Escobar Medina

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PAAKAT: Revista de Tecnología y Sociedad, Núm.

8 (5)

ISSN: 2007-3607

Universidad de Guadalajara

UDGVIRTUAL

[email protected]

México

Influencia de la interacción alumno-docente en el proceso enseñanza-aprendizaje

Influence on the teaching-learning process between teacher-student

María Beatriz Escobar Medina1

Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Guadalajara, Jalisco, México

Paakat: Revista de Tecnología y Sociedad, "Nuevas tecnologías y comercio electrónico". Año 5, número 8, marzo-agosto

2015.

Recibido: 30-10-2014.

Aceptado para su publicación: 23/02/2015.

1 María Beatriz Escobar Medina, estudiante de octavo semestre de la licenciatura de Sociología en el Centro

Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.


 

Resumen

El presente trabajo revisa algunas características de la interacción alumno-docente en el proceso enseñanza-aprendizaje y

sus implica- ciones en el mismo. En él se consideran los procesos motivacionales y algunos elementos involucrados como

emociones, sentimientos, autoestima que forman parte en dicho proceso.

Los estudios analizados demuestran que la flexibilidad pedagógica y las percepciones de los estudiantes respecto a su

propio aprendizaje son factores que determinan la interacción alumno-docente. Los resultados de las investigaciones

consideradas ponen de manifiesto la relevancia del contexto escolar como grupo social y la comunicación entre el alumno y

el docente pues el contexto educativo es el espacio donde conviven, se relacionan, cambian impresiones el alumno y el

docente. Por último cabe señalar que tanto la interactividad como in- teracción dentro del aula de clases condiciona el tipo

de acciones y relaciones que los actores educativos generan.

Palabras clave

Interacción, interactividad alumno-docente, proceso enseñanza-aprendizaje, comunicación.

Abstract

This paper reviews some features of student-teacher interaction in the teaching-learning and its implications in the same

process. It con- siders motivational processes and elements involved as emotions, feelings, self-esteem that part in that

process.

The studies analyzed show that the pedagogical flexibility and perceptions of students regarding their learning are factors

that determine the student-teacher interaction. The research results reveal considered the relevance of school context as a

social group and communica- tion between the student and the teacher as the educational context is the space where they

live, interact, exchange impressions the stu- dent and the teacher. Finally it should be noted that both interactivity and

interaction within the classroom determines the type of actions and relationships education actors generated.

Keywords

Interaction, student-teacher interaction, teaching and learning, communication process.

Índice del artículo


Introducción

Desarrollo

Niveles de interacción alumno–docente

Procesos motivacionales y elementos que participan en el proceso de enseñanza-

aprendizaje

La flexibilidad pedagógica

Las percepciones de los estudiantes respecto a su propio aprendizaje

El contexto escolar como grupo social de estudio

La comunicación entre los alumnos y el docente

Interactividad o interacción en el salón de clase

Conclusiones

Referencias

Introducción [ir al índice]

Las evaluaciones Enlace2, a las que estos últimos años han sido sometidos los alumnos de las

escuelas primarias en México, han permitido conocer sus niveles de aprendizaje, evidenciando que

los estudiantes tienen un logro académico elemental y, a veces, insuficiente. Entendiendo como

insuficiente que el alumno "necesita adquirir los conocimientos y desarrollar las habilidades de la

asignatura evaluada", y como elemental que el alumno "requiere fortalecer la mayoría de los

conocimientos y desarrollar las habilidades de la asignatura evaluada" (SEP 2013: 3). Sin embargo, se

debe señalar que los niveles de aprendizaje bueno y excelente van en aumento, año tras año, cfr. la

fuente anterior.

Algunos autores manifiestan que es necesario tomar en cuenta algunos componentes de la

práctica docente que perturban el clima escolar: "el estilo del profesor y su estrategia didáctica

afectan el clima escolar que prevalece en el aula, el grado de participación de los alumnos, los niveles

de atención y comprensión del grupo así como el aprovechamiento escolar" (Guevara et al. 2005:

723).

La valoración del desempeño de los estudiantes es tan sólo uno de los aspectos que resultan

relevantes de la relación enseñanza-aprendizaje. Se encuentra conveniente señalar que la estimación


del rendimiento de los alumnos se da mediante la evaluación centrada ante todo en el progreso de

cada estudiante, es decir:

Expresa la actuación académica de los estudiantes de un país o región y evalúa el progreso

efectuado por escuelas, distritos escolares, municipios o estados para lograr las metas de los

programas de estudio y otras metas del sistema educativo. Las evaluaciones también pueden

ser diseñadas para identificar áreas problemáticas en el rendimiento académico y recomendar

formas de mejoramiento del aprendizaje (Horn, Wolff y Vélez, 1991).

Sin embargo, debe considerarse que el proceso de enseñanza- aprendizaje se ve permeado por

otros elementos como, por ejemplo, los estatutos burocráticos a los que tienen que ceñirse los

docentes, pues tienen una fuerte implicación en el resultado del aprendizaje de los estudiantes, que a

la vez influye en las interacciones que establecen el alumno y el docente dentro del aula. En este

sentido, otro autor señala que "las reglas burocráticas […] generan un complejo sistema de incentivos

sobre el maestro que afecta el resultado final del proceso educativo" (Ontiveros 1998:52).

Retomando el aspecto referido a la importancia del estudio de las interacciones alumno-

docente dentro del aula de clases, Covarrubias y Piña, (2004), sostienen que para comprender el

contexto educativo como un espacio social en el que convergen todos los factores que afectan los

acontecimientos del salón de clase es indispensable comprender la interacción entre los sujetos que

intervienen en la situación de la enseñanza-aprendizaje en el aula, así como los significados que le

otorgan a ésta. Aquí resulta importante útil retomar lo referido por otro autor respecto a la interacción

alumno-docente:

La relación profesor-alumno presenta algunas configuraciones que la hacen especialmente

diferente de cualquier otra interpersonal: Primero porque la relación entre el profesor y el

alumno no se establece sobre la base de simpatía mutua, afinidad de caracteres o de intereses

comunes se funda en una cierta imposición, después porque es una relación -bipolar de ida y

vuelta- que se establece entre personas de diferente edad y grado de madurez mental (Camere

2009:1).

Para los efectos de este trabajo se entenderá como interacción alumno–docente la relación

mutua que se establece entre personas de diferente nivel de razonamiento y edades desiguales.
 

Desarrollo

Niveles de interacción alumno–docente[ir al índice]

En este apartado se describirá, desde el enfoque psicológico, la postura de diversos autores que

señalan algunos niveles de interacción entre el alumno y el docente en el aula de clases y cómo estas

facilitan que los alumnos adquieran y desarrollen capacidades que son indispensables para que

estos últimos continúen con su formación académica.

Mares, et al., (2004), describen cinco niveles de interacción entre el alumno y el docente en el

aula de clases desde la perspectiva psicológica, mismos que según lo indican son necesarios para

que los alumnos adquieran y desarrollen capacidades útiles para la formación académica. El primero

es el contextual, que es aquel donde los alumnos participan en las actividades que se dan en el aula

de clases, ajustándose a los estímulos que se les presentan, en este caso los alumnos tienen un

papel de escuchas o de repetidores de la información. El segundo es el suplementario, en el los niños

pueden producir cambio en el ambiente físico y social. El tercero es el selector mismo en el cual los

niños pueden actuar de múltiples formas en cada situación que se les presenta. El cuarto es el

sustitutivo referencial donde los estudiantes tienen este tipo de interacciones cuando hacen

referencia a escenarios pasados y futuros, se da un desprendimiento del presente. El quinto es el

sustitutivo no referencial, este tipo e interacción permite a los alumnos elaborar juicios

argumentados o explicaciones sobre las relaciones que han logrado.

Otros autores apuntan que:

Distinguir los tipos de contacto que se propician en los salones de clase con los contenidos

educativos, resulta relevante porque existe evidencia experimental que demuestra que el nivel

de interacción que un alumno establece con los objetos de conocimiento (contenido de la

clase) repercute en la posibilidad de generalizar las habilidades y destrezas ejercitadas

(Guevara, et al. 2005:26).

Es decir, resulta imprescindible comprender el modelo y nivel de interacción alumnos-docente y

los contenidos educativos en proceso de enseñanza-aprendizaje puesto que de ello depende la


obtención de competencias educativas de los alumnos.

Por su parte, Correa, (2006), expone tres patrones de intercambio o interacción alumno-

docente. El primero, corresponde al modelo de interacción maestro-alumno, en el cual el docente

establece muy pocas relaciones afectivas con sus alumnos, esta relación es unidireccional. El

segundo es el modelo alumno-maestro-alumno, en él hay un grupo de alumnos relacionándose entre

sí, pero se ignora de forma constante al docente. El tercero es el modelo alumno, maestro-alumno-

alumno-maestro en él se da una interacción entre pares.

Se puede apreciar un punto coincidente entre la postura de Mares, et al., (2004), y la de Correa,

(2006), pues, en ambos casos, la interacción alumno-docente, no sólo, se da entre un alumno y el

docente, sino que involucra a todos los alumnos que el profesor tiene en su grupo de clases. No

obstante, una marcada diferencia entre la postura de los autores antes mencionados es que los

primeros destacan la adquisición de capacidades para la formación académica y Correa le concede

un papel medular al lenguaje pues lo considera como: "un instrumento que ayuda a conformar esa

realidad social a través del intercambio de significados en contextos interpersonales" (Correa 2006:

135); es decir, el lenguaje es crucial para interactuar con los otros y para comprender y construir la

realidad social que se vive en los distintos contextos de los que formamos parte.

Procesos motivacionales y elementos que participan en el proceso de enseñanza- aprendizaje [ir al

índice]

Zapata, (s. f.), recurre a las teorías de las estructuras motivacionales para declarar que en el proceso

de enseñanza-aprendizaje los elementos que interactúan de forma constante son: a) intrapersonales,

entendidos como valores, actitudes, emociones, sentimientos, autoestima, etc.; b) interpersonales,

entendidos como contacto con los otros, sentimientos de pertenencia, conectividad, actitudes, etc.; y,

c) los extrapersonales, entendidos como contacto con programas educativos, objetivos oficiales,

estructuras de clase, sistema escolar y comunidad. A partir del reconocimiento de los factores

internos y externos dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje es necesario retomar a Choliz,

(2004), pues explica de forma detallada que existe una motivación intrínseca, interna "para ejecutar

determinadas conductas, simplemente por el mero interés de llevarlas a cabo" (2004: 37) por lo que
se puede afirmar que no existe otro interés que el entusiasmarse, complacerse al realizar

determinada acción. Dentro de las características de dicha motivación esta la sensación de

competencia e independencia. Por otro lado la motivación extrínseca "se caracteriza por el incentivo"

(2004: 37) esto indica que lo que se busca en esta motivación es el beneficio, la recompensa.

La relevancia del clima motivacional que los profesores crean en el aula es lo que permite a los

alumnos saber qué es lo importa en las clases, qué es lo que el docente quiere lograr con ellos y qué

efectos puede tener en el aula de clases actuar de un modo u otro.

Por ello es necesario que tanto como el alumno como el docente entiendan el tipo de

interacción que existe entre ellos. Zapata, (s.f), dice que al "concientizar las formas interacciónales

maestro-alumno que utilizan para llegar al conocimiento, es posible que exista mayor autogestión a

la motivación".

Zapata enfatiza que lo esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje son los procesos de

pensamiento motivadores, los procesos afectivos que predicen según lo externa el tipo de

aprendizaje de los alumnos que se da durante la enseñanza. Sin embargo, Rizo García, (2007),

entiende que el proceso de enseñanza-aprendizaje requiere en primera instancia de un proceso de

cooperación, producto de la interacción entre los dos sujetos básicos implicados en él, el profesor,

por un lado y el estudiante, por el otro; pero además externa el fin último de la enseñanza es la

"transmisión de información mediante la comunicación" (2007: 6), por lo que resulta evidente que

otro elemento que juega un papel en este proceso es la comunicación alumno-docente.

No se pude omitir que el proceso de enseñanza-aprendizaje es medular porque provoca

cambios en los individuos, al tratarse de "un proceso estrechamente vinculado con la actividad del

ser humano, un proceso que condiciona sus posibilidades y actitudes para conocer, comprender y

transformar la realidad de su entorno" (Rizo García 2007: 6). La importancia del proceso de

enseñanza-aprendizaje es que permite que el alumno desarrolle habilidades para comprender lo que

ocurre en su contexto y lo transforme.

La flexibilidad pedagógica [ir al índice]


Lo primero que ha de considerarse es que Van Manen, (1998), citado por Artavia, (2005), define

el concepto de tacto pedagógico como la habilidad de saber interpretar los pensamientos, los

sentimientos y los deseos interiores a través de cosas como la expresión y el lenguaje corporal.

La necesidad de que el docente adquiera tacto es que éste le permite percatarse de que es

necesario que flexibilice su práctica y que establezca con sus alumnos una interacción afectiva.

El profesional en el área de la educación, puede reflexionar acerca de la necesidad de

flexibilizar el desempeño de su labor, pues esto le permitirá tener mayor contacto con las y los

estudiantes para lograr relaciones impregnadas de mayor afecto, seguridad y comprensión

hacia ellos y ellas, estos sentimientos van a motivar que en el salón de clase, reine un

ambiente, que, además de ser apto para el aprendizaje, sea para sí mismo y las y los

educandos, un lugar de sana convivencia (Artavia 2005:2).

Artavia, (2005), subraya la importancia de la flexibilidad del docente y del tacto pedagógico,

asimismo señala que las interacciones alumno-docente involucran afectos; se percata de lo

necesario que son los sentimientos para las estructuras motivacionales de los estudiantes y para que

el proceso de enseñanza-aprendizaje sea sano.

Según Salgado-Ibáñez, (2011), desde la perspectiva evaluativa educacional, el objetivo de la

práctica docente es que los alumnos aprendan, para ello cada docente utiliza los recursos que

supone necesarios para lograr dicho fin. Agrega además que resulta incongruente la forma en la que

los docentes utilizan los saberes que les brindaron en su formación, asevera que "parece existir poca

coherencia entre el saber teórico que incluyen las mallas curriculares de las carreras de pedagogía y

los modos en que se orientan las acciones de enseñanza en el aula" (2011: 460).

La relevancia del clima motivacional que los profesores crean en el aula es lo que permite a

los alumnos saber qué es lo importa en las clases, qué es lo que el docente quiere lograr con

ellos

Lo anterior resulta relevante si se considera que esta incongruencia entre la teoría y la práctica

que viven los docentes incide en la calidad de la educación que se imparte. Salgado-Ibáñez afirma,

además, que "el saber pedagógico está presente en el ejercicio profesional de los docentes y que se
moviliza en la reflexión sobre la práctica, con el objetivo de mejorar los aprendizajes de sus

estudiantes en contextos específicos" (2011: 470); y es en este punto donde resalta la trascendencia

que tiene que los saberes se flexibilicen y se adapten a un entorno específico, así como la reflexión

del docente sobre su práctica a fin de que pueda mejorar los aspectos que estropean el proceso de

enseñanza-aprendizaje y que tienen como punto de partida la interacción que establecen el alumno y

el docente.

Las percepciones de los estudiantes respecto a su propio aprendizaje [ir al índice]

Por otro lado, es necesario entender que las percepciones de los estudiantes llegan a determinar la

forma en la que ellos afrontan el proceso de enseñanza-aprendizaje. Algunos autores señalan que el

punto de vista de los estudiantes es básico porque "es uno de los factores que condiciona e influye

en sus percepciones respecto a su propio aprendizaje o sus estilos particulares de aprender y actuar

en la escuela" (Covarrubias y Piña 2004: 49).

Otro aspecto que estas autoras apuntan es que "las representaciones que se dan dentro del

acto educativo por parte de los profesores y alumnos tienen un sello característicos, ya que se

formulan por una lógica y lenguaje particular" (Covarrubias y Piña 2004: 49). Lo que resulta básico si

se aprecia que son estas representaciones las que al ser parte del proceso de enseñanza-aprendizaje

al conocerlas brindan la posibilidad de realizar cambios en la forma en se da dicho proceso y en las

condiciones en las que el alumno y el docente se desempeñan.

Así, Covarrubias y Piña entienden la relación alumno-docente como una interacción especial,

pues asumen que si bien es cierto que es indispensable poner atención al comportamiento del

alumno y del docente, de igual forma es esencial comprender las apreciaciones que éstos formulan

dado que esto viabiliza que "los docentes faciliten a los estudiantes no sólo la construcción del

conocimiento, sino también su desarrollo social y afectivo" (2004: 49).

Por lo que respecta al desarrollo social y afectivo de los estudiantes Artavia postula que:

Cuando el docente y su grupo de estudiantes participan cotidianamente en los mismos

procesos educativos, comparten sentimientos y experiencias de su entorno. Estos aspectos


resultan medulares en el desarrollo integral de cada persona y lo preparan para desarrollarse

socialmente (Artavia 2005: 2).

Como puede apreciarse para estas autoras la función del docente va más del contexto

pedagógico, pues trasciende la vida de los alumnos y obra en el espacio afectivo y social en el que se

mueven. Respecto a las interacciones que establecen los alumnos con los docentes no hay que

olvidar que se trata de interacciones sociales y como tales conjugan aspectos básicos del sujeto

como es el caso de sus percepciones que determinan el rumbo que tomaran dichas interacciones.

La interacción social es, pues, el producto de un trabajo conjunto de construcción, se asienta

en la acción y colaboración recíproca de los actores, en un proceso en el que se entrelazan

percepciones, interpretaciones, presentaciones de cada sujeto respecto al otro, además de las

anticipaciones de su comportamiento que hace posible el juego de las mutuas y continuas

adaptaciones (Lennon del Villar 2006: 37).

El contexto escolar como grupo social de estudio [ir al índice]

En este bloque se desarrollarán desde una perspectiva educativa algunas consideraciones que

resultan de suma importancia para comprender el contexto educativo como un organismo o grupo

social. Camacaro de Suárez afirma que "el aula de clases da cuenta de los valores compartidos por

los grupos sociales" (2008: 190). Esto es relevante dado que se destaca la importancia del contexto

social y su conjunción con el ambiente escolar.

Por su parte Goldrine y Rojas presentan información desde el enfoque constructivista del proceso de

enseñanza-aprendizaje entendido como "un proceso constructivo, cultural comunicativo"; por lo que

el ejercicio de enseñanza-aprendizaje es caracterizado por estas autoras como "procesos de

construcción de significados compartidos" (2007: 178). Es decir, es un procedimiento social pues

tanto el alumno como el docente actúan conforme al entorno en el que se desarrollan. Artavia

concuerda con esto pues sustenta que "en el proceso de enseñanza y aprendizaje que se lleva a cabo

en los salones de clase, se presentan interacciones sociales que son producto, tanto de la influencia

recíproca entre el docente y sus estudiantes, como entre los mismos estudiantes" (2005: 1). La

correspondencia entre los autores antes considerados es que para todos ellos el contexto social está
muy presente en la interacción alumno-docente así como en el desarrollo de la enseñanza y el

aprendizaje.

A propósito del contexto social y su presencia en la interacción alumno- docente, existen autores que

lo apuntan como un aspecto esencial y es que si el contexto escolar es social; es de suponerse que

los comportamientos de los actores educativos también son sociales. Es en ese sentido como se

puede entender que el surgimiento de una relación social "consiste sola y exclusivamente en la

probabilidad de que una forma determinada de conducta social, de carácter recíproco por su sentido,

haya existido, exista o pueda existir" (Mejía Custodio y Ávila Meléndez 2009: 490). Esta afirmación

permite comprender que la relación social está condicionada por aspectos como la reciprocidad y la

afinidad de intereses de los actores.

La comunicación entre los alumnos y el docente [ir al índice]

La comunicación en la interacción alumno-docente en el aula de clases es sumamente importante

para el fortalecimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje pues como lo señala Granja Palacios,

"el diálogo como forma de comunicación aporta a la transmisión, la transferencia y la construcción

del conocimiento y a la formación de una persona autónoma e independiente" (2013: 67).

A partir de lo anterior resulta pertinente retomar la idea de interacción verbal que ofrece

Camacaro de Suárez, quien la muestra como "la capacidad comunicativa de los actores para

compartir los contenidos culturales y curriculares" (2008: 91). Además, Granja Palacios expresa que

la "comunicación da la idea de dialogo, intercambio, correspondencia y reciprocidad" (2013: 67). Es

por lo previamente expuesto que la interacción alumno-docente debe tener como base la

comunicación pues es ésta la que posibilita en gran medida que el proceso de enseñanza-

aprendizaje progrese y se logre, que los alumnos desarrollen su sentido crítico y reflexivo así como

las habilidades y destrezas que les permitirán desarrollarse socialmente.

Desafortunadamente, tal y como lo apunta Granja Palacios, (2013), actualmente la

comunicación entre los alumnos y el docente se ha perfilado como un proceso sistemático donde las

intervenciones de los alumnos y el docente se dan de forma separada. Lo que en definitiva implica

que la comunicación alumno-docente es deficiente. Por ello se puede decir que la comunicación es
más que unos simples emisor y receptor de un mensaje. Camacaro de Suárez externa que "su

inadecuado funcionamiento puede desencadenar múltiples dificultades en el proceso socializador

del estudiante; y […] hace susceptible […] la manifestación de conflictos en las relaciones personales"

(2008: 191). Por lo tanto, se puede afirmar que la comunicación incide directamente en la forma de

proceder en las personas.

Por su parte, Rizo García señala que "la comunicación puede concebirse como la interacción

mediante la que gran parte de los seres vivos acoplan o adaptan sus conductas a su entorno" (2007:

3). Ya en lo referente a la relación existente entre el proceso socializador del estudiante y la

comunicación debe adherirse que es particularmente substancial dado que "supone la capacidad de

relacionarse con los demás, de incorporar las reglas del entorno, negociarlas y ajustarlas a sus

necesidades" (2007: 4). En otros términos, entraña todas las características elementales que el

hombre requiere para vivir en sociedad.

Interactividad o interacción en el salón de clase[ir al índice]

Para Goldrine y Rojas el acto educativo que se da en el interior de las aulas de clase comprende tres

elementos fundamentales que están en constante interacción: los alumnos, el contenido y el

docente. Cada uno con una función y una relevancia particular.

El alumno como artífice de su propio aprendizaje y a través de una actividad conjunta con el

docente y compañeros, construye significados y atribuye sentido a los contenidos y tareas (…)

por su parte, los contenidos curriculares representan saberes organizados intencionalmente

para el aprendizaje en la institución escolar. El docente tiene una función de enlace para ayudar

a los estudiantes al acercamiento y apropiación de estos contenidos (Goldrine y Rojas 2007:

178).

Con lo anterior se puede comprender, de forma clara, no sólo la función y la relevancia de los

alumnos, los contenidos y el docente, sino la forma en la que cada una de estas partes se vincula

hasta llegar a lo que las autoras llaman interactividad, entendida ésta como "la organización de la

tarea conjunta entre profesor y alumnos" (Goldrine y Rojas 2007:179). Aquí es necesario retomar la

definición de interacción que ofrecen estos mismos autores, quienes la comprenden como "la
interacción entre profesor y alumno se realiza en torno a un determinado contenido o tarea, y por lo

tanto tiene una intencionalidad instrumental" (2007: 179), entonces tanto interacción como

interactividad giran en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los seres humanos actúan en relación a las cosas y a las acciones de los demás en función de

las significaciones que ellas tienen para él; es en el contexto mismo de la interacción social que

surgen y se constituyen las significaciones el sentido es continuamente establecido, y

modificado también, a través de los procesos de carácter interpretativo puesto en marcha por

los actores en el seno mismo de situación interaccional (Lennon del Villar 2006:31-32).

Con lo anterior se puede aseverar que las interacciones que se establecen con los demás están

ceñidas por la significación que se le brinda a dichas interacciones, y que esta significación está

marcada por el contexto de las mismas. Por otro lado, la interacción alumno-docente es definida por

Granja Palacios como "el encuentro de dos saberes o discursos, de dos verdades, es decir de un

diálogo, una interlocución, o una continua interpelación entre los portadores de la relación educativa"

(2013: 68). Aquí se puede apreciar como ya se vio anteriormente, la interacción alumno-docente tiene

como pilar básico la comunicación entre ellos, sólo así el proceso de enseñanza-aprendizaje cumplirá

su función adecuadamente.

Por último, para Granja Palacios el objetivo que tiene la interacción alumno-docente es "la

apropiación por parte de éste del saber o del conocimiento que posee el docente en relación a una

disciplina natural" (2013: 68); es decir que el alumno experimente un aprendizaje significativo, mismo

que sólo puede ser posible si existe, como se ha repetido en repetidas ocasiones, una continua

comunicación entre el alumno y el docente.

Conclusiones [ir al índice]

Al analizar los estudios presentados resalta, sobremanera, la importancia de la reflexión que los

docentes deben hacer respecto a su práctica, pues dicha práctica es influida por la interacción

alumno-docente, la cual implica, como ya se dijo con anterioridad, una profunda cooperación y

comunicación entre el estudiante y el maestro. De hecho sí el docente descuida este aspecto sólo
podría aspirar a tener con sus alumnos una relación trivial que no repercutiría en aprendizajes

significativos.

La trascendencia de la flexibilidad de la práctica educativa radica en que no sólo incurre en las

percepciones de los estudiantes y en los procesos afectivos que marcan la forma en la que éstos

aprenden, sino que también recae en la forma en la que éstos se relacionan con los demás.

Asimismo, hay que subrayar que la comunicación en la interacción alumno-docente es algo

primordial, pues es un elemento que favorece el desarrollo de las habilidades necesarias para vivir en

sociedad, por ejemplo el cómo manifestar de forma clara lo que se piensa y se siente; el saber

escuchar y comprender a los demás, es decir mantener un diálogo de forma pacífica y tolerante con

alguien más. En el caso especifico de los alumnos, la comunicación cumple un papel destacado en la

apropiación del conocimiento.

Resulta necesario además matizar el contexto escolar como grupo social en el aula de clases,

pues de una forma u otra condiciona el tipo de acciones y relaciones que los actores educativos

generan; además, es en este contexto educativo donde se da el intercambio de perspectivas, de

conocimientos entre el alumno y el docente que hace propicio el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Con respecto a la interacción alumno-docente es adecuado señalar que se da de forma

organizada pues tanto el alumno como el docente realiza sus actividades apegados a los

lineamientos que como organismo, impone la escuela. Cada uno simboliza una parte medular de la

educación, pues no se puede aprender si no hay alguien que oriente, no se puede enseñar, si no hay

alguien interesado en aprender, y es por ello que cada uno tiene un poder que ejerce en el momento

que le parece necesario. Esta interacción, como cualquier otra, deja de funcionar si no le atribuimos

al otro y a su función su justo valor; es decir, no se puede establecer una sana relación entre el

alumno y el docente si ésta se basa en el autoritarismo, en la intransigencia, en el abuso de poder,

como si se tratara de adversarios con actitudes apáticas que demeritan la calidad de la educación.

Pues ambos actores le imprimen ciertas características al proceso de enseñanza-aprendizaje, y es

precisamente por esta razón que se vuelve medular para la compresión de éste último. Lo cierto es

que la interacción alumno -docente se ve permeada de más elementos, de una convivencia que tiene

como principios básicos el respecto, la confianza y la aceptación por parte de ambos, es decir de una

relación cálida, afable que permita la atracción y proximidad con el saber, con el conocimiento.
Por otro lado, habría que entender que el proceso de enseñanza-aprendizaje no depende sólo

del alumno, o del docente, es algo que lleva inmediatamente al reconocimiento de la imperante

necesidad de una nueva forma de concebir este proceso, pues el alumno debe ser percibido desde

sus particularidades, es decir cada alumno posee características especificas, cada uno tiene un ritmo

de aprendizaje distinto, por lo que la misión del docente es partir de esa diversidad para implementar

estrategias que le permitan percibir la capacidad que cada alumno tiene para, de esta manera, poder

desarrollar en el alumno el máximo de su potencial, haciendo uso de los conocimientos que adquiere

en el día a día.

Lo anterior dibuja un cambio significativo en la práctica docente, su función debería ser la de

un intermediario que contribuye en el proceso de enseñanza-aprendizaje de forma mucho más

comprometida, donde lo esencial es que cada actividad propuesta en el aula de clases cuente con la

contribución de todos los involucrados, sobre todo los alumnos. No obstante, resulta evidente que

son tantas y tan diversas las necesidades de los alumnos que, difícilmente, el docente puede darles

solución a todas al mismo tiempo, por lo que los profesores tienen la misión de priorizar lo que de

momento resulte más importante atender, para así lograr lo que tanto se ha subrayado

constantemente: fomentar el desarrollo crítico y reflexivo de los alumnos, todo dentro de un marco de

convivencia armónico.

Referencias [ir al índice]

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[recuperado el 20 de febrero 2014].

Zapata Villareal, J. E. (s. f.). Análisis del proceso de enseñanza-aprendizaje en la interacción

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2
La Evaluación Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares (ENLACE) es un examen aplicado por la SEP que

emplea preguntas de opción múltiple y tiene la finalidad de conocer el nivel de aprendizaje alcanzado por los alumnos.

¿Cómo citar?

ESCOBAR MEDINA, M. B. (marzo-agosto 2015). Influencia de la interacción alumno-docente en el

proceso enseñanza-apren- dizaje; Paakat: Revista de Tecnología y Sociedad, 5(8).

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