El documento discute las conexiones entre la antropología, la historia y la cultura. Explica cómo la antropología se sitúa entre los sentimientos internos y los gestos externos para captar el significado de los hechos humanos desde adentro. También describe cómo la conquista de América representó un momento dramático en la historia humana y cómo las primeras interrogantes que surgieron en el contexto colonial fueron si los demás eran humanos y tenían alma. Finalmente, señala que la antropología ha defendido el relativismo cultural como una
El documento discute las conexiones entre la antropología, la historia y la cultura. Explica cómo la antropología se sitúa entre los sentimientos internos y los gestos externos para captar el significado de los hechos humanos desde adentro. También describe cómo la conquista de América representó un momento dramático en la historia humana y cómo las primeras interrogantes que surgieron en el contexto colonial fueron si los demás eran humanos y tenían alma. Finalmente, señala que la antropología ha defendido el relativismo cultural como una
El documento discute las conexiones entre la antropología, la historia y la cultura. Explica cómo la antropología se sitúa entre los sentimientos internos y los gestos externos para captar el significado de los hechos humanos desde adentro. También describe cómo la conquista de América representó un momento dramático en la historia humana y cómo las primeras interrogantes que surgieron en el contexto colonial fueron si los demás eran humanos y tenían alma. Finalmente, señala que la antropología ha defendido el relativismo cultural como una
El documento discute las conexiones entre la antropología, la historia y la cultura. Explica cómo la antropología se sitúa entre los sentimientos internos y los gestos externos para captar el significado de los hechos humanos desde adentro. También describe cómo la conquista de América representó un momento dramático en la historia humana y cómo las primeras interrogantes que surgieron en el contexto colonial fueron si los demás eran humanos y tenían alma. Finalmente, señala que la antropología ha defendido el relativismo cultural como una
2003 David Lagunas Arias ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA: CONEXIONES Y PERMUTACIONES Cuicuilco, enero-abril, ao/vol. 10, nmero 028 Escuela Nacional de Antropologa e Historia (ENAH) Distrito Federal, Mxico
Antropologa, historia y cultura: conexiones y permutaciones David Lagunas Arias* RESUMEN: El problema de la antropologa es la dialctica entre la analoga y la diferencia, la pro- ximidad y la distancia. No hay razn para fetichizar a otras culturas. La idea es la de otredad, lo otro, lo opaco. No tratar de objetos sino de realidades que s son reducibles para captar su sentido. La antropo- loga (y las ciencias sociales) se sitan entre los sentimientos ntimos y los gestos externos de manera que se propone cmo captar la significacin de los hechos humanos desde dentro. ABSTRACT: The problem of the anthropology is dialectic between the analogy and the difference, the proximity and the distance. We do not have why to fetish other cultures. The idea is the one of otherness, the other, the opaque. Not to deal with objects but realities that are reducible to catch their sense. The Anthropology (and social sciences) locate between the intimate feelings and the external gestures so that it sets out how to catch the meaning of the human facts from within. L a mirada crtica y desencantada de Todorov [1992] concibe la conquista de Am- rica como uno de los momentos de mayor dramatismo de la historia humana. Ser a partir de este momento que ser indio constituir una vergenza. En el siglo XV Europa se expanda comercialmente los portugueses en frica, lo que implic un contacto mnimo con los nativos. Los asentamientos comerciales iban acom- paados de presidios militares, extraccin de materias primas, esclavos, etctera, pero no haba inters por comprender aquello nuevo. La eleccin era praxsti- ca, reflejando la incapacidad de una civilizacin conquistadora de comprender al Otro; un Otro diverso pero igual al hombre occidental. Si la primera fase expansiva europea tiene un carcter marcadamente comercial la segunda fase es blico-poltica y la tercera misional. Detengmonos en sta ltima. Efectivamente, las primeras interrogantes que surgen en el contexto colonial son los dems son humanos? Tie- nen alma? En el caso de los indgenas americanos, morfolgicamente eran parecidos a los espaoles, pero se pintaban y parecan otra cosa. La polmica sobre la huma- nidad del indio se refleja en la confrontacin entre Seplveda [1987] y Las Casas [1992]. Estas humanidades se ven cerradas por un elemento exterior, en la necesi- dad de imponer su mundo a los nativos. Sin embargo, los franciscanos deseaban * Universidad Autnoma del Estado de Hidalgo. N U EVA PO C A , volum en 10, nm ero 28, m ayo-agosto, 2003, M xico, ISSN 1405-7778. 2 DAVID LAGUNAS ARIAS que se diferenciara la Repblica Indiana. Paralelamente, las Crnicas de Indias informaban sobre el modelo de las nuevas cosas. La etnografa mexicana elaborada por los pioneros espaoles del siglo XVI posee, sin duda, el impacto de la frescura de lo arcaico. A ese impacto sobre el lector, Sahagn aade el punto de vista de los nativos gracias a su innovacin en las tcnicas de la recopilacin de datos. Pero el material no es puro sino mediatizado por los indios; la interpretacin del etngrafo se ofrece al nativo para que la corrija. La etnografa era demasiado interesada para que se constituyera en una ciencia. Los libros de memorias o los observadores mal entrenados eran signo de esta carencia y el reflejo del intento de descripcin exhaustiva abocada al mejor control de las idolatras de los indios. As es como las Crnicas desaparecen cuando se cree que el peligro est dominado, sin llegar a construir, en ningn momento, una etnografa espaola [Pagden, 1988]. En el siglo XVIII, respecto a expediciones, Francia y Gran Bretaa eran los modelos a imitar por los etnlogos espaoles como Jorge Juan y Malaspina, sobre todo por el Pacfico, donde se descubre la Tercera Humanidad, el buen salvaje de Rousseau, los viajes de Cook o Bouganville. Es el momento en que los ilustrados comenzaron a sospechar un nuevo paradigma, la unidad psquica de la especie humana, a pesar de la diversidad de comportamientos registrados. Dicha sospecha se vio confirmada cuando el concepto de cultura naci hacia el final del siglo XIX con Tylor, toda la humanidad comparte una misma capacidad psquica. Sin duda, el cristianismo en Amrica Latina se conforma como proyecto civi- lizatorio (ya no como religin) que atrae por su carcter igualitarista, aunque relega la idea de igualdad para el otro mundo o para los ritos religiosos. El cristianismo, como todas las religiones, se presenta como solucin real, amor y filantropa. La otra solucin real para el individuo es la nazi, volver a recrear las condiciones de antao, reivindicando la sangre y la tierra. La tercera opcin es la ilustrada, crear individuos libres, racionales y crticos (solucin utpica puesto que no se da como tal). El cristianismo refuerza la separacin de pobres y ricos pues consuela a los segundos, pero favorece a los primeros. Como expresaba Zizek [2001:140], cada universalidad hegemnica tiene que incorporar por lo menos dos contenidos particulares: [...] el contenido popular autntico y la distorsin creada por las relaciones de dominacin y explotacin [...] Cmo se convirti el cristianismo en la ideologa dominante? Incor- porando una serie de motivos y aspiraciones fundamentales de los oprimidos la verdad est del lado de los que sufren y son humillados, el poder corrompe, etctera, y rearticulndolos de tal forma que se volvieran compatibles con las relaciones existentes de dominacin. El peaje es la metanoia propia de las religiones misioneras, portadoras de valores universales, que contiene los grmenes de la desestructuracin de los sistemas de 3 ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA pensamiento de los hombres y pueblos a los cuales se dirige, en otros trminos, el vaciado en la sociedad de aquellos contenidos (formas de relacin social, creencias, prcticas culturales, etctera) que no se adecuan a la cosmovisin de la religin impuesta [Mallart, 1995:64]. Un ejercicio antropolgico interesante sera observar cmo, histricamente, la Iglesia estara continuamente tentada a recuperar la re- ligin de sus orgenes, identificndose con las naciones donde se implantaba, creando estados teocrticos, asumiendo poderes temporales, estableciendo el cato- licismo como la religin oficial o de Estado [ibid.:66]. En Mxico, el proyecto de construccin de una Nueva Jerusaln opera por medio de las escuelas conventuales franciscanas en la Nueva Espaa [Len-Portilla, 1985], de forma paralela a las misio- nes jesuticas de Paraguay y la colonizacin puritana de Amrica del Norte. Aunque (sin ver romnticamente la creatividad de los dominados) los indgenas, en efecto, desarrollaron mecanismos de apropiacin y respuesta a dicha dominacin. Sin duda, las congregaciones de pueblos de indios en la Nueva Espaa, son un caso paradigmtico. Uno de sus mximos tericos e impulsores en el plano utpico fue Vasco de Quiroga (en oposicin a Las Casas, defensor de las estructuras indgenas), quien expresaba la conveniencia de poner freno a los abusos de la clase dominante, mejorando la vida de los indgenas aplicando las ideas utpicas de Toms Moro, y a la vez, retornar a alguna forma de cristianismo primitivo y colectivo, hacindose eco del ideal franciscano [Nutini, 2001:20]. Sin duda, la historia de las congregaciones de indios an est por escribirse, desde una perspectiva ms global y dinmica, puesto que cambi a lo largo del periodo colonial [Menegus, 1994:163], pero sigue siendo en la actualidad un paradigma de los procesos de imposicin y resistencia sobre el mundo indgena, donde lo religioso y lo econmico (reestructuracin de la propiedad indgena) van de la mano. Siempre existi la posibilidad, en funcin de los resquicios que proporcionaba el orden dominante, de escapar a dicha impo- sicin, no en sentido metafrico, sino literal pues la huida fue una de las tcticas (que no estrategias que sugieren control del poder y el territorio [Certeau, 1995]) ms empleadas por parte de los indgenas [Torre, 1995]. En el campo de la antropologa hay un corpus bastante extenso de literatura, en la cual se ha profundizado en las reflexiones acerca del encuentro entre culturas, entre culturas de tipo mtico y culturas de tipo histrico, poniendo en relieve las relaciones entre la historia y el suceso, la historia y el mito, la historia y la estruc- tura. Sahlins [1988] en su lcida reflexin acerca del encuentro del capitn Cook con los hawaianos plantea cmo la historia tambin la crea el mito. El suceso se inscribe en la dimensin de la repeticin y no en el del devenir, como ocurre en Europa, mediante el suceso del presente se hace la experiencia del pasado. Presente y pasado, mito e historia, hecho y repeticin se interrelacionan de manera novedosa. El mrito de la antropologa ha sido defender el relativismo cultural como herra- mienta que permite entender otras culturas a partir de sus propios valores. Un lugar 4 DAVID LAGUNAS ARIAS comn es sealar que para las culturas primitivas su etnocentrismo es natural mientras que para nosotros es peyorativo. En realidad, el etnocentrismo es muy espontneo (ingenuo?) en todas las culturas y en las primitivas es especialmente acentuado este carcter. Incluso nos encontramos con casos muy significativos como los Inuit del norte de Alaska que se definen como la gente de un lugar o la humanidad; as, Inuit es un trmino moral, son humanos, no tienen una identidad tnica, ya que ellos responden que son humanos de verdad, que tienen sentimiento. Otro aspecto, sera destacar qu civilizaciones han posedo una mayor cortesa y dilogo intercultural civilizacin-tribus a diferencia de otras (el caso hind es pro- bablemente un paradigma de dicho dilogo). La cultura occidental parte de un punto heterogneo mientras que las culturas primitivas han tenido modificaciones por invasiones no muy frecuentes, por influencias o por difusin. Las culturas occi- dentales han producido innumerables contactos traumticos con culturas que posean una tecnologa de menor utilizacin en varios contextos. La alternativa a esta decadencia, resultado del contacto, ha sido el aislamiento. La irona de todo esto es que podra sugerirse que la sociabilidad de ciertos pueblos ha sido la causante de su destruccin. Un ejemplo de ello lo ha descrito Rosemary Arnold en su anlisis sobre el puerto comercial de Whydah, en la costa de Guinea [Polany, 1976:215 y ss], donde se describe la iniciativa del monarca para aislar en un punto muy concreto la influencia europea los productos comerciales obtenidos, en concreto, el enclave de Whydah, y con ello garantizar la seguridad del reino estableciendo una organizacin autnoma para los intercambios, y de este modo aislar al mercader extranjero y asegurar la inviolabilidad de la comunidad interna. Siguiendo este modelo, cabe recordar el caso de la introduccin del caballo en Norteamrica. En este caso, la capacidad de caza de las culturas de las praderas norteamericanas aumenta significativamente, lo cual constituye un salto tecnolgico que no rompe drsticamente con la cultura sino que se integra a ella. 1 Con ello se demuestra que las culturas primitivas tienen conciencia de que ha habido modificaciones, pero que no han cambiado la organizacin (interna, ritual, etctera) y el crecimiento demo- grfico. Estos dos aspectos han podido seguir una pauta yuxtapuesta, no acumulativa que trataba de aprovechar los recursos escasos, y aunque fueran en aumento seguir con la misma pauta. Refirindonos al parentesco, en no pocas sociedades primitivas se daba el caso de que si existan treinta clanes, a causa del aumento demogrfico se aadan dos ms, por ejemplo, pero no se pensaba que era necesario romper la estructura clnica. Por otro lado, es un hecho que todas las sociedades bilineales o totalmente patri- o 1 Un ejemplo ms contemporneo sera la Revolucin Iran. No se rechaza la introduccin de tecnologa occidental a pesar de que el chismo era tradicionalista. Otra cuestin a aadir es la filosfica, si la tecnologa trae consigo prdida moral. La razn, el progreso, no traen consigo el paraso. 5 ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA matrilineales han sido afectadas por el capitalismo; pero se observa cmo depen- diendo del pueblo que se trate (los Crow, sin ir ms lejos) han mantenido la transmisin-adscripcin tnica debido a la forma de parentesco convencional (matrilineal, en el caso Crow). Otra cuestin es que para el estudio de estas sociedades no pueden aplicarse los modelos tericos (patri-, matri- o bilineales) ya que existen mltiples elementos como la lotera demogrfica que impiden aplicar totalmente la teora, es decir, estos modelos se realizan hasta cierto punto, del mismo modo que en nuestra sociedad existe el consenso que nos informa acerca de las formas de pensar y actuar, a pesar de que dicho consenso no funcione plenamente. Lo mismo puede decirse sobre las alianzas matrimoniales. Estas no son ms que ideologas, no son sistemas ni estructuras, puesto que inspiran un comportamiento y prohiben la ideo- loga contraria ordenando la sociedad hasta un lmite. Sin duda, el hombre tiene predisposicin a ver las cosas tal como no son o tal como quiere que sean. De ah la distincin entre la sociedad real (vivida, racional) y la sociedad ideal (representada, imaginada). La conclusin de todo esto es que, si miramos al parentesco, el hombre puede hacer la sociedad que quiera. El hecho gene- racional y el hecho sexual constituyen dos constreimientos de las sociedades elementales y de las sociedades semicomplejas, a partir de los cuales stas construyen el edificio poltico (de parentesco). Nuestra sociedad tambin construye ese edificio pero por medio de otros factores, en especial la economa (sobre el simbolismo eco- nmico, Sahlins [1997]) siendo as que el desarrollo del parentesco poco tiene que decir en la organizacin poltica. La idea de bricolage en Lvi-Strauss es una interesante metfora que expresa que todo lo viejo y lo nuevo se integra en las sociedades exticas. Es como un tornillo herrumbroso, no se tira, se lija y est listo. La lgica de explicacin histrica es meta- mrfica puesto que las cosas son de una manera y, a la vez, de otra en las culturas primitivas. Podramos explicar la Biblia, introducida por los misioneros, como un relato que fascina a los nativos, una forma de narracin atrayente. En todas las religiones, los restos mticos se drenan, se arman en una construccin fiable; el sincretismo en Mxico es un buen ejemplo. Por otro lado, frente a esta dinmica religiosa ha surgido recientemente el inters antropolgico respecto al Islam. El cual es planteado como una alternativa a la tradicin occidental en la actualidad. Desde el siglo VII ha constituido una amenaza y hoy es una posibilidad de reforma interna en Occidente, que como civilizacin ha llegado a un callejn sin salida, expandindose. La religin islmica se presenta como salvadora, pero lo que interesa al antroplogo es su arraigo en las masas. Marx sealaba sobre la religin que los hombres deberan transcendentalizar de forma metafrica la vida terrestre (Dios, Hijo, Espritu Santo), para dar un sentido, para que sirviera de referencia al hombre; as, toda experiencia se explicara en la 6 DAVID LAGUNAS ARIAS medida en que sea considerada de forma metafrica. Del mismo modo, Marx cons- truye su modelo terico a partir de una metfora arquitectnica, la sociedad sera como un edificio con una infraestructura (base), unos elemento sustentantes (o estructura) y otros supraestructurales. Sin duda, la concepcin marxista de la historia constituye una teorizacin con nimo predictivo; la historia de la humanidad es lineal (y las utopas se basan en una concepcin lineal de la historia), la idea es que los logros tcnicos son acumulativos y su difusin es homognea, de esta forma se consigue mayor libertad y autoconciencia (el incremento del saber es as lineal y homogneo). El nivel tecnoeconmico explica que en una poca haya una cosa u otra. Los anlisis marxistas son slo sugerentes en el sentido que pretenden establecer una base que explique el progreso histrico (el mantenerse en vida, sobrevivir) y son buenos los anlisis marxistas verdaderamente dialcticos (anlisis concretos de situaciones concretas) que dan con las causas. El problema es que colman ideol- gicamente la brecha entre enunciado y realidad. Sin duda, la historia marxista resulta una recompensa; partiendo de que la superestructura est basada en la estructura, todo se explica. Pero en realidad, la historia es una mezcla de azar, estrategia y de leyes que se reproducen. En efecto, predicar el paraso celestial es mucho ms eficaz que predicar el paraso terrenal (la llegada del comunismo). El marxismo se da como teora cientfica; el cristianismo, el Islam o el budismo haran promesas futuras, ya que nadie sabe cundo ni cmo se plasmarn en hechos. El error de Marx fue el anlisis cientfico de unos hechos que se iban a producir; la riqueza se iba a acumular entre unos pocos y las masas se iban a rebelar. Los hechos fueron otros. El sistema era ms social de lo que aparentaba y la riqueza no se iba acumulando ms en un polo sino que se reparta en capas, especialmente en una capa media (los pases del Primer Mundo). Para Marx, los capitalistas eran egostas pero no contaba que eran listos, repartan bene- ficios con las capas que podan ponerles en peligro. As se explica el surgimiento de la socialdemocracia europea, pensando en la reforma del capitalismo, no en su de- rrumbe. Hoy en da, el marxismo como referencia terica de organizacin del mundo y su futuro est en quiebra, no exclusivamente por su fracaso poltico. Sin duda, el marxismo se aprovech de la experiencia ms inmediata de la Revolucin Fran- cesa para descodificar elementos que antes estaban separados de la realidad. A pri- mera vista se observaban las fuerzas y las relaciones de produccin, y tambin se apreciaba el movimiento popular; lo que no se vea tan ntido era la relacin jerrquica entre estos dos hechos. Marx ve una causalidad del elemento tecnoeconmico sobre la poltica a partir de la Revolucin Francesa, as, aparece la religin antigua como un residuo. A medida que se adaptaba la vieja teologa a las nuevas formas de pensar, la Biblia sera vista como un libro simblico con base en unas intuiciones reveladoras. 7 ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA Siguiendo con el tiempo, uno de los grandes errores de la perspectiva historicista en antropologa fue considerar a las culturas primitivas sin historia, como si siempre hubieran sido iguales. No importaba la historia ni el tiempo, como la estructura, el tipo de pensamiento vigente. En antropologa, a diferencia de la historia, no se establece una lnea de desarrollo de los orgenes al presente. La historia se nutre de un imaginario de grados acumulativos que conducen hacia la complejidad mental y material, lo cual es puro etnocentrismo y jerarquizacin en el inters con que se tra- tan las culturas segn sean historizables. En este sentido, Mesoamrica y la cultura andina son importantes como objetos de estudio para la historia de Amrica, no as las dems culturas, las cuales estn poco estudiadas. En antropologa se dividen las culturas coetneas en dos formas polares con ms periodos de transicin, por un extremo, la sociedad industrial, como modelo ideal que no se ha realizado por com- pleto; en el otro, la sociedad primitiva, sociedad que ha desaparecido o conocemos sus residuos. Por contraste, se delimita el modo de vida europeo. Esta polaridad es para una transmutacin entre ese exterior y nuestro presente. Por ello, la antropologa comparte una posicin similar a la historia, pero criticando la visin evolucionista lineal que defiende cualquier tipologa. En este sentido, en la actualidad la idea de progreso se encuentra severamente cuestionada. Ms bien se tratara de una reestructuracin de lo antiguo, y adems pueden haber retrocesos. Aug [1996:77] expresaba cmo: [...] en este campo [la realidad cultural] como en otros, las regresiones son posibles y nada impide que la liberalizacin de las costumbres [...] est mecnicamente ligada a la evolucin del orden tecnoeconmico. Incluso tenemos ante nuestros ojos la evidencia del riesgo contrario. Sin embargo, se sigue estudiando la historia europea, por ejemplo, en trminos globales, la Edad Media comprende de los siglos x a y; la Revolucin Industrial es entre el periodo v y el periodo z. En antropologa se viene proponiendo desde hace tiempo un intento de ajerarquizacin, todas las culturas son importantes. As, los chinos seran ms importantes que las culturas africanas porque, cuanti- tativamente, es mayor la poblacin y han sabido cohesionarse. La concepcin china de la historia es analista, no acumulativa. 2 Una cosa similar puede decirse sobre el calendario azteca o sobre la costumbre de mitificar y convertir en dioses a hombres famosos entre los incas o los mismos aztecas. Sin embargo, est distincin entre tiempo lineal y cclico aplicable a las sociedades modernas y las tradicionales u exticas es cuestionable. En nuestra cosmovisin 3 funciona un reloj cclico y un 2 La historia se va recreando en ancdotas que se ajustan al patrn no existiendo idea de renovacin ni mejora tecnolgica ni acumulacin de conocimientos; sera una historia de carcter mtico, lo que ocurrira cada ao son ancdotas. 3 Entendida como el conjunto de ideologas que explcita e implcitamente usamos para razonar y pensar. 8 DAVID LAGUNAS ARIAS reloj lineal. Por ejemplo, cuando llega la navidad supone una valoracin del pasado, el regreso a una sociedad ms cooperadora, ms primitiva, y es el pasado que sanciona el presente; en cambio, si yo digo ser antroplogo estoy expresando un tiempo lineal; se valora el futuro, la sociedad es ms competitiva, y el presente es el futuro. 4 En las ciudades anglosajonas hay estratos de tiempo y espacio; hay cronotopos (hippies, progres, romnticos, tecnos). Efectivamente, el fetichismo del pasado puede ser una caracterstica definitoria de la sociedad occidental, en la cual los elementos no ordenados en el tiempo se amplan y varan por recombinacin de las piezas (los restos ruinosos). Se ordenara polarmente en dos, un origen y un grado infinito de desarrollo tecnolgico (el fin de la historia) produciendo los cambios a la manera de saltos (modos de produccin, diran los marxistas). Es evidente que para pensar hay que vivir y producir. No est claro que haya habido una poca en que los hombres no pensaban o no tenan lenguaje. Precisamente, el marxismo criticaba a la antropologa porque primaba la cultura (la superestructura). Para el marxismo sta es slo adorno, es un epifenmeno o transfiguracin de todo lo dems (est por all pero es prescindible); as como la religin (forma de expresin trans- cendente de todo lo dems), las artes (forma de expresin sublimada de todo lo dems) o el derecho (forma de expresin de todo lo dems). Con esta concepcin los pueblos primitivos habran sido pobres y acogotados pues al haber desarrollado la parte mental habran fracasado en lo material, rompiendo as con la idea de pro- greso (un incremento en el saber no se reflejara en un incremento material). En realidad, si cada sociedad sabe aprovechar la naturaleza de una forma, ello depende de un modelo de percepcin, es decir, no se puede pensar una humanidad sin primates sociales; todo estadio evolutivo estara fundado en el anterior. Si cada sociedad sabe aprovechar (o no) la naturaleza depende de un modelo de percepcin. Si procedemos de los Australopithecus es porque poseemos unas caractersticas gen- ticas comunes a ellos. No hay, por tanto, saltos en el vaco, sino un arbusto evolutivo relativamente exuberante en la familia de los homnidos, en el cual inevitablemente algunas ramas individuales fueron expurgadas de vez en cuando, lo que origin la extincin de las especies y la aparicin de otras nuevas [Lewin, 1994:213]. Del mismo modo, y desde ese momento en que somos homnidos, cada significante tiene su significado fijo; las bromas, la mentira o la irona pertenecen a los seres humanos puesto que dependen del lenguaje articulado. En suma, no hay prctica si no hay ideas (la praxis marxista aqu no funciona), ya que el primate necesita de una experiencia y una idea previa. Sin embargo, Marx y Weber abrieron el campo de reflexin hacia el carcter cultural del capitalismo. La nocin del fetichismo de la mercanca de Marx, por 4 Es indudable que la cosmovisin en el mundo moderno tambin se sita en planos diferentes con respecto a las sociedades no-occidentales. El campo de la publicidad, por ejemplo, es el espejo de la cosmovisin, proporciona felicidad, juventud, abundancia, progreso, ocio. 9 ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA ejemplo, es la formulacin clsica de la que probablemente sea la concepcin ms ampliamente difundida del aspecto cultural del proceso capitalista [Marcus y Fischer, 2000:138]. Weber es bien conocido por su formulacin acerca de la tica protestante y el nacimiento del capitalismo. Otros autores como Macfarlane [1989] explicaban cmo, por un lado, el capitalismo desarrollado materialmente afectaba la manera de pensar de las personas, pero para que se desarrollara era necesario afectar pre- viamente la manera de pensar de los individuos. Similar era la idea de Weber cuando estableci que la tica protestante fue fundamental para la emergencia del espritu del capitalismo; el capitalismo sera una manera de razonar, constituyndose en una ofensiva de orden social. Por su parte, Thompson [1989], en su captulo dedicado al Tiempo industrial, evidencia los cambios de hbitos y cmo stos son resultado de una necesaria y previa ofensiva cultural del capitalismo. As, el capitalismo puede iniciarse con elementos culturales, no meramente materiales. Segn este argumento el capitalismo previamente empieza como una cultura. Tambin Antonio Gramsci desarrollara en Cuadernos de la crcel o en Notas sobre Maquiavelo, y especialmente en La Poltica y el estado moderno [1985], a partir del fascismo, el concepto de Hegemona. La hegemona de los valores del fascismo/capi- talismo parten del convencimiento de que sus tratos son los adecuados, sustituyendo a los otros, imponindose a las diferentes ideologas y modelos. Para ello, el fascismo utilizaba mtodos ms coercitivos que otros sistemas, obligando por fuerza a que la gente pensara de otra manera. Se trata de una alianza de recursos materiales, culturales y sociales para crear un cierto modelo que precisaba de conviccin mayo- ritaria. Un proceso de disciplinacin o normalizacin a lo Foucault que no requera del empleo exclusivo de la fuerza bruta. As, el capitalismo tambin se dara en trminos de ideologa y cultura, pudiendo entrar en contradiccin con algunos de sus principales postulados, oponindose a la realidad material. En efecto, la realidad estara determinada por una convencin ideolgicosocial, lo cual permitira observar fenmenos sociales como el conflicto social en cuanto asunto cultural y no meramente econmico. Lo importante y distintivo en antropologa no son las realizaciones materiales ni la cantidad de individuos de una cultura, ni siquiera los inventos, sino la pura diferencia, una configuracin social distinta hecha de creencias diversas. Lo extico es siempre lo extraeuropeo. El problema de la antropologa es la dialctica entre la analoga y la diferencia, la proximidad y la distancia. No tenemos por qu fetichizar a otras culturas. La idea es la de otredad, lo otro, lo opaco. No tratar de objetos sino de realidades que s son reducibles para captarle su sentido. La antropologa y las ciencias sociales se sitan entre los sentimientos ntimos y los gestos externos de manera que se propone cmo captar la significacin de los hechos humanos desde dentro. Las posibilidades son varias, el pasado se reduce al presente (Erik el vikingo); 10 DAVID LAGUNAS ARIAS el caos del pasado se reduce a la ancdota (la cada de Constantinopla o el descu- brimiento); averiguar las leyes que rigen a la humanidad con base en una causalidad especfica. Todo ello, genera la reflexin sobre la creacin, formalizacin y rebelin de los objetos creados por la mente humana (mente : conciencia : realidad exterior). Entre ellos, el mito, que en antropologa ha sido un terreno muy concurrido, sobre todo en los trabajos de Lvi-Strauss, la idea del mito como transposicin de una forma de ver la realidad producida por la necesidad de producir instrumentos para dominar el mundo (instrumentos, luego los conceptos). Cuando se estudia otra cultura no basta con lo emic/etic. Para describir un elemento de otra cultura, la clasificacin morfolgica de sus elementos, el punto de partida es la experiencia de la propia cultura, la cual distingue lo que da por universal. Se despoja as el significado y el sentido del significante. La intencin del punto de vista etic es morfolgica, pero no hace referencia al significante en cuanto no implica imagen mental sino hace referencia a un elemento del significan- te que pasa por unos contrastes entre significantes que son los de la cultura que observa y los da por universales. En este sentido, es en el que se hace imprescindible una notacin etic, un metasistema, independiente de la cultura en cuestin, para describir y comparar, precisamente, los diferentes sistemas emic que constituyen los lenguajes y las culturas [Goodenough, 1970]. El punto de vista emic pretende averiguar cada secuencia de significantes contrastados en su sistema particular, qu tipo de sentidos internos de esa cultura podemos describir (para una visin crtica, Harris [1987; 1999]). As, se establece un contraste entre dos universos significativos, el occidental y el nativo. El occidental pretende penetrar mediante la conmutacin de significantes, que le d el significado mediante el contraste entre lo que ve y lo que dicen los nativos que hacen (y que puede contradecir la norma enunciada). Para el nativo, existe una explicacin que ellos tienen de lo que hacen, y una norma o explicacin de lo que deberan hacer (y lo que en verdad hacen). La etnografa nos acerca a la forma como viven otras sociedades y, a veces, no es la misma que la que ellos dicen. ste es un asunto al que Alberto Cardn, por ejemplo, dedic algunos escritos. Este autor trabaja con textos teniendo en cuenta el entorno, que es la dimensin cultural, como en el caso del canibalismo azteca [Cardn, 1990:199-214; sobre el canibalismo en general 1994]. Cmo explicarlo de forma universal, de manera que incluya los elementos de clasificacin morfolgica que posee la cultura occidental, y que se averige las intenciones aztecas? Sin duda, el problema del canibalismo no es que se efecte o no (por ejemplo, el caso de canibalismo de penuria del equipo uruguayo de rugby que se estrell en Los Andes). El problema es cuando se trata de canibalismo ritual atribuible a toda una cultura porque es calificado en un nivel de humanidad inferior respecto de los patrones europeos. Esto sera equivalente a juzgar 11 ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA a los vampiros como individuos enfermos, como patologa demoniaca o psicoso- mtica. Podemos atribuir a todo un pueblo una patologa? La cuestin emic/etic tiene implicaciones importantes para la antropologa. Cmo debemos preguntar a un pueblo diferente sus creencias sobre el mundo sobrenatural? Cmo traducir la idea de Dios a un nativo? Pensemos que con la colonizacin de Amrica se produjeron equvocos productivos puesto que los espaoles pensaban que los nativos haban aceptado la cultura impuesta, pero en realidad disimulaban. Nosotros tambin vivimos entre equvocos, lo comn es interpretado por cada quien de manera diferente; una amistad se fundamenta en equvocos (una separacin se produce cuando se desvelan stos). Cada cultura cree haber entendido a la otra pero cada una sigue haciendo lo que debe hacer. El problema, en el caso de la conquista de Amrica, era que no haba predisposicin para entender la explicacin de los otros (los aztecas) sino por lo que aparentaban los significantes, su morfologa. Pero las formas no son universales. Lo que ocurre es que se parte de las categoras y se las proyecta para hacer ms familiares los tems (tipos de azadas, de ceremoniales, si las mujeres van descalzas, etctera). Podemos observar cmo los yir-yoront aus- tralianos aceptan un tem cultural en un momento dado de la historia, el hacha de acero que sustituye a la antigua hacha de piedra, pero en el mbito de las representaciones es ms difcil averiguar qu significan esas hachas de acero para los yir-yoront. Existe una distinta apreciacin de los fenmenos a partir de la educacin, desde prejuicios diferentes a los occidentales. David Schneider critic en su momento las especialidades de la antropologa en su A Critique of the Study of Kinship. 5 Schneider dice, apoyndose en el ejemplo del parentesco, que cuando estudiamos sociedades diferentes a la nuestra las especia- lidades no existen. La divisin de la antropologa slo hara reflejar las espe- cializaciones del mundo occidental, segmentando las relaciones humanas, y surgira, principalmente, en los crculos universitarios. Aunque el problema no sera realmente la especializacin per se sino su incesante crecimiento [Borofsky, 2002:474]. Por ejemplo, durante muchos aos se ha mantenido que el lenguaje principal en las sociedades exticas era el parentesco, lo cual es discutible, como decir que lo econ- mico determina nuestro mundo. Nosotros creemos ms en una determinacin econmica que religiosa o de parentesco. Lo que es norma para unos es delito para otros, por ejemplo, un negocio entre nosotros si es entre parientes puede ser delito; en cambio, un negocio para otros entre parientes puede ser normal. Por tanto, la antropologa requiere un mnimo analtico, conceptos (bien conocidos entre nosotros) que aunque no encajen en su aplicacin al objeto estudiado permitan entendernos. 5 Schneider, Geertz, y en general, los antroplogos de la Universidad de Chicago han criticado y replanteado los estudios de parentesco como un dilema cultural, sugiriendo la necesidad de estudiarlo como aspecto cultural. 12 DAVID LAGUNAS ARIAS Lo difcil, sin duda, es que posean validez objetiva. Tampoco se trata de defender a ultranza las descripciones etnogrficas eliminando nuestras clasificaciones para ser fieles al mundo estudiado, como algunos antroplogos anglosajones proponen. Quiz el problema no sea tanto de comprensin del Otro como de con qu intereses comprendemos. Sin embargo, la idea es buena, hay que dialogar con el nativo, reivindicar el discurso emic, obtener del nativo su construccin de la realidad. La antropologa posmoderna seala que es necesario recuperar tambin el discurso desde el propio antroplogo [Clifford y Marcus, 1991]. Por su parte, la antropologa lingstica propone entender las palabras en su contexto. Empleamos categoras como tab o religin, puesto que estamos contaminados por las teoras de base, y porque sabemos poco de los otros y utilizamos nuestro lenguaje sin comprender ni siquiera nuestra cultura, qu s de m para hablar de los otros? Porque si no lo s impondr categoras inconscientes. Este es uno de los problemas que plantea el concepto de interpretacin geertziano, si el antroplogo ha de hacer una descripcin densa, el antroplogo hace una versin sobre la realidad. La realidad es demostrable desde la interpretacin del antroplogo, no desde el punto de vista del indgena. El Otro no sera ms que una proyeccin del modelo que ha generado el antroplogo. Esto de por s es insuficiente. Por el simple hecho de escribir sobre el Otro ya estamos imponiendo nuestro discurso, pensamiento, sensibilidad, preocupaciones, etctera. Cmo responde el nativo? La alternativa es fijarse en el protagonista de la etno- grafa (reflexividad) o no hacer etnografa. En otras palabras, dirigirse hacia la heterogeneidad, la incerteza o la diversidad de comportamientos ya que la an- tropologa se mueve difcilmente en los patrones culturales. Sobre esto, y aunque suene a tpico, en el Diario de campo en Melanesia de Malinowski [1989], en el que se autopresenta lascivo, obsesionado por el sexo, hipocondriaco, se droga, se masturba, insulta a los nativos y tiene prejuicios, una de las contribuciones fue su ubicacin frente a la antropologa de gabinete (como los sistemas filosficos y psicolgicos) y la antropologa comparada sin ms pretensiones. El Diario de Campo tuvo la virtud, entre otras, de poner sobre el tapete la credibilidad de la etnografa. Con abrumadora evidencia, Malinowski percibi la singularidad epistemolgica de la relacin dialgica en la investigacin directa, en convivencia real con los nativos en Argonautas del Pacfico Occidental. Diario de Campo abre una brecha enorme en las preconcepciones antropolgicas. Surge la pregunta acerca de si son crebles las monografas. A mediados de los aos sesenta, todava se consideraban a las cultu- ras como sincrnicas, ahistricas, intemporales y eternas, y con frecuencia, se ofreca una visin parcial porque no se llegaba a abarcar toda la grandeza de las culturas objeto de estudio. Solo faltaba que Geertz [1989], apuntndose hacia la reflexividad posmoderna, colocara al antroplogo frente al espejo y lo considerara como novelista, 13 ANTROPOLOGA, HISTORIA Y CULTURA recolector de retazos de la realidad convertidos en ficcin, y recibidos por el lector como reales y verdaderos. 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