Pinto Palacios Fernando Tesis
Pinto Palacios Fernando Tesis
Pinto Palacios Fernando Tesis
2015
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FERNANDO PINTO PALACIOS
LICENCIADO EN DERECHO
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FACULTAD DE DERECHO
DIRECTORA:
FACULTAD DE DERECHO
LICENCIADO EN DERECHO
!
DIRECTORA:
AGRADECIMIENTOS
A mis padres, que me han enseñado, por caminos diferentes, que el trabajo
diario es la única manera de alcanzar nuestros sueños.
A Sara, por los constantes ánimos que me ha dado para que concluyera este
trabajo de investigación. Su comprensión durante las miles de horas de inmersión entre
libros ha sido tan infinita que mi agradecimiento no puede expresarme en este breve
espacio.
A la Doctora doña Ana María Marcos del Cano, por su amabilidad y su apoyo
incondicional durante estos años de investigación. Gracias a sus acertados comentarios
y reflexiones, este trabajo ha ido adquiriendo la consistencia intelectual que nos
habíamos fijado desde un primer momento.
ÍNDICE
ABREVIATURAS.........................................................................................................11
INTRODUCCIÓN.........................................................................................................13
CAPÍTULO I
DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
CAPÍTULO II
ASPECTOS CIENTÍFICOS DEL "BEBÉ MEDICAMENTO"
3.2 Procedimiento....................................................................................................... 91
CAPÍTULO III
ESTATUTO ÉTICO DEL "BEBÉ MEDICAMENTO" (I)
ARGUMENTOS A FAVOR
2.3 “Es mejor haber nacido”. Análisis del problema de la “no identidad” de Parfit143
2.4 Hacia una maximización de los beneficios del DGP extensivo ......................... 147
A) Crítica del imperativo ético de curación del hermano enfermo ............................... 151
B) Crítica al argumento de la “no identidad” de Parfit ............................................... 154
C) Crítica al argumento de la maximización de beneficios del DGP extensivo ............. 155
4.3 El acceso al DGP extensivo: una apuesta favorable a la justicia distributiva .... 200
CAPÍTULO IV
ESTATUTO ÉTICO DEL "BEBÉ MEDICAMENTO" (II)
ARGUMENTOS EN CONTRA
2.1 Kant y la consideración del ser humano como “fin en sí mismo” ..................... 210
CAPÍTULO V
ESTATUTO JURÍDICO DEL "BEBÉ MEDICAMENTO"
CONCLUSIONES…………………………………………………………………...482
BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................................498
ABREVIATURAS
Diego Gracia
“La deliberación moral. El papel de las metodologías en ética clínica”
Comités de Ética Asistencial, Sarabia, A. & Reyes. M. (eds.), Madrid, 2000, pp. 27-28.
INTRODUCCIÓN
Las técnicas de reproducción humana asistida constituyen, sin duda, uno de los
campos de las ciencias biomédicas que mayores cambios ha experimentado en los
últimos años. Desde que en 1978 naciera el primer bebé fruto de un proceso de
fecundación in vitro, hemos asistido a un vertiginoso avance de nuevas técnicas que han
transformado las concepciones culturales sobre la parentalidad, el género o la
reproductividad. La aceptación mayoritaria de estas técnicas ha permitido ofrecer
soluciones terapéuticas al creciente problema de la esterilidad humana, así como sentar
las bases de una nueva “medicina genética” enfocada a la prevención de enfermedades.
El principal instrumento de esta nueva rama de conocimiento científico es el
Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP). Su finalidad básica es detectar las
posibles anomalías cromosómicas o alteraciones genéticas que tengan los embriones in
vitro antes de ser transferidos a la mujer. De esta manera, los médicos pueden anticipar
la detección de determinadas enfermedades lo que evita tener que acudir a técnicas
invasivas de diagnóstico prenatal y, en última instancia, al aborto terapéutico. Veinte
años después, el DGP ha desarrollado un espectacular abanico de posibilidades que
amplían no sólo la libertad reproductiva de los padres, sino las soluciones terapéuticas
para ciertas enfermedades. Desde este punto de vista, se ha llegado a decir que el DGP
constituye, junto con la investigación con células madre, el futuro de la Medicina.
En el año 2000 los esfuerzos realizados por el genetista Yuri Verlinsky del
Instituto de Genética Reproductiva de Chicago, por el experto en reproducción asistida
William B. Schoolcraft del Centro de Medicina Reproductiva de Colorado y por el
reputado hematólogo John Wagner de la Universidad de Minnesota dieron sus frutos.
Descubrieron una nueva aplicación del DGP que permitía la creación ex novo de un
donante compatible con un hermano afectado por una grave enfermedad cuya curación
dependía de un trasplante de progenitores hematopoyéticos. Se trataba de concebir un
Introducción 14
hijo que pudiese curar a su hermano enfermo gracias a la donación de sangre del cordón
umbilical y, en su caso, de médula ósea. Por tal motivo, se denominó a este niño “bebé
medicamento”, “hermano salvador”, “niño donante” o “bebé de doble esperanza”. Para
llevar a cabo este cometido, los investigadores y médicos sometieron a una pareja, el
matrimonio Nash, a un proceso de fecundación in vitro para generar el mayor número
posible de embriones. El siguiente paso consintió en realizar una biopsia de tales
embriones con una doble finalidad: 1) determinar la presencia de enfermedades
genéticas que pudieran transmitirse a la descendencia; y 2) examinar la compatibilidad
de los embriones con el sistema inmunitario del receptor.
Después de numerosos intentos fallidos, el día 29 de agosto de 2000 nació Adam
Nash, el primer bebé del mundo seleccionado genéticamente para curar a su hermana
Molly afectada por Anemia de Fanconi. Apenas dos meses más tarde, el doctor Wagner
y sus colaboradores de la Universidad de Minnesota transfundieron a Molly la sangre
del cordón umbilical de su hermano. El trasplante fue un éxito. A las cuatro semanas, el
injerto había provocado una reconstitución de la médula ósea. Tres años más tarde, los
análisis demostraban que el sistema inmunitario y hematopoyético de Molly funcionaba
correctamente.
La ciencia había dado un paso considerable en la mejora de la calidad de vida de
muchos niños que, aquejados de graves enfermedades, observaban cómo la vida se les
consumía ante la falta de donantes compatibles. Se abría, por tanto, un nuevo camino de
esperanza que invitaba a la reflexión bioética y jurídica acerca de los límites de la
investigación científica, de los deberes médicos y del poder de decisión de las familias
afectadas. ¿Debemos hacer todo aquello que sea técnicamente posible? ¿Cuáles son las
consecuencias de seleccionar un embrión para cumplir un fin determinado en la vida?
¿Pueden manipularse los embriones con el argumento de que es necesario para salvar la
vida de una persona enferma? ¿Acaso el Estado debe asumir el coste de estos
tratamientos experimentales cuya eficacia es muy reducida? ¿Existe algún límite al
poder de decisión de los padres sobre los aspectos relacionados con su reproducción?
¿Debemos tener en cuenta los posibles daños físicos y psicológicos para el “hermano
salvador”? ¿Existe alguna repercusión para las generaciones futuras? ¿Es posible que
los “bebés medicamento” sean el comienzo de un camino que nos lleve a los “niños de
diseño”? ¿Estamos convirtiendo la reproducción asistida en una “experiencia de
consumo”? Como se puede advertir, el calado de estas cuestiones provocó un intenso
debate bioético que intentó analizar, desde perspectivas muy diferentes, la licitud moral
Introducción 15
del “bebé medicamento”. Una vez que la ciencia había demostrado que se podía crear ex
novo un “hermano salvador”, debía responderse a la pregunta: “¿debemos hacerlo?”
II
III
El Capítulo I está dedicado –como suele ser habitual en este tipo de trabajos- a la
delimitación conceptual de la materia estudiada. Se trata de responder a la pregunta
“¿Qué es un bebé medicamento?” mediante un acercamiento a los casos clínicos más
conocidos para ofrecer una visión de las situaciones que justifican que las familias
Introducción 16
acudan a esta novedosa técnica. De esta manera, fijaremos con precisión los elementos
fácticos sobre los que posteriormente versará el análisis ético y jurídico. En este punto,
hemos considerado adecuado centrarnos en los casos de la familia Nash, Hashmi y
Whitaker por ser los más representativos de los problemas técnicos, éticos y jurídicos
asociados a esta técnica.
Gracias al estudio de la historia y vicisitudes de las familias implicadas,
apreciaremos que, detrás del DGP extensivo, existe una delicada situación para unos
padres cuya prioridad es salvar la vida de un hijo gravemente enfermo y que carece de
otra solución terapéutica. Prescindir de este análisis hubiera sido un error por cuanto la
actitud de los padres, los médicos y, como veremos, también de los Tribunales tiene una
importancia capital para identificar aquellos derechos, valores o intereses que confluyen
en esta controvertida técnica.
IV
Los Capítulo III y IV constituyen el núcleo del análisis ético del DGP extensivo.
Una de las dificultades de esta parte del trabajo ha sido que los razonamientos de los
autores se encontraban dispersos en numerosas publicaciones. Por tal motivo, hemos
Introducción 17
VI
El Capítulo V pretende ofrecer una visión integral del estatuto jurídico del “bebé
medicamento”. Esta técnica se reguló por primera vez en España en la Ley 14/2006, de
26 de mayo, de Técnicas de Reproducción Humana Asistida. Un análisis de esta
normativa -limitada, por otro lado, al artículo 12 de la citada ley- hubiera resultado
claramente insuficiente. Sin restar importancia al estudio del derecho positivo vigente,
nuestra verdadera intención era identificar los valores, derechos o intereses con
relevancia constitucional que confluían en el DGP extensivo. Tras un estudio de la
materia, constatamos que, durante el proceso científico, se veían afectados, al menos,
tres intereses: 1) en primer lugar, el embrión seleccionado genéticamente para ser
compatible con el sistema inmunitario del hermano enfermo; 2) en segundo lugar, el
derecho a la salud del hijo enfermo que necesita un donante histocompatible para
curarse o, al menos, mejorar su pronóstico futuro; y 3) en tercer lugar, el derecho de los
padres a la procreación.
El objetivo de la segunda parte de este Capítulo es, precisamente, examinar de
manera pormenorizada los tres intereses con relevancia constitucional. Nuestro estudio
comienza por el examen de la protección constitucional del embrión humano y,
específicamente, si puede ser objeto de intervenciones que no van a redundar en su
beneficio directo. A continuación, examinaremos el derecho a la salud del hijo enfermo,
su contenido y si éste abarca la utilización de procedimientos que –como el DGP
extensivo- tienen un carácter experimental y afectan a los intereses de terceros. Y,
finalmente, estudiaremos el derecho a la reproducción de los padres, su fundamento
constitucional y, de manera concreta, si este derecho contempla la posibilidad de tener
hijos biológicos sanos. El resultado de esta investigación nos permitirá extraer unas
conclusiones sobre el modelo constitucional que subyace en esta novedosa técnica.
I. Delimitación conceptual 19
CAPÍTULO I
DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
1.- CONCEPTO
Las técnicas de reproducción humana asistida1 constituyen, sin duda, uno de los
campos de las ciencias biomédicas que mayores cambios ha experimentado en los
últimos años. Desde que en 1978 naciera el primer bebé fruto de un proceso de
fecundación in vitro2, hemos asistido a un vertiginoso avance de nuevas técnicas que
han transformado las concepciones culturales sobre la parentalidad3, el género4 o la
1
Las técnicas de reproducción humana asistida comprenden toda manipulación de los elementos
reproductores humanos –células germinales, gametos, cigotos, embriones- encaminada a la procreación
por medios no naturales. Vid. LACADENA, J.R., Genética y bioética, Editorial Desclée de Brower,
Universidad Pontificia de Comillas, Bilbao, 2002, p. 107.
2
El
primer “bebé probeta” del mundo, Louise Joy Brown, nació el día 25 de julio de 1978 en el Royal
Oldham Hospital. Su nacimiento fue el resultado de un largo proceso de investigación científica dirigido
por el fisiólogo Sir Robert Edwards (1925) y el ginecólogo Patrick Steptoe (1913-1988). A partir de dicho
momento, se produjo un cambio sustancial en el estatuto del embrión humano debido a las posibilidades
técnicas de manipulación de los orígenes de la vida.
3
En la fecundación extrafamiliar, los gametos sexuales proceden de individuos externos al núcleo
familiar. Esta situación puede provocar una alteración del esquema de relaciones familiares propio de
nuestra concepción jurídica. Así, por ejemplo, se ha alegado que el niño nacido gracias al semen de un
donante anónimo tiene dos padres, el que aporta el material genético y aquél que ejerza las labores de
progenitor masculino cuando se produzca el alumbramiento.
En este sentido, el Magisterio de la Iglesia Católica ha manifestado que: “El recurso a los
gametos de una tercera persona, para disponer del esperma o del óvulo, constituye una violación del
compromiso recíproco de los esposos y una falta grave contra aquella propiedad esencial del matrimonio
que es la unidad. La fecundación artificial heteróloga lesiona los derechos del hijo, lo priva de la relación
filial con sus orígenes paternos y puede dificultar la maduración de su identidad personal. Constituye
además una ofensa a la vocación común de los esposos a la paternidad y a la maternidad: priva
objetivamente a la fecundidad conyugal de su unidad y de su integridad; opera y manifiesta una ruptura
entre la paternidad genética, la gestacional y la responsabilidad educativa. Esta alteración de las
relaciones personales en el seno de la familia tiene repercusiones en la sociedad civil: lo que amenace la
unidad y la estabilidad de la familia constituye una fuente de discordias, desórdenes e injusticias en toda
la vida social”. Vid. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción
Donum Vitae sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, 22 de febrero
de 1987, Parte A, Punto 2.
I. Delimitación conceptual 20
70-80% y la de un búfalo un 30-50% (ARTHUR, G.H., NOAKES, D.E. y PEARSON, H., Reproducción
y Obstetricia en Veterinaria, McGraw Hill, 6º edición, Madrid, 1991, pp. 100-105).
Se estima que un 9,6 % de las parejas deben hacer frente a una situación de infertilidad y, al
menos, existen 72,4 millones de mujeres estériles en el mundo, de las cuales un 55,93 % está buscando
ayuda médica para su tratamiento (BOIVIN, J. et al., “International estimates of infertility prevalence and
treatment seeking: potential need and demand for infertility medical care”, Human Reproduction, vol. 22,
núm. 6, 2007, pp. 1506-1512).
8
La
“medicina genética” o “genómica” está enfocada al conocimiento y la comprensión de la estructura
genética de un individuo concreto con la finalidad de avanzar en el diagnóstico y tratamiento de
enfermedades. Abellán sostiene que esta nueva rama de conocimiento está provocando una variación
sustancial de los fines clásicos de la medicina. En este sentido, considera que la medicina “genómica”
persigue, básicamente, la prevención de enfermedades más que, strictu sensu, promover la conservación
de la salud, prolongar la vida y aliviar el sufrimiento (ABELLÁN, F., Selección genética de embriones.
Entre la libertad reproductiva y la eugenesia, Comares, Granada, 2007, pp. 3-4).
El nacimiento de esta rama de investigación es el resultado de mecanismos de interacción entre
la medicina, la genética, la sociedad y la cultura. Como señala Lippman, la cultura occidental está
experimentando un proceso de “genetización” que implica una transformación en el modo de entender al
ser humano que se redefine en términos de ADN (LIPPMAN, A., “Prenatal genetic testing and screening:
constructing needs and reinforcing inequities”, American Journal of Law and Medicine, vol. 17, núm. 1-
2, 1991, pp. 15-50)
En este mismo sentido, Have ha señalado que “se muestra que en la cultura popular, el gen es
una imagen muy poderosa. Se considera no sólo como la unidad de la herencia, sino como un icono
cultural, como una entidad crucial para entender la identidad humana, el comportamiento cotidiano, las
relaciones interpersonales y los problemas sociales” (HAVE, H., “Genetics and culture: the geneticization
thesis”, Medicine, Health Care and Philosophy, vol. 4, núm. 3, 2001, pp. 295-304).
9
Vid.
DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología. Un análisis ético-jurídico, Comares,
Granada, 2004, pp. 382-383.
10
Las
aneuploidías cromosómicas se consideran la causa principal de inviabilidad y pérdida embrionaria
pues aumentan los fallos de implantación y la ocurrencia del aborto. Gracias al DGP podemos seleccionar
aquellos embriones de mejor calidad lo que, en principio, aumentaría la tasa de embarazos. De esta
manera, lograríamos concluir con éxito procesos de FIV en determinados grupos de riesgos como, por
ejemplo, mujeres de edad reproductiva avanzada, parejas con historial de abortos recurrentes o con mal
pronóstico debido a la mala calidad ovocitaria o embrionaria (Vid. ALEMAN. M., LÓPEZ, L. y
CAÑADAS, M.C., “Diagnóstico Genético Preimplantacional. ¿Cuando está indicado?”, Revista
Iberoamericana de Fertilidad, vol. 24, núm. 3, mayo-junio 2007, pp. 177-182).
No obstante, la eficacia del DGP para mejorar la eficacia de las técnicas de reproducción asistida
ha sido cuestionada por la doctrina. Así, por un lado, existe una corriente doctrinal liderada por el
I. Delimitación conceptual 22
Instituto de Genética Reproductiva de Chicago, el Hospital de San Bernabé de Nueva Jersey y la
Sociedad Italiana para el estudio de la Medicina de la Reproducción de Bolonia que considera que la
utilización del DGP está teniendo un impacto numérico positivo en la tasas de implantación y que, a muy
corto plazo, va a reemplazar a la selección embrionaria basada en criterios morfológicos. En esta línea de
pensamiento, encontramos el trabajo elaborado por MUNNÉ y sus colaboradores que demostró que el
DGP disminuía el riesgo de abortos espontáneos en mujeres mayores de cuarenta años gracias a la
eliminación de los embriones con aneuploidías (Vid. MUNNÉ, S. et al., “Preimplantation genetic
diagnosis significantly reduces pregnancy loss in infertiles couples: a multicenter study”, Fertility and
Sterility, vol. 85, núm. 2, febrero 2006, pp. 326-332).
Frente a esta postura, encontramos otra línea de pensamiento que entiende que no existe ninguna
evidencia científica que acredite que el DGP aumenta la tasa de embarazos (Vid. SHASHINE L.K. y
CEDARS M.I., “Preimplantation genetic diagnosis does not increase pregnancy rates in patients at risk of
aneuploidy”, Fertility and Sterility, vol. 85, núm. 1, enero 2006, pp. 51-56). Asimismo, considera que se
menosprecia la importancia del paciente en el proceso de reproducción asistida al evaluar la bondad de la
técnica exclusivamente teniendo en cuenta la tasa de implantación (Vid. MCDONOUGH P., “Recurrent
abortion and live birth rate per patient”, Fertility and Sterility, vol. 85, núm. 4, abril 2006, pp. 1071-
1072).
11
Desde
este punto de vista, se ha argumentado que el DGP puede configurarse como un elemento
valioso para el desarrollo de la libertad reproductiva de aquellos padres que desean garantizar las mejores
condiciones posibles de salud para sus hijos (ABELLÁN, F., ob. cit., p. 2).
En consecuencia, el DGP ha modificado la finalidad terapéutica propia de las técnicas de
reproducción asistida para subvenir al deseo de los padres de tener hijos biológicos sanos. Se superan, de
esta manera, las limitaciones impuestas por la naturaleza mediante la aplicación de una técnica que evita
el riesgo de que el hijo concebido no responda a los deseos de sus progenitores (SILVA SÁNCHEZ,
J.Mª., “Sobre el llamado diagnóstico de preimplantación. Una aproximación a la valoración jurídica de la
generación de embriones in vitro con la decisión condicionada de no implantarlos en el útero”, en Pérez
del Valle, C.J. (dir.), Genética y Derecho, Consejo General del Poder Judicial, Cuadernos de Derecho
Judicial, vol. VI, 2004, p. 141-142).
12
No
obstante, se ha alegado que strictu sensu el DGP no opera como una solución terapéutica de las
patologías que sufra el embrión. En efecto, la técnica persigue la visualización molecular de ciertos
caracteres genéticos ligados directa o indirectamente a una enfermedad. Si el resultado del análisis revela
la existencia de una anomalía cromosómica, la indicación médica será siempre la no implantación. Desde
este punto se vista, el DGP plantea un nuevo significado de la terapia más enfocado a los fines -evitar el
embarazo y posterior nacimiento de un niño enfermo- que a los medios, esto es, curar al niño enfermo en
sus primeras etapas de desarrollo (VIVANCO SIERRALTA, L., Diagnóstico genético pre-implantatorio
(DGP). Aspectos científicos, antropológicos, filosóficos, bioéticos y biojurídicos vinculados a una
realidad emergente en España, Dykinson, Madrid, 2011, p. 23).
13
Vid. IRIBERRI, A., “El diagnóstico preimplantacional es el futuro de la medicina”, El Mundo, Salud,
13 de diciembre de 2012, disponible en el siguiente enlace:
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/12/12/noticias/1355338631.html.
I. Delimitación conceptual 23
23
Vid. DICKENS, B.M., “Preimplantation genetic diagnosis and saviour siblings”, International Journal
of Gynecology & Obstetrics, vol. 88, núm. 1, enero 2005, pp. 91-96.
24
Vid. FAGNIEZ, P.L., LORIAU, J. y TAYAR, C., “Du bébé medicament au bébé du double espoir”,
Gynécologie, Obstétrique and Fertilité 2005, vol. 33, núm. 10, octubre 2005, pp. 828-832.
25
Vid.
HANSSON, S.O., “Three Bioethical Debates in Sweden”, Cambridge Quarterly of Haelthcare
Ethics, vol. 17, núm. 3, Julio 2008, pp. 261-269.
26
El
día 28 de mayo de 2007 el Consejo Nacional de Salud de Suecia autorizó este procedimiento para
que tres familias pudiera concebir un “bebé medicamento”. Vid. WHITE, H., “Sweden Allows Saviour
Siblings for Tissue Transplants”, LifeSite News, 29 de mayo de 2007, disponible en:
http://www.lifesitenews.com/news/archive//ldn/2007/may/07052906.
27
Antes
de este nacimiento, al menos cuatro familias españolas acudieron a la Universidad Libre de
Bruselas y al Instituto de Genética Reproductiva de Chicago para concebir un “bebé medicamento”.
Algunas familias acudieron al extranjero de manera forzosa dado que hasta el año 2006 la normativa
española no autoriza el DGP con fines terapéuticos de tercero. Otras, en cambio, tomaron esta decisión
debido a la lentitud de los trámites en España. Vid. LACADENA, J.R., “Una reflexión Bioética sobre la
selección de embriones con fines terapéuticos”, Boletín de la Asociación Española de Genética Humana,
cuatrimestre II, núm. 2, 2009, pp. 26-27.
28
Vid.
MAYORDOMO, J., “Una vida que vale por dos”, El País, Sociedad, 15 de octubre de 2008,
disponible en: http://elpais.com/diario/2008/10/15/sociedad/1224021604_850215.html.
29
Vid. LACADENA, J.R., “Una reflexión Bioética sobre la selección de embriones…”, ob. cit., p. 27.
I. Delimitación conceptual 26
30
Vid. Le Monde, “Le premier bébé-médicament français est né”, Societé, 7 de febrero de 2011,
disponible en: http://www.lemonde.fr/societe/article/2011/02/07/le-premier-bebe-medicament-francais-
est-ne_1476586_3224.html.
31
Esta
enfermedad afecta a 1 de 360.000 nacidos. Los judíos ashkenazis y los individuos de raza gitana
presenta una mayor tasa de incidencia. Vid. SAGASETA DE ILURDOZ, M., MOLINA, J., LEZÁUN, I.,
VALIENTE, A. y DURÁN, G., “Anemia de Fanconi. Consideraciones actuales”, Anales del Sistema
Sanitario de Navarra, vol. 26, núm. 1, enero-abril 2003, p. 64.
32
La
enfermedad se transmite por un patrón de herencia autosómico recesivo. Para que la enfermedad se
manifieste se necesitan dos copias del gen mutado en el genoma de la persona afectada cuyos padres
normalmente no padecen la misma, si bien son portadores de una sola copia que pueden transmitir a la
descendencia. Representan entre el 0,2 y el 0,25 del total de los nacidos. Vid. CABERO, L., SALDÍVAR,
I. Delimitación conceptual 27
D. y CABRILLO, E., Obstetricia y Medicina Materno-Fetal, Editorial Médica Panamericana, Madrid,
2007, p. 1330.
33
Más del 15% de los pacientes desarrollan leucemias mieloide aguda y síndrome mielodisplásico. Vid.
POMPA GARZA, T., “Factores pronósticos en anemia de Fanconi”, Gaceta Médica de México, vol. 138,
núm. 1, 2002, S-78.
34
En
este sentido, vid. FROHNMAYER, L. Y FROHNMAYER, D., Anemia de Fanconi. Un manual
para las familias y sus médicos, 3ª edición, Fanconi Anemia Research Fund, octubre 2001, Oregón, p. 22.
35
Vid.
ALTER, B.P., “Fanconi’s anemia and its variability”. British Journal of Haematology, vol. 85,
núm. 1, septiembre 1993, pp. 9-14.
36
Sobre
las opción terapéuticas para tratar esta enfermedad, vid. MOLINA, B. y FRÍAS, S., “Anemia de
Fanconi. Fenotipo clínico, celular y molecular”, en Pimental Peñaloza, A.E., Ortiz Muñiz, A.R. y Breña
Valle, M. (coords), Tópicos de Genética, Universidad Autónoma del Estado de México- Sociedad
Mexicana de Genética, México, 2006, pp. 335-336.
37
En
enero de 2013, se ha puesto en marcha el proyecto EUROFANCOLEN, un consorcio europeo
formado por científicos expertos en la investigación y tratamiento de la anemia de Fanconi. El objetivo
principal de este proyecto el desarrollo de un protocolo de terapia génica seguro y eficaz para pacientes
con anemia de Fanconi del subtipo A, el más frecuente en estos pacientes, mediante la corrección
genética de sus células madre hematopoyéticas previamente movilizadas a la sangre periférica. Vid.
CENTRO DE INVESTIGACIONES ENERGÉTICAS, MEDIOAMBIENTALES Y TECNOLÓGICAS,
“Puesta en marcha de un proyecto europeo para el tratamiento de pacientes con Anemia de Fanconi
mediante terapia génica”, Nota de prensa, 28 de enero de 2013, disponible en el siguiente enlace:
http://www.ciemat.es/recursos/notasPrensa/128991832_2812013105835.pdf.
38
Mary
y Abe Ayala decidieron concebir un hijo con la esperanza de que fuera compatible con su
hermana de 16 años que padecía leucemia. En 1990 nació Marissa y, catorce meses más tarde, los
médicos del City of Hope National Medical Center de Duarte (California) extrajeron médula ósea para
transplantarla a su hermana enferma. El procedimiento fue un éxito. Vid. MORROW, L., “When one
body can save another”, Time, 24 de junio de 1991, disponible en el siguiente enlace:
http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,157259,00.html.
39
El
matrimonio Curry tenía una hija, Natalie, que padecía anemia de Fanconi. La pareja decidió
concebir otro hijo con la esperanza de que fuera compatible con su hermana. La mujer quedó embarazada,
si bien al poco tiempo sufrió un aborto. Al mes siguiente, volvió a quedarse preñada dando lugar al
nacimiento de un hijo sano, Audrey. Desgraciadamente, el bebé no era compatible con su hermana. Doce
semanas después, la mujer volvió a quedarse embarazada. Su tercera hija, Emily, nació libre de la
I. Delimitación conceptual 28
enfermedad hereditaria y, además, tenía un HLA idéntico a Natalie. Los médicos transplantaron la sangre
del cordón umbilical a la hermana enferma consiguiendo mejorar sustancialmente el estado de salud de
Natalie.
A pesar del éxito del procedimiento, Natalie falleció el día 30 de agosto de 2012 a consecuencia
de diversas complicaciones derivadas de la anemia de Fanconi y de una enfermedad pulmonar. Vid.
STOCK, G., Redesigning humans. Our inevitable genetic future, Houghton Mifflin Company, Nueva
York, 2002, pp. 124-125.
40
Los
genes que constituyen el HLA se transmiten en bloques de tres en tres genes. Cada padre/madre
tiene dos bloques de tres genes (A, B y DR) de los que transmite a los hijos uno solo de ellos. De esta
forma, existen cuatro posibilidades: 1) que los hermanos hereden del padre y la madre los mismo bloques;
2) que hereden el mismo bloque solo del padre; 3) que hereden el mismo bloque solo de la madre; y 4)
que hereden bloques diferentes tanto del padre como de la madre. Como se puede observar, la
probabilidad de que dos hermanos sean idénticos es de 1 entre 4, es decir, un 25%. Vid. PARHAM, P.,
Inmunología, 2a edición, Editorial Médica Panamericana, Buenos Aires, 2006, p. 459.
41
En
este punto, seguimos el relato de FAISON, A.M., “The Miracle of Molly”, 5280 The Denver
Magazine, 8 de agosto de 2005, disponible en: http://www.5280.com/magazine/2005/08/miracle-molly.
42
El
doctor Wagner ha realizado importantes contribuciones en la búsqueda de soluciones terapéuticas a
la anemia de Fanconi. Desde el año 1991 dirige la Cátedra de Hematología y Oncología de la Universidad
de Minnesota. Actualmente, es el médico que más trasplantes de sangre de cordón umbilical ha realizado
en el mundo para tratar la anemia de Fanconi. Puede consultarse su biografía en el siguiente enlace:
http://www.stemcell.umn.edu/faculty/Wagner.
43
El
DGP es una técnica que implica una manipulación de los orígenes de la vida lo que ha despertado
los recelos éticos de determinados sectores. No obstante, el matrimonio Nash profesaba la religión judía
que, en términos generales, mantiene una postura más permisiva que otras confesiones –como, por
ejemplo, la Iglesia Católica- sobre la investigación con embriones humanos.
I. Delimitación conceptual 29
estimulación hormonal. En enero de 1999, Lisa produjo doce ovocitos que, tras ser
fertilizados, dieron lugar a dos embriones con HLA idénticos y libres del gen anómalo.
Lisa quedó embarazada pero, al poco tiempo, sufrió un aborto. El segundo intento en
junio de ese mismo año tampoco dio resultado positivo dado que el embrión no se llegó
a implantar. Tres meses más tarde, Lisa produjo ocho ovocitos. Seis de los embriones
resultantes padecían anemia de Fanconi. El único embrión compatible fue transferido a
Lisa. De nuevo, el resultado fue negativo.
Desesperados por la situación y ante el agravamiento del estado de salud de su
hija47, el matrimonio decidió realizar un último intento en el Centro de Medicina
Reproductiva de Colorado, dirigido por el doctor William B. Schoolcraft. Debido a un
cambio en el tratamiento hormonal, Lisa consiguió producir veinticuatro ovocitos. A
pesar de las buenas noticias, el doctor Strom confirmó que solo uno de los embriones
constituidos in vitro era compatible HLA con Molly. Nueve días después de la
transferencia, Lisa recibió la noticia de que estaba embarazada. A fin de evitar un aborto
y debido a diversas complicaciones obstétricas, Lisa guardó reposo absoluto hasta el
parto. Tras más de 50 horas de parto y gracias a una cesárea, el día 29 de agosto de 2000
nació Adam Nash48, el primer bebé del mundo seleccionado genéticamente para curar a
un hermano enfermo.
Apenas dos meses más tarde, el día 26 de octubre de 2000 el doctor Wagner y sus
colaboradores de la Universidad de Minnesota transfundieron a Molly la sangre del
cordón umbilical de su hermano que había obtenido en el momento del parto. El
trasplante fue un éxito. A las cuatro semanas, el injerto había provocado una
reconstitución de la médula ósea. Tres años más tarde, los análisis mostraban que el
sistema inmunitario y hematopoyético de Molly funcionaban correctamente49. Si bien el
trasplante no había curado la anemia de Fanconi, ha reducido considerablemente el
riesgo de desarrollar leucemia lo que, a su vez, ha permitido aumentar su esperanza y
47
Por aquel entonces, el nivel de plaquetas de Molly había caído hasta 10.000. Por tal motivo, el doctor
Wagner aconsejó al matrimonio que, debido al fracaso de los tratamientos de FIV, iniciaran la búsqueda
de un donante no emparentado.
48
Los
padres explicaron a los medios de comunicación que habían escogido el nombre de Adam en
referencia al primer hombre creado por Dios. En este sentido, Lisa expresó “Adam was the first. And from
Adam -from his rib, which is full of marrow. God created woman, which is fitting because God used our
Adam to give Molly a second chance at life”.
49
En
este sentido, DOBSON, R., “Designer baby cures sister”, British Medical Journal, vol. 321,
octubre de 2000, p. 1040.
I. Delimitación conceptual 32
calidad de vida.
El nacimiento del primer “hermano salvador” provocó un espectacular revuelo
mediático. Los medios de comunicación incidieron, especialmente, en el argumento de
la pendiente resbaladiza. Desde este punto de vista, se alegó que esta técnica suponía un
acercamiento al mundo utópico de Aldous Huxley50 al permitir desde su nacimiento el
diseño de seres humanos51; que se abría la “caja de Pandora” al permitir la selección
embrionaria por caracteres no patológicos52; o que se cruzaban los límites de los análisis
genéticos53. Las críticas de la doctrina católica se centraron en la instrumentalización
del “bebé medicamento” cuya existencia derivaba del hecho de ser compatible con un
tercero54. Otros autores alegaron que esta práctica demostraba que la reproducción
humana se había convertido en otra “experiencia de consumo55”. Incluso la Sociedad
Americana para el Desarrollo de la Ciencia llegó a decir que “era peligroso e
irresponsable que los científicos experimentaran con cambios genéticos que afectarían a
futuras generaciones, incluso si el objetivo era curar una enfermedad56”.
La familia Nash se mantuvo al margen de estas críticas y se centró en la curación
50
En
el año 1932, Aldous Huxley publicó su novela Un mundo feliz que describe un mundo fantástico en
el que todos los seres humanos nacen mediante la aplicación del “proceso Bokanovsky” en el Centro de
Incubación y Acondicionamiento de la Central de Londres. A través de este procedimiento, se consigue la
creación de cinco clases sociales –alfa, beta, gamma, delta y épsilon- que viven predeterminadas para
amar su propia condición mediante un sistema de reprogramación genética y de sugestión hipnopédica en
la infancia. En la novela, se sugiere que la estabilidad social se consigue a través de una homogeneización
de los individuos que conforman la comunidad.
51
Vid.
RIDDELL, M., “Anyone for ethical tennis?”, The Guardian, The Observer, 8 de octubre de 2000,
disponible en: http://www.guardian.co.uk/science/2000/oct/08/genetics.comment.
52
Vid. BORGER, J., “Parents create baby to save sister”, The Guardian, 4 de octubre de 2000,
disponible en: http://www.guardian.co.uk/science/2000/oct/04/genetics.internationalnews.
53
Sobre
esta cuestión, vid. NERLICH, B., JOHNSON, S. y CLARKE, D.D., “The first designer baby:
The Role of Narratives, Cliche´s and Metaphors in the Year 2000 Media Debate”, Science as Culture,
Vol. 12, Num. 4, Diciembre 2003, p. 487.
54
En
este sentido, Chuck Colson, líder cristiano y ex asesor del Presidente Richard Nixon, escribió en un
artículo que: “En lugar de ser un fin, con toda la dignidad dada por Dios, Adam es solo un medio cuya
valor radica en ser portador del material genético adecuado. Si no hubiera tenido dicho material, habría
sido rechazado al igual que los otros catorce embriones desechados”. Vid. COLSON, C., “Babies a la
Carte. Good Intentions & The Road To Hell”, Break Point, 4 de diciembre de 2000, disponible en:
http://www.breakpoint.org/commentaries/3436-babies-a-la-carte.
55
Vid.
NERLICH, B., JOHNSON, S. y CLARKE, D.D., ob. cit., p. 477.
56
Vid. FAISON, A.M., disponible en la página web citada en la nota número 41.
I. Delimitación conceptual 33
57
Ibídem.
58
En este sentido, el doctor Wagner afirmo: “El hijo [Molly] padecía una enfermedad que amenazaba su
vida, el tiempo se acababa y creamos un donante”.
59
Vid.
BELKIN, L., disponible en la página web citada en la nota número 43.
60
Vid.
UNIVERSIDAD DE MINNESOTA, “Umbilical Cord Translant Succeeds for Molly Nash”, Nota
de prensa, 1 de abril de 2011, disponible en el siguiente enlace: http://www1.umn.edu/news/news-
releases/2001/UR_RELEASE_MIG_1251.html.
61
Se trata de un desorden genético muy frecuente entre las poblaciones oriundas de la cuenca
Mediterránea, de Asia y del Oeste de África. Vid. GULBIS, B. y AGUILAR MARTÍNEZ, P., “Beta-
talasemia mayor”, European Network for Rare and Congenital Anaemias, 2005-2008, disponible en:
http://www.enerca.org/media/upload/pdf/beta-talasemia_mayor-intermedia_DOCUMENTS1_90.pdf.
I. Delimitación conceptual 34
desde los órganos respiratorios hasta los tejidos62. Los pacientes afectados de este
trastorno hereditario sufren una anemia hemolítica hipocrómica63 y, por tal motivo,
requieren constantes transfusiones sanguíneas64. Una de las consecuencias de este
tratamiento es la excesiva acumulación de hierro en el organismo receptor que puede ser
perjudicial para el corazón, hígado y otros órganos. Para ayudar a prevenir esta
indeseada consecuencia, los pacientes reciben medicación llamada quelante de hierro
que ayuda a fijar el mismo y a expulsar su exceso del organismo65. No obstante, a pesar
de los avances médicos, la esperanza de vida de estos pacientes oscila entre los 25 y 30
años de promedio66.
El mejor tratamiento para la enfermedad de Zain Hashmi era un trasplante de
progenitores hematopoyéticos de un donante completamente histocompatible. A
diferencia del matrimonio Nash, los Hashmi decidieron concebir un hijo de manera
natural con la esperanza de que no portara la enfermedad y fuera compatible con su
hermano enfermo. Este procedimiento presentaba, sin embargo, una importante
objeción: ambos padres eran portadores del gen causante de la betalasemia y existía una
probabilidad de un 25 % de que el bebé naciera con la enfermedad. Cuando el test
prenatal demostró que el primer hijo concebido por la pareja después del nacimiento de
62
La
hemoglobina (HB) es una proteína globular que está presente en altas concentraciones en lo
glóbulos rojos y se encarga del transporte de O2 del aparato respiratorio hacia los tejidos periféricos; y del
transporte de CO2 y protones (H+) de los tejidos periféricos hasta los pulmones para ser excretados. Vid.
FRANCO VERA, L., “La hemoglobina: una molécula prodigiosa”, Revista de la Real Academia de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, vol. 104, núm. 1, 2010, pp. 213-232.
63
En
relación con esta enfermedad, vid. MARTIN, M.B. y BUTLER, C., “An Introduction to Beta-
Thalassemia Major”, Cooley´s Anemia Foundation, disponible en el siguiente enlace:
http://cooleysanemia.org/updates/TM2.pdf.
64
Vid. WEATHERALL, D.J., The thalassaemias, Churchill-Livingstone, Nueva York, 1983, pp. 22-29.
65
El
tratamiento más extendido del exceso de hierro se realiza mediante la administración por vía
subcutánea de deferoxamina, un sideróforo que se obtiene del microbio Streptomyces pilosus. Para un
estudio de este tratamiento, vid. HERAS BALLESTERO, M.C., GARCÍA MARTÍN, M.A. y GARCÍA
GONZÁLEZ, F., “Quelantes del hierro: situación actual y perspectivas terapéuticas”, Revista de
Farmacia Hospitalaria, vol. 19, núm. 6, 1995, pp. 323-329; LÓPEZ SANTIAGO, N., “Terapia de
quelación de hierro”, Revista Mexicana de Medicina Transfusional, vol. 3, suppl. 1, mayo-agosto 2010,
pp. 80-86.
66
Vid.
KAZAZIAN, H.H. y BOEHM, C.D., “Molecular basis and prenatal diagnosis of β-thalassemia”,
Blood, vol. 72, núm. 4, 1988, pp. 1107-1116.
I. Delimitación conceptual 35
Zain padecía la misma enfermedad, los Hashmi decidieron abortar67. El segundo intento
tampoco obtuvo éxito dado que, si bien nació un bebé sano, éste no era compatible con
su hermano. En esta situación, los padres iniciaron la búsqueda de un donante no
relacionado que, desgraciadamente, dio resultado negativo68.
El fracaso de los anteriores procedimientos llevó al matrimonio a considerar otras
opciones. El matrimonio acudió al doctor Simon Fishel, director científico del Centro
para la Reproducción Asistida -el mayor proveedor de servicios de tratamiento de
fertilidad del Reino Unido69- quien les habló de un novedoso procedimiento que
permitiría no sólo seleccionar aquellos embriones que estuvieran libres de la
enfermedad de su hermano, sino también que fueran compatibles con su sistema
inmunitario.
Para llevar a cabo este procedimiento, la legislación británica exige la previa
concesión de una licencia por la Autoridad sobre la Reproducción Humana Asistida y
Embriología (HFEA70). La función de este organismo independiente creado por la ley
de 199071 es garantizar el respeto de la legislación vigente mediante la concesión de
67
En este punto, seguimos el resumen de hechos efectuado en HOUSE OF COMMONS, SCIENCE
AND TECHNOLOGY COMMITTEE, Human Reproductive Technologies and the Law, First Report on
Session 2004-2005, Vol. 1, Londres, 2005, p. 59.
68
Vid.
BOSELEY, S., “Fertility authority faces designer child decision”, The Guardian, 2 de octubre de
2001, disponible en: http://www.guardian.co.uk/uk/2001/oct/02/medicalscience.genetics.
69
La
organización CARE Fertility tiene doce clínicas repartidas por todo el territorio de Reino Unido e
Irlanda. Forman parte de su equipo algunas de las personas que lograron el nacimiento de Louise Joy
Brown, el primer niño fruto de un proceso de FIV. Ha sido pionera en el Reino Unido en la introducción
de diversas técnicas como el ICSI, el DGP extensivo y la hibridación comparativa del genoma (CGH)
mediante arrays que permite el estudio de todos los cromosomas en una sola célula. Puede consultarse
información corporativa en su página web: www.carefertility.com.
70
Human Fertilisation and Embryology Authority.
71
Gran
Bretaña fue uno de los primeros países europeos que decidió elaborar un sistema normativo que
regulara los nuevos descubrimientos médicos relacionados con la reproducción humana. En el año 1982
se creó una Comisión presidida por la filósofa moral, la baronesa Mary Warnock e integrada por dieciséis
miembros, dos secretarios, un supervisor legal y dos observadores. El resultado de su trabajo fue un
informe publicado en 1984 que, no sólo constituyó el punto de referencia de la legislación británica, sino
que también influyó en la normativa de otros países europeos (WARNOCK, M.A., A Question of Life:
The Warnock Report on Human Fertilisation and Embryology, Blackwell, Oxford, 1985).
Uno de los cometidos más relevantes de dicho informe fue establecer unos límites legales a la
utilización de embriones humanos. Se trataba, por tanto, de determinar en qué momento una formación de
células debía ser tratada por la ley como cualquier otro individuo de la especie humana. La Comisión
consideró que este límite debía fijarse en torno al día 14 después de la fecundación pues en aquel
momento se formaba línea primitiva que marcaba el comienzo del desarrollo individual del embrión.
Precisamente, esta conclusión tuvo una especial trascendencia posterior por cuanto supuso la
consolidación del término “preembrión” que se ha integrado por la normativa de algunos países europeos
I. Delimitación conceptual 36
y, entre ellos, España (FERRER COLOMER, M., “La vida breve del preembrión. Historia de una
palabra”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIII, núm. 3º, 2012, pp. 677-694).
72
La
Recomendación nº 3 del Informe Warnock señaló que la futura ley debería sujetar la realización de
cualquier actividad relacionada con la reproducción asistida a la previa concesión de una licencia por la
HFEA.
73
Sección 3, apartado 1 de la Ley de Fertilización y Embriología.
74
Vid.
HUMAN FERTILISATION AND EMBRYOLOGY AUTHORITY, Code of Practice, 8ª edición,
Londres, abril 2012, disponible en: http://www.hfea.gov.uk/docs/8th_Code_of_Practice.pdf.
75
La
Comisión de Genética Humana fue creada en 1999 por el Gobierno británico como un organismo
regulador y asesor en materia de biotecnología. La Comisión estaba presidida por el profesor Jonathan
Montgomery e integrada por 21 miembros pertenecientes a diversas áreas de conocimiento como
Derecho, Medicina, Filosofía o Ética. En el año 2010, tras un proceso de reestructuración del sector
público, la Comisión se disolvió y se reconstituyó como un Comité Departamental de Expertos. Vid.
HILL, R., “Human Genetics Commission publish final report”, BioNews, 7 de junio de 2012, disponible
en: http://www.bionews.org.uk/page_149450.asp.
76
La
Recomendación nº 11 del citado informe consideró que, en el consulta pública celebrada en el año
1999, no se había efectuado una mención expresa a la posibilidad de permitir el DGP con la finalidad de
constituir un “bebé medicamento”. Por tal motivo, el informe concluyó que, antes de permitir esta
práctica, debía realizarse un debate en profundidad sobre sus implicaciones éticas. Vid. HUMAN
GENETICS COMMISSION- HUMAN FERTILISATION AND EMBRIOLOGY AUTHORITY,
Outcome of the Public Consultation on Preimplantation Genetic Diagnosis, Londres, 2001, disponible
en: http://www.hfea.gov.uk/cps/rde/xbcr/hfea/PGD_outcome.pdf.
I. Delimitación conceptual 37
79
El
día 13 de diciembre de 2001 la HFEA publicó una nota de prensa en la que manifestaba que la
práctica de un DGP extensivo requeriría la previa concesión de licencias por parte de la Autoridad
británica que examinaría las solicitudes “caso por caso” pudiendo sujetarlas a “estrictas condiciones”. En
esta misma línea, Ruth Deech manifestó que la necesidad de salvar la vida de Zain Hashmi justificaba la
autorización para crear un “bebé medicamento”, si bien esta posibilidad debía estar limitada a
I. Delimitación conceptual 38
este sentido, Paul Danon, Presidente de la Sociedad para la Protección de los Niños No
Nacidos manifestó que el tratamiento provocaba una “grave discriminación” al tiempo
que suponía “jugar a ser Dios80”. Por su parte, Peter Garrett, director de un importante
lobby antiabortista, manifestó que la sociedad no debería permitir la creación ad hoc de
un niño con la finalidad de servir a las necesidades médicas de su hermano81.
Al margen de estas críticas, el matrimonio Hashmi comenzó el tratamiento de
FIV. En su primer intento, se obtuvieron catorce embriones, si bien ninguno de ellos
reunía la doble condición de no padecer la misma enfermedad que Zain y ser
compatible con sus sistema inmunitario. Cuando la pareja se disponía a iniciar un
segundo ciclo de tratamiento, la asociación conservadora Comment on Reproductive
Ethics (CORE)82 a través de su representante, Josephine Quintaville, solicitó ante los
Tribunales de Justicia la revisión83 de la licencia concedida por la Autoridad británica al
considerar que este organismo no podía autorizar este tratamiento dado que no tenía
strictu sensu una finalidad reproductiva y que el DGP solo debía utilizarse en interés del
hijo concebido y no de un tercero84.
La demanda presentada por CORE inició un largo proceso en el que intervinieron
“circunstancias excepcionales” y realizarse “bajo estrictos controles”. Vid. HUMAN FERTILIZATION
AND EMBRYOLOGY AUTHORITY, “HFEA to allow tissue typing in conjunction with
preimplantation genetic diagnosis”, Nota de prensa, 13 de diciembre de 2001, disponible en el siguiente
enlace: http://www.hfea.gov.uk/961.html.
80
En este sentido, Paul Danon manifestó que, si bien la finalidad perseguida por los Hashmi era
encomiable, podía provocar perjuicios en el bienestar futuro del niño nacido. Vid. WENDLING, M., “UK
Authorities To Consider Creation of Designer Baby”, Cnsnews, 7 de julio de 2008, disponible en el
siguiente enlace: http://cnsnews.com/news/article/uk-authorities-consider-creation-designer-baby.
81
Vid.
MEEK, J., “Designer baby gets go-ahead”, The Guardian, 23 de febrero de 2002, disponible en:
http://www.guardian.co.uk/uk/2002/feb/23/research.medicalscience.
82
La
asociación CORE fue fundada en 1994 por Josephine Quintaville y Margaret Nolan. Su finalidad es
involucrar activamente a la sociedad en el debate sobre los dilemas éticos asociados a la nuevas
tecnologías reproductivas. Uno de sus principios rectores es la defensa absoluta del embrión humano. De
igual manera, centran su atención en la preocupación por el bienestar físico y psicológico de los niños
nacidos de la modernas tecnologías reproductivas. Para un estudio de las actividades de la asociación
puede consultarse su página web: www.corethics.org.
83
Según Sheldon, la intervención de CORE en el caso Hashmi confirma “el papel cada vez más
relevante de las organizaciones pro vida en la supervisión de los tratamientos de medicina reproductiva en
el Reino Unido”. Vid. SHELDON, S., “Saviour Siblings and the Discretionary Power of the HFEA”,
Medical Law Review, vol. 13, núm. 3, 2005, pp. 403-411.
84
En
este sentido, BERRY, C. y ENGEL, J., “Saviour siblings”, Christian Medical Fellowship, núm. 28,
2005, pp. 1-4.
I. Delimitación conceptual 39
tres instancias judiciales. Si bien es cierto que los motivos de impugnación aducidos por
el grupo estaban relacionados con las facultades otorgadas a la Autoridad británica para
conceder la licencia, lo cierto es que los jueces británicos se adentraron en algunos
aspectos relacionados con la ética y la legalidad de la creación de un “bebé
medicamento”. Dada la importancia de esta cuestión, hemos preferido realizar un
examen detenido y por separado de las resoluciones dictadas a lo largo de este
procedimiento. No obstante, antes de adentrarnos en esta cuestión, debemos finalizar
este apartado señalando que el matrimonio Hashmi pudo completar un segundo proceso
de FIV en el que se obtuvieron diez embriones, de los cuales dos eran compatibles con
Zain y estaban libres de betatalasemia. Solo uno de ellos se implantó en el útero de
Shahana Hashmi. El embarazo, sin embargo, finalizó con un aborto espontáneo85.
Finalmente, en el año 2004 el matrimonio Hashmi abandonó su intención de concebir
un “hermano salvador” para Zain debido al fracaso de los procedimientos de FIV y el
avance de la edad materna que, lógicamente, reducía las posibilidades de éxito86.
85
Vid.
MARSH, B., “Mother loses designer baby planned to save son”, Daily Mail, disponible en el
siguiente enlace: http://www.dailymail.co.uk/health/article-203826/Mother-loses-designer-baby-planned-
save-son.html#.
86
Vid.
ELLIS, R., “Our designer baby dream is over. What hope is there left to Zain?, The Mail on
Sunday, 4 de julio de 2004, disponible en el siguiente enlace: http://www.highbeam.com/doc/1G1-
118940642.html.
87
Quintavalle,
R (on the application of) v. Human Fertilisation & Embryology Authority [2002] EWHC
2785 (Admin). Puede consultarse su texto íntegro en inglés en el siguiente enlace:
http://www.bailii.org/ew/cases/EWHC/Admin/2002/2785.html.
88
Sección 3, apartado 1 de la Ley de Fertilización y Embriología.
89
Sección 11, apartado 1, letra a de la Ley de Fertilización y Embriología.
I. Delimitación conceptual 40
90
Sección 2, apartado 1 de la Ley de Fertilización y Embriología.
91
Anexo 2, Sección 1, apartado 1, letra d de la Ley de Fertilización y Embriología.
92
Al margen de los argumentos legales, la demanda de la asociación CORE tenía un claro trasfondo
ético. En este sentido, Josephine Quintaville había manifestado que las modernas tecnologías
reproductivas habían sustituido una paternidad basada en la aceptación y amor hacia los hijos por una
paternidad basada en la propia satisfacción personal lo que provocada una “mercantilización” de los niños
nacidos gracias a esta técnicas.
En contra de este criterio, Thorp considera que las verdaderas razones que impulsan a las parejas
que solicitan un DGP están relacionadas con evitar el dolor y el sufrimiento de un niño que puede nacer
con una enfermedad hereditaria (THORP, R., “Saviour siblings and The Human Fertilisation and
Embryology Acts 1990 and 2008”, Plymouth Law Review, vol. 1, 2009, p. 88).
En este mismo sentido, Biggs entiende que, dado el elevado coste económico de este
procedimiento, unido a la baja tasa de eficacia y al carácter invasivo de la FIV, resulta muy poco probable
que las parejas acudan en el futuro a un DGP por motivos basados en la mera satisfacción personal
(BIGGS, H. y HORSEY, K., Human Fertilisation and Embryology: Reproducing Regulation, Routledge
Cavendish, Reino Unido, 2007, p. 112).
93
En
tal sentido, Josephine Quintaville había manifestado que el DGP extensivo constituía un avance
peligroso hacia la posibilidad de que los padres utilizaran las técnicas de análisis de los embriones para de
seleccionar ciertas características de sus hijos, como el color de los ojos o el sexo (“Pro-Life Challenge to
Embryo Testing”, BBC News, Health, 12 de julio de 2002, disponible en:
http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/2125482.stm).
I. Delimitación conceptual 41
En este misma línea, el profesor Jeffrey Kahn, Director del Centro de Bioética de Minnesota,
sostuvo que el perfeccionamiento de las técnicas de selección embrionaria permitirá en el futuro a los
padres elegir las características de sus hijos de la misma manera que un consumidor elige los accesorios
de un nuevo coche (Vid. BORGER, J., “Parents create baby to save sister”, The Guardian, 4 de octubre de
2000, disponible en: http://www.guardian.co.uk/science/2000/oct/04/genetics.internationalnews).
94
Parágrafo 7 de la sentencia de la Corte Superior de Justicia.
95
En
este sentido, Lord Phillips of Worth Matravers manifestó en el año 2002 –al emitir su opinión sobre
si un embrión “clónico” creado por transferencia nuclear debía incluirse dentro de la definición de
embrión de la Sección 1.1 de la ley británica- que la política legislativa en esta materia estaba presidida
por el principio de que la creación y utilización de embriones debía someterse a un estricto control “por
razones éticas”. La referencia de la sentencia es la siguiente: In R (Quintavalle) v. Secretary of State for
Health [2002] EWCA Civ 29.
96
Este
criterio posteriormente se reprodujo en la sentencia de 1 de octubre de 2003 de la Corte Superior
de Justicia en el caso Evans. Los hechos que fundamentaban este proceso eran, básicamente, los
siguientes: la señora Evans y Handley se encontraban en tratamiento de FIV cuando sus respectivas
parejas decidieron poner fin a la relación. Dado que los embriones ya se habían constituido, las mujeres
solicitaron que se les implantaran a fin de lograr un embarazo. No obstante, sus antiguas parejas se
opusieron a dicha utilización. Las mujeres demandantes solicitaban que la Corte Superior de Justicia
anulara la revocación del consentimiento de sus antiguas parejas y les permitiera utilizar los embriones
I. Delimitación conceptual 42
no puede sostenerse que el DGP quede fuera del ámbito de aplicación de la ley por
cuanto se trata de un procedimiento experimental que –en palabras de la Presidenta de
la Autoridad británica- solo debe autorizarse en “circunstancias excepcionales y bajo
estrictos controles97” debido a los problemas éticos que podrían derivarse de su
utilización indebida para otros fines. Si esta técnica no requiriera la previa concesión de
una licencia, se estaría privando a la Autoridad británica de la oportunidad de valorar las
circunstancias éticas, médicas, sociales y legales que empujan a una pareja a concebir
un “hermano salvador”.
En segundo lugar, la sentencia examina la posibilidad de que la Autoridad
británica pueda autorizar un tratamiento de DGP extensivo. El juez consideró que el
concepto de “servicios de tratamiento” estaba claramente delimitado en la ley. La
finalidad del mismo no es otra que ayudar a las mujeres a concebir un hijo. En el caso
de la familia Hashmi, la licencia solicitada no pretende superar un deterioro de la
capacidad reproductiva de la pareja, sino más bien asegurar que el embrión
seleccionado sea compatible con el sistema inmunitario de su hermano a fin de donarle
células hematopoyéticas que puedan curar su grave enfermedad. Si bien la ley británica
permite realizar actuaciones sobre el embrión a fin de confirmar que se encuentra en
condiciones adecuadas para su implantación, el juez entendió que estas prácticas solo
permitían examinar que el embrión era viable98 y no, por ejemplo, la compatibilidad
constituidos con el material genético de ambos. El juez Wall desestimó la demanda argumentando, entre
otros motivos, que los hombres que habían donado el esperma mientras existía una relación marital o de
pareja tenían el derecho incondicional de revocar su consentimiento.
Uno de los aspectos que se analiza en la sentencia es, precisamente, determinar si los embriones
constituidos in vitro y, posteriormente, almacenados habían sido utilizados en la términos de la ley
británica. Dicha cuestión tenía una especial trascendencia por cuanto el apartado 4 del Anexo 3 de la
citada ley impide revocar el consentimiento cuando el embrión se ha utilizado para proveer “servicios de
tratamiento”. Para resolver esta cuestión, el juez Wall acudió al criterio sentando en la sentencia del caso
Hashmi, si bien matizando su conclusión en atención a las circunstancias concurrentes en el supuesto
examinado. En tal sentido, consideró que la utilización del embrión se producía cuando se transfería al
útero de la mujer. De esta manera, quedaban fuera de dicho concepto otras prácticas como la examen, la
selección o la congelación de los embriones. En cualquier caso, el juez matizó que dicha conclusión se
establecía a los solos efectos de poder establecer un límite temporal a la posibilidad de revocar el
consentimiento y, por tanto, no constituía una interpretación uniforme de dicho término en relación con
otras prácticas permitidas por la ley.
La referencia de la sentencia es Evans v. Amicus Healthcare Ltd & Ors [2003] EWHC 2161
(Fam). Puede consultarse su texto íntegro en inglés en el siguiente enlace:
http://www.bailii.org/ew/cases/EWHC/Fam/2003/2161.html.
97
Vid. Nota nº 79 ut supra.
98
La
HFEA discrepaba de este criterio al considerar que algunas enfermedades genéticas no afectaban
directamente la viabilidad del feto sino que, por el contrario, se manifestaban después del nacimiento.
I. Delimitación conceptual 43
106
Parágrafo 50 de la sentencia de la Corte de Apelación.
107
Anexo 2, Sección 1, apartado 1, letra d de la Ley de Fertilización y Embriología.
108
La Corte de Apelación rechazó los argumentos de CORE sobre la pendiente resbaladiza. En este
sentido, el juez Mance consideró que debía distinguirse claramente entre el DGP que pretende comprobar
la existencia de enfermedades hereditarias y el DGP que persigue la selección embrionaria basada en
preferencias personales. Esta última opción está relacionada con la eugenesia y la creación de “niños de
diseño”. La sentencia concluye que el matrimonio Hashmi no pretende utilizar el DGP para logar una
autosatisfacción propia de una medicina reproductiva a la carta, sino para aliviar el sufrimiento de su hijo
Zain que requiere de un trasplante de células hematopoyéticas de un hermano compatible. Vid. Parágrafo
134 de la sentencia de la Corte de Apelación.
109
Parágrafo 98 de la sentencia de la Corte de Apelación.
110
Aparte
de este argumento, el juez Mance criticó limitada la interpretación de la Corte Superior de
Justicia sobre el término “adecuado” al considerar que las técnicas de manipulación del embrión
permitidas por la ley solo permitían comprobar si era viable y no, por ejemplo, la compatibilidad HLA
con un hermano. En este sentido, el juez Mance consideró que la legislación vigente contenía numerosas
actividades que podían autorizarse por medio de licencia y que iban más allá de determinar la viabilidad
de un embrión. Así, por ejemplo, hace mención a las siguientes: 1) la ley permitía la concesión de
I. Delimitación conceptual 46
licencias para investigar los embriones; 2) el apartado 5 de la Sección 13 establece que, antes de la
concesión de una licencia para que una mujer inicie un tratamiento, se debe sopesar el bienestar del niño
que va a nacer y de cualquier otro que pueda resultar afectado por el nacimiento; y 3) el concepto de
“servicios de tratamiento” no debe examinarse exclusivamente desde el punto de vista de la mujer, sino
también debe incluir al padre que tendrá preocupación por la salud y el bienestar del hijo nacido. Vid.
HO, C., “Governing Cloning: United Nations Debates and the Institutional Context of Standards”, en
Capps, B.J. y Campbell, A.V. (eds.), Contested Cells. Global Perspectives on the Stem Cell Debate,
Imperial College Press, Londres, 2010, p. 142.
111
Parágrafo 145 de la sentencia de la Corte de Apelación.
112
Este
argumento se fundamenta en el apartado 5 de la Sección 13 de la ley británica según el cual “no
se proveerán servicios de tratamiento a una mujer a menos que se tenga en cuenta el bienestar del niño
nacido a consecuencia del mismo o de cualquier otro que pueda ser afectado por el nacimiento”. El juez
Mance consideró que el procedimiento solicitado por los Hashmi repercutiría en el bienestar de Zain pues
le ofrecería una solución terapéutica a su grave enfermedad. Según Gavaghan, esta exigencia legal
supone, en realidad, un requisito adicional que debe ser valorado por la Autoridad británica a la hora de
conceder licencias y no como una justificación de un procedimiento no expresamente contemplado en la
ley. Vid. GAVAGHAN, C., ob. cit., p. 15.
113
Según
Sheldon y Wilkinson, la opinión del juez Mance supone, en cierta medida, el reconocimiento
de la autonomía reproductiva al colocar los “servicios de tratamiento” en el elenco de técnicas disponibles
que puede ayudar a las parejas a controlar su fertilidad y a adoptar decisiones planificadas que afectan a
su reproducción. Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Selecting Saviour Siblings”, Medical Law
Review, vol. 12, núm. 2, 2004, p. 145.
114
Quintavalle
v. Human Fertilisation and Embryology Authority [2005] UKHL 28. Puede consultarse
su texto íntegro en inglés en el siguiente enlace: http://www.bailii.org/uk/cases/UKHL/2005/28.html.
115 En este caso, la Cámara de los Lores estaba constituida por Lord Steyn, Lord Hoffmann, Lord Scott
of Foscote, Lord Walker of Gestingthorpe y Lord Brown of Eaton-under-Heywood.
116
Vid. HOCKING, B.A. y RYRSTEDT, E., ob. cit., p. 3.
I. Delimitación conceptual 47
adoptada por la Corte de Apelación y, por tanto, permitió que el matrimonio Hashmi
pudiera continuar su intento de concebir un “hermano salvador” para su hijo Zain.
El objeto de discusión entre las partes giraba en torno a si la Autoridad británica
se encontraba facultada por la normativa vigente para otorgar una licencia que permita
practicar un DGP extensivo. A tal efecto, la sentencia recuerda que la ley de 1990118
solo permite la concesión de licencias para tres actividades: 1) llevar a cabo actividades
en el curso de un tratamiento; 2) autorizar el almacenamiento de gametos y embriones;
y 3) autorizar la realización de actividades con fines de investigación. En el caso
examinado, la licencia solicitada por el matrimonio Hashmi se incluiría dentro de la
primera posibilidad, es decir, llevar a cabo un tratamiento que le permita concebir un
hijo. No obstante, como recuerda Lord Hoffmann, el problema que se plantea es si el
DGP y la tipificación HLA son actividades que la Autoridad británica puede autorizar
para que se lleven a cabo en el curso de un tratamiento de FIV.
A este respecto, la ley de 1990 permite llevar a cabo “las prácticas diseñadas para
asegurar que los embriones se encuentren en condiciones adecuadas para ser
implantados en el útero de una mujer o para determinar si los embriones son adecuados
para tal fin119”, siempre que resulte “necesario o conveniente a los fines del
tratamiento120”.
Dado que dicha normativa está conformada por conceptos jurídicos
indeterminados, la resolución del litigio exige determinar el significado del término
“adecuado” en relación con las técnicas que se pueden aplicar sobre el embrión121. Se
117
Desde el día 1 de octubre de 2009, esta función se ha asumido por la Corte Suprema de Justicia de
Reino Unido constituida tras la aprobación de la ley de reforma constitucional de 2005. Para un estudio
de su composición y funciones, puede consultarse su página web: www.supremecourt.gov.uk.
118
Sección 11, apartado 1, de la Ley de la Ley de Fertilización y Embriología.
119
Anexo 2, Sección 1, apartado 1, letra d de la Ley de Fertilización y Embriología.
120
Anexo 2, Sección 1, apartado 3, de la Ley de Fertilización y Embriología.
121
El
juez recuerda que el significado del término “adecuado” solo puede deducirse en relación con un
determinado contexto. En este sentido, la sentencia ironiza sobre este punto al manifestar que “un
sombrero que es adecuado para las carreras de caballos de Ascot no lo será para una feria de ganado en
Banbury”. Vid. Parágrafo 14 de la sentencia de la Cámara de los Lores.
I. Delimitación conceptual 48
122
Según Lord Brown, existen tres líneas interpretativas acerca del término “adecuado”. La primera
línea considera que no se puede autorizar un examen de HLA porque la ley solo permite el DGP para
comprobar la existencia de enfermedades genéticas que puedan afectar a la viabilidad del feto. La
segunda que entiende que, si bien la ley permite la biopsia embrionaria para descartar embriones afectos a
una determinada enfermedad, no se permite la tipificación del HLA. Y, por ultimo, la tercera que sostiene
que se puede conceder licencia para realizar una tipificación HLA dado que ésta proporciona información
sobre las características del embrión lo que, desde luego, es relevante para que la mujer decida si quiere
seguir adelante con el tratamiento de FIV. Vid. Parágrafo 49 de la sentencia de la Cámara de los Lores.
123
Apartado 9.8 del Informe Warnock.
124
Apartado 9.11 del Informe Warnock.
125
La
jurisprudencia había manifestado en otras ocasiones que la ley británica estableció claramente una
diferencia entre aquellos actividades prohibidas expresamente y aquellas otras que podrían permitirse,
siempre que se sujetaran a las condiciones impuestas por la HFEA. En tal sentido, Lord Bingham of
Cornhill manifestó en la sentencia de 13 de marzo de 2003 de la Cámara de los Lores que, si bien el
Parlamento tuvo la difícil tarea de promulgar una legislación que se adaptara en cierta medida a los
constantes avances de la Medicina en esta campo de investigación, su intención fue establecer una
regulación exhaustiva y limitar la utilización y creación de embriones dada la trascendencia ética de tales
actividades. La referencia de la sentencia es: Regina v. Secretary of State for Health (Respondent) ex
parte Quintavalle (on behalf of Prof-Life Alliance) [2003] UKHL 692. Puede consultarse su texto íntegro
en inglés en el siguiente enlace: http://www.bailii.org/uk/cases/UKHL/2003/13.html.
126
En 1987, el Gobierno británico, tras un período de consultas, publicó el White Paper, Human
Fertilisation and Embryology: A Framework for Legislation que sirvió de guía para la elaboración de la
ley de 1990.
I. Delimitación conceptual 49
dentro de las actividades que debían prohibirse forma absoluta –como, por ejemplo, la
clonación reproductiva-, la posibilidad de que la madre seleccionara un embrión que
reuniera determinadas características127.
Esta explicación sirve al juez para concluir que ni el informe Warnock ni el Libro
Blanco descartaron de forma categórica que la Autoridad británica decidiera en qué
circunstancias se podía conceder una licencia que autorizara la selección del sexo por
motivos sociales. Por tal motivo, el Comité no tuvo la intención de prohibir totalmente
la selección de embriones cuando concurrieran razones que trascendían las anomalías
genéticas. Por contraposición, la ley sí que prohibió expresamente determinadas
actividades como, por ejemplo, la creación de “niños de diseño” o la clonación de
individuos mediante sustitución nuclear128.
El razonamiento desarrollado in extenso por Lord Hoffmann conduce a una
conclusión: la ley otorga una amplia discrecionalidad a la Autoridad británica para la
concesión de licencias siempre que no vulnere expresamente ciertas prohibiciones. De
esta manera, se pueden autorizar tratamientos que resulten necesarios o convenientes
para asegurar que el embrión se encuentre en condiciones adecuadas para ser
implantado lo que incluye aquellas prácticas que permitan satisfacer la finalidad
reproductiva de la madre al iniciar un tratamiento de FIV129.
Según Lord Hoffmann, la ley no prohibió expresamente que la Autoridad
británica pudiera conceder licencia para realizar una selección embrionaria por razones
sociales, si bien es poco probable que se concediera una autorización de este
procedimiento130. Partiendo de este argumento, no se puede excluir ab initio la
127
El apartado 37 del Libro Blanco prohibía expresamente “la creación artificial de seres humanos con
ciertas características predeterminadas mediante la modificación de la estructura genético de los
embriones tempranos”.
128
Antes
de alcanzar esta conclusión, los jueces despejaron cualquier duda sobre la legalidad del DGP.
En este sentido, criticaron la interpretación del juez Kay sobre la finalidad del DGP al limitarse
exclusivamente a aquellos supuestos que tuvieran por objeto determinar la existencia de enfermedades
genéticas que podía afectar a la capacidad de la mujer de llevar a término el embarazo. En este sentido,
debemos recordar que el Código de Práctica (8ª edición) permite autorizar el DGP para: 1) determinar si
un embrión padece una anomalía; 2) determinar el sexo de los embriones cuando existe un riesgo de
transmisión de una enfermedad hereditaria ligada al sexo. Vid. HUMAN FERTILISATION AND
EMBRYOLOGY AUTHORITY, Code of Practice..., ob. cit, Sección nº 9.
129
No
podemos olvidar que el DGP ofrece, en definitiva, información acerca de las características del
embrión y esta cuestión incide directamente en la decisión de la madre acerca de tener o no el hijo.
130
En
este sentido, DYER, C., “Law lords give the go ahead for creation of saviour siblings”, British
Medical Journal, núm. 330, 7 de mayo de 2005, p. 1041.
I. Delimitación conceptual 50
posibilidad de conceder licencia para llevar a cabo una selección embrionaria por
cualquier otro motivo131. En el caso analizado, la señora Hashmi deseaba conocer la
composición genética de los embriones concebidos a fin de decidir -una vez
comprobado que éstos estaban libres de betatalasemia y poseían un HLA idéntico a
Zain- si deseaba continuar el tratamiento. Desde este punto de vista, el DGP extensivo
supone, en definitiva, una ampliación de la autonomía reproductiva de la pareja que
evita, gracias a la selección embrionaria, la aleatoriedad de una concepción natural132.
Para SHELDON, este razonamiento de Lord Hoffmann tiene una especial
trascendencia133. Este autor considera que la prohibición de crear un “bebé
medicamento” podría conducir a una indeseable consecuencia, esto es, que la señora
Hashmi concibiera de manera natural hijos y, al comprobar que no servían para el
propósito de curar a Zain, decidiera abortar. Ciertamente, tanto la ley británica como la
jurisprudencia134 permiten el aborto en estos supuestos al considerar que existe un
riesgo para la salud física o psíquica de la embarazada o de otro niño ya existente en la
familia135. No obstante, las consecuencias de este planteamiento serían moralmente
inaceptables. Asimismo, desde un punto de vista práctico, resultaría difícil encontrar
131
Vid. FREEMAN, M., ob. cit., p. 395.
132
Gracias a este procedimiento, se elimina el porcentaje del 25% de que el niño nacido por concepción
natural padezca la misma enfermedad que su hermano. En palabras de Lord Hoffman, el DGP evitaba al
matrimonio Hashmi “jugar a los daos con la concepción” de su hijo. Vid. Parágrafo 4 de la sentencia de la
Cámara de los Lores.
133
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Saviour Siblings and the...”, ob. cit., p. 410. COMPROBAR
CITA
134
La
Corte de Apelación ha manifestado que el embrión ni es titular del derecho a la vida consagrado
en la Ley de derechos humanos de 1998 ni del resto del resto de derechos subjetivos cuyo disfrute está
supeditado al hecho biológico del nacimiento, No obstante, la vida de los embriones uterinos es un valor
digno de protección en el Derecho inglés a partir del momento de la fecundación en los términos
previstos en la legislación vigente sobre interrupción voluntaria del embarazo. Vid. PÉREZ ÁLVAREZ,
S., ob. cit., p. 167.
135
La
Sección 1, apartado 1, letra a, de la Ley del Aborto de 1967 permite la interrupción voluntaria del
embarazo dentro de las veinticuatro primeras semanas cuando la continuación de la gestación suponga un
riesgo para la salud física o psíquica de la mujer embarazada o de cualquier otro hijo existente en la
familia. Esta última referencia hace referencia a la llamada “indicación social” que permite atender a
intereses distintos a los de la madre y el feto como, por ejemplo, la situación socio-económica de la
familia. Para un estudio detenido de la legislación británica sobre la materia, vid. LEGGE, J.S., Abortion
Policy. An Evaluation of the Consequences for Maternal and Infant Health, State University of New Yor
Press, Nueva York, 1985, pp. 72-92; FRANCOME, C., Abortion Freedom. A Worldwide Movement,
George Allen & Unwin, Londres, 1984, pp. 78-99.
I. Delimitación conceptual 51
médicos que quisieran participar en intentos continuados de aborto por esta causa. En el
análisis de esta hipótesis, no podemos olvidar –como señala FOST136- que el DGP es
una técnica menos invasiva y estresante que el diagnóstico prenatal o el aborto después
del embarazo. Si bien es cierto que este planteamiento de Sheldon examina los costes y
beneficios asociados al DGP extensivo, ARCHER137 considera que parte de una
comparación inadecuada pues contrapone dos realidades (selección embrionaria con
fines terapéuticos y aborto) que operan en planos de moralidad distintos, máxime si se
tiene en cuenta la imposibilidad de imaginarse un escenario de sucesivos abortos hasta
lograr un “hermano salvador”.
Como se puede advertir, el texto de la sentencia apenas contiene referencia a los
problemas éticos asociado a la creación de un “hermano salvador138”. El enfoque de la
última instancia judicial se centró, en realidad, en el estatuto de la Autoridad británica y
en los límites de los facultades discrecionales que le había concedido el Parlamento para
autorizar determinados procedimientos en los que están implicados embriones. Como
señala BROWNSWORD139, el caso Hashmi supuso el examen del difícil conflicto entre
la necesidad de flexibilizar la interpretación de la ley para adaptarse a los constantes
cambios tecnológicos y la importancia de delimitar un marco normativo que aporte
seguridad en cuestiones que afectan al estatuto de la vida humana. Cuando la tecnología
va más allá del marco regulatorio existente –por ejemplo, en el DGP extensivo-, puede
resultar útil efectuar una interpretación teleológica a fin de evitar la desconexión entre
136
Vid. FOST, N.C., “Conception for Donation”, Journal of the American Medical Association, vol. 291,
núm 17, 5 de mayo de 2004, pp. 2125-2126.
137
Vid. ARCHER, J.A., Saviour Siblings. Having a Baby to Save a Child- A means to an End?, Lambert
Academic Publishing, Reino Unido, 2012, p. 22.
138
No obstante, en el parágrafo 37 de la sentencia se realiza una interesante reflexión sobre la
posibilidad de que la donación del bebé medicamento abarque otros aspectos distintos de la sangre del
cordón umbilical como, por ejemplo, médula ósea. En este sentido, Lord Hoffmann recuerda que los
criterios aprobados en el año 2001 por la HFEA exigían expresamente que la intención del procedimiento
de DGP extensivo fuera únicamente la extracción de la sangre del cordón umbilical. Este criterio se
modificó en el año 2004 dado que, una vez implantado el embrión en el útero materno, la HFEA no podía
ejercer competencias de control sobre la actividad médica que se desarrollara con posterioridad. Sobre
esta cuestión, la sentencia recuerda que la donación de médula ósea entre hermano constituye un
procedimiento médico rutinario. No obstante, el juez matiza dos importantes diferencias: 1) que la validez
del consentimiento informado de los padres exige un control más exhaustivo dado que el acto médico no
tiene una finalidad terapéutica para el donante; y 2) que los Tribunales de Justicia pueden revocar dicho
consentimiento cuando consideren que el tratamiento no atiende al interés superior del niño.
139
Vid.
BROWNSWORD, R., “Regulating Human Genetics: New Dillemas for a New Millennium”,
Medical Law Review, núm. 12, núm. 1, p. 14.
I. Delimitación conceptual 52
140
Vid. BROWNSWORD, R., “Reproductive Opportunities and Regulatory Challenges”, The Modern
Law Review, núm. 67, núm. 2, 2004, pp. 319-320.
141
La
British Broadcasting Corporation (BBC) ha reflejado la historia de la familia Whitaker en dos
documentales que han contribuido al conocimiento del “bebé medicamento” en la opinión pública. El
primer de ellos, titulado A baby to save our son, se estrenó en el año 2003 y relata la lucha de la familia
para conseguir que la HFEA les concediera licencia para crear un “hermano salvador” que curase a su
hijo Charlie. El programa atrajo la atención de 4,7 millones de espectadores. El segundo documental,
titulado Blood brothers, se centraba en el proceso de trasplante de la sangre del cordón umbilical y la
evolución posterior de la enfermedad de Charlie.
En España, se retransmitió dicho programa el día 13 de enero de 2007 bajo el título Nacido para
curar de la serie “Documentos TV” de La 2. Puede accederse a su contenido en el siguiente enlace:
http://www.dailymotion.com/video/xhltjg_nacido-para-curar-1-anemia-de-diamond-blackfan_school.
142
En
este sentido, JOSEPHS, H.W., “Anemia of infancy and early childhood”, Medicine, vol. 15, 1936,
pp. 307-451.
143
Los
doctores Louis K. Diamond y Kenneth D. Blackfan diferenciaron esta enfermedad de la anemia
aplásica y la configuraron como una patología propia. En este sentido, afirmaron que se trataba de “una
anemia lentamente progresiva, de aparición muy precoz, sin tendencia hemorrágica, con solo moderada
leucopenia y con producción de un número disminuido e inadecuado de reticulocitos por médula ósea”.
Vid. DIAMOND, L.K. y BACKFAN, K.D., “Hypoplastic anemia”, The American Journal of Diseases of
Children, vol, 56, 1938, pp. 464-467.
I. Delimitación conceptual 53
144
En
el año 1996 se publicó un estudio realizado sobre 80 pacientes que sufrían anemia de Diamond-
Blackfan en el que se concluía que, al menos, un 35 % padecían una anomalía congénita, sin incluir el
retraso del crecimiento. Vid. BALL, S.E., McGUCKIN, C.P., JENKINS, G. y GORDON-SMITH, E.C.,
“Diamond-Blackfan anaemia in the U.K.: analysis of 80 cases from a 20-year birth cohort”, British
Journal Haematology, vol. 94, 1996, pp. 645–653.
145
En
el año 2012 se publicó un estudio en el que se concluye que los pacientes que sufren anemia de
Diamond-Blackfan tiene un riesgo 5,4 veces superior al de la población general de sufrir determinados
tipos de cáncer. Vid. VLACHOS, A. et al., “The incidence of neoplasia in Diamond Blackfan anemia: a
report from the Diamond Blackfan Anemia Registry”, Blood, vol. 119, núm. 16, 19 de abril de 2012, pp.
3815-3819.
146
La
incidencia de esta enfermedad gira en torno a los 4 o 5 casos por cada un millón de nacidos. Vid.
BRAVO, M.L. y RODRÍGUEZ, N., “Anemia de Diamond-Blackfan: experiencia clínica en 20 pacientes
(1968-1998), Revista Chilena de Pediatría, vol. 71, núm. 3, mayo 2000, pp. 192-196.
147
Sobre
los distintos tipos de tratamiento, vid. VLACHOS, A. et al., “Diagnosing and treating Diamond
Blackfan anaemia: results of an international clinical consensus conference”, British Journal of
Haematology, vol. 142, núm. 6, septiembre de 2008, pp. 859-876.
148
El
doctor Taranissi criticó la decisión de la HFEA. En este sentido, consideró que la distinción
efectuada por dicho organismo en relación con el caso Hashmi era “ridícula” y que “la tecnología debía
utilizarse para curar a este tipo de niños enfermos”, evitando que los “padres se vieran forzados a
desplazarse al extranjero”. Vid. MARSH, B., “Parents fight for designer baby”, Daily Mail, Health,
disponible en el siguiente enlace: http://www.dailymail.co.uk/health/article-300573/Parents-fight-
designer-baby.html.
149
En
este sentido, la HFA argumentó que “aunque algunos niños con anemia de Diamond-Blackfan
heredan esta enfermedad de sus padres, en la mayoría de los casos surgen como resultado de una
mutación esporádica. En este supuesto, cuando ninguno de los padres es portador de la enfermedad, el
riesgo de concebir un hijo afectado por la misma es relativamente bajo”. De igual manera, el citado
organismo concluyó que el DGP extensivo con fines terapéuticos de tercero solo sería aplicable “cuando
los padres fuesen portadores de la enfermedad y en caso de que la mutación genética pudiera ser
detectada en el embrión”. Vid. HUMAN FERTILIZATION AND EMBRYOLOGY AUTHORITY,
“HFEA confirms that HLA tissue typing may only take place when PGD is required to avoid a serious
genetic disorder”, Nota de prensa, 1 de agosto de 2002, disponible en el siguiente enlace:
http://www.hfea.gov.uk/935.html.
I. Delimitación conceptual 54
154
En este sentido, la Asociación Médica Británica apoyó la decisión de la familia Whitaker de
marcharse a Estados Unidos para lograr su propósito de tener un “hermano salvador” para su hijo Charlie.
Vid. BOSELEY, S., “As age of the saviour sibling dawns, pressure mounts inexorably to change embryo
rules”, The Guardian, Science, 20 de junio de 2003, disponible en el siguiente enlace:
http://www.theguardian.com/science/2003/jun/20/genetics.uknews.
155
Vid.
SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting saviour siblings be banned?”, Journal of
Medical Ethics, vol. 30, 2004, pp. 533-537.
156
Ciertamente,
la HFEA no midió las consecuencias de su decisión por cuanto restringía la práctica del
DGP exclusivamente a aquellos supuestos en los que se pudieran derivar beneficios directos al embrión.
Ello implicaba de facto la eliminación de cualquier tipo de biopsia que se llevara a cabo con embriones
sobrantes de los procesos de FIV o constituidos ad hoc para destinarlos a la investigación científica.
Como señala Sheldon y Wilkinson, el compromiso de la HFEA con el principio de beneficio directo no
trascendía hasta tal punto, sino más bien se trataba de una singular interpretación que se aplicaría a casos
como el de la familia Whitaker. Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Saviour Siblings and the...”, ob.
cit., p. 157.
157
En
este mismo sentido, Ram manifestó que no existían diferencias en el análisis de los riegos y
beneficios cuando el DGP se realiza con la sola finalidad de determinar los antígenos de
histocompatibilidad y la realización de esta mismo procedimiento para examinar, en su caso, la existencia
de una enfermedad genética hereditaria. Vid. RAM, N.R., “Britain's new preimplantation tissue typing
policy: an ethical defence”, Journal of Medical Ethics, vol. 32, núm. 5, mayo de 2006, pp. 278-282.
158
Por
tal motivo, algunos autores consideran que el DGP tiene una finalidad eugenésica dado que puede
ser utilizado para el mejoramiento de la raza humana, la creación de las llamadas genetic overclass o la
satisfacción de las fantasías paternas de tener un “niño perfecto”. Para un estudio de este planteamiento,
vid. TESTART, J., “The New Eugenics and Medicalized Reproduction”, Cambridge Quarterly of
Healthcare Ethics, vol. 4, núm. 3, 1995, 304-312; GRAUMANN, S., “Preimplantation genetic diagnosis.
The bridge between human genetics and reproductive medicine”, Revista de Derecho y Genoma Humano,
vol. 13, 2000, pp. 211-230; DI PIETRO, M.L., GIULI, A. y SERRA, A., “La diagnosis preimpianto”,
Medicina e Morale, vol. 3, 2004, pp. 469-500; KING, D.S., “Preimplantation genetic diagnosis and the
new eugenics”, Journal of Medical Ethics, vol. 25, núm. 2, abril 1999, pp. 176-182.
En contra de esta opinión, existe otra corriente doctrinal que entiende que existen otros
procedimientos –como, por ejemplo, el diagnóstico prenatal- que discriminan muchos más niños que el
DGP y, por tanto, tienen una clara finalidad eugenésica, si bien gozan de mayor aceptación social
(BOYLE, R.J. y SAVULESCU, J., “Ethics of using preimplantation genetic diagnosis to select a stem
cell donor for an existing person”, British Medical Journal, vol. 323, noviembre de 2001, pp. 1240-1243).
De igual manera, otros autores sostienen que el DGP no es discriminatorio con el embrión enfermo
(CAMERON, C. y WILLIAMSON, R., “Is there an ethical difference between preimplantation genetic
diagnosis and abortion?”, Journal of Medical Ethics, vol. 29, 2003, pp. 90-92).
I. Delimitación conceptual 56
los citados autores criticaron la decisión de la HFEA por cuanto no tuvo en cuenta la
concurrencia de los intereses de terceros –en este caso, de Charlie Whitaker- que, en su
caso, podían justificar la exposición del embrión a unos riesgos desconocidos derivados
de la biopsia159. De esta manera, SHELDON y WILKINSON consideran que la HFEA
infringió la obligación impuesta en la ley británica160 de exigir que en los “servicios de
tratamiento” se pondere la afectación al bienestar de cualquier otro hijo que pueda verse
afectado por el nacimiento de un bebé fruto de un proceso de FIV161. Una correcta
ponderación de los intereses en juego hubiera decantado la balanza a favor de la familia
Whitaker por cuando debía primar el beneficio a corto plazo para Charlie antes que los
riesgos inciertos que se derivarían para el niño nacido162. En esta misma línea,
ARCHER163 concluye que -dado que la decisión del caso Hashmi supuso el
reconocimiento jurisprudencial del derecho a practicar un DGP para seleccionar un
embrión adecuado a los fines reproductivos de la pareja- la distinción efectuada por la
Autoridad británica con la familia Whitaker carecía de base razonable y constituía una
decisión indefendible.
A pesar de las críticas vertidas desde distintos sectores, la familiar Whitaker no
159
En este sentido, los partidarios del “bebé medicamento” consideran que el DGP constituye una
técnica necesaria para su existencia. Por tal motivo, no se puede equiparar éticamente el hecho de no
engendrar el niño –lo que implica, lógicamente, su no existencia- con la posibilidad remota de que sufra
algún tipo de trastorno a consecuencia de la biopsia embrionaria. En este sentido, DEVOLDER, K., ob.
cit., p. 585.
160
El
apartado 5 de la Sección 13 de la ley británica establece que “no se proveerán servicios de
tratamiento a una mujer a menos que se tenga en cuenta el bienestar del niño nacido a consecuencia del
mismo o de cualquier otro que pueda ser afectado por el nacimiento”.
161
En
este sentido, Taylor-Sands considera que el bienestar del hermano enfermo está indisolublemente
ligado a los intereses colectivos de su familia. Desde este punto de visto, las familias que acuden a un
proceso de DGP extensivo están “conectadas inexorablemente en un viaje compartido” cuya finalidad es
salvar la vida de uno de sus integrantes. Por tal motivo, es necesario realizar una análisis conjunto de los
intereses individuales del “bebé medicamento” que radican en la protección frente a todo daño no
justificado y los intereses colectivos de la familia basados “en la intimidad, el amor, el cariño y el
esfuerzo conjunto” necesarios para el “progreso humano”. Vid. TAYLOR-SANDS, M., “Saviour siblings
and collective family interests”, Monash Bioethics Review, vol. 29, núm. 2, 2010, pp. 12-15.
162
En
este sentido, Snelling entiende que la asunción de estos riesgos resultaría desproporcionada en el
contexto de un tratamiento ordinario de infertilidad, si bien resulta justificado cuando la finalidad de la
concepción es que nazca un niño que puede proporcionar una cura potencial a un hermano seriamente
enfermo, salvo que existan otros argumentos adicionales que justifiquen la prohibición de la técnica. Vid.
SNELLING, J., “Embryonic HLA Tissue Typing and Made-To-Match Siblings: The New Zealand
Position”, Medical Law International, vol. 9, núm. 1, marzo 2008, pp. 13 y 21.
163
Vid. ARCHER, J.A., ob. cit., p. 31.
I. Delimitación conceptual 57
acudió a los Tribunales de Justicia para revisar los motivos de denegación de la licencia.
Por el contrario, en octubre de 2002 decidieron viajar a Estados Unidos e iniciar el
tratamiento en el prestigioso Instituto de Genética Reproductiva de Chicago que, dos
años antes, había logrado el nacimiento del primer “bebé medicamento164”. Los estudios
genéticos revelaron que, de los nueve embriones constituidos, solo tres eran compatibles
con Charlie. El centro médico transfirió los dos embriones que se encontraban en
mejores condiciones. Uno de ellos llegó a implantarse. El día 19 de junio de 2003 Jaime
Whitaker, el primer “hermano salvador” de Reino Unido, nació en el Royal Hallamshire
Hospital de Sheffield165. Después de que los médicos certificaran que Jaime no padecía
anemia de Diamond-Blackfan, el matrimonio Whitaker inició el tratamiento de
acondicionamiento de su hijo Charlie para que pudiera efectuarse el trasplante de la
sangre del cordón umbilical. Finalmente, en octubre de 2004 los medios de
comunicación informaron que Charlie Whitaker se había curado de su enfermedad
gracias al trasplante de material hematopoyético donado por su hermano166.
El nacimiento del primer “hermano salvador” en el Reino Unido evidenció la
errónea política sostenida por la Autoridad británica en esta materia. En julio de
2004167, la HFEA publicó un informe en el que extendió la práctica del DGP extensivo
a pesar de que no existiera riesgo de transmisión de una enfermedad hereditaria168. Este
164
Sobre
la historia de la familia, vid. LEVIN, A., “I know I was born to save Charlie instead of being
born just for me: incredible story of the saviour sibling who sparked an ethical furore”, Daily Mail,
Health, 22 de mayo de 2011, disponible en: http://www.dailymail.co.uk/health/article-1389499/I-know-I-
born-save-Charlie-instead-born-just-Brotherly-love-saviour-sibling.html#ixzz1iYaamIVr.
165
Vid.
DERBYSHIRE, D., “Designer baby gives hope to his ill brother”, The Telegraph, Science, 20 de
junio de 2003, disponible en el siguiente enlace: http://www.telegraph.co.uk/science/science-
news/3309843/Designer-baby-gives-hope-to-his-ill-brother.html.
166
Vid.
PUBLIC HEALTH GENETICS UNIT, “Genetically selected boy cures older brother”, 22 de
octubre de 2004, disponible en el siguiente enlace: http://www.phgfoundation.org/news/1419.
167
Vid.
HUMAN FERTILISATION AND EMBRIOLOGY AUTHORITY, “HFEA agrees to extend
policy on tissue typing”, Nota de prensa, 21 de julio de 2004, disponible en el siguiente enlace:
http://www.hfea.gov.uk/763.html.
168
El
cambio de política fue el resultado de un proceso iniciado en diciembre de 2003 por el Comité
Ético y Legal de la Autoridad Británica. En este caso, la investigación se centró en los siguientes
aspectos: 1) estudio de las pruebas relativas a los riesgos asociados a la biopsia embrionaria y el posible
daño al niño resultante; 2) revisión de la literatura científica sobre la experiencia de las familias y los
niños que han sido sometidos a un trasplante de sangre de cordón umbilical y/o médula ósea previamente
donados por un hermano; 3) revisión de los estudios sobre las enfermedades cuya solución terapéutica
idónea es la donación de progenitores hematopoyéticos; 4) estudio de la jurisprudencia relativa al
consentimiento informado de los menores de edad; 5) revisión de las declaraciones emitidas sobre la
materia emitidas tanto en el Reino Unido como en el extranjero, así como de los distintos organismos
I. Delimitación conceptual 58
materia lograría eliminar las aparentes contradicciones que se habían producido con
ocasión del caso Hashmi y Whitaker174. De igual manera, esta institución entendió que
este cambio permitiría adecuar la regulación de esta tecnología reproductiva a las
necesidades de una sociedad cambiante, siempre que se utilizara de manera responsable
y en beneficio de las familias. En esta misma línea RAM175 manifestó que la nueva
política de DGP extensivo era más ética y justa que la anterior por cuanto, en primer
lugar, se ajustaba a las evidencias científicas sobre el mínimo daño derivado de la
biopsia del embrión para su posterior desarrollo y, en segundo lugar, se alejaba de
cualquier especulación sobre los futuros daños psicológicos para el “hermano
salvador176”. Este mismo autor entendía que los posibles daños que se pudieran derivar
de esta práctica para el niño nacido y su familia –como, por ejemplo, la
instrumentalización del nacido- o para la sociedad a largo plazo no podían justificar una
limitación del acceso de los padres a esta tecnología reproductiva cuando fuese
necesaria para salvar la vida de un hijo gravemente enfermo177.
Desde un punto de vista crítico, BUXTON178 afirmó que, en realidad, la nueva
política de la HFEA era solo una justificación después del éxito del nacimiento de Jamie
174
Vid.
BRITISH FERTILITY SOCIETY, “BFS responds to HFEA´s saviour siblings policy change”,
Nota de prensa, 21 de julio de 2004, disponible en el siguiente
enlace:http://www.fertility.org.uk/news/pressrelease/04_07-saviour_sibling.html.
175
Vid. RAM, N.R., ob. cit., p. 278-279.
176
Para
ilustrar este argumento, Ram explica el caso de la familia Ayala. Mary y Abe Ayala decidieron
concebir un hijo con la esperanza de que fuera compatible con su hermana de 16 años que padecía
leucemia. En 1990 nació Marissa y, catorce meses más tarde, los médicos del City of Hope National
Medical Center de Duarte (California) extrajeron médula ósea para transplantarla a su hermana enferma.
El procedimiento fue un éxito. En la actualidad, Marissa es una adolescente “feliz, saludable, normal y
querida” por su familia. Según este autor, esta historia demuestra que el “hermano salvador” no tiene por
qué sufrir necesariamente consecuencias negativas desde un punto de vista psicológico. Vid. RAM, N.R.,
ob. cit., p. 280.
177
En
esta misma línea, Robertson entiende que el derecho a la reproducción está íntimamente ligado a
la “identidad, sentido y dignidad” de la persona. Existe una presunción favorable a la libertad de los
padres en el campo reproductivo que solo puede ceder cuando se prueba la existencia de un daño
potencial. Desde este punto de vista, la libertad reproductiva alcanzaría el derecho a utilizar todos los
medios disponibles para garantizar que los hijos reúnen las características que convierten la procreación
en algo “deseable” o “significativo” para los padres. Vid. ROBERTSON, J.A., Children of Choice.
Freedom and the New Reproductive Technologies, Princeton University Press, New Jersey, 1994, pp. 17
y 30.
178
Vid. BUXTON, J., “Unforeseen Uses of Preimplantation Genetic Diagnosis. Ethical and Legal
Issues”, en Horsey, K. y Bigss, H. (eds.), Human Fertilisation and Embryology: Reproducing Regulation,
Routledge Cavendish, Reino Unido, 2007, p. 120.
I. Delimitación conceptual 60
180
Anexo 2, apartado 1ZA, número 1, letra d de la Ley de Fertilización y Embriología.
181
Anexo 2, apartado 1ZA, número 4 de la Ley de Fertilización y Embriología.
182
Vid. HERRING, J., Medical Law and Ethics, Oxford University Press, 4ª edición, Oxford, 2012, pp.
394-395.
183
Vid. HUMAN FERTILISATION AND EMBRYOLOGY AUTHORITY, Code of Practice, 8ª
edición, Londres, abril 2012, disponible en: http://www.hfea.gov.uk/docs/8th_Code_of_Practice.pdf.
I. Delimitación conceptual 61
185
Ibídem. Apartado 10.24.
186
Ibídem. Apartado 10.25.
187
Ibídem. Apartado 10.26.
188
Ibídem. Apartado 10.28.
I. Delimitación conceptual 62
practicarla sin necesidad de solicitar licencia siempre que tuviera por objeto determinar
la existencia de una enfermedad incluida en un listado189. A pesar del debate mantenido,
la HFEA consideró en enero de 2010 que debía mantener el sistema de autorización
caso por caso dado que aún continuaban sin resolverse algunos dilemas éticos y
sociales, sin olvidar que se disponía de muy poca información sobre los beneficios y
riesgos derivados del tratamiento190. Según KING191, el mantenimiento de esta política
se debe a que la sociedad británica seguía preocupada por los dilemas éticos asociados a
esta tecnología reproductiva, a pesar de que el Parlamento había permitido
expresamente la creación de un “bebé medicamento”. Por tal motivo, la concesión de
licencias debe estar sometida a un control de la Autoridad británica a fin de valorar las
especiales circunstancias que concurren en la familia solicitante y, específicamente, en
el hermano enfermo.
189
Puede consultarse el listado de estas enfermedades en el siguiente enlace:
http://www.hfea.gov.uk/cps/hfea/gen/pgd-screening.htm.
190
Vid.
HUMAN FERTILISATION AND EMBRYOLOGY AUTHORITY, “Case by case decision
making in embryo testing”, disponible en el siguiente enlace: http://www.hfea.gov.uk/5602.html.
191
Vid.
KING, D., “ The Case for Case-by-Case Regulation of PGD”, BioNews, 18 de enero de 2010,
disponible en el siguiente enlace: http://www.bionews.org.uk/page_53438.asp.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 63
CAPÍTULO II
ASPECTOS CIENTÍFICOS DEL “BEBÉ MEDICAMENTO”
1.- INTRODUCCIÓN
El objetivo de este Capítulo es ofrecer una visión general de los aspectos
científicos del “bebé medicamento”. Como hemos explicado anteriormente, esta
revolución biotecnológica se asienta en tres técnicas: 1) la fecundación in vitro; 2) el
diagnóstico genético preimplantacional; y 3) el trasplante de células madre
hematopoyéticas de la sangre del cordón umbilical. Este estudio constituye el punto de
partida que, posteriormente, nos permitirá enfocar los dilemas éticos y jurídicos
asociados al “bebé medicamento”.
192
Tradicionalmente,
la doctrina distingue entre las técnicas intracorpóreas y extracorpóreas. En las
primeras, la fecundación tiene lugar en las vías genitales de la mujer, mientras que, en las segundas, se
produce fuera del organismo femenino. Vid. SANTAMARÍA SOLÍS, L., “Aspectos bioéticos de las
técnicas de reproducción asistida”, Cuadernos de Bioética, vol. XLI, núm. 1, 2000, pp. 37-47.
193
Vid.
STEPTOE, P.C. y EDWARDS, R.G., “Birth after the reimplantation of a human embryo”, The
Lancet, vol. 12, núm. 2, agosto 1978, p. 366.
194
No
obstante, en España la técnica de ICSI es la más utilizada por su mayor tasa de embarazo. En el
año 2010, se iniciaron 3.456 ciclos de tratamiento de FIV clásica frente a los 29.047 de ICSI. Datos
ofrecidos por la Sociedad Española de Fertilidad que pueden consultarse en el siguiente enlace:
https://www.registrosef.com/public/Docs/sef2010_IAFIV.pdf.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 64
debido a la amplitud de sus indicaciones terapéuticas que abarcan tanto la lesión severa
o ausencia de las trompas de Falopio, las afectaciones graves de la calidad seminal,
hasta las alteraciones inmunológicas con trascendencia reproductiva195. De igual
manera, es la técnica utilizada cuando debe realizarse un diagnóstico genético
preimplantacional o cuando han fracasado otros tratamientos de reproducción asistida.
195
Vid. PÉREZ MILLÁN, F., “Breve explicación de las técnicas reproductivas: ¿cuáles son, en qué
consisten, cuándo están indicadas y que riesgos tienen?”, en Abellán, F. y Sánchez Caro, J., Bioética y ley
en reproducción humana asistida. Manual de casos clínicos, Comares, Granada, 2009, p. 253.
196
No
obstante, las técnicas de reproducción asistida habían obtenido los primeros resultados a finales
del siglo XVIII. En 1785 el cirujano escocés John Hunter (1728-1793) consiguió solucionar el problema
de una pareja que no podía tener descendencia a causa del marido que padecía hipospadias. Dado que la
procreación natural no daba resultado, Hunter inyectó en la vagina de la mujer una jeringa caliente que
contenía el semen del marido. El resultado del experimento fue un éxito y, ese mismo año, nació el
primer niño de la historia fruto de las técnicas de reproducción asistida (CELIS LÓPEZ, A.,
“Inseminación intrauterina en el momento actual”, Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia, vol. 58,
2012, pp. 107-114).
Durante el siglo XIX, destaca la labor científica del doctor americano Marion Sims (1813-1883)
quien experimentó la inseminación artificial con seis mujeres que padecían diversos trastornos cervicales.
Los resultados, sin embargo, no fueron muy esperanzadores. Después de cincuenta y cinco intentos
fallidos, solo una de sus pacientes quedó embarazada en 1866 (JONSEN, A.R., The Birth of Bioethics,
Oxford University Press, Nueva York, 1998, p. 303; WILDER, B.L., “Assisted Reproduction
Technology: Trends and Suggestions for the Developing Law”, Assisted Reproduction Technology, vol.
18, 2002, pp. 177-209; NOVAES BATEMAN, S., “The medical management of donor insemination”, en
Daniels K. y Haimes, E. (ed.), Donor Insemination. International Social Science Perspectives, Oxford
University Press, Reino Unido, p. 110).
Años más tarde, el catedrático de Medicina William Pancoast (1835-1897) informó del primer
caso confirmado de inseminación artificial con semen de donante. En 1884 un comerciante y su esposa
acudieron a la consulta del doctor William Pancoast en el Jefferson Medical College en Filadelfia
motivados por las dificultades que tenían para concebir un hijo. El médico concluyó que la causa de
esterilidad era masculina, concretamente, azoospermia196. Dado que la ciencia médica no conocía una
solución a este trastorno orgánico, Pancoast preguntó a sus seis estudiantes cómo resolver el problema.
Uno de los estudiantes sugirió que se utilizara semen del varón más apuesto entre ellos y se inseminara a
la mujer. El doctor accedió y llamó a la mujer para un supuesta última evaluación. Después de
anestesiarla, la inseminó y, nueve meses más tarde, nació un bebé. Fue entonces cuando Pancoast
comentó al marido la curiosa solución propuesta por sus estudiantes. Si bien podría esperarse una
reacción negativa, el marido solo pidió que no revelara la verdadera historia a su mujer. No obstante, en
1909 uno de los estudiantes que participaron en el experimento, Addison Davis Hard, visitó al hombre
nacido de ese embarazo y le comentó la verdadera historia de su concepción (KELBER BELGER, J.,
“Cuando los avances científicos y tecnológicos anteceden y rebasan nuestra comprensión y nuestro saber
qué y cómo hacer con ellos”, Anales Médicos, vol. 55, núm. 1, enero-marzo 2010, pp. 4-6; JONSEN,
A.R., “Un mundo feliz: La racionalidad en la reproducción”, en Kushner, T. y Thomasma, D.C (ed.), De
la vida a la muerte. Ciencia y Bioética, Cambridge University Press, Cambrigde, 1999, p. 67).
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 65
embriones197. El doctor realizó el lavado de los oviductos de una coneja de raza Angora
y extrajo dos embriones de cuatro células que, posteriormente, transfirió al útero de otra
coneja de raza belga. El resultado del experimento fue el nacimiento de seis conejos
completamente sanos198.
El desarrollo de la técnica, sin embargo, no se produjo hasta la segunda mitad del
siglo XX. Durante dicho período las tecnologías reproductivas199 experimentaron un
extraordinario y vertiginoso avance en busca de soluciones terapéuticas al recurrente
problema de la fertilidad humana200. En los primeros años del siglo pasado se llevaron a
197
Vid. HEAPE, W., “Preliminary Note on the Transplantation and Growth of Mammalian Ova within a
Uterine Foster-Mother”, Proceedings of the Royal Society of London, vol. 48, 1891, pp. 457-458.
198
Sobre la aportación de Heape al conocimiento de la biología de la reproducción, vid. BIGGERS, J.D.,
“Walter Heape, FRS: a pioneer in reproductive biology. Centenary of his embryo transfer experiments”,
Journal of Reproduction and Fertility, vol. 93, 1991, pp. 173-186.
199
Sobre
el desarrollo de las técnicas de reproducción asistida, vid. CHEN, S.H., y WALLACH, E.E.,
“Five decades of progress in Management of the infertile couple”, Fertility and Sterility, vol. 62, núm. 4,
octubre 1994, pp. 665-685.
200
Durante el siglo XX, se han efectuado numerosos estudios tendentes a explicar las causas no
patológicas relacionadas con la esterilidad. En primer lugar, se ha demostrado que el aumento de la edad
de la mujer reduce su fertilidad. En efecto, la incorporación de la mujer al mundo laboral, así como la
necesidad de un avance profesional constante, la han llevado a posponer la decisión sobre el embarazo.
Un estudio efectuado en 1957 por Tietze sobre la comunidad de los huteritas –rama comunal de los
anabaptistas que viven en la región central de Montana y cuyo credo prohíbe estrictamente el empleo de
cualquier medio anticonceptivo- refirió las siguientes frecuencias de esterilidad: 3,5% por debajo de los
25 años, 7% a los 30 años, 11% a los 35 años, 33% a los 40 años, 87% a los 45 años y 100% a los 50 años
(TIETZE, C., “Reproductive span and rate of reproduction among Hutterite woman, Fertil Steril, núm. 8,
1957 , pp. 89-97). Posteriormente, Hendershot y Pratt demostraron en 1982 cómo la tasa de embarazo
disminuye progresivamente conforme se incrementa la edad. Así, entre mujeres casadas no estériles tras
12 meses de exposición coital no protegida, la tasa de embarazo fue del 86% de los 20 a 24 años; del 78%
de los 25 a 29; del 63% de los 30 a 34 y del 52% de los 35 a los 40 (HENDERSHOT G.E., PRATT, W.F.
y PRATT, W.F., “Infertility and age: An unresolved issue”, Family Planning Perspect, vol. 14, núm. 5,
1982, pp. 287-289).
En segundo lugar, las alteraciones de la calidad del semen han incidido negativamente sobre la
eficacia del factor masculino en la reproducción. Existen evidencias que demuestran que hábitos como el
tabaquismo y el abuso del alcohol producen alteraciones del espermograma, así como una reducción de la
síntesis y secreción de testosterona (SOFIKITIS, N., MIGAYANA, I. y DIMITRIADIS, D., “Effects of
smoking on testicular function, semen quality and sperm fertilizing capacity”, The Jornal of Urology, vol.
154, septiembre 1995, pp. 1030-1034).
Y, en tercer lugar, los cambios en la conducta sexual producidos por la secularización de la
sociedad y la eliminación de tabúes religiosos han determinado un aumento de la frecuencia de las
relaciones y del número de parejas, incrementándose la incidencia de las enfermedades de transmisión
sexual que, al desencadenar infecciones tubárico-peritoneales, han incidido de manera negativa sobre la
fertilidad (BRUGO-OLMEDO, S., CHILLIK, C., y KOPELMAN, S., “Definición y causas de la
infertilidad”, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, vol. 54, núm. 4, 2003, p. 229).
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 66
201
Vid.
MACOMBER, D y SANDERS, M.B., “The spermatozoa count: Its value in the diagnosis,
prognosis ante treatmente of sterility”, The New England Journal of Medicine, vol. 200, 1929, p. 981-
984.
202
Vid.
ASCHEIM, S. y ZONDEK, B., “Insulated prolan B from uterine of pregnant women. The
managed to stimulate and induce ovulation using gonadotrophins”, Wien Klin Wochenschr, vol. 7, 1928,
pp. 8-9.
203
Gregory
Pincus fue, junto con el biólogo Min Chueh Chang y el ginecólogo John Rock, el inventor de
la píldora anticonceptiva. Después de años de estudio patrocinados por la feminista Katherine
McCormick, Pincus y Chang confirmaron que la progesterona actuaba como inhibidora de la ovulación.
Dado que la ley Comstock de 1873 consideraba ilegales los estudios sobre anticoncepción en
Massachusetts, los primeros ensayos clínicos se desarrollaron en 1956 en Puerto Rico bajo la dirección de
la doctora Edris Rice-Wray. Finalmente, el 9 de mayo de 1960 la Food and Drug Administration aprobó
la comercialización de Enovid, el primer anticonceptivo oral. Este hito trascendental sirvió de base para
una nueva concepción de los derechos reproductivos de la mujer al disociar el sexo de la procreación. En
la actualidad, se considera uno de los inventos más importantes de los últimos 2.000 años.
Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. OLMOS LATTUS, J. y SANHUEZA
BENAVENTE, M.C., “Breve historia de la Píldora Anticonceptiva”, Revista de Obstetricia y
Ginecología de Chile, vol. 5, núm. 2, 2010, pp. 112-115; PEÑARANDA PARADA, E., “Historia sobre el
papel de las hormonas y los anticonceptivos en el lupus”, Revista Colombiana de Reumatología, vol. 18,
núm. 1, marzo 2011, pp. 8-25; Newsweek, 10 de enero de 1999, “The Power of Big Ideas”, disponible en
el siguiente enlace: http://www.thedailybeast.com/newsweek/1999/01/10/the-power-of-big-ideas.html.
204
Vid.
PINCUS, G. y ENZMANN, E.V. “The comparative behaviour of mammalian eggs in vivo and in
vitro: I. The activation of ovarian eggs”, Journal of Experimental Medicine, vol. 62, 1935, pp. 665-675.
205
Vid. RODRÍGUEZ-MARTÍNEZ H., PERTOFT, H. y JOHANSSON, M., “Cryo-scanning
electronmicroscopy of the porcine oviduct and immunocytochemical localization of hyaluronan in the
endosalpinx”, Theriogenology, vol. 49, 1998, 1998, p. 335.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 67
206
La
partenogénesis puede lograrse técnicamente a partir de la estimulación de un óvulo por medios
términos, físicos o químicos, o bien empleando un espermatozoide que ejerza un papel de activador sin
que su núcleo llegue a fusionarse con el del óvulo. Este procedimiento fue descubierto por el biólogo
suizo Charles Bonnet (1720-1793). Su obra fundamental, Traité d'insectologie, fue publicada en París en
1745. La primera parte de la misma, con el título Observations sur les pucerons, resume sus experimentos
en pulgones, que fueron directamente inspirados por Réaumur y que le condujeron a descubrir el
fenómeno de la partenogénesis. En la segunda parte, bajo el título Observations sur quelques espèces de
vers d’eau douce, Bonnet describió como los gusanos acuáticos del género Lumbriculus cortados a
fragmentos son capaces de desarrollar el animal entero a partir de uno de los mismos. Dichas
investigaciones, junto a las de Abraham Trembley en hidras, sentaban las bases del estudio científico de
la regeneración.
Para un estudio de esta cuestión, vid. LÓPEZ MORATALLA, N., “La partenogénesis: sin el
glamour de la clonación”, Cuadernos de Bioética, vol. 3, 2004, pp. 405-415; JUNQUERA DE
ESTÉFANI, R., “Las negaciones de los Derechos Humanos desde la Biotecnología”, en Martínez Morán,
N. (ed.), Utopía y realidad de los Derechos Humanos en el cincuenta aniversario de su Declaración
Universal, UNED, 1999, pp. 207-208.
207
Vid. ÁLVAREZ DÍAZ, J.A., “Historia contemporánea: las técnicas complejas de reproducción
asistida”, Ginecología y Obstetricia de México, vol. 75, núm. 5, mayo 2007, pp. 293-302.
208
Vid.
LACADENA, J.R., “Genética y Sociedad”, Discurso leído en la Solemne Sesión Inaugural del
Curso celebrada el día 13 de enero de 2011, Real Academia Nacional de Farmacia, Madrid, 2011, p. 16,
disponible en el siguiente enlace: http://www.analesranf.com/index.php/discurso/article/view/1129.
209
En este punto, seguimos la explicación de LACADENA, J.R., “Genética y Sociedad”…, ob. cit., pp.
16-17.
210
En el año 2010 Robert Edwards fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología.
211
Vid.
EDWARDS, R.G., “Maturation in vitro of human ovarian oocytes”. The Lancet, vol. 2, 1965, pp.
926-929.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 68
212
Vid. EDWARDS, R.G., BAVISTER, B.D. y STEPTOE, P.C., “Early stages of fertilization in vitro of
human oocytes matured in vitro”, Nature, vol. 221, 1969, pp. 632-635.
213
Vid.
STEPTOE, P.C., “Laparoscopy: diagnostic and therapeutic uses”, Proceedings of the Royal
Society, vol. 62, 1969, p. 439.
214
Vid.
EDWARDS, R.G., STEPTOE, P.C. y PURDY, J.M., “Fertilization and cleavage in vitro of
preovulator human oocytes”, Nature, vol. 227, 1970, pp. 1307-1309.
215
Para
una explicación detallada de los motivos de denegación de la subvención, vid. JOHNSON, M.H.,
FRANKLIN, S.B., COTTINGHAM, M. y HOPWOOD, N., “Why the Medical Research Council refused
Robert Edwards and Patrick Steptoe support for research on human conception in 1971”, Human
Reproduction, vol. 25, núm. 9, septiembre 2010, pp. 2157-2174.
Vid. STEPTOE, P.C. y EDWARDS, R.G., “Reimplantation of a human embryo with subsequent tubal
216
maduración de ovocitos. Una vez obtenido el ovocito maduro mediante una exploración
laparoscópica, Edwards y Steptoe lo depositaron en una placa de Petri donde,
posteriormente, se añadió el esperma del padre. Dos días más tarde a la fecundación, los
científicos implantaron el embrión de ocho células en el útero de la mujer donde
prosiguió su normal desarrollo hasta que se produjo su nacimiento.
Durante los diez años siguientes se produjo un auténtico frenesí biotecnológico
tendente a la mejora de la eficacia de las técnicas de reproducción humana asistida. Así,
en el año 1984 nació en Melbourne Zoe Leyland, el primer bebé procedente de un
embrión previamente criopreservado218. En ese mismo año, el equipo de la Universidad
de Texas liderado por Richard Asch (1947) describió una nueva técnica terapéutica –
llamada gamete intrafallopian transfer o por el acrónimo GIFT- que supone la
transferencia simultánea, pero por separado, de uno o más ovocitos mezclados con
espermatozoides lavados y capacitados directamente en la trompa de Falopio mediante
laparoscopia219.
A finales de la década de los ochenta se inicia el gran capítulo de la
micromanipulación de los gametos para tratar los problemas de esterilidad masculina
severa con el descubrimiento de las técnicas de subzonal injection220 (SUZI), parcial
zone disection221 (PZD) y intracytoplasmic sperm injection222 (ICSI).
A partir de los años noventa se desarrollan otras líneas de investigación
relacionadas con las técnicas de reproducción asistida que, sin embargo, persiguen
finalidades distintas a la búsqueda de soluciones a los problemas de esterilidad. Por un
lado, aparecen los primeros ensayos clínicos de Diagnóstico Genético
218
Vid. THOUNSON, A. y MOHR, L., “Human pregnacy following cryopreservation, thawing and
transfer of an eight-cell embryo”, Nature, vol. 305, octubre 1983, pp. 707- 709.
219
Vid. ASCH, R.H., et al., “Preliminary experiences with gamete intrafallopian transfer (GIFT)”,
Fertility and Sterility, vol. 45, 1986, pp. 366-371.
220
Vid.
NG, S.C. et al., “Pregnancy after transfer of multiple sperm under the zona”, The Lancet, vol.
332, octubre 1988, p. 790.
221
Vid.
MALTER, H.E. y COHEN, J., “Partial zona dissection of human oocytes: A nontraumatic
method using micromanipulation to assit zona pellucida penetration”, Fertility and Sterility, vol. 51, núm.
1, enero 1989, p. 139-148.
222
Vid.
PALERMO G, JORIS, H., DEVROEY, P. y VAN STEIRTEGHEM, A.C., “Pregnancies alter
intracytoplasmic injection of single spermatozoa into an oocyte”, The Lancet, vol. 340, julio 1992, pp. 17-
18.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 70
223
Vid.
HANDSYDE, A.H., KONTOGIANNI, E.H., HARDY, K. y WINSTON, R.M.L., “Pregnancies
from biopsied human preimplantation embryos sexed by Y-specific DNA amplification”, Nature, vol.
344, abril 1990, pp. 768-770.
224
En
1998 Thomson y sus colaboradores demostraron que las células pluripotentes de la masa celular
interna del blastocisto mantenían la capacidad suficiente para formar el trofoblasto y los derivados de las
tres capas germinales embrionarias, consiguiendo obtener cultivos de células pluripotentes a partir de
células embrionarias humanas aún no diferenciadas (THOMSON, J.A. et al., “Embryonic stem cells lines
derived from human blastocysts”, Science, núm. 282, 1998, pp. 1145-1147).
Posteriormente, Gearhart y su equipo lograron obtener células madre germinales embrionarias a
partir de fetos abortados. Estos avances científicos permitieron determinar que las células troncales eran
un tipo especial de células que conservaba la capacidad para dividirse ilimitadamente y dar lugar a
diferentes clases de células especializadas (GEARHART, J.D. et al., “Derivation of pluripotent stem cells
from cultured human primordial germ cells”, Proceedings of the National Academy of Sciences, núm. 95,
1998, pp. 13.726-13.731).
No obstante, el entusiasmo inicial derivado de las posibilidades terapéuticas de las células madre
embriones se ha ido reduciendo a medida que los resultados clínicos no han sido favorables por la
dificultad de diferenciarlas al tipo de tejido deseado, su carácter incontrolable y por la necesidad de
utilizar inmunosupresores. Este fracaso ha redirigido los esfuerzos de la comunidad científica hacia la
búsqueda de tratamientos de medicina regenerativa basada en las células madre adultas. La ventaja
indudable que presenta esta línea de investigación radica en que este tipo de células troncales adultas se
encuentra en la mayoría de los tejidos de un individuo totalmente desarrollado como la médula ósea, el
sistema neuronal, el sistema gastrointestinal, el músculo esquelético, el músculo cardíaco, el hígado, el
páncreas y el pulmón.
En el año 1999 el equipo de investigación del Instituto Nacional de Neurobiología de Milán
dirigido por el biólogo Vescovi consiguió demostrar por primera vez que las células troncales adultas
pueden diferenciarse y dar lugar a células especializadas distintas de aquellas a las que, en principio,
estaban destinadas a originar (VESCOVI, A. et al., “Turning brain into blood: a hemotopoietic fate
adopted by adult neural stem cells in vivo”, Science, núm. 288, 1999, pp. 534-536).
Tres años más tarde, el equipo liderado por Catherine Verfaillie anunció que una subpoblación
de células de la médula ósea del ratón que se aíslan junto con una fracción mesenquimal tiene las
propiedades y potencialidad de las células troncales pues se puede propagar in vitro, son capaces de
diferenciarse a los más variados tipos celulares y además se integran en blastocistos del animal para
generar progenies de células que se incorporan en el nuevo organismo a través de su desarrollo
(VERFAILLIE, C.M. et al., “Pluripotency of mesenchymal stem cells derived from adult marrow”,
Nature, núm. 418, 2002, pp. 25-27).
Finalmente, el trabajo del grupo español del profesor García Verdugo en colaboración con el
profesor Álvarez Buylla ha realizado un sorprendente descubrimiento en la investigación de las células
madre del sistema nervioso central y, específicamente, de la zona subventricular del cerebro del que se
deriva la existencia de neurogénesis en el cerebro animal adulto (GARCÍA VERDUGO, J.M. et al.,
“Unique astrocyte gibbon in adult human brain contains neural stem cells but lacks chain migration”,
Nature, núm. 427, 2004, pp. 740-744).
La importancia de estas investigaciones ha llevado a la comunidad científica a considerar que la
investigación con células madre adultas constituye uno de los grandes retos de la medicina actual como
mecanismo para curar enfermedades como el Parkinson, la diabetes o las dolencias cardíacas crónicas.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 71
225
El
tratamiento de estimulación ovárica consta de tres fases. La primera fase tiene por finalidad la
maduración del óvulo mediante la administración de medicamentos compuestos de citrato de clomifeno y
gonadotropinas. A través de ecografías vaginales, se observa el número de folículos y su ritmo de
crecimiento. Cuando el folículo alcanza el tamaño aproximado de 18 mm, se inicia la segunda fase del
tratamiento enfocada a desencadenar la ovulación de forma controlada. Para ello, se administra a la mujer
un tratamiento con gonadotropina coriónica humana (HCG). Gracias a esta hormona, se estimula la
maduración final del folículo y la liberación del óvulo, suceso que se produce entre las 36 y las 40 horas
después de su administración. En caso de resultar indicado, los profesionales sanitarios programan las
relaciones sexuales para que el embarazo ocurra de manera natural. Finalmente, la tercera fase del
tratamiento persigue la preparación del endometrio para la adecuada implantación del embrión. Durante
esta fase, se administran a la mujer dosis adicionales de HCG o bien de progesterona cuando la mujer no
produce de manera natural la cantidad suficiente.
Para un estudio detenido del procedimiento, vid. LARIZGOITIA, I., ESTRADA, M.D. y
GARCÍA-ALTÉS, A., “FSH-recombinante como adyuvante en la reproducción asistida. Datos sobre
eficacia y eficiencia de la FSH recombinante en relación con la FSH de origen urinario”, Revista Breus
AATM, febrero 2000, pp. 1-16; SOCIEDAD ARGENTINA DE MEDICINA REPRODUCTIVA, Guías
para la estimulación del ovario en ciclos de alta complejidad, 2006, disponible en el siguiente enlace:
http://www.samer.org.ar/docs/guias_estimulacion_ovulacion.pdf.
226
La
captura de ovocitos constituyó, sin duda, unos de los principales obstáculos en los inicios de la
fecundación in vitro. Gracias a la técnica de la laparoscopia, se disminuyeron los riesgos para la mujer,
así como se acortó el tiempo de recuperación. En la actualidad, se han experimentado nuevas tecnologías
como el uso de Doppler a color para valorar la vascularidad perifolicular lo que ha aumentado la
probabilidad de capturar un ovocito en un folículo mejor irrigado. Vid. KABLY AMBE, A. y ESTÉVEZ
GONZÁLEZ, S., “Reproducción asistida: a 30 años del primer nacimiento de fertilización in vitro”,
Revista Mexicana de Medicina de la Reproducción, vol. 1, núm. 3, 2009, pp. 89-95.
227
Este
procedimiento se conoce como MESA por sus siglas en inglés (Microsurgical Epididymal Sperm
Aspiration). Se aplica en aquellos supuestos en los que existe una baja concentración de espermatozoides
en el semen del hombre, así como cuando aquéllos están ausentes debido al bloqueo o la ausencia
congénita de los conductos deferentes. Igualmente, resulta útil para los hombres que se practicaron en su
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 72
seminal que contiene espermios que inhiben la fecundación, se diluye y, tras quince o
veinte minutos de incubación, se recoge el sobrenadante y se estima con la ayuda del
microscopio la concentración de espermios móviles228.
A continuación, se inicia el proceso de manipulación de los gametos masculino y
femenino en el laboratorio. El primer paso consiste en poner en contacto ambos
gametos y se introducen en una incubadora que mantiene una temperatura aproximada
de 37 grados, en una atmósfera que contiene un 5% de anhídrido carbónico y una media
de humedad relativa del 98%229. Se trata, por tanto, de simular las condiciones del
aparato genital femenino. Después de diecisiete o dieciocho horas de inseminación, se
observa si se ha producido la fecundación mediante la existencia de dos pronúcleos y la
expulsión del segundo corpúsculo polar. En tal caso, se inicia el proceso de división
celular de tal manera que a las 30 horas de la fertilización el cigoto se divide en dos
células; a las 40 horas puede estar conformado por 4 células; y, a las 66 horas, por 8230.
El último paso del proceso consiste en realizar la transferencia de los embriones al
útero de la mujer por vía transcervical. La operación debe efectuarse en quirófano y
mediante la utilización un catéter que posibilite la maniobra. El número de embriones
que se transfiere varía en función de la edad de la mujer231 y de las patologías que han
día una vasectomía y que optan por la recuperación de esperma como alternativa a la cirugía
reconstructiva.
Para un estudio del procedimiento de este procedimiento y de sus indicaciones terapéuticas, vid.
BERNIE, A.M., RAMASAMY, R., STEMBER, D.S., y STAHL, P.J., “Microsurgical epididymanl sperm
aspiration: indications, techniques and outcomes”, Asian Journal of Andrology, vol. 15, noviembre 2012,
pp. 40-43.
228
Vid.
HIDALGO ORDÁS, Mª.C., Análisis jurídico-científico del concebido artificialmente. En el
marco de la experimentación génica, Bosch, Barcelona, 2002, p. 31.
229
Vid.
DÍAZ DE TERÁN VELASCO, Mª.C., Derecho y nueva eugenesia. Un estudio desde la Ley
35/88, de 22 de noviembre de técnicas de reproducción asistida, Eunsa, Pamplona, 2005, p. 60.
230
Para
un resumen de la embriogénesis, vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología.
Un análisis ético-jurídico, Comares, Granada, 2004, pp. 7-15.
231
Existen
múltiples factores que influencian la tasa de embarazo en la FIV, pero el más importante es la
edad materna. El número total de ovocitos con el que nace una mujer se va agotando incesantemente con
el paso del tiempo, con independencia de factores externos como la ingesta de anticonceptivos o la
quimo-radioterapia. Por consiguiente, previamente al cese de la función hormonal ovárica se produce un
agotamiento de la reserva folicular que va a su vez precedido de un empeoramiento en la calidad
ovocitaria. Esto implica que, a mayor edad, menor probabilidad de gestación espontánea o asistida, y
mayor probabilidad de aborto espontáneo. Así, existe una disminución exponencial de la tasa de
embarazo a partir de los 31 años que se acusa a partir de los 34 años. Vid. AGRAMUNT, S., CHECA,
M.A. y CARRERAS, R., “Eficacia de los tratamientos reproductivos”, en Del Campo Martín, A. (dir.),
Libro Blanco Sociosanitario Sociosanitario. La infertilidad en España: situación actual y perspectivas,
Sociedad Española de Fertilidad, Madrid, 2011, p. 129.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 73
232
El grupo de van Loenderslooto concluyó en su estudio que existe una relación negativa entre
embarazo, edad materna y duración de la esterilidad. Asimismo, se observó una asociación positiva entre
embarazo, número de ovocitos y calidad embrionaria. Vid. VAN LOENDERSLOOT LL. et al.,
“Predictive factorsin in vitro fertilization (IVF): systematic review and meta-analysis”, Human
Reproduction Update, vol. 16, núm. 6, noviembre-diciembre 2010, pp. 577-589.
233
Las
tasas de embarazo múltiple oscilan entre un 17,3 % y un 38%. Aproximadamente, el 3% de los
embarazos logrados por FIV son de trillizos o más niños. Vid. JAUSORO, A., Reproducción Humana
Asistida: descripción de las opciones terapéuticas disponibles, Departamento de Sanidad del Gobierno
Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2000, p. 36.
234
Vid.
MARCÓ, J. y TARASCO, M., Diez temas de reproducción asistida, Ediciones Internacionales
Universitarios, Madrid, 2001, p. 30.
235
Vid. RAMIRO, F.J., Técnicas de asistencia a la reproducción humana, Grafite, Bilbao, 2000, p. 86.
236
Vid. PÉREZ MILLÁN, F., ob. cit., p. 255.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 74
Esta técnica descrita por primera vez en 1992242 consiste en introducir un solo
espermatozoide en un óvulo por medio de técnicas de micromanipulación. Antes de ser
inyectado, el ovocito se somete a una manipulación enzimática y mecánica para ser
desprovisto de las células del cúmulos e identificar su estado de madurez y la ubicación
del primer cuerpo polar243. La pipeta de microinyección atraviesa de una sola vez las
envolturas de las célula materna e introduce el espermatozoide íntegro -con el
acrosoma, teca perinuclear y contenido intactos- al ooplasma244. De esta manera, se
evitan de manera artificial todos los obstáculos físicos y químicos que el óvulo opone a
su fecundación.
La efectividad de este procedimiento, sin duda, ha desplazado la aplicación
práctica de los dos técnicas explicadas con anterioridad. Según diversos estudios
internacionales245, la tasa de embarazos por ciclo asciende a un 21,7% y la tasa de parto
a un 15,9%. Otros estudios elevan la tasa de embarazo hasta un 42,18% cuando se
transfieren de uno a tres embriones246. No obstante, debido al alto coste de esta
técnica247, las parejas solo deben acudir a la misma cuando se ha producido un fallo
241
La polispermia causa entre un 10% y 20% de los abortos espontáneos. Vid. JACOBS, P.A. et al.,
“The origin of human triploids”, Annals of Human Genetics, vol. 42, núm. 1, julio 1978, pp. 49-57.
242
Vid. PALERMO G, JORIS, H., DEVROEY, P. y VAN STEIRTEGHEM, A.C., “Pregnancies alter
intracytoplasmic injection of single spermatozoa into an oocyte”, The Lancet, vol. 340, julio 1992, pp. 17-
18.
243
Vid.
HERNÁNDEZ LEAL, C., “Inyección intracitoplasmática (ICSI). Una técnica de reproducción
asistida con indicaciones”, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, vol. 54, núm. 3, julio-
septiembre 2003, Bogotá, pp. 157-163.
244
Vid. HEWITSON, L., SIMERLY, C. y SCHATTEN, G., “Cytoskeletal aspects of assisted
fertilization”, Seminars in Reproductive Medicine, vol. 18, núm. 2, 2000, pp. 151-159.
245
Vid.
JAUSORO, A., ob. cit., p. 44.
246
Datos
obtenidos del estudio efectuado por Fertilab sobre la eficacia de la ICSI. Puede consultarse en
el siguiente enlace: http://www.fertilab.net/descargables/consentimientos/ICSI.pdf.
247
Así,
por ejemplo, en España el coste aproximado de un ciclo de tratamiento de ICSI oscila entre 4.000
y 5.000 euros. Si es necesario acudir a la donación de ovocitos, el precio puede elevarse hasta los 8.500
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 76
euros. Datos ofrecidos por la Revista Reproducción Asistida ORG que pueden consultarse en el siguiente
enlace: http://www.reproduccionasistida.org/precios-de-tratamientos-de-reproduccion-asistida.
248
En
este sentido, López Moratalla e Iraburu Elizalde consideran que: “Con la fecundación artificial se
pierde o se debilita una serie de relaciones moleculares e intercelulares al menos en tres momentos: 1) la
maduración y las interacciones de los gametos paterno y materno; 2) los componentes del oviducto que
recibe el embrión temprano; y 3) el establecimiento de una vida en común entre la madre y el embrión,
una auténtica simbiosis con tolerancia inmunológica que se produce al anidar el embrión en el seno
materno”. Vid. LÓPEZ MORATALLA, N. y IRABURU ELIZALDE, M.J., Los quince primeros días de
una vida humana, 2ª edición, Eunsa, Pamplona, 2006, p. 83.
249
Vid.
CAMPAGNOLI, C. y PERIS, C., “Las técnicas de reproducción artificial: aspectos médicos”, en
Polaino-Lorente, A. (ed.), Manual de Bioética General, Ediciones Rialp, Madrid, 2000, p. 208.
250
Para
un estudio detenido de la materia, vid. BONDUELLE M. et al., “Prospective follow-up study of
877 children born after intracytoplasmatic sperm injection (ICSI), with ejaculated epididymal and
testicular spermatozoa and after replacement of cryopreserved embryos obtained after ICSI”, Human
Reproduction, vol. 11, suplemento núm. 4, diciembre 1996, pp. 131-155; TARLATZIS B.C. Y BILI H.,
“Survey on intracytoplasmic sperm injection: report from the ESHRE ICSI Task Force”, Human
Reproduction, vol. 13, suplemento núm. 1, 1998, pp. 165-177.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 77
255
Vid.
VENN A., JONES P., QUINN M. y HEALY D., “Characteristics of ovarian and uterine cancers
in a cohort of in vitro fertilizarion patients”, Gynecologic Oncology, vol. 82, núm. 1, julio 2001, pp. 64-
68.
256
Vid.
BURKMAN, R.T. et al., “Infertility drugs and the risk of breast cancer: finding from the
National Institute of Child Health and Development Women ́s Contraceptive and Reproductive
Experiences Study”, Fertility and Sterility, vol 79, núm. 4, abril 2003, pp. 844-851.
257
Vid.
KLIP H., BURGER C.W., KENEMANS P. y VAN LEEUWEN, F.E., “Cancer risk associated
with subfertility and ovulation induction: a review”, Cancer Causes and Control, vol 11, núm. 4, abril
2000, pp. 319-44.
258
Vid.
KASHYAP S., MOHER D., FUNG KEE FUNG M. y ROSENWAKS Z., “Assisted reproductive
technology and the incidence of ovarian cancer: a meta-analysis”, Obstetrics & Gynecology, vol. 103,
núm. 4, abril 2004, pp. 785-94.
259
Según
Tubert, las dieciocho muertes de mujeres sometidas a FIV que se conocían hasta el año 1991
se produjeron en el proceso de extracción de los ovocitos. Vid. TUBERT, S., Mujeres sin sombra.
Maternidad y tecnología, Siglo XXI, Madrid, 1991, p. 237.
260
Vid.
WIKLAND, M., ENK, L- y HAMBERGER, L., “Transvesical and transvaginal approaches for
the aspiration of follicles by use of uItrasound”, Annals of the New York Academy of Sciences, vol. 442,
1985, pp. 182-194.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 79
complicaciones261.
Se trata de una operación quirúrgica sencilla que consiste en introducir una aguja
por vía vaginal a fin de localizar los folículos y aspirar su contenido en el que se
contienen los ovocitos. Normalmente, se suministra a la mujer anestesia local y, en
ocasiones, general, dependiendo de la paciente y de la localización topográfico de los
ovarios.
A pesar de las ventajas de la técnica, se pueden producir diversas complicaciones
como hemorragias262, lesiones de estructuras pélvicas263, infecciones pélvicas264 y,
menos frecuentemente, torsión de ovario265, ruptura de quistes endometriósicos266 y, de
forma excepcional, incluso osteomelitis vertebral267.
268
Uno de los factores que reducen la eficacia de la FIV está relacionado con la pérdida de la capacidad
de desarrollo del embrión derivada del proceso de congelación/descongelación. La técnica más utilizada
en la actualidad es la vitrificación que consiste en reducir de manera súbita la temperatura a la que se
expone el embrión de 22˚ a -196˚. La velocidad de enfriado es de 23.000 grados centígrados por minuto, a
diferencia de las técnicas tradicionales donde la velocidad oscilada entre los 0,3˚ y los -2˚.
A pesar de los avances logrados en esta técnica durante los últimos años, la supervivencia de los
embriones no está asegurada. Algunos estudios consideran que la superación del proceso de
congelación/descongelación está relacionada con la calidad de los embriones. Otros estudios avalan que
la ICSI incrementa la tasa de mortalidad de los embriones descongelados. En cualquier caso, debemos
señalar que se trata de un proceso extraño en la vida del embrión que provoca un cambio radical respecto
de su desarrollo en una concepción espontánea. Por tal motivo, algunos autores consideran que atenta
contra su dignidad (ZURRIARÁIN, R.G., “La dignidad del embrión humano congelado”, Revista Médica
de la Universidad de Navarra, vol. 51, núm. 1, 2007, pp. 30-32).
Según el Servicio Andaluz de Salud, la tasa de supervivencia embrionaria tras la descongelación
oscila entre el 50 % y el 70 %. Por otro lado, la tasa de gestación de los embriones previamente
descongelados alcanza, aproximadamente un 15%. Puede consultarse estos datos en:
http://www.hvn.es/servicios_asistenciales/unidad_de_reproduccion/crioconservacion_embriones.php.
Por su parte, los datos ofrecidos por ESHRE demuestran que, aproximadamente, solo un 10-15%
de los embriones descongelados consigue implantarse y, de ellos, menos de la mitad consigue llegar a
término (LÓPEZ MORATALLA, N., “El precio del «milagro» de los nacimientos de la técnicas de
reproducción asistida”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIII, núm. 2, 2012, pp. 440-441).
269
En
este sentido, vid. RISCH H.A., WEISS N.S., CLARKE E.A. y MILLER A.B. “Risk factors for
spontaneous abortion and its recurrence”, American Journal of Epidemiology, vol. 128, núm.2, agosto
1988, pp. 420-430; NYBO ANDERSEN A.M., WOHLFAHRT J., CHRISTENS P., OLSEN J. y
MELBYE M., “Maternal age and fetal loss: population based register linkage study”, British Medical
Journal, vol. 320, junio 2000, pp. 1.708-1712.
270
Vid. LÓPEZ MORATALLA, N. y IRABURU ELIZALDE, M.J., ob. cit., p. 84.
271
En
este sentido, vid. OMLAND A.K., ABYHOLM T., FEDORCSAK P., ERTZEID G., OLDEREID
N.B., BJERCKE S. y TANBO T., “Pregnancy outcome after IVF and ICSI in unexplained,
endometriosis-associated and tubal factor infertility”, Human Reproduction, vol. 20, núm. 3, marzo 2005,
pp. 722-727; WANG J.X., NORMAN R.J. y WILCOX A.J., “Incidence of spontaneous abortion among
pregnancies produced by assisted reproductive technology”, Human Reproduction, vol. 19, núm. 2, 2004,
pp. 272-277.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 81
275
Vid. MCGOVERN P.G., LLORENS A.J., SKURNICK J.H., WEISS G. y GOLDSMITH L.T.,
“Increased risk of preterm birth in singleton pregnancies resulting from in vitro fertilization-embryo
transfer or gamete intrafallopian transfer: a meta-analysis”, Fertility and Sterility, vol. 82, núm. 6,
diciembre 2004, pp. 1514-20.
276
En
este sentido, vid. WANG J.X., NORMAN R.J. y KRISTIANSSON P., “The effect of various
infertility treatments on the risk of preterm birth”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 4, 2002, pp. 945-
949; JOFFE M. y LI Z., “Association of time of pregnancy and outcome of pregnancy”, Fertility and
Sterility, vol. 62, núm.1, julio 1994, pp. 71-75.
277
Vid.
TAN S., DOYLE P., CAMPBELL S., BERAL V., RIZK B., BRINSDEN P., MASON B. y
EDWARDS R.G.., “Obstetric outcome of in vitro fertilization pregnancies compared with normally
conceived pregnancies”, American Journal of Obstetrics & Gynecology, vol. 167, núm. 3, septiembre
1992, pp. 778-784.
278
En este punto, seguimos el desarrollo de LÓPEZ MORATALLA, N., HUERTA ZEPEDA, A., y
BUENO LÓPEZ, D., “Riesgos para la salud de los nacidos por las técnicas de fecundación asistida. La
punta de un iceberg”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIII, núm. 2, 2012, pp. 467-527.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 83
El estudio sobre los riesgos para la salud de los niños nacidos mediante
reproducción asistida comenzó a desarrollarse con especial intensidad a partir de la
publicación en el año 2002 del estudio comparativo elaborado por Hansen279. En dicho
artículo, el investigador afirmaba que los niños concebidos por FIV o ICSI tenían casi
una doble prevalencia (8,8% frente a 4,2%) de alteraciones cromosómicas,
malformaciones cardíacas, atresia esofágica y malformaciones craneales, durante el
primer año de vida, que los niños engendrados naturalmente. A partir de ese momento,
la literatura médica centra su atención en el estudio de los efectos que a corto, medio o
largo plazo se derivan de las técnicas de reproducción asistida280.
Según LÓPEZ MORATALLA, los riesgos para la salud de la descendencia están
relacionados, no sólo con la calidad de los gametos, sino también con las técnicas
utilizadas. En efecto, la exposición a un ambiente artificial de los ovocitos obtenidos por
estimulación ovárica, la micromanipulación de los gametos o la reanimación del
embrión criopreservado antes de su implantación en el útero materno provocan un
elevado número de mutaciones epigenéticas281 que inciden en la regulación de la
279 Vid. HANSEN, M., KURINCZUK, J.J., BOWER, C. y WEBB, S., “The risk of major birth defects
after intracytoplasmic sperm injection and in vitro fertilization”, New England Journal of Medicine, vol.
346, 2002, pp. 725-730.
280
Recientemente,
se han publicado en el The New England Journal of Medicine el estudio efectuado
por Davies y sus colaboradores que han analizado más de 300.000 niños, de los cuales 6.163 habían sido
generados mediante la utilización de técnicas de reproducción asistida. El análisis concluye que el riesgo
de nacer con algún tipo de defecto es mayor (8,3%) con cualquiera de las técnicas de reproducción
artificial que cuando la concepción se produce de manera natural (5,8%). Asimismo, resulta significativo
señalar que los porcentajes aumentan a medida que las técnicas intervienen de manera más intensa en la
fecundación. De esta manera, mientras el riesgo con FIV alcanza el 7,2%, en el caso de ICSI se eleva
hasta un 9,9 %. Vid. DAVIES, M.J. et al., “Reproductive Technologies and the Risk of Birth Defects”,
New England Journal of Medicine, vol. 366, núm. 19, 2012, pp. 1.803-1.813.
281
La Epigenética se puede definir como aquella parte de la Genética que estudia los cambios
“heredables” en la expresión génica que no se deben a una modificación de la secuencia de bases de
ADN. El término epigenética fue propuesto por Aristóteles en referencia al desarrollo de la forma
orgánica del individuo a partir de materia amorfa.
En el siglo XVII, Harvey y Wolf retomaron el término “epigénesis” para referirse a los
mecanismos misteriosos que permitían la aparición de nuevas estructuras durante el desarrollo
embrionario que no estaban presentes en el momento de la fecundación.
El nacimiento de esta disciplina se produjo gracias a las aportaciones de Conrad Waddington que
definió esta rama del saber como aquella “rama de la Biología que estudia las interacciones causales entre
los genes y sus productos que dan lugar al fenotipo”. Las investigaciones en este campo han demostrado
que los cambios epigenéticos se producen por tres fenómenos: la metilación de la citosina de los pares de
los núcleotidos de la citosina-guanina del ADN; la modificación química de las histonas de la cromatina;
y la existencia de microARNs que son importantes en la regulación de la activación y el silenciamiento de
los genes. Estas modificaciones epigenéticas participan en un importante número de procesos como, por
ejemplo, en la adquisición de la memoria inmunológica de los linfocitos T; en las bases neurobiológicas
de la memoria y el aprendizaje y en la respuesta al estrés. También se han asociado mecanismos
epigenéticos a enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia o la depresión.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 84
expresión de los genes. Dado que el medio modifica el estado del material genético,
resulta lógico pensar que las técnicas de reproducción asistida producen alteraciones
epigenéticas relevantes por cuanto pretenden sustituir el entorno natural en el que se
desarrolla el embrión por otro artificial. La trascendencia de este cambio alcanza su
mayor intensidad cuanto más invasiva es la técnica destinada a suplir la deficiencia de
los gametos y forzar la fecundación.
Los riesgos para la salud de los nacidos comprenden diversos aspectos. Así, en
primer lugar, se ha demostrado que los niños nacidos tras una FIV o ICSI tienen mayor
riesgo de sufrir una parálisis cerebral282, así como presentan una mayor prevalencia de
retraso mental y disfunción ocular severa, así como trastornos del espectro del
autismo283. En segundo lugar, numerosos artículos refieren un incremento de
malformaciones congénitas tanto gastrointestinales, cardiovasculares, defectos músculo
esqueléticos284 y vascularización anormal de la retina285. En tercer lugar, se ha
demostrado que el tratamiento por ICSI aporta un riesgo más de tres veces mayor de
anormalidades cromosómicas286 que, normalmente, sin incompatibles con la vida y
Para un estudio detenido de la materia, vid. FERNÁNDEZ PIQUERAS, J., “Factores
epigenéticos en el desarrollo de los organismos”, en AA.VV., Últimas investigaciones en Biología:
células madre y células embrionarias, Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 2004, pp. 25-54;
VENTURA-JUNCÁ, P. et al., “Apuntes de la epigenética en la comprensión del desarrollo del ser
humano”, Revista Médica de Chile, núm. 138, 2010, pp. 366-372; WEINHOLD, B., “Epigenética. La
ciencia del cambio”, Ciencia & Trabajo, núm. 21, julio-septiembre 2006, pp. 57-63; GONZÁLEZ
RAMÍREZ, A.E. et al., “La epigenética y los estudios en gemelos en el campo de la psiquiatría”, Salud
Mental, vol. 31, núm. 3, mayo-junio 2008, pp. 229-237.
282
Vid.
HVIDTJØRN, D., GROVE, J., SCHENDEL, D., SVÆRKE, C. SCHIEVE L.A, ULDALL, P.
ERNST E., JACOBSSON B. y THORSEN, P., “Multiplicity and early gestational age contribute to an
increased risk of cerebral palsy from assisted conception: a population-based cohort study”, Human
reproduction, vol. 25, núm. 8, agosto 2010, pp. 2115-2123.
283
Vid. HVIDTJØRN, D., SCHIEVE, L., SCHENDEL, D., JACOBSSON, B., SVAERKE, C. y
THORSEN, P. “Cerebral palsy, autism spectrum disorders, and developmental delay in children born
after assisted conception: a systematic review and meta-analysis”, Archives of Pediatrics & Adolescent
Medicine, vol.163, núm. 1, enero 2009, pp. 72-83.
284
Vid. ERICSON, A. y KALLÉN, B., “Congenital malformations in infants born after IVF: a
population-based study”, Human Reproduction, vol. 16, núm. 3, 2001, pp. 504-509.
285
Vid.
WIKSTRAND, M.H., NIKLASSON, A., STROMLAND, K. y HELLSTROM, A., “Abnormal
vessel morphology in boys born after intracytoplasmic sperm injection”, Acta Paediatrica, vol. 97, núm.
11, noviembre 2008, pp. 1512-1517.
286
Vid.
MARJORIBANKS, J., FARQUHAR, C. y MARSHALL, C., “Systematic review of the health
risks to the mother, child and family associated with the use of intracytoplasmic perm injection (ICSI)”,
Report to the Ministry of Health from the New Zealand Guidelines. Group undertaken by the Cochrane
Menstrual Disorders and Subfertility, Nueva Zelanda, 2005.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 85
287
Una de las alteraciones más frecuentes en los cigotos generados mediante ICSI es la existencia de un
solo pronúcleo. En el 80% de los casos, esta circunstancia implica que no ha habido fecundación, sino
que se ha producido una estimulación y división partenogenética del óvulo. Vid. LÓPEZ MORATALLA,
N. y IRABURU ELIZALDE, M.J., Los quince primeros días…, ob cit., p. 83.
288
Estos
defectos de blastogénesis se presentan en 1 de cada 160 embarazos logrados mediante técnicas
de reproducción asistida. En el caso de embarazos producidos de manera natural, el porcentaje es de 1
entre 400. Vid. LÓPEZ MORATALLA, N., HUERTA ZEPEDA, A., y BUENO LÓPEZ, D., “Riesgo
para la salud de los nacidos…”, ob. cit., p. 494.
289
Vid.
HALLIDAY, J. L., UKOUMUNNE, O.C., BAKER, H.W.G., BREHENY, S., GARRETT, C.,
HEALY, D. yAMOR, D., “Increased risk of blastogenesis birth defects, arising in the first 4 weeks of
pregnancy, after assisted reproductive technologies”, Human reproduction, vol. 25, núm. 1, enero 2010,
pp. 59-65.
290
Vid.
HALLIDAY, J., OKE, K., BREHENY, S., ALGAR, E. y AMOR, D.J., “Beckwith-Wiedemann
syndrome and IVF: a case-control study”, American Journal of Human Genetics, vol. 75, núm. 3,
septiembre 2004, pp. 526-528.
291
Vid.
ØRSTAVIK, K.H., EIKLID, K., VAN DER HAGEN, C.B., SPETALEN, S. et al., “Another case
of imprinting defect in a girl with Angelman Syndrome who was conceived by intracytoplasmic sperm
injection”, American Journal of Human Genetics, vol. 72, núm. 1, enero 2003, pp. 218-219.
292
Vid. CELENTANO, C., PREFUMO, F., LIBERATI, M., GALLO, G., DI NISIO, Q. y
ROTMENSCH, S. “Prenatal diagnosis of Meckel–Gruber syndrome in a pregnancy obtained with ICSI”,
Journal of Assisted Reproduction and Genetics, vol. 23, núm. 6, junio 2006, pp. 281-283.
293
Vid.
THE FAMILY WATCH, “Riesgos cardíacos en bebés nacidos mediante fecundación in vitro”,
Documentación nº 36, 1 de octubre de 2012, disponible en el siguiente enlace:
http://www.thefamilywatch.org/ridspf/RIDSPF36.pdf.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 86
297
La amniocentesis es una técnica de diagnóstico prenatal a través de la cual se extrae una pequeña
muestra de líquido amniótico que rodea el feto para analizarla. Se trata de una técnica invasiva que lleva
aparejados algunos riesgos maternos (infección microbiana, punción de una víscera abdominal,
hemorragia feto-maternoa e isoinmunización) y fetales (aborto, lesión fetal por punción, complicaciones
del parto o neonatales de aparición tardía). Vid. HUAMÁN GUERRERO, M., “Procedimientos invasivos
en el diagnóstico prenatal”, Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia, vol. 56, 2010, pp. 260-261.
298
La
biopsia de las vellosidades coriónicas de la placenta es una técnica de diagnóstico prenatal. En este
caso, se obtiene por vía transaddominal o transcervical una muestra de tejido placentario entre la semana
9 y 12 de edad gestacional. El análisis de la muestra permite extraer información genética relacionada con
el feto a fin de diagnosticar el sexo, trastornos metabólicos y la presencia de infecciones intrauterinas por
agentes como la rubéola, citomegalovirus, toxoplasma gondii y el virus de inmunodeficiencia humana.
Los riesgos asociados a este procedimiento son similares a los existentes en una amniocentesis. Vid.
DÍAZ MARTÍNEZ, A.G., VALDÉS ABREU, M.C., DAMAU DÍAZ, A., “La biopsia de vellosidades
coriónicas como técnica de diagnóstico prenatal”, Revista Cubana de Ginecología y Obstetricia, vol. 22,
núm. 2, 1996, pp. 100-110.
299
Vid.
PERGAMENT, E. y BONNICKSEN, A., “Preimplantation genetics: a case for prospective
action”, American Journal of Medical Genetics, vol. 52, núm. 2, agosto 1994, pp. 151-157.
300
En
este sentido, vid. EDWARDS R.G. y GARDNER R.L., “Sexing of live rabbit blastocysts”,
Nature, vol. 214, mayo 1967, pp. 576-577; EDWARDS R.G. y GARDNER R.L., “Control of the sex
ratio at full term in the rabbit by transferring sexed blastocysts”, Nature, vol. 218, abril 1968, pp. 346-
348.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 88
307
Vid. HANDYSIDE, A.H., KONTOGIANNI, E.H., HARDY, K. y WINSTON, R.M., “Pregnancies
from biopsied human preimplantation embryos sexed by Y-specific DNA amplification”, Nature, vol.
344, abril 1990, pp. 768-770.
308
Sobre
el desarrollo de este procedimiento, vid. FITZGERALD, K.T., “Diagnóstico preimplantatorio:
conceptos biomédicos y consideraciones éticas”, en Sgreccia, E. y Laffite, J. (eds.), El embrión humano
en la fase de preimplantación. Aspectos científicos y consideraciones bioéticas, Actas de la Duodécima
Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida (Ciudad del Vaticano, 27 de febrero-1 de
marzo de 2006, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2008, p. 68.
309
Vid.
HANDYSIDE, A.H., LESKO, J.G., TARIN, J.J., WINSTON, R.M. y HUGHES, M.R., “Birth
of a normal girl after in vitro fertilization and preimplantation diagnostic testing for cystic fibrosis”, The
New England Journal of Medicine, vol. 327, 1992, pp. 905-909.
310
Vid.
XU, K., SHI, Z.M., VEECK, L.L., HUGHES, M.R. y ROSENWAKS, Z., “First unaffected
pregnancy using preimplantation genetic diagnosis for sickle cell anemia”, The Journal of the American
Medical Association, vol. 281, núm. 18, mayo 1999, pp. 1.701-1.706.
311
Vid.
XU, K., ROSENWAKS, Z., BEAVERSON, K., CHOLST, I., VEECK, L. y ABRAMSON, D.H.,
“Preimplantation genetic diagnosis for retinoblastoma: the first reported liveborn”, American Journal of
Ophthalmology, vol. 137, núm. 1, enero 2004, pp. 18-23.
312
Vid. KOKKALI, G., VRETTOU, C., TRAEGER-SYNODINOS, J., JONES, G.M., CRAM, D.S.,
STAVROU, D., TROUNSON, A.O., KANAVAKIS, E. y PANTOS, K., “Birth of a healthy infant
following trophectoderm biopsy from blastocysts for PGD of beta-thalassaemia major”, Human
Reproduction, vol. 20, núm. 7, julio 2005, pp. 1.855-1.859.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 90
313
Vid. VERLINSKY, Y., RECHITSKY, S., SCHOOLCRAFT, W., STROM, C. y KULIEV, A.,
“Preimplantation diagnosis for Fanconi anemia combined with HLA matching”, The Journal of the
American Medical Association, vol. 285, núm. 24, 2001, pp. 3.130-3.133.
314
Para una explicación de este método y sus resultados, vid. MARTÍN, J., “Medicina genética
embrionaria. Prevención de enfermedades hereditarias mediante el diagnóstico genético
preimplantacional”, en Sánchez-Caro, J. y Abellán, F. (coords.), Medicina Genética Clínica del siglo XXI.
Consideraciones científicas, éticas y legales, Comares, Madrid-Granada, 2009, pp. 55-56.
315
Vid.
ARANGO RESTREPO, P, PASTOR GARCÍA, L.M. y SÁNCHEZ ABAD, P.J., Diagnóstico
genético preimplantatorio. Juicios éticos emitidos en revistas biomédicas y bioéticas: un análisis crítico
desde la bioética personalista, Editorial Académica Española, Saarbrücken, 2011, p. 29.
316
La poliploidía es la presencia de más de dos conjuntos cromosómicos. Si bien se trata de un
fenómeno frecuente en el reino vegetal, en el caso de los humanos es letal y provoca el aborto espontáneo
del embrión.
317
Las
translocación es el desplazamiento de un segmento del cromosoma a una nuevo lugar en el
genoma. Se trata de una anomalía estructural cromosómica que puede ocasionar graves patologías como,
por ejemplo, la leucemia mieloide crónica.
318
Vid. FISHEL, S., GORDON, A., LYNCH, C., DOWELL, K., NDUKWE, G., KELADA, E.,
THORNTON, S., JENNER, L., CATER, E., BROWN, A. y GARCIA-BERNARDO, J., “Live birth after
polar body array comparative genomic hybridization prediction of embryo ploidy-the future of IVF?”,
Fertility and Sterility, vol. 93, núm. 3, febrero 2010, pp. 1e1-1e3.
319
Vid.
LÓPEZ MORATALLA, N., LAGO FERNÁNDEZ PURÓN, M. y SANTIAGO, E., “Selección
de embriones humanos. Diagnóstico genético preimplantación”, Cuadernos de Bioética, vol. XXII, núm.
2, 2011, p. 248.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 91
3.2 Procedimiento
320
Vid.
WIENER-MEGNAZI, Z., el al., “Oxidative parameters of embryo culture media may predict
treatment outcome in in vitro fertilization: a novel applicable tool for improving embryo selection”,
Fertility and Sterility, vol. 95, núm. 3, marzo 2011, pp. 979-984.
321
Vid.
LÓPEZ DE ARGUMEDO, M., CANTERO, D., TEJADA, M.I., AGUIRRE, A., ALKORTA, I.
y GUTIÉRREZ, A., Diagnóstico preimplantacional de portadores de cromosoma X frágil y otros
trastornos hereditarios en técnicas de fecundación artificial, Departamento de Sanidad del Gobierno
Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2005, p. 44.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 92
322
La utilización de ácido de Tyrode está desaconsejada en las biopsia del corpúsculo polar ya que afecta
al huso acromático que tiene una función esencial durante el proceso de reproducción celular.
323
En este sentido, vid. BUI T.H. y HARPER J.C., “Preimplantation genetic diagnosis”, Clinical
Obstetrics & Gynecology, vol. 45, núm. 3, 2002, pp. 640-648; DE VOS A. y VAN STEIRTEGHEM A.,
“Aspects of biopsy procedures prior to preimplantation genetic diagnosis”, Pregnancy Diagnosis, vol. 21,
núm. 9, 2001, pp. 767-780.
324
Vid.
ROMERO GÓMEZ, F.J., “Conceptos biológicos y biomédicos en materia de reproducción
humana”, en Pérez del Valle, C.J (dir.), ob. cit., p. 12.
325
En
este punto, seguimos la explicación de BOTELLA LLUSIÁ, J. y CLAVERO NUÑEZ, J.A.,
Tratado de Ginecología, 14ª edición, Ediciones Díaz de Santos, Madrid, 1993, p. 85.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 93
326
Como señala Núñez de Castro, el cigoto constituye “la primera célula de todo el nuevo organismo de
reproducción sexuada en proceso de desarrollo epigenético” (NUÑEZ DE CASTRO, I., De la dignidad
del embrión. Reflexiones en torno a la vida humana naciente, Universidad Pontificia de Comillas,
Madrid, 2008, p. 57).
En palabras de Carbone, el cigoto es la “célula más especializada y más sabia del mundo, porque
contiene una gran información respecto a los sucesivos estadios de desarrollo, sobre todo, posee las
instrucciones que indican qué mensaje de DNA debe ser realizado y cuáles no, y encierra en sí todas las
claves paternas y maternas de la diferenciación celular” (CARBONE, G.Mª, “Alcune osservazioni sull´
individualità dell´ embriones umano”, Angelicum, núm. 78, 2001, pp. 615-649.
327
De los 48 cromosomas, 2 son sexuales: XX en el caso de la mujer y XY en el caso del varón.
328
La
biopsia embrionaria no se puede llevar a cabo antes de este momento pues las técnicas de
micromanipulación provocarían la destrucción del cigoto. Vid. DÍAZ DE TERÁN VELASCO, Mª.C., ob.
cit., p. 84.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 94
polar cuando finaliza la primera división meiótica y el segundo, poco tiempo después de
que se produzca la fertilización.
El análisis de los corpúsculos polares ofrece información sobre la dotación
genética de los ovocitos. La principal ventaja de este procedimiento es que evita la
micromanipulación del embrión. En efecto, la biopsia recae sobre material extracelular
sin función biológica conocida puesto que no va a formar parte del futuro embrión329.
En la actualidad se considera un procedimiento especialmente útil en el
diagnóstico de la aneuploidías –alteraciones numéricas de cromosomas que afectan a un
único par y que generan diversas enfermedades genéticas como, por ejemplo, el
síndrome de Down, de Patau o de Edwards- dado que el 90 % de las mismas tienen un
origen materno330. Precisamente, la incidencia de este tipo de alteraciones
cromosómicas están directamente relacionada con la edad de la madre que,
normalmente, suele ser avanzada cuando iniciado un tratamiento de FIV331.
No obstante, algunos autores han señalado las limitaciones de este tipo de biopsia.
En este sentido, VIVANCO SIERRALTA332 ha manifestado que el análisis del segundo
corpúsculo polar presenta un alto índice de errores en los datos puesto que una muestra
en esta fase de desarrollo no evidencia los cambios genómicos sufridos en el proceso
mismo de fecundación y que puede alterar la configuración final del genoma del
embrión.
329
Vid.
MATORRAS, R., HERNÁNDEZ, J. y MOLERO, D., Tratado de Reproducción Humana para
Enfermería, Editorial Médica Panamericana, Madrid, 2008, p. 333.
330
Vid.
FINDLAY I., “Preimplantation genetic diagnosis”, British Medical Bulletin, vol. 56, núm. 3,
2000, pp. 672-690; KANAVAKIS E. y TRAEGER-SYNODINOS J., “Preimplantation genetic diagnosis
in clinical practice”, Journal of Medical Genetics, vol. 39, núm. 1, 2002, pp. 6-11.
331
Sobre
la relación entre la edad materna y el riesgo de aneuploidías, vid. VALDEZ LEÓN, F.J.,
SESSAREGO TABJA, S. y RUBIO PEÑA, K., “Aneuploidías en mujeres de edad avanzada, ¿cuál es el
riesgo real?”, Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia, vol. 58, 2012, pp. 17-22.
332
Vid. VIVANCO SIERRALTA, L., ob. cit., p. 13.
333
Los
blastómeros son cada una de las dos células que se desarrollan en la primera división mitótica de
la segmentación del núcleo del óvulo fertilizado. Los dos blastómeros se dividen y subdividen para
formar la mórula en los primeros días de gestación.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 95
desarrollo y posee, aproximadamente, ocho células. Se trata del método más utilizado
en la práctica pues permite detectar defectos de origen paterno, materno, de fecundación
y los producidos durante las primeras divisiones mitóticas334.
En este caso, se ha discutido si se deben extraer del embrión una o dos células. Se
trata de una cuestión controvertida por cuanto cada célula que se retira supone una
reducción de la masa total de embrión lo que puede comprometer su viabilidad futura.
No conviene olvidar, en este punto, que aún no existen estudios concluyentes que
determinen los efectos derivados de la privación de algunas células del embrión para la
práctica del DGP. Algunos profesionales prefieren extraer solo un blastómero para no
perjudicar la capacidad de proliferación del embrión. Otros, en cambio, apoyan la
extracción de dos blastómeros pues, de esta manera, se dispone de más cantidad de
material genético lo que aumenta la eficacia del diagnóstico por cuanto solo se
transferirán aquellos embriones cuyo resultado en ambos blastómeros sea
concordante335.
Una vez obtenido el material genético del corpúsculo polar o del embrión
temprano, el siguiente paso consiste en someterlo a un análisis genético mediante dos
tipos de técnicas: la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la hibridación in situ
fluorescente. La opción entre uno u otro procedimiento depende del tipo del tipo de
patología que se pretenda detectar en el embrión.
cromosómicos originando diversos tipos de cáncer o de genes concretos. Vid. OLIVA, R. y BALLESTA,
F., “Aspectos de la expresión fenotípica y patrones no clásicos de herencia monogénicas”, en AA.VV.,
Genética médica, Ediciones Díaz de Santos, Madrid, 2008, p. 105.
337
En
la actualidad, tan solo un 40-50% de los embriones alcanzan in vitro el estadio de blastocisto. Vid.
HARPER, J.C. y DELHANTY J.D., “Preimplantation genetic diagnosis”, Current Opinion in Obstetrics
and Gynecology, vol. 12, núm. 2, 2000, pp. 67-72.
338
Vid. McARTHUR S.J., LEIGH, D., MARSHALL, J.T., DE BOER, K.A. y JANSEN, R.P.,
“Pregnancies and live births alter trophectoderm biopsy and preimplantation genetic testing of human
blastocysts”, Fertility and Sterility, vol. 84, núm. 6, diciembre 2005, pp. 1.628-1.636.
339
Vid. VIVANCO SIERRALTA, L., ob. cit., p. 15.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 97
a) Enfermedades monogénicas.
Las enfermedades monogénicas son aquellas causadas por la mutación de un solo
gen. La forma en la que en gen se transmite a la descendencia depende del patrón de
herencia que, a su vez, puede ser autosómico dominante, autosómico recesivo y
herencia ligado al sexo341.
Si la herencia es autosómica dominante, solo se necesita una copia mutada del gen
para que el embrión esté afectado por la enfermedad. El riesgo de transmisión de dicha
enfermedad es el 50 % si es heterocigoto (si tiene dos genes diferentes en el locus
correspondiente de cromosomas homólogos) y del 100% si es homocigoto (si tiene
genes idénticos en el mismo locus de un par de cromosomas)342. La frecuencia con la
que se produce este defecto genético, según el número de nacimiento, oscila entre el 0,3
y el 1%343. Algunos ejemplos de este tipo de enfermedades son la distrofia miotónica 1,
la enfermedad de Huntington o la neoplasia endocrina múltiple 2A.
Si, por el contrario, la herencia es autosómica recesiva, para que la enfermedad se
manifieste se necesitan dos copias del gen mutado en el genoma de la persona afectada
cuyos padres normalmente no padecen la misma, si bien son portadores de una solo
copia que pueden transmitir a la descendencia. Representan entre el 0,2 y el 0,25 del
340
La tasa de sensibilidad de la técnica oscila entre el 89,5 % y el 96%. Vid. LIU, J. et al., “Efficiency of
polimerase chain reaction assay for cystic fibrosis in single human blastomeres according to the presence
or absence of nuclei”, Fertility and Sterility, vol. 59, núm. 4, abril 1993, pp. 815-819.
341
En
este punto, seguimos las explicaciones de SOLARI, A.J., Genética Humana. Fundamentos y
aplicaciones en Medicina, 3º edición, Editorial Médica Panamericana, Buenos Aires, 2004, p. 174-180.
342
Vid. ABELLÁN. , F., Selección genética de embriones. Entre la libertad reproductiva y la
eugenesia, Comares, Granada, 2007 p. 28.
343
Vid. CABERO, L., SALDÍVAR, D. y CABRILLO, E., Obstetricia y Medicina Materno-Fetal,
Editorial Médica Panamericana, Madrid, 2007, p. 1330.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 98
total de los nacidos344. Las enfermedades más estudiadas en este ámbito son la fibrosis
quística, la talasemia o el atrofia muscular espinal.
Por último, existen un patrón de herencia ligado al sexo. En este caso, el gen
mutado se encuentra en cualquiera de los cromosomas sexuales, si bien normalmente
suele encontrarse en el cromosoma X345. En estos casos, como señala ABELLÁN346, el
riesgo clínico y la severidad de la enfermedad es diferente según se trate de un hombre
o de una mujer. Los hombres, que sólo poseen el cromosoma X, siempre estarán
afectados, mientras que las mujeres serán portadoras sanas cuando solo posean uno de
los dos cromosomas X mutados. El índice de nacimientos asociados a esta enfermedad
monogénicas oscila entre el 0,05 y el 0,2%347. Las enfermedades más características de
este tipo de herencia son el síndrome de X frágil, la distrofia muscular de Duchenne o el
síndrome de Lesch-Nyham.
344
Ibídem. p. 1330.
345
La herencia ligada al cromosoma Y, denominada holándrica, resulta muy excepcional. Vid. JONES,
E. y MORRIS, A., Lo esencial en Célula y Genética, Hartcourt, Madrid, 1999, p. 113.
346
Vid. ABELLÁN, F., ob. cit., p. 29.
347
Vid. CABERO, L., SALDÍVAR, D. y CABRILLO, E., ob. cit., p. 1330.
348
Sobre la metodología de este procedimiento, vid. MARTÍN, J., ob. cit, pp. 50-51.
349
Las
siglas hacen referencia a la expresión inglesa Human Leukocyte Antigen. El sistema HLA se
localiza físicamente en el brazo corto del cromosoma 6, en la parte distal de la banda 6p21.3 y ocupa una
longitud de 4 centimorgan (CM), aproximadamente 4 millones de pares de bases y contiene al menos 200
genes, pseudogenes y fragmentos génicos.
Para un estudio detenido de la cuestión, vid. ZWIRNER, N.W. y FAINBOIM, L., “Estructura y
función del complejo mayor de histocompatibilidad”, en Geffner, J. y Fainboim, L. (coords.),
Introducción a la Inmunología Humana, 5ª edición, Editorial Médica Panamericana, Buenos Aires, 2005,
pp. 93 y ss.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 99
350
El
sistema HLA se hereda por los hijos de sus progenitores. La principal característica de estos genes
es que se heredan en “bloque” o por “paquetes”, si bien puede producirse una recombinación. Como cada
progenitor solo aporta un bloque de genes (haplotipo), la probabilidad de que dos hermanos sean
idénticos es del 25%. Vid. PARHAM, P., Inmunología, 2ª edición, Editorial Médica Panamericana,
Buenos Aires, 2006, p. 459.
351
Existen
“lugares estratégicos” en el sistema HLA que sirven para examinar si una persona puede ser
compatible con otra en caso de injerto: HLA-A, HLA-B, HLA-C, HLA-DR y HL-DQ. Si los antígenos
presentes en A, B, C, DR y DQ son idénticos o tienen ciertas coincidencias entre dos personas, ello
determina un perfil de histocompatibilidad y, por tanto, existe posibilidad de aceptación del tejido del
donante por el organismo del receptor. Vid. INSTITUTO NACIONAL DE DONACIÓN Y
TRASPLANTES, “Sistema HLA. Compatibilidad HLA”, Uruguay, junio 2006, disponible en el siguiente
enlace: http://www.indt.edu.uy/material/sistema_hla2.pdf.
352
Dentro
de esta categoría, podemos incluir, entre otras, la inmunodeficiencia congénita combinada,
aplasia medular de Fanconi, talasemia mayor, anemia de Blackfan-Diamond, síndrome de Wiskott-
Aldrich o la enfermedad granulomatosa crónica.
Un análisis exhaustivo de las distintas patologías para las cuales está indicado el tratamiento con
células madre del cordón umbilical se puede consultar en la página web de Parent´s Guide to Cord Blood
Foundation: http://parentsguidecordblood.org/diseases.php#standard.
353
Las
indicaciones clínicas de este procedimiento abarcan un amplio abanico de enfermedades tanto
neoplásicas (leucemia linfoblástica aguda; síndrome mielodisplásico; linfoma no-Hodgkin; leucemia
mieloide crónica; neuroblastoma) como no neoplásicas (aplasia medular, hemoglobinuria paroxística
nocturna).
354
Vid. MARTÍN, J., ob. cit., pp. 43-44.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 100
355
Vid. GALL, J.G. y PARDUE, M.L., “Molecular hybridization of radioactive DNA to the DNA of
cytological preparations”, Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 64, núm. 2, octubre
1969, pp. 600-604.
356
Vid. ARANGO RESTREPO, P, PASTOR GARCÍA, L.M. y SÁNCHEZ ABAD, P.J., ob. cit., p. 28.
357
La
tasa de sensibilidad de la técnica oscila entre el 88% y un 96%. Vid. LIU, J. et al., “Potencial use
of repeated fluorescente in situ hybridization in the same human blastomere for preimplantation genetic
diagnosis”, Fertility and Sterility, vol. 70, núm. 4, octubre 1998, pp. 729-733.
358
En
este punto, seguimos la explicación de MATORRAS, R., HERNÁNDEZ, J. y MOLERO, D., ob.
cit., p. 338-339.
359
La
aplicación de esta técnica resulta especialmente ventajosa en tres supuestos: 1) cuando no se
conozca con exactitud el gen responsable de la enfermedad pero sí que se trata de herencia ligada al
cromosoma X; 2) cuando, a pesar de ser conocido, no sea posible identificar la mutación mediante PCR;
y 3) cuando el uso de marcadores polimórficos inapropiados por ausencia de variabilidad en las formas
alélicas de la mujer. Vid. MARTÍN, J., ob. cit., pp. 41-42.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 101
b) Anomalías cromosómicas.
Las anomalías cromosómicas son alteraciones en el número o estructura de los
cromosomas que bien se heredan o bien derivan de fallos en la maduración de los
gametos. Afectan al 0,7-0,8 % de los recién nacidos vivos360, están presentes en el 5%
de las muertes perinatales361 y en el 50% de los abortos espontáneos del primer
trimestre362. En la mayoría de los casos, estas alteraciones cromosómicas no son viables
y terminan en abortos espontáneos. No obstante, en los restantes casos, son compatibles
con la vida, si bien producen severas patologías o síndromes que causan retraso mental
o defectos físicos importantes.
Las anomalías cromosómicas puede ser de dos tipos: numéricas y estructurales.
Las primeras son alteraciones en el número de copias de algunos de los
cromosomas. Pueden suponer tanto la pérdida de un cromosoma (monosomía) como su
ganancia (trisomía). En estos supuestos, por tanto, el ovocito fecundado posee una
cantidad excesiva, insuficiente o errónea de información genética lo que se traduce que,
durante el proceso de desarrollo del embrión, en estructuras y funciones alteradas dando
lugar a diversas enfermedades como el síndrome de Down, de Patau, de Turner o de
Edwards.
Las segundas se producen como resultado de roturas cromosómicas que pueden
estar seguidas de un reordenamiento anormal. Es posible que esta alteración se herede
de alguno de los dos progenitores o bien surgir ex novo en el embrión. Estas
360
Vid.
NIELSEN J. y WOHLERT M., “Chromosome abnormalities found among 34910 newborn
children: Results from a 13-year incidence study in Arhus, Denmark”, Human Genetics, vol. 87, núm. 1,
1991, pp. 81-83.
361
Vid. EMERY A.E. y MULLER R.F., Principios de genética médica, Pearson Educación, Madrid,
1992, pp. 158-160.
362
Vid.
MORENO GARCÍA, M., FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, F.J. y BARREIRO MIRANDA, E.,
“Repercusión clínica de las anomalías cromosómicas”, Anales de Pediatría de Barcelona, vol. 61, núm.
3, 2004, pp. 236-241.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 102
El DGP nació como una técnica que permitía a las personas que se sometían a una
FIV adquirir información acerca de la constitución genética de los embriones
tempranos. Gracias al perfeccionamiento de las técnicas de biopsia embrionaria y de
análisis de las muestras, la ciencia ha desarrollado un abanico de aplicaciones que no
sólo están enfocadas a la prevención de enfermedades, sino también a ampliar la
libertad reproductiva de los padres e, incluso, al perfeccionamiento de la raza humana.
Según la European Society of Human Reproduction and Embriology, el DGP se
puede clasificar en dos grandes grupos atendiendo al tipo de paciente que requiere este
examen366: 1) el DGP de alto riesgo indicado para pacientes que poseen riesgo de
363
En
este punto, seguimos la explicación de PASSARGE, E., Genética. Texto y Atlas, 3ª edición,
Editorial Médica Panamericana, Madrid, 2010, p. 202.
364
En
este sentido, vid. DELHANTY, J.D., “Mechanisms of aneuploidy induction in human oogénesis
and early embryogenesis”, Cytogenetic and Genome Research, vol. 111, núm. 3-4, 2005, pp. 237-244;
HASSOLD, T., ABRUZZO, M., ADKINS, K., et al., “Human aneuploidy: incidence, origin and
etiology”, Environmental and Molecular Mutagenesis, vol. 28, núm. 3, 1996, pp. 167-175.
365
Vid. MARTÍN, J., ob. cit., pp. 39-40.
366
Vid. THORNHILL, A.R. et al., “ESHRE PGD Consortium Best parctice guidelines for cinical
preimplantation genetic diagnosis (PGD) and preimplantation genetic screening (PGS)”, Human
Reproduction, vol. 20, núm. 1, 2005, pp. 35-48.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 103
367
Esta técnica también se denomina Preimplantation genetic screening (PGS) o screening de
aneuploidías.
368
En
este punto, seguimos la explicación de COLLAZO CHAO, E., “Problemas éticos en la selección
de embriones con finalidad terapéutica”, Cuadernos de Bioética, vol. XXI, núm. 2, 2010, pp. 234-236.
369
Vid.
PENNINGS, G., SCHOTS, R. y LIEBAERS, I., “Ethical considerations on preimplantation
genetic diagnosis for HLA typing to match a future child as a donor of haematopoietic stem cells to a
sibling”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 3, 2002, pp. 534-538.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 104
B) Alternativas terapéuticas
375
Vid.
ARANGO RESTREPO, P, PASTOR GARCÍA, L.M. y SÁNCHEZ ABAD, P.J., ob. cit., p. 305.
376
Vid.
CALCERÓN GARCIDUEÑAS, E., “Los bancos de sangre de cordón umbilical, la normativa
internacional y la situación actual en la República Mexicana”, Gaceta Médica de México, vol. 139, núm.
3, 2003, p. 101.
377
Sobre
esta cuestión, vid. BROXMEYER, H. E., DOUGLAS, O. W., HANGOC, O., COOPER, S.,
BARD, J., ENGLISH, D., ARNY, M., THOMAS, L. y BOYSE, E. A., “Human umbilical cord blood as a
potencial source of transplantable hematopoietic stem/progenitor cells”, Proceedings of the National
Academy of Sciences, vol. 86, núm. 10, 1989, pp. 3828-32; NAKAHATA, T. y OGAWA, M.,
“Hemopoietic colony-forming cells in umbilical cord blood with extensive capability to generate mono-
and multipotential hemopoietic progenitors”, The Journal of Clinic Investigation, vol. 70, núm.6,
diciembre 1982, pp. 1324-1328.
378
Vid. GLUCKMAN, E., et al., “Hematopoietic reconstitution in a patient with Fanconi’s anemia by
means of umbilicalcord blood from an HLA-identical sibling”, The New England Journal of Medicine,
vol. 321, núm. 17, octubre 1989, pp. 1174-1178.
379
Vid. AMO USANOS, R., “Los bancos de sangre de cordón umbilical: aspectos biomédicos y
bioéticos”, Cuadernos de Bioética, vol. XX, núm. 2, 2009, p. 233.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 106
150.000 muestras380, si bien algunos estudios elevan este cifra hasta las 250.000381 o
400.000 unidades382.
Según AZNAR LUCEA383, la utilización de la SCU almacenada en bancos
públicos especializados puede ser en un futuro no muy lejano la solución idónea, tanto
desde el punto de vista médico como ético, para tratar niños que requieran un trasplante
de material hematopoyético y que no tengan un familiar compatible con sus sistema
inmunitario. De esta manera, se evitan todos los problemas asociados al proceso de
creación de un “bebé medicamento” como, por ejemplo, la baja eficacia de la técnica,
las molestias para la mujer, el elevado coste económico, la utilización excesiva de
embriones humanos o los futuros problemas psicológicos del donante en caso de fracaso
del tratamiento. Asimismo, si se acude a un banco público de SCU se puede ofrecer un
tratamiento eficaz al niño enfermo en apenas 15 días frente a los más de 12 meses que
requiere todo el proceso que da lugar al nacimiento de un “bebé medicamento”.
No podemos finalizar este apartado sin hacer una breve mención a dos alternativas
terapéuticas que, al menos, desde un plano teórico podrían servir para curar a niños
enfermos que requieran material hematopoyético. La primera de ellas es la posibilidad
de crear bancos de embriones sanos tipificados para el sistema HLA de forma que exista
una amplia oferta de embriones que pueden ser implantados para, después de su
gestación y nacimiento, utilizar la sangre de su cordón umbilical384. Y, la segunda, es la
posibilidad de desarrollar la investigación con células iPS para proveer de material
hematopoyético autólogo a los pacientes enfermos. Este novedoso procedimiento
consiste en reprogramar células adultas para que recuperen su carácter pluripotencial y,
380
Vid.
BALLEN, K.K., “New trends in umbilical cord blood transplantation”, Blood, vol. 105, núm. 10,
mayo 2005, pp. 3786.
381
Vid.
CANADIAN MEDICAL ASSOCIATION, “Interface of private and public faces proposed cord
blood bank”, Canadian Medical Association Journal, vol. 177, núm. 7, septiembre 2007, pp. 705-706.
382
Vid.
AZNAR LUCEA, J., “Utilidad del uso de la sangre de cordón umbilical”, Observatorio de
Bioética, Generalitat Valenciana-Universidad Católica de Valencia, disponible en el siguiente enlace:
http://www.observatoriobioetica.com/informes/cordon2.pdf.
383
Vid. AZNAR LUCEA, J., “Bebés medicamento. Aspectos médicos, sociológicos y éticos”, en
Zurriaráin, R.G. (coord.), La desprotección del no nacido en el siglo XXI, EUNSA, Navarra, 2012, pp.
151-170; y del mismo autor, “Bebés por diseño. Una cuestión de ética”, Revista Internacional de
Bioética, Deontología y Ética Médica, vol. 21, núm. 4, 2010, pp. 347-368.
384
Vid.
DEVOLDER, K., “Preimplantation HLA typing: having children to save our loved ones”, The
Journal of Medical Ethics, vol. 31, 2005, pp. 582-586.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 107
388
Vid. JAENISCH, R. et al., “Treatment of sickle cell anemia mouse model with iPS cells generated
from autologous skin”, Science, vol. 318, diciembre 2007, pp. 1.920-1923.
389
Vid. BANERJEE, I., SHEVLIN, M., TARANISSI, M., THORNHILL, A., ABDALLA, H.,
OZTURK, O., BARNES, J. Y SUTCLIFFE, A., “Health of children conceived after preimplantation
genetic diagnosis: a preliminary outcome study”, Reproductive Biomedicine Online, vol. 16, núm. 3,
marzo 2008, pp. 376-381.
390
Vid. LIEBAERS, I., DESMYTTERE, S., VERPOEST, W., DE RYCKE, M., STAESSE, C.,
SERMON, K., DEVROEY, P., HAENTJENS, P. Y BONDUELLE, M, “Report on a consecutive series
of 581 children born after blastomere biopsy for preimplantation genetic diagnosis”, Human
Reproduction, vol. 25, núm. 1, enero 2010, 275-282.
391
Vid. BONDUELLE, M., LIEBAERS, I., DEKETELAERE, V., DERDE, M.P., CAMUS, M.,
DEVROEY, P. y VAN STEIRTEGHEM, A., “Neonatal data on a cohort of 2889 infants born after ICSI
(1991-1999) and of 1995 infants born after IVF (1983-1999)”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 3,
2002, pp. 671- 694.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 109
estudio alertaba del incremento de muerte perinatal, bajo peso y prematuridad, en caso
de embarazo múltiple, a causa de la biopsia392.
Estas investigaciones no aportan datos definitivos dado que hay muy pocos niños
seguidos médicamente tras nacer con esa biopsia. En esta tesitura, TESTART393,
LUDWIG394, KING395 y GRAUMANN396 alertan del peligro de consecuencias
desconocidas. En esta misma línea, DE VOS y VAN STEIRTEGHEM397 consideran
que deben realizarse análisis aleatorios para resolver definitivamente si la biopsia
embrionaria compromete el desarrollo embrionario y su capacidad de implantación.
ROMANO398 afirma incluso que la biopsia embrionaria es una técnica experimental y,
en consecuencia, la falta de experiencia puede provocar malos resultados en la
aplicación clínica.
Otro de los riesgos implícitos al DGP es la baja precisión de la técnica. Hace más
de veinte años NAVIDI y ARNHEIM399 describieron un tasa de fallos que alcanzaba el
1,8% en los problemas autosómicos recesivos, el 15% para genes autosómicos
dominantes y un 7,4% para genes ligados al cromosoma X. En este sentido, se ha
argumentado que el examen de uno o dos blastómeros puede no ser representativo de
392
Los ensayos realizados con ratones demuestran que la biopsia embrionaria es la causa de ciertas
enfermedades neurogenerativas. Vid. YU et. al., ”Evaluation of blastomere biopsy using mouse model
indicates the potential high-risk of neurodegenerative disorders in the offspring”, Molecular & Cellular
Proteomics, vol. 8, núm. 7, 2009, pp. 1490-1500.
393
Vid.
TESTART, J. y SÈLE, B., “Toward an efficient medical eugenics: is the desirable always the
feasible?”, Human Reproduction, vol. 10, núm. 12, 1995, pp. 3086-3090.
394
Vid.
LUDWIG, M. y DIETRICH, K., “In-vitro fertilization: a future with no limits?, The Lancet, vol.
356, diciembre 2000, p. S 52.
395
Vid.
KING, D.S., “Preimplantation genetic diagnosis and the new eugenics”, Journal of Medical
Ethics, vol. 25, núm. 2, abril 1999, pp. 176-182.
396
Vid.
GRAUMANN, S., “Preimplantation genetic diagnosis: the bridge between human genetics and
reproductive medicine”, Revista de Derecho y Genoma Humano, vol. 13, 2000, pp. 211-230.
397
Vid.
DE VOS y VAN STEIRTEGHEM, A., “Aspects of biopsy procederes prior to implantation
genetic diagnosis”, Prenatal Diagnosis, vol. 21, núm. 9, septiembre 2001, pp. 767-780.
398
Vid.
ROMANO, L., et al., “La diagnosis genetica preimpianto: aspecti biomedici con aggiornamenti
di letteratura scientifica”, Medicina e Morale, vol. 56, núm. 1, 2006, pp. 67-102.
399
Vid.
NAVIDI, W. Y ARNHEIM, N., “Using PCR in preimplantation genetic disease diagnosis”,
Human Reproduction, vol. 6, núm. 6, julio 1991, pp. 836-849.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 110
todo el embrión400. Al analizarse una sola célula, es posible que pase desapercibida
alguna alteración lo que, a su vez, conduzca a desechar embriones sanos401. De igual
manera, se puede detectar un mosaicismo en una célula que va a dar origen a la placenta
y no al feto, especialmente cuando la materia celular se extrae del trofoectodermo402.
Esta cuestión está directamente relacionada con las restricciones que presentan, en
la actualidad, las técnicas de análisis de las muestras genéticas.
En el caso del PCR403, la tasa de amplificación a partir de una única célula puede
verse afectada por limitaciones en la lisis celular, la selección de una célula enucleada o
manipulación defectuosa. A pesar de que esta técnica tenga una sensibilidad que oscila
entre el 89,5% y el 96%, existe riesgo de contaminación de las muestras, así como fallo
de detección de un alelo.
En cuanto al FISH404, su principal limitación viene dada porque, en la actualidad,
solo se analizan 9 cromosomas lo que, a su vez, permite detectar un 85% de las
aneuploidías. Dado que no se examinan los 24 cromosomas, podría ser que embriones
diagnosticados como normales fueran portadores de alteraciones en uno o varios
cromosomas no analizados.
Los trabajos de investigación asociados al DGP pretenden superar las
restricciones expuestas anteriormente para conseguir información simultánea sobre el
total de cromosomas y mejorar la tasa de implantación405. En cualquier caso, se
recomienda aplicar técnicas de diagnóstico prenatal a fin de corregir errores propiciados
por el DGP y evitar riesgos para el futuro bebé.
400
Vid. BUI, THE-HUNG y HARPER, J.C., “Preimplantation genetic diagnosis”, Cinical Obstetrics and
Gynecology, VOL. 45, núm. 3, 2002, pp. 640-648.
401
En la actualidad, existen unas 300 enfermedades recesivas ligadas al cromosoma X que no se pueden
diagnosticar específicamente. Por este motivo, se descartan embriones masculinos, de los cuales el 50%
están sanos. Vid. SERMON, K. et al., “Preimplantation genetic diagnosis. Review”, The Lancet, vol. 363,
2004, pp. 1622-1641.
402
Vid. COHEN, J., “Sorting out chromosome errors”, Science, vol. 296, junio 2002, pp. 2164-2166.
403
En este punto, seguimos a MARTÍN, J., ob. cit., p. 53.
404
Ibídem. p. 52.
405
Ibídem. p. 54.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 111
406
La hematopoyesis es el proceso de formación, desarrollo y maduración de los elementos de la sangre
(eritrocitos, leucocitos y plaquetas) a partir de un precursor celular común e indiferenciado conocido
como célula madre hematopoyética pluripotencial que se encuentra en la médula ósea.
La primera evidencia de la existencia de células madre hematopoyéticas en el ser humano surgió
en 1945 cuando se observó que algunos individuos que habían sido expuestos a dosis letales de radiación
podían ser rescatados mediante un trasplante de médula ósea de un donador sano, el cual permitía la
regeneración del tejido sanguíneo. En 1960, McCulloch y Till descubrieron que ratones radiados
letalmente, a los que se había inyectado células extraídas de la médula ósea de ratones no radiados,
podían sobrevivir y comenzaron a analizar los tejidos hematopoyéticos de estos animales con la finalidad
de encontrar los componentes causales de la regeneración sanguínea. De esta manera, hallaron masas
tumorales en el bazo de los ratones que, una vez examinadas, resultaron ser colonias de hematopoyesis,
capaces de generar las tres estirpes celulares. Las investigaciones realizadas posteriormente han permitido
comprobar que este tipo de células se encuentran en la médula ósea, la sangre periférica y en la sangre del
cordón umbilical. Vid. BARQUINERO MÁNEZ, J., “Células madre hematopoyéticas”, en De Pablo
Dávila, F. y Cascales Angosto, Mª (eds.), Monografía XXVII. Células madre y terapia regenerativa, Real
Academia Nacional de Medicina, Madrid, 2009, pp. 59-81.
407
Vid.
MIÑANA., M.D., CARBONELL, F., MATEU, E. y ENCABO, A., “Sangre de cordón umbilical
como fuente de células progenitoras hematopoyéticas para trasplantes”, en Segovia de Arana, J.Mª y
Mora Teruel, F. (coords), Clonación y Trasplantes, Farmaindustria, 2003, Madrid, p. 73.
408
Vid. AMERICAN ACADEMY OF PEDIATRICS, “Cord blood banking for potencial future
transplantation”, Pediatrics, vol. 119, núm. 1, enero 2007, p. 166.
409
Vid.
WAGNER, J.E., et al., “Outcomes of transplantation of unrelated donor umbilical cord blood
and bone marrow in children with acute leukaemia: a comparison study”, The Lancet, núm. 369, junio
2007, pp. 1947-1954.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 112
técnica.
410
Vid.
ENDE, M. y ENDE, N., “Hematopoietic transplantation by means of fetal cord blood”, Virginia
Medical Monthly, vol. 99, núm. 3, 1972, pp. 276-280.
411
Vid. HUGHES, V., “Cord blood transplantation: Hallmarks of the 20th Century”, Laboratory
Medicine, vol. 31, núm. 12, diciembre 2000, p. 673.
412
Sobre
esta cuestión, vid. KOIKE, K. “Cryopreservation of pluripotent and committed hemopoietic
progenitor cells from human bone marrow and cord blood”, Pediatrics International, vol. 25, núm. 3,
1983, pp. 275-283.
413
Vid.
BROXMEYER, H.E. et al., “Human umbilical cord blood as a potencial source of transplantable
hematopoietic stem/progenitor cells”, Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 86, núm. 10,
1989, pp. 3828-3832.
414
Vid.
BROXMEYER, H.E, GLUCKMAN, E., et al., “Umbilical cord blood hematopoietic stem and
repopulating cells in human clinical transplantation”, Blood Cells, vol. 17, núm. 2, 1991, pp. 313-329.
415
Vid. GLUCKMAN, E., BROXMEYER, H.E., AUERBACH, A.D. et al., “Hematopopoietic
reconstitution in a patient with Fanconi´s anemia bt means of umbilical-cord blood from an HLA-
identical sibling”, The New England Journal of Medicine, vol. 321, núm. 17, octubre 1989, pp. 1174-
1178.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 113
que tenía un HLA compatible. A los noventa días de realizar el trasplante, los
investigadores comprobaron que las células del paciente ya no eran B positivo, sino 0
positivo, es decir, del mismo grupo sanguíneo del donante. Pasados ciento veinte días,
las células transplantadas habían reconstituido completamente la función
hematopoyética de la médula ósea.
A partir de ese momento, se ha producido un desarrollo espectacular de los
tratamiento basados en la SCU. En el año 1991 se creó el primer banco de sangre del
cordón umbilical en Nueva York gracias al cual, dos años más tarde, se logró el primer
trasplante no emparentado416. Cinco años más tarde, el equipo de Eliane Gluckman
publicó un artículo en el que concluía que la supervivencia de niños menores de 6 años
que padecían anemia de Fanconi y que habían recibido un trasplante de SCU de un
donante emparentado era de 74,4 % a los 54 meses y de un 58, 5% a los 100 meses417.
Ese mismo año, el equipo de investigación dirigido por Pablo Rubinstein y Joanne
Kutzberg dieron a conocer los resultados de 562 trasplantes no emparentados
concluyendo que las células de SCU constituían un remedio eficaz que podía utilizarse
tanto en pediatría como en determinados adultos418.
Los primeras resultados de la aplicación de este tipo de trasplante en adultos se
dieron a conocer a finales de los años 90 del siglo pasado. En 1997 Stephen Sprague, un
paciente afectado por una leucemia mieloide crónica de catorce años de evolución,
recibió un trasplante de SCU que consiguió reconstituir su sistema inmunitario419. Años
más tarde, el equipo de investigación dirigido por la doctora Mary Laughlin concluyó
que el trasplante de SCU no emparentado constituía una solución terapéutica aceptable
para los adultos que padecían leucemia y que no contaban con un donante HLA
416
Vid.
KURTZBERG J., et al., “The use of umbilical cord blood in mismatched related and unrelated
hemopoietic stem cell transplantation”, Blood Cells, vol. 20, núm. 2-3, 1994, pp. 275-283.
417
Vid.
GLUCKMAN, E., “Transplantation for Fanconi's anaemia: long-term follow-up of fifty patients
trasplanted from a sibling donor after low-dose cyclophosphamide and thoraco-abdominal irradiation for
conditioning”, British Journal of Haematology, vol. 103, núm. 1, octubre 1998, pp. 249-255.
418
Vid.
RUBINSTEIN, P., KURTZBERG, J., et al., “Outcomes among 562 recipients of placental-blood
transplants from unrelated donors”, The New England Journal of Medicine, vol. 339, núm. 22, noviembre
1998, pp. 1565-1577.
419
Actualmente,
Stephen Sprague es el responsable de la defensa de los derechos de los pacientes en la
empresa Cord:Use en la que se integran científicos de importancia en este sector como Hal E.
Broxmeyer, Joanne Kutzberg o John Wagner. Para más información sobre esta materia, puede consultar
el siguiente enlace: http://cordbloodbank.corduse.com/about-cord-use-leadership.php#ssprague.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 114
compatible420. Con el paso de los años se han ido superando las limitaciones de la
aplicación de esta técnica en adultos mediante el trasplante de más unidades de SCU
para cubrir las necesidades del enfermo en función de su constitución421.
Si bien es cierto que el trasplantes de SCU se ha centrado en la curación de
determinados tipos de cáncer y desórdenes del sistema hematopoyético422, lo cierto es
que los científicos están ensayando en la actualidad otras utilidades terapéuticas. Se ha
demostrado que las células de SCU pueden diferenciarse en células cardíacas,
neurológicas, pancreáticas y de la piel423. Un estudio de la Universidad de Florida
anunció en el año 2008 que el trasplante autólogo de SCU a niños que padecen diabetes
Tipo 1 provocaba una cierta desaceleración del metabolismo en la pérdida de
insulina424. Por otro lado, los ensayos efectuados con animales demuestran que las
células hematopoyéticas tienen la capacidad de “migrar” selectivamente al tejido
cardíaco lesionado, mejorar la función vascular y el flujo sanguíneo en la zona
afectada425. Finalmente, algunos estudios apuntan a la posibilidad de regenerar el
420
Vid. LAUGHLIN, M. et al., “Outcomes after transplantation of cord blood or bone marrow from
unrelated donors in adults with leukemia”, The New England Journal of Medicine, vol. 351, núm. 22,
noviembre 2004, pp. 2265-2275.
421
En
este sentido, es habitual en determinadas enfermedades –como, por ejemplo, la leucemia aguda- el
trasplante de dos unidades de SCU. En el año 2006 los estudios realizados por el doctor John Wagner y
su equipo de investigación de la Universidad de Minnesota confirmaron las posibilidades terapéuticas de
este tipo de trasplantes. En este sentido, vid. MAJHAIL N., BRUNSTEIN C. y WAGNER J., “Double
umbilical cord blood transplantation”, Current Opinion in Immunology, vol. 18, núm. 5, octubre 2006,
pp. 571-575.
422
El
trasplante de SCU ha dado resultados positivos en la curación de enfermedades neoplásicas
(leucemias, linfoma no Hodgkin, neuroblastoma) como no tumorales (anemia de Fanconi,
inmunodeficiencias, síndrome de Blackfan-Diamond, osteopetrosis).
Un análisis exhaustivo de las distintas patologías para las cuales está indicado el tratamiento con
células madre del cordón umbilical se puede consultar en la página web de Parent´s Guide to Cord Blood
Foundation: http://parentsguidecordblood.org/diseases.php#standard.
423
Vid.
KÖGLER, G., et al., “A new human somatic stem cell from placental cord blood with intrinsic
pluripotent differentiation potential”, The Journal of Experimental Medicine, vol. 200, núm. 2, julio 2004,
pp. 123-135.
424
Vid. HALLER, M.J., et al., “Autologous umbilical cord blood infusion for type 1 diabetes”,
Experimental Hematology, vol. 36, núm. 6, junio 2008, pp. 710-715.
425
Vid.
HARRIS, D.T., et al., “The potencial of cord blood stem cells for use in regenerative medicine”,
Expert Opinion on Biological Therapy, vol. 7, núm. 9, septiembre 2007, pp. 1311-1322.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 115
426
Vid. KAKINUMA, S., et al., “Human cord blood cells trasplanted into chronically damaged liver
exhibit similar characteristics to functional hepatocytes”, Transplantation Proceedings, vol. 39, núm. 1,
enero-febrero 2007, pp. 240-243.
427
Vid. HERRANZ, A.S. et al., “Applications of human umbilical cord blood cells in central nervous
system regeneration”, Current Stem Cell Research & Therapy, vol. 5, núm. 1, marzo 2010, pp. 17-22.
428
En
este sentido, vid. LU, D. et al., “Intravenous administration of human umbilical cord blood
reduces neurological deficit in the rat after traumatic brain injury”, Cell Transplant, vol. 11, núm. 3,
2002, pp. 275-281; TAGUCHI, A. et al., “Administration of CD34+ cells after stroke enhances
neurogenesis via angiogenesisin a mouse model”, The Journal of Clinical Investigation, vol. 114, núm. 3,
agosto 2004, pp. 330-338; MEIER, C. et al., “Spastic paresis after perinatal brain damage in rats is
reduced by human cord blood mononuclear cells”, Pediatric Research, vol. 59, núm. 2, febrero 2006, pp.
244-249.
429
Vid. RUBINSTEIN, P., “Why Cord Blood?”, Human Immunology, vol. 67, 2006, pp-398 – 404.
430
Información extraída de la página web de NETCORD: www.netcord.org.
431
La
quinta edición de este protocolo se publicó en septiembre de 2012. Puede accederse a tu texto
íntegro en inglés en la página web de FATC: www.factwebsite.org.
432
La
normativa comunitaria sobre la materia está constituida por las siguientes disposiciones:
1) En primer lugar, la Directiva 2004/23/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 31 de
marzo de 2004 relativa al establecimiento de normas de calidad y de seguridad para la donación, la
obtención, la evaluación, el procesamiento, la preservación, el almacenamiento y la distribución de
células y tejidos humanos. La citada norma establece que los programas de aplicación de tejidos y células
deben basarse en el principio de la voluntariedad de las donaciones y la no remuneración, el anonimato
del donante y el receptor, así como el fomento de la solidaridad entre ambos. Se insta a los Estados
miembros a que adopten medidas destinadas a fomentar una participación destacada del sector público y
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 116
de los organismos sin ánimo de lucro en la prestación de servicios de aplicación de células y tejidos en la
investigación y el desarrollo relacionados con los mismos.
2) En segundo lugar, la Directiva 2006/17/CE de la Comisión de 8 de febrero de 2006 por la que
se aplica la Directiva 2004/23/CE del Parlamento Europeo y del Consejo en lo relativo a determinados
requisitos técnicos para la donación, la obtención y la evaluación de células y tejidos humanos. El
objetivo fundamental de esta norma es garantizar un elevado nivel de protección de la salud y evitar la
transmisión de enfermedades a través de las células y tejidos destinados a su aplicación terapéutica.
433
Vid. EUROPEAN GROUP ON ETHICS IN SCIENCE AND NEW TECHNOLOGIES, Ethical
aspects of umbilical cord blood banking, Opinión nº 19, 16 de marzo de 2004, p. 11.
434
Este
proyecto de investigación se denomina EUROCORD-ED, Online curriculum on Cord Blood
Technology. Para más información, puede consultarse su página web: www.eurocord-ed.org.
435
Vid.
ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES, Plan Nacional de Sangre de Cordón
Umbilical, marzo de 2008. Puede consultarse su texto íntegro en el siguiente enlace:
http://www.ont.es/infesp/DocumentosDeConsenso/plannscu.pdf.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 117
436
Centro de Transfusión de Madrid.
437
Banc de Sang i Teixits de Barcelona.
VidaCord446, Ivida447 y Sevibe Cells448. Se trata de una cuestión que ha generado una
fuerte polémica. En el año 2007 se publicó un artículo en la revista The Lancet449 en el
que se recogían las críticas vertidas por la Real Academia de Obstetricia y Ginecología
de Reino Unido sobre el sistema de almacenamiento individual de SCU por parte de
siete bancos privados. En dicha publicación se advertía de los problemas asociados a
este tipo de instituciones. Así, desde un punto de vista médico, se razonaba que el uso
autólogo de SCU se situaba en un porcentaje bajísimo que oscila entre el 1/1.000 y
1/200.000; y que, en la mayoría de los casos, dicho tratamiento no estaría recomendado
pues la enfermedad del receptor ya estaría presente en el momento del nacimiento. Y,
desde el plano ético, se alegaba que la privatización de este material biológico ponía en
peligro la disponibilidad para el beneficio colectivo.
Si bien la normativa española permite la existencia de estos bancos privados450, lo
446
VidaCord
es el primer banco privado de sangre de cordón umbilical que se estableció en España. El
día 9 de abril de 2007 la Comunidad de Madrid concedió autorización a esta institución privada para
desarrollar sus actividades. Recientemente, el 28 de febrero de 2012 han renovado su autorización por un
período de cuatro años. A diferencia de otras empresas del sector, VidaCord dispone de instalaciones
propias en nuestro país, concretamente, en el parque tecnológico de Alcalá de Henares. Actualmente,
almacenan unas 10.000 unidades de SCU, si bien hasta la fecha ninguna de las familas que han escogida
esta institución para presevar el material biológico lo han necesitado para tratar a un hijo enfermo.
El coste del servicio de transporte, almacenamiento y criopresevación asciende a 1690 euros, si
bien en caso de parto múltiple se ofrecen descuentos de hasta el 50 %. Para más información sobre esta
empresa, pede consultar su página web: www.vidacord.es.
447
IVIDA
es el banco de SCU perteneciente al Grupo IVI, líder europeo en medicina reproductiva. El
día 28 de diciembre de 2009 obtuvo autorización de la Comunidad de Madrid para desarrollar sus
actividades. La principal peculiaridad de este centro privado es que cuenta con instalaciones en España y
en Portugal. De esta manera, los clientes pueden optar por realizar el almacenamiento en cualquiera de los
dos centros. La diferencia estriba en que la legislación portuguesa permite la conservación de las muestras
para el exclusivo uso autólogo. Como hemos visto anteriormente, en España la unidad de SCU podría ser
reclamada al banco privado cuando fuera necesario en procedimientos terapéuticos con indicaciones
médicas establecidas en receptores adecuados.
El precio de los servicios por un período de 20 años asciende a 1.695 euros y se ofrecen formas
de financiación a 3, 6 y 12 meses. Para más información sobre esta empresa, pede consultar su página
web: www.bancodecordonivida.com.
448
Sevibe
Cells es un banco privado que forma parte del Grupo FamiCord. Sus instalaciones están
situadas en el Parc Cientific i Tecnològic de la Universitat de Girona y cuenta con 13 delegaciones
repartidas por todo el territorio nacional. Este centro ofrece la posibilidad de conservar las muestras en el
Laboratorio Innova Stem de Leipzig (Alemania). El precio de sus servicios oscila entre los 1.650 y 1.790
euros según la provincia donde va a tener lugar el parto.Para más información sobre esta empresa, pede
consultar su página web: www.sevibe.es.
449
Vid.
THE LANCET, “Umbilical cord blood banking Richard Branson's way”, The Lancet, vol. 369,
febrero 2007, p. 437.
450
La
posibilidad de constituir estos centros privados al amparo de la normativa vigente ha sido objeto
de controversia. La Comunidad Autónoma de Madrid promovió ante el Tribunal Constitucional un
conflicto positivo de competencia contra el Real Decreto 1301/2006. En el incidente promovido,
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 119
solicitaba, en primer lugar, la suspensión de la vigencia de dicha norma al considerar que era nula de
pleno derecho por vulnerar los principios de legalidad, jerarquía normativa y de reserva de ley lo que
impedía a las Comunidades Autónomas ejercer sus competencias normativa y ejecutivas conforme a sus
propias políticas sanitarias.
De manera subsidiaria, la Administración autonómica solicitaba la suspensión de la vigencia de
los artículo 3.5, 14.2, 25, 26.2 y 4, 28, 30.2 y 35.4 y 6 del Real Decreto 1301/2006 alegando que dichos
preceptos hacían inviable la existencia de establecimientos o bancos privados de células y tejidos lo que,
no sólo vulneraba el principio de libertad de empresa, sino también frustraba las legítimas expectativas de
los ciudadanos en relación con la actividad de dichos establecimientos privados.
El Auto 258/2007, de 23 de mayo, del Pleno del Tribunal Constitucional rechazó ambas
solicitudes. En primer lugar, el TC rechazó la suspensión general del Real Decreto al considerar que la
Comunidad Autónoma de Madrid no concretaba los perjuicios concretos que se derivaría de la aplicación
de la normativa estatal.
Y, en segundo lugar, el TC concluyó que los citados preceptos no impedían el funcionamiento de
los bancos o establecimientos privados, sino que únicamente exigían que éstos cumpliesen los requisitos
establecidos en la norma impugnada. Asimismo, el auto consideró que la suspensión de los citados
preceptos durante la tramitación del proceso constitucional provocaría “evidentes perjuicios para el
interés general, en cuanto que quedarían sin regulación numerosas actividades relacionadas con la
aplicación terapéutica de células y tejidos humanos, con el consiguiente riesgo para la salud pública”.
451
El artículo 27.2 del Real Decreto 1301/2006 establece que “la aplicación autóloga quedará
encuadrada en el caso de procedimientos terapéuticos de eficacia demostrada en indicaciones médicas
establecidas. En el caso de que se realicen actividades de procesamiento para usos autólogos eventuales
de los que no hay indicación médica establecida actual, las células y tejidos así procesados estarán
disponibles para su aplicación alogénica según lo dispuesto en el apartado primero”.
452
La prohibición del ánimo de lucro en este tipo de actividades pretende evitar que se difunda
información comercial que alimente expectativas desmesuradas sobre el uso terapéutico de las células de
SCU.
453
El
artículo 3.5 del citado Real Decreto establece que “las actividades de los establecimientos de
tejidos no tendrán carácter lucrativo, y exclusivamente podrán repercutirse los costes efectivos de los
servicios prestados por el desarrollo de las actividades autorizadas”.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 120
los últimos años, como la solución terapéutica idónea para determinados tipo de cáncer
y desórdenes del sistema sanguíneo.
Las principales ventajas454 de este proceso son la facilidad de su obtención, la
ausencia de riesgo para el donante, el reducido riesgo de transmisión viral, la
disponibilidad de las muestras criopreservadas y la baja incidencia de la llamada
“enfermedad de injerto contra huésped455” debido a la inmadurez del sistema inmune
del recién nacido. En efecto, el proceso de obtención de las muestras no comporta
ningún peligro para el donante a diferencia, por ejemplo, de la donación de médula ósea
que se realiza en quirófano a través de un procedimiento invasivo y bajo anestesia
454
Para
un análisis detenido de esta cuestión, vid. WAGNER J.E., ROSENTHAL J., SWEETMAN T., et
al. “Successful transplantation for HLA-matched and HLA-mismatched umbilical cord blood from
unrelated donors: analysis of engraftment and acute graft-versus-host disease”, Blood, vol. 88, núm. 3,
agosto 1996, pp. 795-802; RUBINSTEIN P., CARRIER C., ADAMSON J., et al., “New York Blood
Center’s program form unrelated placenta/umbilical cord blood transplantation: 243 transplants in the
first 3 years (abstract)”, Blood, Suppl. 1, 1996, p. 557.
455
La
“enfermedad de injerto contra huésped” (EICH o GVHD por sus siglas en inglés Graft-Versus-
Host-Disease) es una complicación médica común en el trasplante de células hematopoyéticas y, en
menor proporción, en los de corazón, hígado o riñón. Se produce cuando los linfocitos T presentes en el
injerto atacan los tejidos del receptor al reconocerlos como extraños.
En 1966, Billingham definió la enfermedad injerto contra huésped (EICH) por medio de factores
inmunológicos esenciales para su desarrollo que hasta la fecha son vigentes: 1) el injerto contiene células
inmunológicamente competentes; 2) el receptor expresa diferentes antígenos a los del donador, capaces
de estimular los linfocitos; 3) incapacidad inmunológica del receptor para destruir el injerto
(RODRÍGUEZ GARCÍA, H. et al., “Enfermedad injerto contra huésped”, Dermatología Revista
Mexicana, vol. 50, núm. 5, septiembre-octubre 2006, p. 174).
Existen dos clases de esta enfermedad: 1) la grave, que se manifiesta dentro de los 100 primeros
días después del trasplante y se caracteriza por la aparición de lesiones cutáneas, diarreas acuosos e
ictericia; y 2) la crónica, que se manifiesta después del 3 mes posterior al trasplante y se caracteriza por
manifestaciones oculares (irritación, fotofobia, xeroftalmia), síntomas orales y gastrointestinales
(xerostomia, disfagia, odinofagia), síntomas respiratorios (disnea, signología obstructiva que no responde
a broncodilatadores), alteraciones neuromusculares como debilidad, dolor muscular y manifestaciones
generales como baja de peso (ORTEGA, C.M., “Enfermedad injerto contra huésped: manifestación
enterocólica y diagnóstico diferencial”, Revista Chilena de Radiología, vol. 11, núm. 3, año 2005, pp.
134-135).
La prevención de esta enfermedad se realiza a través de diversos procedimientos que comprende
tanto el perfeccionamiento de las técnicas para determinar el grado de compatibilidad HLA como el
tratamiento con inmunosupresores, así como la eliminación de los linfocitos T del injerto del donante.
Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. ROYAL COLLEGE OF NURSING, Graft versus
host disease. A guide for families, Londres, 2008, pp. 1-12, disponible en:
http://www.rcn.org.uk/__data/assets/pdf_file/0006/199644/003310.pdf; DIGNAN, F.L. et al., “Diagnosis
and management of chronic graft-versus-host disease”, British Journal of Haematology, vol. 158, núm. 1,
julio 2012, pp. 46-61; JACOBSOHN, D.A. y VOGELANG, G.B., “Acute graft versus host disease”,
Orphanet Journal of Rare Diseases, vol. 2, núm. 35, septiembre 2007, pp. 1-9; SOCIÉ, G. y BLAZAR,
B.R., “Acute graft-versus-host disease: from the bench to the bedside”, Blood, vol. 114, núm. 20,
noviembre 2009, pp. 4327-4336; WOLF, D. et al., “Novel treatment concepts for graft-versus-host
disease”, Blood, vol. 119, núm. 1, enero 2012, pp. 16-25.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 121
456
El procedimiento de extracción de médula ósea fue establecido por Thomas y Storb en 1970. Consiste
en obtener médula ósea del donante mediante repetidas punciones aspirativas a nivel de crestas ilíacas
anteriores y posteriores. El donante puede necesitar una transfusión de sangre para reemplazar los
hematíes y plasmas perdidos durante el proceso. Por tal motivo, se recomienda que done su propia sangre
varios días antes de la extracción de médula ósea con el fin de transfundírsela después de la intervención.
Vid. BEARD, M.E., “Bone marrow transplantation: Technique and current indications”, The New
England Journal of Medicine, vol. 91, 1980, 99-103.
457
En este sentido, vid. BROXMEYER, H.E. et al., “High-efficiency recovery of functional
hematopoietic progenitor and stem cells from human cord blood cryopreserved for 15 years”,
Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 100, núm. 2, enero 2003, pp. 645-650.
458
En
las donaciones alogénicas de médula ósea es necesario que, al menos, 7 antígenos de los 8
generalmente identificados sean compatibles. En cambio, cuando se utiliza unidades de SCU solamente
solo se requiere que sean compatibles 4 de los 6 antígenos más comunes. Vid. BALLEN, K.K., “New
trends in umbilical cord transplantation”, Blood, vol. 105, núm. 10, mayo 2005, pp. 3786-3792.
459
Vid. KIM, D.H. et al., “Graft-versus-host disease. Clinical impact of hyperacute graft-versus-host
disease on results of allogeneic stem cell transplantation”, Bone Marrow Transplantation, vol. 33, abril
2004, pp.1025–1030.
460
Vid.
MARTÍNEZ-MURILLO, C., “El banco de células madre hematopoyéticas de cordón umbilical
para trasplante”, Gaceta Médica de México, vol. 139, Suppl. 3, 2003, p. 93.
461
Vid.
SHPALL, E.J., QUINONES, R., GILLER, R., et al., “Transplantation of ex vivo expanded cord
blood”, Biology of Blood and Marrow Transplantation, vol. 8, núm. 7, 2002, pp. 368-370.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 122
umbilical462. El primer trasplante de este tipo en adultos fue realizado en 1999 a dos
adultos que padecían leucemia mieloide crónica y aguda, si bien ambos fallecieron a los
tres meses463. En el año 2006 los estudios realizados por el doctor John Wagner y su
equipo de investigación de la Universidad de Minnesota confirmaron las posibilidades
terapéuticas de este tipo de trasplantes464. Se ha demostrado que el trasplante de dos
unidades de SCU logra injertos en más del 57% de los casos465. Este procedimiento está
recomendado actualmente, con independencia del número de células de las unidades de
SCU, en pacientes con leucemia aguda dado que produce un efecto mayor de injerto
contra tumor disminuyendo así las posibilidades de recaída466.
A) Trasplante autólogo
462
Para
un revisión sobre el estado de esta cuestión, vid. STANEYSKY, A., et al., “Double umbilical
cord blood transplant: more than a cell dose?”, Leukemia & Lymphoma, vol. 51, núm. 6, junio 2010, pp.
975-982.
463
Vid.
ROCHA V., CROTTA A., RUGGERI A., PURTILL D., BOUDJEDIR K., HERR A.L., et al.
“Double cord blood transplantation: extending the use of unrelated umbilical cord blood cells for patients
with hematological diseases”, Best Practice & Research Clinical Haematology, vol. 23, núm. 2, junio
2010, pp. 223–229.
464
Vid.
MAJHAIL
N., BRUNSTEIN C. y WAGNER J., “Double umbilical cord blood transplantation”,
Current Opinion in Immunology, vol. 18, núm. 5, octubre 2006, pp. 571-575.
465
Vid. BRUNSTEIN, C.G., BARKER, J.N., WEISDORF, D.J., et al., “Umbilical cord blood
transplantation after nonmyeloablative conditioning: impact on transplantation outcomes in 110 adults
with hematologic disease”, Blood, vol. 110, núm. 8, octubre 2007, pp. 3064-3070.
466
Vid.
GREWAL, S.S., BARKER, J.N. y WAGNER, J.E., “Unrelated donor hematopoietic cell trans-
plantation: marrow or umbilical cord blood?”, Blood, vol. 101, núm. 11, junio 2003, pp. 4233-4238.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 123
motivado por enfermedades genéticas y, por tanto, es posible que estén presentes
también en el material hematopoyético475. Cuando se trata de enfermedades adquiridas -
como, por ejemplo, la leucemia- aún no se ha demostrado que en la SCU no existan ya
las mutaciones genéticas que predispongan en el futuro a desarrollar de nuevo la
enfermedad476.
B) Trasplante alogénico
475
Vid. EUROPEAN GROUP ON ETHICS IN SCIENCE AND NEW TECHNOLOGIES, ob. cit., p. 3.
476
Vid. ROWLEY, J.D., “Backtracking leucemia to birth”, Nature Medicine, vol. 4, 1998, pp. 150-151.
477
Vid.
OROFINO, Mª. G., “Fetal HLA typing in β thalassaemia: implications for haemopoietic stem-
cell transplantation”, The Lancet, vol. 362, julio 2003, pp. 41-42.
478
Los
genes que constituyen el HLA se transmiten en bloques de tres en tres genes, Cada padre/madre
tiene dos bloques de tres generes (A, B y DR) de los que transmite a los hijos uno solo de ellos. De esta
forma, existen cuatro posibilidades: 1) que los hermanos hereden del padre y la madre los mismo bloques;
2) que hereden el mismo bloque solo del padre; 3) que hereden el mismo bloque solo de la madre; y 4)
que hereden bloques diferentes tanto del padre como de la madre.
479
Vid.
LA NASA, G., et al., “Unrelated donor bone marrow transplantation for thalassemia: the effect
of extended haplotypes”, Blood, vol. 99, num. 12, junio 2002, p. 4350.
480
Vid.
PENNINGS, G., SCHOTS, R., y LIEBAERS, I., “Ethical considerations on preimplantation
genetic diagnosis for HLA typing to match a future child as a donor of haematopoietic stem cells to a
sibling”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 3, 2002, pp. 534-538.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 125
podían decidir concebir de manera natural un hijo confiando en que éste fuera
compatible con el sistema inmunitario del receptor. Existen, al menos, dos casos
documentados en la literatura científica en los que se logró concluir con éxito el
procedimiento y que remitiera la enfermedad del hermano481.
La segunda opción terapéutica consiste en buscar un donante compatible en un
banco público de SCU. En el caso de España, esta búsqueda se centraliza por la
Fundación Josep Carreras y sus sistema REDMO482. Los centros médicos envían estas
peticiones a dicha entidad a través de un formulario en el que se recojan todos los datos
del paciente (edad, diagnóstico, historia clínica resumida, etc.) y, especialmente, sus
características de tipaje HLA. Si la solicitud cumple los requisitos establecidos,
REDMO contacta con el centro de trasplante para saber si desea que la búsqueda de las
mejores unidades de SCU se realice por la Fundación o bien desde el propio centro. En
el supuesto que se solicite la búsqueda a través de REDMO, en un plazo máximo de 3
semanas, el centro de trasplante recibirá información sobre las 5 mejores unidades
localizadas. En dicho informe se incluirán diversos datos y, entre ellos, el tipaje HLA;
grado de compatibilidad donante-receptor; celularidad nucleada y CD34+/kg del
paciente; grupo sanguíneo de la unidad; año de congelación; y banco de cordón de
procedencia.
Finalmente, la tercera opción terapéutica consiste en crear un “bebé
medicamento”. Como hemos explicado en los apartados anteriores, el DGP pretende
seleccionar aquellos embriones que tengan un HLA compatible con el hermano
enfermo. Dado los problemas éticos asociados a esta técnica –que comentaremos de
forma pormenorizada en los siguientes capítulos-, podemos concluir que esta opción
constituye el último recurso que sólo debe utilizarse en situaciones límite como, por
ejemplo, que no exista disponibilidad de unidades de SCU compatibles, que el receptor
posea un HLA extremadamente raro o que, en definitiva, no sea posible curar al
481
El
caso más conocido es el del matrimonio estadounidense formado por Abe y Mary Ayala. La pareja
decidió concebir un hijo con la esperanza de que fuera compatible con su hermana de 16 años que padecía
leucemia. En 1990 nació Marissa y, catorce meses más tarde, los médicos del City of Hope National
Medical Center de Duarte (California) extrajeron médula ósea para transplantarla a su hermana enferma.
El procedimiento fue un éxito. Aun cuando no se había recurrido a técnicas de selección embrionaria, se
inició un intenso debate bioético sobre la licitud de la decisión de los padres.
Puede consultarse la historia de esta familia en el siguiente enlace:
http://www.today.com/id/43265160/ns/today-good_news/t/born-save-sisters-life-shes-glad-i-am-
family/#.UUS6NVv0yCM.
482
Vid. ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES, ob. cit., pp. 62-66.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 126
4.4 Procedimiento
A) Obtención de la muestra
483
En
una encuesta realizada en el año 2011 entre hematólogos y profesionales que trabajan con células
de SCU se ofrecieron los siguientes resultados: 1) el 56, 3 % eran partidarios de optar por la producción
de un “bebé medicamento” solo en el caso de que no pudiera realizarse el trasplante de células de SCU;
2) el 31,3 % consideraba que, en ningún caso, podía justificarse la producción de un “bebé
medicamento”. Vid. LOZANO MARTÍNEZ, J., AZNZAR LUCEA, J. y GÓMEZ PÉREZ, I., ob. cit. 384.
484
En
este punto, seguimos las indicaciones del Plan Nacional de Sangre del Cordón Umbilical. Vid
ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES, ob. cit., pp. 23-25.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 127
mantenga una temperatura ideal entre los 4˚ C y los 10˚ C, donde permanecerá hasta su
transporte al banco de cordón.
Una vez que las muestras llegan al banco de SCU, deben realizarse una serie de
pruebas cuyo objetivo es determinar su grupo sanguíneo, el Rh, el número total de
células nucleadas, el volumen de la muestra, así como el tipaje HLA. Paralelamente, en
el período comprendido entre la donación y los siete días siguientes, se realizan una
pruebas serológicas a la madre a fin de determinar la presencia de agentes infecciones
como el VIH, Hepatitis B y C o sífilis.
En este punto debemos recordar que la sangre de SCU no se almacena como tal,
sino que las células mononucleares –de las cuales de 1 a 2% son células madre
hematopoyéticas485- se separan del resto de componentes y se mezclan con una
sustancia llamada DMSO (dimetilsulfóxido) que protege a las células de la formación
de cristales de hielo que podría provocar la ruptura de las membranas celulares y, con
ello, su viabilidad486. Una vez realizada la mezcla del crioprotector con el concentrado
celular, se encierra la bolsa en un estuche metálico y se procede a disminuir la
temperatura de manera progresiva y controlada mediante sistema computarizados.
Cuando la alcanzan los -90˚ C, se transfiere la unidad congelada a un termo de
almacenamiento donde debe permanecer en nitrógeno líquido a una temperatura de -
196˚ C hasta que sea reclamada por un centro de trasplante.
Como se puede comprobar, el proceso de obtención de las muestras no comporta
riesgos para el recién nacido ni para la madre. No obstante, los diversos protocolos
internacionales existentes en la materia desaconsejan esta práctica en determinados
supuestos487. Así, por ejemplo, esta contraindicado este procedimiento en los partos
pretérmino, en los partos múltiples o en las cesáreas cuando la extracción puede
interferir en el cierre y reparación de la herida quirúrgica. De igual manera, está
desaconsejado en los partos patológicos cuando existe sufrimiento fetal, hemorragia,
hipertensión arterial o fiebre de la madre superior a 38˚ C.
485
Vid.
COHEN, Y. Y NAGLER, A. “Cord blood biology and transplantation”, The Israel Medical
Association Journal, vol. 6, 2004, pp. 39-46.
486
Vid. BERZ, D. et al., “Cryopreservation of Hematopoietic Stem Cells” American Journal of
Hematology, vol. 82, núm. 6, junio 2007, pp. 463-472.
487
Sobre esta cuestión, vid. ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES, ob. cit., pp. 24-25.
II. Aspectos científicos del “bebé medicamento” 128
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 130
CAPÍTULO III
1.- INTRODUCCIÓN
La finalidad de este Capítulo es analizar los argumentos éticos utilizados por un
sector de la doctrina para defender la técnica del DGP extensivo. Los razonamientos
esgrimidos por los autores se encuentran dispersos en numerosas publicaciones. Por tal
motivo, hemos creído conveniente sistematizar nuestro análisis en tres apartados
en los
que no sólo se realiza un estudio pormenorizado del argumento ético, sino también se
acompaña un análisis crítico.
El primer apartado está dedicado al principio de beneficencia. Este principio
esencial de la Medicina justifica la utilización de la técnica dado que persigue la
curación de un niño gravemente enfermo. Algunos autores consideran que existe un
deber moral de utilizar todos los medios disponibles según el estado de la ciencia para
conseguir la recuperación de la salud y el alivio del sufrimiento. Por tal motivo, en este
apartado analizamos el principio bioético de beneficencia, las obligaciones derivadas
del mismo y su aplicación al caso del DGP extensivo.
El segundo apartado está dedicado al principio de autonomía de los padres. En
efecto, un sector de la doctrina considera que la libertad de los progenitores sobre los
aspectos relacionados con su reproducción abarca el derecho a decidir, dentro de ciertos
límites, las características de los hijos que desean tener. Partiendo de esta
planteamiento, examinamos el concepto moral de autonomía reproductiva y su
contenido a través de las aportaciones de Robertson, Savulescu y los autores de From
Chance to Choice. Tras este examen, examinamos cómo la autonomía reproductiva
comprende la facultad de los padres de acudir a procedimientos de selección
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 131
492
La
formulación de los principios de la Bioética se produjo a finales de los años setenta en los Estados
Unidos. En el año 1972, la opinión pública estadounidense tuvo conocimiento de las atrocidades
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 132
494
El
Juramento Hipocrático del Siglo IV a.C. establece que “al visitar una casa entraré en ella para el
bien de los enfermos”.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 133
obliga a intervenir aun cuando no conste una voluntad favorable del enfermo503. El
Informe Belmont considera que esta obligación de beneficencia tiene dos expresiones
complementarias: 1) “no causar ningún daño”; y 2) “maximizar los beneficios posibles
y disminuir los posibles daños”. De esta manera, se impone la necesaria ponderación de
riesgos/beneficios504, es decir, cuándo buscar ciertos beneficios puede estar justificado,
a pesar de los riesgos que pueda conllevar, y cuándo los beneficios deben ser
abandonados debido a los riesgos que conllevan.
Por su parte, BEAUCHAMP y CHILDRESS distingue dos tipos de
beneficencia505: 1) la positiva, que requiere la provisión de beneficios; y 2) la de
utilidad, que requiere un balance entre los beneficios y los daños506. Dado que muchas
acciones de beneficencia no están libres de consecuencias negativas, el agente moral
debe realizar una examen de los beneficios e inconvenientes para lograr el mejor
resultado posible. Los autores citados dotaron de un cierto contenido a este principio
mediante el establecimiento de una reglas más específicas. Entre ellas, se citan
“proteger u defender los derechos de los demás; prevenir de un posible daño a los otros;
eliminar aquellas condiciones que lo pudieran provocar; ayudar a las personas
incapacitadas; y rescatar a las personas en peligro507”.
Estas obligaciones de beneficencia –como señala GAFO508- imponen acciones
503
Vid. FLECHA, J.R., La fuente de la vida: Manual de Bioética, Editorial Sígueme, Salamanca, 2002,
p. 63.
504
Sobre
esta cuestión, Marcos del Cano señala que: “La ponderación de los riesgos/beneficios no es
fácil, hay múltiples factores que juegan un papel relevante, a saber, los valores e intereses de los
afectados, la jerarquización de los valores implicados y de su evaluación, de la ponderación de las
consecuencias individuales y sociales”. Vid. MARCOS DEL CANO, A.Mª, “La investigación clínica:
potencialidades y riesgos”, en Junquera de Estéfani, R., (dir.), ob. cit., p. 56.
505
Beauchamp
y Childress establecieron una diferenciación entre la máxima hipocrática primum non
nocere y el principio de beneficencia strictu sensu pues el deber de no dañar es más obligatorio e
imperativo que el que exige promover el bien del enfermo. En efecto, la obligación de no dañar a otros –
por ejemplo, no lastimar, no robar o no matar- es claramente distinta de la obligación de ayudar a otros
ofreciéndoles beneficios, protegiendo sus intereses o promoviendo su bienestar. Vid. SIURANA
APARISI, J.C., “Los principio de la bioética y el surgimiento de una bioética intercultural”, Veritas, núm.
22, marzo 2010, p. 125.
506
Vid. SIURANA APARISI, J.C., Voluntades anticipadas…, ob. cit., p. 41.
507
Vid.
BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., Principles of Biomedical Ethics, Oxford University
Press, Nueva York, 1979, p. 167.
508
Vid. GAFO, J., ob. cit., p. 47.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 135
positivas, no siempre exigen una obediencia imparcial y en pocas ocasiones dan pie al
establecimiento de obligaciones sancionadas por la ley. El destinatario de estas
obligaciones puede ser tanto la sociedad en general como grupos específicos. Respecto
de la beneficencia general, el problema radica en la distinción entre lo ideal y lo
obligatorio. Para solucionar esta cuestión, se puede aplicar el criterio propuesto por
SLOTE509 según el cual: “una persona tiene la obligación de prevenir el mal o el daño
grave cuando puede hacerlo sin interferir gravemente con el propio modo o estilo de
vida y sin causar perjuicios por comisión”. Y, en relación con la beneficencia
específica, BEAUCHAMP y CHILDRESS consideran que una persona tendría una
obligación de beneficencia frente a otra si se cumplen las siguiente condiciones510: 1)
una persona “Y” corre el riesgo de una pérdida importante o un daño para su vida, su
salud u otro campo de especial interés; 2) la acción “X” es necesaria, singularmente o
junto a la de otros, para prevenir dicha pérdida o daño; 3) la acción “X”, singularmente
o junto a la de otros, tiene una alta probabilidad de prevenirlo; 4) la acción “X” no le
supondría a él mismo un importante riesgo, costo o peso; y 5) el beneficio que “Y”
espera conseguir es superior a cualquier daño, costo o peso que pueda afectar al agente
moral. Este esquema sirve a los autores citados para determinar en qué circunstancias
hacer el bien se convierte en una exigencia moral511.
Tradicionalmente, el principio de beneficencia ha estado ligado al paternalismo
médico512. El paternalismo513 constituyó el canon de excelencia de la relación médico-
paciente durante los 25 siglos que median desde su conceptualización por la Escuela
Hipocrática -cuyos documentos más antiguos conocidos datan del siglo V a.C.- hasta
509
Vid.
SLOTE, M.A., “The Morality of Wealth”, en Aiken, W. y LaFollete, H. (eds.), World Hunger
and Moral Obligation, Prentice-Hall, Nueva Jersey, 1977, pp. 124-147.
510
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 171.
511
Vid. GONZÁLEZ R. ARNAIZ, G., ob. cit., p. 23.
512
Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. ALEMANY GARCÍA, M., El concepto y la
justificación del paternalismo, Tesis Doctoral, Universidad de Alicante, Facultad de Derecho, 2005, pp.
328-441.
513
El
término “paternalismo” se puede definir como la “tendencia a aplicar las formas de autoridad y
protección propias del padre en la familia tradicional a relaciones sociales de otro tipo; políticas,
laborales”. La expresión se utiliza normalmente en sentido peyorativo (REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española, Tomo 2, vigésimo primera edición, Madrid, 1992, p.
1547).
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 136
bastante bien entrado el pasado siglo XX. Esa manera de entender el arte de curar
promovió la elevación del principio de beneficencia a nivel de deber moral perfecto, lo
que requirió del médico hacer el bien a ultranza, actuar en el mejor interés del paciente
de acuerdo a su criterio profesional, sin tomar en cuenta para ello las opiniones y deseos
de éste, sus familiares o sus representantes legales514. Esta concepción de la Medicina
creaba una relación vertical, en la que el médico desempeñaba el papel de tutor y, el
enfermo, el de desvalido. La búsqueda del bien terapéutico del paciente permitía al
profesional sanitario tomar decisiones en su nombre, anulando su voluntad y
prescindiendo de sus deseos o convicciones515. De igual manera, el médico gozaba del
llamado “privilegio terapéutico516” que le facultaba para dosificar al paciente la
información clínica atendiendo a la repercusión que podía tener sobre su estado de
salud517.
514
Vid. CAÑETE VILLAFRANCA, R., GUILHEM, D. y BRITO PÉREZ, K., “Paternalismo médico”,
Revista Médica Electrónica, vol. 35, núm. 2, marzo-abril, 2013, p. 147.
515
Esta idea se recoge en el texto hipocrático Sobre la decencia cuando se afirma: “Haz todo esto
[diagnóstico y tratamiento del enfermo] con calma y orden, ocultando al enfermo, durante tu actuación, la
mayoría de las cosas. Dale las órdenes oportunas con amabilidad y dulzura, y distrae su atención;
repréndele a veces estricta y severamente, pero otras, anímale con solicitud y amabilidad, sin mostrarle
nada de lo que le va a pasar ni de su estado actual; pues muchos acuden a otros médicos por causa de esa
declaración, antes mencionada, del pronóstico sobre su presente y futuro”. Vid. HIPÓCRATES DE COS,
Tratados hipocráticos, vol. I, Editorial Gredos, Madrid, 1983, p. 209.
516
Para
un estudio de un caso clínico en el que se aplica esta limitación de información, vid. DEL
CASTILLO GARCÍA VELÁZQUEZ, Mª, “Privilegio terapéutico en el anciano con cáncer”, Gerokomos.
Revista de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica, vol. 14, núm. 4, 2003, pp.
201-205.
517
Esta
posibilidad se contempla en la normativa española. En efecto, el artículo 5.4 de la Ley 41/2002,
de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en
materia de información y documentación clínica establece que: “El derecho a la información sanitaria de
los pacientes puede limitarse por la existencia acreditada de un estado de necesidad terapéutica. Se
entenderá por necesidad terapéutica la facultad del médico para actuar profesionalmente sin informar
antes al paciente, cuando por razones objetivas el conocimiento de su propia situación pueda perjudicar su
salud de manera grave. Llegado este caso, el médico dejará constancia razonada de las circunstancias en
la historia clínica y comunicará su decisión a las personas vinculadas al paciente por razones familiares o
de hecho”.
Sobre esta institución, Sancho Gargallo ha manifestado este “privilegio terapéutico no puede
operar propiamente como tal cuando esa información sea básica y previa a una intervención médica
importante por los riesgos que comporta para la salud del paciente”. En efecto, el citado autor afirma que:
“ […] no se trata de un supuesto de dispensa de la información previa, sino de dispensa de recabar el
consentimiento directamente del paciente, por entender que no está capacitado para tomar la decisión.
Debe concurrir una necesidad, derivada del riesgo inminente y grave para la integridad del paciente, y al
mismo tiempo que la situación en que se encuentra en ese momento el paciente le impida asumirla y
tomar la decisión. Se trataría de un supuesto complejo, en el que resultaría de aplicación de una parte el
supuesto de hecho descrito en el art. 9.2.b) –un riesgo inminente y grave para la integridad del paciente- y
de otra la incapacidad natural en ese momento del paciente para prestar por sí mismo el consentimiento
informado –por no estar en condiciones asumir su situación-, que motiva recabar la prestación del
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 137
consentimiento por representación (art. 9.3.a)” (SANCHO GARGALLO, I., “Tratamiento legal y
jurisprudencial del consentimiento informado”, Indret: Revista para el Análisis del Derecho, núm. 2,
2004, p. 18).
Según Osuna Carrillo de Albornoz, hay que justificar “suficientemente el estado de necesidad
terapéutica, evitando que se convierta en una norma”. En este sentido, afirma que: “No cabe duda que en
ocasiones, disimular o suavizar la realidad es beneficioso para el enfermo; sin embargo, en otras
situaciones silenciar la verdad a los pacientes que mantienen cierto grado de autonomía y discernimiento,
ya que son capaces de apreciar la situación en que se encuentran, les priva de tomar sus propias
decisiones. Y nuevamente sumerge al médico en una situación comprometida, al tener que valorar
subjetivamente la existencia de ese «estado de necesidad terapéutica», que le permita limitar el derecho a
informar, con lo que pueden darse situaciones conflictivas en las que los pacientes y/o sus familiares
pueden acusar al profesional sanitario de omitir voluntariamente la información, tras una interpretación
extensiva de la excepción al derecho a informar incluida en este apartado de la Ley” (OSUNA
CARRILLO DE ALBORNOZ, “El derecho a la información sanitaria en la Ley 41/2002”, Cuadernos de
Bioética, vol. XVIII, núm. 1, 2006, p. 35).
518
El
desarrollo del principio de autonomía se analiza con detenimiento en el Apartado nº 3 del Capítulo
IV de esta obra.
519
En
la tradición norteamericana el principio de autonomía se considera un principio eminentemente
superior al de beneficencia. Vid. TREVIJANO, M., ¿Qué es la Bioética?, Editorial Sígueme, Salamanca,
1998, p. 123.
520
De
Montalvo Jääskeläinen considera que esta expresión “responde a la evolución producida en la
segunda mitad del siglo XX en la resolución de los conflictos que se plantean en el ámbito de la asistencia
e investigación sanitaria En virtud de dicho paradigma, el principio de autonomía del paciente se ha
convertido en el elemento supremo de decisión en la relación médico-paciente, frente a los otros tres
principios de beneficencia, no maleficencia, y justicia”.
Una de las consecuencias de este paradigma es la forma de tratar al paciente en el sistema
sanitario. En este sentido, De Montalvo Jääskeläinen señala que: “En el modelo de relación asentado
exclusivamente en la autonomía, el paciente es tratado como un consumidor que es apto para realizar sus
propias elecciones médicas y libre para seleccionar los mejores productos al precio más bajo. El paciente
es un consumidor lo suficientemente bien informado como para realizar elecciones sensatas en el
mercado de los cuidados médicos […]”. Vid. DE MONTALVO JÄÄSKELÄINEN, F., “El paradigma de
la autonomía en salud pública. ¿Una contradicción o un fracaso anticipado?: el caso concreto de la
política de vacunación”, Derecho y Salud, vol. 24, Extraordinario XXIII Congreso 2014, pp. 14-27.
521
En
consecuencia, debe abandonarse lo que Feinberg denominó “paternalismo fuerte”. Este tipo de
paternalismo “aceptará como una razón para la legislación criminal que es necesaria para proteger a
adultos competentes, contra su voluntad, de las consecuencias dañosas de sus elecciones y empresas,
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 138
CORREA522, se trata de crear un sistema de salud más humanizado y una Medicina que
no esté simplemente a la defensiva ante los derechos cada vez más exigentes de los
pacientes. En este sentido, THOMASMA y PELLEGRINO523 consideran que en la
relación clínica cada parte tiene su propia responsabilidad pues el enfermo ha de actuar
conforme al principio de autonomía; la sociedad y el Estado, de acuerdo con el de
justicia; y el médico debe seguir aportando el principio ético de beneficencia. Por su
parte, GRACIA524 considera que una beneficencia no paternalista es aquella que intenta
hacer el bien o ayudar a los demás en sus necesidades, siempre que ellos
voluntariamente lo pidan o lo acepten. Por tanto, en las personas adultas y responsables,
este principio nunca permite hacer el bien o ayudar sin el consentimiento informado del
paciente. Cuando el consentimiento informado no se pueda recabar, ya por falta de
información –en los casos de urgencia-, ya por defecto de capacidad –en los niños o en
pacientes en coma-, entonces el imperativo moral de beneficencia lleva a buscar
siempre el mayor bien del paciente y, por tanto, a prestar toda la ayuda posible. De igual
manera, DE MONTALVO JÄÄSKELÄINEN525 entiende que este nuevo paternalismo
estaría justificado cuando concurran tres elementos: 1) que la medida paternalista sea
idónea y necesaria para evitar el daño y no exista una forma alternativa no paternalista;
2) que la tendencia a la producción de dichos daños tenga su fuente en un estado de
incapacidad del sujeto en riesgo; y 3) que se presuma que el sujeto prestaría su
consentimiento a la actuación paternalista si tuviera capacidad. En definitiva, como
señala GOIKOETXEA ITURREGUI526, esta nueva concepción de la beneficencia
aunque sean plenamente voluntarias”. Vid. FEINBERG, J., Harm to Self (The Moral Limits of the
Criminal Law), Oxford University Press, Nueva York, 1986, p. 12.
522
Vid. LEÓN CORREA, F.J., “Autonomía y beneficencia en la ética clínica: ni paternalismo ni
medicina defensiva”, Biomedicina, vol. 2, núm. 3, 2006, pp. 257-260.
523
Vid. THOMASMA, D.C. y PELLEGRINO, E.D., For the patient´s good. The restoration of
beneficence in healthe care, Oxford University Press, Nueva York, 1988, pp. 25-47; PELLEGRINO,
E.D., “The four principles and the doctor-patient relationship: the need for a better linkage”, en Gillon, R.
(ed.), Principles of health care ethics, John Wiley & sons, West Sussex, 1996, pp. 350-356.
524
Vid. GRACIA, D., Fundamentos de bioética, Triacastela, Madrid, 2008, p. 103.
525
Vid. DE MONTALVO JÄÄSKELÄINEN, F., Muerte digna y Constitución. Los límites del
testamento vital, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 2009, p. 90.
526
Vid.
GOIKOETXEA ITURREGUI, Mª., “Las decisiones éticas en situaciones sanitarias conflictivas”,
en Vélez, J, (coord.), Bioéticas para el siglo XXI. 30 años de Bioética (1970-2000), Universidad de
Deusto, Bilbao, 2003, p. 178.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 139
527
Vid. ARANGO RESTREPO, P., SÁNCHEZ ABAD, P.J. y MIGUEL PASTOR, L., “Diagnóstico
genético preimplantatorio y el «bebé medicamento»: criterios éticos encontrados en la literatura
biomédica y bioética”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIII, núm. 2, 2012, p. 307.
528
Vid.
DAMEWOOD, M.D., “Ethical Implication of a New Application of Preimplantation Diagnosis”,
The Journal of the American Medial Association, vol. 285, núm. 24, 2001, pp. 3143-3144.
529
Vid.
BOYLE, R.J. y SAVULESCU, J., “Ethics of using preimplantation genetic diagnosis to select a
stem cell donor for an existing person”, British Medical Journal, vol. 323, 2001, pp. 1240-1243.
530
Vid.
PENNINGS, G., SCHOTS, R. y LIEBAERS, I., “Ethical considerations on preimplantation
genetic diagnosis for HLA typing to match a future child as a donor of haematopoietic stem cells to a
sibling”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 3, 2002, pp. 534-538.
531
Vid.
DEVOLDER, K., “Preimplantation HLA typing: having children to save our loved ones”,
Journal of Medical Ethics, vol. 31, núm. 10, 2005, pp. 582-586.
532
Vid.
SPRIGGS, J. y SAVULESCU, J., “Saviour siblings”, Journal of Medical Ethics, vol. 28, núm. 5,
2002, p. 289.
533
Vid.
SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting saviour sibling be banned?”, Journal of
Medical Ethics, vol. 30, núm. 6, 2004, pp. 533-537.
534
Vid.
ROBERTSON, J.A., “Extending preimplantation genetic diagnosis: the ethical debate. Ethical
issues in new uses of preimplantation diagnosis, Human Reproduction, vol. 18, núm. 3, 2003, pp. 465-
471.
535
Vid. BAETENS, P., VAN DE VELDE, H. et al., “HLA-matched embryos selected for sibling
requiring haematopoietic stem cell transplantation: a psycological perspective”, Reproductive
BioMedicine Online, vol. 10, núm. 2, 2005, pp. 154-163.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 140
536
Vid. EDWARDS, R., “Ethics of PGD: thoughts on the consequences of typing HLA in embryos”,
Reproductive BioMedicine Online, vol. 9, núm. 2, 2004, pp. 222-224.
537
Vid. VERLINSKY, Y., “Designing babies: what the future holds”, Reproductive BioMedicine Online,
vol. 10, suppl. 1, 2005, pp. 24-26.
538
Vid. DE WERT, G., “Preimplantation genetic diagnosis: the ethics of intermediate cases”, Human
Reproduction, vol. 20, 2005, pp. 1-6.
539
Vid. THE HASTINGS CENTER, Los fines de la Medicina. El establecimiento de unas prioridades
nuevas. Un proyecto internacional del Hastings Center, Cuadernos de la Fundació Víctor Grífols i
Lucas, Barcelona, 2004, p. 43.
540
En
el Capítulo II Juramento Hipocrático dedicado a la terapéutica se establecen dos obligaciones
relacionadas con esta materia: 1) “Haré uso del régimen de vida para ayuda del enfermo, según mi
capacidad y recto entender”; y 2) “Al visitar una casa, entraré en ella para bien de los enfermos […]”.
541
En
este sentido, el artículo 7.1 del Código de Deontología Médica de la Organización Médica
Colegial establece que: “Se entiende por acto médico toda actividad lícita, desarrollada por un profesional
médico, legítimamente capacitado, sea en su aspecto asistencial, docente, investigador, pericial u otros,
orientado a la curación de una enfermedad, al alivio de un padecimiento o a la promoción integral de la
salud”.
De igual manera, el artículo 36 del mismo establece, dentro del ámbito de la atención médica al
final de la vida, que: “El médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que
sea posible. Cuando ya no lo sea, permanece la obligación de aplicar las medidas adecuadas para
conseguir su bienestar, aún cuando de ello pudiera derivarse un acortamiento de la vida”.
542
La
obligación del médico y, en general, del personal sanitario no es la de obtener en todo caso la
curación del enfermo, sino la de proporcionarle todos los cuidados que requiera según el estado de la
ciencia y la denominada lex artis ad hoc.
En este sentido, la STS, Sala de lo Civil, de 26 de julio de 2006, FJ 2º (Ponente: Ignacio Sierra
Gil de la Cuesta) establece que: “Esta Sala, al caracterizar la responsabilidad sanitaria, como una
modalidad de la responsabilidad profesional, ha declarado que la naturaleza de la obligación del médico,
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 141
tanto si procede de contrato -tratándose de un contrato de prestación de servicios; distinto es el caso si el
contrato es de obra, lo que se da en ciertos supuestos, como cirugía estética, odontología, vasectomía-,
como si deriva de una relación extracontractual, es obligación de actividad o de medios […] Como
tal obligación de medios, se cumple con la realización de la actividad prometida, aunque no venga
acompañada de la curación del lesionado, con tal de que se ejecute con la diligencia exigible en atención
a la naturaleza de la obligación y de las circunstancias de personas, tiempo y lugar, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 1101 y 1104 del Código Civil. La actividad que debe el médico, a quien se
reputan los necesarios conocimientos técnicos, es la de un experto profesional, que, como tal, queda
obligado no ya a actuar con la diligencia de un buen padre de familia, sino a aplicar las energías, medios y
conocimientos que, según el estado de la ciencia, lex artis o conjunto de saberes y técnicas propias de su
profesión, estaban objetivamente a su alcance para el logro de aquel fin […]”.
Esta línea jurisprudencial incide en el hecho de que la Medicina actúa sobre el cuerpo humano,
una materia viva, lo que determina siempre un cierto grado de incertidumbre sobre el resultado de la
atención sanitaria. Sobre esta cuestión, la STSJ, Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 10ª, de
12 de julio de 2011, FJ 2º (Ponente: María del Camino Vázquez Castellanos) señala que: “Porque por más
perfecta que sea la asistencia médica que se haya prestado a un paciente, hay multitud de causas que
pueden determinar que una intervención quirúrgica fracase, entre otras razones, porque se está actuando
sobre un cuerpo vivo, cuya complejidad, y también fragilidad, es patente. El sentido común proclama, y
la experiencia confirma, que pertenece a la naturaleza de las cosas la imposibilidad de garantizar el feliz
resultado de una intervención quirúrgica (y, en general, de ningún acto médico). Y cuando decimos esto
no estamos refiriéndonos al caso de que el servicio haya funcionado mal, lo que, obviamente, entra dentro
de lo previsible. Es que también puede ocurrir -y ocurre- que habiéndose respetado escrupulosamente las
reglas de la lex artis, habiéndose actuado con arreglo a los protocolos establecidos, habiendo funcionado
perfectamente el instrumental y demás medios materiales, y siendo diligente, eficaz y eficiente la
actuación del equipo médico actuante, puede fracasar -total o parcialmente- el acto sanitario realizado. La
técnica quirúrgica, por más sofisticada que haya llegado a ser en nuestros días, tiene siempre un
componente, mayor o menor, de agresión a esa maravillosa, pero delicadísima, arquitectura que es el
viviente humano […]”.
543
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 171.
544
En
el caso de Adam Nash, el primer “bebé medicamento”, se produjeron 33 embriones en cuatro
ciclos de estimulación ovárica. De ellos, 19 era portadores heterocigotos de la misma enfermedad que su
hermana, anemia de Fanconi y 5 homocigotos. Otros 5 eran sanos. De entre los 24 sanos o heterocigotos,
se detectaron 5 HLA compatibles, se transfirieron dos y se implantó uno. Por tanto, la eficacia del
procedimiento alcanzó el 3% (VERLINSKY, Y., RECHITSKY, S., SCHOOLCRAFT, W., STROM, C. y
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 142
KULIEV, A., “Preimplantation diagnosis for Fanconi anemia combined with HLA matching”, The
Journal of the American Medical Association, vol. 285, núm. 24, 2001, pp. 3130-3133).
En el año 2004, el Instituto de Genética Reproductiva de Chicago resumió los resultados de su
procedimiento con nueve parejas distintas. Utilizaron 199 embriones, de los cuales solo el 23% eran
compatibles con el hermano enfermo. Se transfirieron 28 embriones que dieron lugar, finalmente, al
nacimiento de 5 niños útiles para donar la sangre del cordón umbilical. La eficacia, en este experimento,
solo alcanzó el 2,5% (VERLINSKY Y., RECHITSKY S., SHARAPOVA T., MORRIS R., TARANISSI
M. y KULIEV A., “Preimplantation HLA testing”, The Journal of the American Medical Association,
vol. 291, núm. 17, mayo 2004, pp. 2079-2085).
545
No
obstante, si finalmente se consigue el nacimiento de un “bebé medicamento”, las posibilidades de
curación del hermano enfermo son elevadas. Así, por ejemplo, si nos encontramos ante una anemia de
Fanconi o anemia aplásica, las posibilidades de éxito con el tratamiento de sangre del cordón umbilical
alcanzan un 80-90%. Si se trata de una talasemia o de inmunodeficiencias, el porcentaje oscila entre un
70% y un 90%. Finalmente, si el hermano enfermo está aquejado de una leucemia o linfoma, la tasa de
éxito se reduce drásticamente hasta un 30-50%. Vid. ARANGO RESTREPO, P, PASTOR GARCÍA,
L.M. y SÁNCHEZ ABAD, P.J., ob. cit., p. 305.
546
Vid. DEVOLDER, K., ob. cit., p. 585.
547
Vid. EDWARDS, R., ob. cit., p. 223.
548
Vid. DAMEWOOD, M.D., ob. cit., pp. 3143-3144.
549
Vid. BAETENS, P., VAN DE VELDE, H. et al., ob. cit., pp. 154-163.
550
Vid.
SPRIGGS, M., “Is conceiving a child to benefit another against the interests of the new child?”,
Journal of Medical Ethics, vol. 31, núm. 6, 2005, pp. 341-342.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 143
2.3 “Es mejor haber nacido”. Análisis del problema de la “no identidad” de
Parfit
Otro de los argumentos utilizados por la doctrina para justificar el DGP extensivo
desde el punto de vista del principio de beneficencia está relacionado con el problema
de la “no-identidad552” de Derek Parfit formulado en su célebre libro Reasons and
551
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., ob. cit., pp. 533-537.
552
El problema de la identidad fue enunciado por primera vez dentro de la filosofía moderna por Locke.
Estableció tres niveles de identidad determinados por las diferencias entre los seres inertes, los seres vivos
y el hombre. En la materia inorgánica consiste en la continuidad de la existencia que depende del espacio
y el tiempo. En los seres vivos como plantas y animales, la identidad consiste en la “organización
continuada que es la adecuada para transmitir esa vida común a todas las partes así unidas [en un cuerpo
coherente]”. En la persona, en cambio, la identidad no consiste en la identidad de la substancia sino de la
conciencia. El pensamiento está acompañado de la conciencia de que pensamos. Para Locke “es
imposible que alguien perciba sin percibir que percibe. Cuando vemos, oímos, olemos, gustamos,
sentimos, meditamos o deseamos algo, es que sabemos que hacemos cualquiera de esas cosas”. Mientras
la identidad en los seres vivos consiste en continuar siendo, en el hombre depende de tener conciencia de
sí (BETANCUR, M.C., “Falsos presupuestos del problema de la identidad personal. De la identidad
personal a la identidad narrativa”, Estudios de Filosofía, núm. 31, 2005, p. 84).
Frente a este planteamiento, Derek Parfit utiliza el criterio de la “continuidad” para definir la
identidad personal. A tal efecto, este filósofo intenta derribar tres creencias ordinarias con respecto a la
identidad: 1) la primera concierne a lo que debemos entender por identidad personal, esto es, la existencia
separada de un núcleo de permanencia; 2) la creencia de que puede darse siempre una respuesta absoluta
sobre la existencia de semejante núcleo de permanencia; y 3) la creencia según la cual, la identidad
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 144
personal es un requisito importante para que la persona pueda constituirse en sujeto moral (BLANCO
ILLARI, J.I., “Aspectos narrativos de la identidad personal”, Tópicos, núm. 21, 2011, disponible en el
siguiente enlace: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28821193002).
553
Álvarez
Garrido ofrece un siguiente resumen sintético de la intención perseguida por el autor al
escribir este célebre libro. En este sentido, afirma: “Parfit pretende responder con su libro a la siguiente
cuestión: ¿Qué razones hay para el egoísmo o el altruismo?, ¿es la teoría del autointerés totalmente
racional?, ¿existen razones para favorecer los intereses de los otros tanto como los míos? Pero para
responder se ve obligado a definir antes qué son las personas, o si hay algo con lo que se pueda identificar
a alguien y distinguirle así de otro. Las hipótesis se presentan entonces de este modo: si cada persona
consiste en una identidad personal, propia, única, intransferible, entonces tendría sentido preferirse uno
mismo antes que a los demás (teoría del autointerés) o en cualquier caso, preferir a algunas personas
concretas, favoreciéndolas del modo que sea. Pero si por el contrario, no se encontrase dicha identidad
personal, entonces habría que concluir que no hay razones para favorecer a unos más que a otros, a mí
mismo más que los demás. La conclusión será que la identidad personal consiste en una creencia, a la que
damos el nombre de yo, lo cual le lleva a sostener que la teoría del autointerés no es racional y que, en
cambio, tenemos verdaderas razones para una moral utilitarista donde el criterio último de actuación sería
evitar el malestar de cualquier persona, sea quien sea. El problema moral desaparece, porque la identidad
personal no es nada. Así es como se abrirían para Parfit nuestros estrechos horizontes, disminuyendo el
interés egoísta en nosotros mismos y racionalizando las emociones negativas ante sucesos como la
muerte”. Vid. ÁLVAREZ GARRIDO, A., Identidad personal y donación: la configuración del yo en la
acción dramática”, Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Filosofía, Madrid,
2008, pp. 52-53.
554
Éste
es uno de los argumentos utilizados por un sector de la doctrina para negar que la clonación de
un ser humano implique una predeterminación completa de su personalidad.
Sobre esta cuestión, Pérez Álvarez afirma que: “Durante las fases primigenias de su desarrollo
embrionario, la interacción con la placenta y con los estímulos recibidos de su madre natural podría
modificar […] la expresión de parte de la información de dicho código, por lo que los rasgos como la
talla, el color de los ojos o el sexo del clon podrían ser diferentes al de su antecesor genético. Los
profundos cambios existentes entre las estructuras institucionales, políticas e ideológicas y los entornos
familiar, educativo y social del progenitor genético y del replicante condicionarían, en mucho, el modo en
que tendría lugar la expresión de la información contenida en el ADN que predetermina los atributos de la
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 145
humana nace con la unión de dos gametos, si éstos hubieran sido diferentes, se hubiera
generado un ser humano distinto555. La alteración de las circunstancias específicas de la
concepción modifica de manera radical la estructura de la identidad personal556. En este
sentido, PARFIT557 cita el ejemplo de la mujer que se pregunta qué hubiera ocurrido si
sus padres se hubieran casado con otras personas. La respuesta resulta sencilla: ella no
hubiera nacido. Desde este punto de vista, PARFIT considera ilógico pensar que un
determinado acto puede dañar a una persona si, en caso de que este acto no se hubiera
ejecutado, esa persona no habría existido. En este sentido, afirma que “si alguien vive
una vida que vale la pena vivir, su situación nunca puede ser peor a la de no haber
existido nunca”558.
Este planteamiento resulta plenamente aplicable a las técnicas de selección
embrionaria. Como señala SHELDON y WILKINSON559, las decisiones sobre la
implantación de un embrión en vez de otro afectan a la construcción de la identidad
personal. No se trata de elegir entre construir peor o mejor una determinada persona
futura. Se trata, por el contrario, de elegir “entre hacer una determinada persona en lugar
de otra”. Es cierto que se deben tener en cuenta los posibles daños físicos y psíquicos
personalidad de cada uno de ellos. El proceso de formación de la conciencia de ambos estaría
influenciado por factores divergentes y, consecuentemente, las creencias y convicciones constitutivas de
la capacidad de autodeterminación consciente y responsable de cada uno de ellos también podrían ser
muy diferentes. También nos estaríamos refiriendo, en suma, a dos seres humanos genéticamente
idénticos pero que, con el devenir de los tiempos, desarrollarían su personalidad con arreglo a sus propias
convicciones o creencias”. Vid. PÉREZ ÁLVAREZ, S., La libertad ideológica ante los orígenes de la
vida y la clonación en el marco de la Unión Europea, Comares, Granada, 2009, pp. 71-72.
555
Vid.
WILLIAMS, B., “Who might I have been?”, en Chadwick, D., Bock, G., Whelan, J. et al. (eds.),
Human Genetic Information: Science, Law and Ethics, CIBA Foundation Symposium, 1990, pp. 167-
179.
556
Para
ilustrar esta afirmación y el problema de la “no-identidad”, Savulescu propone el siguiente
ejemplo relacionado con la decisión del Gobierno de un país pobre de reabrir una central nuclear para que
haya electricidad y calefacción. A consecuencia de dicha reapertura, se consigue que la generación
presente tenga un mayor grado de bienestar. Sin embargo, la reapertura provoca una fuga radioactiva que
provoca que las siguientes generaciones sufran enfermedades. Esos concretos niños existen por la
decisión gubernamental, pues sus padres, en otro caso, se habrían ido a la cama en otro momento si no se
hubiera dispuesto de energía, y otros espermatozoides habrían fecundado a los óvulos que dieron lugar a
esos seres humanos. Vid. SAVULESCU, J., “Procreative beneficence: Why We Should Select the Best
Children”, Bioethics, vol. 15, núm. 5-6, 2001, p. 418.
557
Vid. PARFIT, D., Reasons y Persons, Oxford University Press, Londres, 1987, p. 351.
558
Ibídem. 359.
559
Vid.
SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Hashmi and Whitaker: An Unjustifiable and Misguided
Distinction?”, vol. 12, núm. 2, Medical Law Review, 2004, p. 152.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 146
560
Vid. BOYLE, R.J. y SAVULESCU, J., ob. cit., p. 1242.
561
Vid. GAVAGHAN, C., Defending the Genetic Supermarket: Law and Ethics of Selecting the Next
Generation, Routledge-Cavendish, Abingdon, 2007, p. 154-155.
562
Vid. HARRIS, J., “The Welfare of the Child”, Health Care Analysis, vol. 8, núm. 1, 2000, pp. 27-34.
563
Vid. BROCK, D., “The non-identity problem and genetic harms. The case of wrongful handicaps”,
Bioethics, vol. 9, núm. 3-4, 1995, pp. 269-275.
564
Sobre
la aparición de este concepto, vid. GUTIÉRREZ-GONZÁLEZ, L.H., “Eugenesia y eutanasia:
la vida indigna de ser vivida”, Gaceta Médica de México, vol. 149, 2013, pp. 366-376.
565
Vid. BOTKIN, J.R., “Prenatal Diagnosis and the Selection of Children”, Florida State University Law
Review, vol. 30, 2003, p. 270.
566
Vid.
GLOVER, J., Fertility and the Family: the Glover Report on Reproductive Technologies to the
European Commission, Fourth Estate, Reino Unido, 1989, p. 129.
567
Vid.
ROBERTSON, J.A., Children of Choice: Freedom and the New Reproductive Technologies,
Princeton University Press, 1994, p. 82 y 85.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 147
Por su parte, FEINBERG568 reserva esta excepción a los casos más extremos en los que
resulta preferible “no haber llegado a existir nunca” como, por ejemplo, los pacientes
aquejados de malformación cerebral, espina bífida, enfermedad de Tay-Sachs o de riñón
poliquístico. Desde otro punto de vista, COADY569 considera que esta excepción no
debe limitarse solo a enfermedades genéticas, sino que podría extenderse a otros
supuestos diferentes. Cita como ejemplo el caso de un niño que va a nacer en una
familia en la que existe una alta probabilidad de que vaya a sufrir malos tratos y abusos.
Como señala GAVAGHAN570, el argumento favorable a la existencia solo quiebra
cuando nos encontramos ante una “vida de calidad tan miserable que, desde la
perspectiva subjetiva del niño en sí mismo, hubiera sido mejor no nacer”. Frente a este
planteamiento, SHELDON y WILKINSON571 consideran que las posibilidades de que
el “bebé medicamento” tenga un vida peor que la “no-existencia” son totalmente
remotas. Como se puede advertir, el principio de beneficencia actúa en este ámbito a
favor de la existencia futura del “hermano salvador”. Desde este punto de vista, no hace
falta evaluar los riesgos/beneficios de la técnica pues se considera que la protección del
bienestar del nacido se logra, precisamente, otorgándole la vida. Como señala
FEINBERG572, se daña a las personas cuando se encuentran en una situación peor de la
que podrían haber estado. Si consideramos que la vida del “bebé medicamento” es un
valor superior frente a la “no-existencia”, resulta innecesario entrar a analizar los
hipotéticos perjuicios físicos o psíquicos que pudieran derivarse de la técnica.
Otro de los argumentos utilizados por la doctrina para justificar el DGP extensivo
desde el punto de vista del principio de beneficencia está relacionada con los beneficios
568
Vid.
FEINBERG, J., “Wrongful Life and the Counterfactual Element in Harming”, Social Philosophy
and Policy, vol. 4, núm. 1, 1987, p. 158.
569
Vid.
COADY, M., “‘Families and Future Children: The Role of Rights and Interests in Determining
Ethical Policy for Regulating Families”, Journal of Law and Medicine, vol. 9, núm. 4, 2002, p. 455.
570
Vid. GAVAGHAN, C., ob. cit., p. 92.
571
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting saviour…”, ob. cit., p. 536.
572
Vid. FEINBERG, J., “Wrongful Life and the Counterfactual…”, ob. cit., p. 145.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 148
A) Beneficios psicológicos
573
En este sentido, vid. FREUND, B.L. y SIEGEL, K., “Problems in Transition Following Bone Marrow
Transplantation: Psychosocial Aspects”, American Journal of Orthopsychiatry, vol. 56, núm. 2, 1986, pp.
244-252; MACLEOD, K.D. et al., “Pediatric Sibling Donors of Successful and Unsuccessful Hematopic
Stem Cell Transplants (HSCT): A Qualitative Study of Their Psychosocial Experience”, Journal of
Pediatric Psychology, vol. 28, núm. 4, 2003, pp. 223-230.
574
Vid. PENNINGS, G., SCHOTS, R. y LIEBAERS, I., ob. cit., p. 537.
575
Vid.
THOMAS, C., “Pre-Implantation Testing and the Protection of the «Saviour Sibling»”, vol. 9,
núm. 1, Deakin Law Review, 2004, p. 123 y 138.
576
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting saviour…”, ob. cit., p. 536.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 149
con el hermano enfermo577. En estos casos, GAVAGHAN578 sugiere que el niño podría
sufrir un daño psicológico cuando tenga conciencia de que –a pesar de que sus padres lo
concibieron como un “salvador”- de su hermano- no ha podido finalmente cumplir su
papel.
Los partidarios del DGP extensivo consideran que el nacimiento del “bebé
medicamento” contribuye directamente al bienestar familiar579. En efecto, si el
procedimiento tiene éxito, el hermano podrá superar una enfermedad grave lo que
permitirá que la familia pueda recuperar la felicidad580. Si, por el contrario, el hijo no
recibe la sangre de cordón umbilical o, en su caso, la médula ósea del “bebé
medicamento”, es posible que finalmente fallezca con los consiguientes perjuicios
psicológicos581. El deseo de los padres, por tanto, es utilizar los medios disponibles para
superar esta traumática situación familiar pues –como señala SAVULESCU582- “ningún
niño tiene interés en vivir en una familia bajo la sombra de una inevitable muerte
prematura”.
Este planteamiento está relacionado entre el interés colectivo de la familia y el
577
La probabilidad de que dos hermanos tengan un HLA idéntico es del 25%. Vid. RIFÓN, J.J.,
“Trasplante de progenitores hemopoyéticos”, Anales del Sistema Sanitario de Navarra, vol. 29, suppl. 2,
mayo-agosto 2006, p. 140.
578
Vid. GAVAGHAN, C., ob. cit., p. 155.
579
En
este sentido, vid. GITTER, D., “Am I my brother’s keeper? The use of preimplantation genetic
diagnosis to create a donor of transplantable stem cells for an older sibling suffering from a genetic
disorder”, George Mason Law Review, vol. 13, núm. 5, 2006, p. 1012.
580
Algunos
filósofos han incidido en la íntima relación entre la salud y la felicidad. En este sentido, el
filósofo Bertrand Russell en su ensayo “La Conquista de la Felicidad” consideraba que una salud
mínimamente aceptable era una condición previa, sine qua non, para poder plantearse siquiera la
felicidad. De igual manera, Arthur Schopenhauer fue aún más lejos, al cuantificar en “nueve décimas
partes” la influencia de la salud en la felicidad. Vid. GARCÍA FERRUELO, M., “La salud como
aproximación a la felicidad”, Revista Índice, Instituto Nacional de Estadística, enero 2006, pp. 9-11.
581
Para
un estudio detenido de las diferentes etapas del duelo, vid. MIAJA ÁVILA, M., y MORAL DE
LA RUBIA, J., “El significado psicológico de las cinco fases del duelo propuestas por Kübler-Ross
mediante las redes semánticas naturales”, Psicooncología, vol. 10, núm. 1, 2013, pp. 109-130.
582
Vid. SAVULESCU, J., “Altruism by proxy: volunteering children for bone marrow donation:
Substantial harm but substantial benefit”, British Medical Journal, vol. 312, 1996, p. 241.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 150
particular de los miembros que lo componen. Para analizar esta cuestión, debemos
mencionar el concepto de “familia íntima”. Según NELSON583, este concepto implica la
existencia de “relaciones duraderas en las que los intereses de los miembros están
entrelazadas de manera compleja y en la cual las personas están profundamente
comprometidas con las otras”. Estos núcleos familiares son piezas fundamentales para
el desarrollo de las capacidades de comprensión y autoestima al otorgar una fuente de
identidad, conexión, apoyo y amor584. Tienen valor esencial no sólo para el beneficio de
los niños que crecen en dicho núcleo familiar, sino como fuente de intimidades
compartidas que resultan esenciales para que la vida tenga sentido. En este sentido,
CROUCH y ELLIOT585 señalar que el factor más importante es que los miembros de la
familia aprecien el amor de unos hacia otros, de tal manera que el hecho de “estar
dedicados a la familia” sea una fuente de profundo significado y valor en sus vidas.
Compartir estas conexiones íntimas entre los miembros de la familia constituye un
ejemplo de esfuerzo colectivo que –según SHERMAN586- constituye una parte
fundamental de la “prosperidad humana”. No podemos olvidar que los intereses
sociales, emocionales y psicológicos de una persona dependen directamente de la
felicidad de la familia en la que crece.
Partiendo de este planteamiento, TAYLOR-SANDS587 considera que los intereses
colectivos de los miembros de la “familia íntima” son especialmente relevantes en el
contexto del DGP extensivo. Según este autor, esta revolución biotecnológica
constituye, por su propia naturaleza, una “empresa compartida” en la que coexisten dos
intereses: 1) el interés de los padres en salvar la vida de un hijo ya existente; y 2) el
propio interés del enfermo en llevar una vida saludable. Desde el punto de vista de la
583
Vid. NELSON, J., “Taking familias seriously”, The Hastings Center Report, vol. 22, núm. 4, 1992, p.
7.
584
Vid. SCHOEMAN, F., “Parental discretion and children´s Rights: Background and implications for
medical decision-making”, The Journal of Medicine and Philosophy, vol. 10, núm. 1, 1985, p. 48.
585
Vid. CROUCH, R. y ELLIOT, C., “Moral agency and the family: The case of living related organ
transplantation”, Cambridge Quarterly of Healthcare Ethics, vol. 8, núm. 3, 1999, p. 283.
586
Vid. SHERMAN, N., “The virtues of common pursuit”, Philosophical and Phenomenological
Research, vol. 53, núm. 2, 1993, p. 278.
587
Vid. TAYLOR-SANDS, M., “Saviour siblings and collective family interests”, Monash Bioethics
Review, vol. 29, num. 2, 2010, pp. 12.1 -12.15.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 151
familia, resulta clara la licitud moral del DGP extensivo. Sin embargo, si tenemos en
cuenta el bienestar del niño que va a nacer es posible que alcancemos otra conclusión.
En esta tesitura, TAYLOR-SANDS588 considera que, aunque la técnica no promueva de
forma completa la protección de los intereses individuales del “bebé medicamento”,
debe permitirse el procedimiento por cuanto su bienestar futuro vendrá determinado por
su “participación en el viaje compartido de la familia para salvar la vida del hermano
existente”. Dada la importancia del esfuerzo colectivo, el resultado del “viaje” –es decir,
la curación o no del hermano enfermo- no debe restar valor al beneficio que obtiene la
familia mediante su colaboración en una empresa enfocada a la salvaguarda de su
bienestar. Precisamente el hecho de que los padres decidan concebir un hijo ad hoc para
salvar a otro, revela –a juicio de ROBERTSON, KAHN y WAGNER589- que están
“seriamente comprometidos” con el bienestar del nacido y, por ende, con el de la
familia.
589
Vid. ROBERTSON J.A., KAHN, J.P. y WAGNER, J.E., “Conception to obtain hematopoietic stem
cells”, The Hastings Center Report, vol. 32, núm. 3, 2002, pp. 34-40.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 152
solidaridad. Desde este punto de vista, los profesionales sanitarios tienen la obligación
de utilizar los medios disponibles a su alcance para lograr la curación de la enfermedad.
El cumplimiento de dicho objetivo, sin embargo, no habilita para suprimir ab inicio el
análisis de los riesgos y beneficios asociados a un determinado tratamiento. Desde este
punto de vista, el imperativo de curar, en ocasiones, debe ser matizado pues si los
riesgos se presentan desproporcionados, debe abandonarse la acción médica proyectada.
Según ARANGO RESTREPO590, querer tener un hijo que ayude a otro que está
enfermo es algo muy loable a primera vista. En efecto, nos encontramos ante una
situación límite en la que una familia vive angustiada por el peligro de perder a uno de
sus miembros. Si a ello añadimos que se trata de niños de corta edad pero con
conciencia de su enfermedad, podemos comprender la dramática situación de los
padres. Se comprende, por tanto, la existencia de una fuerte carga emocional que puede
llevar a asumir planteamiento éticos equivocados. En este sentido, ARANGO
RESTREPO591 considera que en el actuar médico no puede tener cabida estos
argumentos emocionales debido a su marcado carácter consecuencialista. No se puede
juzgar la licitud moral del DGP extensivo atendiendo, por ejemplo, a la finalidad con
que se engendra el hijo o que promueve la curación de la enfermedad. Frente a estos
planteamientos, el autor citado entiende que el análisis no puede prescindir de los
riesgos asociados al procedimiento. Frente a los partidarios de la técnica que consideran
que “no se hace daño a nadie”, ARANGO RESTREPO entiende que la donación de
sangre de cordón umbilical no puede valorarse como un hecho aislado. Es necesario que
la madre se someta a un tratamiento de FIV con estimulación ovárica. Posteriormente,
se le deben extraer los ovocitos por métodos quirúrgicos. Una vez concluida esta
primera fase, debe constituir in vitro los embriones, efectuarles una biopsia y examinar
su histocompatibilidad con el hermano enfermo. Esta parte del procedimiento implica
efectuar una selección artificial de embriones de acuerdo a criterios que no redundan en
su beneficio propio. Finalmente, se debe transferir el embrión compatible, si bien existe
una baja probabilidad de implantación y de gestación.
Como se puede observar, el procedimiento está sujeto a un conjunto variable de
590
Vid. ARANGO RESTREPO, P., PASTOR GARCÍA, L., y SÁNCHEZ ABAD, P.J., Diagnóstico
genético preimplantatorio. Juicios éticos emitidos en revistas biomédicas y bioéticas: un análisis crítico
desde la bioética personalista, Editorial Académica Española, Saarbrücken, 2011, p. 215.
591
Ibídem. p. 214.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 153
592
Ibídem. p. 214.
593
Esta cuestión está directamente relacionada con el llamado “imperativo tecnológico” según el cual
“es necesario hacer todo lo que es posible hacer” (HOTTOIS, G., El paradigma bioético, Anthropos,
Barcelona, 1991, p. 172).
Según Diéguez, el discurso sobre el determinismo tecnológico puede hacer referencia a dos
cosas que, en principio, sin completamente independientes. Para los filósofos, este concepto hace
referencia a que la “tecnología está sujeta a un proceso autónomo de desarrollo, que, por no obedecer a
ningún agente externo a la propia tecnología, se puede considerar como determinado por una lógica
interna”. Para los historiadores, en cambio, el determinismo tecnológico hace referencia a la capacidad de
la tecnología para determinar o influir de manera decisiva en el curso de la historia (DIÉGUEZ, A., “El
determinismo tecnológico: Indicaciones para su interpretación”, Argumentos de Razón Técnica, nº 8,
2005, p. 70).
Por su parte, González Rodriguez-Arnáiz considera que el imperativo tecnológico descansa en
dos premisas y una conclusión: 1) “Puesto que no hay, ni puede haber, límites en la capacidad de saber,
tampoco pueden existir límites en la posibilidad de investigar: imperativo científico”; 2) “Si la
investigación pone de relieve el límite de lo que es posible hacer, entonces todo lo que se puede hacer
tiene que poder ser hecho: imperativo técnico-moral”; y 3) “Si todo lo que puede ser hecho es una
exigencia del poder de efectuación, entonces todo lo que se hace o será hecho tiene el derecho a ser
utilizado: imperativo práctico-moral” (GONZÁLEZ RODRÍGUEZ-ARNÁIZ, G., “El imperativo
tecnológico. Una alternativa desde el Humanismo”, Cuadernos de Bioética, núm. 1, 2004, p. 39-40).
Desde este punto de vista, debería aplicarse el DGP extensivo pues se trata de una técnica
demostrada científicamente. El argumento del daño a los intereses de terceros (madre, hermano salvador,
sociedad) no puede suponer un impedimento para la ciencia que, tras sucesivas investigaciones, ha
descubierto una solución terapéutica para una persona gravemente enferma que no dispone de otro
instrumento para salvar su vida.
594
Vid. DE MELO-MARTIN, I., “On our obligation to select the best children: a reply to Savulescu”,
Bioethics, vol. 18, núm. 1, 2004, pp. 72-83.
595
Vid.
ASHCROFT, R., “Bach to the future: response to: Extending preimplantation genetic diagnosis:
medical and non-medical uses”, Journal of Medical Ethics, vol. 29, núm. 4, 2003, pp. 217-219.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 154
ley596”. Desde este punto de vista, critica la postura de Robertson que establece un igual
valor a las elecciones que adopten los padres en el contexto del DGP. En el caso del
“bebé medicamento”, el imperativo de salvar el hermano enfermo no justifica que los
padres acudan a este procedimiento debido a la existencia de daños al embrión.
596
Ibídem. p. 219.
597
Vid. RACHELS, J., “When Philosophers Shoot From the Hip”, Bioethics, vol. 5, núm. 1, 1991, p. 69.
598
Vid. COHEN, C., “Give Me Children Or I Shall Die! New Reproductive Technologies and Harm to
Children”, The Hastings Center Report, vol. 26, núm. 2, 1996, p. 21.
599
Ibídem. p. 23.
600
Vid. BRAZIER, M., GOLOMBOK, S. y CAMPBELL, A., “Surrogacy: Review for Health Ministres
of Current Arrangements for Payments and Regulation- Report of the Review Team, The Stationary
Office, Londres, 1998, p. 4.28.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 155
de que no traer a la existencia a un niño no supone ningún daño para él por cuanto
strictu sensu no existirá ningún niño que pueda ser perjudicado.
Y, en cuanto al segundo de los aspectos, la doctrina entiende que el argumento a
favor de la existencia no puede justificar la producción de cualquier clase de daño a los
niños nacidos a través de tecnologías reproductivas. Se justifica la utilización del DGP
extensivo obviando la importancia de los riesgos asociados al proceso y que afectan
tanto a la madre como al “bebé medicamento601”. El beneficio de la existencia no
puede, por sí mismo, reducir la importancia del análisis de utilidad de la técnica pues,
en caso de existir daños desproporcionados o desconocidos, debería optar por no
llevarla a cabo. Desde este punto de vista, COHEN602 distingue dos tipos de daños, el
“devastador” y el “considerable”. Mientras el primero daría lugar a una “vida que no
vale la pena vivir”, el segundo provoca perjuicios graves, incluyendo deterioro de
facultades, así como dolor y/o sufrimiento. Dado que existe la posibilidad de que el
“bebé medicamento” sufra un “daños considerables” tanto físicos como psicológicos,
debe optarse por no llevar a cabo la técnica a pesar de que el argumento de la “no
identidad” priorice la existencia.
603
Vid. TAYLOR-SANDS, M., Creating Saviour Siblings: Reconsidering the Role of the Welfare of the
Child Principle in Regulating Pre-Implantation Tissue Typing in Australia, Tesis doctoral, University of
Melbourne, Melbourne Law School, diciembre 2010, p. 57.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 156
604
Vid. CHEYETTE, C., “Organ Harvests from the Legally Incompetent: An Argument Against
Compelled Altruism”, Boston College Law Review, vol. 41, núm. 2, 2000, pp. 465-515.
605
Vid. CROUCH, R.A. y ELLIOTT, C., ob. cit., p. 280- 283.
606
Vid. TAYLOR-SANDS, M., “Saviour siblings and the…”, ob. cit., p. 12.11 y 12.12.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 157
607
Sobre la importancia de la autonomía en el contexto de la reproducción, vid. PRIAULX, N.,
“Rethinking Progenitive Conflict: Why Reproductive Autonomy Matters”, vol. 16, Medical Law Review,
2008, pp. 169-200.
608
En
relación con la importancia del derecho a decidir el número de hijos, el Instituto Interamericano de
Derechos Humano ha manifestado que: “Los diferentes comités han señalado que el derecho a decidir el
número de hijo está directamente relacionado con el derecho a la vida de la mujer cuando existen
legislaciones prohibitivas o altamente restrictivas en materia de aborto, que generan altas tasas de
mortalidad materna. También es obvio que el derecho a decidir el número de hijos está directamente
relacionado con la capacidad de cuándo y con quién tener relaciones sexuales. La intimidación, la
coacción, el incesto, la prostitución forzada, la explotación, la violación sexual y todo ejercicio de poder
para conseguir el dominio sexual son algunas de las circunstancias que inciden en la imposibilidad de la
mujer para decidir sobre cuándo quedar embarazada”. Vid. INSTITUTO INTERAMERICANO DE
DERECHOS HUMANOS, Los derechos reproductivos son derechos humanos, Instituto Interamericano
de Derechos Humanos/ Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, San José, 2008,
pp. 45-46.
609
Por
tal motivo, Souto Paz considera que el derecho a la reproducción supondría “la ordenación de la
actividad sexual a la reproducción de acuerdo con las pautas de la naturaleza o bien acudir al recurso a las
técnicas de reproducción humana asistida”. Vid. SOUTO PAZ, J.A., Comunidad política y libertad de
creencias. Introducción a las libertades públicas en el Derecho Comparado, Marcial Pons, Madrid, 1999,
p. 349-350.
610
En
España se permite el acceso de las técnicas de reproducción asistida a la mujer sola desde el año
1988. El artículo 6.1 de la vigente LTRHA establece que: “Toda mujer mayor de 18 años y con plena
capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya
prestado su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa. La mujer podrá
ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y
orientación sexual”.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 158
611
La
doctrina suele utilizar varios términos para referirse a este categoría: “libertad reproductiva”,
“autonomía reproductiva” y “libertad de procreación”. Si bien es cierto que hacen referencia a realidades
similares, suele considerarse que la libertad reproductiva es una manifestación del principio bioético de
autonomía que tiene un contenido más amplio. Vid. ZEILER, K., “Reproductive autonomous choice –a
cherised illusion? Reproductive autonomy examined in the context of preimplantation genetic diagnosis”,
Medicine, Health care and Philosophy, vol. 7, núm. 2, 2004, pp. 175-183.
612
Esta cuestión se analiza detenidamente en el Apartado 6.1 del Capítulo V de esta obra.
613
El
concepto de “libertad negativa” se anunció por primera vez en la Conferencia inaugural de la
Cátedra Chichele de Teoría social y política impartida por Isaiah Berlin en Oxford el día 31 de octubre de
1958. En este sentido, Berlin describe esta libertad de la siguiente manera: “Normalmente se dice que soy
libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad […] la
libertad política es, simplemente, el espacio en el que un hombre puede actuar sin se obstaculizado por
otros. Yo no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo que yo podría hacer si no me lo
impidieran”. Las fronteras de esta “libertad negativa” estarían fijadas por el ámbito de la vida privada. No
obstante, se trata de un concepto de difícil definición pues –como señala Berlin- “ninguna actividad
humana tiene un carácter tan privado como para no obstaculizar en algún sentido la vida de los demás”
(BERLIN, I., Dos conceptos de libertad y otros escritos, Alianza Editorial, Madrid, 2005).
Para Bobbio, la libertad negativa es “la situación en la cual un sujeto tiene la posibilidad de obrar
o de no obrar sin ser obligado a ello o sin que se lo impidan otro sujetos” (BOBBIO, N., Igualdad y
libertad, piados, Barcelona, 1993, p. 97).
Por su parte, Laporta San Miguel analiza la forma de la libertad negativa en el ordenamiento
jurídico. En este sentido, afirma que: “Desde el punto de vista jurídico-político hay libertad para actuar de
una determinada manera cuando no existe norma que obligue a actuar de otro modo, o, todavía, existe una
norma que permita explícitamente actuar de este modo” (LAPORTA, F.J., “Sobre el uso del término
«libertad» en el lenguaje político”, Sistema: Revista de ciencias sociales, núm. 52, 1983, p. 25).
En este sentido, Farell considera que “las normas jurídicas, al conceder libertades negativas,
crean una especie de cerco alrededor del individuo, cerco dentro del cual ni el Estado ni los demás
individuos pueden interferir” (FARRELL, M.D., “Libertad negativa y libertad positiva”, Revista del
Centro de Estudios Constitucionales, núm. 2, enero-abril 1989, p. 10).
614
Para
un estudio de las consecuencias de la Revolución sexual en el ámbito del Bioderecho, vid. DÍAZ
DE TERÁN, Mª.C., “De 1968 a 2008: consecuencias en bioderecho de la revolución sexual”, Persona y
Derecho, núm. 58, 2008, pp. 473-490.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 159
615
En
1990 Alan H. Handyside y sus colaboradores utilizaron por primera vez la reacción en cadena de
la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) para evitar el riesgo que tenían ocho parejas de transmitir
enfermedades monogénicas ligadas al cromosoma X. Tras realizar una biopsia de los embriones
generados por FIV, el equipo investigador procedió a amplificar las secuencias de ADN del cromosoma
Y para determinar su sexo. Dado que cada una de las mujeres tenía un 50% de riesgo de transmitir una
mutación en el cromosoma X que podría afectar a la descendencia masculina, solo se transfirieron
embriones femeninos. A tal efecto, Handyside calculó que ninguna descendencia femenina estaría
afectada por la mutación del cromosoma X y, en caso de que alguna la hubiera heredado, ésta no
contendría las mutaciones identificadas. El resultado fue el nacimiento de seis niñas sanas. Vid.
HANDYSIDE, A.H., KONTOGIANNI, E.H., HARDY, K. y WINSTON, R.M., “Pregnancies from
biopsied human preimplantation embryos sexed by Y-specific DNA amplification”, Nature, vol. 344,
abril 1990, pp. 768-770.
616
Dworkin señala que el desarrollo de la tecnología genética puede trastocar sustancialmente las
condiciones que se habían dado como intocables del juicio moral. En este sentido, afirma que: “El límite
capital entre azar y elección constituye la columna vertebral de nuestra ética, y todo cambio significativo
en ese límite provoca una seria distensión. Nuestro sentido de una vida bien vivida, por ejemplo, está
fundamentalmente permeado por los supuestos arraigados sobre los límites superiores del breve tiempo
de la vida humana”. De igual manera, indica que: “el uso más significativo de la distinción entre azar y
elección es el de la asignación de responsabilidad personal y colectiva y es aquí donde existe el mayor
peligro de inseguridad moral”. Vid. DWORKIN, R., Virtud soberana. La teoría y la práctica de la
igualdad, Paidós, Barcelona, 2003, pp. 488-490.
617
El
término “eugenesia” se puede definir como la “aplicación de las leyes biológicas de la herencia al
perfeccionamiento de la especie humana” (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, ob. cit. , p. 926).
Este concepto fue acuñado por Francis Galton en su obra Inquirity into human faculty (1883).
Según este autor, la eugenesia era la ciencia que se encargaría de mejorar la naturaleza humana
favoreciendo en las mejoras razas a aquellos más dotados con el fin de beneficiar su reproducción por
encima de la reproducción de las razas inferiores (BARAHONA, A., PINAR, S. y AYALA, F.J., La
genética en México. Institucionalización de una disciplina, Universidad Nacional Autónoma de México,
México, 2003, p. 53).
A lo largo del siglo XX, se han desarrollado diversos movimientos eugenésicos cuyo máximo
exponente fue, sin duda, el “programa eutanásico” desarrollado en la Alemania nazi de los años cuarenta
y cuyo objetivo era la “supresión de seres carentes de valor vital” en aras de la protección de la raza aria
frente a toda amenaza de degeneración (MARCOS DEL CANO, A., ob. cit., pp. 30-31).
Por otro lado, los países democráticos han ido aceptando algunas medidas eugenésicas de menor
alcance como, por ejemplo, la esterilización de personas discapacitadas o el aborto en casos de graves
malformaciones del feto. En este sentido, Estados Unidos fue el primer país en desarrollar programas de
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 160
presente y en el futuro. De igual manera, entiende que la postura conservadora pone en riesgo la libre
elección de los individuos imaginando daños que pueden ser posibles pero improbables. Vid. HARRIS, J.,
Enhancing evolution. The ethical case for the making better people, Princeton University Press, Nueva
Jersey, 2007, p. 74.
624
El
filósofo Stuart Mill expresó este principio en un famoso pasaje de su obra Sobre la libertad que es
el siguiente: “el único fin por el cual es justificable que la humanidad individual o colectivamente, se
entrometa en la libertad de acción de uno cualquiera de sus miembros, es la propia protección […] Su
propio bien, físico o moral no es justificación suficiente. Nadie puede ser obligado justificadamente a
realizar o no realizar determinados actos, porque eso fuera mejor para él, porque le haría feliz, porque, en
opinión de los demás, hacerlo sería más acertado o más justo” (MILL, J.S., Sobre la libertad [1859],
Alianza Editorial, Madrid, 1979, p. 65).
Para López de la Vieja, el principio de daño protege claramente al individuo frente al
paternalismo del Estado. En este sentido afirma que: “Ninguna sociedad, ningún Estado están legitimados
para intervenir en asuntos que solo conciernen al agente. Mientras éste no perjudique a otros agentes. Por
tanto, una conducta reprobable, vicios y prácticas contrarias a la prudencia, la salud, el propio desarrollo,
etc., faltarán probablemente a los deberes hacia sí misma. Sin embargo, nunca serán considerados como
un deber social, a menos que afecten a los deberes que tenemos hacia los demás” (LÓPEZ DE LA
VIEJA, Mª.T., “El principio del daño (De J.S. Mill a H. Arendt)”, Revista Iberoamericana de Estudios
Utilitaristas, vol. X, núm. 2, 2002, p. 40).
625
Vid. ROBERTSON, J.A., Children of Choice: Freedom…, ob. cit., p. 30.
626
Vid.
ROBERTSON., J.A., “Procreative Liberty and Harm to Offspring in Assisted Reproduction”,
American Journal of Law & Medicine, vol. 30, núm. 1, 2004, p. 39.
627
Vid. ROBERTSON, J.A., Children of Choice: Freedom…, ob. cit., p. 18.
628
El término “clonación” proviene de la palabra griega κλων que significa “brote”, “esqueje” o
“retoño”. Para Abel la clonación es “el procedimiento de obtener individuos genéticamente idénticos por
medio de una reproducción asexuada a partir de un individuo único” (ABEL i FABRE, F., Bioética:
orígenes, presente y futuro, Fundación Mapfre-Institut Borja de Bioètica, Madrid, 2007, p. 159).
En términos parecidos, Franch considera que clonar “es obtener entidades vivas con idéntica
composición genética que otra preexistente” (FRANCH, V., “Investigación con células madre y
clonación”, en Tomás Garrido, G.Mª. (coord.), Manual de Bioética, Ariel, Barcelona, 2001, p. 370).
Para Silver la clonación es el “proceso mediante el cual una célula, o un grupo de células, de un
organismo individual se utiliza para obtener un organismo completamente nuevo que es un clon del
original” (SILVER, L.M., Vuelta al Edén, Santillana, Madrid, 1998, p. 134).
Por su parte, López Moratalla y Iraburu Elizalde entienden que la clonación “es el proceso de
obtención de un clon, siendo éste un conjunto de elementos biológicos (molécula de ADN, célula, tejido,
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 163
633
Vid. ROBERTSON, J.A., Children of Choice: Freedom…, ob. cit., p. 152-153.
634
Vid.
BUCHANAN, A., BROCK, D.W., DANIELS, N. y WIKLER, D., From Chance to Choice:
Genetics & Justice, Cambridge University Press, Nueva York, 2000.
635
Vid. BUCHANAN, A., BROCK, D.W., DANIELS, N. y WIKLER, D., ob. cit., pp. 209-212.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 165
sobre las condiciones sociales que apoyan las diferentes opciones reproductivas636.
La tesis de From Chance to Choice es que la libertad reproductiva se fundamenta
en tres aspectos íntimamente relacionados: autonomía, beneficencia e igualdad.
En cuanto a la autonomía, los autores sostienen que la capacidad de
autodeterminación consciente y responsable de las personas tiene un peso fundamental
en la toma de decisiones que definen su modo de vida. Resulta crucial que estas
decisiones se adopten de acuerdo a los valores libremente aceptados por las personas, a
pesar de que existen otras personas que pueden adoptar mejores decisiones en su lugar.
Desde este punto de vista, la autonomía tiene un valor instrumental que persigue la
máxima satisfacción de las preferencias individuales. Su importancia no reside
únicamente en la capacidad de la personas para adoptar las mejores o más sabias
decisiones. También implica un cierto “atractivo moral” para la persona que, al ejercer
el poder de autodeterminación, contribuye a la formación de su propia identidad. En el
ámbito reproductivo, esta libertad moral tiene máxima relevancia por cuanto comprende
un conjunto de decisiones especialmente íntimas y de especial trascendencia637.
En cuanto a la beneficencia, el libro sostiene que la libertad reproductiva debe
promover la maximización del bien. Si bien es cierto que no existe acuerdo en la
literatura filosófica sobre la forma de definir este bien –ya sea la felicidad, la
satisfacción de preferencia o el bienestar en su conjunto-, se trata de un valor que no
puede desecharse cuando los padres adoptan decisiones en el ámbito reproductivo.
Partiendo de este planteamiento, el libro establece dos premisas: 1) las personas
autónomas y, por tanto, competentes para adoptar decisiones que definen su plan de
vida de acuerdo con su propia escala de valores están situados en una posición
privilegiada para definir lo que les hará feliz; y 2) la limitación o prohibición de las
opciones reproductivas conlleva experiencias desagradables y de disgusto que frustran
las expectativas de los padres. Si se respeta la autonomía de los padres normalmente se
promoverá aquellos aspectos relacionados con su bienestar como, por ejemplo, adquirir
responsabilidad en un ámbito importante de su vida o posibilitar la intensa relación
entre padres e hijos638. En definitiva, la salvaguarda de la libertad reproductiva implica
636
Ibídem. pp. 212-213.
637
Ibídem. p. 216.
638
Ibídem. p. 220.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 166
639
Ibídem. p. 219.
640
Ibídem. p. 220-222.
641
Ibídem. p. 221.
642
El profesor Julian Savulescu (1963) actualmente es el Director del Centro Uehiro de Oxford para la
Ética Práctica. También es el editor de la prestigiosa revista Journal of Medical Ethics. Puede consultarse
su trayectoria profesional en: http://www.practicalethics.ox.ac.uk/staff/staff/director/julian_savulescu.
643
En
este sentido, vid. ÁLVAREZ GÁLVEZ, I., “La bioética desafiante de J. Savulescu”, Dilemata,
Año 6, núm. 15, 2014, pp. 69-92.
644
El
término “transhumanismo” fue acuñado en la década de los 50 por Sir Julian Sorrell Huxley (1887-
1975) al afirmar que: "La especie humana puede, si así quiere, trascenderse a sí misma, no sólo
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 167
de mejorar la condición humana a través de la razón aplicada por medio del desarrollo y
la puesta a disposición de tecnologías para eliminar el envejecimiento y potenciar las
capacidades humanas intelectuales, físicas y psicológicas.
En el ámbito que nos ocupa, este filósofo ha enunciado el llamado principio de
“beneficencia procreativa645” cuyo contenido es el siguiente: “Si las parejas (o, en su
caso, una persona sola) han decidido tener un hijo y la selección es posible, entonces
tienen una razón moral significativa para seleccionar entre todos los posibles aquel niño
cuya vida cabe razonablemente esperar, de acuerdo con la información disponible, que
será la mejor o, al menos, no peor que en cualquier otro caso”. Para justificar este
planteamiento, Savulescu pone el ejemplo de una pareja que desea tener un hijo a través
de una FIV646. Se logran constituir dos embriones. Tras la realización de un DGP, se
determina que el embrión “A” no padece ninguna enfermedad y que el embrión “B”
tampoco presenta ninguna anomalía, si bien los tests genéticos revelan una cierta
predisposición a desarrollar en el futuro asma. Savulescu entiende que los padres
seleccionen el embrión “A” porque el asma es una enfermedad que provoca dificultades
respiratorias graves que, en ocasiones, pueden llevar a la muerte. Se trata, por tanto, de
un padecimiento que reduce la calidad de vida del futuro hijo. Desde este punto de vista,
la obligación de los padres es procurar, con la información facilitada por los tests
genéticos, conseguir las mejores condiciones para su futuro hijo647.
enteramente, un individuo aquí de una manera, otro individuo allá de otra manera, sino también en su
integridad, como humanidad. Necesitamos un hombre para esa nueva creencia. Quizás transhumanismo
puede servir: el hombre sigue siendo hombre, pero trascendiéndose a sí mismo, realizando nuevas
posibilidades, de y para su naturaleza humana”. Julian Huxley fue el primer Director General de la
UNESCO y un importante divulgador de la ciencia en textos como Problems of Retativ Growth (1932),
Evolution, the modern synthesis (1942) o Evolution in Action (1953). Fue nombrado Caballero del
Imperio Británico en 1958 y era hermano del conocido Aldous Huxley (escritor de Un Mundo Feliz) y
nieto del afamado biólogo darwinista británico T. H. Huxley. Vid. VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ, H.,
“Transhumanismo, libertad e identidad humana”, Thématha. Revista de Filosofía, núm. 41, 2009, p. 578.
645
Vid.
SAVULESCU, J. y KAHANE, G., “The moral obligation to create children with the best chance
of the best life”, Bioethics, vol. 23, núm. 5, 2009, p. 274.
646
Vid. SAVULESCU, J., “Procreative Beneficence: Why We Should…”, ob. cit., p. 416.
647
Savulescu
defiende la selección embrionaria, entre otros motivos, porque la alternativa “es dejar la
distribución de riesgos al azar”. En este sentido, afirma que la selección efectuada por la evolución nada
tiene que ver con nuestro nivel de bienestar. Dado que nuestro entorno ha cambiado radicalmente en los
últimos cien años, es necesario establecer cambios en el modo de reproducción. Es cierto que la
reproducción humana no ha estado adaptada a la producción de niños que mejor se adaptan a vivir una
buena y satisfactoria vida. Sin embargo, en nuestra sociedad actual, una de las principales preocupaciones
es el bienestar. Por tal motivo, Savulescu considera que si la ciencia ha desarrollado procedimientos que
nos permiten “hacerlo mejor que le evolución, no debemos dejar la reproducción al azar y la evolución”.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 168
Vid. SAVULESCU, J., “In defense of Procreative Beneficence”, Journal of Medical Ethics, vol. 33, núm.
5, 2007, p. 285.
En contra de esta postura, Sandel sostiene que los niños deben ser “aceptados como vienen, no
como objetos de nuestro diseño o productos de nuestra voluntad o instrumentos de nuestra ambición”. En
este sentido, afirma que si bien elegimos a nuestros amigos y cónyuge, al menos en parte, por sus
cualidades, ello no es posible en el caso de los hijos dado que sus “cualidades son impredecibles”. Vid.
SANDEL, M., The Case Against Perfection: Ethics in the Age of Genetic Engineering, Harvard
University Press, Harvard, 2007, pp. 45-46.
648
Vid. SAVULESCU, J. y KAHANE, G., “The moral obligation to create children…”, ob. cit., p. 278.
649
Ibídem. p. 278.
650
El
hedonismo es una doctrina filosófica que proclama el placer como fin supremo de la vida. Según
Mas Torres, la ética hedonista se puede resumir de la siguiente manera: “[…] El placer es el comienzo,
fundamento, culminación y término de una vida feliz, que la consecución del placer y la evitación de su
contrario, el dolor, guía elecciones y rechazos, que no hay otro objetivo trascendente, el placer es el
prôton agathón, el sumun bonum de los latinos, y que la propia naturaleza de los seres animados fija ese
criterio básico de conducta” (MAS TORRES, S., Historia de la Filosofía Antigua. Grecia y el Helenismo,
UNED, Madrid, 2003, p. 201).
En el mundo clásico, la figura más destacada de este pensamiento es, sin duda, Epicuro de
Samos. En relación con este filósofo, Román Alcalá y Montero Ariza señalan que: “Los principios de
Epicuro son sencillos y claros: el ser humano tiene la necesidad de una sola cosa, ausencia de dolor en el
cuerpo, presencia del placer en el alma. Si los obtenemos, alcanzaremos la felicidad como hombres
sabios; mientras que su falta nos hundirá en la miseria del hombre necio. El ideal del sabio persigue, pues,
un conocimiento que se centra en la serenidad del placer individual, y no en la perfección colectiva de las
relaciones humanas, que difícilmente pueden ser logradas en convivencia con los demás” (ROMÁN
ALCALÁ, R. y MONTERO ARIZA, Mª del Mar, “Repensar el Hedonismo: De la felicidad en Epicuro a
la sociedad hiperconsumista de Lipovetsky”, ÉNDOXA: Series Filosóficas, núm. 31, 2013, p. 196).
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 169
estaría relacionado con tener experiencias agradables y ser feliz. Según las teorías del
deseo651, lo relevante es tener satisfechas nuestras preferencias. Para solucionar este
problema, Savulescu concluye que el principio de “beneficencia procreativa” es
moralmente neutro. La disputa filosófica no impide que haya un cierto consenso sobre
aquellos rasgos particulares o estados que hacen que una vida sea peor o mejor. Así, por
ejemplo, ninguna teoría negaría que el dolor crónico reduce el bienestar y que la alegría
ayuda a tener una vida mejor652. Por tal motivo, considera que los padres deben aplicar a
sus decisiones reproductivas las mismas categorías que rigen en otros ámbitos de su
vida, especialmente en la crianza y educación de los hijos653.
Finalmente, Savulescu critica el principio de autonomía reproductiva defendido
Robertson, Harris654 y Dworkin655. Este principio que hemos explicado ut supra se
define por Savulescu de la siguiente manera: “Si las parejas han decidido tener un hijo,
y la selección es posible, entonces cualquier opción reproductiva que seleccione es
moralmente lícita siempre que haya sido elegida de manera autónoma656”. Resulta
igualmente permisible que los padres seleccionen al embrión que tiene más
651
El
deseo comenzó a estudiarse por la Psicología gracias a las aportaciones de Freud. En este sentido,
Fernández Gonzalo señala que: “Antes de Freud y de sus influyentes escritos sobre el psicoanálisis, el
deseo no implicaba más que la dimensión de las apetencias humanas, sin mayor trascendencia o
distinción que la de todo aquello que reclamaba la atención del hombre, ya fuera el deseo sexual, el deseo
de calmar la sed o el deseo de escribir un libro. A partir de Freud, la teoría del deseo cobra una especial
relevancia en la concepción del ser humano: éste se construye como tal mediante su deseo, no por el mero
cúmulo de sus necesidades e instintos primarios, sino a través del deseo que es en cierto modo deseo del
otro al que imita o debe reflejar, así como por una serie de leyes o normas (Edipo, castración) que
participan y coartan la experiencia deseante. Todo ello con el fin de enfocar tal experiencia (de
«sublimarla») hacia actividades como puede ser la realización de obras de arte y otros productos
culturales, no orientadas en modo alguno a solventar las necesidades primarias del ser humano, pero que
servirían para cristalizar los lazos y vínculos de lo social”. Vid. FERNÁNDEZ GONZALO, J., “El anhelo
de lo infinito. La teoría del deseo en Maurice Blanchot”, Revista Neutral, Edición #1, enero 2011, pp. 1-2.
652
Según
el 4ª Informe del Instituto Coca-Cola de la Felicidad, existe una relación directa entre la
felicidad de las personas y su percepción del estado de salud. De igual manera, se constata que, ante un
problema de salud, las personas más felices se sienten más saludables que los menos felices. Puede
consultarse el estudio: http://www.actasanitaria.com/fileset/doc_65918_FICHERO_NOTICIA_1960.pdf.
653
Vid. SAVULESCU, J. y KAHANE, G., “The moral obligation to create children…”, ob. cit., p. 279.
654
Vid. HARRIS, J., “Rights and Reproductive Choice”, en Harris, J. y Holm, S. (eds.), The Future of
Human Reproduction: Ethics, Choice and Regulation, Oxford University Press, Londres, pp. 5-37.
655
Vid.
DWORKIN, R., Life´s Dominion: An Argument about Abortion, Euthanasia and Individual
Freedom, Vintage Books, Nueva York, 1994.
656
Vid. SAVULESCU, J., “Procreative Beneficence: Why We Should…”, ob. cit., p. 418-419.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 170
posibilidades de tener una mejor vida como que elijan al peor dotado. Savulescu critica
que esta postura pues la moral no puede ser indiferente a la elección entre un niño que
va a tener una vida plena y otro que tendrá una existencia llena de sufrimiento. No se
puede juzgar la corrección moral de la decisión de los padres basándose exclusivamente
en el parámetro de que ha sido adoptada de manera autónoma y de acuerdo con su
escala de valores. Por tal motivo, Savulescu considera que la adopción de decisiones en
el ámbito reproductivo necesita algún fundamento más sólido que “la autonomía, la
libertad o la eugenesia liberal657”. Si bien es cierto que puede existir un conflicto entre
la autonomía reproductiva y la “beneficencia procreativa”, en las democracias liberales
debe regir una presunción favorable al ejercicio de la libertad a fin de que los padres
pueden adoptar sus propias decisiones acerca del tipo de que hijos que quieren tener658.
Finalmente, en este apartado, haremos una breve referencia a otros autores que
han realizado interesantes aportaciones en el ámbito de la autonomía reproductiva.
La profesora Emily Jackson de la London School of Economics defiende que la
integridad física de una persona es inviolable. Desde este punto de vista, cualquiera
interferencia en el ámbito de la procreación natural podría contravenir este principio659.
Al igual que Robertson, esta autora sostiene que las decisiones en el ámbito
reproductivo tienen una importancia fundamental en la conformación de la vida de la
persona. El fundamento de su respeto deriva de pertenecer al ámbito de intimidad de la
persona. Por tal motivo, defiende la existencia de una presunción a favor de la liberad
reproductiva. Sin embargo, este planteamiento no permite afirmar la existencia de un
hipotético “derecho” a buscar ayuda en la reproducción a través de medios artificiales.
En este sentido, Jackson distingue dos conceptos: 1) por un lado, la obligación de todos
de “abstenernos de examinar las decisiones previas a la concepción que tomen los
adultos” de la misma manera que lo hacemos cuando los padres se reproducen de
657
Vid. SAVULESCU, J. y KAHANE, G., “The moral obligation to create children…”, ob. cit., p. 280.
658
Vid. SAVULESCU, J., “Procreative Beneficence: Why We Should…”, ob. cit., p. 425.
659
Vid. JACKSON, E., “Conception and the Irrelevance of the Welfare Principle”, The Modern Law
Review, vol. 65, núm. 2, 2002, p. 177.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 171
manera natural; y 2) por otro lado, esta afirmación no permite concluir que las personas
tengan “derecho” a recibir tratamiento contra la infertilidad. En definitiva, Jackson
defiende la existencia de un ámbito de libertad de las personas para proteger
determinadas decisiones personales del escrutinio público660.
La investigadora en Bioética Rosalind McDougall de la Universidad de
Melbourne afirma que el análisis sobre las decisiones reproductivas debe partir del
concepto de libertad reproductiva de los padres661. Este autora también sostiene la
vigencia del principio de daño de Mill y considera que, en este ámbito específico, las
decisiones reproductivas son moralmente correctas cuando no causan un “daño
significativo”. Este planteamiento ha trascendido la discusión filosófica y se ha acogido
por la Autoridad de Fertilización y Embriología de Reino Unido al señalar que la
decisión de tener hijos “pertenece a un área de la vida privada en la que resulta
preferible dejar que las personas realicen su propia elección”. Por tal motivo, “el Estado
solo debe intervenir para evitar la aparición de daño graves, siempre que la intervención
no sea intrusiva y sea eficaz662”.
Finalmente, el profesor Colin Gavaghan de la Universidad de Otago ha defendido
también la presunción a favor de la libertad reproductiva, especialmente cuando se trata
de técnicas de diagnóstico embrionario663. El fundamento de esta tesis puede ser de
diversa índole: 1) en primer lugar, se puede defender el respeto de la autonomía como
un principio intrínsecamente valioso; 2) en segundo lugar, se puede justificar el valor de
la toma de decisiones individuales como medio de promover resultados beneficiosos o
positivos; y 3) en tercer lugar, se puede sostener el respeto de la toma de decisiones
reproductivas como algo en sí mismo. El punto de partida de Gavaghan es
esencialmente liberal y, por tanto, privilegia la toma de decisiones en el ámbito
reproductiva por cuanto proceden de la capacidad de autodeterminación consciente y
660
Ibídem. p. 178.
661
Vid. MCDOUGALL, R., “Acting parentally: an argument against sex selection”, Journal of Medical
Ethics, vol. 31, núm. 10, 2005, p. 601.
662
Vid.
HUMAN FERTILISATION AND EMBRYOLOGY AUTHORITY, Sex selection: options for
regulation. A report on the HFEA´s 2002-03 review of sex selection including a discusión of legislative
and regulatory options, Londres, 2003, Parágrafo nº 132, p. 33. Puede consultarse su texto íntegro en el
siguiente enlace: http://www.hfea.gov.uk/docs/Final_sex_selection_main_report.pdf.
663
Vid. GAVAGHAN, C., ob. cit., p. 23.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 172
responsable del individuo. Por tal motivo, se aleja del principio de daño de Mill que
obliga sopesar los daños potenciales derivados de la aplicación de las tecnologías
reproductivas a fin de determinar la corrección o incorrección moral de la intervención
pública en ese ámbito privado de los padres.
665
Vid. ROBERTSON., J.A., “Procreative Liberty and Harm to Offspring…”, ob. cit., p. 39.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 173
676
Ibídem. p 129.
677
Ibídem. p. 141.
678
Ibídem. p. 141.
679
Ibídem. p. 145.
680
Ibídem. p. 150.
681
Rodríguez López contrapone, por un lado, las “elecciones genéticas procreativas” que afectan de
manera permanente al genotipo del futuro hijo; y, por otro lado, otro tipo de decisiones que se adoptan en
el ejercicio de la autonomía parental. En este sentido, la autora sostiene que: “En cuanto al carácter
permanente de estas intervenciones, hay que señalar que hay otras muchas cosas que también lo son.
Aprender a leer es permanente, las modificaciones en tu cuerpo tras los muchos años de clases de ballet a
las que te enviaron a los 4 años son permanentes y las vacunas que te pusieron en la infancia, o casi todas
ellas, te inmunizan de manera permanente. El último temor es el asociado al carácter supuestamente
determinante de estas modificaciones, que parece ser el mayor riesgo para la libertad del hijo. Si me
hacen ir a misa y a la escuela dominical, esto no impide (totalmente) que yo luego cambie de confesión
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 177
682
Vid.
FADEN, R. R. y BEAUCHAMP, T.L., A History and Theory of Informed Consent, Oxford
University Press, Oxford, p. 238.
683
Vid.
TURNER, S., “Preimplantation genetic diagnosis for donor babies carries some harm”, British
Medical Journal, vol. 324, 2002, p. 976.
684
Vid. FADEN, R. R. y BEAUCHAMP, T.L., ob. cit., p. 263.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 178
conscientemente.
685
Vid. GONZÁLEZ R. ARNÁIZ, G., ob. cit., p. 23.
686
En
este sentido, Gracia manifiesta que: “Las primeras partes, los pacientes, aportan a la relación
médico-enfermo el principio moral de autonomía. Las segundas partes, los médicos, el principio de
beneficencia […] Por terceras partes deben entenderse, en sentido estricto, todos los agentes sociales que
intervienen en la relación médica y son distintos de los sanitarios, los pacientes y de la familia. Terceras
partes son el hospital, la Seguridad Social, el Estado. La característica típica y unificadora de todas ellas
es que aportan a la relación médico-paciente un nuevo principio, el de justicia. Cuando un director de un
hospital se plantea el problema de cómo distribuir los recursos limitados de que dispone, a fin de que
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 179
produzcan el mayor beneficio posible a la comunidad; cuando un juez retira la patria potestad a un padre
como consecuencias de las lesiones producidas a su hijo; o cuando evita que un testigo de Jehová deje
morir a su hijo por su negativa a que se le transfunda sangre; en todos estos casos, las terceras partes están
haciendo uso del principio de justicia. Su importancia es tan grande, que sin él no hay vida moral
posible”. Vid. GRACIA, D., ob. cit., p. 202.
687
Vid. GOIKOETXEA ITURREGUI, Mª. J., ob. cit., pp. 178-179.
688
Vid. FORMENT, E., “La filosofía del bien común”, Anuario Filosófico, vol. 27, 1994, pp. 797-815.
689
Vid. BOLADERAS, M, Bioética, Síntesis, Madrid, 1998, p. 35.
690
Vid. FLECHA, J.R., ob. cit., p. 64.
691
Desde
tiempos de Aristóteles, la justicia suele dividirse en dos categorías, general o legal y particular.
Ésta, a su vez, se clasifica en distributiva y conmutativa. Sobre estos conceptos, Preciado Hernández
señala que: “La justicia se divide en general y particular, según que se considere los actos humanos en
relación con lo que exige la conservación de la unidad social y el bien común, o en relación con lo que
corresponde a los particulares entre sí o frente a la comunidad. La primera regula los derechos de la
sociedad; la segunda los derechos de los particulares. Y a la general se le llama legal, porque es propio de
las leyes humanas determinar los actos debidos al bien común que la sociedad tiene el derecho de exigir.
La justicia particular se subdivide en distributiva y conmutativa, porque el hombre tiene derechos frente a
la sociedad –éste debe asignar y reconocer a cada uno su participación en el bien común-, y frente a sus
semejantes o frente a la misma sociedad cuando ésta se coloca en el mismo plano que los particulares”.
Vid. PRECIADO HERNÁNDEZ, R., Lecciones de Filosofía del Derecho, 2º edición, Universidad
Nacional Autónoma de México, México, 1984, p. 214.
692
La
justicia distributiva regula la participación que corresponde a cada uno de los miembros de la
sociedad en el bien común, asigna el bien común distribuible, así como las tareas o cargas con que los
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 180
particulares deben contribuir. En este sentido, Bernal Moreno manifiesta que: “Tiene por objeto directo
los bienes comunes que hay que repartir, y por indirecto solamente las cargas. Y como no todos los
particulares son iguales, ni contribuyen en la misma proporción al bien común, el criterio racional de la
justicia distributiva es el de una igualdad proporcional. En este caso, la relación considerada por la
justicia general, se invierte: ya que el sujeto activo, el sujeto titular del derecho para la justicia
distributiva, es siempre la persona individual, mientras que el sujeto pasivo u obligado, es en este caso la
autoridad política como representante de la comunidad” (BERNAL MORENO, J.K., “La idea de
justicia”, Revista del Postgrado en Derecho de la UNAM, vol. 1, núm. 1, 2005, p. 165).
Aristóteles recoge el concepto de justicia distributiva en su obra Ética para Nicómaco. Se trata
de un tipo de justicia particular que consiste en el reparto de cargas y bienes públicos con base en un
criterio de igualdad proporcional o geométrica: a cada uno según sus méritos. Sobre esta cuestión,
Contreras señala que: “[…] Se trata, por esta razón de una virtud que inclina a la sociedad a distribuir los
bienes comunes entre los privados con sujeción a sus méritos, dignidad y necesidades, sin que pueda
legítimamente perderse de vista el fundamento de la distribución. Así, no se da al sujeto lo que es suyo de
modo absoluto, sino en tanto que los bienes comunes del todo pertenecen a cada una de las partes. En este
sentido, es en función de la aportación que cada individuo hace a la vida política que se establece «cuánto
de bien común corresponde a cada uno»” (CONTRERAS, S., “La justicia en Aristóteles. Una revisión de
las ideas fundamentales de Ethica Nicomachea”, Ágora. Estudos Clássicos em Debate, núm. 14, 2012,
pp. 68-69).
693
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 227.
694
Vid. GAFO, J., ob. cit., p. 49.
695
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 227.
696
Vid. GAFO, J., ob. cit., p. 50.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 181
697
En
este sentido, Sen argumenta que, partiendo de que la igualdad es un valor inexcusable en cualquier
teoría de la justicia social, es necesario identificar los valores que deben ser objeto de comparación. En
efecto, cualquier teoría de la organización social pone el acento en el tratamiento igualitario de los
individuos. Sin embargo, las distintas respuestas a la pregunta “¿Igualdad de qué?” son las que permiten
comprender las diferencias entre las distintas concepciones éticas. Así, por ejemplo, la doctrina libertaria
considera que debe existir una igualdad de libertades. Por otro lado, la teoría utilitarista pone el acento en
la ponderación de las utilidades de cada uno de acuerdo con la maximización del bien común. Vid. SEN,
A., “Equality of What?, The Tanner Lectures of Human Values, Conferencia pronunciada en la
Universidad de Stanford, 22 de mayo de 1979, pp. 197-220, disponible en el siguiente enlace:
http://tannerlectures.utah.edu/_documents/a-to-z/s/sen80.pdf.
698
Vid.
BARRERE UNZUETA, Mª.A., “Igualdad y discriminación positiva: Un esbozo de análisis
teórico-conceptual”, Cuadernos electrónicos de filosofía del derecho, núm. 9, 2003, pp. 2-3.
699
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 228.
700
La
configuración de los principios prima facie fue elaborada por el filósofo escocés W.D. Ross en su
obra The Right and the Good publicada en 1930. Según este autor, los principios son concebidos como
punto de partida que debe interpretarse después según el contexto de su aplicación. De esta manera, los
principios obligan siempre, a menos que entren en conflicto con obligaciones expresadas en otro principio
moral. Por ejemplo, el deber de no matar a una persona deja de aparecer como absoluto y se convierte en
prima facie cuando matar es el único medio de legítima defensa. Para un estudio detenido de esta
cuestión, vid. GARCÍA-YZAGUIRRE, J.V., “La validez prima facie y el principio de derrotabilidad de
las normas jurídicas”, Revista Díkaion, año 26, vol. 21, núm. 2, diciembre de 2012, pp. 459-487;
REQUENA MEANA, P., “Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano”, Cuadernos de
Bioética, vol. XIX, núm. 1, 2008, pp. 11-27.
701
Así,
por ejemplo, ante una urgencia médica habrá que dar a todos la misma atención, comenzado por
aquellos que tenga riesgo vital. Sin embargo, a la hora de adjudicar la plaza en un hospital se deberá tener
en cuenta en primer lugar los méritos de cada candidato.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 182
702
Vid. GONZÁLEZ R. ARNÁIZ, G., ob. cit., p. 25.
703
Esta doctrina se opone a los planteamientos del denominado “libertarismo” surgido en los años
setenta del siglo pasado en los Estados Unidos. Esta corriente de pensamiento desarrolla la idea de un
“Estado mínimo” cuya única función sería la garantía de los derechos individuales contra las
interferencias de terceros para proteger el valor supremo de la libertad. En este sentido, Arnsperger y Van
Parijs resumen el contenido de la doctrina de la siguiente manera: “El punto de partida del pensamiento
libertario es la dignidad fundamental de cada persona, que no puede ser burlada en nombre de ningún
imperativo colectivo. Esta dignidad reside en el ejercicio soberano de la libertad de elección en el marco
de un sistema coherente de derechos. El libertarismo pretende así articular de manera consecuente una
idea cuyo atractivo, hoy en día, no cede en nada frente al ideal utilitarista de una sociedad feliz: una
sociedad justa es una sociedad feliz” (ARNSPERGER, C. y VAN PARIJS, P., Ética económica y social.
Teorías de la sociedad justa, Barcelona, Paidós, 2002, p. 43).
Uno de los principales representantes de este pensamiento es Robert Nozick quien propone la idea
de un “Estado mínimo” cuya función debe limitarse a la protección de los derechos individuales y rehuir
de las funciones distributivas. En este sentido, Nozick propone que: “Nuestra conclusión principal a
propósito del Estado es que está justificado un Estado mínimo, limitado a las estrictas funciones de
protección contra la violencia, el hurto, el fraude, el cumplimiento de los contratos, etc.,; que un Estado
con más funciones violaría el derecho de las personas a no ser forzadas a hacer ciertas cosas y no es
justificable; y que el Estado mínimo es tan sugestivo como justo. Dos consecuencias notables de lo
anterior son que el Estado no puede utilizar su aparato coercitivo con el fin de obligar a algunos
ciudadanos a ayudar a otros, o para prohibir actividades a la gente por su propio bien o protección”
(NOZICK, R., Anarchy, State and Utopia, Fondo de Cultura Económica, México, 1990, p. 9).
Otro de los representantes de este “libertarismo” es el economista Friedrich von Hayek. Según este
autor, la justicia distributiva o justicia social no entraría dentro del campo de las relaciones sociales y de
las conductas económicas justas porque no puede aplicarse a los resultados de una economía de mercado.
Por tal motivo, considera que la demanda de los derechos sociales carece de legitimidad por cuanto solo
esconde un sentimiento de envidia. Sobre esta cuestión, Hayek manifiesta que: “Cuando buscamos una
justificación para las demandas de igualdad, encontramos que descansan en el descontento que los más
exitosos provocan en aquellos que no lo son; esto significa que se basan en la envidia. La tendencia
moderna de gratificar esa pasión envolviéndola en un papel celofán de justicia social ha crecido como una
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 183
dos cuestiones: 1) por qué los individuos con deseos, intereses, habilidades y
capacidades distintas están dispuestos a aceptar una distribución que los limite en aras
de la igualdad; y 2) por qué el Estado, mediante políticas coercitivas, está moralmente
capacitado para llevar a cabo mecanismos distributivos. Su característica principal, por
tanto, es que defiende una relación adecuada entre los ideales de la libertad y los ideales
de la igualdad sin priorizar ninguno de ellos704. En este sentido, NINO considera que el
liberalismo igualitario pretende “maximizar la autonomía de cada individuo por
separado en la medida que ello no implique poner en situación de menor autonomía
comparativa a otros individuos705”. De igual manera, LEMA AÑÓN706 recuerda que
esta concepción pretende “articular de manera coherente la adhesión a los ideales de
libertad e igualdad, intentando combinar el igual respeto de las diferentes concepciones
morales coexistentes en las sociedades pluralistas, con el aseguramiento a todos de las
condiciones necesarias para perseguir los propios ideales de vida buena”. De esta
manera, pretende dar contenido tanto a los derechos individuales como a los derechos
de tipo económico, social y cultural707.
El desarrollo de esta doctrina cobró especial énfasis a partir de la publicación en
1971 del libro A Theory of Justice por el profesor John Rawls de la Universidad de
Harvard. En la actualidad, se considera una de las obras más influyentes de las últimas
décadas708. Sus aportaciones al campo de la Filosofía moral han reavivado la discusión
seria amenaza a la libertad” (HAYEK, F., The Constitution of Liberty, The University of Chicago Press,
Chicago, 1978, p. 93).
704
Nagel
considera que esta síntesis se condensa en la obra de Rawls. En este sentido, afirma que: “[…]
Lo que ha hecho Rawls es combinar los muy sólidos principios de la igualdad social y económica
vinculados al socialismo europeo con los igualmente sólidos principios de tolerancia pluralista y libertad
personal asociados al liberalismo estadounidense […] El resultado se aproxima en espíritu más a la
socialdemocracia europea que a cualquiera de los movimientos políticos predominantes en los Estados
Unidos”. Vid. NAGEL, T., “Rawls y el liberalismo”, Estudios Públicos, núm. 97, verano 2005, p. 221.
705
Vid. NINO, C., Ética y derechos humanos, 2º edición, Astrea, Buenos Aires, 1989, p. 344.
706
Vid.
LEMA AÑÓN, C., Salud, Justicia, Derechos. El derecho a la salud como derecho social,
Dykinson/ Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas/ Universidad Carlos III de Madrid,
Madrid, 2009, p. 93.
707
Vid. FERNÁNDEZ GARCÍA, E., La obediencia al Derecho, Civitas, Madrid, 1987, pp. 189-190.
708
Sobre
esta cuestión, Gracia recuerda que “desde hace quince años no hay trabajo o estudio sobre
temas de justicia sanitaria que no parta de él [Teoría de la Justicia], aunque sea para combatirlo”. Vid.
GRACIA, D., ob. cit., p. 252.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 184
709
Vid. RAWLS, J., El liberalismo político, Crítica, Barcelona, 1996, pp. 79-85.
710
Esta cuestión se analiza detenidamente en el Apartado 2 del Capítulo IV al examinar el imperativo
categórico kantiano y la instrumentalización del “bebé medicamento”.
711
Vid. RAWLS, J., ob. cit., pp. 45-52.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 185
712
En
relación con este concepto, Rawls señala que: “Los miembros de una sociedad bien-ordenada son
personas morales por cuanto que, una vez que han alcanzado la edad de la razón, cada uno tiene, y ve a
los demás como teniendo, un sentido de la justicia efectivo, así como un entendimiento de una
concepción de su bien. Los ciudadanos son iguales por cuanto que se consideran unos a otros como
detentadores de un igual derecho a determinar, y a valorar tras la debida reflexión, los primeros principios
de justicia por los que ha de gobernarse la estructura básica de su sociedad. Finalmente, los miembros de
una sociedad bien-ordenada son libres por cuanto que piensan que tienen derecho a plantear pretensiones
sobre el diseño de sus comunes instituciones en nombre de sus propias metas fundamentales y de sus
propios intereses de orden supremo”. Vid. RAWLS, J., La justicia como equidad. Materiales para una
teoría de la justicia, Tecnos, Madrid, 1986, pp. 142-143.
713
Comose puede observar, el acuerdo original no se trata de un verdadero contrato histórico, sino de
uno hipotético, ya que si validez no depende de términos que en realidad no hayan acordado, sino de la
idea de que hubieran sido acordados bajo las condiciones hipotéticas requeridas. De hecho, el contrato
social hipotético es incluso más ficticio que la mayoría. Vid. SANDEL, M., El liberalismo y los límites de
la justicia, Editorial Gedisa, Barcelona, 2000, p. 136.
714
El
estado de naturaleza fue definido por Hobbes como aquel estado pre-estatal en el que los humanos
viven libremente sin ser controlados por un poder común. Sobre esta situación, De Julios Campuzano
señala que: “En ella, los humanos no viven todavía en sociedad sino en una situación universal en la que
no existe otro poder que el de la fuerza y la violencia. Este estado de naturaleza se nos aparece, así como
el reino del deseo puro, sin restricciones ni cortapisas, un firmamento ilimitado de intereses en conflicto
donde, de continuo, cada hombre deberá sucumbir ante los deseos de otros hombres, pues la libertad se
entiende como una capacidad ilimitada de hacer lo que uno quier, y la felicidad, como un continuo y
ansioso deseo de poder que no hasta la muerte. La escasez de recursos en el estado de naturaleza fuerza a
los hombres a una rivalidad competitiva y ésta es causa, a su vez, de que los recursos sean ciertamente
escasos. Ningún hombre es por naturaleza superior a otro y, aun constatando la efectiva superioridad
física de unos sobre otros, no deja de ser verdad que incluso el más fuerte puede morir a manos del más
débil. El estado de naturaleza que Hobbes esboza remite a una situación de anarquía y desorden en la que
la libertad pierde todo su sentido. La ley natural sugiere adecuadas reglas de razón que el hombre
persevera en quebrantar y la vida del hombre se ve amenazada por un temor constante de muerte
violenta”. Vid. DE JULIOS CAMPUZANO, A., La dinámica de la libertad. Tras las huellas del
liberalismo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1997, p. 37.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 186
715
Para un estudio detenido de la evolución histórica del contrato social, vid. RECASÉNS SICHES, L.,
“Historia de las doctrinas sobre el contrato social”, Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia,
Tomo III, núm. 12, octubre-diciembre de 1941, pp. 175-202.
716
Vid. RAWLS, J., Teoría de la Justicia, Fondo de Cultura Económica, México, 2011, p. 24.
717
Nozick
critica este “velo de la ignorancia” poniendo de manifiesta la irrealidad de su planteamiento.
En este sentido, manifiesta: “Es conveniente imaginarse a los hombres de las cavernas reunidos con el
propósito de determinar cuál sería, para todos los tiempos, la mejor sociedad posible, y después
empeñarse en llevarla a la práctica. ¿Acaso ninguna de las razones que os hacen sonreís ante esta imagen
es aplicable a nosotros?”. Vid. NOZICK, R. citado por GRACIA, D., ob. cit., p. 286.
718
Rawls
insiste en que para garantizar que el acuerdo sea justo, éste debe nacer en las condiciones
apropiadas: “Estas condiciones deben poner en una situación equitativa a las personas libre e iguales, y no
deben permitir que algunas de esas personas obtengan mayores ventajas de negociación. Además, tanto
las amenazas de recurrir a la fuerza y la coerción, como el engaño y al fraude, deben ser excluidas”. Vid.
RAWLS, J., Liberalismo político, Fondo de Cultura Económica, México, 1995, p. 46.
719
Vid. ZÚÑIGA FAJURI, A., “Teorías de la justicia distributiva: una fundamentación moral del
derecho a la protección de la salud”, Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, núm. 55, 2011, pp. 199-
200.
720
Vid.
FLORES, I.B., “El liberalismo igualitario de John Rawls”, Cuestiones Constitucionales. Revista
Mexicana de Derecho Constitucional, núm. 1, julio-diciembre de 1999, p. 96.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 187
721
Rawls describe los bienes sociales primarios de la siguiente manera: “[…] son cosas que se supone
que quiere un hombre racional con independencia de que quiera algo más. Se asume que, al margen de lo
que sean en detalle los planes racionales de un individuo, existen determinadas cosas de las que él
preferiría tener más que menos. Con más bienes de estos, puede generalmente garantizarse que,
cualquiera que sea el fin, éste podrá ser fructuosamente alcanzado y sus intenciones llevadas a cabo. Los
bienes sociales primarios, expresados en categorías generales son: derechos, libertades, oportunidades,
poderes, ingreso y riqueza […]”. Vid. RAWLS, J., A Theory of Justice, Oxford University Press, 1971, p.
92.
722
Vid. RAWLS, J. La justicia como equidad…., ob. cit., pp. 145-146.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 188
las libertades políticas iguales, y sólo a esas libertades723”. Este principio se encarga de
la distribución del bien primario de la libertad y tiene dos pretensiones: igualdad y
maximización de las libertades básicas724. Para Rawls, las libertades más importantes
que se incluirían en esta categoría serían las siguientes: 1) la libertad política entendida
como derecho a votar y a desempeñar puestos públicos; 2) la libertad de expresión y de
reunión; 3) la libertad de conciencia y de pensamiento; 4) la libertad personal que
incluye la libertad frente a la opresión psicológica, la agresión física y la integridad de
la persona; 5) el derecho a la propiedad personal725; y 6) la libertad frente al arresto y
detención arbitrarios.
El segundo principio se desdobla en dos: el “principio de justa igualdad de
oportunidades” y el “principio de la diferencia”. Su formulación es la siguiente: “Las
desigualdades económicas y sociales tienen que satisfacer dos condiciones: primero,
deben andar vinculadas a posiciones y cargos abiertos a todos en condiciones de
igualdad equitativa de oportunidades, y segundo, deben promover el mayor beneficio
para los miembros menos aventajados de la sociedad726”. De esta manera, una vez
garantizadas las libertades básicas, la primera opción de las personas racionales en la
“posición original” sería garantizar una igualdad equitativa de oportunidades para
eliminar las barreras sociales que puedan obstaculizar el éxito individual y el desarrollo
de los talentos personales727. Una vez alcanzada esta igualdad de oportunidades, el
siguiente objetivo es promover el mayor beneficio de los menos aventajados de la
723
Vid. RAWLS, J., El liberalismo político…., ob. cit., p. 35.
724
Vid. CABALLERO, J.F., “La Teoría de la Justicia de John Rawls”, Ibero Fórum. Voces y contextos,
Otoño, núm. II, año I, 2006, p. 11.
725
En relación con los derechos de propiedad, Nagel manifiesta que el pensamiento rawlsiano les otorga
una menor importancia que la tesis libertarias. En este sentido, afirma que: “En su teoría [de Rawls], el
derecho a disfrutar lo que uno ha ganado o adquirido legalmente tiene un estatus completamente distinto
al de la libertad de expresión, la libertad de culto, o la libertad de elegir nuestro empleo. Los derechos de
propiedad económicamente significativos se valoran no como parte esencial de la libertad individual sino
como características indispensables del sistema económico sin las cuales la seguridad y las expectativas
confiables que resultan fundamentales para la planificación, la inversión, la producción y la acumulación
de capital a largo plazo no serían posibles […] En la teoría de Rawls los derechos de propiedad individual
son la consecuencia, y no el fundamento, de la justicia de las instituciones económicas. En las teorías de
tendencia libertaria se da el caso inverso”. Vid. NAGEL, T., ob. cit., pp. 225-226.
726
Vid. RAWLS, J., El liberalismo político…., ob. cit., p. 35.
727
Vid.
GUZMÁN URREA, Mª, “Aportes de las teorías de la justicia de John Rawls y Amartya Sen en
la interpretación de la justicia sanitaria”, Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VII, núm.
14-15, 2006, p. 40.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 189
728
Vid. RAWLS citado por GRACIA, D., ob. cit., p. 251-252.
729
Vid. GUZMÁN URREA, Mª, ob. cit., p. 40.
730
En relación con estos principios, Nagel ha manifestado que: “Nótese que el primer principio es uno
de estricta igualdad, y el segundo, uno de desigualdad permitida. El primero se aplica de manera
aproximada a las estructuras y garantías constitucionales de los sistemas políticos y jurídicos, y el
segundo al funcionamiento de los sistemas sociales y económicos, particularmente en la medida en que
pueden ser afectados por políticas tributarias y diversos enfoques aplicados a la seguridad social, el
empleo, la indemnización por invalidez, el mantenimiento de los hijos, la educación, la atención médica ,
étc […]. Vid. NAGEL, T., ob. cit., p. 224-225.
731
Sobre
el orden lexicográfico de estos principios, Ricoeur señala lo siguiente: “Rawls dice que este
orden es léxico o lexicográfico por una razón sencilla: en un diccionario, la primera letra es léxicamente
primera, en el sentido de que ninguna compensación en el nivel de las letras ulteriores podrá borrar el
efecto negativo que resultaría de la sustitución de esta primera letra por cualquier otra […] Aplicado a la
teoría de la justicia: ninguna pérdida de libertad sea cual fuere su grado, puede ser compensada por un
crecimiento de eficacia económica. No se alcanza el bienestar a expensas de la libertad […] El orden
léxico no opera solamente entre los dos principios sino entre las dos partes del segundo principio. Los
menos favorecidos en lo económico se deben considerar léxicamente prioritarios en cuanto todos los
demás particulares”. Vid. RICOEUR, P., Lo Justo, Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1997, p.
83.
732
Vid. RAWLS, J., A Theory of Justice. Revised edition, Oxford University Press, Oxford, 1999, p. 54.
733
Vid. GUZMÁN URREA, Mª, ob. cit., p. 39.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 190
734
Vid. CAMPS, V., “La igualdad y la libertad”, en Valcárcel, A. (comp.), El concepto de igualdad,
Editorial Pablo Iglesias, Madrid, 1994, p. 18.
735
Vid. LEMA AÑÓN, C., ob. cit., p. 134-138.
736
Este planteamiento fue criticado posteriormente por Sen. Según este autor, no se puede considerar
moralmente irrelevantes los casos de los minusválidos y los enfermos físicos o mentales pues ello supone
desconocer un dato esencial de la diversidad humana. Sobre esta cuestión, afirma que: “Pero junto a estas
diferencias del ambiente natural y social y de las características externas, también nos diferenciamos por
nuestras características personales (por ejemplo, edad, sexo, capacidad física y mental). Y estas últimas
son importantes para evaluar la desigualdad. Por ejemplo, un ingreso igual puede dejar subsistir mucha
desigualdad respecto a nuestra capacidad para llevar a cabo lo que valoramos. Una persona disminuida no
puede funcionar de la misma manera que una persona sana, aunque ambas dispongan exactamente del
mismo ingreso”. Vid. SEN, A., Nuevo examen de la desigualdad, Alianza Editorial, Madrid, 1999, p. 33.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 191
737
Para un estudio detenido de las propuestas de Dworkin, vid. DWORKIN, R., “Will Clinton´s Plan Be
Fair?: An Exchange”, The New York Review of Books, vol. XLI, 13 de enero de 1994, disponible en el
siguiente enlace: http://www.nybooks.com/articles/archives/1994/jan/13/will-clintons-plan-be-fair/.
738
Vid.
ZÚÑIGA FAJURI, A.. “La teoría distributiva de Dworkin y el derecho a la protección de la
salud”, Revista de Derecho de la Universidad Católica del Norte, Sección Ensayos, año 20, núm. 1, 2013,
p. 329.
739
En
este punto, seguimos la explicación de ZÚÑIGA FAJURI, A., “Desigualdad sanitaria, libertarismo
e igualitarismo”, Política y Gobierno, vol. XX, núm. 2, II semestre de 2013, p. 352.
740
Este
sistema supone una estructura económica que trata a todos los miembros de la comunidad con
igual consideración, dividiendo los recursos en partes iguales y medidos de acuerdo con los costos de
oportunidad que cada cual dé a un bien particular, dejando a cada persona en libertad para gastar sus
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 192
744
Vid. DWORKIN, R., Sovereign Virtue. The Theory and Practice of Equality, Harvard University
Press, Londres, 2000, p. 313.
745
Sobre esta cuestión, Dworkin señala que: “Podemos usar estas suposiciones sobre lo que la mayoría
de la gente juzgaría prudente para sí misma en condiciones más justas que las presentes, como guías sobre
la atención sanitaria que la justicia reclama que todo el mundo tuviese. Si la mayoría de la gente prudente
con recursos suficientes estuviera dispuesta a comprar un cierto nivel de cobertura médica en un mercado
libre –si casi todos comprasen seguros que cubriesen atención médica normal, hospitalización cuando
fuera necesaria, cuidados prenatales y pediátricos y chequeos regulares y otros medios preventivos, por
ejemplo- entonces casi con total seguridad la razón por la que algunas personas no tienen tal cobertura
actualmente es la injusticia de nuestra sociedad. Un sistema universal de cuidado de la salud debería
asegurar, haciendo justicia, que todos tuvieran acceso a esa cobertura”. Vid. DWORKIN, R., Sovereign
Virtue…., ob. cit., p. 315.
746
Desde
un punto de vista crítico, Puyol efectúa algunas objeciones. La primera es que la mayoría de la
población no incluiría dentro de las coberturas del “seguro prudente” el coste del tratamiento de las
enfermedades minoritarias. La segunda radica en la discriminación existente respecto de las personas más
ancianas pues el ciudadano normal no aseguraría contra enfermedades de la vejez cuyos tratamientos
fuesen caros y pocos efectivos. Vid. PUYOL GONZÁLEZ, A., “Ética, Derechos y razonamiento
sanitario”, Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho, núm. 22, 1999, pp. 581-606.
747
Partiendo de tales ejemplos, De Lora resume el planteamiento de Dworkin sobre la justicia
distributiva sanitaria a través del siguiente lema: “No reclames del Estado lo que tú mismo no habrías
previsto”. A tal efecto, entiende que: “ […] Lo que resulta pertinente subrayar de este principio es que lo
que uno mismo no habría previsto tiene que ver con costes de oportunidad que el propio individuo valora,
y que responde, en definitiva, a lo que de personal e intransferible hay en todos los seres humanos que
cuenta con capacidad para ejercer su autonomía moral (en la forma de deseos, preferencias, planes de
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 194
vida en suma) […]”. Vid. DE LORA DELTORO, P., “Justicia distributiva sanitaria. ¿Penalizar al enfermo
«culpable» de su condición?”, Humanitas. Humanidades Médicas, núm. 22, diciembre 2007, p. 5.
748
Vid. DWORKIN, R., Sovereign Virtue…., ob. cit., p. 322-323.
749
Ibídem. p. 149.
750
Ibídem. p. 80.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 195
Ethics and Health Policy, Ballinger Publishing, Cambridge, 1976, pp. 111-126; GRACIA, D., ob. cit., p.
257.
760
Vid.
DANIELS, N., “Health-Care Needs and Distributive Justice”, Philosophy and Public Affairs,
vol. 10, núm. 2, 1981, p. 164.
761
Si
se incluyera la salud en la lista de “bienes sociales primarios”, deberíamos añadir otros como, por
ejemplo, la vivienda, la educación o la Seguridad Social pues también tienen una importancia clave en el
desarrollo de la persona.
762
En
este mismo sentido, Arrow considera que la inclusión de la salud en los bienes sociales primarios
provocaría dos problemas: 1) podría obligar al Estado a destinar excesivos recursos para satisfacer las
necesidades extremas de asistencia sanitaria de ciertas personas, quizá hasta el punto de que el resto de la
sociedad se vea condenada a la pobreza; y 2) llevaría a enfrentar ese índice con otros de la lista –como los
ingresos o la riqueza-, lo que indefectiblemente obligaría a discriminar entre ambos por criterios de
utilidad. Vid. ARROW, K., “Some ordinalist-utilitarian notes on Rawl´s theory of justice”, The Journal of
Philosophy, vol. 70, núm. 9, 1973, pp. 245-263; GRACIA, D., ob. cit., p. 256.
763
Vid. LEMA AÑÓN, C., ob. cit., p. 139.
764
En
este sentido, Daniels compara la importancia de la salud con la educación al sostener que, al igual
que resultar necesario disminuir las diferencias de origen social que colocan a algunos en una situación de
desventaja educacional inmerecida, se puede decir que no se “merecen” las desventajas genéticas que
determinan un mal estado de salud. Vid. DANIELS, N., Just Health. Meeting Health Needs Fairly,
Cambridge University Press, Cambridge, 2008, pp. 21 y 47.
765
Desde
un punto de vista crítico, Vidiella considera que Daniels otorga demasiada importancia a la
salud frente a otros bienes que también son relevantes para la justa igualdad de oportunidades. En efecto,
las personas tiene múltiples capacidades que deben desarrollarse para permitir a las personas actuar como
sujetos morales, libres e iguales. El buen funcionamiento físico y mental es una de las múltiples
capacidades. No posee un carácter preferencial. Sin embargo, no por ello debe ser excluida de las
demandas de justicia. Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. VIDIELLA, G., El derecho a la
salud, Eudeba, Buenos Aires, 2000, pp. 80 y ss; y de la misma autora “La justicia en la salud”, en Luna,
F. y Salles A.L.F., Bioética: nuevas reflexiones sobre debates clásicos, Fondo de Cultura Económica,
Buenos Aires, Capítulo XII.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 198
para lograr sus metas, Daniels propone un sistema sanitario basado en la regla de la
“oportunidad justa” según la cual “nadie debe tener garantizados beneficios sociales
sobre la base de condiciones ventajosas no merecidas (porque ninguna persona es
responsable de tenerlas) y que a nadie se deberían negar beneficios sociales sobre la
base de condiciones desventajosas no merecidas (porque tampoco son responsables de
esas propiedades)766”. La atención sanitaria, por tanto, debe operar como regla de
compensación para aquellos que tienen desventajas767.
Una vez constatada la importancia de la salud en el desarrollo de la autonomía de
las personas, el siguiente paso consiste en determinar de qué necesidades de salud de
una persona pueden tener relevancia en la teoría de la justicia y, especialmente, para el
principio de “justa igualdad de oportunidades”. A tal efecto, Daniels distingue
objetivamente entre las auténticas necesidades de salud y las meras preferencias
subjetivas768. Para responder a esta cuestión propone el criterio del “funcionamiento
normal de la especie” según el cual se consideran enfermedades que exigen asistencia
sanitaria conforme al principio de justicia distributiva todas aquellas “desviaciones de la
organización funcional natural de un miembro típico de la especie769”. Desde este punto
de vista, estas necesidades se podrían caracterizar por dos notas770: 1) son adscribibles
de modo objetivo y, por tanto, con independencia de las preferencias individuales de los
sujetos; y 2) si no están satisfechas, disminuye el “normal funcionamiento” del
766
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 235.
767
Según Requena, en este enunciado coexisten dos ideas: 1) ninguna persona debe recibir ventajas
sociales por propiedades o capacidades personales de las que no sea responsable; y 2) nadie se le debe
negar un beneficio por una tara de la que no sea causante. Vid. REQUENA MEANA, P., El
principialismo y la causística…, ob. cit., p. 117.
768
Sobre
esta cuestión Guzmán Urrea clarifica que “no se trata de que las personas entren por igual al
sistema sanitario ni el mismo número de veces, como afirman algunas teorías de la igualdad en la
distribución de los recursos sanitarios, sino de que éstos sean distribuidos según sus necesidades”. Vid.
GUZMÁN URREA, Mª, ob. cit., p. 43.
769
Vid. DANIELS, N., Just Health Care…, ob. cit., p. 28.
770
Vid.
MARTÍNEZ OLIVA, L., “La equidad en la asignación de recursos en salud. Una conciliación
entre la ética de máximos y el mínimo decente”, Clínica y Ciencia, vol. 2, núm. 1, suppl. 1, 2004, p. S7.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 199
individuo como miembro de la especie771. A tal efecto, Daniels incluye dentro de las
necesidades de salud las siguientes: nutrición y abrigo adecuados; vivienda sanitaria
salubre y ambiente libre de contaminación; ejercicio, descanso y otros rasgos de vida
sana; servicios médicos preventivos, curativos y de rehabilitación; servicios sociales no
médicos772. Todas ellas resultan necesarias para mantener, restaurar, prevenir o
compensar las desviaciones respecto al “normal funcionamiento” de la especie.
Como se puede observar, el criterio propuesto por Daniels pretende garantizar el
mantenimiento de las capacidades físicas, emocionales y cognitivas de los beneficiarios
lo más próximas a la “normalidad”. La finalidad de este criterio es preservar la igualdad
de oportunidades en el desarrollo de los planes de vida autoescogidos por la persona773.
En cualquier caso, este rango de oportunidades no es ilimitado, sino que está
condicionado por otros factores ajenos a la salud de la persona, entre otros, el estado de
desarrollo histórico, el nivel de bienestar material, el grado de desarrollo tecnológico y
otros hechos culturales importantes como la actitud ante la familia y el trabajo. Se trata,
por tanto, de limitar ciertos impedimentos en sus oportunidades que puedan afectar su
“normal funcionamiento”774. De esta manera, como señala LEMA AÑÓN775, el
771
Según
esta definición, la apendicitis es una enfermedad y debe caer dentro del principio de justa
igualdad de acceso a los cuidados médicos, pero no una operación de cirugía estética tendente a corregir
una nariz aguileña. Vid. GRACIA, D., ob. cit., p. 255-256.
772
Vid. DANIELS, N., Just Health Care…, ob. cit., pp. 47-48.
773
Para
Daniels, la importancia de la salud radica en su relación con el principio de igualdad de
oportunidades. Este planteamiento supone una diferencia sustancial respecto a Rawls que considera que
debe aplicarse exclusivamente a la obtención de empleos y oficios. Como señala Lema Añón, esta
extensión que hace Daniels “se basa en parte en ampliar los conceptos de sociedad y de oportunidad”. A
este respecto, afirma que: “[…] la sociedad no la integrarían solo los productores, y las oportunidades no
se limitan a la obtención de cargos y oficios, sino de persecución de los «planes de vida»” (LEMA
AÑÓN, C., ob. cit., p. 148).
Desde un punto de vista crítico, Vidiella considera que la idea del “funcionamiento normal” de
Daniels supone tomar partido por las concepciones de lo bueno que cada sociedad acepta como
“razonables”. En este sentido, afirma que: “A mi modo de ver, este modo de enfocar la cuestión no solo
evitar a apelar a las concepciones del bien, sino que puede tener un impacto negativo en la libre
prosecución de los planes de vida. En efecto, Daniels entiende que los servicios y necesidades sanitarias
deben priorizarse en función de la incidencia respecto a la oportunidad para alcanzar los planes de vida
ordinarios que ofrece cada sociedad. Con ello, más que eludir la referencia a las concepciones de lo
bueno, se toma partido por aquellas que cada sociedad acepta como «razonables»” (VIDIELLA, G., El
derecho a la salud…, ob. cit., p. 84).
774
Según
Brock, para que las personas puedan construir una vida humana relativamente completa deben
gozar de cuatro tipos de funciones primarias: 1) la biológica que incluye el buen funcionamiento de los
órganos; 2) la física, que comprende la capacidad ambulatoria; 3) la social, que comprende la capacidad
de comunicación; y 4) la mental, que está relacionada con una variedad de capacidades emocionales y de
razonamiento. Vid. BROCK, D., “Quality of Life Measures in Healt Care and Medical Ethics”, en
Nussbaum, M. y Sen, A. (eds.), Quality of Life, Clarendom Press, Oxford, 1993, p. 127.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 200
Los partidarios del DGP extensivo consideran que el acceso a esta técnica
constituye una exigencia del principio de justicia. Esta afirmación se basa en las
propuestas del liberalismo igualitario y del principio bioético de justicia aplicados al
campo de la salud y de la atención sanitaria. Veamos, a continuación, cuatro
argumentos.
En primer lugar, la propuesta del “seguro prudente” de Dworkin permite justificar
un acceso a la técnica del DGP extensivo. En efecto, según este filósofo, la forma de
determinar la cantidad de recursos que asigna el Estado a la atención sanitaria está
directamente relacionada con la decisión que tomarían la mayoría de las personas
cuando contrataran un seguro médico. Si bien es cierto que las preferencias individuales
presentan diferencias, es posible establecer un catálogo mínimo de servicios de los que
ninguna persona querría verse privada. De esta manera, el ciudadano medio optaría por
un “seguro prudente” que le permitiría tanto gozar de un cierto nivel de cobertura
médica como no agotar todos sus recursos económicos en previsión de cualquier
contingencia. Si aplicamos este razonamiento al DGP extensivo, podemos concluir que
la mayoría de la población desearía gozar de una protección específica frente a este tipo
de contingencia. Las razones, básicamente, serían las siguientes: 1) las enfermedades
que motivan acudir a un procedimiento de DGP extensivo son especialmente graves,
reducen de manera considerable la calidad de vida de los enfermos y, en ocasiones,
implican riesgo vital; 2) las personas que sufren estos padecimientos son los hijos de la
775
Vid. LEMA AÑÓN, C.,. ob. cit., p. 140.
776
Sobre la finalidad de este principio, Zúñiga Fajuri ha señalado que: “[…] Luego, el principio de justa
igualdad de oportunidades no sería ni un principio «nivelador» que intente colocar a todas las personas
bajo un común denominador mínimo, ni un principio fuerte excesivamente demandante que busque
asegurar el acceso de todas las personas al mayor rango de oportunidades posibles. Las oportunidades son
iguales en el sentido de que todas las personas debieran, por igual, limitar ciertos impedimentos en sus
oportunidades que puedan afectar su normal funcionamiento”. Vid. ZÚÑIGA FAJURI, A., “Teorías de la
justicia distributiva…”, ob. cit., p. 204.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 201
777
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 235.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 202
778
Vid. WHITEHEAD, M., “The Concepts and Principles of Equity and Health”, International Journal
of Health Services, vol. 22, núm. 3, 1992, p. 433.
779
Para
un estudio del Óptimo de Pareto y su relación con las teorías del bienestar, vid. CARRERAS,
M., “El óptimo de Pareto frente al utilitarismo”, Τέλος, Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas,
vol. I, núm. 2, junio de 1992, pp. 127-139.
780
Vid. BOYLE, R.J. y SAVULESCU, J., ob. cit., p. 1242.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 203
781
Ibídem. p. 1242.
782
Vid. KARNON, J., ZEUNER, D., BROWN, J., ADES, A.E., WONKE, B. y MODELL, B., “Lifetime
treatment costs of beta-thalassaemia major”, Clinical & Laboratory Haematology, vol. 21, núm. 6, 1999,
pp. 377-385.
783
En
este mismo sentido, Hierro considera que “lo que se siente como una injusticia no es padecer una
determinada enfermedad, sino padecer una enfermedad que con un reparto más igualitario de los recursos
uno podría haber evitado”. Vid. HIERRO, L., Justicia, igualdad y eficiencia, Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales, Madrid, 2002, p. 100.
784
En el caso de España, el DGP extensivo no se incluyó en la cartera de servicios comunes que forman
parte del Sistema Nacional de Salud hasta noviembre de 2014. Antes de esa fecha, solo la Comunidad
Autónoma de Andalucía contemplaba la práctica de este procedimiento en el sistema sanitario público.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 204
785
Vid. LEMA AÑÓN, C., “¿Es posible un derecho a la protección de la salud? Las propuestas
negadoras”, Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XI, núm. 2, 2002, p. 75.
786
Vid. ENGELHARDT, H.T., Los fundamentos de la bioética, Paidós, Barcelona, 1995, pp. 401 y ss.
787
Para
justificar este planteamiento, Engelhardt señala que: “Evidentemente nadie es culpable de que
las personas resulten heridas en huracanes, tormentas y terremotos y, como no se puede acusar a nadie,
nadie puede cargas con la responsabilidad de restablecer la salud de quienes pierden en la lotería natural
basándose en que son responsables del daño”. Vid. ENGELHARDT, H.T., ob. cit., pp. 407-408.
788
Sobre
esta cuestión, Engelhardt afirma que: “El dolor y el sufrimiento de la enfermedad, incapacidad
y enfermedad, así como las limitaciones que impone la deformidad, reclaman la simpatía de todos para
prestar ayuda y procurar algún consuelo a quienes las sufren. Los daños, incapacidades y enfermedades
debidos a las fuerzas de la naturaleza son desafortunados. Los daños, incapacidades y las enfermedades
debidas a acciones ajenas no consentidas son injustas”. Vid. ENGELHARDT, H.T., ob. cit., pp. 411.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 205
muy elevados789. Esta afirmación implica que la distribución de bienes en una sociedad
no puede realizarse con el objetivo de compensar los resultados negativos de la “lotería
natural”. Si se aceptara esta tesis, se estaría justificando la coerción estatal sobre la base
de una pretendida justicia social deshonesta y demagógica. En definitiva,
ENGELHARDT considera que no se puede fundamentar un derecho a la asistencia
sanitaria porque, en primer lugar, requeriría el consentimiento de toda la sociedad para
hacerlo efectivo y, en segundo lugar, no se podría alcanzar un acuerdo unánime sobre la
visión de la justicia y la beneficencia790.
En segundo lugar, EPSTEIN791 sigue las tesis de Engelhardt y considera que no se
puede construir un “derecho positivo” frente al Estado en materia de asistencia sanitaria.
Partiendo del respeto absoluto a la propiedad privada y a la distribución de los recursos
conforme a la capacidad de pago, entiende que el “cuidado sanitario” no debe
exceptuarse de las reglas del mercado. Niega que se pueda construir un “derecho
positivo” en esta materia pues implicaría asumir una distribución de recursos basada en
la necesidad lo que requiere necesariamente un acuerdo de la sociedad sobre el mínimo
básico sanitario. Por tal motivo, la atención sanitaria de las personas que no pueden
sufragarse un seguro médico debe relegarse a la caridad libre y espontánea de los
agentes sociales que deciden cuánto contribuir y en qué condiciones.
En tercer lugar, SADE792 mantiene que el cuidado sanitario “no es ni un derecho
ni un privilegio”, sino un servicio que ofrecen los médicos a las personas que lo puedan
pagar. De esta manera, el derecho a la atención sanitaria sería tan solo un derecho
789
En
este sentido, Engelhardt señala que: “Si se considera que el perder en la lotería social y natural
generara el derecho a exigir asistencia sanitaria nos enfrentamos a una dificultad práctica: el intento de
restablecer la salud durante un período indefinido de tiempo puede mermar los recursos sociales al
perseguir extensiones eternamente aumentadas de una vida de calidad marginal […] La pérdida en la
lotería natural concerniente a la salud puede consumir recursos importantes ganándose poco a cambio.
Frecuentemente, solo se consigue poco alivio, pero a un coste elevado”. Vid. ENGELHARDT, H.T., ob.
cit., pp. 412.
790
Vid.
DE LA SIERRA, C., “Un panorama sobre la discusión actual en justicia sanitaria”, Revista
ACTIO, núm. 9, noviembre de 2007, p. 159.
791
Vid.
EPSTEIN, R., Mortal Peril: Our Inalienable Right to Health Care?, Massachusetts Books,
Cambridge, 1999, pp. 112 y ss.
792
Vid.
SADE, R.M., “Medical Care as a Right: A Refutation”, New England Journal of Medicine, vol.
285, núm. 23, 1971, pp. 1288-1292; y del mismo autor, “Medicine and Managed Care, Morals and
Markets”, en Bondeson W. y Jones J. (eds.), The Ethics of Managed Care: Professional Integrity and
Patient Rights, Kluwer Academic Publishers, Boston, 2002, pp 55-74.
III. Estatuto ético del “bebé medicamento” (I): Argumentos a favor 206
798
Vid. LEMA AÑÓN, C., Salud, Justicia, Derechos…, ob. cit., p. 86.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 208
CAPÍTULO IV
1.- INTRODUCCIÓN
La finalidad de este Capítulo es analizar los argumentos éticos utilizados por un
sector de la doctrina para rechazar la técnica del DGP extensivo. Con el objetivo de
lograr una visión sistemática de esta materia, hemos optado por aglutinar las objeciones
éticas en cuatro grandes apartados en los que no sólo se realiza un estudio
pormenorizado del argumento ético, sino también se acompaña un análisis crítico.
El primer apartado está dedicado a la instrumentalización del “bebé
medicamento”. Algunos autores han manifestado que el hermano salvador no se crea
pensando específicamente en su propio bien, sino como un medio, un instrumento paea
lograr una finalidad terapéutica. Nuestro estudio se ha centrado en examinar cómo la
técnica del DGP extensivo supone una vulneración de la segunda formulación del
imperativo categórico de Kant enunciado en su célebre obra Fundamentación de la
metafísicas de las costumbres publicada en 1785.
El segundo apartado examina el principio bioético de autonomía. Se argumenta,
en este sentido, que el hermano salvador ve mermada su capacidad de autogobierno
cuando tenga conocimiento de que su material genético ha sido predeterminado por
terceros y que su existencia responde a un proyecto parental con una finalidad
determinada. Dado que no existe un tratamiento sistemático de la materia por parte de la
doctrina, hemos optado por analizar las aportaciones de cuatro autores que, en cierta
medida, resultan aplicables al DGP extensivo. La primera de ella sería la propuesta de
Feinberg en relación con el “derecho de los niños a un futuro abierto”. La segunda sería
la tesis de Jonas sobre el derecho a la ignorancia como forma de protección de la
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 209
libertad moral del individuo. La tercera sería la propuesta de Andorno sobre el derecho
a no saber aspectos relacionados con la constitución genética. Y, la cuarta, sería la
postura de Habermas sobre el derecho del individuo a no sufrir manipulaciones en su
acervo genético. Como ya hemos indicado anteriormente, estos autores no han
analizado strictu sensu los dilemas éticos asociados al “bebé medicamento”, si bien sus
propuestas resultan aplicables en cierta medida a esta revolución biotecnológica.
El tercer apartado está dedicado al principio de no maleficencia. Un sector de la
doctrina entiende que el técnica del DGP extensivo supone una vulneración de este
principio bioético por cuanto aquélla comporta la producción de daños físicos y
psicológicos al “bebé medicamento” que éste no está obligado a soportar, máxime si se
tiene en cuenta que el procedimiento no va a proporcionarle ningún beneficio directo.
Y, finalmente, en el cuatro apartado, examinamos de manera exhaustiva el
argumento de la “pendiente resbaladiza”. Nuestro estudio se ha centrado en analizar la
postura de algunos autores que consideran que, dado que el DGP extensivo implica una
selección de unos embriones sobre otros por su aptitud para cumplir un fin determinado,
su permisividad ética conducirá inexorablemente a consecuencias indeseables desde un
punto de vista moral como, por ejemplo, la creación de “niños de diseño”, el nacimiento
de niños seleccionados genéticamente por tener una determinada discapacidad, la
selección de sexo por motivos sociales y la terapia génica sobre la línea germinal.
Los detractores del DGP extensivo consideran que está técnica implica una
instrumentalización del “bebé medicamento” por cuanto la finalidad de su nacimiento es
resolver el problema médico de un tercero799. En este sentido, NICHOLSON800
considera que el diseño ex novo de un ser humano destinado a ofrecer “piezas de
799
Vid. MEJÍA RIVERA, O., “El diagnóstico de preimplantación genética, el caso Nash y las
indicaciones no médicas”, Acta Médica Colombiana, vol. 30, núm. 4, octubre-diciembre, 2005, p. 296.
800
Por
este motivo, Nicholson considera que el DGP extensivo da lugar al nacimiento de “hermanos
esclavos” (slave siblings). Vid. NICHOLSON, R., “Saviour siblings: is it right to create a tissue donor
baby?, Guardian Newsroom, Debate 16 de octubre de 2003.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 210
recambio801” a una persona existente supone una clara vulneración del imperativo
categórico kantiano que obliga a tratar a todos los seres humanos como un fin en sí
mismo y no como un medio. De igual manera, AZNAR LUCEA802 recuerda que el
“bebé medicamento” no se crea pensando específicamente en su propio bien, sino como
un medio, un instrumento para lograr una finalidad terapéutica. Si bien es cierto que
este propósito secundario resulta positivo, no podemos olvidar que ello implica una
instrumentalización de la vida que resulta incompatible con la dignidad de la vida
humana. Es posible, por tanto, que el resultado de este procedimiento eleve
considerablemente el riesgo de que el niño nacido se convierta en una “mercancía803” al
servicio de intereses ajenos y predeterminados ex ante por terceros que son,
básicamente, los padres.
801
La
posibilidad de constituir clones que sirvan como “piezas de recambio” ante una eventual necesidad
de órganos compatibles constituye el argumento de la película de ciencia ficción La Isla estrenada en el
año 2005 y protagonizada por los conocidos actores Scarlett Johansson y Ewan McGregor.
802
Vid.
AZNAR LUCEA, J., “Designer babies. A question of ethics”, Medicina e Morale, núm. 6, 2009,
pp. 1099-1119.
803
Vid.
SPRIGGS, M., “Commodification of children again and non-disclosure preimplantation genetic
diagnosis for Huntington’s disease”, Journal of Medical Ethics, vol. 30, 2004, p. 538.
804
Según
Tugendhat, este libro quizá sea la obra más grandiosa que se haya escrito en la historia de la
ética. Vid. TUGENDHAT, E., Lecciones de Ética, Gedisa, Barcelona, 1997, p. 97.
805
En la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant sostiene que el imperativo categórico
es el principio supremo de la moralidad. En la primera sección de esta obra, el filósofo especifica el
contenido de este principio y argumenta que se encuentra implícito en las prácticas y razonamientos
morales de las personas comunes. En la segunda sección, la obra se centra en explicar de qué manera este
imperativo es vinculante de manera incondicional para nosotros e ilustra, mediante ejemplos, que este
principio identifica deberes morales. Estas dos primeras secciones analizan el contenido del imperativo
categórico sin ofrecer un argumento que pruebe que efectivamente debemos regirnos por él. Finalmente,
en la tercera sección, Kant analiza la justificación normativa de las obligaciones éticas. En este sentido,
afirma que el imperativo categórico es necesariamente el principio propio de una voluntad libre y que, en
tanto que sujetos de acciones, tenemos que consideraos a nosotros mismos como voluntades libres. Sobre
esta cuestión, RIVERA CASTRO, F., “El imperativo categórico en la Fundamentación de la metafísica de
las costumbres”, Revista Digital Universitaria, vol. 5, núm. 1, 10 de diciembre de 2004, p. 3.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 211
de esta proposición es el siguiente: “Obra de tal modo que uses la humanidad tanto en tu
persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y
nunca solamente como un medio806”.
Para comprender este razonamiento ético, debemos estructurar nuestro estudio en
dos apartados dedicados, en primer lugar, al significado de los imperativos en la
filosofía de Kant y, en segundo lugar, a la formulación del fin en sí mismo.
A) El imperativo categórico
La ética kantiana considera que la ley obligatoria debe ser universal y necesaria,
es decir, válida para todo ser racional. Por tal motivo, no puede derivar de principios
empíricos que son contingentes y particulares807. Si se admitiera esta posibilidad, la
formulación del Derecho provendría del gusto o de la conveniencia de quienes mayor
poder tuvieran para imponer su punto de vista808. En consecuencia, la legislación
positiva debe asentarse en las bases racionales de una ley invariable, primigenia y
fundamental809.
806
Vid. KANT, I., Fundamentación de la metafísica de las costumbres [1785], Traducción de Manuel
García Morente, Ediciones Centauro, Perú, 2013, p. 48.
807
En este sentido, Kant afirma que: “el fundamento de la obligación no debe buscarse en la naturaleza
del hombre o en las circunstancias del universo en que el hombre está puesto, sino a priori
exclusivamente en conceptos de la razón pura, y que cualquier otro precepto que se funde en principios de
la mera experiencia, incluso un precepto que, siendo universal en cierto respecto, se asiente en principios
empíricos, aunque no fuese más que una mínima parte, acaso tan solo por un motivo de determinación,
podrá llamarse una regla práctica, pero nunca una ley moral”. Vid. KANT. I., ob. cit, p. 7.
808
Este
planteamiento conduciría al dominio de la subjetividad y, por tanto, al caos. Si se admite que el
Derecho pueda fundarse en reglas particulares y contingentes, el sistema perdería su legitimidad por
cuanto “con el mismo derecho con que se impone un régimen se implantaría otro cuyos postulados fueran
totalmente opuestos”. Vid. BELANDRIA, M., “Ley moral e imperativo categórico en la doctrina práctica
kantiana”, Revista de Filosofía, Universidad de Los Andes, núm. 20, 2009, p. 9.
809
De esta manera, Kant rompe de esta forma radical con toda la tradición de la filosofía y,
especialmente, con el iusnaturalismo. En este sentido, López Hernández afirma que: “Hasta entonces, el
fundamento y el fin de la moralidad se solía buscar en algún objeto, es decir, en algo para cuyo
conocimiento era necesaria de alguna manera la experiencia. Estos objetos eran unas veces la naturaleza
humana o racional, otras la perfección, la felicidad, el sentimiento moral, el Ser supremo, etc. Pero de esa
forma la obligatoriedad de la ley moral no podía ser en sí misma absoluta, ni universal, ni necesaria: pues
dicha obligatoriedad dependía del objeto que actuaba como base de la ley, diferente según los casos, y del
conocimiento más o menos completo que se tuviera de dicho objeto. Incluso la moralidad estaba sujeta a
los avances producidos en el terreno especulativo, que determinaban nuevos aspectos del objeto o
llevaban al rechazo de otros dados anteriormente como verdaderos. Ahora bien, todo esto conducía al
relativismo y de ahí al escepticismo”. Vid. LÓPEZ HERNÁNDEZ, J., “La fundamentación kantiana de la
moral”, Anales de Filosofía, vol. 4, 1986, p.46.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 212
Esta ley universal se asienta en los imperativos que son principios de racionalidad
práctica que nos dicen en qué consiste actuar racionalmente tanto si procedemos
conforme a máximas que podamos querer como leyes universales como si simplemente
queremos tomar los medios necesarios para la realización de nuestros fines. Estos
principios deben ser imperativos por cuanto el sujeto puede actuar por móviles distintos
a la razón. Si la razón determinara inexorablemente a la voluntad, la acciones
objetivamente necesarias serían también subjetivamente necesarias y, por tanto, el
sujeto no tendría que elegir nada por cuanto su voluntad coincidiría naturalmente con la
razón810. No obstante, dado que la voluntad del hombre también puede estar
determinada por la sensibilidad, es necesario establecer imperativos que –como señala
KANT- “expresan la relación entre las leyes objetivas del querer en general y la
imperfección subjetiva de la voluntad de tal o cual ser racional811”
KANT distingue dos categorías de imperativos en función de la incondicionalidad
de la acción que exigen. Así, por un lado, el imperativo hipotético exigen que actuemos
de determinada manera bajo el supuesto de alguna condición. Su validez, por tanto, no
es absoluta dado que está condicionada por el hecho de que el sujeto quiera un fin
determinado. En cambio, el imperativo categórico se configura como un mandamiento
autónomo y autosuficiente capaz de regir el comportamiento humano en todas sus
manifestaciones812. Para que existan estas obligaciones morales incondicionadas es
necesario contar con un “fin incondicionado” que funcione como criterio normativo
válido para todos los agentes813. De esta manera, RAWLS entiende que el imperativo
810
Vid. BELANDRIA, M., ob. cit., p. 13.
811
Vid. KANT, I., ob. cit., p. 33.
812
Kant
definió el imperativo categórico en su obra Metafísica de las costumbres (1797) de la siguiente
manera: “El imperativo categórico que solo enuncia en general lo que obligación reza así: ¡obra según
una máxima que pueda valer a la vez como ley universal! Por consiguiente, debe considerar tus acciones
primer desde su principio subjetivo; pero puede reconocer si ese principio puede ser también
objetivamente válido solo en lo siguiente: en que, sometido por tu razón a la prueba de pensarte por
medio de él a la vez como universalmente legislador, se cualifique para una tal legislación universal”. Vid
KANT, I., Metafísica de las costumbres [1798], Traducción de Adela Cortina Orts, Editorial Altaya,
Barcelona, 1993, p. 32.
813
En este sentido, Kant afirma que: “si todo valor fuera condicionado y, por tanto, contingente, no
podría encontrarse para la razón ningún principio práctico supremo. Si, pues, ha de haber un principio
práctico supremo y un imperativo categórico con respecto a la voluntad humana, habrá de ser tal, que por
la representación de lo que es fin para todos necesariamente, porque es fin en sí mismo, constituya un
principio objetivo de la voluntad y, por tanto, pueda servir de ley práctica universal. El fundamento de
este principio es: la naturaleza racional existe como fin en sí mismo”. Vid. KANT, I., Fundamentación de
la metafísica…., ob. cit., p. 48.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 213
El imperativo categórico nos obliga a obrar de manera que nuestra voluntad pueda
considerarse siempre ella misma creadora de la ley universal. De esta manera, los
hombres actúan como legisladores a través de máximas emanadas de su voluntad que
constituyen un cuerpo sistemático de leyes comunes. A partir de esta concepción,
KANT formula la célebre concepción del “reino de los fines” que se define como “el
enlace sistemático de distintos seres racionales por leyes comunes”816. Para el filósofo
alemán, un ser racional puede pertenecer a este reino tanto como miembro al crear leyes
a las que también está sometido como de soberano pues al legislar su voluntad no está
sometido a nada ni a nadie. Dado que los seres racionales pertenecen al “reino de los
fines” como miembros y, al mismo tiempo, como colegisladores de las leyes comunes,
todos ellos están sometidos a las mismas lo que asegura no sólo su libertad, sino la
814
Vid. RAWLS, J., “Themes in Kant´s Moral Philosophy”, en Förster, E. (ed.), Kant´s Trascendental
Deductions. The Three Critiques and the Opus Postumum, Standford University Press, California, 1989,
p. 82.
815
Vid. KANT, I., Metafísica de las…, ob. cit., p. 239.
816
Vid. KANT. I., Fundamentación de la…, ob. cit., p. 52.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 214
817
En
este sentido, MUGUERZA CARPINTIER, J., “Habermas en el reino de los fines. (Variaciones
sobre un tema kantiano)”, Tελος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVII, núm. 2,
2010, p. 57.
818
Sobre
esta cuestión, vid. VALBUENA ESPINOSA, J.C., Una defensa kantiana de los derechos
humanos, Editorial Universidad del Rosario, Rosario, 2008, p. 43.
819
Vid. MUGUERZA CARPINTIER, J., ob. cit., p. 57.
820
Vid.
GUYER, P., Kant on Freedom, Law, and Happiness, Cambridge University Press, Cambridge,
2000, p. 205.
821
Vid. GUILLEBAUD, J.C., El principio de humanidad, Editorial Círculo de Lectores, 2003, pp. 112-
115.
822
Vid. MUGUERZA CARPINTIER, J., ob. cit., p. 58.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 215
de la razón práctica manifiesta que el hombre “no puede ser utilizado nunca por nadie
(ni siquiera por Dios) únicamente como un medio, sin al mismo tiempo ser fin823”. En
definitiva, para el filósofo alemán es fundamental que se reconozca –como señala
MEJÍA RIVERA824- que los seres racionales son fines en sí mismos y nunca solo
medios de otros porque lo que está en juego es una relación crucial para respetar el
principio de humanidad: el reconocimiento de la condición de seres racionales nos
permite ser autónomos y libres para adoptar decisiones morales825.
Para argumentar esta postura, el filósofo alemán establece dos ejemplos
ilustrativos.
El primero de ellos aborda la distinción entre los seres racionales e irracionales.
En este sentido, KANT afirma que “los seres cuya existencia no descansa en nuestra
voluntad, sino en la naturaleza, tienen, cuando se trata de seres irracionales, un valor
meramente relativo, como medios y por eso se llaman cosas”. Por el contrario, los seres
racionales son “fines en sí mismos”, es decir, “algo que no puede ser usado meramente
como medio”. Desde este punto de vista, la existencia de los seres racionales es “en sí
misma un fin” en cuyo lugar “no puede ponerse ningún otro fin para el cual debieran
ellas servir de medios”. Si se admitiera esta posibilidad, no “habría posibilidad de hallar
en parte alguna nada con valor absoluto826”.
El segundo ejemplo analizar la distinción entre precio y dignidad. Se trata de una
cuestión trascendental por cuanto sirve al filósofo alemán para justificar que el valor de
la persona no se remite al mercado ni a apreciaciones meramente subjetivas (de
conveniencia o de utilidad), sino que proviene de la dignidad que le es inherente a los
seres racionales libres y autónomos827. En esta línea, KANT afirma que “aquello que
823
Ibídem. p. 59.
824
Vid. MEJÍA RIVERA, O., ob. cit., p. 296-297.
825
En esta misma línea, Silber afirma que: “Cuando uno actúa sobre la base de una máxima que puede al
mismo tiempo ser una ley universal, no se puede decir que actúa sobre la base de la influencia de alguna
causa natural. Antes bien, debe ser reconocido como una persona responsable que actúa y piensa por sí
misma. Esta persona se muestra a sí misma como incondicionada y, por lo tanto, de valor incondicional,
se revela como un fin en sí mismo”. Vid. SILBER, J., “Procedural Formalism in Kant´s Ethics”, The
Review of Metaphysics, vol. 28, núm. 2, 1974, p. 209.
826
Vid. KANT, I., Fundamentación de la…, ob. cit., p. 48.
827
En
este sentido, Michelini manifiesta que: “En cuando ser dotado de razón y voluntad libre, el ser
humano es un fin en sí mismo, que, a su vez, puede proponerse fines. Es un ser capaz de hacerse
preguntas morales, de discernir entre lo justo y lo injusto, de distinguir entre acciones morales e
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 216
tiene un precio puede ser sustituido por algo equivalente”. En cambio, “lo que se halla
por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene
dignidad828”. Desde este punto de vista, el filósofo considera que “aquello que
constituye la condición para que algo sea fin en sí mismo, eso no tiene meramente valor
relativo o precio, sino un valor interno, esto es, dignidad829”. En consecuencia, la
dignidad es una instancia moral que distingue a los seres humanos de los animales “y lo
ennoblece ante todas las demás criaturas830”. El respeto absoluto e incondicionado que
debemos a los seres autónomos, moralmente imputables, no puede ser afectado por
instancias arbitrarias, circunstancias contingentes o relaciones de poder831. Siempre que
se objetiva al otro y se lo instrumentaliza –es decir, se lo utiliza solo y exclusivamente
para los fines propios-, se lesiona su dignidad como persona.
inmorales, y de obrar según principios morales, es decir, de obrar de forma responsable. Los seres
moralmente imputables son fines en sí mismos, esto es, son seres autónomos y merecen un respeto
incondicionado. El valor de la persona no remite al mercado ni a apreciaciones meramente subjetivas (de
conveniencia, de utilidad, etcétera), sino que proviene de la dignidad que le es inherente a los seres
racionales libres y autónomos”. Vid. MICHELINI, D.J., “Dignidad humana en Kant y en Habermas”,
Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas, vol. 12, núm. 1, junio 2010, p. 42.
828
Vid. KANT, I., Fundamentación de la…, ob. cit., p. 54.
829
Ibídem. p. 54.
830
Para
un estudio detenido de la concepción kantiana de la dignidad, vid. MONCHO I PASCUAL, J.R.,
“Sobre la dignidad humana”, Ágora, vol. 22, núm. 1, 2003, pp. 189-202.
831
Vid. MICHELINI, D.J., ob. cit., p. 43.
832
Vid.
DEECH, R. y SMAJDOR, A., From IVF to Immortality: Controversy in the Era of Reproductive
Technology, Oxford University Press, Oxford, 2007, p. 69.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 217
uso de otros833. Desde este punto de vista, se alega que la técnica es “totalmente
inmoral” porque no se crea un niño por “sí mismo834”. El “bebé medicamento” es un
producto en lugar de una persona835 lo que provocará que, en el futuro, se reconozca
como una “mercancía836”.
Los detractores del DGP extensivo entienden que la instrumentalización se
produce en dos momentos: en la concepción y, posteriormente, durante la vida del
hermano salvador.
Así, en primer lugar, la manipulación tecnológica en la fase embrionaria supone
una negación de la racionalidad futura del ser humano pleno lo que conduce a una
sociedad de “esclavos biológicos” sometidos a los caprichos y designios de los “amos
tecnocráticos837”. La ética kantiana exige, en el ámbito específico de la reproducción
asistida, que los padres desean al niño “por su bien” y no solamente por el bien de
otros838. En efecto, si se permite la creación ex novo de un ser humano destinado a
cumplir una finalidad contingente predeterminada por terceros (padres y médicos) se
está admitiendo implícitamente que el niño nacido no pertenece al “reino de los fines”.
Se produce, por tanto, una quiebra al respeto absoluto e incondicionada que debemos a
los seres racionales con la consiguiente lesión a la dignidad humana. La consecuencia
de este planteamiento es la ruptura de las relaciones entre moralidad, libertad,
humanidad y dignidad839.
833
Vid. MEJÍA RIVERA, O., ob. cit., p. 297.
834
Vid. QUINTAVILLE, J., citada en: “Doctor plans designer baby”, BBC News, Health, 11 de
diciembre de 2001, disponible en el siguiente enlace: http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/1702854.stm.
835
Vid. NATHANSON, V., citada en: “Baby created to save older sister”, BBC News, Health, 4 de
octubre de 2000, disponible en el siguiente enlace: http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/954408.stm.
836
Vid. WINSTON, R., citado en: “Go-ahead for designer babies”, BBC News, Health, 13 de diciembre
de 2001, disponible en el siguiente enlace: http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/1706926.stm.
837
Vid. MEJÍA RIVERA, O., ob. cit., p. 297.
838
Vid. BOYLE, R.J. y SAVULESCU, J., “Ethics of using preimplantation genetic diagnosis to select a
stem cell donor for an existing person”, British Medical Journal, vol. 323, 24 de noviembre de 2001, p.
1242.
839
Desde
una perspectiva kantiana, esta consecuencia supone ipso facto la negación de la autonomía
propia del ser racional. Si el “bebé medicamento” es un medio a disposición de los padres y de los
médicos para ofrecer una solución terapéutica al hermano enfermo, se está reconociendo que no tiene
capacidad para ser “colegislador” en la comunidad y, por tanto, se le está excluyendo del reino de los
fines. La actuación de los padres no se ajusta al deber ser sino a principios coyunturales que impiden su
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 218
formulación como ley universal. En efecto, los padres proceden a iniciar el proceso de DGP extensivo
sabiendo que va ser “bueno” para su hijo enfermo, es decir, atendiendo a la consecuencias de su acción.
Este planteamiento resulta contrario a la ética kantiana que exige que la ley moral sea una idea de la razón
a priori anterior a cualquier idea que el sujeto moral conciba como “bueno” o “malo”. En este sentido,
Kant afirma que “el concepto de lo bueno y lo malo tiene que ser determinado, no antes de la ley moral
[…], sino solo después de la misma y por la misma”. Sobre esta cuestión, vid. MORENO URÁN, C.A.,
“El concepto de autonomía en la fundamentación de la metafísica de las costumbres”, Cuadrante Revista
de Estudiantes de Filosofía, núm. 17, junio-diciembre 2008, pp. 1-13.
840
Vid.
WINSTON, L., citado en: “HFEA may take months on PGD decision”, BioNews, 8 de octubre
de 2001, disponible en el siguiente enlace: http://www.bionews.org.uk/page_11225.asp.
841
Vid. BOSELEY, S., “Legal rules eased on creating designer babies”, The Guardian, 13 de diciembre
de 2001, disponible en: http://www.theguardian.com/uk/2001/dec/13/genetics.research.
842
Vid.
WOLF, S.M., KAHN, J.P. y WAGNER, J.E., “Using preimplantation genetic diagnosis to create
a stem cell donor: issues, guidelines and limits”, Journal of Law, Medicine and Ethics, vol. 31, núm. 3,
2003, pp. 333.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 219
decidan someter al niño nacido a otras intervenciones médicas con la finalidad de curar
al hermano enfermo. La imposibilidad de que el hermano salvador preste su
consentimiento provoca de facto una “cosificación846” del mismo en la medida en que
es utilizado por sus padres y por los médicos para fines que no le van a reputar ningún
beneficio propio. Las consecuencias de este “encadenamiento terapéutico” no sólo se
producen en el ámbito físico –por ejemplo, los riesgos asociados a técnicas invasivas-
sino también en el plano psicológico. Así, por ejemplo, es posible que el niño nacido
sienta que defrauda a su hermano enfermo en caso de no querer someterse a la
operación. O, incluso, puede sentirse culpable por el fallecimiento del mismo en caso de
que, habiendo consentido el tratamiento médico, éste finalmente no produzca la
curación de su hermano. Todas estas situaciones –a juicios de los detractores de la
técnica- implican una vulneración del imperativo categórico kantiano en la medida en
que utilizan una persona como un medio lo que atenta contra su consideración de seres
racionales en el “reino de los fines”.
849
En contra de este criterio, Liu señala que: “la única motivación para solicitar la tipificación de tejidos
es el deseo de utilizar el niño donante como medio para salvar la vida de otro [...] Esta motivación existe
independientemente de los demás”. Por tal motivo, la autora concluye el riesgo de mercantilización del
niño nacido existe tanto en el DGP que persigue exclusivamente la selección de un embrión que sea
compatible con el sistema inmunitario de su hermano como en el DGP que, además de esta finalidad,
pretende evitar la transmisión de una determinada enfermedad a la descendencia. Vid. LIU, C.K.,
“Saviour Siblings? The Distinction between PGD with HLA Tissue Typing and Preimplantation HLA
Tissue Typing”, Journal of Bioethical Inquiry, 4 de febrero de 2007, pp. 65-70.
850
Vid.
GAVAGHAN, C., Defending the Genetic Supermarket: Law and Ethics of Selecting the Next
Generation, Routledge-Cavendish, Abingdon, 2007, p. 156.
851
Vid. RAM, N.R., “Britain´s new preimplantation tissue typing policy: an ethical defence”, Law,
Ethics and Medicine, vol. 32, 2006, p. 278.
852
Vid.
BELLAMY, S., “Born to Save?: The Ethics of Tissue Typing”, disponible en el siguiente enlace:
http://www.metanexus.net/archive/conference2005/pdf/bellamy.pdf.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 222
no sea absolutamente inaceptable. Así, por ejemplo, se produciría esta situación en caso
de que los padres concibieran un hijo con la sola finalidad de obtener un donante de
células hematopoyéticas y posteriormente dieran a su hijo en adopción853. Por el
contrario, si los padres desean integrar a ese hermano salvador en el núcleo familiar y
ofrecerle toda su atención y cuidado, no se estaría produciendo un utilización
instrumental del niño nacido.
consideran que, normalmente, los padres deciden concebir un hijo para ser un
compañero de su hermano. Si consideramos que este motivo es razonable, no hay
obstáculo ético para concebir un “bebé medicamento” por cuanto, en ambos supuestos,
la finalidad procreativa es beneficiar a otro, es decir, al hijo ya existente. Desde un
planteamiento más extremo, THOMASMA858 ha defendido que, a diferencia del resto
de niños que nacen sin ningún propósito o incluso por accidente, el hermano salvador
surge para una finalidad elogiable tendente a curar a su hermano enfermo.
Ciertamente, el argumento basado en la instrumentalización descansa en la
consideración actual de las técnicas de reproducción asistida. Esta nueva rama de la
Medicina ha incrementado el control del hombre sobre el cómo y porqué tener hijos859.
Esta situación, según algunos autores, ha provocado una dicotomía860 entre los hijos que
son concebidos de manera natural (que se perciben como una “bendición”) y los hijos
frutos de la reproducción asistida (que se perciben como “productos” destinados a
satisfacer el deseo de sus padres)861. Según SHELDON y WILKINSON862 esta
distinción ha provocado un excesivo interés en investigar las razones por las que los
padres acuden a un procedimiento de FIV y, especialmente, cuando la finalidad del
proyecto parental es concebir un “bebé medicamento”. Sin embargo, la sociedad –como
recuerda DEVOLDER863- no juzga a los padres por los motivos que les han llevado a
857
Vid. PENNINGS, G., SCHOTS, R y LIEBAERS, I., “Ethical considerations on preimplantation
genetic diagnosis for HLA typing to match a future child as a donor of haematopoietic stem cells to a
sibling”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 3, 2002, p. 536.
858
Vid.
THOMASMA, D.C., “Ethical issues and transplantation technology”, Cambridge quarterly of
healthcare ethics, vol. 1, núm. 4, otoño 1992, pp. 333-343.
859
Vid. DEECH, R. y SMAJDOR, A., ob. cit., p. 70.
860
En esta misma línea, el teólogo May considera que la reproducción asistida ha supuesto la separación
entre el baby making y el love making. En este sentido, afirma que, cuando se origina vida a través de la
unión marital, el hijo deviene un “don” que corona el acto mismo y que, en esa circunstancia, no se trata
de un making, sino de un acto de amor que lleva al hijo. Por tal motivo, el hijo no es un producto inferior
a quienes le producen, ya que tiene igual dignidad que sus padres. Vid. MAY, W., “Donum Vitae:
Catholic Teaching Corcerning Homologous in vitro Fertilization”, en Wildes, K. Wm. (ed.), Infertility: A
Crossroad of Faith, Medicine, and Technology, Springer, Londres, 1996, pp. 73-92.
861
Vid.
HUMAN GENOME RESEARCH PROYECT, Choosing Genes for Future Children. Regulating
Preimplantation Genetic Diagnosis, Dunedin, 2006, p. 165.
862
Vid.
SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting saviour siblings be banned?, Journal of
Medical Ethics, vol. 30, 2004, p. 533-534.
863
Vid. DEVOLDER, K., ob. cit., p. 584.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 224
C) Postura utilitarista
870
Vid. WILKINSON, S., Choosing Tomorrow´s Children: The Ethics of Selective Reproduction,
Oxford University Press, Oxford, 2012, p. 125.
871
Vid. BELLAMY, S., “Born to Sabe?..., ob. cit., pp. 8-9.
872
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Hashmi and Whitaker: an Unjustifiable and Misguided
Distinction?”, Medical Law Review, vol. 12, núm. 2, 2004, p. 146.
873
En
este sentido, Guisán recuerda que el utilitarismo puede considerarse, sin duda, como la doctrina
ética teleológica más representativa de mayor repercusión en la filosofía moral. Vid. GUISÁN, E.,
“Utilitarismo”, en AA. VV, Concepciones de la ética, Madrid, Trotta, 1992, p. 276.
874
Para
Frankena, un acto es bueno si él mismo o la regla de la que deriva, produce, puede producir o se
espera que produzca, por lo menos, un excedente tan grande bien sobre el mal como cualquier otra
alternativa disponible. En consecuencia, un acto debería realizarse si él mismo o la regla de la que deriva
–y solo en este caso- producirá probablemente o se espera que produzca un mayor excedente de bien
sobre el mal que cualquier otra alternativa disponible. Vid. FRANKENA, W., Ética, UTEHA, México,
1965, pp. 20-21.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 226
desvalor moral de una acción depende de las consecuencias875 que estas acciones
acarrean para que sea posible un estado de cosas que se juzga bueno o malo876. Todo
acto humano, norma o institución deben ser juzgados según la utilidad que producen, es
decir, el placer o sufrimiento877. Dado que los postulados que rigen el actuar de los seres
racionales son contingentes y coyunturales878 –pues, en función de las circunstancias
concretas, variará la forma de conseguir la máxima felicidad para el mayor número- no
se pueden determinar a priori como exige la moral kantiana. De esta manera, la utilidad
se convierte en una entidad mensurable atendiendo a la intensidad, duración, certeza y
proximidad y, en consecuencia, la ética debe transformarse en una ciencia positiva y
someterse a criterios exactos creando una especie de “aritmética moral879”.
875
Según
Mill, cuando se trata de calibrar la acción correcta, aquella que se tiene el deber de realizar, se
tomarán en cuenta “solamente las consideraciones secas y duras de las consecuencias de las acciones”.
Vid. MILL, J.S., El Utilitarismo [1863], Introducción, traducción y notas de Esperanza Guisán, Alianza
Editorial, Madrid, 1999, p. 65.
876
Vid. ABOGLIO, A.M., “Utilitarismo y bienestarismo. Precisiones para la comprensión de las
diferencias sustanciales con la teoría de los Derechos Animales”, Ánima- Ética para los Derechos
Animales, 2007, p. 1, disponible en: http://www.anima.org.ar/liberacion/enfoques/utilitarismo-
bienestarismo.pdf.
877
En este sentido, Bentham afirmaba que: “Por utilidad se entiende se entiende la propiedad de
cualquier objeto por la que tiende a producir beneficio, ventaja, placer, bien o felicidad (todo lo cual en
este caso es lo mismo) o (lo que también es lo mismo) a prevenir el perjuicio, el dolor, el mal o la
infelicidad de aquel cuyo interés se considera; si es la comunidad en general, la felicidad de la
comunidad; si es un individuo particular, la felicidad de ese individuo”. Vid. BENTHAM, J., An
Introduction to the Principles of Morals and Legislation [1789], Oxford University Press, Nueva York,
1996, p. 12.
878
La
utilitarismo establece un sistema de moralidad basado en las consecuencias de los actos. De esta
forma, el agente puede guiar su actuación de acuerdo a criterios de amplia aplicación que no
necesariamente son precisos ni fiables en cada situación (las llamadas rules of thumb). Esta postura
supone un alejamiento de la ética kantiana que juzga las acciones por su conformidad con el deber ser, de
forma apriorística y con independencias de los resultados que se produzcan. Por tal motivo, el utilitarismo
niega la existencia de un imperativo categórico racional que determina la voluntad humana sin atender a
las circunstancias reales y concretas que impulsan la acción del sujeto.
Sobre esta cuestión, Ribeiro-Alves manifiesta que: “La diferencia entre ambas tradiciones
filosóficas implica que, en la concepción filosófica de Immanuel Kant, de los imperativos categóricos y
deberes absolutos, infringir el principio de autonomía consiste en violar substancialmente a la persona
humana, en cuanto que en la concepción utilitarista infringirlo puede ser justificado considerando el
objetivo deseable y útil a la propia persona humana. Aún: en la primera, el principio de autonomía surge
de una voluntad previa a la acción, en cuanto a que en la segunda el principio de autonomía surge de la
propia acción ulterior. En la primera se examina el orden interno de la autonomía, mientras que en la
segunda el orden externo”. Vid. RIBEIRO-ALVES, A., “La autonomía del pacientes desde una
perspectiva bioética”, Journal of Oral Research, vol. 1, núm. 2, 2012, p. 92.
879
Vid.
COLOMER, J.M., EL utilitarismo. Una teoría de la elección racional, Montesinos Editor,
Barcelona, 1987, p. 36.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 227
El principio de utilidad880 debe servir de guía para que el gobierno y las leyes se
dirijan hacia la máxima felicidad para el mayor número de personas881. Se prevé una
maximización de lo útil según la cual la conducta humana no será utile est faciendum,
sino maxime utile est faciendum. Según MILL, la racionalidad practica debe intentar
acercar el interés de todo individuo por alcanzar su felicidad con el interés de la
colectividad que se ve afectada por sus acciones882. La razón empírica demuestra que el
compromiso con la felicidad de los demás es la mejor garantía de la felicidad propia.
Desde este punto de vista, la educación moral debe asegurar que en la mente de los
seres racionales se produzca una asociación indisoluble entre la propia felicidad y el
interés general.
por ello884, pues, de acuerdo con Mill, “ningún sistema ético exige que el único motivo
de nuestro actuar sea un sentimiento de deber885”. La ética de este autor no puede juzgar
los motivos subjetivos que llevan a una persona a actuar de una manera u otra. Su
cometido, por el contrario, es establecer el deber y señalar a través de qué método es
posible determinarlo en cada caso. Como señala PORTILLO886, los motivos son los
sentimientos de una persona respecto de sus acciones, si bien en la mayoría de los casos
no coinciden con el deber. Normalmente, no cabe efectuar ninguna objeción ética a los
motivos que impulsan una acción, siempre que no entren en contradicción con el interés
general, esto es, lograr la mayor felicidad para el mayor número de personas.
Como se puede advertir, la intención influye en la moralidad por cuanto está
relacionada con lo que uno quiere hacer. Por el contrario, la motivación resulta extraña
a la ética dado que examina los sentimientos que le han llevado a actuar de una
determinada manera. Mientras el primero determina un juicio ético de la acción, el
segundo abarca un juicio moral de la persona.
884
En la segunda edición de su obra El Utilitarismo publicada en 1864, Mill añadió una extensa nota,
omitida en las restantes ediciones, para distinguir motivo e intención. En este sentido, el filósofo afirmaba
que: “No hay cuestión que los pensadores utilitaristas (y Bentham de modo destacado) no se hayan
esforzado más en destacar que ésta. La moralidad de una acción depende enteramente de la intención —
es decir, de lo que el agente quiere hacer—. Pero el motivo, es decir, la razón que hace que desee actuar
así, si no afecta a lo que el acto sea, no afecta a su moralidad, si bien importa mucho a la hora de nuestra
estimación moral del agente, especialmente si indica una disposición habitual buena o mala, una
inclinación de la que es de esperar que se deriven acciones beneficiosas o dañinas”, Sobre esta cuestión,
vid. BELEÑA LÓPEZ, A., Obligación y consecuencialismo en los moralistas británicos, Tesis Doctoral,
Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Filosofía, Madrid, 2003, p. 62
885
Vid. MILL, J.S., ob. cit., p. 64.
886
Vid.
PORTILLO, J., El camino a la libertad. Ensayos filosóficos, Ediciones Trilce, Montevideo,
2008, pp. 159-160.
887
Vid. MILL, J.S., ob. cit., pp. 45-46.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 229
caso la moralidad de cada acción individual. El modus operandi del ser humano exige
simplificar el razonamiento moral a través del establecimiento de unas ciertas reglas de
conducta. En efecto, la experiencia demuestra que el seguimiento de tales reglas
garantiza con probabilidad que ciertos tipos de acciones tienden a producir un resultado
óptimo. De esta manera, como señala BELEÑA LÓPEZ888, la obligación moral no
recaería sobre cada acto singular, sino sobre un tipo de actos, es decir, sobre el
cumplimiento de unas reglas.
Partiendo de esta razonamiento, se distingue entre el utilitarismo del acto y el
utilitarismo de la regla. Según la primera forma, la valoración moral de cualquier acción
recae directamente en sus consecuencias889. Por el contrario, en la segunda forma, la
valoración de las consecuencias se realiza teniendo en cuando la obediencia a una regla
de comportamiento que debe ser observado por todas las personas que se encuentran en
una situación similar890. Desde esta última perspectiva, las normas que prohíben o
888
Vid. BELEÑA LÓPEZ, A., ob. cit., p. 66.
889
Para
el pensador australiano Smart, resulta preferible el utilitarismo del acto. Según este autor,
afirmar que existen reglas que deben ser obedecidas aun en los casos en los que se hace evidente que no
es la vía para producir la máxima felicidad es creer en la adoración de la regla. En este sentido, afirma
que: “rechazar incumplir una regla generalmente benéfica en los casos en los que no es más beneficioso
obedecer, parece irracional y un caso de adoración a la regla”. En esta línea, propone que se entiendan las
reglas desde el utilitarismo de actos como meras reglas empíricas y guías generales que se usan cuando
no se tiene tiempo para pensar (ÁLVAREZ GÁLVEZ, I., Utilitarismo y derechos humanos. La propuesta
de John S. Mill, Plaza y Valdés-Centro Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1999, pp. 98-99).
890
El pensador húngaro-americano John Harsanyi ha manifestado su preferencia hacia el utilitarismo de
la regla pues permite aplicar el criterio de la utilidad social a las reglas morales, al orden institucional e
incluso a las acciones individuales en cuanto tales. En este sentido, ha manifestado que: “solo el
utilitarismo de reglas puede explicar por qué una sociedad será mejor si la conducta moral está limitada
por un red de derecho morales y obligaciones morales que, salvo en emergencias extremas, no puede ser
violada con base en consideraciones de mera eficiencia social” (HARSANYI, J., “Morality and the theory
of rational behavior”, en Sen, A.K. y Williams, B. (eds.), Utilitarianism and Beyond, Cambridge
University Press, Cambrigde, 1982, p. 41).
Por su parte, el filósofo americano Richard Brandt ofrece una versión más ideal del utilitarismo
de las reglas. En este sentido, considera que el utilitarismo propone una personalidad compleja capaz de
someter a crítica sus deseos e intenciones y de satisfacer solamente los que se justifican de manera
racional. Para satisfacer las preferencias, la persona tiene que considerar las acciones y las reglas en su
conjunto, no por medio de la generalización, sino a través de un conjunto coherente de reglas, es decir, a
travñes de un “código moral optimal” (BRANDT, R., A Theory of the Good and the Right, Clarendon
Press, Oxford, 1979).
Finalmente, el pensador británico Ricard Hare considera que los requisitos lógicos del uso del
lenguaje, al ser prescriptivo y universalizable, conduciría a una éctica de tipo utilitarista que todos los
sujetos aceptarían. Según este pensador, la distinción clásica entre utilitarismo del acto y utilitarismo de
las reglas responde, en realidad, a la diferenciación entre el nivel crítico e intuitivo en el pensamiento
moral. En el nivel intuitivo, el sujeto sigue reglas de moral ordinaria. Debido a que frecuentemente surgen
conflictos en su aplicación, es necesario acudir al nivel crítico y reflexionar sobre la elección de las reglas
y su aplicación de acuerdo a criterios consecuencialistas (HARE, R.M., Moral Thinking: Its levels,
methods and point, Oxford University Press, Oxford, 1981).
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 230
impide la violación de los derechos son buenas en general pues, en la mayoría de los
casos, su cumplimiento contribuye al bienestar general, esto es, a la promoción de la
utilidad global. Por tal motivo, el utilitarismo de las reglas ha tratado de superar una de
las grandes dificultades del utilitarismo de los actos cuyo consecuencialismo chocaba
con la mayor parte de las instituciones morales que obligan a respetar determinados
derechos, normas o reglas con independencia de las consecuencias que ello produzca891.
895
En este sentido, vid. AZNAR LUCEA, J., pp. 1110.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 231
900
La
autodeterminación es la capacidad de la persona para tomar decisiones libres, responsables y
voluntarias de hacer o no hacer actos determinados. Según Schmidt, esta libertad se puede contemplar
desde varias perspectivas: 1) la autonomía de que goza un individuo frente a sociedad garantizada por los
derechos y libertades que amparan al ciudadanos en las sociedades democráticas; 2) la libertad
psicológica como la capacidad que posee el individuo de ser “dueño de sí mismo” y de no sentirse
obligado a actuar a instancias de una motivación más fuerte; y 3) la libertad moral como la capacidad de
la persona para decidir su actuar de acuerdo con la razón, sin dejarse dominar por los impulsos y las
inclinaciones espontáneas de la sensibilidad. Vid. SCHMIDT, L., “Consentimiento informado: un acto
reivindicativo de la dignidad y la libertad del paciente”, Revista Latinoamericana de Bioética, núm. 10,
2006, p. 10.
901
Vid.
MARCOS DEL CANO, A.M., La eutanasia. Estudio filosófico-jurídico, UNED-Marcial Pons,
Madrid, 1999, p. 108.
902
Vid.
SCHNEEWIND, J.B., “La filosofía moral moderna”, en Singer, P. (ed.), Compendio de Ética,
Alianza, Madrid, 1995, p. 219.
903
Sobre esta cuestión, Abellán Salort manifiesta que: “La antropología filosófica que dominó el
pensamiento sobre la libertad hasta el siglo XVI […] se fundaba en que aquélla no es total independencia
de acción o juicio, sino capacidad otorgada a la persona humana por el Creador para actuar el bien que es
conforme a su naturaleza […] El hombre podía y debía acomodar su conducta moralmente relevante a
unos fines naturales, que brotan de su naturaleza y cuya realización es garantía del respeto a su dignidad
y condición de posibilidad de su propia y plena felicidad”. Vid. ABELLÁN SALORT, J.C., “Autonomía,
Libertad y Derecho”, en Berrocal Lanzarot, A.I. y Abellán Salort, J.C., Autonomía, libertad y testamentos
vitales (Régimen jurídico y publicidad), Dykinson, Madrid, 2009, p. 13.
904
Vid.
VILAR, G., “Autonomía y teorías del bien”, en Guariglia, O. (ed.), Cuestiones Morales, Trotta,
Madrid, 1996, p. 51.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 234
disponer de […] sus personas como mejor les parezca dentro de los límites de la ley
natural, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la voluntad de otra
persona905”. Por su parte, HUME abandonó los postulados de la Ética clásica -que
juzgaba la moralidad de los actos según la adecuación o no a un regla racional fundada
en la naturaleza de las cosas humanas- al considerar que la corrección o incorrección de
las acciones debía radicar exclusivamente en las afecciones del sujetos906, en especial,
los sentimientos de aprobación o rechazo907. En esta misma línea, ROUSSEAU908
afirmó que el hombre de la naturaleza, cuando se inserta en la sociedad civil, debe ver
“por sus ojos y sienta por su corazón; de que no le gobierne ninguna autoridad, como no
sea la de su propia razón”.
No obstante, la aportación más relevante en esta materia no surgiría hasta finales
del siglo XVIII gracias a la magnífica exposición del filósofo Kant en su conocida obra
Fundamentación de la metafísica de las costumbres publicada en 1785 en la que
proclamó que “la autonomía de la voluntad como principio supremo de la
moralidad909”. Para desarrollar esta idea, el filósofo alemán recuerda que todos los
sistemas éticos anteriores han fallado a la hora de encontrar el principio de la moralidad
pues veían al hombre atado por su deber a leyes. Frente a esta postura, Kant sostiene
que la voluntad humana no se somete a una ley exterior, sino que tiene la capacidad de
darse a sí misma la ley moral. El imperativo categórico nos obliga a obrar de manera
que nuestra voluntad pueda considerarse siempre ella misma creadora de la ley
universal. De esta manera, los hombres actúan como legisladores a través de máximas
emanadas de su voluntad que constituyen un cuerpo sistemático de leyes comunes. A
partir de esta concepción, Kant formula la célebre concepción del “reino de los fines”
905
Vid.
LOCKE, J., Ensayo sobre el gobierno civil [1660-1662], Traducción por Amando Lázaro Ríos,
Aguilar, México, 1983, p. 5.
906
De
esta manera, resultarían virtuosas aquellas acciones que generan en el sujeto un sentimiento de
aceptación y viciosas las que provocan un sentimiento de rechazo. Vid. NORTON, D.F., “Hume, Human
Nature and the Foundations of Morality”, en Norton, D.F. (ed.)., The Cambridge Companion to Hume,
Cambridge University Press, Cambridge, 1998, pp. 148-181.
907
Sobre
esta cuestión, vid. CLÉRO, J.P., “Le sens moral chez Hume, Smith et Bentham”, en Jaffro, L.
(coord.), Le sens moral. Une histoire de la philosophie morale de Locke à Kant, Presses Universitaires de
France, París, 2000, pp. 81-112.
908
Vid. ROUSSEAU, J.J., Emilio o de la Educación [1763], Porrúa, México, 1984, p. 190.
que se define como “el enlace sistemático de distintos seres racionales por leyes
comunes”910. Para el filósofo alemán, un ser racional puede pertenecer a este reino tanto
como miembro al crear leyes a las que también está sometido como de soberano pues al
legislar su voluntad no está sometido a nada ni a nadie. Dado que los seres racionales
pertenecen al “reino de los fines” como miembros y, al mismo tiempo, como
colegisladores de las leyes comunes, todos ellos están sometidos a las mismas lo que
asegura no sólo su libertad, sino la igualdad entre sí911.
En definitiva, como señala MASSINI-CORREAS912, el principio de autonomía
formulado por Kant se caracteriza por dos notas distintivas: 1) el fundamento radical del
deber moral reside en la voluntad o razón práctica del mismo sujeto obligado expresado
a través de una “legislación propia”; y 2) para que esa voluntad pueda servir de
fundamento del deber necesariamente debe prever la universalidad de sus mandatos. En
consecuencia, no cualquier voluntad puede generar deberes morales, sino aquélla que
reviste el carácter de universalidad913. En definitiva, el logro de Kant fue el nacimiento
de una nueva concepción del hombre que, dotado de autonomía moral, se dicta a sí
mismo su ley, se sabe vinculado por las normas éticas que él reconoce y actúa de
acuerdo con ellas914.
910
Ibídem. p. 52.
911
En este sentido, MUGUERZA CARPINTIER, J., “Habermas en el reino de los fines. (Variaciones
sobre un tema kantiano)”, Tελος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVII, núm. 2,
2010, p. 57.
912
Vid.
MASSINI-CORREAS, C.I., “¿Existe un principio ético de autonomía? Consideraciones a partir
de la Bioética contemporánea”, Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña, núm. 8,
2004, p. 490.
913
Sobre
la importancia de la contribución kantiana, Millán-Puelles escribe: “Comprobamos así de
indiscutible manera, tanto la atribución kantiana de la autonomía moral al hombre, cuanto que esta
atribución le es hecha por Kant al hombre en virtud de la capacidad que éste posee de ser legislador
universal. A la afirmación de la capacidad de ser legislador universal, le añade Kant la afirmación de un
requisito que determina y limita a esta capacidad, a saber, el sometimiento del hombre a esa misma
legislación que él mismo pone. Mas este sometimiento no impide la autonomía, porque no es la sumisión
a leyes que le vienen de fuera, sino a las que él mismo se da. Pero a su vez, la autonomía en cuestión es
cosa enteramente diferente de una capacidad de dictar leyes arbitrarias o caprichosas, porque consiste, de
una manera esencial, en un poder universalmente legislativo, es decir, en un poder de dictar leyes que no
están inspiradas por intereses o apetencias particulares, las cuales no podrían dejar de restringir su valor
objetivo”. Vid. MILLÁN-PUELLES, A., La libre afirmación de nuestro ser. Una fundamentación de la
ética realista, Rialp, Madrid, 1994, p. 424.
914
En
este sentido, vid. LARENZ, K., Derecho justo. Fundamentos de ética jurídica, Civitas, Madrid,
1993, p. 61.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 236
915
Vid. FREEDAN, M., The New Liberalism, Clarendon Press, Oxford, 1978, p. 171.
916
En este sentido, Dworkin sostiene que la persona está integrado dentro de un determinado marco
social y tiene que respetar a los que comparten con ella los beneficios de la democracia. Vid. DWORKIN,
R., A Matter of Principle, Clarendon Press, Oxford, 1985, pp. 181-204.
917
Vid.
MILL, J.S. citado por: KOMRAD, M.S., “En defensa del paternalismo médico: potenciar al
máximo la autonomía de los pacientes”, Ars Medica. Revista de Humanidades, vol. 2, 2002, p. 153.
918
Vid.
BEAUCHAMP, T.L., y CHILDRESS, J.F., Principios de ética biomédica, Masson, Barcelona,
1999, p. 114.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 237
919
En
este sentido, González R. Arnáiz manifiesta, en relación con estas condiciones, que: “En ambas, lo
que se trasluce es que un ser autónomo no es aquel que sigue, sin más, sus propios deseos o inclinaciones,
sino más bien aquel que tiene capacidad para proponerse algo y llevarlo a cabo”. Vid. GONZÁLEZ R.
ARNÁIZ, G., “Bioética: saber y preocupación”, en Junquera de Estéfani, R., (dir.), Bioética y bioderecho.
Reflexiones jurídicas ate los retos bioéticos, Comares, Granada, 2008, p. 20.
920
Vid. MARCOS DEL CANO, A.M., ob. cit., p. 111.
921
Vid. GRACIA, D., Procedimientos de decisión en Ética Clínica, Eudema Universidad, Madrid, 1991,
p. 32.
922
Sobre
esta cuestión, vid. DWORKIN, G., “Autonomy and behavior control”, The Hastings Center
Report, vol. 6, núm. 1, febrero 1976, p. 25.
923
En este sentido, vid. GONZÁLEZ R. ARNÁIZ, G., ob. cit., p. 20.
924
Vid.
ENGELHARDT, H., “Autonomy: The Capital Principle of Contemporany Bioethics”, en Kemp,
P., Rendtorff, J. y Mattson Johansen, N. (eds.), Bioethics & Biolaw, Vol. II, Four Ethical Principles,
Rhodos International Science and Art Publishers and Centre for Ethics and Law in Nature and Society,
Copenhage, 2000, p. 37.
925
En
esta misma línea, Macklin afirma que: “ser autónomo en este sentido es tener una voluntad
autolegisladora como Kant señaló. El agente autónomo es aquel que está auto-dirigido, en vez de aquel
que obedece a los mandatos de otros. Esta descripción de la autonomía presupone por completo la
existencia de un auténtico sí mismo, un sí mismo que puede ser distinguido de las influencias prevalentes
de otras personas o de motivos ajenos” Vid. MACKLIN, R., Man, Mind and Morality: The Ethics of
Behavior Control, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1982, p. 57.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 238
Según el Informe Belmont926, una persona autónoma “es un individuo que tiene
la capacidad de deliberar sobre sus fines personales, y de obrar bajo la dirección de esta
deliberación”. El respecto a este principio exige “otorgar valor a las opiniones y
elecciones de las personas así consideradas, absteniéndose de obstruir sus acciones a
menos que éstas produzcan claro perjuicio a otros”. Dado que la capacidad de
autodeterminación puede estar mermada a causa de la inmadurez o de enfermedad, es
necesario establecer medidas que preserven la autonomía del individuo en función “del
riesgo que corren de sufrir daño y de la probabilidad de obtener un beneficio”927.
Para que una persona pueda actuar de forma autónoma, se exigen tres
condiciones básicas en el modo de proceder del agente moral: 1) que actúe
intencionadamente; 2) con comprensión del significado de la acción; y 3) sin influencias
externas que determinen o controlen su acción928. Dado que este “ideal de la
autonomía” resulta difícil de alcanzar, la doctrina empezó a utilizar más frecuentemente
el concepto de acción autónoma como instrumento para resolver las cuestiones éticas
que se plantean diariamente929. En este sentido, consideraron que una acción es
autónoma cuando se cumplen tres condiciones: intencionalidad, conocimiento y
ausencia de control930.
El primer requisito de la acción autónoma es la intencionalidad. Según
GRACIA931, una acción goza de intencionalidad cuando es querida de acuerdo con un
plan. Es probable que lo directamente querido sea el plan y no la acción, pero aun en
926
Vid. NATIONAL COMMISSION FOR THE PROTECTION OF HUMAN SUBJECTS OF
BIOMEDICAL AND BEHAVIORAL RESEARCH, The Belmont Report. Ethical Principles &
Guidelines for Research Involving Human Subjects, 18 de abril de 1979, disponible en español en el
siguiente enlace: http://www.pcb.ub.edu/bioeticaidret/archivos/norm/InformeBelmont.pdf.
927
Por
tal motivo, para que pueda aplicarse el principio de autonomía es necesario que exista antes una
persona autónoma que esté dotada -como señala Buisán- de “capacidad para obrar, facultad de enjuiciar
razonablemente el alcance y significado de sus actuaciones y responder por sus consecuencias”. Vid.
BUISÁN, L., “Bioética y Principios”, en Casado, Mª., Bioética, derecho y sociedad, Trotta, Madrid,
1998, p. 114.
928
Vid.
FADEN, R. R. y BEAUCHAMP, T.L., A History and Theory of Informed Consent, Oxford
University Press, Oxford, p. 238.
929
Vid. GONZÁLEZ R. ARNÁIZ, G., ob. cit., p. 20.
930
En
este punto, seguimos la explicación de GRACIA, D., Fundamentos de Bioética, Triacastela,
Madrid, 2008, pp. 184-185.
931
Ibídem. p. 184.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 239
este caso tendremos que considerarla como indirectamente querida932. A los primeros
puede llamárseles “actos deseados” y a los segundos “tolerados”, pero todos son actos
“queridos”. Es el único elementos de la acción autónoma que no admite grados por
cuanto el sujeto moral tiene o no tiene la intención de llevar a cabo una acción933.
El segundo requisito de la acción autónoma es el conocimiento que tenga el
sujeto del acto que pretende realizar. Se trata de un elemento que admite grados según
la información de la que dispone el agente. Según FADEN y BEAUCHAMP934, el
agente moral alcanza este nivel cuando, al menos, alcanza a comprender la naturaleza,
las consecuencias previsible y los posibles resultados que puedan derivarse de ejecutar o
no la acción. Esta comprensión no tiene que ser exhaustiva, pero sí adecuada y
completa.
Y, en tercer lugar, la acción autónoma debe haber sido emprendida por el sujeto
sin ningún tipo de control externo y, por tanto, libre de coacciones o influencias
externas935. Al igual que el conocimiento, este requisito admite grados en función de la
influencia que reciba el sujeto a la hora de determinar su acción. Las formas más
frecuentes de influencia en el agente moral son las tres siguientes: 1) la coerción, que
existe cuando alguien intencional y efectivamente influye en otra persona,
amenazándola con daños indeseados y evitables tan severos que la persona no puede
resistir el no actuar a fin de evitarlos; 2) la manipulación, que consiste en la influencia
intencional y efectiva de una persona por medios no coercitivos, bien alternado las
elecciones reales al alcance de otra persona, bien alterando por medios no persuasivos la
percepción de esas elecciones por la persona; y 3) la persuasión, que es la influencia
intencional y lograda de inducir a una persona, mediante procedimientos racionales, a
aceptar libremente las creencias, actitudes, valores o intenciones defendidos por el
persuasor.
932
Vid. FADEN, R. R. y BEAUCHAMP, T.L., ob. cit., p. 243.
933
No obstante, Faden y Beauchamp consideran que, si bien no es posible establecer grados de
intencionalidad, se puede distinguir entre tres niveles, el de lo “deseado”, el de lo “querido” y el de lo
“hecho intencionadamente”. Vid. FADEN, R. R. y BEAUCHAMP, T.L., ob. cit., p. 246 y 248.
934
Ibídem. p. 252.
935
Vid. GRACIA, D., Fundamentos de…, ob. cit., p. 185.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 240
936
Con
anterioridad a esa fecha, la jurisprudencia norteamericana había iniciado desde principios del
siglo XX el desarrollo de un cuerpo doctrinal que sentaría las bases posteriores del consentimiento
informado.
Los casos Mohr vs. Williams de 1905, Pratt vs. Davis de 1906, Rolater vs. Strain de 1913 y,
sobre todo, el célebre Schloendorff vs. Society of New York Hospital de 1914 iniciaron una nueva
concepción de la relación médico/paciente. En este sentido, el juez Benjamin Cardozo en el último caso
citado defendió el principio de autonomía al señalar que “todo ser humano de edad adulta y juicio tiene el
derecho a determinar lo que debe hacerse con su propio cuerpo; y un cirujano que realiza una
intervención sin el consentimiento de su paciente comete una agresión por la que puede reclamar
legalmente daños”. De este modo, la jurisprudencia norteamericana reconocía que todo paciente tiene
derecho a la inviolabilidad de su persona, eligiendo cómo quiere que se le trate médicamente. De esta
manera, cualquier actuación que afectara al cuerpo de una persona sin su consentimiento podía constituir
un delito de coacción, aún cuando fuese técnicamente perfecta y de efectos beneficiosos.
No obstante, la idea del consentimiento informado nació años más tarde, en 1957, cuando en la
sentencia del caso Salgo vs. Leland Stanford Jr. University Board of Trustees se estableció la “obligación
de indemnizar cuando se traspasaban los límites del consentimiento otorgado por el paciente o bien se
ocultaba una prohibición suya”. La sentencia analizaba el caso de Marin Salgo que sufrió una parálisis
permanente como consecuencia de una aortografía translumbar. Denunció a su médico por negligencia
profesional y por no haberle prevenido del riesgo de parálisis. La sentencia aclara que “un médico
incumple sus deberes con el paciente y está sujeto a responsabilidad legal si retiene cualquier dato que sea
necesario para que el paciente pueda emitir un consentimiento inteligente al tratamiento propuesto”, sin
que “el médico pueda minimizar los riesgos conocidos de una técnica u operación con el fin de inducir al
consentimiento de su paciente.
Esta línea jurisprudencial alcanzó su culminación en la sentencia del caso Nathanson v. Kline. El
caso de trataba de una mujer que, tras una mastectomía radical fue sometida a cobaltoterapida en toda la
zona de invasión del tumor. La radioterapia le provocó graves quemaduras en el pecho, la piel y el
cartílago. La señora Nathanson demandó al radiólogo, el doctor Kline, por el modo de llevar la
terapéutica y por no haberle informado de su naturaleza y complicaciones. La sentencia estableció que los
médicos deben revelar las consecuencias de sus intervenciones sobre los cuerpos de los pacientes y que
las estimaciones de estos últimos no pueden ser sustituidas por los juicios de los médicos. En este sentido,
la sentencia concluyó que “un médico puede creer con razón que una operación o un tipo de tratamiento
es deseable o necesario, pero la ley no le permite sustituir por sus propios juicios los del paciente por
medio de cualquier forma de artificio o engaño”. Sobre esta cuestión, vid. ROVIRA, A., Autonomía
personal y Tratamiento médico. Una aproximación constitucional al consentimiento informado,
Thomson-Aranzadi, Pamplona, 2007, pp. 74-75; MÉJICA, J., y DÍEZ, J.R., El estatuto del paciente a
través de la nueva legislación sanitaria estatal, Thomson-Civitas, Navarra, 2006, pp. 39-41; JIMÉNEZ
MUÑOZ, F.J., “Una aproximación a la regulación española del documento de voluntades anticipadas o
testamento vital”, Diario La Ley núm. 7334, Sección Doctrina, Año XXXI, 3 de febrero de 2010, pp. 3-4;
GONZÁLEZ MORÁN, L., De la Bioética al Bioderecho, Libertad, vida y muerte, Dykinson-Universidad
Pontificia de Comillas, Madrid, 2006, pp. 265-270; HERAZO ACUÑA, B., Consentimiento informado
para procedimientos, intervenciones y tratamientos en salud, Ecoe ediciones, Madrid, 2007, pp. 47-50.
937
Vid. SIMÓN, P., El consentimiento informado, Editorial Triacastela, Madrid, 2000, p. 232.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 241
938
En
este sentido, la STSJ de Madrid, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 19 de febrero de 2015,
FJ 10º (Ponente: María del Mar Fernández Romo) establece que: “En definitiva, el consentimiento
informado es un derecho humano fundamental, precisamente una de las últimas aportaciones realizadas
en la teoría de los derechos humanos, consecuencia necesaria o explicación de los clásicos derechos a la
vida, a la integridad física y a la libertad de conciencia. Es pues un derecho a la libertad personal, a
decidir por sí mismo en lo referente a la propia persona y a la propia vida y consecuencia de la
autodisposición sobre el propio cuerpo”.
939
La
STS, Sala de lo Civil, de 12 de enero de 2001, FJ 1º (Ponente: José Manuel Martínez-Pereda
Rodríguez) cuando se refiere al deber/derecho a la información del paciente, en su caso necesario para
prestar el consentimiento informado, lo fundamenta “en la misma Constitución española, en la exaltación
de la dignidad de la persona que se consagra en su artículo 10.1, pero sobre todo, en la libertad, de que se
ocupa el art. 1.1 reconociendo la autonomía del individuo para elegir entre las diversas opciones vitales
que se presenten de cuerdo con sus propios intereses y preferencias”.
940
Por
esta razón, no se puede imponer de manera coactiva un tratamiento médico por cuanto ello
supondría una clara vulneración de la autonomía del paciente. En este sentido, la STC 120/1990, Pleno,
de 27 de junio de 1990, FJ 8º (Ponentes: Fernando García-Mon y González-Regueral; Eugenio Díaz
Eimil; y Vicente Gimeno Sendra) establece que: “Por ello este derecho fundamental resultará afectado
cuando se imponga a una persona asistencia médico en contra de su voluntad que puede venir
determinada por los más variados móviles y no solo por el deseo de morir y por consiguiente esa
asistencia médica coactiva constituirá una limitación vulneradora del derecho fundamental, a no ser que
tenga justificación constitucional”.
941
Vid.
DE MONTALVO JÄÄSKELÄINEN, F., Muerte digna y Constitución. Los límites del
testamento vital, Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2009, p. 69.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 242
947
Vid.
BUCHANAN, A., BROCK, D., DANIELS, N. y WIKLER, D., Genética y Justicia, Cambridge
University Press, Madrid, 2002, p. 160.
948
Vid.
MARTIN, M.L., “El maestro del siglo XXI y el derecho del niño a un futuro abierto”, La
Educ@ción Revista Digital, num. 144, diciembre 2010, p. 1, disponible en el siguiente enlace:
http://www.educoea.org/portal/La_Educacion_Digital/144/articles/marielouisemartin.pdf.
949
Uno
de los casos más emblemáticos relacionados con el “derecho del niño a un futuro abierto” es el
caso Yoder enjuiciado por el Tribunal Supremo americano en el año 1972. El origen del conflicto se
encontraba en el hecho de que varios miembros de la Old Order Amish, residentes en el Estado de
Wisconsin, habían sido sancionados porque rehusaban por motivos de conciencia enviar a sus hijos a la
escuela a partir de los 14 y 15 años, contraviniendo las leyes de Wisconsin, que imponen la escolarización
hasta los 16 años. A este respecto, los Amish alegaron que la adolescencia es una etapa crucial para la
formación de la juventud y, por tal motivo, durante ese período deben estar completamente integrados en
la comunidad a fin de evitar influencias contrarias a sus creencias. El caso planteaba un conflicto entre
dos intereses: 1) el derecho constitucional de los padres al libre ejercicio de la religión; y 2) el interés
público del Estado de Wisconsin en garantizar la escolarización obligatoria de los jóvenes hasta los 16
años, sin excepción alguna. El Tribunal Supremo decidió a favor de los Amish al considerar que debía
primar el derecho de los padres dado que venía motivado por firmes creencias religiosas y porque éstos y
su comunidad religiosa se ocuparían de la educación más idónea para el tipo de vida que los hijos
probablemente elegirían cuando alcanzaran la edad adulta. Vid. NAVARRO-VALLS, R. y MARTÍNEZ-
TORRÓN, J., Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de conciencia, Iustel, Madrid, 2001, pp.
243-244.
En el año 1992, Feinberg manifestó que los padres, al evitar que sus hijos continuasen con la
educación publica, estaban ejerciendo su derecho a la libertad de religión, pero no el de sus hijos. En
efecto, los padres no estaban reconociendo la independencia futura y la dignidad de sus hijos por cuanto
los estaban utilizando como excusa para perpetuar su forma de vida y religión. Por tal motivo, Feinberg
justificaba la intervención del Estado para preservar el bienestar de los niños y su “derecho a un futuro
abierto” que les permitiera, en su caso, elegir una forma de vida distinta a la de sus padres. Vid. SUÁREZ
SILVERIO, E., “El futuro abierto, la educación y los límites de la autoridad paterna en los niños”, Revista
Paideia Puertorriqueña, vol. 4, núm. 1, 2009, pp. 1-10.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 244
supone una vulneración del “derecho a un futuro abierto” del “bebé medicamento”. En
este sentido, DAVIS950 argumenta que el ejercicio sin limitaciones del derecho a la
libertad reproductiva puede provocar una merma de las posibilidades que tenga el hijo
para desarrollar su personalidad en el futuro951. Si bien es cierto que normalmente basta
la sangre del cordón umbilical para la remisión de le enfermedad, es posible que el
hermano enfermo sufra una recaída y requiera otras intervenciones médicas que exijan
la colaboración del hermano salvador. Cuando los padres adoptan la decisión de
someter al “bebé medicamento” a intervenciones médicas para salvar la vida de su
hermano –como, por ejemplo, extracción de médula ósea- están disponiendo de los
“derechos fiduciarios” que deben respetar aquéllos a fin de que este niño tenga un
“futuro abierto”. Desde el punto de vista de Feinberg, los padres tendrán la obligación
de preservar la salud del “bebé medicamento” a fin de no comprometer su desarrollo
personal cuando alcance la madurez. No obstante, es posible que estas intervenciones
médicas repercutan negativamente en la salud del “bebé medicamento” aumentando las
posibilidades de que en el futuro padezca secuelas derivadas de dichos actos médicos.
Se produce, por tanto, una colisión entre la obligación de los padres de garantizar el
“derecho a un futuro abierto” del hermano salvador y la necesidad de adoptar alguna
medida que pueda salvar la vida de su hijo enfermo.
No podemos olvidar, por otro lado, que los padres están disponiendo de la
autonomía del “bebé medicamento” dada la imposibilidad de éste de prestar
consentimiento informado952. En efecto, cuando los padres deciden someter al “bebé
medicamento” a otra intervención para curar a su hermano enfermo, están ejercitando
en nombre de su hijo el derecho a la autodeterminación consciente y responsable sobre
950
Vid.
DAVIS, D.S, Genetic Dilemmas: Reproductive Technology, Parental Choices and Children´s
Futures, 2ª edición, Oxford University Press, 2010.
951
Incluso
es posible –como señala Keenan- que esta libertad reproductiva niegue el derecho a la
existencia de aquellos embriones que, sin padecer ninguna anomalía genética, no sean compatibles con su
hermano enfermo lo que provoca una indeseable “discriminación reproductiva”. Vid. KEENAN, S.S.,
“Closed future for saviour siblings”, The Australian, 17 de abril de 2002.
952
En
este sentido, Rovira recuerda que: “En el caso del menor, y hasta su mayoría de edad, se considera
que la persona necesita ayuda y protección para poder desarrollar y ejercer sus derechos autónomamente
(auto ejercicio) […] Cuando nace, es un ser racional, con autonomía, con libertad, pero necesita ayuda
para realizarse, para decidirse, y la dificultad está en determinar, también en estos supuestos, cuándo y en
qué casos, jurídicamente, un menor puede decidir por sí mismo y cuándo debe ser sustituido”. Vid.
ROVIRA, A., ob. cit., p. 169.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 245
953
Se
trata, en definitiva, de un ejercicio por vía representativa del derecho a la autodeterminación física.
Como señala Gómez Sánchez, este derecho define “un ámbito de agere licere, un haz de facultades, de
libertad decisoria protegida por el ordenamiento, que permite a la persona decidir, optar o seleccionar que
hacer o no hacer respecto de todas aquellas cuestiones y situaciones que afectan a su realidad física, a su
sustrato corporal”. De ahí la importancia de los dilemas éticos asociados al DGP extensivo pues los
padres están ejerciendo en nombre del “bebé medicamento” su derecho a la autodeterminación física que
“es el poder de cada persona para decidir sobre su propia vida, sus valores y dirigir su destino”. Vid.
GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., “Derechos y deberes de los pacientes”, en Rebollo Delgado, L. y Gómez
Sánchez, Y., Biomedicina y Protección de Datos, Dykinson, Madrid, 2008, p. 246.
954
En
el ámbito de la salud, es frecuente que se produzcan situaciones de tensión entre el ejercicio de la
patria potestad y el reconocimiento de la autonomía del menor. La salud constituye, en definitiva, un
espacio en el que entran en juego diversos derechos y también un marco jurídico en el que es posible el
conflicto entre las decisiones del menor y las de sus padres. García Ruiz considera que el esquema
biomédico regido por la autonomía y la libertad se quiebra en el caso de los menores de edad. Si bien es
cierto que se ha reforzado la importancia de la opinión del menor sobre los tratamientos que afectan a su
salud, no lo es menos que la edad y el grado de madurez condicionarán la relevancia jurídica de dichas
opiniones que, en todo caso, deberán tenerse en cuenta incluso cuando sea necesario recabar el
consentimiento de los padres o representantes legales. Para un estudio de esta cuestión, vid. GARCÍA
RUIZ, Y., “Salud, autonomía y factor religioso: una compleja encrucijada en el supuesto de los menores”,
en Tomás-Valiente Lanuza, C. (dir.), La salud: intimidad y libertades informativas, Tirant lo Blanch-
Universitat de Vàlencia, Aldaia, 2006, pp. 11-40; ACEDO GARCÍA, S., “Minoría de edad, patria
potestad y derecho sanitario: ¿emergencia de la autonomía del menor? Un análisis del derecho francés”,
Revista General de Derecho Canónico y Eclesiástico del Estado, iustel.com, núm. 8, junio 2005, pp. 1 y
ss.; BALANA ASURMENDI, Mª.J., “Autonomía de la voluntad del paciente menor de edad en Navarra”,
Revista Jurídica de Navarra, núm. 48, julio-diciembre de 2009, pp. 183-210; DOPICO GÓMEZ-ALLER,
J., “Problemas del consentimiento informado por representación”, en Corcoy Bidasolo, M. (coord.),
Consentimiento por representación, Cuadernos de la Fundació Víctor Grífols i Lucas, núm. 22,
Barcelona, 2010, pp. 36-93.
955
Al
igual que el caso Yoder analizado ut supra, es posible que los padres, cuando deciden iniciar el
proceso de DGP extensivo, están primando sus intereses y relegando a un segundo plano los “derechos
fiduciarios” del “bebé medicamento”. Dado que nos encontramos ante una situación límites, en la
mentalidad de los padres pesarán más el miedo y la incertidumbre ante el posible fallecimiento del
hermano enfermo que la ponderación de los posibles intereses que pueden vulnerarse si el “bebé
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 246
padres proyecten erróneamente en sus hijos lo que es bueno para sí mismos. En el caso
que nos ocupa, esta cuestión adquiere una especial complejidad. Así, por un lado, se
encuentran el interés del hermano enfermo que necesita una solución terapéutica que
requiere la colaboración forzosa de un donante creado ad hoc. Por otro lado, nos
encontramos con el interés del “bebé medicamento” a que sus padres no adopten
decisiones que puedan restringir su “derecho a un futuro abierto”. Y, finalmente, existe
el interés de los padres que, en primer lugar, tiene que garantizar el respeto a los
“derechos anticipatorios de autonomía” del hermano salvador y, en segundo lugar, debe
agotar todos los medios disponibles para preservar la salud y el bienestar del hijo
enfermo.
medicamento” se somete a continuas intervenciones médicos que pueden mermar su “derecho a un futuro
abierto”.
956
El
derecho a la identidad personal constituye una exigencia derivada del reconocimiento positivo de
la dignidad humana. Vid. XIOL RÍOS, J.A., “La libertad ideológica o la libertad de conciencia”, en
AA.VV., La libertad ideológica. Actas de las VI Jornadas de la Asociación de Letrados del Tribunal
Constitucional, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2001, p. 20.
957
Vid.
SILVEIRA GORSKI, H.C., “Los desafíos de la nueva genética”, en Silvera Gorski, H.C. y
Méndez Baiges, V., Bioética y derecho, Editorial UOC, Barcelona, 2007, p. 179.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 247
958
Vid.
JONAS, H., Técnica, medicina y ética: sobre la práctica del principio de responsabilidad,
Paidós Ibérica, Barcelona, 1997, p. 128.
959
Esta
idea ya se había expuesto por Hans Jonas en el año 1974 en un capítulo de su obra Philosophical
Essays: From Ancient Creed To Technological Man titulado “Biological Engineering- A Preview”.
960
Vid. JONAS, H., ob. cit., p. 130.
961
En
este sentido, vid. ARCAS DÍAZ, P., Hans Jonas y el principio de responsabilidad: del Optimismo
científico-técnico a la prudencia responsable, Tesis Doctoral, Universidad de Granada, Facultad de
Filosofía y Letras, 2007, p. 136.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 248
963
La información genética presenta una serie de rasgos que la diferencian de otros datos sensibles de
carácter personal. En este sentido, Seoane Rodríguez considera que dichos rasgos son, básicamente, los
siguientes: 1) la información genética tiene un carácter único, de tal modo que todo individuo es un ser
genéticamente irrepetible; 2) estructural, es decir, acompaña al individuo desde que nace hasta que muere;
3) predictivo, pues supone una especie de diario de futuro; 4) probabilístico, al proporcionar un
conocimiento aproximado del futuro genético del individuo; y 5) generacional, es decir, la información
genética revela nuestra herencia así como la conexión con nuestros familiares consanguíneos más
directos. Vid. SEOANE RODRÍGUEZ, J.A., “De la intimidad genética al derecho a la protección de datos
genéticos. La protección iusfundamental de los datos genéticos en el Derecho español (A propósito de la
SSTC 290/2000 y 292/2000, de 30 de noviembre) (Parte II), Revista de Derecho y Genoma Humano,
núm. 17, 2002, pp. 135-175.
964
Este
derecho fue construido por el Tribunal Constitucional alemán en la sentencia de 15 de diciembre
de 1983 que examinaba la constitucionalidad de la Ley de Censo de población, profesiones, viviendas y
centros de trabajo. En dicha resolución, el Tribunal configura, a partir del derecho general de la
personalidad reconocido en el artículo 2.1 de la Ley Fundamental de Bonn, la facultad del individuo,
derivada de la autodeterminación, de decidir básicamente por sí mismo cuándo y dentro de qué límites,
procede revelar situaciones referentes a la propia vida. Vid. BRU CUADRADA, E., “La protección de
datos en España y en la Unión Europea. Especial referencia a los mecanismos jurídicos de reacción frente
a la vulneración del derecho a la intimidad”, Revista de Internet, Derecho y Política, núm. 5, 2007, p. 81.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 249
quién posee esos datos personales y para qué, pudiendo oponerse a esa posesión o
uso965”. A través de este derecho se concede al sujeto el control sobre la información
que le concierne personalmente, sea íntima o no, para preservar de este modo su propia
identidad, libertad y dignidad966.
Uno de los aspectos más discutidos de la autodeterminación informativa es el
derecho a no saber que faculta a una persona a rechazar información sobre sí mismo967.
La tesis de Andorno968 es que este derecho supone una expresión del principio bioético
de autonomía porque refuerza la autoridad del paciente frente al médico de cara a no
conocer determinados aspectos relacionados con su patrimonio genético. Según este
autor, la autonomía moral del individuo fundamenta el derecho a no saber, esto es, a
permanecer en la ignorancia sobre su propia constitución genética. Desde este punto de
vista, la autodeterminación informativa969 está protegiendo la forma en la que el
individuo va a configurar su proyecto vital. En efecto, es posible que el conocimiento de
determinados aspectos relacionados con su genotipo menoscabe las posibilidades de
libre desarrollo970. De esta manera, si el individuo ejercita esta parcela de su autonomía
moral se garantiza el control sobre la información genética que llega a su conocimiento.
Por otro lado, Andorno considera que el derecho a no saber también protege la
integridad psicológica del agente moral. A este respecto, afirma –siguiendo a
965
STC 292/2000, Pleno, de 30 de noviembre, FJ 7º (Ponente: Julio Diego González Campos).
966
Vid. GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., “Protección de datos genéticos”, en Rebollo Delgado, L. y Gómez
Sánchez, Y., ob. cit., p. 221.
967
Este derecho se encuentra reconocido en el Ordenamiento jurídico español, concretamente, en el
artículo 4.5 de la Ley 14/2007, de Investigación Biomédica al disponer que “[…] Se respetará el derecho
de la persona a decidir que no se le comuniquen los datos a los que se refiere el apartado anterior
[genéticos y otros de carácter personal que se obtengan en el curso de una investigación biomédica],
incluidos los descubrimientos inesperados que se pudieran producir”.
968
Vid.
ANDORNO, R., “The right not to know: an autonomy based approach”, Law, Ethics and
Medicine, vol. 30, núm. 5, 2004, octubre 2004, pp. 435-439.
969
Sobre
la importancia de la información en la construcción de la persona, Harris recuerda que: “puesto
que la autonomía es necesaria para que cada individuo pueda perseguir libremente y a su manera las cosas
que para ellos hacen útil o significativa su vida” se debe proteger “el derecho a recibir información sobre
ellos mismos pues les ayudará a cumplir este propósito”. Vid. HARRIS, J., ob. cit., p. 209.
970
Así,
por ejemplo, el descubrimiento de una grave enfermedad que trastoque los planes de vida
proyectados por el individuo.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 250
972
Vid.
HABERMAS, J., El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal?, Paidós
Ibérica, Barcelona, 2002.
973
El
día 17 de julio de 1999 se celebró en el Castillo de Elmau (Baviera) un Simposio Internacional
sobre acerca de la filosofía en el final del siglo. El pensador alemán Peter Sloterdijk expuso una
comunicación llamada Normas para el parque humano, una respuesta a la Carta sobre el Humanismo.
En esta ponencia, Sloterdijk reclama una revisión genético-técnica de la humanidad. En efecto, los
medios y posibilidades de la biotecnología permiten en la actualidad formular un “código antropotécnico”
que permita cambiar el “fatalismo del nacimiento” por un “nacimiento opcional” y una “selección
prenatal”. Este discurso reavivó el debate filosófico sobre la obsesión de los sistemas totalitarios que
habían gobernado durante el siglo XX con los programas eugenésicos y con los sistemas de control de los
seres humanos. A fin de rebatir las tesis de la eugenesia liberal propuesta o, al menos, insinuada en
Normas para el parque humano, Jürgen Habermas escribió El futuro de la naturaleza humana donde
analiza las consecuencias de la intervención sobre el patrimonio genético humano. Para un estudio de esta
cuestión, vid. VÁSQUEZ ROCCA, A., “Peter Sloterdijk; Normas y disturbios en el parque humano o la
crisis del humanismo como utopía y la escuela de domesticación”, Nómadas. Revista Crítica de Ciencias
Sociales y Jurídicas, vol. 19, núm. 3, 2008, disponible en el siguiente enlace:
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/19/avrocca.pdf.
974
Por
tal motivo, para Habermas solamente son razones morales a tener en cuenta “aquellas que pueden
contar racionalmente con ser aceptadas en una sociedad cosmovisivamente pluralista”. Vid.
HABERMAS, J., ob. cit., p. 34.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 252
980
En
esta misma línea, Mendieta señala que: “La biotecnología, las modificaciones genéticas de nuestro
genotipo y el DGP implican para Habermas una disrupción de este «ser de la especie», de la corporalidad
simultáneamente contingente e ineludible del ser humano. Una ética de la especie exige respeto, o
consideración, hacia cómo nuestras identidades morales están ligadas a lo que podemos denominar el
«estar arrojado en el mundo» de la corporalidad humana. Ser un ser humano vivo significa llegar a ser
consciente y lograr cierta autonomía moral partiendo del hecho ineludible de la lotería genética que nos
otorga a cada uno nuestro cuerpo”. Vid. MENDIETA, E., “El debate sobre el futuro de la especie humana:
Habermas critica la eugenesia liberal”, Isegoría, núm. 27, 2002, p. 100.
981
Sobre
esta cuestión, Habermas identifica las cuestiones morales con aquellas que se refieren a la
convivencia justa. En este sentido, expone que: “Dichas cuestiones atañen a personas que actúan y que
pueden entrar en conflicto entre ellas, y son planteadas desde el punto de vista de la necesidad de regular
normativamente las interacciones sociales. La expectativa de que tales conflictos puedan decidirse
fundamental y racionalmente en interés de todos y cada uno es razonable”. Vid. HABERMAS, J., ob. cit.,
p. 57.
982
El
planteamiento habermasiano parte de que ninguna persona tiene derecho a disponer de otra y a
controlar sus posibilidades. Si se admitiera esta tesis, se estaría cercenando la libertad del agente y, por
tanto, destruyendo el presupuesto básico de toda acción moral. A este respecto, Habermas matiza que:
“Esta condición es vulnerada cuando alguien decide el programa genético de otra persona […] (lo que)
sugiere una comparación con el ejemplo histórico de la esclavitud. La esclavitud […] significa que un ser
humano dispone de otro ser humano como propiedad”. Vid. HABERMAS, J., La constelación
postnacional, Paidós Ibérica, Barcelona, 2000, p. 208.
983
En
un texto posterior, Habermas examina la relación entre la dignidad humana y los derechos
humanos. A este respecto, sostiene que la dignidad humana no es un término clasificatorio adoptado con
posterioridad para reunir simbólicamente una multiplicidad de diferentes derechos, sino la fuente moral
de la que se nutren los contenidos de todos los derechos fundamentales. Sobre esta cuestión, afirma que:
“La dignidad humana configura, por así decir, el portal a través del cual el contenido universal igualitario
de la moral se importa al derecho. La idea de la dignidad humana es la bisagra conceptual que ensambla
la moral del respeto igualitario a cada sujeto con el derecho positivo y la producción jurídica democrática,
de tal manera que de su interacción en circunstancias históricas favorables pudo resultar un orden político
basado en los derechos fundamentales”. Vid. HABERMAS, J., “La idea de dignidad humana y la utopía
realista de los derechos humanos”, Anales de la Cátedra Francisco Suárez, num. 44, 2010, p. 111.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 254
984
Sobre esta cuestión, Germán Zurriaráin señala que: “La «inviolabilidad» de la vida, según Habermas,
solo es atribuible a la persona. Tal estatuto se adquiere con el nacimiento. En efecto, con el nacimiento el
feto humano adquiere derechos fundamentales inalienables propios de cualquier persona. La vida
«prepersonal», por su parte, aunque no posee derechos fundamentales, es «indisponible». Sin embargo, lo
constitutivo de la dignidad humana es la «inviolabilidad», no la «indisponibilidad». Tal indisponibilidad
contribuye a otorgar cierto valor a la vida «prepersonal» […] Tal reconocimiento implicaría rescatar la
vida del embrión humano de cualquier ponderación de bienes, que supondría instrumentalizar la vida
humana”. Vid. GERMÁN ZURRIARÁIN, R., “El concepto de vida prepersonal, en el futuro de la
naturaleza humana, de J. Habermas”, Cuadernos de Bioética, vol. XVI, núm. 56, 2005, pp. 46-47.
985
En este sentido, Habermas advierte la influencia de la predeterminación genética pues “el
conocimiento posterior de dicha circunstancia podría afectar a la posterior autoreferencia de la persona
afectada a su existencia corporal y anímica”. Vid. HABERMAS, J., El futuro…., ob. cit., p. 76.
986
Esta
tesis coincide con el planteamiento de Hannah Arendt acerca de la natalidad. Para la filósofa
judía, el nacimiento se refiere a la capacidad humana de renovación, que se lleva continuamente a cabo a
través de la recepción de los recién llegados y compartir con éstos la esfera pública. Con cada nacimiento,
el nacido ejerce su capacidad de actuar y de empezar algo nuevo. Se trata de un hecho de especial
transcendencia por cuando marca el comienzo a través del cual el nacido articula su identidad mediante
de una cadena de “inicios”, es decir, de acciones y novedades. Existe, por tanto, una conexión entre el
nacimiento y la capacidad de acción del agente moral. Vid. BÁRCENA, F., “Hannah Arendt: Una poética
de la natalidad”, Revista de Filosofía, núm. 26, 2002, pp. 107-123.
987
Sobre
esta cuestión, González Valenzuela advierte que: “La transmisión de genes es resultado de la
necesidad genética y del azar (contingente). Es en este sentido, herencia «anónima», estrictamente natural
y neutral, en sí misma «indisponible» e intocable. Con la manipulación genética esta situación originaria
cambia, deja de ser ese patrimonio genético de azar-necesidad, por definición no manipulable, al
introducir el elemento artificial, sobre-natural del diseño genético de otro sujeto humano que interfiere en
el proceso «objetivo» modificándolo. La dotación con que se nace es entonces otra. Ya intervino en ella
la voluntad humana de los progenitores, condicionada por sus preferencias, sus valores y sus deseos. El
nacimiento queda alterado en su raíz, borrando la línea divisoria entre lo que es el reino de la casualidad o
azar, y el de la decisión”. Vid. GONZÁLEZ VALENZUELA, J., Genoma humano y dignidad humana,
Anthropos Editorial, México, 2005, pp. 194-195.
988
Vid. GERMÁN ZURRIARÁIN, R., ob. cit., p. 49.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 255
protección no deriva del estatuto ontológico del embrión, sino en razón del proceso de
desarrollo posterior que dará lugar a una individualidad única.
Aplicando la tesis de Habermas al “bebé medicamento”, podemos concluir que
esta técnica supone una vulneración de la “indisponibilidad” de la dotación genética del
individuo. Cuando los padres toman la decisión de constituir un donante ad hoc para su
hijo enfermo, están permitiendo que su dotación genética se predetermine de manera
artificial con la única finalidad de beneficiar a un tercero. Se trataría de un supuesto de
eugenesia positiva por cuanto persigue seleccionar el embrión más apto para la finalidad
pretendida, es decir, proporcionar sangre del cordón umbilical al hermano enfermo. La
técnica, por tanto, no pretende beneficiar al embrión concebido in vitro por cuanto es
posible que el DGP se utilice exclusivamente con la finalidad de elegir un embrión que
sea compatible con el sistema inmunitario de su hermano. De acuerdo con el
planteamiento de Habermas, se está negando la pertenencia del “bebé medicamento” a
la especie humana dado que los padres están impidiendo que reciba una herencia
genética no manipulada y, por tanto, fruto del azar. De esta manera, se le priva de
manera definitiva de la incertidumbre que rige la vida de los “no programados” acerca
de cómo se desarrollará su vida futura pues ello solo puede salvaguardarse –según
Habermas- mediante la indeterminación genética. Todo ello redunda en una pérdida de
autonomía del hermano salvador al observar que su biografía está predestinada por su
padres tanto en el ámbito puramente genético, como en el teleológico al vincular su
existencia a la curación de la enfermedad de un tercero. El hermano salvador nace con
un destino impuesto por otros y, de esta manera, resulta afectado el “poder ser sí
mismo989”. Como se puede advertir, esta situación quiebra el principio de igualdad de
oportunidades del “bebé medicamento” al supeditar su desarrollo al cumplimiento de la
finalidad impuesta por sus padres lo que posiblemente cree un estigma frente al resto de
seres humanos traídos al mundo sin un propósito determinado990.
989
En este sentido, Habermas manifiesta que: “Si nos entendemos a nosotros mismos como personas
morales, intuitivamente partimos del hecho de que nosotros, insustituibles, actuamos y juzgamos in
propria persona, que por nosotros no habla ninguna otra voz más que la propia. Es ante todo con respecto
a este «poder ser sí mismo» que «la intención ajena», que se introduce en nuestra biografía con el
programa genético, podría representar un factor perturbador”. Vid. HABERMAS, J., El futuro…, ob. cit.,
p. 80.
990
Sobre
esta cuestión, De la Puente Sánchez afirma que: “No se puede violentar la naturaleza humana
adecuando su encarnación personal a la medida de nuestros deseos pues esto nos colocaría en una
posición de superioridad respecto al ser humano modificado, lo que modificaría la situación de esencial
igualdad entre los hombres”. Vid. DE LA PUENTE SÁNCHEZ, J., “Habermas y la Bioética”, Foro de
Educación, núm. 11, 2009, p. 171.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 256
996
Vid. HABERMAS, J., El futuro…, ob. cit., p. 52.
997
Sobre
esta cuestión, Delgado Pinto advierte que: “Habermas sostiene que la moral racional abstracta
de los sujetos que se reconocen unos a otros como personas se apoya en una autocomprensión ética de la
especie, compartida por todas las personas morales. Esta autocomprensión de nosotros mismos como
especie viene a ser como un entorno ético estabilizador para la moral racional; de forma que su alteración
o desaparición probablemente implicaría la desaparición de la vida moral misma”. Vid. DELGADO
PINTO, J., ob. cit., p. 71.
998
Vid. DELGADO PINTO, J., ob. cit., p. 72.
999
Esta
situación provoca una asimetría indeseable en las relaciones intersubjetivas entre los miembros
de la sociedad. Sobre esta cuestión, Mendieta afirma que: “Allí donde hay una comunidad moral, hay una
comunidad en la que el respeto mutuo se expresa en la idea de la inviolabilidad de cada persona. Pero esta
inviolabilidad es solo válida en la medida en que su asignación sea simétrica. Allí donde haya alguien que
esté disponible para los intereses de otros, será violable, o mejor dicho, será un ser humano de usar y tirar;
y allí donde este ocurra, no habrá simetría relacional, sino una relacionalidad asimétrica o patológica”.
Vid. MENDIETA, E., ob. cit., p. 97.
1000
Vid. MORENO LAX, A., ob. cit., p. 71.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 258
Las tesis propuestas por Jonas, Andorno y Habermas giran, desde diferentes
puntos de vista, sobre la importancia del genoma humana de cara a la construcción de la
personalidad. En este sentido, defienden que la construcción moral del individuo en el
ejercicio de su autonomía puede verse seriamente perjudicada cuando se interviene en el
programa genético del “bebé medicamento”, ya sea mediante una selección eugenésica
positiva, ya sea levantando el “velo de la ignorancia” sobre su causa existencial, ya sea
impidiéndole ejercitar el derecho a no saber. No obstante, sin desconocer la importancia
decisiva del componente genético, lo cierto es que la identidad de una persona –como
señala VILA-CORO1001- también engloba el derecho al hábitat natural. Los recientes
estudios de epigenética han demostrado que el genoma no tiene una naturaleza estática,
sino altamente activa pues responde a una variedad de estímulos asociados a la conducta
social1002. En efecto, el factor genético no es el único o más definitivo en la
construcción de la persona. Cada individuo tiene su propia historia que se va forjando
desde su nacimiento en su propio e irrepetible entorno1003. Dado que el organismo
humano es capaz de realizar operaciones que no se encuentran predeterminadas
absolutamente en la información de ADN –pues, a diferencia del resto de los animales,
no responde únicamente al estímulo de supervivencia-, su programa genético está
abierto a incorporar los estímulos que procedan de su entorno, ya de una manera
inconsciente derivada de su contacto con factores ambientales, ya de una forma
consciente a través de la relación interpersonal1004. En consecuencia, el contexto social,
cultural y psicológico del medio en el que se desarrolla la persona a lo largo de su vida
tiene una importancia decisiva en la conformación de su identidad personal y el libre
desarrollo de su personalidad1005.
1001
Vid.
VILA-CORO, D., “El derecho a la identidad personal”, disponible en el siguiente enlace:
http://www.bioeticaweb.com/content/view/255/736.
1002
Vid. ROBINSON, G.E., FERNALD, R.D. y CLAYTON, D.F., “Genes and Social Behavior”,
Science, núm. 322, 2008, pp. 896-900.
1003
Vid.
ROBERTSON, J.A., “The Question of Human Cloning”, Hastings Center Report, vol. 24, núm.
2, 1994, p. 11.
1004
Vid.
LÓPEZ
MORATALLA, N., “El problema de la investigación con embriones y células madre y
la dignidad humana”, en Martínez Morán, N. (coord.), Biotecnología. Derecho y dignidad humana,
Comares, Granada, 2003, pp. 208-209.
1005
Si
bien es cierto que los factores ambientales pueden influir decisivamente en la formación de la
conciencia del individuo, los estudios sobre gemelos iniciados en Estados Unidos en la década de los 80
del siglo pasado han demostrado que la identidad genética tiene una importancia decisiva. El caso más
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 259
Desde este punto de vista, se puede criticar la tesis de Jonas, Andorno y Habermas
al conceder una importancia capital al genoma en la construcción moral del “bebé
medicamento”. Es posible que el conocimiento de su estructura genética tenga una
cierta influencia en el ejercicio de la autonomía. Sin embargo, no podemos olvidar que
existen otros aspectos fundamentales en la vida del hermano salvador –educación,
formación espiritual, relación con sus padres y con el hermano enfermo- que, al estar
sujeto a múltiples variables, impiden considerar a priori que se va a mermar su
autonomía a la hora de actuar de acuerdo con sus planes y escala de valores.
conocido es el de los gemelos Jim. Nacidos en Piqua (Ohio), Jim Springer y Jim Lewis fueron dados en
adopción nada más nacer y criados por dos matrimonios diferentes. En 1979, Jim Springer se reencontró
son su hermano a los 39 años y, curiosamente, descubrieron que tenían muchas similitudes. Ambos
medían 1,80 metros y pesaban 82 kilos. De pequeños, los dos habían tenido un perro llamado Toy y
habían pasado las vacaciones familiares en Saint Pere Beach (Florida). Ambos se casaron con una mujer
llamada Linda, de la que después de divorciaron para contraer matrimonio con sendas mujeres llamadas
Betty. Los dos gemelos llamaron James a su primer hijo. Amos habían trabajado de sheriffs a tiempo
parcial en sus respectivos pueblos, eran aficionados a la carpintería, padecían de jaquecas, fumaban la
misma marca de cigarillos y bebían la misma cerveza. Aunque llevaban un peinado diferente, tenían la
misma sonrisa asimétrica, sus voces eran idénticas y los dos tenían la costumbre de dejar notas cariñosas
a sus mujeres por toda la casa. La trascendencia del asunto motivó que el psicólogo Thomas Bouchard de
la Universidad de Minnesota iniciara un estudio con los dos gemelos para confirmar las similitudes.
Después de confirmar los resultados, el equipo de Bouchard continuó sus investigaciones con otros
gemelos separados en la infancia. Tras veinte años de investigación en los que se examinó a 137 parejas
de gemelos, el equipo de Bouchard anunció unas conclusiones que revolucionaron los estudios sobre
psicología. Así, por ejemplo, demostraron que las diferencias en el cociente intelectual de personas
criadas en la misma cultura y con las mismas oportunidades eran fundamentalmente genéticas y, por
tanto, no dependían de la formación o la educación. Para un estudio detenido de esta materia, vid.
MILLER, P., “Gemelos, tan iguales, tan distintos”, National Geographic, enero 2012, pp. 2-30.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 260
vulnerar el derecho del “bebé medicamento” a un “futuro abierto” en caso de que estas
intervenciones médicas repercutan negativamente en su salud aumentando las
posibilidades de que en el futuro padezca secuelas derivadas de dichos actos médicos.
Si bien es cierto que la propuesta de Feinberg alerta sobre los peligros que
conlleva que los padre adopten decisiones en nombre de los hijos que incidan
posteriormente en la conformación de su personalidad autónoma, lo cierto es que,
habitualmente, el “bebé medicamento” no tiene que someterse a ningún otro acto
médico más allá de la donación de sangre de cordón umbilical. Como hemos examinado
en el Capítulo II de esta obra, se trata de un procedimiento sencillo y carente de riesgos
para el recién nacido. En consecuencia, si con la sangre del cordón umbilical se logra la
curación o, al menos, remisión de la enfermedad del hermano, el “bebé medicamento”
no tendrá que soportar más intervenciones médicas. En este escenario, podemos
concluir que el procedimiento del DGP extensivo no conculca el derecho del donante a
un “futuro abierto” pues no se produce afectación alguna a su salud ni a su integridad
corporal. Los padres habrán actuado en aras de la protección del bienestar de un
miembro de la familia, sin que por ello se haya menoscabado la autonomía del donante
hasta tal punto que no pueda construir su personalidad en el futuro de acuerdo con todas
las posibilidades que se encuentren disponibles en su entorno familiar, social, cultural y
económico.
1006
Vid.
CONSEJO DE ÉTICA DANÉS, Documento de trabajo sobre la clonación, 20 de mayo de
1997, parte III. Puede consultarse en texto en la página web: www.etiskraad.dk.
1007
Según
De Miguel Beriain, una de las características principales del ser humano es un originalidad y
diversidad en el sentido de no identificarse con nadie anterior a él. Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., La
clonación, diez años después, Cátedra Interuniversitaria de Derecho y Genoma Humano/Fundación
BBVA/ Diputación Foral de Bizkaia, Comares, Granada, 2008, p. 90.
1008
Es
posible que esta opción sea irrealizable en la práctica por cuanto la enfermedad de un miembro de
la familia es un hecho conocido en el entorno social y familiar. Se trataría, por tanto, de un supuesto
distinto al de los niños adoptados pues, en estos casos, los padres pueden mantener en la ignorancia al
hijo durante toda su vida.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 262
1012
Vid.
HOTTOIS, G., “Información y saber genéticos”, Revista de Derecho y Genoma Humano, num.
11, 1999, pp. 40-41.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 263
esta información más que preservar la autonomía, la vulnera pues impide que el “bebé
medicamento” cuando alcanza una cierta madurez intelectual comprende de manera
suficiente y adecuada su situación. Solo si se suministra dicha información genética al
hermano salvador se permitirá que éste pueda construir su personalidad de acuerdo a sus
preferencias y decisiones1013. Por tal motivo, el derecho a la autodeterminación
informativa en el ámbito genético pasa de ostentar una eficacia negativa –rechazando
toda información sobre el genoma del donante creado ad hoc- a una positiva pues se
constituye en conditio sine qua non del ejercicio de la autonomía.
1013
En
contra de este criterio, Bortolotti afirma que la elección de la ignorancia genética no impide
necesariamente que los agentes morales puede ejercer su derecho a la autodeterminación. Vid.
BORTOLOTTI, L., “The relative importante of undesirable truths”, Medicine, Health Care and
Philosophy, vol. 16, núm. 4, 2013, pp. 683-690.
1014
Sobre
esta cuestión, Mosterín ha criticado la distinción entre eugenesia positiva y negativa efectuada
por Habermas. En esta línea, ha manifestado que: “Según Habermas, el hecho de que la fecundación se
produzca al azar y no pueda ser influida ni manipulada - «la falta de disponibilidad del propio inicio»- es
la base de nuestra autoconciencia como individuos morales, responsables e iguales. La ingeniería genética
eugenésica introduciría una asimetría entre los manipuladores (los padres) y los manipulados (los hijos) e
incluso difuminaría la distinción entre sujeto y objeto. Por lo tanto, Habermas recomienda prohibir la
eugenesia, aunque sea voluntaria y cautelosa, si queremos una sociedad moral de iguales […] A lo sumo,
admite Habermas la eugenesia negativa, pues puede suponerse que el futuro humano estaría de acuerdo
en que se le prive de enfermedades hereditarias, pero en ningún caso la positiva. Esta distinción no tiene
ni pies ni cabeza. Con la misma razón se puede suponer que el futuro humano estaría de acuerdo en que
se le proporcione salud, vigor, belleza, inteligencia y memoria por ejemplo. Vid. MOSTERÍN, J., La
naturaleza humana, Espasa-Calpe, Madrid, 2006, p. 325.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 264
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 265
1015
En
el Juramento Hipocrático se contiene el siguiente precepto: “En cuanto pueda y sepa, usaré las
reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia”. Asimismo, en la
obra Epidemias manifiesta que el arte médico debe “ejercitarse respecto de las enfermedades en dos
cosas, ayudar o al menos no causar daño”.
1016
En
este sentido, vid. GAFO, J., “Historia de una nueva disciplina: la Bioética”, en Romeo Casabona,
C.Mª. (coord.), Derecho Biomédico y Bioética, Comares, Granada, 1998, p. 100.
1017
Vid. FLECHA, J.R., La fuente de la vida. Manuel de Bioética, Sígueme, Salamanca, 1999, pp. 65-
66.
1018
Para un estudio detenido de la cuestión, vid. GRACIA, D., Primum non nocere. El principio de no-
maleficencia como fundamento de la ética médica, Real Academia Nacional de Medicina, Madrid, 1990.
1019
En
contra de este criterio, Thomasma y Pellegrino rechazan, desde una perspectiva cristiana, la
centralidad del principio de no maleficencia por considerarlo minimalista. Vid. THOMASMA, D.C. y
PELLEGRINO, E.D., The Christian Virtues in Medical Practice, Georgetown University Press,
Washington, 1996, p. 117.
1020
Esta
máxima fue considerada por Santo Tomás de Aquino en su obra Suma Teológica como el
primer principio de la razón práctica. Vid. LOSADA SIERRA, M., “Origen y desarrollo del
iusnaturalismo en Tomás de Aquino”, Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad,
vol. 4, núm. 2, julio-diciembre, 2009, pp. 109-125.
1021
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 180.
1022
En
esta línea, Gillon considera que se debe distinguir entre ambos principios, pues el sujeto moral
tiene obligaciones de beneficencia respecto de pocas personas, mientras que la obligación de no dañar se
extiende a todas. Vid. GILLON, R., “Medical ethics: four principles plus attention to scope”, British
Medical Journal, vol. 309, 1994, pp.184-188.
1023
En
contra de este criterio, Frankena considera que la Ética se fundamento en dos principios: la
beneficencia y la justicia. Según este autor, los cuatro escalones de la beneficencia serían los siguientes:
1) no se debe provocar un mal o un daño; 2) se debe prevenir un mal o un daño; 3) se debe suprimir un
mal o un daño; y 4) se debe hacer o promover el bien. Por tanto, la no maleficencia quedaría incluida
dentro de las primeras obligaciones de la beneficencia (FRANKENA, W., Ethics, 2ª edición, Prentice-
Hall, Englewood Cliffs, 1973, p. 47).
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 266
En esta misma línea, Lepargneur manifiesta que: “es superfluo añadir un cuarto principio de los
tres del Informe [Belmont]; un cuarto principio que sería abstenerse de perjudicar al paciente, aparte de
estar ya incluido en la beneficencia, el principio de no maleficencia es tan obvio como el deber de hacer
el bien y evitar el mal” (LEPARGNEUR, H., Bioética novo conceito: a caminho do consenso, Loyola,
Sao Paulo, 1996, p. 59).
1024
Vid. SIURANA APARISI, J.C., “Los principio de la bioética y el surgimiento de una bioética
intercultural”, Veritas, núm. 22, marzo 2010, p. 125.
1025
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., ob. cit., p. 193.
1026
Vid. GAFO, J., Bioética religiosa, 3ª edición, Desclée de Brouwer-Universidad Pontificia de
Comillas, Madrid, 2003, p. 45-46.
1027
Vid. GRACIA, D., Procedimientos de decisión…, ob. cit., p. 126.
1028
Para
un análisis crítico de esta propuesta, vid. ATIENZA, M., “Juridificar la Bioética”, Isonomía,
núm. 8, abril 1998, pp. 75-99.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 267
1029
Vid. GOIKOETXEA ITURREGUI, Mª.J., “Las decisiones éticas en situaciones sanitarias
conflictivas”, en Vélez, J., (coord.), Bioéticas para el siglo XXI, 30 años de Bioética (1970-2000),
Universidad de Deusto-Fundación BBVA, Bilbao, 2003, p. 180.
1030
Vid.
DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología. Un análisis ético-jurídico, Comares,
Granada, 2004, p. 61.
1031
El
principio de doble efecto es un razonamiento práctico que sirve para determinar la licitud o
ilicitud de una acción que produce dos efectos, de los cuales uno es bueno y el otro malo. Este
razonamiento se basa en la distinción tomista sobre el acto humano y la responsabilidad moral. En efecto,
los seguidores de Tomás de Aquino llamaron “directamente voluntario” a aquello a aquello que el agente
moral pretende alcanzar como fin de la acción. Por el contrario, llamado “indirectamente voluntario” a
aquellos efectos de la acción voluntaria que el agente prevé o debe prever, pero que nunca busca como fin
ni como medio, sino que solo acepta, permite o tolera en la medida en que se encuentran ligados a lo que
directamente quiere. Vid. MIRANDA MONTECINOS, A., “El principio de doble efecto y su relevancia
en el razonamiento jurídico”, Revista Chilena de Derecho, vol. 35, núm. 3, 2008, p. 487.
Por su parte, Cuervo formula este principio de la siguiente manera: “Es lícito realizar una acción
en sí buena o indiferente, que tiene un doble efecto, uno bueno y otro malo, si el efecto bueno es
inmediato, si el fin del agente es honesto y existe una causa proporcionada para permitir el efecto malo”.
Vid. CUERVO, F., Principios morales de uso más frecuente con las Enseñanzas de la Encíclica
“Veritatis splendor”, Rialp, Madrid, 1994, p. 84.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 268
entiende por daño pues ciertamente se trata de un término vago, impreciso y que puede
utilizarse en una amplia variedad de contextos1032. La cuestión fundamental estriba en
determinar si cualquier tipo de daño es susceptible de vulnerar el principio de no
maleficencia, cuestión a la que ya se ha aludido en el Capítulo III de esta obra. En este
sentido, FEINBERG1033 considera que –en relación con el principio de daño elaborado
por Mill- no se puede prohibir cualquier acto que cause daño a los demás, sino sólo
aquellos que provoquen un daño evitable y sustancial. Si no se acota la significación del
término “daño”, se corre el riesgo de permitir la interferencia del Estado sobre casi
todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos pues, en definitiva, la conducta humana
siempre afecta a los intereses de otras personas. Desde este punto de vista, FEINBERG
sostiene que existen dos clases de daño. El primero de ellos tendría un sentido no
normativo (harm as a setback to interest) que no justifica la intervención del Estado
pues solo produce un contratiempo en los intereses de una persona. Y, el segundo de
ellos, que tiene un sentido normativo (harm as a wrong) que justifica la intervención del
Estado pues se produce la violación de los derechos de una persona1034.
El principio de no maleficencia se suele concretar a través de las nociones de daño
(harm) y de perjuicio (injury). Mientras que la acción de dañar se define como “causar
detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia1035”, la acción de perjudicar
significa “ocasionar daño o menoscabo material o moral1036”. En un sentido más
1032
Vid.
HOLTUG, N., “The Harm Principle”, Ethical Theory and Moral Practice, bol. 5, núm. 4,
diciembre 2002, pp. 357-389.
1033
Vid.
FEINBERG, J., The Moral Limits of the Criminal Law: Harm to Others, 2ª edición, Oxford
University Press, Oxford, 1984, p. 12.
1034
El
test contrafactual que propone Feinberg para establecer cuando ha habido un daño normativo es el
siguiente: “A actúa (en un sentido suficientemente amplio como para incluir omisiones y secuencias
prolongadas de actividad) de una manera tal que es defectuosa o incorrecta en relación a los riesgos que
crea a B, ya sea con la intención de producir las consecuencias que son lógicas, u otras que son adversas
de modo parecido, ya sea con negligencia o imprudencia en relación a dichas consecuencias; y actuando
de esta manera el comportamiento de A no es defendible, esto es, ni excusable ni justificable; y la acción
de A es la causa del efecto adverso en un interés propio de B (‘condición dañosa’), lo cual también
supone una violación de los derechos de B, y el interés de B se encuentra en una condición peor que en la
que habría estado si A no hubiera actuado como lo hizo”. Vid. FEINBERG, J., The Moral Limits of the
Criminal Law: Harmless Wrong-doing, Oxford University Press, Oxford, 1990, p. 26.
1035
Vid. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, ob. cit., p. 661.
1036
Ibídem. p. 1578.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 269
1037
Vid. RILEY, J., Mill On Liberty, Routledge, Londres, 1998, p. 98.
1038
Uno de los ejemplos citados por la doctrina para ilustrar la distinción entre daño y ofensa es la
homosexualidad. En efecto, el Informe Wolfenden publicado en Reino Unido en 1957 concluía que, si
bien muchas personas podían sentirse ofendidas por las homosexualidad, lo cierto es que sufrían ningún
daño por ello. La conclusión del informe es que cuando la conducta homosexual se llevara a cabo entre
adultos con consentimiento y en el ámbito privado no debía recibir ningún tipo de reproche penal. Estas
conclusiones fueron rediscutidas por Lord Devlin quien, en contra del principio de daño a terceros de
Mill, consideraba que la sociedad tenía derecho a legislar contra cualquier conducta inmoral que dañe a la
integridad social. A estes respecto, argumentaba que, dado que la sociedad es un conjunto de creencias
sociales compartidas, cualquier conducta que afecte a la moral social, puede ser entendida como una
agresión. Vid. DE PÁRAMO, J.R., “El moralismo legal contraataca”, núm. 15-16, 1994, pp. 571-580.
1039
Vid.
PAÉZ MORENO, R., “La riqueza del principio de no maleficencia”, Cirujano General, vol. 33,
supl. 2, abril-junio 2011, pp. 178-179.
1040
A
este respecto, Levinas utiliza la expresión “tener que responder de mí ante los otros” y “cargar
con”. Vid. LEVINAS, E., Humanismo del otro hombre, Caparrós, Madrid, 1998, pp. 63-80.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 270
Los detractores del DGP extensivo consideran que esta técnica supone una
vulneración del principio de no maleficencia. Este procedimiento está asociado a una
serie de riesgos que puede materalizarse en un daño injusto a intereses que deben ser
respetados. Se alega, en este sentido, que la biopsia embrionaria que se realiza en el
DGP puede comprometer la viabilidad y posibilidad de desarrollo futuro del hermano
salvador. Asimismo, se argumenta que este procedimiento puede provocar serios daños
psicológicos al hermano salvador cuando tenga conocimiento de que su existencia es
fruto de una decisión premeditada de los padres para curar la enfermedad de un
hermano. De igual manera, se alega que la técnica puede lesionar intereses colectivos
como, por ejemplo, la salvaguarda del patrimonio genéntico humano de intervenciones
eugenésicas tendentes al mejoramiento o potenciación de la raza humana1042.
Si una de las obligación de los profesionales sanitarios consisten en evitar la
producción de un mal, la doctrina se ha planteado hasta qué punto resulta lícito desde un
punto de vista moral desarrollar la técnica de una DGP extensivo. El análisis de las
posibles consecuencias dañiñas –y, especialmente, de su relevancia- resulta de especial
trascendencia por cuanto está en juego la extensión de la libertad reproductiva de los
progenitores. En efecto, de acuerdo con el planteamiento de Mill y desarrollado por
Feinberg, la intervención del Estado en esta esfera privada de persona solo debe
producirse cuando la entidad de los daños –ya sea a la madre gestante, al embrión o a
otros intereses colectivos- tenga la suficiente trascendecia para justificar su restricción.
En esta línea, la HFEA ha manifestado que la decisión de tener hijos se integra dentro
de la un área de la vida privada donde es mejor que las personas realicen su propia
elección y en la que el Estado solo debe intervenir para prevenir la producción de daños
graves siempre que su intervención no sea invasiva y exista una cierta probabilidad de
1041
Vid.
FERRER, J.J. y ÁLVAREZ, J.C., Para fundamentar a bioética. Teorias e paradigmas teóricos
na bioética contemporânea, Loyola, Sao Paulo, 2005, p. 131.
1042
Esta cuestión se analiza detalladamente en el apartado 5 de este Capítulo IV.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 271
eficacia1043.
A) Daño físico
una mayor prevalencia de retraso mental y disfunción ocular severa, así como trastornos
del espectro del autismo1048. En segundo lugar, numerosos artículos refieren un
incremento de malformaciones congénitas tanto gastrointestinales, cardiovasculares,
defectos músculo esqueléticos1049 y vascularización anormal de la retina1050 . En tercer
lugar, se ha demostrado que el tratamiento por ICSI aporta un riesgo más de tres veces
mayor de anormalidades cromosómicas1051 que, normalmente, sin incompatibles con la
vida y provocan un aborto espontáneo1052 . En cuarto lugar, algunos estudios avalan la
existencia de defectos en el desarrollo del embrión durante las primeras cuatro primeras
semanas1053 y que provocan disfunciones del tubo neural, de la pared abdominal, atresia
esofágica y atresia anal1054 . Y, finalmente, en quinto lugar, se ha demostrado un
incremento de la presencia de síndromes raros respecto de la población general como,
increased risk of cerebral palsy from assisted conception: a population-based cohort study”, Human
reproduction, vol. 25, núm. 8, agosto 2010, pp. 2115-2123.
1048
Vid. HVIDTJØRN, D., SCHIEVE, L., SCHENDEL, D., JACOBSSON, B., SVAERKE, C. y
THORSEN, P. “Cerebral palsy, autism spectrum disorders, and developmental delay in children born
after assisted conception: a systematic review and meta-analysis”, Archives of Pediatrics & Adolescent
Medicine, vol.163, núm. 1, enero 2009, pp. 72-83.
1049
Vid. ERICSON, A. y KALLÉN, B., “Congenital malformations in infants born after IVF: a
population-based study”, Human Reproduction, vol. 16, núm. 3, 2001, pp. 504-509.
1050
Vid.
WIKSTRAND, M.H., NIKLASSON, A., STROMLAND, K. y HELLSTROM, A., “Abnormal
vessel morphology in boys born after intracytoplasmic sperm injection”, Acta Paediatrica, vol. 97, núm.
11, noviembre 2008, pp. 1512-1517.
1051
Vid.
MARJORIBANKS, J., FARQUHAR, C. y MARSHALL, C., “Systematic review of the health
risks to the mother, child and family associated with the use of intracytoplasmic perm injection (ICSI)”,
Report to the Ministry of Health from the New Zealand Guidelines. Group undertaken by the Cochrane
Menstrual Disorders and Subfertility, Nueva Zelanda, 2005.
1052
Una
de las alteraciones más frecuentes en los cigotos generados mediante ICSI es la existencia de un
solo pronúcleo. En el 80% de los casos, esta circunstancia implica que no ha habido fecundación, sino
que se ha producido una estimulación y división partenogenética del óvulo. Vid. LÓPEZ MORATALLA,
N. y IRABURU ELIZALDE, M.J., Los quince primeros días de una vida humana, 2ª edición, Eunsa,
Pamplona, 2006, p. 83.
1053
Estos
defectos de blastogénesis se presentan en 1 de cada 160 embarazos logrados mediante técnicas
de reproducción asistida. En el caso de embarazos producidos de manera natural, el porcentaje es de 1
entre 400. Vid. LÓPEZ MORATALLA, N., HUERTA ZEPEDA, A., y BUENO LÓPEZ, D., “Riesgo
para la salud de los nacidos…”, ob. cit., p. 494.
1054
Vid.
HALLIDAY, J. L., UKOUMUNNE, O.C., BAKER, H.W.G., BREHENY, S., GARRETT, C.,
HEALY, D. yAMOR, D., “Increased risk of blastogenesis birth defects, arising in the first 4 weeks of
pregnancy, after assisted reproductive technologies”, Human reproduction, vol. 25, núm. 1, enero 2010,
pp. 59-65.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 273
1055
Vid.
HALLIDAY, J., OKE, K., BREHENY, S., ALGAR, E. y AMOR, D.J., “Beckwith-Wiedemann
syndrome and IVF: a case-control study”, American Journal of Human Genetics, vol. 75, núm. 3,
septiembre 2004, pp. 526-528.
1056
Vid.
ØRSTAVIK, K.H., EIKLID, K., VAN DER HAGEN, C.B., SPETALEN, S. et al., “Another
case of imprinting defect in a girl with Angelman Syndrome who was conceived by intracytoplasmic
sperm injection”, American Journal of Human Genetics, vol. 72, núm. 1, enero 2003, pp. 218-219.
1057
Vid. CELENTANO, C., PREFUMO, F., LIBERATI, M., GALLO, G., DI NISIO, Q. y
ROTMENSCH, S. “Prenatal diagnosis of Meckel–Gruber syndrome in a pregnancy obtained with ICSI”,
Journal of Assisted Reproduction and Genetics, vol. 23, núm. 6, junio 2006, pp. 281-283.
1058
Vid.
THE FAMILY WATCH, “Riesgos cardíacos en bebés nacidos mediante fecundación in vitro”,
Documentación nº 36, 1 de octubre de 2012, disponible en el siguiente enlace:
http://www.thefamilywatch.org/ridspf/RIDSPF36.pdf.
1059
Vid. BANERJEE, I., SHEVLIN, M., TARANISSI, M., THORNHILL, A., ABDALLA, H.,
OZTURK, O., BARNES, J. Y SUTCLIFFE, A., “Health of children conceived after preimplantation
genetic diagnosis: a preliminary outcome study”, Reproductive Biomedicine Online, vol. 16, núm. 3,
marzo 2008, pp. 376-381.
1060
Vid. LIEBAERS, I., DESMYTTERE, S., VERPOEST, W., DE RYCKE, M., STAESSE, C.,
SERMON, K., DEVROEY, P., HAENTJENS, P. Y BONDUELLE, M, “Report on a consecutive series
of 581 children born after blastomere biopsy for preimplantation genetic diagnosis”, Human
Reproduction, vol. 25, núm. 1, enero 2010, 275-282.
1061
Vid. BONDUELLE, M., LIEBAERS, I., DEKETELAERE, V., DERDE, M.P., CAMUS, M.,
DEVROEY, P. y VAN STEIRTEGHEM, A., “Neonatal data on a cohort of 2889 infants born after ICSI
(1991-1999) and of 1995 infants born after IVF (1983-1999)”, Human Reproduction, vol. 17, núm. 3,
2002, pp. 671- 694.
1062
Los
ensayos realizados con ratones demuestran que la biopsia embrionaria es la causa de ciertas
enfermedades neurogenerativas. Vid. YU, Y. et al., ”Evaluation of blastomere biopsy using mouse model
indicates the potential high-risk of neurodegenerative disorders in the offspring”, Molecular & Cellular
Proteomics, vol. 8, núm. 7, 2009, pp. 1490-1500.
1063
Vid.
TESTART, J. y SÈLE, B., “Toward an efficient medical eugenics: is the desirable always the
feasible?”, Human Reproduction, vol. 10, núm. 12, 1995, pp. 3086-3090.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 274
1064
Vid. LUDWIG, M. y DIETRICH, K., “In-vitro fertilization: a future with no limits?, The Lancet,
vol. 356, diciembre 2000, p. S 52.
1065
Vid. KING, D.S., “Preimplantation genetic diagnosis and the new eugenics”, Journal of Medical
Ethics, vol. 25, núm. 2, abril 1999, pp. 176-182.
1066
Vid.
GRAUMANN, S., “Preimplantation genetic diagnosis: the bridge between human genetics and
reproductive medicine”, Revista de Derecho y Genoma Humano, vol. 13, 2000, pp. 211-230.
1067
Vid.
DE VOS y VAN STEIRTEGHEM, A., “Aspects of biopsy procederes prior to implantation
genetic diagnosis”, Prenatal Diagnosis, vol. 21, núm. 9, septiembre 2001, pp. 767-780.
1068
Vid.
ROMANO, L., et al., “La diagnosis genetica preimpianto: aspecti biomedici con aggiornamenti
di letteratura scientifica”, Medicina e Morale, vol. 56, núm. 1, 2006, pp. 67-102.
1069
Sobre esta cuestión, vid. ABELLÁN, F., Selección genética de embriones…., ob. cit., p. 65.
1070
Este
principio define la actitud que debe observar cualquier persona que tome una decisión relativa a
una actividad respecto de la cual pueda suponerse razonablemente que comporta un peligro grave para la
salud o la seguridad de las generaciones actuales o futuras o para el medio ambiente. La aplicación de
este principio exige la constatación de tres condiciones previas que se refieren a la identificación de los
efectos potencialmente negativos, la evaluación de los datos científicos disponibles y la determinación del
grado de incertidumbre científica.
En el ano 2005, la Comisión Mundial de Ética sobre el Conocimiento Científico y la Tecnología
estableció una definición operativa que puede servir de base a la reflexión: el principio de precaución
establece que en circunstancias en que la acción humana puede causar un daño éticamente inaceptable –
serio, grave o irreversible- a la vida humana o a la salud, a las generaciones actuales o futuras, otros seres
vivos o al medio ambiente y siendo ese daño científicamente posible o razonable aunque incierto, es un
deber tomar las acciones necesarias para evitarlo o para disminuirlo. Éste fue el criterio adoptado en la
STJCE de 5 de mayo de 1998 en el conocido caso de las vacas locas entre Reino Unido versus la
Comisión Europea al señalar que: “cuando subsista una incertidumbre respecto de la existencia y la
importancia de los riesgos para la salud de las personas, las instituciones pueden adoptar medidas de
protección sin tener que esperar que la realidad y la gravedad de los riesgos estén plenamente
demostrados”. Vid. DE CÓZAR ESCALANTE, J.M., “Principio de precaución y medio ambiente”,
Revista Española de Salud Pública, vol. 79, núm. 2, marzo-abril 2005, Madrid, pp. 133-144; SANTILLO,
D., y JOHNSON, P., “Principio de precaución y evaluación de riesgo”, en Reichmann, J. y Tickner, J.
(coords.), El principio de precaución en medio ambiente y en salud pública: de las definiciones a la
práctica, Icaria, Barcelona, 2002, pp. 83-98; CHAVEZ AGUILAR, P., “Lecturas del principio de
precaución en el debate actual sobre el estatuto ético del embrión humano”, Revista Internacional de
Éticas Aplicadas, año V, núm. 11, 2013, pp. 113-125.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 275
efectos adversos, debe abstenerse de llevar a cabo esta técnica ante la imposibilidad de
predecir sus consecuencias futuras.
En cuanto a la donación de sangre de cordón umbilical, conviene precisar que este
procedimiento no representa ningún riesgo de especial consideración para el “bebé
medicamento1072”. Como hemos explicado en el Capítulo II, se trata de un
procedimiento sencillo y totalmente inocuo para el recién nacido. No obstante, el
posible daño físico se puede derivar en aquellos supuestos en los que es necesario
realizar un trasplante de médula ósea. Se trata de un procedimiento más invasivo que
requiere la administración de anestesia general o, en ocasiones, epidural. En este caso,
diversos estudios, acrediten que los pacientes puede sufrir efectos a corto plazo como
fatiga, dolor1073, así como fiebre, sensación de mareo o, expcecionalmente, infección en
el lugar de punción1074.
Como se puede advertir del análisis efectuado, el procedimiento de DGP
extensivo lleva aparejado una serie de riesgos que se pueden materializar en daños
éticamente relevantes desde el punto de vista del principio de no maleficencia. No
podemos olvidar que se trata de una técnica que no va a producir un beneficio directa a
1071
La
“ética de la responsabilidad” elaborada por Hans Jonas parte de que los preceptos morales
tradicionales han quedado obsoletos y reducidos a la esfera privada debido al auge de la tecnociencia
moderna. Según este autor, la moderna intervención tecnológica ha puesto la naturaleza al servicio del
hombre y le ha brindado las herramientas para alterarla radicalmente. Dado que se ignoran las posibles
consecuencias de la acción técnica, es necesario actuar con prudencia y establecer mecanismos de
autovigilancia que supervisen el desarrollo científico sin anular la capacidad de invención. Para ello,
Jonas parte de la llamada “heurística del temor”, una regla fundamental para el tratamiento de la
incertidumbre según la cual, en caso de duda, se debe partir del peor pronóstico posible. De acuerdo con
este planteamiento, Jonas reformula el imperativo categórico en el siguiente sentido: “Obra de tal modo
que los efectos de tu acción sean compatibles con una vida humana auténtica en la Tierra” o, en sentido
negativo, “Obra de tal modo que los efectos de tus acción no sean destructivos para la futura posibilidad
de esa vida”. Vid. DE SIQUEIRA, J.E., “El principio de responsabilidad de Hans Jonas”, Acta Bioethica,
año VII, núm. 2, 2001, pp. 277-285; ECHEVARRÍA, J., “El principio de responsabilidad: Ensayo de una
axiología para la tecnociencia, Isegoría, vol. 29, 2003, pp. 125-137; RODRÍGUEZ DUPLÁ, L., “Una
ética para la civilización tecnológica: la propuesta de H.Jonas”, en García Gómez-Herras, J.Mª (coord.),
Ética del medio ambiente. Problema, perspectivas, historia, Tecnos, Madrid, 1997, pp. 128-144.
1072
Vid.
CAIRO, M.S. y WAGNER, J.E., “Placental and/or Umbilical Cord Blood: An Alternative
Source of Hematopoietic Stem Cells for Transplantation”, Blood, vol. 90, núm. 12, diciembre 1997, pp.
4665-4678.
1073
Vid.
AMERICAN ACADEMY OF PEDIATRICS, “Policy Statement-Children as Hematopoietic
Stem Cell Donors”, Pediatrics, vol. 125, núm. 2, febrero 2010, pp. 392-404.
1074
Sobre
esta cuestión, vid. FUNDACIÓN JOSEP CARRERAS/ REGISTRO DE DONANTES DE
MÉDULA ÓSEA (REDMO), Dona médula ósea. Dona vida. Guía del donante de médula ósea,
disponible en el siguiente enlace: http://www.fcarreras.org/es/gu%C3%ADa-del-donante-de-
m%C3%A9dula-%C3%B3sea_4792.pdf.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 276
la persona que la sufre, sino a un tercero. Algunos autores1075, incluso, han llevado hasta
el extremo este planteamiento al considerar que el DGP extensivo también produce un
daño directo a todos aquellos embriones que son descarctatos, bien porque padecían la
misma enfermedad que el hermano enfermo, bien porque no eran compatibles con el
sistema inmunitario del hermano1076.
B) Daño psicológico
señala RAM1080- que el donante sienta que ha perdido parte del amor parental al
considerar que su nacimiento está supeditado al cumplimiento de una finalidad. Estas
consideraciones están relacionado con lo expuesto en otros apartados de este Capítulo
IV al tratar la instrumentalización del “bebé medicamento”, el riesgo de
mercantilización o la limitación de su autonomía al vulnerar el “derecho a un futuro
abierto”.
Por otro lado, también se ha argumentado que el daño psicológico puede derivar
de un fracaso en el trasplante de sangre de cordón umbilical o, en su caso, de médula
ósea. En efecto, el hermano salvador puede ver “defraudada” sus expectativas de curar
al enfermo lo que puede repercutir negativamente en la formación de su personalidad,
máxime si se siente responsable de dicho fracaso ante sus padres. Cabe recordar –como
señala PACKMAN1081- que cuando la donación no surte el efecto deseado o el hermano
fallece, el donante experimenta sentimientos de ira o de culpa. De igual manera, una
parte significativa de los hermanos donantes experimentan un síndrome moderado de
estrés postraumático. No podemos olvidar que cualquier donanción efectuada por el
“bebé medicamento” se produce en una situación límite en la que los padres están
viviendo una situación angustiosa que, posiblemente, repercuta psicológicamente en el
futuro en todos los miembros de la familia1082.
A) Daño físico
1080
Vid. RAM, N.R., ob. cit., p. 280.
1081
Vid. PACKMAN, L., “Psychosocial Impact of Pediatric BMT on Siblings”, Bone Marrow
Transplantation, vol. 7, octubre 1999, p. 701.
1082
Para
un estudio detenido de esta materia, vid. MACLEOD, K.D. et al., “Pediatric Sibling Donors of
Successful and Unsuccessful Hematopic Stem Cell Transplants: A Qualitative Study of Their
Psychosocial Experience”, Journal of Pediatric Psychology, vol. 28, núm. 4, 2003, p. 223-230.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 278
1083
Vid. BELLAMY, “Lives to save lives-the ethics…”, ob. cit., p. 9.
1084
Vid.
VERLINSKY, Y. et al., “Over a decade of experience with preimplantation genetic diagnosis: a
multicenter report”, Fertility and Sterility, vol. 82, núm. 2, agosto 2004, pp. 292-294.
1085
Vid. SNELLING, J., “Embryonic HLA Tissue Typing and Made-to-Match Siblings: The New
Zealand Position”, Medical Law International, vol. 9, núm. 1, 2008, p. 13 y 21.
1086
Vid. FEINBERG, J., The Moral Limits of the Criminal Law, ob. cit., p. 96.
1087
Vid. ABELLÁN, F., Selección genética de embriones…., ob. cit., p. 80.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 279
consecuencia, debe tratarse como un producto propiedad de los progenitores que gozan
de libertad absoluta para decidir su destino. En esta línea, SINGER1088 defiende que el
embrión humano no tiene mayor valor que la vida de un animal no humano. Si se niega
todo estatus al embrión, resulta lógico concluir que el procedimiento de DGP extensivo
no puede provocar ningún daño físico durante el proceso de biopsia.
Por otro lado, también se ha argumentado que la aplicación del principio de
maleficencia no puede conducir a aceptar el DGP cuando intenta prevenir la transmisión
de una enfermedad hereditaria y a rechazarlo cuando pretende seleccionar un embrión
compatible con el sistema inmunitario del hermano enfermo1089. Si se admitiera esta
tesis se estaría produciendo una contradicción insalvable habida cuenta que la biopsia
embrionaria se debe realizar en ambos supuestos y, por tanto, sometiéndose a los
mismos riesgos y a la eventualidad de que se materialice un daño físico. A este respecto,
DEVOLDER1090 considera que si se aceptan los posibles riegos que lleva aparejado el
DGP cuando se intenta prevenir la transmisión de una enfermedad hereditaria, con
mayor razón se deben asumir los aquéllos cuando el procedimiento pretende beneficiar
no solo a los padres que deseen tener un hijo, sino también a un niño enfermo que
necesita un trasplante de sangre de cordón umbilical o de médula ósea. La diferencia
entre ambos procedimientos es clave pues –como se puede advertir- el DGP extensivo
pretende una maximización del principio de beneficencia (aliviar el dolor, sanar al
enfermo) que en nada perjudica la obligación genérica del primum non nocere.
B) Daño psicológico
1088
Vid. SINGER, P., Una vida ética. Escritos, Taurus, Madrid, 2002, pp. 193-198.
1089
En esta línea, vid. ARCHER, J.A., Saviour Siblings. Having a Baby to Save a Child- A Means to an
End?, Lambert Academic Publishing, Reino Unido, 2012, pp. 49-50.
1090
Vid. DEVOLDER, K., ob. cit., p. 583.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 280
1093
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting …”, ob. cit., p. 536.
1094
Vid. BELLAMY, S., “Lives to save lives-the ethics…”, ob. cit., p. 7.
1095
Vid. RAM, N.R., ob. cit., p. 280.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 281
Ayala que decidieron concebir un hijo con la esperanza de que fuera compatible con su
hermana de 16 años que padecía leucemia. En la actualidad, Marissa es una adolescente
“feliz, saludable, normal y querida”. Si bien es cierto que entre ambos procedimientos
existe una diferencia cualitativa –en este caso, no hubo ningún tipo de manipulación
embrionaria-, lo cierto es que resulta irrelevante a estos efectos por cuanto cualquier
posible daño psicológico derivaría del conocimiento y toma de conciencia de su
situación y no de la biopsia embrionaria. Tampoco se ha tenido conocimiento hasta la
fecha de que Adam Nash y Jason Whitaker hayan sufrido ningún tipo de daño
psicológico a pesar de que ambos –a la fecha de redacción de este trabajo- ya tenían
trece y diez años respectivamente, es decir, una edad en la que ya han adoptado cierta
capacidad de juicio en relación con la causa de su existencia.
5.1 Concepto
1096
La cultura popular utiliza frases tópicas y de fuerte impacto emocional para referirse a este
argumento. Las expresiones más habituales son “jugar a ser Dios”, “ser como dioses”, “pasar el Rubicón”
o “abrir la caja de Pandora”.
1097
Vid. VEGA GUTIÉRREZ, J., “Eutanasia: una pendiente resbaladiza. Problemas éticos ante la
legalización”, Cuadernos de Bioética, vol. XX, núm. 1, 2009, p. 111.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 282
1098
En
este sentido, vid. SCHAUER, F., “Slippery Slopes”, Harvard Law Review, vol. 99, núm. 2,
diciembre 1985, pp. 361-382.
1099
Vid. WALTON, D., Slippery Slope Arguments, Claredon Press, Oxford, 1992, pp. 115-159.
1100
En
este sentido, Van der Burg considera que este argumento posee dos definiciones, una provisional
y otra final. La definición provisional está expresada en estos términos: “si se da un primer paso A, se
seguirá necesaria o muy probablemente un paso B debido a una irremediable secuencia de hechos. B es
claramente inaceptable. Por tanto, no se debe dar el paso A”. En cambio, la definición final incorpora
otros elementos al señalar: “si se da un primer paso A, se seguirá necesaria o muy probablemente una
acción B debido a una irremediable secuencia de acciones similares por uno mismo o por otros agentes
significativamente semejantes a él. B es moralmente inaceptable. Por tanto, no se debe dar el paso A”
(VAN DER BURG, W., “The Slippery Slope Argument”, Ethics, vol. 102, núm. 1, octubre 1991, pp. 42-
65).
Por su parte, Higgs describe el argumento de la siguiente manera: “una forma de argumentar en
la que una acción, en sí misma posiblemente permisible, puede, sin embargo, conducir a otras acciones
similares consideradas indeseables. Este hecho puede deberse a que no existe un modo claro de evitar el
deslizamiento de una acción a otras o bien a que, a pesar de la existencia de líneas divisorias claras,
teniendo en cuenta lo que es la naturaleza humana, se cruzará esas líneas sin darse cuenta o sin prestar la
debida atención” (HIGGS, R., “Slippery slope”, en Boyd, K.M., Higgs, R. y Pinching A.J. (eds.), The
New Dictionary of Medical Ethics, British Medical Journal, Londres, 1997, pp. 230-239).
Por otro lado, Bok considera que “el argumento de la pendiente resbaladiza, utilizado
corrientemente en las controversias políticas o sociales, advierte del riesgo de graves consecuencias en el
caso de modificar las normas o las leyes; es una invitación a la prudencia frente a futuros y desconocidos
efectos que pueden derivar de un particular cambio” (BOK, S., “L´eutanasia”, en Dworkin, G., Frey, G.F.
y Bok, S., Eutanasia e suicidio assistito: pro e contro, Comunità, Torino, 2001, p. 143).
1101
En
este sentido, vid. VOLOKH, E., “The Mechanism of the Slippery Slope Argument”, Harvard
Law Review, vol. 116, 2003, pp. 1028-1137.
1102
Vid.
LAKOFF, G. y JOHNSON, M., Metaphors We Live By, University of Chicago Press, Chicago,
1980, pp. 40-41.
1103
La
teoría de la metáfora conceptual –como señala Subirats Rüggeberg- considera “la metáfora como
una proyección entre dos dominios semánticos distintos, que permite comprender lo abstracto a partir de
lo concreto. El dominio semántico a partir del cual se forma la metáfora se denomina dominio de origen y
pertenece a un dominio conceptual concreto, que tiene una base sensorial y/o motriz. Por el contrario, el
dominio semántico en el que se proyecta la metáfora se denomina dominio de destino y pertenece a un
ámbito conceptual más abstracto. En el marco de esta propuesta, la metáfora es un fenómeno conceptual
que permite proyectar las inferencias del dominio semántico concreto al dominio metafórico abstracto, de
forma que esta proyección permite razonar en el dominio semántico que crea la metáfora con la semántica
y las inferencias del dominio literal”. Vid. SUBIRATS RÜGGEBERG, C., “La teoría conceptual de la
metáfora de Gómez Hermosilla”, en Assunção, C., Fernandes, G. y Loureiro, M. (eds.), Ideias
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 283
Linguísticas na Península Ibérica (séc. XIV a séc. XIX), Vol. II, Nodus Publikationen, Münster, 2010, pp.
825-834.
1104
Vid.
ÁLVAREZ GÁLVEZ, I., “Sobre el argumento de la pendiente resbaladiza en la eutanasia”,
Revista Internacional de Éticas Aplicadas, Año 5, núm. 11, 2013, p. 85.
1105
Sobre
la función de estos argumentos en la Ética Médica, vid. LAMB, D., Down The Slippery Slope.
Arguing in Applied Ethics, Routledge, Londres, 1988, pp. VII-IX.
1106
La
clonación constituye, sin duda, la innovación tecnológica que mayor interés ha suscitado en la
cultura popular. En efecto, se trata de un tema recurrente en la literatura de ciencia ficción del siglo XX.
En el año 1932, Aldous Huxley publicó su novela Un mundo feliz que describe un mundo fantástico en el
que todos los seres humanos nacen mediante la aplicación del “proceso Bokanovsky” en el Centro de
Incubación y Acondicionamiento de la Central de Londres. A través de este procedimiento, se consigue la
creación de cinco clases sociales –alfa, beta, gamma, delta y épsilon- que viven predeterminadas para
amar su propia condición mediante un sistema de reprogramación genética y de sugestión hipnopédica en
la infancia. En la novela, se sugiere que la estabilidad social se consigue a través de una homogeneización
de los individuos que conforman la comunidad.
Casi medio siglo más tarde, la escritora Kate Wilheim publicó en 1976 la novela Donde solían
cantar los dulces pájaros que describe una humanidad en la que las hambrunas, las guerras nucleares y
las catástrofes ecológicas han provocado la infertilidad de la mayoría de los hombres. Ante esta situación,
la familia Winston, integrada por científicos y hombres de negocio de negocios de gran poder adquisitivo
y alto nivel intelectual, deciden construir en sus campos un hospital de investigación genética en el que
nacerán los primeros clones humanos. Al cabo de pocas generaciones, los clones han tomado el control de
la pequeña sociedad debido a sus cualidades telepáticas y a su elevado coeficiente intelectual.
Apenas cuatro años más tarde, el periodista especializado en temas médicos, David Rorvik,
publicó el famoso libro In his Image: The Cloning of a Man. A diferencia de las anteriores novelas, el
autor presentaba su relato como una historia real aleja del mundo de la ciencia ficción. En el libro, Rorvik
relataba que un día de 1973 recibió una llamada de un multimillonario residente en California apodado
“Max” en la que le decía que deseaba tener un heredero, si bien éste debía nacer mediante técnicas de
clonación. Después de recibir una considerable fortuna, Rorvik se encargó de reunir un equipo de
científicos e instaló un laboratorio secreto en una pequeña isla del Pacífico. Finalmente, después de tres
años de investigación, los científicos fueron capaces de constituir un embrión humano viable que contenía
el ADN de “Max”. Este embrión fue implantado en el útero de una madre sustituta, nativa de la isla, cuyo
nombre en clave era “Gorrión” y, tras nueve meses de gestación, nació el primer clon humano. Para un
estudio detenido de la literatura de ciencia ficción sobre esta materia, vid. MEJÍA RIVERA, O., En el
jardín de Mendel. Bioética, genética humana y sociedad, Universidad de Antioquia, Facultad de
Medicina, Medellín, 2010, pp. 160-164; NELSON, S. y HOLLINGHAM, R., Cómo clonar a la rubia
perfecta. Una crónica de la ciencia a comienzos del siglo XXI, Ediciones Nowtilus, Madrid, 2005, pp. 4-
6.
1107
En este sentido, Schüklenk y Ashcroft han puesto de relieve que los bioéticos crearon en la cultura
popular imágenes fantasmagóricas de “granjas de bebés o de clones creados para la obtención de “piezas
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 284
A) Elementos
La acción A
La acción A es el punto de partida del argumento de la “pendiente resbaladiza”.
En el ámbito que nos ocupa puede consistir en la legalización de una determinada
práctica prohibida (eutanasia, aborto, drogas blandas) o en la aplicación de nuevas
posibilidades derivadas de técnicas existentes (terapia sobre la línea germinal, clonación
terapéutica).
Normalmente, la acción A se califica como moralmente neutra o, incluso,
justificable. En este sentido, algunos autores han calificado la acción A como “en sí
de recambio” para el hombre. Vid. SCHÜKLENK, U. y ASHCROFT, R., “La ética de la clonación
reproductiva y terapéutica”, en Palacios, M. (coord.), Bioética 2000, Editorial Nobel, Oviedo, p. 201.
1108
Vid. LÓPEZ DE LA VIEJA, Mª. T., “Los argumentos resbaladizos. El uso práctico de
razonamientos imperfectos”, Contrastes Revista Internacional de Filosofía, vol. XII, 2007, p. 154.
1109
Ibídem. p. 154.
1110
En este punto, seguimos la explicación de ELIZARI, F.J., “El argumento de la pendiente
resbaladiza”, Revista Moralia, vol. 24, 2001, pp. 469- 490.
1111
Ibídem. p. 476.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 285
La acción B
La acción B es un acontecimiento no querido que se produce a consecuencia de la
acción A. Se trata de una situación moralmente negativa dado que –como señala BOK-
“es la premisa central para que el argumento sea válido1116”. En este sentido, la doctrina
ha manifestado que la acción B constituye algo “inaceptable e indeseable1117” o que son
“actos o prácticas moralmente objetables, terribles, algo ciertamente malo1118”.
No obstante, como entiende ELIZARI1119, para la existencia del argumento no
basta propiamente la producción de un efecto negativo derivado de la acción A. Es
necesario que nos encontramos ante una nueva acción humana. De esta manera, se
introduce un elemento de voluntariedad en el quehacer humano que implica una
1112
Vid. HIGGS, R., ob. cit., p. 239.
1113
Vid. BOK, S., “The leading edge of the wedge”, The Hastings Center Report, vol. 1, núm. 3,
diciembre 1971, p. 10.
1114
Vid. BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F., Principles of Biomedical Ethics, Oxford University
Press, Nueva York, 1989, p. 139.
1115
Vid. ELIZARI, F.J., ob. cit., p. 477.
1116
Vid. BOK, S., “The leading edge…”, ob. cit., p. 10.
1117
Vid.
VAN DER BURG, W., “Slippery slope arguments”, en Chadwick, R. (dir.), Encyclopedia of
Applied Ethics, Academic Press, San Diego, 1998, pp. 129-132.
1118
Vid.
CHILDRESS, J.F., “Wedge argument, slippery slope argument”, en J.F. Childress, J.F. y
Macquarrie, J. (eds.), A new dictionary of christian ethics, SCM Press, Londres, 1986, pp. 656-657.
1119
Vid. ELIZARI, ob. cit., p. 479.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 286
La conexión entre A y B
El rechazo moral de la acción A se fundamenta en la conexión existente con el
resultado B resulta moralmente inaceptable. La forma de relacionar ambas acciones
varías según los autores. Así, por un lado, CHILDRESS1120 considera que la conexión
entre A y B es inevitable de tal manera que, una vez traspasada una determinada línea,
no será posible lógicamente o en la práctica trazar otra línea que evite llegar a actos o
prácticas terribles. Por otro lado, FREY1121 entiende que la relación entre A y B es de
carácter probabilístico. De esta manera, si se da el paso A, es verosímil o probable que
los pasos B y C efectivamente sigan a A. Si tal probabilidad es escasa o remota, el
temor a los pasos B y C puede pasar a un aseguro plano y, por tal motivo, se puede
desarrollar la acción A. En cambio, si la probabilidad es elevada, el temor a los pasos B
y C puede impedir que el paso A sea considerado permisible. En consecuencia, para que
adquiera valor el argumento de la “pendiente resbaladiza” es necesario demostrar la
existencia de la probabilidad para que tenga valor.
B) Versión lógica
1120
Vid. CHILDRESS, J.F., “Wedge argument…”, ob. cit., p. 656.
1121
Vid. FREY, G.F., “Il timore della china scivolosa”, en Dworkin, G., Frey, G.F. y Bok, S., ob. cit.,
pp. 53-80.
1122
Vid. RACHELS, J., La fine della vita, Sonda, Milán, 1989, p. 181-182.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 287
deseable o problemática desde un punto de vista ético, ninguna o ambas acciones deben
ser permitidas, siempre que no sea posible establecer una distinción conceptual entre
ambas. Para que exista la conexión lógica –como señala ELIZARI1123- es necesario que
entre las dos acciones no existan diferencias relevantes o si la razón aducida para
justificar A se aplica igualmente a B.
Por su parte, PUERTA y MAURI1124 realizan dos formulaciones de la versión
lógica. Una primera formulación señala que no es posible encontrar una diferencia
conceptual de relevancia que distinga la situación A de la situación B, es decir, lo que
justifica la aprobación de A también puede justificar la aprobación de B. La segunda
formulación considera que existen diferencias relevantes entre A y B, pero no entre A y
C, D y E. Por tal motivo, si se acepta A se tendrá que permitir la acción B. Dado que
este tipo de situaciones desembocan en resultados arbitrarios, resulta muy difícil
establecer un punto de corte en el curso de las acciones y, en consecuencia, la
instalación de la pendiente se produce tras la aceptación de A.
En el ámbito que nos ocupa, la argumentación lógica concluye que si no se puede
establecer una diferencia conceptual entre el DGP para crear un “hermano salvador” y
el uso del DGP para seleccionar rasgos genéticos (color de pelo, sexo, inteligencia)
ambas acciones deben ser permitidas o prohibidas. Dado que no resulta moral que los
padres puede seleccionar determinados rasgos de sus hijos o que se generalice la terapia
en la línea germinal (acción B), la versión lógica del argumento concluye que se debe
prohibir también la técnica del “bebé medicamento”. Desde este punto de vista, las
personas que apoyan el DGP extensivo pero condenan la selección basada en criterios
no médicos mantienen una postura inconsistente y, en realidad, deberían oponerse a
ambas técnicas1125.
C) Versión empírica
1123
Vid. ELIZARI, F.J., ob. cit., p. 480.
1124
Vid. PUERTA, J.L. y MAURI, A., “La pendiente resbaladiza en las decisiones médicas
concernientes a la eutanasia”, en Urraca Martínez, S. (dir.), Eutanasia hoy. Un debate abierto, Noesis,
Madrid, 1996, pp. 186-187.
1125
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting …”, ob. cit., p. 534.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 288
curso de acción se producirán en el futuro otros que resulten menos deseables. Según
RACHELS1126, si se permiten ciertas prácticas, de hecho se irán permitiendo poco a
poco otras que resultan inaceptables y que están relacionadas con aquéllas. Este
razonamiento se expresa de manera grafica por DE WERT1127 al señalar que una vez
hemos abierto la “rendija” que permite el DGP pronto “se abrirán de par en par” las
compuertas que nos conducirán a utilizar la ingeniería genética para concebir “niños de
diseño”, seleccionar embriones afectados de una determinada discapacidad o practicar
la terapia génica sobre la línea germinal. Como se puede observar, se trata de una tesis
sobre el comportamiento futuro de las personas, teniendo en cuenta lo que ha ocurrido
históricamente y suele ocurrir en contextos similares. Resulta irrelevante, por tanto, la
diferencia entre A y B por cuanto la experiencia ha demostrado que se puede pasar de
una a otra sin apenas darse cuenta1128.
asumidas por la sociedad. En este sentido, vid. CAPLAN, A, McGEE, G. y MAGNUS, D., “What is
inmoral about eugenics?”, British Medical Journal, vol. 171, 1999, pp. 335-337.
1131
El
presidente de la República Federal Alemana, Johannes Rau, manifestó en su famoso discurso
“¿Irá todo bien? Por un progreso a medida humana” pronunciado el 18 de mayo de 2001 que el DGP
podía abrir la puerta a la “selección biológica, a una concepción a prueba”. Vid. RAU, J., “¿Irá todo bien?
Por un progreso a medida humana”, Revista de Derecho y Genoma Humano, núm. 14, enero-junio 2001,
pp. 25-40.
1132 Vid. HANDYSIDE, A.H., KONTOGIANNI, E.H., HARDY, K. y WINSTON, R.M., “Pregnancies
from biopsied human preimplantation embryos sexed by Y-specific DNA amplification”, Nature, vol.
344, abril 1990, pp. 768-770.
1133
Para
un estudio de estas enfermedades, vid. Capítulo II de esta obra en el apartado 3.2 dedicado al
procedimiento de DGP.
1134
En
este sentido, se discute desde un punto de vista ético la utilización del DGP para evitar, no el
nacimiento de un hijo enfermo, sino de un hijo portador de una enfermedad genética. Éste sería el caso,
por ejemplo, de la hemofilia, enfermedad que sólo transmiten las madres. El problema se plantearía
cuando el DGP fuera solicitado por el padre portador de la enfermedad, pues todos sus hijos serían sanos
y las hijas únicamente serían portadoras y, en consecuencia, no desarrollaría la enfermedad. Sobre esta
cuestión, vid. OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ, E. y ANDREU MARTÍNEZ, Mª. B., “Diagnóstico
preimplantacional”, en Cobacho Gómez, J.A. (dir.) e Iniesta Delgado, J. J (coord..), Comentarios a la Ley
14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, Thomson Aranzadi,
Navarra, 2007, pp. 449-450.
1135
En
este sentido, HENN, W., “Consumerism in prenatal diagnosis: a challenge for ethical guidelines,
Journal of Medical Ethics, vol. 26, núm. 6, 2000, pp. 444-446.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 290
1136
Vid. BELLIENI, C., “Diagnóstico preimplantacional. Diagnóstico prenatal”, en Sgreccia, E. y
Laffite, J. (eds.), ob. cit., p. 63.
1137
Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología…, ob. cit., p. 388.
1138
Este
principio está recogido en los distintos tratados y convenios internacionales sobre la materia. El
artículo 11 del Convenio de Oviedo señala que “se prohíbe toda forma de discriminación de una persona
a causa de su patrimonio genético”. A su vez, el artículo 6 de la Declaración Universal sobre el Genoma
Humano y los Derechos Humanos establece que “nadie podrá ser objeto de discriminaciones fundadas en
sus características genéticas, cuyo objeto o efecto sería atentar contra sus derechos humanos y libertades
fundamentales y el reconocimiento de su dignidad”. Por otro lado, el artículo 7 a) de la Declaración
Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos dispone que “debería hacerse todo lo posible por
garantizar que los datos genéticos humanos y los datos proteómicos humanos no se utilicen con fines que
discriminen, al tener por objeto o consecuencia la violación de los derechos humanos, las libertades
fundamentales o la dignidad humana de una persona, o que provoquen la estigmatización de una persona,
una familia, un grupo o comunidades”. Y, finalmente, el artículo 11 de la Declaración Universal sobre
Bioética y Derechos Humanos señala que “no se debería discriminar ni estigmatizar a ningún individuo o
grupo por ningún motivo, en violación de la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades
fundamentales”.
1139
Vid.
HERRANZ, G., “Medical-ethical problems in prenatal and pre-implantation genetic diagnosis”,
en Vial Correa, J. y Sgreccia, E. (eds.), Human Genome, Human Person and the Society of the Future,
Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano, 1999, pp. 192 y ss.
1140
En la actualidad, no existe un criterio generalmente aceptado que sirva para determinar qué
patologías son lo suficientemente graves como para no proceder a la implantación. Para llegar a un
acuerdo sobre esta cuestión –como señala Saxton- debería existir un consenso generalizado en la sociedad
sobre tres postulados: 1) que tener un hijo discapacitado o enfermo es algo claramente indeseable; 2) que
la calidad de vida de este tipo de personas es peor que la de otras; y 3) que tenemos medios para decidir
que es mejor que algunas personas no nazcan nunca (SAXTON, M., “Prenatal screening and
discriminatory attitudes about disability”, Women Health, vol. 13, núm. 1-2, 1987, pp. 217-224).
Evidentemente, la diversidad de posturas existentes en la sociedad sobre esta cuestión no
resultará sencillo la determinación a priori de aquellas enfermedades que, por su trascendencia futura,
aconsejan la no implantación del embrión. En este sentido, TESTART afirma que, a falta de unos
criterios objetivos social y médicamente consensuados, la decisión de no implantación corresponderá a
los futuros padres, si bien teniendo en cuenta la opinión de los Comités de Ética a fin de evitar una
extralimitación de la autonomía individual que menosprecie el valor intrínseco del embrión (TESTART,
J., “La eugenesia médica…”, ob. cit., p. 25).
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 291
1144
En este sentido, el Comité Nacional de Bioética de Italia manifestó, en sus Orientaciones bioéticas
sobre los análisis genéticos de 19 de noviembre de 1999, que: “La capacidad de predecir –a través del
análisis del genoma en época prenatal o de la constitución genética de individuos adultos- que un sujeto
contraerá una determinada enfermedad o de pronosticar que, aunque esté exento de patologías
específicas, sin embargo, está predispuesto a contraerlas, puede comportar un costo elevado en términos
psicológicos y sociales. En efecto, es posible someter al individuo a discriminaciones en varios ámbitos
de su vida cotidiana (en el trabajo, como beneficiario de un seguro o, incluso, en la vida con su pareja),
frecuentemente solo sobre la base de una mayor probabilidad, pero no de la certeza, de que un día pueda
enfermar. Se impone, por tanto, la necesidad de protegerlo de un mal uso de las informaciones genéticas,
como los que conducen a comportamientos colectivos discriminatorios y limitativos, en cualquier nivel,
de los derechos fundamentales de la persona”. Para un estudio detenido de esta declaración, vid.
COMITATO NAZIONALE PER LA BIOETICA, Orientamenti bioetici per i test genetici, 19 de
noviembre de 1999, disponible en el siguiente enlace: http://www.governo.it/bioetica/testi/191199.html.
1145
Vid. ABELLÁN, F., ob. cit., p. 121.
1146
En
este sentido, Arango considera que nos encontramos ante un caso de eugenesia positiva en la que
se “deciden que unos embriones vivan por presentar determinadas características genéticas específicas y
otros mueren porque no las tienen”. De esta manera, se supera la finalidad terapéutica del DGP que
elimina al embrión enfermo y se permite de facto la predeterminación genética de la descendencia en
atención a los deseos o necesidades de los progenitores. Vid. ARANGO RESTREPO, P., SÁNCHEZ
ABAD, P.J. y PASTOR, L.M., “Diagnóstico genético preimplantatorio y el bebé medicamento. Criterios
éticos encontrados en la literatura biomédica y bioética”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIII, núm. 2,
2012, p. 319.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 293
1147
Vid.
QUINTAVILLE, J. citado en: “Pro-Life Challenge to Embryo Testing”, BBC News, Health, 12
de julio de 2002, disponible en: http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/2125482.stm.
1148Vid. ROBERTSON, J.A., “Extending Preimplantation Genetic Diagnosis: The Ethical Debate",
Human Reproduction, vol. 18, núm. 3, 2003, p. 466.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 294
Uno de los argumentos éticos que suelen esgrimirse en contra del “bebé
medicamento” es que conduce inexorablemente a la utilización de la ingeniería genética
para mejorar las capacidades de la naturaleza humana.
El término “mejora” se puede definir como “medra, adelantamiento y aumento
de una cosa1149”. En el ámbito biomédico, esta expresión se utiliza para referirse a
aquellas prácticas que pretenden potenciar la condición del cuerpo humano o de la
mente más allá de los límites de la normalidad1150. Se trata, por tanto, de mejorar
capacidades como la inteligencia, la longevidad o la memoria1151. La principal
característica de estas aplicaciones biotecnológicas es que trascienden la Medicina
tradicional1152 cuyo fin esencial ha sido la curación de la enfermedad o, en caso de no
ser posible, el alivio del sufrimiento humano1153.
1149
Vid. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, ob. cit., p. 1348.
1150
Una
de las cuestiones más controvertidas en esta materia es definir qué se entiende por mejora. En
este sentido, Buchanan define la mejora biomédica como “una intervención deliberada aplicando la
ciencia biomédica que pretende mejorar una capacidad existente que tienen de forma típica la mayor parte
de los seres humanos normales, o todos ellos, o crear una capacidad nueva, actuando directamente en el
cuerpo o en el cerebro (BUCHANAN, A., Beyond Humanity? The Ethics of Biomedical Enhancement,
Oxford University Press, Oxford, 2011, p. 23).
Desde una concepción utilitarista, Savulescu caracteriza la mejora de la siguiente forma: “X es
una mejora para A si X hace más probable que A lleve una vida mejor en las circunstancias C, que son un
conjunto de circunstancias naturales y sociales” (SAVULESCU, J., ¿Decisiones peligrosas? Una bioética
desafiante, Tecnos, Madrid, 2012, pp. 313 y 314).
1151
Vid.
EBBESEN, M. y JENSEN, T.G., “Nanomedicine: Techniques, Potentials and Ethical
Implications”, Journal of Biomedicine and Biotechnology, 2006, p. 4.
1152
En
los últimos veinte años, se ha desdibujado la distinción entre terapia y mejora. Así, por ejemplo,
existe un consenso social mayoritario acerca de la aplicación de vacunas que pretenden fortalecer el
sistema inmunitario en ausencia de enfermedad1152. De igual manera, se admite la terapia de reemplazo
hormonal como mecanismo para contrarrestar el proceso de envejecimiento normal, así como la cirugía
estética que, en definitiva, está enfocada a mejorar la percepción de sí mismos de los solicitantes y, por
tanto, su estado de salud psicológico. Vid. DE CÓZAR ESCALANTE, J.M., Nanotecnología, salud y
bioética. Entre la esperanza y el riesgo, Junta General del Principado de Asturias/ Sociedad Internacional
de Bioética, Gijón, 2011, p. 92.
1153
Sobre
esta cuestión, vid. CALLAHAN, D. y PARENS, E., “The Ends of Medicine: Shaping New
Goals”, Bulletin of the New York Academy of Medicine, vol 72, núm.1, verano 1995, pp. 95-117.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 295
1154
Vid.
FRENCH ANDERSON, W., “Human Gene Therapy: Scientific and Ethical Considerations”,
Journal of Medicine and Philosophy, vol. 10, núm. 3, 1985, pp. 275-292.
1155
Se
trata de una cuestión de gran calado ético dado que –como señala Cortina- la especie humana ha
permanecido esencialmente igual desde un punto de vista biológico y genético durante 40 mil años. El
espectacular desarrollo cultural propiciado gracias al lenguaje escrito y oral no ha modificado nuestro
patrimonio genético (CORTINA, A., “Neuromejora moral. ¿Un camino prometedor ante el fracaso de la
educación?, Discurso pronunciado el día 8 de enero de 2012 en la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas, disponible en el siguiente enlace: http://www.racmyp.es/docs/anales/A90/A90-15.pdf).
Desde este punto de vista, se ha argumentado que “nuestra especie va a continuar cambiado,
pero ya no mediante una lenta e indirecta evolución biológica, sino a través de una nueva, rápida y directa
evolución tecnológica” (OCHOA, S., “La e-Salud y el Transhumanismo”, RevistaeSalud, vol. 5, núm. 19,
2009, p. 2).
1156
Vid.
JONAS, H., ob. cit., pp. 115-117.
1157
Vid.
HABERMAS, J., El futuro…, ob. cit., pp. 84-99.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 296
1158
Vid.
SANDEL, M.J., “The Case Against Perfection”, The Athlantic, abril 2004, disponible en el
siguiente enlace: http://jrichardstevens.com/articles/sandel-genetics.pdf.
1159
Vid.
WIKLER,
D., “Paternalism in the age of cognitive enhacement: do civil liberties presuppose
roughly equal mental ability?, en Savulescu, J. y Bostrom, N. (eds.), ob. cit., pp. 341-355.
1160
Vid.
TESTART,
J., “La eugenesia médica: una cuestión de actualidad”, Revista de Derecho y
Genoma Humano, vol. 8, 1998, pp. 21-30.
1161
Vid.
RIFKIN,
J., El siglo de la biotecnología. El comercio genético y el nacimiento de un mundo
feliz, Paidós, Barcelona, 2009, pp. 170-211.
1162
Vid.
DOUGLAS, T., “Moral Enhancement”, Journal of Applied Philosophy, vol. 25, núm. 3, agosto
de 2008, p. 228.
1163
En
esta línea, Jonas ha manifestado que: “El hombre, en su esencia, en su sustancia, tal como ha sido
creado, tal como ha salido de la voluntad creadora divina o del azar de la evolución no tiene necesidad de
ser mejorado. Cada uno de nosotros puede desarrollar las potencialidades más profundas de su ser. Pero
no le corresponde el querer superar aquello [la naturaleza humana], que es insuperable”. Vid. JONAS, H.,
citado por: ANDORNO, R., “¿Tenemos el derecho de modificar la especia humana”, Cuadernos de
Bioética, vol. XXV, núm. 1, 1996, p. 12.
1164
En
este sentido, Habermas ha manifestado que las aplicaciones biotecnológicas de mejoramiento
humano pueden provocar “la desaparición de la frontera entre la naturaleza de lo que somos y la dotación
orgánica que nos damos”. Según este autor, se pueden considerar razonables las intervenciones curativas
y las selectivas en relación con los seres humanos no nacidos y con discapacidades severas (eugenesia
negativa). Sin embargo, las intervenciones genéticas para la mejora del kit natural (eugenesia positiva)
comprometen la libertad de la persona que se ve afectada y, por tanto, debilitan la convivencia
democrática. Esta quiebra de la simetría de las relaciones interpersonales redunda en perjuicio de la
capacidad de autogobierno de la persona afectada que se vería encadenada a las decisiones genéticas de
sus creadores, supeditando su desarrollo vital al cumplimiento de la finalidad impuesta por un tercero.
Vid. HABERMAS, J., El futuro…, ob. cit., p. 24.
1165
Para
un estudio detenido de los problemas asociados a la discriminación genética, vid. APARISI
MIRALLES, A., “Igualdad y discriminación genética”, Anuario de Filosofía del Derecho, vol. XIII,
1996, pp. 309-326.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 297
1171
Vid.
SINGER, P., “The Human Genome and the Genetic Supermarket”, Free Inquiry, vol. 21, núm.
1, 2000, pp. 7-8.
1172
Vid.
HARRIS, J., Enhancing Evolution. The ethical case for making better people, Princeton
University Press, Nueva Yersey, 2007, pp. 19-35.
1173
Vid.
BOSTROM, N., The Transhumanist FAQ. A general introduction, 2003, p. 4. Puede
consultarse el texto íntegro en: www.humanityplus.org/philosophy/transhumanist-faq.
1174
Vid.
BOSTROM, N., “A History of Thanshumanismt Thought”, Journal of Evolution and
Technology, vol. 14, núm. 1, abril de 2005, pp. 6-10.
1175 No obstante, el Transhumanismo también ha formulado algunas objeciones éticas a la utilización de
la ingeniería genética. Así, en primer lugar, ha alertado de los riesgos derivados de su uso irracional pues
ello podría conducir al llamado “riesgo existencial” definido como aquel “aquel en el cual un resultado
adverso o bien aniquilaría la vida inteligente originada en la Tierra o bien disminuiría de modo drástico y
permanente su potencial”. En segundo lugar, los transhumanistas han manifestado que la ingeniería
genética solo debe utilizarse para producir beneficios intrínsecos o externalidades positivas netas (como,
por ejemplo, una mejora del sistema inmunitario o del funcionamiento cognitivo) y no para ofrecer una
ventaja posicional (un incremento de estatura). Finalmente, los transhumanistas han manifestado que los
programas de mejoramiento humano deben responder siempre al proyecto autónomo del individuo y
nunca proceder del poder coercitivo del Estado. Vid. BOSTROM, N., “Existential risks: analyzing human
extinction scenarios and related hazards”, Journal of evolution and technology, vol. 9, núm. 1, 2002, pp.
1-36; y del mismo autor “Human genetic enhancements: A transhumanist perspective”, Journal of Value
Inquiry, vol. 37, núm. 4, 2003, pp. 493-506.
1176
Vid.
VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ, H., ob. cit., p. 578.
1177
Vid.
ABELLÁN, F., “El horizonte del mejoramiento genético humano. Más allá de la eugenesia
proscrita”, en Sánchez- Caro, J. y Abellán, F. (coords.), Medicina Genética Clínica del siglo XXI.
Consideraciones científicas, éticas y legales, Comares, Granada, 2009, p. 263.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 299
Los detractores del “bebé medicamento” consideran que la práctica del DGP
extensivo va a conducir inexorablemente a otra consecuencia indeseada: la selección de
embriones afectados de una determinada patología como, por ejemplo, acondroplasia1181
o sordera. En este caso, el argumento empírico de la “pendiente resbaladiza” cuenta con
un mayor peso dado que el DGP ya se ha aplicado una vez, al menos, con esta finalidad.
Se trata del caso de dos lesbianas estadounidenses, Sharon Duchesneau y Candy
McCullough, que padecían sordera y deseaban tener un hijo afectado de esta misma
1178
Ibídem. pp. 266-267.
1179
Vid. OVERALL, C., “Life enhancement technologies: the significance of social category
membership”, en Savulescu, J. y Bostrom, N. (eds.), ob. cit., pp. 327-340.
1180
Vid. HUGUES, Citizen Cyborg. Why democratic societies must respond to the redesigned human of
the future, Westview Press, Estados Unidos, 2004, pp. 221-240.
1181
La
acondroplasia es un trastorno genético que afecta al crecimiento óseo y que produce el tipo más
común de enanismo. Los pacientes que sufren esta enfermedad suelen tener la cabeza grande, la frente
bastante prominente y la nariz achatada en la zona del puente. Sus manos suelen ser muy pequeñas y los
pies, cortos, anchos y planos. El tono muscular de estos enfermos suele estar muy disminuido y
normalmente presentan curvaturas anormales de la columna vertebral. Para un estudio detenido de esta
enfermedad, vid. FUNDACIÓN ALPE ACONDROPLASIA- MINISTERIO DE TRABAJO Y
ASUNTOS SOCIALES, Un nuevo horizonte. Guía de acondroplasia, Real Patronato de Discapacidad,
Madrid, 2007, pp. 11-57.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 300
1186
Vid.
DAVIS, D.S., “Genetic Dilemmas and the Child´s Right to an Open Future”, The Hastings
Center Report, vol. 27, núm. 2, marzo-abril 1997, pp. 11-13.
1187
Éste
es el fundamento de la acción de wrongful life admitida por la jurisprudencia norteamericana a
partir de los años setenta del siglo pasado. Se trata de la reclamación que interpone el hijo que ha nacido
con alguna enfermedad o anomalía congénita contra el médico alegando que éste ha incumplido el deber
de protección de su salud. A través de este tipo de acciones, el hijo puede reclamar tanto los daños
económicos asociados a la discapacidad (educación especial, cuidados médicos, atención sanitaria,
adecuación de la vivienda, etc.) como el daño moral por el mismo hecho de haber nacido al obligarle a
sufrir unas condiciones que merman su dignidad.
En el ámbito europeo, el caso más representativo en esta materia fue el resuelto por la Cour de
Cassation francesa en su sentencia de 17 de noviembre de 2000. Nicolás Perruche nació en 1983
aquejado de una profunda deficiencia, sordo y casi ciego. Su madre había padecido rubéola durante el
embarazo y afirmaba su voluntad de abortar si el feto estaba afectado por la infección. No obstante, los
médicos diagnosticaron erróneamente la ausencia de contagio. Tras el nacimiento, los médicos fueron
demandados por los padres del niño, en nombre propio y en el de su hijo, para que se le reconociera el
“daño de nacimiento”. Finalmente, la Cour de Cassation se pronunció a favor de los demandantes,
reconociendo que la negligencia médica había impedido a la madre decidir sobre la interrupción legal del
embarazo y evitar, así, el nacimiento de un hijo con graves anomalías.
Según Macía Morillo, la posibilidad que se plantee una demanda de wrongful life depende de la
existencia de dos presupuestos. En primer lugar, sólo puede plantearse este tipo particular de
reclamaciones de responsabilidad si, en el ordenamiento que resulte aplicable, está contemplada la
facultad de interrupción voluntaria del embarazo como una opción lícita de la que dispone la gestante o
ambos progenitores. Y, en segundo lugar, es necesario que, en el caso concreto, el mal o defecto que
padece el niño, posteriormente nacido, pudiera ser detectado o diagnosticado de acuerdo con el estado de
la ciencia médica, antes de la concepción o antes del plazo legalmente fijado para el ejercicio de la
interrupción voluntaria del embarazo”. Sobre esta cuestión, vid. ROMERO COLOMA, A.M., “Las
acciones de wrongful life y su problemática jurídica”, Diario La Ley, núm. 7224, 2009, pp. 1542-1546;
MACÍA MORILLO, A., “La responsabilidad civil médica. Las llamadas acciones de wrongful birth y de
wrongful life”, Revista de Derecho, núm.27, julio 2007, pp. 3-37; SHIFFRIN, S.V., “Wrongful life,
procreative responsibility, and the significance of harm”, Legal Theory, vol. 5, 1999, pp. 117–148;
CAREY, K.N., “Wrongful life and wrongful birth: legal aspects of failed genetic testing in oocyte
donation”, Penn Bioethics Journal, vol. I, núm. 1, 2005, pp. 1-4.
1188
Según
Singer, el desarrollo de la Medicina durante el siglo XX ha planteado dilemas éticos cuya
resolución difícilmente puede obtenerse con los postulados de la moral tradicional asentada en el valor
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 302
habilidades de las que carecen los oyentes como, por ejemplo, una conciencia superior
de la sutileza del gesto y de los movimientos a través del espacio1191. De igual manera,
en un entorno con un elevado ruido ambiental, las personas sordas tendrán una mayor
capacidad de acción1192.
No obstante, LÓPEZ MORATALLA1193 ha manifestado que estas
consideraciones suponen un abandono del concepto natural de discapacidad. Según esta
autora, los partidarios de esta tecnología parten de la base de que “si las personas que
oyen tienen derecho a eliminar embriones sordos” también “deberíamos tenerlo también
para desechar un embrión sin sordera” dado que “en una comunidad de sordos, el que
oye sería el discapacitado”. Este razonamiento provoca una perversión del lenguaje y de
la concepción sobre la cultura. Así, respecto del lenguaje, por cuanto destruye el propio
concepto de discapacidad como limitación para alcanzar una meta u objetivo1194 al
convertir una deficiencia en un rasgo positivo –incluso deseable- del individuo. Y, en
cuando a la concepción sobre la cultura, por cuanto la condición que permite acceder a
la cultura sorda no es fruto de una decisión voluntaria del individuo, sino del azar ligado
a las leyes de la herencia o, en su caso, de la elección de los padres que deciden
seleccionar un embrión afectado de dicha discapacidad.
1195
Sobre las técnicas para llevar a cabo este procedimiento, vid. CUEVAS, I., LLÁCER, J., TEN, J.,
MENDIOLA, J. y BERNABEU, R., “Situación actual de la selección de sexo”, Revista Iberoamericana
de Fertilidad, vol. 19, núm. 5, septiembre-octubre 2002, pp. 337-343.
1196
En
este sentido, Junquera de Estéfani considera que nos encontramos ante una utilización caprichosa
de la tecnología con la sola finalidad de satisfacer los deseos arbitrarios de los progenitores. Vid.
JUNQUERA DE ESTÉFANI, R., Reproducción asistida, filosofía ética y filosofía jurídica, Tecnos,
Madrid, 1988, pp. 141 y ss.
1197
Sobre
las consecuencias de esta práctica en India y China, vid. KAUR, R., “Mapping the Adverse
Consequences of Sex Selection and Gender Imbalance in India and China”, Economic and Political
Weekly, vol. XLVIII, núm. 35, 31 de agosto de 2013, pp. 37-44.
1198
En
el año 2005, Israel permitió la selección de sexo por razones familiares. Las directrices del
Ministerio de Sanidad exigen que la familia tenga, al menos, cuatro miembros del mismo sexo. Vid.
SIEGEL-ITZKOVICH, J., “Israel allows sex selection of embryos for non-medical reasons”, British
Medical Journal, vol. 330, mayo 2005, p. 1228; LANDAU, R., “Sex selection for social purposes in
Israel: quest for the “perfect child” of a particular gender or centuries old prejudice against women?”,
Journal of Medical Ethics, vol. 34, núm. 9, 2008, pp. 10.
1199
En
las sociedades patriarcales, la preferencia del varón sobre la mujer está relacionada, entre otros
aspectos, con la economía familiar. En efecto, los padres contemplan los gastos realizados en su hijo
varón como una inversión en el bienestar del hogar lo que, a su vez, repercutirá en el cuidado y asistencia
de aquéllos cuando alcancen la ancianidad. En cambio, las inversiones realizadas en las hijas acrecerán al
patrimonio de la familia política, máxime cuando existen instituciones como la dote que debe
desembolsar la familia de la novia. Por otro lado, en algunas sociedades patriarcales, subsisten normas
que otorgan al varón la condición de heredero de la tierra lo que asegura el mantenimiento de dichas
propiedades en el núcleo de la familia. Vid. GILLES, K. y FELDMAN-JACOBS, C., “When technology
and tradition collide: from gender bias to sex selection”, Population Reference Bureau, Policy Brief,
septiembre 2012, p. 2, disponible en el siguiente enlace: http://www.prb.org/pdf12/gender-bias-sex-
selection.pdf.
1200
Esta
técnica está prohibida en Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania,
Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Lituania, Letonia, Países Bajos, Noruega, Portugal, Rusia, San Marino y
Reino Unido. Para un estudio de la normativa en la materia, vid. DARNOVSKY, M., “Countries with
laws or policies on sex selection”, Center for Genetics and Society, Nueva York, 13 de abril 2009,
disponible en: http://geneticsandsociety.org/downloads/200904_sex_selection_memo.pdf.
1201
La
normativa española prohíbe la selección del sexo de los embriones por razones no terapéuticas.
En este sentido, el artículo 26.2, letra c, 10º de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de
reproducción humana asistida tipifica como infracción muy grave “la selección del sexo o la
manipulación genética con fines no terapéuticos o terapéuticos no autorizados”.
Los tribunales españoles han vetado cualquier procedimiento de selección de gametos o
embriones que persiga la elección del sexo por motivos sociales o familiares. En el año 1990 el Juzgado
de Primera Instancia nº 2 de Mataró tuvo que resolver la solicitud de una mujer casada, madre de cinco
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 305
esta postura están relacionadas con múltiples aspectos1202. Así, en primer lugar, se
considera que la generalización de esta práctica puede provocar graves desequilibrios
demográficos1203 dado que si las parejas pueden elegir el sexo de su hijo –normalmente,
varón- no tendrán la necesidad de concebir otro hijo que se adapte a sus preferencias1204.
En segundo lugar, se propicia la desigualdad de las clases sociales pues el alto coste de
la tecnología, privaría de su utilización a las clases más desfavorecidas que verían
frustradas su expectativas de equilibrio familiar o, en su caso, obligadas a utilizar
métodos de selección de sexo –como, por ejemplo, el aborto- que llevan aparejado un
mayor coste emocional1205. En tercer lugar, se ahonda en la desigualdad de la mujer1206
especialmente en las sociedades patriarcales por cuanto los hombres –como expresa
ROBERTS1207- “tomarán por la fuerza lo que no puede obtener legalmente” lo que
hijos, que pretendía recabar autorización judicial para someterse a un proceso de inseminación artificial
con semen de su marido previamente seleccionado para asegurarse de quedar embarazada de una niña. La
solicitante justificaba, mediante los oportunos informes médicos, que sufría una grave depresión como
consecuencia del deseo frustrado de ser madre. El Juzgado accedió a su petición argumentando que la
finalidad terapéutica no debía entenderse exclusivamente en beneficio de la descendencia, sino también
de los progenitores. No obstante, dicha resolución judicial fue posteriormente revocada por la Audiencia
Provincial de Barcelona que, en su auto de 12 de noviembre de 1990, consideró que la selección del sexo
solo estaba permitida por razones médicas relacionadas con el tratamiento de la esterilidad humana y la
prevención y tratamiento de enfermedades de origen genético o hereditario. Por tal motivo, el destinatario
de este beneficio solo puede ser la descendencia y nunca los progenitores. Para un estudio detenido del
caso, vid. OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ, E. y ANDREU MARTÍNEZ, Mª. B., “Diagnóstico
preimplantacional”, en Cobacho Gómez, J.A. (dir.) e Iniesta Delgado, J. J (coord..), ob. cit., pp. 455-456.
1202
Para
una introducción general sobre la materia, vid. MACKLIN, R., “The Ethics of Sex Selection
and Family Balancing”, Seminars in Reproductive Medicine, vol. 28, núm. 4, 2010, pp. 315-321.
1203
Sobre
esta cuestión, vid. ALLAHBADIA, G.N., “The 50 Million Missing Women”, Journal of
Assisted Reproduction and Genetics, vol. 19, núm. 9, septiembre 2002, pp. 411-416; PLAFKER, T., “Sex
selection in China sees 117 boys born for every 100 girls”, British Medical Journal, vol. 324, mayo 2002,
p. 1233.
1204
Vid.
KRUGMAN, A., “Being Female Can be Fatal: An Examination of India’s Ban on Pre-Natal
Gender Testing”, Cardozo Journal of International and Comparative Law, vol. 215, núm. 219, 1998, p.
232.
1205
Vid.
ROBERTSON, J., “Procreative Liberty in the Era of Genomics”, American Journal of Law &
Medicine, vol. 29, 2003, pp. 439 y 462.
1206
En
contra de este criterio, Puigpelat Martí considera que las prácticas discriminatorias solo pueden
darse respecto de personas existentes y no sobre los preembriones. Vid. PUIGPELAT MARTÍ, F., “La
selección de sexo: aspectos jurídicos y valoración crítica”, Revista de Derecho y Genoma Humano, núm.
6, 1997, pp. 93-110.
1207
Vid.
ROBERTS, J., “Customizing Conception: A Survey of Preimplantation Genetic Diagnosis and
the Resulting Social, Ethical, and Legal Dilemmas”, Duke Law and Technology Review, vol. 12, núm. 26,
2002, p. 227.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 306
1208
Sobre las posibles consecuencias, Kusum ha advertido que “la carga reproductiva de la mujeres
aumentará dado que la carga de sacar adelante a la progenie tendrá que ser compartida por menos
mujeres”. Vid. KUSUM, K., “The use of pre-natal diagnostic techniques for sex selection: the Indian
scene”, Bioethics, vol. 7, núm. 2-3, abril 1993, p. 156.
1209
En este sentido, HENN, W., “Consumerism in prenatal diagnosis: a challenge for ethical
guidelines”, Journal of Medical Ethics, vol. 26, núm. 6, diciembre 2000, pp. 444-446.
1210
Para
un estudio detenido de esta cuestión, vid. BELLVER CAPELLA, V., “Las intervenciones
genéticas en la línea germinal humana y el horizonte de un futuro posthumano”, en Ballesteros, J. y
Aparisi, A. (eds.), Biotecnología, dignidad y derecho: bases para un diálogo, Eunsa, Pamplona, 2004, pp.
115-146.
1211
Vid. ROBERTSON, J.A., KAHN, J.P. y WAGNER, J.E., ob. cit., p. 39.
1212
En este sentido, GITTER, D., ob. cit, p. 1025.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 307
1219
Vid. GONZÁLEZ LAMUÑO, D. y GARCÍA FUENTES, M., “Enfermedades de base genética”,
Anales del Sistema Sanitario de Navarra, vol. 31, supl. 2, 2008, p. 106.
1220
Piénsese, por ejemplo, en el síndrome de Lesch-Nyhan que provoca disfunción neurológica,
trastornos cognitivos y sobreproducción de ácido úrico que conduce a la formación de cristales en las
articulaciones y en los riñones, uréteres o vegija.
1221
En
este sentido, vid. FLETCHER, J.C. y ANDERSON, W.F., “Germ-line gene therapy: a new stage
of debate”, Law, Medicine and Health Care, vol. 20, núm. 1-2, 1992, pp. 26-39.
1222
Según
Andorno, la dignidad se puede concebir desde dos puntos de vista: como facultad (dignity as
empowerment) y como límite (dignity as constraint). La primera noción se identificaría con la capacidad
de los individuos para actuar de modo autónomo y con su derecho a aquellas condiciones que favorecen
el pleno desarrollo de la personalidad. En cambio, la segunda noción operaría más allá de las opciones
individuales y se relacionaría con la idea de que existen límites a la libertad individual que son fijados por
interés general. Vid. ANDORNO, R., “La dignidad humana como fundamento de la Bioética y de los
Derechos Humanos en la Declaración Universal”, en Gross Espiell, H. y Gómez Sánchez, Y. (coords.),
La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, Comares, Granada, 2006, p. 255.
1223
Este
derecho suis generis de naturaleza colectiva se ha utilizado, en ocasiones, para justificar el
rechazo a determinadas innovaciones biotecnológicas como, por ejemplo, la clonación. En este sentido, el
Comité Nacional de Bioética de Italia ha manifestado que: “consideramos condenable la clonación por el
riesgo de que tales prácticas puedan poner en peligro los equilibrios basados en la biodiversidad,
provocando a medio y largo plazo consecuencias no intencionadas pero sumamente peligrosas para la
generaciones futuras”. Vid. COMITATO NAZIONALE PER LA BIOETICA, La clonazione come
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 309
problema bioético, 25 de marzo de 1997, 5 a), disponible en el siguiente enlace:
http://www.palazzochigi.it/bioetica/pubblicazioni_comitato.html.
1224
Sobre
esta cuestión, vid. MACKLIN, R., “Dignity is a useless concept”, British Medical Journal,
vol. 327, diciembre 2003, pp. 1419-1420.
1225
Vid.
JUNQUERA DE ESTÉFANI, R., “Dignidad humana y genética”, en Blázquez Ruiz, F.J. (dir.),
10 palabras clave en la nueva genética, Verbo Divino, 2006, p. 24.
1226
Vid. GONZÁLEZ PÉREZ, J., La dignidad de la persona, Civitas, Madrid, 1986, p. 111.
1227
Vid.
SIMON, J., “La dignidad del hombre como principio regulador de la Bioética”, Revista de
Derecho y Genoma Humano, núm. 13, 2000, p. 25.
1228
En
este sentido, De Miguel Beriain critica la relevancia de este argumento en el estudio de la
clonación humana. A este respecto, considera que solo se atentaría a la biodiversidad genética de la
especie humana en caso de que la clonación se aplicara de manera generalizada como mecanismo
principal para generar descendencia lo que resulta absolutamente inconcebible. Vid. DE MIGUEL
BERIAIN, I., La clonación…, ob. cit., pp. 94-97.
1229
El
artículo 1 de la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos de
1997 declaró que “en sentido simbólico, el Genoma Humano es patrimonio de la Humanidad”. Se trata de
un “derecho” de los llamados de “tercera generación” que, surgidos a partir de los años 70 del siglo
pasado, pretendieron superar la impronta individualista para ahondar en conceptos supranacionales como
la comunidad, el pueblo, la paz, el medio ambiente, la calidad de vida o el patrimonio genético humano.
En efecto, la tercera generación de derechos provocó el nacimiento de una nueva forma de ejercitar la
ciudadanía que estaría interesada en la protección de ciertos bienes colectivos que pertenecen a toda la
humanidad. Según Peces-Barba, este nuevo humanismo basado en la solidaridad, no individualista, no
colectivista, no racionalista, pragmático, buscaba respuestas adecuadas a los mayores peligros para la
supervivencia del hombre y, entre ellos, las amenazas derivadas de la revolución biotecnológica. Vid.
PECES-BARBA MARTÍNEZ, G. et al., Curso de Derechos fundamentales. Teoría general, Universidad
Carlos III de Madrid/ Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1999, pp. 275-282.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 310
equilibrada1230. Dado que aún desconocemos la función de todos los genes1231, pueden
producirse graves consecuencias que se transmitirían a las generaciones futuras1232 sin
que éstas hubieran tenido oportunidad de poder pronunciarse1233. Existiría el riesgo de
que tratáramos de generalizar la terapia en la línea germinal para erradicar todas las
anomalías genéticas lo que podría mermar considerablemente la capacidad evolutiva de
la especie humana basada en mutaciones accidentales1234. De igual manera, la
generalización de esta terapia contribuirá a difuminar la línea que separa la enfermedad
de la mejora lo que puede conducir a la modificación de caracteres no patológicos1235.
En este sentido, KRIMSKY1236 considera que no existen criterios objetivos que
permitan distinguir el binomio enfermedad/mejora dado que la comunidad científica
está procediendo a su constante revisión. Esta indeterminación puede llevarnos a
considerar que cualquier síntoma que predisponga a una determinada enfermedad sea
considerada en sí mismo como una proto-enfermedad.
1230
Vid.
NORMAN., C., “Clerics urge ban on altering germline cells”, Science, vol. 220, núm.4604,
1983, pp. 1360-1361.
1231
En
este sentido, De Miguel Beriain recuerda que los últimos descubrimientos han demostrado que la
función de algunos genes cambia notoriamente dependiendo de si actúan como dominantes o recesivos. A
este respecto, cita el caso de un gen que cuando actúa como dominante produce fibrosis quística y,
cuando actúa como recesivo, proporciona una gran resistencia a contraer la malaria. Vid. DE MIGUEL
BERIAIN, I., “Terapias génicas: un estudio…”, ob. cit. p. 284.
1232
Por
tal motivo, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia publicó un informe el día 18
de septiembre de 2000 en el que instaba al Gobierno estadounidense a establecer una moratoria en la
utilización de esta tecnología dada la escasa seguridad del procedimiento y la incertidumbre sobre los
efectos que produciría a largo plazo. Vid. FRANKEL, M.S. y CHAPMAN, A.R., Human Inheritable
Genetic Modifications. Assessing Scientific, Ethical, Religious, and Policy Issues, American Association
for the Advancement of Science, Nueva York, septiembre 2000, pp. 56-57.
1233
En contra de este criterio, Fiddler y Pergament consideran normalmente la sociedad no está
preocupada por las consecuencias futuras de la mayor parte de los cambios sociales y culturales que se
producen en un determinado momento histórico. Vid. FIDDLER, M. y PERGAMENT, E., “Germline
gene therapy: its time is near”, Molecular Human Reproduction, vol. 2, núm. 2, 1996, p. 76.
1234
Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., “Terapias génicas: un estudio…”, ob. cit. p. 285.
1235
Esta cuestión ya ha sido analizada ut supra en la letra A del apartado 2.4.
1236
Vid.
KRIMSKY, S., “Human Gene Therapy: Must We Know Where to Stop before We Start?”,
Human Gene Therapy, vol. 1, 1990, pp. 171-173.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 311
1237
Sobre esta cuestión, vid. LARA GONZÁLEZ, J.D., “La sociedad del miedo edificada por el
desarrollo modernista: enlaces con la fragilidad humana y la percepción del otro”, Nómadas. Revista
Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, vol. 24, núm. 4, 2009, disponible en el siguiente enlace:
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/24/davidlara.pdf.
1238
Vid. ELIZARI, F.J., ob. cit., pp. 487-490.
1239
Ibídem. p. 489.
1240
Vid. LÓPEZ DE LA VIEJA, Mª. T., ob. cit., p. 157.
1241
Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., La clonación, diez años después…, ob. cit., p. 132.
1242
Vid. KEOWN, J., Euthanasia, Ethics and Public Policy. An argument against legalisation,
Cambridge University Press, Cambridge, 2002, pp. 70-80.
1243
Vid.
SCHROTEN, E., “¿Es la clonación humana algo intrínsecamente malo?”, en McLaren, A.
(coord.), Clonación, Editorial Complutense, 2003, p. 121.
1244
Vid.
DWORKIN, R., Sovereign Virtue. The Theory and Practice of Equality, Harvard University
Press, Estados Unidos, 2000, pp. 427-452.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 312
miedo infundado derivado de la inseguridad ante los cambios –en este caso, procedentes
de la biotecnología- que han erosionado un sistema de valores. La sociedad
contemporánea debe mejorar y regular estas nuevas técnicas médicas por cuanto pueden
reportar importantes beneficios para la salud. Frente a las actitudes basadas en la
indignación, la alarma ante el declive de valores o las reacciones emocionales, este
autor enfatiza la necesidad de fomentar el principio de responsabilidad de los individuos
que deberán ser capaces de adoptar las decisiones correctas sobre la existencia y la
salud de sus hijos. Por tal motivo, debe realizarse un enfoque positivo de este
argumento –como señala DEN HARTOGH1245- que permita examinar de los abusos y
errores en la aplicación de lo nuevo, pero sin rechazarlo de forma sistemática.
En el caso específico del “bebé medicamento”, el razonamiento de la “pendiente
resbaladiza” ha recibido numerosas críticas. Así, en primer lugar, se ha criticado que el
argumento lógico se fundamenta en una falacia por cuanto sí que existe una diferencia
sustancial entre el DGP extensivo y la selección embrionaria con fines de mejoramiento
humano1246. En este sentido, RAM1247 considera que no existe ninguna relación entre la
elección de un rasgo genético que beneficia a una tercero como en el caso del “bebé
medicamento” y la elección de un rasgo no médico que solo beneficia a dicho
embrión1248. De igual manera, DE WERT1249 recuerda que la decisión de los padres que
1245
Sobre esta cuestión, vid. DEN HARTOGH, G., “The Slippery Slope Argument”, en Kuhse, H. y
Singer, P. (eds.), A Companion to Bioethics, Wiley-Blackwell, Oxford, 2002, pp. 280-290.
1246
La sentencia de la Corte de Apelación de 16 de mayo de 2003 dictada en el caso Hashmi recogió la
crítica al argumento lógico de la “pendiente resbaladiza”. En este sentido, el juez Mance consideró que
debía distinguirse claramente entre el DGP que pretende comprobar la existencia de enfermedades
hereditarias y el DGP que persigue la selección embrionaria basada en preferencias personales. Esta
última opción está relacionada con la eugenesia y la creación de “niños de diseño”. La sentencia concluye
que el matrimonio Hashmi no pretende utilizar el DGP para logar una autosatisfacción propia de una
medicina reproductiva a la carta, sino para aliviar el sufrimiento de su hijo Zain que requiere de un
trasplante de células hematopoyéticas de un hermano compatible.
La referencia de la sentencia es la siguiente: Quintavalle, R (on the application of) v. Human
Fertilisation and Embryology Authority [2003] EWCA Civ 667. Puede consultarse su texto íntegro en
inglés en el siguiente enlace: http://www.bailii.org/ew/cases/EWCA/Civ/2003/667.html.
1247
Vid. RAM, N.R., ob. cit., p. 281.
1248
En este sentido, Archer considera que se puede establecer una distinción clara entre el DGP
extensivo y la ingeniería genética de diseño. En el caso del DGP extensivo, la técnica persigue el
nacimiento de un niño que pueda salvar a un hermano gravemente enfermo. Por el contrario, la selección
genética de rasgos por motivos no médicos no concede ningún beneficio a un tercero. La finalidad
terapéutica del “bebé medicamento” atribuye un especial valor a este procedimiento por cuanto pretende
satisfacer las exigencias del principio de beneficencia. Vid. ARCHER, J.A., ob. cit., p. 59.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 313
1250
En este sentido, BELLAMY, S., “Lives to save lives…”, ob. cit., p. 6.
1251
Vid. SHELDON, S. y WILKINSON, S., “Should selecting saviour…”, ob. cit., p. 534.
IV. Estatuto ético del “bebé medicamento” (II): Argumentos en contra 314
1252 Vid. SMITH, M., Regulating IVF and Pre-implantation Tissue-Typing for the creation of “saviour
siblings”: A harm analysis, Tesis Doctoral, Facultad de Derecho, Queensland University of Technology,
2010, pp. 246-247.
Conclusiones 315
CAPÍTULO V
1.- INTRODUCCIÓN
Este Capítulo pretende ofrecer una visión jurídica integral del estatuto del “bebé
medicamento”. Para lograr este objetivo, hemos estructurado nuestro análisis en dos
apartados claramente diferenciados en los que se examina no sólo la normativa vigente
en la materia, sino la trascendencia constitucional de esta revolución biotecnológica.
El primer apartado está dedicado al estudio del marco jurídico del DGP extensivo.
Como hemos señalado en otras ocasiones, esta técnica se introdujo por primera vez en
España en el año 2006 con la aprobación de la LTRHA. El trabajo examina su
tramitación parlamentaria, los debates que se produjeron en las Cortes Generales, la
norma finalmente aprobada, su ámbito de aplicación y el procedimiento ideado por el
legislador para autorizar esta técnica experimental. Para finalizar, analizamos la
jurisprudencia recaída hasta la fecha sobre el reembolso de los costes del tratamiento
cuando se practica en la sanidad privada.
El segundo apartado está dedicado al análisis del DGP extensivo a través de la
identificación de aquellos derechos, valores o intereses de rango constitucional que se
ven afectados por la mismo. A tal efecto, hemos identificado tres intereses: 1) en primer
lugar, el embrión seleccionado genéticamente para ser compatible con el sistema
inmunitario del hermano enfermo; 2) en segundo lugar, el derecho a la salud del hijo
enfermo que necesita un donante histocompatible para curarse o, al menos, mejorar su
pronóstico futuro; y 3) en tercer lugar, el derecho de los padres a la procreación.
Nuestro estudio comienza por el examen de la protección constitucional del
embrión humano y, específicamente, si puede ser objeto de intervenciones que no van a
Conclusiones 316
A) Naciones Unidas
1253
Vid. ROMEO CASABONA, C.Mª., “Editorial”, en Romeo Casabona, C.Mª. (coord.), Hacia una
Bioética Universal. La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO,
Instituto Roche- Cátedra Interuniversitaria de Derecho y Genoma Humano, disponible en el siguiente
enlace: http://www.catedraderechoygenomahumano.es/images/monografias/Revista_UNESCO.pdf.
1254
El
término “soft law” fue acuñado por Lord McNair y, desde su origen, se ha interpretado de
distintas maneras. Por un lado, la expresión trataba de describir enunciados normativos formulados como
principios abstractos que devenían operativos a través de su aplicación judicial. Por otro lado, la
expresión hacia referencia a la distinción entre proposiciones de lege data y de lege ferenda.
Para un estudio detenido de la cuestión, vid. MAZUELOS BELLIDO, A., “Soft Law: ¿Mucho
ruido y pocas nueces?”, Revista Electrónica de Estudios Internacionales, núm. 8, 2004, pp. 1-40; DEL
TORO HUERTA, M.I., “El fenómeno del soft law y las nuevas perspectivas del derecho internacional”,
Anuario Mexicano de Derecho Internacional, vol. VI, 2006, pp. 513-549; ALARCÓN GARCÍA, G., “El
soft law y nuestro sistema de fuentes”, en Arrieta Martínez de Pisón, J., Collado Yurrita, M.A. y Zorzona
Pérez, J.J. (dir), Baéz Moreno, A. y Jiménez-Valladolid de L´Hotelliere-Fallois, D.J. (coords.), Tratado
sobre la Ley General Tributaria, vol. I, Aranzadi, Navarra, 2010, pp. 271-298.
1255
Para
un estudio detenido de esta cuestión, vid. DAMIÁN COLMEGNA, P., “Impacto de las normas
de soft law en el desarrollo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos”, Revista Electrónica del
Instituto de Investigaciones “Ambrosio L. Gioja”, año VI, núm. 8, invierno 2012, pp. 27-47.
1256
Los
orígenes de este Declaración se encuentran en el encargo realizado por la UNESCO a la
Comisión Jurídica del Comité Internacional de Bioética en 1993 para que redactaran un texto que
recogiera los principios básicos de actuación en el ámbito de la genética. Después de estudiar con
detenimiento once versiones diferentes, la 29ª Conferencia General de la UNESCO aprobó el texto
definitivo el día 11 de noviembre de 1997 gracias al apoyo de ciento ochenta y seis Estados (DE
MIGUEL BERIAIN, I., La clonación, diez años después, Cátedra Interuniversitaria de Derecho y
Genoma Humano/ Fundación BBVA/ Diputación Foral de Bizkaia, Comares, Granada, 2008, p. 143).
Sobre la importancia de este texto internacional, Darío Bergel ha señalado: “La Declaración no
pudo ser más oportuna. Cuando están en juego las bases en que se asienta nuestra herencia, cuando
visualizamos –con fundamentos respetables- la posibilidad de lesión al derecho a la intimidad, cuando
existen sobrados motivos para pensar en conductas discriminatorias fundadas en la información genética,
cuando la ingeniería genética ha dotado a los científicos de instrumentos capaces de alterar el genoma con
el agregado de transmitir tales modificaciones a generaciones futuras es justo que cada ser humano asuma
su propio protagonismo en un tema que no solo le interesa como individuo, sino como integrante de la
especie, al estar en juego derechos humanos del más alto nivel” (DARÍO BERGEL, S., “La Declaración
Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos”, Cuadernos de Bioética, vol. 2º, 1998, p. 389).
Conclusiones 318
1261
Artículo 6 de la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos.
1262
Adoptada por unanimidad por la Conferencia General de la UNESCO el 16 de octubre de 2003.
1263
En este sentido, Gómez Sánchez considera que mientras la discriminación representa siempre un
trato desfavorable frecuentemente prohibido por el Derecho, la estigmatización es un daño a la persona en
sí misma, en su valoración como ser humano con independencia de lo que pueda establecer el Derecho.
Vid. GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., “Los principios de autonomía, igualdad y no discriminación en la
Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos”, en Gros Espiel, H. y Gómez Sánchez, Y.
(coords.), La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO, Comares,
Granada, 2006, p. 305.
1264
Vid.
CAMBRÓN INFANTE, A., “Los principios de protección de datos genéticos y la declaración
de la UNESCO”, Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña, núm. 8, 2004, pp. 209-
222.
1265
Para
un estudio detenido del tratamiento de datos genéticos, vid. ÁLVAREZ GONZÁLEZ, S.,
Derechos fundamentales y protección de datos genéticos, Dykinson, Madrid, 2007, pp. 188- 228.
1266
Artículo 11 de la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos.
Conclusiones 320
B) Consejo de Europa
1267
Adoptada por la Conferencia General de la UNESCO el día 19 de octubre de 2005.
1268
Sobre el artículo 16 de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, Bandrés
Moya considera que la inclusión de este artículo pone de manifiesto “el valor que tiene proteger el acervo
genético, tanto en sus aspectos de investigación, manipulación, como el uso para la toma de decisiones”.
Era necesario, por tanto, incluir dicha disposición para que “la toma de conciencia, el compromiso moral
y la reflexión ética permita afrontar con rigor la defensa de un patrimonio tan fundamental para la vida,
como es el patrimonio genético”. Vid. BANDRÉS MOYA, F., “Protección de la biosfera y las
generaciones futuras”, en Gros Espiel, H. y Gómez Sánchez, Y. (coords.), ob. cit., pp. 454-457.
1269
Vid.
ABELLÁN, F., Selección genética de embriones. Entre la libertad reproductiva y la eugenesia,
Comares, Granada, 2007, pp. 62-63.
1270
Al
margen del Convenio de Oviedo, también debemos mencionar dos recomendaciones relacionadas
con nuestro objeto de estudio.
En primer lugar, la Recomendación 1046 (1986) sobre el Uso de los Embriones y Fetos
Humanos con Fines Diagnósticos, Terapéuticos, Científicos, Industriales y Comerciales. En este texto se
insta a los Estados a limitar el uso de embriones y fetos humanos, así como el material y tejidos obtenidos
de ellos. A tal efecto, solo se permite la intervención con fines diagnósticos o terapéuticos sobre un
embrión vivo, in vitro o implantado en el útero cuando el objetivo sea el bienestar del niño por nacer y su
mejor desarrollo. De igual manera, se prohíbe expresamente que la terapia sobre los embriones influya en
características hereditarias no patológicas, así como persiga la selección racial.
En segundo lugar, la Recomendación R (90) 13, de 21 de junio, del Consejo de Ministros a los
Estados Miembros sobre el Screening Genético Prenatal, Diagnóstico Genético Prenatal y Asesoramiento
Genético. En el citado texto se establecen una serie de principios que deben inspirar la legislación en
materia de análisis genéticos. Sus disposiciones también se aplican al screening prenupcional y de
preembarazo cuya finalidad es detectar el riesgo que puede correr la salud del futuro niño. En el Principio
nº 2 se establece que dichos tests genéticos solo deben realizarse para detectar una grave riesgo para la
salud del niño. En el Principio nº 5 se promueve la participación de ambos miembros de la pareja en las
Conclusiones 321
sesiones de orientación y asesoramiento. En el Principio nº 8 se establece que la información obtenida
tras la realización de los tests debe adaptarse a las circunstancias personales y ser suficiente para lograr
una decisión informada cabal. Y, finalmente, en el Principio nº 14 se contempla la necesidad de proveer
un acceso inmediato al asesoramiento preconcepción, al screening y al diagnóstico pre-embarazo cuando
existe un riesgo apreciable de transmitir un grave trastorno genético.
1271
Se publicó en el BOE nº 251 de 20 de octubre de 1999 y entró en vigor el día 1 de enero de 2000.
1272
En
este sentido, vid. GARCÍA ZARANDIETA, S., “El convenio relativo a los derechos humanos y
la biomedicina. Los internamientos por trastorno psíquico”, Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría, vol. XX, núm. 74, 2000, p. 315.
1273
Vid.
BELLVER CAPELLA, V., “Los diez primeros años del Convenio Europeo sobre Derechos
Humanos y Biomedicina: reflexiones y valoración”, Cuadernos de Bioética, vol. XIX, num. 3, 2008, p.
406.
1274
El
Convenio de Oviedo establece algunas normas relacionadas con nuestro objeto de estudio y que
son las siguientes: 1) el artículo 11 prohíbe toda forma de discriminación de una persona a causa de su
patrimonio genético; 2) el artículo 13 establece que las intervenciones sobre el genoma humano solo
pueden realizarse por razones preventivas, diagnósticos o terapéuticas, siempre que no persigan introducir
una modificación en el genoma de la descendencia; 3) el artículo 14 prohíbe la selección de sexo, salvo
cuando sea necesario para evitar una enfermedad hereditaria grave vinculada al sexo; y 4) el artículo 18.2
prohíbe la constitución de embriones humanos con fines de experimentación.
Conclusiones 322
relación con este precepto radica en determinar si afecta a los exámenes genéticos que
se realizan a los embriones. La respuesta a esta pregunta debe ser negativa. En este
sentido, el apartado nº 83 especifica que el artículo 12 del Convenio “no supone
limitación alguna al derecho a realizar intervenciones diagnósticas en la fase
embrionaria para detectar si el embrión es portador de características hereditarias que
producirán una grave enfermedad en el futuro niño”. Esta aclaración, sin embargo, no
resuelve todas las dudas por cuanto –como hemos visto en los Capítulo anteriores-
existe la posibilidad de que los padres decidan acudir al DGP extensivo con la sola
finalidad de seleccionar un embrión que sea compatible con el sistema inmunitario de su
hermano. En este supuesto, por tanto, las pruebas genéticas sobre el embrión no estarían
encaminadas –como reza el Informe Explicativo- a “detectar si el embrión es portador
de características hereditarias que producirán una grave enfermedad en el futuro niño”.
En cualquier caso, interesa destacar que el Convenio no establece una prohibición
expresa de esta técnica lo que otorga un margen de discrecionalidad a los Estados parte.
En cuanto a las normas en materia de trasplantes de órganos y tejidos, el artículo
19 del Convenio exige el cumplimiento de las siguientes condiciones: 1) exista interés
terapéutico del receptor; 2) no se disponga de un órgano o tejido procedente de una
persona fallecida; y 3) no exista un método terapéutico alternativo de eficacia
comparable. En cualquier caso, se requiere el consentimiento específico de la persona
afectada. En el caso del DGP extensivo, la particularidad reside en que la donación de
sangre de cordón umbilical o, en su caso, de médula ósea se produce cuando el “bebé
medicamento” carece de capacidad para expresar su voluntad. En el primer caso, no nos
encontramos ante una donación strictu sensu por cuanto la sangre del cordón umbilical
no constituye un órgano o tejido “bebé medicamento”. Sin embargo, en el segundo caso
–es decir, cuando se trata de donar médula ósea ante el fracaso o la insuficiente de la
sangre del cordón umbilical- la cuestión adquiere una mayor complejidad jurídica. En
este caso, el artículo 20 del Convenio permite de manera excepcional la extracción de
tejidos regenerables1278 de una persona que no tenga capacidad para expresar su
consentimiento cuando se cumplan las siguientes condiciones: 1) no se dispone de un
donante compatibles capaz de prestar su consentimiento; 2) el receptor es hermano o
1278
El apartado nº 123 del Informe Explicativo entiende por tejido regenerable “aquél capaz de
reconstituir su masa y sus funciones tras una extracción parcial”.
Conclusiones 324
C) Unión Europea
1279
El
apartado nº 128 del Informe Explicativo justifica que el beneficiario sea hermano o hermana al
señalar que “esta restricción pretende impedir que tanto la familia como los médicos se excedan en la
búsqueda de un donante a cualquier precio, aun cuando el grado de parentesco sea lejano y las
probabilidades de éxito en el trasplante no sean muy altas por incompatibilidad de tejidos”.
1280
Artículo 6.2 del Convenio de Oviedo.
1281
El
apartado nº 125 del Informe Explicativo establece que “el principio de ayuda mutua entre
parientes de primer grado, sujeto a ciertas condiciones, puede justificar una excepción a la prohibición de
extracción, encaminada a proteger a las personas incapaces de otorgar su consentimiento”.
1282
El
apartado nº 127 del Informe Explicativo establece que “solo se autoriza la extracción a condición
de que, en ausencia de donante, la vida del receptor esté en peligro”.
1283
El
apartado nº 129 del Informe Explicativo establece que “la intervención de esta institución (que
puede ser un tribunal, un organismo cualificado profesionalmente, un comité de ética, etcétera) pretende
garantizar que la decisión que se adopte sea imparcial”.
1284
En
este sentido, De Miguel Beriain considera que strictu sensu las competencias de los organismos
propios de la Unión Europea son subsidiarias y, por tanto, se concretan en acciones de apoyo,
coordinación y complemento de las que emprenden los Estados. Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., ob. cit.,
p. 159.
1285
La
preocupación de la Unión Europea por estos temas ha sido relativamente reciente porque, hasta
hace relativamente pocos años, la meta a conseguir era la creación de un mercado económico y no de una
unión político o cultural. Vid. LENOIR, N., “La bioética en la Comunidad Europea”, en AA.VV., El
Derecho ante el Proyecto Genoma Humano, vol. I, Fundación BBV Bilbao/ Diputación Foral de Vizcaya/
Universidad de Deusto, Bilbao, 1994, p. 86.
Conclusiones 325
para que ajusten su legislación a unos parámetros comunes1286. A pesar de los esfuerzos
comunitarios, existen importantes diferencias entre los Estados miembros dado que –
como señala PÉREZ ÁLVAREZ1287- el régimen jurídico de los embriones in vitro está
directamente relacionado con la ideología o conciencia nacional sobre el valor y el
origen de la vida.
Este panorama ha variado parcialmente desde la entrada en vigor del Tratado de
Lisboa de 2007 que ha reconocido valor jurídico a la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea1288. Si bien es cierto que la aprobación de dicho
tratado no se ha traducido en una competencia normativa directa de la Entidad
supranacional sobre estas cuestiones1289, puede condicionar las legislaciones internas de
los Estados –a excepción de Reino Unido y Polonia1290- al tener que adecuarse a las
exigencias derivadas de la Carta de los Derechos Fundamentales de 20071291 que, a su
1286
Para un estudio de las propuestas para armonizar las divergencias legislativas, vid. ROMEO
CASABONA, C.Mª. y URRUELA MORA, A., “Presupuestos y propuestas para una futura armonización
legal en Europa sobre la investigación con células embrionarias humanas”, Monografías Humanitas.
Investigación con células troncales, Fundación Medicina y Humanidades Médicas, núm. 4, 2005, pp.
215-231.
1287
Vid.
PÉREZ ÁLVAREZ, S., La libertad ideológica ante los orígenes de la vida y la clonación en el
marco de la Unión Europea, Comares, Granada, 2009, p. 118.
1288
El
artículo 6.1 del Tratado de Lisboa de 2007 establece que: “La Unión reconoce los derechos,
libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7
de diciembre de 2000, tal como fue adaptada el 12 de diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el
mismo valor jurídico que los Tratados”.
1289
Sobre
esta cuestión, el artículo 6.1, segundo párrafo, del Tratado de Lisboa de 2007 establece
claramente que: “Las disposiciones de la Carta no ampliarán en modo alguno las competencias de la
Unión tal como se definen en los Tratados”.
1290
El
Protocolo nº 30 sobre la aplicación de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea a Polonia y Reino Unido establece en el artículo 1.1 que: “La Carta no amplía la competencia del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea ni de ningún otro órgano jurisdiccional de Polonia o del Reino
Unido para apreciar que las disposiciones legales o reglamentarias o las disposiciones, prácticas o
acciones administrativas de Polonia o del Reino Unido sean incompatibles con los derechos, libertades y
principios fundamentales que reafirma”. Por su parte, el artículo 2 especifica que: “Cuando una
disposición de la Carta se refiera a legislaciones y prácticas nacionales, sólo se aplicará en Polonia o en el
Reino Unido en la medida en que los derechos y principios que contiene se reconozcan en la legislación o
prácticas de Polonia o del Reino Unido”.
1291
Para
un estudio detenido de la eficacia y contenido de la Carta de Derechos Fundamentales, vid.
MORENO DOMÍNGUEZ, J.F., “La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea: desde la
solemnidad a la eficacia”, Derecho y conocimiento. Anuario Jurídico sobre la sociedad de la información
y del conocimiento, núm. 2, 2002, pp. 325-347; SICILIA OÑA, B., Derechos fundamentales y
Constitución europea, Ararteko/ Defensor del Pueblo del País Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2006, pp. 232-261;
CHINCHÓN ALVAREZ, J. y SÁNCHEZ-BAYÓN, A., “La Carta al descubierto: notas críticas
científico-sociales sobre la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea”, en BRÚ PURÓN,
Conclusiones 326
vez, debe ser interpretado de acuerdo con el Convenio Europeo de Derechos Humanos y
la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo1292. La norma que más relevancia para
nuestro estudio es el artículo 3.2, letra b, que prohíbe las prácticas eugenésicas, en
particular las que tienen como finalidad la selección de las personas. Sobre esta
cuestión, ABELLÁN1293 considera que esta previsión, trasladada al campo de la
medicina embrionaria y el DGP, deben entenderse referida a las prácticas eugenésicas
que no tengan un carácter terapéutico y que, por ello, se encuentran fuera de los
supuestos normalmente admitidos por las legislaciones sobre la materia de los Estados
miembros.
Antes de la proclamación de la Carta, la Unión Europea ha prestado especial
atención a los posibles riesgos de las invenciones biotecnológicas y, especialmente, de
aquellas que afectaban a la manipulación y/o intervención sobre los orígenes de la vida.
Existen un conjunto amplio de disposiciones y recomendaciones que afectan a sectores
relacionados con dicha materia1294. No obstante, nuestra atención se va a centrar en dos
textos dada la íntima conexión existente con el DGP.
En primer lugar, la Resolución de 16 de marzo de 1989 del Parlamento Europeo
sobre los problemas éticos y jurídicos de la manipulación genética en la que se
establecen algunos aspectos relevantes como, por ejemplo, los siguientes: 1) los análisis
genéticos solo podían tener como finalidad el bienestar de las personas1295 afectadas1296;
C.M. (dir.), Exégesis Conjunta de los Tratados Vigentes y Constitucional Europeos, Thomson-Civitas,
Madrid, 2005, pp. 251-312.
1292
Vid. PÉREZ ÁLVAREZ, S., ob. cit., p. 113.
1293
Vid. ABELLÁN, F., ob. cit., p. 59.
1294
A
este respecto, podemos citar las siguientes: 1) la Directiva 98/44/CE, de 6 de julio, relativa a la
protección de las invenciones biotecnológicas; 2) la Directiva 2004/23/CE, de 31 de marzo, relativa al
establecimiento de normas de calidad y de seguridad para la donación, la obtención, la evaluación, el
procesamiento, la preservación, el almacenamiento y la distribución de células y tejidos humanos; 3) las
Resoluciones del Parlamento Europeo de 15 de enero de 1998 y de 7 de septiembre de 200 sobre la
clonación de seres humanos; y 4) la Resolución del Parlamento Europeo de 9 de marzo de 2005 sobre el
comercio con óvulos humanos.
1295
En relación con este texto legal, Ciccone manifiesta que: “Son éticamente lícitas solo las
intervenciones experimentales al servicio y en beneficio del embrión sobre el que se pretende operar, en
ausencia de cualquier otra vía que sea capaz de conseguir el mismo objetivo. Por tanto, solo como razón
última pueden ser realizados, en una situación en que la intervención constituye el último intento de
salvar una vida que, de otro modo, estaría destinada a extinguirse o a proseguir gravemente disminuida
[…] No hay experimentación científica que pueda mantenerse, cuando de ella no se deriva ventaja alguna
para el embrión sobre el que se realiza. Además, por tratarse de un sujeto incapaz de dar un consenso a lo
que se quiere hacer en su favor, es indispensable el consentimiento informado de quien tiene el deber de
Conclusiones 327
2) en ningún caso, se podrían utilizar para conseguir una “mejora positiva” del acervo
genético de la población, de conseguir una selección negativa de rasgos genéticamente
indeseables o de establecer “normas genéticas1297”; y 3) las intervenciones sobre los
embriones humanos vivos o sobre fetos solo pueden realizar cuando estén justificados
cuando exista una utilidad directa que no se pueda realizar de otra manera para
beneficio del niño en cuestión y de la madre1298.
Y, en segundo lugar, el informe elaborado por un Grupo de Expertos titulado “25
recomendaciones sobre las repercusiones éticas, jurídicas y sociales de los test
genéticos”1299. Al margen de unas consideraciones generales, el informe establece que
los test genéticos deben considerarse una parte integrante de los servicios sanitarios
nacionales, garantizando, la igualdad de acceso a los mismos de todos aquellos que los
necesiten1300. Por otro lado, se recomienda la adopción de las medidas necesarias para
garantizar que los tests genéticos estén justificados mediante el cumplimiento de una
serie de requisitos: 1) la alteración que se busque debe ser grave; 2) las pruebas han de
tener gran valor de pronóstico; y 3) debe existir la posibilidad de llevar a cabo acciones
de seguimiento en términos de intervenciones sanitarias (incluidas las opciones
reproductivas)1301.
tutelar el respeto de sus derechos, los padres, cuando los hay, o un tutor cuando están ausentes o han
desaparecido”. Vid. CICCONE, L., Bioética. Historia. Principios. Cuestiones, Ediciones Palabra, Madrid,
2006, pp. 217-218.
1296
En
la Ponencia elaborada por el eurodiputado Willi Rothley se alegada sobre esta cuestión: “Hay
que definir de forma clara y estricta y con carácter obligatorio los posibles campos de aplicación del
diagnóstico prenatal. Las intervenciones en embriones humanos vivos tanto en el útero como in vitro o en
fetos en el útero con fines diagnósticos (por ejemplo, amniocentesis) se pueden justificar solamente
cuando se realizan en beneficio del niño afectado así como de su desarrollo y nacimiento”. Vid.
PARLAMENTO EUROPEO, Problemas éticos y jurídicos de la manipulación genética y de la
fecundación artificial humana, Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas,
Luxemburgo, 1990, p. 46.
1297
Apartado 12, letra b.
1298
Apartado 32.
1299
Vid. COMISIÓN EUROPEA, 25 recomendaciones sobre las repercusiones éticas, jurídicas y
sociales de los tests genéticos, Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas,
Luxemburgo, 2004.
1300
Recomendación nº 6, letra d.
1301
Recomendación nº 8, letra a.
Conclusiones 328
1302
Los antecedentes legislativos de la ley española son, básicamente, los siguientes: 1) En primer lugar,
el llamado Informe Warnock que se emitió por el Comité de investigación en fecundación humana y
embriológica del Gobierno británico en 1984 cuya principal finalidad era responder a la necesidad de
señalar los principios que debían regir la práctica médica y la legislación en materia de reproducción
asistida; 2) En segundo lugar, el llamado Informe Palacios emitido por la Comisión Especial de Estudio
de la Fecundación in vitro y la Insemincación Artificial Humana constituida en 1984 por el Congreso de
los Diputados e integrada por treinta y seis expertos de distintas ramas de conocimiento como la Biología,
Filosofía o el Derecho; y 3) En tercer lugar, por la Ley de Inseminación Artificial de Suecia de 1984 que
fue la primera normativa europea sobre la materia que regulaba esta técnica, los aspectos relacionados
con la filiación de los nacidos, el consentimiento informado de los implicados, así como las condiciones
de los centros y del personal encargado de llevarla a cabo. Vid. PALACIOS ALONSO, M., “La Ley sobre
técnicas de reproducción asistida (35/88): de 1988 a 2005”, en Benítez Ortúzar, I.F., Morillas Cueva, L. y
Peris Riera, J. (coords.), Estudios jurídico-penales sobre genético y biomedicina, Dykinson, Madrid,
2005, pp. 33-35; DÍAZ DE TERÁN VELASCO, Mª. C., Derecho y nueva eugenesia. Un estudio desde la
Ley 35/88, de 22 de noviembre de técnicas de reproducción asistida, Eunsa, Pamplona, 2005, pp. 194-
202; GONZÁLEZ MORÁN, L., “Aspectos jurídicos de la procreación asistida”, en Gafo, J. (ed.),
Procreación humana asistida: aspectos técnicos, éticos y legales, Publicaciones de la Universidad
Pontificia de Comillas, Madrid, 1998, p. 117.
1303
El
primer intento de aplicar esta técnica con éxito no se produjo hasta el año 1990 cuando el equipo
de investigación liderado por Alan H. Handyside utilizaron la reacción en cadena de la polimerasa para
evitar el riesgo que tenían ocho parejas de transmitir enfermedades monogénicas ligadas al cromosoma X.
Vid. HANDYSIDE, A.H., KONTOGIANNI, E.H., HARDY, K. y WINSTON, R.M., “Pregnancies from
biopsied human preimplantation embryos sexed by Y-specific DNA amplification”, Nature, vol. 344,
abril 1990, pp. 768-770.
1304
Vid.
DÍAZ DE TERÁN VELASCO, Mª.C., “El diagnóstico preimplantatorio en la Ley 35/1988, de
22 de noviembre, sobre técnicas de reproducción asistida”, Derecho y Salud, vol. 11, núm. 1, enero-junio
2003, p. 81.
Conclusiones 329
1305
En este sentido, ROMEO CASABONA, C.Mª., “Aspectos jurídicos del consejo genético”, en
Romeo Casabona, C.Mª. (ed.), Biotecnología y Derecho. Perspectivas en Derecho Comparado, Comares,
Granada, 1998, p. 59; GALÁN CORTÉS, J.C., Responsabilidad médica y consentimiento informado,
Civitas, Madrid, 2001, p. 342.
1306
Apartado 9.4 del Informe Warnock.
1307
Recomendación nº 18 del Informe Palacios.
1308
Recomendación nº 33 del Informe Palacios.
1309
Vid.
OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ, E. y ANDREU MARTÍNEZ, B., “Comentario al
artículo 12. Diagnóstico preimplantacional”, en Cobacho Gómez, J.A. (dir.) e Iniesta Delgado, J.J.
(coord.), Comentarios a la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana
Asistida, Thomson-Aranzadi, Navarra, 2007, p. 444.
1310
En
el año 2003, el Instituto Valenciano de Fertilidad solicitó a la CNRHA la aplicación de las
técnicas de DGP para examinar la histocompatibilidad de embriones con un hermano enfermo. Dicha
consulta venía motivada porque en la ley de 1988 limitaba el DGP a aquellos supuestos cuya finalidad era
valorar la viabilidad del embrión o la detección de enfermedades hereditarias. Para autorizar la técnica era
necesario modificar la ley vigente. Al año siguiente, se produjo una fuerte presión social auspiciada por
los medios de comunicación para que la CNRHA elevara un informe al Ministerio de Sanidad a fin de
introducir los cambios legales oportunos para permitir la técnica del “bebé medicamento”. Vid.
LACADENA, J.R., “La selección de embriones con fines terapéuticos. Un nuevo debate en torno al
Conclusiones 330
1315
En
este sentido, vid. PÉREZ MONGE, M., “Comentario a la Ley 45/2003, de 21 de noviembre, por
la que se modifica la Ley 35/1988, de 22 de noviembre, sobre técnicas de reproducción asistida”,
Aequalitas. Revista jurídica de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, núm. 14, 2004, p.
31.
1316
En
las actas de mayo de 2004, la CNRHA abogaba por la reforma de la ley de 1998 para permitir,
entre otras, las técnica del “bebé medicamento”. A este respecto, consideraba que, a pesar del
condicionamiento lógico del embrión que se selecciona respecto del hermano enfermo y de la finalidad
terapéutica que se persigue, no debería prohibirse con carácter general la realización del DGP extensivo.
Vid. ABELLÁN, F., ob. cit., p. 113.
1317
Se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes Generales del día 13 de mayo de 2005. Puede
accederse a su texto íntegro en: http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CONG/BOCG/A/A_039-
01.PDF.
1318
Por
tal motivo, en el artículo 1 LTRHA se amplía el objeto tradicional de esta normativa a “la
aplicación de las técnicas de reproducción humana asistida en la prevención y tratamiento de
enfermedades de origen genético, siempre que existan las garantías diagnósticas y terapéuticas suficientes
y sean debidamente autorizadas en los términos previstos en esta Ley”.
Conclusiones 332
destacar que el DGP se podría utilizar para “seleccionar preembriones para que, en
determinados casos y bajo el debido control y autorización administrativos, puedan
servir de ayuda para salvar la vida del familiar del enfermo1319”. De esta manera, el
Gobierno pretendía dar solución a algunas familias españolas que, ante la ausencia de
una normativa al respecto, había tenido que acudir al extranjero1320 en un intento de
salvar a sus hijos enfermos.
A) Tramitación parlamentaria
El artículo 12 del Proyecto de ley contenía la regulación del DGP. A tal efecto, en
el apartado 1 se establecía que los centros podrían practicar esta técnica con dos
finalidades: 1) la detección de enfermedades hereditarias graves de aparición precoz y
no susceptibles de tratamiento curativo postnatal con arreglo a los conocimiento
científicos actuales, con objeto de llevar a cabo la selección embrionaria de los
preembriones no afectos para su transferencia; y 2) la detección de otras alteraciones
que puedan comprometer la viabilidad del preembrión. En el apartado 2, se
contemplaba la posibilidad de utilizar el DGP “para cualquier otra finalidad no
comprendida en el apartado anterior” o cuando se “pretendan practicar en combinación
con la determinación de los antígenos de histocompatibilidad de los preembriones in
vitro con fines terapéuticos para terceros”. En este caso, se requería la autorización
expresa, caso a caso, de la autoridad sanitaria correspondiente, previo informe favorable
de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, que deberá evaluar las
características clínicas, terapéuticas y sociales de cada caso”.
Los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados efectuaron un total de
110 enmiendas de las cuales siete versaban sobre el artículo 12 referido al DGP.
Un primer grupo de enmiendas –las más numerosas- afectaban a cuestiones
relacionadas con la competencia de las Comunidades Autónomas. Su justificación
versaba sobre los siguientes aspectos: 1) que el requerimiento de un informe previo
1319
Apartado II de la Exposición de Motivos del Proyecto de LTRHA.
1320
Antes de la aprobación de la ley, al menos dos familias españolas acudieron al Instituto de Genética
Reproductiva de Chicago para buscar una solución terapéutica a sus hijos enfermos de Beta-talasemia y
de Anemia de Fanconi. Vid. LACADENA, J.R., “Una reflexión Bioética sobre la selección de embriones
con fines terapéuticos”, Revista de la Asociación Española de Genética Humana, Cuatrimestre II, núm. 2,
2009, p. 27.
Conclusiones 333
1321
La justificación de la Enmienda nº 10 del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV) señalaba que: “La
autorización de técnicas de diagnóstico preimplantacional es una competencia de las Comunidades
Autónomas por ser una competencia de gestión sin menoscabo de la capacidad de la Administración
Central en la determinación de los criterios básicos de las mismas. El requerimiento de informe previo
favorable de un organismo dependiente del Ministerio como es la Comisión Nacional de Reproducción
Humana Asistida, menoscaba radicalmente esta competencia autonómica al establecer un requisito
vinculante de un organismo dependiente del poder central, lo que supone, en la práctica, la posibilidad de
establecer un veto previo a una decisión de competencia de las administraciones sanitarias autonómicas”.
1322
Enmiendas nº 89 y nº 90 del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).
1323
Enmienda nº 91 del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).
1324
Enmienda nº 92 del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).
1325
Enmienda nº 55 del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.
Conclusiones 334
pueda ayudar a salvar la vida de un familiar enfermo. Pretendemos que las personas que
están sufriendo por la muerte próxima y segura de un hijo no tengan que viajar a otros
países de Europa o a Estados Unidos en busca de esta técnica, como está sucediendo
actualmente1331”.
La tramitación parlamentaria del Proyecto de Ley continuó en el Senado donde
los distintos grupos parlamentarios efectuaron un total de 55 enmiendas1332. Debido a
diferencia de mayorías existente en el Senado1333, se modificó prácticamente toda la
redacción del artículo 121334. La nueva redacción limitaba la utilización del DGP a la
“detección de enfermedades hereditarias graves, de aparición precoz, sin tratamiento
curativo postnatal y que comprometan la viabilidad del embrión preimplantatorio”,
siempre que la técnica fuer autorizada expresamente por “la autoridad sanitaria
correspondiente, previo informe favorable de la Comisión Nacional de Reproducción
Humana Asistida”. La redacción aprobada por el Senado, además, eliminaba la
posibilidad de aplicar el DGP con fines terapéuticos para tercero relegando la curación
de estas enfermedades al desarrollo de políticas públicas en materia de “donación y
conservación de sangre del cordón umbilical, tanto de carácter autólogo como
heterólogo”. Como señala OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ y ANDREU
MARTÍNEZ1335, la redacción aprobada en el Senado era incluso más restrictiva que la
existente en la LTRA de 1988 pues reducía los supuestos en los que se permitía el uso
del DGP a la detección de enfermedades hereditarias graves y que comprometan la
viabilidad del embrión preimplantatorio. Las finalidades tradicionalmente admitidas
(determinar la viabilidad o detección de enfermedades hereditarias) se exigían de forma
1331
Desde
el año 2005, cuarenta parejas españolas han solicitado información a la Universidad Libre de
Bruselas sobre el DGP extensivo. Al menos catorce de ellas iniciaron el tratamiento, consiguiendo el
nacimiento de tres hijos. Se han producido además ocho embarazos de los que se perdió la pista a su
regreso a España. Vid. LACADENA, J.R., “Una reflexión Bioética sobre la selección…, p. 27.
1332
Se
publicó en el Boletín Oficial de las Cortes Generales de 22 de marzo de 2006. Puede accederse a
su texto íntegro en: http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/SEN/BOCG/II/II0044C.PDF.
1333
El Partido Popular gozaba de mayoría relativa en el Senado con 102 Senadores frente a los 81 del
P.S.O.E.
1334
El
texto aprobado por el Pleno del Senado se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes Generales
del día 10 de mayo de 2006. Puede consultarse su texto íntegro en el siguiente enlace:
http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/SEN/BOCG/II/II0044F.PDF.
1335
Vid. OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ, E. y ANDREU MARTÍNEZ, Mª.B., ob. cit., p. 446.
Conclusiones 336
El artículo 12.2 LTRHA establece el marco jurídico vigente en España del DGP
extensivo. Este precepto dispone que “La aplicación de técnicas de diagnóstico
preimplantacional para cualquiera otra finalidad no comprendida en el apartado anterior,
o cuando se pretendan practicar en combinación con la determinación de los antígenos
de histocompatibilidad de los preembriones in vitro con fines terapéuticos para terceros,
requerirá de la autorización expresa, caso a caso, de la autoridad sanitaria
correspondiente, previo informe favorable de la Comisión Nacional de Reproducción
Humana Asistida, que deberá evaluar las características clínicas, terapéuticas y sociales
de cada caso”.
Se trata de una norma que, debido a su brevedad, plantea ciertos problemas
interpretativos. Es posible que la intención del Gobierno impulsor de la iniciativa fuese
establecer una regulación escasa pues –como hemos examinado anteriormente- durante
la tramitación parlamentaria se puso de manifiesto que la técnica del “bebé
medicamento” y, en general, el DGP eran cuestiones especialmente controvertidas
1336
El texto aprobado definitivamente por el Pleno del Congreso de los Diputados se publicó en el
Boletín Oficial de las Cortes Generales de 22 de mayo de 2006. Puede consultarse su texto íntegro en el
siguiente enlace: http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CONG/BOCG/A/A_039-16.PDF.
1337
Puede accederse a su contenido en: http://www.boe.es/boe/dias/2006/05/27/pdfs/A19947-19956.pdf.
1338
Disposición Final Tercera de la LTRHA.
1339
Disposición Derogatoria Única de la LTRHA.
Conclusiones 337
1340
Vid. OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ, E. y ANDREU MARTÍNEZ, Mª.B., ob. cit., p. 453.
1341
En este caso, el proceso se llama trasplante haploidéntico, es decir, cuando el donante sea un
familiar cualquier que comparte solo la mitad de los genes implicados en el sistema HLA. Los primeros
resultados de esta técnica se aplicaron a finales de loa años setenta con resultados desalentadores debido,
principalmente, a falla primaria de injerto (19-29%), enfermedad injerto contra huésped (70-80%) y alta
mortalidad no asociada con recaída (TARÍN-ARZAGA, L.C. y GONZÁLEZ-LLANO, O., “Trasplante
haploidéntico de células hematopoyéticas. ¿El límite de la incompatibilidad?”, Revista de Hematología,
vol. 13, núm. 1, 2012, pp. 1-3).
No obstante, en la actualidad está ofreciendo resultado esperanzadores para pacientes que no
tengan un hermano HLA idéntico (SÁNCHEZ-VALLE, E. y GÓMEZ-MORALES, E., “Tranplantes
haploidénticos”, Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, num. 44, Suppl. 2, 2006, pp.
15-17).
1342
Se trataría de una aplicación del aforismo ubi lex no distinguit, nec nos distinguere debemus.
1343
Vid. ABELLÁN, F., ob. cit., p. 113.
1344
Así se deduce del discurso de la Ministra de Sanidad, Elena Salgado, en el acto en defensa del
Proyecto de LTRHA. Puede consultarse su texto íntegro en el siguiente enlace:
http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CONG/DS/PL/PL_151.PDF.
Conclusiones 338
1345
La excepción sería Portugal dado que el artículo 7.3 de la Ley 32/2006, de 26 de julio, de
procreación médicamente asistida solo establece que se puede utilizar el DGP cuando exista una
necesidad de obtener un grupo compatible HLA para el tratamiento de una enfermedad grave. Como se
puede advertir, al igual que la normativa española, la ley portuguesa no especifica cuál es el posible
beneficiario del procedimiento. Sobre esta cuestión, vid. RAPOSO, V.L., “La nueva ley portuguesa sobre
reproducción asistida”, Revista de Bioética y Derecho, núm. 10, abril 2007, pp. 8-12.
1346
Artículo
68 de la Ley de 6 de julio de 2007 de procreación médicamente asistida y del destino de los
embriones supernumerarios y de los gametos.
1347
Artículo L2131-4-1 del Código de la Salud Pública.
1348
Apéndice 2, Sección 1ZA, letra d, de la Ley de Fertilización y Embriología.
Conclusiones 339
obstante, debido al éxito del tratamiento seguido por la familia en Estados Unidos, la
HFEA cambió de criterio en julio de 2004 a fin de extender la práctica del DGP
extensivo a pesar de que no existiera riesgo de transmisión de una enfermedad
hereditaria1350. Si partimos de estos antecedentes, podemos concluir que la ley española
permite el DGP en ambos supuestos, esto es, cuando los embriones deban ser
examinados para determinar la presencia de una enfermedad hereditaria y cuando
pretendan solo examinar la compatibilidad con el sistema inmunitario del hermano
enfermo. Si se admitiera una postura restrictiva, la norma española estaría limitando de
manera injustificada el recurso al DGP extensivo lo que supondría cercenar las
posibilidades de los padres de acudir a esta técnica cuando sea la única posibilidad de
salvar a su hijo enfermo.
El segundo motivo por el cual se rechaza luna exégesis literal del artículo 12.2
LTRHA está basado en una interpretación teleológica de la norma1351. Está claro que la
intención del Proyecto de Ley presentado por el Gobierno era permitir esta técnica para
dar respuesta a no pocas familias que se habían visto obligadas a acudir al extranjero
para practicar un DGP extensivo. De acuerdo con este criterio, debe primarse una
interpretación de la ley que persiga su mayor efectividad toda vez que –como tendremos
ocasión de analizar en este Capítulo- está en juego el derecho a la salud del hermano
enfermo y, por conexión, su derecho a la vida y a la integridad física. Por tal motivo, las
dudas interpretativas sobre el términos “en combinación” no deben resolverse en contra
de la mayor amplitud de la técnica, máxime cuando ésta solo se puede verificar previa
la emisión de un informe favorable por parte de la CNRHA que deberá valorar las
circunstancias de todo índole que concurren en el caso concreto.
1350
Vid.
HUMAN FERTILISATION AND EMBRIOLOGY AUTHORITY, “HFEA agrees to extend
policy on tissue typing”, Nota de prensa, 21 de julio de 2004, disponible en el siguiente enlace:
http://www.hfea.gov.uk/763.html.
1351
El
artículo 3.1 CC establece que “las normas se interpretación […] atendiendo fundamentalmente al
espíritu y finalidad de aquellas”. En este sentido, Torres del Moral entiende que este criterio interpretativo
pretende esclarecer “cuál es el cometido o función de tal precepto en el conjunto normativo en el que se
instala o en la institución que contribuye a regular jurídicamente” (TORRES DEL MORAL, A.,
“Interpretación teleológica de la Constitución”, Revista de Derecho Político, num. 63, 2005, p. 13).
Según Díez-Picazo y Gullón, este método interpretativo permite analizar la norma como un
conflicto de intereses. De esta manera, habrá que “examinar ante todo cuáles son los intereses tenidos en
cuenta por la ley y cuál es el que ha prevalecido, o cómo se han compuesto sin necesidad del sacrificio de
unos a otros. Estos intereses no son solo de orden material o económico, sino también de orden cultural,
espiritual o de afección” (DÍEZ-PICAZO, L. y GULLÓN, A., Sistema de Derecho Civil, vol. I, décima
edición, Tecnos, Madrid, 2001, p. 170).
Conclusiones 341
1352
En la Exposición de Motivos de la LTRHA –concretamente, en el apartado II- se hace referencia a
esta cuestión al señalar que: “La Ley es respetuosa con la realidad autonómica actual del Estado español,
en el que la autorización de proyectos concretos corresponde de manera indudable a las Comunidades
Autónomas, a las que se dota del necesario apoyo técnico, mediante el reforzamiento del papel asesor de
una única comisión, de la que forman parte representantes de las propias Comunidades Autónomas”.
1353
Artículo 45.1 CE.
1354
Artículo 45.2 CE.
1355
El
artículo 148.1 CE establece que: “Las Comunidades Autónomas podrán asumir competencias en
las siguientes materias: […] 21ª Sanidad e higiene”.
Conclusiones 342
1356
Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. SANZ LARRUGA, F.J., “Las competencias del
Estado, las Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales en materia sanitaria”, en Juane Sánchez,
M. (coord.), Lecciones de Derecho sanitario, Servicio de Publicaciones de la Universidade da Coruña, A
Coruña, 1999, pp. 105-134; VAQUER CABALLERÍA, M., “La coordinación y el Consejo Interterritorial
del Sistema Nacional de Salud”, en Parejo Alfonso, L., Palomar Olmeda, A. y Vaquer Caballería, M.
(coords.), La reforma del Sistema Nacional de Salud. Cohesión, calidad y estatutos profesionales,
Marcial Pons, Madrid, 2004, pp. 111-166; COBREROS MENDAZONA, E., “La coordinación sanitaria
estatal y las Comunidades Autónomas”, Documentación administrativa, núm. 230-231, 1992, pp. 297-
320.
1357
Artículo 149.1.16ª CE.
1358
STC 98/2004, Pleno, de 25 de mayo, FJ 6º (Ponente: Manuel Jiménez de Parga y Cabrera).
1359
Ibídem FJ 7º.
1360
STC 32/1983, Pleno, 28 de abril, FJ 2º (Ponente: Francisco Tomás y Valiente).
1361
El
artículo 44.2 LGS establece que: “El Sistema Nacional de Salud es el conjunto de los Servicios de
Salud de la Administración del Estado y de los Servicios de Salud de las Comunidades Autónomas en los
términos establecidos en la presente Ley”. Por su parte, el artículo 45 LGS dispone que: “El Sistema
Nacional de Salud integra todas las funciones y prestaciones sanitarias que, de acuerdo con lo previsto en
la presente Ley, son responsabilidad de los poderes públicos para el debido cumplimiento del derecho a la
protección de la salud”.
Conclusiones 343
1362
En el artículo 10 LGS se contiene un amplio listado de derechos del paciente entre los que podemos
destacar los siguientes: 1) derecho al respeto de su personalidad, dignidad humana e intimidad; 2) derecho
a no ser discriminado por su origen racional o étnico, por razón de género y orientación sexual, de
discapacidad o de cualquier otra circunstancias personal o social; 3) derecho a la confidencialidad de toda
la información relacionado con su proceso y con su estancia en instituciones sanitarias públicas y
privadas que colaboren con el sistema público; y 4) derecho a que se le asigne un médico que será
interlocutor principal con el equipo asistencial.
El contenido de este precepto fue parcialmente derogado por la Ley 41/2002, de 14 de
noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de
información y documentación clínica. Como señala Méjica y Díez, se trataba de una reforma necesaria
para adaptar la actuación sanitaria a la moderna concepción social. Para lograr este objetivo, era necesario
lograr una mayor concreción de los derechos de los pacientes a fin de actualizarse a los profundos
cambios legislativos y sociales que se habían producido en los últimos veinte años. Vid. MÉJICA, J. y
DÍEZ, J.R., El estatuto del paciente a través de la nueva legislación sanitaria estatal, Thomson-Civitas,
Navarra, 2006, pp. 18-20.
1363
El
procedimiento de traspaso de los servicios del Instituto Nacional de la Salud a las Comunidades
Autónoma ha durado veinte años. La primera Comunidad Autónoma en recibir este traspaso fue Cataluña
en 1981. Posteriormente, fueron Andalucía (1984), País Vasco y Comunidad Valenciana (1987), Galicia
(1990) y Canarias (1994). En el año 2001 finalizó el proceso con el traspaso de los servicios a las
restantes Comunidades Autónomas.
1364
En
la Exposición de Motivos de la citada ley –concretamente en el apartado I- se hace referencia a la
necesidad de esta reforma: “Paralelamente, transcurridos más de 16 años desde la entrada en vigor de la
Ley General de Sanidad, se han producido profundos cambios en la sociedad, tanto culturales,
tecnológicos y socioeconómicos como en la manera de vivir y de enfermar. Y se plantean nuevos retos
para la organización del Sistema Nacional de Salud, como son la orientación a los resultados en salud, la
potenciación del papel de los usuarios como decisores, la implicación de los profesionales en las reformas
administrativas, las actuaciones clínicas y la toma de decisiones basadas en la evidencia científica, así
como la búsqueda de mecanismos de integración en la atención sanitaria y la sociosanitaria, retos todos
ellos que han puesto de manifiesto la necesidad del funcionamiento cohesionado del Estado y de las
comunidades autónomas para complementar algunos elementos esenciales del Sistema Nacional de Salud,
de manera que pueda adaptarse a la modernización que el entorno le exige”.
1365
Ibídem. Apartado I de la Exposición de Motivos.
1366
El
artículo 7.1 de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, establece que: “El catálogo de prestaciones del
Sistema Nacional de Salud tiene por objeto garantizar las condiciones básicas y comunes para una
atención integral, continuada y en el nivel adecuado de atención. Se consideran prestaciones de atención
Conclusiones 344
normativa se desarrolló por el Real Decreto 1030/2006, del 15 de septiembre, por el que
se establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud.
Centrándonos en el ámbito que nos ocupa, en el Anexo III de la citada norma dedicado
a los servicios de atención especializada se incluyen, tras la reforma realizada en
noviembre de 20141368, las siguientes prestaciones1369: 1) la fecundación in vitro; 2) el
DGP con finalidad de prevención de la transmisión de enfermedades o trastornos de
origen cromosómico o genético graves, de aparición precoz y no susceptibles de
sanitaria del Sistema Nacional de Salud los servicios o conjunto de servicios preventivos, diagnósticos,
terapéuticos, rehabilitadores y de promoción y mantenimiento de la salud dirigidos a los ciudadanos. El
catálogo comprenderá las prestaciones correspondientes a salud pública, atención primaria, atención
especializada, atención sociosanitaria, atención de urgencias, la prestación farmacéutica, la ortoprotésica,
de productos dietéticos y de transporte sanitario”.
1367
Sobre
esta cuestión, Samprón López ha manifestado que: “De acuerdo con esta concepción integral
del Sistema Sanitario, el derecho a la protección de la Salud, cuyo núcleo básico de regulación
corresponde al Estado, y por tanto es aplicable y exigible a todos los Servicios de Salud, tanto estatales
como autonómicos, debe garantizar a los ciudadanos independientemente de su residencia dentro del
Estado un nivel básico de prestaciones sin perjuicio de que un determinado Servicio de Salud pueda
aumentar o mejorar ese nivel basico de prestaciones que se establece para el conjunto del Estado”. Vid.
SAMPRÓN LÓPEZ, D., Los derechos del paciente a través de la información y la historia clínica,
Edisofer, Madrid, 2002, p. 22.
1368
El
punto de partida de esta reforma es, sin duda, el Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril, que
supuso un cambio sustancial en la cartera común de servicios del Sistema Nacional de Salud al
diferenciar una cartera común básica de servicios asistenciales cubiertos de forma completa por
financiación pública, de una cartera común suplementaria, que incluye aquellas prestaciones cuya
provisión se realiza mediante dispensación ambulatoria, y de una cartera común de servicios accesorios,
ambas sujetas a aportación del usuario. De esta manera, se pretende -como señala la Exposición de
Motivos en su Apartado I- “una categorización de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud
que permita gestionar mejor la realidad asistencial en España donde coexiste un entramado jurídico-
administrativo que reduce la transparencia y dificulta la ejecución, disminuyendo, en consecuencia, la
eficiencia en su aplicación”. Se trataba, por tanto, de evitar “situaciones de descoordinación entre los
servicios de salud autonómicos lo que se traduce en la aparición de considerables diferencias en las
prestaciones y en los servicios a los que acceden los pacientes en las distintas Comunidades Autónomas”.
En cumplimiento de las disposiciones de dicha reforma, el Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud creó el 29 de febrero de 2012 un Grupo de trabajo de desarrollo de la cartera básica de
servicios del Sistema Nacional de Salud, cuyo objetivo era revisar la cartera de servicios comunes para
identificar y priorizar las prestaciones que sería preciso detallar, clarificar o concretar su contenido. Una
de las prioridades de este Grupo era detectar las enfermedades en fase presintomática mediante cribado, la
genética y la reproducción humana asistida. Por tal motivo, el Grupo propuso clarificar los criterios para
la indicación de las técnicas de reproducción humana asistida en el marco del Sistema Nacional de Salud
y actualizar el catálogo de técnicas en base a la evidencia científica disponible.
El resultado de este trabajo es la Orden SSI/2065/2014, de 31 de octubre, por la que se modifican
los Anexos I, II y III del Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se establece la cartera
de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización. La norma
se publicó en el B.O.E. de 6 de noviembre de 2014 y entró en vigor al día siguiente. Posteriormente, el
día 20 de noviembre se publicó una corrección de errores.
1369
La norma también hace referencia a otras prestaciones relacionadas con la reproducción asistida
como, por ejemplo, la inseminación artificial, la criopreservación de preembriones o las técnicas de
lavado seminal para prevenir la transmisión de enfermedades virales crónicas.
Conclusiones 345
1370
Apartado 5.2.16.2 del Anexo III del Real Decreto 1030/2006.
1371
Vid. Orden SPI/573/2011, de 11 de marzo, del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad por
la que se modifican los Anexos III y VII del Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se
establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su
actualización.
1372
La
reforma del año 2011 pretendía solucionar el problema de determinar la entidad que debía
sufragar los gastos de la donación. En la Exposición de Motivos de la norma citada ut supra se hace
referencia a esta cuestión: “En el caso de un trasplante de vivo de órganos sólidos (riñón e hígado) o de
un trasplante de progenitores hematopoyéticos familiares existen ciertas lagunas a la hora de determinar
la entidad que debe abonar los gastos derivados de la donación. En ocasiones, sobre todo cuando el
donante está asegurado a través de una mutua laboral o de un seguro privado, el servicio de salud o la
aseguradora del receptor pone dificultades para hacerse cargo de los costes de la donación, así como los
de la atención y tratamiento de las posibles complicaciones de la donación, tanto en el acto quirúrgico
como en las repercusiones que pueda conllevar”. A continuación, se anticipa la solución legal al señalar
que: “El proceso de trasplante en el caso de donante vivo lleva aparejada la donación y, por consiguiente,
quien ha de hacerse cargo del trasplante ha de asumir también los costes de la misma”.
1373
Ello
no impide que, si la técnica recibe el informe favorable de la CNRHA, la Administración
sanitaria autonómica deriva a la pareja solicitante a un clínica privada y, posteriormente, sufrague los
costes del tratamiento.
No obstante, al menos hasta la fecha, existe un caso en el que la Administración sanitaria ha
denegado sufragar los costes de derivación. Es el caso de una familia de Vinaròs que tiene un hijo de
ocho años aquejado de Anemia de Fanconi. Después de recibir el informe favorable de la CNRHA, la
Sanidad Valenciana comunicó a la pareja que no costeaba los gastos del tratamiento en el Instituto
Valenciano de Infertilidad. Alegaba que se trataba de una técnica experimental y que no estaba incluida
dentro de la cartera de servicios de la Seguridad Social. No obstante, en el año 2011 había costeado la
derivación de dos solicitudes de DGP extensivo que no llegaron a producir embarazos después de la
selección embrionaria. Dicha negativa motivó que los padres acudieran al Instituto de Genética
Reproductiva de Chicago. Debido al alto coste del tratamiento que ascendía a 35.000 euros, los padres
tuvieron que solicitar la ayuda ciudadana a través de rifas y conciertos solidarios. La madre se quedó
embarazada, si bien meses más tarde tuvo que someterse a un aborto. Cuando la noticia se dio a conocer
en los medios de comunicación, el Síndic de Greuges inició un procedimiento para investigar la negativa
de la Sanidad valenciana. Vid. GIL, J., “Antonio, sin hermano que le salve”, El País, Valencia, 28 de abril
de 2012, disponible en: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/04/28/valencia/1335637807_539240.html; y del
Conclusiones 346
1379
En el Anexo I del Decreto 156/2005.
1380
Artículo 6, letra b, del Decreto 156/2005.
1381
La
actualización del listado de enfermedades susceptibles de ser detectadas por el procedimiento de
DGP se realizó a través Orden de 25 de noviembre de 2008 de la Consejería de Salud de la Junta de
Andalucía.
1382
El
procedimiento en ambos casos se ha coordinado por el doctor Guillermo Antiñolo como director
de la Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal. Puede consultarse su trayectoria profesional
en el siguiente enlace: http://www.medicalgenomeproject.com/content/prof-guillermo-antinolo.
1383
Vid.
CARBALLAR, O. y GONZÁLEZ, A., “Nace el primer «bebé medicamento» conseguido en
España”, Público, 14 de octubre de 2008, disponible en el siguiente enlace:
http://www.publico.es/164787/nace-el-primer-bebe-medicamento-conseguido-en-espana.
1384
Vid.
ESTRELLA YÁÑEZ, A., “Nace en Sevilla el segundo «bebé medicamento» de España”, ABC,
Sociedad, 14 de febrero de 2012, disponible en el siguiente enlace:
http://www.abc.es/20120214/sociedad/abcp-nace-sevilla-segundo-bebe-20120214.html.
1385
Tras
la reforma de noviembre de 2014, las Comunidades Autónomas deberán incluir el DGP dentro
de las prestaciones de su sistema sanitario público.
1386
El
Apartado 5.3.8.1, letra a, del Anexo III del Real Decreto 1030/2006 establece que se aplicarán a
las personas que se hayan sometido a un estudio de esterilidad y que se encuentren en alguna de las
siguientes situaciones: 1) Existencia de un trastorno documentado de la capacidad reproductiva,
constatada tras el correspondiente protocolo diagnóstico y no susceptible de tratamiento médico o tras la
evidente ineficacia del mismo; y 2) Ausencia de consecución de embarazo tras un mínimo de 12 meses de
relaciones sexuales con coito vaginal sin empleo de métodos anticonceptivos.
Conclusiones 348
1387
El Apartado 5.3.8.1, letra b, del Anexo III del Real Decreto 1030/2006 establece que estos
tratamiento preventivos “irán destinados a prevenir la transmisión de enfermedades o trastornos de base
genética graves, o la transmisión o generación de enfermedades de otro origen graves, de aparición
precoz, no susceptibles de tratamiento curativo posnatal con arreglo a los conocimientos científicos
actuales, y que sean evitables mediante la aplicación de estas técnicas”.
1388
Apartado 5.3.8.1, letra c, del Anexo III del Real Decreto 1030/2006.
1389
Apartado 5.3.8.2, letra a, del Anexo III del Real Decreto 1030/2006.
1390
El
Apartado 5.3.8.2, letra b, del Anexo III del Real Decreto 1030/2006 contempla unos criterios de
exclusión para la realización de técnicas de reproducción asistida que son los siguientes: 1) Esterilización
voluntaria previa; 2) Existencia de contraindicación médica documentada para el tratamiento de la
esterilidad, para la gestación o que interfiera de forma grave sobre el desarrollo de la descendencia; y 3)
Imposibilidad para cumplir el tratamiento por motivos relacionadas con la salud u otros motivos
familiares o relacionados con el entorno social. En el último apartado, se incluye una cláusula general –
bastante ambigua e imprecisa- que permite rechazar la aplicación de las técnicas de reproducción asistida
cuando exista una situación documentada referida a “cualquier circunstancia que pueda interferir de
forma grave sobre el desarrollo de la descendencia sometida a consideración de un comité de ética
asistencial u órgano similar”.
1391
Apartado 5.3.8.3, letra b, apartado 1 del Anexo III del Real Decreto 1030/2006.
Conclusiones 349
técnica en el Sistema Nacional de Salud. Estos requisitos son los siguientes1392: 1) debe
tratarse de pacientes con edad menor o igual a 40 años con una reserva ovárica
suficiente para el fin del tratamiento que se persigue; 2) debe existir un hijo previo
aquejado de una enfermedad que precise tratamiento con precursores hematopoyéticos
procedente de hermano histocompatible; 3) la técnica debe autorizarse expresamente
por la autoridad sanitaria correspondiente, previo informe favorable de la CNRHA; 4)
se establece un límite máximo de tres ciclos de tratamiento con estimulación ovárica a
los que se pueden añadir otros tres ciclos adicionales tras la valoración clínica o por la
CNRHA de los resultados obtenidos en los primeros ciclos de tratamiento. Sin embargo,
el número de ciclos podrá reducirse en función del pronóstico y, en particular, del
resultado de los tratamientos previos.
La inclusión del DGP extensivo dentro del Sistema Nacional de Salud debe
merecer un juicio positivo por varios motivos. En primer lugar, las familias afectadas
podrán acceder a este procedimiento en la sanidad pública. En segundo lugar, evitará los
frecuentes problemas que se producen cuando las familias acuden a un centro privado y,
posteriormente, solicitan el reembolso del coste del DGP a los servicios autonómicos de
salud. Y, finalmente, contribuirá a una mayor igualdad de los españoles en el acceso de
esta nueva técnica1393 por cuanto, hasta la fecha, solo Andalucía incluía esta prestación
dentro de su cartera de servicios.
1392
Apartado 5.3.8.3, letra f, apartado 2, del Anexo III del Real Decreto 1030/2006.
1393
El acceso igualitario a las prestaciones sanitarias está directamente relacionado con la igualdad de
oportunidades. Sobre esta cuestión, Cabasés Hita manifiesta que: “Entendida en su aspecto positivo, la
igualdad de oportunidades impone la obligación, no solo de evitar que las características individuales
interfieran en el desarrollo de las capacidades, sino de eliminar activamente las situaciones o dotaciones
desiguales de partida, generadas históricamente. La atención sanitaria tiene como función mantener a los
individuos en un estado funcional lo más normal posible. La disfunción provocada por la enfermedad
restringe el acceso a las oportunidades de la vida […] Este es probablemente el fundamento ético que
justifica la igualdad de acceso a la asistencia sanitaria pública establecida en la Ley General de Sanidad”.
Vid. CABASÉS HITA, J.M., “Situación sanitaria actual en España: la financiación”, en Gafo, J. (ed.), El
derecho a la asistencia sanitaria y la distribución de recursos, Universidad Pontifica de Comillas,
Madrid, 1999, p. 28.
Conclusiones 350
1394
En la Disposición Final Cuarta de la LTRA de 1988 se establecía que, en el plazo de seis meses, el
Gobierno regularía los requisitos de constitución, composición, funciones y atribuciones de la Comisión
Nacional de Reproducción Asistida. Sin embargo, este mandato no se cumplió hasta pasados nueve años
cuando se promulgó el Real Decreto 415/1997, de 21 de marzo.
1395
Este
Real Decreto se publicó en el B.O.E. de 4 de febrero de 2010 y entró en vigor al día siguiente
de su publicación.
1396
Esta
posibilidad deriva del artículo 22.2 de la LRJAP-PAC al disponer que: “Los órganos colegiados
de las distintas Administraciones Públicas en que participen organizaciones representativas de intereses
sociales, así como aquéllos compuestos por representaciones de distintas Administraciones Públicas,
cuenten o no con participación de organizaciones representativas de intereses sociales podrán establecer o
completar sus propias normas de funcionamiento”.
1397
Vid.
VALERO TORRIJOS, J., “Comentario al artículo 20. Objeto, composición y funciones”, en
Cobacho Gómez, J.A. (dir.) y Iniesta Delgado, J.J. (coord.), ob. cit., p. 591.
1398
El
artículo 2.2 establece la distribución de Vocalías en la CNRHA de la siguiente manera: 1) Tres
representantes designados por el Gobierno de la Nación, uno de ellos a propuesta del Ministerio de
Sanidad y Política Social, otro, a propuesta del Ministerio de Justicia y otro, a propuesta del Ministerio de
Igualdad; 2) Cuatro representantes designados por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud de entre los propuestos por las Comunidades Autónomas; 3) Una persona experta en Bioética
designada por el Comité de Bioética de España; 4) Una persona designada por la Organización Nacional
de Trasplantes; 5) Cinco representantes designados por las siguientes sociedades científicas de ámbito
estatal, relacionadas con la fertilidad humana, la obstetricia y ginecología, y las técnicas de reproducción
humana asistida: Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), Sociedad Española de
Fertilidad (SEF), Sociedad Española de Andrología (ASESA), Asociación para el Estudio de la Biología
de la Reproducción (ASEBIR) y Asociación Española de Genética Humana (AEGH); 6) Tres
representantes designados, uno por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, otro por el
Consejo General de Colegios Oficiales de Biólogos, y otro por el Consejo General de la Abogacía; y 7)
Un representante designado por el Consejo de Consumidores y Usuarios.
Conclusiones 351
1399
Uno de las características más relevantes de la Bioética es, precisamente, su enfoque multidsciplinar.
Para Hellegers, la Bioética se configura como un lugar de diálogo entre diversas disciplinas para
configurar un futuro plenamente humano. En este sentido, consideró que si bien la iniciativa y el
liderazgo tienen que venir de la medicina y de sus profesionales, los interlocutores tiene que proceder de
las humanidades, especialmente de la ética filosófica y teológica (ABEL, F., “De Cambridge a Harvard y
Georgetown, pasando por V.R. Potter”, Bioètica & Debat, Año XIII, Edición especial núm. 50, octubre-
diciembre 2007, p. 3).
Sobre esta cuestión, Corcó Juviñá, considera que se debe pasar a la transdiciplinariedad en el que
varias ciencias ponen en común todos sus principios básicos para descubrir un fundamento unificante.
Este autor entiende que “no se trata aquí de entrar en los grados del saber sino subrayar la importancia de
la ayuda recíproca entre los distintos saberes que concurren en bioética (CORCÓ JUVIÑÁ, J., “El
estatuto epistemológico de la Bioética”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIV, núm. 3, 2013, p. 472).
1400
Vid. VALERO TORRIJOS, J., ob. cit., p. 592.
1401
En
el mismo sentido, el artículo 3.12, letra b, de la LTRHA establece que una de las funciones de la
CNRHA es “informar con carácter preceptivo” sobre “la autorización ocasional para casos concretos y no
previstos en la citada Ley de las técnicas de diagnóstico preimplantacional, así como en los supuestos
previstos en su artículo 12.2”.
Conclusiones 352
1402
Sobre la función consultiva, Garrido Mayol ha manifestado que: “Consiste, en pocas palabras, en
que un órgano ajeno a la Administración activa, independiente del Gobierno, e integrado por
profesionales de reconocida solvencia, aconseje aquel en relación con determinados asuntos de especial
relevancia, con la pretensión de que su actuación sea acertada y ajustada a Derecho. Y es que el
fundamento tradicional de la Administración consultiva se basa en la ajenidad respecto a la toma de
decisión: un órgano es el que resuelve, el que decide; y otro órgano diferente es quien asesora con
carácter previo, con la independencia de criterio que deriva de no estar sometido a relación jerárquica
respecto al decisor. Objetividad técnica y separación respecto a la acción administrativa directa son, por
tanto, dos notas fundamentales que deben caracterizar a los órganos consultivos”. Vid. GARRIDO
MAYOL, V., “Veinticinco años de función consultiva”, Revista de Derecho Político, num. 58-59, 2003-
2004, p. 572.
En esta misma línea, el Tribunal Constitucional ha subrayado la importancia de la función
consultiva. Así, por ejemplo, en relación con el Consejo de Estado, la STC 204/1992, Pleno, de 26 de
noviembre de 1992, FJ 4º (Ponente: Carlos de la Vega Benayas) afirma que: “La intervención preceptiva
de un órgano consultivo de las características del Consejo de Estado, sea o no vinculante, supone en
determinados casos una importantísima garantía del interés general y de la legalidad objetiva y, a
consecuencia de ello, de los derechos y legítimos intereses de quienes son parte de un determinado
procedimiento administrativo. En razón de los asuntos sobre los que recae y de la naturaleza del propio
órgano, se trata de una función muy cualificada que permite al legislador elevar su intervención
preceptiva, en determinados procedimientos sean de la competencia estatal o de la autonómica, a la
categoría de norma básica del régimen jurídico de las Administraciones públicas o parte del
procedimiento administrativo común”.
1403
En
este sentido, Valero Torrijos considera que el legislador ha llegado a precisar las razones que
justifican el carácter vinculante del criterio de la CNRHA, aludiendo a la necesidad de evaluar las
características clínicas, terapéuticas y sociales de cada supuesto. Este criterio supone, por tanto, que “no
sólo será preciso el informe favorable sino que, además, este último –y, en consecuencia, también la
motivación de la decisión administrativa por la que se autorizan las citadas técnicas- habrá de ponderar
tales circunstancias y justificar las razones por las que procede estimar la solicitud formulada al respecto”.
Vid. VALERO TORRIJOS, J., ob. cit., p. 619.
1404
Vid.
LINARES LOCI, R., “Comentario jurídico sobre el artículo 20”, en Lledó Yagüe, F. (dir.
jurídico), Ochoa Marieta, C. (dir. científico) y Monje Balmaseda, O. (coord.), ob. cit., p. 283.
1405
Ibídem. p. 285.
Conclusiones 353
1406
Ibídem. p. 287.
1407
La
información que se reproduce a continuación ha sido facilitada por el Secretario de la CNRHA, el
doctor Javier Rey del Castillo.
1408
El
artículo 4.2 del Real Decreto 42/2010 establece que: “A los efectos de canalizar las solicitudes de
informe, los centros y servicios sanitarios en los que se apliquen técnicas de reproducción humana
asistida que precisen recabar informe de la Comisión Nacional deberán dirigir su solicitud al órgano
autonómico competente para su tramitación”.
1409
Artículo 10 del Real Decreto 24/2010.
1410
La Disposición Adicional Tercera de la LTRHA ha modificado la denominación, fines y
competencias del anterior Centro Nacional de Trasplantes y Medicina Regenerativa. En el año 2009, se
dictó el Real Decreto 1825/2009, de 27 de noviembre, que aprobaba el Estatuto de la Organización
Nacional de Trasplantes. Concretamente, en la Disposición Adicional Primera de dicha norma se
contemplaba la posibilidad de que la Comisión de Trasplantes, en su propio seno y bajo su tutela,
estableciera subcomisiones estables o grupos de trabajo sobre materias específicas que mejor convengan
para el desarrollo de sus actividades.
Conclusiones 354
1414
El Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril ha modificado sustancialmente las condiciones a la
atención sanitaria por parte de los extranjeros. En este sentido, ha introducido el artículo 3 ter en la Ley
16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud con el siguiente
contenido: “Los extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en España, recibirán asistencia
sanitaria en las siguientes modalidades: a) De urgencia por enfermedad grave o accidente, cualquiera que
sea su causa, hasta la situación de alta médica; b) De asistencia al embarazo, parto y postparto. En todo
caso, los extranjeros menores de dieciocho años recibirán asistencia sanitaria en las mismas condiciones
que los españoles”.
1415
El
artículo 13 del Real Decreto 42/2010 establece que: “La sede de la Comisión Nacional de
Reproducción Humana Asistida se fija en el Ministerio de Sanidad y Política Social, sin perjuicio de que
se puedan celebrar reuniones en otros lugares y localidades”.
1416
Artículo 12.4 del Real Decreto 42/2010.
1417
Artículo 26.4 de la LRJAP-PAC.
1418
Artículo 24.1, letra c, de la LRJAP-PAC.
1419
Así,
por ejemplo, no podrá abstenerse de votar el Presidente de la CNRHA pues ostenta dicha
condición por ser titular de la Secretaría General de Sanidad
1420
Vid. VALERO TORRIJOS, J., ob. cit., pp. 608-609.
1421
Artículo 27.3 de la LRJAP-PAC.
Conclusiones 356
1422
Según Cierco Seira, este tipo de informe vinculante no supone “en puridad un elemento de
instrucción, sino más bien un auténtico componente de la decisión administrativa que viene articulada de
forma completa”. Vid. CIERCO SEIRA, C., “El ejercicio extemporáneo de la función consultiva”,
Revista de Administración Pública, núm. 158, mayo-agosto 2002, p. 97.
1423
Artículo 83.2 de la LRJAP-PAC.
1424
Vid. VALERO TORRIJOS, J., ob. cit., pp. 620.
1425
Artículo 12.4 del Real Decreto 42/2010.
1426
Una
de las quejas que se realizó por la prensa tras la aprobación de la ley era la necesidad de agilizar
la tramitación del procedimiento. Vid. PRATS, J., “El retraso de Sanidad bloquea la selección genética de
hijos para salvar a un hermano”, El País, Valencia, 1 de octubre de 2006, disponible en el siguiente
enlace: http://elpais.com/diario/2006/10/01/sociedad/1159653602_850215.html.
1427
La
información que se reproduce a continuación ha sido facilitada por los sucesivos Secretarios de la
CNRHA, el doctor Javier Rey del Castillo y doña Marta Cortés García.
Conclusiones 357
1428
Vid.
MONTALBÁN, E. y DOCAVO, A., “Setenta familias quieren un «bebé medicamento»”, La
Razón, 16 de febrero de 2012, disponible en el siguiente enlace:
http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_RAZON_434674/3027-setenta-familias-quieren-
un-bebe-medicamento#.Ttt1Ml6nm6kcuRh.
1429
A
título de ejemplo, podemos citar las siguientes: Anemia de Blackfan-Diamond, Síndrome Wisott-
Aldrich, Aplasia medular, mucopolisacaridosis o inmunodeficiencia combinada grave.
1430
Veintidós solicitudes.
1431
Quince solicitudes.
1432
Dieciséis solicitudes.
1433
En
el año 2010 se estrenó un documental llamado “Andrés y Javier” que narraba el proceso de
curación de Andrés Mariscal gracias al trasplante de sangre de cordón umbilical de su hermano. La
película dirigida por Juan Manuel Díaz Lima fue preseleccionado para los premios Goya en la categoría
de documentales cortos. Vid. El País, “La curación de Andrés llega al cine”, 10 de enero de 2011,
disponible en: http://elpais.com/diario/2011/01/10/andalucia/1294615335_850215.html.
1434
El
procedimiento contó con la colaboración de la Clínica IVI de Barcelona encargada del proceso de
FIV y de DGP extensivo y el Hospital Sant Pau de Barcelona donde se llevó a cabo el trasplante. Vid.
Conclusiones 358
PRATS, J., “Las gemelas Noa y Leire curan a su hermano Izan”, El País, Sociedad, 13 de junio de 2012,
disponible: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/06/13/actualidad/1339587644_743879.html.
1435
El
tratamiento ha dado, hasta la fecha, resultados positivos. Vid. El Confidencial, “Evoluciona bien
el nuevo caso de trasplante de cordón de «bebé medicamento», 14 de febrero de 2012, disponible en el
siguiente enlace: http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2012/02/evoluciona-nuevo-
trasplante-cordon-medicamento-20120214-683233.html.
1436
El
coste medio de un DGP utilizando tecnología PCR oscila entre los 5.300 y los 5.500 euros. En
caso de utilizar FISH, el coste varía entre los 5.100 a 5.300 euros (LÓPEZ-PEDRAZA GÓMEZ, Mº.J.,
HERNÁNDEZ MELÉNDEZ, Mª.T., GUERRA RODRÍGUEZ, M. y BLASCO AMARO, J.A., Eficacia,
efectividad, seguridad y costes del Diagnóstico Genético Preimplantacional, Plan de Calidad para el
Sistema Nacional de Salud elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicio Social e Igualdad, Unidad de
Evaluación de Tecnologías Sanitarias, Agencia Laín Entralgo, Madrid, 2012, p. 11).
No obstante, en la prensa se han dado a conocer otras cifras que elevan el coste del tratamiento
completo –junto con el FIV/ICSI- a una horquilla entre 9.000 y 13.000 euros (PERANCHO, I.,
“Selección genética para concebir a hijos sin «taras»”, El Mundo, Salud, 29 de julio de 2006, disponible
en el siguiente enlace: http://www.elmundo.es/suplementos/salud/2006/674/1154124014.html).
1437
Paraun análisis más general de esta materia, vid. DESDENTADO BONETE, A. y DESDENTADO
DAROCA, E., “El reintegro de los gastos de asistencia sanitaria prestada por servicios ajenos a la
Seguridad Social”, Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, núm. 44, 2003, pp. 13-32; AZAGRA
SOLANO, M., “El reintegro de gastos sanitarios: cómo, cuándo y por qué”, Revista Aranzadi Doctrinal,
núm. 9, 2011, pp. 59-76; AMEZQUETA ZUZARREN, J. Mª., “La asistencia sanitaria atípica: última
jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre los reintegros de gastos médicos”, Diario La Ley, Tomo 4,
1995, p. 1077; MOLINA NAVARRETE, C., “Libertad religiosa y derecho de reintegro público de los
gastos médicos por tratamiento en centro privado. Reflexiones generales a propósito de la sentencia del
Tribunal Constitucional 166/1986 de 28 de octubre”, Diario La Ley, Sección Doctrina, Tomo 2, 1997, pp.
112 y ss.
Conclusiones 359
Hasta la fecha, solo se han dictado dos sentencias que deniega el reembolso de los
gastos realizados para concebir un “bebé medicamento1438”. Sin embargo, existen
bastantes resoluciones en materia de reintegro de gastos derivados de procedimientos de
DGP cuando la finalidad pretendida por la pareja o, en su caso, por la mujer era evitar la
transmisión de una enfermedad hereditaria a su descendencia. No existe un cuerpo
uniforme de doctrina sobre esta materia. En efecto, los Tribunales han alcanzado
conclusiones contrapuestas debido a la distinta interpretación de la normativa vigente.
1438
La primera es la STSJ de Canarias, Sede en Santa Cruz de Tenerife, Sala de lo Social, de 15 de
diciembre de 2005 (Ponente: José Manuel Celada Alonso). Los hechos que fundamentaban la demanda
eran, en síntesis, los siguientes: 1) la actora tenía una hija aquejada de leucemia eosinofílica cuya
curación requería un trasplante de médula ósea; 2) los médicos dijeron a la actora que el trasplante con
mayor tasa de éxito era un de hermano HLA compatible; y 3) la actora inició un tratamiento de
reproducción asistida en un centro privado dado que la sanidad pública solo practicaba esta técnica a
menores de 40 años. La sentencia desestimó la demanda por dos razones. En primer lugar, porque no se
trataba de un caso de “urgencia vital” como exige el artículo 5.3 del Real Decreto 63/1995. Y, en segundo
lugar, porque la pareja nunca solicitó la realización de la FIV con DGP en la sanidad pública y, por tanto,
nunca se produjo una denegación expresa de dicha prestación a la solicitante. En cualquier caso, interesa
destacar que la madre inició el procedimiento para tener un “bebé medicamento” a pesar de que en el
banco de donantes existía un unidad de médula ósea no emparentada pero compatible con el sistema
inmunitario de su hija enferma.
La segunda es la STSJ de Andalucía, Sede en Sevilla, Sala de lo Social, de 8 de mayo de 2008
(Ponente: Francisco Manuel Álvarez Domínguez). Se trata de una pareja que había acudido al Instituto de
Genética Reproductiva de Chicago para practicar un DGP extensivo para salvar la vida de su hijo
aquejado de anemia de Fanconi. El proceso de selección embrionaria dio resultado positivo. La FIV, por
el contrario, fue infructuosa. La pareja solicitó al Servicio Andaluz de Salud que le reintegraran el
importe de los gastos de desplazamiento a Chicago. La sentencia desestima la petición porque la práctica
del DGP no fue expresamente denegado por la Administración. Al final del FJ 4º añade que: “La
obtención por decisión propia de una asistencia conforme a las técnicas más avanzadas no puede
razonablemente constituir el contenido de la acción protectora de un sistema caracterizado por la
limitación de medios y su proyección hacia una cobertura de vocación universal”.
1439
STS, Sala de lo Social, 21 de diciembre de 1995, FJ 2º (Ponente: José Antonio Somalo Giménez).
Conclusiones 360
las exigencias del enfermo. Sin embargo, la Seguridad Social “tiene que garantizar tanto
la eficacia y la igualdad en los servicios prestados, como la necesaria estabilidad
financiera del sistema” lo que supone “el reconocimiento de un limites inherentes a la
asistencia debida por la Seguridad Social1440”. Esta línea jurisprudencial, por tanto,
parte de dos premisas: 1) la asistencia sanitaria de la Seguridad Social debe entenderse
como un servicio público esencial de obligatoria prestación por los poderes públicos; y
2) su contenido y beneficiarios habrán de ser precisadas por las leyes que desarrollen el
texto constitucional1441. En conclusión, la asistencia sanitaria tiene unos límites que
suponen dejar al margen “medios no accesibles ni disponibles en la Sanidad
Española1442”.
Partiendo de dicha argumentación, esta línea jurisprudencial examinar las
disposiciones aplicables al caso analizado. El artículo 17 LGS establece que “las
Administraciones Públicas obligadas a atender sanitariamente a los ciudadanos no
abonarán a éstos los gastos que puedan ocasionarse por la utilización de servicios
sanitarios distintos de aquellos que les correspondan en virtud de lo dispuesto en esta
Ley, en las disposiciones que se dicten para su desarrollo y en las normas que aprueben
las Comunidades Autónomas en el ejercicio de sus competencias1443”. En desarrollo de
dicha ley, se dictó el Real Decreto 63/1995, de 20 de enero, sobre ordenación de
1440
Sobre esta cuestión, la STS, Sala de lo Social, de 30 de noviembre de 1994, FJ 3º (Ponente: Juan
Carlos Fernández López) afirma que: “Ello supone el reconocimiento de unos límites inherentes a la
asistencia debida por la Seguridad Social, aunque por su especial naturaleza éstos no se precisan por no la
norma como ocurre en materia referente a prestaciones dinerarias y así la sentencia de 16 de febrero de
1988 establece que «el obtener por decisión propia una asistencia conforme a las técnicas más avanzadas
no puede razonablemente constituir el contenido de la acción protectora de un sistema caracterizado por
la limitación de medios y su proyección hacia una cobertura de vocación universal»”.
1441
La
STSJ de Castilla y León, Sede en Burgos, Sala de lo Social, de 11 de julio de 2013, FJ 1º
(Ponente: María José Renedo Juárez) señala que: “El articulo 43 de la CE reconoce el derecho de los
ciudadanos a la protección de su salud, indicando que compete a los poderes públicos organizar y tutelar
la salud pública a través de las medidas preventivas y de las prestaciones y servicios sanitarios. Es por
esto que la prestación de la asistencia sanitaria de la Seguridad Social, ya no ha de ser entendida como un
verdadero mecanismo de aseguramiento público, sino como un servicio público esencial de obligatoria
prestación por los poderes públicos, si bien su concreto contenido y beneficiarios habrían de ser
precisados, conforme el artículo 53.3 de la CE, por las leyes que desarrollen el testo constitucional”.
1442
STSJ
de la Comunidad Valenciana, Sala de lo Contencioso-Administrativo, FJ 3º (Ponente: Rafael
Salvador Manzana Laguarda).
1443
En
este mismo sentido, se expresa el artículo 102.3 de la Ley de Seguridad Social de 1974 establece
que “las entidades obligadas a prestar asistencia sanitaria no abonarán los gastos que puedan ocasionarse
cuando el beneficiario utilice servicios médicos distintos de los que hayan sido asignados, a no ser en los
casos que reglamentariamente de determinen”.
Conclusiones 361
prestaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud que, posteriormente, fue derogado
por el ya citado Real Decreto 1030/2006. En ambos textos legales, se establece dos
normas claves para la resolución de estos litigios: 1) la cartera de servicios comunes se
facilitará en los centros del Sistema Nacional de Salud1444; y 2) en los casos de
asistencia sanitaria urgente, inmediata y de carácter vital que hayan sido atendidos fuera
del Sistema Nacional de Salud, se reembolsarán los gastos de la misma, una vez
comprobado que no se pudieron utilizar oportunamente los servicios de aquél y que no
constituye una utilización desviada o abusiva de esta excepción1445.
Esta primera línea jurisprudencial realiza una interpretación estricta de los
supuestos que habilitan para solicitar el reembolso de los gastos. En este sentido, se
afirma que “el derecho al reintegro de los gastos ocasionados por la realización de un
diagnóstico genético en la sanidad privada a fin de que, a la vista del mismo, la Sanidad
pública realizara a la beneficiaria el tratamiento de reproducción asistida, no reviste
carácter de urgencia vital pues, ni supone peligro de muerte inminente, ni de pérdida de
funcionalidad de órganos de suma importancia para el desenvolvimiento de la
persona1446”. Esta jurisprudencia sostiene que ese derecho al reintegro no alcanza a los
casos en que se acude a la medicina privada para recibir un tratamiento sanitario que la
sanidad pública no ha autorizado aún por su carácter de técnica pionera1447 o
experimental1448” en referencia a que el DGP tampoco consta dentro de la cartera de
1444
El artículo 4.3 del Real Decreto 1030/2006 establece que: “La cartera de servicios comunes
únicamente se facilitará por centros, establecimientos y servicios del Sistema Nacional de Salud, propios
o concertados, salvo en situaciones de riesgo vital, cuando se justifique que no pudieron ser utilizados los
medios de aquél”.
1445
Artículo 4.3 in fine del Real Decreto 1030/2006.
1446
STS, Sala de lo Social, 16 de noviembre de 2009, FJ 3º (Ponente: María Luisa Segoviano
Astaburuaga).
1447
Sobre
esta cuestión, la STSJ del País Vasco, Sala de lo Social, 28 de marzo de 2006, FJ 2º (Ponente:
Isidoro Álvarez Sacristán) concluye que: “El sistema público de protección social no está obligado a
ofrecer a sus afiliados cualquier técnica a la que recurra la ciencia médica para tratar las diversas
dolencias que padecen, sino únicamente aquéllas que sean adecuadas para conseguir el fin que pretende la
intervención médica, que no es otro que el restablecimiento completo de la persona enferma, excluyendo
por lo tanto aquéllos tratamientos que tengan un carácter experimental, que no ofrezcan resultados
definitivos, o en los que exista una manifiesta desproporción entre los medios empleados y los resultados
obtenidos”.
1448
El
artículo 4, letra a, apartado 2 del Real Decreto 1030/2006 excluye de la cartera de servicios
comunes “aquellas técnicas, tecnologías o procedimientos que se encuentren en fase de investigación
clínica, salvo los autorizados para uso compasivo”.
Conclusiones 362
servicios aprobada en el año 20061449. De igual manera, se afirma que “el derecho al
reintegro solo surge cuando se ha acudido a medios ajenos ante el riesgo que supone
acudir a los propios para conservar la vida o evitar un daño grave e irreparable en la
salud, y ello no por cualquier causa, sino únicamente por la perentoria necesidad de
recibir tratamiento1450”. En esta misma línea, alguna sentencia mantiene que “no puede
encuadrarse dentro del concepto de urgencia vital la conducta de acudir a un centro de
sanidad privada para someterse a la técnica de diagnóstico genético de preimplantación”
a pesar de las ventajas que “pudiera conllevar en la evitación del riesgo de transmisión
del gen anómalo en cada gestación1451”. Finalmente, tampoco se reembolsan los gastos
sanitarios cuando la práctica del DGP en un centro público no ha sido expresamente
denegado por la Administración sanitaria1452.
1449
Esta cuestión se ha suscitado, por ejemplo, en el reintegro de los gastos de la intervención quirúrgica
de cambio de sexo. En este sentido, la STS, Sala de lo Social, de 29 de mayo de 2007 (Ponente: José
María Botana López), consideró que no se trataba de una prestación financiable con cargo a la Seguridad
Social o fondos estatales mientras no existan normas que así lo establezcan, como ocurre en algunas
Comunidades Autónomas, sin que ello suponga ningún tipo de discriminación, al depender su
financiación de los recursos presupuestarios. En el Fundamento Jurídico 3º deniega esta reclamación de
gastos pues por “elementales razones de índole económica y de efectividad terapéutica en cada momento
solo se podrá facilitar las prestaciones médicas que se hallen previamente catalogadas”.
1450
STSJ
de Castilla y León, Sede en Burgos, Sala de lo Social, 10 de mayo de 2012, FJ 2º (Ponente:
Carlos José Cosme Martínez Toral).
1451
STSJ
de la Comunidad Valenciana, Sala de lo Social, de 18 de diciembre de 2008, FJ 2º in fine
(Ponente: Antonio Vicente Cots Díaz).
1452
STSJ
de Andalucía, Sede en Sevilla, Sala de lo Social, de 8 de mayo de 2008, FJ 4º (Ponente:
Francisco Manuel Álvarez Domínguez).
Conclusiones 363
abuso o desviación1453”. Por tal motivo, debe evitarse cualquier tipo de discriminación
de ciudadanos en el acceso a las prestaciones sanitarias pues ello supondría una
contravención directa del artículo 14 CE. En este sentido, se afirma que si no se
accediera a la solicitud se provocaría una “violación del principio de igualdad en la
asistencia sanitaria de los ciudadanos españoles […] al no otorgarse esa prestación
asistencial en territorios sin transferencia de competencias en el ámbito sanitario y sí en
los que tienen esas transferencias1454”. La primacía de este derecho fundamental, por
otro lado, hace decaer una interpretación literal del concepto de “urgencia vital” por
cuanto el DGP es el único procedimiento existente para lograr el embarazo de hijos
sanos1455.
Dentro de esta línea jurisprudencial existe, al menos, una sentencia1456 que estima
la solicitud con base a un argumento distinto, a saber, la protección de la salud
reproductiva de la mujer. Se razona que el hecho de obligar a la madre a someterse a
uno o más abortos terapéuticos cuando el diagnóstico prenatal constate que el feto
padece una enfermedad hereditaria supone un atentando al derecho fundamental a la
vida y a la integridad física y moral. Dado que la ciencia ha desarrollado una técnica
como el DGP que permite evitar la transmisión de enfermedades hereditarias, no se
pueden alegar razones económicas para denegar el pago por la sanidad pública de los
gastos generados por dicho tratamiento1457. En este sentido, se afirma que “el empleo de
1453
STSJ
de Castilla y León, Burgos, Sala de lo Social, de 12 de marzo de 2009, FJ 2º (Ponente: Carlos
José Cosme Martínez Toral).
1454
STSJ de Murcia, Sala de lo Social, de 29 de octubre de 2001, FJ 2º (Ponente: Manuel Rodríguez
Gómez).
1455
En
este sentido, la STSJ de Castilla y León, Sede en Burgos, Sala de lo Social de 13 de febrero de
2008, FJ 2º in fine (Ponente: María Teresa Monasterio Pérez) establece que: “Aplicando dicho criterio al
caso que nos ocupa, en el que no ha quedado acreditado que la Sanidad Pública tenga medios para
realizar el tratamiento de diagnóstico preimplantatorio para lograr el embarazo de hijos sanos para un
supuesto como el de autos, ha de concluirse que aunque no nos hallamos ante un caso de «urgencia vital»
lo cierto es que si se precisa de referido tratamiento para lograr el embarazo de hijo sanos […] ha
concluirse que a los recurrentes, al encontrarse en una situación tan especial como es que los dos
cónyuges sean portadores de la enfermedad de fibrosis quística lo que evidentemente aumenta el riesgo
de transmisión de la misma a sus hijos, debe reconocérseles el reintegro de la cantidad objeto de este
procedimiento”.
1456
Sentencia de 27 de mayo de 2003 del Juzgado de lo Social nº 2 de San Sebastián.
1457 En el Fundamento Jurídico 3º de la citada sentencia se establece que: “Puede que han pesado razones
económicas por el mayor coste que supone esta técnica respecto del diagnóstico prenatal […] Sin
embargo, la falta de actualización de la norma, acorde con los avances de la técnica, no debe impedir que
la actora reciba el tratamiento más adecuado para cumplir la finalidad de la Ley de Sanidad de «prevenir
Conclusiones 364
una técnica reproductiva [en referencia al diagnóstico prenatal] que para evitar una
grave enfermedad pueda llevar a uno, dos o más abortos terapéuticos […] si hay otras
alternativas proporcionadas por los avances técnicos, que resultan menos agresivas, y no
se proporcionan, es una forma de violencia o coerción” en el sentido de la Plataforma de
Acción de Pekín adoptada en 1995. De esta manera, la sentencia enlaza directamente la
técnica del DGP con el derecho de toda mujer a recibir servicios sanitarios adecuados
que “den a las parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos1458”.
hijos biológicos sanos. El resultado de esta investigación nos permitirá extraer unas
conclusiones sobre el modelo constitucional que subyace en este novedosa técnica.
1459
La decisión de no transferirlo tiene consecuencias importantes para el estatuto del embrión. En este
sentido, Tauer afirma que: “La cuestión de las «condiciones normales» para un zigoto en la probeta, si no
se intenta proceder a la transferencia del embrión y a la implantación, suscita algunas dudas. Si las
condiciones normales del zigoto en el laboratorio son esencialmente las mismas del ovocito antes de la
fecundación –cosa que parecer ser verdadera-, entonces el zigoto no se desarrollará jamás como persona.
Por tanto sería mejor clasificarlo como una persona «posible», una persona que podría convertirse en tal
solamente en ciertas condiciones posibles desde un punto de vista causal (y deliberadamente elegidas)”.
Vid. TAUER, C.A., “Personhood and Humas Embryos and Fetuses”, The Journal of Medicine and
Philosophy, vol. 10, núm. 3, agosto 1985, p. 264.
1460
Sobre esta cuestión, vid. Apartado 3.4 del Capítulo II de este trabajo dedicado a los riesgos del DGP.
1461
Desde
este punto de vista, se ha sostenido que la técnica tiene una clara finalidad eugenésica. En
efecto, la selección que se produce dentro del conjunto de embriones creados no es más que un frío
atentado contra la vida de unos seres que son privados de la posibilidad de llegar a desarrollarse como
consecuencia de sus minusvalías o, en su caso, por la falta de compatibilidad con el hermano enfermo.
Sobre esta cuestión, vid. HERRANZ, G., “Medical-ethical problems in prenatal and pre-implantation
genetic diagnosis”, en Vial Correa, J y Sgreccia, E. (eds.), Human Genome, Human Person and the
Society of the Future, Proceedings of the fourth Assembly of the Pontifical Academy for Life, Editorial
Editrice Vaticana, Febrero 23-25, 1998, pp. 197 y ss; GRAUMANN, S., “Preimplantation genetic
diagnosis: the bridge between human genetics and reproductive medicine”, Revista de Derecho y Genoma
Humano, núm. 13, 2000, pp. 215 y 219.
Conclusiones 366
conexión de esta cuestión con el contenido esencial del derecho a la vida. En efecto, se
trata de examinar si la técnica del DGP supone una violación de las exigencias de
protección constitucional del valor vida en la medida en que supone, entre otros
extremos, la realización de intervenciones sobre el embrión que no redundan en su
propio beneficio o descartar embriones sanos al considerarlos no aptos para cumplir una
finalidad específica, esto es, curar a un hermano enfermo.
parámetros que nos sirvan de guía para examinar los nuevos retos procedentes de la
medicina reproductiva y genética. Desde este punto de vista, ALONSO BEDATE1473
considera que la discusión sobre el estatuto del embrión humano abarca varios niveles:
1) saber si los cigotos tienen suficiencia constitucional del que dimana un valor
asimilable al de la persona constituida; 2) saber si, independientemente de que tenga o
no suficiencia constitucional, el hecho de estar en un proceso constituyente confiere a
los embriones un valor y dignidad asimilable a la del término; 3) dilucidar si el valor
conferido al cigoto tiene carácter absoluto o puede, en ciertas condiciones, ser
ponderado frente a otros valores; y 4) dilucidar si en caso de duda sobre el valor del
cigoto se tiene que optar siempre por la opción que se cree más conforme a la bondad,
es decir, optar por la inviolabilidad.
Para responder a estos interrogantes, debemos continuar nuestro estudio con la
jurisprudencia sobre el derecho a la vida emanada de Tribunales de la máxima
significación: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea y el Tribunal Constitucional español. De esta manera, estaremos en
condiciones de poder reflexionar sobre la adecuación jurídica del DGP con fines
terapéuticas a las exigencias de protección de la vida humana en formación.
La doctrina suele afirmar que el TEDH1474 nunca ha establecido con claridad cuál
es el estatuto del no nacido y, en consecuencia, del devenir vital en formación1475. En
1473
Vid. ALONSO BEDATE, C., “El estatuto ético del embrión humano: una reflexión ante propuestas
alternativas”, en Mayor Zaragoza, F. y Alonso Bedate, C. (coords.), Gen-ética, Ariel, Barcelona, 2003,
pp. 19-66.
1474
La
redacción originaria del Convenio de Roma establecía un complejo sistema de protección en
torno a la actuación de tres órganos diferenciados a los que se asignaban las funciones de instrucción y
filtro de las denuncias (Comisión Europea de Derechos Humanos) y de decisión sobre el fondo de las
mismas (Tribunal Europeo de Derechos Humanos o Comité de Ministros). Este sistema se modificó a
través del Protocolo nº 11 que instituyó un nuevo TEDH de carácter permanente formado por un número
de Jueces igual al de Estados Parte que desempeñan sus funciones a tiempo completo y de forma
exclusiva. Para un estudio de esta cuestión, vid. DÍEZ DE VELASCO, M., Instituciones de Derechos
Internacional Público, 13ª edición, Tecnos, Madrid, 2001, pp. 575-579.
1475
En
este sentido, BRAAKE, T., “Late Abortion and The European Convention for Human Rights”,
Medicine and Law, vol. XVIII, núm. 4, 1999, p. 609; FREEMAN, K., “The Unborn Child And The
European Convention On Human Rights: to Whom Does «Everyone´s Right to Life» Belong?”, Emory
International Law Review, vol. VIII, núm. 2, 1994, p. 616; PICHON, J., “Does The Urborn Child Have a
Conclusiones 369
efecto, el artículo 2.1 del Convenio de Roma de 1950 simplemente dispone que “el
derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley”. Se trata de una redacción
que, a diferencia del artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derecho Humanos
de 19691476, guarda silencio sobre el límite inicial de la vida humana.
El Tribunal ha evitado efectuar una definición abstracta del derecho a la vida, es
decir, si se da desde el nacimiento o desde la concepción1477 al tratarse de una cuestión
sobre la que existe diversidad de opiniones debido a la falta de consenso científico1478.
La jurisprudencia sentada en los casos más relevantes1479 (Brüggemann y Scheuten v.
Right to Life? The Insufficient Answer of the European Court of Human Rights in Jugment Vo v.
France”, German Law Review, vol. VII, núm. 4, 2006, p. 433; WLLIAMS, G., “The Fetus And The
«Right to Life», Cambridge Law Journal, vol. 53, núm. 1, p. 80; REY MARTÍNEZ, F., “¿Es el aborto un
derecho en Europa? Comentario de la sentencia “A, B y C v. Irlanda”, del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos”, Estudios Constitucionales, Año 9, núm. 2, 2011, pp. 743-752.
1476
Este tratado internacional adopta, en principio, la tesis de que la vida humana comienza desde el
momento de la fecundación. En este sentido, el artículo 4.1 establece que “Toda persona tiene derecho
a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir
del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
No obstante, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha considerado en la sentencia de 28
de noviembre de 2012 dictada en el Caso Artavia Murillo y otros v. Costa Rica que el término
“concepción” debe equipararse al de “anidación” lo que conduce a negarle al embrión el estatus de
persona. La Corte constata que, si bien el óvulo al ser fecundado da paso a una célula diferente con
información suficiente para la posible formación de una ser humano, lo cierto es que, si dicho embrión no
se implanta en el cuerpo de la mujer, sus posibilidades de desarrollo son nulas. Por lo tanto, el término
“concepción” no puede comprenderse como un momento o proceso excluyente del cuerpo de la mujer,
dado que un embrión no tiene ninguna posibilidad de supervivencia si la implantación no sucede. A este
respecto, la sentencia añade que la expresión “en general” establecida en el artículo 4.1 de la Convención
tiene como finalidad permitir que, ante un conflicto de derechos, sea posible invocar excepciones a la
protección del derecho a la vida desde la concepción. Por tal motivo, la protección del derecho a la vida
no es absoluta, sino gradual según su desarrollo. No se trata de un deber incondicional, dado que puede
ceder ante los derechos de las personas. Para un estudio detenido de esta sentencia, vid. ADRIASOLA,
G., “El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Artavia Murillo y otros vs.
Costa Rica. Removiendo conceptos sobre el estatus jurídico del embrión”, Revista Médica del Uruguay,
vol. 29, núm. 3, 2013, pp. 181-186.
1477
En
este sentido, Renucci ha manifestado que actualmente no es posible ni deseable responder en
abstracto a la cuestión de si el feto es una persona en el sentido del artículo 2 del Convenio de Roma. Vid.
RENUCCI, J.F., Traité de droit européen des droits de l´homme, LGDJ, París, 2007, pp. 96-98.
1478
En
este sentido, la Comisión Europea de Derechos Humanos afirmó en el parágrafo nº 12 de la
Decisión dictada en el caso de X. v. Reino Unido de 13 de mayo de 1980 que: “Existen divergencias de
puntos de vista sobre la cuestión del momento en el que ésta comienza. Algunos consideran que comienza
en el momento de la concepción, mientras que otros tienen tendencia a insistir que comienza en el
momento de la anidación, el momento en el que el feto pasa a ser viable e incluso en el momento en el
que nace vivo”.
1479
Para un estudio de esta cuestión, vid. DÍAZ DE VALDÉS, J.M., “Análisis crítico de la
jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos sobre el estatus del no nacido en la Convención
Europea de Derechos Humanos”, Revista Actualidad Jurídica, núm. 18, julio 2008, pp. 69-104.
Conclusiones 370
1480
Brüggemann and Scheuten v. Federal Republic of Germany [1981], 3 EHRR, 244.
1481
Paton v. United Kingdom [1980], 3 EHRR, 408.
1482
Open Door Counselling Ltd; and Dublin Well Woman Centre Ltd; & Others v. Ireland [1992],
ECRH, 68.
1483
R.H. v. Norway [1992], EHRR, 73.
1484
Vo v. France [2004], 2 FCR, 577. Esta sentencia de la Gran Sala de 8 de julio de 2004 analizaba el
caso de una mujer que había sufrido un aborto de un feto de más de 20 semanas de gestación debido a una
negligencia médica de un doctor que se equivocó de paciente. El recurso denunciaba la ausencia de
protección del niño por nacer dado que el Código Penal francés no calificaba dicha conducta como
homicidio involuntario. En efecto, el proceso penal seguido ante los tribunales franceses había finalizado
con la absolución del doctor al considerar que un feto de 20 semanas de gestación no es viable y, por
tanto, no puede considerarse persona a los efectos de ser sujeto pasivo de un delito de homicidio.
El Tribunal de Estrasburgo concluye que “el niño por nacer no es considerado una persona
directamente beneficiaria del artículo 2 del Convenio” y que “su derecho a la vida, si existe, se encuentra
implícitamente limitado por los derechos y los intereses de su madre”. Esta afirmación no excluye, sin
embargo, que en algunas circunstancias se puedan admitir garantías en beneficio del niño no nacido pues
las decisiones sobre el embarazo y su interrupción no pertenecen, en principio, exclusivamente a la vida
privada de la madre. Por tal motivo, el Tribunal consideró que no se había producido violación del
derecho a la vida consagrado en el artículo 2 del Convenio.
1485
Tysiac
v. Poland (2007), Application nº 5410/2003. Esta sentencia del Tribunal de 20 de marzo de
2007 tiene una importancia trascendental en la materia estudiada por cuanto –como señala Díaz de
Valdés- denota una visión subyacente claramente favorable al derecho al aborto. El recurso ante el
Tribunal de Estrasburgo se fundamentaba, básicamente, en la violación del artículo 8 del Convenio que
protege el derecho a la vida privada y familiar. Después de mencionar la opinión de ciertas
organizaciones, la sentencia señala que la normativa sobre el aborto supone un ponderación entre la vida
privada y el interés general. Cuando se trate de una interrupción del embarazo por razones terapéuticas,
además se impone la obligación de examinar dicha normativa “desde el punto de vista de la obligación
positiva del Estado a reconocer a las futuras madres el derecho al respeto de su integridad física”. Dado
que el aborto está prohibido en Polonia salvo en unos casos determinados cuyo incumplimiento está
castigado penalmente, se ha generado un efecto disuasorio en los médicos cuando deciden en caso
concreto si reúnen las características para autorizar un aborto legal. Por tal motivo, el Tribunal considera
que cuando el legislador ha decidido autorizar el aborto no puede dictar una normativa que “limite en la
realidad la posibilidad de obtener el acceso a tal intervención”.
Partiendo de tales antecedentes, el Tribunal examina la conformidad de la legislación polaca sobre
el aborto a las exigencias de respeto de la vida privada de la mujer. La sentencia considera que el
problema de la ley polaca es que no establece “distinción entre los casos en los que la mujer encinta y los
médicos están en desacuerdo” y “aquellos en los que existe un desacuerdo entre la mujer encinta y sus
médicos, o entre los propios médicos”. En efecto, la ley polaca obliga a la mujer a obtener un dictamen de
un especialista sin indicar lo que puede hacer en caso de discrepancia con la opinión del profesional
sanitario. La falta de esta previsión provocó que la recurrente estuviera sumida en un proceso de
incertidumbre que desembocó posteriormente en angustia debido a las advertencias de los médicos sobre
las consecuencias negativas que el embarazo y el parto podían tener para su salud. Por tal motivo, el
Tribunal concluye que Polonia ha incumplido con su obligación positiva de proteger el derecho de la
mujer al respeto de su vida en el marco de un desacuerdo sobre si tenía derecho a beneficiarse de un
aborto terapéutico. Si bien es cierto que en la sentencia no se analizaba de manera pormenorizada el
estatus del no nacido, Díaz de Valdés considera que esta sentencia impone gran presión sobre los límites
impuestos por las leyes nacional al aborto con el subsiguiente perjuicio para el niño in utero. Vid. DÍAZ
DE VALDÉS, , J.M., ob. cit., p. 84.
Conclusiones 371
setenta del siglo pasado ha considerado preferible relegar esta cuestión a la legislación
interna de cada uno de los Estados que han ratificado el Convenio de Roma1486.
La jurisprudencia del TEDH se ha centrado, como es lógico, en los problemas
derivados del aborto, es decir, si el feto ya implantado se podía considerar persona y, en
su caso, si tenía derecho a la vida. No podemos analizar de manera pormenorizada esta
materia por cuanto excede del objeto de este trabajo. Sin embargo, sí debemos
centrarnos en la sentencia dictada en el conocido caso Evans por cuanto constituye hasta
la fecha la única resolución dictada por el Tribunal de Estrasburgo sobre el estatuto del
embrión in vitro.
1486
Vid. ROMEO CASABONA, C.Mª., “El alcance del derecho a la vida en relación con el concebido
según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, Revista de Derecho y Genoma Humano, vol. 20,
2004, p. 167.
1487
Evans v. United Kingdom [2006], 43 EHRR, 21.
1488
Evans v. United Kingdom [2007], All ER (D), 109.
Conclusiones 372
que no iban a separarse y que deseaba ser el padre del hijo. En el año 2001, el
tratamiento dio resultado: se obtuvieron doce óvulos que, una vez fecundados con el
esperma de la pareja, dieron lugar a seis embriones. Posteriormente, la mujer se sometió
a la ovariotomía bilateral y se le informó que debían esperar dos años antes de iniciar el
proceso de implantación de los embriones en el útero.
Dos años más tarde, la relación de pareja finalizo y el varón notificó por escrito a
la clínica que retiraba el consentimiento para la implantación de los embriones y, por
tanto éstos debían destruirse. La mujer, que se oponía a la destrucción de los embriones,
demandó a la clínica ante la Corte Superior de Justicia1489. En el año 2003, se dictó
sentencia que desestimaba su pretensión1490 alegando, en síntesis, los siguientes
razones: 1) sería injusto no autorizar un cambio de opinión a los miembros de una
pareja que se someten a una FIV cuando se ha producido una ruptura de la pareja; 2) los
embriones no podían considerarse persona que gozase de los derechos reconocidos en el
Convenio de Roma; y 3) si bien era cierta que el caso plantaba una injerencia en el
ejercicio del derecho a la vida privada de las dos partes, aquélla debía reputarse
proporcional al fin perseguido pues la legislación inglesa consideraba que el tratamiento
de FIV se sustentaba en dos pilares, a saber, el consentimiento de los futuros padre y el
interés del niño por nacer. La mujer recurrió la decisión ante la Corte de Apelación1491.
En el año 2004, este órgano judicial confirmó la sentencia dictada en primera instancia.
Unos meses más tarde, la Cámara de los Lores denegó a la mujer la autorización para
recurrir la sentencia.
La señora Evans fundamentó el recurso ante el Tribunal de Estrasburgo en la
violación del derecho a la vida (artículo 2), del derecho a la vida privada y familiar
(artículo 8) y en la prohibición de discriminación (artículo 141492).
En primer lugar, consideró que las disposiciones de la Ley de Fertilización y
1489
Evans v. Amicus Healthcare Ltd & Others [2003] EWHC 2161 (Fam).
1490
Para
un estudio crítico de esta sentencia, vid. WEBSTER, K., “Whose embryos is it anyway? A
critique of Evans v. Amicus Healthcare [2003] EWHC 2161 (Fam)”, Journal of International Women´s
Studies, vol. 7, núm. 3, 2006, pp. 71-86.
1491
Evans v. Amicus Healthcare Ltd & Others [2004], EWCA Civ 727.
1492
El
artículo 14 del Convenio de Roma dispone que: “El goce de los derechos y libertades reconocidos
en el presente Convenio ha de ser asegurado sin distinción alguna, especialmente por razones de sexo,
raza, color, lengua, religión, opiniones políticas u otras, origen nacional o social, pertenencia a una
minoría nacional, fortuna, nacimiento o cualquier otra situación”.
Conclusiones 373
1493
Parágrafo nº 46.
1494
En efecto, la jurisprudencia inglesa considera que el embrión ni es titular del derecho a la vida ni del
resto de derechos cuyo disfrute está supeditado al hecho biológico del nacimiento. Sobre esta cuestión,
vid. Parágrafo nº 4 de la sentencia Prolife Alliance v. British Broadcasting Corporation [2002] EWCA
Civ 297.
1495
Vid.
FARNÓS AMORÓS, E., “¿De quién son los embriones? Crisis de pareja y revocación del
consentimiento a la reproducción asistida”, Indret. Revista para el Análisis del Derecho, núm. 1, 2007, p.
7.
1496
El
caso analizado planteaba, por tanto, el difícil conflicto entre el derecho de la señora Evans a
concebir y el derecho de su pareja a no tener hijos. Vid. GORAR, M., “Not sympathy but justice: Natalie
Evans v Human Fertilisation and Embryology Act 1999”, Hertfordshire Law Journal, vol. 4, núm. 1, pp.
44-46.
Conclusiones 374
1500
La
Opinión disidente de los Jueces Traja y Mijovic reconocía el margen de apreciación nacional
para ponderar los intereses en conflicto en materia de vida privada. No obstante, este principio debía ser
reformulado en aquellos supuestos en los que los derechos de una de las partes implican la negación
absoluta de los reconocidos a la otra parte. En este sentido, los Jueces manifiestan que: “En conclusión, la
aplicación de los citados principios al presente caso lleva al enfoque siguiente, que convendría en nuestra
opinión adoptar: los intereses de la parte que revoca su consentimiento y desea que los embriones sean
destruidos deben primar (si la legislación interna lo prevé), salvo si la otra parte: a) no tiene otro medio de
tener un hijo biológico; y b) no tiene hijos; y c) no tiene la intención de hacer que una madre portadora
tome parte en el proceso de implantación. Pensamos que este trámite mantendría un equilibrio justo entre
los intereses públicos y privados así como entre los derechos concurrentes de las personas. Es imparcial,
ya que se aplica tanto a los hombres como a las mujeres.
1501
Vid. FARNÓS AMORÓS, E., ob. cit., p. 8.
1502
Parágrafo nº 73.
1503
Para
un estudio detenido de la jurisprudencia del TEDH sobre el prohibición de discriminación, vid.
SANTAMARÍA ARENAS, R., “Comentario al artículo 14. Prohibición de discriminación”, en
Lasagabaster Herrarte, I. (dir.), Convenio Europeo de Derechos Humanos. Comentario sistemático. 2ª
edición, Thomson Reuters-Civitas, Navarra, 2009, pp. 674-706.
Conclusiones 376
1504
Para un estudio detenido de esta sentencia, vid. FARNÓS AMORÓS, E., “Evans v. The U.K. (II): La
Gran Sala del TEDH confirma la imposibilidad de utilizar los preembriones sin el consentimiento de la ex
pareja”, Indret Revista para el Análisis del Derecho, núm. 2, 2007, pp. 1-6.
1505
Según
Ford, los embriones procedentes de FIV pueden calificarse de “cosas”, si bien no es posible
establecer con ellas una relación de propiedad. Vid. FORD, M., “A property model of pregnancy”,
International Journal of Law in Context, vol. 1, núm. 3, 2005, pp. 261-293.
1506
En contra de este criterio, el Voto particular emitido por cuatro jueces considera que las
circunstancias concretas del caso recomiendan un análisis más allá del derecho contractual en el que se
tenga en cuenta la interferencia en el derecho de la recurrente a ser madre genética. De acuerdo con esta
tesis, al eliminar toda posibilidad de que la señora Evans sea madre genética, la aplicación estricta de la
ley nacional deviene desproporcionada, ya que el derecho de una parte (en el caso, el hombre) elimina por
completo el de la otra (la mujer). Vid. FARNÓS AMORÓS, E., “Evans v. The U.K. (II): La Gran Sala
del…”, ob. cit., p. 5.
1507
Para
un estudio detenido de esta cuestión, vid. SOZOU, P.D, SHELDON, S. y HARTSHORNE,
G.M., “Consent agreements for cryopreserved embryos: the case for choice”, Journal of Medical Ethics,
vol. 36, 2010, pp. 230-233.
1508
En
este sentido, Robertson afirma que el documento que las clínicas presentan a la firma es más que
un mero formulario de consentimiento informado puesto que su contenido vincula tanto a la pareja con la
clínica como a los propios miembros de la pareja entre sí. Vid. ROBERTSON, J., “Resolving Disputes
over Frozen Embryos”, Hastings Center Report, vol. 19, núm. 6, noviembre-diciembre 1989, pp. 7-12.
1509
Vid. DÍAZ DE VALDÉS, , J.M., ob. cit., p. 86.
Conclusiones 377
1514
García Roca ha criticado este criterio interpretativo al considerar que: “En efecto, la Corte Europea
ejerce un discrecionalidad judicial en la que no se percibe con seguridad el motivo por el cual ha de
respetar la solución nacional sobre la imparcialidad de un tribunal […] Tal vez la respuesta haya que
buscarla no en abstracto sino en el fondo de cada caso concreto (en una ponderación de las circunstancias
políticas e históricas de cada país, el grado de asentamiento del Estado de Derecho, además de la
naturaleza del derecho y de la lesión que la víctima aduce) […] Acaso subyace el prudente propósito del
TEDH, cuando aplica el margen de apreciación nacional, de no crear problemas mayores –que podrían
producirse de decidir el pleito-, porque la solución interna no se antoja plenamente insatisfactoria. Por eso
estamos ante una incierta doctrina”. Vid. GARCÍA ROCA, J., “La muy discrecional doctrina del margen
de apreciación nacional según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos: Soberanía e Integración”,
Teoría y Realidad Constitucional, núm. 20, 2007, pp. 117-143.
1515
Vid. SAGÜÉS, N.P., “Las relaciones entre los Tribunales Internacionales y los Tribunales
Nacionales en materia de derechos humanos. Experiencias en Latinoamérica”, Revista Ius et Praxis, vol.
9, núm. 1, 2003, p. 219.
1516
Vid.
OVEY, C. y WHITE, R.C.A., European Convention on Human Rights, 3ª edición, Oxford
University Press, Nueva York, 2002, p. 210.
1517
Vid. DÍAZ DE VALDÉS, , J.M., ob. cit., p. 87.
1518
Ibídem. p. 101.
Conclusiones 379
pruebas genéticas a los embriones. Por tal motivo, no existe una doctrina jurisprudencial
del Tribunal de Justicia sobre el estatuto jurídico del embrión. No obstante, en el año
2011 tuvo que resolver una cuestión prejudicial relacionada con esta materia y la
patentes de invenciones biotecnológicas.
El objetivo de este apartado consiste, en primer lugar, en examinar de manera
pormenorizada esta sentencia y, en segundo lugar, en formular una serie de
conclusiones como hemos realizado con la doctrina del TEDH.
1520
Vid. JOUVE DE LA BARREDA, N., “La sentencia del Tribunal de Justicia europeo a favor de la
vida en estado embrionario y las leyes españolas”, 3 de noviembre de 2011, disponible en:
http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=2581&te=&idage=&vap=0&
codrel=1407.
1521
La
Gran Sala está compuesta, para cada asunto, por el Presidente del Tribunal, los Presidentes de las
Salas de cinco Jueces, el Juez Ponente y el número de jueces necesario para alcanzar un total de quince
según el artículo 27.1 del Reglamento de Procedimiento del Tribunal de Justicia.
1522
Para
un estudio detenido del proceso de aprobación de dicha norma, vid. PÉREZ CARRILLO, E.F.,
“Protección de invenciones biotecnológicas en el Derecho Comunitario. Atención especial a las patentes
sobre elementos aislados del cuerpo humano”, Revista Dereito, vol. 12, núm. 1, 2003, pp. 153-175.
1523
En
la sentencia analizada se menciona que se estaban llevando a cabo las primeras aplicaciones
clínicas en pacientes afectados por la enfermedad de Parkinson.
Conclusiones 381
1525
Casualmente, el procedimiento nacional se siguió en Alemania cuya legislación sobre el embrión se
sitúa entre las más protectoras de la Unión Europea. Según el Tribunal Constitución Federal, la vida del
embrión es equiparada a la de las personas nacidas a partir del momento de la gestación, por lo que los
poderes públicos deben adoptar todas las medidas que estimen oportunas para garantizar su libre
desarrollo en sede uterina desde esa precisa fase del desarrollo embrionario. La normativa interna
equipara la protección jurídica de los embriones in vitro a la de los embriones uterinos al tipificar como
conductas delictivas tanto la fecundación de gametos femeninos con fines no reproductivos como la
fecundación de más óvulos de os que se pueden transferir a una mujer en un mismo ciclo biológico. Vid.
PÉREZ ÁLVAREZ, S., ob. cit., pp. 134-135.
1526
La
cuestión prejudicial es un procedimiento a través del cual todos los jueces nacionales pueden
consultar al Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la interpretación o la validez del Derecho
europeo en un asunto concreto. Se trata de un instrumento útil dado pues, por un lado, asegura una
interpretación uniforme del Derecho de la Unión Europea y, por otro lado, reserva a los jueces nacionales
la tarea de aplicación efectiva de sus normas. Vid. MANGAS MARTÍN, A. y LIÑÁN NOGUERAS, D.J.,
Instituciones y Derecho de la Unión Europea, 6ª edición, Tecnos, Madrid, 2010, p. 457.
Conclusiones 382
1527
En
esta misma línea, López Moratalla mantiene que: “El proceso que constituye un nuevo ser
humano es la fecundación. Con él se prepara la materia recibida de los progenitores para dar una unidad
celular con las características propias de inicio o arranque de un programa de vida individual; esto es, con
capacidad de comenzar a emitir e expresar el lenguaje genético del nuevo individuo. El engendrar de los
padres, la fecundación natural, acaba en la formación de una células con un fenotipo característico, el
cigoto, que inicia su ciclo vital”. Vid. LÓPEZ MORATALLA, N., “FIV y Deficiencias en la Relación
intergametos y en la relación inicial madre-hijo”, en Ballestero, J. (coord.), La humanidad in vitro,
Comares, Granada, 2002, pp. 129 y ss.
1528
Un
sector de la doctrina considera que el producto de la fusión producida por transferencia nuclear
no debe considerarse un embrión pues, en sentido estricto, no se produce fecundación alguna.
En este sentido, Savulescu argumenta que, en el supuesto de la clonación, el cambio que se opera
en la célula que experimenta la transferencia, aun siendo relevante, no genera ninguna entidad nueva o
diversa: se trata de la misma célula que, tras la fusión nuclear, conserva su específica identidad celular
(SAVULESCU, J., “Should we clone human beings? Cloning as a source of tissue for transplantation”,
Journal of Medical Ethics, vol. 25, núm. 2, abril de 1999, p. 87-95).
Siguiendo esta misma línea, Atlan señala que la célula totipotente producida por transferencia
del núcleo no es un embrión dada la forma en que ésta se ha producido, limitando por tanto el término
“embrión” al resultado del encuentro entre un espermatozoide y un óvulo (ATLAN, H., “Possibilités
biologiques, impossibilités sociales: Le chaos des filiations?”, en AA.VV., Le clonage humain, Seuil,
París, 1999, pp. 36-37).
En el mismo sentido, Vidal considera que el embrión clónico no es un cigoto humano ni por sus
orígenes ni por su finalidad, ni por su constitución. Dado que no existe una auténtica “fertilización” en la
medida en que el espermatozoide no interviene activamente, no se producen las combinaciones y
mutaciones que contribuyen a la variabilidad de la especie (VIDAL, M., “El uso terapéutico de células
troncales humanas. Realidad científico-técnica y discernimiento ético”, Revista Moralia, volumen XXVI,
2003, pp. 80-81).
Por otro lado, Weissman de la Universidad de Standford defiende que obtención de linajes
celulares de células embrionarias humanas a partir de una transferencia nuclear, no supondría una
verdadera clonación: tras la transferencia, solo existiría un manojo de células en desarrollo (ELIAS, P.,
“Stanford stem cell project draws criticism. Debate over what constitutes cloning”, Associated Press, San
Francisco, 11 de diciembre de 2002, disponible en el siguiente enlace:
http://community.seattletimes.nwsource.com/archive/?date=20021211&slug=webstanford11).
Palacios considera que, si bien en la creación del cigoto participa el espermatozoide, en la del
nuclóvulo -término que otorga al organismo obtenido a raíz de la transferencia de núcleos- éste se
encuentra ausente. Según este autor, en la creación del cigoto existe un proceso de singamia y
fertilización de unas treinta horas de duración, que tampoco se da en la constitución del nuclóvulo. Por
último, Palacios argumenta que en el nuclóvulo la activación ha de ser inducida, puesto que no se da de
manera espontánea, a diferencia de la fecundación de un gameto femenino por uno masculino
(PALACIOS, M., “Células troncales, stem cells, células madre”, Congreso Nacional de la Asociación
Canaria de Bioética, Estado actual de la investigación científica y ética en células madre, Canarias, 2002,
disponible en: http://www.acabi.es/congreso/mpalacios.pdf).
Finalmente, McHugh indica que el clonote -término que sugiere para designar al organismo
resultante de la transferencia nuclear- es esencial, integral y vitalmente distinto del cigoto obtenido por
fecundación natural y, por tanto, debería ser considerado no como ser humano vivo sino como una forma
de cultivo tisular (McHUGH, P., “Human cloning. President´s Bioethics Council Delivers”, Science,
núm. 297, 2002, p. 322-324).
1529
La
sentencia, en este punto, hace referencia al procedimiento de clonación. Según Romeo Casabona,
la “clonación verdadera” alude “a la transferencia del núcleo de células provenientes de individuos ya
nacidos o adultos a un ovocito al que previamente se le ha extraído su propio núcleo” y, por tanto, “el
Conclusiones 383
1532
Parágrafo nº 38.
1533
Parágrafo nº 46.
1534
Parágrafo nº 52.
1535
Vid. ALBERT, M., “Embriones no viables, ¿embriones patentables? Comentario a la sentencia del
Bundesgerichtshof, de 27 de noviembre de 2012, en el asunto Brüstle v. Greenpeace”, Diario La Ley,
núm. 8084, Sección Doctrina, Año XXXIV, 16 de mayo de 2013, p. 5.
1536
Vid.
ALBERT, M., “El caso Brüstle v. Greenpeace y el final de la discriminación de los embriones
preimplantatarios”, Cuadernos de Bioética, vol. XXIV, núm. 3, 2013, p. 489.
Conclusiones 385
1537
Vid. GAVRILOV, P. et al., “Non-viable human embryos as a source of viable cells for embryonic
stem cell derivation”, Reproductive BioMedicine Online, vol. 18, núm. 2, febrero 2009, pp. 301-308;
GAVRILOV, P. et al., “Derivation of Two New Human Embryonic Stem Cell Lines from Nonviable
Human Embryos”, Stem Cells International, vol. 2011, 2011, pp. 1-9.
1538
Vid. ALBERT, M., “Embriones no viables…”, ob. cit., p. 5.
1539
Ibídem. p. 7.
Conclusiones 386
1540
Vid.
SERRANO RUIZ-CALDERÓN, J.M., “Dignidad versus patentabilidad (Comentario de la STJ
de 18 de octubre de 2011 en el asunto Brüstle/ Greenpeace), Diario La Ley, núm. 7766, Sección Tribuna,
Año XXXII, 30 de diciembre de 2011, p. 7.
1541
Vid. JOUVE DE LA BARREDA, N., El manantial de la vida. Genes y bioética, Ediciones
Encuentro, Madrid, 2012, p. 124.
1542
La palabra “dignidad” se cita en seis ocasiones en la sentencia.
1543
Considerando nº 16 de la Exposición de Motivos de la Directiva 98/44/CE.
1544
En el año 2013, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha resuelto definitivamente el caso
Association for Molecular Pathology v. Myriad Genetics en el que se discutía el derecho de esta
compañía a la propiedad industrial y explotación comercial de los genes BRCA1 y BRCA2 cuyo análisis
sirve para evaluar el posible riesgo de padecer cáncer de mama y/o de ovario de las mujeres. La empresa
Myriad Genetics había patentado el descubrimiento de dichos genes y, en consecuencia, comercializada
la realización de los tests genéticos a un precio de 3.000 dólares. La decisión unánime de los nueves
magistrados considera que “un segmento natural de ADN es un producto de la naturaleza y no es
patentable por el mero hecho de haber sido aislado”. No obstante, la sentencia sí reconoció la posibilidad
de patentar el ADN complementario porque “no ocurre de forma natural”. Según Lacadena, la decisión
del Tribunal Supremo es acertada “porque una cosa es la secuencia original intacta del gen que es
equiparable a un mero descubrimiento no patentable y otra la identificación y síntesis del ADNc que
representa a los exones que constituyen la parte del gen que se «expresa» […] en la proteína final, lo cual
implica más que un simple descubrimiento: es una invención patentable”. Vid. LACADENA, J.R.,
“Patentes de genes humanos ¿sí o no?: reflexiones en torno a la sentencia del Tribunal Supremo de los
Estados Unidos”, Revista de Derecho y Genoma Humano, núm. 38, 2013, pp. 167-181.
Conclusiones 387
Abogado General del TJUE, Ives Bot, la cuestión principal no radica, precisamente, en
definir cuándo comienza la vida, sino en determinar cuándo nos encontramos ante un
“cuerpo humano1545”. Si el embrión preimplantario tiene capacidad para convertirse en
un ser humano completo, debería otorgarse una adecuada protección jurídica1546. Según
ALBERT1547, la sentencia del caso Brüstle debe iniciar un camino que finalice con la
discriminación del preembrión pues no existe un motivo razonable para consentir la
muerte lícita de los embriones que se han constituido in vitro y no han alcanzado los
catorce días de vida. De esta manera, se aseguraría la protección del sustrato físico y
biológico del individuo cuyo olvido –según PALAZZANI1548- “depara la lucha del
hombre contra el hombre y la puerta abierta a la discriminación entre seres humanos”.
La sentencia del TJUE constituye, sin duda, una resolución de obligada referencia
cuando se examina el estatuto jurídico del embrión humano. Como hemos señalado
anteriormente, el Tribunal aboga por una concepción amplia de este término. Según
1545
En el Parágrafo nº 72 de las Conclusiones del Abogado General, Ives Bot, se desarrolla esta
cuestión: “¿Qué debe definirse? ¿La aparición de la vida? ¿El instante asombroso que, in utero, verá
como aquello que, no siendo quizá más que un conjunto de células, cambia de naturaleza y se convierte,
ciertamente todavía no en un ser humano, pero ya en un objeto de Derecho, incluso en un sujeto de
Derecho? De ningún modo”. Vid. BOT, Y., Conclusiones del Abogado General, 10 de marzo de 2011,
disponibles en el siguiente enlace: http://curia.europa.eu/juris/liste.jsf?language=es&num=C-34/10.
1546
Lucas Lucas advierte la importancia de la corporeidad del hombre. En este sentido, señala que:
“Hablar de la corporeidad significa hablar del hombre en cuanto ella le es intrínseca y comienza a existir
en el mismo momento que biológicamente nace el nuevo individuo. Afirmar que la concepción da origen
a una nueva e individual materia corpórea humana significa, de hecho, sostener que ella es un individuo
de la especie humana, esto es, un ser humano […] Esta célula, que el biólogo nos presenta como un
«nuevo ser humano que comienza la propia existencia o ciclo vital» es el inicio de un nuevo y original
cuerpo humano. Es verdad que en el cigoto no se «ve» la forma de la corporeidad humana desarrollada,
pero si se piensa que ello constituye el nacimiento del cuerpo humano y lleva ya consigo todo lo esencial
que aparecerá después en el cuerpo adulto, se necesitará concluir que ello tiene una verdadera dimensión
«humana»”. Vid. LUCAS LUCAS, R., “El estatuto antropológico del embrión humano”, en AAVV,
Identidad y estatuto del embrión humano, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2000, p. 156.
1547
Vid. ALBERT, M., “El caso Brüstle v. Greenpeace…”, ob. cit., p. 496.
1548
Vid.
PALAZZANI, L., “Il concetto di persona tra bioetica e bioguiridica”, Medicina e Morale, vol.
2, 2004, pp. 312-314.
Conclusiones 388
1549
Vid. SERRANO RUIZ-CALDERÓN, J.M., ob. cit., p. 7.
1550
La
postura utilitarista anglosajona considera que el embrión humano sería un conjunto de células que
no tienen un rango diferente al de otras células humanas desde el punto de vista de su valor y del respeto
y protección que merecen. Dentro de este planteamiento encontraríamos, por ejemplo, la postura de Peter
Singer para quien la vida de un embrión no cuenta con mayor valor que la vida de un animal no humano.
Vid. ABELLÁN, F., ob. cit., p. 80-81.
1551
En
el Parágrafo nº 27 de la sentencia se afirma que: “En efecto, de los considerandos tercero y
quinto a séptimo de la Directiva se desprende que ésta persigue, mediante una armonización de las
normas de protección jurídica de las invenciones biotecnológicas, eliminar los obstáculos a los
intercambios comerciales y al buen funcionamiento del mercado interior que constituyen las disparidades
legales y jurisprudenciales entre Estados miembros y, de este modo, fomentar la investigación y el
desarrollo industrial en el ámbito de la ingeniería genética”.
1552
Parágrafo nº 28.
1553
El artículo 91.1 del Reglamento de Procedimiento del Tribunal de Justicia establece que “la
sentencia será obligatoria desde el día de su pronunciamiento”.
1554
Vid. ALBERT, M., “ El caso Brüstle v. Greenpeace…”, ob. cit., p. 496.
Conclusiones 389
1555
Artículo 11.4 LTRHA.
1556
Vid. SERRANO RUIZ-CALDERÓN, J.M., ob. cit., p. 7.
1557
Este procedimiento se contemplaba en el artículo 79 de la LOTC en su redacción originaria de 1979.
Se podía formular contra Estatutos de Autonomía y contra Leyes Orgánicas. La interposición provocaba
la suspensión inmediata de la tramitación del proyecto. En el año 1984 se inició la tramitación de un
proyecto de ley impulsado por el Grupo Parlamentario del P.S.O.E. para suprimir este procedimiento con
el argumento de que el Tribunal Constitucional no podía menoscabar el Poder Legislativo de la Cámaras
Conclusiones 390
reforma del artículo 417 bis del Código Penal” por infracción de los artículos 1.1, 9.3,
10.2, 15, 39.2 y 4, 49 y 53.1 y 3 CE. Dicho proyecto acogía el llamado sistema de
indicaciones1558 y despenalizaba parcialmente el aborto consensual en tres supuestos: a)
cuando fuese necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud de la
embarazada (indicación terapéutica); b) cuando el embarazo fuese consecuencia de un
hecho constitutivo de delito de violación, siempre que el aborto se practique dentro de
las 12 primeras semanas de gestación y que el mencionado hecho hubiere sido
denunciado (indicación ética); y c) cuando sea probable que el feto vaya a nacer con
graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las 22
primeras semanas de gestación y que el pronóstico desfavorable conste en un dictamen
emitido por dos médicos especializados distintos del que intervenga a la embarazada
(indicación eugenésica).
Los recurrentes consideraron que dicho proyecto era inconstitucional por varios
motivos estructurados en torno a la idea de que el nasciturus es titular del derecho a la
vida proclamado en el artículo 15 CE. En tal sentido, los recurrentes argumentaron que
la expresión “todos” de dicho precepto se introdujo en el debate constituyente con la
finalidad de proteger a los concebidos y no nacidos. Dado que el proyecto impugnado
eliminaba normas penales que servían de protección del derecho a la vida, se estaría
incumpliendo la obligación del Estado de dispensar la máxima protección a este bien
jurídico esencial. Asimismo, aportaron una serie de documentos emitidos por diversos
organismos (Real Academia Nacional de Medicina, Asociación ginecológica de España,
y convertirse de facto en colegislador. Finalmente, la reforma se llevó a cabo a través de la Ley Orgánica
4/1985, de 7 de junio.
1558
El
sistema de indicaciones permite a la mujer acceder al aborto si demuestra la existencia de alguna
de las causas previstas en la ley. Opera con el sistema regla-excepción: el aborto consentido es, en
principio y por lo general, punible, cualquiera que sea el momento de su realización (regla), salvo que
concurra alguno de los supuestos excepcionales taxativamente señalados por el ordenamiento jurídico
(excepción).
Frente a esta opción legislativa, se encuentra el sistema de plazos. En este caso, se establece un
límite temporal del aborto lícito. Hasta entonces, basta con que la gestante solicite el aborto y que sea un
médico quien lo practique para que se autorice la interrupción del embarazo. Este sistema se ha
instaurado en España con la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la
interrupción voluntaria del embarazo que permite el aborto sin causa durante las catorce primeras
semanas de gestación.
Para un estudio detenido de esta materia, vid. LAMM, E., “Las restricciones de acceso a un
aborto legal y seguro como violación de los derechos humanos de las mujeres”, Documentos de trabajo
de la Universidad Barcelona para la Cátedra UNESCO de Bioética, mayo 2008, disponible en:
http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/11421/1/Restricciones_acceso_aborto_violacion_ddhh_mujer
_Lamm.pdf.
Conclusiones 391
Conferencia Episcopal, etc.) que tenían por finalidad demostrar que la vida del ser
humano se iniciaba desde el primer instante de la concepción1559.
El principal problema interpretativo que aborda la sentencia es “el alcance de la
protección constitucional del nasciturus”. En efecto, el artículo 15 CE señala que “todos
tienen derecho a la vida” lo que plantea la duda de si ese “todos” incluye a los
concebidos pero no nacidos. Para solucionar esta cuestión, el Tribunal Constitucional
parte de un concepto continuista de la vida1560 al afirmar que “es un devenir, un proceso
que comienza con la gestación, en el curso de la cual una realidad biológica va tomando
corpórea y sensitivamente configuración humana, y que termina en la muerte; es un
continuo sometido por efectos del tiempo a cambios cualitativos de naturaleza somática
y psíquica que tienen un reflejo en el status jurídico público y privado del sujeto
vital1561”. Partiendo de este afirmación, el Tribunal Constitucional afirma que la vida
constituye “no sólo un derecho fundamental esencial y troncal en cuanto es el supuesto
ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían existencia posible” sino también
1559
Esta postura se defiende por la doctrina moral de la Iglesia Católica en dos instrucciones vaticanas
de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en concreto la Instrucción Donum Vitae de 1987 –
dictada por el Cardenal Joseph Ratzinger, anterior Papa Benedicto XVI- y en la Dignitas Personae de
2008. Para la Iglesia Católica, el embrión debe ser respetado como persona y no puede haber sustitución
del acto conyugal para la procreación. En la Instrucción Donum Vitae se afirma que “el ser humano debe
ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo
momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo
ser humano inocente a la vida”. Considera, por tanto, que “desde el momento en que el óvulo es
fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni de la madre, sino la de un nuevo ser
humano que se desarrolla por sí mismo”. En la misma línea, la Encíclica Evangelium Vitae de 1995 –
dictada por el Papa Juan Pablo II- manifiesta que “el aborto directo, es decir, querido como fin o como
medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano
inocente”. Partiendo de este argumento, se afirma que las razones que pueden asistir a la madre para
acudir al aborto –como, por ejemplo, la protección de su salud o de un nivel de vida digno para los demás
miembros de la familia- “aun siendo graves y dramáticas, jamás pueden justificar la eliminación de un ser
humano inocente”. Vid. GARCÍA RUIZ, Y., Reproducción humana asistida. Derecho, conciencia y
libertad, Comares, Granada, 2004, pp. 221-239; ARISTONDO SARACÍBAR, J., “El embrión humano:
destinatario del amor de Dios”, Revista Moralia, volumen XXVII, 2004, pp. 7-17; CIÁURRIZ
LABIANO, M.J., “La Declaración Universal de Bioética y el pluralismo religioso”, en Gross Espiell, H. y
Gómez Sánchez, Y. (coords.), La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, Comares,
Granada, 2006, pp. 87-117; ELIZARI, F.J., “La objeción de conciencia en materia de aborto”, Revista
Moralia, volumen V, Madrid, 1983, p. 489.
1560
Sobre
esta cuestión, Lucas Lucas mantiene que: “Según el análisis de la relación entre potencia
activa y acto, el embrión humano está destinado, desde la concepción, a madurar lo que ya es: individuo
de la especie humana. En esta maduración el biólogo descubre que no hay saltos cualitativos ni cambios
sustanciales, sino una continuidad, por la que el embrión humano se desarrolla en hombre adulto y no en
otra especie”. Vid. LUCAS LUCAS, R., Antropología y problemas bioéticos, Biblioteca de Autores
Cristianos, Madrid, 2001, p. 76.
1561
Fundamento Jurídico nº 5.
Conclusiones 392
“la proyección de un valor superior del ordenamiento jurídico constitucional –la vida
humana-1562”. La sentencia apoya esta argumentación en la doble dimensión que
presentan los derechos fundamentales1563: por un lado, son derechos subjetivos1564 en la
medida en que otorgan a sus titulares facultades o pretensiones que pueden hacer valer
en situaciones concretas; y, por otro lado, son valores que informan el conjunto de la
organización jurídica y política pues son el fundamento del orden político y de la paz
social1565.
Desde este punto de vista, el nasciturus no puede ser titular del derecho
subjetivo a la vida proclamado en el artículo 15 CE, pues la titularidad de derechos se
asienta en la capacidad jurídica y ésta exige el nacimiento1566. Sin embargo, el Estado
no puede desconocer que la vida del nasciturus dentro del claustro materno “es también
1562
Fundamento Jurídico nº 3.
1563
Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. CASTILLO CÓRDOVA, L., “Principales
consecuencias de la aplicación del principio de la doble dimensión de los derechos fundamentales”,
Anuario da Facultade de Dereito da Universidad da Coruña, núm. 7, 2003, pp. 183-196.
1564
La
STC 64/1988, Sala Primera, de 24 de abril, FJ 1º (Ponente: Luis Díez-Picazo y Ponce de León)
señala que: “Los derechos fundamentales y libertades públicas son derechos individuales que tienen al
individuo por sujeto activo y al Estado por sujeto pasivo en la medida en que tienden a reconocer y
proteger ámbitos de libertades o prestaciones que los Poderes Públicos deben otorgar o facilitar a
aquéllos”.
En este mismo sentido, la STC 25/1981, Pleno, de 14 de julio, FJ 5º señala que los derechos
fundamentales “son derechos subjetivos, derechos de los individuos, no sólo en cuanto derechos de los
ciudadanos en sentido estricto, sino en cuanto que garantizan un estatus jurídico o la libertad en un ámbito
de la existencia”.
1565
La
STC 53/1985, Pleno, de 11 de abril, FJ 4º (Ponente: Luis Díez-Picazo y Ponce de León) afirma
que: “Los derechos fundamentales son los componentes estructurales básicos tanto del conjunto del orden
jurídico objetivo como de cada una de las ramas que lo integran, en razón de que son la expresión jurídica
de un sistema de valores que, por decisión del constituyente, ha de informar el conjunto de la
organización jurídica y política”.
Ahondando en este carácter objetivo, la STC 245/1991, Pleno, de 16 de diciembre, FJ 5º
(Ponente: Miguel Rodríguez-Piñero y Rodríguez-Bravo) establece que: “Los derechos fundamentales no
son sólo normas constitucionales que establecen derechos subjetivos públicos, sino rasgos esenciales del
sistema democrático, de modo que la protección efectiva del derecho fundamental y de su actuación
concreta trasciende del significado individual, para adquirir una dimensión objetiva”.
1566
Díez-Picazo
considera que la sentencia evita la espinosa cuestión relativa a cuándo ha de reputarse
que comienza la personalidad. La solución de dicho problema a efectos constitucionales difícilmente
podría zanjarse sobre la base de las previsiones del artículo 29 del Código Civil. Este autor entiende que,
si bien es verdad que este precepto legal dispone que la personalidad –y, por consiguiente, la capacidad
jurídica- comienza con el nacimiento, no lo es menos que la Constitución no debe ser interpretada a la luz
de la ley, puesto que su función es precisamente limitar ésta última. Vid. DÍEZ-PICAZO, L.M., ob. cit.,
pp. 225-226.
Conclusiones 393
un momento del desarrollo de la vida misma1567” al tiempo que constituye, por otro
lado, la proyección de un valor fundamental que es la vida humana1568. De ahí, que el
Estado deba otorgar protección1569 al nasciturus lo que exige al menos el cumplimiento
de dos obligaciones que serían, en primer lugar, “la de abstenerse de interrumpir o de
obstaculizar el proceso natural de gestación” y, en segundo lugar, “la de establecer un
sistema legal para la defensa de la vida que suponga una protección efectiva de la
misma y que, dado el carácter fundamental de la vida, incluya también, como última
garantía, las normas penales1570”.
Este planteamiento lleva al Tribunal Constitucional al punto clave de su
razonamiento. El aborto plantea un conflicto entre absolutos1571: por un lado, la
protección de la vida prenatal y, por otro, la salvaguarda de los derechos fundamentales
1567
Fundamento Jurídico nº 5.
1568
El Tribunal Constitucional concluye que “el nasciturus está protegido por el artículo 15 de la
Constitución, aun cuando no permite afirmar que sea titular del derecho fundamental”.
La doctrina ha mantenido dos posturas interpretativas sobre esta afirmación. Para algunos, el
bien constitucional protegido es un concepto alternativo al de persona, referido a una realidad humana en
un nivel de desarrollo anterior al ser nacido, por lo que no es idóneo para ser titular de derechos, pero que
constitucionalmente es protegido. Para otros, cuando el Tribunal Constitucional se refiere al término
“bien jurídico protegido” no lo hace en relación al nasciturus sino a la vida humana, sin pronunciarse
sobre la calificación jurídica del nasciturus. Vid. OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ, E. y ANDREU
MARTÍNEZ, Mª.B., “Comentario a los artículos 15 y 16. Investigación con preembriones”, ob. cit., p.
493.
1569
El
derecho a la vida entraña un deber positivo de salvaguardia por parte de los poderes públicos. En
este sentido, De Montalvo señala que: “Se trata [el derecho a la vida] de un componente estructural básico
del ordenamiento jurídico, en razón que es la expresión jurídica de un valor que ha de informar el
conjunto de la organización jurídica y política. Por eso, la garantía de su vigencia no puede limitarse a la
posibilidad de ejercicio de pretensiones por parte de los individuos, sino que ha de ser asumida también
por el Estado. A los poderes públicos no solo les corresponde la obligación negativa de no lesionar la
esfera individual o institucional protegida por el derecho a la vida, sin también la obligación positiva de
contribuir a la efectividad de tal derecho”. Vid. DE MONTALVO JÄÑASKELÄINEN, F., Muerte digna
y Constitución. Los límites del testamento vital, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 2009, p.
209-210.
Esta cuestión ha sido tratada con detenimiento por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
al considerar, por ejemplo, que el derecho a la vida impone al Estado la obligación de investigar
diligentemente y, en su caso, perseguir las muertes causadas por agentes públicos en el ejercicio de sus
funciones (SSTEDH Kaya v. Turquía de 19 de febrero de 1998; Ogur v. Turquía de 20 de mayo de 1999;
Finncane v. Reino Unido de 1 de julio de 2003). Para un análisis detenido de esta cuestión, vid.
ANGOITIA GOROSTIAGA, V., y LASAGABASTER HERRARTE, I., “Comentario al artículo 2.
Derecho a la vida”, en Lasagabaster Herrarte, I. (dir.), ob. cit., pp. 38-43.
1570
Fundamento Jurídico nº 7.
1571
Vid.
RUIZ
MIGUEL, A., El aborto, entre la ética y el Derecho, Conferencia Magistral pronunciada
en el Auditorio Alfonso Quiroz Cuarón, México, 2003, p. 7.
Conclusiones 394
1572
En esta misma línea, el Fundamento Jurídico nº 9 de la sentencia comentada establece que: “Se trata
de graves conflictos de características singulares, que no pueden contemplarse tan sólo desde la
perspectiva de los derechos de la mujer o desde la protección de la vida del nasciturus. Ni ésta puede
prevalecer incondicionalmente frente a aquéllos, ni los derechos de la mujer pueden tener primacía
absoluta sobre la vida del nasciturus, dado que dicha prevalencia supone la desaparición, en todo caso, de
un bien no sólo constitucionalmente protegido, sino que encarna un valor central del ordenamiento
constitucional. Por ello, en la medida en que no puede afirmarse de ninguno de ellos su carácter absoluto,
el intérprete constitucional se ve obligado a ponderar los bienes y derechos en función del supuesto
planteado, tratando de armonizarlos si ello es posible o, en caso contrario, precisando las condiciones y
requisitos en que podría admitirse la prevalencia de uno de ellos”.
1573
Según
Aguiar de Luque, los límites de los derechos fundamentales puede entenderse “en un sentido
muy general y omnicomprensivo para aludir a toda acción jurídica que entrañe o haga posible una
restricción de las facultades que, en cuando derechos subjetivos, constituyen el contenido de los citados
derechos”. Vid. AGUIAR DE LUQUE, L., “Los límites de los derechos fundamentales”, Revista del
Centro de Estudios Constitucionales, núm. 14, enero-abril 1993, p. 10.
El Tribunal Constitucional ha sostenido una doctrina constante sobre el carácter limitado de los
derechos fundamentales. En este sentido, entre otras, la STC 292/2000, Pleno, 30 de noviembre de 2000,
FJ 11º (Ponente: Julio Diego González Campos) señala que: “Los derechos fundamentales pueden ceder,
desde luego, ante bienes, e incluso intereses constitucionalmente relevantes, siempre que el recorte que
experimenten sea necesario para lograr el fin legítimo previsto, proporcionado para alcanzarlo y, en todo
caso, respetuoso con el contenido esencial del derecho fundamental restringido”.
1574
Esta
difícil cuestión se ha abordado en varias ocasiones por el Tribunal Constitucional. A este
respecto, podemos citar la STC 320/1994, Sala Primera, 28 de noviembre de 1994, FJ 2º (Ponente: Carlos
de la Vega Benayas) afirma que: “La solución al problema que plantea la colisión o encuentro entre
derecho y libertades fundamentales consistirá en otorgar la preferencia de su respeto a uno de ellos,
justamente aquel que lo merezca, tanto por su propia naturaleza, como por las circunstancias concurrentes
en su ejercicio. No se trata, sin embargo, de establecer jerarquías de derechos ni prevalencias a priori,
sino de conjugar, desde la situación jurídica creada, ambos derechos o libertades, ponderando, pesando
cada uno de ellos, en su eficacia recíproca, para terminar decidiendo y dar preeminencia al que se ajuste
más al sentido y finalidad que la Constitución señala, explícita o implícitamente”.
1575
Vid. DÍEZ PICAZO, L.Mª, ob. cit., p. 226.
1576
Fundamento Jurídico nº 11.
Conclusiones 395
1577
Estas indicaciones al legislador efectuadas en el FJ 12º fueron duramente criticadas en los Votos
particulares de los Magistrados Srs. Díez-Picazo, Tomás y Valiente, Latorre Segura, Díez de Velasco
Vallejo y Rubio Llorente al considerar que de esta forma el Tribunal Constitucional asumía funciones de
legislador positivo. Así lo expresa perfectamente el punto sexto del Voto Particular de Tomás y Valiente
cuando dice que: “La jurisdicción constitucional es negativa, puede formular exclusiones o vetos sobre
los textos a ella sometidos. Lo que no puede hacer es decirle al legislador lo que debe añadir a las leyes
para que sean constitucionales. Si actúa así, y así ha actuado en ese caso el Tribunal, se convierte en
legislador positivo”.
1578
Fundamento Jurídico nº 9.
Conclusiones 396
1579
El
artículo 3.1 del Código Civil establece que “las normas se interpretarán según el sentido propio de
sus palabras, en relación con […] los antecedentes históricos y legislativos”.
1580
Fundamento Jurídico nº 5, último párrafo.
1581
Vid.
MARTÍN DE LLANO, M.I., “El derecho a la vida y a la integridad física y moral”, en Sánchez
González, S. (coord.), Dogmática y práctica de los derechos fundamentales, Tirant lo Blanch, Valencia,
2006, pp. 127.
1582
En
contra de este criterio, Calvo Meijide señala que se cambió la redacción del artículo 15 de “toda
persona tiene derecho a la vida” por “todos tienen derecho a la vida” con la finalidad de incluir al
nasciturus como titular de este derecho. Vid. CALVO MEIJIDE, A., “El nasciturus y su protección
jurídica”, Actualidad Civil, núm. 2, 1992, pp. 231-261.
1583
Vid.
PÉREZ LUÑO, A.E., Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución, 9ª edición,
Tecnos, Madrid, 2005, p. 279.
Conclusiones 397
1584
Vid.
PECES-BARBA MARTÍNEZ, G., Curso de derechos fundamentales, Teoría general, 1ª
reimpresión, Universidad Carlos III de Madrid- Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1999, p. 582.
1585
Vid.
HESSE, K., Escritos de Derecho Constitucional, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,
1992, pp. 33-54.
1586
En
este sentido, Ferreres Comella considera que el principio de unidad de la Constitución no es más
que una manifestación del viejo principio de la interpretación sistemática. Vid. FERRERES COMELLA,
V., Justicia constitucional y democracia, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007,
p. 41.
CE señala que “las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que
la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal
de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas
materias ratificados por España”. Como señala BASTIDA FREIJEDO1589, esta remisión
a los citados tratados no da rango constitucional a los derechos en ellos reconocidos en
cuanto no estén consagrados por la CE1590, ni tales tratados pueden ser considerados
fuente adicional de límites junto a los que establezca el legislador orgánico cuando está
autorizado para ello. La sentencia utiliza este criterio1591 para concluir que, de acuerdo
con los tratados internacionales suscritos por España en la materia, no se puede afirmar
que el nasciturus sea titular del derecho a la vida. Esta conclusión se extrae de la propia
redacción de tales tratados internacionales1592. Así, el artículo 3 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos señala que “todo individuo tiene derecho a la vida”; el
artículo 2 del Convenio de Roma proclama que “el derecho de toda persona a la vida
está protegido por la ley”; y, finalmente, el artículo 6 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos señala que “el derecho a la vida es inherente a la persona
humana”. Todos los tratados internacionales citados utilizan la palabra “persona” o
“individuo” para condicionar la titularidad del derecho a la vida. Es decir, que el
nasciturus es un bien protegido en tales preceptos, si bien no es titular del derecho a la
vida, lo que no impide un sistema de tratamiento del aborto que excluye su punición en
determinados supuestos1593.
1589
Sobre esta cuestión, vid. BASTIDA FREIJEDO, F.J., “La interpretación de los derechos
fundamentales”, en AA.VV., Teoría general de los derechos fundamentales en la Constitución Española
de 1978, Tecnos, Madrid, 2005, pp. 81-82.
1590
STC 38/1985, Sala 2º, de 8 de marzo, FJ 5º (Ponente: Francisco Rubio Llorente).
1591
Fundamento Jurídico nº 6º, tercer párrafo.
1592
En
contra de este criterio, Calvo Meijide considera que el nasciturus es sujeto titular de los derechos
humanos. En este sentido, el autor afirma que: “el «nasciturus», en cuanto persona, es sujeto de los
derechos subjetivos derivados del Derecho natural: los derechos humanos […] Estos derechos humanos,
enraizados en el Derecho Natural (del que constituyen su núcleo) tienen su origen en la propia naturaleza
del hombre, en cuanto que su dignidad los impone, y le pertenecen ontológica e intrínsecamente por el
mero hecho de serlo, sin distinción de las etapas o fases de su desarrollo”. Vid. CALVO MEIJIDE, A.,
“El nasciturus como sujeto del derecho. Concepto constitucional de persona frente al concepto
pandectista-civilista”, Cuadernos de Bioética, vol. XV, núm. 54, 2004, pp. 294-295.
1593
Así
lo expresa igualmente el Magistrado Jerónimo Arozamena Sierra en su Voto Particular a la STC
53/1985 al considerar que los preceptos transcritos de los tales tratados internacionales “[…] son
argumentos irrebatibles para sostener que el artículo 15 CE interpretado desde estos textos internacionales
no es impeditivo de un sistema de tratamiento del aborto que excluya su punición y, desde luego, no lo es
Conclusiones 399
el configurado en el artículo 417 bis del Código Penal (según el Proyecto impugnado), como revela,
además, la existencia de sistemas variados de tratamiento del aborto en los países signatarios de los
indicados textos internacionales […]”.
1594
Sobre
esta cuestión, García Roca expresa que: “La teoría de la Constitución de Smend se incrusta
dentro de las ciencias del espíritu y ello es, sin duda, su rasgo definidor y su principal factor innovador: se
trata de comprender el Estado y la Constitución como realidades espirituales y dinámicas en un cambio
incesante, rechazando cualquier reduccionismo metodológico […] Y no puede negarse que Smend (que
era protestante evangelista) intenta conectar el Estado con la idea de valores o con exigencias éticas, lo
que le acerca al Derecho natural”. Vid. GARCÍA ROCA, F.J., “Sobre la teoría constitucional de Rudolf
Smend”, Revista de Estudios Políticos, núm. 59, enero-marzo 1988, p. 270.
1595
Según Brage Camazano, “este sistema cultural y de valores que expresan los derechos
fundamentales, «prescindiendo por completo de su fundamento jurídico», debe dar significado a la vida
del Estado instaurada por la Constitución. A través de su contenido material, legitiman al Estado, aparte
ya de su valor integrador”. Vid. BRAGUE CAMAZANO, J., “La doctrina de Smend como punto de
inflexión de la hermenéutica y concepción de los derechos fundamentales por los tribunales
constitucionales a partir de la segunda posguerra”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal
Constitucional, núm. 11, enero-junio 2009, pp. 101.
1596
PÉREZ LUÑO, A.E., ob. cit., p. 304.
1597
En
este sentido, Brage Camazano explica la integración material u objetiva propuesta por Smend de
la siguiente manera: “Esta tercera forma de integración es la que nos interesa, pues se refiere a un
conjunto de valores que son vividos como comunes por la Comunidad, se trata de una sociedad de las
vivencias sustantivas. El Estado, para Smend, no es una suma de elementos disgregados, sino una unidad
individual, una totalidad que se halla determinada por la concreción de valores sustantivos en situaciones
históricas determinadas. Su eficacia integradora es particularmente eficaz en el Estado contemporáneo,
hasta el punto de serle extraña al individuo su racionalidad, por lo que se hace preciso que esta
integración se manifieste de modo institucional a través de la representación de los valores históricos que
tienen vigencia actual en símbolos políticos tales como banderas, escudos, Jefes de Estado (en especial,
los Monarcas), las ceremonias políticas y las fiestas nacionales o a través de acontecimientos políticos,
como una batalla. También serían factores de integración material el territorio, la historia, los preámbulos,
la forma política, el pabellón nacional, las competencias del Estado federal y los derechos fundamentales.
Estos integran a través de sus fórmulas como lo hacen a través de sus símbolos los colores de la bandera o
la forma del Estado”. Vid. BRAGUE CAMAZANO, J., ob. cit., pp. 100-101.
Conclusiones 400
1598
Como
señala Bastida Freijedo, “no se garantiza la libertad, sino la «libertad valiosa», y compete al
Estado declarar qué es lo valioso”. Vid. BASTIDA FREIJEDO, F.J., ob. cit., p. 74.
1599
Esta
postura del Tribunal Constitucional también se deja entrever en la STC 120/1990, Pleno, de 27
de junio (Ponentes: Fernando García-Mon y González-Regueral, don Eugenio Díaz Eimil y don José
Vicente Gimeno Sendra). En la citada sentencia se analiza el caso de varios presos del grupo terrorista
G.R.A.P.O. que habían iniciado una huelga de hambre para conseguir determinadas reivindicaciones y,
entre ellas, el reagrupamiento de los presos de la banda. El objeto de discusión vino constituido,
básicamente, por el derecho-deber de la Autoridad penitenciaria de suministrarles alimentación forzosa
aún en contra de su voluntad. La sentencia consideró que los huelguistas estaban inmersos en una relación
de especial sujeción al estar internos en un centro penitenciario. Esta relación implica un régimen jurídico
peculiar que se traduce en un especial tratamiento de la libertad y de los derechos fundamentales, así
como de sus instituciones de garantía de forma adecuada a los fines típicos de cada relación. En el seno
de la relación jurídica penitenciaria, se produce un conflicto entre “el supuesto derecho de los huelguistas
al ejercicio de su libertad hasta el extremo incluso de ocasionar su propia muerte, sin injerencia ajena
alguna, y el derecho-deber de la Administración penitenciaria de velar por la vida y salud de los internos
sometidos a su custodia”.
Ciñéndonos al ámbito que nos ocupa, la opinión mayoritaria del Tribunal Constitucional
consideró que se podía otorgar distinta relevancia jurídica según la finalidad pretendida con el acto de
libertad que –en la citada sentencia- era la negativa a someterse a asistencia sanitaria “puesto que no es lo
mismo usar de la libertad para conseguir fines lícitos que hacerlo con objetivos no amparados por la Ley”
(FJ 7). La sentencia consideró que la finalidad perseguida por los huelguistas no era ejercitar un
hipotético derecho a morir, sino presionar al Estado con fines reivindicativos, esto es, el reagrupamiento
de los presos de la banda en un mismo centro. Esta afirmación supone otorgar una mayor protección
constitucional a la libertad que persigue la máxima optimización del valor proclamado en el derecho
fundamental en detrimento de aquella otra que no coincida con los valores de referencia expresados en la
ley.
Esta postura fue criticada por el Magistrado Sr. Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer en su Voto
particular pues “ello significaría condicionar la decisión de imponer la alimentación forzosa a la propia
legitimidad del fin perseguido por la huelga de hambre”. Esta ponderación del fin perseguido con el acto
de libertad supone introducir en la decisión judicial una jerarquía de valores que está ausente de la
Constitución. De acuerdo con el planteamiento mayoritario del Tribunal Constitucional, el Juez debe
otorgar primacía a aquellas manifestaciones de libertad que mejor ayuden al proceso de integración de la
comunidad política, lo que implica una menor protección constitucional de aquellas otras manifestaciones
que no coadyuven a tal finalidad. De esta manera, la decisión judicial se teñirá de subjetivismo y, en
parte, de arbitrariedad, pues no existen criterios lógicos o racionales para decidir una jerarquía o
preferencia entre valores. Por esta razón, Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer considera que este
razonamiento es erróneo pues –en el caso de los huelguistas de hambre- podría concluirse que la negativa
a recibir asistencia médica sería legítima si el huelguista persiguiera objetivos amparados por la ley como,
por ejemplo, la mejora en las condiciones higiénicas de las prisiones. Esta argumentación implica, en
definitiva, un perjuicio para la seguridad jurídica en la medida que la decisión judicial dependerá de la
Conclusiones 401
valoración que se haga del fin perseguido con el acto de libertad, introduciendo de esta manera criterios
de ponderación que exceden de la lógica jurídica para adentrarse en el campo de la ética.
1600
Estos
medios jurídicos podrían ser, por ejemplo, delimitar el objeto y contenido de cada derecho
fundamental; analizar la posible limitación de tal derecho; o comprobar una eventual lesión de su
contenido esencial predeterminado por la Constitución.
1601
Vid.
LANDA, C., “Teorías de los derechos fundamentales”, Cuestiones Constitucionales, núm. 6,
enero-julio 2002, p. 60.
1602
Según
Böckenförde, los derechos fundamentales se relativizan a su tiempo y espacio, revaluándose o
devaluándose según las circunstancias del estado de conciencia o del espíritu del momento Zeitgeist. Vid.
BÖCKENFÖRDE, E.W., Escritos sobre derechos fundamentales, Nomos Verlagsgesellschaft, Baden-
Baden, 1993, pp. 59 y ss.
1603
Bastida
Freijedo considera que la STC 53/1985 es un buen ejemplo de los problemas que suscita la
aplicación de la teoría axiológica de los derechos fundamentales. Dicho autor considera que la
Constitución española no responde a una concepción valorativa de los derechos fundamentales por dos
motivos: 1) los “valores” proclamados en el artículo 1.1 CE no se despliegan a lo largo del texto
constitucional como valores externos a la Constitución; y 2) no se puede atribuir a la proclamación de la
dignidad humana como fundamento del orden político y de la paz social (artículo 10.1 CE) esa dimensión
metapositiva desligada de lo que es su concreción constitucional en los numerosos derechos de la persona
reconocidos en la Constitución. Vid. BASTIDA FREIJEDO, F.J., ob. cit., p. 75 y 80.
1604
Lógicamente, esta doctrina tiene importantes repercusiones en la resolución de las cuestiones
relacionadas con la toma de decisiones en el proceso final de la vida.
En este sentido, Ruiz Miguel considera que el Tribunal Constitucional sustenta una
interpretación del derecho a la vida “más propicia a la protección de la vida como presupuesto, que dicen
ontológico, que de la autonomía individual o vida humana”. Según este autor, no resulta obvio que el
principio general constitucional haya de ser la vida en todos los casos y no la autonomía individual (RUIZ
Conclusiones 402
CE un valor –la vida humana- que es elevado a la categoría de valor superior del
ordenamiento constitucional, determinando incluso obligaciones a cargo del Estado para
su salvaguarda1605. Como critica TOMÁS Y VALIENTE1606, esta afirmación plantea
una jerarquización de valores, que no se refleja en la Constitución, máxime si se tiene
en cuenta que el artículo 1.1 configura como valores superiores la libertad, la justicia, la
igualdad y el pluralismo político. Por tanto –como denuncia RUBIO LLORENTE1607- la
sentencia no razona con las categorías propias del Derecho, sino con las de la ética. El
Tribunal Constitucional no razona desde el supuesto derecho fundamental del
MIGUEL, A., “Autonomía individual y derecho a la propia vida (un análisis filosófico-jurídico”, Revista
Española de Derecho Constitucional, Año nº 30, núm. 89, 2010, pp. 11-43).
Por otro lado, Rovira manifiesta que no comprende las razones y la seguridad con la que el
Tribunal Constitucional se inclina siempre por la primacía absoluta de la vida biológica, por la integridad,
incluso por la salud, frente a la autonomía individual, en relación con el sustrato corporal, identificando
realidades que son diferentes. Según este autor, el problema de esta doctrina radica en una confusión que
se produce por una “errónea identificación del derecho a la vida con mi vida”. En este sentido, entiende
que “el Derecho regula la vida-humana (existencia racional) frente al exterior pero no puede/debe regular
la vida biológica, no puede decidir cuándo y cómo uno puede existir” (ROVIRA, A., Autonomía personal
y tratamiento médico. Una aproximación constitucional al consentimiento informado, Thomson-
Aranzadi, Pamplona, 2007, p. 121).
Finalmente, Llamazares mantiene que: “Desde la perspectiva sistemática de los valores
constitucionales no es verdad que el mal que se trata de evitar (muerte) sea superior al que se lesiona
(libertad de conciencia), ya que éste último afecta de lleno a la base y fundamento de todos los derechos
fundamentales, incluida la vida, que es la dignidad personal y el libre desarrollo de la personalidad
(artículo 10.2 CE), lo que ha llevado a la doctrina penal […] a considerar que solo la vida libremente
deseada es un bien jurídicamente protegido” (LLAMAZARES, D., Derecho de la libertad de conciencia.
Libertad de conciencia, identidad personal y solidaridad, vol. 2, Civitas, Madrid, 2007, p. 405).
1605
La
forma de deducir estas obligaciones a cargo del Estado en el FJ 7º es duramente criticada en el
Voto particular del Magistrado Sr. Rubio Llorente al señalar que: “El intérprete de la CE no puede
abstraer de los preceptos de la CE el valor o valores que, a su juicio, tales preceptos “encarnan”, para
deducir después de ellos, considerados ya como puras abstracciones, obligaciones del legislador que no
tienen apoyo en ningún texto constitucional concreto. Esto no es ni siquiera hacer jurisprudencia de
valores, sino lisa y llanamente suplantar al legislador o quizá más aún al propio poder constituyente. Los
valores que inspiran un precepto concreto pueden servir, en el mejor de los casos, para la interpretación
de ese precepto, no para deducir a partir de ellos obligaciones […] que el precepto en modo alguno
impone […]”
1606
En
este sentido, el Voto Particular formulado por el Magistrado Sr. Tomás y Valiente manifiesta
que: “Nunca he sido un entusiasta de la filosofía de los valores. Tal vez por ello no comparto (y aquí
comienzan mis discrepancias) las abundantes consideraciones axiológicas incluidas en los fundamentos 3,
4 y 5. Al margen de las imprecisiones o titubeos terminológicos que contienen y que seria prolijo e inútil
referir aquí, no encuentro fundamento jurídico-constitucional, único pertinente, para afirmar como se
hace, que la vida humana «es un valor superior del ordenamiento jurídico constitucional» (fundamento
jurídico 3) o «un valor fundamental» (fundamento jurídico 5) o «un valor central» (fundamento jurídico
9). Que el concepto de persona es el soporte y el prius lógico de todo derecho me parece evidente y yo así
lo sostengo. Pero esta afirmación no autoriza peligrosas jerarquizaciones axiológicas, ajenas por lo demás
al texto de la Constitución, donde, por cierto, en su art. 1.1 se dice que son valores superiores del
ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político: Esos y sólo esos”.
1607
Voto particular a la STC 53/1985.
Conclusiones 403
1614
En efecto, la Disposición Final Primera de la Ley 42/1988 establecía que: “La donación y utilización
de gametos humanos y la de los óvulos fecundados y en desarrollo, in vitro o in vivo, hasta el día catorce
que sigue al de su fecundación, se hará en los términos que establece la Ley sobre Técnicas de
Reproducción Asistida, y las disposiciones que la desarrollen”.
1615
Los argumentos de los recurrentes están sintetizados en el Antecedente nº 2 de la sentencia.
Conclusiones 405
1616
El
Tribunal Constitucional tardó siete años en dictar sentencia. Como critica Díez- Picazo, este dato
resulta significativo porque, más allá de la pesada carga de trabajo que pesa sobre el Tribunal
Constitucional, pone de manifiesto la escasa sensibilidad hacia temas que se salen de lo ordinario en la
jurisdicción constitucional y que exigen, por tanto, un esfuerzo adicional de razonamiento sustantivo. Vid.
DÍEZ PICAZO, L.Mª., ob. cit., p. 232.
1617
Las
garantías institucionales son una categoría acuñada en los años veinte del siglo pasado por la
doctrina alemana con la que se persigue la protección frente al legislador de determinadas instituciones
que se recogen in nuce en la Constitución. Como señala Cidoncha Martín, esta protección pretende
preservar la institución “no solo de su destrucción, sino de su desnaturalización, al prohibir vulnerar su
imagen maestra (Leit-Bild)” (CIDONCHA MARTÍN, A., “Garantía institucional, dimensión institucional
y derechos fundamental: balance jurisprudencial”, Teoría y Realidad Constitucional, núm. 23, 2009, pp.
149-188).
En esta misma línea, Baño León señala que la “la garantía institucional implica la protección de
una determinada organización, no en la forma de un statu quo, sino en el respeto de sus rasgos esenciales,
tal como se configura históricamente” (BAÑO LEÓN, J.Mª, “La distinción entre derecho fundamental y
garantía institucional en la Constitución española”, Revista Española de Derechos Constitucional, Año 8,
núm. 24, septiembre-diciembre 1988, pp. 155-179).
El Tribunal Constitucional español acogió esta categoría por primera vez en la STC 32/1981,
Pleno, 28 de julio, FJ 3º (Ponentes: Francisco Rubio Llorente, Rafael Gómez-Ferrer Morant y Ángel
Escudero del Corral) al señalar que: “El orden jurídico-político establecido por la Constitución asegura la
existencia de determinadas instituciones, a las que se considera como componentes esenciales y cuya
preservación se juzga indispensable para asegurar los principios constitucionales, estableciendo en ellas
un núcleo o reducto indispensable por el legislador. Las instituciones garantizadas son elementos
arquitecturales indispensables del orden constitucional y las normaciones que las protegen son, sin duda,
normaciones organizativas, pero a diferencia de lo que sucede con las instituciones supremas del Estado,
cuya regulación orgánica se hace en el propio texto constitucional, en éstas la configuración institucional
concreta se defiere al legislador ordinario, al que no se fija más límite que el del reducto indisponible o
núcleo esencial de la institución que la Constitución garantiza. Por definición, en consecuencia, la
garantía institucional no asegura un contenido concreto o un ámbito competencial determinado y fijado de
una vez por todas, sino la preservación de una institución en términos recognoscibles para la imagen que
de la misma tiene la conciencia social en cada tiempo y lugar. Dicha garantía es desconocida cuando la
institución es limitada, de tal modo que se la priva prácticamente de sus posibilidades de existencia real
como institución para convertirse en un simple nombre. Tales son los límites para su determinación por
las normas que la regulan y por la aplicación que se haga de éstas. En definitiva, la única interdicción
claramente discernible es la de la ruptura clara y neta con esa imagen comúnmente aceptada de la
institución que, en cuanto formación jurídica, viene determinada en buena parte por las normas que en
cada momento la regulan y la aplicación que de las mismas se hace”.
Conclusiones 406
1619
Fundamento Jurídico nº 3.
1620
Artículo 2, letra d de la Ley 42/1988.
1621
Fundamento Jurídico nº 5.
Conclusiones 407
un nuevo ser humano. Si, por el contrario, su capacidad de desarrollo está frustrada,
decae su protección constitucional porque, en ningún caso, va a poder dar lugar a un
nasciturus que constituye un bien jurídico protegido en el artículo 15 CE. De esta
manera, CABANILLAS1622 considera que la derogada ley establecía un distinción entre
dos realidades: 1) si el embrión es viable, se trata de un ser vivo, su vida entra dentro de
la categoría de bienes jurídicos protegidos y, por tal motivo, solo se autoriza su
manipulación con la finalidad de asegurar o facilitar el derecho a la salud del futuro
nacido; y 2) si el embrión no es viable, se convierte en cosa susceptible de manipulación
con fines farmacéuticos, diagnósticos o terapéuticos, previamente conocidos y
autorizados1623. Por este motivo, CHUECA RODRÍGUEZ1624 considera que los
embriones y fetos no viables no están amparados por el deber de protección de los
poderes públicos y se activa así la vía de juicio de oportunidad del legislador. Es decir,
la viabilidad otorga al embrión la protección que se deriva de acuerdo con el artículo 15
CE por cuanto, en última instancia, puede adquirir la condición de nasciturus. En esta
misma línea, la Comisión Asesora de técnicas de reproducción asistida de Cataluña ha
manifestado que la inviabilidad provoca el cese de la protección jurídica porque el bien
protegido, la vida, ha dejado de existir1625.
La doctrina sobre la viabilidad del embrión elaborada por el Tribunal
Constitucional ha sido objeto de crítica. En este sentido, DÍAZ DE TERÁN1626 destaca
que la normativa no ofrece un concepto de viabilidad lo que introduce un elemento de
indudable inseguridad jurídica que, en ningún caso, podría verse colmada por normativa
1622
Vid. CABANILLAS, SÁNCHEZ, A., “Artículo 29”, en Albaladejo, M. y Díaz Alabart, S. (dir.),
Comentarios al Código Civil y Compilaciones Forales, Tomo I, Vol. 3, Editorial de Revista de Derecho
Privado, Madrid, 1993, p. 793.
1623
Artículo 17 de la LTRA.
1624
Vid. CHUECA RODRÍGUEZ, R., “La protección jurídica del embrión humano: un caso de penuria
normativa”, en Romeo Casabona, C.Mª. (dir.), Genética y Derecho II, Estudios de Derecho Judicial,
Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2002, p. 40.
1625
Reunión
de 2 de octubre de 2001 de la Comissió Asesora de tècniques de reproducción humana
assistida de Catalunya sobre “La utilizació d´ embriones de técniques de reproducción humana assistida
per a l´experimentació”.
1626
Vid. DÍAZ DE TERÁN VELASCO, Mº.C., Derecho y nueva eugenesia…, ob. cit., p. 222.
Conclusiones 408
1627
La Disposición Adicional Primera de la Ley 42/1988 facultaba al Gobierno para dictar normas
reglamentarias sobre “los criterios de viabilidad o no del feto fuera del útero”.
1628
Vid.
VILA CORO, M.D., “Los derechos del menor en la nueva genética”, Revista General de
Derecho, núm. 571, 1992, p. 2490.
1629
Vid.
BELLVER CAPELLA, V., “El estatuto del embrión y del feto no viables. A propósito de la
STC 212/1996 de 19 de diciembre”, Humana Iura: suplemento de derechos humanos, núm. 7, 1997, p.
320.
1630
Vid. DÍEZ-PICAZO, L.Mª, ob. cit., p. 234.
1631
Sobre
esta cuestión, en el Fundamento Jurídico nº 10 se concluye que: “[…] Una cosa es que una
práctica ausencia de "normas penales" pueda ser, en su caso, contrastada con exigencias derivadas del art.
15 C.E. y otra muy distinta es la pretensión de que cada una de las interdicciones contenidas en una ley
como la presente, destinada a regular la donación y utilización de embriones y fetos, vaya
indefectiblemente acompañada de la correspondiente sanción penal […] Que una prohibición de esta
naturaleza deba ser necesariamente hecha efectiva a través del instrumento último de la sanción penal es
algo que en modo alguno se deriva de la doctrina constitucional anteriormente recordada”.
Conclusiones 409
cuya manipulación científica debía tener una consideración jurídica y ética también
distinta. De esta manera, en el año 1982 se publicó un editorial en la revista Nature1640
que sugería que, a partir del día catorce, se producían unos cambios sustanciales en el
desarrollo embrionario como, por ejemplo, el cese de la posibilidad de división del
embrión para dar lugar a gemelos1641 y la implantación en la mucosa uterina que
determinaba el comienzo de la gestación. Este planteamiento fue asumido en el Informe
Warnock de 1984 que –como hemos comentado anteriormente- tuvo una especial
repercusión en la elaboración de las normativa sobre reproducción asistida de los años
ochenta. Posteriormente, en el año 1986 la doctora Anne McLaren1642 impulsó esta
teoría al considerar que hasta la aparición de la estría primitiva no podía hablarse
realmente de embrión propiamente. Esta postura, por tanto, favorecía la investigación y
experimentación con preembriones pues se les denegaba implícitamente la condición de
miembros de la especie humana. En este mismo año, el Comité de Ética de la Sociedad
Americana de la Fertilidad apoyó esta distinción que suponía, por tanto, asumir una
discontinuidad en el desarrollo embrionario1643.
A pesar de tratarse de un concepto ampliamente utilizado y, en ocasiones,
asumido por la legislación, ha recibido numerosas críticas. En este sentido, MARCO
BACH1644 afirma que el concepto de preembrión es “ambiguo y arbitrario” pues
pretende “suplantar los términos cigoto, mórula y blastocisto, quitándoles toda
1640
Vid. “Britain´s test tube babies”, Editorial, Nature, vol. 298, 29 de julio 1982, p. 408.
1641
La gemelación es uno de los fenómenos que –según una corriente de pensamiento- sirven para negar
el estatus de persona al preembrión al no reunir las características de unidad y unicidad. En efecto, la
gemelación se produce cuando, una vez fecundado un único óvulo, éste se parte dando lugar a dos
embriones diferentes que, sin embargo, tiene un origen común. Es el caso de los gemelos homocigóticos,
homólogos o univitelinos. Si lo que, en un principio, parecía un solo ser humano, después se convierte en
dos, hay motivos para concluir que, en esas primeras fases de gestación, se da una indeterminación sobre
las condiciones esenciales que se necesitan para ser persona autosuficiente. En esta misma línea, se
sostiene que el hecho mismo de que embrión temprano se componga de varias células totipotentes parece
presuponer que, en realidad, no existe en esa primera etapa un único individuo, sino múltiples
posibilidades de individuos. Para un estudio detenido de esta postura y de su crítica, vid. DE MIGUEL
BERIAIN, El embrión y la biotecnología. Un análisis ético-jurídico, Comares, Granada, 2004, pp. 80-87.
1642
Vid.
McLAREN, A., “Prelude to Embryogenesis”, en Book, G. y Connor, M. (eds.), Human Embryo
Research, yes or no?, The Ciba Foundation, Londres, 1986, pp. 5-23.
1643
Vid. AMERICAN FERTILITY SOCIETY, “Ethical Consideration of The New Reproductive
Technology”, Fertility and Sterility, vol. 46, núm. 3, Supl. 1, septiembre 1986, pp. 1s-94s.
1644
Vid. MARCO BACH, F.J., “Fecundación in vitro y transferencia de embriones (FIVET)”,
Cuadernos de Bioética, vol. 1, núm. 1, 1990, pp. 25-39.
Conclusiones 412
1645
Vid. FERRER COLOMER, M. y PASTOR, L.M., “The preembryo´s short lifetime. The history of a
word”, Cuadernos de Bioética, Año XXIII, núm. 3, 2012, pp. 677-678.
1646
Vid. LÓPEZ GUZMÁN, J., Métodos ¿anticonceptivos? postcoitales, Centro Farmacéutico Nacional,
Madrid, 2001, p. 49.
1647
Vid.
JONES, D.J. y TEFLER, B., “Before I was an embryo, I was pre-embryo or was I?”, Bioethics,
vol. 9, núm. 1, enero 1995, p. 47.
1648
Vid. PEARSON, H., “Your destiny, from day one”, Nature, núm. 418, 4 de julio de 2002, pp. 14-15.
1649
Vid. FERRER COLOMER, M. y PASTOR, L.M., ob. cit., pp. 690.
1650
En
este mismo sentido, SSTC 36/1981, de 12 de noviembre, Pleno, FJ 7º (Ponente: Manuel Díez de
Velasco Vallejo); 150/1990, de 4 de octubre, Pleno, FJ 2º (Ponente: Jesús Leguina Villa); 173/1998,
Pleno, de 23 de julio, FJ 4º (Ponente: Carles Viver Pi-Sunyer).
Conclusiones 413
podían considerarse “persona humana” de tal manera que, por ejemplo, su puesta a
disposición de los bancos tras el transcurso del plazo de tiempo no podía reputarse
contraria al derecho a la vida o a la dignidad humana1651.
De esta manera, el Tribunal evitó tener que pronunciarse sobre la espinosa
cuestión de la “fragmentación” del proceso de formación de la vida humana.
Ciertamente, en la STC 53/1985 se concebía la vida humana como un continuum en el
que no cabía establecer separación alguna. Sin embargo, la derogada LTRA de 1988
distinguía varias fases –preembrión, embrión y feto- que, a su vez, reflejan una distinta
protección jurídica. Según DÍAZ DE TERÁN1652, la ley impugnada establecía una
discriminación de la vida humana amparándose en que su origen ha tenido lugar de
forma artificial lo que no tendría apoyo en la Constitución. De igual manera,
REQUERO1653 ha manifestado que la doctrina sentada en la sentencia comentada
convalidaba la clasificación y graduación de la humana a efectos éticos y jurídicos. No
obstante, otros autores han defendido la postura contraria. En este sentido,
LACADENA1654 ha afirmado que no puede asegurar que el preembrión sea ya un ser
humano pues no se han establecido la unidad y unicidad propias de la individualidad
humana. En esta misma línea, ALONSO BEDATE1655 la realidad biológica definida
como embrión no tendría suficiencia constitucional desde su origen, sino que la iría
adquiriendo con el tiempo durante su desarrollo. En cualquier caso, al margen de las
disputas doctrinales sobre el término, lo cierto es el Tribunal Constitucional no declaró
la inconstitucionalidad del concepto por motivos formales. Esta postura facilitó que la
LTRHA de 20061656 y en la Ley 14/2007, de 3 de julio, de Investigación Biomédica1657
recogieran con valor normativo el término preembrión.
1651
Fundamento Jurídico nº 11.
1652
Vid. DÍAZ DE TERÁN VELASCO, Mª.C., “El embrión in vitro como fuente de células troncales:
análisis jurídico-crítico”, Cuadernos de Bioética, vol. 15, núm. 54, 2004, p. 324.
1653
Vid. REQUERO, J.L., “Derecho a la vida y vida «preembrionaria»”, Persona y Derecho, núm. 54,
2006, p. 219.
1654
Vid. LACADENA, J.R., Genética y bioética, Universidad Pontifica de Comillas- Desclée de
Brower, Bilbao, 2002, pp. 28 y ss.
1655
Vid. ALONSO BEDATE, C., ob. cit., pp. 19-66.
1656
Artículo 1.2 LTRHA.
Conclusiones 414
1657
Artículo 3, letra s, LIB.
1658
En este sentido, ROMEO CASABONA, C.Mª., “Aspectos jurídicos del…”, ob. cit, p. 59; GALÁN
CORTÉS, J.C., ob. cit., p. 342.
1659
Fundamento Jurídico nº 12.
1660
El
Tribunal Constitucional clarificó que esta opción de la madre no suponía la despenalización de
otro supuesto de aborto no punible. En el Fundamento Jurídico nº 10 se establece que: “La interpretación
acogida por los recurrentes no se compadece con la literalidad del precepto, del que patentemente se
deduce que la suspensión de las técnicas de reproducción asistida se prevé únicamente para el caso en que
aquéllas estén todavía realizándose. Si atendemos a las características de las técnicas permitidas por la
Ley, y enumeradas en su art. 1.1 (inseminación artificial y fecundación in vitro, con transferencia de
embriones y transferencia intratubárica de gametos), es manifiesto que las mismas dejan de estar
realizándose en el momento en que los gametos masculinos (inseminación artificial) o los preembriones
son transferidos al cuerpo de la mujer. No hay en la dicción de la Ley motivo que permita interpretar esa
posibilidad de suspensión, concedida a la mujer, como una opción permisiva y abierta a un nuevo
supuesto de aborto no punible, pues, concluida la práctica de tales técnicas de reproducción asistida, el
precepto no autoriza en absoluto a suspender el proceso de gestación. Conclusión que se ve reforzada por
la propia realidad biológica de los materiales reproductivos a que se refiere la Ley 35/1988, cuando
menos hasta el momento de su transferencia al seno materno”.
Conclusiones 415
1661
Artículo 13 LTRA.
1662
Fundamentos Jurídicos nº 8 y 9.
1663
Artículo 15.1 LTRA.
Conclusiones 416
1665
Artículo 15 LTRHA.
1666
Vid. PÉREZ DEL VALLE, C., “Tratamiento jurídico del embrión en la nueva ley de técnicas de
reproducción humana asistida: diagnóstico previo a la implantación, investigación y clonación”, en
AA.VV., Legislación sobre reproducción asistida: novedades, Cuadernos de Derecho Judicial, Consejo
General del Poder Judicial, Madrid, 2006, pp. 89-124.
1667
Vid. LANZAROTE MARTÍNEZ, P., “Algunos apuntes en torno al tratamiento del derecho
constitucional a la vida en la nueva ley sobre técnicas de reproducción humana asistida de 26 de mayo de
2006”, Diario La Ley, núm. 6534, Sección Doctrina, 26 de julio de 2006, p.18.
1668
Vid.
LAURENZO COPELLO, P., “Clonación no reproductiva y protección jurídica del embrión:
respuestas desde el ordenamiento jurídico”, Revista Penal, núm.13, enero 2004, pp. 125 y ss.
1670
Vid. VIDAL PRADO, C., “El estatuto jurídico del embrión en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional español”, Estudios de Deusto, vol. 60, núm. 1, enero-junio 2012, p. 387.
1671
Vid. CHUECA RODRÍGUEZ, R., ob. cit., p. 40.
Conclusiones 418
1672
Sobre
esta cuestión, el Fundamento Jurídico nº 11 concluye que: “[…] En este sentido cumple
recordar que ni los preembriones no implantados ni, con mayor razón, los simples gametos son, a estos
efectos, «persona humana», por lo que del hecho de quedar a disposición de los Bancos tras el transcurso
de determinado plazo de tiempo, difícilmente puede resultar contrario al derecho a la vida (art. 15 C.E.) o
a la dignidad humana (art. 10.1 C.E.)”.
1673
Artículo 11.4 LTRHA.
1674
El
Tribunal Constitucional considera que la dignidad de la persona no afecta, por tanto, al estatuto
del preembrión ni impide su criopreservación. El Fundamento Jurídico nº 11 concluye que: “La
crioconservación no sólo no resulta atentatoria a la dignidad humana, sino que, por el contrario y
atendiendo al estado actual de la técnica, se nos presenta más bien como el único remedio para mejor
utilizar los preembriones ya existentes, y evitar así fecundaciones innecesarias”.
Conclusiones 419
diagnósticas sobre el preembrión, presenta unos caracteres más complejos que exigen
un estudio en profundidad. Como hemos señalado anteriormente, la STC 116/1999
consideró constitucional el artículo 12.1 de la derogada LTRA al concluir que las
intervenciones sobre el embrión tenían una finalidad positiva para el embrión. En este
sentido, la finalidad de estos procedimiento solo podía ser “la valoración de su
viabilidad o no, o la detección de enfermedades hereditarias, a fin de tratarlas, si es
posible, o de desaconsejar su transferencia para procrear”1675. Es cierto que el precepto
contemplaba la posibilidad de que el embrión se desechara al presentar algún tipo de
enfermedad hereditaria que, lógicamente, no podía tratarse en ese estado embrionario.
Esta situación cambia sustancialmente con la ley de 2006 que regula expresamente el
DGP y, de manera específica, permite la utilización de esta técnica para la constitución
de un “bebé medicamento”. La principal diferencia es que la nueva normativa permite
utilizar el DGP con la finalidad de beneficiar a un tercero y no exclusivamente al
embrión. De esta manera, la norma incorpora la posibilidad de que el embrión se
descarte cuando no reúna un patrón de HLA idéntico a su hermano enfermo y no solo
por presentar una enfermedad hereditaria que no puede tratarse. No podemos olvidar
que el artículo 12.2 LTRHA permite que la técnica se utilice solo para examinar la
compatibilidad del embrión in vitro con el HLA de su hermano enfermo. Como se
puede observar, la nueva normativa plantea en este punto mayores dudas sobre su
constitucionalidad al establecer una merma al estatuto jurídico del embrión
preimplantatorio. Y, precisamente, estas dudas, giran en torno a las consideraciones
efectuadas en la STC 116/1999 que parecen dar a entender que, en las intervenciones
diagnósticas sobre el embrión, solo se debe tener en cuenta exclusivamente el interés
del embrión constituido in vitro y no otros intereses.
No obstante, a pesar de la consistencia del argumento, no podemos compartirlo
por las siguientes razones.
En primer lugar, porque el pronunciamiento del Tribunal Constitucional no puede
extenderse a una técnica –el DGP extensivo- que ni tan siquiera la ciencia conocía al
tiempo de aprobarse la derogada LTRA de 1988. En efecto, la citada STC 116/1999
pretendía dar respuesta a una norma que se hacía aprobado hacía once años y que solo
contemplaba determinadas intervenciones diagnósticas o terapéuticas sobre el embrión.
Esta doctrina, por tanto, no suponía el establecimiento de un límite implícito al
1675
Artículo 12.1 LTRA.
Conclusiones 420
1679
Para
un estudio de las causas que propiciaron el nacimiento del Estado social, vid. ARAGÓN
REYES, M., Libertades económicas y Estado social, McGraw-Hill, Madrid, 1995, pp. 121-141.
1680
Sobre
esta cuestión, vid. TUSELL, J., “El sufragio universal en España (1891-1936): un balance
historiográfico”, en Tusell, J. (ed.), El sufragio universal, Marcial Pons, Madrid, 1991, pp. 13-62.
1681
En
este sentido, Montoya Melgar manifiesta que “la expansión del proletariado, paralela a la quiebra
del sistema gremial, y consustancial a la producción industrial en masa, no tardó en proporcionar a los
trabajadores la conciencia de su extraordinaria fuerza y la necesidad de agrupación para hacer valer sus
reivindicaciones […] Surge de este modo el movimiento obrero, entendido como reacción contra el
sistema de división de clases propio de las modernas sociedades industrializadas, sustentando por la
burguesía triunfante en la Revolución de 1789”. Vid. MONTOYA MELGAR, A., Derecho del Trabajo,
25ª edición, Tecnos, Madrid, 2004, p. 68.
1682
El
capitalismo provocó un cambio radical en las relaciones sociales y en los modos de vida. En este
sentido, Forsthoff manifiesta que se abandona el “espacio vital dominada”, que es aquel del que el
individuo puede disponer y del que obtiene las garantías básicas para su existencia, y se pasa a formar
parte del “espacio vital dominado”, que es aquel en el que el hombre está supeditado a un trabajo, a un
salario que le permite acceder a determinados bienes con el fin de asegurar un mínimo vital. Vid.
FORSTHOFF, E., El Estado de la sociedad industrial. El modelo de la República Federal de Alemania,
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1975, pp. 120 y 121.
1683
Vid. PÉREZ LUÑO, A.E., ob. cit., p. 229.
Conclusiones 423
1684
Según Díaz, el Estado social “nace con el propósito de solucionar los problemas de la sociedad
industrial frente a la incapacidad de los esquemas e instituciones tradicionales del Estado de Derecho
liberal, siendo el individualismo y el abstencionismo estatal los elementos que precisan una mayor
revisión”. Vid. DÍAZ, E., Estado de Derecho y sociedad democrática, 8ª edición, Taurus, Madrid, 1988,
pp. 84 y 85.
1685
En
esta misma línea, Prieto Sanchís manifiesta que “si las libertades no le decían al Estado qué debía
hacer, sino más bien lo que no debía hacer, los derechos sociales nacen con el propósito de imponer
ciertos comportamientos a las instituciones públicas, y ello se consigue mediante la imposición de metas
o fines plasmados en normas objetivas”. Vid. PRIETO SÁNCHÍS, L., Escritos sobre derechos
fundamentales, Debate, Madrid, 1990, p. 189.
1686
Vid. PÉREZ LUÑO, A.E., ob. cit., p. 229.
1687
Vid.
PREUSS, U.K., “El concepto de los derechos y el Estado del bienestar”, en Olivas, E. (ed.),
Problemas de legitimación en el Estado social, Trotta, Madrid, 1991, p. 67.
1688
Sobre
esta cuestión, Abendroth insiste en la importancia de la igualdad en el nacimiento del Estado
social. En este sentido, afirma que el Estado social supone el reconocimiento de la “abolición fáctica entre
el Estado y la sociedad”. Por tal motivo, el Estado debe asumir la responsabilidad de la transformación
del orden socio-económico “en el sentido de una realización material de la idea democrática de igualdad”.
Vid. ABENDROTH, W., Sociedad antagónica y democracia política. Ensayos sobre sociología política,
Grijalbo, Barcelona-México, 1973, p. 277 y 289.
1689
La
división de los derechos humanos en tres generaciones fue inicialmente propuesta por el jurista
checo Karel Vasak en el Instituto Internacional de Derechos Humanos en Estrasburgo. Esta clasificación
parte de los valores centrales que inspiraron la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. En
la actualidad, la doctrina comenta la aparición de una cuarta generación de derechos surgida para
responder a las exigencias políticas de la sociedad tecnológica. Vid. VASAK, K., “Human Rights: A
Thirty-Year Struggle: the Sustained Efforts to give Force of law to the Universal Declaration of Human
Rights”, UNESCO Courier, vol. 30, núm. 11, noviembre 1977, pp. 29-32.
Conclusiones 424
1695
Vid. MONTOYA MELGAR, A., ob. cit., p. 606.
1696
Vid. LEMA AÑÓN, C., ob. cit., p. 24.
1697
Vid. GARCÍA PELAYO, M., Las transformaciones del Estado contemporáneo, 2ª edición, Alianza,
Madrid, 1985, pp. 21- 25.
1698
Sobre la necesidad de reforma del Estado, Forsthoff manifiesta que “la conciencia de la crisis del
Estado de Derecho es general y como una superación a dicha crisis se presenta la acomodación del Estado
de Derecho a las urgentes tareas sociales mediante una remodelación o reinterpretación del Estado de
Derecho en tanto que Estado social de Derecho”. Vid. FORSTHOFF, E., “Concepto y esencia del Estado
social de Derecho”, en Abendroth, W., Forsthoff, E. y Doehring, K., El Estado social, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1986, p. 74.
1699
Sin
embargo, como señala León Alonso, en el entorno europeo más cercano no es fácil encontrar en
las Constituciones aprobadas tras la Segunda Guerra Mundial referencias expresas a la protección de la
salud como un derecho del individuo. Vid. LEÓN ALONSO, M., La protección constitucional de la salud
en el marco del Estado social y democrático de Derecho, Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca,
Salamanca, 2009, p. 69.
1700
El artículo 4 de la Constitución de México establecía que: “Toda persona tiene derecho a la
protección de la salud. La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y
establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general,
conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución”.
1701
El
artículo 161 de la Constitución de Weimar establecía que: “Para atender a la conservación de la
salud y de la capacidad para el trabajo, a la protección de la maternidad y a la previsión de las
Conclusiones 426
consecuencias económicas de la vejez, la enfermedad y las vicisitudes de la vida, el Imperio creará un
amplio sistema de seguros, con el concurso efectivo de los interesados”.
1702
El
artículo 46 de la Constitución de la Segunda República establecía que: “La República asegurará a
todo trabajador las condiciones necesarias de una existencia digna. Su legislación social regulará: los
casos de seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte; el trabajo de las
mujeres y de los jóvenes y especialmente la protección a la maternidad; la jornada de trabajo y el salario
mínimo y familiar; las vacaciones anuales remuneradas; las condiciones del obrero español en el
Extranjero; las instituciones de cooperación; la relación económico jurídica de los factores que integran la
producción; la participación de los obreros en la dirección, la administración y los beneficios de las
empresas, y todo cuanto afecte a la defensa de los trabajadores”.
1703
En
este sentido, Gómez Isa recuerda que “el fenómeno de la internacionalización de los derechos
humanos después de la II Guerra Mundial puede atribuirse a las monstruosas violaciones en la era
hitleriana y a la convicción de que muchas de estas violaciones se podrían haber evitado si hubiera
existido en los días de la Sociedad de Naciones un sistema internacional efectivo de protección de los
derechos humanos” (GÓMEZ ISA, F., “La protección internacional de los derechos humanos”, en Gómez
Isa, F. (dir.), La protección internacional de los derechos humanos en los albores del siglo XXI,
Universidad de Deusto, Bilbao, 2004, p. 32).
En este mismo sentido, Nowak considera el reconocimiento de los derechos efectuado en la
Declaración Universal de Derechos Humanos “solo se puede entender completamente como reacción a
las atrocidades cometidas por el Gobierno nazi y su ataque absoluto a los derechos humanos y a la
dignidad humana” (NOWAK, M., “The Significance of the Universal Declaration 40 years after its
adoption”, The Universal Declaration of Human Rights: Its Significance in 1988, Report of the
Maastricht/Utrecht Workshop held from 8 to 10 december 1988 on the ocasión of the 40th Anniversary of
The Universal Declaration, p. 67).
1704
Sobre
esta cuestión, Fernández Galiano y De Castro Cid insisten en la importancia del proceso de
internacionalización de los derechos humanos. En este sentido, manifiestan que: “Su importancia estriba
en que por primera vez una declaración es expresión de la conciencia universal y formulada por un
organismo que acoge a todas las naciones. Lo que antes se reconocía desde el Estado y se protegía solo
desde dentro del Estado, se afirma ahora y se protege desde fuera del Estado, con el refuerzo que supone
el consenso de la práctica totalidad de los países del mundo”. Vid. FERNÁNDEZ GALIANO, A. y DE
CASTRO CID, B., Lecciones de Teoría del Derecho y Derecho Natural, 3ª edición, Universitas, Madrid,
1999, p. 454.
1705
Paraun estudio detenido de esta declaración, vid. CARRILLO SALCEDO, J.A., Dignidad frente a
barbarie: la Declaración Universal de Derechos Humanos, cincuenta años después, Trotta, Madrid,
1999.
1706
El
artículo 25.1 de la DUDH establece que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los
Conclusiones 427
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.
1707
El
Pacto se aprobó por la Asamblea General de las Naciones Unidas el día 16 de diciembre de 1966
por 105 votos a favor y ninguno en contra. Entró en vigor el día 3 de enero de 1976. España lo firmó el
día 28 de septiembre de 1976, lo ratificó el 13 de abril de 1977 y entró en vigor el día 27 de julio del
mismo año.
1708
Artículo 12.1 PIDESC.
1709
El
artículo 12.2 PIDESC establece que: “Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes
en el Pacto a fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para: a) La
reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños; b) El
mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente; c) La prevención y el
tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra
ellas; d) La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos en caso
de enfermedad”.
1710
Artículo 16.2 de la Carta de Banjul.
1711
Artículo 10.1 del Protocolo de San Salvador.
1712
El
artículo 10.2 del Protocolo de San Salvador establece que: “Con el fin de hacer efectivo el
derecho a la salud los Estados partes se comprometen a reconocer la salud como un bien público y
Conclusiones 428
otro lado, en la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) se reconoce el “derecho
del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento
de enfermedades y la rehabilitación de la salud1713” y la obligación de los Estados en
asegurarse de que “ningún niño sea privado de su derecho al disfrute de esos servicios
sanitarios1714”. De igual manera, en la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad (2006) se establece que “las personas con discapacidad tienen
derecho a gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación por motivos de
discapacidad”1715. Finalmente, en el ámbito de a Unión Europea1716, debemos
particularmente a adoptar las siguientes medidas para garantizar este derecho: a) la atención primaria de
la salud, entendiendo como tal la asistencia sanitaria esencial puesta al alcance de todos los individuos y
familiares de la comunidad; b) la extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos los
individuos sujetos a la jurisdicción del Estado; c) la total inmunización contra las principales
enfermedades infecciosas; d) la prevención y el tratamiento de las enfermedades endémicas, profesionales
y de otra índole; e) la educación de la población sobre la prevención y tratamiento de los problemas de
salud; y f) la satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y que por sus
condiciones de pobreza sean más vulnerables”.
1713
Artículo 24.1 CDN.
1714
El
artículo 24.2 CDN establece que: “Los Estados Partes asegurarán la plena aplicación de este
derecho y, en particular, adoptarán las medidas apropiadas para: a) Reducir la mortalidad infantil y en la
niñez; b) Asegurar la prestación de la asistencia médica y la atención sanitaria que sean necesarias a todos
los niños, haciendo hincapié en el desarrollo de la atención primaria de salud; c) Combatir las
enfermedades y la malnutrición en el marco de la atención primaria de la salud mediante, entre otras
cosas, la aplicación de la tecnología disponible y el suministro de alimentos nutritivos adecuados y agua
potable salubre, teniendo en cuenta los peligros y riesgos de contaminación del medio ambiente; d)
Asegurar atención sanitaria prenatal y postnatal apropiada a las madres; e) Asegurar que todos los
sectores de la sociedad, y en particular los padres y los niños, conozcan los principios básicos de la salud
y la nutrición de los niños, las ventajas de la lactancia materna, la higiene y el saneamiento ambiental y
las medidas de prevención de accidentes, tengan acceso a la educación pertinente y reciban apoyo en la
aplicación de esos conocimientos; y f) Desarrollar la atención sanitaria preventiva, la orientación a los
padres y la educación y servicios en materia de planificación de la familia”.
1715
El
artículo 25 CDPD dispone que: “Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para
asegurar el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las
cuestiones de género, incluida la rehabilitación relacionada con la salud. En particular, los Estados Partes:
a) Proporcionarán a las personas con discapacidad programas y atención de la salud gratuitos o a precios
asequibles de la misma variedad y calidad que a las demás personas, incluso en el ámbito de la salud
sexual y reproductiva, y programas de salud pública dirigidos a la población; b) Proporcionarán los
servicios de salud que necesiten las personas con discapacidad específicamente como consecuencia de su
discapacidad, incluidas la pronta detección e intervención, cuando proceda, y servicios destinados a
prevenir y reducir al máximo la aparición de nuevas discapacidades, incluidos los niños y las niñas y las
personas mayores; c) Proporcionarán esos servicios lo más cerca posible de las comunidades de las
personas con discapacidad, incluso en las zonas rurales; d) Exigirán a los profesionales de la salud que
presten a las personas con discapacidad atención de la misma calidad que a las demás personas sobre la
base de un consentimiento libre e informado, entre otras formas mediante la sensibilización respecto de
los derechos humanos, la dignidad, la autonomía y las necesidades de las personas con discapacidad a
través de la capacitación y la promulgación de normas éticas para la atención de la salud en los ámbitos
público y privado; e) Prohibirán la discriminación contra las personas con discapacidad en la prestación
de seguros de salud y de vida cuando éstos estén permitidos en la legislación nacional, y velarán por que
esos seguros se presten de manera justa y razonable; y f) Impedirán que se nieguen, de manera
Conclusiones 429
testo constitucional como, por ejemplo, la obligación de los poderes públicos de “velar
por la seguridad e higiene en el trabajo1720”, de promover “la previsión, tratamiento,
rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, señoriales y psíquicos, a los que
prestarán la atención especializada que requieran1721” y garantía de defensa de los
consumidores y usuarios mediante procedimientos eficaces que tutelen “la seguridad, la
salud y los legítimos intereses económicos de los mismos1722”. Y, en segundo lugar,
existen referencias implícitas por cuanto el derecho a la salud puede integrarse dentro
del contenido del “derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo
de la persona1723”, de la “protección integral de los hijos1724” o de la necesidad de
“proteger y mejorar la calidad de la vida1725”. De esta manera, como señala GARCÍA
HERRERA y MAESTRO BUELGA1726, la Constitución de 1978 pudo enriquecerse con
la experiencia de otros países –como, por ejemplo, Italia1727 o Portugal1728- que ya
1720
Artículo 40.2 CE.
1721
Artículo 49 CE.
1722
Artículo 51.1 CE.
1723
Artículo 45.1 CE.
1724
Artículo 39.2 CE.
1725
Artículo 45.2 CE.
1726
Vid. GARCÍA HERRERA, M.A. y MAESTRO BUELGA, G.: “Prestaciones sociales y
Comunidades Autónomas”, en García Herrera, M. A. (dir.), El constitucionalismo en la crisis del Estado
social, Servicio editorial de la Universidad del País Vasco, Bilbao, 1997, pp. 395-466.
1727
El
artículo 32 de la Constitución de Italia de 1947 establece, dentro de la regulación de “las
relaciones ético-sociales” que: “La República protegerá la salud como derecho fundamental del individuo
e interés básico de la colectividad y garantizará asistencia gratuita a los indigentes. Nadie podrá ser
obligado a sufrir un tratamiento sanitario determinado, a no ser por disposición de una ley. La ley no
podrá en ningún caso violar los límites impuestos por el respeto a la persona humana”.
1728
El
artículo 64 de la Constitución de Portugal de 1976, dentro de la regulación de los derechos y
deberes sociales, establece que: “Todos tendrán derecho a la protección de la salud y el deber de
defenderla y promoverla”.
El apartado 2 dispone que “Se hará efectivo el derecho a la protección de la salud por la creación
de un servicio nacional de sanidad universal, general y gratuito, por la creación de condiciones
económicas, sociales y culturales que garanticen la protección de la infancia, de la juventud y de la
ancianidad y por la mejora sistemática de las condiciones de vida y de trabajo, así como por la promoción
de la cultura física y deportiva, escolar y popular y también por el desarrollo de la educación sanitaria del
pueblo”.
A su vez, el apartado 3 establece que: “Incumbe prioritariamente al Estado, con el fin de
asegurar el derecho a la protección de la salud: a) garantizar el acceso de todos los ciudadanos, cualquiera
que sea su condición económica, a los ciudadanos de la medicina preventiva, curativa y de rehabilitación;
Conclusiones 431
habían incorporado a sus textos constitucionales principios y derechos del Estado social
y, entre ellos de manera destacada, el derecho a la salud en un sentido amplio.
Como se puede advertir, la Constitución española recurre a diferentes categorías
jurídicas para referirse al derecho a la salud. En este sentido, LEÓN ALONSO1729
considera que el texto constitucional contempla la salud desde tres perspectivas
distintas: 1) como un derecho de libertad; 2) como un derecho a prestaciones; y 3) como
constitucionalización de un servicio público encargado de hacer efectivo el derecho a la
asistencia sanitaria. En esta misma línea, ESCOBAR ROCA1730 considera que este
derecho presenta una estructura compleja al presentar elementos que encajan en las
cuatro estructuras básicas de un derecho, si bien en ellas domina claramente el elemento
prestacional1731. Es cierto que estas categorías podrían considerarse contradictorias al
aunar en un mismo derecho aspectos en los que, por un lado, se tutela una esfera de
inviolabilidad del individuo frente a la acción del Estado y, por otro lado, se reconoce el
derecho a exigir determinados prestaciones de los poderes públicos1732. No obstante,
LEÓN ALONSO1733 considera que no existe tal contradicción por cuanto el derecho a la
salud tiene un carácter multifuncional que se concreta en los siguientes aspectos: 1)
asegura la libertad y la autodeterminación personal en relación a la salud; 2) ordena el
establecimiento y conservación de determinados sistemas públicos para garantizar el
b) garantizar una racional y eficaz cobertura del país desde el punto de vista médico y hospitalario; c)
orientar su actuación hacia la socialización de la medicina y de los sectores médico-farmacéuticos; d)
disciplinar y controlar las formas empresariales y privadas de la medicina, articulándolas con el servicio
nacional de la salud; e) disciplinar y controlar la producción, la comercialización y el uso de los productos
químicos, biológicos y farmacéuticos y otros medios de tratamiento y diagnóstico”.
1729
Vid. LEÓN ALONSO, M., ob. cit., p. 175.
1730
Vid.
ESCOBAR ROCA, G., Introducción a la teoría jurídica de los derechos humanos, Trama,
Madrid, 2005, pp. 54 y ss.
1731
Sobre la identificación de los derechos sociales con los derechos prestacionales, vid. CASCAJO,
J.L., La tutela constitucional de los derechos sociales, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,
1988, p. 67.
1732
Para
un estudio detenido de la estructura de los derechos sociales, vid. PRIETO SANCHÍS, L., “Los
derechos sociales y el principio de igualdad sustancial”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales,
núm. 22, septiembre-diciembre 1995, pp. 9-57.
1733
Vid. LEÓN ALONSO, M., ob. cit., p. 176.
Conclusiones 432
1740
Vid.
CORTINA, A., “Ética, tecnología y salud”, en García Calvente, Mª (ed.), Ética y salud, Escuela
Andaluza de Salud Pública, Granada, 1998, p. 35.
1741
En
un sentido irónico, Toebes ha afirmado que tampoco el “derecho a la vida” pretende garantizar la
vida eterna. Vid. TOEBES, B., “The Right to Health”, en Eide, A., Krause, C. y Rosas, A. (eds.),
Economic, Social and Cultural Rights. A textbook, Martinus Nijhoff Publishers, Londres, 2001, p. 170.
1742
En
este sentido, vid. CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LAS NACIONES UNIDAS, ob. cit,
apartado 8.
1743
Vid.
PEMÁN GAVÍN, J.Mª, Derecho a la salud y administración sanitaria, Bolonia, Publicaciones
del Real Colegio de España, Bolonia, 1989, pp. 79 y ss.
1744
Vid. CIERCO SIERA, C., Administración pública y salud colectiva, Comares, Granada, 2006, p. 8.
1745
Vid. ESCOBAR ROCA, G., “Los derechos fundamentales sociales….”, ob. cit., p. 129.
Conclusiones 434
1746
Vid. LEÓN ALONSO, M., ob. cit., pp. 185-186.
1747
En este sentido, vid. PÉREZ LUÑO, A.E., Los derechos fundamentales, 7ª edición, Tecnos, Madrid,
1998, pp. 72 a 75; PECES-BARBA, G., ob. cit., p. 367-369; PRIETO SANCHÍS, L., Escritos sobre…,
ob. cit., pp. 103 a 105.
1748
En
esta línea doctrinal, vid. CRUZ VILLALÓN, P., “Formación y evolución de los derechos
fundamentales”, Revista Española de Derecho constitucional, núm. 25, 1989, pp. 36 a 41; PÉREZ
ROYO, J., Curso de Derecho constitucional, 9ª edición, Marcial Pons Madrid-Barcelona, 2003, pp. 238 a
243.
1749
Vid. MARTÍN-RETORTILLO BAQUER, L. y DE OTTO, I., Derechos fundamentales y
Constitución, Civitas, Madrid, 1988, pp. 65 y ss.
Conclusiones 435
1750
Vid. BASTIDA FREIJEDO, F.J., “Concepto y modelos históricos de los derechos fundamentales”,
en AA.VV., Teoría general de los derechos fundamentales en la Constitución Española de 1978, Tecnos,
Madrid, 2005, p. 40.
1751
Vid.
MEDINA GUERRERO, M., “Artículo 53.1 CE. La eficacia vinculante de los derechos frente a
los poderes públicos; en especial, frente al legislador”, en Casas Baamonde, M.E., y Rodríguez-Piñero y
Bravo-Ferrer, M. (dir.), Pérez Manzano, M., y Borrajo Iniesta, I. (coords.), ob. cit., p. 1161.
1752
Vid.
GARCÍA DE ENTERRÍA, E., La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, 3ª
edición, Civitas, Madrid, 1985, pp. 63 a 94.
1753
El constitucionalismo español del siglo XIX se había caracterizado, entre otros aspectos, por
efectuar declaraciones de derechos en los textos constitucionales cuyo contenido, extensión y límites se
definían posteriormente a través de la ley. Vid. MAESTRO, G., “Los derechos públicos subjetivos en la
Conclusiones 436
historia del constitucionalismo español del siglo XIX”, Revista de Derecho Político, núm. 41, 1996, pp.
119-175.
1754
STC
15/1982, Sala Primera, de 23 de abril, FJ 9º (Ponente: Gloria Begué Cantón); STC 254/1993,
Sala Primera, de 20 de julio, FJ 6º (Ponente: Fernando García-Mon y González-Regueral); STC 31/1994,
Sala Segunda, de 31 de enero, FJ 7º (Ponente: Álvaro Rodríguez Bereijo).
1755
El artículo 19.2 de la Ley Fundamental de Bonn establece que: “En ningún caso un derecho
fundamental podrá ser afectado en su contenido esencial”.
1756
Vid.
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, S., “Los límites de los derechos”, en Sánchez González, S. (coord.),
ob. cit., p. 52.
1757
Vid. RODRÍGUEZ-ARMAS, M.L., Análisis del contenido esencial de los derechos fundamentales
enunciados en el artículo 53.1 de la Constitución española, Comares, Granada, 1996, pp. 235 y 242.
1758
Vid. PAREJO ALFONSO, L., “El contenido esencial de los derechos fundamentales en la
jurisprudencia constitucional; a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional de 8 de abril de
1981”, Revista Española de Derecho Constitucional, Año 1, núm. 3, septiembre-diciembre 1981, p. 189.
Conclusiones 437
1759
Vid. PRIETO SANCHÍS, L., Escritos sobre…, ob. cit., pp. 143-144.
1760
La
STC 11/1981, Pleno, de 8 de abril, FJ 8º (Ponente: Luis Díez Picazo) establece dos mecanismos
para delimitar el contenido esencial:
A) El primero es “tratar de acudir a lo que se suele llamar la naturaleza jurídica o el modo de
concebir o de configurar cada derecho” y, de acuerdo con este planteamiento, “constituyen el contenido
esencial de un derecho subjetivo aquellas facultades o posibilidades de actuación necesarias para que el
derecho sea recognoscible como pertinente al tipo descrito y sin las cuales deja de pertenecer a ese tipo y
tiene que pasar a quedar comprendido en otro, desnaturalizándose por decirlo así. Todo ello referido al
momento histórico de que en cada caso se trata y a las condiciones inherentes en las sociedades
democráticas, cuando se trate de derechos constitucionales”.
B) El segundo procedimiento para “consiste en tratar de buscar lo que una importante tradición
ha llamado los intereses jurídicamente protegidos como núcleo y médula de los derechos subjetivos. Se
puede entonces hablar de una esencialidad del contenido del derecho para hacer referencia a aquella parte
del contenido del derecho que es absolutamente necesaria para que los intereses jurídicamente
protegibles, que dan vida al derecho, resulten real, concreta y efectivamente protegidos. De este modo, se
rebasa o se desconoce el contenido esencial cuando el derecho queda sometido a limitaciones que lo
hacen impracticable, lo dificultan más allá de lo razonable o lo despojan de la necesaria protección”.
1761
Sobre
esta cuestión, la STC 341/1993, Pleno, de 18 de noviembre, FJ 8º (Ponente: Fernando García-
Mon y González-Regueral) establece que el contenido esencial] viene determinado por las “ideas
generalizadas y convicciones admitidas generalmente admitidas entre los juristas, los Jueces y, en
general, los especialistas en Derecho […] Ideas y convicciones que contribuyen así, en cada momento, a
delimitar una imagen del Derecho, o de los conceptos que lo perfilan, que resulta indispensable […] para
reconocerlo o no subsistente en las regulaciones de las que pueda ser objeto”.
1762
Vid. DÍEZ-PICAZO, L.Mª., ob. cit., p. 121.
1763
Vid. MEDINA GUERRERO, M., ob. cit., p. 1168.
1764
El
artículo 18.2 de la Constitución de Portugal de 1976 establece que: “La ley sólo podrá restringir
los derechos, libertades y garantías en los casos expresamente previstos en la Constitución”.
Conclusiones 438
1765
En el ámbito de la Unión Europea, el artículo 52.1 CDFUE establece que: “Cualquier limitación del
ejercicio de los derechos y libertades reconocidos por la presente Carta deberá ser establecida por la ley y
respetar el contenido esencial de dichos derechos y libertades. Sólo se podrán introducir limitaciones,
respetando el principio de proporcionalidad, cuando sean necesarias y respondan efectivamente a
objetivos de interés general reconocidos por la Unión o a la necesidad de protección de los derechos y
libertades de los demás”.
1766
Para
un estudio detenido del principio de proporcionalidad, vid. ROCA TRÍAS, E. y AHUMADA
RUIZ, Mª.A., “Los principios de razonabilidad y proporcionalidad en la jurisprudencia constitucional
española”, Conferencia Trilateral Italia/ Portugal/ España., Roma, 24 a 27 de octubre de 2013, disponible
en: http://www.tribunalconstitucional.es/es/actividades/Documents/XV%20Trilateral/PONENCIA.pdf.
1767
Vid.
SCHNEIDER, H., “Zur Verhältnismassigkeit-Kontrolle insbesondere bei Gesetzen”, citado por
MEDINA GUERRERO, M., “El principio de proporcionalidad y el legislador de los derechos
fundamentales”, Cuadernos de Derecho Público, núm. 5 1998, p. 133.
1768
Vid. ALEXY, R., “Los derechos fundamentales y el principio de proporcionalidad”, Revista
Española de Derecho Constitucional, núm. 91, 2011, pp. 11-29.
1769
Vid.
VILLAVERDE MENÉNDEZ, I., “Los límites a los derechos fundamentales”, en AA.VV.,
Teoría general de los derechos fundamentales en la Constitución Española de 1978, Tecnos, Madrid,
2005, p. 146
1770
La
STC 66/1991, Pleno, 22 de marzo, FJ 2º (Ponente: Fernando García-Mon y González-Regueral)
se refiere a este requisito al señalar que: “[…] no siendo los derechos que la Constitución reconoce
garantías absolutas, las restricciones a que puedan quedar sometidas son tolerables siempre que sean
proporcionadas, de modo que, por adecuadas, contribuyan a la consecución del fin constitucionalmente
legítimo que pretendan”.
Conclusiones 439
desestimarse aquellas otras que resulten más gravosas para el derecho objeto de
limitación1771; y 3) exigencia de proporcionalidad en sentido estricto que supone una
armonía entre el sacrificio que se inflinge a los titulares de los derechos y el beneficio
que el mismo genera para la colectividad1772.
1771
La STC 66/1995, Sala Segunda, de 8 de mayo, FJ 5º (Ponente: Carles Viver Pi-Sunyer) concluye
que la “necesidad” ha de entenderse “en el sentido de que no existía otra medida más moderada para la
consecución de tal propósito con igual eficacia”. Desde este punto de vista, la tarea de control debe
ceñirse a averiguar si el límite es “imprescindible o cabía en este caso la adopción de medidas menos
drásticas e igualmente eficaces para la consecución del fin perseguido”.
1772
La STC 66/1995, Sala Segunda, de 8 de mayo, FJ 5º (Ponente: Carles Viver Pi-Sunyer) considera
que la restricción de un derecho puede considerarse proporcionada en sentido estricto si es “ponderada o
equilibrada por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre
otros bienes o valores en conflicto”.
1773
Vid.
RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J.Mª., La Administración del Estado social, Marcial Pons,
Madrid-Barcelona, 2007, pp. 17 y ss.
1774
Vid.
JIMÉNEZ CAMPO, J., Derechos fundamentales. Concepto y garantías, Trotta, Madrid, 1999,
pp. 128 y ss.
1775
Vid. DE ESTEBAN, J. y LÓPEZ GUERRA, L., El régimen constitucional español, Labor,
Barcelona, 1980, pp. 346-347.
1776
Desde un punto de vista crítico, Torres del Moral considera que esta asunción de tareas, sin
embargo, está un poco debilitada por la índole meramente programática de los principios derivada de las
dificultades de juridificación de preocupaciones sociales. Asimismo, este autor considera que los
preceptos incluidos en los artículos 39 a 52 son técnicamente muy deficientes. Vid. TORRES DEL
MORAL, A., Principios de Derecho Constitucional español, 4ª edición, Servicio de Publicaciones de la
Facultad de Derecho, Universidad Complutense, Madrid, 1992, p. 432.
Conclusiones 440
1777
Esta cláusula se recoge en el artículo 20 a de la Ley Fundamental de Bonn al señalar que: “El Estado
protegerá, teniendo en cuenta también su responsabilidad con las generaciones futuras, dentro del marco
del orden constitucional, los fundamentos naturales de la vida y los animales a través de la legislación y,
de acuerdo con la ley y el Derecho, por medios de los poderes ejecutivo y judicial”.
1778
Vid. ALZAGA, O., GUTIÉRREZ, I., REVIRIEGO, F. y SALVADOR, M., Derecho político según
la Constitución de 1978, Vol. II, Ramón Areces, Madrid, 2012, p. 192.
1779
El
artículo 47.1 CE dispone que: “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente
adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo”.
1780 Vid. JIMÉNEZ CAMPO, J., “Artículo 53. Protección de los derechos fundamentales”, en Alzaga
Villaamil, O. (dir.), Comentarios a la Constitución española de 1978, Tomo IV, Cortes Generales-
Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1996, pp. 439-529.
Conclusiones 441
legislador1781”.
A pesar de la eficacia limitada de estos “derechos”, DÍEZ PICAZO1782 concluye
que no se puede marginar su importancia e identificarlos sin más con los llamados
derechos sociales y culturales. Según este autor, la prudencia constitucional aconsejó
que aquellos principios objetivos sociales y culturales cuya plena efectividad depende
de las disponibilidades financieras se configuraran como meras directrices al
legislador1783. En esta misma línea, el Tribunal Constitucional ha manifestado que no se
pueden considerar estos principios como “norma sin contenido” pues “obliga a tenerlos
presentes en la interpretación tanto de las restantes normas constitucionales como de las
leyes1784”. De igual manera, ha reconocido el carácter normativo de los principios
rectores de acuerdo con los artículos 9.1 CE1785 y 5.1 LOPJ1786, si bien poniendo de
manifiesto las singularidades derivadas de su específica naturaleza. En esta misma línea,
RODRÍGUEZ DE SANTIAGO1787 concluye que estos preceptos son mandatos
vinculantes de actuación a los poderes del Estado1788 cuya eficacia se despliega en dos
1781
Por esta razón, Jiménez Campo acuñó la expresión “derechos aparentes”. En el caso concreto del
derecho a la salud, este autor concluyó que “indiscernible extra legem” pues se trata de “pretensiones
comunitarias que la Constitución incorpora a fin de imponer o, cuando menos, de justificar determinadas
políticas públicas”. Vid. JIMÉNEZ CAMPO, J., ob. cit., pp. 520 y ss.
1782
Vid. DIEZ-PICAZO, L.Mª., ob. cit., p. 69.
1783
En
esta misma línea, CARMONA CUENCA considera que el constituyente ha efectuado, respecto
de los derechos de prestación, “reserva económica de lo posible”. Mientras se procede a encomendar “a
los poderes públicos la creación de estos presupuestos, se gradúa la vinculatoriedad de las normas
constitucionales que reconocen tales derechos, retrasando su máxima eficacia hasta el momento en que
sea materialmente posible”. Vid. CARMONA CUENCA, E., El Estado social de Derecho en la
Constitución, Consejo Económico y Social, Madrid, 2000, p. 159.
1784
STC 19/1982, Sala Segunda, de 5 de mayo, FJ 6º (Ponente: Antonio Truyol Serra).
1785
El artículo 9.1 CE establece que: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
1786
El
artículo 5.1 LOPJ dispone que: “La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico,
y vincula a todos los Jueces y Tribunales, quienes interpretarán y aplicarán las leyes y los reglamentos
según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte
de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos”.
1787
Vid.
RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J.Mª., “Artículo 53.3. La forma de vincular de los preceptos
del Capítulo Tercero del Capítulo Primero de la Constitución Española”, en Casas Baamonde, M.E., y
Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, M. (dir), Pérez Manzano, M., y Borrajo Iniesta, I. (coords.), ob. cit., p.
1187.
1788
Sobre
la eficacia jurídica de los derechos sociales y su relación con los poderes del Estado, vid.
COBREROS MENDAZONA, E., “Reflexión general sobre la eficacia normativa de los principios
Conclusiones 442
ámbitos: 1) por un lado, son tareas de desarrollo permanente que necesariamente debe
cumplir el Estado1789; y 2) por otro lado, prohíben cualquier actuación estatal que
perjudique aquéllos1790. De acuerdo con este planteamiento, los principios tendrían dos
destinatarios1791. El primero de carácter directo que es el legislador por cuanto está
obligado a convertir los principios en concretas reglas de Derecho. Y, el segundo, que
tiene carácter indirecto que serían los órganos judiciales y la Administración Pública
que harán realidad los principios a través de la aplicación de las reglas dictadas por el
legislador. De igual manera, COSSÍO DÍAZ1792 recuerda que estos principios imponen
un deber general de observancia a todos los poderes públicos y una obligación
prestacional específica al legislador pues, si bien la eficacia de los principios se
contempla desde la Constitución, ha de realizarse en la ley. Este mismo autor incluso ha
reconocido que esta vinculación de los principios rectores opera sobre los órganos
judiciales pues carecería de justificación aquellas resoluciones que desconozcan
aquéllos en la aplicación de la legalidad1793. Este planteamiento ha llevado a ESCOBAR
ROCA1794 a considerar que, en realidad, la limitada eficacia del Capítulo III del Título I
se limitaría a los “principios” pero no a los “derechos”. Según este autor, la posibilidad
de ejercitar estos derechos sociales ante los Tribunales no exigiría una previa ley de
constitucionales rectores de la política social y económica del Estado”, Revista Vasca de Administración
Pública, núm. 17, 1987, pp. 27 y ss.
1789
El
cumplimiento de estas tareas no se realiza de una vez para siempre, sino que dirigen siempre la
actividad estatal mientras dichos preceptos estén en vigor. Vid. GARCÍA MACHO, R., “De los derechos
sociales a los principios rectores”, en Balado, M. y García Recuero, J.A. (dir.), La Declaración Universal
de los Derechos Humanos en su 50 aniversario, Barcelona, 1998, pp. 363 y ss.
1790
Los
principios rectores podrían incluso dar lugar a la declaración de inconstitucionalidad de una ley
cuando ésta se haya apartado del cumplimiento de los fines impuestos a los poderes públicos. En este
sentido, la STC 45/1989, Pleno, de 20 de febrero, FJ 4º (Ponente: Francisco Rubio Llorente) declaró la
inconstitucionalidad de ciertos preceptos tributarios que podían hacer derivar una mayor carga impositiva
de la circunstancia de estar casado, entre otros motivos, por ser incompatible con el mandato
constitucional de protección de la familia y el matrimonio.
1791
Vid. RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J.Mª., ob. cit., p. 1188.
1792
Vid. COSSÍO DÍAZ, J.R., Estado social y derechos de prestación, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1989, p. 270.
1793
Ibídem. p. 267.
1794
Vid.
ESCOBAR ROCA, G., Derechos sociales y tutela antidiscriminatoria, Aranzadi, Navarra,
2012, pp. 296-298.
Conclusiones 443
1795
Según Escobar Roca, la expresión del artículo 53.3 CE “de acuerdo con”, puede equivaler,
literalmente, a “sin contradecir”, no necesariamente “mediante previas”. Vid. Ibídem. pp. 296-298.
1796
En
este sentido, la STC 36/1991, Pleno, 14 de febrero, FJ 5º (Ponente: Francisco Rubio Llorente)
establece que “los principios reconocidos en el Capítulo Tercero del Título I, aunque deben orientar la
acción de los poderes públicos, no generan por sí mismos derechos judicialmente actuables”.
1797
Vid. LEÓN ALONSO, M., ob. cit., p. 192.
1798
Vid.
BORRAJO DACRUZ, E., “Artículo 43. Protección de la salud”, en Alzaga Villaamil, O. (dir.),
ob. cit., p. 195.
1799
La
cuestión de inconstitucionalidad es un procedimiento a través del cual un órgano judicial puede
preguntar al Tribunal Constitucional sobre la adecuación constitucional de una norma con rango de ley
cuya validez dependa el fallo. Se contempla en el artículo 163 CE al establecer que: “Cuando un órgano
judicial considere, en algún proceso, que una norma con rango de ley, aplicable al caso, de cuya validez
dependa el fallo, puede ser contraria a la Constitución, planteará la cuestión ante el Tribunal
Constitucional en los supuestos, en la forma y con los efectos que establezca la ley, que en ningún caso
serán suspensivos”. El procedimiento está regulado en los artículos 35 a 37 de la Ley Orgánica 2/1979, de
3 de octubre, del Tribunal Constitucional.
Conclusiones 444
1802
Esta expresión se utiliza por DEL REY GUANTER, S., “El derecho a la protección de la salud:
notas sobre su entramado constitucional”, Derechos y libertades. Revista del Instituto Bartolomé de las
Casas, núm. 6, 1998, p. 162.
1803
Vid.
REVIRIEGO PICÓN, F. y ALGUACIL GONZÁLEZ-AURIOLES, J., “La protección de la
salud en la Constitución española”, en Fernández-Coronado, A. y Pérez Álvarez, S. (dir.), ob. cit., p. 20.
Conclusiones 445
5.5 Contenido
una esfera libre de injerencia del poder público, sino el establecimiento de un conjunto
de prestaciones que preservan la salud en situación de riesgo o, en su caso, adopten
medidas tendentes al restablecimiento de la misma. Esta segunda faceta relacionada con
la naturaleza social de este derecho desplegaría su actuación en dos sentidos. Por un
lado, la intervención administrativa encaminada a controlar y asegurar la protección de
la salud frente a los riesgos que derivan de ciertas actividades, así como la mejora del
ambiente sanitario general. Y, por otro lado, la reglamentación de un conjunto de
prestaciones sanitarias que cumplan la función constitucional de organización y tutela
de la salud pública.
Esta estructura compleja del derecho a la protección de la salud ha sido
reconocido por otros autores. En este sentido, ESCRIBANO COLLADO1807 considera
que el derecho a la salud está integrado por un derecho a la actuación del Estado, un
derecho a las prestaciones sanitarias y un derecho a la protección jurisdiccional. De
igual manera, MUÑÓZ MACHADO1808 considera que este derecho comprende el
derecho individual frente al Estado al que impone un deber de abstención y una
vertiente positiva que se traduce en una serie de medidas públicas para proteger la salud
o mejorarla. NAVARRO MUNUERA1809 reconoce que el testo constitucional
contempla la salud, en primer lugar, como el derecho de toda persona a mantener la
plena integridad de la salud individual que opera como un derecho de la personalidad y,
en segundo lugar, el derecho al establecimiento y prestación de un servicio público de
salud. En esta misma línea, MENÉNDEZ REXACH1810 considera que el artículo 43 CE
es un “principio general del Derecho” cuyo contenido no se limita a la asistencia
sanitaria, sino que incluye un contenido que se ha ido desarrollando por la legislación
ordinaria.
1807
Vid. ESCRIBANO COLLADO, P., El derecho a la salud, Cuadernos del Instituto García Oviedo,
Universidad de Sevilla, 1976.
1808
Vid. MUÑOZ MACHADO, S., “La organización de los sistemas de salud (La integración, la
reforma y la crisis de los servicios sanitarios públicos)”, Actas del I Congreso Derecho y Salud,
Barcelona, 1992 p. 95.
1809
Vid.
NAVARRO MUNUERA, A.E., “Bioética y Ley General de Sanidad”, en Casado González, M.
(ed.), Materiales de Bioética y Derecho, Cedecs, Barcelona, 1996, pp. 88 y ss.
1810
Vid. MÉNENDEZ REXACH, A., “El derecho a la asistencia sanitaria y el régimen de las
prestaciones sanitarias públicas”, Ponencias del XI Congreso Derecho y Salud. Nuevos retos del Sistema
Nacional de Salud, 2003, pp.16 y ss.
Conclusiones 447
A) Derecho a la salud
1812
La STC 53/1985, Pleno, 11 de abril, FJ 8º (Ponente: Gloria Begué Cantón y Rafael Gómez-Ferrer
Morant) señala que “la dignidad es un valor espiritual y moral inherente a la persona, que se manifiesta
singularmente en la autodeterminación consciente y responsable de la propia vida y que lleva consigo la
pretensión al respeto por parte de los demás”.
Por su parte, la STC 120/1990, Pleno, 27 de junio, FJ 4º (Ponente: Fernando García-Mon y
González-Regueral, Eugenio Díaz Eimil y José Vicente Gimeno Sendra) considera que la dignidad de la
persona es “un minimun invulnerable que todo estatuto jurídico debe asegurar, de modo que, sean unas u
otras las limitaciones que se impongan en el disfrute de derechos individuales, no conlleven menosprecio
para la estima que, en cuanto ser humano, merece la persona”.
1813
Según Canosa Usera, la integridad corporal “abarcaría el cuerpo humano con todos sus
componentes, desde las moléculas que forman sus genes, incluyendo por tanto la integridad genética,
hasta su anatomía y apariencia, así como las potencialidades intelectuales y sensoriales, incluidas las que
tienen que ver con la capacidad de experimentar dolor físico o padecimiento psicológico o moral”
(CANOSA USERA, R., El derecho a la integridad personal, Lex Nova, Madrid, 2006, p. 89.
Según Rodríguez Mourullo, el artículo 15 CE comprende varios aspectos: 1) el derecho a la
integridad, en el sentido de no ser privado de ningún miembro u órgano corporal; 2) el derecho a la salud
física y mental, es decir, a estar libre de enfermedades que eliminen la buena salud; 3) el derecho al
bienestar corporal y psíquico que es el derecho de la persona a que no se le hagan padecer sensaciones de
dolor o sufrimiento; y 4) el derecho a la propia apariencia personal que es el derecho a no ser desfigurado
en su imagen externa (RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “Artículo 15- Derecho a la vida y a la integridad
personal y abolición de la pena de muerte”, en Cobo del Rosal, M. (dir.), Comentarios a la legislación
penal, Derecho Penal y Constitución, Tomo I, 1982, pp. 61 y ss.
1814
STC
120/1990, Pleno, 27 de junio, FJ 8º (Ponente: Fernando García-Mon y González-Regueral,
Eugenio Díaz Eimil y José Vicente Gimeno Sendra).
Conclusiones 448
esta manera, se proscriben aquellas intervenciones que socaven “el núcleo esencial de la
libertad personal y de la autonomía de la voluntad del individuo” que puede adoptar
“por sí solo las decisiones que mejor convengan a uno mismo, sino daño o menoscabo
de los demás1815”. Se reconoce la autonomía del individuo para decidir aquellas
cuestiones que afecten a su salud. Esta facultad comprende no sólo aquellas decisiones
que se adoptan dentro de una relación clínica (seguir un tratamiento; someterse a una
intervención quirúrgica, etc.), sino también aquellos otros aspectos relacionados con la
vida en general (practicar deportes de riesgo, fumar, llevar hábitos de vida perjudiciales,
etc.). En el ámbito médico, como señala CRUZ VILLALÓN1816, el consentimiento
informado opera como un procedimiento de garantía específico mediante el que se
asegura la posibilidad de que el paciente pueda hacer valer sus derechos1817. No
obstante, el contenido de esta faceta del derecho no se agota en una libertad positiva
reconocida al individuo, sino que también se extiende a una libertad negativa cuya
finalidad es exigir a los poderes públicos y particulares que observen una conducta que
no altere el equilibrio psicofísico en que consiste el estado de salud de cada uno. Desde
este punto de vista, el derecho a la salud se configura como un derecho de defensa o –en
palabras de ESCOBAR ROCA1818- como un “derecho reaccional”. Frente a los ataques
directos a la salud individual el afectado dispone de diversos remedios jurídicos que
pretenden dar satisfacción o resarcimiento el interés lesionado.
Como se puede observar, en este aspecto del derecho a la salud prima la faceta
subjetiva. La finalidad del precepto constitucional es consagrar un ámbito de
autodeterminación que puede oponerse frente a terceros con independencia del
desarrollo legislativo. Esta primera faceta goza de fuerza expansiva dada la íntima
conexión con otros derechos fundamentales hasta el punto que –como señala
SANTIAGO REDONDO1819- la protección de la salud se ha configurado como “uno de
1815
Ibídem. Voto particular del Magistrado Jesús Leguina Villa.
1816
Vid. CRUZ VILLALÓN, P., ob. cit., pp. 35 y ss.
1817
En este sentido, Rovira manifiesta que el consentimiento informado es un “un instituto
constitucionalmente relevante que hace posible en el ámbito médico el contenido objetivo de los derechos
fundamentales, un haz de facultades jurídicas atribuidas al paciente para defender sus derechos frente a
cualquier clase de actuación médica”. Vid. ROVIRA, A., ob. cit., p. 112.
1818
Vid. ESCOBAR ROCA, G., “Los derechos fundamentales sociales….”, ob. cit., p. 133.
1819
Vid. SANTIAGO REDONDO, K., ob. cit., p. 1072.
Conclusiones 449
1820
STC 5/2002, Sala Primera, 14 de enero, FJ 4º (Ponente: Pablo García Manzano).
1821
STC 119/2001, Pleno, de 24 de mayo, FJ 6º (Ponente: Manuel Jiménez de Parga y Cabrera).
1822
STC 160/2007, Sala Primera, 2 de julio, FJ 2º (Ponente: María Emilia Casas Baamonde).
1823
Esta técnica jurídica se ha utilizado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos al establecer una
conexión entre el respeto de la vida privada y el derecho a un medio ambiente adecuado. Como señala
Arzoz Santisteban, a falta de un “derecho específico al medio ambiente o a la salud, en principio son
varios los derechos del Convenio cuyo ámbito de protección puede ser tomado en consideración para
dispensar una protección frente a las agresiones ambientes: el derecho a la vida, la prohibición de tratos
inhumanos o degradantes, el derecho al respeto a la vida privada y al domicilio y el derecho a la
propiedad […] A los efectos de las agresiones medioambientales, no se puede escindir la vida privada,
vida familiar y domicilio en compartimentos estancos, Lo que sí subraya el TEDH es que «ni el art. 8 ni
ninguno de los demás preceptos del Convenio están específicamente diseñados para proporcionar una
protección general del medio ambiente como tal»: el elemento crucial para la aplicación del art. 8 no es
un deterioro general del medio ambiente, sino la existencia de un efecto adverso, causado por la
Conclusiones 450
pues –como recuerda ESCOBAR ROCA1824- “no resulta infrecuente que cuando un
tribunal, por razones procesales, no pueda proteger el derecho a la salud como tal, éste
sea protegido a través de las normas de reconocimiento del derecho a la vida e
integridad”. Según ESCOBAR ROCA1825, esta doctrina constitucional protege el
derecho a la salud a través del derecho a la integridad física y moral exclusivamente
cuando se haya producido una afectación importante de aquélla1826 lo que, en definitiva,
se trata de una cuestión más fáctica que jurídica relacionada con el análisis de los
hechos y de su prueba. No obstante, esta idea ha sido criticada por la doctrina1827 al
considerar que la exigencia de este requisito choca frontalmente con la concepción de la
salud como el estado de absoluto bienestar físico, mental y social. Por esta razón, los
tribunales ordinarios deberían tutelar el derecho a la salud de manera autónoma1828 sin
contaminación ambiental, en la esfera privada o familiar de una persona”. Vid. ARZOZ SANTISTEBAN,
X., ““Comentario al artículo 8. Derecho al respeto de la vida privada y familiar”, en Lasagabaster
Herrarte, I. (dir.), ob. cit., pp. 324-325.
1824
Vid.
ESCOBAR ROCA, G., “El derecho a la salud en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
español”, Informe presentado por la Revista Catalana de Dret Públic para el Informe General sobre el
derecho a la salud presentado por la Red de Revistas de Derecho Constitucional en el XI Congreso
Iberoamericano de Derecho Constitucional Jorge Carpizo, a celebrarse en Tucumán, Argentina, del 17 al
19 de septiembre de 2013, disponible en: http://blocs.gencat.cat/blocs/AppPHP/eapc-rcdp/2013/09/13/el-
derecho-a-la-salud-en-la-jurisprudencia-del-tribunal-constitucional-espanol-guillermo-escobar/
1825
Ibídem.
1826
El
Voto Particular emitido por el Magistrado Manuel Jiménez de Parga a propósito de la STC
119/2001 critica esta doctrinal jurisprudencial al señalar que: “A mi juicio, la lesión de los derechos
fundamentales no requiere que el ruido sea de un nivel intenso y que ponga en grave peligro la salud de
las personas. La reciente legislación europea evoluciona en otra dirección. La reacción de los poderes
públicos frente al ruido solamente tiene en cuenta que los efectos sean nocivos: consecuencias negativas
sobre la salud de las personas, tales como las molestias provocadas por el ruido, alteración del sueño,
interferencia con la comunicación oral, perjuicios en el aprendizaje, pérdida auditiva, estrés o
hipertensión. En la sentencia subyace una separación entre integridad física (art. 15 CE) y salud (art. 43
CE). Es una separación que la legislación europea rompe desde el momento en que asume que la salud
humana, como la entiende la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el "estado de absoluto
bienestar físico, mental y social. No comparto la idea de que la vulneración del artículo 15 CE exija un
peligro grave e inmediato para la salud de las personas, como se dice en la Sentencia. Entiendo que basta
la existencia de cualquier efecto nocivo, como los antes indicados”.
1827
En
esta línea crítica, Canosa Usera ha manifestado que si se admitiera que únicamente hay lesión del
derecho a la integridad cuando se menoscaba de manera grave e inmediata la salud, la vulneración del
derecho a la salud solo se podría tutelar mediante el recurso de amparo cuando existiese un riesgo grave e
inmediato, mientras que en los supuestos de riesgos menos graves o mediatos los ciudadanos se tendría
que valer de otros instrumentos procesales distintos del amparo. Vid. CANOSA USERA, R.,
“Pretensiones ambientales en amparo constitucional. Comentario a la STC 119/2001, de 24 de mayo”,
Teoría y realidad constitucional, núm. 10-11, 2003, p. 706.
1828
El
artículo 53.3 CE establece que los principios rectores –entre los que se encuentra el derecho a la
salud- informan “la práctica judicial” de lo que puede deducirse la obligación de los Tribunales ordinarios
Conclusiones 451
1833
Vid. WINSLOW HILL, H. citado por ALFARO ALFARO, N., “Reposicionamiento de la salud
pública; una oportunidad que no debemos desaprovechar”, Investigación en Salud, vol. IX, núm. 2,
agosto 2007, p. 84.
1834
Vid. ALEXY, R., Teoría de los derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 1997, p. 447.
1835
Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de riesgos laborales.
1836
Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición.
1837
Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido.
1838
Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y su posterior
modificación a través de la Ley 42/2010, de 30 de diciembre.
1839
Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código Técnico de la Edificación.
Conclusiones 453
1846
Vid. CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LAS NACIONES UNIDAS, ob. cit., apartado 12,
letra a.
1847
Para una explicación detenida de esta cuestión, vid. LEMA AÑÓN, C., ob. cit., pp. 54-55.
1848
Artículo 20.2 de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de
Salud.
1849
Para un estudio detenido de la relación entre el derecho a la salud y las listas de espera, vid.
RODRÍGUEZ, M., “Desigualdades en salud, priorización y listas de espera”, en AA. VV., Listas de
espera: ¿lo podemos hacer mejor?, Cuadernos de la Fundació Víctor Grifols i Lucas, núm. 18,
Barcelona, 2009, pp. 11-28.
1850
Artículo 43.2 CE.
Conclusiones 455
A) Vertiente subjetiva
B) Vertiente objetiva
1851
STC 119/2001, Pleno, de 24 de mayo, FJ 6º (Ponente: Manuel Jiménez de Parga y Cabrera).
1852
STC 160/2007, Sala Primera, 2 de julio, FJ 2º (Ponente: María Emilia Casas Baamonde).
1853
STC 220/2005, Sala Primera, 12 de septiembre de 2005, FJ 4º (Ponente: Pablo Pérez Tremps).
Conclusiones 457
1854
Artículo 43.2 CE.
1855
Vid. BERLINGUER, G., Bioética cotidiana, Siglo XXI Editores, México, 2002, p. 175.
1856
Artículo 20.2 de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de
Salud.
1857
Artículo 20.1 de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de
Salud.
1858
Vid. ESCOBAR ROCA, G., “Los derechos fundamentales sociales….”, ob. cit., pp. 136.
Conclusiones 458
mejores del mundo, sino a recibir una asistencia sanitaria suficiente para la tutela del
bien jurídico protegido.
Esta conclusión está avalada por la normativa vigente. En la primera parte de
este Capítulo, hemos señalado que el DGP extensivo no ha formado parte de la cartera
de servicios del Sistema Nacional de Salud hasta noviembre de 20141859. Desde la
aprobación de la LTRHA de 2006 hasta la fecha, solo la Comunidad Autónoma de
Andalucía incluía esta técnica dentro del sistema sanitario público1860. Como se puede
advertir, el legislador ha hecho uso del amplio poder de configuración del contenido
prestacional de la asistencia sanitaria. Precisamente, en la reforma de noviembre de
2014 se aprecia la sensibilidad del legislador hacia esta materia. Por tal motivo,
atendiendo al impacto social de la técnica, a las cargas económicas que supone para los
padres de niños enfermos y a la disponibilidad de ofrecerla en centros públicos, el
legislador ha acordado su inclusión dentro de la cartera de servicios. De esta manera,
está corrigiendo una desigualdad real mediante el acceso universal del DGP extensivo a
todas aquellas familias que necesiten acudir a la misma para salvar a un hijo gravemente
enfermo.
Finalmente, no podemos olvidar que el Sistema Nacional de Salud sí incluye
expresamente la prestación relativa al trasplante de “células progenitoras
hematopoyéticas procedentes de médula ósea, sangre periférica y sangre de cordón
umbilical, en aquellos procesos en los que exista una indicación clínica establecida1861”.
De esta manera, queda garantizada la posibilidad de que el hermano enfermo obtenga la
solución terapéutica a su enfermedad a través de las prestaciones públicas. Se trata,
lógicamente, de la opción prioritaria pues, en caso de existir una unidad compatible en
los Bancos de Sangre autorizados, se procederá a su utilización siempre que se cumplan
los requisitos médicos. En caso de que el legislador no hubiera incluido esta prestación,
se estaría provocando una vulneración del derecho a la salud del hermano enfermo pues
1859
Su inclusión se ha introducido a través de la Orden SSI/2065/2014, de 31 de octubre, por la que se
modifican los anexos I, II y III del Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se establece
la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización.
1860
Vid.
Decreto 156/2005, de 28 de junio, por el que se regula el Diagnóstico Genético
Preimplantatorio en el Sistema Sanitario Público de Andalucía y se crea la Comisión Andaluza de
Genética y Reproducción. Posteriormente, a través de la Orden de 25 de noviembre de 2008 de la
Consejería de Salud de la Junta de Andalucía se incluyó la técnica del “bebé medicamento” dentro del
listado de finalidades para las que se podía utilizar el DGP.
1861
Apartado 5.2.16.2. del Anexo III del Real Decreto 1030/2006.
Conclusiones 459
1862
Para un estudio detenido de este movimiento, vid. DE LAS HERAS AGUILERA, S., “Una
aproximación a las teorías feministas”, Universitas. Revista de Filosofía, Derecho y Política, núm. 9,
enero 2009, pp. 45-82.
Conclusiones 460
1863
Vid. FEITO GRANDE, L., “Evolución de la mujer ante la salud sexual y reproductiva desde un
análisis bioético”, en Sánchez-Caro, J. y Abellán, F., Salud sexual y reproductiva. Aspectos científicos,
éticos y jurídicos, Comares, Madrid-Granada, 2010, p. 251.
1864
En
este sentido, Calderón afirma que los discursos feministas cuestionaron la dicotomía existente
entre el espacio público y privado. A tal efecto, señalaron que los espacios privados como la familia y el
ejercicio de la sexualidad y reproducción estaban basados en estructuras de poder en donde se incorporan
desigualdades entre los sexos y las generaciones. Por tal motivo, los movimientos feministas insistieron
en la necesidad de establecer límites, controlar el ejercicio arbitrario del poder y proponer un conjunto de
normas de convivencia en el terreno de la sexualidad y reproducción. Vid. CALDERÓN, Mº.C., “Los
derechos y la salud sexual y reproductiva”, Ponencia presentada en las Jornadas de Formación de
Funcionarios y Funcionarias de la Defensoría del Pueblo, Bogotá, marzo-abril 2006.
1865
Gregory
Pincus fue, junto con el biólogo Min Chueh Chang y el ginecólogo John Rock, el inventor
de la píldora anticonceptiva. Después de años de estudio patrocinados por la feminista Katherine
McCormick, Pincus y Chang confirmaron que la progesterona actuaba como inhibidora de la ovulación.
Dado que la ley Comstock de 1873 consideraba ilegales los estudios sobre anticoncepción en
Massachusetts, los primeros ensayos clínicos se desarrollaron en 1956 en Puerto Rico bajo la dirección de
la doctora Edris Rice-Wray. Finalmente, el 9 de mayo de 1960 la Food and Drug Administration aprobó
la comercialización de Enovid, el primer anticonceptivo oral. Este hito trascendental sirvió de base para
una nueva concepción de los derechos reproductivos de la mujer al disociar el sexo de la procreación. En
la actualidad, se considera uno de los inventos más importantes de los últimos 2.000 años.
Para un estudio detenido de esta cuestión, vid. OLMOS LATTUS, J. y SANHUEZA
BENAVENTE, M.C., “Breve historia de la Píldora Anticonceptiva”, Revista de Obstetricia y
Ginecología de Chile, vol. 5, núm. 2, 2010, pp. 112-115; PEÑARANDA PARADA, E., “Historia sobre el
papel de las hormonas y los anticonceptivos en el lupus”, Revista Colombiana de Reumatología, vol. 18,
núm. 1, marzo 2011, pp. 8-25; Newsweek, 10 de enero de 1999, “The Power of Big Ideas”, disponible en
el siguiente enlace: http://www.thedailybeast.com/newsweek/1999/01/10/the-power-of-big-ideas.html.
Conclusiones 461
1866
Vid.
VIDAL MARTÍNEZ, J., “Derechos inherentes en la reproducción asistida”, en Ballesteros, J.
(coord.), La humanidad in vitro, Comares, Granada, 2002, p. 280.
1867
Vid.
FERNÁNDEZ RUIZ-GÁLVEZ, E., “Mujeres y técnicas de reproducción artificial ¿Autonomía
o sujeción?”, en Ballesteros, J. (coord.), ob. cit., p. 162.
1868
Vid. LEE, R.G. y MORGAN, D., Human Fertilisation and Embryology: Regulating the
Reproductive Revolution, Blacksotone Press, Londres, 2001, p. 31
1869
En
relación con la importancia del derecho a decidir el número de hijos, el Instituto Interamericano
de Derechos Humano ha manifestado que: “Los diferentes comités han señalado que el derecho a decidir
el número de hijo está directamente relacionado con el derecho a la vida de la mujer cuando existen
legislaciones prohibitivas o altamente restrictivas en materia de aborto, que generan altas tasas de
mortalidad materna. También es obvio que el derecho a decidir el número de hijos está directamente
relacionado con la capacidad de cuándo y con quién tener relaciones sexuales. La intimidación, la
coacción, el incesto, la prostitución forzada, la explotación, la violación sexual y todo ejercicio de poder
para conseguir el dominio sexual son algunas de las circunstancias que inciden en la imposibilidad de la
mujer para decidir sobre cuándo quedar embarazada”. Vid. INSTITUTO INTERAMERICANO DE
DERECHOS HUMANOS, Los derechos reproductivos son derechos humanos, Instituto Interamericano
de Derechos Humanos/ Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, San José, 2008,
pp. 45-46.
1870
Como
se puede advertir, existe una diferencia con los llamados “derechos sexuales”. En relación con
éstos, la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología aprobó en el marco del XV Congreso
Mundial la Declaración de los Derechos Sexuales. En dicha declaración se establecía que: “[…] Los
Conclusiones 462
A) Roe vs Wade1873
Esta sentencia constituye, sin duda, una de las resoluciones judiciales más
famosas del Tribunal Supremo de los Estados Unidos al permitir de manera inmediata
que las mujeres pudieran abortar libremente dentro de determinadas condiciones. Vino
precedida de un gran debate nacional en el que confluyeron las distintas opiniones
religiosas, éticas y morales. A pesar de su importancia, algunos autores han criticado el
derechos sexuales son derechos humanos universales basados en la libertad inherente, la dignidad y la
igualdad de todos los seres humanos. La salud sexual es un derecho fundamental y, por lo tanto, debe ser
un derecho humano básico. Para asegurar que los seres humanos y la sociedad desarrollen una sexualidad
saludable, es necesario reconocer, promover, respetar y defender el derecho a la libertad sexual, la
autonomía sexual, la integridad sexual y a la seguridad del cuerpo, la privacidad sexual, la igualdad
sexual, el placer y la expresión sexual, la libre asociación sexual, las elección reproductivas libres y
responsables, información basada en el conocimiento científico, la educación sexual amplia y la salud
sexual en todas las sociedades y de todas las formas posibles. La salud sexual es el resultado de un
ambiente que reconoce, respeta y ejerce estos derechos sexuales”.
Para un estudio detenido del contenido de estos derechos, vid. MAROTO VARGAS, A.,
Derechos sexuales y derechos reproductivos en Costa Rica, Asociación Demográfica Costarricense, San
José, 2004, pp. 13-15.
1871
Por
tal motivo, Souto Paz considera que el derecho a la reproducción supondría “la ordenación de la
actividad sexual a la reproducción de acuerdo con las pautas de la naturaleza o bien acudir al recurso a las
técnicas de reproducción humana asistida”. Vid. SOUTO PAZ, J.A., Comunidad política y libertad de
creencias. Introducción a las libertades públicas en el Derecho Comparado, Marcial Pons, Madrid, 1999,
p. 349-350.
1872
En
España se permite el acceso de las técnicas de reproducción asistida a la mujer sola desde el año
1988. El artículo 6.1 de la vigente LTRHA establece que: “Toda mujer mayor de 18 años y con plena
capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya
prestado su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa. La mujer podrá
ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y
orientación sexual”.
1873
Roe vs. Wade 410 US 113 (1973)
Conclusiones 463
1874
Estas críticas se han producido incluso desde el sector doctrinal que defiende el aborto. En este
sentido, vid. TRIBE, L.H., “Foreword: Toward a Model of Roles in the Due Process of Life and Law”,
Harvard Law Review, vol. 87, núm. 1, 1973, pp. 1-53; BICKEL, A.M., The Morality of Consent, Yale
University Press, New Haven, 1975, pp. 27-29; GLENDON, M.A., Abortion and Divorce in Western
Law: American Failures, European Challenges, Harvard University Press, Massachusetts, 1987, pp. 44 y
ss; LAZARUS, E., “The Lingering Problems of Roe v. Wade”, FindLaw´s Writ, 3 de octubre de 2002,
disponible en el siguiente enlace: http://writ.news.findlaw.com/lazarus/20021003.html.
1875
Vid.
STITH, R., “Los grandes rechazos de la sentencia Rove V. Wade”, Revista de Derechos
Humanos, núm. 1, 2010, p. 76.
1876
Vid.
HART ELY, J., “The Wages of Crying Wolf: A Comment on Roe v. Wade”, Yale Law Journal,
núm. 82, 1973, pp. 920-949.
1877
El
nombre real de la mujer era Norma Leah McCorvey, nacida el 22 de septiembre de 1947 en
Simmesport (Luisiana).
1878
Sin
embargo, esta historia era ficticia. Pasados más de diez años desde la sentencia del Tribunal
Supremo, Norma McCorvey declaró que no había sido violada. Se trataba de una estrategia ideada por las
abogadas Sarah Weddington y Linda Coffee para captar la atención de la opinión pública y conmover la
decisión de los Tribunales. Vid. TRIBE, L.H., Abortion: The Clash of Absolutes, W.W. Norton y
Company, Nueva York, 1990, p. 10.
Conclusiones 464
1879
Griswold v. Connecticut 381 U.S. 479 (1965).
1880
Vid.
BECKWITH, F.J., “The Supreme Court, Roe v. Wade, and Abortion Law”, Liberty University
Law Review, vol. 1, núm. 1, p. 42.
1881
El
Juez Harry Blackmun fue nombrado por el Presidente Nixon en el año 1970. A pesar de su
ideología republicana, se alineó con el sector más liberal del Tribunal y se convirtió en un decidido
defensor del derecho al aborto.
Sobre esta cuestión, Driscoll de Alvarado señala que: “Un republicano supuestamente
conservador nombrado por el presidente Richard Nixon, Blackmun sorprendió a muchos cuando escribió
Roe v. Wade, una de las sentencias más importantes, famosas y radicales de la historia de la Suprema
Corte. Muchos comentaristas han observado que su amplia experiencia como asesor jurídico para la
reconocida Clínica Mayo en Minnesota lo influyó para balancear los derechos y el bienestar de la mujer
embarazada con los intereses del feto y del Estado”. Vid. DRISCOLL DE ALVARADO, B., La
controversia del aborto en los Estados Unidos, Centro de Investigaciones sobre América del Norte,
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2005, p. 100.
1882
El
Juez White discrepó de la mayoría con este razonamiento: “No veo nada en la Historia o en el
texto constitucional en lo que amparar la decisión del Tribunal. Sencillamente, el Tribunal ha creado un
nuevo derecho para las mujeres embarazadas y, sin apenas fundamentarlo, le ha otorgado el suficiente
contenido como para anular la mayoría de las leyes estatales sobre el aborto. La consecuencia es que el
pueblo, y los Parlamentos, de los 50 Estados están constitucionalmente desapoderados para ponderar, por
un lado, la existencia continua y el crecimiento del feto y, por otro, los posibles impactos que ello puede
tener sobre la madre […] En tanto que mero ejercicio de la más cruda autoridad de los tribunales, es
posible que el Tribunal esté habilitado para fallar como hoy ha hecho. Pero en mi opinión, la sentencia
Conclusiones 465
que se ha dictado es un ejercicio extravagante e infundado del control de constitucionalidad que la
Constitución otorga a los tribunales […]”.
Por su parte, el Juez Rehnquist hizo hincapié en la extensión de la cláusula del “debido proceso”
establecida en la Decimocuarta Enmienda. En este sentido, razona: “La cláusula del proceso debido en
Derecho de la 14ª enmienda establece restricciones, incluso grandes restricciones, a la potestad de los
Parlamentos para aprobar leyes como la que ahora se impugna. Si por ejemplo la Ley de Texas castigase
el aborto incluso cuando la vida de la mujer corriese peligro, no dudaría en afirmar que en ese caso no
existiría ninguna relación con un objetivo legítimo susceptible de ser alcanzado por el Estado, conforme a
la jurisprudencia Williamson recién citada. Pero de acuerdo con ello, no existe ningún fundamento para
invalidar toda intervención pública en los tres primeros meses de embarazo. La ponderación de intereses
que tan cuidadosamente hace la sentencia de la que discrepo es más propia del poder legislativo que del
poder judicial […]”.
1883
En
el parágrafo VIII, Blackmun concluye que: “This right of privacy, whether it be founded in the
Fourteenth Amendment's concept of personal liberty and restrictions upon state action, as we feel it is, or,
as the District Court determined, in the Ninth Amendment's reservation of rights to the people, is broad
enough to encompass a woman's decision whether or not to terminate her pregnancy”.
1884 La Decimocuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos aprobada en 1868 establece en
la Sección 1, in fine, que: “Tampoco podrá ningún Estado privar a una persona de su vida, libertad o
propiedad, sin un debido proceso legal; ni negar a persona alguna dentro de su jurisdicción la protección
legal igualitaria”.
1885
Parágrafo VIII de la Opinión mayoritaria redactada por el Juez Blackmun.
1886
En
este sentido, Rhonheimer subraya que el derecho de la madre no es absoluto pues encuentra su
límite “cuando se tocan ciertos aspectos que son de interés para el estado, como la salud de la mujer, la
Conclusiones 466
calidad del sistema sanitario y, por último, la «la vida prenatal» a partir del momento en el que el feto es
viable, es decir, capaz de vivir con independencia de la madre, en caso de nacimiento prematuro”. Vid.
RHONHEIMER, M., Ética de la procreación, Ediciones RIALP, Madrid, 2004, p. 249.
1887
Para un estudio crítico de estos argumentos, vid. BECKWITH, F.J., ob. cit., pp. 51 y ss.
1888
Parágrafo IX, letra B de la Opinión mayoritaria redactada por el Juez Blackmun.
1889
Según
Stith, el Tribunal Supremo sostuvo que el momento del nacimiento era “esencial y real” pues
determina la existencia de un ser con naturaleza. De esta manera, se mantiene que un dato meramente
fáctico y dependiente de diversas circunstancias, como es el momento en que tiene lugar el parto,
determina que “algo indeterminado” se convierta en un ser humano. Este criterio se ha denominado birth
wall y configura el nacimiento como una “línea mágica”: el momento en el que, en realidad y no
solamente de un modo convencional, al dejar el útero de la madre, el feto se convierte, indudablemente en
un ser humano”. Vid. STITH, R., “Deconstructing Roe v. Wade´s birth wall: opportunities and dangers”,
Persona y Derecho, núm. 41, 1999, pp. 441-459.
1890
Vid.
GONZÁLEZ MORÁN, L., De la Bioética al Bioderecho. Libertad, vida y muerte, Dykinson,
Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 2006, p. 28.
1891
En
este punto seguimos la explicación de
GONZÁLEZ GARCÍA, J.V. y BELTRÁN DE FELIPE,
M., Las sentencias básicas del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América, 2º edición, Boletín
Oficial del Estado, Madrid, 2006, pp. 410-411.
Conclusiones 467
1892
Según
Siegel, uno de los aspectos más novedosos del razonamiento de Blackmun fue el largo
análisis sobre el interés segmentado del Estado en el desarrollo del cualquier embarazo por medio de la
incorporación de las investigaciones de los científicos sobre la reproducción humana. Vid. SIEGEL, R.,
“Reasoning From the Body: An Historical Perspective on Abortion Regulation and Questions of Equal
Protection”, Standford Law Review, vol. 44, núm. 2, enero 1991, p. 275.
1893
Parágrafo X de la Opinión mayoritaria redactada por el Juez Blackmun.
1894
Vid.
CENTER FOR REPRODUCTIVE RIGHTS, Roe v. Wade and the Right to Privacy, 3ª edición,
2003, p. 51.
1895
Antes
de la sentencia, se estima que cada año se practicaban en Estados Unidos entre 200.000 y
1.200.000 abortos ilegales (CATES, W. y ROCHAT, R.W., “Illegal Abortions in the United States: 1972-
1974”, Family Planning Perspectives, vol. 8, núm. 2, marzo-abril 1976, pp. 86-92).
De igual manera, se calcula que entre 5.000 y 10.000 mujeres morían cada año durante la
práctica de abortos ilegales y muchas otras sufrían graves lesiones físicas y psíquicas (BINKIN, N.,
GOLD, J. y CATES, W., “Illegal Abortion Deaths in the United States: Why Are They Still Occurring?,
Family Planning Perspectives, vol. 14, núm. 3, mayo-junio 1982, pp. 163-167).
Conclusiones 468
igualdad en la sociedad. Según el Juez Blackmun, esta histórica sentencia era un paso
que debía tomarse en el “camino hacia la plena emancipación de la mujer1896”.
B) Reconocimiento internacional
1896
Vid.
GREENHOUSE, L., “The Supreme Court: The Legacy; Justice Blackmun’s Journey: From
Moderate to a Liberal”, The New York Times, 7 de abril de 1994, disponible en el siguiente enlace:
http://www.nytimes.com/1994/04/07/us/supreme-court-legacy-justice-blackmun-s-journey-moderate-
liberal.html.
1897
Resolución
XXI de 1966 aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el 21º
período de sesiones.
1898
Apartado nº 16 de Conferencia Internacional de Derechos Humanos en Teherán el 13 de mayo de
1968.
1899
Sobre esta cuestión, vid. CARRILLO FLORES, A., “El Plan de Acción Mundial de 1974”,
Comercio Exterior, vol. 34, núm. 7, julio 1984, pp. 605-608.
1900
La
Convención fue aprobada y abierta a la firma por la Resolución nº 34/180, de 18 de diciembre de
1979, de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La Convención entró en vigor el 3 de septiembre
de 1981.
Conclusiones 469
1901
Artículo 10, letra h, de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer.
1902
Vid.
MURILLO MUÑOZ, M. y GARCÍA RUIZ, Y., “El derecho a decidir sobre la propia salud
reproductiva”, en Fernández-Coronado, A. y Pérez Álvarez, S. (dir.), ob. cit., p. 236.
Conclusiones 470
1906
Apartado 96 de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer.
1907
Apartado 97 de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer.
1908
La Resolución nº 52/2, de 13 de septiembre de 2000, de la Asamblea General de las Naciones
Unidas efectuó la llamada “Declaración del Milenio”. Un año más tarde, en el quincuagésimo sexto
período de sesiones de la Asamblea General, el Secretario General presentó una “Guía general para la
aplicación de la Declaración del Milenio”, en la que propuso desglosar las secciones III y IV en 8
objetivos, 18 metas y 48 indicadores, que pasaron a ser los objetivos de desarrollo del Milenio.
1909
Considerando
“A” de la Resolución 2001/2128 (INI) del Parlamento Europeo sobre salud sexual y
reproductiva y los derechos en esta materia.
1910
Recomendación nº 12.
Conclusiones 472
1911
Artículo 1.2 del Reglamento (CE) nº 1567/2003 del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de
julio de 2003 relativo a la ayuda para políticas y acciones sobre la salud y derechos en materia de
reproducción y sexualidad en los países en desarrollo.
1912
Artículo 2, letra a.
1913
Artículo 2, letra b.
1914
Artículo 3.1, letra d.
1915
En
el Derecho comparado, existen escasas referencias a un posible derecho a procrear. En este
sentido, podríamos citar el artículo 191 de la antigua Constitución de Yugoslavia de 1974 que establecía
que: “Es derecho de la persona resolver libremente sobre tener o no tener hijos. Este derecho únicamente
podrá limitarse para proteger la salud”. Vid. GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., El derecho a la reproducción
humana, Marcial Pons-Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho, Madrid, 1994, p. 40.
1916
Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología…., ob. cit., p. 202.
1917
Para
un estudio detenido de esta cuestión, vid. IGAREDA GONZÁLEZ, N., “El hipotético derecho a
la reproducción”, Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho, núm. 23, 2011, pp. 252-271.
Conclusiones 473
1918
En este sentido, Marcó y Tarasco manifiestan que “el deseo de tener un hijo debe ir acompañado del
conocimiento de varios hechos: en primer lugar, que el hijo es un don y no un derecho. Que el don es
otorgado por el Creador, independientemente del credo religioso que se profese, ya que es evidente que
ninguna persona procede de la fabricación de otra, no siquiera en la técnica más avanzada” (MARCÓ, J. y
TARASCO, M., Diez temas de reproducción asistida, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid,
2001, p. 40).
En esta misma línea, Ballesteros señala que “no existe un derecho a tener hijo, ya que el hijo es
un don gratuito y tiene además una dignidad propia […] Solo hay derecho a que el Estado no obstaculice
la libre decisión de los padres en la generación de la vida. Mientras que el hijo […] sí tiene derecho al
amor de sus padres, a una familia” (BALLESTEROS, J., Ecologismo personalista, Tecnos, Madrid, 1995,
p. 99).
1919
Vid.
EMALDI, A., El consejo genético y sus implicaciones jurídicas, Comares, Granada, 2001, pp.
359-360; GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., ob. cit., pp. 39-60.
1920
En
esta línea doctrinal, Roca Trías rechaza la existencia de un “derecho al hijo” como consagración
de una libertad reproductiva por cuanto no ha sido reconocido en ningún texto jurídico internacional
sobre derechos humanos. Vid. ROCA TRÍAS, E., “Filiación asistida y protección de los derechos
fundamentales”, Derecho y Salud, vol. 7, núm. 1, 1999, pp. 1-11.
1921
Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología…., ob. cit., p. 204.
Conclusiones 474
1922
Vid.
GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., “Algunas reflexiones jurídico-constitucionales sobre el derecho a la
reproducción humana y las nuevas técnicas de reproducción asistida”, Revista de Derecho Político, núm.
26, 1988, p. 91.
1923
Vid. GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., El derecho a la reproducción humana…, ob. cit., p. 58.
1924
Para un estudio detenido de este derecho, vid. GARCÍA RUIZ, Y., ob. cit., pp. 255-268.
1925
Según
Bobbio, pueden distinguirse dos conceptos de libertad: 1) la “libertad negativa” sería la
situación en la cual un sujeto tiene la posibilidad de obrar o de no obrar, sin ser obligado a ello o son que
se lo impidan otros sujetos; y 2) la “libertad positiva” implica la situación en la que un sujeto tiene la
posibilidad de orientar su voluntad hacia un objetivo, de tomar decisiones sin verse determinado por la
voluntad de otros. Vid. BOBBIO, N., Igualdad y libertad, Paidós, Barcelona, 1993, pp. 97-100.
1926
Vid. GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., El derecho a la reproducción humana…, ob. cit., p. 42.
1927
En
este sentido, Goig Martínez señala que: “La libertad protegida en el art. 17 CE no es, sin
embargo, la libertad general de actuación o derecho de autodeterminación individual –libertad genérica
reconocida como valor- sino la libertad física o liberta frente a la detención, condena o internamiento
Conclusiones 475
planteamiento al considerar que el contenido de este derecho tiene fuerza expansiva que
abarcaría una libertad general de actuación o una libertad general de autodeterminación
individual1928. En este mismo sentido, FREIXES SANJUAN y REMOTTI1929,
defienden la existencia de este derecho a la libertad como “derecho-autonomía que, en
principio, postula la no injerencia de los poderes públicos en la esfera de autonomía
personal”. De igual manera, DE ESTEBAN y GONZÁLEZ TREVIJANO1930,
consideran que la libertad implica “la facultad de autodeterminación personal, con
ausencia de cualquier presión exterior o condicionamientos que la hagan imposible”. De
acuerdo con esta concepción amplia, Gómez Sánchez considera que el derecho a la
reproducción afecta a la autodeterminación física de la persona y, por tanto, es un
problema de libertad por dos motivos1931: 1) se trata de una “opción vivencial de
especial trascendencia que vincula muy directamente la libertad física por el cúmulo de
derechos y obligaciones que derivan de la procreación”; y 2) porque “las restricciones,
en su caso, no derivarían del cumplimiento de una pena, sino al contrario, de un acto de
libertad que debería hacerse compatible con la libertad de los demás y el respeto a la
ley”. En el ámbito específico de la reproducción asistida, el acto procreativo es “en sí
mismo y directamente un acto de autodeterminación y autonomía del sujeto”.
El segundo fundamento del derecho a la reproducción es el derecho a la intimidad
personal y familiar. El Tribunal Constitucional ha manifestado que este derecho
reconocido en el artículo 18.1 CE protege “la existencia de un ámbito propio y
reservado frente a la acción y conocimiento de los demás, necesario, según las pautas de
arbitrarios”. Vid. GOIG MARTÍNEZ, J.M., “”La libertad y la seguridad”, en Sánchez González, S.
(coord.), ob. cit., p. 185.
1928
Sin
embargo, el Tribunal Constitucional limita la interpretación del artículo 17 CE a la “libertad
física” o “deambulatoria”. Se trataría de una manifestación especialmente relevante de la libertad general
de autodeterminación individual reconocida en el artículo 1.1 CE. Vid. LASCURAÍN SÁNCHEZ, J.A.,
“Artículo 17.1 CE. El derecho a la libertad”, en Casas Baamonde, M.E., y Rodríguez-Piñero y Bravo-
Ferrer, M. (dir.), Pérez Manzano, M., y Borrajo Iniesta, I. (coords.), ob. cit., pp. 366-369.
1929
Vid.
FREIXES SANJUAN, T. y REMOTTI, J.C., El derecho a la libertad personal, Promociones y
Publicaciones Universitarias, Barcelona, 1993, p. 14.
1930
Vid. DE ESTEBAN, J. y GONZÁLEZ TREVIJANO, P.J., Curso de Derecho Constitucional
español, Vol. II, Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho, Universidad Complutense, Madrid,
1993, p. 65.
1931
Vid. GÓMEZ SÁNCHEZ, Y., El derecho a la reproducción humana…, ob. cit., p. 48.
Conclusiones 476
nuestra cultura para mantener una calidad mínima de la vida humana1932”. De igual
manera, la jurisprudencia constitucional ha manifestado que este derecho “garantiza un
derecho al secreto, a ser desconocido, a que los demás no sepan qué somos o lo que
hacemos, vedando que terceros, sean particulares o poderes públicos, decidan cuáles
sean los lindes de nuestra vida privada, pudiendo cada persona reservarse un espacio
resguardado de la curiosidad ajena, sea cual sea lo contenido en este espacio1933”.
Partiendo de estos antecedentes, Gómez Sánchez argumenta que el derecho a la
intimidad personal y familiar protege “las decisiones del sujeto que afectan a sus
relaciones personales con otros, a sus opciones sexuales, a la decisión de contraer o no
vínculo matrimonial, y a la procreación; a la decisión sobre reproducirse o no; sobre
cuándo procrear y, en su caso, el espaciamiento del nacimiento de los hijos1934”. Si bien
es cierto que la intimidad no se identifica con la opción personal del sujeto –pues ésta,
en definitiva, depende de la libertad/autodeterminación del sujeto-, impide las
intromisiones ilegítimas en la vida privada y, por ello, “alcanza a las decisiones y
circunstancias que rodean la reproducción humana, ya se produzca ésta por medios
naturales, ya se logre por medios artificiales legalmente autorizados”1935.
reproducción asistida, así como del conocimiento genético, permite hoy afirmar sin
temor a exagerar que, en el mundo desarrollado, nacemos como y cuando
queremos1937”.
Dado que la decisión de tener hijos se integra dentro de los aspectos que conforman los
planes de vida del individuo, el Estado solo puede inmiscuirse en ese ámbito de
soberanía individual en circunstancias excepcionales y muy tasadas.
La doctrina considera que la cláusula del libre desarrollo de la personalidad
contenida en el artículo 10.1 CE tiene un alcance jurídico pues sirve de principios
interpretativo de la Constitución y de las leyes. Según JIMÉNEZ CAMPO1938, este
principio tendría tres proyecciones diferentes. La primera de ellas hace referencia a la
máxima silentium legis libertas civium según la cual la propia libertad comienza allá
donde acaban las prohibiciones legales. Se trataría del llamado “principio general de
libertad1939” que avala una interpretación restrictiva de los límites legales, aun con
fundamento constitucional, de la libertad negativa garantizada, también, por cada
concreto derecho fundamental. La segunda proyección configura el libre desarrollo de
la personalidad como una directriz para la legislación según la cual los debates morales
no deben ser transferidos al procedimiento judicial para su resolución, sino abordados
de modo deliberativo y con publicidad en el procedimiento legislativo. Y, en tercer
lugar, este principio constitucional impondría el respeto de las opciones autorreferentes
del sujeto, a no ser que bienes constitucionales expresamente reconocidos consintieran,
previa ponderación, tal limitación de la autonomía privada.
La tesis de De Lora se ha acogido –aunque con argumentos obiter dicta- por el
Tribunal Constitucional al resolver sobre la constitucionalidad del procedimiento para la
esterilización de incapaces1940. La sentencia consideró que este procedimiento afectaba
1937
Ibídem. p. 46.
1938
Vid. JIMÉNEZ CAMPO, J., “Artículo 10.1 CE”, en Casas Baamonde, M.E., y Rodríguez-Piñero y
Bravo-Ferrer, M. (dir.), Pérez Manzano, M., y Borrajo Iniesta, I. (coords.), ob. cit., pp. 187-189.
1939
STC
83/1984, Pleno, de 24 de julio, FJ 3º (Ponente: Francisco Rubio Llorente); STC 107/1996,
Pleno, de 12 de junio, FJ 9º (Ponente: Javier Delgado Barrio).
1940
En
la actualidad este procedimiento se contempla en el artículo 156, 2º párrafo, del Código Penal:
“Sin embargo, no será punible la esterilización de persona incapacitada que adolezca de grave deficiencia
psíquica cuando aquélla, tomándose como criterio rector el del mayor interés del incapaz, haya sido
autorizada por el Juez, bien en el mismo procedimiento de incapacitación, bien en un expediente de
jurisdicción voluntaria, tramitado con posterioridad al mismo, a petición del representante legal del
incapaz, oído el dictamen de dos especialistas, el Ministerio Fiscal y previa exploración del incapaz”.
Conclusiones 478
1941
STC 215/1994, Pleno, de 14 de julio de 1994, FJ 4º (Ponente: Fernando García-Mon y González-
Regueral).
1942
Vid. ABELLÁN, F., “Diagnóstico genético embrionario y libertad reproductiva en el procreación
asistida”, Revista de Derecho y Genoma Humano, núm. 25, 2006, p. 23.
1943
Vid. ABELLÁN, F., Selección genética de embriones…, ob. cit., p. 140.
1944
Según Brock, la libertad reproductiva comprendería un haz de facultades sobre las siguientes
aspectos: 1) la opción de procrear, con quién y por qué medios; 2) la decisión de cuándo procrear; 3) la
decisión de cuántos hijos tener; 4) la decisión de qué tipo de hijos tener; 4) la decisión de tener o no hijos
biológicamente emparentados; y 5) las condiciones sociales necesarias para garantizar una gama
razonable de decisiones reproductivas como, por ejemplo, los permisos en el lugar de trabajo, la
prohibición de discriminaciones por razón de embarazo o el acceso al diagnóstico y los servicios de
consejo genético. Vid. BROCK, D.W., “La libertad reproductiva y la prevención del daño”, en Buchanan,
Conclusiones 479
recuerda la existencia de límites a este derecho para proteger a las generaciones futuras
ante actitudes caprichosas de los padres1945. En este sentido, afirma que la “naturaleza
jurídica de los derechos reproductivos tiene que conformarse mediante un equilibrio
entre la libertad y la responsabilidad1946”.
carácter subjetivo- en verdaderas y legítimas exigencias jurídicas. Vid. APARISI MIRALLES, A., “El
permisivismo ante la FIV: a) La visión anglonorteamericana”, en Ballesteros, J. (coord.), ob. cit., p. 46.
1948
Vid.
GRAUNMANN, S., “Preimplantation genetic diagnosis: the bridge between human genetics
and reproductive medicine”, Revista de Derecho y Genoma Humano, núm. 13, 2000, pp. 211-230.
1949
Artículo 12.2 LTRHA.
1950
La
“paternidad responsable” se ha definido como “el rechazo absoluto de toda libertad para decidir
acerca de la vida de un hijo, tanto para desearla a toda costa como para rechazarla de forma absoluta y a
través de cualquier medio”. Vid. VIDAL MARTÍNEZ, J., BENÍTEZ ORTÚZAR, J.I. y VEGA
GUTIÉRREZ, A.Mª., Derechos reproductivos y técnicas de reproducción asistida, Comares, Granada,
1998, p. 44.
1951
Vid. ABELLÁN, F., Selección genética de embriones…, ob. cit., p. 147.
1952
Vid. DE MIGUEL BERIAIN, I., El embrión y la biotecnología…., ob. cit., p. 204.
Conclusiones 481
Conclusiones 482
CONCLUSIONES
fin predeterminado por terceros, se rompen las relaciones entre moralidad, libertad,
humanidad y dignidad.
A pesar de la fuerza persuasiva de este argumento, consideramos que no es un
obstáculo insalvable para la moralidad del procedimiento. En efecto, el imperativo
categórico kantiano parece estar pensado para un supuesto concreto: que los padres
concibieran al hijo exclusivamente para salvar a su hermano enfermo. Se trata de una
hipótesis que difícilmente se daría en la práctica clínica. El hecho de aumentar la familia
con un fin determinado no minora la importancia de otros valores asociados a la
natalidad. Basta considerar que, en definitiva, los padres conciben hijos por muy
distintos motivos –como, por ejemplo, querer ser familia numerosa o el beneficio para
la relación de pareja- lo que desde luego no conlleva un reproche moral que determine
una prohibición de generar descendencia. En este sentido, coincidimos con algunos
autores en el excesivo celo moral que pesa sobre los padres que acuden a técnicas de
reproducción asistida. Parece que, en este caso, existe un mayor interés de la Ética en
examinar las razones que han llevado a una pareja a tener descendencia a través del
auxilio de estas técnicas. Este dato contrasta con el nulo interés de la sociedad en
examinar estas razones cuando se trata de procreación natural por cuanto, en definitiva,
el juicio de aquélla sobre los padres se centra en la actitud que tienen hacia los hijos.
Por otro lado, consideramos que el utilitarismo –sin asumir la totalidad de sus
planteamientos- ha realizado una importante contribución al análisis ético del “bebé
medicamento”. A nuestro juicio, la clave de su razonamiento radica en la consideración
del “hermano salvador” como “algo beneficioso” para el hijo enfermo, para la familia y,
en general, la sociedad. En efecto, la finalidad de la técnica es curar una enfermedad
que, por su propia naturaleza, produce sufrimiento no solo en el paciente, sino también
en el entorno familiar que le rodea. Se consigue una maximización del bien a través de
la curación del hermano enfermo. De igual manera, se obtiene un beneficio palpable
para los padres que dejan atrás un pasado de sufrimiento y angustia constante. Y,
finalmente, la sociedad ve satisfecho su interés de que las personas enfermas recuperen
la salud para que puedan desarrollar sus planes de vida, sin olvidar, por otro lado, el
ahorro del gasto sanitario que produce la curación del hermano enfermo, si bien esta
conclusión habría que matizarla con el coste que supone la aplicación de la técnica.
Asimismo, el planteamiento utilitarista otorga valor a la acción de los padres pues su
interés de salvar una vida y de eliminar el sufrimiento debe primar sobre el interés del
niño nacido en no servir a un procedimiento que no le reporta beneficio directo. En
Conclusiones 484
III
El segundo aspecto a considerar son las razones que llevan a actuar a los padres
cuyo fundamento radica en el principio de autonomía reproductiva. Los partidarios del
“bebé medicamento” consideran que la autonomía de los padres justifica la utilización
de este procedimiento por cuanto es una manifestación más del poder de decisión sobre
aspectos relacionados con su reproducción. En este sentido, resultan interesantes las
aportaciones de Robertson. Este autor considera que la autonomía reproductiva debe
gozar de una presunción favorable de tal manera que, en ausencia de estudios
concluyentes sobre los daños potenciales, el Estado no puede prohibir la misma pues
estaría restringiendo de manera desproporcionada un ámbito de intimidad especialmente
sensible. A nuestro juicio, el aspecto más importante del razonamiento de Robertson
radica en el matiz utilitarista cuando introduce la idea de “procreación conveniente o
significativa”. De esta manera, enlaza la defensa de la autonomía reproductiva de los
padres con la maximización de las preferencias individuales y la búsqueda del mayor
interés para la familia. Se trata de un aspecto fundamental. Ya no se trata de defender la
autonomía reproductiva de los padres de cualquier forma, sino porque ésta se encuentra
al servicio de la propias necesidades de la pareja y de una determinada concepción de la
vida. El “bebé medicamento” no encuentra su fundamento moral en la sola autonomía
reproductiva, sino en ser la expresión de un determinado proyecto parental que resulta
“significativo” para los padres por cuanto responde a una premisa clara: es necesario
salvar la vida del hijo enfermo. Esta motivación adicional a la decisión autónoma de los
padres enlaza con la protección del interés de la familia pues –como señala Savulescu-
“ningún niño tiene interés en vivir en una familia bajo la sombra de una inevitable
muerte prematura”. El “bebé medicamento” nace, de esta manera, como una “empresa
compartida” en la que no solo se tendrán en cuenta sus intereses individuales, sino
también los de la familia considerada como una colectividad seriamente comprometida
con el bienestar. Desde este punto de vista, la decisión de los padres fruto de la libertad
reproductiva se torna en una suerte de obligación moral que trasciende hacia la
Conclusiones 486
IV
embrión de la pareja, sino solo aquellos que estén libres de enfermedades hereditarias y
que, además, sean compatibles con el sistema inmunitario del hermano enfermo. Si bien
debemos partir de este dato científico, consideramos erróneo que la autonomía se vea
menoscabada por el conocimiento de este patrimonio genético. En efecto, la genética
juega un papel decisivo en la conformación de la persona. Sin embargo, ello no
determina todos los aspectos de la autonomía que vienen constituidos por un haz de
facetas muy diversas, muchas de las cuales dependen de factores externos a la genética
como el entorno social, la educación o el nivel de progreso de la sociedad en la que se
vive. Conocer que una persona tiene una carga genética determinada no reduce de
manera significativa sus posibilidades de desarrollo personal. En este caso, estaríamos
admitiendo que los niños adoptados, cuando conocen su origen, ven mermada su
autonomía hasta tal punto que no pueden desarrollar sus propios planes de vida. Quizá
el aspecto más sobresaliente de este argumento sea el dilema acerca de si se debe
mantener al “bebé medicamento” en la ignorancia sobre la causa de su existencia.
Entendemos que este planteamiento no es correcto por cuanto, en primer lugar, la
autonomía de la persona no se puede condicionar a un hecho negativo (ignorancia/no
saber) de vital importancia por cuanto hunde sus raíces en su propia identidad. Y, por
otro lado, creemos que el conocimiento de esta situación, más bien al contrario,
enriquece el vínculo entre los hermanos al sentirse protagonistas de un “viaje
compartido” que busca el mayor bienestar de la familia.
nacido. A nuestro juicio, la actitud del “hermano salvador” dependerá en gran medida
de cómo se maneje la situación dentro de la familia. En efecto, si los padres profesan
amor y cuidan de su nuevo hijo no tiene por qué existir ningún problema relevante más
allá de la explicación de unas circunstancias diferentes a las habituales como ocurre, por
ejemplo, en el caso de la adopción. En definitiva, este daño psicológico tiene poco peso
argumental por cuanto el hecho de que los padres acudan a este procedimiento
demuestra que están realmente comprometidos con el bienestar de la familia lo que
incluye, desde luego, la protección del “hermano salvador” frente a cualquier tipo de
perturbación psicológica que pueda redundar negativamente en la formación de su
identidad personal.
queda neutralizado cuando el Estado acomete una regulación sobre los fines del DGP.
De esta manera, la ley determinará, teniendo en cuenta los conocimientos científicos
existentes y las distintas posturas éticas, aquellos motivos que justifican una selección
embrionaria y cuáles otros que deben ser rechazados. Este marco normativo –que,
incluso, puede contemplar sanciones penales- evitará cualquier intento de la comunidad
científica de desarrollar procedimientos que supongan un “deslizamiento” hacia
prácticas moralmente inaceptables.
comunicación que, hasta la fecha, apenas han informado del nacimiento de cuatro
“bebés medicamento” en España. Resulta necesario de lege ferenda establecer la
obligación de las Comunidades Autónomas de remitir dicha información a la CNRHA
para que se puedan efectuar un análisis en profundidad de los datos obtenidos.
Para finalizar las conclusiones sobre la normativa vigente, debemos hacer
mención a la inclusión del DGP extensivo en el Sistema Nacional de Salud tras la
reforma de noviembre de 2014. A nuestro juicio, la situación anterior era insostenible
por cuanto solo la Comunidad Autónoma de Andalucía disponía de este procedimiento
médico dentro de su sistema público de salud. Por tal motivo, las familias se veían
obligadas a solicitar el procedimiento ante su Comunidad Autónoma que, en ocasiones,
derivaba a un centro privado asumiendo el coste y, en otras, rechazaba asumir el
tratamiento. Debido a que algunas familias carecían de recursos para afrontar el coste
del tratamiento, debían acudir a la colaboración ciudadana y, posteriormente, trasladarse
el extranjero para llevar a cabo la selección embrionaria. Gracias a la reforma de
noviembre de 2014, el panorama ha mejorado sustancialmente por cuanto, al incluir esta
prestación dentro del Sistema Nacional de Salud, todas las Comunidades Autónomas
deberán ofrecerla a los ciudadanos que cumplan las condiciones de acceso establecidas
en la normativa estatal. A nuestro juicio, este cambio debe merecer un juicio positivo
por cuanto contribuye a una mayor igualdad de los españoles en el acceso a las
prestaciones sanitarias con independencia de su lugar de residencia.
VI
primera cuestión, debemos señalar que la necesidad de producir embriones in vitro que,
posiblemente, no se utilicen en el procedimiento no vulnera la protección constitucional
de la vida por cuanto el legislador ha regulado su criopreservación. En efecto, si la
normativa no estableciera alguna solución a los embriones supernumerarios, estaría
admitiendo implícitamente que su destino sería la destrucción lo cual constituye, sin
duda, una solución más gravosa que la congelación, sabiendo que, en la mayoría de los
casos, la pareja no los va a utilizar al haber conseguido su propósito: concebir un “bebé
medicamento”. Y, en relación con la segunda cuestión, entendemos que la LTRHA de
2006 añade otro interés a tener en cuenta en las intervenciones diagnósticas sobre el
embrión: la salud de una tercera persona. Podría pensarse, en principio, que, según la
STC 116/1999 la norma sería inconstitucional por rebajar el nivel de protección del
embrión y, en consecuencia, del valor de la vida humana. Sin embargo, consideramos
que –en caso de haberse interpuesto recurso de inconstitucionalidad- el Tribunal
Constitucional hubiera convalidado dicha norma al efectuar una ponderación de los
derechos e intereses en conflicto. Es decir, hubiera considerado lícito el procedimiento
de DGP extensivo pues -aunque suponga una injerencia en el estatuto del embrión in
vitro- resulta justificada para la preservación de derechos fundamentales de máxima
importancia en nuestro ordenamiento como son el derecho a la salud y, por tanto, a la
vida y a la integridad física del hermano enfermo. No podemos olvidar, por otro lado,
que las enfermedades que justifican este procedimiento son especialmente graves,
limitan seriamente la calidad de vida del enfermo y, en muchas ocasiones, implican
riesgo vital si no se produce a tiempo un trasplante.
Por otro lado, consideramos que en el razonamiento del Tribunal Constitucional
hubiera tenido relevancia que el DGP con fines terapéuticos se configura como un
procedimiento de último recurso, es decir, que se aplica cuando no se encuentra ningún
donante compatible en los bancos de sangre de cordón umbilical. Por tanto, la
afectación del embrión preimplantatorio solo se produce en un contexto muy delimitado
por el legislador: enfermedad grave del hermano y último recurso terapéutico para
lograr su curación. Desde un punto de vista sistemático, el Tribunal Constitucional
hubiera tenido en cuenta que, en la LTRHA de 2006, se ha rebajado el nivel de
protección del embrión preimplantatorio al permitir la investigación –y, por tanto,
destrucción- de embriones viables con fines científicos. De esta manera, el legislador ha
ponderado el estatuto del embrión con el derecho fundamental a la producción y
creación científica (artículo 20.1, letra b, CE). Esta posibilidad afianza la idea de que, en
Conclusiones 495
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