Fotoprotección: Uso Adecuado de Los Fotoprotectores Solares
Fotoprotección: Uso Adecuado de Los Fotoprotectores Solares
Fotoprotección: Uso Adecuado de Los Fotoprotectores Solares
SOLARES”
• “La gente sabe que tiene que protegerse del sol, pero al final desconocen qué
es un protector solar y cómo usarlo correctamente”.
• “La protección que ofrecen los distintos productos se testa con cantidades y
reaplicaciones que normalmente la población no emplea, por lo que las
personas acaban estando menos protegidas y el riesgo de daños en la piel,
aumenta”.
“Los fotoprotectores actuales están compuestos por una mezcla de componentes que
se pueden agrupar en dos grandes grupos según su mecanismo de acción. Unos son los
compuestos físicos (el dióxido de titanio es el principal) y otros son compuestos
químicos (existe una amplia variedad de compuestos)”. Los físicos actúan “como una
pantalla”, reflejando y dispersando la radiación, “y los filtros químicos la absorben”.
Los ingredientes físicos son responsables del color blanco que se queda en la piel,
“debido a que son partículas metálicas gruesas”.
Actualmente la tendencia es hacer las cosas menos confusas para las personas, por lo
que los protectores solares se clasifican en una escala como de “protección baja” (FPS
o índice de 6 a 10), de “protección media” (de 15 a 25), de protección alta (FPS de 30 a
50), y de “protección muy alta” (FPS 50+). Todos los laboratorios lo van incorporando
progresivamente y lo añaden en la etiqueta bajo el número o índice.
¿Qué tipo de protector y cuándo hay que aplicarlos?
“Se recomienda utilizar fotoprotectores con un FPS 30 o mayor y que sean de “amplio
espectro”, es decir, que cubran contra los dos tipos de rayos dañinos UVA y UVB.
“Debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición, volviéndolos a aplicar cada 2 horas
La reaplicación es necesaria después de bañarse y de sudar en exceso, pues parte del
producto se va con el agua o el sudor”. Un fotoprotector resistente al agua “debe ser
capaz de aguantar 2 baños de 20 minutos sin desaparecer”, aunque éstas son pruebas
hechas en laboratorio, con una cantidad mayor y sin moverse demasiado.
Envases y formas de
aplicación
En cuanto a los excipientes que
emplean los fotoprotectores
para facilitar su aplicación
sobre la piel, “se ha avanzado
mucho en los últimos años”.
Así, Nerea Landa –cuya
formación de posgrado se
completó en la prestigiosa Clínica Mayo de Estados Unidos-, pone de relieve la
posibilidad de emplear fotoprotectores sin grasa, también conocidos como “oil free”.
“Es algo que valoran la mayoría de las y los pacientes, especialmente el público
masculino, menos habituado a cremas y también los pacientes con piel grasa o acné”.
El modo de aplicación, con difusores y sprays, “también se está ampliando, y es
interesante porque al aplicarse más rápido, la gente se lo aplica más. En los estudios
científicos realizados hasta la fecha no se ha visto que uno u otro excipiente afecte la
eficacia del fotoprotector, aunque sí es importante señalar que el fotoprotector debe
crear una película densa sobre la piel en todos los casos”. En cuanto a la caducidad,
debe observarse si viene reflejada en el envase. De no ser así, la vida útil del
fotoprotector suele establecerse en unos dos años.
¿Sólo las personas de piel muy blanca han de emplear fotoprotectores?
La experta pone de manifiesto que, aunque el mayor riesgo lo tienen las personas de
piel blanca, “las personas de piel oscura también desarrollan cáncer de piel. A pesar de
que la protección natural cutánea es mucho mayor que la protección que tienen las
personas de piel blanca, su piel también se daña a largo plazo y deben emplear filtros
solares. También los deportistas al aire libre (montañeros, ciclistas, etc.) y las personas
que por su trabajo deben estar al aire libre, deben protegerse del sol a diario todo el
año”, recalca la dermatóloga.
Por su parte, para aquellos que hayan de conducir en verano, se recomienda el uso de
lentes de luz polarizada, que eliminan los reflejos del cristal, al igual que para su uso en
el mar o a la nieve. Además, “debemos acostumbrar a los niños a usar gafas de sol,
pues el daño es acumulativo, como en la piel”.
La codirectora y cofundadora del Grupo Médico Dermitek incide en que en las distintas
playas y piscinas “siguen sin verse apenas sombrillas, lo que evidencia una falta de
preocupación por los efectos negativos del sol. Existen actualmente ropas especiales
fotoprotectoras, que se tejen de una manera especial y cuyo índice de protección es
testado sistemáticamente. Según expone, la ropa fotoprotectora “tiene un factor de
protección 50 y se le incorporan filtros solares físicos como el oxido de zinc o dióxido
de titanio”.
Cosméticos
Actualmente muchas de las cremas hidratantes diarias llevan protección solar, algo
que la dermatóloga considera como “muy interesante” y que “lleva prescribiendo
desde hace años”. Tal y como afirma, “cuando una persona con severo envejecimiento
facial usa estas cremas sistemáticamente durante dos años, a diario, he observado
capacidad de regeneración de la piel y rejuvenecimiento de la misma”.
Los maquillajes tipo “polvos” o “polvos compactos” también son muy útiles. “Por sí
mismos tienen efecto fotoprotector medio, alrededor de un factor 15, debido a que
tienen en su composición dioxido de titanio u oxido de zinc. Muchos se refuerzan con
protección 50. Pero siempre es mejor aplicarse la crema protectora y encima el
maquillaje.
Antioxidantes
Otro de los aspectos apuntados por la dermatóloga es la tendencia a asociar sustancias
antioxidantes a los fotoprotectores. Estas sustancias son tan comunes como la
vitamina C o la vitamina E, y otras sustancias extraídas de vegetales. “Se ha
demostrado que si se asocian a los fotoprotectores actuales se protege aún más la piel
del daño oxidativo que los rayos producen en las células, por lo que se irá haciendo
cada vez más común que los fotoprotectores incorporen sustancias antioxidantes”,
explica. Además, estas sustancias “también presentan notables ventajas para la piel en
cuanto a su recuperación tras sufrir agresiones externas o ciertos tipos de estrés”.
Fotoprotectores orales
La fotoprotección oral (por boca) está comenzando a conocerse entre la población
general. Las sustancias estudiadas tienen propiedades antioxidantes, y en algunos
casos estimulan la reparación del ADN. Tal y como se ha apuntado, “entre ellas están
las vitaminas (C y E), compuestos vegetales (té verde, genisteína, polypodium
leucotomus) y el ácido graso poliinsaturado (omega 3). Se estudia su papel
coadyuvante, sin que hasta el momento puedan sustituir a las cremas”. Algunos de
ellos ya se utilizan en los fotoprotectores tópicos, puntualiza la experta.
“Los adolescentes son el grupo de edad más reacio a utilizar protectores solares.
Asocian tener una piel morena con el atractivo físico debido a la moda”. Para la
experta de la Academia Española de Dermatología y Venereología, “la publicidad
influye negativamente en esta percepción y debe ser legislada, como el tabaco”.
Otro aspecto en el que incide la dermatóloga es que los rayos UVA de las cabinas de
bronceado “no aumentan la vitamina D y el calcio óseo, puesto que son los rayos UVB
del sol natural los responsables de esta acción metabólica”.
Exposición solar y síntesis de la vitamina D
A pesar de la necesidad de protección solar, la experta aclara la controversia sobre la
necesidad de la vitamina D para el organismo humano. “La vitamina D ayuda a fijar el
calcio a los huesos. Es una vitamina que se activa con la luz solar, concretamente con
los rayos ultravioleta B. Para obtener esta vitamina es suficiente con una exposición
limitada, pues se sabe que para conseguir unos niveles adecuados sólo es necesario
exponerse al sol unos pocos minutos al día en personas de piel blanca (unos quince
minutos en invierno y unos cinco en verano), y algo más en personas de piel oscura”.
Landa reconoce la dificultad de conseguir en la práctica tomar sólo ese poco tiempo al
sol y ser constante: “Actualmente se prioriza la protección solar por el riesgo de cáncer
pero se recomienda obtener la vitamina D en exposiciones solares muy cortas o de su
otra fuente: la dieta. Se recomiendan alimentos ricos en vitamina D como los lácteos
(las leches desnatadas deben incluir vitamina D extra ya que es una vitamina
liposoluble que desaparece al quitar la grasa de la leche), huevo o pescados azules
(atún, salmón, sardinas…), pero en casos necesarios, (como menopausia, osteoporosis,
etc.) pueden ser aconsejables los suplementos en pastillas”. La dermatóloga adelanta
que “cada vez serán más populares los alimentos fortificados con vitamina D, pues con
la edad disminuye la capacidad de síntesis de ésta vitamina.
Personas de riesgo
En el caso de pacientes de alto riesgo, “como las personas muy blancas, personas con
muchos lunares, trasplantados, pacientes tratados con inmunodepresores, personas
con antecedentes de cáncer cutáneo y predisposición genética (familiar) al cáncer”, se
aconseja intensificar las medidas de fotoprotección. Además, Landa hace hincapié en
que “conviene evitar la exposición directa al sol de bebés y niños” y no llevarlos nunca
a la playa, piscina o al campo al mediodía, “que es cuando más riesgo de quemaduras e
insolación existe”. Lo mismo se aplica a “personas mayores, cuya resistencia al sol y al
calor es mucho menor”.
Autobronceadores
“Los autobronceadores, por sí mismos, no son perjudiciales. Su ingrediente principal
suele ser la dihidroxiacetona (DHA), que interactúa con las proteínas cutáneas,
provocando el oscurecimiento de la capa externa de la piel, pero sin requerir la acción
de la radiación ultravioleta”. Si se usan en exteriores, “siempre deben acompañarse de
un fotoprotector”, recalca.
Como mensaje final, Nerea Landa indica que “ningún fotoprotector puede paliar el
efecto de la sobreexposición al sol. La mejor medida contra el cáncer es evitar el
exceso de sol, usando ropa siempre que sea posible (camiseta de manga larga,
sombrero de ala ancha y gafas de sol) y evitando en la medida de lo posible las horas
centrales del día, en las que el ángulo de incidencia solar hace que lleguen mayor
número de rayos a la superficie terrestre, especialmente en verano”.