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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

Facultad Ciencias políticas y ciencias sociales


Programa de Derecho

DEM
OCRAC
IA Y
CIUDA
PROFESOR:
ROSA ELENA CUZQUEN

DANÍA
AUTORA:
SUSANA MIÑAN DE LA CRUZ

-Sullana, lunes 24 de julio del 2017-

1
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

Les dedico el presente trabajo a mis padres por


apoyarme en mis proyectos de vida.

2
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

INDICE PÁGINAS

RESUMEN 4

INTRODUCCIÓN 5

CAPITULO I

LA CIUDADANÍA 7

1.1. Definición 7

1.2. Nacionalidad y ciudadanía 7

1.3. Los derechos de ciudadanía 8

1.4. Participación ciudadana 9

1.5. La participación ciudadana en el Perú 10

CAPITULO II

LA DEMOCRACIA 12

2.1. Definición 12

2.2. Los orígenes de la democracia en la Grecia Clásica 12

2.3. Características fundamentales de la democracia 16

2.4. Dos formas de democracia 17

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

2.5. Democracia en el Perú 19

CONCLUSIONES 25

LISTA DE REFERENCIAS 28

RESUMEN

En la presente presentación monográfica se ha recopilado


información acerca de ciudadanía y democracia dividida
en dos capítulos, que expondrán de manera clara y
precisa acerca de ambos aspectos y se reconocerá su
relación.

Universidad San Pedro


Ciudadanía y democracia
Susana Miñan de La Cruz
Julio del 2017

4
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

INTRODUCCION

En la filosofía jurídico‐política contemporánea se habla de

“ciudadanía” en varios sentidos diferentes, pero el sentido que

enfoca el siguiente trabajo es el que tiene que ver con la idea de

pertenencia a una comunidad política que se autogobierna, es

decir, de formar parte de un cuerpo político cuyos miembros

tienen derecho a participar como iguales, directamente o a través

de representantes, en la toma de las decisiones públicas, de

manera que no resulten ser meros súbditos en tanto que

sometidos a las mismas, sino ciudadanos en tanto que

copartícipes en pie de igualdad en los procesos conducentes a su

adopción. Históricamente ese derecho de autogobierno no se ha

ejercido sino en comunidades políticas delimitadas, esto es, en el

marco de algún demos de extensión no universal. Naturalmente

ello plantea algunas cuestiones sumamente delicadas y

profusamente discutidas por la filosofía, política, como la de si

hay o no algún principio que haga normativamente preferibles

algunas delimitaciones posibles del demos frente a otras, o qué

clase de vínculo debería cohesionar a los miembros de una

5
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

comunidad diferenciada para que la vida política pueda

desenvolverse entre ellos alcanzando un nivel adecuado de

estabilidad y calidad democrática.

Es por ello que la relación entre ciudadanos y democracia

debe ser muy estrecha para lograr esa estabilidad y la manera

en que se puede lograr se describe en el capítulo de Ciudadanía

mientras que en el capítulo de Democracia se describe como el

Perú ha sufrido esta metamorfosis para lograr ser un país

verdaderamente democrático.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

CAPITULO I

LA CIUDADANÍA

1.1. Definición:

El concepto de ciudadanía se ha desarrollado desde dos corrientes


principales: La sociología histórica y la filosofía política.

La sociología se pregunta por el origen histórico del estatuto de


ciudadanía, por su evolución y desarrollo, por el contenido de derechos, y
ubica estos procesos como una larga etapa en que las relaciones entre los
individuos y el Estado se han ido redefiniendo.

La filosofía política se cuestiona sobre el carácter y el sentido de la


ciudadanía, sobre el significado de ser ciudadano, sobre las relaciones que
debe haber entre ciudadanos y el Estado, y sobre las relaciones entre
ciudadanía y democracia.

1.2. Nacionalidad y ciudadanía:

Thomas Janoski define la ciudadanía como “[…] la membresía pasiva


y activa de individuos en un Estado-nación con ciertos derechos universales
y obligaciones en un dado nivel de igualdad” 1. Esta definición plantea varios
de los problemas que comporta el concepto mismo de ciudadanía. En primer
lugar, se alude a la membresía en un Estado-nación. Se puede llamar a esta
dimensión jurídica o normativa, la cual, si se analiza desde la perspectiva de
la adscripción formal de la gente a un Estado y a su territorio, se define
simplemente como nacionalidad. Un ser humano es mexicano, guatemalteco
o canadiense por el hecho de haber nacido en un determinado Estado-

1 Thomas Janoski, Citizenship and Civil Society: A Framework of Rights and Obligations in Liberal,
Traditional and Social Democratic Regimes, Cambridge University Press, Cambridge, 1998, p. 9.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

nación, y desde que la persona nace tiene una adscripción formal a ese
país, es decir, tiene nacionalidad.

La nacionalidad antecede a la idea de ciudadanía como ejercicio de


derechos por una pertenencia adscripta que resulta del hecho de nacer en
un lugar determinado. De esta primera perspectiva surge una serie de
problemas centrales, sobre todo en los tiempos actuales en que la gente
emigra masivamente. En efecto, ¿cómo concebir a alguien que nació en un
Estado-nación y vive en otro Estado-nación?, ¿cómo pensarlo como sujeto
de derechos si para empezar carece de la nacionalidad del país donde vive?
O para situarnos en una perspectiva más histórica, ¿puede o debe un
indígena sentirse parte de una nación que él mismo no le reconoce derecho
alguno, que no habla su lengua ni entiende sus tradiciones?

Ciudadanía como pertenencia en el sentido de nacionalidad nos habla


de las reglas que permiten a un país aceptar a alguien como un nacional, es
decir, como un ciudadano con plenos derechos, fundados esos derechos en
el otorgamiento de un reconocimiento de pertenencia al Estado-nación.

1.3. Los derechos de ciudadanía:

En este campo es preciso remitirse al clásico de los estudios de


ciudadanía, el sociólogo inglés T. H. Marshall, cuyo ensayo Ciudadanía y
clase social (edición original en 1950) constituye el origen contemporáneo
del campo de conocimiento de la ciudadanía. Este concepto, cuyo origen se
remonta a la Grecia antigua, no formó parte sustantiva de la teoría política,
sino hasta muy recientemente, logro que le debemos precisamente a
Marshall. El teórico inglés sostiene que la ciudadanía es aquel “[…] estatus
que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad, siendo
sus beneficiarios iguales en cuanto a los derechos y obligaciones que

8
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

implica”2. Según Marshall, los derechos de ciudadanía se han desarrollado


históricamente en tres dimensiones sucesivas: la civil, la política y la social.

Los derechos civiles protegen la seguridad del ciudadano y le


permiten ser autónomo respecto del Estado, en tanto que consideran al
individuo como un sujeto competente y capaz de tomar decisiones y de
reconocer sus intereses y preferencias.

Los derechos políticos se refieren a la capacidad de estos sujetos


para elegir a quienes han de gobernarlos.

Los derechos sociales garantizan las condiciones mínimas de


supervivencia y dignidad para todos los miembros de una comunidad en
condiciones de igualdad. Los derechos sociales se han desarrollado
principalmente a lo largo del siglo xx, siendo los derechos a la educación y a
la salud los principales, a los cuales se han agregado después otros
derechos cuyo verdadero alcance es en sí mismo materia de debate.

1.4. Participación ciudadana:

La participación ciudadana es definida como un conjunto de sistemas


o mecanismos por medio de los cuales los ciudadanos, es decir, la sociedad
civil en su conjunto, pueden tomar parte de las decisiones públicas, o incidir
en las mismas, buscando que dichas decisiones representen sus intereses,
ya sea de ellos como particulares o como un grupo social.

La participación, por parte de la sociedad civil, en los asuntos públicos


del país es un derecho fundamental, reconocido por los tratados y pactos
internacionales suscritos por el Estado, los cuales establecen que toda
persona tiene derecho a participar en los asuntos públicos de su país. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda

2 T. H. Marshall y Tom Bottomore, Citizenship and Social Class, Pluto Press, Londres, 1992, p. 18. Hay
traducción al español en Alianza Editorial, Madrid, 1998.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

persona tiene derecho a participar en el gobierno del país directamente o por


medio de representantes libremente elegidos.

Es importante que el Estado, como actor y principal gestor de las


políticas públicas, no solo se dedique a dictar las normas jurídicas
adecuadas para proteger y, fundamentalmente, promover la participación
ciudadana de las personas en la toma de decisiones públicas, sino que
también debe promover e incentivar la partición ciudadana en la toma de
decisiones, para que luego dichas políticas sean la base de un desarrollo
sostenible. Se debe tener en cuenta además que con “la democracia se
fortalece con los mecanismos de participación ciudadana, porque permite la
gestión compartida del desarrollo sostenible y de la calidad de vida de la
población. De esta manera, se propiciará el incremento de los índices de
desarrollo humano de los sectores más pobres del país” 3.

1.5. La participación ciudadana en el Perú:

La Constitución Política del Perú de 1993 4 reconoce los derechos de


los ciudadanos a participar en los asuntos públicos del Estado. Es por ello
que, a lo largo de los años, se han venido instituyendo y regulando diversos
mecanismos o instituciones para que las personas puedan participar en la
toma de decisiones del Estado. Tal como lo indica la doctrina especializada:
“La participación ciudadana en los asuntos públicos constituye un derecho
fundamental cuyo ejercicio ha ido afirmándose y extendiéndose a lo largo de
los años. Este proceso se expresa también en las múltiples formas en que la
legislación nacional reconoce, regula y garantiza la intervención ciudadana
en cada una de las fases de las políticas públicas” 5.

3 JURADO NACIONAL DE ELECCIONES. “Guía de participación ciudadana en el Perú – Dirección


Nacional de Educación y Formación Cívica Ciudadana”. Elaborado por el Jurado nacional de
Elecciones con el apoyo de PNDU en Junio del 2008. Lima – Perú. Pág. 5
4 La Constitución Política del Perú de 1993 establece en su Artículo 31° que: Artículo 31.
5 JAIME MÁRQUEZ CALVO y GERARDO TÁVARA CASTILLO. “Participación Ciudadana y Buen
Gobierno”. Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza. Primera edición, marzo del 2010,
lima - Perú. Pág. 4

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

La Constitución Política del Perú no solo introduce el derecho a la


participación en los asuntos públicos de los ciudadanos, sino que menciona
a su vez una serie de mecanismos y/o formas por las cuales las personas
pueden participar en los asuntos públicos, entre los más importantes se
encuentran: Revocatoria de Autoridades, Rendición de Cuentas,
Presupuestos Participativos y Consulta Previa.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

CAPITULO II

LA DEMOCRACIA

2.1. Definición:

Democracia es una palabra de origen griego que fue acuñada por los
atenienses para referirse a su propia forma de gobierno, instaurada en los
últimos años del siglo VI a.C. Aunque siempre es difícil averiguar el momento
exacto en que una palabra empieza a usarse, nuestro término aparece en
Heródoto, un historiador y geógrafo del siglo V a.C. como el nombre de una
forma de gobierno ya entonces objeto de debate. Etimológicamente,
democracia significa gobierno “del pueblo” o “popular”.

Aparte le etimología, su significado no se ha mantenido estable. De


hecho, una de las mayores dificultades de este tema consiste en establecer
el significado exacto del término. Formas de gobierno absolutamente
distintas se han calificado a sí mismas de democracia. Sin embargo, hay
cierto acuerdo en torno a una definición de democracia que debemos a
Abraham Lincoln: es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Pero ni siquiera esto elimina la discusión en torno al significado de la
democracia pues, como mínimo, tendríamos que precisar lo que
entendemos por “pueblo” o “mayoría”, y también cuándo podemos decir que
el poder reside en el sujeto de ese modo precisado. En la actualidad, hay
una dificultad añadida. “Democracia” ha adquirido un significado valorativo
que se sobrepone a su significado descriptivo hasta el punto de oscurecerlo.

2.2. Los orígenes de la democracia en la Grecia Clásica

Tanto la palabra como la forma de gobierno que designa surgieron en


la Grecia clásica. La democracia más conocida (y la que exporto este
sistema a otras ciudades) fue la Atenas comienza como una ciudad fortaleza
más o menos típica del periodo neolítico, en algún momento del tercer

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

milenio a.C. Primitivamente la zona, situada en el Ática, una península en el


mar Egeo, estuvo dividida en aldeas que guerreaban entre sí. La mitología
atribuye a Teseo la reunificación en una sola ciudad de las diferentes aldeas
del Ática. Hacia el 1400 a.C. se había convertido en un importante centro de
la cultura micénica. Esta época es la que aparece en las obras de Homero,
en especial en la Iliada, en la que se refleja una estructura política que, pese
a la carga mítica, parece que correspondía a la realidad. Los héroes de
Homero pertenecen a la Edad del Bronce; a semejanza del mundo oriental,
la sociedad griega estaba organizada con arreglo a una estructura piramidal
a cuya cabeza se encontraba la figura del monarca. Sin duda, su papel
principal era militar, pero también desempeñaba labores religiosas y
judiciales. El rey estaba asistido por otros jefes militares que, como él,
poseían tierras. Si concedemos cierto crédito a los relatos de Homero, estos
jefes, aunque subordinados, tenían una fuerza independiente que les
permitía mostrarse escasamente serviles y, en ocasiones, como individuos
contestatarios que podían discutir las órdenes reales. Por debajo, había una
serie de figuras de segundo, tercer, cuarto, quinto orden, y en la base de la
pirámide estaba el pueblo, que no tenía ninguna importancia desde el punto
de vista político.

El tránsito del período micénico a la época arcaica es lo que se


conoce con el nombre de "edad oscura “, entre 1100 y 750 a.C., en la que
finaliza el periodo de cultura micénica. Parece que en estos siglos el poder
seguía dependiendo de la posesión de tierras. Según algunos especialistas,
la "Odisea" es un buen testimonio de la problemática general que debió de
darse en el período. El poder de la realeza es disputado por diferentes
fuerzas nobiliarias –de ahí el enfrentamiento entre Odiseo y los
pretendientes de Penélope– que acabarían imponiéndose a la monarquía.
Parece que en 1066 a.C.. El último rey de Atenas fue reemplazado por un
arconte, un magistrado cuya posición era casi idéntica a la de los reyes,

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

pues su mandato era vitalicio y debía pertenecer a una familia real. Sea
como fuere, en el siglo IX a.C. aparecen las primeras polis.

En los orígenes de la época arcaica, que se extiende desde el siglo


VIII hasta bien entrado el siglo V, nos encontramos con que la estructura
piramidal ha dejado paso a una estructura pluripiramidal. La unidad básica
de estas pirámides está constituida por la familia, varias familias constituían
un linaje y así hasta llegar a las tribus. Atenas estaba formada por cuatro
tribus. Sólo los pertenecientes a estas tribus eran ciudadanos, con derechos,
privilegios y obligaciones. En el 752 a.C. el mandato de los arcontes se limitó
a 10 años. Cambios posteriores aumentaron el número de arcontes (hasta
nueve) y limitaron el tiempo de su mandato. Los primeros datos políticos
fiables de Atenas datan del siglo VII a.C. Según Aristóteles, fue Dracón en
621 a.C. quién dejó la primera constitución escrita. Tener leyes escritas
supone una ventaja considerable, sobre todo si éstas, como fue el caso de
las leyes draconianas, podían ser conocidas por todo el que supiera leer.
Esto facilitaba que todo ciudadano que se considerara víctima de una
injusticia pudiera recurrir al Areópago. El Areópago era una institución
tradicional en Atenas. Ya en época de los reyes, estos estaban asistidos por
un consejo que se reunía en la colina de Ares (de ahí deriva su nombre). En
la época preclásica (antes del siglo V) era un consejo de ancianos al que
solo podían pertenecer aquellos que habían servido en altos cargos.

En 594 Solón fue elegido como arconte. El siglo precedente había


supuesto muchos cambios en Grecia, sobre todo de orden económico. A
causa de estos cambios, una cantidad importante de pequeños propietarios
se arruinaron y tuvieron que pedir préstamos. Entonces, los préstamos eran
concedidos con garantías y cuando uno no tenía otra garantía que ofrecer,
ofrecían la de su libertad. Cuando Solón fue elegido, muchos habían caído
en la esclavitud para poder pagar sus deudas. Como es fácil imaginar, la
situación era tremendamente difícil. Solón perdonó la deudas y desarrolló un
sistema que supuso un paso hacia la democracia.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

Sus reformas se producen en muchos campos. Además de perdonar


las deudas, y para evitar que se volviera a producir una situación similar,
Solón prohíbe los préstamos con la fianza de la propia persona y toma otra
serie de medidas de tipo económico. Pero sin duda lo más importante fue
que dividió el censo de los ciudadanos en cuatro clases según sus recursos.
Cada una de estas categorías tenía diferentes obligaciones militares y
políticas. Las más importantes magistraturas, como el arcontado, estuvieron
primero reservadas para la primera clase, aunque con el paso del tiempo se
abrieron a las restantes. Hizo que todos los ciudadanos participaran en la
asamblea y en los tribunales. También creó el Consejo de los Cuatrocientos
formado por cien miembros de cada tribu. Sólo los más pobres estaban
excluidos de la pertenencia al consejo (y del pago de impuestos).

Pese a la (merecida) fama de Solón, hay unanimidad en considerar a


Clístenes como el verdadero fundador de la democracia. Sustituyó las cuatro
tribus jonias tradicionales por diez nuevas. Las diez tribus nuevas eran
divisiones territoriales y no de carácter familiar o religioso y agrupaban a
gente de muy diferentes lugares y modos de vida: artesanos, comerciantes,
campesinos. Para adaptar el Consejo a esta nueva situación, aumentó en
cien sus miembros, pasando a ser el Consejo de los Quinientos, formado por
cincuenta miembros de cada tribu. Este nuevo sistema extendía los
derechos políticos a la mayoría de los ciudadanos. Una de sus aportaciones
más destacadas, la institución del ostracismo, tenía como finalidad
salvaguardar la democracia. Mediante esta institución, aquél ciudadano que
sobresaliera en exceso, y del que se pensará que podría convertirse en
tirano, era desterrado durante diez años. La democratización alcanzó su
grado más alto cuando en el año 462 a.C. Efialtes introdujo unas reformas
que privaron al Areópago de casi todas sus funciones, reduciéndolo a un
tribunal con competencias para juzgar casos de asesinato.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

Clístenes utilizaba, para designar sus reformas, el término Isonomía,


que hacía referencia a la igualdad de derechos políticos y se utilizaba de
forma intercambiable con el término “democracia”.

2.3. Características fundamentales de la democracia:

La democracia es una forma de gobierno en la que todos los


ciudadanos adultos ejercen el poder y la responsabilidad cívica, ya sea
directamente o por medio de representantes libremente elegidos.

La democracia se basa en los principios del gobierno de la mayoría y


los derechos individuales. Las democracias evitan los gobiernos
centralizados todopoderosos y los descentralizan en múltiples niveles de
regiones y localidades, sabiendo que todos los niveles del gobierno deben
ser lo más accesibles y dúctiles al pueblo como sea posible.

Las democracias comprenden que una de sus principales funciones


es proteger ciertos derechos humanos básicos, como la libertad de
expresión y de religión; el derecho a la protección de la ley en un plano de
igualdad; y la oportunidad de organizarse y participar plenamente en la vida
política, económica y cultural de la sociedad.

Las democracias realizan con regularidad elecciones libres y


equitativas, abiertas para todos los ciudadanos en edad de votar.

Los ciudadanos de una democracia no sólo tienen derechos, sino


también la obligación de participar en el sistema político y éste, a su vez,
protege sus derechos y libertades.

Las sociedades democráticas se comprometen a respetar los valores


de la tolerancia, la colaboración y el compromiso. En palabras de Mahatma
Gandhi, “La intolerancia es, en sí misma, una forma de violencia y un
obstáculo para el desarrollo de un espíritu verdaderamente democrático”.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

2.4. Dos formas de democracia:

Las democracias se dividen en dos categorías básicas: directas y


representativas.

a) En la democracia directa, los ciudadanos pueden participar en la


toma de decisiones públicas sin la intermediación de funcionarios
elegidos o designados. Sin duda alguna, ese sistema es el más
conveniente cuando se trata de un número relativamente pequeño
de personas (como en la organización de una comunidad, un
consejo tribal o la unidad local de un sindicato, por ejemplo) donde
todos los miembros se pueden reunir en un salón para discutir los
problemas y tomar decisiones por consenso o por mayoría de
votos.

Además, algunos estados de Estados Unidos incluyen en las


papeletas de voto de sus elecciones locales “proposiciones” y
“referéndum” (para decidir la introducción de cambios en las leyes)
o plantean la posible destitución de funcionarios que ocupan
cargos de elección. Estas prácticas son otras formas de
democracia directa para expresar la voluntad de una población
numerosa. En muchas prácticas puede haber ciertos elementos de
la democracia directa. En Suiza, muchas decisiones políticas
importantes sobre asuntos tales como salud pública, energía y
empleo, se someten al voto de los ciudadanos del país. Algunas
personas podrían decir que la Internet está creando nuevas
formas de democracia directa, pues dota a grupos políticos de la

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

capacidad de recolectar dinero para sus causas, contactando


directamente a ciudadanos que comparten sus ideas.

b) La democracia representativa (también llamada democracia


indirecta, república representativa o gobierno representativo)
es un tipo de democracia fundada en el principio de funcionarios
electos que representan a un grupo de personas, a diferencia de
la democracia directa.

La democracia representativa se presenta a menudo como la


forma más eficiente de democracia posible en sociedades de
masas, argumentando que permite una decisión eficaz por un
número suficientemente pequeño de personas en nombre del
mayor número. La eficiencia del servicio se puede juzgar
basándose en la métrica de rentabilidad y eficacia en el tiempo.
Los representantes que votan en nombre del pueblo permiten un
beneficio monetario, ya que se reduce el uso de las mesas de
votación, los contadores de votos, etc. El gobierno es
generalmente responsable de pagar los salarios de los
representantes y tendría que cubrir el costo sustancial de una
democracia. Este sistema de gobierno también es eficiente en el
tiempo, ya que las decisiones pueden ser tomadas por un selecto
grupo de legisladores bien informados y no por la población de
todo el país.

La democracia representativa se ha asociado conceptualmente


con e históricamente instanciado por el sistema político conocido
como «gobierno representativo», que nació en el siglo XVIII con
las revoluciones francesa y estadounidense. Es un sistema en el
cual la gente elige a sus legisladores (representantes), quienes
entonces son responsables ante ellos por su actividad dentro del
gobierno.

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

2.5. Democracia en el Perú

La historia de la democracia en el Perú se gesta de manera difícil,


empezando por el primer impulso que se da en la década de 1940,
principalmente en términos electorales y liberales. Esta etapa está
caracterizada por el fin del “tercer militarismo” en 1938 y el ascenso del
gobierno civil de Manuel Prado, así como por la primavera democrática que
significó el trienio de gobierno de José Luis Bustamante y Rivero 6 que se
caracterizó por devolver a la legalidad a los partidos habían sido proscritos
anteriormente, como en el caso del Apra 7. Dicha experiencia, sin embargo,
fue dramáticamente interrumpida tras el golpe encabezado por Manuel A.

6 (1945-1948)
7 (1945-1948)

19
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

Odría en 1948, que dio origen al régimen autoritario conocido como “el
ochenio”.

Una situación diferente se observa en los índices de democracia


igualitaria, deliberativa y participativa, las cuales aparecen bastante más
rezagadas. Se trata de una época marcada por una política de élites dentro
de un sistema de dominación oligárquica que empieza a ser cuestionado con
algunos cambios en la estructura económica 8, hasta que se produjo la
“restauración oligárquica” con Odría9. Vale la pena recordar que aun cuando
los cambios desarrollados en los cuarenta buscaban modernizar la
estructura económica, estos se sostenían considerablemente en el
mantenimiento de relaciones “coloniales” frente al campesinado 10 y la
exclusión electoral, legal y fáctica, de un porcentaje importante de la
población, principalmente mujeres y analfabetos 11.

El segundo impulso ocurre, precisamente, con la caída electoral de


Odría. Esta situación no solo responde a la celebración de elecciones y la
transición hacia un régimen civil con la elección de Manuel Prado; sino
también por el reconocimiento del derecho al voto para las mujeres, el cual
se hizo efectivo por primera vez en las elecciones presidenciales de 1956 12.
A mediados de la década de los sesenta, podemos apreciar una leve
depresión que responde a la dinámica electoral de 1962. En dichas
elecciones, los resultados reñidos entre Víctor Raúl Haya de la Torre y
Fernando Belaúnde y las acusaciones de fraude desde ambos bandos
generaron el terreno propicio para el primer golpe institucional de las
Fuerzas Armadas, cuyo gobierno se mantuvo hasta 1963 13.

8 (Portocarrero 1983)
9 (Contreras y Cueto 2004, 297-307)
10 (Cotler 1971, 94-97)
11 (López y Barrenechea 2005, 118-121)
12 (Contreras y Cueto 2004, 306)
13 (Bourricaud 1967, 281-326; Villegas 2005)

20
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

De este modo, en 1963 se desarrollaron las elecciones que dieron


como ganador a Fernando Belaúnde frente a un escenario complicado por la
mayoría de oposición en el Parlamento. Esta situación fue originada tanto
por el cambio en las reglas de repartición de escaños que hizo la junta y se
aplicaron en estas elecciones (Guibert 2014), así como por la alianza
parlamentaria entre el aprismo y la Unión Nacional Odriísta, que optó por
una estrategia obstruccionista y paralizó buena parte de las iniciativas del
gobierno (Contreras y Cueto 2004, 217-321; Kuczynski 1980).

Por otro lado, los índices igualitarios y participativos exhiben mejoras


limitadas. Esta es una época con importantes cambios económicos y
sociales, caracterizados en los procesos de migración (Matos Mar 1977) y el
impacto diferenciado de la economía en el mundo rural (Neira 1968, 50-67).
Dicha situación no solo generó importantes espacios de movilización social y
agitación política en el plano social (Cotler 1969), sino también cambios
importantes en la matriz electoral y participativa. Según los cálculos de Julio
Cotler, la población electoral de 1963 se había cuadruplicado en
comparación a la de 1945, situación que respondía a las dinámicas de
urbanización y el mayor acceso a la educación entre la población migrante
(Cotler 1971, 109; López y Barrenechea 2005, 118-120). Sin embargo gran
parte de la población aún se mantenía al margen de estas dinámicas.

Este periodo resalta también por ser el primer momento en la historia


democrática peruana en el que observamos un incremento importante del
carácter deliberativo de la democracia. Esto está enmarcado, principalmente,
por la participación de los partidos modernos en el escenario del post
odriísmo que canalizan, al menos simbólicamente, la voluntad de sectores
de la población que habían sido previamente excluidos y que ahora tienen
algún grado de voz frente a las decisiones de los gobiernos (Vergara 2015).

Del mismo modo, si observamos el índice de democracia liberal,


también observamos un incremento importante. Esto sin embargo, no

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

significa que estemos frente a una situación completamente deseable,


especialmente si tomamos en cuenta que la dinámica parlamentaria de la
alianza Apra-UNO motivó, en gran medida, la segunda intervención
institucional de las Fuerzas Armadas en 1968 bajo el mando del general
Juan Velasco Alvarado (Pease 1979). Dicho gobierno, autoproclamado como
el “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”, personificó cambios
drásticos en la dinámica sociopolítica que había caracterizado la primera
parte del siglo XX, desarrollando un proceso que ha sido catalogado como
“democratización por vías autoritarias” (Cotler 1971).

El tercer impulso empieza con las elecciones para la Asamblea


Constituyente de 1979 y toma forma a partir de la dinámica democrática que
inauguran las elecciones generales de 1980. Este es, quizás, uno de los
impulsos más importantes no solo en términos electorales y liberales, sino
también porque observamos un salto significativo en los índices de
democracia participativa e igualitaria. Uno de los principales cambios que se
establece en esta dinámica es el reconocimiento del derecho universal del
voto que, junto con la eliminación del sistema de haciendas con la reforma
agraria de 1969 y la intensificación del proceso migratorio, favoreció la
introducción masiva de nuevos sectores de la población a la arena electoral.

De este modo, las elecciones de 1980 encarnaron el retorno a la


democracia y, paralelamente, de Belaúnde a su segundo mandato como
presidente. Este escenario estuvo caracterizado por un escenario de
competencia abierta en el que, a diferencia de otros momentos de la historia,
las fuerzas políticas de todo el espectro podían participar libremente en
cualquiera de los niveles de gobierno (Tuesta Soldevilla 1995). Del mismo
modo, el régimen aseguró las libertades de prensa y expresión luego de seis
años en los que los medios de comunicación habían sido expropiados por el
gobierno militar (Contreras y Cueto 2004, 347). Durante esta década se
realizaron elecciones continuas y competitivas en las que participaron con

22
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

éxito Acción Popular, el Apra, el PPC y la Izquierda Unida, así como otras
agrupaciones de origen “provinciano” (Cameron 1994; Tanaka 1998).

Posteriormente, las elecciones de 1985 marcaron la primera victoria


presidencial del Apra con Alan García a la cabeza. Durante este periodo se
agudizaron dos fenómenos que afectaron seriamente al régimen
democrático. Por un lado, los problemas económicos heredados de las
administraciones anteriores se ahondaron debido a la política económica de
García, dando paso a una de las crisis inflacionarias más graves de la
historia peruana y mundial (Crabtree 1997, 102-104); mientras que por otro
lado, los grupos subversivos, especialmente Sendero Luminoso, que habían
iniciado sus acciones el mismo día de las elecciones de 1980, intensificaron
su accionar y pusieron al país en una situación de precariedad frente a la
violencia terrorista y de las fuerzas del orden (Burt 2011).

En estas condiciones se desarrollaron los comicios generales de


1990, donde Alberto Fujimori, un outsider con un discurso crítico frente a los
partidos políticos, fue electo presidente. El gobierno de Fujimori implantó con
una serie de medidas de liberalización económicas que, paradójicamente,
había criticado en la campaña y no solo resultaron ser muy exitosas para
contener la crisis, sino también muy populares durante los primeros años
(Wise 2006; Carrión 2006, 135-142, Murakami 2000). Dos años más tarde,
en 1992, después de una serie de acusaciones de corrupción y bajo la
coartada de una supuesta dinámica obstruccionista en el Legislativo,
Fujimori encabezó un autogolpe con apoyo de las Fuerzas Armadas (Levitt
2012). Dicha medida no solo no fue contestada por la población, sino que
logró un apoyo popular apabullante, dejando abandonados a su suerte a los
“viejos políticos” que quisieron hacer respetar el orden democrático
(Cameron 1997, 62-64).

La caída de Fujimori tras su cuestionada re-reelección en 2000, en


medio de la crisis económica y mega-escándalos de corrupción, abrió paso a

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

un gobierno de transición encabezado por el acciopopulista Valentín


Paniagua que convocó a nuevas elecciones generales el año 2001
(Grompone 2005). En dichas elecciones, Alejandro Toledo derrotó a Alan
García y, luego de una momentánea reaparición de los partidos tradicionales
en la escena nacional, se abrió paso a un nuevo escenario político que ha
sido caracterizado como “democracia sin partidos” (Levitsky y Cameron
2003; Tanaka 2005; Crabtree 2010). Este nuevo periodo ha celebrado, como
hecho histórico, cuatro elecciones consecutivas sin que el orden democrático
haya sufrido mayores retrocesos. Sin embargo, lejos de mostrar una
trayectoria ideal, la democracia que tenemos en frente enfrenta serios retos
que, en otros contextos, han originado quiebres importantes en el régimen
político.

Observamos, por ejemplo, un incremento importante en los niveles de


conflictividad social (Arce 2015), así como una dinámica electoral plagada de
mecanismos y organizaciones informales (Zavaleta 2014) cuya precariedad
pone en serios entredichos la representación política y las posibilidades de
rendición de cuentas. Ambas situaciones reflejan, y refuerzan, importantes
brechas entre las demandas de la población y las políticas económicas y
sociales desarrolladas por los gobiernos, que a su vez han tenido un impacto
profundo en la evaluación ciudadana sobre el régimen democrático (Carrión
y otros 2014).

Junto a una serie de políticas desarrolladas por los diferentes


gobiernos que han significado importantes avances en términos de
descentralización y reducción de los problemas históricos de pobreza y
desigualdad, encontramos una dinámica política cada vez más distante y
preocupantemente ajena a los problemas cotidianos de la ciudadanía
(Vergara 2013). Estas dinámicas han empezado a hacerse más visibles por
el cambio en el escenario económico global que había beneficiado al Perú
gracias al denominado “boom de los commodities”, abriendo espacios de
insatisfacción cada vez más grandes frente a los problemas irresueltos de la

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

democracia peruana. Durante los últimos años, por ejemplo, hemos sido
testigos de una política parlamentaria que no solo ha actuado a espaldas de
las demandas de la ciudadanía, sino que además ésta última ha empezado
a expresar en las calles su crispación frente a tales situaciones (Barrenecha
y Sosa Villagarcia 2014).

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

CONCLUSIONES

 La definición de ciudadanía se puede tomar desde dos

ámbitos, desde la sociología y la filosofía, pero ambos se

complementan, ya que un ser humano se siente ciudadano

de determinado lugar, no simplemente por haber nacido ahí,

sino que su sentido de pertenencia hará que ejerza su

ciudadanía con ética y moral.

 Cada ser humano debe ser consciente y reconocer sus

derechos y obligaciones que tiene. Los derechos de

ciudadanía se han desarrollado históricamente en tres

dimensiones sucesivas: la civil, la política y la social.

 En la constitución peruana se describen los

acontecimientos en los cuales todo ciudadano peruano

tiene el derecho y deber de participar para forjar la

democracia en el país y son: Revocatoria de Autoridades,

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

Rendición de Cuentas, Presupuestos Participativos y

Consulta Previa.

 La democracia es un término de debate, aunque ha sido

utilizado desde la Grecia Clásica, no existe definición

exacta para describir este acontecimiento. Pero la definición

más exacta la muestra Abraham Lincoln como el gobierno

del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

 La democracia se puede dar de dos formas, de manera

directa y de manera representativa. Es más utilizada la

segunda puesto que es la más apropiada para las

poblaciones de masas grandes, actualmente con el internet

podría llegarse a una democracia más directa con portales

vía web.

 En el Perú la democracia se ha visto quebrazada por la

poca preparación y elección con conciencia de los

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

representantes, creando así un clima de desconfianza

hacia la política y los derechos y deberes de los peruanos.

 La ciudadanía ejercida implica un acto de democracia para

el bien de la persona y del país mismo, ya que como

ciudadano mi deber es informarme y exigir información

veraz para poder ser democrático en toda la plenitud de la

palabra

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

LISTA DE REFERENCIAS

 Rivera Alarcón, Eliana Lía. Democracia y ciudadanía: una


visión desde las comunidades campesinas peruanas. En
publicación: La construcción de la democracia en el campo
latinoamericano. de Grammont, Hubert C.. CLACSO,
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos
Aires. Marzo 2006. ISBN: 987- 1183-38-0

Disponible en la World Wide Web:

http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/grupos/gram/C1
1RAlarcon.pdf

 Sosa, Paolo. “Los impulsos de la democracia peruana y sus


variedades”. En Revista Argumentos, año 10, n.° 2. Julio
2016.

Disponible En:

http://revistaargumentos.iep.org.pe/articulos/los-impulsos-
de-la-democracia-peruana-ysus-variedades/

ISSN 2076-7722

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DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

 CINCOTTA, H (2014) “DEMOCRACIA EN SINTESIS”.


OFICINA DE PROGRAMAS DE INFORMACIÓN
INTERNACIONAL.

 VALDIVIEZO DEL CARPIO, M (2013) “La Participación


Ciudadana en el Perú y los Principales Mecanismos para
Ejercerla”. Toma de Decisiones Públicas y Participación
Ciudadana

 OLVERA RIVERA, A (2008) “Ciudadanía y democracia”.


México. INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL

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