Un Emirato Llamado Venezuela Domingo Alberto Rangel

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Opinin | Un emirato llamado Venezuela

Presentamos este texto de Domingo Alberto Rangel, publicado en 2006,


como una referencia del pensamiento acerca de la importancia del
petrleo en la vida nacional

30/07/2014 01:00:00 a.m. | Domingo Alberto Rangel (2006).- Al adentrarse en el Lago de


Maracaibo, los adelantados espaoles vislumbraron sobre las aguas dos cosas muy
singulares que iban a desatar sus lenguas de confidentes desbordados. Descansando sobre
troncos hundidos en el fondo lacustre, los bohos de los aborgenes formaban, cerca de la
orilla, verdaderos poblados rsticos.

Esa curiosidad iba a depararle el nombre a Venezuela, cuando uno de aquellos hombres,
un italiano, llamado Amrico Vespucci, mirando el espejo del lago exclam: ma comme
una piccola Venezia

La otra particularidad estaba destinada tambin a perdurar por encima de los tiempos y de
las circunstancias. En algunos recodos del lago, las aguas se irisaban por la presencia
en ellas de una sustancia aceitosa. Hacia la costa oriental de aquel lago, en el pedazo
de playa ms bordeado o jalonado de palmeras y de un rbol que recibira el nombre de
Cabimas, el iris de las aguas se espesaba de tal manera que slo flotaba sobre la plataforma
lacustre una mancha negra.

Las crnicas que escribieron sobre estas dos singularidades los estudiosos, que siempre
acompaaban a los adelantados, comunicaran a Europa y a la posteridad la existencia en
ese lago de verdaderas imitaciones de Venecia y de mantos oscuros de una sustancia
que entonces slo serva para calafatear las embarcaciones o para encender los
faroles en las noches ms espesas. Durante casi cuatro siglos aquel aceite sirvi para tapar
los orificios abiertos por las aguas marinas en el casco de las embarcaciones y alimentar los
candiles de las noches.

Pero hacia 1750, los ingleses, pioneros en la audacia mercantil, cruzaron una frontera
tecnolgica que abrira al mundo las puertas para que en l penetrara la revolucin
industrial. Inventos que voltean al mundo En Inglaterra lograron transformar en energa
productiva el carbn. La mquina de vapor, nacida antes de 1800, entr a formar
parte de las invenciones ms preclaras de todos los tiempos. El mundo aceler el
ritmo de su progreso. Nada sera igual. La mquina de vapor iba a deslindar la evolucin
del estancamiento. Una dimensin nueva -el movimiento- penetr en la historia y entre los
pases se estableci una diferencia que no haba existido jams hasta entonces.

Para 1700, entre Inglaterra y Francia, o entre China e India no haba diferencias
sustanciales en cuanto al nivel de su desarrollo. Ya en 1800 tal panorama igualitario estaba
trastornado. Inglaterra, en menor medida Francia, con la garrocha que le suministraba la
mquina de vapor, adelantaba de manera inverosmil sobre el resto del planeta. A fines del
siglo XIX vendran tres acontecimientos que iban a valorar a la negra mancha del Lago de
Maracaibo. En Alemania ocurri el primero de tales fenmenos. Fue inventado all el
motor de combustin interna que simplificaba y cuantificaba al mismo tiempo
la transformacin del calor en energa. A diferencia de la mquina de vapor, que
reparta entre dos circuitos la combustin y su transformacin en fuerza mecnica, el
motor de combustin interna reuna ambas faenas bajo un mismo techo.
El segundo paso lo dieron en Francia cuando inventaron en 1885 el automvil, que hoy es
un armatoste cotidiano hasta en el corazn del frica. La ltima zancada se dara en
Estados Unidos en 1903 con la invencin del aeroplano. Haba nacido la era del
petrleo . Ninguno de los motores derivados de estas invenciones, que pronto se
difundiran hacia todos los mbitos del planeta y se haran perentorias para cualquier
nacin, poda funcionar sin el petrleo , aquel aceite mirado con ms fastidio que inters
por los conquistadores espaoles y visto entre bostezos durante tres siglos por quienes les
siguieron en el rastreo del Lago de Maracaibo.

La era del petrleo


La aparicin del petrleo , como fuerza determinante del progreso o como regalo del
diablo, se da en un contexto internacional muy diferente al de aquel que viera aparecer el
carbn cien aos antes. El carbn llega a la cima de su relevancia en un mundo dominado,
sin discusin ni duda, por Inglaterra. La Reina Victoria puede decir o le hacen decir, ya
finalizado el siglo XIX, que en sus dominios no se pona el sol.

En cambio, el petrleo despunta en un mundo de grandes rivalidades entre potencias. Tal


circunstancia iba a depararle a esta materia prima algo caracterstico, sirve igual en la
guerra que en la paz, es tan til o indispensable para roturar un campo, como para ganar
una batalla. El tractor que arrastra el arado o clava sus dientes de acero en el
surco quema petrleo lo mismo que el tanque de guerra, rey en las batallas del siglo
XX. Entre ms menudeen las guerras, ms petrleo es necesario extraer de la tierra, as
como, entre ms campos se roturen mayor ser la cantidad de crudo con la cual deber
contarse. Y si el siglo XIX vio el entronizamiento del carbn, el siglo que le sigue levanta
altares o tronos al petrleo .

Todo esto explica por qu a aquellas manchas negras que afean las aguas del Lago de
Maracaibo, que antes o hasta ese momento se las mir con indiferencia o raudo inters,
entrado el siglo XX se les ve con codicia o con apremio. Si el siglo XX iba a ser el siglo
del petrleo, el Lago de Maracaibo sera el eje econmico de Venezuela por
determinacin de sus manaderos oscuros que, aprovechando cualquier quiebre o
resquebrajadura del terreno, sala a la superficie a mostrarnos su feo rastro maloliente.

Todo en el siglo XX apuntaba hacia el petrleo as como en siglos anteriores otras


circunstancia favorecieron al viento que mova los molinos, o el agua que haca girar las
ruedas de las turbinas. La era del petrleo empieza entre 1880 y 1910 y no ha hecho otra
cosa desde entonces que acentuar su imperio y extender sus dominios.

Rotundo cambio
El petrleo , as determinado en su fuerza y predominio, iba a yuxtaponer sobre la
economa venezolana, de estirpe colonial, exportadora de gneros agrcolas, una nueva
etapa en el ancestral ciclo del modelo primario-exportador con el cual fuimos paridos por
Espaa y, luego, tras la independencia, amamantados por la Repblica creada por los
Libertadores.
Pero tal modelo implica, con el petrleo , una desnacionalizacin irreversible. Venezuela
empieza a dejar de ser una Repblica para convertirse en emirato petrolero,
desde el momento en que dos drillers de la Caribbean Petroleum Company, en Mene
Grande, el 31 de julio de 1914, hacen brotar el negro mineral, inaugurando as una
industria.

Dos tendencias se disputaron, desde entonces y por casi un siglo, el privilegio de regir el
desarrollo nacional. Una de ellas, la que vencera a la postre, otorga al petrleo
todos los privilegios, todas las posibilidades, todos los acentos. Esa tendencia viene o se
incuba en las altas almenas de un capitalismo que venci en dos guerras, liquid a la
Alemania nazi e hizo evaporar a la Rusia sovitica y, como deca Cecil Rhodes,
"conquistara las estrellas, si en ellas hubiera petrleo". Esta primera y ms poderosa
tendencia quiere o exige que Venezuela produzca petrleo y slo petrleo y que en los
catlogos del capitalismo internacional sea representada por un balancn que no se canse
de chupar hacia las cavernas del diablo.

La otra tendencia encarna en algunos exponentes de la burguesa que, contra la corriente,


aferrndose a un patriotismo ms o menos demod, claman por la diversificacin
econmica. Mientras en la primera tendencia hay que inscribir a todo el complejo militar-
industrial de los grandes pases capitalistas y la casi totalidad de nuestros polticos, de
izquierda o de derecha, avanzados o retrgrados, en la otra militan o han militado, para
citar slo a sus prohombres ms representativos, Alberto Adriani y Juan Pablo Prez
Alfonzo.

Los presidentes, desde 1936 hasta hoy, sin excepcin, la casi totalidad de los ministros de
Hacienda y la misma proporcin de los ministros de Energa han sido agentes, directos o
indirectos, voluntarios o involuntarios, del petrleo como Estrella Polar, como clave, gua y
emblema de Venezuela. Los dos que nombramos, por sus apelativos -Adriani y
Prez Alfonzo- han sido, por el contrario, los solitarios campeones de la otra
tendencia. Los ltimos 80 aos de vida venezolana, digamos para cerrar este aspecto o
tramo de nuestra exposicin, han ventilado esa pugna o contradiccin entre la condicin
de Repblica y la condicin de emirato petrolero.

Juan Pablo Prez Alfonso

Pareca, entre 1936 y 1983, que iba a triunfar la Repblica. Pero, desde la ltima fecha, se
ha impuesto de tal manera el emirato, que Venezuela no se diferencia hoy en nada de Abu
Dhabi, Dubai, Kuwait o Catar. Con este triunfo de la tendencia monoproductora, ya
irreversible a nuestro juicio, se cierra un dilatadsimo proceso y se abre otro en nuestras
vidas. Un largo camino.

En el fondo, la contradiccin o controversia desenvuelta en Venezuela desde la


irrupcin del petrleo, refleja las dos grandes tendencias que vienen incidiendo sobre
las sociedades contemporneas, desde hace siglos, con la entronizacin del sistema
capitalista. Es el capitalismo, como no resulta ocioso recordarlo, un sistema de cambio. Se
produce en l para vender en el mercado y se compra en el mercado para producir,
reanudando de tal manera el ciclo perpetuo. Ese movimiento repetido hasta ms all de la
saciedad conduce a dos consecuencias: El mercado debe ser cada vez ms amplio en lo
geogrfico y las tcnicas de produccin han de resultar cada vez ms perfectas.

El capitalismo naci en pequeas ciudades aisladas de Alemania (Liga Hansetica) y de


Italia (Gnova y Venecia), pero pronto anid en Inglaterra y Francia. Necesitaba el mbito
de una nacin y aquellas ciudades apenas le entregaban una perspectiva local. Ms tarde
sera ms exigente, no le bastaran ya las naciones europeas. Entonces construy al
Imperio Britnico y a Estados Unidos y hoy, ha llegado a la economa globalizada. En el
plano tcnico pas del hierro colado al acero, del carbn al petrleo, del ferrocarril
al automvil y al avin.

Todo ello no se explicara sin un mercado mundial que naci desde el siglo XVIII y vino a
consolidarse en el siglo siguiente. Cada pas pudo prosperar y transformarse si acuda o era
tributario del mercado mundial. Aislndose, replegndose sobre s misma ninguna
colectividad pudo despuntar y transfigurarse en los ltimos ciento cincuenta aos.

Desde 1914, con el advenimiento de la era petrolera, Venezuela tuvo el dilema de


incorporarse a la economa internacional o replegarse sobre s misma para afirmar as su
independencia. Los procesos del siglo XX, todos ellos, han reflejado la marcha de la
internacionalizacin. En 1929 el petrleo alcanza el rango de primer rubro de
exportacin. Para 1940, 11 aos despus, ya el petrleo ha liquidado al caf y al cacao,
reliquias del pasado agrcola, los cuales para sobrevivir tienen que acudir a los subsidios
oficiales. Para exportar unos sacos de caf y cacao, Venezuela tiene que subvencionar su
produccin.

La reaccin y su desenlace
Dos venezolanos sintieron angustia ante este cuadro de absorcin paulatina de nuestro
pas por un modelo petrolero que no conviva ni dejaba en pie ninguna otra actividad.
Alberto Adriani en los aos treinta y Juan Pablo Prez Alfonzo, intentan recortarle las
garras al monstruo petrolero. Adriani es quien idea la poltica de subsidios y primas en un
apremiante y vano esfuerzo por salvar al caf y al cacao y, de esa manera, preservar el
pluralismo econmico. Esperanzas de tsico, como dicen nuestras gentes ms sencillas.

El caf y el cacao, como todo rubro agrcola de exportacin no podan


sobrevivir a la acechanza petrolera. No slo desaparecieron aquellos dos renglones
de la lista de nuestras exportaciones. Hoy, es tan dramtica o tan completa su extincin
que todo nuestro consumo de caf se satisface mediante importaciones de Colombia. Zonas
cafetaleras como Rubio en el Tchira, Santa Cruz de Mora en Mrida o Bocon en Trujillo
ya no siembran caf, ni siquiera para su propio consumo y apelan a Ccuta, convertida en
providencia cafetalera, pero lo registran como propio.

Prez Alfonzo no se sinti, como Adriani, tentado por la ilusin cafetalera, fue otra su
quimera: la de sustituir importaciones. A partir de 1945 aconsej y auspici desde el
gobierno la llamada sustitucin de importaciones que preconizara, como madrina
continental, la Comisin Econmica Para Amrica Latina (Cepal) desde Santiago
de Chile. A la sombra de esa tesis se erigieron en Venezuela, entre 1945 y 1970 numerosas
fbricas.
Pareca que as se iba a diversificar la economa nacional. Hasta que lleg una de las
numerosas y peridicas prosperidades o booms petroleros, digmoslo con esta palabra
porque el petrleo habla ingls y slo ingls. Se empezaron a cerrar las fbricas de la
sustitucin de importaciones. La abundancia inverosmil de divisas, haca
innecesario sustituir importaciones y, con la integracin latinoamericana, acelerada
por el propio complejo transnacional, era, para las mismas empresas, ms adecuado
abastecer a Venezuela desde Medelln o Sao Paulo que desde Caracas o Valencia.

Las zonas industriales de Venezuela desaparecieron entre 1990 y 2002. Los galpones
donde operaban los complejos fabriles de la sustitucin de importaciones son utilizados
hoy para almacenar mercancas enviadas a Venezuela por las transnacionales desde
sucursales de Brasil y Colombia. As ha terminado, con la victoria de la monoproduccin, la
pugna dialctica iniciada hace un siglo cuando los drillers de la Caribbean cavaron el
barreno en las profundidades geolgicas para darle salida al petrleo atesorado en los
infiernos. Ahora somos monoproductores completos, satisfechos y hasta presuntuosos.
Slo producimos petrleo , nos parecemos, hoy s por entero, a Kuwait o a
Abu Dhabi, emiratos petroleros de la Pennsula Arbiga. Nada nos diferencia de ellos.
S, la pedantera. Siendo lo que somos, petrleo y nada ms, le damos lecciones a toda
Amrica.

Pero las mandarinas vienen de Per, las lechosas de Santo Domingo, los mangos de Cuba,
el caf de Colombia, aqu slo se hacen muchachos, lo dems se importa excepto el
petrleo.

Por fortuna los precios del crudo se mantendrn altos hasta donde es posible calcular o
prever. Pero seremos como la Espaa de los Austrias, un pas de holgazanes. Acaso el
Estado y el Presidente de la Repblica no son los primeros propulsores de la vagancia? La
"misiones", bautizadas con el nombre de los prceres, son escuelas de
holgazanera donde se reciben bolvares sin hacer nada. Un Estado que remunera la
ociosidad tendr sus das o sus decenios contados. Nos pasar lo mismo que a la Espaa de
los Austrias que pudo holgazanear mientras la plata de Potos permita sostener el caudal
de vagos que la poblaban.

Es fea el hambre de los que ayer fueron ricos y el azar los condena, de repente, a la
indigencia. A esa hambre nos lleva una monoproduccin que permite sostener a ms de un
milln de vagos que integran la nmina de las llamadas misiones. Ni los militares se salvan
del desastre. No han reparado ustedes que en la frontera colombiana
desarman a nuestros militares sin que ellos infieran un solo rasguo a los
asaltantes? Parece que hubiera, junto a una economa de emirato, tambin una
militancia de emirato que desfila, conspira y prefiere evitar y evitarse la violencia.

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