Exteriorizacion de La Motilidad de Rochas PDF
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LO MARAVILLOSO POSITIVO
EXTERIORIZACIÓN DE LA
OBSERVACIONES Y EXPERIENCIAS
RECOPILADAS POR EL CONDE
ALBERTO DE ROCHAS
Coronel de Ingenieros,
Administrador de la ellecuela Politécnica» de Paris
y Miembro honorario del Comité de trabajos Históricos y Cientlficos del
Ministerio de Instrucción pública
VERSIÓN ESPAÑOLA
POR
BARCELONA
IMPRENTA DE PUJOI.. Y O.'
CALLE DE TALLERS, NÚM. 45
1897
1XTU111011IZACIÓN DU LA ICTIIdIDAD
OBSERVACIONES Y EXPERIENCIAS
ALBERTO DE ROCHAS
Coronel de Ingenieros,
Administrador de la «Escuela Politécnica.)
y Miembro honorario del Comité de trabajos Históricos y Cientiflcos del
Ministerio de Instrucción pública
VERSIÓN ESPAÑOLA
POR
BARCELONA
—
IMPRENTA DE PITJOI, "Y C.
CALLE DE TALLERS, NÚM. 45
1897
9"T
Alberto de Roeluls
•
AL CONDE
Alberto g e Zocizaa
Coronel de Ingenieros, Administrador de la Escuela Politécnica
de Paris, miembro honorario del Comité de trabajos históricos
y científicos en el Ministerio de Instrucción publica, de la Aca-
demia del Delfinado, de la de Saboya, Oficial de la legión de ho-
nor, etc., etc.
XIV PRÓLOGO
PREFACIO 19
-como se ignoraban las circunstancias favorables A su pro-
ducción, se detuvieron los observadores por no querer so-
meterse ä condicione:4 que parecían favorecer el fraude.
Desde cuarenta años ä esta parte se han hecho esfuer-
zos considerables, tanto en el antiguo como en el nuevo
mundo, A fin de ventilar estas cuestiones que tienen el pri-
vilegio de apasionar los espíritus independientes y Av hlos
de verdad. No haré aquí mío.; que un resumen de los prin-
cipales trabajos verificados acerca del asunto, refiriendo,
sobre todo, aquellos que parten de autores cuyo nombre
ocupa eminente lugar en la ciencia ortodi n xa.
A fin de no asustar demasiado ä iiiiiIios lectores no ini-
ciados en estos estudios. sobre los que se np(tyarit la ciencia
del siglo XX (1), hubiera preferido limitarme á exponer fe-
nómenos específicos por su título; pero ya se veril que si
alguna vez se producen sólos, lo mits frecuente es que va-
yan acompañados ile man i l'estaciones todavía mas extrañas,
qiw según teorías que aquí no inc parece oportuno des-
arrollar, sido serían la ctnisecuencia normal de un aumento
en intensidad. Dejar de hacer estas manifestaciones y em-
peñarse el experimentzubir en recorrer nuevos carainos,.
hubiera sido muy expuesto A críticas.
Ruego, pues. ä mis lectores, que sólo consideren como
simples noticias las menciones que acabo de hacer. hasta que
llegue el día en que pueda discutirlas ilota adamente. Por
el momento, solicito que concentren toda su atención en el
hecho, relativamente simple, de poner en moviniiento, sin
contacto, un cuerpo inerte, lo cual he podido establecer con
pruebas de toda índole, y que no podrän dejar ningún gé-
nero de duda en el Animo de las personas que no se hallen
cegadas por prejuicios.
En estas experiencias inc he limitado mäs ä demostrar
las suspicacias de que han sido objeto. de que manera se
llega .A imitarlas, qué clase de circunstancias pueden hacer
presumir injustamente que existe fraude, y de cuAntas ma-
neras han sido comprobadas, que no circunscribirme ú pre-
sentar los hechos haciendo resaltar su encadenamiento.
(1) Los que deseen ponerse al corriente de estas investigacio-
nes, deben leer el notable libro de M. Alisaliof, titulado Animis-
mo et Spiritisme.
20 PREFACIO
LA UXTE1110111212 Y'A-4
DE LA 111122
CAPITULO PRIMERO
Eusapia Paladino
L SUS «DEBUTS»
EUSAPIA PALADINO 25
manzana, del movimiento de un péndulo, deducen las grandes le-
yes que gobiernan el universo.
He aquí mi provocación. Si vos no habeis escrito la frase cita-
da por el sólo placer de escribirla, si teneis verdadero amor ä la
ciencia, si estais desposeído de prejuicios, vos, el primer alienista
de Italia, teneis obligación de acudir al terreno en que se os invi-
ta, y estad persuadido que medireis las fuerzas con un hombre
honrado.
Cuando dispongais de una semana de licencia, dejad vuestros
estudios, y en lugar de dirijiros al campo, designadme un sitio en
que nos podamos encontrar, escojed el momento que os Plazca, y
os presentaré mi maga.
Tendréis á vuestra disposición un gabinete donde entraréis an-
tes de la experiencia. Colocaréis los muebles y los instrumentos
de música del modo que os agrade, y cerraréis la puerta con llave.
Creo inútil presentaros la dama siguiendo la costumbre adoptada
en el paraíso terrenal, porque esta nueva Eva, es incapaz de to-
mar revancha sobre la serpiente.
Cuatro señores nos acompatiarán, tal como se hace en los en-
cuentros caballerescos; vos elejiréis dos, que sólo podré ver en el
momento del encuentro, y yo llevaré los dos restantes.
Jamäs en mejores condiciones habrán podido reunirse los Ca-
balleros de la mesa redonda. Es evidente que si la experiencia no
dé resultado, sólo podré acusar ä los rigores del destino; pudien-
do entonces juzgarme por vuestra parle como un alucinado que
anhela curarse de sus extravagancias. Más si el éxito corona la
obra, la lealtad os impondrä el deber de escribir un at líenlo, en el
cual, sin circunloquios, reticencias, ni errores, atestiguaréis la
realidad de los misteriosos fenómenos, prometiendo inquirir las
causas.
Si rehusais el encuentro, servíos explicarme esta frase: el siglo
no está dispuesto. Sin duda que esto puede aplicarse ä las inteli-
gencias vulgares, pero no á un Lombroso, al cual se dirije este
consejo del Dante: Con la verdad, el honor debe cerrar los labios
al error. ••
Vuestro dedicado y respetuoso, Profesor ERCOLE CIIIAIA.
CAPITULO II
PRIMERA SESIÓN
38 PRIMERA PARTE
SEGUNDA SESIÓN
Muy señor mío: Las dos actas que me envía son comple-
tamente exactas. A ellas debe añadirse, que antés de haber
visto volcada la harina, la médium anunció que con ella
nos salpicaría la cara, y es de creer que era ésta su inten-
ción y que no pudo realizar miis que en parte, lo cual prue-
ba, en mi concepto, la honradez de la sujeto y su estado de
semi-inconsciencia.
Me hallo confundido de haber combatido con tanta per-
sistencia la posibilidad de los hechos espiritistas, y digo de
los hechos, porque todavía me opongo it la teoría.
Ruego saludeis ä M. E. Chiaia, y haced examinar, si es
posible, por M. Albini, el campo visual y fondo del ojo de la
médium, agradeciendo inc comuniqueis el resultado.
Vuestro dedicado
C. LOMBROSO.
CAPITULO III
I DICTAMEN DE LA COMISIÓN
PRIUMBULO
Tomando en consideración el testimonio del profesor Lombro-
so A propósito de los fenómenos medianimicos que se prodtcen
por intermed•iación de Eusapia Paladino, los que suscriben se han
reunido en Milän al objeto de estudiar dichos fenómenos con la
mayor escrupulosidad. Las diecisiete sesiones que se han celebra•
do' han tenido lugar en casa de M. Finzi (calle del Monte de Pie-
dad), entre nueve y doce de la noche.
Invitada la médium á estas sesiones por M. Aksakof, se encargó
de presentarla el Sr. Chiaia, quien asistió únicamente ä las prime-
ras sesiones. •
En vista de la emoción que produjo entre la prensa el anuncio
de estas sesiones, y las variadas opiniones emitidas ä propósito de
Eusapia y de Chiaia, creemos un deber dar pronta publicación
este informe.
Antes de entrar en materia, debemos hacer notar que los re-
sultados obtenidos no correspondieron siempre ä lo que esperá-
bamos, no porque dejasen de producirse fenómenos muy impor-
tantes, sino porque en la mayoría de casos, no fuó posible aplicar
las reglas del arte experimental, que en otros campos de observa-
ción son miradas como indispensables para llegar ä resultados
positivos.
EXP. DE MILÁN. - 1892 49
La mas importante de estas reglas consiste en variar continua-
mente los modos de experimentación, hasta llegará poseer la cau-
sa, ó ä lo menos las verdaderas condiciones de todos lis hechos.
Bien es verdad que la médium, para acreditar su buena fe,
propone tt veces cambiar alguna particularidad de las experiencias;
pero esto se relaciona á circunstancias que á nuestro modo de ver
son indiferentes. Los cambios que creemos necesarios para apar-
tar dudas, ó no fueron aceptados como posibles por la médium,
si se realizaron, llegaron á influir en el desarrollo de las expe-
riencias, obscureciéndolas sobradamente.
No nos hallamos poseídos del derecho de atribuir estas de-
ficencias á suposiciones injuriosas, según han 'lecho algunos
periódicos. Nosotros, por el contrario, creemos que aquí se trata
de fenómenos de naturaleza desconocida, cuyas condiciones de
producción ignoramos por completo. Querer fijar, por nuestra
parte, estas condiciones, seria tan extravagante como pretender
hacer la experiencia del barómetro de Torricelli con un tubo ce-
rrado por abajo, las experiencias electroestáticas en una atmósfera
saturada de humedad, ó las pruebas fotográficas exponiendo la
placa sensible en plena luz antes de situarla en la cámara obscura.
Admitiendo todo esto. que es muy de razOii, precisa también ad-
mitir que la imposibilidad de poder variar las experiencias á nues-
tro modo, ha disminuido el valor é intern:Is de los resultados obte-
nidos, quitándoles ese rigor de demostración que,estamos en el
caso de exijir, 6 siquiera de aspirar, para hechos de esta natu-
raleza.
Por estos motivos, entre las itinúmeras experiencias verificadas,
dejaremos de mencionar, 6 sólo lo haremos rápidamente, aque-
llas que nos parecen poco evidentes, consignando con los mayores
detalles las que alcanzaron un grado suficiente de probabilidad (1).
4
50 PRIMERA PARTE
§A
FENÓMENOS OBSERVADOS EN PLENA LUZ
§ B.
1892
EXD. DE MILiN. - 59
mente sobre la piel. se experimenta una sensación de con-
tacto y calor, como el producido por una mano humana.
10. Visión de una ó dos manos proyectadas sobre un
papel fosforescente, ó sobre una ventana débilmente ilu-
minada.
11. Dichas manos dejan impresiones sobre una hoja de
papel ennegrecido, hacen y deshacen nudos, y según toda
apariencia, rasguean con el lapiz sobre el papel, dejando
trazos persistentes.
12. Contacto de nuestras manos con una figura miste-
riosa, «que con seguridad no es la médium.»
Cuantos niegan la posibilidad de los fenómenos media-
nímicos, tratan de explicarlos suponiendo que la médium
tiene la facultad (declarada imposible por el Dr. IticheD de
ver en la obscuridad mas completa, y que por un habil arti-
ficio, se desprende una de las manos que tiene sujetas. que-
dando libre la otra para los contactos.
Cuantos hemos tenido ocasión de vigilarle las manos,
debemos decir que en el acto de producir los fenómenos, la
agitación de la médium es mucha, y no siempre permite
que sus manos queden cuidadosamente vigiladas entre las
nuestras. Por esta razón, muchos de los fenómenos observa-
dos en la obscuridad han sido considerados de un valor in-
suficiente, aunque de probable realidad. y por lo mismo,
sólo nos ocuparemos de aquellos que no dejan lugar a duda,
sea porque han podido comprobarse rigurosamente, (") por la
imposibilidad manifiesta de poderlos achacar ir obra de la
médium.
a) Aportes de diferentes objetos, mientras bis manos de
la médium quedaban unidas (i las de las personas inmedia-
tas.
Con objeto de asegurarnos de que no éramos víctimas de
una ilusión, se ataron las manos de la médium:y las de sus
vecinos, con un bramante de tres milímetros de diametro.
Nos sentamos alrededor de la mesa formando cadena, después
de haber situado una campanilla sobre una silla, im la dere-
cha de la médium. Apagada la luz, expresamos el deseo de
que la campanilla tocara inmediatamente, y al instante
Oímos desplazarse la silla, 'describir una 'curva en el suelo,
aproximarse á.la mesa y subir hasta ella. En esta situación,
60 PRIMERA PARTE
§C
(1) Es algo más que improbable que las dos manos de la mé-
dium fueran abandonadas ä un tiempo por los encargados de vi-
gilar, y esta improbabilidad aumenta, teniendo presente que la
médium debla levantarse de su silla para ir en busca del pardessus.
—A. AKSAKOF.
5
66. PRIMERA PARTE
Grabado núm. 2
LEVITACIÓN DE LA MESA EN MII:ÁN “O 1892
SEGÚN UNA FOTOGRAFÍA INSTANTÁNEA.
Médium: Eusapia
Celadores: los profesores Lombroso y Richet.
68 PRIMERA PARTE
CONCLUSIÓN.
§A
Las experiencias que realiza Eusapia Paladino, son muy sen-
cillas.
Véase en que consisten:
A media luz, en plena luz, ó en la mayor obscuridad, se sienta
delante de una mesa; luego esta mesa (que toca ligeramente) se
entrega ä una suerte de gimnasia extravagante, que nada tiene de
anómalo para cuantos conocen esta suerte de ejercicios, debidos
sin duda, ä movimientos musculares inconscientes. Algunas ve-
ces la mesa se levanta por sus cuatro piés. En algunos momentos
de la experiencia, Eusapia cambia de tono y de acento (en estado
normal se expresa en un patué napolitano muy pronunciado), y
entonces ya no es Eusapia quien habla, es su yttia, según la ex-
presión corriente, un cierto John, quien parece que puede dis-
minuir el peso de Eusapia, levantarla y llevarla hasta una mesa,
aportar diversos objetos, y á veces, aparecer parcialmente bajo
la forma de una mano. Esta mano ha sido sentida en la obscuri-
dad, por los individuos del círculo.
Estos son hechos que no temería calificar de absurdos, como
lo mas absurdo que se pueda sofíar. Pero la cuestión no estriba en
saber si estos hechos son absurdos, lo cual no es dudoso; lo que
se trata de saber es, si los hechos existen, y si pueden explicarse
por el fraude 6 la superchería.
Estudiemos primeramente la levitación total de la mesa. El
punto interesante de este experimento es que se realiza en plena
luz. La mesa que se eleva no tiene ningún artificio. Es sencilla-
EXP. DE MIL.N. - 1892 71
mente una vulgar mesa, de madera blanca con cuatro piés. En
ninguna parte se observan ranuras, tornillos ni marcas. Pesa 8
kilógramos y tiene 01E170 de latitud por I n110 de altura
Las personas que han asistido conmigo ä las experiencias, son,
el doctor Brofferio, el doctor Gerosa, el doctor Schiaparelli, ilus-
tre director del Observatorio de Milán, y el doctor Finzi. Hablo
tan sólo de las personas que han asistido á todas las sesiones,
pues algunas veces han concurrido los seilores siguientes: Solo-
vovo, á la primera y décima; Chiaia Lt la primera y quinta; Alcsa-
liof, á la primera, y- Ermacora á las cuatro primeras.
El fenómeno que he presenciado una docena de veces, se pro-
duce de la manera siguiente: Sentada Eusapia delante del lado
estrecho de la mesa, dä respectivamente sus manos ä la persona
más inmediata á su lado izquierdo y derecho. Generalmente en la
mayoría de las experiencias en que he tomado parte, el doctor
Schiaparelli sostenía la mano derecha de la médium y yo la iz-
<pierda. Las demás personas quedaban más ó meno alejadas de
da mesa, de suerte que se podían vigilar muy bien los dos piés de
la mesa más distantes de la médium, y en la mayor parte de las
veces, hasta los más inmediatos.
Después de algunos movimientos parciales, tan pronto sobre
un pié como sobre otro, se elevaba bruscamente por sus cuatro
piés á una altura de 8 ä 12 centímetros del suelo. En ciertos casos
me ha parecido que alcanzaba una altura de 20 á 25 centímetros,
permaneciendo en el aire uno ó dos segundos. Sin embargo, en la
segunda sesión, y habiendo luz en la estancia, la duración del fe-
nómeno fué de unos tres segundos, balanceándose la mesa en
el aire.
Procuremos ahora explicar el fenómeno:
Un periodista italiano, el Sr. Torelli, en unos ruidosos artícu-
los publicados en el Corriere della sera de los días 7,9 y 11 Octubre
1892, declaró sin poderlo afirmar, que la mesa se levantaba ä cau-
sa del movimiento de uno de los pies . de Eusapia. Examinemos
esta suposición, y otras que haremos por nuestra cuenta.
1.° La mesa es levantada por medio de aparatos sostenidos en
las manos.
He aquí una hipótesis que no puede aceptarse, por las siguien-
tes razones: porque las manos de Eusapia se hallan en plena luz;
porque las mangas de su vestido las tiene vueltas hasta los codos,
y por último, porque no existe ningún aparato en la mesa. Ade-
más, en el instante que asciende «la mesa, las manos de Eusapia
apenas llegan ä tocarla, limitándose ä apretar con fuerza las ma-
nos de sus vecinos.
Acuérdome muy bien que en la tercera sesión, y en el momen-
'72 PRIMERA PARTE
§D
§E
§
Debemos hacer mención de algunas experiencias referentes á
movimientos de objetos, porque permiten conclusiones más posi-
tivas que las experiencias de contactos y apariciones de manos.
6
82 PRIMERA PARTE
§G
Todavía podría hacer mención de algunas experiencias, como
aportes de flores, levitación de Eusapia con su silla hasta la mesa,
fenómenos luminosos, etc.; pero la relación de estos hechos no
llevaría la convicción, porque sus causas podrían atribuirse á una
extrema destreza. Creo por lo mismo inútil, insistir en ello.
CONCLUSIÓN
84 PRIMERA PARTE
88 PRIMERA PARTE
92 PRIMERA PARTE
r%
EXP. DE ÁPOLIS. - 1893 95
gos de prestidigitación, para los que es inútil y estúpido de-
tenerse.
Probablemente la segunda alternativa se ofreció A su
espíritu, y prefirió huir la tentación.
CAPITULO V
nos, fué llevado por una fuerza desconocida hasta los labios
del Dr. Ochorowicz.
La operación tuvo lugar en plena obscuridad, con una
precisión prodigiosa.
EXPERIENCIAS DE 1894
CAPITULO VI
B.—LEVITACION DE LA MESA
F. Levitación de la médium.
Se han publicado algunos casos de levitación, cuyo rela-
to no siempre ha sido hecho con claridad.
El que refiere el señor Matuzewski, es bastante preciso.
EXP. DE VARSOVIA. -1894 117
«Una vez fui testigo de la levitación de la médium en medio de
la habitación. Se hallaba en . ¿mitre y fué elevándose lenta y gra-
dualmente en el aire (estando de pié) bajando con idéntica lenti-
tud y graduación, hasta apoyarse en el suelo. Eusapia quedó
algunos segundos en el aire, llegando á ascender algunas pul ga-
das. El fenómeno se repitió cuatro veces.»
He aquí en qué términos describe Ochorowicz, en la
Ilustración de Varsovia, una de estas levitaciones:
«Otro de los hechos sorprendentes y extraordinarios, fué la
levitación completa de la Médium, la cual, aprisionada de manos
y de piés, fué elevada con su silla hasta encima de la mesa en es-
tado de catalepsia.
... «Yo levantaré mi médium en el aire», (lijo Eusapia en fran-
cés muy correcto (idioma que en estado normal no conoce), y,
efectivamente, fué levantada. Al pasar mi mano por debajo de sus
botas, comprobé, que entre éstas y la mesa, había una distancia de
cuatro ä cinco pulgadas.»
'En otra ocasión fijé leva nimia bruscamente estando de
pié, y el doctor Ochorowiez tuvo tiempo de pasar su mano
entre los piés de Eusapia y el pavimento. Una vez termina-
da la levitación, la médium, semi-inconsciente, se dirigió
la mesa, y apoyando sus manos en ella, ensayó levantarla.
«Conviene anotar esta particularidad, dice el señor Sie-
miradski, porque ä análogos movimientos automäticos, fit-
cilmente distinguibles de los verdaderos fenómenos, es ä lo
que en muchos casos debe atribuirse el fraude aparente de
que tanto se ha acusado ä Eusapia.»
G. Fenómenos luminosos.
Los resplandores han aparecido bajo las mäs diversas
formas, sea porque éstas cambien con frecuencia, sea por la
diferente descripOión que cada cual hace de ellas.
La Mayoría de los observadores las comparan h chispas
doradas.
El general Starynkiewics dice que ha visto en la obscu-
ridad, y contemplado durante algunos segundos, un círcu-
lo luciente del tamaño de un ojo humano. (En las experien-
cias de Mac-Nah, volveremos ä encontrar dicha comparación).
H. Contactog.
Los contactos tuvieron lugar varias veces ä través de la
cortina, que en estos casos se hincha.
118 PRIMERA PARTE
DETALLES PRELIMINARES
nión.
,
152 PRIMERA PARTE
o
EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 163
tuve ambos piés de E. P. Momentos antes de la levitación de
la mesa, el pié realizó un movimiento para liberarse. Lo
apreté algo más, y se detuvo, demostrando hallarse hipe-
restesiado. Se alejó nuevamente sin que yo lo impidiera, y
al llegar á la pata izquierda de la mesa, regresó inmediata-
mente á su primitivo lugar, produciéndose entonces la levi-
tación. El pié de la médium estaba frío.
3.° En la sesión celebrada el 25 Septiembre en Carquei-
ranne me situé igualmente debajo -de la mesa. El piano es-
taba colocado detrás y á la izquierda de la médium. En un
momento dado, ensayó de liberarse el pié izquierdo, y aun-
que no puse á ello obstáculo, continué sujetandole
mente. Recorrió el pié algunos centímetros en di rerción al
piano, y al volver ä su sitio, estaba frío (anuncié entonces
un fenómeno a la izquierda). El pié se contrajo con fuerza;
y á cada movimiento del talón, correspondió una nota emi-
tida por el piano. Si yo hubiese dejado en libertad el pié,
tal como hacían en Cambridge, podía creer que E. P. era la
que golpeaba con el mismo las teclas.
Existe todavía en E. P. otro género de fraude inconscien-
te parcial y es, el desdoblamiento de su mano, entendiendo
con ésto, que la mano que actúa en los fenómenos, es su
mano material, mientras que su mano medianímica, es la
que está en relación con su celador.
En cierta ocasión, el doctor Riehet y yo, estuvimos en
contacto prolongado con tres manos de la médium. John se
puso ä reir, significando, que lo que habíamos tomado por la
tercera mano de la médium, era una mano suya. Este he-
cho fué observado una vez en Varsovia, y mas tarde se re-
pitió en Näpoles, en presencia del señor Chitan.
Hé aquí lo que dicho señor me ha escrito: «En 10 años
de experiencias realizadas casi diariamente con E., he obte-
nido algunas veces resultados nulos y aun contradictorios.
En el principio de mis estudios, sufrió mi fe duras pruebas,
hasta que pude convencerme de la buena fé de E. que no es
más que un instrumento absolutamente pasivo de la fuerza
oculta é inteligente que le asiste, y que se hace llamar
John (1).
(1) En mi concepto no es ni una persona extraña al médium,
ni una fuerza independiente, nueva y oculta, sino un estado psi—
164 PRIMERA PARTE.
A) Los concurrentes.
B.—El niédim.
C.—Condiciones exteriores.
§ VI.— Conclusiones
JULIÁN OCHOROWICZ.
INroitmE DE L. COMISIDN
II
III
-Ver 9,n cl
MIIMMIMMEL•
Y_i hle
5
ron (1)
4. sesión.-27 Septiembre.
(1) Esta sesión fué precedida de otra que se celebró á las seis
de la tarde y de la cual nos ocuparemos mas adelante.
(2) Desde el primer instante trató de producir la levitación de
la mesa, elevando sencillamente las manos que tenia sumergidas
en el liquido, pero no pudo conseguir su intento, por mas que se-
gún ella dice, consiguió producir este fenómeno en Italia.
208 PRIMERA PARTE
Saguricia, parte
CAPITULO PRIMERO
:Experiencias del Conde de G-asparin
en 1854
15
CAPITULO Il
Señora (2)
240 SEGUNDA PARTE
16
CAPITULO III
•
244 SEGUNDA PARTE
PRIMERA DISPOSICIÓN
Flg 1
A B1
, ,./230/
"ffli»121111111~ .
Fig. 1.'
Fi g. 2
SEGUNDA DISPOSICIÓN
• Fig.
En la extremidad A, se colocó (Fig. 4?) un gran barreño
lleno de agua E, de modo que su centro de gravedad estaba
situado en el plano vertical que pasa por la arista del cuchi-
Fig 4.
lb o F. En dicho barreño se introdujo un recipiente de cobre
N, de forma hemisférica, agujereado en su fondo, y unido
'
Fig
TERCERA DISPOSICIÓN
. lo 10
6.•
en
10
Fig. I.'
CUARTA DISPOSICIÓN
H.—FENÓMENOS DIVERSOS
El doctor Crookes relata en el precitado libro (2) las ob-
servaciones que ha hecho acerca de otros fenómenos, entre
los cuales existen algunos que tienen gran similitud con los
que se obtuvieron en Agnélas.
Dichos fenómenos son los siguientes:
a) Movimientos de objetos colocados d cierta distancia del
médium.
Muy numerosos son los ejemplos, de haberse puesto en movi-
miento sin el contacto del médium, cuerpos pesados, tales como
mesas, sillas, canapés, etc ; indicaré sucintamente algunos de los
más sorprendentes. Mi propia silla describió en parte un círculo,
sin que mis piès tocasen el suelo. A la vista de todos los asisten-
tes, una silla vino lentamente desde un rincón apartado de la ha-
bitación; y en otra circunstancia, un sillón llegó hasta el sitio
donde estábamos sentados, y ä petición mía, se volvió lentamente
tí una distancia de unos tres pies. (3)
A) Fenómenos de percusión.
Sonidos diversos.
En la mayoría de experiencias que hemos practicado con dife-
rentes médiums. se han dejado oir ligeros crujidos y pequeños
golpes secos en el mueble que aplicábamos las manos, 6 en otros
muebles próximos. Algunas veces se producían á petición nuestra,
siendo muy intensos en ciertos casos. En la actualidad seria pue-
ril, atribuir estos ruidos á la contracción de los músculos peróneos
de Slade.
Cuando nuestras manos se hallaban aplicadas sobre la mesa, se
oían y sentían en ella algunos golpes sordos.
Dichos golpes se percibían también en la silla de Slade, y al-
gunas veces les oímos en nuestra propia silla, como si alguien,
dara puñetazos en el respaldo.
Frecuentemente se produjeron estos golpes á petición nuestra,
habiéndonos cerciorado que no medió contacto entre nosotros, y el
médium.
En la sesión que se celebró el dia 11 Mayo 1886 á las 10 y me-
dia de la mañana, se produjo un violento golpe en medio de la
mesa, estando el médium completamente quieto.
En la misma sesión, y it petición de los asistentes, se produjo
un ruido que imitaba á un lápiz escribiendo debajo de la mesa.
El dia 27 de Mayo los fenómenos de percusión fueron mas cu-
riosos. Parecía que en el pavimento del comedor en que nos ha-
llábamos, y en el cual entraba Slade por primera vez, picoteaba un •
grupo de pollos, y algunos de los concurrentes sintieron golpes no
muy agradables en la suela de los zapatos. El comedor estaba ilu-
minado por dos lámparas, y el médium, sentado y aislado.
I.—CONDICIONES DE EXPERIMENTACIÓN
Mis observaciones abrazan un período de tres meses, durante
los cuales apenas realicé una sesión semanal. Siempre he opera-
do en el mismo local, y en todas las sesiones, han asistido casi los
mismos concurrentes. En una sesión que se celebró fuera de mi
casa y ä la que concurrieron 15 personas, no se obtuvo ningún fe-
nómeno; otra sesión celebrada en mi casa con asistencia de 14 per-
sonas, también dió nulos resultados, yen una tercera ä la que asis-
tieron 5 ó 6 personas, los resultados fueron bastante medianos.
Regularmente asistían en las sesiones de mi casa, cinco 6 seis
personas, y en todas, salvo en una, se realizó alguna manifes-
tación.
Atribuyo esta falta de éxito, á un tiempo frío y lluvioso.
... Siempre me serví del mismo médium, excepto en dos sesio-
nes, habiendo obtenido los mismos efectos ä pesar de la sustitu-
ción que hubo de hacerse.
Se denomina módittni, aquella persona por cuya mediación se
producen los fenómenos. Su papel estriba en suministrar la fuerza
néurica, ó psíquica. Con frecuencia es un instrumento completa-
mente pasivo. Aquel de que me serví, (M. F.) no es pasivo; su vo-
luntad entra en función, y difícilmente se pone cataléptico. Si
alguna vez ocurre esto, suspendo la experimentación; de manera,
que cuantos fenómenos se han producido, han tenido lugar, ha-
llándose, 6 pareciendo hallarse el médium en estado de vigilia, así
es que se comporta como cualquiera de los concurrentes.
El médium es un histérico bien caracterizado y profundamente
EXP. DE DONALD MAC-NAH. - 1888 279
meurósico; se duerme expontátteamente cuando quiere, y después
.de corta letargia, alcanza rápidamente el estado que los psicólogos
denominan, de percepción transcendente, y que el señor de Ro
.chas llama estado de relación. Alguna vez es objeto de incarna-
ciones, aunque procuro evitar tanto como es posible este peligroso
•estado. El médium es músico y tiene excelente temperamento de
artista, reuniendo esta última cualidad casi todos los médiums que
.que conozco.
Apesar de que por su mediación se ha hecho mucho espiritismo
fenomenal, no cree en el espiritismo, y está persuadido que la
causa de los fenómenos, es debida á fluidos ó esencias que salen de
.él, y que un teósofo llamaría su cuerpo astral. Con todo: es presa
.de entidades vampíricas que viven á sus expensas, absorviéndole
la fuerza vital que evoluciona en su organismo, y le sugieren ideas
.de suicidio. De ahí el estar enfermo física y moralmente. Se pone
muy nervioso cuando hace música. He visto salir con frecuencia
.chispas de sus dedos, cuando toca el piano en la obscuridad, y cu-
brirse las teclas de nubes luminosas. Jamás le he sorprendido en
fraude, aunque ningún interés podría tener en ello. Es amigo
mío; desde hace algunos meses vivo íntimamente con él, y me
'hallo completamente seguro de que procede con la mayor buena
(1) Por último; en su ausencia he obtenido los mismos fenóme-
nos con uno de mis amigos (M. C.) que por primera vez asistía
la sesión, y estaba ignorante de mis propósitos.
Nótese que algunos fenómenos parecen juegos de prestidigita-
ción, lo cual no debe asombrar, toda vez que los prestidigitadores
procuran imitar los fenómenos reales, pero basta asistir á una de
estas sesiones, para convencerse de que en ellas no interviene
para nada el artificio.
He carecido de los medios necesarios para experimentar en las
.condiciones rigurosas que exige la ciencia moderna, habiendo
procurado sobre todo, darme cuenta de los hechos, esperando que
los sabios harán más adelante experiencias definitivas.
Estas investigaciones aprovecharán ä la ciencia positiva ha-
ciéndole conocer nuevas leyes, dándole bases más extensas, y
sobre todo, evidenciando que los hechosadmitidos como sobrena-
turales, son del dominio de la naturaleza.
II "—LAS LUCES
19
CAPITULO VI
I.—Estado primitivo
Para producir el estado medianimico pasivo ó inducido, (1)
pongo en práctica habitualmente los procedimientos que siguen.
Hago colocar de pie al sujeto, y después de vendarle los ojos
con un pariuelo, le aconsejo que cierre los párpados, y procure
aislarse de toda preocupación. Enseguida empiezo á darle pases,
desde la cabeza å lo largo de los brazos, y á los pocos minutos ob-
servo un cambio en la fisonomía del sujeto, en la que se refleja la
impasibilidad. Muy pronto se nota un ligero parpadeo, menos pro-
nunciado y convulsivo que el que caracteriza la letargia.
En la actitud general del cuerpo del sujeto se observan ligeras
oscilaciones, pareciendo que guarda un equilibrio instable, cuyas
oscilaciones se asemejan it las que produce un arbusto cuando es
impelido por una brisa ligera.
Durante este tiempo, los reflejos no son abolidos ni modificados;
la hiperexcitabilidad neuro-muscular no existe; la sensibilidad cu-
tánea es normal, tanto al tacto, como al dolor, y temperatura.
Las funciones de los sentidos no están abolidas, pero su sensi-
bilidad, á la vez que está muy desarrollada para todo lo que proce-
de del hipnotizador, es al contrario aminorada para las impresiones
1 1—Estado activo
... Por de pronto (1) se observa una moderación en los movi-
mientos respiratorios, los que asimismo se hacen más profundos,
el pulso es más fuerte y rápido.
«Colocada sobre una silla, aislada del suelo por cuatro vasos de
cristal, y situando sus pies encima de dichos vasos, no produce
ningún fenómeno. Puesta en contacto con el depósito común, vuel-
ve ä adquirir la propiedad eléctrica, partiendo del lado izquierdo.»
304 SEGUNDA PARTE
EL CASO DE LA CONSTANTINIA
(Carta del señor Maxwell, sustituto del procurador general.)
Mi estimado coronel: Cumplo gustoso la petición que me
habeis hecho con referencia á los extraños fenómenos de que
ha sido teatro una casa de éampo situada en el departamen-
to de Objat (Coréze), i cuyo objeto os envio cuantos datos
me he podido proporcionar.
Plano de la Constantinia
LAS CASAS ENCANTADAS 319
III
IV
CONCLUSIONES
PÁG1Ne8.
Dedicatoria 5
Prólogo. 7
Prefacio 17
PRIMERA PARTE
Experiencias con Eusapia
CAPÍTULO PHIMER0. — Eusapia Paladino.
I.—Sus debuts. . . . .. 21
11.—Su historia y su persona. 29
CAriTut.o_IL-----Llas experiencias de Nápoles en 1891.
1.—Relación presentada por el señor Ciolfi . , . 37
II.— Relato del doctor Lombroso. 44
CAPÍTULO 111.—Las experiencias de Milán en Octubre
de 1892.
I —Dictamen de la Comisión. . . 48
II.—Notas del doctor Carlos Richet 70
CAPÍTULO IV.—Las experiencias de Nápoles en Enero de
1893.
1.— Relación hecha por el doctor Wagner, Catedrático
de Zoología en la Universidad de S. Petersburgo. .
CAPÍTULO V.— Les experiencias de Roma rit 1893-94.
I.—Experiencias de Mayo de 1893. . . 96
11.—Experiencias de 1894. 0 101
CAPÍTULO VI.—Las experiencias de Varsovia, realiza-
das desde el 25 Noviembre 1893 al 15 Enero 1894.
1. —Análisis de la declaración del señor de Kranz. . . 105
II.—Conclusiones del doctor Ochorowicz. . . . 122
1159777fre,7717,757-
PÁGINAS.
SEGUNDA PARTE
Experiencias y observaciones diversas
CAPÍTULO PFUME110.—Las experiencias de Gasparin
1854.
1. -Experiencias del conde de Gasparin. 219
11.-Los comentarios del doctor Thury 221
CAPÍTULO II -Informe de la Sociedad Dialéctica de Lon-
dres en 1869 226
CAPÍTULO 111.-Las experiencias del doctor Croo/ces. 242
CAPÍTULO IV. -Las experiencias con Enrique Slade. 267
CAPÍTULO V. — Experiencias de Donald Mac-Na!) realiza-
das en Paris, el año 1888 278
CAPÍTULO VI.-Experiencias del señor Pelletier. . 290
CAPÍTULO VII.-Experiencias del doctor Pablo Joire en
1895. 214
CAPÍTULO V111.-Las mujeres
elc;.ctricas 299
CAPÍTULO IX. -Las casas encantadas. 314
CONCLUSIONES 331
Lev itacion de la mesa.
192.
Medium : EUSAPIA.
Celador : Sr AKSAKOF.
Levitation de la mesa
Mit in
Mediotoj:,ErsAPIA.
Colador : D r Karl de Pm 1.
Contun'tontes : D'' Bimill.:lall (en prié).
jr SCHIAPARELLI (sentado en el suelo).
[
Ii
Levitacion de la inua sin contacto por parle de 1s cuiv• [in oir • luna 1
Moldaje de manos. liorna 1831
Niedirne : PIA .
Celador de la derecha : D r J. OCHOROWICZ.
Celador de la irquierda :Dr Sia;m11).
•
;.N.
)::.
••••'«,
•
Medium : Eu:Acht.
Celador de la derecha : RounAs.
Celador de irquierda : D r SABATIER.
Celador de los pies : D r DARIEX.
•
AguMas 1895.
—
Transporte sobre lit
mesa de objetos que es-
taban colocados de tras
de la medium.
—
Celadores
Esta situado de perfil,
El Sr MAXWELL.
De trente,
El S r DE RoCHAS,
Sortiene el brazo debajo
de la villa.
El 1) r DE GRAmosT,
Esta colocado de tras
t le la cortina,
El D r DAmEx.
—
La medium EISAPIA
se halla completamente
oculta por la cortina.
r
.1guélas 1895.
11
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LO MARAVILLOSO POSITIVO'
La exteriorización 0000
0000 de la motilidad
CON VARIOS GRABADOS Y FOTOGRABADOS
SE VENDE A
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