Cuento

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Autor:

Yolanda Fernndez
Edades:

Todas las edades


Valores:

respeto, arrepentimiento, buenos modales


La Pingina Tina no tena buenos modales. Todos los das sala de casa
temprano para ir a la escuela dando un portazo sin importarle si
despertaba a los vecinos.

Por la tarde, pona la msica a todo volumen despertando de su siesta a los


bebs pingino de los vecinos y por la noche, no haba quin pegara ojo
porque la televisin de su cuarto siempre estaba muy alta. Tiraba las bolsas
de snacks a base de krill al suelo y pegaba los chicles a los asientos del
autobs. Sorba la sopa de gambas haciendo un ruido espantoso y se colaba
todos los das en la cola de la pescadera. Por si esto fuera poco, encima,
nunca daba los buenos das, ni tampoco las gracias.

La Pingina Tina disfrutaba mucho durante el invierno. Era su estacin del


ao favorita. Usaba largas bufandas de lana muy gruesa, guantes de lana
natural, jerseys de cachemira y divertidos gorritos con pompones de mohair.
Le encantaba la lluvia y disfrutaba de lo lindo saltando sobre cada charco de
agua que encontraba a su paso. Por ello, tena una gran coleccin de botas
de agua: con cordones, con cremalleras, con pequeas hebillas doradas,
forradas de lana de oveja, con estampados de topos, con corazones... Tina
tena un juego de botas de agua para cada da de invierno.

Toda su familia insista en decirle que saltar sobre todos los charcos de agua
que se encontraba en la calle, no estaba bien porque salpicaba a los dems
viandantes, a los bebs pinginos que iban en el carrito o a las ancianas
pinginas que se apoyaban en su bastn... Pero Tina slo pensaba en
pasrselo bien.
- Tina, hija, esas no son formas adecuadas de comportarse le deca su
mam. Es de mala educacin ir salpicando a los transentes.
- Bah! Que ms da! Adems yo me divierto mucho as responda Tina con
una sonrisa.

Adems de las botas de agua, Tina tena predileccin por los abrigos de lana.
Tanto, que tena un armario entero en su cuarto para guardarlos todos. Y de
todos ellos, haba uno que le gustaba especialmente. Era su preferido y lo
trataba con mucho cuidado para que le durase toda la vida. Era un abrigo de
lana de color rojo caperucita. Con botones de madera y bolsillos. Era precioso
y sper calentito.
Un da en que llevaba puesto su abrigo de lana preferido, un autobs de dos
plantas pas sobre un enorme y profundo charco en la carretera
empapndola de agua y barro de arriba abajo y estropeando sin remedio su
precioso abrigo de lana rojo. Tina se enfad muchsimo y lleg a su casa muy
triste.

- Mira mam, mira lo que me ha


pasado! Mi abrigo favorito Toda la culpa ha sido de ese autobs al que le
ha dado igual que yo pasara al lado con mi abrigo!
- Ejem - tosi la mam de Tina - Y cuntas veces te he dicho yo que t no
debas ir por la calle saltando sobre los charcos? Eh?

Tina de repente se siti muy culpable al entender lo mal que haba estado
hasta ahora ir saltando encima de los charcos. Se dio cuenta de que si ella
no quera que le mojaran, ella no poda ir haciendo lo mismo a los dems. Y
desde ese momento comenz a portarse mucho mejor siguiendo los consejos
de su familia, tratando a los dems como le gustara que le tratasen a ella.

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