Agradecimiento
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Es por ello que realizamos esta siguiente investigacin, tomando como punto de
partida los amplios desarrollos tanto en el mbito terico como en el de los
derechos humanos, se enfoca especialmente en las problemticas relativas a la
tipificacin del feminicidio o femicidio como delito en las legislaciones penales de
diversos pases de la regin.
Uno de los grandes retos del siglo XXI es la erradicacin de la violencia de gnero.
La meta supone el reconocimiento y la utilizacin de un paradigma de anlisis:
feminicidio-femicidio. El trmino apareci en la segunda mitad del siglo pasado y
su validacin actual certifica que aquellos conceptos polticos que se construyeron
por la alianza entre los movimientos sociales, sientan las bases para un cambio
social sin precedentes.
Hace algn tiempo en nuestro pas, sobre todo desde este ao se le est dando
relevancia a un tema preocupante y que requiere de rpida accin, nos referimos
al delito popularizado como femicidio.
Sin duda este flagelo se debe al excesivo machismo que an perdura en nuestra
sociedad, entre otros factores de relevancia, por ejemplo enfocndose dentro del
mismo machismo, una de las principales causas de este tipo de muerte son los
celos, que terminan en este tipo de actuaciones y resultados tan trgicos.
No obstante este problema social existe desde hace muchos aos y no slo en
nuestro pas, el tema principal es que ahora est saliendo fuertemente a la luz
pblica con el objeto de intentar poner un freno a este dilema que afecta no slo a
la vctima, sino tambin a toda su familia y a todos sus cercanos y que por
supuesto nos hace dao a todos como sociedad.
CAPITULO II
MARCO TEORICO
Fue Ciudad Jurez, Chihuahua la que desat la alarma hace casi 20 aos, en
1993, tras el asesinato de Alma Chavira Farel y otros crmenes que tuvieron gran
impacto social como los de Lomas de Poleo, Cristo Negro, Lote Bravo o Campo
Algodonero. Aunque Chihuahua no es la regin con mayor nmero de feminicidios
ni de mujeres desaparecidas del pas (el Estado de Mxico ya encabeza la terrible
lista), el caso de Ciudad Jurez es paradigmtico por el alto nivel de denuncias de
las familias y activistas, la constante exigencia de justicia que sigue sin recibir una
respuesta satisfactoria y la internacionalizacin del fenmeno.
No hay que olvidar tambin que la violencia machista se agrava cuando el pas
atraviesa una situacin de conflicto y la violencia sexual se utiliza como parte de la
estrategia de guerra: ya sea por motivos religiosos, legales, culturales o polticos,
miles de mujeres son asesinadas anualmente en todo el mundo. Dos ejemplos
claros los encontramos en El Salvador donde en la ltima dcada ha aumentado
exponencialmente el nmero de feminicidios debido a la proliferacin de las maras
que consienten el asesinato de mujeres como rito de iniciacin para pertenecer a
las pandillas.
Pareciera que los asesinatos de mujeres por razones de odio slo pudieran darse
dentro de una cultura machista y un sistema patriarcal enquistado en un marco de
impunidad, inoperancia del Estado y desorganizacin administrativa. Sin embargo,
tambin en el Primer Mundo existen los feminicidios y la violencia sexual contra
las mujeres, aunque el trmino no est asentado en Europa, bsicamente por una
cuestin de mentalidad neocolonialista de la que cuesta desprenderse respecto a
otros pases dnde s se ha conceptualizado sobre el feminicidio.
No obstante, Jean Michel Bouvier, padre de una joven turista francesa asesinada
en la Quebrada de San Lorenzo (Espaa) junto a una amiga en julio del 2011, ha
emprendido una campaa para reclamar a los poderes pblicos franceses la
inclusin en el Cdigo Penal de la figura del crimen de feminicidio con el propsito
de convertir los asesinatos machistas en un delito contra la humanidad.
Las secuelas del feminicidio son dolorosas y dejan vidas, familias y generaciones
destruidas. En el caso de las mujeres que han sobrevivido a una tentativa de
feminicidio, ellas soportaron, antes, violencia psicolgica, fsica, sexual o
econmica. En estas vctimas, las secuelas afectan su cuerpo y su alma. Sufren
trastornos clnicos de ansiedad y de depresin graves, pueden caer en el abuso
de alcohol o sustancias psicotrpicas, buscar autolesionarse (daarse a s
mismas) e incluso tratar de quitarse la vida.
Hay mujeres con hijos de un primer matrimonio fallido que incluso estn
agradecidas porque sus nuevas parejas, agresores y potenciales feminicidas, las
aceptaron con hijos que no son suyos y porque cubren sus necesidades
econmicas. Aceptan ser maltratadas y que sus mismos hijos sean abusados. Si
se separan del agresor, tienden a buscar otra relacin con el mismo perfil de
violencia.
2.2 EN LA FAMILIA
Consultada al respecto, la magster Lorena Cox dijo que las secuelas en los hijos
del feminicidio pueden ser muy graves. Desde el sufrimiento excesivo hasta la
reproduccin de la violencia. Al haber vivido en un entorno violento, reproducirn
esa violencia ya sea de forma activa o pasiva.
Y qu pasa con las madres, los padres de una mujer vctima de feminicidio?
Sienten un enorme vaco en sus vidas, sufren ataques de frustracin por no haber
prevenido las muertes de sus hijas, por no haber detectado a tiempo las seales
de la violencia que sufran. Tratan de reconstruir mentalmente lo que pas para
hallar respuestas. Las familias enfrentan estados depresivos. Al principio se
sienten culpables, pero al final reconocen que las mujeres suelen esconder de sus
padres que son vctimas de violencia, ya sea para evitarles sufrimiento o por temor
a ser separadas del agresor del que dependen emocionalmente.
Hay padres que se vuelven activistas para prevenir, educar, pues entienden por
experiencia propia que estas muertes se pueden evitar con la prevencin,
logrando que los agresores tengan acceso a contencin educativa, teraputica y
social de sus impulsos.
Hay madres que no pueden asumir siquiera que sus hijas estn muertas y se
aslan tanto de la sociedad que viven en depresin y esa depresin les hace
descuidar su salud y sus necesidades bsicas. "Pueden fallecer por ese descuido,
por ese abandono de s mismas causado por una depresin profunda".
Dependiendo del tipo de violencia que han atestiguado los hijos en su hogar,
pueden sufrir secuelas en la esfera sexual cuando sus madres han sido
violentadas en su intimidad. He evaluado a muchos hijos testigos de feminicidios.
Tienen inestabilidad emocional, un dbil control de sus relaciones, de sus
emociones y en varios casos cometen delitos menores, por el alto grado de
frustracin y de culpabilidad que sufren.
Estos hurfanos se quedan con tos, abuelos, primos, pero siempre son adultos
estables. Estos familiares los golpean y los rechazan porque los consideran una
carga adicional y los empujan, indirectamente, a autolesionarse, a la delincuencia,
la promiscuidad e incluso a quitarse la vida.
Cuando matan, estas personas justifican sus crmenes diciendo que lo hicieron por
motivos pasionales, pero es por la violencia internalizada. Tambin exponen
argumentos que desbordan en lo absurdo: desde que la comida estaba fra hasta
que alguien la miraba y seguro ella le dio motivos o la atenda ms a mi
hermana. No planifican el feminicidio, sino que este delito es circunstancial y
producto de su falta de control de impulsos y de contencin social, educativa.
Pueden planificar su suicidio, pero no la muerte de su vctima.
Estas personas pueden volver a relacionarse con otras mujeres que tengan las
mismas caractersticas de su anterior vctima y repetir su delito. Por eso es
necesario someter a los feminicidas a evaluaciones de grado de peligrosidad
criminal, para detectar la posibilidad de reincidencia futura pues algunos
feminicidas son seriales.
En el feminicidio no ntimo, el criminal es un feminicida efectivo porque no ha
habido un proceso de violencia anterior contra su vctima, su mvil es la violacin
sexual, pero tiene rasgos psicopticos de personalidad. Ellos s planifican matar
en caso de rechazo y su grado de peligrosidad criminal es mayor que el de un
feminicida ntimo, porque no se conoce su identidad ni su bagaje delincuencial.