El Silencio de La Lola

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El silencio

de la Lola

Texto: Mara Jos Tllez Delgado


Ilustraciones: Guillem Escriche.

Els contes de lvia


L ola era un loro. Pero no era un loro cualquiera de colores llamativos, era un loro extraordinariamente listo
que saba decir un montn de palabras. Repeta a la perfeccin palabras como: lavadora, espaguetis y
sintate y calla", pero sobre todo, lo que haca mejor era gritar todo tipo de alaridos y chillidos como si se
acabara el mundo.

Que de quin lo haba aprendido? Fcil, de Pepe. Porque cada vez que Pepe no consegua lo que quera, se
pona a gritar, se quejaba, lloraba y pataleaba en el suelo como un chiquillo. Y eso que Pepe ya tena
exactamente 9 aos hechos y rehechos.

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Cuando entender este nio que las cosas no siempre pueden ser como l quiere? Se preguntaba
cansada su madre. Pero nada, Pepe no atenda a razones y si quera un caramelo, lloriqueaba para que le
compraran en ese mismo instante, si tena hambre, exiga que le dieran algo aunque slo faltaran 10 minutos
para cenar, y si quera ir a jugar al parque, se enfadaba cuando sus padres tenan trabajo y nadie lo poda
acompaar. Podramos decir que Pepe era un nio que quera que todo pasara a su manera, y por supuesto,
la vida a menudo va por libre y Pepe constantemente tena que enfrentarse a situaciones que le contradecan
y lo hacan rabiar.

Este nio no sabe tolerar la frustracin Deca la vecina del sexto cada vez que suba a cotillear
simulando que hablaba con su madre. Pero ya lo saba ya su mujer, que de paciencia y sentido comn, su hijo
tena ms bien poco, y todo lo que haca era repetir una y otra aquella frase que Pepe ya saba de memoria:
"Te he dicho que NO".

Lola, como que era un loro, de todo aquello no se enteraba. Ella se esforzaba en escuchar y repetir una y otra
vez lo que oa. Y como la mayora de las veces eran gritos, el animal los iba reproduciendo hasta que un buen
da ya no dijo nada ms. Ni po, ni, agua, ni espagueti, ni nada. Se haba quedado muda, y nadie entenda por
qu.

Alguien debera llevar Lola al veterinario Dijo el padre preocupado.

Que vaya Pepe Dijo la madre.

Y como en ese momento el nio no estaba protestando por nada, no encontr ninguna excusa para no ir.

Una vez en la consulta, Pepe observ en silencio como una joven veterinaria se miraba y remiraba la pobre
Lola. La mir del derecho y del revs, por dentro y por fuera, le abri el pico y le enfoc la garganta con una
linterna, pero nada. No haba nada de nada.

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Este animal est bien sano Dijo la mujer sorprendida.

Pues hace mucho que no hablaba Explic Pepe.

Quiz es que se ha cansado Dijo la veterinaria a la vez que guardaba su instrumental. No le deba
interesar lo que oa.

Y dicho aquello, la doctora dio por terminada la consulta haciendo pasar un gato obeso.

"No le interesa lo que oye", se repiti Pepe extraado. Y qu es lo que oye?, se pregunt.

Pepe era un chico caprichoso y exigente, pero tambin era curioso y listo, as que decidi averiguar qu era lo
que no le gustaba a Lola. A la maana siguiente, removi de arriba a bajo todo del armario, aquel donde sus
padres guardaban las cosas antiguas, y por fin encontr lo que buscaba: una grabadora.

Su madre era periodista y antes de tener los mviles modernos, la usaba para ir a todas partes y entrevistar a
la gente. Ahora ni recordaba que an la tena y Pepe decidi que hoy le servira.

Escudri la casa con atencin y pens que justo al lado del sof era el ngulo donde mejor se oa todo. Puso
en marcha la grabadora y se sent a desayunar decidido a espiar quin era el que deca cosas feas que
molestaban a Lola.

El da fue avanzando como era habitual. Bronca para levantarse de la cama. No quiero lavarme los dientes.
Quiero los pantalones azules. Pues debers ponerte otros que estos estn sucios. Yo no quiero otros! Vuelta
del cole. Tengo hambre. Quiero chocolate! No hay, come un bocadillo de jamn. No me gusta. Quiero jugar
con las mquinas. Ahora no puedes. Pues yo quiero hacerlo! No grites. Pues djame la mquina. Ya te he
dicho que no. Pues si no me la dejas tiro todos los juguetes. Si las tiras las debers recoger .... Y hasta aqu,
porque llegados a este punto Pepe no quiso escuchar ms.

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Le dola la cabeza de or tantos gritos y chillidos. Y ms dao le haca el corazn escuchndose a s mismo
constantemente exigiendo y pidiendo a los dems que hicieran las cosas como l quera.

Pepe, avergonzado, puls un botn de la grabadora para borrar todo lo que haba grabado. Se sent
confundido en la cama y mir sus pantalones negros que llevaba puestos. Tampoco pasaba nada si no eran
los azules. Por qu lo haba tenido que discutir? Por qu le costaba tanto cambiar de opinin?

De repente Pepe entendi que no tena ningn sentido enfadarse cuando las cosas no salan siempre como
deseaba. Despus de todo, siempre acababa haciendo lo que le decan sus padres, y quien sabe si no era
mejor ahorrarse tantas broncas, castigos y sermones. Quizs haba ms maneras de hacer las cosas, y si no
quedaba chocolate, podra haber preguntado si poda comer un bocadillo de chorizo. Pepe se sinti muy
triste al darse cuenta de que sus gritos haban acallado Lola. A los loros les gusta aprender palabras, pero de
que sirve aprender gritos?

Con la cabeza baja y triste, Pepe sali al comedor y se sent a la mesa.

Si tienes hambre, olvdate de rebuscar en la nevera, que en 10 minutos empezaremos a cenar. Dijo su
madre preparada para una nueva pelea.

No pasa nada, ya me espero Respondi Pepe.

Y de repente dej de remover el arroz y se gir sorprendida.

Se puede saber qu te pasa? pregunt desconcertada por aquella respuesta.

Nada. -Dijo Pepe tengo hambre, pero puedo esperar 10 minutos.

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La mujer no se lo poda creer, como tampoco se pudo creer que Pepe no protestara cuando le dijeron que
solo jugara en la maquinilla cuando acabara los deberes, o cuando le comunicaron que el fin de semana no
podra ir a jugar en casa de su amigo, para que la familia del nio tena que irse fuera. Pepe no protest ni
una sola vez. Escuch, pregunt, intent encontrar una solucin y acept lo que le sugeran.

Esa noche Pepe fue a dormir sin haber hecho ningn grito y solo se atrevi a levantar la voz para pedir si su
padre o madre podan entrar en la habitacin a darle un beso de buenas noches. Ambos lo hicieron, y
curiosamente Pepe se los mir y con una bonita sonrisa les dijo: "gracias".

Entonces cerr los ojos y enseguida se durmi.

Y es una lstima, porque si hubiera aguantado un ratito ms despierto, podra haber odo como Lola haca
unos movimientos con el pico, giraba un par de veces la cabeza y soltando de nuevo su voz, repeta bien
claro: GRACIAS. Pero claro, Pepe no se dio cuenta porque estaba bien dormido.

Fin
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La gua de la salud y el
bienestar para tus hijos

Los cuentos de la abuela es un recopilacin de cuentos que el Observatorio de la Infancia y la


Adolescencia FAROS pone al alcance a travs de su pgina web (http://faros.hsjdbcn.org/) con
el objetivo de fomentar la lectura y difundir valores y hbitos saludables en la poblacin
infantil.

FAROS es un proyecto impulsado por el Hospital Sant Joan de Du con el objetivo de promover
la salud infantil y difundir conocimiento de calidad y actualidad en este mbito.

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