Breves Reflexiones Sobre Capellania Hospitalaria PDF
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Las opiniones del autor son fruto de muchas fuentes, intercambios con
otros hermanos involucrados en el ministerio de la visitacin hospitalaria y
cuarenta aos de ministerio pastoral y docente, en los que ha habido
muchas bendiciones del Seor y muchos errores propios.
J. Y.
BREVES REFLEXIONES SOBRE CAPELLANA HOSPITALARIA
CONTENIDO
INTRODUCCIN .............................................................................. 1
CONCLUSIN ................................................................................ 56
INTRODUCCIN
Es preciso comenzar por decir que las reflexiones que siguen son fruto de
unos cuarenta aos de prctica de visitacin de enfermos en diversos
centros hospitalarios, como parte de nuestro ministerio pastoral, y no como
experiencia de capellana propiamente dicha, que entendemos es un
ministerio ms estable y continuado en un determinado centro hospitalario,
y que hasta fechas muy recientes era impracticable para cualquier confesin
que no fuese la catlica romana.
En el Medievo del sur de Europa tom una forma muy concreta, con
una capilla en el medio que separaba a la vez que comunicaba cuatro
galeras de enfermos (diferenciados por tipos de enfermedades) en forma
de cruz, lo que a su vez creaba cuatro patios interiores, teniendo en cuenta
las dependencias auxiliares contenidas en todo el permetro.
C) OBJETIVO DE LA CAPELLANA
del Padre Eterno para los hijos de los hombres, a quienes el Seor llama
sus delicias. (Proverbios 8:31).
***************
Entonces Jess les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envi el
Padre, as tambin yo os envo.
(Juan 20:21)
Job 16:2: Respondi Job, y dijo: Muchas veces he odo cosas como
estas; consoladores molestos sois todos vosotros.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que est entre
vosotros, que no tenga ms alto concepto de s que el que debe tener,
sino que piense de s con cordura, conforme a la medida de fe que Dios
reparti a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos
muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma funcin,
as nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos
miembros los unos de los otros Unnimes entre vosotros; no altivos,
sino asocindoos con los humildes. No seis sabios en vuestra propia
opinin. (Romanos 12:3-5, 16).
1.4.2.1 ACERCARSE
Acercarse implica fundamentalmente saber escuchar. La escucha
como consolacin es una de las grandes asignaturas que todo capelln ha
de aprender. Si nos cuesta entender la aproximacin como consuelo,
ser porque no hemos reflexionado suficientemente al respecto.
1.4.2.2 ESCUCHAR
Ahora bien, escuchar es uno de los principios ms importantes y difciles
de todo el proceso comunicativo, hasta el punto de ser considerado un
autntico arte. La falta de comunicacin, de la que tanto se oye hablar en
nuestros das, se debe en una parte importantsima a que no se sabe, o no
se quiere, escuchar a los dems. Sin escucha resulta absolutamente
imposible el dilogo. Bastara con prender el televisor para comprender la
veracidad de estas palabras.
pasividad. Es decir, esforzarnos por percibir no slo las palabras, sino los
sentimientos y los pensamientos subyacentes a los vocablos. De ah que la
empata sea imprescindible, de tal manera que ser el grado de empata el
que determinar el grado de comunicacin.
Los expertos nos aseguran que la mujer suele expresar sus sentimientos
con palabras y espera palabras a cambio, mientras que los varones suelen
hacerlo ms frecuentemente mediante acciones. De modo que no olvidemos
que las acciones tambin son lenguaje.
Los principales elementos que facilitan esta escucha activa o efectiva son
los siguientes:
1.5.1 DISPOSICIN
Joaqun Yebra, Pastor. 13
BREVES REFLEXIONES SOBRE CAPELLANA HOSPITALARIA
1.5.2 OBSERVACIN
1.5.3 EXPRESIN
Tengamos presente que es muy fcil distraernos durante una visita, por
cuanto la curva de atencin se inicia siempre en un punto muy alto, pero va
disminuyendo a medida que contina el mensaje de nuestro interlocutor,
particularmente en el caso de persona de cultura latina, como la nuestra,
poco acostumbrados a emitir mensajes cortos, claros y concisos, en quienes
se da muy frecuentemente la tendencia a repetir y repetir de manera muy
recurrente el relato que nos estn haciendo, probablemente por falta de
seguridad en la eficacia comunicativa del emisor.
Entonces, segn veo por lo que me dice lo que ocurre es, o era
si no le he entendido mal o sea, que lo que me est diciendo es que a
ver si le he comprendido bien estoy en lo cierto?
1.6.1 LA INTERRUPCIN
Santiago 1:19: Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea
pronto para or, tardo para hablar, tardo para airarse.
En sptimo lugar, evitar por todos los medios las conversaciones que
puedan degenerar en crtica destructiva; no hablar del pasado; evitar las
generalizaciones, con mucho cuidado en el uso de los adverbios siempre y
nunca; y procurar la brevedad, es decir, no prolongar una visita
innecesariamente. Mejor varias cortas que una demasiado larga. Si es
inevitable tratar temas delicados, procurar un momento de intimidad en el
que podamos estar a solas con el enfermo.
Hasta tal punto es esto as, que muchos reconocen que el tiempo pasado
en un hospital les hizo un inmenso bien interior, pues tuvieron tiempo para
mirar introspectiva y retrospectivamente, considerar su estilo de vida, su
agenda de actividades cotidianas, sus prioridades y valores, sus
interrelaciones personales, sus agentes motivadores, sus perspectivas de
futuro, y cuestionarse el porqu del dolor y la enfermedad.
Asumir que la enfermedad puede ser camino para adquirir una nueva y
mejor cosmovisin puede sonarnos a exageracin, pero la experiencia
demuestra que no lo es, sino, antes bien, una realidad que suele pasar
inadvertida durante nuestro tiempo de ausencia de dolor.
******************
(Salmo 127:1).
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(Proverbios 15:22).
Jams nos sentamos en la cama del paciente, aunque ste nos invite a
hacerlo.
Al salir de una habitacin y antes de entrar en otra, del mismo modo que
al acceder y al abandonar el hospital, tengamos la sana precaucin de
emplear un desinfectante instantneo para nuestras manos. Este producto
se dispensa en frascos de varios tamaos y en sobres monodosis. Utilizar
un pauelo para llevrnoslo a la boca si hemos de toser o estornudar, ser
siempre un buena costumbre.
Recordemos que las visitas de capellana no son slo a los pacientes, sino
tambin a sus familiares, por lo que tratndose de los parientes o
acompaantes es aconsejable hacerlo en las salas de espera que a tal
efecto existen en todos los centros hospitalarios. Si existe la opcin, hacer
uso del despacho de la capellana evanglica para dar mayor intimidad a la
consejera y evitar interrupciones innecesarias. Tambin contar con la
capilla multiconfesional que debe existir en cada centro hospitalario.
Del mismo modo que la Comunin o Santa Cena, siempre que sea posible
es conveniente realizar la uncin con aceite con otros hermanos, familiares
y amigos. Un orden adecuado puede ser de la siguiente manera:
nada, sino para discernir la corriente de amor que el Santo Espritu de Dios
genera en tales circunstancias.
Que Dios llama a los mundos para que existan; cre al ser
humano, varn y mujer, a su imagen y semejanza, y puso ante la
humanidad los caminos de la vida y de la muerte.
Que Dios nos llama como Iglesia para que aceptemos el coste
y la alegra del discipulado cristiano, para que seamos sus
servidores a favor del ser humano; para proclamar el Evangelio del
Reino y de la Gracia de Jesucristo a todo el mundo; para resistir de
esa manera los poderes del maligno; para compartir el bautismo de
Cristo, comer a su mesa, y unirnos a Jesucristo en su pasin y
victoria.
3.3 EL BAUTISMO
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(Lucas 18:40-43).
Recordemos a los pacientes que el Santo Espritu de Dios fue enviado por
nuestro Seor Jesucristo para no dejarnos hurfanos, y l es quien
administra la sanidad adquirida por Cristo Jess mediante su sangre
derramada para el perdn de nuestros pecados en la Cruz del Calvario.
Hasta tal punto es primordial la obra del Santo Espritu de Dios nuestro
Seor, que Jess nos ha dicho estas palabras en Juan 16:7-8:
El Espritu Santo conoce los tiempos y las sazones, los momentos exactos
y precisos para todas las cosas, as como para ayudarnos en el
discernimiento de cundo los enfermos precisan de sanidad emocional, y no
slo fsica. Ante la proximidad y profundidad del dolor corporal, suele pasar
inadvertido el dolor de las heridas emocionales, y mucho menos su
interrelacin. Sin embargo, el nmero de pacientes que sufren
amargamente por heridas producidas en la infancia y en otros momentos de
la vida es mucho mayor de lo que imaginamos.
As, pues, creemos que el Seor es poderoso y soberano para sanar a los
enfermos, muchas veces por medio de las manos de los mdicos, quienes
son, sean ellos conscientes o no, instrumentos en sus manos. Y a veces, de
manera igualmente soberana, por medio de actos divinos que superan
nuestro entendimiento, por cuanto creemos y afirmamos que la fe no es
irracional sino supraracional, es decir, superior a la razn, pero nunca en
contra ni inferior a ella.
***************
(Romanos 15:13).
Las lecturas propias para las visitas de capellana son muchas. Aqu
damos solamente unas cuantas como sugerencia:
Nmeros 6:24-26.
Salmo 3:4.
Salmo 18:1-3.
Salmo 23.
Salmo 27:1, 13-14.
Salmo 28:1-2, 6-7.
Salmo 34:4-7.
Salmo 42:5.
Salmo 46:1-2.
Salmo 51.
Salmo 56:3-4.
Salmo 91:5-6.
Salmo 102.
Salmo 118:14.
Salmo 142:5-6.
Jeremas 33:6.
Ezequiel 34:11.
Juan 5:8-9.
Juan 10:27-30
Hechos 3:1-10.
Joaqun Yebra, Pastor. 43
BREVES REFLEXIONES SOBRE CAPELLANA HOSPITALARIA
Hechos 4:8-10.
Hechos 5:14-16.
Hechos 8:6-8.
Hechos 14:8-10.
Hechos 28:8-9.
2 Corintios 4:16-18.
2 Corintios 5:1-2.
Filipenses 4:12-13.
Santiago 5:15-16.
1 Pedro 2:21-25.
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6. LA CAPELLANA Y EL DUELO
No nos agrada reflexionar sobre el duelo, por cuanto no hay nada tan
duro como l, pero es, sin duda, necesario hacerlo. No es un camino fcil,
pero es algo absolutamente inevitable por cuanto est establecido que los
hombres muramos una sola vez, y despus el juicio divino. (Hebreos
9:27).
De manera que podemos afirmar que morir es un proceso que dura toda
la vida. De ah las palabras de Agustn de Hipona en sus Confesiones,
donde asegura que la vida del hombre es un constante tendere ad non
esse, es decir, tender a no existir, por lo que refirindose a la vida nos
dice que se trata de un cursus mortalitatis, una carrera hacia la
muerte.
muchos ancianos que en sus ltimos das nos han confesado anhelar la
muerte, sentirse fatigados por la vida, porque el Espritu Santo ya les haba
convencido de que nada tenan que temer, pues reconciliados con Dios por
medio de Jesucristo, podan confiar en un descanso de todas sus cargas.
Dios nos ofrece perdn de pecados y vida eterna en su Hijo Jesucristo; que
la sangre de Cristo purifica a todo aquel que arrepentido de su pecado se
acerca al Seor; que cuando estamos refugiados en l, nuestro Dios
esconde su rostro de nuestros pecados y borra todas nuestras maldades;
que los sacrificios de Dios son el espritu quebrantado; y que al corazn
contrito y humillado no despreciar el Seor. (Salmo 51).
Aqu conviene tener muy presente que muchas personas no saben orar.
Apenas recuerdan algunos rezos y plegarias que aprendieron de memoria y
quiz repitieron alguna vez de modo mecnico, sin reparar en lo que
significan las palabras. De ah la importancia de hacer repetir al enfermo
nuestra sencilla plegaria, con palabras simples y llanas, carentes de
conceptos teolgicos complejos.
Gracias por las personas que han hecho el camino de la vida junto a
m, y por los que han compartido conmigo el peso de la existencia.
Gracias por habernos asegurado que quien vive y cree en ti, no morir
eternamente.
Una buena prctica para todo capelln consiste en hacer llegar a los
familiares, al menos a los de primer grado, una breve carta personal,
siempre escrita a mano, explicndoles brevemente y con las palabras ms
sencillas, el significado de la vida y de la muerte, el sacrificio de Jesucristo
por nuestros pecados, y la inmensidad del amor de Dios por nosotros, con
algunos de los textos bblicos ms oportunos al respecto.
Todo capelln debe conocer las distintas fases del duelo para aplicar la
pastoral cristiana adecuada y as, ser sensibles a las distintas etapas del
doliente. Esta labor necesita de la presencia del Espritu Santo para
discernir en todo momento qu decir y cmo decirlo. Partiendo de la base
que no todos los seres humanos reaccionamos de la misma forma ante el
duelo, podemos afirmar que estas pautas nos orientaran a saber como
puede actuar un doliente ante la realidad de la muerte.
Antes bien, hablar del fallecido y evocar recuerdos del finado servir para
aliviar la tensin. Y del mismo modo lo haremos dejando que sus familiares,
parientes y amigos nos hablen del fallecido, de su vida, de su ser, de su
personalidad, de sus gustos y actividades; incluso nos relaten algunas
ancdotas y nos muestren fotos que pueden provocar una sonrisa en los
deudos.
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(Salmo 119:49-52).
CONCLUSIN