Marcia Alejandra
Marcia Alejandra
Marcia Alejandra
R E V I S TA L AT I N OA M E R I C A N A
ISSN 1984 - 64 87 / n. 24 - dic. / dez. / dec. 2016 - pp.103-129 / Car vajal, F. / w w w.sexualidadsaludysociedad.org
opyright 2016 Sexualidad, Salud y Sociedad Revista Latinoamericana. This is an Open Access article distributed
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Resumen: El presente artculo aborda las condiciones de posibilidad de una serie de procedi-
mientos mdico-legales de cambio de sexo que tuvieron lugar bajo el Terrorismo de Estado
en Chile. Considerando la cobertura de prensa de la historia de Marcia Alejandra, la primera
mujer trans que obtuvo un cambio registral de sexo durante la dictadura de Pinochet, el pre-
sente texto se estructura en tres apartados. El primero toma como punto de partida la solici-
tud de cambio de sexo de Marcia Alejandra publicada en el Diario Oficial, para explicar
el marco legal en el que el cambio de sexo fue posible en el perodo. El segundo aborda la
proliferacin de enunciados y categoras mdicas que circularon en la prensa tomando como
escusa el caso de Marcia Alejandra, dando cuenta del rol que tuvo la Sociedad Chilena de
Sexologa Antropolgica en la configuracin de los discursos sobre el cambio de sexo. El
tercero analiza la inscripcin del relato de la transicin de Marcia Alejandra en la narrativa
sociopoltica de la fractura entre Unidad Popular y Dictadura.
Palabras clave: cambio de sexo; regulacin sexo-genrica; dictadura; sexologa; Chile
Introduccin
1
A lo largo de este texto utilizo categoras contemporneas como mujer trans o feminida-
des trans, aunque estos trminos no eran utilizados an en aquel perodo.
2
Estos datos son recogidos de la tesis doctoral en curso, titulada Regulaciones y contra-
regulaciones del gnero y la sexualidad durante el terrorismo de Estado en Chile (1973-1990).
El cambio de sexo como dispositivo en el discurso mdico legal, la prensa oficialista y el arte
anti-dictatorial, que tiene lugar en el Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires, y que ser defendida en los prximos meses.
tir del impulso de las libertades, que tiene lugar no slo en un plano macropoltico,
sino que es puesta en juego por las subjetividades y los modos de clculo en la vida
cotidiana (Murillo, 2015; Gago, 2014).
El presente texto est articulado en torno a dos supuestos. El primero consis-
te en que, durante el perodo dictatorial en Chile, las tcnicas de normalizacin
de los individuos y las poblaciones propias de regmenes disciplinarios, conviven
con el perfeccionamiento de las tcnicas regulacin y autogobierno de los sujetos
propias de las sociedades de control, que se corresponden con el desarrollo del
neoliberalismo (Foucault, 2007; Deleuze, 1999; Lazzarato, 2006). Paul B. Preciado
(2014) ha vuelto sobre la distincin entre regmenes disciplinarios y regmenes de
control, ubicando el gnero y la sexualidad en el centro de su conceptualizacin,
para sistematizar lo que entiende como regmenes sexo-genricos disciplinarios y
farmacopornogrficos.
En el esquema de Preciado, el rgimen disciplinario del sexo alude a la pro-
duccin de identidades biolgicas concebidas como verdades anatmicas, que se
definen a partir una lgica dicotmica (hombre/mujer) y que organiza las nocio-
nes de normalidad y perversin en torno a la dada heterosexualidad/homosexua-
lidad (Preciado, 2014:146). En la dcada de 1950, se producira una ruptura en
el rgimen disciplinario del sexo, cuando el mdico norteamericano John Money
propone la nocin de gnero para abordar la posibilidad de modificar quirr-
gica y hormonalmente la morfologa sexual. Desde este cambio de episteme, las
tcnicas farmacopornogrficas de control de los cuerpos no intentan castigar o co-
rregir los desvos de la norma desde el exterior, como las disciplinas, sino modular
los cuerpos a partir de tcnicas que se infiltran en el interior el cuerpo individual.
Las nuevas tcnicas de produccin del cuerpo, los materiales sintticos (silicona,
parafina, goma arbica), el consumo de hormonas o la ciruga, no buscaran sim-
plemente producir por medios artificiales una corporalidad estndar. El perodo
pos-moneyista implicara tambin una transformacin del modo de concebir el
cuerpo, que ya no respondera a una taxonoma clsica segn la cual a cada r-
gano y a cada tejido corresponde una nica funcin y a un nico emplazamiento
(Preciado, 2014:154).
Durante la dictadura de Augusto Pinochet, el rgimen disciplinario del sexo
puede advertirse en el modo en que los militares refuerzan valores catlico-con-
servadores, y afirman la sociedad familiar heterosexual como principal modelo
de identificacin de lo masculino y lo femenino (Grau et al., 1997). La dictadura
impone un discurso militarista-patriarcal que exacerba las identificaciones viriles
a la retrica de mando (Richard, 1993) y promueve la figura tradicional de mater-
nidad, que ubicaba a las mujeres en el rol de guardianas morales de la sociedad y
depositarias de las tradiciones nacionales (Junta Nacional de Gobierno 1974). En
cuanto a los procesos que involucran especficamente a la poblacin lgtbi (la sigla
refiere a personas y agrupaciones lesbianas, gays, travestis, transgnero, transe-
xuales, bisexuales e intersexuales), durante la dictadura estuvieron vigentes los ar-
tculos del Cdigo Penal n 365 (que penaliza las relaciones sexuales entre varones,
desde el ao 1875) y n 373 (que penaliza el ultraje a las buenas costumbres). Es
preciso aclarar, sin embargo, que salvo la aplicacin de estos artculos, que precede
y se extiende ms all del periodo dictatorial, hasta el momento no hay registros
de poltica represiva ideada por los militares que tuviera como finalidad la perse-
cucin directa de la diversidad sexual por su condicin de tal.3
A su vez, desde los primeros aos del perodo dictatorial, es posible advertir
indicios de la progresiva emergencia de tcnicas farmacopornogrficas de control
de los cuerpos, que dan cuenta de mecnicas de poder ms difusas, que se impli-
can en la modulacin del deseo subjetivo y en la medicalizacin de la sexualidad.
Desde fines de los aos 1970s, el burdel y la prostitucin de asiladas fueron
reemplazados por servicios individuales y reservados que tenan lugar en topless,
saunas y cabarets (Salazar & Pinto, 1999); y a su vez, comienzan a surgir las pri-
meras discotecas gay (Contardo, 2011), asociadas al fortalecimiento del mercado
nocturno y sexual. Simultneamente, durante los primeros aos de la dictadura
chilena, se realizaron intervenciones quirrgicas de cambio de sexo en hospita-
les pblicos y clnicas privadas, y se gestionaron rectificaciones civiles de nombre
y sexo. En un contexto marcado por la ausencia de movimientos lgtbi organizados
que intervinieran pblicamente en el campo de luchas polticas, introduciendo un
posicionamiento politizado de la sexualidad (Robles, 2009), esto fue posible, en
buena medida, gracias a las acciones emprendidas por la Sociedad Chilena de Se-
xologa Antropolgica y debido a que en Chile no haba una legislacin especfica
que regulara las intervenciones quirrgicas de modificacin genital.
Otro punto importante de remarcar es que el perodo que aqu abordamos
(1974-1975) es previo a la inclusin de la transexualidad como trastorno de iden-
tidad de gnero en 1977, en la novena versin de la Clasificacin Internacional
de Enfermedades de la Organizacin Mundial de la Salud, CIE-9, y luego, en el
manual de diagnstico de la Asociacin Americana de Psiquiatra el DSM-III
publicado en 1980. Eugenia Bianchi ha analizado la publicacin del DSM-III en
trminos de un desbloqueo epistemolgico y tcnico de la psiquiatra biolgica
norteamericana, que tendra como efecto vincular grupos poblacionales en dife-
3
En una entrevista reciente, la psicloga, fotgrafa y activista lesbiana Kena Lorenzini, ha
planteado que las razzias a homosexuales y travestis, en barrios prostibulares y discotecas
gay durante la dictadura, fueron recurrentes y encarnizadas. Ver: https://www.youtube.com/
watch?v=hKGRTMZzlfc Es un trabajo pendiente investigar sobre las razzias en el perodo.
4
Hasta el momento hemos reunido alrededor de 150 notas de prensa que hablan sobre el cam-
bio de sexo entre los aos 1974 y 1977, revisando los siguientes diarios y revistas: La Estrella
del Norte, El Mercurio de Antofagasta, La estrella de Valparaso, La tercera de la Hora, Las
Ultimas Noticias, y la revista Vea.
1. Marcos legales.
Durante los primeros aos del rgimen dictatorial, el Estado estableci una
poltica represiva de persecucin y exterminio de aquellos consignados como opo-
sitores polticos, y una sistemtica vigilancia sobre la identidad de las personas
(Comisin Nacional sobre la Prisin Poltica y Tortura, 2005). No es un hecho
menor que, en ese contexto, una mujer trans haya hecho uso de un resquicio legal
para lograr un cambio de nombre y sexo, desafiando y alterando, as, la supuesta
inmovilidad de los criterios legales de fijacin de la identidad sexualizada.
La norma que permita el cambio de nombres y apellidos en los documentos de
identificacin, conocida como Ley n 17.344, fue promulgada el 22 de septiembre
de 1970 durante el gobierno de Salvador Allende. Segn esta ley, toda solicitud
de cambio de nombre deba ser redactada por el Secretario del Tribunal Civil co-
rrespondiente, contener la individualizacin del solicitante y la indicacin de los
nombres y apellidos que ste pretende usar en reemplazo de los propios. La ley es-
tipulaba que, una vez presentada, la solicitud deba ser publicada en un extracto en
el Diario Oficial, tras lo cual era preciso esperar 30 das. Esta medida tena como
finalidad garantizar el derecho de terceros, estableciendo un plazo para que cual-
quier persona que tenga inters en ello pueda oponerse a la solicitud (Ministerio
de Justicia, 1970). Sin embargo, es preciso notar que se trata de un requisito que
atenta contra la privacidad de las personas trans y las expone al juicio de la opinin
pblica, a la estigmatizacin y a la discriminacin. En caso de no haber oposicin,
el tribunal quedaba autorizado para proceder al cambio de nombre (y despus de la
solicitud de Marcia Alejandra, tambin de sexo registral), que deba aplicarse, tan-
to a la partida de nacimiento como a todos los documentos de identificacin de la
persona. As, el 2 de mayo de 1974, durante el primer ao de la dictadura, aparece
publicada en el Diario Oficial, la siguiente solicitud de cambio de nombre y sexo:
Fue a partir de esta solicitud que sali a la luz pblica la historia de Marcia
Alejandra, una mujer trans que naci y vivi la mayor parte de su vida en Anto-
fagasta (una ciudad portuaria del norte de Chile, marcada histricamente por la
actividad minera), que se dedic gran parte de su vida al oficio de peluquera y que
tambin incursion como vedette. Es preciso notar que la ley admite el cambio de
nombre y apellidos en relacin a tres causales: cuando el nombre causa menoscabo
material o moral; cuando la persona haya sido conocida por ms de cinco aos con
un nombre distinto al consignado en sus documentos; o para aclarar una filiacin
antes no determinada. Como ha advertido Andrs Rivera, en aos posteriores, las
personas trans que solicitan cambiar de nombre y sexo suelen ser impelidas a aco-
gerse a la segunda causal, teniendo que comprobar con testigos que durante ms
de cinco aos han sido conocidas con nombres diferentes de los consignados en sus
documentos; y, en muchas ocasiones, logran el cambio de nombre pero no de sexo
(Rivera, 2009). El caso de Marcia Alejandra es un antecedente importante porque
muestra, en cambio, una apelacin exitosa a la causal de menoscabo moral o ma-
terial, cargando su demanda de una connotacin poltica, al acusar un dao en
el hecho de no poder ser reconocida con el nombre y sexo con que se identifica, y
logrando obtener tanto el cambio de nombre como de sexo registral.
Como veremos, la publicacin de la solicitud de Marcia Alejandra en el Diario
Oficial multiplic los discursos moralizantes y patologizantes sobre el cambio de
sexo en la prensa sensacionalista. Pero al mismo tiempo, dej en evidencia que
haba un resquicio legal a partir del cual se haca posible el cambio de nombre y
de sexo registral, lo que fue tomado como precedente por muchas otras mujeres
trans en esos aos.5 En Chile no haba una ley especfica que sancionara o regula-
ra las intervenciones quirrgicas de modificacin genital. Este vaco legal abri
un campo de accin, mdico y jurdico, en relacin al cambio de sexo que, sin
embargo, no lleg a sentar jurisprudencia. Por esta razn, cada caso qued sujeto
al criterio del juez de turno. Muoz (2015) sugiere que los jueces han hecho, a tra-
vs de sus sentencias, lo que los legisladores no han hecho a travs de las leyes, lo
que se explicara, desde su perspectiva, por una apertura cognitiva [de los jueces]
a aplicaciones tecnolgicas de saberes mdicos ampliamente validados (Muoz,
5
En la prensa encontramos 5 casos de mujeres trans que lograron rectificar su nombre. A
travs de entrevistas realizadas por la autora, hemos sabido que se realizaron numerosas
rectificaciones de documento durante la dictadura. Sera necesario hacer un seguimiento de
las solicitudes publicadas en el Diario Oficial para tener un nmero estimado del nmero de
casos en este perodo. Durante el proceso de investigacin, a travs del doctor Guillermo Mac
Millan, hemos tenido noticias del caso de una persona trans masculina, que fue sometida a
intervenciones quirrgicas durante los aos 1980s en Valparaso y recin logr su cambio de
nombre y documento en los1990s.
2. Discursos mdico-sexolgicos
una solucin para el conflicto con la ley de las personas trans, ante la aplicacin
del artculo 373, que era y contina siendo utilizado para penalizar los cuerpos
no normativos. As, en ausencia de agrupaciones lgtbi, fue el campo sexolgico el
que abri un espacio de inteligibilidad para las identidades trans, aunque desde un
marco patologizante y medicalizante.
Gracias a la entrevista que Juan Diego Gonzlez le hizo a Marcia Alejandra en
el ao 2007, tenemos la posibilidad de contar con su relato del proceso de diagns-
tico y de la ciruga. Antes de revisar el modo en que la prensa construy el relato
sobre su operacin, se abordarn aquellos puntos del relato de Marcia Alejandra
que entregan datos adicionales sobre los procedimientos mdicos por los que pas
y que no aparecen en los relatos de la prensa. En la entrevista de 2007, Marcia
Alejandra seala que tuvo noticia sobre la posibilidad de operarse cuando ley
en el diario un artculo donde entrevistaban al doctor Osvaldo Quijada, entonces
presidente de la SChSA, que deca: en nuestro pas prontamente se podra realizar
un cambio de sexo. Imagnate, lo que era para m esa noticia, era el gobierno de
Allende, lleno de libertades y posibilidades, un gobierno que permitiera hacer esa
operacin (Gonzlez, 2007:4). Ms adelante, agrega que todo esto se realiz en
el gobierno de Allende y por eso me pude operar, se supona que era un plus pol-
tico y cientfico para la poca (Gonzlez, 2007:10). Luego de leer la noticia en el
diario, Marcia Alejandra le escribi una carta al doctor Osvaldo Quijada con el
fin de ser operada. Viaj a Santiago con su madre, para ser sometida a una larga
entrevista sobre su biografa, el desarrollo de sus caracteres sexuales y su vida
sexual, tras lo cual empez un proceso de exmenes mdicos y psiquitricos que
duraron alrededor de un mes.
La operacin de Marcia Alejandra tuvo lugar en el Hospital San Borja de la
Universidad de Chile, donde la SChSA tena radicada su sede. Un primer punto a
destacar es que Marcia Alejandra tena conocimiento de los discursos mdicos so-
bre la transexualidad; haba ledo sobre el caso de Christine Jorgensen y tambin,
segn cuenta en una entrevista de 1975, el libro Cambio de sexo () de la SChSA.
Otro campo de socializacin de informacin habra sido el contacto que Marcia
Alejandra tuvo con el Blue Ballet (conjunto al que se incorpor por un tiempo
como peluquera), pues uno de sus integrantes se haba sometido a una operacin
de modificacin genital en el extranjero (Gonzlez, 2007).
Por lo tanto, al relacionarse con los profesionales mdicos, Marcia Alejandra
pone en juego sus lecturas sobre transexualidad. Cuenta por ejemplo que, si bien
se auto-administraba hormonas que haban modificado su cuerpo, ocult esta in-
formacin a los mdicos por temor a que pensaran que la operacin era algo que
obedeca ms a su voluntad que a la naturaleza (Gonzlez, 2007). Tambin
relata que, debido a sus transformaciones corporales (que tuvieron lugar producto
cial con trozos del intestino grueso), l habra utilizado los propios tejidos del pene
y del escroto para conservar zonas de excitacin. As, la tcnica quirrgica y las
complicaciones post-operatorias (como la estrechez de la uretra, que fue preciso
corregir), son puestas en discurso hasta el ms mnimo detalle.
Al final de su entrevista, Salas Vieyra concluye: como cosa anecdtica puedo
contarle que terminamos la operacin hacindole hoyitos en las orejas (Evans,
1974:15). La frase refiere a la costumbre, habitual en Chile, de perforar las orejas
a quienes han sido asignadas como nias al nacer. La figura ubica la situacin
pos-operatoria en el imaginario de un volver a nacer, y a la persona operada
en una posicin infantilizada. De modo que Marcia Alejandra es ubicada por el
discurso mdico en una posicin ambigua, que flucta entre la infantilizacin y la
exigencia, activa y acechante (el paciente me llega, yo no lo busco).
Adems, como otras notas publicadas en diarios y revistas de la poca, el
reportaje cita fragmentos del libro Cambio de sexo () publicado en 1968 por
la SChSA. Cuando el caso de Marcia Alejandra se hace pblico, estos discursos
expertos salen de la acotada esfera cientfica y atraviesan un umbral periodstico,
adquiriendo valor meditico. Es preciso sealar que, entre 1968 cuando se pu-
blica el libro Cambio de sexo () y mayo de 1974 fecha en que se publica la
nota As oper a Marcia Alejandra todava no se haba producido el desbloqueo
epistemolgico y tcnico del diagnstico de la transexualidad, pero s se haban ido
depurando las categoras diagnsticas en el campo mdico internacional. En 1973,
Norman Fisk haba acuado la categora disforia de gnero. Como han apunta-
do investigadores y activistas, la disforia de gnero, en tanto categora diagnstica,
obliga culturalmente a las personas trans a percibirse a travs de un diagnstico
psiquitrico [] exige a quien es receptorx del mismo asumirse como alguien que
naci en un cuerpo equivocado(Otto etal., 2013:17). Aunque esta categora no
aparece como tal en las notas de prensa, es posible pensar que ya era operativa en
el contexto chileno.
El reportaje de la revista Vea exhibe el carcter difuso y opaco del cambio de
sexo como enunciado. Permite advertir que el discurso sexolgico de fines de la
dcada de 1960, que conceba la transexualidad como una forma de intersexuali-
dad, conviva con el discurso psiquitrico que postulaba la transexualidad como
un fenmeno especficamente psquico.
A fines de los aos 1960s, los mdicos de la SChSA defendan una base biol-
gica de la diferenciacin sexual y de las conductas sexuales, donde la accin de las
gnadas, las hormonas y los cromosomas tendran un rol determinante. Se inspi-
raron en la ley de Jost (Quijada, 1983), que estableca que si no se desarrollara la
gnada masculina en el embrin por falta de andrgenos, todos los embriones na-
ceran hembras, aunque no se desarrolle la gnada femenina. Esta perspectiva, que
6
Como se puede leer al inicio de la nota: el bistur de un cirujano hizo de varita mgica en
mayo del ao pasado corrigiendo un supuesto error cometido por la naturaleza (Evans,
1974:14).
ternas e internas, intervinindose slo sobre las primeras (Evans, 1974:16). Estas
pequeas disputas permiten advertir cmo se van diferenciando ambas categoras.
La prensa sensacionalista traslada el contexto de enunciacin mdico desde
consultorio hacia el reportaje pblico, amplificando sus efectos sociales en un am-
biente dictatorial. Las declaraciones de expertos en primera persona, pueden refe-
rir o no a asuntos mdicos, pero estn investidas por la autoridad de la enunciacin
mdica, produciendo efectos de verdad, solemnidad y autoridad. La predominancia
que le da la prensa a la voz en primera persona de los mdicos permite identificar,
de modo ms ntido que en los documentos estrictamente cientficos, los aspectos
morales que atraviesan el discurso mdico.
ella cuenta, entre otras cosas, que su padre era un obrero sindicalista de la mina
de Chuquicamata7, por lo que es posible suponer que era un hombre vinculado a
la izquierda. Tambin cuenta que, antes de operarse, ley el libro Cambio de sexo
() de la SChSA. Y se explaya sobre sus proyectos profesionales en el mundo del
espectculo. Sin embargo, estos parecen datos menores para el principal objetivo
de la entrevista: escrutar y extraer verdades sobre su vida sexual posoperatoria.
El reportaje est organizado por la lgica del secreto, la confesin y la consuma-
cin del debut como mujer de Marcia Alejandra, en relacin al striptease como
acto ltimo de verificacin y certificacin pblica del gnero elegido. En una de sus
declaraciones, ella seala: Har striptease total. Mi novio me dio permiso. Nos
vamos a casar y cuando tengamos un hogar bien constituido, vamos a adoptar un
hijo (Habla Marcia Alejandra, 1975:19). La nota no slo expresa la obsesin
por el nudo entre la genitalidad y la verdad del sujeto que despiertan las personas
trans en las personas no trans. Tambin muestra que la norma sexo-genrica dicta
que Marcia Alejandra debe parecer una mujer (mujer-madre-heterosexual-doms-
tica), pero al incitar el striptease como verificacin de la verdad corporal, tambin
decreta que siempre ser casi una mujer, estableciendo as una frontera entre mu-
jeres verdaderas y no verdaderas. Al mismo tiempo, es posible advertir que en esta
nota Marcia Alejandra promociona su carrera de vedette, explotando la fantasa
de la duea de casa que hace striptease con permiso de su marido. Este no es un as-
pecto menor, pues como ha seala Namaste (2009), la constitucin y reproduccin
misma del gnero, para quienes han cambiado de sexo, se habilita y se produce
a travs del trabajo. De modo que Marcia Alejandra poda estar haciendo un uso
estratgico de la prensa para ganar publicidad, como una manera de utilizar los
medios de supervivencia que tena a la mano.
Otro eje, en el que se superpuso la distincin entre legalidad/ilegalidad a la
distincin homosexualidad/transexualidad, tiene relacin con uno de los aspectos
del cambio de sexo que generaba mayor ansiedad social: el modo en que un
cambio en la identidad de gnero poda afectar el modo de comprender la prctica
sexual. Cuando la prensa hizo pblica la noticia de que Marcia Alejandra conviva
con una persona de sexo masculino que era su pareja, el sentido comn meditico
volvi a producir una zona de indistincin entre transexualidad y homosexuali-
dad, planteando que podra ser procesada por sodoma. En este caso, fue el dis-
curso jurdico el que se encarg de diferenciar y separar transexualidad de homo-
sexualidad, alejando a Marcia Alejandra de su pasado infractor: en cuanto a que
7
La mina de Chuquicamata es una mina de cobre y oro a tajo abierto, ubicada a 250 km de
Antofagasta.
Marcia Alejandra pueda ser detenida y procesada por sodoma al convivir con un
hombre, el abogado Soto explic que no hay delito, por cuanto las relaciones se
generan entre rganos sexuales diferentes, aunque el de uno de los sujetos sean ar-
tificiales (En Chile debe legislarse, 1973). El abogado Soto, que en esta nota
habla de hombres y mujeres de laboratorio, aleja el imaginario del hermafrodita,
mostrando en cambio un cierto optimismo por el aspecto cientfico y moder-
no en las tecnologas quirrgicas, y admitiendo la idea de un cuerpo que no queda
ligado a la idea de naturaleza, sino que puede estar co-constituido por la tcnica.
Este argumento coincide con discursos jurdicos de la poca, que sustentaban que
el bien jurdico sostenido por el delito de sodoma es el principio de que toda c-
pula debe tener lugar entre personas de distinto sexo (lo que en realidad implica
decir, distintos genitales), incluso aunque el acto sexual no tenga como finalidad
resguardar la procreacin (Arancibia, 1966).
La configuracin discursiva en torno a la ilegalidad/legalidad de una identidad
podra pensarse como una recodificacin sexo-genrica de la distincin ideolgica
entre el caos de la Unidad Popular y el orden de la Dictadura. La divisin entre un
antes (infractor, homosexual, promiscuo) y un despus (que promete el comienzo
de una nueva vida normal, organizada por la heterosexualidad familiar) muestra,
aunque no se diga de manera explcita, de qu modo la prensa le adjudica a la
ciruga un carcter correctivo biolgico, moral y tambin legal, en la medida que
promete el ingreso al estatus de ciudadana.
Esta contraposicin, entre el antes y el despus de la ciruga, es planteada
visualmente evocando los cdigos de la campaa Ayer y Hoy, en un dptico de
dos fotografas de Marcia Alejandra, incluido en una nota publicada en octubre
de 1975 la revista Vea. 8
El dptico presenta un primer rasgo notable: la desproporcin entre la imagen
a gran tamao, que muestra un primer plano cerrado (sin contexto) de Marcia
Alejandra, ya operada y mirando a cmara, haciendo secuencia con una segunda
fotografa de menor tamao, que la exhibe bajando del furgn policial luego de su
detencin en el Club Anillo Rojo de Antofagasta, en marzo de 1973. La imagen
que busca exhibir el perfil delictual de Marcia Alejandra ya haba sido utilizada
como foto de portada por la revista Vea en una edicin anterior, en mayo de 1974
pero el polica no apareca, como aqu, en el encuadre. Una fotografa, muy simi-
lar a la que la muestra posando y mirando a cmara, se incorpor en la portada
de la revista Vea donde se public la primera entrevista a Marcia Alejandra. Se
8
Se trata de un reportaje que no est dedicado a Marcia Alejandra sino a otra mujer trans de
Antofagasta, de la que slo se consigna su nombre masculino, Osvaldo Vargas.
supone que ambas imgenes muestran a la misma persona, pero entre la fotografa
que muestra a Marcia Alejandra con el rostro descubierto y aquella en que apa-
rece mirando a cmara ha sucedido algo (la operacin, el Golpe de Estado). Las
imgenes van acompaadas del siguiente subttulo: Marcia Alejandra despus
de la operacin (izquierda). Arriba, cuando an era hombre y fue detenido en el
crculo rojo (sic) de Antofagasta. Cabe notar que el epgrafe dice crculo rojo
en lugar de anillo rojo, donde crculo rojo invoca el imaginario conspirativo de
la cofrada, del conjunto restringido de personas que se agrupan con un fin parti-
cular. Esta errata es un indicio de la estrategia de la prensa que, en sta y en otras
notas, buscaba enfatizar los datos que contribuan a construir el pasado de Marcia
Alejandra como delictual.
que dicen las didascalias, lo lgico hubiera sido que la secuencia ubicara prime-
ro, en el lado izquierdo la imagen que muestra la escena de represin policial y
a su derecha, la imagen post-operatoria de Marcia Alejandra. Sin embargo es al
revs, como si la inversin y el tamao desproporcionado de ambas fotografas
convirtiera un eje temporal en un eje espacial e hiciera, del antes y el despus, un
adelante y un detrs.
En el dptico fotogrfico de la revista Vea, el striptease como develamiento
es enlazado a la pesquisa policial, no slo como temas de la fotografa sino en
tanto procedimientos. La fotografa que muestra a Marcia Alejandra bajando del
furgn policial funciona como la prueba o evidencia que busca romper la ilusin
de su fotografa posoperatoria; el cuerpo vestido devela el cuerpo desnudo de
Marcia Alejandra. Pero en este punto, hay algo interesante de advertir. Aunque el
epgrafe de la fotografa policial busca restituir la identidad masculina de Marcia
Alejandra, la imagen no muestra un cuerpo masculino. La imagen posoperatoria
de Marcia Alejandra no se confronta con la imagen de su pasado como hombre
sino con su pasado como travesti. Con un pasado en el que, desde el punto de
vista dominante (cis-hetero-patriarcal), ya haba una simulacin. No ocurre algo
con estas imgenes, que contradicen la operacin como borrn y cuenta nueva, en-
tre el Ayer y el Hoy? Es posible que estas imgenes buscaran trazar una continui-
dad antes que una ruptura; que la prensa utilizara esta secuencia de imgenes para
testificar la vigencia de un engao en el cuerpo desnudo de Marcia Alejandra,
reducindolo a mera pose?
Silvia Molloy (2012) ha propuesto pensar una epistemologa de la pose. La
pose supondra un primer momento de visibilizacin y un segundo momento de
desustancializacin de lo mostrado. Si bien Molloy toma la pose para pensar los
aspectos crticos de homosexualidad a fines del siglo XIX, esta lgica no tiene
los mismos efectos al pensar la relacin entre pose y transexualidad, donde la se-
cuencia de visibilizacin y desustancializacin resulta, en cambio, ejemplar de los
modos de borramiento de las personas trans. Por un lado, en la fotografa que la
muestra como vedette, Marcia Alejandra toma control de su imagen, apropindose
a travs de ella de la subjetividad femenina que los titulares, los textos periodsti-
cos y la sociedad, le niegan. Pero al colocarla junto a su imagen delictual, es como
si el discurso cis-hetero-patriarcal buscara enfriar (Vargas, 2014) la fotografa
de Marcia Alejandra como vedette, protegindose as de su eroticidad. La captura
documental y realista de la fotografa policial no slo enfra sino tambin parece
tener la funcin de desenmascarar la fotografa posoperatoria de Marcia Ale-
jandra como vedette, reducindola a mera pose. Lo que la secuencia evidencia es
la necesidad del discurso cis-hetero-patriarcal de des-realizar la transexualidad,
reducindola a una mentira, a una tergiversacin; un sealamiento moral que atri-
4. Discusin
Por un lado, vimos cmo la prensa pone a circular una serie de discursos
mdicos sobre el cambio de sexo, surgidos a fines de la dcada de 1960 en
el campo de la sexologa, otorgndoles un valor periodstico y de divulgacin
durante el perodo dictatorial. Estos discursos mdicos dejan ver el progresivo
trnsito desde regmenes disciplinarios hacia regmenes frmaco-pornogrficos
de la sexualidad, en la medida en que ponen a circular una concepcin del sexo
como algo que no estara necesariamente dado por la naturaleza, sino como
una instancia susceptible de ser cambiada, completada o corregida a travs
tcnicas como la genitoplasta y, en menor medida, por tcnicas ms maleables,
como la hormoterapia.
Por otra parte, en los discursos sobre el cambio de sexo, la oposicin entre
homosexualidad y transexualidad comienza a introducir una diferenciacin entre
gnero y sexualidad (Valentine, 2007). Esto implica que la distincin entre gnero
y sexualidad no est dada, sino que es histrica y va cambiando. En efecto, aun-
que la distincin entre gnero y sexualidad comenzaba a delinearse, lo que no se
admita an es lo que, desde un lenguaje contemporneo, entenderamos como las
mltiples combinatorias entre sexo, gnero y deseo sexual. En el contexto de una
dictadura que sostena oficialmente un discurso familiarista, y donde la homose-
xualidad masculina continuaba proscrita por el artculo 365 del Cdigo Penal,
lo que no poda ser formulado es que las personas trans pueden tener distintas
opciones sexuales que no se restringen a la heterosexualidad. Los discursos m-
dico-sexolgicos buscaban preservar una pureza de la virilidad (como muestra
el discurso mdico cunado plantea que es ms fcil y natural feminizar a una
persona asignada como varn que masculinizar una persona asignada como mu-
jer) y permiten notar el riguroso silencio sobre el lesbianismo, los varones trans y
otras experiencias transgnero. Por estas razones, la prensa y el discurso mdico
reproducen la diferenciacin entre homosexualidad y transexualidad en trminos
de una oposicin excluyente, y producen un arbitrario anudamiento entre transe-
xualidad y heterosexualidad.
Los discursos sobre el cambio de sexo, que surgen primero en el campo
sexolgico, fueron luego retomados por la prensa, entrando en relacin con la
contraposicin caos/orden promovida por la Dictadura Militar para diferenciarse
del gobierno de la Unidad Popular. Esto dio lugar a narrativas que codificaban
la transicin de Marcia Alejandra como el paso de la ilegalidad a la legalidad de
una identidad, otorgndole a la prctica quirrgica un carcter correctivo. As, la
biografa de Marcia Alejandra es fracturada entre un antes infractor, asociado
a la indefinicin sexual, la homosexualidad y la criminalizacin de las sexua-
lidades no normativas (artculo 373 del C.P.) y un despus, asociado a la defini-
cin sexual como mujer, marcada como legal. Sin embargo, esta narrativa lineal
9
Esta ha sido la postura de la Unin Democrtica Independiente, el partido de filiacin del
Opus Dei, que ha tenido su principal vocera en la senadora y presidenta de la Comisin de
Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadana del Senado, Jacqueline van Rysselberghe,
quien se ha opuesto pblicamente al proyecto de Identidad de Gnero.
Recibido: 09/10/2015
Aceptado para publicacin: 11/05/2016
10
Ver el texto de la Fundacin Jaime Guzmn Ideologa de gnero amenaza real al matrimo-
nio y la familia? donde sistematizan sus argumentos. Ver: http://www.temas.cl/2014/05/15/
ideologia-de-genero-amenaza-real-al-matrimonio-y-la-familia/
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