Ibarra Cultura Popular Caricatura Ed 100

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ECUADOR

DEBATE 100
Quito-Ecuador Abril 2017

PRESENTACIN / 3-7
COYUNTURA
Situacin de la Economa ecuatoriana y desafos del nuevo Gobierno / 9-27
Wilma Salgado Tamayo
Conflictividad socio poltica: Noviembre 2016-Febrero 2017 / 29-34
A PROPSITO DEL No. 100
Cien nmeros de Ecuador Debate: un anlisis de sus temas centrales / 35-43
Lama Al Ibrahim
Sin nuestras propias revistas acadmicas latinoamericanas seramos mudos / 45-60
Eduardo Gudynas
Repensar lo agrario. Un compromiso permanente en Ecuador Debate / 61-74
Vctor Bretn Solo de Zaldvar y Javier Martnez Sastre
Antropologa: Ecuador no Debate / 75-80
Xavier Andrade
TEMA CENTRAL
Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana
a mediados del siglo XX / 81-98
Hernn Ibarra
Prcticas artsticas contemporneas y cultura popular / 98-116
Manuel Kingman
La irrupcin del otro. Economas audiovisuales populares
en contextos poscoloniales / 117-131
Juan Pablo Pinto
El Boom de la Tecnocumbia en el Ecuador / 133-152
Ketty Wong
El Divino Nio en Quito.
Transferencias culturales, apropiaciones religiosas y disputas sociales / 153-165
Santiago Cabrera Hanna
DEBATE AGRARIO-RURAL
Vulnerabilidad de la agricultura familiar y de los territorios rurales en los Andes
ecuatorianos. Un anlisis desde la provincia del Azuay / 167-177
Nasser Reba
ANALISIS
Campo del poder en Ecuador y su reconfiguracin
por el Gobierno de Alianza Pas / 179-195
Pierre Gaussens
El macho sabio. Racismo y sexismo en el discurso sabatino de Rafael Correa / 197-211
Mara Paula Granda
RESEAS
Crnica de los andes. Memorias del otro / 213-216
Los neo-indios. Una religin del tercer milenio / 217-220
El ro. Exploraciones y descubrimientos en la selva amaznica / 221-222
TEMA CENTRAL

Representaciones de la cultura popular


en la caricatura poltica ecuatoriana
a mediados del siglo XX1
Hernn Ibarra

El tratamiento de la cultura popular, en la caricatura poltica circunscrito a un momento histrico es-


pecfico, enfoca los modos de representacin y significados del mundo popular en una poca de mo-
dernizacin social y cultural. Por lo que es importante considerar el ambiente histrico, relacionado
con la irrupcin de las industrias culturales, en una sociedad fuertemente jerarquizada. Esto implica
un acercamiento que inserta estas imgenes en los procesos histricos y las concepciones culturales
predominantes, entre las que se destacan imaginarios costumbristas, junto a ideas convencionales
acerca de la moralidad y las buenas costumbres.

Introduccin

D
cultura dominante de la poca que se ex-
e acuerdo a una definicin con- presa en el sistema escolar, la alta cul-
vencional, lo popular consiste en tura y los medios de comunicacin. Lo
las tradiciones culturales cristaliza- culto, lo popular y lo masivo se presenta-
das en la vida de amplios sectores socia- ron como relaciones complejas a lo lar-
les cuyas expresiones son la religiosidad, go del siglo XX en Amrica Latina, sobre
las fiestas, tradiciones orales, produccio- todo por la irrupcin de las industrias cul-
nes artesanales, la literatura producida turales.2
por los mismos actores. Por ello es que Si lo popular puede simplemente ser
las culturas populares, han sido asimila- entendido como un conjunto de hechos
das a las prcticas culturales que tienen y prcticas que se pueden identificar en
un mbito de produccin y realizacin diversas pocas, surge un problema in-
en los sectores populares urbanos y rura- terpretativo. En una circunstancia histri-
les, constituidas por elementos surgidos ca determinada, tal como era la situacin
de las experiencias codificadas en la vida prevaleciente hacia los aos cincuen-
social de grupos populares o tnicos es- ta del siglo pasado, lo popular no exis-
pecficos. Un aspecto problemtico es el ta como tema de conocimiento, sino que
juego de intercambios y prestamos con la estaba subsumido en la nocin de atra-

1. Este artculo se sustenta en la investigacin realizada en 2005 para el Museo de la Ciudad. Origin una exposicin
temporal y la publicacin del libro Trazos del tiempo. La caricatura poltica en el Ecuador a mediados del siglo XX, Museo
de la Ciudad, Quito, 2006.
2. Nstor Garca Canclini, Culturas hbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Conaculta/Grijalbo, Mxico
D.F., 1990, pp. 190-221.
82 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

so y barbarie. En el Ecuador de mediados cultores del folklore. Para los indigenis-


del siglo pasado, hablar de lo popular, era tas liberales, lo deseable era un posible
referirse al pueblo, lo plebeyo, general- cambio cultural de los indgenas hacia la
mente como ideas de tipo negativo. In- integracin al Estado nacional mediante
cluso quienes practicaban y difundan la la educacin y la higiene. Los folkloris-
msica y los bailes folklricos se hallaban tas que en la sierra y costa ecuatorianas
condicionados por ideas de tipo civiliza- hacan recopilaciones de tradicin oral y
torio. As que, establecer algn enuncia- msica popular, buscaban representar la
do sobre la cultura popular pasa primero vida indgena y montubia.
por entender como una poca procesa el
Qu dice la caricatura poltica?
significado de lo popular.
Esta era una sociedad que ingresaba La caricatura poltica es una represen-
en un cambio fundamental con el incre- tacin grfica de acontecimientos o per-
mento de las migraciones, una mayor ur- sonajes polticos. Corresponde a la com-
banizacin y un parcial retroceso del prensin que en una determinada poca
analfabetismo por la extensin del siste- existe sobre lo que se considera poltico.
ma escolar y las campaas de alfabetiza- A lo largo del siglo XX un factor funda-
cin. En la sociedad ecuatoriana de me- mental en la delimitacin de lo poltico,
diados del siglo XX prevaleca una densa aparte de los mismos actores polticos,
jerarquizacin social y clasificaciones ra- es lo que los medios impresos fueron
ciales que definan el lugar de las perso- definiendo que es lo poltico. Lo polti-
nas como blancos, mestizos e indios. La co es: todo aquello que se refiere a los
alta cultura, una de cuyas expresiones eventos que ocurren en el espacio pbli-
ms importantes era la Casa de la Cultura co y son expresados en los medios.
Ecuatoriana fundada en 1944, postu- Para los medios impresos, lo polti-
laba la necesidad de acercarse al pueblo co se refiere a los actos de gobierno, a
con propuestas de divulgacin cultural; los debates parlamentarios, las campa-
pero, estableciendo distancia con expre- as electorales, los actos de corrupcin,
siones tales como la artesana popular, los actores y personajes polticos. Por lo
que poda ser exhibida y valorizada, mas que la caricatura poltica, es un modo
como el reconocimiento de la habilidad de representacin grfica que delimita
manual en el predominio de la nocin lo poltico y lo no poltico. Pero; nume-
de que la cultura haca referencia a una rosos rasgos de la vida social y pblica
formacin del gusto, y una asimilacin no son representados por la caricatura
de cnones estticos que implicaban la poltica, precisamente porque no son
apreciacin del arte y los productos lite- considerados polticos. Se ha observado
rarios, los sujetos populares solo eran sus- que la vida de la gente comn se desa-
ceptibles de ser educados o instruidos en rrolla en la mayor parte de los casos en
la asimilacin de las formas ms elabora- espacios diferentes que estn fuera del
das de lo artstico. De all que lo popular rea ocupada por la poltica, y que la
ser concebido como lo inculto. poltica toca, pero no cubre jams del
Despus de 1930, se implantan imagi- todo.3 Puesto que la vida privada y mu-
narios provenientes del indigenismo y los chos eventos sociales se encuentran fue-

3. Norberto Bobbio, El futuro de la democracia, Fondo de Cultura Econmica, Mxico D.F., 1992, 3a. reimp., p. 87.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 83

ra de la poltica tambin pueden ser histricas. As como la caricatura y otras


eventualmente politizados. imgenes visuales pueden convertirse
La caricatura poltica es una mirada en una fuente de conocimiento histri-
fugaz sobre los acontecimientos, muy co, tambin son indicativas de la distan-
dependiente del medio en que aparece, cia social que impera en una circunstan-
capta eventos y personajes polticos, as cia histrica determinada.5
como situaciones que carecen de una Es posible postular que los caricatu-
definicin poltica o se han politizado ristas, situados en una posicin ligada
transitoriamente. La profusin de even- a la cultura de lite, miraban a lo po-
tos plantea una duda sobre lo que expre- pular como un motivo a ser interpreta-
san las caricaturas en un momento de- do. Independientemente de sus posi-
terminado. Surge una manera de ver que ciones polticas y los medios en los que
se conecta a la representacin de lo po- publican, era obvio que la letra impre-
ltico y lo social. sa estaba lejos de pblicos masivos. Los
El estilo y enfoque empleado por los caricaturistas utilizaron ocasionalmen-
caricaturistas implica un tipo de inter- te motivos extrados de pelculas o can-
vencin. El arsenal de recursos sim- ciones para incorporarlos a las caricatu-
blicos y humorsticos del caricaturista, ras como ttulos o textos. A volar joven
se despliega en un entramado de tradi- de Cantinflas, o La Dolce Vita de Fellini,
ciones artsticas y circunstancias histri- sirvieron para titular algunos dibujos. Lo
cas.4 Y cada caricaturista va configuran- mismo, fragmentos de letras o ttulos de
do su propio lenguaje y smbolos; estos canciones tales como Cuesta abajo en
corresponden a una cultura y sus parti- su rodada o La piedra se desmorona,
cularidades. Tambin a la recepcin de evocan un conocido tango y albazo res-
estilos y smbolos internacionales que pectivamente.
han tenido una larga difusin. Las caricaturas publicadas, en peri-
Qu dice la caricatura de un evento dicos y revistas ecuatorianas, que repre-
o personaje determinado? Habla por s sentaron aspectos de la cultura popular
sola? Estas son preguntas que no pueden hacia mediados del siglo XX fueron oca-
ser respondidas fcilmente. Un aconte- sionales. Esta fue una temtica de poca
cimiento del pasado tiene determinadas relevancia cuando las caricaturas se ha-
fuentes que nos permiten conocerlo, y llaban ya plenamente incorporadas en
una caricatura, contribuir a distinguir los medios impresos. Las caricaturas que
una representacin particular que se analizamos, se publicaron en las pginas
hizo de aquel evento. Una caricatura no de opinin y en otras secciones de los pe-
explica los acontecimientos, y puede ser ridicos, por ejemplo, en la seccin de ti-
difcil de descifrar para quien no vivi ras cmicas. Por eso, la llamada caricatu-
en ese tiempo. Pero si puede darnos im- ra editorial puede considerarse un punto
portantes indicaciones de la mentalidad de vista grfico que condensa una opi-
que impera en una poca y el caricatu- nin. La tendencia predominante de los
rista puede expresar esas coordenadas medios impresos ecuatorianos era liberal,

4. E.G. Gombrich, El arsenal del caricaturista, en Meditaciones sobre un caballo de juguete y otros ensayos sobre la
teora del arte, Madrid, Editorial Debate, 1998, pp. 127-129.
5. Peter Burke, Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histrico. Barcelona, Crtica, 2001, p. 152.
84 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

y los caricaturistas se hallaban muy cerca Si bien la literatura de folletn se pu-


de esta corriente con excepciones. Nues- blic en los peridicos y revistas ecua-
tra lectura trata de situar de manera con- torianas entre 1910 y 1930, no tuvo la
textual como se produjeron imgenes so- caracterstica de produccin editorial
bre lo popular que remiten, en realidad, autnoma y continuada que menciona-
a las concepciones y smbolos que porta- mos para Argentina. Aunque su estudio
ban los caricaturistas. Estos se encontra- an no se ha hecho, indudablemente,
ban inmersos en una sociedad jerarqui- en la literatura, el teatro y el radio-tea-
zada y sus dibujos revelaban una fuerte tro, ha sido ms importante el peso de la
distancia social. De all que surgieran re- tradicin costumbrista.
presentaciones sobre la moral, el alcoho- Generalmente la literatura costum-
lismo o la poltica que evidencian una re- brista ha sido ignorada, sin considerar
lacin con la poca histrica. que tuvo un pblico lector y estuvo vi-
gente como perspectiva narrativa y tea-
La llegada de la cultura de masas
tral hasta mediados del siglo XX. No
Alrededor de los aos treinta del siglo ha sido visibilizada por el peso que al-
XX, se estaba produciendo la difusin de canz la narrativa realista de la dcada
algunas formas de la cultura de masas. La de 1930. En las interpretaciones predo-
instalacin de radioemisoras desde aque- minantes de la literatura ecuatoriana, el
lla dcada, con una programacin que costumbrismo fue considerado una co-
inclua la divulgacin del radioteatro, im- rriente literaria, superada en la terce-
plicaba una llegada a pblicos ms am- ra dcada del siglo XX, con la irrupcin
plios que tenan acceso a contenidos cos- de la literatura realista. El costumbrismo,
tumbristas y dramas con contenidos muy es una forma de percibir y describir los
cercanos a la literatura de folletn.6 Esta hbitos y las conductas de la poblacin
literatura fue publicada en Argentina en en el marco de ambientes urbanos y ru-
las primeras dcadas del siglo XX. Sus rales. El escritor o periodista que se ha-
contenidos se refieren predominante- llaba inscrito en esta tradicin, lo haca
mente a situaciones amorosas con his- desde una posicin de observador que
torias sencillas desde una perspectiva elige la crnica y el relato costumbris-
melodramtica en la que se jugaban los ta donde aparecen personajes que son
sentimientos ligados a la felicidad y la fcilmente identificables y reconocibles.
vida cotidiana, aunque tambin emer- Conducen a tipologas que tienen su
gan los dramas pasionales. Eran textos fundamento en la vida social. Un autor
de circulacin masiva, llegando a cen- representativo de esta corriente literaria,
tenares de miles de ejemplares publica- Alfonso Garca Muoz, cre en 1937 el
dos, que contrastaban con los bajos tira- personaje Evaristo que sera exitosamen-
jes de la literatura culta.7 te representado por el actor Ernesto Al-
bn hasta los aos sesenta.8 El mundo

6. Hernn Ibarra y Victoria Novillo, La radio en Quito (1935-1960), Museo de la Ciudad, Quito, 2010.
7. Beatriz Sarlo, El imperio de los sentimientos. Narraciones de circulacin peridica en la Argentina (1917-1927), Nor-
ma, Buenos Aires, 2004.
8. Alfonso Garca Muoz (Quito, 1911-Bogot, 1999) fue el autor de Estampas de mi ciudad, un peridico semanal pu-
blicado entre 1937 y 1938. Promovido como un semanario humorstico, planteaba una historia central protagonizada
generalmente por Evaristo Corral y Chancleta y su familia. Las ilustraciones fueron realizadas por el caricaturista Jorge
Diez. Vase la recopilacin de Garca Muoz, Estampas de mi ciudad, Libresa, Quito, 2004.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 85

social que plante Garca Muoz, en las flas tuvieron amplia acogida; cuando el
Estampas quiteas, estaba dado por un escritor mexicano Jos Revueltas, estuvo
tipo de personajes y lugares que eviden- de paso en Guayaquil hacia el comienzo
ciaban una situacin de fuerte jerarqui- de 1943, observ la atraccin que tenan
zacin social. Las representaciones que las pelculas de Cantinflas en el pblico.12
provean las estampas permitan a los Otros films mexicanos estaban relaciona-
lectores realizar fciles identificaciones dos con la msica cubana y la vida noc-
con personajes y situaciones conocidas. turna, lo que se conoce como el cine de
Los lectores se movan en un terreno se- rumberas. Este acceso al cine mexicano,
guro y familiar. Desde la esfera doms- provey de modelos masculinos y feme-
tica que apareca como el eje central de ninos de belleza diferentes a los del cine
la vida diaria, los personajes hacan una norteamericano. Adems, los circuitos
vida pblica en las calles, plazas, fon- internacionales de espectculos, la radio
das, mercados, cantinas y chicheras. y la industria fonogrfica local, difundan
Solo se ambientaban, ocasionalmente, la msica caribea y colombiana, pro-
los espectculos pblicos. moviendo referencias distintas a la msi-
Adicionalmente, se viva la poca de ca nacional.
oro del cine mexicano (1932-1956), las Las industrias culturales, a travs del
pelculas mexicanas se exhibieron cre- cine, la radio y las historietas, masifica-
cientemente en los cines de las ciudades ron determinadas concepciones de lo po-
ecuatorianas. Por lo menos desde 1938, pular. Entre estas representaciones se en-
los cines Capitol, Bolvar y Variedades di- cuentran las tiras cmicas de dibujantes
fundieron exitosamente el cine mexicano ecuatorianos que aparecieron con cierta
en Quito. Estos films acerca de charros, regularidad en la prensa ecuatoriana. Sin
temas pasionales y la vida popular urba- embargo, su posicin era bastante subor-
na, alcanzaron una inmensa populari- dinada ante el predominio de las contri-
dad.9 Esa poca de oro instal imgenes buciones extranjeras en las pginas de ti-
y personajes que lograron una duradera ras cmicas. Se debe mencionar que la
influencia. Una pelcula emblemtica famosa tira cmica Condorito empez
es Nosotros los pobres (1947) con Pedro a publicarse en Chile en la revista Okey
Infante en el papel de Pepe el Toro.10 La desde 1948 y la primera recopilacin en
pobreza de un vecindario urbano se lle- libro apareci en 1955 con gran xito.
va con dignidad y banda sonora. No es El elenco de personajes y los ambientes
sorprendente entonces que Jalisco no te tratados en Condorito, terminaron por
rajes, haya sido una de las pelculas con incorporarse a los modos locales de ex-
ms espectadores en Guayaquil hacia presin humorstica en Amrica Latina.
1942.11 Asimismo, las pelculas de Cantin

9. Victoria Novillo, Vnculos entre Mxico y Ecuador con respecto a la produccin cinematogrfica y radial de ambos
pases (1900-1970), et. al., Ecuador y Mxico. Vnculo histrico e inter-cultural (1820-1970), Museo de la Ciudad,
Quito, 2010, p. 58.
10. Carlos Monsivis, La cultura mexicana en el siglo XX, El Colegio de Mxico, Mxico D.F., 2010, p. 321.
11. El Telgrafo, 10 de enero de 1943.
12. Menciona Revueltas que El pblico hace fila ante las taquillas de los salones cuando se anuncia una pelcula de
Cantinflas, y despus comenta con calor las virtudes de nuestro gran cmico. Vase Jos Revueltas, Aproximacin a
la costa ecuatoriana [1943], Suplemento sobre Mxico en El Comercio, 15 de septiembre de 2005.
86 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

La circulacin de historietas produ- culturales desde una visin moralizante.


cidas en otros pases, haba logrado ya Esto coincida parcialmente con el enfo-
un considerable alcance, no solo por que conservador y de la Iglesia catlica
su venta, sino por la diseminacin me- de la mala prensa. Algo que puede ser
diante su alquiler en lugares pblicos contrastado con las posturas de Adorno
que tambin eran sitios de lectura. Una y Horkheimer, tericos de la escuela de
nota de la revista Verdad en 1954, se- Frankfurt, que hacia los aos cincuen-
alaba que (...) el Presidente de la Re- ta, haban emprendido una crtica a las
pblica ha emprendido en una verdade- industrias culturales norteamericanas.15
ra purga de revistillas como Cuentos de La suya era una perspectiva que vea la
Brujas, Ja Ja, Dick Tracy, Accin Polica- amenaza de la trivializacin y mercan-
ca, Dollman, etctera, y se sugera la tilizacin de los productos de la alta
prohibicin de la importacin de estos cultura que produca su masificacin,
mamotretos que hacen saltar la imagi- bastante diferente al enfoque moraliza-
nacin del nio y del adolescente, pre- dor que pona nfasis en la corrosin de
parndole para el camino del vicio, el las costumbres. Se debe mencionar que
asalto y el crimen. Se afirmaba que las despus de 1930, por influencia nortea-
consecuencias eran de tipo moral, con mericana, ocurri en Inglaterra una ma-
los estudios abandonados, la moral por siva produccin de novelas erticas que
los suelos y las taras prematuras al orden eran consumidas por un pblico popu-
del da. Esto se agravaba por la trans- lar. Estos libros de pequeo formato te-
misin de novelas policiales en la radio, nan contenidos pletricos de imagina-
con lo que se completaba un panora- cin sexual.16 Hacia diciembre de 1953
ma de hampa y de miseria para las ge- empez en Estados Unidos la publica-
neraciones del futuro.13 Lo que este co- cin de Playboy, la ya clsica revista
mentario recalca es la creencia de que ertica que en su primera portada pre-
los comics y radionovelas policiales in- sent a Marilyn Monroe quien ya tena
ducen al delito. Estos argumentos mora- una relativa carrera como actriz de cine.
les son muy similares a los que sostuvo, Esta revista trat de identificarse como
en la dcada de 1940, la Liga de la de- una publicacin vinculada a circuitos
cencia en Mxico ante la creciente pu- culturales por incorporar contenidos li-
blicacin de historietas producidas des- terarios.17
de los aos treinta.14
El cuerpo femenino y la moral
Esta opinin negativa, sobre las histo-
rietas y otras formas de la cultura masi- Es relevante considerar una polmi-
va, como modos de corrupcin de la ju- ca sobre la pornografa y la moral que
ventud, era una crtica a las industrias corresponde a la presentacin de es-

13. Folletines y revistas, Verdad, No. 9, Guayaquil, 2 de diciembre de 1954, p. 5.


14. Anne Rubenstein, Bad language, naked ladies, and others threats to the nation. A political history of comic books in
Mexico, Duke University Press, Durham and London, 1998, pp. 80-81.
15. Max Horkheimer y Theodor Adorno, La industria cultural, et. al., Industria cultural y sociedad de masas, Monte Avila
Editores, Caracas, 1974.
16. Richard Hoggart, La cultura obrera en la sociedad de masas, Siglo XXI, Buenos Aires, 2013, pp. 267-277.
17. Ravi Somaiya, Nudes Are Old News at Playboy, New York Times, Oct. 12, 2015, https://www.nytimes.com/2015/10/
13/business/media/nudes-are-old-news-at-playboy.html?_r=0.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 87

pectculos de striptease y pelculas de La censura municipal de Guayaquil,


contenido sexual en las salas de cine autoriz en enero de 1954, la exhibi-
guayaquileas. Por ejemplo, la baila- cin de la pelcula Campamento de nu-
rina argentina Nadia Karamuru, bai- dismo o xtasis de amor.22 Esto desat
l desnuda rodeada de serpientes en el una disputa en la que las sociedades de
teatro Apolo a comienzos de diciem- damas catlicas y otras de las elites gua-
bre de 1953; el espectculo tambin in- yaquileas denunciaron la pornogra-
clua bailarinas nacionales.18 En el Tea- fa y espectculos inmorales en el puer-
tro Coln, se presentaron los desnudos to, pidiendo al Ministro de Gobierno
de Aixa Azahara Bailando al desnudo Camilo Ponce, su intervencin. Se ase-
artstico. Adems el mismo espectcu- guraba que los espectculos y el cine,
lo incluy la pelcula Nudismo en el tr- traen continuas e innumerables y ne-
pico.19 Los circos tambin exhiban bai- fastas propagandas pornogrficas y es-
larinas. Se mencion en El Telgrafo que cenas adems de amorales de psimo
durante una funcin de circo en Yagua- realismo, antiestticas. Y haba un pro-
chi, unas bailarinas semidesnudas bai- blema adicional, puesto que a pretex-
laron mambos junto a un payaso, que to de comercio, se alquilan revistas in-
tomndolas por la cintura, ejecutaba mundas y se las proporciona a los nios,
contorsiones de caderas, propias para envenenando el espritu de los hombres
un espectculo de cabaret.20 Lo que el del porvenir.23 Camilo Ponce, el Minis-
periodista vio fue probablemente a bai- tro de Gobierno respald el reclamo de
larinas con algo cercano al traje de bao las elites guayaquileas y pidi la apli-
que no obstante le produca una res- cacin del Cdigo Penal, ampliando su
puesta pdica. El incisivo comentario de alcance a las publicaciones impresas.24
Roland Barthes, sobre el striptease pari- El ambiente polmico est represen-
sino que corresponde a la misma poca, tado con una caricatura en la que se
lo define como un ejercicio del desnu- observa a los actores involucrados: la
damiento que posee elementos rituales Iglesia, el Ministerio de Gobierno, la
y rutinas que producen un efecto poco sociedad portea, la Casa de la Cultu-
ertico. Y en ciertos escenarios, que han ra, el censor que mira y se deleita con
legitimado el desnudo femenino, pue- la figura femenina. Excepto el Ministro
de ser considerado un trabajo calificado de Gobierno, todos miran hacia un car-
conducente a una carrera.21 tel de anuncio de un espectculo don-

18. El Universo, 2 de diciembre de 1953. Naja Karamuru era el nombre artstico de Juana Orfilia Moreira. Pero ella y su
representante fugaron de Guayaquil incumpliendo los contratos. Vase Empresa Romero Jaime es estafada, El Uni-
verso, 3 de diciembre de 1953.
19. El Universo, 25 de diciembre de 1953.
20. El Telgrafo, 2 de enero de 1954, p. 5.
21. Roland Barthes, Mitologas, Siglo XXI, Mxico D.F., 1988, 7. ed., pp. 152-153.
22. Los anuncios de Campamento de nudismo publicados en El Universo no mencionan al director ni los actores. Pro-
bablemente se trata de la pelcula Garden of Eden (1954) filmada en un campo de nudistas bajo la supervisin de la
Asociacin de Naturistas de Amrica. Esta pelcula estuvo en el centro de una controversia judicial sobre la obscenidad
en Estados Unidos. Vase Ramn Freixas y Joan Bassa, El sexo en el cine y el cine de sexo, Paids, Barcelona, 2000, p.
126.
23. La sociedad portea est alarmada por los espectculos inmorales que se vienen presentando en la ciudad, El Sol,
Quito, 9 de enero de 1954.
24. El Telgrafo, 9 de enero de 1954.
88 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

de una mujer desnuda est de espaldas


(figura 1). La Casa de la Cultura y la so-
ciedad portea tienen el aspecto de mu-
jeres enojadas, lo que subraya atributos
femeninos de proteccin moral. Esta re-
presentacin visual, enfatiza la existen-
cia de un cerrado frente de defensa de
la moral ante el avance de los espect-
culos que poseen contenido ertico. En
La Nacin, apareci una caricatura en la
que se ve a una mujer que simboliza a
la sociedad portea, aferrada a un rbol
que encarna a las autoridades. Con sus
manos, trata de salvar a otra mujer que
personifica a la moral y est ahogndose
en aguas putrefactas que son los espec-
tculos pornogrficos.25 La disputa ha-
ba puesto en discusin el significado de
las normas tradicionales sobre la exhibi-
cin del cuerpo femenino, donde nocio-
nes tales como la obscenidad y la por- 1. Don Claro Mirn. Nudismo, El Universo. Guayaquil,
6 de enero de 1954.
nografa eran manejadas como criterios
basados en valoraciones morales que in-
vocaban a la decencia. Lo obsceno y lo nes separadas para damas y caballeros,
pornogrfico no podan definirse de un y la prohibicin de ingreso a los meno-
modo unnime puesto que dependa del res de edad.27 Pero el 7 de enero, la In-
grado de permisividad y regulaciones vi- tendencia de Polica de Guayas suspen-
gentes.26 di drsticamente la presentacin de la
El Alcalde velasquista de Guayaquil, pelcula y oblig a cambiar la progra-
Pedro J. Menndez Gilbert, ratific la macin de los teatros.28 Fue un triunfo
autorizacin para seguir exhibiendo la circunstancial de las fuerzas moralizan-
pelcula Campamento de nudismo, con tes puesto que, la autoridad del Estado
la indicacin de que se daran funcio- central se impuso sobre la permisividad

25. La caricatura se titula S.O.S. y tiene esta leyenda La Dama: o me ayudan a sacarla de estas aguas hediondas o su
putrefaccin causar serias epidemias, La Nacin, 7 de enero de 1954, p.6.
26. En la dcada de 1950, las opiniones antagnicas a la exhibicin del desnudo femenino en los pases del norte estaban
centradas en si era o no obsceno su presentacin en los medios impresos y audiovisuales. Despus, los lmites entre
erotismo y pornografa fueron objeto de agudas controversias en el feminismo norteamericano en las dcadas de seten-
ta y ochenta del pasado siglo. El erotismo poda aludir al sexo que implicaba una reivindicacin del placer, mientras
que la pornografa fue asociada a la dominacin masculina y la violencia contra la mujer en las corrientes feministas
anti pornografa. Pero la frontera entre el erotismo y la pornografa quedaba situada de modo borroso por las variadas
interpretaciones implicadas que tenan derivaciones legales y regulatorias. Vase Raquel Osborne, La construccin
sexual de la realidad, Ctedra, Madrid, 2002, 2. ed., pp. 28-30.
27. Alcalde encontr solucin en la cuestin exhibicin de pelculas consideradas como no apropiadas, La Nacin,
Guayaquil, 7 de enero de 1954.
28. Por disposicin del Ministerio de Gobierno se impidi ayer la exhibicin de la pelcula Campo de nudismo, El Uni-
verso, 8 de enero de 1954, p. 4.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 89

de la Censura Municipal de Guayaquil,


a los espectculos de contenido sexual.
Imaginar al pueblo
La representacin del pueblo surgi
como la invocacin a un actor al que
se atribuan opiniones polticas en un
perodo de ampliacin de la participa-
cin electoral. Las imgenes iniciales de
Juan Pueblo, un personaje del alma
guayaquilea conocido como un hom-
bre de rasgos cadavricos, pies descal-
zos, sombrero y pantaln rados jun-
to a un perro flaco han sido atribuidas
al caricaturista guayaquileo Jaime Vir-
gilio Salinas (1900-1959).29 Esta carac-
terizacin generalmente serva como un
recurso valorativo que permita mostrar
lo positivo y lo negativo, asumiendo que
era un portavoz de la opinin popular. 2. Galo Galecio, Un triste despertar, El
Adems, revelaba una identidad con la Sol. Quito, 7 de enero de 1954.
nacin y los ideales republicanos. Juan
Pueblo haba emergido como la con- cio mostr a Juan Pueblo con una ms-
densacin de un actor colectivo que cara de payaso a comienzos de 1954, si-
estaba siendo invocado en los discur- tundolo en una escena cotidiana. En la
sos polticos. Despus de 1930, el pue- caricatura, titulada Un triste despertar,
blo fue un significante fundamental de al igual que un pasillo ecuatoriano, el
los discursos de Velasco Ibarra y sobre pueblo aparece con una mscara en un
todo de Concentracin de Fuerzas Po- costado y vestido con un traje de paya-
pulares (CFP), que en los aos cincuen- so. Dice: Ahora si soy un pobre payaso
ta y sesenta proces una representacin que no vals. Unos papeles con deudas
simblica del pueblo opuesto a las oli- y unas copas por el suelo, ilustran el fin
garquas.30 de una temporada de inocentes.
Galo Galecio (1908-1993), utiliz ex- La caricatura est conectada a un art-
tensamente la imagen de Juan Pueblo culo de opinin de Pancho Verde, Paya-
en sus caricaturas como un significan- so que no vals:
te que poda adoptar significados polti- Hoy, en triste caravana, todos vamos en
cos liberales y de la identidad nacional. retorno a la realidad. A esta realidad de
Pero tomando el instante depresivo del desfallecimientos, de contrariedades. De
fin de la temporada de inocentes Gale- ingratitudes y de miserias. La ciudad ha

29. Juan Pueblo, personaje del alma guayaquilea, El Universo. Guayaquil, 25 de julio de 1998. No siempre Juan Pueblo
era flaco y estaba descalzo. En la revista Cocoric, Salinas represent a Juan Pueblo en 1932 con zapatos y un cuerpo
robusto. Ver H. Ibarra, Trazos del tiempo. La caricatura poltica, p. 23.
30. Rafael Guerrero, Regionalismo y democracia social en los orgenes del CFP, CAAP, Quito, 1994.
90 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

escondido una vez ms su traje domini-


cal en el oscuro armario. Y esconder tam-
bin por un ao sus entusiasmos de vieje-
cita traviesa.31
Ms o menos por ese tiempo, Ral An-
drade, consideraba que los payasos que
aparecan en la temporada de inocen-
tes, eran agresivos a diferencia de otros
tiempos cuando imperaba un humoris-
mo de mayor ingenio, la cortesa y me-
nor consumo de alcohol.32 Esta aprecia-
cin alude a un cambio de poca en
Quito con la decadencia de la tempora-
da de inocentes.
Mirando el alcoholismo
En los barrios populares y la periferia
de Quito, existan chicheras y guarape- 3. [Galo Galecio]. Guarapo, Diario del
ras. Las autoridades sanitarias realiza- Ecuador, Quito, 17 de enero de 1956.

ron desde 1940 una persecucin sis-


temtica a estos establecimientos que gadas del control; sectores religiosos e
frecuentados por indgenas y sectores intelectuales que opinaban sobre el al-
populares, eran parte de la cara tradicio- coholismo de los sectores populares.
nal de la ciudad que buscaba ser elimi- Las dos bebidas industrializadas ms
nada.33 El guarapo, una bebida fermen- importantes eran el aguardiente y la cer-
tada del jugo de caa, era considerado veza. El aguardiente de caa era produ-
por las autoridades de control un txi- cido por destileras localizadas en las
co por los ingredientes usados en su pre- ciudades y alambiques rurales. El Estan-
paracin. En la caricatura, un expende- co de aguardiente controlaba la produc-
dor est junto a un barril de guarapo con cin y circulacin del aguardiente de
huesos y zapatos que se aseguraba ha- contrabando que proveniente de las zo-
ber encontrado en los recipientes de al- nas tropicales y subtropicales del Ecua-
macenamiento. dor, se consuma en las zonas urbanas y
La cuestin del consumo de bebidas rurales. En cuanto a la cerveza, en la d-
alcohlicas, era un asunto en el que es- cada de 1950 se haba consolidado el
taban involucrados los intereses de la in- control del mercado nacional de la cer-
dustria licorera; los afanes fiscales por la veza con la marca Pilsener de Guaya-
necesidad de recaudar impuestos; las quil y la declinante presencia de la cer-
autoridades locales y nacionales encar- vecera Victoria de Quito.34

31, El Sol, Quito, 7 de enero de 1954.


32. Ral Andrade, La decadencia de la mscara [1955], en Claraboya, Banco Central, Quito, 1990, pp. 217-218.
33. Eduardo Kingman y Ana Mara Goetschel, Chicheras, guaraperas y cantinas, en Edgar Freire (comp.), Quito tradi-
ciones, testimonio y nostalgia, Libresa, Quito, 1993, p. 129.
34. Graciela Schamis, Concentracin industrial y transformacin agrarias. El caso de la agroindustria cervecera en Ecuador,
FLACSO, Quito, 1980, p. 121.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 91

Atribuye al indgena la creencia de


que un cambio social puede venir
de la intervencin divina ante la fal-
ta de intervencin estatal.
Los lugares de consumo de cer-
veza y aguardiente eran las canti-
nas donde imperaban consumidores
provenientes de los sectores medios
y populares urbanos. En tanto que
la chicha y el guarapo era consumi-
do en chicheras donde predomi-
naban los indgenas. A comienzos
de la dcada de 1950 se identifi-
caron 3.720 cantinas y estanquillos
en Quito y 6.800 en la provincia de
Pichincha.35 Las cantinas han sido
evocadas como espacios muy vita-
les de sociabilidad masculina de las
capas medias y populares.36 Mien-
tras que las chicheras se mencio-
naron frecuentemente como luga-
res obscuros y lgubres localizados
en las zonas populares y las perife-
rias de Quito. La chicha es una be-
bida producida a partir del maz y
4. Avispa, Como festejarn las navidades, La Calle, No. 40. puede ser consumida en forma in-
Quito, 21 de Diciembre de 1957, p. 34.
mediata a su preparacin o despus
Unas vietas de Gonzalo Mendo- de un proceso de fermentacin. Sus
za (Avispa, 1934-2006), contrastan el usos rituales y festivos han sido caracte-
festejo navideo en los distintos grupos rsticos de las sociedades andinas desde
sociales: los ricos, los pobres, el indio. la poca pre hispnica. Segn Blanks-
Todos beben licores de acuerdo a su sta- ten, quien conoci zonas rurales de la
tus social. La imagen del indio lo mues- sierra en 1948, la chicha era la bebida
tra de rodillas, haciendo una plegaria al de las fiestas indgenas donde partici-
cielo y un mate de chicha regado al lado paban activamente los sacerdotes de la
(figura 4). La leyenda correspondien- Iglesia catlica. En estas circunstancias
37

te dice: El indio muy embriagado ele- de distintas pautas de consumo de be-


va triste plegaria: si el gobierno me ha bidas alcohlicas, prevaleca una visin
engaado, haz t la Reforma Agraria!. prejuiciada que resaltaba el alcoholis-

35. Jos Cruz Cueva, Higiene mental del empleado pblico, Archivos de Criminologa, Neuro-Psiquiatra y Disciplinas
Conexas, 2. poca, vol. III, No. 4, enero-marzo 1955, p. 594.
36. Nicols Kingman, Elega de la taberna urbana, en Edgar Freire (comp.), Quito: tradiciones, testimonio y nostalgia, T.
V., Libresa, Quito, 2004, pp. 360-364.
37. George Blanksten, Ecuador: Constitutions and Caudillos, University of California Press, Berkeley, 1951, p. 18.
92 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

mo de los indgenas como uno ms de


sus defectos. Una voz que buscaba re-
lativizar esta creencia del alcoholismo
indgena fue la de Segundo Maiguash-
ca, quien sostuvo que la borrachera es-
taba en todos los grupos sociales y que
el indio borracho es menos, muchsi-
mo menos cargante y peligroso que el
blanco y el mestizo en las mismas con-
diciones.38 En un anlisis de las condi-
ciones sociales de los empleados pbli-
cos, se indica que estos tambin tenan
costumbres de ingesta alcohlica los fi-
nes de semana que incidan en su vida 5. Marko, Silvestre, No sea hueso, I, No. 3. Quito,
familiar y sus ingresos.39 1955(?), p. 19.

La participacin poltica
Algunas concepciones sobre la menta-
lidad poltica en los sectores populares,
atribuyen a estos una vinculacin utili-
taria con la poltica. Silvestre, es un per-
sonaje que apareci en la revista No sea
hueso. Tiene rasgos indgenas, viste pon-
cho y est descalzo. En una secuencia
de vietas se aprecia su astuto manejo
de la participacin poltica. Se vincula a
un comit electoral y recibe propaganda
para pegar. Pero resuelve utilizar los car-
teles para empapelar su cuarto (figura 5).
As, la propaganda electoral termina en
6. Don Claro Mirn, Agrrate
un espacio privado que ha sido politiza- como puedas electoral [Minuto
do de manera decorativa. Una identifi- Grfico], El Universo. Guayaquil,
2 de noviembre de 1958, p.4.
cacin poltica circunstancial satura un
ambiente privado. chador tcnico frente al rudo, o la
Una contienda electoral local en Gua- personificacin de la bondad frente a la
yaquil, es graficada recurriendo a lu- maldad. Dice Barthes que como espec-
chadores de catchascn, un espectcu- tculo de simulacin, se espera que en
lo popular que enfrenta a luchadores el catchascn el luchador realice exac-
que usan formas de combate como las tamente los gestos que se esperan de
llaves que inmovilizan al adversario. l.40 Los candidatos al Concejo Muni-
En los combates siempre aparece el lu- cipal de Guayaquil toman los nombres

38. Segundo Maiguashca, El indio, cerebro y corazn de Amrica, Fray Jodoco Ricke, Quito, 1949, p. 54.
39. Jos Cruz Cueva, Higiene mental, p. 596.
40. Roland Barthes, Mitologas, p. 14.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 93

calles en torno a cues-


tiones de la vida diaria,
aunque ocasionalmen-
te irrumpen en sus vi-
das los temas polticos,
cuando hay que usar
palancas o tomar deci-
siones como votantes.
Los temas tratados en
las vietas de Lo que
se ve, se refieren a si-
tuaciones en los mer-
cados, buses, la calle y
8. Miguel Angel Gmez. Lo que se
los espacios pblicos.
7. Miguel Angel Gmez. Lo que se ve, El Universo. Guayaquil, 11 de Tambin son comenta-
diciembre de 1958, p. 25.
ve, El Universo. Guayaquil, 25 de rios casa adentro. Siem-
enero de 1954.
pre se contraponen los
de luchadores. El profesor Eusebio Ma- ejemplos de malas costumbres frente a
cas aparece como El atropellador, la principios que implican las buenas cos-
lista 2-3 como El Cavernario, el velas- tumbres. Un claro contraste entre el co-
quismo como El triturador, y el CFP es brador de un bus que maltrata a pasaje-
El quebrantahuesos. La incgnita es ros de otro sector social se presenta en
El enmascarado que Juan Pueblo mira una vieta. El cobrador est caracteri-
con sospecha (figura 6). Sin embargo, la zado por su gestualidad agresiva y len-
mayor sorpresa fue la eleccin del pro- guaje vulgar (figura 7). Se juzga la con-
fesor Eusebio Macas como concejal en ducta de un patn desde la opinin de
las elecciones seccionales de 1958. Uti- unos personajes de clase media ofendi-
lizaba una bicicleta en la que se despla- dos. Los malos modales del cobrador de
zaba y realizaba sus campaas polticas. bus aparecen como un comportamien-
Fue candidato del movimiento Concen- to reprobable.
tracin Revolucionaria Nacional (CRN) Una vieta sobre el alto costo de la
que obtuvo una votacin ms alta que vida, muestra un dilogo entre un ama
la registrada por los candidatos de la iz- de casa y su empleada negra. Para el
quierda. ama de casa, existe una responsabilidad
poltica en los altos precios, una creen-
Observando el mundo urbano cia firmemente vigente en aquel tiempo
Entre 1940 y 1960, el caricaturis- (figura 8). Desde una situacin de jerar-
ta guayaquileo Miguel ngel Gmez quizacin racial surge una explicacin
(1906-1994), mantuvo en El Universo la sobre las causas de los altos precios.
tira cmica Saeta y Rafles y, Lo que Cuando se enfocan temas de tipo po-
se ve, unas vietas sobre costumbres ltico, estos se refieren al funcionamien-
urbanas. Saeta y Rafles son dos perso- to de las oficinas y servicios pblicos.
najes cercanos a una idea de clases me- Surge la desconfianza en los polticos y
dias bajas, que realizan acciones loca- la justicia. Se trata de una crtica al Es-
lizadas en el espacio domstico y las tado desde la perspectiva del funciona-
94 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

miento administrativo,
evidenciado en la mala
atencin y negligencia
de los empleados p-
blicos, los actos de co-
rrupcin y el deterioro
de los servicios. Repre-
senta el punto de vista
de los usuarios de los
servicios pblicos. En la
vieta rotulada Servi-
cios pblicos en manos
de la demagogia y la
politiquera, dos usua- 9. Miguel Angel Gmez. Lo que se 10. Miguel Angel Gmez. Lo que se
rios comentan sobre la ve, El Universo. Guayaquil, 10 de ve, El Universo. Guayaquil, 5 de fe-
enero de 1959, p. 19. brero de 1959, p. 19.
interferencia de la pol-
tica en los servicios (figura 9).
Dos usuarios vestidos de terno y cor- locutor costeo es Bananito, un per-
bata se quejan de la grosera y el des- sonaje que ocasionalmente va a la cr-
plante de los empleados pblicos que cel. Una serie que dur varios das tuvo
adoptan modales atribuidos a la patane- a Meyoco como conscripto y se basaba
ra (figura 10). Es una crtica a las ruti- en las vivencias del caricaturista cuan-
nas burocrticas que carecen de un trato do fue a la conscripcin. Se puede in-
amable al pblico donde no se observan ferir que Bananito es una persona de
las pautas de urbanidad. Esta forma de origen rural. Estos dos personajes expre-
vestir muy formal, indica una posicin san a dos tipos de raz popular serrana
social de clase media. y costea que han establecido vnculos
En la pgina de tiras cmicas de El Te- de amistad. Meyoco y Bananito estn en
lgrafo, apareci Meyoco, modo de una exposicin de pintura y observan un
escribir melloco transformando la ll cuadro con una mujer parcialmente des-
en y de acuerdo a una convencin lin- nuda en una playa que dice Esto, y
gstica costea. Luis Peaherrera cre Meyoco se sorprende porque una mujer
este personaje indgena serrano en Gua- es to (figura 11). Son pues las relacio-
yaquil. Las primeras caricaturas publi- nes entre espectadores populares y una
cadas en diciembre de 1958, presentan obra pictrica sobre un paisaje de vera-
al personaje con sombrero y poncho. no que produce malentendidos. Se plan-
Este indgena con trenza que habla mal tea una brecha interpretativa en la apre-
el castellano, es un modo de represen- ciacin de una obra de arte proveniente
tar la cultura indgena serrana. El mun- de la alta cultura.
do de Meyoco es el de los trabajos oca- En otra secuencia, Bananito est con
sionales que le dan el diario sustento, y su to un veterinario y le presenta a
las circunstancias que le hacen mostrar Meyoco. Este se sorprende por los mo-
su inventiva para obtener dinero. Se re- dales del profesional que le dice para
laciona con otros habitantes urbanos y servirle provocando el desconcier-
circula en diversos escenarios. El inter- to de Meyoco al no entender el alcan-
Ecuador dEbatE 100 / tema central 95

dio urbano, mantenan


importantes lazos con
sus comunidades de
origen.41
Un tipo popular qui-
11. Luis Peaherrera. Meyoco, El Telgrafo. Guayaquil, 19 de junio de 1959, teo, Canuto, se pu-
p. 18. blic en Diario del
Ecuador. En esta tira
cmica, Nelson Jco-
me su autor le pre-
sent vestido con cha-
queta, camiseta y un
12. Luis Peaherrera. Meyoco, El Telgrafo. Guayaquil, 25 de junio de 1959, pequeo sombrero.
p. 18.
Sus situaciones sue-
len ser embarazosas o
ridculas y desempe-
a mltiples ocupacio-
nes: vendedor, mese-
ro, oficinista. Tambin
13. Nelson Jcome. Don Canuto, Diario del Ecuador. Quito, 4 de marzo de posee una capacidad
1961, p. 11. de conquista a las mu-
jeres. Es un personaje
que insina la imagen
del chulla quiteo.
Una secuencia mues-
tra que Don Canuto
es atropellado y mue-
re. Va al cielo y es n-
14. Nelson Jcome. Don Canuto, Diario del Ecuador. Quito, 21 de marzo de 1961, gel, pero despus se
p. 11.
torna en diablo por-
ce de una frase de cortesa que proviene que al recibir un auto en el cielo atrope-
de un superior (figura 12). Las relacio- lla a san Pedro en un accidente celestial.
nes de jerarqua aparentemente han sido Estas representaciones metafricas se ha-
trastocadas con un gesto corts, puesto llan inscritas en elementos simblicos de
que servir a otra persona podra tener la cultura catlica.
un sentido de sujecin y dependencia. En un accidente, Don Canuto cae en
En Guayaquil, los indgenas trabajaban un bache, cuando est pensando en el
de cargadores y como trabajadores de estado de las obras pblicas (figura 14).
la construccin. Un breve estudio sobre Es un modo figurado de criticar a la ad-
migrantes indgenas de Caar, muestra ministracin pblica. De modo tangen-
que aunque se haban adaptado al me- cial asoma lo poltico a travs de la vida
cotidiana.

41. Javier Espinosa Zevallos, Aculturacin de indgenas en la ciudad de Guayaquil, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Gua-
yaquil, 1965.
96 Hernn Ibarra / Representaciones de la cultura popular en la caricatura poltica ecuatoriana

Estas tiras cmicas nacionales publi- de que la cultura haca referencia a una
cadas en los diarios ecuatorianos, tenan formacin del gusto y una asimilacin
un espacio marginal frente a aquellas de cnones estticos que implicaban la
producidas en Estados Unidos, Argenti- apreciacin del arte y los productos lite-
na y Mxico. Evidencian adems conte- rarios. Lo popular vena a ser concebido
nidos locales. Meyoco sita un punto de como lo inculto. Por eso es que, los su-
vista de la insercin de personajes po- jetos populares solo eran susceptibles de
pulares en Guayaquil, en tanto que Don ser educados o instruidos en la asimila-
Canuto muestra a un individuo cercano cin de las formas ms elaboradas de lo
a un tipo de clase media baja en Quito. artstico.
La masiva circulacin de historietas Esta aproximacin al tratamiento de
producidas sobre todo en Mxico, como la cultura popular en la caricatura pol-
el pas donde se traducan los ms famo- tica, circunscrita a un momento histri-
sos comics provenientes de Estados Uni- co especfico, tiene la dificultad del es-
dos, junto a otras de autores y dibujantes caso conocimiento disponible sobre los
mexicanos, plantea una condicin rela- medios impresos y la cultura popular
cionada con las industrias y los merca- como expresiones materiales y simbli-
dos culturales que tambin ya habamos cas. Por eso, enfocar la caricatura polti-
mencionado con la difusin del cine. Al ca, que situaba temas del mundo popu-
respecto sostiene Sassoon, que los pa- lar, implica un acercamiento indirecto
ses con fuertes mercados internos cultu- que inserta estas imgenes en los pro-
rales estn en capacidad de exportar sus cesos histricos y las concepciones cul-
productos hacia otros pases. Mientras turales predominantes, entre las que se
que pases con dbiles mercados cultu- destacan imaginarios costumbristas jun-
rales se convierten en receptores de pro- to a ideas convencionales acerca de la
ducciones externas.42 El caso del Ecua- moralidad y las buenas costumbres.
dor fue el de un dbil mercado cultural La caricatura poltica es una repre-
condicionado por las altas tasas de anal- sentacin grfica de acontecimientos o
fabetismo y una oferta de productos cul- personajes polticos. Expresa una mira-
turales impresos que llegaba a pblicos da efmera sobre los acontecimientos,
reducidos dada la segmentacin esta- muy dependiente del medio impreso en
mental de la sociedad. que aparece. Procesa eventos y persona-
jes polticos, as como situaciones que
Nota final
carecen de una definicin poltica o se
A mediados del siglo XX, se produjo han politizado transitoriamente. Como
una parcial modernizacin social con el un modo de visualizacin que delimita
incremento de las migraciones, una ma- lo poltico y lo no poltico, la vida pri-
yor urbanizacin y un cierto retroceso vada y muchos eventos sociales que se
del analfabetismo. Pero; en medio de una encuentran fuera de la poltica, tambin
slida jerarquizacin social y clasifica- pueden ser transitoriamente politizados.
ciones raciales, predominaba una nocin

42. Donald Sassoon, Acerca de los mercados culturales, New Left Review, No. 17, noviembre-diciembre 2002, Madrid,
pp. 86-98.
Ecuador dEbatE 100 / tema central 97

El pasado tiene determinadas fuentes Cruz Cueva, Jos


que nos permiten conocerlo, y una ca- (1955) Higiene mental del empleado pbli-
ricatura, contribuir a distinguir una re- co, Archivos de Criminologa, Neuro-Psi-
quiatra y Disciplinas Conexas, 2. poca,
presentacin particular que se hizo de vol. III, No. 4, enero-marzo, pp. 583-599.
eventos remotos. Las caricaturas y otras Espinosa Zevallos, Javier,
imgenes visuales son indicativas de la (1965) Aculturacin de indgenas en la ciudad
distancia social que impera en una cir- de Guayaquil, Casa de la Cultura Ecuato-
cunstancia histrica determinada. En riana, Guayaquil.
tanto que los caricaturistas, se encontra- Freixas, Ramn y Joan Bassa,
(2000) El sexo en el cine y el cine de sexo, Pai-
ban situados en una posicin ligada a la ds, Barcelona.
alta cultura, miraban a lo popular como Garca Canclini, Nstor
un motivo a ser interpretado. (1990) Culturas hbridas. Estrategias para entrar
Algunos aspectos de la cultura popu- y salir de la modernidad, Conaculta/Gri-
lar, figurados en las caricaturas publica- jalbo, Mxico D.F.
das en peridicos y revistas ecuatorianas Garca Muoz, Alfonso
hacia mediados del siglo XX, fueron oca- (2004) Estampas de mi ciudad, Libresa, Quito.
Gombrich, E.G.
sionales. La tendencia predominante de (1998) El arsenal del caricaturista, en Medita-
los medios impresos ecuatorianos era li- ciones sobre un caballo de juguete y otros
beral y los caricaturistas se hallaban muy ensayos sobre la teora del arte, Madrid,
cerca de esta corriente, con excepciones. Editorial Debate.
Nuestro anlisis procur situar de mane- Guerrero, Rafael
ra contextual como determinadas im- (1994) Regionalismo y democracia social en los
orgenes del CFP, CAAP, Quito.
genes sobre lo popular evidenciaban en Hoggart, Richard
realidad las concepciones y smbolos que (2013) La cultura obrera en la sociedad de ma-
portaban los caricaturistas. Condiciona- sas, Siglo XXI, Buenos Aires.
dos por el ambiente de una sociedad je- Horkheimer, Max y Theodor Adorno,
rarquizada, sus dibujos revelan una am- (1974) La industria cultural, et. al., Industria
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