Trampantojo Filosófico: La Infidelidad

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TRAMPANTOJO FILOSFICO1:
LA INFIDELIDAD

1 Trampantojo. (De trampa ante ojo). 1. m. coloq. Trampa o ilusin con que se
engaa a alguien hacindole ver lo que no es. Real Academia Espaola (Versin
web).
En la foto vemos a Blas (personaje de Barrio Ssamo) visitando el Museo de Orsay
en Pars. Lo vemos deleitndose ante un oleo sobre lienzo, de Gustave Courbet,
llamado L'origine du monde (El origen del mundo, 1866).

Fco. Javier Bentez Rubio


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I cannot let you burn me up, nor can I resist you. No mere human can stand in a
fire and not be consumed. 2

A.S. Byatt, Possession

Comenzamos por una pregunta sencilla. Si pudiera


garantizarse la ausencia de consecuencias negativas,
quin sera infiel a su pareja? Es una variante, mundana y
un tanto vulgar, del planteamiento que hace Platn en su
Repblica con el mito del anillo de Giges 3. El mismo que
luego retomara Tolkien en su pica historia de El Seor de
los Anillos. Qu haramos si tuviramos la impunidad de
nuestra parte? Lo usaramos para hacer el bien, en
beneficio propio, o para ayudar al prjimo sin que nadie se
d cuenta? Lo usaramos de manera egosta y maliciosa?
Qu repercusiones psicoemocionales se produciran en
aquella persona que acta de ese modo? Y qu decir de
los aspectos ticos y morales de semejantes hechos?

Pongamos un ejemplo para enmarcar el asunto. Alguien,


por motivos laborales, marcha a una ciudad lejana de su
domicilio habitual. Pongamos que a un Congreso de
Papiroflexia, Cocotologa y Origami que se celebra a 200km.
En el citado lugar surge la posibilidad de mantener
relaciones sexuales extraconyugales. Esta persona, hace
2 No puedo dejar que me quemes, ni puedo resistirme. Ningn simple humano
puede permanecer en un incendio y no ser consumido". (Traduccin propia)

3 La Repblica, II, 359a - 360d.

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sus clculos y piensa que ser casi imposible que la


persona con la que mantendr relaciones vuelva a entrar en
relacin con l o su entorno ms cercano, conyugal, familiar
y laboral. Qu hara?4

Este trampantojo se enmarca en el tema de la infidelidad


puntual, y no tanto en el de las relaciones paralelas o en el
de las relaciones abiertas. Por tanto, y como punto de
partida, estamos dando por supuesto que existe el secreto
por un lado-, y el engao, la mentira y la manipulacin, por
otro. Ni que decir tiene que estas cuestiones son tan
humanas como aquellas que identificamos como contrarias
y positivas-, la sinceridad, la valenta, la lealtad y el
altruismo. En el planteamiento de la pregunta habra que
aclarar aun brevemente- la cuestin de la garanta y la
cuestin de la consecuencia. Sabemos, por experiencia
directa, que la garanta total no existe pero s sabemos que
las cosas se pueden hacer con un alto grado de discrecin y
secreto. Y cuando se apunta la ausencia de consecuencias
negativas nos referimos a la impunidad pero ceida a la
intrahistoria, claro est, a que la persona que acta
infielmente quede indemne y no reciba castigo alguno; esto
es, que no sea pillado, que no haya separacin, divorcio,

4 Se aconseja la visin de varias pelculas sobre el asunto: La Edad de la Inocencia


(Scorsese, 1993), Los Puentes de Madison (Eastwood, 1995), American Beauty
(Mendes, 2000), Brokeback Mountain (Lee, 2005), Match Point (Allen, 2006) y la
obra maestra del gnero Eyes Wide Shut (Kubrik, 1999). Tambin pueden escuchar
varias canciones: Y sin embargo de Joaqun Sabina y Corazn Loco de Bebo &
Cigala.

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problemas legales, etc., y que siga su vida tal y como


estaba planteada con anterioridad al suceso.

Retomamos la pregunta, qu haramos? Para empezar


tendramos que distinguir entre el nivel reflexivo, y el nivel
prctico. Theora y Praxis son dos niveles distintos pero
relacionados e inextricables: el nivel de los pensamientos y
el nivel de las actuaciones. Nuestro sujeto podra optar bien
por reflexionar sobre la disyuntiva a la que se enfrenta o
bien podra optar por la actuacin directa y deshacer el
entuerto sin mediar reflexin alguna. Podramos encontrar,
en el nivel especulativo, a personas que no se plantearan
semejante acto y a personas que s se plantearan la
infidelidad.

Encontraramos a personas que no lo haran por miedo a las


consecuencias negativas citadas ms arriba. Otras que no
lo haran porque no saben conducirse en situaciones en las
que hay que manejar secretos y ocultaciones y no quieren
enfrentarse a los remordimientos. Otros individuos que no
lo haran porque se dejan guiar por su conciencia moral
que juega el papel de un pepito grillo kantiano- que le dice
que est mal semejante acto. Y estn, claro est, los que no
lo haran porque su relacin es plena y satisfactoria, a todos
los niveles. Pero, tambin encontraramos a personas que s
se plantearan realizar semejante acto. Aquellas que no se
rigen por imperativos categricos y principios absolutos,
aquellas que saben manejar su conducta entre

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ocultamientos y maquinaciones, aquellas que no se dejan


avasallar por los remordimientos, aquellos cuya relacin no
es ptima, que viven entre importantes carencias afectivas
y/o sexuales y necesitan hacer algo aunque sea una acto de
infidelidad. En este nivel terico todava no ha pasado nada.
Las cosas pasan en el nivel de la praxis. Aqu encontramos
personas que no faltaran a la fidelidad debida, bajo ningn
concepto. Y personas que s lo haran, con toda seguridad.
No aportaremos ms casustica al asunto porque sera algo
prolijo y extenso, quizs intil.

Este asunto de la infidelidad nos muestra algo de gran


importancia: la relacin que existe entre los pensamientos y
la accin. Actuar tras discurrir intelectualmente, tratando de
manejar reflexivamente las emociones o actuar sin
reflexin, por impulsos, por automatismos instintivos, por
costumbre o por presiones sociales. Luego podemos,
llegado el momento, calificar estos hechos como buenos o
malos. Porque podramos reflexionar y terminar actuando
mal siendo infieles (sic) o actuar bien sin mediar reflexin
alguna (sic). Esta primera dualidad se nos convierte en el
orden de los hechos. Y sobre ste se desdobla el orden
moral que es el que califica los hechos o sea, los
pensamientos y las actuaciones.

La infidelidad es una falta a la fidelidad debida o


comprometida. La fidelidad es el deber de lealtad con otra
persona. Y, finalmente, la lealtad podra ser el cumplimiento

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de una serie de exigencias o compromisos contrados con


esa otra persona. Ser infiel a otra persona pareja o
cnyuge- sera el incumplimiento de los compromisos o las
exigencias debidas para con ella. Dnde colocar la lnea
que marca ese incumplimiento, esa ausencia de lealtad?,
entonces. Podramos ponerlo en el nivel de las
especulaciones hipotticas del pensamiento, o en el nivel
prctico y ejecutivo de la actuacin. Y claro est, qu
consideraramos como peor, o ms reprensible, la
infidelidad mental y emocional no consumada, o la
infidelidad fsica y sexual? La segunda reduce la lista de
infieles considerablemente; pero, la primera de las
opciones, la hace casi interminable. Y podramos entrar en
la letra pequea del tema con la premeditacin y la
alevosa, la debilidad de la carne, la fuerza que posee la
pasin sexual, los altibajos por los que pasan todas las
relaciones interpersonales. O el aciago azar, que nos trae
oportunidades cuando no hacen falta pero que nos las quita
cuando ms las necesitamos. Esto es un asunto que atae
al kairs. Hay personas que pueden plantearse seriamente
la cuestin, pero jams se vern en semejante encrucijada.
Nunca tendrn que lidiar con esto, no tendrn que pasar
por este cliz, afortunadamente para ellos o no, segn
como se mire.
Como puede decirse y seguramente con razn- que
implcitamente se da pbulo a la infidelidad en el presente

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trabajo, se dejar constancia explcita de varias lneas


argumentales dirigidas contra la infidelidad.
Podemos contestar a esta pregunta con otra pregunta: Y si
te lo hicieran a ti?, quisieras ser t mismo el que sufre la
infidelidad? Y al hacerlo, sin pretenderlo, estamos
enunciando el -muy kantiano- Imperativo Categrico 5. Que
en su enunciacin popular dice aquello de: no le hagas a
otro lo que no quisieras para ti. Los argumentos ticos de
Kant tienen una solera incuestionable, y no son pocas las
personas para las que es perfecto y necesariamente vlido.
stas se dejan guiar por l, y no son infieles. Pero si el
mundo funcionara en base al imperativo categrico de
Kant, estaramos en otro mundo, y no en el que estamos 6.
Sera un mundo tal que ni siquiera deberamos estar
planteando este asunto. Pese a los esfuerzos ilustrados del
maestro de Knigsberg, no vivimos en la realidad del
imperativo categrico.
Podemos contestar a esta pregunta con otra pregunta.
Antes de llegar a una situacin de infidelidad, no sera
necesario ir de frente, hablar y decir las cosas claras? Al
hacerlo, sin querer, estaramos enunciando el muy

5 Kant, I. Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. En:


http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01362842104592728687891/index.htm

6 Qu motor, qu fuerza, qu energa mueve realmente el mundo, a la humanidad,


a la historia? Este tema dara para una enciclopedia de varios volmenes. Aqu nos
limitamos a un humilde pie de pgina.

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habermasiano- principio de la comunicacin ideal 7. Los


argumentos ticos de Habermas tienen un predicamento
importante, y no son pocas las personas que acudiran a
ellos en tal situacin. Estas personas se dejan guiar por l, y
no son infieles. Pero si el mundo funcionara en base a la
comunidad ideal de la comunicacin y al consenso, el
mundo sera otro mundo, y no en el que habitamos. Sera
un mundo en el que la gente se entendera hablando. Pese
a los esfuerzos discursivos del maestro de Dsseldorf, no
vivimos en la realidad de la comunidad ideal de la
comunicacin.
Podemos, esta vez, no preguntar, sino reprender
seriamente al que se plantea la cuestin, por tratar de
romper un principio inviolable e inmutable. Al hacerlo, con
toda seguridad, estamos aludiendo al muy cristiano- orden
natural establecido, ese que popularmente se tabula como
hacer las cosas como Dios manda8. Los argumentos
morales del cristianismo cuyo basamento es la tica de los
grandes clsicos, Platn y Aristteles- han sido durante
siglos el mismo aire que se respiraba. Y muchsima gente se
7 Gmez, Carlos (Ed.) DOCE TEXTOS FUNDAMENTALES DE LA TICA DEL
SIGLO XX Alianza Editorial 2002 Madrid. La tica discursiva de Jrgen Habermas J.
Habermas, Una consideracin genealgica acerca del contenido cognitivo de la
moral, trad. de Gerard Vilar Roca, en La inclusin del otro. Estudios de teora
poltica, Barcelona, Edics. Paids, 1999, cap. 1, apdo. 9, pp. 70-78.]

8 Leemos en Mateo 5, 27-28: Habis odo que se dijo: No cometers adulterio.


Pero yo os digo: Todo el que mira a una mujer con mal deseo, ya en su corazn
cometi adulterio (con ella). La Biblia, Herder, 2 edicin 1986, Barcelona.

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deja guiar por l, y no son infieles. Pero si el mundo


funcionara en base a la ley moral natural, el mundo por
supuesto, no les quepa la menor duda- que sera otro. Sera
un mundo en el que los representantes de dios marcaran
frreamente lo que est mal y lo que no; y en ese mundo ya
hemos vivido mucho tiempo. Ni que decir tiene que no
aprueban la mxima marxiana la de Groucho: "Estos son
mis principios. Si no le gustan tengo otros."
Si dejamos de lanzar anatemas y seguimos pensando en la
infidelidad, para muchos surge con fuerza una idea muy
filosfica que hace frente a lo inmutable: el cambio. No
somos la misma persona durante toda nuestra existencia.
Cambian nuestros puntos de vista. Nuestras vivencias nos
hacen cambiar de parecer. Aprendemos (o desaprendemos)
a actuar de un modo distinto en las diferentes etapas de
nuestra vida. Cambian las prioridades, los intereses, las
necesidades, las perspectivas. Y resulta que Herclito ya
dijo algo as hace mucho tiempo: que todas las cosas se
mueven y nada est quieto9. Ganamos en seguridad,
vamos dejando atrs nuestros miedos. El cambio forma
parte de nuestra existencia. Un cambio que nos ilusiona a la
vez que nos asusta. Porque nos ilusiona mantenemos
siempre abierto un horizonte de esperanza (la utopa) que
nos traiga lo que no tenemos. Y porque nos asunta creamos
9 Es Platn, en el dilogo Crtilo (402a), el que hace mencin a esta forma de
pensar del filsofo de feso. Kirk, G.S., Raven, J.E. & Schofield, M., Los Filsofos
Presocrtico, Gredos BHF63, 2 edicin ampliada, 3 reimpresin 1987, Madrid,
p.284.

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zonas de confort que nos protejan. Cuando la utopa no


termina de venir a nosotros llega la frustracin y cuando la
zona de seguridad que construimos salta por los aires nos
sumimos en una profunda congoja. No comprenderemos la
infidelidad en acto, ni entenderemos el planteamiento
especulativo de la misma, sin no nos percatamos de la
estructura dinmica y siempre cambiante de la realidad y
de la vida emocional de las personas.
Queda clara, ahora, la cuestin que se trata aqu, que no es
otra que comprender y entender la infidelidad, no hacer un
juicio sumarsimo de la misma, mucho menos a los infieles.
La infelicidad se refleja en la mirada, en los gestos, en la
postura corporal. Se puede manifestar todo un panegrico al
amor verdadero y, sin embargo, el lenguaje corporal est
diciendo otra cosa bien distinta. Algunas personas no paran
de parlotear lo felices que son pero su mirada es esquiva.
Las microexpresiones faciales dicen tanto como decir las
cosas con la boca grande. Podra resultar complicado contar
la cantidad de gente que va fingiendo en su vida cotidiana,
pero ah estn, slo hay que estar atentos para
distinguirlos. Gente que malvive sin remedio en relaciones
profundamente insatisfactorias. Muchas lo saben y lo
ocultan, a ellos mismos y a los dems. Siendo fieles a sus
parejas y al orden moral en el que habitan son infieles a s
mismos y a sus necesidades vitales. Y los hay, que ni se
han parado a pensarlo. Fue Freud el que nos advirti de la

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existencia de los procesos mentales inconscientes 10. Y no


estara mal que nos preguntramos, cunto de
inconsciente, reprimido, irracional, atvico encontramos en
la racionalidad consciente, esa que nos gua en nuestros
actos?
Pero hay ms, y ya casi termino. Nos quedamos en el
momento especulativo, en la fase del planeamiento
hipottico. En el fondo de este momento -o no tan abajo-
encontramos un clculo, un anlisis de lo que tienes
(especialmente si la relacin es mala o muy mala), y de lo
que podras tener fuera de ella. A nivel econmico, social y
emocional -por ese orden. Y al final se decide por el mejor
de los peores, que suele ser quedarse como ests. La vida
nos ensea justo lo contrario de lo que nos muestran el cine
de Hollywood, que no se elige entre bueno y malo sino que
tenemos que decidirnos entre lo malo y lo peor. Y decidir
por el mejor de los peores posibles genera frustracin
-como poco-, una especie de malestar emocional del que
mucha gente no es consciente. Siempre me pareci que de
esa desazn surgen dos cosas: la frustracin, la represin,
por un lado; y por otro, el secreto, la mentira, la
maquinacin. El planteamiento de la pregunta por la
infidelidad, el lanzamiento de esa hiptesis, de esta

10 Ferrater Mora, J., Diccionario de Filosofa, tomo II: E-J, Crculo de Lectores
(Revisin de Josep-Maria Terricabras), 2001, Barcelona, p. 1790. Puede verse, para
tener informacin de primera mano: Freud, S., Introduccin al Psicoanlisis,
Alianza Editorial, 2011.

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posibilidad y no otras, como podra ser el dilogo, la


represin o la sumisin- es, plenamente, una maquinacin.
Y si estamos pensando en maquinaciones, estamos
pensando en Maquiavelo, por supuesto. Nicols ha pasado a
la historia como el arquetipo de individuo fro, calculador,
maquinador malvado y sin escrpulos. Hay una cierta
hipocresa popular con la cualidad de ser taimado, esto es,
ser astuto y disimulado. Se censura este comportamiento si
aparece en el apartado de las relaciones personales, pero
es muy valorado en otros muchsimos aspectos de la vida.
Mostrarse flexibles ante las cambiantes circunstancias de la
existencia. Tener la voluntad y la habilidad para decidir y
actuar con determinacin, audacia y coraje. Comportarse
con autocontrol ante las dificultades, etc.
Con el florentino aprendimos muchas cosas sobre poltica,
pero sus enseanzas no se inscriben exclusivamente a sta.
Con l aprendimos que la realidad cotidiana est expuesta
al conflicto, a la imperfeccin, al dolor, a la corrupcin al
mal, si se quiere ir por esa senda. No hay nada que dure
toda la vida en un estado ptimo, incluidas las relaciones
interpersonales. Por eso hay que intentar domar la realidad
hasta donde nos sea posible. Lidiar con ella, sobrevivir a sus
envites.
Muchas personas se plantean el asunto de la infidelidad y
quieren salir indemnes de ella. Son personas que estn
atrapadas en su relacin. Pueden optar por romper o
pueden optar por permanecer en ella. Calculan y llegan a la

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conclusin de que es menos malo quedarse que romper.


Eso les llena de frustracin. De algn modo han de
resarcirse de esa decepcin. Entonces surge la oportunidad.
Y comienza la maquinacin. Si es descubierto llegar la
ruptura, precisamente el peor malo que quieren evitar. Por
tanto, hay que hacer lo posible por no ser descubierto, de
mantener el secreto y salir indemne de ella. Surgen
entonces todo tipo de estratagemas. En ese caso es cuando
usamos una expresin muy maquiavlica: el fin justifica los
medios11.
La filosofa no es una de esas instancias que dejan huella
hoy en da. Y ahora que ha sido sacada a patadas de los
temarios de la enseanza bsica y general, terminar
siendo una rara avis. Es entendida, por el gran pblico,
como algo pesado y dificultoso, sin embargo la gente no
para de hacer filosofa. La filosofa es eso que hacen
algunos cuando se comen el coco, el tarro o la olla, o
calentarse la cabeza. La gente no lo sabe, o no se percata,
pero en muchas de sus manifestaciones, usando el lenguaje
cotidiano, est diciendo lo mismo que los filsofos con sus
intrincados argumentos. Para entender esto que digo basta
con estar atentos a las redes sociales. ltimamente, corren
como la espuma, en foros de filosofa por internet, unos

11 Esta frase, as expresada, no aparece por ningn lado en la obra de Nicols


Maquiavelo. Hay una sentencia que s se le parece mucho y que pudo ser
interpretada de esa manera: Accusandolo il fatto, leffetto lo scusi. Podemos
traducir es frase como si el hecho lo acusa, el efecto lo excusa. Se puede
encontrar dicha frase en Los Discursos I, 9.

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memes chistosos en los que un clebre pensador dice una


cosa en lenguaje coloquial. A continuacin alguien le dice
que no se puede decir as, de ese modo tan vulgar y
corriente; y entonces hace el enunciado filosfico que todos
conocemos.

Una de las muchas cosas que ofuscan a los filsofos un


colectivo, todo hay que decirlo, que se ofusca con facilidad-
es refutar sus magnficos argumentos con la realidad
emprica. Enfado solo superado cuando alguno de los
argumentos de otros filsofos s que son refrendados por
esa misma realidad emprica. Refutar a Kant, a Habermas y
al cristianismo con el da a da, para terminar dando pbulo
a Freud, Maquiavelo y Herclito por esa misma cotidianidad,
bien merece un trampantojo. Si fijamos nuestra atencin al

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lugar donde late la humanidad a da de hoy, esto es, en el


panptico digital que suponen las redes sociales 12, veremos
cmo abundan las pginas de contactos. Las encontramos
de todos los colores. Desde aquellas en las que slo se trata
de tener un rato de esparcimiento, chatear y flirtear, hasta
aquellas que garantizan la infidelidad procurando incluso-
coartadas para no ser cazados. En el verano de 2015, una
de estas clebres pginas web fue hackeada dejando al
descubierto a millones de infieles potenciales en todo el
mundo13. Habra que cuantificar en un ejercicio muy
filosfico, por la belleza que depara la franca inutilidad- si el
nmero de escandalizados moralistas supera al nmero de
individuos a los que les ha dado un soponcio al verse
cazados, despus de haberse gastado el dinero confiando
en la invulnerabilidad del sistema.

Conclusin.
El hombre de carne y hueso14, ese que piensa para vivir y
no vive para pensar, es pura contradiccin. Vive en tensin
permanente entre lo que piensa y lo que siente, entre lo

12 Han, Byung Chul, La sociedad de la transparencia, Herder Barcelona, 2013


(2012) [Traduccin: Ral Gabs]

13 http://www.abc.es/sociedad/20150720/abci-ashley-madison-hackeada-
201507201307.html

14 Feliz expresin que debemos a Don Miguel Unamuno y Jugo

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que dicen que debe hacer y lo que quiere hacer, entre lo


que necesita y lo que realmente se le aparece, y as un
largo cmulo de oposiciones difciles de manejar.
Para la deontologa imperativa kantiana y la moral natural
inmutable, los sentimientos, emociones, deseos, pasiones,
expectativas, intereses estn desterrados. Los
condicionantes no son contemplados. El orden de lo
concreto no tiene lugar entre sus rgidas paredes. La
contundencia de sus argumentos es como la lavadora de la
que se queja Dal, una que no distingue tejidos 15.
Coartadas, subterfugios, justificaciones, escusas,
racionalizaciones. Ser infiel est mal y punto. El infiel es un
egosta y un mezquino. Y todo lo que se diga para
defenderla, o para no criticarla como es debido, son todo lo
dicho al comienzo. Si hubiramos planteado as el asunto,
este trampantojo apenas tendra dos renglones. Al hacerlo
de otra manera, y llenar varias pginas, estamos
procurando un bien bastante escaso en nuestro tiempo,
provocar la reflexin y el autoconocimiento 16. Queremos
hacer nuestra la pretensin de Unamuno, ejercer la
decimoquinta obra de misericordia, esto es: despertar al
dormido17.

15 ""Eungenio" Salvador Dali", de Mecano (Descanso Dominical, 1988).

16 Herclito de nuevo: Concete a ti mismo.

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Fco. Javier Bentez Rubio


Licenciado en Filosofa

Mster en Filosofa Terica y Prctica

17 En carta a Pedro de Mgica del 19, X, 1903. Garagorri, P., Introduccin a


Miguel de Unamuno, Alianza, 1986, Madrid.

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