Fotoprotección: Uso Adecuado de Los Fotoprotectores Solares

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

“LA POBLACIÓN NO SABE EMPLEAR ADECUADAMENTE LOS FOTOPROTECTORES

SOLARES”

Declaraciones de la dermatóloga Nerea Landa, miembro de la Academia Española de


Dermatología y Venereología (AEDV)

Esta circunstancia, junto a la sobreexposicion al sol y la inexistencia de


un fotoprotector perfecto contribuye a explicar el aumento de los casos
de cáncer de piel

• “La gente sabe que tiene que protegerse del sol, pero al final desconocen qué
es un protector solar y cómo usarlo correctamente”.

• “La protección que ofrecen los distintos productos se testa con cantidades y
reaplicaciones que normalmente la población no emplea, por lo que las
personas acaban estando menos protegidas y el riesgo de daños en la piel,
aumenta”.

• Para protegerse eficazmente del sol es necesario saber cómo actúa un


fotoprotector, cuánto protege, en qué cantidad se ha de aplicar y cada cuánto
tiempo es necesaria una reaplicación.

• Se está generalizando el empleo de sustancias antioxidantes (antirradicales


libres) como coadyuvantes de los fotoprotectores.

• No existe la fotoprotección “total”. Ningún protector solar protege de la


exposición excesiva al sol (tanto en número de horas acumuladas como en
número de quemaduras acumuladas). Además, es necesario no exponerse al
sol al mediodía y generalizar el uso de ropa (camiseta, sombrero y gafas de
sol) y sombrillas para protegerse de la radiación ultravioleta.

• “Los adolescentes son el grupo de edad más reacio a utilizar protectores


solares. Asocian tener una piel morena con el atractivo físico debido a la
moda. La publicidad influye negativamente y debe ser legislada, como el
tabaco”.

• Una investigación americana reciente ha demostrado que las cabinas de


bronceado aumentan el riesgo de melanoma entre un 2,5 y un 3%. “La idea de
un bronceado sano o la de ir a un solarium para prepararse para el sol, son
conceptos que deben desterrarse”.
Bilbao, julio de 2010.- “La gente no sabe usar correctamente los fotoprotectores y
esto provoca que realmente estén mucho menos protegidos de lo que creen contra los
efectos nocivos de las radiaciones solares. Es necesario que los poderes públicos y los
fabricantes de estos productos realicen un esfuerzo mayor para educar a la población
sobre qué es un fotoprotector y cómo debe usarse para que sea realmente eficaz,
porque se está poniendo de manifiesto que los esfuerzos de sensibilización no están
impidiendo el aumento del número de casos de cáncer de piel. Asimismo, continúa
estando bien visto pasar horas y horas al sol en playa en verano, algo que también
contribuye negativamente al aumento de casos de melanoma y otros tipos de cáncer
de piel”. Así de clara se muestra Nerea Landa, médico especialista en Dermatología y
miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), sobre la
necesidad de educación de la sociedad para un mejor uso de los fotoprotectores
solares tras la entrada de lleno en la temporada estival.

¿Qué son los rayos ultravioleta (UV)?


El 10% de la radiación solar que llega a la tierra es radiación ultravioleta (UV). De este
porcentaje, el 95% es radiación UVA y el 5% restante, UVB. Ambas UVA y UVB son los
“rayos dañinos del sol”. Los rayos UVA penetran más en la dermis y pueden traspasar
el cristal. Los rayos UVB sólo llegan a la epidermis y no traspasan el cristal. Son
precisamente estos últimos, los rayos UVB, “los principales responsables del
enrojecimiento y las quemaduras solares, mientras que los rayos UVA lo son más del
envejecimiento y las manchas de la piel. Antes se pensaba que los rayos UVB eran los
cancerígenos y los UVA sólo los del envejecimiento, pero se está viendo que
comparten responsabilidades y que tanto los rayos UVA como los rayos UVB son
dañinos y pueden causar cáncer de piel”.

Sol, mutaciones en el ADN celular, cáncer y fotoinmunosupresión


El cáncer de piel es la consecuencia más
grave de la radiación ultravioleta.
Concretamente, el melanoma, es el cáncer
con mayor mortalidad en España. Según el
informe de la Agencia Internacional para
Investigación en Cáncer (IARC, según sus
siglas en inglés), el melanoma causó 20.327
muertes, con una incidencia de 5,2 casos por
100.000 (3.602 casos). Otros cánceres de
piel son el basocelular y el espinocelular- El
basocelular es actualmente el cáncer más
frecuente en hombres mayores de 50 años.

El sol también es responsable del


envejecimiento cutáneo y las manchas. “La
radiación ultravioleta produce mutaciones o
daños en el ADN de las células, las cuales
hacen la piel propensa a padecer cáncer,
sobre todo si el número de mutaciones se
acumula”, explica la dermatóloga. “También se ha demostrado que el número de
quemaduras solares acumulado desde la infancia está directamente relacionado con el
riesgo de padecer melanoma en la edad adulta. Además, los rayos ultravioleta
disminuyen la inmunidad, las defensas de la piel, lo que se llama
fotoinmunosupresión”.

Filtros solares: qué son, para qué sirven y cómo actúan


Tal y como señala Landa, que también es codirectora y fundadora del Grupo Médico
Dermitek, los filtros solares aplicados sobre la piel son una de las formas de protección
solar más utilizadas. Estos productos tienen la función de evitar el paso de la radiación
ultravioleta.

“Los fotoprotectores actuales están compuestos por una mezcla de componentes que
se pueden agrupar en dos grandes grupos según su mecanismo de acción. Unos son los
compuestos físicos (el dióxido de titanio es el principal) y otros son compuestos
químicos (existe una amplia variedad de compuestos)”. Los físicos actúan “como una
pantalla”, reflejando y dispersando la radiación, “y los filtros químicos la absorben”.
Los ingredientes físicos son responsables del color blanco que se queda en la piel,
“debido a que son partículas metálicas gruesas”.

Según expone la dermatóloga, la mayoría de los fotoprotectores del mercado


contienen una mezcla de productos físicos y químicos. “Esto es debido a que ninguno
de los filtros protege de manera individual contra todo el espectro de radiación UVB y
UVA”. Además cada compuesto químico “debe estar presente con una concentración
determinada, por seguridad. Existen algunas pocas cremas hechas exclusivamente con
filtros físicos, especialmente formuladas para alérgicos a algunos componentes
químicos, pero resultan ser cremas blancas gruesas, y difíciles de extender”.
Para mejorar la cosmeticidad de los filtros físicos se está investigando el empleo de
nanopartículas en su composición, pero “su seguridad todavía se encuentra en fase de
estudio ya que se está viendo que, al ser partículas de un tamaño tan reducido, son
susceptibles de ser finalmente absorbidas por los vasos sanguíneos, con unos efectos
inciertos” recalca la experta. Para los bebes menores de 2 años, se recomienda
“fotoprotectores sólo físicos y sin perfume” aunque lo mejor es “no exponerlos al sol
directamente, ponerles ropa y utilizar sombrilla en el cochecito”.

Cantidad de protector aplicado y grado de protección


Las pruebas en laboratorio para testar los fotoprotectores “están realizadas con 2 mg
de producto por cm2 de piel. Sin embargo se ha demostrado la gente se aplica unos 0,5
mg/cm2, un cuarto menos de lo necesario, con lo que realmente no está consiguiendo
la protección que indica la etiqueta. Se calcula que para un cuerpo medio se debería
aplicar unos 35 mg, que equivalen, aproximadamente, a unas 6 cucharadas de café, 2
cucharadas soperas, o un vasito de licor”. Como quizá pueda ser difícil calcular esta
cantidad una vez que se está fuera de casa, normalmente en un entorno natural, la
experta recomienda que “es aconsejable que nos quede una capa blanca bien visible
en la piel”. El mensaje es claro: “debemos aumentar la cantidad de producto si
queremos estar bien protegidos”.

Índice o Factor de Protección Solar (FPS)


El índice de protección solar indica el tiempo que una persona puede estar al sol sin
quemarse. “En un ejemplo teórico, si una persona se quema después de estar 10
minutos al sol, con un protector de índice 20, se quemaría en 200 minutos (un FPS 10
por 20 minutos)”, afirma Landa. “Pero sólo es en laboratorio pues en la práctica no nos
aplicamos la cantidad adecuada ni las veces adecuadas y cada piel es diferente”.
Sin embargo la relación no es exponencial, de forma que un factor 30 no protege el
doble que uno del 15. Existe un “tope” en la capacidad de filtración de forma que
actualmente “no existe el fotoprotector total”, que filtre el 100% de la radiación, “sino
una fotoprotección máxima o muy alta que es el factor 50. A partir del factor 20,
empieza a haber un efecto meseta en su eficacia protectora, a partir del cual aunque el
número aumente mucho, la fotoprotección aumenta muy poco”. De esta forma, por
ejemplo, “entre un fotoprotector del 25 y uno del 50, hay sólo alrededor de un 2 ó 3%
más de fotoprotección”.

“Es importante resaltar que el índice de protección marcado en la etiqueta se refiere a


la protección frente rayos ultravioleta B, y no frente a los rayos ultravioleta A, para los
que no existe una medición consensuada”. Sin embargo los fotoprotectores actuales
deben proteger contra ambos tipos de rayos (UVB+UVA), lo que se conoce como
fotoprotectores de “amplio espectro”. Como norma de la Comisión Europea,
“actualmente, un tercio de la protección UVB de los fotoprotectores debe ser contra
UVA”; por ejemplo, en un fotoprotector con un FPS 30 (para UVB), habrá de tener un
índice de protección 10 para rayos UVA.

Actualmente la tendencia es hacer las cosas menos confusas para las personas, por lo
que los protectores solares se clasifican en una escala como de “protección baja” (FPS
o índice de 6 a 10), de “protección media” (de 15 a 25), de protección alta (FPS de 30 a
50), y de “protección muy alta” (FPS 50+). Todos los laboratorios lo van incorporando
progresivamente y lo añaden en la etiqueta bajo el número o índice.
¿Qué tipo de protector y cuándo hay que aplicarlos?
“Se recomienda utilizar fotoprotectores con un FPS 30 o mayor y que sean de “amplio
espectro”, es decir, que cubran contra los dos tipos de rayos dañinos UVA y UVB.
“Debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición, volviéndolos a aplicar cada 2 horas
La reaplicación es necesaria después de bañarse y de sudar en exceso, pues parte del
producto se va con el agua o el sudor”. Un fotoprotector resistente al agua “debe ser
capaz de aguantar 2 baños de 20 minutos sin desaparecer”, aunque éstas son pruebas
hechas en laboratorio, con una cantidad mayor y sin moverse demasiado.

Las horas más peligrosas para


la piel, y por tanto, las más
susceptibles de provocar daños
(visibles o invisibles), “son las
que ocupan las horas centrales
de la jornada, entre las 11 del
mediodía y las 4 de la tarde. En
ese periodo, “la exposición al
sol, incluso con
fotoprotectores, está
desaconsejada y se debe
buscar la sombra”. Además “es
preciso que la gente sepa que
aunque no se hagan visibles las
quemaduras solares, no
significa que no haya daño
solar”.

Envases y formas de
aplicación
En cuanto a los excipientes que
emplean los fotoprotectores
para facilitar su aplicación
sobre la piel, “se ha avanzado
mucho en los últimos años”.
Así, Nerea Landa –cuya
formación de posgrado se
completó en la prestigiosa Clínica Mayo de Estados Unidos-, pone de relieve la
posibilidad de emplear fotoprotectores sin grasa, también conocidos como “oil free”.
“Es algo que valoran la mayoría de las y los pacientes, especialmente el público
masculino, menos habituado a cremas y también los pacientes con piel grasa o acné”.
El modo de aplicación, con difusores y sprays, “también se está ampliando, y es
interesante porque al aplicarse más rápido, la gente se lo aplica más. En los estudios
científicos realizados hasta la fecha no se ha visto que uno u otro excipiente afecte la
eficacia del fotoprotector, aunque sí es importante señalar que el fotoprotector debe
crear una película densa sobre la piel en todos los casos”. En cuanto a la caducidad,
debe observarse si viene reflejada en el envase. De no ser así, la vida útil del
fotoprotector suele establecerse en unos dos años.
¿Sólo las personas de piel muy blanca han de emplear fotoprotectores?
La experta pone de manifiesto que, aunque el mayor riesgo lo tienen las personas de
piel blanca, “las personas de piel oscura también desarrollan cáncer de piel. A pesar de
que la protección natural cutánea es mucho mayor que la protección que tienen las
personas de piel blanca, su piel también se daña a largo plazo y deben emplear filtros
solares. También los deportistas al aire libre (montañeros, ciclistas, etc.) y las personas
que por su trabajo deben estar al aire libre, deben protegerse del sol a diario todo el
año”, recalca la dermatóloga.

¿Es necesario protegerse en los días nublados?


“Entre el 70 y el 80% de los rayos UVA se filtran a través de las nubes y de la niebla”,
expone Landa. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud advierte de que el nivel
de radiación ultravioleta aumenta entre un 10 y un 21% cada 300 metros de altitud y
que elementos físicos como la arena, el mar, o la nieve magnifican dichos efectos
puesto que reflejan gran parte de la radiación ultravioleta como un espejo hacia
nuestra piel y ojos.

Ropa y protección ocular


Un aspecto importante y que todavía en España apenas se tiene en cuenta por las
personas a la hora de protegerse del sol, es el de la ropa. “Una ropa adecuada nos
protege mejor del sol que las cremas, sobre todo si son de colores oscuros o brillantes
y densamente tejidos, no vaporosos. Por ello, usar camiseta y sombrero de ala ancha al
mediodía es fundamental. También es muy importante llevar gafas de sol, que
garanticen buena protección contra los rayos ultravioleta A y ultravioleta B, con el fin
de prevenir la aparición de cataratas, daño en la retina (degeneración macular) o
cáncer de piel de los párpados”.
Un diseño bonito o un precio caro no garantizan una buena protección. “La gafas
deberían filtrar, absorber y bloquear el 100% de los rayos UVA y UVB. Idealmente,
deberían filtrar la luz azul, los llamados rayos HEV (high energy visible light), que se han
visto implicados en las cataratas y la degeneración macular de la retina. Las gafas
deben ser anchas, cuanto más cubran la piel de los párpados, mejor”.

Por su parte, para aquellos que hayan de conducir en verano, se recomienda el uso de
lentes de luz polarizada, que eliminan los reflejos del cristal, al igual que para su uso en
el mar o a la nieve. Además, “debemos acostumbrar a los niños a usar gafas de sol,
pues el daño es acumulativo, como en la piel”.

La codirectora y cofundadora del Grupo Médico Dermitek incide en que en las distintas
playas y piscinas “siguen sin verse apenas sombrillas, lo que evidencia una falta de
preocupación por los efectos negativos del sol. Existen actualmente ropas especiales
fotoprotectoras, que se tejen de una manera especial y cuyo índice de protección es
testado sistemáticamente. Según expone, la ropa fotoprotectora “tiene un factor de
protección 50 y se le incorporan filtros solares físicos como el oxido de zinc o dióxido
de titanio”.

Cosméticos
Actualmente muchas de las cremas hidratantes diarias llevan protección solar, algo
que la dermatóloga considera como “muy interesante” y que “lleva prescribiendo
desde hace años”. Tal y como afirma, “cuando una persona con severo envejecimiento
facial usa estas cremas sistemáticamente durante dos años, a diario, he observado
capacidad de regeneración de la piel y rejuvenecimiento de la misma”.
Los maquillajes tipo “polvos” o “polvos compactos” también son muy útiles. “Por sí
mismos tienen efecto fotoprotector medio, alrededor de un factor 15, debido a que
tienen en su composición dioxido de titanio u oxido de zinc. Muchos se refuerzan con
protección 50. Pero siempre es mejor aplicarse la crema protectora y encima el
maquillaje.

Antioxidantes
Otro de los aspectos apuntados por la dermatóloga es la tendencia a asociar sustancias
antioxidantes a los fotoprotectores. Estas sustancias son tan comunes como la
vitamina C o la vitamina E, y otras sustancias extraídas de vegetales. “Se ha
demostrado que si se asocian a los fotoprotectores actuales se protege aún más la piel
del daño oxidativo que los rayos producen en las células, por lo que se irá haciendo
cada vez más común que los fotoprotectores incorporen sustancias antioxidantes”,
explica. Además, estas sustancias “también presentan notables ventajas para la piel en
cuanto a su recuperación tras sufrir agresiones externas o ciertos tipos de estrés”.

Fotoprotectores orales
La fotoprotección oral (por boca) está comenzando a conocerse entre la población
general. Las sustancias estudiadas tienen propiedades antioxidantes, y en algunos
casos estimulan la reparación del ADN. Tal y como se ha apuntado, “entre ellas están
las vitaminas (C y E), compuestos vegetales (té verde, genisteína, polypodium
leucotomus) y el ácido graso poliinsaturado (omega 3). Se estudia su papel
coadyuvante, sin que hasta el momento puedan sustituir a las cremas”. Algunos de
ellos ya se utilizan en los fotoprotectores tópicos, puntualiza la experta.

Mitos de las bondades de las cabinas de bronceado


Los dermatólogos ya hemos advertido en varias ocasiones de los efectos perjudiciales
que tienen sobre la piel las cabinas de bronceado, y la necesidad de un control más
estricto y de un mayor esfuerzo informativo por parte de las administraciones públicas
para dar a conocer sus potenciales efectos perjudiciales. “Tomar rayos UVA
previamente no prepara a la piel para exponerse directamente al sol sino que añade
daño a la piel, pues se ha comprobado científicamente en un estudio de mayo 2010
que aumentan el riesgo de padecer melanoma en un 2,5 ó 3% en las personas que
frecuentan estas cabinas”. De hecho el Gobierno americano gravará las cabinas con un
“impuesto del bronceado” a partir de julio 2010.

“Los adolescentes son el grupo de edad más reacio a utilizar protectores solares.
Asocian tener una piel morena con el atractivo físico debido a la moda”. Para la
experta de la Academia Española de Dermatología y Venereología, “la publicidad
influye negativamente en esta percepción y debe ser legislada, como el tabaco”.

Otro aspecto en el que incide la dermatóloga es que los rayos UVA de las cabinas de
bronceado “no aumentan la vitamina D y el calcio óseo, puesto que son los rayos UVB
del sol natural los responsables de esta acción metabólica”.
Exposición solar y síntesis de la vitamina D
A pesar de la necesidad de protección solar, la experta aclara la controversia sobre la
necesidad de la vitamina D para el organismo humano. “La vitamina D ayuda a fijar el
calcio a los huesos. Es una vitamina que se activa con la luz solar, concretamente con
los rayos ultravioleta B. Para obtener esta vitamina es suficiente con una exposición
limitada, pues se sabe que para conseguir unos niveles adecuados sólo es necesario
exponerse al sol unos pocos minutos al día en personas de piel blanca (unos quince
minutos en invierno y unos cinco en verano), y algo más en personas de piel oscura”.

Landa reconoce la dificultad de conseguir en la práctica tomar sólo ese poco tiempo al
sol y ser constante: “Actualmente se prioriza la protección solar por el riesgo de cáncer
pero se recomienda obtener la vitamina D en exposiciones solares muy cortas o de su
otra fuente: la dieta. Se recomiendan alimentos ricos en vitamina D como los lácteos
(las leches desnatadas deben incluir vitamina D extra ya que es una vitamina
liposoluble que desaparece al quitar la grasa de la leche), huevo o pescados azules
(atún, salmón, sardinas…), pero en casos necesarios, (como menopausia, osteoporosis,
etc.) pueden ser aconsejables los suplementos en pastillas”. La dermatóloga adelanta
que “cada vez serán más populares los alimentos fortificados con vitamina D, pues con
la edad disminuye la capacidad de síntesis de ésta vitamina.

Personas de riesgo
En el caso de pacientes de alto riesgo, “como las personas muy blancas, personas con
muchos lunares, trasplantados, pacientes tratados con inmunodepresores, personas
con antecedentes de cáncer cutáneo y predisposición genética (familiar) al cáncer”, se
aconseja intensificar las medidas de fotoprotección. Además, Landa hace hincapié en
que “conviene evitar la exposición directa al sol de bebés y niños” y no llevarlos nunca
a la playa, piscina o al campo al mediodía, “que es cuando más riesgo de quemaduras e
insolación existe”. Lo mismo se aplica a “personas mayores, cuya resistencia al sol y al
calor es mucho menor”.

El sol y los fármacos. Los


anticonceptivos orales
La especialista recuerda que las
personas que están tomando
medicaciones deben preguntar a
su médico si los fármacos
pueden producir erupciones
alérgicas al reaccionar con el sol.
Son las llamadas “medicaciones
fotosensibilizantes, de las que
hay una amplia lista que incluye
diuréticos, antiinflamatorios,
antibióticos etc.”. También se
deben evitar perfumes o cosméticos perfumados. Asimismo, “las mujeres en
tratamiento con anticonceptivos tienen mayor riesgo de desarrollar manchas oscuras
en la cara (melasma), y deberían utilizar protección solar muy alta a diario en la cara
(como su crema hidratante), así como utilizar un sombrero en la playa”.
Sol y capa de ozono
En cuanto a los efectos del agujero en la capa de ozono, la experta recuerda que no
existe todavía una evidencia científica de que el cáncer haya aumentado precisamente
por ese motivo. “El ozono atmosférico es un filtro natural para las radiaciones
ultravioleta. El adelgazamiento o desaparición de la capa de ozono en algunos lugares
conlleva que llegue más cantidad de radiación solar a la tierra y podría provocar más
daños en la piel”.

Autobronceadores
“Los autobronceadores, por sí mismos, no son perjudiciales. Su ingrediente principal
suele ser la dihidroxiacetona (DHA), que interactúa con las proteínas cutáneas,
provocando el oscurecimiento de la capa externa de la piel, pero sin requerir la acción
de la radiación ultravioleta”. Si se usan en exteriores, “siempre deben acompañarse de
un fotoprotector”, recalca.

¿Cómo tratar una quemadura solar?


Desde que se produce el daño por efecto del sol hasta que aquél se hace visible,
pueden transcurrir hasta 24 horas. “Existen varios tipos de quemaduras. Los dos más
comunes son quemaduras de primer grado y las quemaduras de segundo grado. Las de
primer grado causan enrojecimiento y sanan, de manera general, con descamación de
la piel, en unos días. Éstas pueden ser dolorosas y se tratan mejor con baños de agua
fría y cremas hidratantes o cremas de cortisona de venta en farmacias. Los
medicamentos orales antiinflamatorios como el ibuprofeno pueden disminuir el dolor
y el malestar asociados con las quemaduras solares”.
Las quemaduras de segundo grado con ampollas pueden ser consideradas una
emergencia médica en caso de que una gran zona de la piel se vea afectada. “No hay
que romper las ampollas. Es conveniente aplicar una crema antibiótica y cubrir la
quemadura con una gasa hasta que sanen”, explica.

Como mensaje final, Nerea Landa indica que “ningún fotoprotector puede paliar el
efecto de la sobreexposición al sol. La mejor medida contra el cáncer es evitar el
exceso de sol, usando ropa siempre que sea posible (camiseta de manga larga,
sombrero de ala ancha y gafas de sol) y evitando en la medida de lo posible las horas
centrales del día, en las que el ángulo de incidencia solar hace que lleguen mayor
número de rayos a la superficie terrestre, especialmente en verano”.

Dra. Nerea Landa


www.dermitek.com

Clínica Dermitek Bilbao


C/ Iparraguire, 26
Bilbao

Telef. +34 94 401 01 10

Clínica Dermitek Algorta


C/ Juan Bautista Zabala, 13
Algorta

Telef. +34 94 401 01 10

También podría gustarte