Rebeliones Indigenas
Rebeliones Indigenas
Rebeliones Indigenas
Juan Santos Atahualpa nació en el Cusco, hacia 1710. Estudió en el Colegio de Caciques
San Francisco del Cusco, donde fue educado por los jesuitas.
En 1742, lideró una gran rebelión que buscaba la expulsión de los españoles y la
restauración del Tahuantinsuyo. Sus seguidores fueron los nativos ashaninkas, shipibos,
piros y shiriminques del Gran Pajonal (Selva Central).
El virrey Villagarcía no pudo derrotarlo. Desde 1745, el virrey Superunda, envió tropas,
pero estas también fracasaron. Santos Atahualpa organizó un gobierno en el territorio
liberado y en 1752 avanzó rumbo a Jauja; pero, alertado de la cercanía de nuevas tropas
coloniales se replegó hacia el Gran Pajonal.
Túpac Amaru II
Hizo fortuna con el comercio y el arrieraje. A la par, tuvo una gran solidaridad
con los pobladores indígenas que sufrían la excesiva explotación de los
españoles en las minas, obrajes y repartos mercantiles. Asímismo, protestó
contra las reformas tributarias que implantó el visitador Areche en 1778.
Pedro Vilca Apaza nació en Azángaro (Perú) en 1741. Fue hijo de los nobles
aymaras Cleto Vilca Apaza y Juana Alarcón Después de estudiar en el Colegio San
Bernardo del Cusco, se dedicó al transporte de mercaderías en la ruta Cusco-
Potosí. En esta labor trabó amistad con el cacique José Gabriel Condorcanqui
(Túpac Amaru II).
Después de la muerte de Túpac Amaru II, Vilca Apaza siguió luchando hasta que
fue traicionado, capturado y condenado a morir descuartizado por cuatro
caballos. El 8 de abril de 1782, el caudillo resistió los tirones y le ataron cuatro caballos más. Siguió resistiendo,
por lo que fue descuartizarlo con arma blanca. Antes de morir lanzó la frase: "¡Por el Sol, aprendan a morir como
yo!".
El 18 de mayo de 1781 se produjo la ejecución de
Tupac Amaru II quien había sido condenado por
los conquistadores españoles a la muerte en la
horca. Antes de ejecutarlo lo obligaron a
presenciar cómo le cortaban la lengua y la cabeza
a sus amigos, a su mujer Micaela Bastidas y
posteriormente a dos de sus hijos.
Luego de ver como torturaban y mataban a sus seres queridos, los soldados cortaron la lengua (por haber hablado contra el
rey…) y ataron las extremidades del famoso jefe Inca a cuatro caballos con el fin de descuartizarlo vivo. Esta atroz idea no se
pudo concluir por lo que decidieron decapitarlo, clavar su cabeza en una lanza, despedazarlo y enviar sus cuatro miembros
a cuatro ciudades diferentes: Tungusaca, Carabaya, Livitaca y Santa Rosa.
Un testigo anónimo describe la muerte del cacique revolucionario indio: "Se le sacó a
media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo
pusieron en el suelo: ataron a las manos y pies cuatro lazos, y asido éstos a la cincha
de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que
jamás se había visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos ni fuesen muy
fuertes, o el indio en realidad fuese de fierro, no pudieron absolutamente dividirlo,
después de un largo rato lo tuvieron tironeando, de modo que le tenían en el aire, en
un estado que parecía una araña. Tanto que el Visitador, movido de compasión,
porque no padeciese más aquel infeliz despachó de la Compañía una orden,
mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se condujo el
cuerpo debajo de la horca, donde le sacaron los brazos y los pies... Este día concurrió
un crecido número de gente, de que entre tanto concurso no se veían indios, á los
menos en el traje mismo que ellos usan, y si hubo algunos, estarían disfrazados con
capas o ponchos. Suceden algunas cosas que parece que el diablo las trama y
dispone, para confirmar a estos abusos, agüero y supersticiones. Digo porque,
habiendo hecho un tiempo muy seco, y días muy serenos, aquel amaneció tan
toldado, que no se le vio la cara al sol, amenazando por todas partes a llover; y á
hora de las 12, en que estaban los caballos estirando al indio, se levantó un fuerte refregón de viento, y tras este aguacero,
que hizo que toda la gente, y aun las guardias se retirasen a toda prisa. Esto ha sido causa de que los indios se hayan puesto
a decir, que el cielo y los elementos sintieron la muerte del Inca, que los españoles inhumanos é impíos estaban matando
con tanta crueldad. ...De este modo acabo José Gabriel Túpac Amaru [...]."
Su muerte no fue en vano, ya que las causas que motivaron su revolución fueron consideradas para efectuar cambios en el
sistema político/administrativo, traduciéndose en la supresión de los corregidores, instaurándose el régimen de las
intendencias. Además, se creó la Audiencia del Cusco, donde se ventilaban casos de abusos en contra de los indígenas.
A pesar de la ejecución de Túpac Amaru y de su familia, los españoles no lograron sofocar la rebelión, que continuó
acaudillada por su medio hermano Diego Cristóbal Túpac Amaru, al tiempo que se extendía por el altiplano boliviano, la
región de Jujuy y en el Noroeste argentino.
Tupac Amaru II se rebeló en el Perú colonial contra la opresión y tiranía colonial de los invasores venidos de España.
Rebelión que terminó con el genocidio de 100 mil indígenas.
Noviembre de 1780 - Micaela Bastidas: cuando la valentía tuvo rostro de mujer
Micaela fue una mujer excepcional: tenía un carácter fuerte, era decidida,
crítica y emprendedora. A pesar de ser madre de tres hijos en una época en la
cual el reino femenino se restringía al hogar, durante la rebelión que
encabezó su esposo, se convirtió en conductora y capitana de las fuerzas
rebeldes. Fue compañera leal y confidente del jefe del movimiento revolucionario. Fue clave para ganar adeptos para la sublevación
contra los conquistadores españoles.
La rebelión encabezada por Túpac Amaru se desató en Tinta el 4 de noviembre. Micaela se destacó dando aliento a las tropas, mediante
la atención de la retaguardia, y el aprovisionamiento de las huestes. Una vez la vieron cargando en su mantilla las municiones necesarias.
Se afirma que dijo: “Moriría donde muriera mi marido». Y cumplió su palabra.
Los tributos excesivos, la mita y los abusos de los corregidores fueron las principales causas de una rebelión aborigen que, en noviembre
de 1780, estalló en el valle del Tinta. El corregidor Arriaga fue apresado y ejecutado por orden Túpac Amaru. Fue la insurrección popular
más grande en la historia del Virreinato.
Si bien al comienzo el movimiento reconoció la autoridad española de la Corona, más adelante se convirtió en un movimiento
independentista. La opresión de los españoles sobre los pueblos originarios fue la base sobre la cual se desarrolló el sentimiento anti-
colonial.
Aunque su objetivo inicial fue luchar contra los excesos y el mal gobierno de los españoles, no pudo evitarse que se radicalizara.
Al frente de nutridas huestes y después de vencer a un ejército de 1.200 españoles en Sangarará, Túpac Amaru no marchó sobre Cuzco
sino que regresó a su residencia de Tungasuca sin entrar en la ciudad.
La rebelión trunca
El 18 de mayo de 1781, Túpac Amaru fue ejecutado en la plaza del Cuzco junto con su esposa y consejera, Micaela Bastidas. Ese mismo
día también fue ejecutada a garrotazos Tomasa Condemaita, cacica de Acos, capitana de un batallón de mujeres que había derrotado en
una batalla al ejército español.
Pero al contrario de lo que reza la historia oficial, las mujeres participaron activamente en la lucha contra la opresión española, sorteando
otras piedras en el camino: la equiparación de las mujeres con los niños, por su indefensión; su exclusión de la vida pública, la opresión y
el aislamiento.
Micaela rompió todos los moldes de su época y que aún se conservan, poniendo en cuestión los mandatos sociales que pesan sobre las
mujeres.
Más allá de las diferencias históricas, sociales y culturales que nos separan hoy de su lucha, su pasión y su rebeldía debieran ser un
ejemplo para quienes tomamos la senda del combate contra la opresión y la explotación capitalista.
Juan santos atahulapa
La personalidad de Juan Santos Atahualpa, fue la de un líder indígena que afrontó un proceso de aculturación como cualquier persona de
su época, pero que en su caso particular, le permitió asumir conocimientos del mundo occidental y también de otras tradiciones; formado
académicamente por sacerdotes Jesuitas y conocedor de la cultura del viejo mundo, tuvo la oportunidad de aunar a dichos conocimientos
la tradición indígena de distintos pueblos y manejar códigos comunicativos que le permitían ubicarse entre culturas identificándose como
indígena pero con la capacidad de unir lo occidental con lo originario. (por ejemplo, el dominio del idioma quechua como lengua franca,
el hecho de mascar coca y asumirla como una planta sagrada, liderazgo y capacidad de desenvolvimiento escénico ante las masas
característico de los líderes indígenas notables y figuras mitológicas, así como una gran capacidad de convocatoria, etc.)
El carácter del movimiento de Juan Santos Atahualpa ha sido de tipo caudillesco mesiánico, puesto que lo identificaron como un
personaje de cualidades especiales.
Santos Granero define a Juan Santos Atahualpa como “un hombre que maneja elementos dominadores, pero que se afirma en aquellos
elementos comunes a la ideología indígena de los Andes y de la amazonia” (1).
Juan Santos Atahualpa fue un hombre que se manejaba entre lo político y lo mítico, en su discurso -según los cronistas- se podía
encontrar elementos propios de del mito de Inkarri, donde el Inka regresaría algún día. Dicha leyenda nos dice que el Inca asesinado por
los españoles algún día regresará y en algunos casos el mito hace referencia a que los indígenas recuperarán aquello que le ha arrebatado
los españoles.
Tupac amaru II
El 4 de noviembre de 1780, Túpac Amaru apresó al corregidor Antonio de Arriaga y lo obligó a entregarle dinero, armas y animales. Seis
días después de su captura lo mandó a ejecutar públicamente.
Esta noticia llegó al Cusco, lo que hizo que el corregidor de esa ciudad organice una defensa e informara a Lima de la situación. El
movimiento siguió creciendo, y las filas de ambos bandos se engrosaron.
El 18 de noviembre de 1780 se enfrentaron en Sangarará (Cusco), donde triunfaron los rebeldes. Pese a ello y luego de varias luchas, las
tropas represoras enviadas desde Lima por el virrey Jáuregui derrotaron y capturaron a Túpac Amaru II el 5 de abril de 1781,
condenándolo a muerte.
El 18 de mayo intentaron descuartizarlo vivo en medio de la plaza del Cusco pero no pudieron; por ello, lo decapitaron poniendo fin a su
vida y a la rebelión indígena, que marcó una etapa importante en la historia peruana.