Generalidades Yacimientos
Generalidades Yacimientos
Generalidades Yacimientos
Los elementos químicos que componen nuestro planeta están distribuidos de una forma que a grandes rasgos es muy
regular, ya que depende de dos grandes factores:
Su abundancia en cada una de las capas que componen el planeta,
La naturaleza y composición de las rocas presentes en cada sector concreto que analicemos.
Sobre la base de los datos conocidos sobre la naturaleza y composición geoquímica, mineralógica y petrológica de las
diferentes capas en que está dividido nuestro planeta, la composición es simple y homogénea en la zona más
profunda (núcleo), e intermedia en el manto, mientras que la capa más superficial (la corteza) presenta una
composición más compleja y heterogénea. Esto último se debe a su vez a dos factores:
---Los procesos que llevan a la diferenciación de un magma, o a la formación de una roca sedimentaria o metamórfica
implican en ocasiones transformaciones profundas químico-mineralógicas. Es durante el curso de esos procesos que
algunos elementos o minerales pueden concentrarse selectivamente, muy por encima de sus valores "normales" para
un tipo determinado de roca, dando origen concentraciones "anómalas" que de aquí en adelante denominaremos
"Depósitos minerales".
El carácter "anómalo" de estas concentraciones hace que los Depósitos constituyan singularidades en la corteza
terrestre.
Es muy importante considerar el aspecto Geoquímico del concepto: todos los elementos químicos están distribuidos
en la corteza de forma muy amplia, aunque en general su concentración en las rocas es demasiado baja como para
permitir que su extracción de las rocas resulte rentable. Como hemos explicado, su concentración para dar lugar a un
Depósito mineral se produce como consecuencia de algún proceso geológico (ígneo, sedimentario o metamórfico)
que provoca la concentración del elemento.
Por ejemplo, el oro que se encuentra concentrado en los Depósitos sedimentarios de tipo placer puede proceder del
oro diseminado en áreas de gran extensión regional. En esas áreas el oro estará presente en las rocas, pero en
concentraciones demasiado bajas como para poder ser extraído con una rentabilidad económica. Sin embargo, el
proceso sedimentario produce su concentración en los aluviones o en playas, posibilitando en algunos casos su
extracción económica. En definitiva, para que un elemento sea explotable en un Depósito mineral, su concentración
debe ser muy superior a su concentración media (Clark) en la corteza terrestre.
El otro factor importante a considerar es el económico: esas concentraciones podrán ser o no de interés económico,
lo que delimita el concepto de Depósito explotable o no explotable, en función de factores muy variados, entre los
que a primera vista destacan algunos como el valor económico del mineral o minerales extraídos, su concentración o
ley, el volumen de las reservas, la mayor o menos proximidad de puntos de consumo, la evolución previsible del
mercado, etc., factores algunos fácilmente identificables, mientras que otros son casi imposibles de conocer de
antemano.
Esta conjunción de factores geológicos y económicos hace que el estudio de los Depósitos minerales sea una cuestión
compleja y problemática, en la que hay que conjugar la labor de especialistas de distintos campos, ya que incluye
desde las cuestiones que afectan a la prospección o búsqueda de estas concentraciones, su evaluación, el diseño y
seguimiento de su explotación minera, el estudio de la viabilidad económica de la explotación, el análisis del mercado
previsible para nuestro producto, hasta factores políticos (estabilidad económica y social de un país) o cuestiones
medioambientales, como la recuperación de los espacios afectados por esta actividad.
El término de Depósito mineral se he venido utilizando tradicionalmente para referirnos únicamente a los Depósitos
de minerales metálicos, que se emplean para obtener una mena, de la que se extrae un metal. Es el caso, por
ejemplo, del cinabrio, que se explota para la extracción del mercurio. No obstante, el auge de las explotaciones de
minerales y rocas industriales, y la similitud de los procesos que dan origen a los Depósitos metálicos y de rocas y
minerales industriales hacen que esta precisión no tenga ya sentido. De esta forma, en este temario se va a abordar
de forma integral el estudio de ambos.
Cuando hablamos de Depósitos Minerales, hay una serie de conceptos que tienen una gran importancia, ya sea en los
aspectos geológicos-geoquímicos, o en los económicos. Los más importantes son los siguientes:
DEFINICIONES BÁSICAS
Ocurrencia Mineral: es una concentración anómala de un mineral que se considera valiosa por alguien en alguna
parte o que es de interés científico o técnico.
Mineralización: Término general el cual se refiere usualmente a minerales de mena, pero que a menudo se utiliza
para referirse a otros minerales metálicos como pirita. El término se usa en dos sentidos (1) referido al proceso por el
que se producen concentraciones de minerales de mena y (2) referido a los cuerpos de mena mismos. Para evitar
confusiones, se recomienda su uso exclusivamente para designar el proceso de formación de menas.
Depósito Mineral: es una ocurrencia mineral (concentración anómala de un mineral o elemento metálico) de tamaño
(volumen) y ley suficiente para que en circunstancias favorables, sea considerado con potencial económico.
Parte o fracción de la corteza terrestre donde por procesos geológicos se formaron o forman (o acumulan) sustancias
minerales útiles, que pueden ser explotados con beneficio económico, con los medios técnicos disponibles.
>>Conjunto de minerales o rocas con un valor económico.
Acumulación mineral que ha sido examinada y ha probada tener suficiente tamaño, ley y accesibilidad, como para ser
puesto en producción y ser rentable (producir ganancia económica). La rentabilidad de un Depósito depende de sus
características intrínsecas (como tonelaje y ley), pero a veces depende de condiciones ajenas al cuerpo mineral, como
las tasas de impuesto, precio de metales, etc.
Mena: Las masas de agregados minerales o rocas de las se puede extraer uno o varios metales con beneficio
económico.
Un mineral o minerales que pueden ser beneficiados y extraídos de una roca con ganancia económica (utilidad). Es un
agregado mineral sólido, natural, utilizable, ya sea tal como se extrae o del cual uno o más componentes valiosos se
pueden recuperar económicamente. Ej. Menas de Cu: Calcopirita (CuFeS2), bornita (Cu5FeS4), Calcosina (Cu2S).
Es el mineral que presenta interés minero. En general, es un término que se refiere a minerales metálicos y que
designa al mineral del que se extrae el elemento de interés. Para poder aprovechar mejor la mena, suele ser
necesario su tratamiento, que en general comprende dos etapas: el tratamiento a pie de mina para aumentar la
concentración del mineral en cuestión (procesos hidrometalúrgicos, flotación, etc.), y el tratamiento metalúrgico
final, que permita extraer el elemento químico en cuestión (tostación, electrolisis, etc.).
Subproductos (o by-products): Suelen ser minerales de interés económico, pero que no son el objeto principal de la
explotación, si bien aumentan el valor económico de la producción: por ejemplo, el Cd o el Hg contenido en
Depósitos de sulfuros, o el manganeso contenido en los pórfidos cupríferos.
Epigenética: Mineralización que ha sido introducida con posterioridad a la formación de su roca de caja. Ej. una veta.
Singenética: Mineralización que se deposita simultáneamente con sus rocas huéspedes. Ej. depósitos de placeres,
cuerpos de sulfuros masivos de origen exhalativo, calizas, etc.
Hipógena o Primaria: Mineralización endógena, es decir producida por procesos internos de la tierra.
Supergena o Secundaria: Mineralización o efectos exógenos sobre cuerpos mineralizados, como meteorización,
oxidación, descomposición de minerales y formación de nuevos minerales estables en el ambiente supergeno.
Hidrotermal: Fluidos calientes, generalmente dominados por agua, a veces ácidos, los cuales pueden transportar
metales y otros compuestos en solución al lugar de depositación o producir alteración de la roca de caja.
Alteración hidrotermal: Un cambio de la mineralogía de la roca huésped como una reacción química con soluciones
hidrotermales. Por Ej., minerales máficos como hornblenda o biotita pueden alterarse a clorita y los feldespatos
alterarse a arcilla por efecto de la circulación de fluidos calientes por las fracturas de las rocas.
Zona de alteración hidrotermal: Una zona con rocas que han sido alteradas a un grupo específico de minerales
secundarios o de alteración, por efecto de la circulación de fluidos calientes, usualmente alrededor del perímetro de
un depósito mineral.
Reemplazo: Un proceso químico por el cual los fluidos hidrotermales que pasan por rocas permeables reaccionan con
las rocas disolviendo minerales originales y reemplazándolos con minerales de mena y/o ganga. Cf. Metasomatismo.
Skarn: Un reemplazo de calizas (carbonato de calcio) u otra roca rica en carbonato adyacente a un contacto intrusivo
por minerales calco-silicatados (piroxenos, granates, anfíboles), generalmente por adición de sílice y otros elementos.
Algunos skarn presentan mineralización metálica resultante de etapas de metasomatismo.
El origen de los Depósitos minerales puede ser tan variado como lo son los procesos geológicos, y prácticamente
cualquier proceso geológico puede dar origen a Depósitos minerales.
A grandes rasgos, los procesos geológicos que dan origen a Depósitos minerales serían los siguientes:
Procesos ígneos:
Magmatismo: produce rocas industriales (los granitos en sentido amplio), y minerales metálicos e industriales (los
denominado Depósitos ortomagmáticos, producto de la acumulación de minerales en cámaras magmáticas).
Vulcanismo: produce rocas industriales (algunas variedades "graníticas", áridos, puzolanas), y minerales metálicos (a
menudo, en conjunción con procesos sedimentarios: Depósitos de tipo "sedex" o volcano-sedimentarios).
Procesos pegmatíticos: pueden producir Depósitos de minerales metálicos (p.e., casiterita) e industriales: micas,
cuarzo...
Procesos Hidrotermales, Metasomáticos y neumatolíticos: suelen dar origen a Depósitos de minerales metálicos
muy variados, y de algunos minerales de interés industrial.
Procesos sedimentarios:
La sedimentación detrítica da origen a rocas como las areniscas, y a minerales que podemos encontrar concentrados
en éstas, en los Depósitos denominados de tipo placer: oro, casiterita, gemas...
La sedimentación química da origen a rocas de interés industrial, como las calizas, y a minerales industriales, como el
yeso o las sales, fundamentalmente.
La sedimentación orgánica origina las rocas y minerales energéticos: carbón e hidrocarburos sólidos (bitúmenes,
asfaltos), líquidos (petróleo) y gaseosos (gas natural). También origina otras rocas y minerales de interés industrial,
como las fosforitas, o las diatomitas, entre otras.
Como ya se ha mencionado, la sedimentación asociada a los fenómenos volcánicos produce Depósitos de minerales
metálicos de gran importancia.
Procesos metamórficos:
El metamorfismo da origen a rocas industriales importantes, como los mármoles, o las serpentinitas, así como a
minerales con aplicación industrial, como el granate. No suele dar origen a Depósitos metálicos, aunque en algunos
casos produce en éstos transformaciones muy importantes.
Microscopía petrográfica (luz transmitida). Nos permite identificar los minerales no metálicos y las relaciones que es
establacen entre ellos y los metálicos que puedan existir en las muestras estudiadas.
Microscopía de menas opacas (luz reflejada). Sirve para identificar los minerales metálicos y sus relaciones mútuas.
Difracción de Rayos X. Nos permite identificar con mayor precisión la naturaleza de los componentes minerales del
Depósito, sobre todo de los que por su pequeño tamaño de grano no sean fácilmente identificable con las técnicas
anteriores.
Microscopía electrónica/Microsonda electrónica: son técnicas específicas para el estudio a gran detalle de los
minerales que componen el Depósito, bien en el aspecto de relaciones entre ellos (Microscopía) o bien en el de las
variaciones menores de la composición de los minerales o de caracterización detallada de las fases minoritarias, que
en determinados casos pueden ser las de mayor valor económico (caso de oro o de los elementos del grupo del
platino).
La geoquímica del Depósito, es decir, conocer con el mayor detalle la distribución de los contenidos en los elementos
químicos relacionados de forma directa o indirecta con la mineralización, o afectados por los procesos que han
formado o modificado el Depósito, tiene importancia directa en cuanto que define las áreas de mayor interés minero,
e indirecta, pues a menudo nos permite definir guías de prospección dentro del propio Depósito, o para otros
similares.
Geométricos: los aspectos geométricos de un Depósito son siempre fundamentales: conocer cual es su orientación
con respecto al norte (dirección o rumbo) y su inclinación promedio (o buzamiento). A menudo estos datos no son
constantes, variando de forma más o menos acusada: la variabilidad es máxima en los Depósitos estratoligados
plegados, y mínima en algunos Depósitos filonianos muy regulares. El espesor (o potencia) también se puede
considerar dentro de esta categoría. Para estudiar este aspecto necesitamos datos de observación, ya sea directa o a
través de sondeos mecánicos.
Complementario con el aspecto anterior tenemos la relación que se establece entre la orientación del Depósito y la
de las rocas en las que se localiza: cuando ambos son paralelos hablamos de Depósitos estratoligados, estratiformes,
o incluso sedimentarios (o singenéticos), mientras que cuando no son paralelos hablamos de Depósitos no
concordantes o epigenéticos.
Con respecto a los términos indicados, estratoligado se refiere a una Depósito que se encuentra formando capas,
pero no sabemos si tiene o no origen sedimentario; estratoide se suele utilizar para designar Depósitos en capas cuyo
origen no parece ser sedimentario; el término singenético se refiere exclusivamente a concentraciones que se
originan por procesos sedimentarios, a la vez que el resto de las rocas sedimentarias que forman la secuencia.
En los Depósitos estratoligados hay otros factores que suelen ser de importancia en su estudio y caracterización: los
aspectos estratigráficos (caracterización de la secuencia sedimentaria en la que se enclavan, del nivel concreto en que
se localizan, etc.); los aspectos sedimentológicos (medio sedimentario en que se formó la secuencia, variaciones
paleogeográficas que puedan existir); los aspectos petrológicos (características de las rocas implicadas); los aspectos
tectónicos (pliegues y fallas que puedan afectar a las formaciones o capas que forman el Depósito).
En los Depósitos no concordantes o epigenéticos puede haber también una gran variedad de factores a considerar. En
general, el principal es conocer el control geológico y geométrico de la mineralización: si está confinado en una
estructura discordante bien delimitada (dique o filón), si está confinado por un conjunto estructural más amplio
(bandas de deformación o de cizalla), si está diseminado o concentrado en un conjunto rocoso sin que muestre
ningún patrón claro, si aparece en una situación concreta, como puede ser el contacto entre dos tipos de rocas
distintas. Otro factor suele ser el mineralógico/petrológico, que busca establecer relaciones entre los minerales o
rocas que forman el Depósito y los procesos que pueden afectarla: cristalización, alteración hidrotermal, alteración
superficial.
Una vez conocidas las características generales de los Depósitos, de acuerdo con lo hasta ahora expuesto,
disponemos de los suficientes datos para conocer los procesos que lo han formado y modificado. No obstante, en
ocasiones esta información no es suficiente, dado que puede haber procesos distintos que por convergencia han
podido ser los responsables de estas características más comunes: si encontramos oro en una roca sedimentaria de
tipo arenoso, puede ser porque se depositó conjuntamente con ella, pero también puede ser que halla sido
introducido en la misma por un proceso hidrotermal, aprovechando la porosidad y permeabilidad de la misma. En
estos casos, existen estudios más detallados que nos permiten conocer mejor el proceso o procesos implicados en la
formación del Depósito:
El estudio de las inclusiones fluidas atrapadas en minerales (fundamentalmente de la ganga) suele aportar datos
relevantes sobre la composición y temperatura de los fluidos implicados en la formación del Depósito.
El estudio de la geoquímica isotópica aporta datos en dos aspectos: la edad de los minerales (a través de la
geoquímica de isótopos radiogénico o radioactivos, como C 14, por ejemplo), y relaciones entre los minerales del
Depósito y otros minerales o fluidos asociados (a través de la geoquímica de isótopos estables, como S 34, O18, etc.).
Todos estos estudios nos llevan a este conocimiento básico del Depósito que nos debe permitir establecer sus
características mineras, pero que requieren un complemento: Su valorización en términos económicos, lo que debe
permitir establecer si la explotación es viable o no desde el punto de vista económico.
Un aspecto fundamental de cualquier estudio sistemático es la clasificación de los objeto del estudio. El principal
problema que se plantea en cualquier clasificación de objetos naturales es fijar el o los criterios a seguir a la hora de
efectuar esta clasificación de forma que nos sea de utilidad práctica, y que permite un agrupamiento de los objetos
de tipo unívoco, es decir, que el mismo objeto no entre más que en uno solo de los grupos que se establezcan.
De esta forma, una clasificación que es poco adecuada para los minerales, como es la genética (el cuarzo, por
ejemplo, se clasificaría en todos los grupos que se establezcan, pues se forma en todos los ambientes geológicos
posibles) sí es adecuada para la clasificación de rocas y de Depósitos minerales, pues éstos tienden a formarse por
procesos concretos y únicos. No obstante, el problema a menudo es identificar correctamente qué proceso es el que
ha formado una roca o un Depósito mineral en concreto.
Una ventaja importante de la clasificación genética es que nos permite establecer un criterio importante para la
investigación de otros Depósitos similares: el conocimiento preciso del modo de formación implica identificar las
rocas con las que se asocia, las relaciones que presenta la mena con la ganga, las relaciones espaciales entre roca y
Depósito y a su vez éstas con su entorno estructural. Este cuadro nos va a servir de guía en la búsqueda de nuevos
Depósitos en áreas próximas, o en otras regiones similares desde el punto de vista geológico.
Por tanto, la clasificación que hemos adoptado aquí para el estudio de los Depósitos es en general, una clasificación
genética, basada en la identificación del proceso geológico que ha dado origen a esa concentración de minerales.
Estos procesos pueden ser englobados en dos grandes grupos:
Procesos exógenos, esto es, todos aquellos que tienen lugar por encima de la superficie terrestre, como
consecuencia de la interacción entre las rocas y la atmósfera y la hidrosfera.
Procesos endógenos, o todos aquellos que tienen lugar por debajo de la superficie terrestre, como consecuencia de
los procesos de liberación del calor interno del planeta, materializados en la Tectónica de Placas y procesos asociados,
tales como el magmatismo y el metamorfismo.
Estos procesos conducen a la formación de las rocas y Depósitos de origen exógeno. A efectos de una clasificación
más detallada, se pueden diferenciar dos grandes subtipos: rocas o Depósitos residuales (originados como
consecuencia de los fenómenos de meteorización in situ, de la propia roca-madre), y rocas o
Depósitos sedimentarios, originados como consecuencia de los fenómenos de depósito, en general a distancias más o
menos grandes de las rocas-madre. Estos Depósitos o rocas sedimentarias se clasifican en mayor detalle, en función
del proceso sedimentario:
Rocas o Depósitos detríticos: el depósito se origina de forma física, como consecuencia de la pérdida de poder de
arrastre del agente de transporte, con lo que las partículas transportadas caen al fondo de la cuenca. Se depositan así
los materiales sedimentarios (gravas, arenas) y minerales sedimentarios. Un ejemplo de Depósitos de este tipo son
los placeres de metales preciosos, como el oro.
Rocas o Depósitos químicos: el depósito se produce por precipitación de las sales o compuestos químicos, como
consecuencia de una saturación de las aguas en estas sales o por la acción de barreras geoquímicas (Eh, pH,
presencia de electrolitos. Ejemplos de este tipo de Depósitos son las evaporitas (sales, yeso) o las formaciones
bandeadas de hierro (BIF).
Rocas o Depósitos bioquímicos y orgánicos: la sedimentación es una acumulación de restos de organismos (conchas,
caparazones, esqueletos, materia vegetal). Las fosforitas y el carbón son ejemplos de este tipo de Depósitos.
Todas estas rocas o Depósitos de origen sedimentario presentan caracteres generales comunes: suelen estar
estructurados en capas, están afectados por la deformación tectónica, y suelen presentar una gran extensión lateral,
y en general, una potencia (espesor) limitado.
Esta liberación del calor interno se produce de dos formas: por radiación (o conducción) y por convección. La
radiación es la liberación del calor transmitido desde zonas calientes a zonas frías, de la misma forma que el extremo
exterior de una cuchara sumergida en un líquido caliente termina calentándose: no implica movimiento de materia,
solo transmisión del calor. En la convección el calor se transmite en forma de movimiento de lo caliente hacia zonas
frías. Ejemplos son la convección de aire caliente que se produce desde los radiadores de las habitaciones, y el
movimiento que se produce del agua al calentarla en un recipiente.
De la misma manera, nuestro planeta, cuyo interior se encuentra a altas temperaturas, libera su calor de estas dos
formas. Por un lado, emite calor hacia el espacio, con lo que la temperatura superficial es un compromiso entre el
calor que el propio planeta libera y el producido por la irradiación solar, y esta temperatura aumenta con la
profundidad (gradiente geotérmico). Por otra parte, la convección produce un lentísimo movimiento de las rocas de
zonas profundas hacia la superficie, que fuerza el movimiento de las rígidas placas litosféricas, lo que conocemos con
el nombre de
Tectónica de placas.
La combinación de estos dos mecanismos (y las interacciones que se producen entre las placas) es responsable de los
fenómenos internos del planeta: fenómenos sísmicos(terremotos), fenómenos magmáticos (volcanismo, como más
conocido) y fenómenos de transformación de las rocas al quedar sometidas a altas presiones y/o temperaturas
(metamorfismo). Los fenómenos sísmicos no dan origen a rocas ni a Depósitos, pero los otros dos si.
El magmatismo incluye los procesos implicados en la génesis y evolución de los magmas, es decir, de masas de roca
fundida que se originan en regiones profundas del planeta y ascienden, pudiendo llegar hasta la superficie.
Estudiaremos con más detalle este proceso en los temas correspondientes, pero hay una serie de apartados que
permiten una subdivisión más completa de las rocas y Depósitos originados en relación con este proceso:
El origen de los magmas. La formación del magma obedece a fenómenos complejos, que tienen lugar en regiones
profundas de la corteza, o el manto superior. Por tanto, su estudio solo se puede abordar desde la experimentación
en laboratorios muy especializados, que permita reproducir las condiciones de alta presión y temperatura
responsables de estos procesos. Un aspecto muy importante a considerar es que se originan por fusión incompleta
de los materiales correspondientes: no es una fusión total de éstas, sino parcial, comenzando por los minerales de
punto de fusión más bajo, y finalizando con los más reactivos. Esto hace que, en función de cual sea el porcentaje de
fusión, se puedan obtener a partir de un mismo material madre magmas muy diferentes.
La evolución del magma: una vez formado, y hasta que se consolida completamente por cristalización, el magma
asciende a través de la corteza terrestre, sufriendo algunos cambios mineralógicos y químicos. Entre estos cambios,
los más importantes son la cristalización fraccionada (posibilidad de que algunos de los cristales que pueda contener
el magma se separen de éste), la asimilación (digestión parcial de rocas de la corteza por el magma durante su
ascenso) y la mezcla de magmas. Estos cambios, por tanto, pueden modificar de forma muy importante la
composición de un magma.
La cristalización del magma: Al ascender en la corteza el magma se pone en contacto con rocas más frías, y él mismo
se enfría. Al alcanzase las temperaturas de cristalización de minerales determinados, éstos se forman, disminuyendo
la capacidad del magma de ascender: aumenta su viscosidad. Durante el proceso de enfriamiento se forman
determinados minerales, en función de la termodinámica del fundido, reteniendo determinados elementos (los que
pasan a formar parte de esos minerales) y produciendo un enriquecimiento residual en los elementos que no tienen
cabida en los minerales formados. Así, esta etapa de cristalización principal da origen a las rocas plutónicas, cuya
mineralogía y textura estarán relacionadas con la historia global del magma.
Con posterioridad a la cristalización principal del magma, los fluidos residuales se liberan y evolucionan entre la zona
de cristalización y la superficie. Cristalizan allí donde se encuentran con condiciones favorables para ello: cuando el
enfriamiento del fluido provoca la cristalización de determinados minerales, o cuando cambian las condiciones de
presión, o de Eh-pH. En ocasiones, estos fluidos llegan a regiones superficiales, dando origen al desarrollo de sistemas
geotérmicos.
Por otra parte, el magma puede alcanzar la superficie de la corteza, dando origen a los procesos volcánicos. En estas
condiciones se pueden dar dos situaciones diferentes: que alcance la superficie continental, en un medio subaéreo, o
que la salida del magma, o erupción, se produzca bajo el agua del mar, o de lagos... Cuando el enfriamiento es muy
brusco, los componentes mayoritarios del magma cristalizarán o se enfriarán formando un vidrio (obsidiana o perlita)
o un material escoriáceo (pómez), mientras que los volátiles se liberarán a la atmósfera, y se dispersarán. En el
segundo caso, los volátiles podrán interaccionar con el agua y sus sales, formando compuestos insolubles de esos
elementos (Pb, Zn, Cu, Fe, Hg....) lo que dará origen a Depósitos minerales.
De esta forma, los procesos magmáticos se pueden considerar como un conjunto de procesos muy activos en la
formación de Depósitos, tanto de rocas como de minerales de interés minero.
Por contra, el metamorfismo es un proceso que no suele producir transformaciones de interés minero. Algunas
excepciones son la transformación de las calizas en mármoles, de mayor compacidad y vistosidad que la de las rocas
originales, la formación de serpentinitas, roca también con posibilidades ornamentales, o la génesis de minerales
nuevos con aplicaciones industriales, como el granate, la andalucita... Pero en general, el metamorfismo, al ir
acompañado de deformación tectónica, y de removilización de componentes volátiles, es un proceso que destruye
los Depósitos, más que generarlos.
Todo ello nos lleva a una clasificación en que prima el criterio genético, la relación que se establece entre el proceso
geológico responsable de la formación de la roca o mineral correspondiente y su producto final.
Dada las características propias del sistema tectono magmático andino, es importante destacar que los procesos
magmáticos intrusivos se han desarrollado a través del tiempo siguiendo un esquena sucesivo y repetitivo de
magmatismo, con muy pocas variaciones en cuanto a su composición, afinidad geoquímica y emplazamiento.
Notamos el inmenso volumen de rocas magmáticas, las cuales en la evolución andina han sucedido repetidas
intrusiones sobre rocas magmática de idéntica afinidad lo cual imposibilita a veces la identificación entre intrusivos
de diferente edad. Sin embargo esta homogeneidad litológica es una de las razonas que propicia el desarrollo de los
grandes depósitos de Pórfidos chilenos.
Contienen principalmente Cu, Mo y/o Au, están centrados en stocks de pórfidos cilíndricos, desde menos de 100 m
hasta varios Km de diámetro, que corresponden a apófisis porfíricas en cúpulas de plutones graníticos. Los stocks son
típicamente multi-fase en carácter (varias intrusiones sucesivas), con las leyes mayores comúnmente en las
intrusiones porfíricas más tempranas.
Pórfidos con mineralización más pobre intruyen durante y después de la alteración e introducción de metales
principales (Gustafson y Hunt, 1975; Carten et al., 1988; Sillitoe, 1993).
Mucho del metal en pórfidos se presenta en stockworks multidireccionales de venillas de cuarzo-sulfuros que
acompañan la alteración potásico-silicatada tipificada por biotita post-magmática y feldespato-K. Alteración
sericítica, definida por cuarzo, sericita y pirita, comúnmente se sobreimpone sobre toda o parte de la zona potásica y
en muchos casos produce la remoción parcial o total de metales.
Depósitos de Skarn:
Se forman por la conversión de rocas carbonatadas a silicatos de calcio y magnesio con contenido de metales al
lado o cerca de intrusivos graníticos. Las intrusiones pueden hospedar depósitos tipo pórfidos o ser estériles. Las
asociaciones de silicatos de progrado, principalmente granate y piroxena en sistemas cálcicos, son normalmente
deficientes en metales, mientras que las etapas retrógradas tardías introducen la mayor parte de los metales junto
con asociaciones hidratadas conteniendo minerales como actinolita, biotita, muscovita, clorita, talco y carbonatos
(Einaudi et al., 1981). Todos los metales concentrados por fluidos magmáticos están localizados por combinaciones
de litologías favorables y fallas. Consecuentemente son comúnmente estratoligados, pero parcialmente tipo veta o
controlados por fracturas.
Se generan donde rocas carbonatadas interactúan con fluidos magmáticos diluidos, más allá del frente de skarn, y las
calizas huéspedes o mármoles son reemplazados directamente por sulfuros masivos o semimasivos. Depósitos de Sn
y Zn-Pb-Ag son comunes en depósitos de reemplazo de carbonatos, los cuales pueden ocurrir como extensiones
distales de cuerpos de skarn (Einaudi et al., 1981).
Mantos estratoligados interconectados con chimeneas subverticales son configuraciones típicas de los depósitos de
reemplazo de carbonatos. Los intrusivos fuentes normalmente no ocurren dentro de 500 m de los depósitos de
reemplazo de carbonatos, aunque diques de pórfidos usualmente ocupan las fallas controladoras de la
mineralización.
Depósitos de Greisen:
Contienen Sn, W (como wolframita) y a veces Mo, Bi o Be, acompañados de metales base paragenéticamente tardíos.
La mineralización se presenta diseminada en rocas alteradas correspondientes a cúpulas de intrusiones y sus rocas de
caja contiguas. Existe una relación estrecha con sistemas de vetillas dominadas por cuarzo en sistemas de stockwork
o sheeted-vein. La alteración de greisen se compone de cuarzo y mica blanca, acompañada de topacio, fluorita y/o
turmalina. Los Greisen tienen transiciones a pórfidos, skarn y depósitos de reemplazo de carbonatos.
Estas zonas parecen originarse a partir de intrusivos de emplazamiento profundo que absorbieron (incorporaron)
fluidos para producir una cubierta con intensa alteración de cuarzomuscovita, a menudo con ortoclasa rosada. Esta
alteración se extiende unos 50 a 100 m hacia el interior de los contactos de la roca intrusiva y las rocas de caja. Todos
los minerales máficos en la zona alterada se transforman a muscovita y su contenido metálico reaparece en la
cubierta sobreyacente que puede contener hasta 5% de sulfuros como pirita y calcopirita comúnmente acompañadas
de molibdenita, galena o esfalerita. Estos sistemas no presentan fluorita o topacio como los pórfidos molibdeníferos y
no constituyen un verdadero greisen con fluorita, topacio, scheelita y otros minerales característicos formados a
partir de fluidos que migran hacia fuera de un plutón. Ejemplos de este tipo de alteración son frecuentes y
ampliamente distribuidos (Catheart Mountain, Maine), pero no se conoce depósitos de cobre económicos formados
por este proceso (Williams y Forrester, 1995).
Depósitos de Brechas:
Comúnmente comprenden chimeneas de gran extensión vertical que se desarrollan tanto dentro de intrusivos o en
las rocas de caja sobreyacentes. La mayor parte de los minerales de mena, ya sea cementan la brecha o impregnan la
matriz constituida por roca molida. Las porciones marginales de chimeneas de brecha, adyacentes a zonas de
fracturamiento laminado (sheeted) son los lugares favorables para la concentración de menas. Brechas cupríferas se
presentan dentro de y alrededor de pórfidos cupríferos o independientes de estos, pero las brechas pueden contener
uno o más de otros metales contenidos (Sillitoe, 1985).
Vetas o filones:
Normalmente están controladas por fallas de alto o moderado ángulo de buzamiento que cortan intrusivos y/o sus
rocas de caja. Las vetas mayores pueden extenderse hasta varios Km en su corrida y 1 Km en profundidad por el
manteo. Las vetas pueden estar acompañadas de otros tipos de depósitos, pero las más grandes se presentan solas.
Históricamente las vetas de alta ley fueron la fuente principal de metales, tal como de Cu y Sn en Cornwall, Inglaterra,
pero hoy su importancia económica es menor.
Hierro
Los depósitos más grandes de hierro relacionados a intrusiones, consistentes principalmente en magnetita, se
pueden separar en dos grandes categorías posiblemente transicionales: skarn ferríferos convencionales, como
Marcona en Perú y los cuerpos hospedados por rocas ígneas como Kirunavaara en Suecia o los depósitos magnetita-
apatita de la franja ferrífera chilena.
Desde hace tiempo que existe una clásica controversia, no conclusiva, respecto al origen de los depósitos de
magnetita-apatito pobres en titanio. Algunos autores (Ej. Nyström and Henriquez, 1994, 1995) postulan que muchos
de estos depósitos se derivan por cristalización de magmas (magmas de mena), mientras otros sugieren que ellos
corresponden a reemplazo hidrotermal (Ej. Hirtzman et al., 1992; Bookstrom, 1995) y posiblemente se formaron a
partir de fluidos que tuvieron poca o ninguna interacción con magmas (Barton and Johnson, 1996, Rhodes and
Oreskes, 1999).
Las rocas ígneas que contienen depósitos de magnetita-apatito típicamente contienen actinolita, con o sin piroxena,
granate y escapolita y están acompañadas por alteración K silicatada (dominada por biotita). La albitización se
presenta en algunos distritos como una alteración profunda pre-mineralización (Hirtzman et al., 1992), tal como
ocurre en ambientes de tipo pórfido cuprífero o de greisen.
Las rocas ígneas que hospedan depósitos de hierro pueden continuar su evolución hidrotermal y, dada la
disponibilidad de Cu y Au, sufrir adiciones paragenéticamente tardías de sulfuros de Cu y de Au y más allá la
transformación de asociaciones de alteración K-silicatada con magnetita hacia sericitización dominada por hematita.
En realidad, la brecha rica en hematita del depósito de Cu-UAu-Ag de Olympic Dam se considera comúnmente como
un miembro extremo del clan de yacimientos de óxidos de Fe-Cu-Au (Hirtzman et al., 1992; Williams et al., 1995).
Cobre
Los depósitos de cobre están dominados por aquellos de tipo pórfido, siendo los más grandes del mundo los
depósitos de Cu-Mo de El Teniente y Chuquicamata en Chile. Chuquicamata debe su supremacía a la generación de
menas oxidadas y enriquecidas por meteorización durante el Terciario medio.
Otro gran pórfido de Cu-Mo, como es Río Blanco – Los Bronces en Chile, está dominado por un complejo de brechas
que destruyeron gran parte de una mineralización de tipo stockwork pre-existente (Serrano et al., 1996) y
corresponde a un ejemplo de pórfidos cupríferos dominados por brechas en oposición a los dominados por venillas
(Ej. Tosdal y Richards, 2001).
El único depósito de Cu relacionado a granitoides que se aproxima en magnitud a los pórfidos cupríferos es el de
Olympic Dam hospedado en brechas en el sur de Australia (Reeve et al., 1990).
Existen también depósitos estratoligados de Cu-(Ag) hospedados en rocas volcánicas que, en general, son al menos
un orden de magnitud más pequeños que los pórfidos cupríferos, pero que constituyen la segunda fuente de cobre
en los Andes.
Aunque existe también una larga controversia respecto al origen de estos depósitos, actualmente los datos
disponibles permiten, en gran medida, ligar esta mineralización cuprífera al emplazamiento de intrusivos en las
secuencias volcánicas mesozoicas y la fuente de los metales y azufre estaría en las intrusiones.
Varios skarns de Cu, notablemente Tintaya en Perú y Ertsberg en Indonesia, son también importantes
económicamente, aunque son al menos un orden de magnitud más pequeños que los grandes pórfidos cupríferos.
Molibdeno
Más de la mitad del Mo en el mundo es producido cómo sub-producto de menas de pórfidos, cupríferos
principalmente en Los Andes y en el oeste de Norte América. La mayor parte del Mo restante viene de pórfidos
molibdeníferos, principalmente Henderson en Colorado, USA, el cual está hospedado por un pórfido riolítico de alta-
sílice y el depósito de baja ley de Endako en British Columbia, Canadá, hospedado por una monzonita cuarcífera.
Plomo y Zinc
Los depósitos mayores relacionados a intrusivos de Zn-Pb-(Ag) son ya sea skarns cálcicos, como Kamioka
en Japón o depósitos de tipo manto-chimenea de reemplazo de carbonatos como Santa Eulalia en
México. En ambos tipos de depósitos las menas se formaron en posición distal respecto a intrusivos
félsicos de Tipo I, comúnmente asociados a diques y presentan enriquecimiento proximal de cobre.
Sin embargo, estos depósitos son superados en volumen por los depósitos sedimentarios exhalativos de
Zn-Pb-(Ag) (Sedex) no relacionados directamente a intrusivos (Ej. mina Aguilar en Argentina).
Plata
La dramática caída del precio del W en la década de 1980 produjo el cierre de la mayor
parte de las minas de W del mundo occidental. Los depósitos más grandes son sistemas
de vetas bordeados por greisen dominados por wolframita y skarn cálcicos con scheelita. Los depósitos mayores de
skarn de W (y greisen asociados) están en Shizhuyuan en la provincia de Hunan en China (Mao et al., 1995).
Más de un 75% del W minado en el mundo proviene de depósitos de tipo veta bordeados por greisen, notablemente
Xihuashan, asociado con granitos de Tipo S en la provincia de Jiangxi, China (Wu y Mei, 1982). Sin embargo, el
sistema de vetas greisen de bajo manteo en Panesqueira, Portugal y el skarn Lermontow y depósitos greisen
asociados en el oriente lejano de Rusia son también productores en la actualidad.
Estaño
Desde el colapso del precio del Sn en 1986 solo la explotación de depósitos de alta ley de Sn ha sido económicamente
viable, además de depósitos profundamente meteorizados de placeres eluviales, aluviales y marinos de Sn. Los
depósitos de gran volumen y baja ley de tipo greisen y stockwork han cesado casi completamente su producción,
aunque la meteorización de tales depósitos origina los depósitos aluviales mayores y saprolitos con Sn-(Ta-Nb) en
Pitinga, Brasil (Horbe et al., 1991).
Actualmente, los mayores depósitos son de tipo veta (San Rafael, Perú) y de reemplazo de carbonatos (Dachang,
provincia de Guangxi y Gejiu, provincia de Yunan, China; Renison Bell en Tasmania, Australia), formada en asociación
con granitos peraluminosos ya sea de Tipo S o I. Sin embargo, los depósitos mayores de Sn fueron los stockwork y
sistemas de vetas en pórfido latíticos sub-volcánicos de Tipo S en Llallagua, Bolivia (pórfidos estaníferos; Sillitoe, et
al., 1975), los cuales son explotados solo en pequeña escala actualmente por cooperativas mineras locales. Vetas de
Zn-Pb-Ag se presentan típicamente en un halo externo a los pórfidos de Sn.
Metales Raros
Los metales raros, Ta, Nb, Bi, Be, Zr, Ga, REE, (±Sn) están presentes en minerales magmáticos formados como parte de
la secuencia de cristalización (en oposición a introducción hidrotermal) en algunos granitos de albita de Tipo S con
topacio y mica de Li y en pegmatitas graníticas. Pegmatitas gigantes Precámbricas en Greenbushes, Australia
occidental y Tanko, Manitoba, Canadá proveen gran parte del Li del mundo y una buen proporción de Ta (Pollard,
1995).
Uranio
El único depósito mayor de U relacionado a intrusión en producción es Rössling en Namibia, el que comprende una
fina diseminación principalmente de uraninita en una pegmatita de alaskita de Tipo S. La alaskita se supone que es el
producto de la fusión anatéctica de basamento gneissico (Berning, 1986). Sin embargo, el recurso de U más grande
del mundo es el contenido de petchblenda como sub-producto en el depósito Olympic Dam, en Australia.
Oro
La mayor parte de los depósitos mayores de Au relacionados a intrusión son de tipo pórfido (Sillitoe, 1991) e incluyen
ejemplos exclusivamente de Au como Refugio, Chile, además de aquellos en los que el cobre explotable es un
componente menor (Cadia Hill, NSW, Australia; Boddington, Australia occidental) o un componente mayor (Grasberg,
Indonesia). En Boddington una laterita aurífera, producida por intemperización fanerozoica de mineralización de tipo
pórfido se explota en la actualidad (Symons et al., 1990).
Adicionalmente, hay ejemplos únicos de depósitos de oro mayores: uno de reemplazo de carbonatos en Telfer,
Australia occidental (Goellnicht et al., 1989); un stockwork hospedado en rocas sedimentarias con mineralización
epitermal de oro en Porgera, Papua Nueva Guinea (Richards y Kerich, 1993) y un depósito de oro en sheeted-vein en
Vasilkovskoye, Kazakhstan.
Los depósitos de pórfido, junto con Telfer y Porgera, están todos relacionados con intrusivos de Tipo I oxidados ya sea
de afinidad calcoalcalina o alcalina. Otros depósitos importantes, pero más pequeños relacionados a intrusivos que
también pueden asignarse a la categoría oxidada de Tipo I son el depósito hospedado en brecha de Kingston en
Queensland, Australia asociado a un pórfido con mineralización de Mo y el stockwork aurífero con F- y Te del
depósito Zortman-Landusky, Montana, USA, en una sienita porfírica.
En marcado contraste el depósito de oro de Vasilkovskoye junto con otros sheeted veins de cuarzo y depósitos en
stockwork, caracterizados por alteración K-silicicatada y sericítica, en Mokrsko en la república Checa, Fort Knox en
Alaska, USA y Omai en Guyana parecen asociarse con intrusivos calcoalcalinos o alcalinos Tipo I más reducidos (Ej.
Thompson et al., 1995; Crepeau et al., 1996). Como consecuencia aparente estos depósitos contienen W (como
scheelita), Bi, As y/o Sb en vez de Cu, Zn y/o Pb. Intrusivos moderadamente reducidos de Tipo I están también
relacionados a skarns de Au (-As-Bi-Te), tales como Fortitude en Nevada, USA (Meinert, 1993).
La mayoría de estos depósitos metálicos están ligados a rangos relativamente restringidos de composiciones de
intrusivos, con la obvia excepción del Au. El Au parece adoptar ya sea una asociación calcófila (Cu, Mo, Ag, Zn, Pb) o
litófila (W, Mo, Bi) y constituye basaltos-gabros alcalinos y que pueden poseer variados estados de redox.
AMBIENTES GEOLÓGICOS
Endogeno. Suceden por debajo de la superficie terrestre, en la parte sólida del planeta.
Exógeno (Subaéreo, Transicional y Submarino). Los que suceden por encima de la superficie sólida de la tierra.
Pegmatitas
Las pegmatitas son el resultado de la cristalización final de magmas en un ambiente rico en volátiles, que favorece la migración iónica, y permite la
formación de cristales de gran tamaño, que en ocasiones pueden llegar a alcanzar varios metros cúbicos.
Las pegmatitas presentan una gran variabilidad composicional, que está en función del tipo de roca (normalmente plutónica) con la que están
relacionadas genéticamente. Las mas frecuentes son de composición granítica, asociadas a granitos y granitos alcalinos, y están constituidas
mayoritariamente por cuarzo, feldespato potásico (microclina u ortoclasa), plagioclasa sódica (albita) y mica blanca (moscovita), junto a otros
minerales que pueden ser mas o menos abundantes: turmalina, apatito, fluorita, lepidolita, berilo, topacio, corindón, monacita, casiterita, uraninita,
torbernita, así hasta 300 especies mineralógicas descritas en un solo macizo pegmatítico.
Pueden tener interés económico, debido a sus posibles altos contenidos en minerales tipo gema (esmeraldas, aguamarinas, topacios, rubíes...), y
minerales con contenidos en elementos raros (Li, U, Th, Tierras Raras) y otros (Sn, W, F). También los minerales comunes de estas rocas suelen
tener interés económico, ya que tanto sus grandes cristales de cuarzo pueden ser utilizados para el tallado de lentes, como los de feldespato para
la producción de cerámica, y los de mica para el aislamiento eléctrico.
Las pegmatitas suelen aparecen en la zona periférica de macizos de rocas plutónicas, constituyendo diques, sills y masas irregulares, de
dimensiones muy variables: hasta más de 1 Km. de longitud. Suelen mostrar zonaciones composicionales, como la de la figura 41-1.
Desde el punto de vista textural son rocas granudas de grano muy grueso: se han descrito cristales de moscovita de hasta 10 m de longitud en
estas rocas, y de feldespato potásico de varios m3.
Procesos neumatolíticos
Las rocas (o yacimientos) neumatolíticas, son intermedias entre las pegmatitas y las rocas hidrotermales. Son rocas de
reemplazamiento metasomático, es decir, producto del reemplazamiento a alta temperatura de una roca por otra, por disolución parcial de la
original, y depósito a partir de los fluidos mineralizantes. Las temperaturas características de formación se sitúan entre 600 y 400ºC.
Su composición es muy variable, en función de la de los fluidos, y de la roca a la que reemplazan, con la que suele producirse mezcla química. Las
mas conocidas e interesantes desde el punto de vista minero son los denominados skarns , producidos por la interacción entre fluidos derivados
de granitos, y, principalmente, rocas carbonatadas (calizas o dolomías). Se forman así unas rocas de mineralogía especial, ricas en silicatos
cálcicos (epidota, anfíboles y piroxenos cálcicos, granates cálcicos), y que pueden contener concentraciones de minerales metálicos de interés
económico: scheelita, casiterita, fluorita, calcopirita, blenda, galena, magnetita, hematites.
Por lo general constituyen masas irregulares en la zona de contacto entre las rocas intrusivas y las encajantes (figura 41-2). Su morfología es
irregular, aunque se encuentra condicionada por la zona de contacto entre ambas rocas.
Su textura es característica de sistemas de reemplazamiento, con sustituciones seudomórficas, diseminaciones irregulares, relleno de fracturillas,
etc.
Otro tipo de yacimiento neumatolítico de interés minero es el denominado greissen. Corresponden estos yacimientos a zonas de alteración
relacionadas con granitos, y que por lo general afectan a zonas periféricas del propio granito (figura 41-3). En estas zonas se produce una
destrucción del feldespato potásico, con formación de mica blanca microcristalina (illita), y con entrada de abundante sílice que se deposita en la
roca en forma coloidal (calcedonia), en lo que de denomina proceso de silicificación. La casiterita y la wolframita suelen ser las principales menas
metálicas asociadas a estos yacimientos.
Depósitos hidrotermales
Los yacimientos hidrotermales, comunemente también conocidos como filonianos, se clasifican según su temperatura de formación (que suele
estar entre los 400 y los 100ºC), y en función de la mayor o menor proximidad a la roca ígnea de la que derivan. No es una clasificación rigurosa,
ya que no siempre es posible determinar con exactitud la temperatura a la que se han formado, ni la distancia a la roca ígnea de la que derivan,
que puede no reconocerse, o puede ser difícil de establecer con precisión entre varias próximas. Una clasificación más conveniente se basaría en
su mineralogía, pero ésta puede ser tan variada que invalida cualquier intento de clasificación sistemática en este sentido.
Las mineralizaciones hidrotermales están constituidas fundamentalmente por cuarzo y/o carbonatos diversos, entre los que cabe destacar calcita,
dolomita, y siderita, minerales que suelen constituir la ganga o parte no explotable en los yacimientos de interés minero. Entre los minerales de
interés minero (o menas) que pueden estar presentes en este tipo de rocas o yacimientos, podemos citar barita, fluorita , y minerales sulfurados,
como pirita, calcopirita, blenda, galena, cobres grises (tetraedrita y tennantita), argentita, platas rojas (proustita-pirargirita), cinabrio, y un largo
etcétera de minerales, entre los que se encuentra también el oro nativo.
Los yacimientos filonianos constituyen el relleno de fracturas abiertas en la roca, que suelen presentar disposiciones planares de dimensiones muy
variables. En la figura 41-3 aparecen estructuras filonianas de grandes dimensiones ligadas a una intrusión granítica, mientras que en la figura 41-4
se muestran posibles morfologías que pueden presentar los filones.
Las texturas son características de la cristalización en espacios abiertos (figura 41-5): geodas, drusas, crecimientos paralelos, concentraciones
nodulares.
Otras morfologías incluyen el entrecruzado de vetillas (stockwork) y las diseminaciones de mineral, características ambas de los yacimientos de
tipo pórfido cuprífero. También son relativamente frecuentes los cuerpos irregulares, que pueden formarse tanto por fenómenos de
reemplazamiento como por relleno de cavidades.
De entre los distintos tipos de yacimientos hidrotermales, destacaremos dos tipos por su importancia económica: los yacimientos de pórfidos
cupríferos (+/- Mo) y los epitermales de metales preciosos (Au , Ag). Tienen también su importancia, aunque menor en la actualidad, las
mineralizaciones filonianas de metales de base (Pb-Zn-Cu), y de estaño-wolframio . También llegan a alcanzar considerable interés minero algunas
mineralizaciones de hierro de carácter hidrotermal asociadas a intrusiones, como pueden ser las de Kiruna (Suecia) o las existentes en la
denominada “Franja Ferrífera de Chile”.
Pórfidos cupríferos
Los pórfidos cupríferos son yacimientos de gran tonelaje (106-109 t) y bajas leyes de cobre (0.2-c.2%Cu). Aparte del cobre estos yacimientos
pueden presentar cantidades variables de molibdeno y/o metales preciosos (Au+Ag), susceptibles de ser recuperados económicamente. Se
asocian a rocas intrusivas generalmente félsicas de composición granodiorítica, aunque los pórfidos del Pacífico oriental (desarrollados en arcos de
islas) suelen asociarse a facies intermedias (intrusivos dioríticos). Presentan un modelo zonal (figura 1) de alteración hidrotermal con un núcleo de
alteración potásica (feldespato K, biotita, que grada hacia fuera hacia una alteración fílica (= cuarzo-sericítica). En su zona periférica encontramos
facies argílicas (intermedia o avanzada) y propilítica (con clorita, epidota, calcita). La secuencia de alteración (figura 2) es la siguiente: 1) formación
de las zonas de alteración potásica y propilítica; 2) desarrollo de la alteración fílica (hacia fuera y arriba); y 3) formación de facies de alteración
argílica en la parte superior del sistema. Esta última puede ser avanzada, implicando la presencia de minerales tales como caolinita y alunita. Se
reconoce un solape temporal y espacial en esta secuencia. De 1 a 3 la participación de aguas meteóricas en el sistema hidrotermal es cada vez
más importante. De hecho, la parte superior del sistema hidrotermal entra de lleno en el campo epitermal (alteración argílica avanzada), y en la
misma pueden formarse mineralizaciones auríferas, en un ambiente más superficial (desde unos 2 km de profundidad hasta la superficie).
Existen grandes provincias metalogénicas de pórfidos cupríferos, entre las que resaltan las de la cadena andina (Chile - Peru principalmente,
destacando el yacimiento de Chiquicamata) y la del SW de los Estados Unidos. Dado que los pórfidos son de emplazamiento somero (epizona), es
raro encontrar yacimientos más antiguos que mesozoicos, y de hecho, la mayoría de estos yacimientos son de edad cenozoica. La razón es simple
y radica en la efectividad de los procesos erosivos, que habrían desmantelado los de mayor antigüedad.
Como señalábamos anteriormente, en ocasiones el ambiente superior de un sistema hidrotermal puede dar origen a mineralizaciones epitermales
de metales preciosos . Esto último asumiendo que las facies plutónicas del sistema tipo pórfido cuprífero constituyen las raíces magmáticas
superficiales (epizona) de un sistema volcánico en superficie. Los yacimientos epitermales de metales preciosos se forman, como su nombre lo
indica, en un rango bajo de temperaturas (50-300ºC), en asociación con manifestaciones volcánicas tipo aparato central, calderas, o campos
geotérmicos. Son yacimientos de baja ley (algunas decenas de g/t de Au; aunque esto puede ser extremadamente variable) y se clasifican en dos
tipos: 1) sulfato ácido; y 2) sercita-adularia (Figura 3). El primer tipo se encuentra relacionado con clásicos fenómenos volcánicos tipo aparato
central o calderas, sistemas ricos en azufre (generadores de grandes cantidades de ácido sulfúrico) que dan origen a facies de alteración tipo
argílica avanzada. Otras facies que reconocemos en ellos incluyen la silicificación y la propilitización . El tipo sericita-adularia se encuentra más
bien relacionado con manifestaciones tipo campo geotérmico, y las facies de alteración presentes son principalmente del tipo potásico (adularia) y
clorítica. Un tercer tipo, si así podemos denominarles, corresponde al de los denominados yacimientos epitermales tipo “Carlin”, que toman este
nombre de la faja de mismo nombre en el Estado de Nevada (USA). Se asocian principalmente a facies carbonatadas, en sistemas
estructuralmente extensionales. Así como los yacimientos tipo sulfato ácido son fácilmente detectables por las importantes anomalías de color que
generan (rojos, amarillos, verdes), los Carlin son prácticamente “invisibles”. Solo los resaltes generados por la silificación de las calizas
(jasperoides) constituyen una muestra más o menos visible de éstos.
Otras manifestaciones tardimagmáticas
o Alteración potásica: caracterizada por la presencia de feldespato potásico y/o biotita secundaria (anhidrita también puede estar presente). En
términos fisicoquímicos esta alteración se desarrolla en presencia de soluciones casi neutras y a altas temperaturas (400º-600ºC).
o Propilítica: caracterizada por la presencia de clorita, epidota, calcita, y plagioclasa albitizada. Generada por soluciones casi neutras en un rango
variable de temperaturas.
o Alteración fílica, también denominada cuarzo-sericítica o simplemente sericítica: caracterizada por el desarrollo de sericita y cuarzo secundario.
Es el resultado de una hidrólisis moderada a fuerte de los feldespatos, en un rango de temperatura de 300-400ºC.
o Alteración argílica, también denominada argílica intermedia: caracterizada por la presencia de caolinita y/o montmorillonita.
o Argílica avanzada: caracterizada por la destrucción total de feldespatos en condiciones de una hidrólisis muy fuerte, dando lugar a la formación
de caolinita y/o alunita.
o Silicificación: caracterizada por la destrucción total de la mineralogía original. La roca queda convertida en una masa silícea. Representa el
mayor grado de hidrólisis posible. Los rellenos hidrotermales de espacios abiertos por cuarzo “no son” una silificación.
Las manifestaciones de actividad tardimagmática suelen ser emisiones de aguas o de gases a temperaturas y/o con composiciones anómalas. A su
vez, pueden ser de dos tipos, en función de su posibilidad de ser aprovechadas: emisiones directas en la superficie, y manifestaciones
subterráneas (energía geotérmica).
Las manifestaciones superficiales pueden ser muy variadas: desde las más conocidas y espectaculares, como los geysers, o las emanaciones
de gases en el entorno de edificios volcánicos recientes (fumarolas, solfataras), a las fuentes termales.
Las manifestaciones subterráneas corresponden a la denominada energía geotérmica, contenida en los acuíferos localizados a profundidades
inferiores a unos 2.500-3.000 m. con aguas a temperaturas por encima de los 150ºC, que pueden ser explotados comercialmente para la obtención
de energía eléctrica. La elevada temperatura a la que se encuentra este agua está en relación con la presencia de un foco de calor activo,
relacionado normalmente con esta actividad tardimagmática.