Ley 20 de 1974
Ley 20 de 1974
Ley 20 de 1974
(diciembre 18)
DECRETA:
ARTICULOI
A R T I C U L O IV
ARTICULOV
A R T I C U L O VI
A R T I C U L O VII
A R T I C U L O VIII
A R T I C U L O IX
ARTICULOX
A R T I C U L O XI
A fin de hacer más viable el derecho que tienen las familias de escoger libremente
centros de educación para sus hijos, el Estado contribuirá equitativamente, con
fondos del Presupuesto Nacional, al sostenimiento de planteles católicos.
A R T I C U L O XII
En desarrollo del derecho que tienen las familias católicas de que sus hijos reciban
educación religiosa acorde con su fe, los planes educativos, en los niveles de
primaria y secundaria, incluirán en los establecimientos oficiales enseñanza y
formación religiosa según el Magisterio de la Iglesia. Para la efectividad de este
derecho, corresponde a la competente autoridad eclesiástica suministrar los
programas aprobar los textos de enseñanza religiosa y comprobar cómo se
imparte dicha enseñanza. La autoridad civil tendrá en cuenta los certificados de
idoneidad para enseñar la religión, expedidos por la competente autoridad
eclesiástica. El Estado propiciará en los niveles de educación superior la creación
de institutos o departamentos de ciencias superiores religiosas, donde los
estudiantes católicos tengan opción de perfeccionar su cultura en armonía con su
fe.
A R T I C U L O XIII
A R T I C U L O XIV
A R T I C U L O XV
A R T I C U L O XVI
A R T I C U L O XVIII
A R T I C U L O XIX
Continuarán diferidas a los Tribunales del Estado las causas civiles de los clérigos
y religiosos y las que se refieren a la propiedad y derechos temporales de las
personas jurídicas eclesiásticas, como también los procesos penales contra
aquéllos por contravenciones y delitos ajenos al ministerio eclesiástico,
sancionados por las leyes de la República. Se exceptúan, sin embargo, los
procesos penales contra los Obispos y quienes están asimilados a éstos en el
derecho eclesiástico, que son de competencia exclusiva de la Sede Apostólica.
A R T I C U L O XX
A R T I C U L O XXI
A R T I C U L O XXII
A R T I C U L O XXIII
La Iglesia Católica y las demás personas jurídicas de que trata el artículo IV del
presente Concordato tienen facultad de adquirir, poseer, enajenar y administrar
libremente bienes muebles e inmuebles en la forma establecida por la legislación
colombiana para todos los ciudadanos, y sus propiedades, fundaciones y
derechos serán no menos inviolables que los pertenecientes a las demás
personas naturales y jurídicas.
A R T I C U L O XXIV
A R T I C U L O XXV
A R T I C U L O XXVI
Las Altas Partes Contratantes unifican las obligaciones financieras adquiridas por
el Estado en virtud del Concordato de 1887 y de la Convención sobre Misiones de
1953. En consecuencia reglamentarán su cuantía en forma que permita atender
debidamente aquellas obligaciones. Será también reglamentada la contribución
del Estado para la creación de nuevas diócesis y para el sostenimiento de las que
funcionen en los anteriormente llamados territorios de Misiones. El Estado
concederá a las entidades eclesiásticas que reciben la llamada renta nominal la
posibilidad de redimirla.
A R T I C U L O XXVII
A R T I C U L O XXIX
A R T I C U L O XXX
A R T I C U L O XXXI
PROTOCOLO FINAL
La determinación que hace este artículo de que las causas de separación del
matrimonio canónico serán dirimidas ante el Tribunal Superior y la Corte Suprema
de Justicia de Colombia, no impedirá, que, en el futuro, el Estado Colombiano
pueda establecer una instancia especial para examinar y juzgar las causas
relativas al derecho de familia y que tenga un nivel equivalente al de aquellas
entidades. El presente Protocolo se firma en la ciudad de Bogotá, República de
Colombia, a los doce días de julio de mil novecientos setenta y tres.
(Fdo.),
Alfredo Vázquez Carrizosa
Ministro de Relaciones Exteriores.
(Fdo.),
Angelo Palmas Nuncio Apostólico.
Aprobado, sométase a la consideración del honorable Congreso Nacional para los
efectos constitucionales.