Ensayo Final, Orientalismo
Ensayo Final, Orientalismo
Ensayo Final, Orientalismo
El orientalismo, como nos los presenta Said, es una idea que surge en “Occidente” a propósito
de las relaciones que mantiene éste con “Oriente”, y pretende demacrar y trabajar a éste
último como una cultura o mundo foráneo y extravagante posado hacia Europa y occidente.
Said, en su introducción, nos anuncia al orientalismo como un fenómeno polisémico que
abarca una cosmovisión completa, pero que existen dentro de un imaginario, en un estado
“interdependiente”. El Oriente, desde el mundo occidental, es también una imagen recurrente
ilustrativa del “otro”. Esta idea de cómo vemos el Oriente nos vuelve hacia la pregunta de
qué significa éste y cuánto de él realmente conocemos, cuando solamente podemos verlo con
ideas generales sobre su cultura, sin tener en cuenta el amplio espectro de niveles de ésta
misma.
En efecto, el autor nos presenta un “Oriente” que no es sólo vecino de Europa, sino que es el
lugar donde ha conseguido sus colonias más ricas, la fuente de sus civilizaciones y lenguas,
además de ser un contrincante cultural a lo largo de la historia, y por ende, la zona de donde
se han obtenido imágenes más repetidas de “lo otro”.
Por lo tanto, como podemos ver, del orientalismo se desprende esta visión cultural e
ideológica apoyada por instituciones, imágenes, vocabulario, doctrinas y estilos coloniales
europeos. “Orientalismo” responde a un término que cubre el estudio académico de Oriente
como objeto central, realizado por investigadores europeos, desde la época clásica hasta
nuestros días. La distinción que se pretende establecer a partir de estos estudios con Oriente
como punto de partida, que elabores teorías, epopeyas, novelas, y política relacionada con su
gente, costumbres, mentalidad, religión, etc. Y, finalmente, la significación histórica y
material de Occidente que pretende, en cuanto a institución colectiva relacionada con Oriente,
dominar, reestructurar y tener o mantener autoridad sobre éste.
Dentro del libro, nos dice el autor, se tratará el dominio cultural de ambas empresas en el
período que comienza desde el siglo XIX con la colonización de Oriente, hasta el final de la
segunda guerra mundial, donde se pasará a la incorporación política y militar dentro de éste.
Se nos presentará, entonces, un Oriente que ha sido orientalizado, no sólo porque corresponde
(no completamente) a una realidad dada, sino que, porque se puede conseguir que lo sea, esto
debido a que, desde tiempos tan remotos como el comienzo de la historiografía como serían
los libros de Herodoto, escritos a partir de las primeras relaciones de los griegos con oriente
(persas) e incluso pasando por la modernidad con las lecciones de la historia de la filosofía
de Hegel, Oriente es representado, jamás se representa por sí mismo.
Said es sumamente enfático en que esto no es una fantasía creada por un estudio conceptual,
por el contrario, es un cuerpo teórico y práctico en el que generaciones enteras de Occidente
han desarrollado e intervenido, esto dado a que, la cultura funciona dentro de la sociedad
civil, concepto que Said adopta la taxonomía gramsciana, y la dominación se establece bajo
el consenso que esta crea, y ese consenso se disputa hegemónicamente, es por esto que el
orientalismo ha desarrollado una durabilidad e inmanencia, incluso, hasta nuestros días.
El post colonialismo nos muestra como la mayoría de los conocimientos que se producen
están cooptados por la idea de que no responden a ideas políticas, pretenden una
imparcialidad, supra partidismo, etc. El consenso general y liberal que sostiene el
conocimiento “verdadero” no hace más que ocultar las condiciones políticas de por sí
perversas. El adjetivo “político”, se ha vuelto, extraña, y siniestramente, un peyorativo de los
que pretenden mantener este “protocolo” de objetividad.
Como dice Said, los Orientalistas son personas que estudiaron el este, y trataron de demostrar
que no sólo estaban involucrados en una fase abstracta y académica tratando de entender
otras culturas, sino que también estaban involucrados en actividades políticas. Estaban
involucrados en un proceso llamado Orientalismo que convirtió el área que consideraba
Oriente en un área legítima de estudio, de la cual Occidente podía hacer declaraciones
autorizadas. Al hacerlo, crearon el Oriente. Muchos de estos estudiosos, dice Said, pensaban
que sus acciones eran políticas y positivas. Pensaban en sí mismos como discutían el Oriente
y, por lo tanto, lo representaban. Sin embargo, no dieron a la gente del Oriente ninguna
agencia. Las características se impusieron a estas personas, a partir de esta construcción del
Oriente por Occidente.
El orientalismo no es una fantasía europea sobre el Oriente, sino un cuerpo creado de teoría
y práctica en el que, para muchas naciones, ha habido una considerable inversión material.
La inversión continua hizo que el orientalismo, como sistema de conocimiento sobre el
Oriente, se convirtiera en una red aceptada para filtrarse a través de Oriente en la conciencia
occidental, así como esa misma inversión multiplicaba las afirmaciones que proliferaban del
orientalismo en la cultura general. Des construir el Oriente pone en tela de juicio la certeza
del “conocimiento” y de la “verdad”, ya que demuestra cómo creamos la verdad a través del
discurso, en lugar de “revelarla”.
En cualquier sociedad, ciertas formas culturales predominan sobre otras, así como ciertas
ideas son más influyentes que otras; La forma de este liderazgo cultural es lo que Gramsci
ha identificado como hegemonía, un concepto indispensable para cualquier comprensión de
la vida cultural en el Occidente industrial.
Al construir la historia, los historiadores no pueden superar los problemas asociados con la
representación y el discurso, ya que la escritura de la historia en sí misma es un proceso de
representación basado en el discurso. Sin embargo, debido a que los historiadores son
incapaces de superar los problemas, el orientalismo y los temas que destaca son significativos
para ayudar a los historiadores a ser más conscientes de la naturaleza problemática de la
historia y, por tanto, ser más críticos en el análisis de las fuentes y en la escritura de la historia.
Said define al orientalismo como un "estilo occidental para dominar, reestructurar y tener
autoridad sobre el Oriente", que se logra a través del discurso occidental que representa al
Oriente. Dicho sostiene que al representar el Oriente, el Oriente ya no es un "sujeto libre de
pensamiento y acción" sino una idea creada por el discurso occidental. El conjunto de
conocimientos sobre el Oriente, por lo tanto, nos dice muy poco sobre "el Oriente", pero
revela mucho sobre las opiniones y actitudes europeas hacia el área. Debido a los sistemas
en los que se basan las representaciones, estas representaciones fueron capaces de validarse
y sobrevivir a la descolonización política que se produjo después de la Segunda Guerra
Mundial. Por lo tanto, Orientalismo es un ejercicio de poder sobre el Oriente, a través de la
creación de conocimiento sobre el Oriente, y por lo tanto la creación del Oriente.
Guha argumenta que al escribir sobre un insurgente, la conciencia del insurgente siempre es
mediada por el historiador, y puede aplicarse a cualquier otro sujeto. Los historiadores ven
la conciencia pasada a través de la lente del presente y, al hacerlo, imponen sus puntos de
vista y perspectivas sobre el pasado.
Por consiguiente, el Oriente no es un sujeto libre; El pasado se construye como lo considera
el historiador. Guha sostiene que la historiografía no puede eliminar esta distorsión en
cualquier forma de escritura de la historia; el historiador, al producir conocimiento del pasado,
representa y como tal lo crea.
Al escribir sobre el Oriente, Said sostiene que se creó un discurso occidental sobre el Oriente,
que se perpetuó a través de la práctica de citas y referencias cruzadas. Said sostiene que los
autores frecuentemente tomaron prestados unos de otros para legitimar su punto de vista.
Esto creó un cuerpo de teoría y práctica, un sistema de conocimiento sobre el Oriente.
Por lo tanto, Guha sostiene que, a pesar de la orientación ideológica de los textos
"izquierdistas" que tratan de dar voz a los insurgentes campesinos indios, los textos hacen
eco de narrativas que fueron expuestas por escritores anteriores que consideraban a los
insurgentes como "terribles". Esto se debe en gran medida a que los historiadores se refieren
a las mismas fuentes que los orientalistas, así como a citar las obras y autores de las opiniones
orientalistas. Los historiadores, por lo tanto, inevitablemente perpetúan cierto tipo de
discurso, que crea un sistema de conocimiento sobre un sujeto, que se refuerza a sí mismo a
través de citas continuas; Permitiendo que el conocimiento se volviera "normalizado" y
"verdadero".
Además, los métodos que los historiadores utilizan para ver la historia están extremadamente
influenciados por el eurocentrismo. Prakash destaca este problema en el que afirma que
mientras la crítica postcolonial trata de deshacer el eurocentrismo, lo hace con la
comprensión de que su propio aparato crítico no goza de una distancia panóptica de la historia
colonial, sino que existe como consecuencia. Chakrabart afirma que la "historia" como un
discurso producido en las universidades aún centra a Europa como soberano y el resto son
temas teóricos, debido a la necesidad inherente de los historiadores del tercer mundo de
referirse a las obras de la historia europea.
Mientras que los historiadores del mundo no europeo tratan de salir del eurocentrismo,
emplean las ideas de los filósofos y pensadores europeos para su comprensión de la historia.
La historia del mundo no europeo se mancha con una perspectiva europea y nunca puede
alejarse de la tergiversación.
El valor de Said está en la conciencia que crea. Al tratar con la idea de representación, poder
y discurso, Said planteó preguntas provocativas y fundamentales sobre las estructuras
epistemológicas del poder y sobre la naturaleza y usos de la evidencia histórica en sí misma.
La comprensión de la teoría postcolonial sobre la naturaleza omnipresente de las
construcciones occidentales del Otro ha dejado claro que gran parte de lo que pensábamos
que sabíamos acerca de las sociedades sometidas al gobierno colonial estaba distorsionado
por los diseños discursivos de los colonizadores. El mismo concepto se puede extender a
todos los otros tipos de escritura de la historia, donde el historiador necesita cuestionar más
críticamente el conocimiento que la informa. Said también ayuda a los historiadores a pensar
más cuidadosamente acerca de cómo un historiador representa un sujeto y las implicaciones
más amplias de la misma.
“En primer lugar, la mitológica Europa es hija de fenicios, de un semita entonces. Esta
Europa venida del Oriente es algo cuyo contenido es completamente distinto a la Europa
“definitiva” (la Europa moderna). A Grecia no hay que confundirla con la futura Europa.
Esta Europa futura se situaba al norte de la Macedonia, y al norte de la Magna Grecia en
Italia. El lugar de la Europa futura (la “moderna”) era ocupado por lo “bárbaro” por
excelencia (de manera que posteriormente, en cierta forma, usurpará un nombre que no le
es propio, porque el Asia (que será provincia con ese nombre en el Imperio romano: sólo la
actual Turquía) o el África (el Egipto) son las culturas más desarrolladas, y los griegos
clásicos tienen clara conciencia de ello. (...) Lo que será la Europa “moderna” (hacia el
norte y el oeste de Grecia) no es la Grecia originaria, está fuera de su horizonte, y es
simplemente lo incivilizado, lo no-político, lo no-humano. Con esto queremos dejar muy
claro que la diacronía unilineal Grecia-Roma-Europa es un invento ideológico de fines del
siglo XVIII romántico alemán; es entonces un manejo posterior conceptual del “modelo
ario”, racista. ”
Bibliografía
- Gyan Prakash (Oct., 1995), Orientalism Now, Wiley for Wesleyan University,
History and Theory, Vol. 34, No. 3, pp. 199-212, tomado de:
http://www.jstor.org/stable/2505621
- Tariq Jazeel (Primavera de 2012), Postcolonialism: Orientalism and the
geographical imagination, Geographical Association, Geography, Vol. 97, No. 1, pp.
4-11, tomado de: http://www.jstor.org/stable/24412174
- Jackie Assayag (mayo 2007), East and West. Orientalism, war and the colonial
present, Centro em Rede de Investigação em Antropologia Lisboa, Portugal,
Etnográfica Vol. 11 (1): 253-269, tomado de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=372339154012
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