Resumen Mackenzie Ensamblando Un Actor Económico

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Ensamblando un actor económico: el agenciamiento de un fondo de inversión

Iain Hardie y Donald MacKenzie1


Resumen
Michel Callon ha conceptualizado a los actores económicos en tanto constituidos por
agenciamientos2 socio-técnicos: colectivos de seres humanos, dispositivos técnicos,
algoritmos, etc. En este trabajo se presenta un estudio piloto, parcialmente
observacional, de un fondo de inversión: un tipo de actor de creciente importancia en
los mercados financieros y que sin embargo ha recibido poca atención por parte de la
sociología económica. Utilizando ese estudio, y también entrevistas con otros
operadores en el mercado financiero, este texto perfila cuáles son las implicaciones de la
consideración de esos actores como agenciamientos, discutiendo qué méritos posee un
planteamiento en tales términos.
Una cuestión fundamental para cualquier disciplina que estudie los mercados
financieros es la de cómo considerar teóricamente a los actores y a la acción en esos
mercados.3 Las aproximaciones dominantes en la economía financiera –y también, por
ejemplo, el enfoque psicológicamente orientado de las finanzas comportamentales
[behavioural finance], teorizan implícita o explícitamente a los actores como
equivalentes a seres humanos individuales, bien sean racionales –en la versión más
ortodoxa-, o sujetos a prejuicios sistemáticos (como sugieren las teorías de las finanzas
comportamentales).
Muy adecuadamente, la sociología económica critica la construcción del actor como un
individuo atomizado; así, un amplio e impresionante cuerpo de literatura en la “nueva”
sociología económica, que proviene en gran parte del trabajo de Mark Granovetter, ha
demostrado la “incrustación” de la acción económica en redes de conexiones
interpersonales y en condiciones culturales y políticas particulares (Granovetter 1985;
para una perspectiva general ver Swedberg 2003). En cualquier caso, en los últimos
años ha surgido una aproximación complementaria –y hasta cierto punto alternativa: la
antropología de la economía y las economías de Michel Callon (por ejemplo, Callon
1998).
La aproximación de Callon tiene sus raíces en la teoría del actor-red que este autor
desarrolló junto con Bruno Latour (Callon y Latour 1981; Callon 1986; Latour, 1987).
El rasgo más distintivo de la teoría del actor-red es su agnosticismo con respecto a la
naturaleza de los actores, que potencialmente pueden incluir a entidades no humanas lo
mismo que a personas. De este modo, la antropología de los mercados de Callon difiere
de la sociología económica tradicional (e incluso de la “nueva” sociología económica)
en su conceptualización del actor. La “acción”, escribe Callon (2005: 4), “incluyendo su
dimensión reflexiva y productora de sentido, toma forma en híbridos colectivos”,
colectivos que incorporan “mecanismos materiales y técnicos, dispositivos, textos, etc.”
y también seres humanos.
En consecuencia, en el análisis de Callon el actor no es el ser humano individual, ni
siquiera el ser humano “implicado en instituciones, convenciones, relaciones personales
o grupos”. Para este autor un actor está “hecho de cuerpos humanos pero también de
prótesis, herramientas, equipamiento, dispositivos técnicos, algoritmos, etc.” –en otras
palabras, está hecho de un agenciamiento (Callon 2005: 4). La noción de agenciamiento
está tomada de Deleuze (por ejemplo en Deleuze y Guattari 2004, Wise 2005) y
envuelve un deliberado juego de palabras. Agenciar es disponer o colocar: en cierto
sentido, un agenciamiento es de este modo un ensamblaje, una disposición o

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configuración. El referente en el discurso cotidiano es frecuentemente prosaico y
material, como las partes de una máquina; además, en el habla ordinaria, les
agencements son los enseres y los accesorios, y estar bien agencé significa estar bien
equipado (Collin, Knox, Ledésert, y Ledésert 1982).
El otro sentido del juego de palabras en el término agencement es agence, agencia.
(Preferimos mantener el francés agencement4porque el juego de palabras no se
transfiere al habitual sentido de “ensamblaje”, el cual presenta connotaciones en cierto
modo pasivas). En palabras de Callon y Caliskan: “Los agencements denotan
configuraciones sociotécnicas, consideradas desde el punto de vista de su capacidad de
actuar y de dar sentido a la acción”. Los actores no tienen propiedades inherentes ni
tampoco una ontología predeterminada. Sus características están constituidas por los
agenciamientos de los que están hechos: “dependiendo de la naturaleza de las
disposiciones, del marco y de los mecanismos de atribución, podemos considerar a las
agencias reducidas a comportamientos adaptativos o agencias reflexivas, agencias
calculadoras o no-calculadoras, desinteresadas o egoístas, individuales o colectivas…
(Re)configurar una agencia significa (re)configurar los agenciamientos sociotécnicos
que la constituyen, lo que requiere de inversiones materiales, textuales o de otro tipo”
(Callon y Caliskan 2005: 24-25).
El actual conjunto de investigaciones que más próximo está a esta concepción de los
actores económicos como agenciamientos se encuentra en la literatura sobre la
cognición distribuida, especialmente en el trabajo de Hutchins (v.g. 1995 a y b).
Hutchins argumenta que para entender a fondo la cognición uno debe ir más allá de los
análisis “del individuo delimitado por la piel”. Una cognición de ese tipo envuelve
frecuentemente a múltiples seres humanos en colaboración que interactúan con
artefactos (su primer ejemplo es la navegación tal y como se lleva a cabo en los buques
de guerra estadounidenses). “Los sistemas funcionales locales compuestos de una
persona en interacción con una herramienta tienen propiedades cognitivas que son
radicalmente diferentes de las propiedades cognitivas de una persona considerada de
manera aislada”, y “un grupo que lleva a cabo una tarea cognitiva puede tener
propiedades cognitivas que difieren de las de cualquiera de sus individuos”. Los seres
humanos –argumenta Hutchins- “crean sus poderes cognitivos creando los
medioambientes en los que ejercitan esos poderes” (1995a: xvi, 176 y 289).

Todos los sociólogos saben que los procesos cognitivos de un grupo son distintos de los
de los individuos, y el énfasis de Hutchins en el rol constitutivo de los artefactos en la
cognición es también hoy día ampliamente aceptado. Sin embargo, el muy próximo
enfoque de Callon ha resultado ser intensamente controvertido dentro de la sociología y
la antropología económicas (ver, por ejemplo, Miller 2002), sobre todo por uno de sus
rasgos distintivos. La visión de Callon de la ontología variable del actor implica que es
posible que la economía sea “performativa”: que los actores sean configurados como
“egoístas calculadores” –como en la ortodoxia económica- y que las economías sean
conformadas de tal modo que los postulados de la economía tengan validez empírica.
Una “afirmación” (una proposición, una ecuación, un modelo, un método, una
herramienta, etc.) puede ser establecida si puede ser construido su correspondiente
agenciamiento (Callon, en preparación).
En este texto no abordaremos directamente el debate en torno a la performatividad de la
economía (ver McKenzie, Muniesa y Siu, 2007), sino que tomaremos un camino más
modesto. “El programa performativo” –escribe Callon (2005: 5)- empieza con una

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etnografía de los agenciamientos sociotécnicos”, y es a esa tarea etnográfica a la que
queremos contribuir. Tomaremos el ejemplo de un actor en los mercados financieros y
documentaremos el agenciamiento que lo constituye: la disposición (en un sentido
amplio) de gente, sistemas técnicos y demás que le dan su forma.
Nuestro propósito general es dilucidar qué significa considerar a un actor económico
como constituido por un agenciamiento, y discutir los méritos de hacerlo así.
Esperamos, no obstante, que este trabajo tenga también virtudes empíricas. El actor que
hemos elegido es un fondo de inversión5. Estos fondos tienen una importancia creciente
en los mercados financieros, pero significativamente han sido objeto de poca atención
por parte de las ciencias sociales, dejando aparte la economía financiera. Más aún, este
texto contiene lo que, hasta donde sabemos, es el primer estudio de un fondo de
inversión que incluye observación directa (aunque sea breve) de sus operaciones.6
Aunque hasta ahora no se hayan centrado en los fondos de inversión, existen diversos
estudios sociológicos y antropológicos basados en la observación que han tomado por
objeto actores y acciones en los mercados financieros. La literatura etnográfica sobre el
lugar de trabajo y el trabajo colaborativo apoyado en medios computacionales
(directamente relacionado, y a veces inspirado, por la aproximación de Hutchins)
contiene un particularmente útil estudio de una sala de operaciones de la City
londinense (Heath, Jirotka, Luff y Hindmarsch 1993). También algunos estudios
etnográficos (ver por ejemplo Abolafia 1996, Zaloom 2003 y 2006) han sido centrales
en la reciente emergencia de los “estudios sociales de las finanzas” (ver Knorr Cetina y
Preda 2005).
Dos etnografías han sido particularmente relevantes para nuestro estudio. En primer
lugar, el estudio del mercado de divisas de Knorr Cetina y Bruegger y su foco de
análisis en las pantallas de ordenador en las que los datos del mercado son mostrados.
Como estos autores subrayan, estas pantallas son mecanismos “apresentacionales”, que
hacen “interactivamente presente lo que está geográficamente distante” (Knor Cetina y
Bruegger 2002: 909). Se trata del mismo rol que juegan las pantallas en el fondo de
inversión que hemos observado; no representan un mercado que existe
independientemente de ellas: las pantallas son en sí mismas una de las condiciones de
posibilidad de dicho mercado, al permitir a los geográficamente dispersos actores
constituirse como tales, así como observar “el mercado” hacia el que todos están
orientados.
La segunda etnografía particularmente relevante es la de Beunza y Stark (2004). La sala
de operaciones que ellos estudiaron difiere de la nuestra; contiene mucha más gente
(que pertenece a un banco de inversión y no a un fondo de inversión). De todas formas,
el énfasis de estos autores en la sala de operaciones como una “comunidad
interpretativa” deliberadamente animada por su configuración física, está próximo a
nuestro estudio, como también lo está su foco en el modo en el que “las prácticas de
cálculo aparecen distribuidas entre personas e instrumentos” (Beunza y Stark, 2004: 370
y 372).
En este trabajo procederemos del modo siguiente. Primero discutiremos los fondos de
inversión, perfilando el estudio piloto de uno de esos fondos, que ha sido el foco de este
estudio. También discutiremos brevemente la más amplia investigación que se localiza
en ese contexto. Después, describiremos el emplazamiento físico de las operaciones del
fondo, los activos que opera y las disposiciones que hacen posible que un número
pequeño de personas esté envuelta en un comercio a escala global. Posteriormente,
describiremos con brevedad una típica herramienta calculadora que el fondo de

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inversión utiliza y perfilaremos con más detalle la distribución social de la cognición
que subyace a los intercambios. Hacemos notar que parte de esa cognición tiene lugar
en localizaciones distantes, y también que el procesamiento de la información que
incorpora tiene necesariamente que ser selectivo. La penúltima sección examina dos
aspectos de este carácter selectivo: su foco geográfico y el punto hasta el que se presta
atención a las dinámicas políticas. La conclusión del artículo señala una variedad de
modos en los que observar los fondos de inversión como compuestos de agenciamientos
puede resultar consecuente.
Estudiando un fondo de inversión
La categoría de “fondo de inversión” es una creación legislativa y normativa, que surgió
de la ola reguladora que afectó a los activos después del episodio del crack de Wall
Street en 1929 y de la Gran Depresión subsiguiente. Algunas limitadas excepciones
aparte, el llamado U.S. Investment Company Act de 1940 convirtió en ilegales las ventas
a corto realizadas por las compañías de inversión (esto es, vender valores que no se
poseen, por ejemplo pidiéndolos prestados con la expectativa de volver a comprarlos
más tarde a menor precio), y el uso del apalancamiento (comprar valores usando fondos
prestados). Como consecuencia, cualquier actor económico que en los Estados Unidos
deseaba actuar de tales modos, tuvo que configurarse a sí mismo de tal manera que no
figurase como una “compañía de inversión”, de acuerdo al significado que ésta tenía
según esa ley.7
De este modo, los fondos de inversión se estructuraron de acuerdo a la exigencia de
evitar el constreñimiento de las capacidades de actuación que marcaba la nueva ley [el
Investment Company Act] y sus equivalentes en otros países. Lo que se ha querido
lograr con los fondos de inversión como instrumento ha variado, pero algunos hilos
comunes han sido los siguientes:
a. La no disponibilidad de los fondos de inversión para el público general, sustituida por
una restricción a individuos considerados ricos y/o inversores sofisticados.
b. La “no solicitud”; los fondos de inversión no pueden anunciarse o publicitarse,
estando en principio sometidos a una comunicación con los posibles inversores limitada
al “boca-boca” (Fung y Hsieh 1999: 315).
c. En ocasiones, la limitación en el número de inversores permitido – por ejemplo, no
más de cien, de acuerdo a la sección 3 del Investment Company Act.

El que usualmente se considera el primer fondo de inversión es el A.W. Jones & Co.,
establecido en 1949. (Jones tenía un doctorado en sociología por la Universidad de
Columbia, pero para nuestra decepción no hemos podido encontrar ninguna conexión
entre su trabajo académico y su fondo de inversión). El llamativo éxito de Jones se hizo
público en un artículo de Fortune (Loomis, 1966), y pronto comenzó a tener imitadores,
como más tarde los tuvo el fondo de George Soros. El sector de los fondos de inversión
no se ha beneficiado del todo de un crecimiento sostenido –han existido también
retrocesos igualmente publicitados, como el casi fracasado Long-Term Capital
Managment (LTCM) en septiembre de 1998 (MacKenzie 2003)-, pero sí se ha
extendido agresivamente en los años más recientes.
En 1990 existían menos de mil fondos de inversión, que manejaban veinticinco billones
de dólares en activos; en 2004 ascendían a más de ocho mil fondos, manejando unos mil

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billones de dólares8; en marzo de 2006, los activos implicados habían crecido hasta mil
quinientos billones de dólares (Schurr 2006). Durante la escritura de este texto en abril
de 2006, los fondos de inversión podrían estar a punto de moverse a la corriente general
de inversiones minoristas por vez primera. La autoridad de los servicios financieros
británica está considerando añadir los “fondos de fondos” (los fondos que, como su
nombre sugiere, invierten en carteras de fondos de inversión), a su lista de productos
autorizados, permitiéndoles tomar inversiones del público general.
Las tarifas anuales de gestión de los fondos de inversión, del uno o dos por ciento, son
similares a las de otras inversiones activamente gestionadas, si bien también tienen una
tasa de ejecución, normalmente del veinte por ciento de los beneficios –esto es, de los
incrementos del valor de los activos netos (Normalmente, el valor de los activos netos
tiene que elevarse sobre su “marca más alta” en periodos anteriores para que esta tasa
sea de aplicación). Para frenar el incentivo a una asunción excesiva de riesgos que crea
la estructura de esta tasa, convencionalmente se espera que los gestores de fondos de
inversión tengan al menos la mitad de su propio patrimonio personal invertido en el
fondo que gestionan, de tal modo que sufran las pérdidas tanto como se benefician de
las ganancias.
A veces, los fondos de inversión pueden llegar a ser importantes poseedores de
determinadas clases de valores: a principios de septiembre de 2005, por ejemplo, fueron
contabilizados como poseedores de entre un séptimo y un cuarto del capital en acciones
de las más importantes corporaciones en Alemania (tomadas de forma agregada)
(Jenkins y Milne 2005). Debido a que casi todos los fondos de inversión son operadores
activos y no pasivos inversores de los de “compro-y-mantengo”, y debido también a que
el uso del apalancamiento es común, su contribución al volumen global del comercio es
mucho mayor que la proporción del capital de los inversores que manejan. Los fondos
de inversión son ahora responsables de entre un cuatro y un tercio del comercio en las
bolsas de valores de Nueva York y Londres (anon. 2005b). En el mercado principal en
el que el opera el fondo que estudiamos – el de los bonos gubernamentales de mercados
emergentes- los fondos de inversión suponen alrededor de la mitad del comercio total
(anon. 2005a).
El acceso, a efectos de investigación, a los fondos de inversión, es difícil. Se trata de un
sector discreto, en parte por necesidad (por el requisito de “no solicitud”) y en parte por
elección: muchos gestores de fondos de inversión evitan la publicidad personal y
especialmente la publicación de fotografías. Globalmente, hay dos conglomerados
geográficamente ubicados de fondos líderes: en los suburbios de Nueva York,
especialmente en Greenwich, Connecticut, y en el Mayfair londinense y sus calles
adyacentes. El fondo al que nos las arreglamos para acceder estaba geográficamente
basado en este último emplazamiento, aunque su registro principal, como el de muchos
otros fondos de inversión, está en las Islas Caimán.
El fondo que estudiamos era aproximadamente de un tamaño medio en términos de los
activos manejados. La categoría en la que se situaba en el momento de nuestra
observación, la de veinticinco a cien millones de dólares, cubría aproximadamente un
tercio de todos los fondos de inversión, representando algo menos de otro tercio la
categoría de fondos un poco mayores, y algo más de otro tercio la de los fondos de
inversión más pequeños.9 (2005 fue un año muy exitoso para el fondo y ahora tiene más
capital y se ha mudado a mayores y más prestigiosos locales, pero toda la descripción
que aquí se ofrece se refiere a la situación en enero de 2005). Como la mayoría de los
fondos, era y es pequeño en términos de personal; a principios de 2005 lo integraban
cinco personas. Fue establecido por dos personas que llamaremos socios A y B, e
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incluye también un “estratega” (socio C, economista experimentado), un oficial de
operaciones (socio D quien, aunque está presente en la sala de operaciones, es
responsable de los aspectos de lo que en los mercados financieros es frecuentemente
llamado trabajo “de trastienda” [“back-office”]) y un asistente de operaciones. (Un
interno estaba también presente uno de los días de nuestras observaciones).
Trabajamos sobre tres fuentes de datos. La primera es un breve periodo de observación
de las operaciones del fondo de inversión (en un grupo de apenas cinco personas, la
presencia incluso de un único observador es intrusiva, así que no consideramos
razonable solicitar un acceso prolongado). Observamos estas transacciones durante la
primera semana de enero de 2005.10 Como el lunes 3 de enero era un día festivo en los
mercados, nuestra observación cubrió cuatro días. El primer autor de este texto estuvo
presente todo el tiempo; el segundo autor lo estuvo durante parte del día 4 de enero y
todo el día 5. La mayor parte del tiempo simplemente tomamos notas, pero el fondo nos
permitió grabar las reuniones “de estrategia” que tenían lugar todas las mañanas a las
nueve, y cuando empezamos a sentir que las interacciones verbales en la sala de
operaciones eran analíticamente interesantes, buscamos y obtuvimos permiso para
grabarlas también.
El socio B opera algunas veces, pero es el socio A el que fue el responsable de todas las
transacciones comerciales durante nuestras observaciones (así que las referencias al
“operador” que aparecerán a lo largo del texto se refieren siempre al socio A). Mientras
observábamos lo mejor que podíamos lo que los otros hacían y decían, concentrábamos
nuestra atención en él. Nos permitió sentarnos a su espalda, un poco hacia un lado;
podíamos observar todas sus acciones y los objetos visibles de su atención (ver figura
1). Podíamos oír lo que decía en todas las conversaciones telefónicas, incluso en las
conferencias. De vez en cuando le pedimos al operador que explicase las acciones que
acababa de realizar, intentando al mismo tiempo que las preguntas no interrumpiesen el
flujo de su actividad. (Heath, Jirotka, Luff y Hindmarsh [1993] perfilan las claves que
utilizan los participantes en estas salas de operaciones para evitar interrumpir las
secuencias de acción de los demás).
El operador parecía extraordinariamente imperturbable por esta observación tan de
cerca, pero nuestra presencia pudo claramente haber afectado lo que él o sus colegas
hicieron. De cualquier modo, merece la pena notar que el foco de nuestras
observaciones era el comportamiento que desempeña un papel central en una
transacción efectiva. Los inversores en fondos de inversión juzgan habitualmente a estos
por sus ejecuciones mes a mes, especialmente en el caso de un fondo relativamente
nuevo (como era éste), y en ese contexto cuatro días de operaciones tienen
consecuencias. Alejarse de las rutinas exitosas hubiera tenido un alto coste, y la
impresión que tenemos es que el operador y sus colegas no nos permitieron estar
presentes para que alterásemos su actividad en ese sentido.
Nuestra segunda fuente de información son las entrevistas con el operador y sus socios
B, C y D, y los encuentros informales del operador con el primer autor de este trabajo,
en varias ocasiones. Aquellas entrevistas y encuentros nos facilitaron, por ejemplo,
preguntar si algunos eventos de los que fuimos testigos eran inusuales o típicos, y nos
permitieron abordar un asunto que en nuestra más amplia investigación aparecía de
manera progresiva como importante: el punto hasta el cual el agenciamiento que
constituye un fondo de inversión incluye a personas y sistemas técnicos en otras
localizaciones físicas. Nuestra tercera fuente de datos es el correo electrónico. El
operador nos permitió que nos reenviáramos a nuestras propias cuentas casi todos los
mensajes de correo electrónico que él recibió y envió durante el periodo de nuestra
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observación. (No llevó a cabo ninguna selección: simplemente nos quedamos sin
tiempo para reenviar el lote completo de mensajes). Impresos, esos e-mails llenan ocho
archivos clasificadores.
Más allá del fondo en el que nos centramos en este artículo, estamos llevando a cabo un
estudio con muestreo bola de nieve (que hasta ahora incluye 29 entrevistados) de
operadores en otros fondos de inversión y bancos de inversión, de aquellos que
gestionan las transacciones y proveen de otros servicios, y de los “fondos de fondos”,
que son ahora la categoría dominante de inversor en fondos. Cuando una entrevista
aparece marcada sin atribución al operador de nuestro fondo o a uno de sus colegas, es
que la cita proviene de este más amplio conjunto de entrevistas.
La disposición de las operaciones
Desde el momento en que un agenciamiento es una disposición o un arreglo,
permítasenos empezar con algo similar. En enero de 2005 el fondo de inversión que
estudiamos alquiló dos modestas salas en un edificio de oficinas. Una de ellas se usaba
para la reunión de las nueve de la mañana, y también para otros encuentros y algunas
conferencias telefónicas. La otra sala, donde transcurrieron la mayor parte de las
acciones que observamos, se podría haber confundido fácilmente con una típica oficina
compartida por varios empleados, salvo por dos rasgos (ver figura 1). En primer lugar,
en vez de estar distribuidas buscando delimitar espacios con alguna privacidad, las
mesas formaban un único rectángulo en el medio de la sala, y los ocupantes de las sillas
miraban normalmente hacia adentro. En segundo lugar, había más pantallas de
ordenador que ocupantes de la sala: enfrente del operador, por ejemplo, había cuatro
pantallas. De un modo u otro la plétora de pantallas interfería en la línea de visión
cuando se estaba sentado –el socio B frecuentemente se levantaba para hablar con el
operador-, si bien la disposición centrípeta de la sala sugería un deseo de facilitar la
comunicación y la visibilidad mutua.
El fondo se especializa en “mercados emergentes”: países como Turquía, El Líbano,
Filipinas, Sudáfrica, Rusia, Hungría o las naciones latinoamericanas, todos ellos
alejados del corazón del sistema financiero global, pero que sin embargo poseen
mercados de capitales significativos. (Algunas veces países como Islandia,
desarrollados pero periféricos con respecto a las metrópolis centrales, también se
consideran mercados emergentes, aunque no en el caso de este fondo de inversión).
Los gobiernos de todos los países en los que el fondo se especializa emiten bonos en su
propia moneda extranjera. Los bonos son valores de deuda comercializables, que al
modo habitual obligan al emisor a devolver la suma de capital [“the principal” en
inglés] en una fecha de vencimiento estipulada y a pagar “cupones” [“coupons” en
inglés] (intereses periódicos normalmente prefijados) hasta esa fecha de vencimiento.
Estos bonos son el principal medio por el que tanto los gobiernos de países con
mercados desarrollados como emergentes compensan los desfases entre ingresos y
gastos; unos desfases que se producen casi continuamente. La capacidad para emitir
bonos exitosamente refuerza la libertad de actuación de un gobierno: el dinero puede
gastarse ahora –en infraestructuras, educación, sanidad, defensa, etc.- y devolverse en el
futuro, y los gobiernos frecuentemente pagan la suma principal (el capital) de los bonos
cuando llega su fecha de vencimiento a base de emitir nueva deuda. Los precios y las
tasas de interés a las que los inversores están dispuestos a comprar deuda pública tienen
un efecto directo en los costes deuda-servicio de los gobiernos, y de este modo en los
balances presupuestarios y a la postre en las opciones disponibles en relación a las
políticas públicas.11

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El fondo que estudiamos también opera con divisas, pero el centro de su comercio son
los bonos y sus derivados, como los futuros sobre bonos (un “futuro” es un contrato
estandarizado de intercambio comercial que equivale económicamente a un
compromiso de futura compra o venta del activo en particular a un precio estipulado), y
las permutas de riesgo (o de incumplimiento) crediticios [credit default swaps] (que son
contratos equivalentes a los seguros de impago de la deuda). Los bonos con los que el
fondo opera se identifican por el país y por la fecha de vencimiento (y algunas veces
también por la tasa de interés). Cuando el comerciante telefonea a un vendedor en un
banco de inversión y le pregunta: “¿Puedes darme un nivel del Brasil 14 –uno
cuatro?”,lo que busca son cotizaciones de precios de “licitaciones” (compras) y
“ofertas” (ventas) de los bonos de deuda pública en dólares del gobierno brasileño que
vencen en 2014. (Lo de “uno cuatro” es una precaución debida a que los bonos
brasileños que vencen en el 2040 también son activamente negociados, y una confusión
entre ambos podría ser fatal)12. Una frase que muestra cómo podría seguir la
conversación: “¿Puedes pedirle [al operador del banco] que me que me haga una oferta
por 5 millones?”, indica también algo sobre la escala a la que este fondo negocia. Si la
cotización del precio es atractiva, unas pocas palabras al teléfono y un breve correo
electrónico o mensaje Bloomberg13 terminan de confirmar el trato.
Este tipo de transacciones pueden ser llevadas a cabo con aparente facilidad e
informalidad porque movilizan entidades que no se hacen evidentes con una simple
observación y escucha del operador. Aquí encontramos un aspecto del agenciamiento
que los estudios sociales de las finanzas (con excepción de Lépinay 2004) han ignorado
hasta ahora: la trastienda infraestructural de las transacciones. Cuando el operador cierra
un trato, escribe sus parámetros en un “libro de registro” que descansa sobre su mesa y
la del socio C. En una de sus pantallas está el “registro” electrónico de una captura-de-
trato y un sistema de gestión de la cartera de valores, que el fondo alquila. Como otros
sistemas de este tipo, éste contiene “identificadores de los activos” [security masters],
que están accesibles en pantalla a través de los menús desplegables y que contienen
datos automáticamente actualizados de todos los activos que sus usuarios
probablemente van a negociar. (Una entrevista en una empresa que provee sistemas
técnicos a los fondos de inversión nos dijo que hasta enero de 2006 el sistema que
comercializaban contenía 220.000 identificadores de activos, y que actualizaba
diariamente las sumas -de capital o intereses- abonadas). Una pequeña pero muy
importante contribución del socio C a la hora de asegurar una fluida operación del fondo
es la de usar los menús ubicando el identificador del activo apropiado, e introducir en el
registro si la transacción fue una venta o una compra, la cantidad y el precio, y otros
detalles tales como la identidad de la contraparte.
Aunque el socio D trabaja al lado, la “trastienda” del fondo de inversión no está
físicamente presente. El sistema de captura de operaciones transmite el dato de la
operación del fondo a su “administrador”, que es una empresa distinta con su oficina
central en Dublín. Entre los servicios que el administrador presta está la
“reconciliación”: asegurar que el fondo y su contraparte han efectivamente realizado el
mismo trato. Las inconsistencias –conocidas como “rupturas” [breaks]- son comunes en
el mundo de las operaciones financieras. Algunas veces las partes en una operación
introducen manualmente en el sistema detalles que no casan; algunas veces sus dos
identificadores,que supuestamente caracterizan al mismo activo, difieren. (De los 1.300
empleados de una empresa que presta servicios de administración de alta tecnología,
680 están radicados en Mumbai y trabajan cuando es de noche en Londres y Nueva
York, la mayoría identificando y en la medida de lo posible resolviendo rupturas). De

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manera también crucial la plantilla del administrador y los sistemas técnicos emplean
los datos de captura de operaciones para evaluar los cálculos de los valores -diariamente
cambiantes- de los activos del fondo que realizan el operador y sus asistentes, y que son
extremadamente importantes para determinar los logros obtenidos.
El fondo está también electrónicamente vinculado a su “corredor principal” [prime
broker], un banco de inversiones internacionalmente líder. Cuando el fondo acuerda una
operación, el corredor principal realiza las transferencias necesarias que dejan un rastro
electrónico del dinero o del título de los activos. (Un bono, por ejemplo, casi nunca es
hoy día un certificando en papel: es un ítem en una base de datos electrónica). El banco
se compromete a realizar esas transferencias incluso si el fondo es incapaz de pagar por
ellas, facilitando de este modo las operaciones del fondo es un sentido adicional: las
contrapartes del fondo saben que los tratos no son papel mojado, sino que el banco está
detrás garantizando las transacciones.
Las transferencias de datos desde los sistemas técnicos del fondo a los del banco hacen
posible que este último monitorice la asunción de riesgos que realiza el fondo, y su
liquidez. Al final de cada día de operaciones, el sistema del banco efectúa un “barrido”
de las docenas de posiciones de las operaciones y compone la cuenta del fondo,
colocando el exceso de efectivo en un depósito nocturno que devenga intereses. Cuando
el fondoha vendido a corto(es decir, ha vendido valores que no posee, lo cual, como se
indica más arriba, es un rasgo definitorio del fondo de inversión como actor
económico), el banco intentará por todos los medios prestarle los activos requeridos,
bien de su propio inventario o de otra parte, incluso si esos activos son “difíciles de
pedir prestados”.
Cognición distribuida
La capacidad de operar del fondo depende de personas y sistemas técnicos que no están
físicamente presentes en la sala de operaciones. También depende de estos la capacidad
de saber qué operaciones llevar a cabo. El fondo negocia en divisas y activos de
gobiernos de países lejanos -con economías complejas y políticas intrincadas-, valores
que de hecho son títulos de pago a realizar muchas veces en un largo plazo. ¿Quién, por
ejemplo, puede estar seguro de si la situación fiscal de un gobierno que ha emitido un
bono a 30 años será suficientemente buena para devolver la suma principal una vez
llegue el plazo de vencimiento?
Las decisiones que hay que tomar son difíciles y la cantidad de información
potencialmente relevante es amplia. Parte de ella está directamente disponible en la sala
de operaciones a través de las pantallas. El zumbido mezclado de los cedés y los
ventiladores; el silencio sólo puntuado por el sonido de los teclados, prevalece a
menudo durante largos instantes en la sala de operaciones, a pesar de las mediáticas
descripciones de éstas como barullos frenéticos. Sentados en sus sillas, con la atención
fija en las pantallas a la manera en que la describen Knorr Cetina y Bruegger (2002), el
operador y sus colegas alternan casi continuamente los flujos de información a los que
prestan atención.
Existía un contraste chocante entre el pequeño grupo de personas reunidas en una
modesta habitación en un indescriptible edificio londinense, y el alcance cuantitativo y
geográfico de la información que allí se manejaba. Parte de esta información es
cuantitativa: sobre todo los datos sobre los movimientos de precios en los muchos
mercados en los que el fondo opera. Otra parte de ella es cualitativa. En una de las
pantallas que tenía ante sí el operador, por ejemplo, aparecían los títulos de las nuevas
historias de Reuters14. Si quería (aunque apenas lo hacía por razones que detallaremos
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después), el operador podía utilizar su ratón para abrir la versión que daba Reuters de
las condiciones del mercado del arroz en Manila, o enterarse de que “después de un
largo torpor la política egipcia se despierta”.
Cinco personas (el interno que estuvo presente uno de los días no tomó parte activa
alguna) se veían de este modo confrontadas con una multiplicidad de
“apresentaciones”15 de los mercados y con innumerables representaciones de eventos
en casi todas las esquinas del planeta. Si los seres humanos tuvieran poderes ilimitados
de procesamiento de información, cálculo y memoria, un solo individuo sin asistencia
podría quizás transformar el flujo de información en una cartera de operaciones óptima.
Pero como las capacidades humanas son limitadas, como subrayó Herbert Simon hace
ya tiempo (Simon 1955), las tareas necesarias son distribuidas entre distintos sistemas
técnicos y múltiples seres humanos: lo que acontece en la sala de operaciones es, en
efecto, una “cognición distribuida” en el sentido en el que la describe Hutchins.
Por ejemplo, una herramienta técnica de la que dependen todos los que operan con
bonos es una calculadora de rendimientos. La complicada diversidad de los precios de
los bonos necesita con frecuencia ser convertida rápidamente a (y desde) una métrica
más uniforme. Pensar en términos de rendimientos permite que bonos distintos puedan
ser comparados. Es de este modo común que los precios de los bonos sean establecidos,
o también que los precios de las ofertas de subastas de bonos sean expresadas no como
sumas en dólares de otras divisas, sino como rendimientos. En los mercados financieros
actuales el cálculo de rendimientos es una rutina, un rasgo que viene dado como una
suerte de “caja negra” en el mismo software. Y pese a todo, un incidente en el segundo
día de nuestra observación hizo ese cálculo súbitamente visible.
El operador le pidió a su asistente que produjese una calculadora de las marcas de
precios implementada en el software para los bonos del gobierno turco, que calculase en
forma de rendimientos convertibles a y desde precios en liras. Así lo hizo el asistente,
empleando la definición estándar de “rendimiento”, que es la tasa anual media de
retorno que produce un bono en relación a lo que resta de su periodo de vigencia, a su
precio actual de mercado. Este valor se calcula en función del hallazgo, por repetición,
de la tasa de descuento16 a la cual la suma de los actuales valores de los intereses
anuales del bono y de su capital iguala a su precio de mercado. El operador, sin
embargo, pronto se dio cuenta de que la calculadora de su asistente estaba equivocada.
El asistente no poseía una pieza crucial del “conocimiento local”: la convención en el
mercado de bonos turco no es el empleo de la definición estándar de rendimiento, sino
los pagos anuales de los intereses expresados como un porcentaje del precio de
mercado:
Operador: Los bonos turcos [T-bills] funcionan a partir de rendimientos simples y no
compuestos, ¿lo sabías?
Asistente: No.
Una vez corregido esto, la calculadora de rendimientos para los bonos turcos pasó a
formar parte del agenciamiento sociotécnico que constituye el fondo de inversión. En sí
misma, la construcción de la calculadora es heterogénea. Combina una “expertise” en
programación con un conocimiento de las convenciones del mercado y con otro saber
especializado referido a un hecho concreto: las tasas de interés de los bonos del
gobierno turco con sus específicas fechas de vencimiento. Dos personas producen estos
datos: el operador puede haber tomado nota de los valores él mismo, pero en la práctica
necesita delegar la tarea, así como evaluar si ha sido llevada a cabo satisfactoriamente.
En relación a estos aspectos, la calculadora de rendimientos de los bonos turcos tiene de
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poco habitual sólo el hecho de que nosotros estábamos presentes cuando estaba siendo
diseñada. Lo que dice Hutchins (1985a, p. 374) sobre la navegación es igualmente
verdadero para nuestro fondo de inversión: “El ajuste del… trabajo se va produciendo
en el tiempo como soluciones parciales a problemas que surgen con frecuencia;
soluciones que cristalizan y se incorporan en las herramientas materiales y conceptuales
de las transacciones y en la organización social del trabajo”.
La “organización social del trabajo”, aquí entendida como la distribución de la
cognición y de la acción entre las personas de la sala de operaciones, fue evidente
durante nuestras observaciones en muchos sentidos. Por ejemplo, el operador hacía con
frecuencia a sus colegas preguntas que se referían a información que él (posiblemente
de manera temporal) había olvidado: “¿A qué precio hice tal operación?” o “¿Cuál fue
la tasa de paro (en los Estados Unidos) el mes pasado?” (en palabras de Hutchins 1985a,
p. 134: “el recuerdo se efectúa de manera compartida”.) Cuando el operador está fuera
de la sala en horas de oficina (lo que sucede normalmente sólo de manera breve), confía
en la observación de la actividad del mercado que hacen sus colegas. Cuando regresa,
sus primeras palabras a menudo son: “¿Qué está pasando?” o “¿Cómo está el mercado?”
(Una vez que el operador estaba cenando con el segundo autor de este texto, llamó
incluso a un vendedor a los Estados Unidos para hacerle preguntas similares).
El socio C toma a menudo la iniciativa a la hora de orientar la atención del operador
hacia próximas actualizaciones de datos, mientras el socio B suele señalarle
directamente los desarrollos del mercado que son más relevantes: “Oye… puedes
negociarlo otra vez a 110.” o “¡Mira! Los fil (los bonos del gobierno filipino) van a la
baja. ¿Estás viendo estos mensajes?”. En apuntes de datos como este último está
implícita la visión de un negocio conveniente. Si esa visión entra en conflicto con la del
operador, a veces se produce una breve discusión:
Socio B: ¿(…) Has visto el ZAR [el bono en la divisa sudafricana]?
Operador: Sí, aquí está. ¿Y qué? ¿Quieres que lo saque ahora?
Sin embargo, en otras ocasiones el operador no hace más que recibir el comentario (“Sí,
lo he visto”), o ni siquiera contesta.
Aunque el operador confía evidentemente en lo que él mismo va viendo, también
reconoce que otros tienen habilidades y/o conocimientos de los que él carece: en
particular el “estratega”, el socio C. Su papel consiste en seguir la evolución política y
económica en los países con mercados emergentes, pero también (por razones que
exploraremos más adelante) la evolución económica de otros países: principalmente,
pero no sólo, la de los estados Unidos. Por poner un ejemplo, el siguiente intercambio
tuvo lugar después de que se hicieran públicos los datos mensuales sobre desempleo en
este país, el dato al que de lejos se le dedicó la mayor atención durante el periodo en el
que se llevaron a cabo nuestras observaciones. El operador y el socio C miraban la
misma información en sus pantallas durante el intercambio, mientras el operador estaba
al mismo tiempo intentando completar la compra de unos bonos brasileños (los cortes
que vemos en el texto se producen sobre todo cuando el operador habla por teléfono
sobre esto):
Socio C: Las ventas navideñas han estado muy paradas. Por todas partes ha habido
muchos descuentos y peticiones de nueva mercancía, y está también ese informe sobre
desempleo; la razón por la cual se está por debajo de las expectativas es que se han
recortado 20.000 empleos en el sector minorista.
Operador:… Sí que la economía va mal, la verdad…

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Socio C: Así que los minoristas lo están pasando mal. No han contratado personal de
refuerzo como hacen normalmente en diciembre, y probablemente están haciendo
descuentos.
Operador: Entonces, ese dato… De acuerdo a ese número [de desempleados], ¿qué
crees que harán en general los títulos del Tesoro [los bonos del gobierno
estadounidense]? Si no mirases a todo lo demás, sólo basándote en ese dato, en esos
datos, ¿qué?
Socio C: ¿Qué pasará con lo títulos del Tesoro?
Operador: Sí, ¿qué dirías tú que harán? Subirán, bajarán, se quedarán como están.
Socio C: Resumiendo, diría que se quedarán como están.
Operador: Vale, gracias. ¿Pero no crees que los profesionales del mercado mirarán esos
números y que habrá consecuencias para la inflación? ¿O eso no pasará?
Socio C: Bueno, me pediste un resumen… Vale, lo adorno un poco más. Sí, es como
dices. Parece que, en general, las navidades les fueron más o menos a los minoristas. La
cosa fue bien porque están haciendo descuentos para mover la mercancía. Eso es
positivo para la inflación, al menos la de diciembre… Pero contra eso tienes que valorar
que las ganancias medias por hora fueron un poco mayores de lo esperado.
Operador: Cierto.
Socio C: Pues eso.
Operador: A eso iba, leyendo esos datos de…
Socio C: Sí, por eso es por lo que dije que se quedarán como están [las cotizaciones de
los bonos estadounidenses]; porque hay corrientes fluyendo en sentidos distintos.
Éste era un intercambio sobre el peso de las condiciones económicas de los Estados
Unidos en el mercado de bonos. En otros intercambios entre el operador y los socios B
y C se debaten características específicas de las transacciones. A menudo comienzan de
manera casual y se transforman gradualmente en una decisión colectiva:
Operador: ¿Deberíamos hacerlo…? Me refiero a que me gustaría cerrar el trato, la
operación del dólar taiwanés contra el dólar [estadounidense]. No crees…
Socio B: Te dirá [refiriéndose al socio C] que lo hagas contra el euro.
Operador: Pero es un gran cambio. Quiero decir que… No puedes cambiarlo tal que así,
de un día para otro. Vamos a pensarlo. Tal vez lo cambiemos, vale, pero…
Socio B: ¿Cambiar el qué?
Operador: Quiero decir, en cierto modo la operación pide favorecer al dólar
desfavoreciendo el euro, ¿no? O sea… Esta transacción, si tú no pensaras que el
dólar/euro está yendo hacia, digamos 120 [un tipo de cambio de 1 euro=1,20 dólares], si
pensaras que el dólar/euro iba a 135, no propondrías este negocio.
Socio C: Bueno, lo haría en el sentido en el que hay tres escenarios posibles; dos de
ellos en los que esta cosa de Taiwan funcionará… en Europa. Otro en el que los Estados
unidos hacen lo correcto.
Operador: Vale.
Socio C: Y el euro… más en contra del euro.

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Operador: Mi propuesta, que hice para el peso mexicano también, es que hagamos esas
operaciones contra una cesta de dólares y euros, mejor eso en este momento que
simplemente ir a desfavorecer al euro del todo.
Socio C: Ya; pero yo no digo que haya cambiado mi visión del dólar en general, sólo
estaba pensando en lo de Taiwan y los asiáticos… Es una cosa u otra, si crees que la
historia va a pasar este año…
Socio B: Sí, lo creo.
Socio C: Yo también lo creo.
Socio B: Pero el asunto que estamos discutiendo no es si comprar lo asiático [la divisa
asiática]. Lo que discutimos es qué vamos a desfavorecer a cambio.
La cognición está rara vez totalmente separada de la emoción (Damasio, 1995). Después
de discusiones como las de arriba se estabiliza y genera una interpretación sobre una
decisión, o incluso cuando el operador ha tomado una decisión sin consultar a sus
colegas, con frecuencia se le proporciona apoyo emocional. Su trabajo es estresante,
implicando acciones en las que grandes cantidades de dinero (“suyo y de sus colegas,
así como de los inversores del fondo") están en juego. El apoyo a las decisiones que ya
se han tomado se actualiza a menudo explícitamente: "A mí me gusta el negocio” o “sí,
yo estaría bastante cómodo con eso". Si los precios no se mueven como se predijo, los
comentarios de sus colegas son, tanto de apoyo al operador como de aliento para que
mantenga el objetivo: “¡Venga! No dejes que te afecte”; “No vas a hacer dinero
pensando en ello, trata de olvidarlo y sigue adelante”. A veces el apoyo para seguir
adelante es aun más explícito: “¿Qué más puedes vender? ¿Qué mas hay ahí para
vender?”

Cognición multi-situada
Los procesos cognitivos que conforman la toma de decisiones del fondo se distribuyen
más allá de la gente y los sistemas técnicos que negocian en su sala de operaciones. La
criba necesaria de información potencialmente relevante es realizada en todas partes,
incluso en diferentes países y continentes. A veces, los resultados de esas cribas llegan
vía telefónica o por web-conferencias organizadas por los bancos de inversión. Más
comúnmente, sin embargo, la información llega en forma de mensajes de correo
electrónico. Dentro de esa categoría están la mayoría de esos e-mails recibidos por el
operador durante sus cuatro días de observaciones, que no tienen más propósito
específico que confirmar un trato o dar un presupuesto- incluso los mensajes que dan
cotizaciones de precios, contienen un breve comentario sobre los avances de los
mercados. Por lo general, estos e-mails no son los mensajes bilaterales en los que Knorr
Cetina y Bruegger (2002) se centraron, sino mensajes para múltiples destinatarios.
Como un operador dijo: "En cierto modo, los e-mails que usted recibe son como estar ...
en una zona donde, ya sabe, hay veinte personas diferentes que comparten la
información". A continuación una muestra de los correos electrónicos (los marcados
con un asterisco son los títulos de las páginas electrónicas conectadas a servicios como
Bloomberg News):
(Remitente 1) 01/04/05, 14:58: "EL TRIBUNAL CHILENO DICE QUE PINOCHET
PUEDE ENFRENTAR CARGOS DE SECUESTRO Y HOMICIDIO" * Por fin ...
(Remitente 2) 05/01/05, 00:30: Destacados del día: Brasil: En cuanto a la publicación de
datos, estén al tanto del I[ndice de] P[recios al] C[onsumo] para diciembre-FIPE

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(Fundação Instituto de Pesquisas Económicas) ([la predicción del banco remitente]:
0,6%) y flujos de fx [divisas extranjeras] para diciembre.
México: El peso casi llega a nuestro objetivo recomendado de 11,45 y abogamos por el
cierre de posiciones de USD / MXD cuando el peso se acerque a ese nivel
(Remitente 3) 05/01/05, 02:34:. ROP [República de Filipinas] tocando techo a pesar de
la venta y precios de los EM [Mercados Emergentes] …¡¡¡!!! técnicos...
(Remitente 4) 5.1.05, 07:19: [bonos del gobierno de Filipinas] está en racha, se
sostienen muy bien contra el resto de emg [mercado emergente]
(Remitente 3) 5.1.05, 07:38: "Los bonos filipinos a 10 años en dólares crecen con un
presupuesto más estrecho'* - el mercado está que arde a pesar de la acción crediticia en
Latinoamérica durante la noche. Si esta historia es el único conductor, los participantes
del mercado son mucho más ingenuos de lo que yo pensaba .... después de 11 meses el
déficit presupuestario fue de 160, una cantidad anual de 175bn de pesos ....., claro que el
déficit anual iba a llegar a unos 170-190... seguro que a nadie sorprende esta historia.
(Remitente 5) 05/01/05, 08:22: Todavía creo que Fili[pinas] vende más [quizás ‘va a
vender más’] ya que sólo baja un 1/4 de punto
Estos e-mails generalmente contienen información que está disponible para el operador
mediante pantallas dispuestas frente a él. Así tiene acceso a Reuthers, Bloomberg News
y otras agencias de información. Y puede acceder casi en tiempo real al Índice de
Precios al Consumidor en Brasil una vez que es anunciado, el cambio del Peso
mexicano al dólar, los precios de los bonos de los gobiernos de Brasil o de Filipinas y
su déficit presupuestario.
Estos mensajes de correo electrónico generalmente sirven para llamar la atención del
operador sobre algunos aspectos de los datos de los que dispone y no sobre otros, y
muchas veces explícita o implícitamente sugieren “marcos” o formas de interpretar los
elementos en los datos (véase Beunza y Garud 2004). Para el operador y sus colegas no
sería posible monitorizar y controlar todos los elementos disponibles en los datos. La
constante llegada de los “indicadores” reduce la necesidad de tratar de hacerlo, y a
veces alimenta directamente a la acción. Después de una serie de e-mails en la mañana
del 5 de enero (incluidos los mensajes de remitentes 3, 4 y 5 antes citados), a las 08:30
el operador llega a la conclusión de que los precios de los bonos del gobierno de la
República de Filipinas están a punto de caer, y en breve vende 5$ millones de esos
bonos (expresados en dólares estadounidenses) al banco del emisor 3, enviando un
correo electrónico a su contraparte (que se encuentra en Hong Kong): “No tienes que
mover [tus precios]. Londres va a vender".
Claramente, los mensajes citados anteriormente difieren. El remitente 1 está llamando la
atención sobre una noticia, y ofrece una opinión personal. El remitente 2 llama la
atención sobre un anuncio de datos de próxima publicación (muchos mensajes entrantes
hacen esto), y, en lo que respecta a los mensajes de 3, 4, 5 y 6 toman la forma de
informes o análisis sobre la evolución del mercado: no hay ningún consejo explícito,
pero un arriesgado destinatario recibe el mensaje del remitente 6 y rápidamente compra
bonos del gobierno brasileño.
Muchos mensajes como estos fluyen dentro del fondo y fuera de él, y por supuesto no
pudimos observar los procesos que llevaron a los mensajes entrantes. Fuimos testigos,
sin embargo, de la formulación dentro del fondo de una idea comercial que se optó por
difundir, y pudimos seguir las primeras etapas de su difusión. El socio B se dio cuenta

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de que la “venta” de los bonos de mercados emergentes, a los que se refieren los
mensajes anteriores, había dado lugar a una aparente anomalía en el precio relativo de
dos diferentes emisiones de bonos del gobierno brasileño en dólares estadounidenses. El
operador pidió a su asistente que hiciera una hoja de cálculo de los precios recientes de
las dos emisiones que apoyaron la opinión de que se trataba efectivamente de una
anomalía y, por tanto de una oportunidad de negocio. Tras haber hecho las compras
necesarias y las ventas rápidas para tomar ventaja de ello, el operador llamó luego por
teléfono a un contacto en un banco de inversión para dirigir su atención a la anomalía -
"Hay por lo menos medio punto en ese negocio, y el riesgo de mercado es cero"- y le
envió la hoja de cálculo.
¿Por qué los operadores deben compartir estas ideas con los demás? Si una idea es
buena, se podría esperar que un actor económico racional la mantuviera en secreto. Sin
embargo, todos los operadores tienen limitaciones de capital: hay límites a la cantidad
de capital que tienen a su disposición y restricciones prudenciales que les impiden
dedicar demasiado capital a una sola operación. Después de haber dedicado un capital
razonable a un negocio – nos explicó la decisión que había tomado, diciendo: “Éste es el
tamaño correcto para esa anomalía”. Ellos, por tanto, no pierden nada alertando a otros
sobre ella.
Es más, a veces hay algo que ganar alertando a otros. “Todo lo que quiero es que la
gente hable de ello”, dice el operador: si otros también pasan a la acción sobre la
anomalía de precios, pueden prevenir su ampliación. “Si se ampliase”, explicó el
operador, “podría haber una razón [para ello] que no entiendo. Yo podría haber tenido
que reconsiderar la decisión [construir una posición comercial basada en su
estrechamiento]”. Incluso si un operador decidió en esa situación que él o ella estaba en
lo cierto, la ampliación de las anomalías puede causar a veces posiciones que deben ser
abandonadas debido a que los operadores ejecutan contra pérdidas formales de
detención y finalmente restricciones de capital. Las pérdidas temporales involucradas
pueden ser intolerables para quienes, como los inversores de los fondos de inversión y
altos directivos en los bancos de inversión, abastecen a los operadores con capital (un
magnifico modelo formal del proceso y sus consecuencias se encuentra en Shleifer y
Vishny 1997).

Los miembros de los bancos de inversión tienen una motivación adicional para difundir
ideas comerciales (propias y ajenas, como en el fondo que hemos estudiado). Los
honorarios pagados por los fondos especulativos para el servicio de corretaje17 son
ahora una fuente de ingresos importante para tales bancos y también les benefician la
compra-venta de los fondos de inversión por las comisiones y la “horquilla de precios”
(“bid-ask”)18, y – sistemáticamente – a través de la forma en que el conocimiento de las
corrientes de negocio (flujo de compra-venta) produce oportunidades visibles para ellos.
Las fuentes de ideas para operar comercialmente (o de otros resultados de filtrado de
información) son, por tanto, actores económicos de pleno derecho, que se suele suponer
que tienen un interés en lo que otros harán cuando reciban estas ideas. De hecho se
espera que los participantes en el mercado hablen de su cartera de acciones (“talk their
book”) cuando van circulando ideas para operar – sobre una posición basada ya en las
virtudes que están proponiendo - y se da por descontado que emplearan una cierta
cantidad de “brillos” o exageración, al hacerlo, (menos perdonable es “jugar al
despiste”(“sandbagging”) [Biggs 2006, pp., 2-3]: es decir, abogar por una posición,
cuando uno mismo ya no está interesado en ella). Es importante subrayar que muchos

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de los intercambios que estamos discutiendo (por ejemplo, los correos electrónicos
acerca de los bonos de Filipinas) son multilaterales, de modo que el oportunismo que
lleva a un punto de vista particular puede ser detectado. Como dice el operador, "es algo
bastante obvio... porque puedes ver si una persona está diciendo A, y todos los demás
dicen lo contrario".
Algunas fuentes de ideas son incluso más creíbles y cuentan con más autoridad que
otras. Como señalaba el operador: “algunas personas están más informadas;… algunas
personas son más cabales, sofisticadas; alguna gente es más simple, ya sabes, basan sus
decisiones en presentimientos y así sucesivamente… así que no hay una diferencia de
estilo, y no me gusta encasillar a la gente, en plan, este muchacho/a siempre tiene la
razón, este/a chico/a siempre se equivoca… pero, por supuesto, hay cierto sesgo, ellos
saben, tú sabes cómo cada cual piensa, cuál es su estilo… y eso cuenta en las
decisiones”. El socio B también sostenía que: “al hablar con toda esa gente día tras día,
desarrollas un tipo de sensibilidad hacia quienes tienen una mentalidad apropiada y
quienes no… puedes sentir que tal tío tiene buena respuesta en el mercado y que aquel
otro no tiene tirón”

Selección en el filtrado de información


Caracterizar completamente el filtrado de información que pasa en la sala de
operaciones de fondos de inversión y en otras posiciones conectadas electrónicamente a
ella es una tarea que va más allá de este artículo. Aquí, discutimos sólo dos aspectos. El
primero es geográfico: la sorprendente extensión a la que fue dirigida realmente la
atención de nuestro fondo en EE.UU. Como ya se ha visto, aunque el fondo comerciara
los bonos de países como Brasil y Filipinas, prestaba una detallada atención a asuntos
como, por ejemplo, el mercado de la venta pre-navideña al por menor en EE.UU.
Nuestras entrevistas complementarias confirmaron que eso no era excepcional. El socio
C considera que el peso dado a factores internacionales – “en realidad generalmente
estadounidenses”– en las decisiones del fondo está alrededor del 30-40%, con
consideraciones específicas a la cuestión contable del país de mercado emergente
alrededor del 60-70%.
La métrica de 'rendimiento' permite comparar la amplia gama de bonos emitidos en todo
el mundo rápidamente y fácilmente. Por ejemplo, el rendimiento de los bonos
expresados en dólares emitidos por Brasil o Filipinas puede ser comparado con el
rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. y las probabilidades de pérdida
percibidas por Brasil o Filipinas son condensadas en “extensiones del crédito” de los
rendimientos de sus bonos sobre los bonos del Tesoro. De hecho, una cotización para un
bono de mercado emergente a menudo tendrá la forma de una extensión de su
rendimiento sobre los bonos comparables del Tesoro.
La valoración de los bonos de mercados emergentes en relación a los bonos de Estados
Unidos o los Eurobonos significa que, ceteris paribus, el precio de los primeros se
moverá en consonancia con los movimientos de los segundos. Sin embargo, nuestro
fondo 'cubre' esta conexión directa tomando posiciones compensatorias en futuros de
Estados Unidos y Eurobonos. Sigue siendo una relación, aunque menos directa. Si la
inversión nacional en los Estados Unidos obtiene sólo bajos rendimientos, los bonos de
mercados emergentes (con la “extensión” adicional que ofrecen) parecen ser más
atractivos. Como consecuencia puede suceder una mejora en la percepción de la
solvencia de los gobiernos de los mercados emergentes: bonos más atractivos significan
costos de los servicios de duda más bajos y, por tanto, un balance de saldos
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presupuestarios mayor y un incremento en la posibilidad de vender bonos con
vencimientos más largos, lo que a su vez tiene el efecto de reducir los frecuentes riesgos
intrínsecos de refinanciación. Por el contrario, si los rendimientos de los bonos
estadounidenses suben los mercados emergentes pueden perder parte de su atractivo y
se puede revertir el anterior círculo virtuoso: disminuye la percepción de solvencia de
los gobiernos y la extensión del crédito declina19.
En consecuencia, las tasas de interés y el rendimiento de los bonos estadounidenses
afectan no solamente a todos los niveles de los rendimientos de los mercados
emergentes sino también a la difusión de dichos rendimientos sobre los bonos del
Tesoro, un factor al que nuestro fondo está expuesto. Gran parte de la acción sobre
bonos de mercados emergentes que observamos tiene que ver con la liberación, en la
noche del 4-5 de enero, del acta de diciembre de la reunión del Comité de Mercado
Abierto, que establece el ajuste de la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados
Unidos, que indicaba claramente la probabilidad de aumento de dicha tasa de interés. A
pesar de la protección ofrecida por las coberturas de los operadores, no es sorprendente
que en la mañana del 5 de enero le observáramos leer con gran cuidado el acta
mencionada. Era el contexto interpretativo clave para la “venta” de los mercados
emergentes, incluyendo el desconcertante fracaso inicial de la caída conjunta de los
bonos de Filipinas y la anomalía en el precio de los bonos brasileños.
Tales fenómenos son, por supuesto, parte del significado de la más familiar de las
nociones: 'globalización'. Cabe señalar, sin embargo, que en este caso la globalización
actúa en parte a través de un algoritmo. Sin la métrica de 'rendimiento', comparando los
bonos emitidos por diferentes gobiernos, con todas sus particularidades, sería mucho
más difícil y más lento. Un agenciamiento que incluye una calculadora de rentabilidad
(o sus predecesores menos móviles, los 'libros de rendimientos' que los bancos de
inversión solían producir laboriosamente) difiere de un agenciamiento sin tal recurso
(MacKenzie 2006 supone que éste es el caso para el agenciamiento referido a un
modelo de cálculo de precio de una opción). En particular, la métrica de 'rendimiento'
ayuda a construir un mercado de bonos global.
Una segunda cuestión relativa a la selectividad en la cognición es la medida en que se
presta atención a la política de los países de mercados emergentes en cuyos bonos
invierte el fondo. En este punto, hemos visto al operador leer detenidamente una noticia
acerca de Abdalá Bucaram, el inconformista, populista ex Presidente de Ecuador,
caracterizado (por él mismo, así como por sus enemigos) como el loco. Esta historia no
había llegado a través de un mensaje de correo electrónico, lo que nos llevó a preguntar
al operador cuán importante resultaba considerar la política de los países con cuyos
bonos comerciaba.
Su respuesta fue sucinta y general: “Cuanto más débil el crédito, más importante es la
política”. Cuanto mayor es la probabilidad de morosidad de un gobierno sobre sus
bonos, más relevante es la información sobre la política de ese país. Que Pinochet
pudiera finalmente estar a la espera de juicio fue, por lo que podemos decir,
simplemente una noticia política sobre Chile y una fuente de satisfacción personal (o de
lo contrario). Que el loco pudiera regresar a Ecuador desde su exilio en Panamá fue, en
cambio, una noticia de diferente tipo. El crédito de Ecuador, dijo el operador, “es uno de
los más débiles que hay” (Ecuador incumplió el pago de sus bonos en una fecha tan
reciente como 1999). En casos así, “uno o dos tíos pueden cambiar las cosas”.
Que un solo operador gaste unos minutos en leer una noticia es por supuesto un dato
débil, pero la explicación del operador es consistente con el amplio estudio de Mosley

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(2003). Una brecha clave en el mercado de bonos es la existente entre gobiernos que son
razonablemente reconocidos como probables morosos y aquellos cuya morosidad es
considerada como realmente inconcebible. Ecuador está en el primer grupo. El Reino
Unido y EE.UU. están en el segundo, y Chile ha logrado avances parciales, a veces
dolorosos, para unirse a ellos. Los inversores de bonos controlan ambos grupos en lo
que respecta a las decisiones sobre la tasa de interés, la inflación y el déficit públicos,
pero la 'política' en los países del segundo grupo tiende a ser objeto de interés sólo en la
medida en que es probable que afecte a estos factores. (Sólo el 58% de los entrevistados
por Mosley mencionó las elecciones en países como un factor que tuvieron en cuenta, y
de quienes las mencionan casi nueve de cada 10 dijeron que no eran importantes:
Mosley 2003, tabla 3.1, p. 56.) En contraste, como le dijo un entrevistado: "La política
es enorme para los mercados emergentes" (Mosley 2003, p. 129). La explicación de
nuestro operador implica una diferenciación más, y su atención a la política ecuatoriana
no fue la única. En abril de 2005, Ecuador tuvo que abandonar un intento de emisión de
bonos 'debido a la creciente tensión política' (Weitzman 2005).

Conclusiones
La noción de agenciamiento no desplaza el clásico instrumento analítico de la
sociología económica. Las redes sociales, por ejemplo, siguen siendo claramente
importantes, como cuando un servicio de corretaje de inversiones de banca sugiere en su
sitio Web que "el apalancamiento de las relaciones con los bancos custodio20” ayuda a
darle su capacidad fundamental para facilitar el préstamo de valores. Sin embargo, el
‘agenciamiento’ es potencialmente útil para ampliar de ese conjunto de herramientas, en
particular por su énfasis en los vínculos 'técnicos', así como de “interés social”.
El riesgo de tal ampliación, sin embargo, es que resulta indiscriminada. La tarea de
trazar un ‘agenciamiento’ en un mundo interconectado es formalmente interminable, y
la noción podría ser simplemente una jerga en la que traducir descripciones y narrativas
banales, como ocurrió en cierta medida cuando los primeros conceptos de actor-red se
pusieron de moda en los estudios en inglés de ciencia y tecnología hará unos 15 años.
Por lo tanto, para ser selectiva resulta esencial: centrarse, por ejemplo, sobre aspectos de
los agenciamientos que no son evidentes y en las formas en que la composición y
configuración de los agenciamientos afectan a la acción económica.
En el nivel más básico la noción de “agenciamiento” nos ayuda a dirigirnos a las
condiciones de posibilidad de los actores económicos: la habitualmente ignorada
infraestructura que permite a los actores ser los actores que son. ¿Por qué hay ahora
8000 fondos de inversión? Las razones, obviamente, incluyen desarrollos económicos y
políticos, pero también es importante el hecho de que montar un fondo es mucho más
sencillo en el 2006 que 20 años atrás. El tiempo real de la interconexión de la captura de
operaciones y otros sistemas hace posible estandarizar, automatizar y administrar
riesgos de servicios administrativos y de corretaje, que pueden así suministrarse a escala
industrial y relativamente barata (en lugar de 'artesanal').
Cabe señalar que es en la infraestructura de la acción económica -en lugar de en lo que
podríamos llamar más glamurosamente nodos de acción agencial, como las operaciones
comerciales- donde va a encontrarse el empleo en su mayor parte. Si bien no conocemos
ningún desglose preciso de empleo en el sector de las finanzas al respecto, es evidente
que los operadores son sólo una pequeña minoría. La mayor parte de los trabajos se
refieren a otros roles en los agenciamientos. Su equilibrio de género es diferente: el
comercio es todavía un privilegio masculino principalmente, mientras la mayor parte de
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las mujeres se localizan en la infraestructura que lo sustenta. La localización geográfica
de los trabajos de infraestructura también difiere, al menos potencialmente, de aquellos
trabajos más glamurosos. La república de Irlanda, por ejemplo, no es un lugar
prominente de operaciones pero se ha convertido quizá en el principal lugar del mundo
para la administración de fondos de inversión. Provee no sólo un “paraíso fiscal” con
estatus legal y un régimen de impuestos favorable, sino también una robusta
infraestructura de telecomunicaciones. (“Situar ordenadores en un lugar con
huracanes… no es sencillamente una buena idea.”, como sostenía un entrevistado del
mundo de la administración, explicando por qué las Islas Caimán no eran tan atractivas
en este sentido a pesar de sus ventajas fiscales). Irlanda, además, ofrece personal
experto en lengua inglesa y una regulación responsable: “En Dublín, puedes ir a visitar
a la autoridad reguladora y tomarte una taza de té en su despacho”, decía el mismo
entrevistado.
Una infraestructura que funciona suavemente y sin problemas es normalmente invisible:
tuvimos que buscar deliberadamente la infraestructura de la acción económica de
nuestro fondo, en lugar de que nos viniera señalada por los eventos en la sala de
operaciones. Sin embargo, en el amplio mundo de los fondos de inversión hay modos en
los que los temas aparentemente infraestructurales pueden repentinamente menoscabar
la libertad de acción. Por tanto, uno de los principales medios por los que el riesgo es
controlado en este mundo es la colaterización de los contratos sobre lo que se suele
denominar “mark to market”21. En tanto los precios del mercado se mueven a favor de
una u otra parte en el contrato, los acuerdos colaterales son transferidos entre ellos: tal
transferencia tiene habitualmente lugar diariamente.
En palabras de un entrevistado, es lógico satisfacer tales 'llamadas de ajuste de
mercado’ prometiendo “el colateral menos líquido que tengas que se ajuste a los
requisitos colaterales”. Así que lo que queda fácilmente captado en la “caja” de un
fondo de inversión (los valores no prestados ni hipotecados que posee), a menudo
tenderán a ser sus activos más líquidos. En circunstancias normales, esto no es
importante, pero, cuando de repente un fondo necesita efectivo (por ejemplo, debido a
retiradas de inversión o requisitos de ajustes de mercado que deben cumplirse en
efectivo) esto puede tener consecuencias, especialmente si se combina con sistemas
técnicos que no han sido configurados para incluir campos que permitan al fondo
determinar fácilmente cuestiones tales como con qué rapidez los activos cedidos en
garantía pueden ser reclamados y estar disponibles para la venta:
“El mercado comienza a bajar, ahora tienes que vender algo, porque estás recibiendo
llamadas de todas partes sobre el ajuste del mercado. Así que tú solo puedes mirar y
decir: “¡Oh!, ¿qué podemos vender nosotros?” En un mundo perfecto tú venderías un
balance de tu cartera de liquidez para retener algún control sobre el balance de lo que
está ahí. Pero si no sabes dónde está esa garantía y cuando volverá sólo puedes confiar
en la buena fe de las personas que se comprometen por una semana y que volverán una
semana más tarde, y no te importa porque volverá a suceder. En un mercado normal
esto estaría bien pero en un mercado rápido tú tienes que vender ya mismo. Así que
dices, “¡¡Oh, mierda!!… me está costando un mes averiguar esto [qué activos no
líquidos pueden venderse] así que voy a vender este [altamente líquido] T-Bill'
americano a dos años, o lo que sea. Así que... un... fondo de inversión... si no está
preparado para eso, se quedará solo con su aval más líquido, que también es de las cosas
que la calle ya sabe que posee. Porque creaste mucha expectación cuando compraste...
y, a continuación, empezaste a venderlo, entonces van y dicen, “¡¡mierda, ese chico
posee 30 % de ese tema, mejor empezamos a venderlo también!!”.

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Tal y como el agenciamiento constituye las condiciones de posibilidad de la acción
económica, la distribución de la cognición y de la acción que implica puede moldear las
propiedades de los actores. Como ya se ha señalado, la teoría financiera ortodoxa
postula (con fines de modelización) un inversor que es un individuo completamente
racional y con capacidades cognitivas ilimitadas; un modelo que ha sido cuestionado
por “las finanzas comportamentales”. Esta corriente también considera a los inversores
como individuos, pero los ve como obstaculizados por los sistemáticos sesgos
cognitivos revelados por experimentos como los de Kahneman y Tversky (1979),
resumidos en su “teoría de la prospectiva”. Uno de tales sesgos es la tendencia
sistemática a comportarse de forma diferente en situaciones de ganancia percibida (en
las que muchos sujetos manifiestan aversión al riesgo, no estando dispuestos a perder lo
que han ganado) y de pérdida percibida, cuando la propensión es a arriesgar para
recuperar la pérdida. Para los operadores de fondos, la tentación es, pues, evitar hacer
una pérdida 'real' al liquidar una posición que “carga” una pérdida con la esperanza de
que se recupere, y así sostenerla obstinadamente (a lo que se le llama estar “casado con
ella” en la jerga de la negociación) (Fenton-O’ Creevy, Nicholson, Soane, y Willman
2005).
Por lo tanto, las cuestiones aparentemente banales de apoyo emocional y asistencia para
volver a centrarse después de una pérdida comercial tienen una importancia teórica:
entre sus efectos pueden estar la disminución del sesgo de la “teoría de la prospección”
anteriormente mencionado. La cultura de los operadores es reflexivamente consciente
de ese sesgo. En las piscinas de la Chicago Board of Trade, por ejemplo, los operadores
a veces tararean la marcha de boda de Mendelsohn para indicar que un colega parece
que se ha convertido en 'casado' con una posición (Zaloom 2006), y nuestras entrevistas
más amplias confirman que los operadores (y especialmente los que manejan a los
operadores) están alertas ante la posibilidad de 'matrimonio'. Tenga en cuenta el
elemento central que esto sugiere. Que los operadores se ven afectados por sus colegas
y directivos, que su cultura es reflexiva, y que la cognición y acción que se distribuye
entre personas y sistemas técnicos puede tener el efecto de hacer al actor económico
más parecido al agente totalmente racional postulado por la teoría de financiera
ortodoxa.
Sin embargo, también debe tenerse en cuenta que la acción económicamente racional no
siempre puede promover la estabilidad. Otro posible efecto de la composición y
configuración de los agenciamientos tiene que ver con el riesgo de contagio: la
propagación de la crisis financiera de un país a otros, incluidos los países con pocas
operaciones u otras conexiones con el lugar original. Con muchos países en los que
invertir, es probable que las rutinas de procesamiento de la información altamente
selectivas sean óptimas (Calvo y Mendoza 2000), y ciertamente hemos observado tal
selectividad. Por ejemplo, sería menos probable que fuera rentable para nuestro fondo
contratar un economista de lengua magyar para profundizar su comprensión de Hungría,
un mercado entre muchos en el que opera.
En consecuencia, puede haber situaciones en las que la estrategia óptima para actores
que reparten sus inversiones en muchos países implica imitación: si un actor observa
que otros actores - especialmente los señalados por tener conocimiento experto del país
en cuestión- compran o venden, sería sensato hacer lo mismo tan pronto como sea
posible. Cabe destacar que no vimos a nuestro fondo comportarse de esta forma, pero
nuestras observaciones (y el corpus de correos electrónicos al operador) contienen
amplias evidencias de la circulación de información sobre clases particulares de actores,
comprando y vendiendo. Lo que es, sin embargo, más difícil de observar, es por qué un

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actor compra o vende. Una venta de activos en un país, por ejemplo, puede surgir
simplemente porque han ocurrido pérdidas en otros países sin vínculos económicos con
él. Esas ventas pueden no transmitir información, superior o de cualquier otro tipo,
sobre el país en cuestión, pero pueden malinterpretarse como transmisoras de 'malas
noticias' (Calvo y Mendoza 2000).
Tales procesos pueden crear interconexiones sorprendentes. Por ejemplo, el 22 de
febrero de 2006, un análisis pesimista de las perspectivas de Islandia realizado por la
agencia de calificación de bonos Fitch desencadenó la caída de divisas que iban desde el
Rand sudafricano a la Rupia indonesia: el Real brasileño, por ejemplo, cayó
temporalmente casi un 3 % (Johnson y Simensen 2006). El trío geográficamente diverso
de Islandia, Hungría y Nueva Zelanda parecían especialmente vinculados entre sí en
febrero y marzo de 2006. Los vínculos exactos son inciertos, pero parecen incluir las
operaciones de arbitraje de tipos de interés entre monedas (“carry trade”), un elemento
esencial del fondo de inversión, (aunque no es una estrategia empleada por nuestro
fondo). En este sentido, un fondo presta en una moneda con baja tasa de interés, como
el yen o (hasta hace poco) el dólar americano e invierte en los bonos u otros activos de
un país con una alta tasa de interés, como Islandia. Una importante depreciación de la
moneda de un país con altas tasas de interés puede causar que una operación se
convierta en una operación con pérdidas, y que la Corona islandesa caiga desde un 9 %
de su tipo de cambio en relación al dólar el 20 de febrero hasta en un punto el 22 de
febrero. Lo que parece haber ocurrido el 22 de febrero es que 'el contagio del mercado
emergente [estaba] causado por inversores que recortaban posiciones rentables para
tapar sus pérdidas islandesas' (Johnson y Simensen 2006).
Por último, ¿qué hay de la agencia? La sociología económica del actor red no atribuye
en sí misma la agencia, sino que en lugar de esto, sigue la manera en que tales
atribuciones son moldeadas y canalizadas por factores como la composición y
configuración de agenciamientos. La agencia naturalmente es comúnmente atribuida a
seres humanos como el operador, pero también suele atribuirse a entidades de más 'alto
nivel'. Nuestro fondo de inversión, por ejemplo, es una entidad jurídica y la ley de
contratos le atribuye agencia como tal, y no a los individuos que lo componen: el
operador puede hablar o escribir las palabras, pero no es él, como individuo, el que hace
un trato y asume un compromiso, sino el fondo mismo.
Bajo ciertas circunstancias, también las configuraciones de mercado pueden ser tales
que parezca que la agencia haya dejado de ser propio de agentes económicos
particulares para residir en el mercado en su conjunto: por ejemplo, en la crisis que
rodeó al LTCM, los fondos de inversión a menudo tenían poca o ninguna opción en sus
cursos de acción (MacKenzie 2003). La atribución de la agencia al 'mercado' es más
común cuando es una entidad que se invoca en el discurso político, tanto por la derecha
como por la izquierda. Más exóticamente, la agencia económica se atribuye a veces a
entidades más pequeñas que los seres humanos, tales como las estructuras cerebrales
específicas. Hacerlo correctamente requiere un agenciamiento que incluye equipo
técnico especializado, en particular un escáner de resonancia magnética cerebral;éste es
el fascinante campo de la "neuroeconomía" (ver, por ejemplo, Saufey et al 2003).
La atribución de la agencia puede parecer una cuestión académica esotérica, pero para
los profesionales del mercado financiero es en realidad una preocupación generalizada.
Gran parte de las recompensas de los operadores y las personas que los rodean llegan
inmediatamente en forma de bonos que se supone que reflejan las contribuciones
individuales a los beneficios de la empresa. Porque el agenciamiento es colectivo, esta
'singularización' -la atribución de la agencia a componentes específicos- es
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problemática22, y, como era de esperar, es a menudo objeto de amargos celos e intenso
conflicto. Godechot (2004) ha demostrado brillantemente su riqueza como tema
sociológico.
El ejemplo de la atribución de agencia refleja los méritos globales de la noción de
agenciamiento. Utilizado de forma selectiva, puede ayudar a localizar los vínculos que
son cruciales en la formación de los agentes económicos y en el encuadre de la vida
económica contemporánea, iluminar fenómenos familiares con una nueva luz y a
descubrir conexiones sorprendentes y sus fundamentos. Los agenciamientos constituyen
los mercados, y no podemos permitirnos el lujo de tratarlos como cajas negras.

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