Etica Cristiana Fe o Razón
Etica Cristiana Fe o Razón
Etica Cristiana Fe o Razón
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EduardoLópezAzpiarte,S.J.
CUADERNOS DE FE y CULTURA
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FE DE ERRATAS
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CUADERNOS DE FE y CULTURA
UNIVERSIDAD
~ IBEROAMERICANA
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UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO
Ilustración de portada:
San Jerónimo en su estudio/grabado de Durero, 1514
ISBN %8-859-327-3
2. La ética autónoma 15
La búsqueda de un lenguaje común y comunicable 15
La confirmación clásica de una teoría reciente 17
Influencias de la fe: el nuevo horizonte de sentido 18
La confirmación de los valores morales:
una nueva sintonía 20
Dimensión trascendente y esfuerzo racionaL 21
La función del magisterio eclesiástico 22
Valoración teológica de sus enseñanzas 23
Un doble planteamiento 24
Resumen final.. 25
3. La moral de fe 27
Rechazo de la autonomía:
un proyecto demasiado ingenuo 27
Incapacidad radical del hombre 28
La vigencia de lo humano: una función sin relieve 30
La única justificación válida:
especificidad de la ética cristiana 31
El argumento de autoridad: una justificación de la ética 33
Resumen final.. 34
Conclusión 61
1. Introducción: un nuevo contexto
1 Véase, por ejemplo,uno de los textos más conocidos antes del Vaticano11:
M. ZALBA, Theologiaemoralis compendium, BAC, Madrid, 1958,5-10. Y lo
mismo en autores más recientes: K. H. PESCHKE, Ética cristiana,
Urbaniana, Roma, 1986, vol. 1, 11-19.
6 EduardoLópezAzpiarte,S.J.
mar las verdades recibidas por la fe. Era, como solía decirse,
la ancilla theologiae,y su condición de sierva le impedía ir con-
tra lo manifestado por Dios y propuesto por la Iglesia. Sin ne-
gar el valor del discurso racional, la moral requería una fun-
damentación trascendente y religiosa, en la que se subrayaba
la importancia de la autoridad docente y la correspondiente
obligación de someterse a esta enseñanza. El mismo magiste-
rio de la Iglesia era el único que podía interpretar con garan-
tía las conclusiones derivadas de la ley natural, como fruto de
un trabajo filosófico. La aceptación de unos contenidos éticos
no dependía tanto de las justificaciones racionales que se die-
ran, sino de los motivos sobrenaturales en los que se apoyaba.
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Hacia la
, conquista de la autonomía
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6 R. L. RICHARD,Teologfade lasecularización,
Sígueme, Salamanca 1968.G.
VAHANIAN, La muerte de Dios, Grijalbo, Barcelona 1968. E. L. MASCALL,
Cristianismo secularizado, Kairós, Barcelona 1969.
La ética cristiana: ¿fe o razón?
Discusiones entorno a su fundamento 11
I
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2. La ética autónoma
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La ética cristiana: ¿fe o razón?
Discusiones entorno a su fundamento 17
13 "Entre todos los demás seres, la criatura racional queda sujeta a la divina
providencia de una forma mucho más excelente, en cuanto que ella mis-
ma participa de su providencia, haciéndose providente para sí y para los
demás... Y esta participación de la ley eterna en la criatura racional es lo
que se llama la ley natural" (SUmJlTeológica,1-II,91,2).
18 EduardoLópezAzpiarte,S.f.
res éticos, sino que configura por dentro una actitud radical
de entrega que nos hace más sensibles y cercanos a esas exi-
gencias. Sin olvidar tampoco todo el horizonte, desconocido e
inabordable para la inteligencia humana, que la revelación
nos presenta sobre el mundo de la gracia, de la justificación,
de la gratuidad absoluta, de la dimensión escatológica, con
todo lo que esto supone y necesariamente afecta y repercute
en la práctica.
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11
La función del magisterio eclesiástico
I
La Iglesia jerárquica tiene, sin duda, la misión --como
10afirma la doctrina común- no sólo de conservar, defender
y proclamar el rico tesoro de la fe, presente en el depósito de
la revelación, sino de iluminar la'conducta del hombre tam-
bién en el campo de las costumbres. La opción del cristiano
11
I por Dios, si no se trata de algo abstracto o puramente senti-
I
mental, debe traducirse en una praxis que manifieste y
explicite su compromiso religioso. A través de la conducta se
I
verifica y pone a prueba la autenticidad de nuestra fe religio-
sa. En el campo de la moral nos jugamos, de alguna manera,
nuestras relaciones con Él. La llamada de un valor es como el
eco lejano de otra invitación trascendente. El rechazo no afec-
ta sólo a la deshumanización de la persona, como tampoco la
obediencia sirve exclusivamente a su mejor realización huma-
na, sino que condiciona también la amistad o lejanía de Dios.
La docilidad a las exigencias morales es también una acepta-
ción amorosa de su palabra, como el desviarse de aquéllas es
también un abandono de su presencia salvadora.
-
La ética cristiana: ¿fe o razón?
Discusiones entorno a su fundamento 23
Un doble planteamiento
17 Uno de los autores que más han insitido en esta línea es J. DAVID,
Nouveauxaspectsde la doctine catholiquesur le mariage,Desclée,Tournai
1966,95-125.TambiénA. VALSECCHI,Giudicare da se. Problemie proposte
morali,Gribaudi, Torino 1973,172-191.P.HUlZING - W.BASSET,"¿Fe o
mandato? Problemas jurídicos en torno al magisterio eclesiástico" en:
Concilium 117 (1976),5-14.En la nota 51 podrá encontrarse más bibliogra-
fía sobre este punto.
La ética cristiana: ¿fe o razón?
Discusiones entorno a su fundamento 25
Resumen final
Incapacidadradicaldel hombre
23 Cfr. T.LOPEZ, "Religión y moral. A propósito de una relación del Vaticano 1",
en AA. VV.,Ética Y Teologfaante la crisis contemporáneil, Universidad de Nava-
rra. Pamplona 1980,369-374,donde trae diversos dOC111IfeJffos
para probar
que sin la fe en Dios no se puede fundar la moralidad. P. GRELOT,"La
morale évangélique dans un monde sécularisé. Réflexion a partir de
l'Escriture Sainte": Rev.ThOO1.Louv. 14 (1983),5-52. P.VALORI, "Puo esistere
una morale 'laica'?": Civilta Catt. 135/3 (1984), 30-43. 1.M. YANGUAS, "La
vida moral como expresión de fe": ScriptaTheol.19 (1987),445-454.Las discu-
siones sobre el fundamento último del conocimiento moral y de la obligación,
en C. DES1ARDINS,Dieu el 1árgument déontologiquedans lasrolastiquerécente.
Desclée, Montreall963. Y también B. QUELQUEJEU, "LA autonomfaética y el
problemade Dios" en: ConcíIium 192 (1984), 191-203.
24 R.GUARDINI, El ocasodela EdadModerna,Cristiandad, Madrid 1981, 113.
La ética cristiana: ¿fe o razón?
Discusiones entorno a su fundamento 31
Resumen final
26M. ZALBA, La regulaci6nde la natalidad, Edica, Madrid 1968/ 140. Las fra-
ses anteriores a la cita están tomadas casi textualmente del documento,
elaborado por la minoría de la Comisión Pontificia, sobre el tema de la re-
gulación. Ver también E. LIO, Humanae vitae e infallibilita. n Concilio, Paolo
VI e Giovani PaoloII, Editrice Vaticana, Roma, 1986. Un buen resumen so-
bre la doctrina común de los manuales, en R.M. GULA, "The Right to
Private and Public Dissent from Specific Pronouncements of the Ordinary
Magisterium": Église et Théologie 9 (1978)/ 323-332.
4. La ética cristiana en nuestro mundo actual.
Consideraciones generales
30 "In epistolam 11ad Corinthios, cap. III, lect III", en Opera omnia, Vives,
Paris 1876,t. 21, 82. Un breve comentario sobre el pensamiento de Santo
Tomás,en]. ANDONEGUI,a. c. (n. 28),443-453.
31 La frase aparece en el Decreto de Graciano, cuya importancia histórica fue
considerable.
32 Es una afirmación repetida en manuales tan clásicos como los de E.
GENICOT-I. SALSMAINS,Institutiones TheologiaeMoralis, 1, n. 90. P.
NOLDIN-SCHMITT,SummaTheologiér Moralis,1,n. 20,y otros parecidos.
La ética cristiana: ¿fe o razón?
Discusiones entorno a su fundamento 39
39 J. GARctATRAPIELLO,
"Estimabíblicadel esfuerzoracionalhumano"
en: Angelicum 61 (1984), 262-'2h7.F. LAGE, "Ley Y alianza. Autonomía de
la ética en el pensamiento del A. T." en: MoralÚl6 (1984),9-39. A. GONZÁ-
LEZ, "El consejo del sabio. Una moral de índole humanista": MoralÚl 6
(1984),103-128. J. LEVEQUE, "Les motivations de l'acte moral dans le li-
bre de Proverbes", en AA.VV., Éthique, religion et foi, Beauchesne, París
1985105-121.
40 Cfr.las interesantes reflexionesde J.GARCtATRAPIELLO,Elproblemade
la moral en el Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1977.
1
46 EduardoLópezAzpiarle, S.¡'
52 EduardoJ.ópezAzpiarte, S.r
I
Disentir no es tampoco optar por una de las diversas
I opiniones existentes, en función de los gustos personales o de
las simpatías experimentadas hacia las ideas o autores que las
I
defienden. Ya hemos dicho que la autoridad del magisterio
está por encima de la de cualquier teólogo, como la única doc-
trina oficial. Apartarse de ella será lícito cuando, después de
conocerla y confrontada, se hace difícil el sincero convenci-
miento personal. No fiarse sólo del propio juicio es una pos-
tura sensata y de sentido común, pero la situación cambia
cuando se sabe que son muchos los que, con toda honradez y
sinceridad, sienten las mismas dificultades frente a una deter-
minada doctrina.