abajo se escucha
el relinchar del río Changjiang
que con sus aguas turbulentas
corre como un caballo furioso.
Una anciana
que sostiene entre sus manos
un cuenco de madera
me invita a tomar de un líquido
que me ayudará en el más allá
a olvidar el pasado.
Caperucita roja
con falda corta
en los ojos del lobo
el lobo
con destreza
maniobra su ganzúa
mientras
ruedan manzanas desde la canasta
días después
vuelven al bosque para mantener el cuento
luego
atados sobre la cama de un motel
con los pantaloncitos rodeándoles los tobillos
echan a llorar
mientras tanto
exhausto y sin aire duerme el lobo
en maternidad
la princesa alumbra
en tanto
burlado el príncipe
envenena gaseosas de manzana
suenan cintarazos
acto seguido
el Marqués de Carabás
sin chistar
relame el cuero de sus botas
2
Era una golfa tu madre
le encantaban las rayas
3
Procuré no alcanzarle el peinado
no atinar con los botones
no correr la pintura de labios por todo su cuerpo.
Era tan inolvidable el recuerdo
que necesitaba repetirlo a diario
repetir y multiplicar el recuerdo
para multiplicar las horas
4
Tu madre me ilumina con sus pechos
todas las pasiones.
Como ballena recién nacida
en brazos de tu madre
es algo así como cuando tu padre grita gol
o cuando se enfada por alguna tontería cotidiana.
Y yo mientras
acaricio el pecho de tu madre
en esa cama de matrimonio tan absurda
y me lo coloco en la boca en silencio
y me hago el muerto
y me enjuago de leche la cara…
Y no me olvidaré jamás
de la fijación tuya
por arrancar pájaros del cielo.
Aquellos pájaros fritos
que obsequiabas a tu padre
con tanto amor.
Qué devoción la tuya.
Madrugar para matar
aquellas pequeñas almitas,
robar su vuelo canalla
para engordarlas luego en aceite hirviendo
y engordar más tarde a tu padre
con aquellos pájaros muertos, oh baby,
mientras yo acariciaba a tu madre
levitando en la humedad de un nuevo amanecer, oh baby,
mientras tu padre calentaba el aceite.
de todos
Antonio Colinas
Jacobo Rauskin