La Una No Se Mueve Sin La Otra - Luce Irigaray
La Una No Se Mueve Sin La Otra - Luce Irigaray
La Una No Se Mueve Sin La Otra - Luce Irigaray
LUCE IRIGARAY
Y la una no se mueve sin la otra.*
'
I
Me vigilas, me mira^.^ Siempre deseas que est bajo tus ojos para
protegerme. Tienes miedo de que me ocurra algo. 'Temes que
ocurra algo? Pero puede ocurrir algo peor que estar tendida asi dia
ya mayor, soy todavia pequefia. Pero he salido de ti, y aqu, bajo tus
ojos, soy otra tu viviente.
Pero, siempre distraida, te das la vuelta. Furtivamente, verificas en
el espejo que an existes, y vuelves a la cocina. Segun lo que diga el
reloj, te cambias. Te arreglas segn la hora. 'Que hora? 'La hora de
que? 'La hora para quien? Me gustaria que rompieses este reloj, y
que te me mostraras. Y que me miraras. Y que jugramos a ser
iguales y diferentes. Tu y yo intercambiandonos sin fin, y permane-
ciendo cada una. Espejos vivientes.
Observa, desde lejos, cdrno ahora me desplazo con tino, antes agarro-
tada en la c6lera. 'No me porto bien? 'No soy casi una jovencita
modelo? S610 me faltan algunos vestidos, algunas joyas, algun maqui-
Ilaje, algn disfraz, algunas maneras de estar o de hacer, para parecerlo.
Empiezo a tener el aire que se espera de mi. Un esfuerzo mAs, una
c6lera mhs contra ti que quieres que siga siendo pequefia, que prefieres
que coma lo que me traes mas que me vista como t, y saldr6 de tu
sueo. De mi enfermedad. De ti en mi, de mi en ti. Me ir6 fuera de
nosotras. Ir6 a otra casa. V~virmi vida, mi historia.
Mira, que bien estoy ahora. No necesito ni tan s610 correr tras un
hombre, es 61 quien viene hacia mi. Se acerca. Lo espero, inm6vil,
sin moverme. Esta muy cerca. Estoy paralizada de emocibn. Mi
sangre no circula muy bien. Apenas respiro. Me voy.
No puedo decirte a d6nde. Olvidame, madre mia. Olvidate en mi,
olvidame en ti. Olvidemonos. La vida contina ...
Nadie, esta noche, para agarrarte a ella, madre. Nadie para tener
sed de ti, y recibirte en ella. Nadie para abrir sus labios y dejarte fluir
en ella, y mantenerte asi viva. Nadie para acompasar el tiempo de tu
existencia. Para llamar en ti la subida del paso fuera de ti. Para
decirte: ven y quedate mas rato aqu. No permanezcas entre el
azogue helado y esta perdida de ti sin fin. La una separada de la
otra. A una falthndole la otra. Dos muertas separadas la una de la
otra, y sin vinculo entre ambas. La que miras cortada de la que
alimenta. Y, como me he marchado, privada del lugar donde te
aparecia la prueba de tu subsistencia.
Bajas, vuelves a bajar, sola, bajo tierra. Bajo el suelo donde parecia
que andabamos. La una, la otra. La una o la otra. Abandonas tu
firmeza, tu rectitud. Tus pasos, tus gestos fijados por la decisi6n al
hilo de la soledad. Vuelves de nuevo a este antro del que habias
perdido el acceso. En esta caverna de la que habias olvidado el
camino. En este agujero de memoria donde habia huido el silencio
de mi nacimiento de ti. De mi separacidn, incercenable de contigo.
En lo oscuro de tu concepcin de mi.
'Que ha pasado en la noche de tu vientre para que t no supieras
que yo era? 'Quien era la una, quin era la otra? 'Que sombra o
qu claridad se agrandaba en ti cuando me Ilevabas? Y no te
irradiabas de luz cuando yo permanecia cosa retenida en el horizon-
te de tu cuerpo? Y no te ajabas cuando tomaba raices de tu suelo?
Flor abandonada a su crecimiento. Para contemplar, sin intentar
forzosamente verse en ella. Eclosidn no sometida a un modelo.
Eflorescencia que no obedece a ningn contorno ya ofrecido. Esbo-
zo que, indefinidamente, se modifica segn la hora. Abierto al movi-
miento de su devenir. Girando, desvihndose, dando vueltas de nue-
vo segn lo que le atrae o lo empuja hacia el destello del aparecer o
lo retiene cerca de lo escondido de su primera irrigacin. DesplegAn-
dose en un aire todavia libre de imgenes. Extasiandose a su ritmo y
compiis, y no bajo la coaccin de una mirada que busca su misterio.
Luce Irigaray. Y la una no se mueve sin la otra
'Es que no te has dejado tocar por mi? 'Es que no he sostenido tu
cara entre mis manos? He aprendido tanto tu cuerpo. Viviendo su
volumen. Sintiendo el lugar de su paso -tambi6n entre t y yo.
Haciendo de tu mirada materia de aire que me habita y me cobija de
nuestro parecido. De tu/mi boca, horizonte nunca cerrado. En ti/mi y
fuera de tilmi, vestida o desvestida segn nuestro sexo. A la medida
de nuestra piel. Ni demasiado grande ni demasiado pequea. Ni
abierta ni suturada. Entreabiertas, sin desgarron.
DUODA Revista dlEstudisFeministes nm 6-1994
Pero, nunca nos hemos hablado. Y ahora tal abismo nos separa que
s610 salgo de ti entera pero indefinidamente retenida en tu vientre.
Sepultada en la sombra. Cautivas de nuestro precinto.
Y l a una no se mueve sin la otra. Pero s610 juntas nos movemos.
Cuando una viene al mundo, la otra cae bajo tierra. Cuando una lleva
l a vida, la otra muere. Y lo que esperaba de ti, es que, dejndome
nacer, permanecieras tambin viva.
notas: