El Que No Regresó

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El que no regres

dejado como herencia la casa que habitaban. Yo tampoco era


ningn rico hidalgo, pero le ofrec mi corazn y mi amor, ms
grandes que cualquiera fortuna de este mundo. Y ella los
acept como la mejor riqueza que hombre alguno pudiera
Jams me alcanzar la vida para describir la angustia y el
darle.
horror que invadi mi alma al abrir aquel cofrecillo de metal
A partir de ese da, casi todas las noches me apostaba en su
Todo comenz una maana espaola de abril, cuando conoc
balcn y platicbamos de nuestro amor, hacamos planes para
en misa de ocho a doa Beatriz, con su dulce rostro escondido
nuestro futuro una vez que estuvisemos unidos. Todo esto,
celosamente bajo aquel manto bordado por sus delicadas
mientras yo sostena entre mis manos la de ella, que ya me
manos. La mir slo una vez y qued prendado de su
haba prometido no darle a otro hombre que no fuera yo.
hermosura y de aquellos ojos grandes y negros como dos
capulines. Dime cuenta con gran alegra que yo tampoco le La luna era muda testiga de nuestras promesas de amor y de
era indiferente, pues descubr una suave sonrisa en sus labios los besos que pude arrebatarle de sus virginales labios
a travs del manto que trataba intilmente de ocultarlos. Al cuando ella finga descuido.
terminar la misa, la segu con discrecin y supe dnde viva
aquella flor de primavera. Pero un da quiso el destino que todo cambiara. Valentn de
Villar, mi to, me invit a ir con l a buscar fortuna en las
Durante algunos das me dediqu a espiarla y conocer las nuevas tierras. Atrado por la aventura, el riesgo y la riqueza,
horas de sus salidas. Provoqu nuestros encuentros en la que me ayudaran a casarme ms pronto con doa Beatriz,
iglesia hasta que un da mi atrevimiento me llev a dirigirle un acept gustoso la invitacin y comenc a preparar mis
saludo, que ella correspondi con un leve movimiento de escasas pertenencias para partir lo antes posible.
cabeza.
La noche anterior a mi viaje, visit a doa Beatriz una ltima
Sobornando con unas moneas a su aya, le hce llegar una vez y, entre lgrimas silenciosas, me abraz fuertemente a su
carta en la que le confesaba el intenso y profundo sentimiento pecho y nos besamos con todo el ardor de nuestros aos
que haba despertado en mi corazn. Fue entonces cuando mozos. Tom su delicada mano y la bes sin dejar de mirarla
conoc la msica de su voz y vi de cerca su nacarado rostro a los ojos. Ella volvi a jurar que me esperara fielmente para
sin velo alguno. darme esa mano que tanto acariciara. Me regal un pauelo
bordado y me perd entre el silencio de la noche y las sombras
De sus labios supe que viva nicamente con su madre, pues
su padre haba muerto hace cinco aos y slo les haba
de la oscuridad, sin volver el rostro, pues senta sobre mi as sucedi. Nuestra boda se llev a cabo con pompa y lujo,
espalda la mirada triste de mi adorada Beatriz. como corresponda a nuestra clase. Y fue en ese momento
cuando el fugaz recuerdo de mi prometida espaola acudi a
A la maana siguiente, muy temprano, zarpamos mi to y yo mi mente. Sin embargo, supe acallar mi conciencia y mis
en un bergantn, mientras le lanzaba los ltimos suspiros a mi remordimientos, pues amaba sinceramente a doa Ins y el
amada, todava en tierras espaolas. recuerdo de doa Beatriz fue slo eso y nada ms.
Despus de varias semanas llegamos a Veracruz y de all a Nuestra unin pronto se vio bendecida pronto por el anuncio
Guanajuato. Era mucho nuestro entusiasmo y ms mi prisa de nuestro primognito y yo me sent el hombre ms feliz del
por hacerme rico y cumplir mi compromiso con doa Beatriz. mundo, pues todos mis sueos se volvan realidad poco a
Quiso la fortuna que, andando por los caminos de Dios, mi to poco.
y yo encontrramos una y de la noche a la maana nos Mientras tanto, all en Espaa, doa Beatriz no dejaba de
volvisemos ricos. La fiebre del oro se apoder de nosotros y rezar y llorar intilmente, pidiendo a Dios por mi feliz retorno.
compramos haciendas y propiedades. Comenzamos a ser Unos amigos de su madre acababan de regresar de estas
invitados a las fiestas que organizaban los nobles de la ciudad nuevas tierras, les visitaron y les dieron la noticia de mi fortuna
y en uno de ellos conoc a doa Ins de Cerralvo, hermosa y de mi feliz matrimonio. Doa Beatriz apenas pudo disimular
como un sol y de buena cuna. El mar de sus ojos atrajo mi el malestar que sinti y no escucho ya nada de la
corazn y pronto me sent invadido nuevamente por el amor. conversacin subsecuente. Desde ese da, su llanto se torn
Que qu haba sucedido con doa Beatriz? Mi mente desesperado y su cuerpo se fue secando como una flor, hasta
traidora ni siquiera le dedico un pensamiento. Todo mi mundo que una noche de invierno cerr sus negros ojos y, con mi
giraba en torno a doa Ins. nombre en los labios, dio su postrer adis a este mundo.
All en Espaa, doa Beatriz segua hilvanando los das y los Yo nunca me enter de tan funesta noticia. Al poco tiempo
meses esperando pacientemente mi regreso. Todas las estaba ansioso esperando un pedido de ricos tapices que
noches le vean asomar al balcn con la esperanza de verme deba llegarme por esos das. Los tapices llegaron junto con
llegar por la calle, sin que sus sueos se vieran coronados una pequea caja de madera bien remachada. En su interior
nunca por la realidad. haba un cofrecillo de metal hermticamente sellado, que
Pas el tiempo y segu cortejando a doa Ins hasta que ped llam inmediatamente mi atencin. Intrigados por su
su mano, poniendo a sus pies mi fortuna, haciendas y minas. contenido, mi esposa y yo la abrimos y lo que vieron mis ojos
Su familia no puso el menor reparo en que nos casramos y jams podr olvidarlo. All, frente a m, estaba la mano de
doa Beatriz, aquella que yo acariciaba y besaba con tanto
ardor y que ella me prometi fielmente. Doa Beatriz cumpli
su palabra dndome, con esto, una leccin de honorabilidad.

Desde ese da, vive mi alma atormentada y no encuentro la


paz para mi espritu infiel, que olvid tan prontamente su
promesa de amor.

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