A Que Llamamos Folklore

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Informe de Lectura

Historia II, Magister en Interpretación, 2do Semestre 2019

Facultad de Artes Universidad de Chile

Profesor: Álvaro Menanteau

Alumno: Patricio Álvarez

¿A que llamamos folklore? (Julio Mendivil)

El texto de Julio Mendivil presenta la discusión del concepto Folklore que según la
Real Academia es “el conjunto de creencias, costumbres, artesanías, etc., la ciencia
que estudia estas materias”. Hoy en día esta definición se aleja bastante de lo que
realmente es el Folklore.

La génesis de este vocablo fue propuesto en 1846 por John William Thoms para
denotar prácticas culturales marginales y en peligro de extinción al ser enfrentadas
a la expansión de las administraciones nacionales. Conocimiento opuesto a lo
universitario siendo funcional venido del pueblo que era transmitido de forma oral
y anónima. Reproduce manifestaciones culturales del pasado.

Para la canadiense Bárbara Kirshenblatt – Gimblett el concepto de folklore nace de


la añoranza que nos heredo el romanticismo europeo. Opositor al racionalismo,
propugnaba un retorno a los orígenes que se encontraba en un mundo rural e
incontaminado. También esta concepción acarreaba una actitud normativa por
parte del Estado o la academia que transformaba dichas tradiciones en piezas de
museos. Por ejemplo las recopilaciones de canciones y cuentos folklóricos
alemanes del S XIX estudiado por Philip Bohlman, así también ocurre en
latinoamerica con la recopilación de dichos, leyendas y canciones.

El folklore en los círculos intelectuales no nace como una valoración de productos


culturales injustamente ignorados sino como proyectos oficiales para su
apropiación por parte del Estado. Por ejemplo en los Estados Unidos se crea la
American Folklore Society que profesionalizo a los recolectores de reliquias
culturales, lo cual alejó la definición del folklore a solo las prácticas sociales sino
también al almacenaje de estas recolecciones por parte del Estado.
En los países socialistas la música folklórica pasó a formar parte de los
conservatorios de música perdiendo las prácticas rurales que la habían inspirado,
transformando las expresiones culturales de las minorías étnicas en versiones
coreográficas convirtiéndolas en un espectáculo de representación política.

Desde mediados del siglo XX la industria musical se ha apropiado del concepto


“Folklórico” al promover estilos provenientes de tradiciones antiguas. Esto ha
generado la expresión “música folklórica” como termino del vulgo para identificar
canciones anónimas de siglos pasados o canciones de moda que se han hecho
famosas en tiempos actuales.

El ingreso de las tecnologías en la recuperación de obras de tradición oral ha


transformado el concepto académico de concebir el folklore. Richard M. Dorson
afirma que el empleo de estas tecnologías también formaban parte de este nuevo
folklore.

En América Latina suele creerse que el folklore es cultura viva aunque también sea
patrimonio, institucionalización del saber popular, mercancía comercial e
instrumento político.

La “autenticidad” de las expresiones culturales a través del folklore opera como un


censor para valorar o despreciar productos artísticos. Entre los criterios esta la
espontaneidad para otros esta la funcionalidad colectiva, para otros la adscripción
a un programa político libertario.

Para la etnomusicología el concepto del folklore ha sido desechado y reemplazado


por el de “música tradicional”, así también se han obviado la expresiones
folklóricas mediáticas y profesionales generadas por el aparato estatal socialista,
por considerarlas “inauténticas”.

Finalmente se ha optado por valorar y estudiar tanto las músicas que escuchan los
ciudadanos en las urbes (Kjarkas – Bolivia) así como de la enseñanza escolar
impulsada por el estado (Ucrania).

Son valorables en esta apreciación del folklore tanto las políticas disciplinarias con
que nos educa la administración nacional, así como las prácticas interpretativas
con que los músicos buscan brindar “autenticidad” para así cautivar a su público.
Comentarios

El texto analizado grafica de manera muy metódica y clara el devenir del concepto
“Folklore”, al realizar este presentación el autor logra evidenciar las diferentes
etapas que ha vivido este concepto a lo largo de la historia, desde su creación en la
mitad del siglo XIX hasta la época actual que ya su definición ha sido transformada
a “música tradicional”, que también genera desencuentros y poco consenso.

Me parece muy interesante la visión que se presenta con respecto a la utilización


de los Estados de este “Folklore” y su apropiación, lejana a la espontaneidad que
debiera tener esta expresión cultural.

Sin ir más lejos se puede ejemplificar lo anterior con la utilización de la “música


folklórica” por parte del Estado acá en Chile. El movimiento del “Canto Nuevo”
fue una carta de presentación de los ideales y políticas de lo que fue la Unidad
Popular, así como también la exposición de grupos como “Los cuatro cuartos “y
“Huasos quincheros” fueron la postal que nos acompañó toda nuestra infancia
durante la dictadura de Augusto Pinochet.

A mi parecer la utilización de estos iconos para transmitir el sentimiento de


nacionalismo y cultura folklórica, es una mala forma de acceder del pueblo al
folklore de Chile, ya que se pierde la espontaneidad e importancia que tiene esta
expresión para las comunidades en su individualidad y autenticidad.

Concuerdo en la utilización del término “música tradicional” para poder abarcar


las expresiones representativas de las diversas culturas en el mundo, así como el
hecho de descartar esta utilización que hizo el Estado de las prácticas folklóricas.

La valoración de la música que accede el ciudadano de la urbe siempre va a ser


importante si trae consigo una real y preocupada presentación por parte de los
artistas que la ejecutan. También es fundamental, como dice en el texto, formar a
las generaciones más jóvenes para lograr un marco cultural más amplio para sus
vidas.

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