Ensayo Final, Orientalismo

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Universidad Nacional De Colombia

Asignatura: Historia Antigua I

Nombre: Kevin Andrés Chaparro Areiza

El Pos-colonialismo a partir de las categorías de Orientalismo de Edward Said

En este ensayo se buscará, de manera breve indagar como el eurocentrismo afecta la


percepción de “Oriente”, como este constructo Europeo para afianzar su cultura,
contraponiéndola con una considerada “bárbara” afecta la manera en que dicha cultura
(Oriente) es vista por los “Occidentales” no siendo necesariamente la correcta, como dificulta
y afecta a los historiadores en su búsqueda y reconstrucción de los hechos y culturas,
abocándolos directa o indirectamente a tomar una postura donde ponen a su cultura como
una referencia ética, moral y social. Es necesario pues, definir el Orientalismo y
contextualizarlo. Para esto se parte de la obra de “Orientalismo” de Edward Said, en la cual
nos expone estas ideas.

El orientalismo, como nos los presenta Said, es una idea que surge en “Occidente” a propósito
de las relaciones que mantiene éste con “Oriente”, y pretende demacrar y trabajar a éste
último como una cultura o mundo foráneo y extravagante posado hacia Europa y occidente.
Said, en su introducción, nos anuncia al orientalismo como un fenómeno polisémico que
abarca una cosmovisión completa, pero que existen dentro de un imaginario, en un estado
“interdependiente”. El Oriente, desde el mundo occidental, es también una imagen recurrente
ilustrativa del “otro”. Esta idea de cómo vemos el Oriente nos vuelve hacia la pregunta de
qué significa éste y cuánto de él realmente conocemos, cuando solamente podemos verlo con
ideas generales sobre su cultura, sin tener en cuenta el amplio espectro de niveles de ésta
misma.

Said nos presenta, en tres movimientos, el momento de configuración e instauración y


adopción del concepto de Oriente.
Said aclara, en primera instancia, que Oriente no es una realidad geográfica, algo que se
encuentre “allí”, más bien, es una invención Europea, que “suele presentarse como escenario
de romances, seres exóticos, recuerdos y paisajes inolvidables en toda la literatura de
“Occidente””. Es así como el autor se referirá, en un primer sentido a orientalismo como este
fenómeno.

En efecto, el autor nos presenta un “Oriente” que no es sólo vecino de Europa, sino que es el
lugar donde ha conseguido sus colonias más ricas, la fuente de sus civilizaciones y lenguas,
además de ser un contrincante cultural a lo largo de la historia, y por ende, la zona de donde
se han obtenido imágenes más repetidas de “lo otro”.

Por lo tanto, como podemos ver, del orientalismo se desprende esta visión cultural e
ideológica apoyada por instituciones, imágenes, vocabulario, doctrinas y estilos coloniales
europeos. “Orientalismo” responde a un término que cubre el estudio académico de Oriente
como objeto central, realizado por investigadores europeos, desde la época clásica hasta
nuestros días. La distinción que se pretende establecer a partir de estos estudios con Oriente
como punto de partida, que elabores teorías, epopeyas, novelas, y política relacionada con su
gente, costumbres, mentalidad, religión, etc. Y, finalmente, la significación histórica y
material de Occidente que pretende, en cuanto a institución colectiva relacionada con Oriente,
dominar, reestructurar y tener o mantener autoridad sobre éste.

Said identificará un número considerable de empresas estado-nacionales orientalistas, léase


francesa, inglesa, alemana, holandesa, rusa, etc. pero sólo desarrolla su trabajo sobre las dos
primeras, por limitaciones prácticas sería imposible, en este caso, abordar todas las
tradiciones en un solo trabajo, aunque precisamente la idea es dejar este problema abierto,
para así proyectar una serie de estudios poscoloniales que seguirán a nuestro autor, y que
tendrán en él una de sus más grandes figuras.

Dentro del libro, nos dice el autor, se tratará el dominio cultural de ambas empresas en el
período que comienza desde el siglo XIX con la colonización de Oriente, hasta el final de la
segunda guerra mundial, donde se pasará a la incorporación política y militar dentro de éste.

Se nos presentará, entonces, un Oriente que ha sido orientalizado, no sólo porque corresponde
(no completamente) a una realidad dada, sino que, porque se puede conseguir que lo sea, esto
debido a que, desde tiempos tan remotos como el comienzo de la historiografía como serían
los libros de Herodoto, escritos a partir de las primeras relaciones de los griegos con oriente
(persas) e incluso pasando por la modernidad con las lecciones de la historia de la filosofía
de Hegel, Oriente es representado, jamás se representa por sí mismo.

El orientalismo corresponde a una realidad cultural que no se desvanecerá si decimos la


verdad sobre ella, sin embargo, su estudio nos llevará a entender los dispositivos de control
discursivo y material que han sido fundamentales para una teoría de estudios poscoloniales.

Said es sumamente enfático en que esto no es una fantasía creada por un estudio conceptual,
por el contrario, es un cuerpo teórico y práctico en el que generaciones enteras de Occidente
han desarrollado e intervenido, esto dado a que, la cultura funciona dentro de la sociedad
civil, concepto que Said adopta la taxonomía gramsciana, y la dominación se establece bajo
el consenso que esta crea, y ese consenso se disputa hegemónicamente, es por esto que el
orientalismo ha desarrollado una durabilidad e inmanencia, incluso, hasta nuestros días.

El post colonialismo nos muestra como la mayoría de los conocimientos que se producen
están cooptados por la idea de que no responden a ideas políticas, pretenden una
imparcialidad, supra partidismo, etc. El consenso general y liberal que sostiene el
conocimiento “verdadero” no hace más que ocultar las condiciones políticas de por sí
perversas. El adjetivo “político”, se ha vuelto, extraña, y siniestramente, un peyorativo de los
que pretenden mantener este “protocolo” de objetividad.

En Orientalismo, Edward Said trata de los temas de la identidad, el conocimiento y el poder,


y los discursos occidentales sobre el Oriente. El orientalismo desvía formas particulares de
conocimiento y los sistemas de gobierno coloniales presentados por orientalistas como
siendo naturalmente superiores. Su trabajo contribuyó a la aparición de los estudios
poscoloniales como un campo que, aunque no encontró los argumentos, reunió los filamentos
del pensamiento post-colonialista de una manera comprensible. Said presenta su trabajo
como una alternativa al eurocentrismo, para ayudar a los historiadores empiristas a arrojar
sus puntos de vista eurocéntricos ya escribir una historia diferente. Una idea central del
orientalismo es que el conocimiento occidental sobre Oriente no se genera a partir de hechos
o de la realidad, sino de arquetipos preconcebidos que consideran todas las sociedades
"orientales" fundamentalmente similares entre sí y fundamentalmente disímiles a las
sociedades "occidentales". Este discurso establece "el Este" como antitético de "Occidente".
Este conocimiento "oriental" se construye con textos literarios y registros históricos que a
menudo son de comprensión limitada de los hechos de la vida en el Medio Oriente. Antes de
ir más lejos, el primer problema aparente con los estudios del "Oriente" es definir lo que es
el "Oriente". El Oriente, para los estudiosos, representaba el "Lejano Oriente": un conjunto
de países en el Oriente Medio y Asia. Países de cultura e historia ricamente diferentes se
agruparon como un "Otro" para Occidente. Esta zona estaba envuelta en misterio y maravilla,
una fuente de fascinación para los eruditos. En sus términos, "Oriente" "Oriente Medio" y
"Lejano Oriente" es eurocéntrico, literalmente colocando Europa en el centro geográfico, y
Asia al este de este centro. El nombre colectivo de este vasto grupo de países se define por
su ubicación en relación con Europa. Este es el eurocentrismo en su sentido más literal.

Como dice Said, los Orientalistas son personas que estudiaron el este, y trataron de demostrar
que no sólo estaban involucrados en una fase abstracta y académica tratando de entender
otras culturas, sino que también estaban involucrados en actividades políticas. Estaban
involucrados en un proceso llamado Orientalismo que convirtió el área que consideraba
Oriente en un área legítima de estudio, de la cual Occidente podía hacer declaraciones
autorizadas. Al hacerlo, crearon el Oriente. Muchos de estos estudiosos, dice Said, pensaban
que sus acciones eran políticas y positivas. Pensaban en sí mismos como discutían el Oriente
y, por lo tanto, lo representaban. Sin embargo, no dieron a la gente del Oriente ninguna
agencia. Las características se impusieron a estas personas, a partir de esta construcción del
Oriente por Occidente.

El orientalismo es una forma de dividir el mundo en "Occidente" y "Oriente", un ejemplo del


yo y del Otro. Los argumentos principales de la obra de Said son uno, que el Oriente es un
constructo, y dos, el Orientalismo es un estilo occidental para dominar, reconstruir y tener
autoridad sobre el Oriente. Said analiza cómo el consenso general y liberal de que el
"verdadero" conocimiento es fundamentalmente apolítico oculta las circunstancias políticas
en funcionamiento cuando se produce el conocimiento. Este rechazo de la idea de
"verdadero" conocimiento demuestra por qué su trabajo se entrelazó con el discurso
posmoderno.
Siguiendo las ideas de Foucault, Said enfatiza la relación entre poder y conocimiento en el
pensamiento académico y popular, en particular con respecto a las visiones europeas del
mundo árabe islámico. Said argumentó que Oriente y Occidente funcionan como términos
de oposición, de modo que el "Oriente" fue construido como una inversión negativa de la
cultura occidental. Said también fue influenciado por la noción de Gramsci de hegemonía en
la comprensión de la omnipresencia de las construcciones y representaciones orientalistas en
la erudición occidental y la presentación de informes, y su relación con el ejercicio del poder
sobre el "Oriente". Por lo tanto, este conocimiento del Oriente no era "verdadero", y
ciertamente no apolítico, ya que era un instrumento de Occidente para controlar países dentro
del Oriente.

Aunque Said limitó su discusión al estudio académico de la historia y la cultura de la Pascua,


de África y de Asia, él afirmó que "el Orientalismo es, y no representa meramente, una
dimensión significativa de la cultura moderna política e intelectual." La idea de un " Es un
aspecto crucial de los intentos de definir "Occidente", ya que son antitéticos entre sí: el
"Oeste" es lo que el "Oriente" no es. Dicho pretendía poner al descubierto las relaciones de
poder entre el colonizador y los colonizados en los textos.

El orientalismo no es una fantasía europea sobre el Oriente, sino un cuerpo creado de teoría
y práctica en el que, para muchas naciones, ha habido una considerable inversión material.
La inversión continua hizo que el orientalismo, como sistema de conocimiento sobre el
Oriente, se convirtiera en una red aceptada para filtrarse a través de Oriente en la conciencia
occidental, así como esa misma inversión multiplicaba las afirmaciones que proliferaban del
orientalismo en la cultura general. Des construir el Oriente pone en tela de juicio la certeza
del “conocimiento” y de la “verdad”, ya que demuestra cómo creamos la verdad a través del
discurso, en lugar de “revelarla”.

En cualquier sociedad, ciertas formas culturales predominan sobre otras, así como ciertas
ideas son más influyentes que otras; La forma de este liderazgo cultural es lo que Gramsci
ha identificado como hegemonía, un concepto indispensable para cualquier comprensión de
la vida cultural en el Occidente industrial.

Es la hegemonía, o más bien el resultado de la hegemonía cultural en el trabajo, que da al


orientalismo la durabilidad y la fuerza que tiene. El orientalismo nunca está lejos de lo que
Denys Hay llama la "idea de Europa", una noción colectiva que nos identifica a "nosotros"
europeos como contra todos los "no europeos", y de hecho puede argumentarse que el
componente principal en la cultura europea es precisamente lo que Hizo la cultura
hegemónica tanto dentro como fuera de Europa: la idea de una identidad europea como
superior en comparación con todos los pueblos y culturas no europeas. También hay la
hegemonía de las ideas europeas sobre el Oriente, que reiteran la superioridad europea sobre
el atraso oriental, sobrepasando generalmente la posibilidad de que un pensador más
independiente o más escéptico pudiera haber tenido diferentes puntos de vista al respecto.

Al construir la historia, los historiadores no pueden superar los problemas asociados con la
representación y el discurso, ya que la escritura de la historia en sí misma es un proceso de
representación basado en el discurso. Sin embargo, debido a que los historiadores son
incapaces de superar los problemas, el orientalismo y los temas que destaca son significativos
para ayudar a los historiadores a ser más conscientes de la naturaleza problemática de la
historia y, por tanto, ser más críticos en el análisis de las fuentes y en la escritura de la historia.

Said define al orientalismo como un "estilo occidental para dominar, reestructurar y tener
autoridad sobre el Oriente", que se logra a través del discurso occidental que representa al
Oriente. Dicho sostiene que al representar el Oriente, el Oriente ya no es un "sujeto libre de
pensamiento y acción" sino una idea creada por el discurso occidental. El conjunto de
conocimientos sobre el Oriente, por lo tanto, nos dice muy poco sobre "el Oriente", pero
revela mucho sobre las opiniones y actitudes europeas hacia el área. Debido a los sistemas
en los que se basan las representaciones, estas representaciones fueron capaces de validarse
y sobrevivir a la descolonización política que se produjo después de la Segunda Guerra
Mundial. Por lo tanto, Orientalismo es un ejercicio de poder sobre el Oriente, a través de la
creación de conocimiento sobre el Oriente, y por lo tanto la creación del Oriente.

De manera similar, el proceso de escritura de la historia es un proceso de representación. Al


escribir sobre el pasado, los historiadores desempeñan el papel de representarlo y construirlo.

Guha argumenta que al escribir sobre un insurgente, la conciencia del insurgente siempre es
mediada por el historiador, y puede aplicarse a cualquier otro sujeto. Los historiadores ven
la conciencia pasada a través de la lente del presente y, al hacerlo, imponen sus puntos de
vista y perspectivas sobre el pasado.
Por consiguiente, el Oriente no es un sujeto libre; El pasado se construye como lo considera
el historiador. Guha sostiene que la historiografía no puede eliminar esta distorsión en
cualquier forma de escritura de la historia; el historiador, al producir conocimiento del pasado,
representa y como tal lo crea.

Al escribir sobre el Oriente, Said sostiene que se creó un discurso occidental sobre el Oriente,
que se perpetuó a través de la práctica de citas y referencias cruzadas. Said sostiene que los
autores frecuentemente tomaron prestados unos de otros para legitimar su punto de vista.
Esto creó un cuerpo de teoría y práctica, un sistema de conocimiento sobre el Oriente.

Por lo tanto, Guha sostiene que, a pesar de la orientación ideológica de los textos
"izquierdistas" que tratan de dar voz a los insurgentes campesinos indios, los textos hacen
eco de narrativas que fueron expuestas por escritores anteriores que consideraban a los
insurgentes como "terribles". Esto se debe en gran medida a que los historiadores se refieren
a las mismas fuentes que los orientalistas, así como a citar las obras y autores de las opiniones
orientalistas. Los historiadores, por lo tanto, inevitablemente perpetúan cierto tipo de
discurso, que crea un sistema de conocimiento sobre un sujeto, que se refuerza a sí mismo a
través de citas continuas; Permitiendo que el conocimiento se volviera "normalizado" y
"verdadero".

El empleo de las ideas de representación y discurso a áreas como la historia subalterna y


colonial muestra la problemática de intentar que estas áreas hablen por sí mismas. Para
obtener una "verdadera representación" de los "mal representados", hay una necesidad de de-
construir las tergiversaciones del Occidente. Sin embargo, la mayoría de los puristas teóricos
observan que esto no es posible ya que las experiencias y actitudes de los colonizados están
ineludiblemente enredadas en las premisas positivistas del conocimiento occidental. La
escritura histórica de no europeos tendrá inevitablemente que basar su conocimiento en
fuentes que han "mal representado" a los no europeos de alguna manera.

Además, los métodos que los historiadores utilizan para ver la historia están extremadamente
influenciados por el eurocentrismo. Prakash destaca este problema en el que afirma que
mientras la crítica postcolonial trata de deshacer el eurocentrismo, lo hace con la
comprensión de que su propio aparato crítico no goza de una distancia panóptica de la historia
colonial, sino que existe como consecuencia. Chakrabart afirma que la "historia" como un
discurso producido en las universidades aún centra a Europa como soberano y el resto son
temas teóricos, debido a la necesidad inherente de los historiadores del tercer mundo de
referirse a las obras de la historia europea.

Mientras que los historiadores del mundo no europeo tratan de salir del eurocentrismo,
emplean las ideas de los filósofos y pensadores europeos para su comprensión de la historia.
La historia del mundo no europeo se mancha con una perspectiva europea y nunca puede
alejarse de la tergiversación.

El valor de Said está en la conciencia que crea. Al tratar con la idea de representación, poder
y discurso, Said planteó preguntas provocativas y fundamentales sobre las estructuras
epistemológicas del poder y sobre la naturaleza y usos de la evidencia histórica en sí misma.
La comprensión de la teoría postcolonial sobre la naturaleza omnipresente de las
construcciones occidentales del Otro ha dejado claro que gran parte de lo que pensábamos
que sabíamos acerca de las sociedades sometidas al gobierno colonial estaba distorsionado
por los diseños discursivos de los colonizadores. El mismo concepto se puede extender a
todos los otros tipos de escritura de la historia, donde el historiador necesita cuestionar más
críticamente el conocimiento que la informa. Said también ayuda a los historiadores a pensar
más cuidadosamente acerca de cómo un historiador representa un sujeto y las implicaciones
más amplias de la misma.

La historia no puede, pues, superar los problemas de la representación centrándose en los


estudios poscoloniales. Sin embargo, el trabajo de Said es significativo ya que permite a los
historiadores pensar más críticamente acerca de cómo el conocimiento es "normalizado" y
las implicaciones de tal conocimiento en la construcción de la historia.

El cuestionamiento de estos enfoques sobre un pensamiento occidental (europeo), sin


influencias externas posee diversas aristas de análisis. El mismo Enrique Dussel en uno de
sus textos nos ofrece una desconstrucción del eurocentrismo desde sus mismos cimientos
develando la plena herencia del oriente en el contexto griego:

“En primer lugar, la mitológica Europa es hija de fenicios, de un semita entonces. Esta
Europa venida del Oriente es algo cuyo contenido es completamente distinto a la Europa
“definitiva” (la Europa moderna). A Grecia no hay que confundirla con la futura Europa.
Esta Europa futura se situaba al norte de la Macedonia, y al norte de la Magna Grecia en
Italia. El lugar de la Europa futura (la “moderna”) era ocupado por lo “bárbaro” por
excelencia (de manera que posteriormente, en cierta forma, usurpará un nombre que no le
es propio, porque el Asia (que será provincia con ese nombre en el Imperio romano: sólo la
actual Turquía) o el África (el Egipto) son las culturas más desarrolladas, y los griegos
clásicos tienen clara conciencia de ello. (...) Lo que será la Europa “moderna” (hacia el
norte y el oeste de Grecia) no es la Grecia originaria, está fuera de su horizonte, y es
simplemente lo incivilizado, lo no-político, lo no-humano. Con esto queremos dejar muy
claro que la diacronía unilineal Grecia-Roma-Europa es un invento ideológico de fines del
siglo XVIII romántico alemán; es entonces un manejo posterior conceptual del “modelo
ario”, racista. ”

El problema con el orientalismo y el post colonialismo en general es que, de alguna manera,


sigue fomentando el eurocentrismo. Estructuraliza los problemas no occidentales dentro de
un marco occidental y en realidad no llama la atención sobre el tema en cuestión, sino que lo
oculta en el discurso sobre los efectos del imperialismo y el colonialismo, que, aunque
importantes, no cambian la situación actual. Debemos reconocer y descentrar Europa /
“Occidente”. Parte de esto se puede lograr analizando la historia dentro de un contexto
postcolonial, pero también debemos dudar en reconocer las situaciones actuales en una
estructura mucho más diádica o plural que simplemente un marco singular que todavía es
eurocéntrico, aunque de una manera diferente.

Bibliografía

- Enrique Dussel, Europa, modernidad y eurocentrismo, (Editorial UNAM .México)

- Said, E. W. (1978), Orientalism, Barcelona. Random House Mondadori, S.A.

- Gyan Prakash (Oct., 1995), Orientalism Now, Wiley for Wesleyan University,
History and Theory, Vol. 34, No. 3, pp. 199-212, tomado de:
http://www.jstor.org/stable/2505621
- Tariq Jazeel (Primavera de 2012), Postcolonialism: Orientalism and the
geographical imagination, Geographical Association, Geography, Vol. 97, No. 1, pp.
4-11, tomado de: http://www.jstor.org/stable/24412174
- Jackie Assayag (mayo 2007), East and West. Orientalism, war and the colonial
present, Centro em Rede de Investigação em Antropologia Lisboa, Portugal,
Etnográfica Vol. 11 (1): 253-269, tomado de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=372339154012
Autoevaluación

1- El proceso de construcción histórico de las sociedades del Oriente antiguo


2- Tomando en cuenta los conocimientos que tenía antes de iniciar el curso, y
contraponiéndolos con los adquiridos después de terminado el mismo, puedo decir
con total seguridad que aprendí de manera general y en un amplio periodo el
desarrollo de las sociedades humanas antiguas, como evolucionaron y su influencia
en posteriores sociedades. En otras palabras, adquirí una gran cantidad de
conocimiento y comprensión sobre el tema antes mencionado.
3- Aunque no se tocó en clase, o se hizo de una manera muy superficial debido a que no
era el tema de estudio, investigué un poco por mi cuenta acerca de las civilizaciones
persa, griega y el Egipto Ptolemaico. Pretendo profundizar mis conocimientos en un
futuro acerca de estas civilizaciones, así como también sobre Roma.
4- Nota que considero para el 10% de la autoevaluación: 4,7

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