Convertidor Catalitico
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Hace un tiempo atrs, H. Erhart, autor de "La gnesis de los suelos en tanto
que fenmeno geolgico" viaj por barco cruzando los ros Congo y Amazonas.
Erhart estaba intrigado por la baja turbidez de las aguas. No haba sedimentos,
ni arcillas, nada del color marrn que uno puede esperar de ros caudalosos
drenando cuencas tan extensas.
Fue en ese momento que Erhart se dio cuenta de que estas aguas claras eran
una expresin sinttica de lo que pasaba en las cuencas de estos ros. Los
grandes cursos fluviales provenan de cuencas de selvas hmedas donde no
haba erosin. Son ambientes en que predominan los procesos qumicos de
origen orgnico. El agua de estos ros estaba exportando sales, en forma
invisible, lenta pero seguramente. Los suelos estaban perdiendo sus iones
disueltos en el agua en direccin al mar, pero prcticamente no haba
transporte de ningn sedimento. Los cationes de calcio, sodio, potasio,
magnesio, silicio, los aniones de carbonates, fosfatos y cloruros eran
transportados disueltos en el agua en pequeas proporciones, pero al cabo de
cada ao se evacuaba un volumen impresionante de sales hacia el mar
contribuyendo a aumentar gradualmente la salinidad de los mares o
proveyendo materia prima para las caparazones u otros componentes de los
organismos marinos.
Tambin se dio cuenta Erhart de que ste era el origen de las calizas
geolgicas. Estas rocas eran el resultado de viejos procesos de patognesis
(meteorizacin) en ambientes de selvas hmedas. Los actuales barros
calcreos del fondo del ocano son los equivalentes de aquellas antiguas
calizas que se haban formado hace 100 200 millones de aos en la Era
Mesozoica cuando los dinosaurios recorran la tierra.
En otros tiempos las cosas eran distintas, algunos bosques moran pero otros
nacan y por lo tanto haba siempre selvas que contribuan a mantener estables
los niveles de CO2. Hoy, todos los bosques estn desapareciendo al mismo
tiempo. Sin lugar a dudas, los efectos sern mltiples y tal vez irreversibles. A
pesar de que no podemos pronosticar los detalles de la evolucin futura del
planeta se puede prever, sin temor a equivocarse, de que algo grave, tal vez
irreparable, se est gestando y terminar concretndose si no revertimos la
direccin de los procesos con urgencia.
Debemos recordar que los procesos naturales nunca siguen una trayectoria lineal o
exponencial indefinidamente. Una vez que alcanzan un cierto umbral, se produce
un cambio, y nuevas relaciones se establecen. A veces algunos factores que son
subestimados pueden estar aumentando o disminuyendo exponencialmente y sus
efectos pueden ser sentidos sbitamente. El efecto "invernadero" produce un
aumento de la temperatura, que a su vez aumenta la evaporacin, esto lleva a una
mayor nebulosidad y un aumento del albedo superficial, que termina reduciendo la
radiacin y disminuyendo la temperatura.
Incluso un modelo relativamente simple como ste puede ser difcil de cuantificar,
debido a la falta de datos y a que las relaciones entre los diferentes elementos no
se entienden plenamente an.
A pesar que se puede hacer mucho para resolver el "misterio" de nuestro futuro
ambiental debemos ser muy cautelosos al definir nuestros pronsticos. Porque
conocemos tan poco y el riesgo es tan grande, las estrategias de sobrevivencia
deben hacer uso inteligente de los datos existentes. Puede suceder que al fin y al
cabo la humanidad termine sobrepasando los lmites en forma inadvertida debido a
falta de atencin, informacin inadecuada, respuesta lenta o simplemente por
inercia (Meadows et al. 1992).
En esta "nave-Tierra", sin embargo, no podemos darnos "el lujo" de arriesgarnos a
sobrepasar los lmites, cualesquiera que stos sean; tal vez no haya una segunda
oportunidad