Poesía Moral

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Gngora pues dura pocas ms horas

Aprended, flores, en m que rayos tiene de estrella;


lo que va de ayer a hoy, si el mbar florece, es ella
que ayer maravilla fui la flor que l retiene en s.
y hoy sombra ma aun no soy. Aprended, flores, en m
lo que va de ayer a hoy,
La aurora ayer me dio cuna, que ayer maravilla fui,
la noche atad me dio; y hoy sombra ma aun no soy.
sin luz muriera si no
me la prestara la luna: El alhel, aunque grosero
pues de vosotras ninguna en fragancia y en color,
deja de acabar as, ms das ve que otra flor,
aprended, flores, en m pues ve los de un mayo entero:
lo que va de ayer a hoy, morir maravilla quiero
que ayer maravilla fui, y no vivir alhel.
y hoy sombra ma aun no soy. Aprended, flores, en m
lo que va de ayer a hoy,
Consuelo dulce el clavel que ayer maravilla fui,
es a la breve edad ma, y hoy sombra ma aun no soy.
pues quien me concedi un da
dos apenas le dio a l; A ninguna flor mayores
efmeras del vergel, trminos concede el sol
yo crdena, l carmes. que al sublime girasol,
Aprended, flores, en m Matusaln de las flores:
lo que va de ayer a hoy, ojos son aduladores
que ayer maravilla fui cuantas en l hojas vi.
y hoy sombra ma an no soy. Aprended, flores, en m
lo que va de ayer a hoy,
Flor es el jazmn, si bella, que ayer maravilla fui
no de las ms vividoras, y hoy sombra ma an no soy
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
A un pintor flamenco, mientras pintaba su no slo en plata o vola troncada
retrato
se vuelva, mas t y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra,
Hurtas mi vulto y, cuanto ms le debe
en nada.
a tu pincel, dos veces peregrino,
de espritu vivaz el breve lino
Menos solicit veloz saeta
en las colores que sediento bebe,
destinada seal, que mordi aguda;
vanas cenizas temo al lino breve,
agonal carro por la arena muda
que mulo del barro lo imagino,
no coron con ms silencio meta,
a quien, ya etreo fuese, ya divino,
vida le fi muda esplendor leve.
que presurosa corre, que secreta,
Belga gentil, prosigue al hurto noble;
que a su materia perdonar el fuego,
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,

y el tiempo ignorar su contextura. fiera que sea de razn desnuda,

Los siglos que en sus hojas cuenta un roble, cada sol repetido es un cometa.

rbol los cuenta sordo, tronco ciego;


quien ms ve, quien ms oye, menos dura. Confisalo Cartago, y t lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfas
Mientras por competir con tu cabello en seguir sombras y abrazar engaos.
oro bruido, el sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el Mal te perdonarn a ti las horas,
llano
las horas que limando estn los das,
mira tu blanca frente el lilio bello;
los das que royendo estn los aos.
mientras a cada labio, por cogello,
siguen ms ojos que al clavel temprano,
Ayer naciste, y morirs maana.
y mientras triunfa con desdn lozano
Para tan breve ser, quin te dio vida?
del luciente cristal tu gentil cuello;
Para vivir tan poco ests lucida,
goza cuello, cabello, labio y frente,
y para no ser nada ests lozana?
antes que lo que fue en tu edad dorada
Si te enga tu hermosura vana, la suya, que no es tanto de mi parte,
bien presto la vers desvanecida, pudiendo, qu har sino hacello?
porque en tu hermosura est escondida
la ocasin de morir muerte temprana. Qu tengo yo, que mi amistad procuras?
Qu inters se te sigue, Jess mo,
Cuando te corte la robusta mano, que a mi puerta, cubierto de roco,
ley de la agricultura permitida, pasas las noches del invierno oscuras?
grosero aliento acabar tu suerte.
Oh, cunto fueron mis entraas duras,
No salgas, que te aguarda algn tirano; pues no te abr! Qu extrao desvaro,
dilata tu nacer para tu vida, si de mi ingratitud el hielo fro
que anticipas tu ser para tu muerte sec las llagas de tus plantas puras!

Lope Cuntas veces el ngel me deca:


Cuando me paro a contemplar mi Alma, asmate ahora a la ventana,
stado
vers con cunto amor llamar porfa!
y a ver los pasos por do mhan trado,
hallo, segn por do anduve perdido,
Y cuntas, hermosura soberana,
que a mayor mal pudiera haber llegado;
Maana le abriremos, responda,
mas cuando del camino st olvidado,
para lo mismo responder maana!
a tanto mal no s por do he venido;
s que me acabo, y ms he yo sentido
Esta calavera, cuando viva, tuvo
ver acabar comigo mi cuidado.
sobre la arquitectura de estos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
Yo acabar, que me entregu sin arte
los ojos que mirndola detuvo.
a quien sabr perderme y acabarme
si quisiere, y an sabr querello;
Aqu la rosa de la boca estuvo,
marchita ya con tan helados besos;
que pues mi voluntad puede matarme,
aqu los ojos, de esmeralda impresos, Hombre mortal mis padres me
engendraron,
color que tantas almas entretuvo;
aire comn y luz de los cielos dieron,
y mi primera voz lgrimas fueron,
aqu la estimativa, en quien tena
que as los reyes en el mundo entraron.
el principio de todo movimiento;
aqu de las potencias la armona.
La tierra y la miseria me abrazaron,
paos, no piel o pluma, me envolvieron,
Oh hermosura mortal, cometa al viento!
por husped de la vida me escribieron,
En dnde tanta presuncin viva
y las horas y pasos me contaron.
desprecian los gusanos aposento?

As voy prosiguiendo la jornada


No sabe qu es amor quien no te ama,
a la inmortalidad el alma asida,
celestial hermosura, Esposo bello;
que el cuerpo es nada, y no pretende nada.
tu cabeza es de oro, y tu cabello
como el cogollo que la palma enrama.
Un principio y un fin tiene la vida,
porque de todos es igual la entrada,
Tu boca como lirio que derrama
y conforme a la entrada la salida.
licor al alba; de marfil tu cuello;
tu mano el torno y en su palma el sello
A mis soledades voy,
que el alma por disfraz jacintos llama.
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
Ay, Dios!, en qu pens cuando,
dejando me bastan los pensamientos.
tanta belleza y las mortales viendo, No s qu tiene el aldea
perd lo que pudiera estar gozando? donde vivo y donde muero,
que con venir de m mismo
Mas si del tiempo que perd me ofendo, no puedo venir ms lejos.
tal prisa me dar, que un hora amando Ni estoy bien ni mal conmigo,
venza los aos que pas fingiendo. mas dice el entendimiento
que un hombre que todo es alma que los que no son dichosos
est cautivo en su cuerpo. cmo pueden ser discretos?
Entiendo lo que me basta No puede durar el mundo,
y solamente no entiendo porque dicen, y lo creo,
cmo se sufre a s mismo que suena a vidrio quebrado
un ignorante soberbio. y que ha de romperse presto.
De cuantas cosas me cansan Seales son del juicio
fcilemente me defiendo, ver que todos le perdemos,
pero no puedo guardarme unos por carta de ms,
de los peligros de un necio. otros por carta de menos.
l dir que yo lo soy, Dijeron que antiguamente
pero con falso argumento, se fue la verdad al cielo;
que humildad y necedad tal la pusieron los hombres,
no caben en un sujeto. que desde entonces no ha vuelto.
La diferencia conozco En dos edades vivimos
porque en l y en m contemplo los propios y los ajenos;
su locura en su arrogancia, la de plata los extaos
mi humildad en mi desprecio. y la de cobre los nuestros.
O sabe naturaleza A quin no dar cuidado,
ms que supo en este tiempo, si es espaol verdadero,
o tantos que nacen sabios ver los hombres a lo antiguo
es porque lo dicen ellos. y el valor a lo moderno?
"Slo s no s nada", Todos andan bien vestidos,
dijo un filsofo, haciendo y qujandose de los precios,
la cuenta con su humildad, de medio arriba, romanos;
adonde lo ms es menos. de medio abajo, romeros.
No me precio de entendido, Dijo Dios que comera
de desdichado me precio, su pan el hombre primero
en el sudor de su cara de unos hombres que no saben
por quebrar su mandamiento, quin vive pared en medio.
y algunos, inobedientes Sin libros y sin papeles,
a la verguenza y al miedo, sin tratos, cuentas ni cuentos,
con las prendas de su honor cuando quieren escribir
han trocado los efetos. piden prestado el tintero.
Virtud y filosofa Sin ser pobres ni ricos
peregrinan como ciegos; tienen chimenea y huerto;
el uno se lleva al otro, no los despiertan cuidados,
llorando van y pidiendo. ni pretensiones, ni pleitos;
Dos polos tiene la tierra, ni murmuraron del grande,
universal movimiento: ni ofendieron al pequeo;
la mejor vida, el favor; nunca, como yo, firmaron
la mejor sangre, el dinero. parabin ni pascua dieron.
Oigo taer las campanas Con esta envidia que digo
y no me espanto, aunque puedo, y lo que paso en silencio,
que en lugar de tantas cruces y mis soledades voy,
haya tantos hombres muertos. de mis soledades vengo
Mirando estoy los sepulcros, Quevedo
cuyos mrmoles eternos Ah de la vida! Nadie me
responde?
estn diciendo sin lengua
Aqu de los antaos que he vivido!
que no lo fueron sus dueos.
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
Oh, bien haya quien los hizo,
las Horas mi locura las esconde.
porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
Que sin poder saber cmo ni a dnde
se vengaron los pequeos!
la salud y la edad se hayan huido!
Fea pintan a la envidia,
Falta la vida, asiste lo vivido,
yo confieso que la tengo
y no hay calamidad que no me ronde.
Un nuevo corazn, un hombre nuevo
Ayer se fue; maana no ha llegado; ha menester, Seor, la nima ma,
hoy se est yendo sin parar un punto: desndame de m, que ser podra
soy un fue, y un ser, y un es cansado. que a tu piedad pagase lo que debo.

En el hoy y maana y ayer, junto Dudosos pies por ciega noche llevo,
paales y mortaja, y he quedado que ya he llegado a aborrecer el da,
presentes sucesiones de difunto. y temo que hallar la muerte fra
envuelta en (bien que dulce) mortal cebo.
Fue sueo ayer, maana ser tierra:
poco antes nada, y poco despus humo; Tu hacienda soy, tu imagen, Padre, he
sido,
y destino ambiciones y presumo,
y si no es tu inters, en m no creo,
apenas punto al cerco que me cierra.
que otra cosa defiende mi partido.

Breve combate de importuna guerra,


Haz lo que pide verme cual me veo;
en mi defensa soy peligro sumo:
no lo que pido yo, pues de perdido,
y mientras con mis armas me consumo,
recato mi salud de mi deseo.
menos me hospeda el cuerpo, que me
entierra.
Ven ya, miedo de fuertes y de sabios:
Ya no es ayer, maana no ha llegado, ir la Alma indignada con gemido
hoy pasa y es, y fue, con movimiento debajo de las sombras, y el olvido
que a la muerte me lleva despeado. bebern por dems mis secos labios.

Azadas son la hora y el momento, Por tal manera Curios, Decios, Fabios
que a jornal de mi pena y mi cuidado, fueron; por tal ha de ir cuanto ha nacido.
cavan en mi vivir mi monumento. Si quieres ser a alguno bien venido,
trae con mi vida fin a mis agravios.
Esta lgrima ardiente, con que miro Qu mudos pasos traes, oh, muerte fra,
el negro cerco que rodea a mis ojos, pues con callado pie todo lo igualas!
naturaleza es, no sentimiento.
Feroz, de tierra el dbil muro escalas,
Con el aire primero este suspiro en quien lozana juventud se fa;
empec, y hoy le acaban mis enojos, mas ya mi corazn del postrer da
porque me deba todo al monumento. atiende el vuelo, sin mirar las alas.

Mir los muros de la patria ma, Oh, condicin mortal! Oh, dura suerte!
si un tiempo fuertes, ya desmoronados, Que no puedo querer vivir maana
de la carrera de la edad cansados, sin la pensin de procurar mi muerte!
por quien caduca ya su valenta.
Cualquier instante de la vida humana
Salme al campo; vi que el sol beba es nueva ejecucin, con que me advierte
los arroyos del hielo desatados, cun frgil es, cun msera, cun vana.
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurt su luz al da.
Este metal, que resplandece ardiente,
Entr en mi casa; vi que, amancillada, y tanta invidia en poco bulto encierra,
de anciana habitacin era despojos; entre las llamas renunci la tierra,
mi bculo, ms corvo y menos fuerte; ya no conoce al risco por pariente.

vencida de la edad sent mi espada, Fundido ostenta brazo omnipotente,


y no hall cosa en que poner los ojos horror, que a la ciudad prest la sierra,
que no fuese recuerdo de la muerte. descolorida paz, preciosa guerra,
veneno de la aurora y del poniente.
Cmo de entre mis manos te resbalas!
Oh, cmo te deslizas, edad ma! Este en dineros speros cortado,
orbe pequeo, al hombre le compite
los blasones de ser mundo abreviado.

Plida ley que todo lo permite,


caudal perdido cuanto ms guardado,
sed, que no en la abundancia se remite.

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