Poesía Moral
Poesía Moral
Poesía Moral
Los siglos que en sus hojas cuenta un roble, cada sol repetido es un cometa.
En el hoy y maana y ayer, junto Dudosos pies por ciega noche llevo,
paales y mortaja, y he quedado que ya he llegado a aborrecer el da,
presentes sucesiones de difunto. y temo que hallar la muerte fra
envuelta en (bien que dulce) mortal cebo.
Fue sueo ayer, maana ser tierra:
poco antes nada, y poco despus humo; Tu hacienda soy, tu imagen, Padre, he
sido,
y destino ambiciones y presumo,
y si no es tu inters, en m no creo,
apenas punto al cerco que me cierra.
que otra cosa defiende mi partido.
Azadas son la hora y el momento, Por tal manera Curios, Decios, Fabios
que a jornal de mi pena y mi cuidado, fueron; por tal ha de ir cuanto ha nacido.
cavan en mi vivir mi monumento. Si quieres ser a alguno bien venido,
trae con mi vida fin a mis agravios.
Esta lgrima ardiente, con que miro Qu mudos pasos traes, oh, muerte fra,
el negro cerco que rodea a mis ojos, pues con callado pie todo lo igualas!
naturaleza es, no sentimiento.
Feroz, de tierra el dbil muro escalas,
Con el aire primero este suspiro en quien lozana juventud se fa;
empec, y hoy le acaban mis enojos, mas ya mi corazn del postrer da
porque me deba todo al monumento. atiende el vuelo, sin mirar las alas.
Mir los muros de la patria ma, Oh, condicin mortal! Oh, dura suerte!
si un tiempo fuertes, ya desmoronados, Que no puedo querer vivir maana
de la carrera de la edad cansados, sin la pensin de procurar mi muerte!
por quien caduca ya su valenta.
Cualquier instante de la vida humana
Salme al campo; vi que el sol beba es nueva ejecucin, con que me advierte
los arroyos del hielo desatados, cun frgil es, cun msera, cun vana.
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurt su luz al da.
Este metal, que resplandece ardiente,
Entr en mi casa; vi que, amancillada, y tanta invidia en poco bulto encierra,
de anciana habitacin era despojos; entre las llamas renunci la tierra,
mi bculo, ms corvo y menos fuerte; ya no conoce al risco por pariente.