Collaborative Expertise Hattie
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Resumen: Como complemento necesario de otro tra- Abstract: As a necessary follow-up to another essay
bajo del autor sobre los males que aquejan al mundo by the author on the main problems of education
de la educacin en la actualidad (Lo que no funciona today (What Doesnt Work in Education: the Politics
en la educacin: polticas de distraccin), en este en- of Distraction), a new model is proposed to solve
sayo se propone una nueva visin de la actividad do- those deficiencies: the politics of collaborative
cente que puede contribuir a superar esas deficiencias: expertise. With the aim of improving student
la poltica de competencia colaborativa (collaborative ex- learning, seven tasks are recommended, including
pertise). El objetivo es mejorar el aprendizaje, y para al- shifting the prevailing narrative about teaching and
canzarlo se proponen diversos medios o tareas: desde learning with its focus on the individual teacher;
cambiar el discurso dominante que pone el acento en developing a common conception of progress;
el profesor individual hasta acordar y cuantificar lo improving teachers' expertise in diagnosis,
que se entiende por progresin, pasando por elevar la intervention and evaluation; providing better
competencia de los docentes en materia de diagnsti- continuous feedback tools about their impact on
co, intervencin y evaluacin, mejorar su retroalimenta- students (and its magnitude), and linking their
cin de modo que puedan conocer en todo momento el autonomy to progress achievements. The
efecto de su trabajo (y su magnitud) o modular la au- implications of this new concept are described for
tonoma del profesor en funcin de la progresin que the main agents: the teachers, the school leaders,
consigue en sus alumnos. Se define asimismo lo que es- and the education system.
te nuevo concepto comporta para los tres agentes b-
sicos del proceso: los profesores, los equipos directivos
de los centros y el sistema educativo.
Palabras clave: Competencia, colaboracin, apren- Key words: Expertise, collaboration, learning,
dizaje, efecto/impacto de la docencia, progresin, diag- teaching effect/impact, progress, diagnosis,
nstico, intervencin, evaluacin, retroalimentacin. intervention, evaluation, feedback.
E
n un ensayo anterior sostuve que el objetivo de la escolarizacin es que cada
estudiante consiga como mnimo un ao de progresin por cada ao de estu-
dio (Hattie 2015). Y tambin que muchos responsables de las polticas y siste-
mas educativos insisten en efectuar intervenciones equivocadas, lo que entonces
denomin elementos de distraccin, que no nos ayudan a alcanzar ese ambicioso ob-
jetivo. Desde los nuevos tipos de escuela hasta la incorporacin de ms adultos a ellas,
hemos de considerar esas soluciones como elementos de distraccin y trasladarnos
a un territorio ms prometedor.
*
What Works Best in Education: the Politics of Collaborative Expertise. Londres, Pearson, 2015. Traduccin de
Fernando Villaverde.
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Necesitamos por tanto un nuevo discurso, defendible y convincente, que nos per-
mita abordar la cuestin del aprendizaje de los alumnos con coherencia y visin de
largo plazo, centrndonos en lo esencial y atendiendo al sistema educativo en su con-
junto. Ese territorio es lo que denomino poltica de competencia colaborativa (collaborati-
ve expertise). Su premisa es que en nuestros sistemas educativos conviven distintos grados
de competencia profesional, y que esa variacin puede ser importante incluso en un
mismo centro escolar. Al mismo tiempo, no es escasa la competencia que podemos
identificar, alimentar, valorar y agrupar a fin de reducir dicha variacin.
En este ensayo me propongo empezar a describir las caractersticas de ese mode-
lo de competencia colaborativa, y lo que hemos de hacer para convertirlo en una
realidad.
Milton Bradley, ca. 1880, en Juan Bordes, La infancia de las vanguardias. Sus profesores desde
Rousseau a la Bauhaus (Madrid, Ctedra, 2007), pgina 76: Dibujos froebelianos. Segundo don:
el mundo en una caja.
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mente de que todos los profesores tengan sobre sus alumnos el mismo impacto que
tienen sus colegas mejores. Vemoslo con unas analogas: no todos los mdicos po-
seen un altsimo grado de competencia, ni todos pertenecen a las corporaciones de
elite de la profesin; tampoco todos los arquitectos o ingenieros son miembros de sus
reales academias. Pero que un mdico, un arquitecto o un ingeniero no formen par-
te de esas prestigiosas instituciones no significa que no debamos requerir sus servicios
profesionales. Es posible que no hayan llegado al escaln ms alto, pero habrn ad-
quirido el grado de competencia que precisan para ejercer su profesin.
Anlogamente, la profesin docente ha de reconocer a sus miembros ms pre-
parados y crear un clima en el que todos los educadores aspiren a pertenecer a ese
colegio, sociedad o academia que rena a sus colegas ms eficaces y expertos. El in-
greso en esa institucin ha de basarse en una serie de criterios de competencia que
sean fiables. De ese modo podremos por un lado elevar el nivel general y reducir la
variabilidad intracentros, y por otro demostrar a todos (votantes, padres, polticos,
prensa) que existe un autntico ejercicio de la docencia, que no es lo mismo un profesor
experimentado que un profesor experto, y que determinadas prcticas tienen una ma-
yor probabilidad que otras de alcanzar los objetivos propuestos. La otra alternativa es
la muerte de la competencia especializada en la enseanza y el mantenimiento de la
poltica de distraccin.
As pues, mi tesis es que el mejor camino para elevar el rendimiento de los alum-
nos es contar con profesores y equipos directivos muy expertos, motivados y hasta apa-
sionados, que trabajen juntos para maximizar su efecto en los estudiantes que tienen
a su cargo. A los equipos directivos les corresponde un papel de primera importan-
cia: crear en sus centros las condiciones necesarias para que se incremente la compe-
tencia docente y dirigir con xito el proceso de transformacin. Y tambin el sistema
educativo tiene una funcin: prestar apoyo y aportar el tiempo y los recursos que se
precisan para que esa transformacin sea una realidad. Y es la confluencia de estos
tres elementos profesores, equipos directivos de los centros, sistema educativo lo
que constituye el ncleo duro del concepto de competencia colaborativa.
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Fig. 1. Grfico X-Y que representa la relacin entre los logros y la progresin en el aprendizaje
lbum froebeliano con modelos para la ocupacin n 7, en Juan Bordes, La infancia de las vanguardias. Sus
profesores desde Rousseau a la Bauhaus (Madrid, Ctedra, 2007), pgina 106: Dibujos froebelianos. Sptima
ocupacin: el plegado.
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Cada prueba incluye una serie de atributos de actitud y rendimiento que el pro-
fesor puede administrar cuando y como desee (por ejemplo, en papel, en pantalla, en
modo flexible...). Lo esencial es que el profesor cuenta de modo inmediato con unos
informes que le dicen en qu alumnos ha tenido efecto, de qu manera y con qu gra-
do de magnitud. Se trata de un sistema voluntario que an se utiliza ampliamente en
todo el pas catorce aos despus de que se instaurara. Los profesores estn desean-
do que se les retroalimente sobre los efectos de su trabajo.
Necesitamos ms investigacin sobre la forma de elaborar, a partir de los resulta-
dos de las pruebas, informes que tanto los profesores como los estudiantes puedan in-
terpretar correctamente y que ayuden a los primeros a definir cules van a ser sus
intervenciones siguientes. Asimismo, hemos de superar un debate en el que hay de-
masiada obsesin por medir los logros.
Contamos con muchos mtodos para medir los logros del alumno; sera conve-
niente aadir a ese arsenal otros que se centren en el propio aprendizaje, como por
ejemplo hasta qu punto los estudiantes son capaces de colaborar en la resolucin de
problemas, en las llamadas prcticas deliberada, intercalada y distribuida, en las estrate-
gias, planificacin y seguimiento de los materiales, en la gestin de los esfuerzos y en
la reflexin, ensayo, organizacin y evaluacin de los diversos mecanismos de moti-
vacin; dicho de otro modo, en los cmo del proceso de aprender.
interpretar correctamente los efectos de los profesores y la docencia en todos los es-
tudiantes deben ser as cometidos del centro escolar.
En suma, tenemos que instaurar un clima de evaluacin en nuestro sistema edu-
cativo.
La experiencia ha demostrado que los ciclos de evaluacin ms adecuados son los
que tienen una duracin de entre diez y doce semanas. Si son ms cortos, puede ha-
ber un exceso de calificaciones o carecer de tiempo suficiente para detectar los cam-
bios; si son ms largos, el dao (o el xito) ya estar hecho. Hemos de tener en cuenta
este aspecto, y reaccionar adecuadamente. Y ello significa pedir a los profesores que
tengan claro, antes de empezar a impartir una serie de lecciones, qu tipo de logro,
qu impacto, esperan conseguir.
Como es lgico, para empezar son inexcusables las preguntas siguientes: impac-
to sobre qu y de qu magnitud? y en quines? Para evaluar el impacto es necesario
analizar cmo debe ser el avance de un curso, y es probable que el resultado de ese
anlisis difiera en funcin del punto del que parte el alumno. Exige tambin de los
centros y del sistema educativo que sean ms claros sobre lo que entienden por xito
en cada disciplina y por lo que se debe progresar en un curso, as como que propor-
cionen al personal docente oportunidades de colaboracin para adoptar esas deci-
siones.
Esta es la parte ms difcil de nuestro trabajo, pues los profesores tenemos muy
arraigada la costumbre de esperar a ver lo que hacen los alumnos, a observar quines
tienen inters y despus a elegir algunos ejemplos de buenos progresos. En nuestro
modelo alternativo, en cambio, se pide a los profesores que sepan con ms claridad
qu tipo de objetivos pretenden alcanzar y con qu magnitudes, y que preparen las
pruebas de evaluacin que van a utilizar al final del ao; y todo ello antes de que se
inicien las clases. La ventaja es que con ello garantizamos que los profesores sepan an-
tes de empezar el curso cul es el avance que deben esperar, y de ese modo aumenta
tambin la probabilidad de que transmitan a sus alumnos lo que se entiende por xi-
to del curso.
Es preciso asimismo incluir en los debates sobre el aprendizaje y la enseanza la
voz de los alumnos sobre el impacto del profesor; es decir, escuchar su opinin sobre
diversas cuestiones: la atencin que reciben y el respeto que merecen como sujetos
del aprendizaje; hasta qu punto les cautivan las lecciones; cmo pueden aprovechar
sus errores considerndolos oportunidades de aprender; cmo pueden expresarse y
poner en comn su manera de ver las cosas, y cmo pueden aportar y recibir la re-
troalimentacin que necesitan para saber cules han de ser sus siguientes pasos. Co-
mo se demostr en nuestra investigacin sobre el aprendizaje visible, las opiniones de
los estudiantes pueden ser muy fiables, raras veces incluyen comentarios condiciona-
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Para alcanzar los objetivos de aprendizaje que se propone, el profesor debe estar
atento a lo que a ese respecto sucede en el aula. Tiene que hablar menos y escuchar
ms las conversaciones entre sus alumnos, distinguir mejor, a la hora de evaluar, en-
tre la comprensin superficial y la comprensin profunda, y saber cundo debe pasar
de la una a la otra, y tratar de conseguir la segunda a partir de lo que sus alumnos ya
saben.
Ese tipo de profesor ha de ser experto en diagnstico, intervencin y evaluacin. Ser
experto en diagnstico significa conocer el bagaje que lleva cada alumno cuando em-
pieza el curso, su motivacin y sus ganas de trabajar. Ser experto en intervenciones
significa tener la flexibilidad suficiente para que, si una no funciona con el alumno,
cambiar a otra; tambin saber cules tienen ms posibilidades de xito, y en qu mo-
mento es aconsejable sustituir una por otra, sin utilizar un tono inculpatorio para ex-
plicar por qu el alumno no est aprendiendo. Ser experto en evaluacin significa
conocer sus tcnicas, contar con diversos mtodos y colaborar y hablar con los cole-
gas para acordar cul es el mnimo tamao del efecto para que una intervencin se
considere positiva.
Cuando los estudiantes no aprenden es porque no se estn utilizando las estrate-
gias de enseanza adecuadas; y entonces hay que cambiar de estrategias. Este princi-
pio comporta una serie de exigencias a los profesores, a saber: que posean un nivel
alto de capacidades cognitivas para adoptar decisiones; que tengan la disposicin y la
voluntad necesarias para decir me equivoqu al elegir el mtodo que he aplicado y
tengo que modificar lo que hago o lo que digo o por el contrario eleg el mtodo
adecuado, pues ha permitido que mis alumnos obtengan resultados satisfactorios, y
que, sobre la base de los indicadores de su impacto, colaboren con otros colegas pa-
ra mejorar sus diagnsticos, intervenciones y evaluaciones.
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contrario, de localizar la eficacia entre los docentes y establecer las condiciones id-
neas para que todos se sumen a ese segmento de los mejores.
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dizaje o las redes de centros escolares, pero esos grupos raras veces dan importancia
a compartir los datos de evaluacin o a reflexionar sobre las experiencias que han si-
do ms eficaces, y ms raramente todava a identificar de manera fiable los xitos y las
competencias especficas, y despus a darles prioridad y compartirlos. As, la colabo-
racin consiste a menudo en compartir recursos, contar ancdotas y batallitas y ex-
plicar a los dems las razones por las que algo est funcionando bien, o mal, en el
contexto personal de cada participante.
Los objetivos esenciales de la colaboracin tienen que referirse al impacto o efecto
de los profesores en los estudiantes: sus indicadores, una idea comn de en qu con-
siste, los procedimientos para averiguar su magnitud y la forma en que se distribuye por
muchos grupos de alumnos. Una vez alcanzados esos objetivos hay que pasar a ocupar-
se de los matices, los mediadores y los cambios acumulativos que se precisan para adop-
tar y aplicar los mtodos que maximicen ese impacto en cada contexto.
Esos colectivos o comunidades, basados en la competencia, pueden mejorar la pro-
fesin de educadores. Dirigidos por especialistas en didctica, se pondrn como me-
ta contar con profesores que aprendan en comn a convertirse en profesionales ms
expertos. Apostarn por la equidad para que todos puedan aspirar a la excelencia, con-
vertirn los centros escolares en lugares que inviten a todos a aprender y establecern
las condiciones (confianza, liderazgo, pasin y xito) para que todos puedan colabo-
rar en la tarea de maximizar su impacto sobre el aprendizaje.
los profesores, pues son ellos los que en cada momento adoptan las decisiones en ma-
teria de diagnstico, intervencin y evaluacin en el aula.
No contar con los profesores en este proceso, como se hace a menudo al establecer
los sistemas con los que deben responder de su trabajo, supone influir poco en las im-
portantes decisiones que se adoptan en el aula. Al contrario, los equipos directivos tie-
nen como funcin esencial que todos entiendan correctamente lo que son los retos y
la progresin, y que se llegue a un acuerdo bien fundamentado sobre el tamao del
efecto que se pretende conseguir. Como dijo Ronald Reagan, confa pero verifica.
Para que el ejercicio de la docencia se base en la colaboracin es obviamente ne-
cesario crear un clima de confianza en la sala de profesores. La enseanza no es nun-
ca un proceso fcil y lineal, y tampoco lo es el aprendizaje. Para que los profesores
reconozcan el resultado, bueno o no, de sus intervenciones hay que evitar el uso de
las calificaciones obtenidas por los alumnos, pues la sala de profesores debe ser una
comunidad de profesionales que trabajan juntos para elevar al mximo el xito de to-
dos sus integrantes.
Son muchas las posibles razones por las que no se consigue ningn impacto, y nin-
guna de ellas vale por s sola para todas las situaciones. No obstante, suele haber pro-
blemas de ejecucin. En el mbito de la educacin es frecuente que grandes polticas
tengan luego una aplicacin deficiente (Barber et al. 2010). En algunos casos ello pue-
de deberse a un factor sobre el que el profesor no tiene ningn control (como las en-
fermedades o los problemas familiares); puede haber tambin currculos poco claros,
especialmente en cuanto a su correcta relacin con la evaluacin, y tambin puede
decidirse que los alumnos sigan trabajando en un proyecto que no est mejorando su
aprendizaje. Es esencial que los equipos directivos entiendan las causas del xito o fra-
caso de una intervencin, pues en esas causas han de basar la decisin de adaptarla,
modificarla o mantenerla. No obstante, esas causas no deben utilizarse nunca como
excusas para no alcanzar el efecto convenido sobre el aprendizaje de los alumnos.
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A MODO DE RECAPITULACIN
Una de las principales caractersticas que distinguen a la mayora de los pases muy
bien situados en la escala educativa de los situados en la zona media es que concen-
tran sus esfuerzos en el centro y en el aula, especialmente dando prioridad a la com-
petencia profesional de los profesores y los equipos directivos de los centros, en vez
de gastar sus recursos fuera de ellos. Adems, su meta es que todos los alumnos con-
sigan como mnimo un ao de progresin por cada ao de estudio, y para establecer
si se ha alcanzado esa meta prestan apoyo a los docentes.
Es esencial la equidad, pero entendida no como que todos los alumnos tengan
un rendimiento medio similar, sino en el sentido de que todos ellos tengan la posibi-
lidad de conseguir la excelencia al margen de sus orgenes, su historial acadmico an-
terior o la situacin econmica de sus padres. Todos tenemos el derecho de aspirar a
la excelencia y de conseguirla de mltiples maneras.
Los pases que ponen el acento en las polticas intercentros incurren en lo que
he denominado polticas de distraccin, pues no valoran debidamente la excelencia
entre los profesores y equipos directivos. Hacen demasiado hincapi en las estructu-
ras, los edificios y otros elementos materiales, y se hacen mltiples llamamientos a los
padres sobre las opciones elegibles.
Uno de los supuestos que parecen estar en la base de las polticas de distraccin
es que desde los altos niveles del sistema poltico se puede definir y estructurar una
intervencin relativamente sencilla que despus va descendiendo con efectos positi-
vos sobre los estudiantes.
En mis viajes por muchos pases me ha sorprendido escuchar las ltimas soluciones
sencillas, comprobar lo diversas y a menudo contradictorias que son y qu gran fe
tienen en ellas los niveles jerrquicos ms altos mientras a la vez son rechazadas o ig-
noradas por quienes trabajan en las aulas. En cambio, uno de los supuestos de las pol-
ticas de accin colectiva es que no existe una intervencin nica y sencilla, sino que hay
un discurso sobre el impacto de los profesores en el aprendizaje de los alumnos que pue-
de ponerse en comn, entenderse, aplicarse y evaluarse tanto en el plano del centro
escolar como en el del sistema educativo. Ese discurso parte de la necesidad de consi-
derar claramente la naturaleza del aprendizaje y de la enseanza en que se apoya.
La cuestin es sencilla: para adoptar decisiones rpidas y acertadas en el da a da,
para saber cules son los pasos siguientes que han de dar casi al mismo tiempo unos
veinte-cuarenta alumnos, para identificar correctamente y llevar a cabo mltiples in-
tervenciones docentes, y para evaluar el impacto de la enseanza sobre el aprendiza-
je se precisa un alto grado de preparacin y competencia, necesario tambin para
garantizar que esas decisiones significan lo mismo para todos los profesores y todos
los centros.
Al margen de cmo se mida su calidad, en los mejores sistemas educativos lo que
importa es la excelencia de los profesores, el apoyo a esa excelencia y un debate fran-
co sobre las medidas que la hagan posible. En mi discurso, los hroes son muchos pro-
fesores y muchos equipos directivos. Si queremos que exista y se perfeccione, el
aprendizaje tiene que ser visible: entre los estudiantes, entre los profesores, entre los
equipos directivos de los centros y en el seno del sistema educativo. Como es obvio,
para que los esfuerzos encaminados a mejorar la progresin de los alumnos tengan
xito es necesario que las condiciones los aspectos estructurales de los centros
sean las adecuadas. Pero no es lo ms importante. La clave es cmo definir la priori-
dad del aprendizaje y la enseanza de modo que ambos ocupen un lugar suficiente-
mente central y sean susceptibles de ser mejorados de una manera sistemtica.
Y aqu es donde interviene la colaboracin: una colaboracin basada en los logros,
en unas pruebas objetivas de esos logros, en favorecer esas pruebas, en aprender de
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logros que ya existen entre nosotros. Se trata de ser expertos en nuestra profesin, de
formular juicios acertados, de sentir pasin por cambiar las cosas, de compartir con
espritu de colaboracin ese saber, ese hacer y ese atender. Para ello se precisa el m-
ximo compromiso, pero los beneficios para los estudiantes sern claros, formidables
y excitantes.
John Hattie*
Traduccin de Fernando Villaverde
Bibliografa
BARBER, M., A. Moffit y P. Kihn (2010): Deliverology HATTIE, J. (2015): What Doesnt Work in Education:
101: A Field Guide for Educational Leaders, The Politics of Distraction, Londres, Pearson.
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Thousand Oaks, CA, Sage Publications. va York, Routledge.
*
Direccin para correspondencia: [email protected]