Aguirre-Beltran Antropología Médica PDF
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CAPITULO I
1 Curiosidad antigua
1 OAS (1978).
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testimonios que dejan las incursiones de los primeros viajantes que se aventuran por
el mundo brbaro; de modo especial alude a Herdoto de Halicarnaso, llamado
padre de la historia y tambin de la etnologa, narrador portentoso de las creencias
y ritos exticos cuya verdad no avala pero s estima dignos de ser conocidos. Nos
dice, adems, no sin cierta admiracin que Lucrecio, filsofo del Lacio, comete la
osada de erigir construcciones intelectuales grandiosas sobre la evolucin de la hu-
manidad que, en gran medida, siguen vigentes. Agrega otros casos ms. 3
Nace la etnologa
Si el alcance de nuestras consideraciones lo circunscribimos a Mesoamrica,
bien podemos afirmar que la antropologa en su vertiente etnolgica, nace en 1547
con las investigaciones afanosas de Bernardino de Sahagn, cuando compila en
~ idioma vernculo el Tratado de la retrica y filosofta moral y teologia de la gente,
mexicana, yen su especialidad lingstica, con la gramtica nahuatl de Andrs de
Olmos, tambin de 1547, elvocabulario en lengua mexicana de Alonso de Molina,
de 1555, y otras artes en idiomas varios que, durante el siglo de la Conquista, dis-
tintos misioneros trasladan al alfabeto latino. El inters de los pioneros, tanto en
etnologa cuanto en lingstica, se concentra en el campo controvertido de la reli-
gin y los propsitos que les mueven a conocer las . prcticas y creencias indgenas
sobre lo preternatural van dirigidas a facilitar la innovacin del cristianismo y a
consolidar al dominio colonial . El Tratado de hechicerias y sortilegios de Olmos, al
igual que la Historia de las cosas de Nueva Espaa de Sahagn, muestran este evan-
glico designio. 5
Hay, desde luego, una excepcin a lo dicho. El acopio de materiales sobre reli-
gin nativa al que dedican gran parte de su tiempo libre los frailes inquisidores les
conduce de la mano al conocimiento de los conceptos que modula la teora y prcti-
~ Harris (1968).
3 Palenn (1974).
4 Florescano (1982).
5 Nicolau y Cline (1973).
14
ea de la medicina indgena tan inextricablemente ligada a las creencias y ceremo-
nias mgicas . Los invasores europeos, desde muy temprano, comprueban la eficacia
de mdicas y mdicos en el tratamiento de las enfermedades y accidentes que son co-
munes en la tierra antes del contacto indo-cristiano, A legos y clrigos les atrae el
carcter esotrico de la medicina india y los franciscanos se adelantan a instituir una
ctedra, servida por mdicos mexica, en el Imperial Colegio de Santa Cruz en Tla -
telolco, para preservar los logros de la medicina mesoamericana . El experimento
produce algunas obras perdurables en c6dices y memoriales en los que, a juzgar por
su contenido, se advierte la influencia recproca de las nociones de la medicina hi-
pocrtica y los postulados de la medicina verncula. La vida del ensayo es eflmera,
al punto de no durar una simple generaci6n, porque sus propsitos -formar un
cuerpo mdico nativo - contradicen los fines a que aspira la colonia de explotaci6n
establecida en Nueva Espaa, dispuesta a configurar con espaoles un cuerpo mdi-
co hegem6nico. 6
Misionero antroplogo
1
5
los usos y costumbres de los hombr es es filoso fia, hi storia o cono cimiento de los
hombres sin letras, sin escritura.
Proscripcin marxista
Estructuralismo marxista
El campo de p esquisa irr educti ble a l esquema del Manifiesto comunista, cam-
po reservado a la t eora y p raxis de la antropo loga, es insi stentement e reivindi cado
como m bito sustrado al dominio del materialismo his trico. Muchos v en en la par-
ticin d el hombre, co mo objeto de est udio, un pr ofundo antagonismo entre el enf o-
que totalizador del concept o marxist a del mun do y la nocin de cultura que engloba
9 Marx y Engels (1954): 33,
16
.- las cosas y las obras producidas por el hombre que vive en sociedad. Los estructura-
listas ingleses y franceses, afiliados al marxismo y comprometidos en la lucha de cla-
ses, llegan a negar especificidad a la antropologa. Mauricio Godelier afirma que no
existe principio o axioma que permita atribuir contenido exclusivo a la antropolo-
ga, que le constituya un dominio de investigacin definitivamente delimitado, cir -
cunscrito sobre s mismo , por tener conferido el anlisis de realidades especficas .J?
Su campo de estudio, dice, se funda negativamente en razones prcticas y no en una
cualquiera necesidad terica. En efecto, el campo de inquisicin de que disfruta la
antropologa, desde sus lejanos comienzos, le es concedido por razones prcticas de
dominio , evangelizacin, explotacin de mano de obra, control social . Los antrop-
logos , los misioneros y otros hombres sabios , conocedores y entendidos que estn en
contacto continuado y de primera mano con los pueblos colonizados , son parte de la
sociedad dominante y necesariamente cumplen sus fines, hace notar .
La contestacin del estructuralismo marxista no se reduce a una simple rplica
terica; desde hace ms de una dcada realiza esfuerzos denodados por aplicar el
pensamiento de Marx a la interpretacin de aspectos estratgicos de las culturas pri-
mitivas - parentesco, poltica, religin - sin lograr xito en sus propsitos finales de
negar utilidad a la antropologa cultural , ni en sus afanes por construir una antro-
pologa marxista. !' Hasta hoy debe conformarse con mantener la contradiccin
entre antropologa y marxismo en trminos que censuran, zahieren y satanizan las
relaciones que la antropologa mantiene con el colonialismo en los paises imperiales
de Europa y Amrica y en solazarse con la invencin del colonialismo intern - una
construccin poltico-social de nuevo cuo sin base terica ni prctica de sustento-
destinada a los pases mestizos-americanos que cuentan con poblaciones indgenas
con un gran peso especfico. La antropologa resiste los embates de sus contradic-
tores porque los argumentos con que intentan menoscabarla son juicios de valor,
admoniciones morales, reprimendas impresionantes que conmueven y llaman a
reflexin, pero en modo alguno, razonamientos cientficos que invaliden el funda-
mento y la vigencia de la disciplina.
El hiato anarco-estudiantil
En otro lugar expongo, con cierto pormenor, los argumentos en que se funda
mi respuesta a las 1>roposiciones abstrusas del marxismo estructural francs y a l
remito al lector acucioso en procura de mayores informes.P Bueno es, ,~embargo,
hacer notar que el genio dogmtico del marxismo-leninismo -en .l especial, du-,
rant e la pr olongada dictadura stalinista- tiene, como una d sus consecuencias
trascendentes, la esterilizacin de la teora que sustenta el materialismo histrico
al conceb irlo como doctrina que no admite crtica sino debido acatamiento. En los
pas es capitalistas de Occidente toma desarrollo entonces, el estructuralismo mar -
xista - a cuya cabeza se coloca Louis Althusser- que entre otras cosas desafa la
. posicin de Engels en cuan to a conceder , a las sociedades llamadas primitivas ,
,
la p revalencia de las relac iones de parentesco sobre las relaciones de produccin.
Siguen a Althusser antroplogos marxistas, entre-los cuales es figura destacada el ya
mencionad o God elier, qu ien pugna por darle coherencia y valor un ivers al a los
10 Gode lier (19 74): 285-345; Anthropo logie et economie. Une anthro pologie conomi que est-ell e possib le?
11 O'Laughlin (1 975).
12 Aguirre Beltrn (1982a) .
modos de produccin . Por otra parte, la independencia terica y la creatividad ina-
gotable de Antonio Gramsci, en Italia, acaudilla otra corriente marxista, joven y re-
novada , que Althusser califica , lgicamente, de historicista .13 Pginas adelante
hablo de la escuela italiana; pero antes debo referirme al hiato estr idente que en el
plcido acontecer del marxismo estructural introduce el movimiento anarco-estu-
diantil de 1968.
Los tericos de esta revolucin frustrada, en lo particular Jean Baudrillard ,
agregan a los elementos que integran la especificidad de la antropologa, uno
ms . Los misioneros antroplogos del siglo XVI consideran dominio de sus lucubra-
ciones los pueblos sin. escritura; Engels , a nombre propio y de su colega Carlos
Marx, conceden como esfera de incumbencia de la antropologa, los pueblos sin his-
toria; hoy en da, los pensadores cratas impugnadores del marxismo estructural ,
aaden adems, los pueblos sin relaciones de produccin. Baudrillard textualmente
afirma: "la especificidad del objeto antropolgico es precisamente esta imposibi-
lidad de definir en l lo econmico y el modo de produccin como instancia separa-
da" y, en segu ida postula la necesidad de contemplar al llamado primitivo desde
una perspectiva distinta a la euroamericana hegemnica . "En antropologa
- comenta - la revolucin copernicana no tuvo lugar y el pensamiento occidental ,
burgus o marxista, sigue describiendo en discurso geo y egocntrico el movimiento
aparente de los intercambios primitivos ." 14
Recorriendo el camino que Marx traza , Baudrillard, con inteligencia dialc ti-
ca, hace la crtica de la crtica de la economa poltica. Toda la racionalidad de esta
economa -dice- gravita sobre ciertos conceptos como los de naturaleza, produc-
cin , necesidad , descub iertos durante el sig lo XVIII como potenciales de fuerzas
reprimidas. Frente a la naturaleza liberada como fuerza productiva, aparece el
hombre liberado como fuerza de trabajo . La produccin subordina a una y a otro ,
simultneamente , como factores econmicos de la produccin y como trminos
separados de la misma racionalidad. Con el concepto naturaleza Marx asume , sin
reducirla, la idea de necesidad , secularizndola en la nocin econmica de penuria ,
escasez.
Adems, extiende su interpretacin hasta darle magnitud universal . Marx pre-
supone: "Al igual que el hombre primitivo, el hombre civilizado est obligado a
medirse con la naturaleza para satisfacer sus necesidades y reproducir su vida; esta
carga existe para el hombre en todas las formas de sociedad y en todos los tipos de
produccin ." 15 Baudrillard objeta la presuncin de Marx; niega que el hombre pri-
mitivo se mida con la naturaleza porque no la concibe como entidad separada ni en
sus intercambios simblicos conoce la necesidad. La escasez - argumenta- es una
dimensin de la economa poltica capitalista y es cosa grave retomar conceptos cla-
ve que pertenecen a la metafsica de la economa de mercado y a la ideologa capi -
talista para exporta rlos a las sociedades primitivas. "Al pretender explicar las
sociedades pasadas a la : luz de la estructura actual de la economa capitalista , no ad-
vierte [Mar x] que proyecta sobre ellas, para abatir su diferencia , la luz espectral de
la economa polti ca." 16 Ecos de palabras semejantes, pronunciadas por Alexandre
Vasil ievich C hayanov , terico heroico del campesinado sovitico, parecen escuchar-
se en el elegante fluir del pensamiento filosfico de Baudrillard, quien contina:
13 Althusser y Baliba r (1968) .
14 Baudrillard (198 0): 78.
15 Marx, citad o en Baudrillard (1980 ): 59.
16 Baudrillard (1980) : 68.
18
En tiempos de Marx la economa poltica "an no ha desarrollado todas sus
\ contradicciones, por lo tanto, su crtica radical, incluso para Marx, no es todava
i
;-
posible ni lo es, por consiguiente y a causa de su solidaridad con ella, la compren-
sin real de las sociedades pasadas". Esto, en la prctica, atestigua la imposibilidad
de una antropologa marxista capaz de dar cuenta de las sociedades sin historia, sin
escritura y sin relaciones de produccin. Cuando Maurice Godelier presupone que
"las relaciones de parentesco funcionan, a la vez, como elementos de la infraes -
tructura y como superestructura", exhibe la voluntad de mantener una distincin
- infra y superestructura - sin la cual el materialismo histrico se derrumba. Esta
astucia permite salvar la clave dialctica que funda lo econmico como instancia de-
terminante. "Diramos ms bien que aqu la nica dialctica es la de la reproduc-
cin de la teora a travs de la simulacin formal de su objeto."17
Complementariedad en Gramsci
1
9
para desarrol lar productivamente asp ectos particulares de la ciencia. Tal enfoq ue
puede s er til pero no bas tante para descubrir la importancia intrinseca del te ma.
El fol klore slo puede ser entendido como reflejo de las condic iones de vida cul tu-
ral de l pueblo , como concepcin del mun do y de la vida, en gran medida impl cita ,
de determ inados estra tos de la sociedad , en cont raposicin con las concepciones del
mundo de las partes cultas de las soc iedades histricamente determinadas . El folklo -
re no es la suma inconexa de s upervi vencias de pocas pasadas, de prs tamos cul tu-
rales recientes , es un co njunto est ructurado de ideas, prcticas y valo res, una con-
cepc in del mundo y de la vida particular de las clases subalternas y su estudio tiene
la condicin de una e tnologa d e las clases populares en la sociedad occidental hege -
mnica. 21 Al concebi r con tal generosidad el folklore , Gramsci, en realidad, ampla
el objeto de la antropologa con un fragmento de conocimiento que hasta entonces
no era reconocido como porcin de su campo de estudio. Adems , al poner en
contradiccin dialctica las culturas popular y hegemnica le imprime a la teora
antropolgica una dinmica que la enriquece y vitaliza.
Antropologta subalterna
Por razones semejan tes a la s que ope ran en el sig lo XVI y vuelven a actuar du-
rante el siglo XIX , Gramsci asigna, en nu estros das, a la antropologa etnolgica,
sectore s de la his toria occidental , antigua y contempornea, propios de los grupo s
sociales sin cu ltura escrita , esto es, las c lases subalternas de cultura folk de los paises
desarrollados . La compat ibilidad , impl cita en el uso paralelo que Gramsci hace de
concep tos diferen tes, clase y cultura, l ucha de cla ses y lucha de culturas , como fases
de un a mis ma configurac in ideolgica, parece absolver a la a ntropologa eu ro-
pea de v iejos y graves pecados cap itales por su asoc iacin con e l colon ialismo . Lo
que Gramsci nos ensea, afi rma Hctor Agosti, es a no encarar la batalla por una
nueva cultura -o una nueva ant ropologa- "como un problema tico de meras re -
convenciones al pasado , sino como un problema eminentemente poltico, unido a la
batalla general po r la tran sformacin de la sociedad" .22
Gramsc i es tardamente co nocido en Italia, su propia patria , como filsofo
social . Sus Cuadernos desde la crcel ven la luz a partir de 1948, es decir , ms de
una d cada des pus de su muerte. Con base en sus concepciones originales eme rge
con s avia nu eva la antropolo ga ita liana hasta entonces sorprendentemente subde -
sarrollad a y, dur ante los aos que an teced en y suceden al de 1968, toma impulso
y se e xpa nde ms a ll de la s fronte ras met ropolitanas. La fuerte migracin i taliana
a la A rgentina hace que sea este pa s un o de los primeros en adoptar los pos tulados
gramsc ianos en ant ropolog a, o emo ant ropologta como es comn llama da en E uro-
pa. De la Amri ca del Sur pas a a Mx ico co n los transterrados que av ientan al
Anah uac l as dictadur as criolla s.
La interpre tacin gramscial li de la t eora y la pra xis marx ista se difunde en
Mxico mediante la edicin de sus Quadernz' y las obras de sus epgonos, que publi-
can Juan Pablos, Nueva Imagen y otras editor as que, ad em s, d an a conocer estu -
dios sob re ant ropologa md ica pr oducidos de sde la nueva perspectiv a, como ade -
lante se advier te. A ma nera de res umen se puede afirmar que la cont ribucin
gramsciana a la antrop ologa es imp ortante tanto po r el valor intrinseco de sus apo r-
21 Gramsci(1976): 239.
22 Agosti (1976): 13.
20
taciones tericas cuanto porque stas se realizan en momento oportuno; en los aos
que siguen al movimiento anarco-estudiantil del 68, cuando las afirmaciones dog-
mticas, denuestos y reconvenciones del marxismo estructural comienzan a perder
el efecto .impactante de los primeros das . Gramsci, fundador del PC italiano , preso
poltico y vctima de implacable represin, en un articulo que al salir a luz levanta
airados argumentos, luego de censurar las interpretaciones talmdicas del pensa-
miento marxista, expresa que ste: "no sita nunca como factor mximo de la h isto-
ria los hechos econmicos en bruto, sino siempre el hombre, la sociedad de los
hombres , de los hombres que se renen, se comprenden, desarrollan a travs de esos
contactos (cultura) una voluntad social, colectiva y entienden los hechos econmi-
cos, los juzgan y adaptan a su voluntad hasta que sta se convierte en motor de la
economa, en plasmadora de la realidad objetiva". 23 Al colocar al hombre, a la so-
2 Ciencia e ideologa
La discusin de algunos puntos clave de la antropologa, pasada y presente ,
parece necesaria para advertir, desde el comienzo, las bases tericas de la antropo-
loga mdica que son, en gran medida, las mismas de la antropologa general;
corren , consecuentemente, la misma suerte, y cambian de una poca a otra segn se
modifica la orientacin ideolgica dominante. Vivimos en el contexto de una
sociedad , una lengua y una cultura determinadas por una instancia econmica; sta
condiciona la concepcin del mundo y de la vida que gua la manera como pensa-
mos y actuamos, por tanto, en nuestro desempeo como investigadores , docentes o
practicantes, producimos teora al igual que ideologta.> ' Sin embargo, queda
siempre un poso de conocimiento acumulado que hace pos ible la continuidad y el
enriquecimiento de la disciplina.
El nombre de antropologa mdica es de nuevo cuo, data de hace unos cuan -
tos lustros, Norman Scotch lo fija al titular con tal frase nominal su contribucin a
la Resea bianual de antropologa que edita la universidad de Stanford .P Vamos
a glosar uno a uno los aportes importantes que en un proceso inacabado de opo si-
cin dialctica vienen configurando el cuerpo de doctrina que respalda la reflexin
del hombre sobre el accidente y la enfermedad. Numerosos son los cientficos
sociales que conjugan esfuerzos en la tarea y a ellos que remos referirnos; pero antes
de hacerlo bueno es decir que los principios tericos y metodolgicos de la an tropo-
loga mdica guardan divergencias y convergencias notables con otra sub discip lina
emparentada, la sociologa mdica, siendo mayores las coincidencias que las ace r-
can que las diferencias que las separan, al punto que entre ambas no hay una lnea
fronteriza insalvable que impida la mu tua fertilizacin.
Para me diados de los a os veinte de la prese nte centuria, la an tropo loga tiene
ya en su ac ervo una riq ueza s ubstancial de mat eriales etn ogrficos de contenido
23 Gramsci (1977a): 35.
240'Laughlin(1975).
25 Scotch (1963).
21
mdico, recogidos en diversas partes del mundo mediante la observacin directa.
William Rivers , un antroplogo ingls ocupado en el estudio de los todas del sur
de la India se da a conocer en la comunidad acadmica por el uso inteligente que
hace del mtodo genealgico para lograr un buen control sobre las formas primiti-
vas de parentesco . 26 Rivers , originalmente mdico antes que antroplogo, alcanza
adems renombre por ser el primero en reconocer la necesidad de reunir en un siste-
ma coherente y significativo la suma de creencias y prcticas con las que los nativos
arrostran el accidente y la enfermedad.
En 1924 sale a luz su obra pstuma , intitulada Medicina, magia y religin
pionera en el campo de la antropologa mdica por sus proposiciones formalmente
tericas. 27 En ella , Rivers sostiene que las prcticas mdicas son consecuencia lgica
de creencias bien establecidas en cuanto hace a la causalidad de las enfermedades y
que estas creencias y prcticas, tomadas en su conjunto, son parte de la cultura
y, por tanto, constituyen una institucin social que, por serlo , debe ser contemplada
en trmino de principios y mtodos. Con base en este supuesto Rivers formula un
cuerpo de asertos sobre la naturaleza de la medicina primitiva, al tiempo en que
se conforma con los prejuicios de su poca que clasifican las manifestaciones de esa
medicina segn una escala que va de la magia a la religin y de sta a la ciencia .
La actitud hacia el mundo , esto es , la imago mundi o concepcin de la vida y
de las cosas de la filosofa alemana de principios del siglo anterior , determina
el juicio sobre la ndole y causas de enfermedad; parecer al que se encuentra aso-
ciado un complejo cultural especfico de patrones de conducta. Limita la opera-
cin de la medicina primitiva a las cosmovisiones mgica y religiosa ; la primera
involucra creencias en la habilidad del hombre para manipular las fuerzas de la na-
turaleza en beneficio del paciente, en tanto que la segunda descansa en la con-
viccin de que el control de los acontecimientos reside en la voluntad de ciertos
poderes sobrenaturales a los que debe propiciarse en caso de enfermedad.
Rivers no advierte en la medicina nativa la operacin de leyes naturales; reser -
va stas, etnocntricamente, para la medicina occidental de la cual es hierofante .
Concede, sin embargo, la ocurrencia de prcticas empr icas pero les niega carcter
natural por los matices mgicos y religiosos en que se insertan . Asigna un rol dis-
tinto, correlacionado con la causalidad de las enfermedades, al mdico-hechicero
en cuyo desempeo predomina la magia ; al mdico-sacerdote proclive a las explica -
ciones sobrenaturales, a la plegaria y al rito; y al mdico-emprico, llamado
despectivamente curandero , quien pone el acento en las tcnicas que la experiencia
suministra .
En el modelo heuristico constru ido por Rivers la concepcin del mundo que los
pueblos primitivos conf iguran es consistentemente fija , casi inal terable ; pero en
lo que concierne a las causas de enfermedad y a su tratamiento el cambio tiene lugar
median te la actuacin de dos procesos , a saber : el de difusin por el contacto hist-
rico con otros pueblos y el de degeneracin por el empobrecimiento cultural que
aca rrea el a islamiento prolongado. Para l, medicina p rimitiva y medicina cientfi-
ca son dos universos de discurso separados ; no ha y manera de acomodar la con-
cepcin del mundo mgico-religioso en el mismo dominio de conocimiento que el
saber cien tfico- naturalis ta. 28
26 Voget (1975).
27 Rivers (1924).
28 Wellin (1978).
22
Distribucin de rasgos culturales
Medicina fo lk
En 1926 llega a Mxico Robert Redfield, recin doctorado en antropologa .
Trae consigo, adems , una slida preparacin juridica y el ascendiente pragmtico
de la escuela sociolgica de Chicago en la cual es figura destacada Robert E. Park ,
su suegro . Por otra parte, conserva fresca en la mente la lectura de Argonautas del
Pacfico Occidental (1922) de Bronislaw Malinowski y Los mtodos de la etnologa y
de la antropologa social (1923) de A. R. Radcliffe-Brown, ambos padres fundado -
res del estructuralismo funcionalista britnico . Influye en l, adems , la prope nsin
29 Clements(193 2).
30 Wellin (1978) .
31 Mal inowski(1925) .
32 La Barre ( 1980) .
2
3
prctica propalada por Manue l Gamio. a s Redfield viene dispuesto a incorporar una
nueva dime nsin terica, la dimensin social, en el cuerpo de las dimens iones trn-
poro-e volucionista de R ivers y espacio -difus ionista de Clements . Desde un princ ipio
se da cuenta de la contradicc in que hay entre el Mxico que pinta la historia pol ti-
ca de la elite gobe rnante y el Mxico real , todo l const ituido por el pueblo, por la
historia no escrita , inadvertida , de las formas de vida folk . Su propsito, pues, es
el conocimiento de la cultura folk en todas sus vertientes -la medicina entre ellas-
y sobre todo el descubrimiento de las leyes o regular idades que norman el cambio de
lo urbano moderno , organizado en clases sociales, a lo folk , patrimonio de las masas
proletarias o popula res, por lo general, pero no necesar iamente, indigenas . ~4
Redfield se establece en Tepoztlan, un pueblo tlahuica de habla nahua de unos
cuatro mil habitantes, ubicado en la vecindad de Cuernavaca y no muy lejos de la
ciudad de Mxico ; focos de difusin de las maneras de vida citadinas . En el centro
del pueblo se levant a la iglesia mayor, otros edificios pblicos , el espacio abierto de
la plaza, los porta les, tiendas y casas de la clase dirigente - unas cincuent a fami-
lias- localmen te llamadas los correctos. En la periferia se sitan los barrios o cal-
pule s donde vi ve el comn , despectivamente designados los tontos. Mircoles y
domingos , en la 'Plaza central, se realiza un mercado al C \ue concurren tanto habi-
tantes del 'P ueblo cuanto campes inos de los 'Poblados su)e tos 'f comerciantes forneos
ambulantes . La p laza es el punto geogrfico en do nde el cambio socio -cultural se
origina. Ah i se venden yerbas medicinales cosechadas en el vecindario o en lugares
remotos , pero tambin unas pocas medicinas de patente de las ordinarias . No hay
md ico titulado e n el pueb lo; alguna vez uno de ellos aventura establecerse en el
centro pero a los pocos meses abandona el propsito vista la escasa demanda que
tienen s us ser vicios. Los barrios de la periferia, por el contrario , contienen un nme-
ro grande de especialistas nativos en tratamientos mgicos que son consultados por
tontos y correctos. Las ideas y prcticas racionales de la medicina moderna se
abren
paso muy lentamente y es urgente encontrar remedio a tan indeseable situacin.
En Tepoztlan , dice Redfield, no es slo conveniente sino inevitable discutir
conjuntamente magia y medicina ; ambos campos de conocimiento y acti vidad se
traslapan . An ms, el nico cuerpo de prcticas mgicas generalmente recon ocido
y sin reservas operado es el que guarda relacin con el tratamiento mdico. El limite
hasta donde las manifestaciones de lo mrbido se segregan y distinguen como en -
fermedad es borroso; opuestamente, hay una elevada inteligencia sobre el herbario
medicinal en uso para males corrientes. Para las dolencias mayores, que ameritan el
trato ritual, se acude a los especialistas folk que tienen ide ntificadas un cmulo de
entidad es nosolgicas. Los nombres que imponen a estas entidades des cubren a
veces la causalidad portentosa . Tal es , por ejemplo, el caso de la perturbacin lla -
mada necaxanilli -desprendimiento de la matriz- que req uiere de medios poten-
tes para fijada en la cintura; o el caso del mal aire -yehyecahuiliztli- producido
por sobr enatu rales o fendidos con quienes es precis o reconci liarse para recobrar la
salud perdida.
33 Park Redfield (1 962) 1 :145; "Estimul ado por e l trabajo del Dr . Manuel Gamio, a qu ien conoci du -
rante un viaje a Mxico y teniendo en mente el proceso d e cambio cultural , Redfield eligi par a su disertacin
doctoral el estudio de un pueblo mexicano , un tipo de comunidad acerca d e la cua l poco se saba en a quel t iem-
po," Las obras de Malinowski y Radcliffe-Brown se encuentran disponibl es en castellano .
34 Redfield(1930):6.
24
Continuum [olk-urbano
Tzpos ideales
Concibe las sociedades folk y urbana como tipos ideales, a la manera de Max
Weber, esto es, como construcciones tericas elaboradas con elementos de la reali-
dad para representar modelos cuyos rasgos componentes no se encuentran necesa-
riamente todos en casos concretos. Las sociedades folk y urbana son arquetipos
polarizados de una sucesin de formas transicionales de comunidades situadas, his-
trica o espacialmente, en puntos distantes de un continuum folk-urbano. La
comunidad folk es el agregado humano, socialmente organizado, dominante en
la vida de la humanidad. La revolucin urbana, de donde emerge la vida citadina o
civilizada, es un acontecimiento que data de tiempos relativamente recientes -unos
tres o dos mil aos antes de nuestra era - pero, no obstante ello, la Ciudad atrae
cada vez con mayor celeridad a un nmero mayor de gente y le compele a seguir sus
patrones particulares de comportamiento. 37
25
milenios. Como evidente consecuencia de las caractersticas enunciadas en la so -
ciedad folk las relaciones personales son directas; la tecnologa es simple; la divisin
del trabajo escasa; la familia y el parentesco son importantes; las sanciones que go -
biernan la conducta son en gran parte de carcter sacro o sobrenatural ; y el culto y
el ritual estn muy desarrollados. Es en fin "un estado de la sociedad en que el orden
tcnico est todava subordinado al orden moral, en el que la comunidad local es
una sola comunidad moral bien integrada , sin separacin de clases ". ~8
La sociedad urbana representa todo lo que la soc iedad folk niega; su influen -
cia es deteriorante para sta , el contacto urbano rompe el aislamiento aldeano y
pone en marcha el proceso de cambio. En la conducta determinada por consenso ,
convenida por la tradicin y reforzada por sanciones sacras instituidas con el prop -
sito de impedir cualesquier desviaciones a las formas aprobadas , se introducen
alternativas de comportamiento que afectan las obligaciones que se deben a las
deidades paisanas , a los parientes mayores , a las autoridades que componen la je-
rarqua fundada en la edad y en la suma y calidad de los servicios prestados al grupo
propio o que llevan al comunero a pensar en trminos de lucro o ganancia , de apro-
piacin de los bienes comunales como propiedad privada ; a rehuir la participacin
en el trabajo cooperativo y en las ceremonias propiciatorias ofrecidas a los d ioses y
sobrenaturales encargados de resguardar la armona del hombre con el univer so
y mantener el bienestar y la salud de la comunidad .
Para Redfield tales eventualidades conducen a la desorganizacin de la comu-
nidad folk y a la reinterpretacin de su cultura mediante la individuacin del senti-
do de pertenencia grupal y la secularizacin del orden moral corporado . Todos los
significados adscritos a los elementos que integran la cultura pierden su valor y fuer-
za un ificadores, vuelven inoperantes la avenencia y la conco rdia entre los comune-
ros expuestos a la contaminacin citadina y entran en conflicto con los modelos de
vida trad icionales. La comunidad folk se desorganiza y reconstruye bajo nuevas nor-
mas para crear una comunidad integrada discreta en el continuum folk -urbano . ~9
26
constituyen el equipo cultural de todo un pueblo - incluidas ciudades , villas y
aldeas en el permetro de una regin - se desarrollan variantes de la tradicin
comn; hay una estratificacin cultural y una vigorosa defensa ideolgica de la des-
Cambio unidireccional
y estable. Las relaciones del hombre con los dioses proveen el modelo para la orga -
nizacin de la sociedad, de acuerdo con los pr incipios de respeto , autoridad y res -
ponsabilidad.v'
En la pe rspecti va del tiempo los camb ios que acompa an a la urbanizacin
revolucionan el mundo en g ran me dida inmvil y las visiones de la vida estables de
los pueblos folk y campes inos. Los eve ntos importantes de la his toria de estas so -
ciedades no son l as conquis tas y domin acione s que experiment an a m anos de
grupos
tcnicamen te ms avanzados ; los pr ocesos de cambio morales so n de ms peso que
una simple subst itucin de tecno logas , jerarqu as soc iales y prcticas re ligiosas. El
cambio sacu de el ncleo d el orden soci al y cult ural a l paso que el conocimiento
cientf ico re d efine las rela ciones huma nas y la s bases de la acc in mora l en lo que
27
hace al ' prjimo. La trinidad primitiva formada por taman , moralidad y coopera -
cin es reemplazada por la que suple el taman con la naturaleza, la moralidad con
un mundo fsico indiferente hacia el hombre, y la cooperacin por las relaciones
humanas heterogneas que enfatizan la individualidad. La historia moral de las co-
munidades morales cambia hacia la historia tcnica de las comunidades divididas
en clases sociales . 45
Enfoque sincrnico
Comportamiento mdico
28
Los desempeos de un etnlogo
3 Aislamiento insalvable
31
Obregn impulsa con singular vigor el esfuerzo educativo; Plutarco Elas Calles ins-
titucionaliza la actividad poltica y administrativa y, finalmente, Lzaro Crdenas
cristaliza el nacionalismo revolucionario y consuma la transformacin del Estado
positivista heredado del Porfiriato.
La idea central que agita la voluntad del movimiento social es integrar un pas
de poblacin heterognea, tcnicamente atrasada, escasa y dispersa en multitud de
asentamientos - 445 centros urbanos y 84 007 localidades rurales - esparcidos por
la abundancia de paisajes, a veces hostiles, de su geografa, todava inmensa y toda-
va amenazada. El aislamiento insalvable de indgenas que encuentran refugio en
regiones de difcil acceso y la diseminacin de campesinos inexorablemente determi-
nados por la agricultura itinerante de roza, impiden la accin revolucionaria en sus
propsitos de llegar hasta ellos para hacerlos partcipes en la redistribucin de la
tierra, de la educacin, de la salud y del poder . En 1932, Moiss Senz y un grupo
interdisciplinario formado por educadores, antroplogos, economistas, mdicos y
otros cientficos y trabajadores sociales, fundan en la Caada de los Once Pueblos,
en el territorio del pueblo tnico tarasco, la Estacin Experimental de Incorpora-
cin del Indio, con el fin de estudiar el proceso de mexicanizacin en el espacio y en
el momento en que ste tiene lugar . A su juicio, "lo que pasa en la Caada no suce-
de porque la comarca sea india, sino porque est apartada ... es cuestin de grupos
humanos aislados, remotos, olvidados" . 56
Senz, como es bien sabido, es uno de los pilares maestros de la escuela rural
mexicana y promotor decidido de la incorporacin del indio, "como necesidad
inaplazable de la integracin de Mxico". Todo conforme a las normas propaladas
por la filosofa positiva de Augusto Comte, que persigue la substitucin de las len-
guas y formas de vida nativas, incluida la medicina, por el idioma oficial y las for-
mas occidentales de cultura. Pronto, sin embargo, se da cuenta de la complejidad
del asunto. "Existen cuando menos - acepta y en esto coincide con Redfield - tres
Mxicos, el del asfalto, el del camino real y el de la vereda. Citadino y urbanizado el
primero, campesino el segundo, indgena el ltimo." 57 Antes de incorporar al indio
a la civilizacin est su incorporacin al campesinado, como etapa previa a la mexi-
canizacin. El proyecto experimental no tiene larga vida; el mdico y sus auxiliares
no alcanzan a comprender el significado real de la resistencia a las innovaciones que
proponen a los indios y se limitan a implementar programas de extensin y educa-
cin higinica que no son bien recibidos por el vecindario. El reemplazo de creen-
cias y prcticas nativas por las cientficas occidentales no va ms all de la accin
extraescolar que las misiones culturales, establecidas en los aos veinte, desdoblan
en el estudio morbolgico de la regin, la asistencia mdica y la promocin de la
salud a bajo nivel tcnico.
57 S e n z ( 1 9 3: 63)0 6 .
cin rural y la idea de buscarle remedio. En sus investigaciones advierte la situacin
pavorosa que viven los pueblos tnicos y la resume en cuatro problemas fundamen-
tales: 1) el aislamiento, centro de todos los males ; 2) la economa agraria de sub-
sistencia que hunde al indio en la pobreza; 3) la ausencia de escolarizacin significa-
tiva y 4) "el abandono, verdaderamente espantable de nuestra poblacin, frente a
las enfermedades y la muerte". 58 Los ind ios viven en promiscuidad con los animales,
en viviendas de escaso menaje, malos hbitos culturales, bajo standard econmi-
co; en todo tiempo les acechan endemias y epidemias, males gastrointestinales, en -
fermedades infecto contagiosas y accidentes, como la mordedura de una vbora o el
ataque de un nagual . En las regiones tnicas no hay un mdico o una farmacia a
cincuenta leguas a la redonda. Adems del aislamiento y la pobreza, "la psicologa
propia de su estado cultural - producto de la mentalidad asociativa, prelgica - les
entrega inermes a la accin destructora de las bacterias y de los parsitos ante
los que resultan impotentes sus herbolarios, sus brujos y sus amuletos y santos". 59
3
3
La proposicin de Mendizbal implica un cambio trascendente en la
orienta-
cin del ejercicio de la medicina ya que le asigna el desempeo de una
funcin social
eminente . Ignacio Milln y Manuel Maldonado introducen , de inmediato , un
Fuertemente influido por estos colegas, Julio de la Fuente , con los datos que le
suministra elconocimiento y la participacin en la vida de los pueblos tnicos zapo-
tecas, hace notar la necesidad de tomar en cuenta las creencias y costumbres de los
indios en cuanto hace a la enfermedad y el accidente si deseamos asegurar el xito a
las innovaciones que los programas de salud se proponen introducir en el campo ru-
ral. "En la base de la resistencia de los indgenas a nuestros sistemas preventivos y
curativos - afirma - se encuentran muchas veces creencias particulares, enlazadas
a otros elementos y conocer aqullos y stos parece tarea de primordial importan-
cia. "66 Las creencias como las instituciones -concluye- no son elementos aislados
de los restantes aspectos de la cultura y, por tanto, cualquier cambio en ellas reper-
cute en la vida total de la comunidad .
De la Fuente tiene en mente endemias como la onchocercosis, trada del Africa
por exclavos negros; el tracoma, introducido a la pennsula ibrica por la ocupacin
rabe y traspasado a Mx ico por los invasores espaoles; la malaria, la desnutri-
cin y otros padecimientos para los cuales los indios carecen de explicacin en su
cultura yel personal mdico sanitario, que implementa programas de salud, no es ti-
ma necesario volverlos significativos , como lo hace el curandero con l as enfermeda -
des trad icionales . A este p ropsito dice : "Se ha c redo demasiado en lo ventajoso de
insist ir ante el ind gena en lo anticient fico del curandero, en lo inti l o lo pernicioso
de sus prcticas , en lo ineficaz de sus medicamentos, en lo irrac ional de la c reencia y
se ha hecho todo esto cuando no se ha estado en ap titud de subs tituir slida y per-
manentemente lo que se qu ita. "6 7 Jules Henry, parece complementar el pensamien-
to del antroplogo mexic ano, cuando asevera : "Una polit ica indigenista intel igente,
por t anto, no debera toma r nada por sab ido sino tratar d e entenderlo racional-
men te y actua r de acue rdo con ello . "68
El cambio de actitud f rente al curander o parece haber sido general . Parti cular-
mente notable a es te respec to es la obra de do s mdicos norte amer icanos, Ale xander
64 Del Pozo (194 0).
65 Educacin (1940) : 154; relacin de delegados.
66 De la Fuente (19 41).
67 De la F uente (1941).
68 Henry( 1941).
35
y Dorothea Le ighton , quienes en 1939 real izan una investigacin psiqu itrica en tre
los nvajos, "pueblo elegido " por cuyos integrantes velan siemp re los esp ritus y po -
deres del universo . Los nvajos vi ven en una regin seca y estr il en grupos fami -
liares dispersos . Las enfermedades son concebidas como resultado de la desarmon a
de las fuerzas de la naturaleza yel tratami ento, luego de ser identificado el mal por
el diagnosticador, lo rea liza el curandero mediante un complejo ceremonial que
dura de una a nueve noches, con sus das. Al aconte cimiento extraordinario con -
curren los vec inos, "cada uno con sus mejores vestidos y disfrutan grandemente
charlando y tomando parte e n juegos y carreras que con frecuencia efectan duran-
te los intermedios del ceremon ial". 69 Este acto cultual , como las tesginadas del ta -
rahumara, tienen un evidente props ito de cohesin social . N o carecen de razn los
Leighton cuando juzgan un error suprimir el hecho curativo indio con su principal
ejecutante, y piden al personal mdico hegemnico un poco de ms conocimiento
de su parte acerca de la importancia del curandero.
36
En la resolucin de P tzcuaro tienen origen los cursos de problemas rurales e
indgenas de M xico que se d ictan en la Escuela Superior de Medicina Rural del
IPN. Estos cursos , lo. y 20., forman parte del programa de la carrera en los aos
lecti vos 40 . y 50. del ciclo total de seis y en la nmina del profesorado, de 1946, apa -
71 IPN(1947): 28.
72 SSA-UNAM (1955).
73 Aguirre Beltrn (1955).
37
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