Resumen Jocelyn Holt
Resumen Jocelyn Holt
Resumen Jocelyn Holt
El Reformismo Borbón
Antes de las transformaciones posteriores a la Independencia, los dominios americanos habían experimentado una
transformación política igualmente profunda durante el siglo XVIII.
Que las colonias se beneficiaran del amplio programa de reformas fue una consecuencia no intencionada, pues estas
reformas debían ser ejecutadas a expensas de las colonias. El objetivo era autorreferencial: intensificar el control
español, "reconquistar" América.
Reformas militares: profesionalizar el ejército. Mejoraron la seguridad. Salvo ciertas excepciones (comuneros de Nueva
Granada y Túpac Amaru II), España consolidó una paz política y en cierta medida social que nunca más ha vuelto a
producirse en Hispanoamérica.
Reformas económicas: terminan con sistema de concesionarios creando monopolios para la producción y
comercialización de ciertos productos. Resultados altamente favorables. La reforma fiscal buscó de aumentar la riqueza
de la metrópoli, la reforma comercial quiso controlar las relaciones comerciales de las colonias e incrementar la
producción industrial peninsular. Hacia fines de la década de 1770, la Corona optó por "liberalizar" el comercio entre
España y América.
Chile Borbónico
Logró un grado considerable de autonomía política y económica, sobre todo respecto al Virreinato del Perú.
Autosuficiente. La moderación en la aplicación de estas reformas y su recepción atenuada, fue creando las bases de una
concepción transaccional de la política, altamente instrumental para la posterior transición de colonia a gobierno
republicano.
Hasta principios del siglo XVIII era una colonia poco atractiva, improductiva y costosa. El realineamiento comercial se dio
por un proceso dual: ascenso de Buenos Aires y descenso de Lima.
Autonomía respecto del Virreinato del Perú:
- Realineamiento comercial
- Relación con Virreinato de la Plata: proyección hacia el Atlántico.
- Sistema de intendentes: permite relaciones más directas con la metrópoli.
- 1798: se le otorga a Chile la condición de Capitanía General.
Un Estado embrionario
Transformación estatal durante el siglo XVIII: nuevos órganos administrativos, instituciones, aparición de una nueva elite
burocrática.
Capítulo III
La elite dirigente
En el período de la Independencia como el de la consolidación del Estado liberal (1830-1870), la política es de carácter
oligárquico. Esto hunde sus raíces en el período colonial pero hacia 1810 el proceso de definición de su perfil se habría
logrado plenamente. El grupo dirigente ya estaba consciente de su papel político, social y económico como para actuar
en defensa de sus propios intereses cuando el sistema imperial español entró en crisis.
La discriminación de criollos en puestos administrativos debe ser revisada. Se dio particularmente en los niveles
más altos del aparato administrativo, pero no fue del todo exitosa. La participación criolla en el Cabildo fue mayoritaria en
el siglo XVIII. Casi todos los oficiales de milicias y la mitad de los oficiales del ejército permanente eran criollos, lo mismo
en los altos cargos de la Iglesia. Entonces, ¿cómo se explica el resentimiento de criollos y la sensación de ser
postergados?
Esto se explica porque:
- Efectivamente había una política de reducir la participación local
- Esta política obstaculizaba las pretensiones hegemónicas de la elite.
Están en juego los intereses de una elite, más que los intereses de criollos per se. No es que la elite fuera criolla, y por
tanto discriminada, sino que tiende fácilmente a criollizarse, lo que vulnera el propósito de la corona.
El cabildo durante el siglo XVIII opera entro de un sistema político corporativo y clientelístico. El núcleo de poder por
excelencia es la camarilla, que se constituyen a través de vínculos de lealtad compartidos. El cabildo cobijó casi siempre
distintas camarillas en su interior.
Entre la monarquía y la elite local primó entonces un sistema transaccional de ajuste, donde ambos salían
beneficiados.
Caracterización de la elite
La elite difícilmente calza dentro de un esquema feudal, o de tipo capitalista. Es de carácter ambiguo. Ni el agro, ni la
autosuficiencia del mundo rural definen por sí solas a la elite. No tiene carácter feudal pero sí rasgos señoriales muy
acentuados. Pero paralelamente a estas características "aristocráticas" hay una serie de rasgos de orden burgués. La
acumulación de riqueza en ámbito mercantil, por ejemplo, lo caracteriza. Pero la elite colonial chilena tiene caracteres
mixtos, pre capitalistas y proto capitalistas, tiene rasgos tradicionales y rasgos modernos sin que uno predomine.
Capítulo V
Capítulo X
Historia y mito
Desde un comienzo la Independencia fue conceptuada como una ruptura con el pasado español. El significado de esta
ruptura no ha sido compartido, pero ambas visiones -liberal y conservadora- concuerdan en algo medular: el recurso
mítico para validar sus interpretaciones. Hay que entender estos tres niveles: la perspectiva de los autores, la de las
escuelas historiográficas posteriores y la mitificación del tema.
Se dibuja la idea de que se está ante un momento crítico y que es imposible la reconstitución del orden gubernamental
conforme a patrones tradicionales. En este punto las críticas al orden colonial se vuelven más frecuentes y virulentas,
apartándose los dirigentes chilenos de posturas y estrategias inicialmente ambiguas. Una vez asumido el nuevo orden
legitimante republicano la crítica a lo español deviene en una negación del pasado imperial-colonial.
¿Por qué de la autonomía de facto se pasa a un proceso de negación del pasado? La interpretación rupturista de la
Independencia tiene por tanto un carácter legitimante. Se recurre a la imagen de corte para justificar el inicio de un
nuevo orden, pero lo que es quizás más importante, se hace hincapié en una ruptura para dejar por sentado el hecho de
que estamos frente a actores posesionados de su papel histórico. Se visualizan a sí mismos como sujetos históricos.
Esta visión tiende a rechazar todo vínculo continuista con el pasado inmediato y a encubrir la pasividad intrínseca del
fenómeno independentista, fenómeno que debió ser justificado, no planificado de antemano. Romper con el pasado
significaba hacerse cargo de los desafíos del presente y del futuro, junto con insertarse dentro del flujo inevitable de la
modernidad.
¿Pero cómo conciliar el quiebre con el pasado y la proclamación de un régimen con aspiraciones liberales y por otro la
instauración de un régimen autoritario con posterioridad a 1829? La respuesta a este problema, elaborada durante la
década de 1840, intenta ordenar un plan de ataque contra los vicios sociales a fin de hacerse dignos de la
Independencia.
Conclusiones:
1. La Independencia es un fenómeno coyuntural dentro de un proceso de más larga duración: dejar atrás la tradición y
aceptar la modernidad.
2. Tanto la Independencia como el proceso macro en que se inserta configuran un proyecto. Pero este proyecto para la
elite chilena es de origen exógeno y fruto de la casualidad más que de la conciencia previsora y voluntarista de este
grupo. Así es que se debe cooptar el proyecto modernizante borbónico y durante la coyuntura crítica de la Independencia
aceptar un orden republicano legitimante.
3. El cambio político e ideológico producido a partir de 1810 es una ruptura de carácter legitimante, aunque buena cuota
de tradición persistiría.
La Independencia fue un quiebre insuficiente y parcial, si se quiere, pero no por ello menos trascendental y
revolucionario, aunque esto último fue inconsciente.