Roland Barthes - Salir Del Cine PDF

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As suele salirse del cine. Pero, cmo se entra?

Salvo en los
casos cada vez, cierto, ms frecuentes de una intencin
Roland Barthes cultural muy precisa (pelcula elegida, querida, buscada, objeto
Libro: Lo Obvio y Lo Obtuso de una autntica alerta precedente), se suele ir al cine a partir
Captulo: Salir del cine de un ocio, de una disponibilidad, de una vocacin. Todo suce-
de como si, incluso antes de entrar en la sala, ya estuvieran
reunidas las condiciones clsicas de la hipnosis: vaco, desocu-
pacin, desuso; no se suea ante la pelcula y a causa de ella;
sin saberlo, se est soando antes de ser espectador. Hay una
situacin de cine, y esta situacin es pre-hipntica. Utilizan-
do una autntica metonimia, podemos decir que la oscuridad
de la sala est prefigurada por el ensueo crepuscular (que,
segn Breuer-Freud), precede a la hipnosis, ensueo que pre-
cede a esa oscuridad y conduce al individuo, de calle en calle,
de cartel en cartel, hasta que ste se sumerge finalmente en un
cubo oscuro, annimo, indiferente, en el que se producir ese
festival de los afectos que llamamos una pelcula.

El que os est hablando en estos momentos tiene que reco- *


nocer una cosa: que le gusta salir de los cines. Al encontrarse
en la calle iluminada y un tanto vaca (siempre va al cine por Qu quiere decir la oscuridad del cine (nunca he podido
la noche, entre semana) y mientras se dirige perezosamente evitar al hablar de cine, pensar ms en la sala que en la pe-
hacia algn caf, caminando silenciosamente (no le gusta hablar, lcula)? La oscuridad no es tan slo la propia sustancia del
inmediatamente, del film que acaba de ver), un poco entumeci- ensueo (en el sentido pre-hipnoide del trmino); es, tambin, el
do, encogido, friolero, en resumen, somnoliento: slo piensa
color de un difuso erotismo; por su condensacin humana, por
en que tiene sueo; su cuerpo se ha convertido en algo rela-
su ausencia de mundanidad (contraria a la apariencia cultu-
jado, suave, apacible: blando como un gato dormido, se nota
ral de toda sala de teatro), por el aplanamiento de las postu-
como desarticulado, o mejor dicho (pues no. puede haber otro
ras (muchos espectadores se deslizan en el asiento, en el cine,
reposo para una organizacin moral) irresponsable. En fin, que es
- como si fuera una cama, con los abrigos y los pies en el asiento
evidente que sale de un estado hipntico: Y el poder que est
delantero), la sala cinematogrfica (de tipo comn) es un lugar
percibiendo, de entre todos los de la hipnosis (vieja linterna psi-
de disponibilidad, y es esa disponibilidad (mayor que en el
coanaltica que el psicoanlisis tan slo trata con condescenden-
cia),1 es el ms antiguo: el poder de curacin. Piensa entonces ligue), la ociosidad del cuerpo, lo que mejor define el erotismo
en la msica:' acaso no hay msicas hipnticas? El castrado moderno, no el de la publicidad o el strip-tease, sino el de la
Farinelli, cuya messa di voce, tanto por la duracin como por gran ciudad. En esta oscuridad urbana es donde se elabora la
la emisin, fue cosa increble, adormeci todas las noches du- libertad del cuerpo; este trabajo invisible de los afectos posi-
rante catorce aos la mrbida melancola de Felipe V de Es- bles procede de algo que es una autntica crislida cinematogr-
paa. ' fica; el espectador de cine podra hacer suya la divisa del
gusano de seda: Inclusum labor illustrat; justamente porque
estoy encerrado trabajo y brillo con todo mi deseo.
En esa oscuridad del cine (oscuridad annima, poblada, nu-
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merosa: qu aburrimiento, qu frustracin la de las llamadas es algo que siempre proviene del artificio, o, mejor dicho, del
proyecciones privadas!) yace la misma fascinacin de la pel- artefacto el caso del rayo danzarn del proyector que, por
cula (sea sta la que fuere). Evoquemos la experiencia contra- encima o literalmente, se acerca a trastornar la escena mimada
ria: en la televisin, aunque tambin se pasan pelculas, no hay por la pantalla, sin desfigurar, sin embargo, su imagen (la Ges-
fascinacin; la oscuridad est eliminada, rechazado el anoni- talt, el sentido).
mato; el espacio es familiar, articulado (por muebles y obje-
tos conocidos), domesticado: el erotismo (digamos mejor la *
erotizacin del lugar, para que se comprenda lo que tiene de
ligero, de inacabado) ha sido anulado: la televisin nos condena a Tal es la exigua playa o al menos lo es para el que os est
la familia, al convertirse en el instrumento del hogar, como lo hablando en que tiene lugar la estupefaccin flmica, la hipno-
fuera antao la lar, flanqueada por la marmita comunal. sis cinematogrfica: tengo que estar dentro de la historia (lo
verosmil me requiere), pero tambin tengo que estar en otra
* parte: como un fetichista escrupuloso, consciente, organizado,
en resumen, difcil, exijo que el film y la situacin en la que
Dentro del cubo opaco, una luz: pelcula, pantalla? Por su- me encuentro con l me ofrezcan un imaginario ligeramente
puesto. Pero tambin (o sobre todo?), desapercibido y visible, despegado. 1
el cono danzante que perfora la oscuridad a la manera de un
rayo lser. Es un rayo que se acua, segn la rotacin de sus 1
partculas, en figuras cambiantes; volvemos el rostro hacia la
moneda de una vibracin brillante, cuyo imperioso chorro pasa Qu es la imagen flmica (comprendido el sonido tambin)?
rasando nuestro crneo, roza de espaldas, de refiln, una me- Una trampa. Hay que darle a esta palabra su sentido analtico.
lena, una cara. Como en las antiguas experiencias de hipnotismo, Estoy encerrado con la imagen como si estuviera preso en la
estamos fascinados por ese lugar brillante, inmvil y danzarn, famosa relacin dual que fundamenta lo imaginario. La imagen
que no vemos de frente. est ah, delante de m, para m: coalescente (perfectamente
fundidos su significado y su significante), analgica, global, rica;
* es una trampa perfecta: me precipito sobre ella como un animal
sobre el extremo de un trapo que se parece a algo y que le.
Es como si un largo tallo de luz recortara un agujero de ofrecen; y, por supuesto, esa trampa mantiene en el individuo
cerradura y todos estuviramos, estupefactos, mirando por se " que creo ser el desconocimiento ligado al yo y a lo imaginario.
agujero. Cmo? No hay nada en este xtasis que proceda del En la sala de cine, por lejos que est, estoy aplastando mis nari-
sonido, la msica, las palabras? Por regla general en la pro- ces contra el espejo de la pantalla, ese otro imaginario con
duccin corriente el protocolo sonoro no es capaz de produ- el que me identifico narcisistamente (dicen que los" espectado-
cir nada fascinante que escuchar. El sonido concebido tan. slo res que prefieren ponerse lo ms cerca posible de la pantalla
como refuerzo de la verosimilitud de la' ancdota, no es ms son los nios y los cinefilos); la imagen me cautiva, me cap-
que un instrumento suplementario de representacin; se pre- tura: me quedo como pegado con cola a la representacin y
tende que se integre dcilmente con el objeto imitado, no se le esta cola es el fundamento de la naturalidad (la pseudo-natura-
separa de ese objeto para nada; bastara con poca cosa, sin em- leza) de la escena filmada (cola que ha sido preparada con todos
bargo, para independizar esta pelcula sonora: un sonido des- los ingredientes de ja tcnica); lo real, por su parte, no co-
plazado o aumentado, una voz que tritura su grano, cerca, noce ms que las distancias, lo simblico no conoce ms que
en el pabelln de nuestra oreja, y la fascinacin volvera; pues mscaras; tan slo la. imagen (lo imaginario) est prxima, sola
LOS ALREDEDORES DE LA IMAGEN

la imagen es real (es capaz de producir el tintineo de la ver- i cia en relacin a la imagen: estoy hipnotizado por una distan-
dad). Acaso en el fondo la imagen no tiene, por derecho cia; y esta distancia no es crtica (intelectual); es, por as decir-
propio, todos los caracteres de lo ideolgico? El individuo his- lo, una distancia amorosa: Habra quizs, incluso en el cine
trico, como el espectador de cine que estoy imaginando, tam- . (tomo la palabra en su aspecto etimolgico), la posibilidad de
bin se pega al discurso ideolgico: experimenta su coalescen- gozar de la discrecin?
cia, su seguridad analgica, su riqueza de sentido, su naturali-
dad, su verdad: es una trampa (es nuestra trampa, porque 1975, Communications.
quin podra escapar de l?; lo ideolgico, en el fondo, sera lo
imaginario de una poca, el cine de una sociedad; al igual que
la pelcula que sabe encandilar, incluso tiene sus propios foto-
gramas: los estereotipos articulados en su discurso; no es el
estereotipo una imagen fija, una cita a la que se pega nuestra
lengua? No tenemos acaso una relacin dual, narcisista y ma-
ternal, con el lugar comn?

Cmo despegarse del espejo? Voy a arriesgar una respuesta


que constituye un juego de palabras: despegando (en el sen-
tido aeronutico y drogadicto del trmino). En efecto, sigue sien-
do posible concebir un arte que rompa el crculo dual, la fasci-
nacin flmica, y diluya el pegamento, la hipnosis de lo verosmil
(de lo analgico), recurriendo a la mirada (o escucha) crtica del
espectador; no es eso precisamente lo que Brecht llama el dis-
tanciamiento? Hay muchas cosas que pueden ayudar a despertar
de la hipnosis (imaginaria y/o ideolgica): los mismos proce-
dimientos del arte pico, la cultura del espectador o su alerta
ideolgica; al contrario que en el caso de la histeria clsica, lo
imaginario desaparecera desde el momento en que fuera obser-
vado. Pero' existe otro modo de ir al cine (que ya no consiste en
ir armado del discurso de la contra-ideologa); es ir al cine dejn-
dose fascinar dos veces, por la imagen y por el entorno de sta,
como si se tuvieran dos cuerpos a la vez: un cuerpo narcisista
que mira, perdido en el cercano espejo, y un cuerpo perverso,
dispuesto a fetichizar ya no la imagen, sino precisamente lo
que se sale de ella: el grano del sonido, la sala, la oscuridad,
la masa oscura de los otros cuerpos, los rayos de luz, la entrada,
la salida; en resumen, para distanciarme, para despegar, com-
plico una relacin usando una situacin. A fin de cuentas,
eso es lo que me fascina: lo que utilizo para guardar la distan-

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