18 Tradiciones de Mi Pueblo
18 Tradiciones de Mi Pueblo
18 Tradiciones de Mi Pueblo
TRADICIONES DE MI PUEBLO
TRADICIONES
los valores de Mxico estn en el recodo
oculto del corazn. Aunque para cantar
a la patria en registro alto, quiso una
vez, como dijo, alzar la voz a la mitad
L o de ac es otra cosa, es el sentir claro e ingenuo, es la esencia viva, es
el latido clido de la sangre, es el recuerdo o la vivencia, es la narracin
de aquellas cosas que se hacan en los pueblos, los que se sombrean en
DE MI PUEBLO
del faro, pero anticip que l siempre el vigor de una gallarda vegetacin, los que se esconden en la hondanada El pueblo jalisciense danza al son de
busc, quiso y se regal en la exquisita de unos cerros, y los que se tienden en la llanura innita golpeada en el cuerdas, vientos y tambores; pinta con
partitura, el tono menor, el delicado azote del sol o de la helada. esos colores que la luz del sol matiza
acento, la idea esbozada en una lnea Aqu est la gente de Jalisco, en todos los escenarios que presta nues- segn su curso por el cielo; crea cono-
sutil. Esto, dijo Ramn, es hablar y sentir tra ancha, hermosa y variada geografa; aqu est el correr de los tiempos cedoras y anecdticas expresiones en
a Mxico en lo hondo, en la autenticidad con todas las peripecias que pusieron una seal en la comarca, aqu est su lenguaje; cocina deliciosos platillos
del sentimiento ms puro, ms difano el paso de la gente por los polvorientos caminos que se entrecruzan de surgidos de su entorno ecolgico, cree y
y ms propio. Ah est el ntimo decoro un pueblo a otro, aqu est Jalisco en fuerza, sangre y aliento, el ms vivo recrea leyendas inauditas que son parte
de un pueblo. que puede traerse de los jaliscienses. de nuestra historia; juega y se divierte
Son los temas de ac, los que se escaparon a la bsqueda de la de mil e inimaginables maneras; elabora
solemnidad acadmica o de la investigacin de los historiadores, de los vasijas y guras con el barro que viene
requiloquios de socilogos, psiclogos y polticos; son los temas, los del suelo hmedo, tiene fe y virtudes ins-
hechos, las vivencias que componen esa otra parte de nuestros pueblos y piradas en sus devociones, y consta de
de nuestra vida, la parte ms sutil, ms escondida, ms honda: latir de la identidades que conforman un panorama
vida, temblar de las bras escondidas del ser jalisciense. social diverso. En n, en los pueblos, en
Y aqu estn hoy las aportaciones recogidas en voz de jaliscienses las cuevas, en las caadas, en las calles,
que en sencillez y verdad, en gracia y emocin, dibujan en ntimo decoro en los barrios, en los campos, nuestras
el alma de Jalisco y de los jaliscienses [Luis Sandoval Godoy]. culturas populares de Jalisco estn vivas,
latiendo y asomndose a los cambios que
estn por venir.
La coleccin Las Culturas Po-
pulares de Jalisco es un esfuerzo
compartido por distintas instituciones
acadmicas, investigadores y la Secreta-
ra de Cultura de Jalisco, que busca re-
gistrar, difundir y reconocer este Jalisco
pluricultural, que no siempre ha sido el
mismo, sino que siempre vuelve para ser
otro, ms complejo, ms sorprendente.
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TRADICIONES DE MI PUEBLO
TRADICIONES DE MI PUEBLO
S E C R E TA R A D E C U LT U R A
G O B I E R N O D E L E S TA D O D E J A L I S C O
2008
La Secretara de Cultura del Estado de Jalisco agradece a Editorial gata, a El
Informador y a la Direccin General de Culturas Populares del Conaculta por su
apoyo para la realizacin de la coleccin Las Culturas Populares de Jalisco.
Por la edicin:
D.R. Secretara de Cultura
Gobierno del Estado de Jalisco
Av. de la Paz 875, Zona Centro
44100 Guadalajara, Jalisco, Mxico
ISBN 978-970-624-592-2
EL GRAN AMOR
R UBN C ASTILLO C ORTS 17
LA LIBORIADA
E NRIQUE S GALA M URILLO 23
EL RITO DE LA SIEMBRA
S ERGIO D AZ S ANDOVAL 39
[7]
LA SIEMBRA TRADICIONAL DEL MAZ
EN EL SUR DE JALISCO
A NTONIO C AMPOS A PARICIO 61
TENDIDO DE CRISTOS 75
M ARTHA E LVIRA G ARCA G ONZLEZ
LA MATIN
F RANCISCO R ODRGUEZ P EA 81
LAS CRUCITAS
M ARA DEL R OCO M ANZANO H ERNNDEZ 95
TRADICIONAL DA DE CAMPO
M ARIO B ERNARDO R ODRGUEZ G ARCA 101
UNA EXPERIENCIA
E LVIA R AMREZ Z EPEDA 139
[11]
bido el apoyo de las ms prestigiadas instituciones acadmicas del estado, as
como aportaciones de diversas dependencias gubernamentales y privadas,
adems del valioso patrocinio del diario El Informador.
El tomo que el lector tiene en sus manos es el resultado del Certamen
Estatal de Relato Testimonial al que convoc la Secretara de Cultura de Jalis-
co, con la intencin de preservar los relatos de la tradicin oral de nuestra
gente por medio de la difusin de 23 escritos procedentes de diversas regio-
nes de nuestro estado. Estos textos describen las tradiciones populares que
an prevalecen como parte de la vida cotidiana o algunas que se han perdido
con el paso de los aos, pero siguen presentes en las conversaciones de los
adultos mayores.
Deseamos que esta obra se convierta en un registro de la historia oral en
la que estn vigentes los valores, los sentimientos y las tradiciones con los que
los ciudadanos viven y recuerdan cotidianamente la diversidad cultural del
pueblo de Jalisco.
[13]
14 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Luego fue a los archivos que tenan los que a lo largo del tiempo pudie-
ron reunir testimonios de los sucesos que compusieron el entramado de los
tiempos. El documento oral, el documento escrito, la referencia de viejos au-
tores que alguna vez hicieron referencia a los acaeceres de su pueblo y ya
est: esa, la materia prima, ah el migajn para el paste, ah los elementos para
componer lo que l quiso, lo que l pidi que hicieran en todos los pueblos en
lo que llam la microhistoria: que cada uno compusiera la parte de informa-
cin referida a su mismo pueblo y juntas las de ste, se y aqul, formaran
entre todos el sarape luminoso y colorido de la historia nacional.
Faltaba poner ttulo al trabajo, faltaba darle nombre a la criatura y no
por cierto necesit estirarse los pelos en la nuca. La cosa esa simplsima. Aqu
est el pueblo, lo levanto en peso, lo presento como es, lo muestro a mis paisa-
nos y a todos los mexicanos en su autntica imagen. As de simple: un pueblo
en vilo para que lo vean los que quieran asomarse a nuestro tiempo, a las
nubes blancas y a los cielos azules, a los vientos fros y a la fragancia de estos
pinares, al dolor y al gozo, a la fiesta y al llanto que se enmadejaron a lo largo
de los aos para decir todo lo que puede decirse de este pueblo que planto
aqu a la mirada pblica.
Esto mismo es lo que hace aqu la Direccin de Culturas Populares de
Jalisco en una feliz ocurrencia del licenciado Ignacio Bonilla. As aparece al
correr de estas pginas el santo y sea, lo ms ntimo, lo ms vlido, los ms
vivo que se puede decir de Jalisco, en un libro que cierra la coleccin espln-
dida que pertenece a las Culturas Populares.
All queden los eruditos de la galana escritura, all los que traban prra-
fos de enjundia y sabidura. Y se revuelven en modismos acadmicos y en
alarde de elegancia literaria, en metforas y en pensamientos que traen de lo
ms hondo de sus pruritos como un regeldo que no les cabe en el pecho.
Lo de ac es otra cosa, es el sentir claro e ingenuo, es la esencia viva, es
el latido clido de la sangre, es el recuerdo o la vivencia, es la narracin de
aquellas cosas que se hacan en los pueblos, los que se sombrean en el vigor
de una gallarda vegetacin, los que se esconden en la hondanada de unos
cerros, y los que se tienden en la llanura infinita golpeada en el azote del sol o
de la helada.
E L ALMA DE JALISCO CON NTIMO DECORO 15
Aqu estn las gentes de Jalisco, en todos los escenarios que presta nues-
tra ancha, hermosa y variada geografa; aqu est el correr de los tiempos con
todas las peripecias que pusieron una seal en la comarca, aqu est el paso de
las gentes por los polvorientos caminos que se entrecruzan de un pueblo a
otro, aqu est Jalisco en fuerza, sangre y aliento, el ms vivo que puede traer-
se de los jaliscienses.
Las cosas estn dichas sin el rebuscado afn de los que se adornan de
lucida sabidura, tiene la gracia y el tono, la sencillez y la verdad, de aquel
romn paladino en el cual suele el pueblo hablar con su vecino como quera
el maestro Gonzalo de Berceo.
Son los temas de ac, los que se escaparon a la bsqueda de la solemni-
dad acadmica o de la investigacin de los historiadores, de los requiloquios
de socilogos, psiclogos y polticos; son los temas, los hechos, las vivencias
que componen esa otra parte de nuestros pueblos y de nuestra vida, la parte
ms sutil, ms escondida, ms honda: latir de la vida, temblar de las fibras
escondidas del ser jalisciense.
Ramn Lpez Velarde siempre pens que los valores de Mxico estn en
el recodo oculto del corazn. Aunque para cantar a la patria en registro alto,
quiso una vez, como dijo, alzar la voz a la mitad del faro, pero anticip que
l siempre busc, quiso y se regal en la exquisita partitura, el tono menor, el
delicado acento, la idea esbozada en una lnea sutil.
Esto, dijo Ramn, es hablar y sentir a Mxico en lo hondo, en la autenti-
cidad del sentimiento ms puro, ms difano y ms propio. Ah est el ntimo
decoro de un pueblo.
Y aqu estn hoy por obra y gracia de la Direccin de Culturas Populares
de Jalisco, las aportaciones recogidas en voz de jaliscienses que en sencillez y
verdad, en gracia y emocin, dibujan en ntimo decoro el alma de Jalisco y de
los jaliscienses.
I NTRODUCCIN
Los misioneros franciscanos, desde el principio de la evangelizacin de este
pueblo de Techaluta de Montenegro, infundieron la devocin a la santa cruz a
los habitantes indigenas de estas tierras.
[17]
18 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Don Jos hizo una peaa y una cruz de material (cemento, piedra, cal,
arena, etctera.) y la cruz la coloc encima de peaa. Hace como unos cuaren-
ta aos se termin esta peregrinacin porque se quem parte de la sierra por-
que un cohete cay prendido y tuvo varios problemas.
R ESURGIMIENTO
Un tiempo estuve estudiando fuera y por motivos de salud regres con mis
20 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Los del barrio del Espritu Santo llevan cada ao otra peregrinacin a la
cruz y no han querido juntarse con los del barrio de San Miguel ni con los de
San Sebastin.
En el pueblo tambin se benera desde hace muchsimos aos a la santa
cruz en los barrios y se le hace novenario. ste comienza el 25 de abril y termi-
na el 3 de mayo, da de la santa cruz; a las cinco de la maana se reza el santo
rosario y al final se reparte caf y canela con galletas, y al que gusta con
alcoholito; por la tarde a las siete se reza el santo rosario, la novena y se can-
tan las alabanzas propias de la santa cruz. Los organizadores con tiempo aco-
modan los das con los vecinos y en la tarde, despus de rezar, reparten sabro-
sa agua fresca de frutas naturales. Despus del novenario, el sacerdote cele-
bra la santa misa en las diversas cruces, como son la cruz de Chive, la cruz de
Cndido, la cruz de la Capilla, la cruz de Gollita (ya difuntos), la cruz de Chole.
En esta cruz el da 3 de mayo queman un castillo y hacen kerms. En esta
fiesta popular se queman ms cohetes en el ao que en las fiestas patronales
de San Sebastin y de la Virgen de Guadalupe.
Este es el gran amor que el pueblo de Techaluta de Montenegro le tiene
a la santa cruz. No se escatiman esfuerzos para festejarla, para honrarla y para
que nos mande la lluvia.
LA LIBORIADA
[23]
24 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Mari, fue una nia que cincel el recuerdo en mi memoria, sobre todo en
el origen de la expresin oral que distingui toda una poca aeja de la socie-
dad ahualulcense, donde las tibias voces infantiles llenaban la maana: Libo!,
me apartas jicama, pero no se te olvide. A la salida de la escuela te la pago,
andale! Ya sabes! Si no me la pagas, se la cobro a tu padre. No, Libo! No
hagas eso, yo te la pago, y haciendo la seal de la cruz con sus dedos la besa-
ba, como reafirmando su obligacin.
Mari tena una voz que contagiaba alegra, como si nunca la vida le hu-
biese pagado mal muy buen humor manifestaba la canija, sin darse cuenta que
en el aula y con su vivencia infantil fue utilizando a manera de aprecio la frase
no seas Liboria!, para hacer referencia a la persona que siempre le brinda-
ba amabilidad. El sol a esa hora estaba en lo alto del firmamento, permitiendo
embarrar su propia sombra en los cuerpos que saliendo en tropel de infantes
gritando por primera vez: No seas Liboria! Hea! Llegaron a la Liboriada! Al
principio estas expresiones incomodaron a la seora Liboria, dando su rostro
una expresin de mal humor y como demostr enojo, la raza aprovech para
difundir un nuevo vocablo que trascendera en el tiempo y el espacio de este
lugar, dejando como herencia lingstica una expresin humilde, que hasta la
fecha s que vivir en la mente de nuestra gente liboriada.
Al paso del tiempo las autoridades municipales le prohibieron seguir
con su pequeo negocio en ese lugar con su carrito, transformndolo en un
vehculo que soportara los aguamaniles llenos de trozos de calabaza, que ha-
ca llorar el dulce de su miel al tomarlos con el tenedor, camote enmielado en
su punto y sazn, tejocotes cubiertos de miel que estilaban al ser consumido
por el ms exigente paladar. Al pasar el tiempo, hasta el tabachn que cobijaba
a Liboria, entristeci, sus ramas quedaron desnudas, esperando para siempre
el vestirse del rojo anaranjado de su petalos en flor. As muri aquel tabachn
a la salida del templo, cobijo de algarabas, anhelos y voces tibias de los esco-
lares de mi pueblo.
Liboria segua recorriendo, junto con su compaero, las calles, barrios y
casas de todo el pueblo, ofreciendo un dulce que alegraba la vida, sin faltar la
expresin de Liboriada! Al encontrarse con cualquier persona, porque todos
la conocan, se paraba y comunicaba quin haba muerto o qu suceso haba
acontecido durante el periodo de sueo. Era una mujer sencilla, que por su
26 T RADICIONES DE MI PUEBLO
[27]
28 T RADICIONES DE MI PUEBLO
revueltas con almidn, amn del polvo de carbn que mezclaban con agua
enlimonada para detener las desenfrenadas solturas de estmago. Y cuando
la cosa estaba grave y empeoraba, de plano les daban jugo de limn revuelto
con polvos de azufre que parcialmente detena las evacuaciones. Dicen que el
pueblo era un puro quejido y la gente noms traa el Jess en la boca. Ni el
tiempo les ajustaba para cantar tanto Alabado. Ya de eso ni se acordaban con
tanta mortificacin.
Pas la cancula y luego vino septiembre y octubre y el mal segua con
mayor intensidad. Los vecinos de Jocotepec, al ver que su patrono San Fran-
cisco no poda remediar las calamidades, decidieron en su desesperacin ir a
llorarle al santito del bautisterio. Le lloraron todas sus lgrimas, todas las que
tenan, porque no haba poder humano ni de las alturas celestiales que calma-
ra ese mal.
Y se dio el milagro: quiso la Providencia que el Cristo misericordioso se
apiadara de esa gente que le mostraba su impotente desesperacin, y desde
entonces se convirti en el santo patrono de este pueblo de San Francisco
Jocotepec.
Esa epidemia no respet condiciones de ninguna ndole. Con decirle
que hasta el mismo prroco se muri de este mal. As fue: el mero 26 de sep-
tiembre de 1833 rindi cuentas al Creador, don Francisco Medrano, cura de
esta parroquia, y diecisiete das despus mandaron al nuevo cura, don Domin-
go lvarez Tostado.
En representacin de las autoridades estuvo el alcalde, don Jos Orne-
las, y acompa al nuevo prroco junto con un buen grupo de vecinos que
firmaron la escritura pblica donde se comprometan a celebrar como seal
de enorme agradecimiento, todos los aos futuros, una Solemnsima Fun-
cin, costeada por el vecindario.
As firmaron Nicols Palos, Rafael Ochoa, Feliciano Chavoya, Jos
Secundino Corona, Jos Mara Hermosillo, Bruno Gutirrez, Mariano Chacn,
Jos Mara Patio, Domingo y Francisco Valencia, Jos Rivera, Francisco
Pamplona, Salvador Torres y Juan Jos Castillo.
As naci esta fiesta tan mentada. De un mal naci un bien. Aunque tam-
bin le voy a decir que el motivo principal bien se puede olvidar, si no se les
recuerda a los ms jvenes el origen de esta tradicin.
30 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Los que vienen de fuera a pagar sus mandas riegan con lgrimas de agra-
decimiento al santito de nuestro pueblo, que les brind ayuda en sus momen-
tos de mayor necesidad. Lo reciben de rodillas desde varias cuadras atrs
cuando lo sacan el mero da de su Funcin. Y lloran mucho al encontrarlo,
pero lloran de alegra al ver su rostro bendito de padre bueno que calm sus
aflicciones y mand el bien a sus cuerpos y a sus almas.
Por eso le dan las gracias, porque se lo merece de a de veras. No por otra
cosa. Y tambin hay que decir que hasta los que no pagaron sus mandas en
vida, Dios les da licencia de regresar despus de muertos. A muchos los han
visto con su sonaja danzando en medio del gentilismal que se agolpa para
acompaar al Seor del Monte el da de su procesin.
Esta fiesta patronal de Jocotepec siempre ha sido famosa. Desde que yo
me acuerdo vienen a ella gentes de toda la regin. Cuando haba pocos carros
la gente se vena cruzando a pie o a caballo los cerros que rodean a este pue-
blo. Las veredas conducan desde la madrugada a los peregrinos que traan
sus bastimentos para durar varios das celebrando la Funcin.
En todas partes alojaban a los romeros que venan de Zacoalco, de San
Marcos, de Teocuitatln, de Trojes o de Potrerillos. Muchos se dorman en los
portales de la plaza o en casas de los vecinos que les abran sus puertas para
hospedarlos mientras permanecan aqu, porque en esa poca las lluvias de
enero duraban muchos das.
Doa Adelaida Ziga fue una mujer muy hospitalaria que reciba a
mucha gente en su casa. Noms se vea el tenderete de personas en los pasi-
llos de su casa. Acostados en petates o en el suelo, es decir, como se pudiera.
Fue la poca en que la Plazuela se llenaba de mujeres alegres que venan
a ofrecerse. T te has de acordar de ese solar terregoso. All levantaban sus
tendidos y se quedaban varios das del novenario, en ese baldo grande donde
estaba el rastro y donde luego se construyeron las escuelas de nios y de
nias y la terraza municipal, que si mal no recuerdo la vino a inaugurar el
presidente de la repblica, don Adolfo Lpez Mateos. As es como le digo que
se haca esa fiesta.
En los das del novenario era celebrado nuestro patrn con cuetes y
castillos; despus de las misas noms tronaba el cuetero y el impacto de las
ristras estremeca los muros de cantera del templo parroquial, al ser quema-
L A FIESTA DEL S EOR DEL M ONTE DE J OCOTEPEC 31
dos en su lugar conocido como el catecismo. Por eso decan en otras partes
que este pueblo era muy alegre.
Las vendimias de loza, dulceras, comida y juegos mecnicos se agolpa-
ban en la plaza de este pueblo, ah se congregaba el vecindario para disfrutar
de las serenatas de la msica de aliento de la banda de San Cristbal Zapoti-
tln.
El templo era adornado con elegantes y vistosas cortinas que colgaban
y ondeaban hasta media nave o hasta el piso. El centro del altar se llenaba de
floreros llenos de gladiolas y nardos que enmarcaban con su belleza y su aro-
ma la imagen del Seor del Monte, ubicado en su nicho.
El da principal de su fiesta se oficiaba la misa de funcin a las doce del
da. Misa pontifical a la que vena el cardenal o el obispo y que se concelebraba
hasta por casi una veintena de sacerdotes, que impasibles permanecan de pie
con las manos entrecruzadas en un ambiente vaporoso y aromtico que des-
pedan los incensarios, en las nubosas figuras de incienso y mirra, que ardan
en el fondo musical de las hosanas y glorias que elevaba el coro. En el centro
del altar, el santo patrono se regocijaba con tanta alegra y solemnidad que
sus hijos hacan en su honor.
A la salida de la misa del da principal, la plaza herva de gente que no
alcanzaba. El repique de campanas y la quema de cuetes y ristras ensordecan
el ambiente lleno de una mezcla de fervor y paganismo; en el quiosco conti-
nuaba la banda tocando marchas, valses y pasodobles que hacan del deleite
de los espectadores al escucharla con atencin.
De esto me acuerdo desde que ya tena uso de razn, unos cuatro o
cinco aos. Porque tambin ms all, dicen los dceres, que la fiesta de nues-
tro santito se haca adentro del templo noms con misas, luego fue cambian-
do y lo sacaron en el entonces panten que estaba donde hoy est el atrio,
despus que hicieron el panten donde hoy est, qued el atrio parroquial y
por all sacaban en procesin a la santa imagen, que porque las leyes de refor-
ma prohiban sacar el culto a las calles.
Actualmente yo creo que ya no se usa eso porque es una de peregrina-
ciones a cada rato y en todas partes las que hay.
A las dos de la tarde del da principal se cerraban las puertas del templo,
quedndose en su interior slo los miembros de la Guardia de Honor.
32 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Cada que me encuentro fuera de mi tierra natal, los Altos de Jalisco, y por
asares del destino escucho los acordes del mariachi interpretando Las
Altenitas, vienen a mi mente recuerdos de la infancia, que por necesidad me
llevan a visualizar las procesiones del Encueradito, como cariosamente
llaman mis paisanos a la sagrada imagen del Seor de la Misericordia, que
ao tras ao recorre desde su santuario magnfico todos los templos, capella-
nas y capillas del Tepatitln de ahora y del de ayer.
Indudablemente es una tradicin viva, pero tambin s que es cambian-
te, y por ello quiero recordar, para mi, y para los dems, las imgenes que an
conservo en mi memoria de aquellos abriles de los aos sesentas y setentas
cuando yo apenas era una nia y luego una jovencita. Entre otras
cosas, esperaba con ansias locas, estas fechas que comenzaban, con todo ese
bullicio de la fiesta tradicional de mi pueblo: El regreso triunfal del Seor de
la Misericordia a su santuario!, eso s, desde que yo me acuerdo, se
competa por presentar el mejor carro alegrico que acompaara a la venera-
ble talla, as como poder obtener el privilegio de ser algunos de los nios y
nias que lo acompaaban en su carruaje.
Mis mayores me contaban que antes de la energa elctrica automotriz
el Encueradito se trasladaba a iluminacin exclusiva de cera, velas y veladoras,
cirios y antorchas que iluminaban la magnificencia de la figura del Cristo Cru-
cificado tallado, segn las crnicas, en una sola pieza de madera.
Pero continuando con la tradicin del peregrinar de esta santa figura,
tambin cuentan las crnicas que antes de la fuerza motorizada, era a base de
carruajes jalados por caballos o bueyes como se transportaba el carromato
[35]
36 T RADICIONES DE MI PUEBLO
principal, que llevaba a la venerada talla por todos los confines de mi Tepati-
tln querido.
Pero no slo era, y es, la procesin por s misma la que inspira tal rego-
cijo entre los propios y los extraos (y los que regresaban del norte), sino
todo lo que acompaa a este, de por s, vistossimo acontecimiento, como son
las terrazas (bautizadas a ultimas dcadas con el ridculo nombre de una fa-
mosa cerveza ya desaparecida, Las Kloster), las corridas de toros, la piro-
tecnia, las callejoneadas, la feria ganadera y para m, la inolvidable verbena
popular, que se lleva a cabo, aun en estos tiempos modernos, en la plaza prin-
cipal alrededor del kiosco, en donde, como era costumbre, las damas circula-
ban hacia un sentido y los caballeros hacia otro, lanzndose
mutuamente, piropos, flores y confeti.
Otras actividades que con los aos se fueron filtrando a la fiesta de Abril,
han sido el Palenque de Gallos y el Certamen de Belleza que escoge a la repre-
sentante mas hermosa muy a la manera de Tepatitlan.
Todo esto acompaado de los tradicionales Juegos Mecnicos que anta-
o, se instalaban en los alrededores de la Plaza y que con el tiempo se fueron
alejando, primero, al Jardn Morelos y luego a las Instalaciones de la feria
como es conocido el lugar en donde actualmente se concentran muchas de
las actividades que aqu recuerdo; por citar algn ejemplo, esta el caso de la
Exposicin Ganadera Regional que antiguamente se instalaba en la zona de la
Espaita a las afueras de Tepa por la salida a San Juan de los Lagos y que
ahora tiene sus propias instalaciones adecuadas y ubicadas en las afueras de
Tepatitlan.
Es para dedicarle un especial espacio de estas remembranzas, a la co-
locacin de las Composturas de papel de china en las calles mas cntricas y
principales de la cabecera Municipal, aunque tambin se colocaban monos y
festones en calles de la periferia, siempre y cuando, el morador de estas casas
se sintiera contagiado con el espritu de la Fiesta.
Estos arreglos caseros y artesanales que se cruzaban de calle a calle por
las azoteas o por los balcones, se cambiaban cada da y se retiraban al siguien-
te colocando otros de diferente diseo, comenzando a colgarse 2 o 3 das an-
tes del inicio de la feria o sea el 17 o 18 de Abril ya que los Das Grandes de
la Feria son el 27 , 28 y 29 de este mismo mes, aunque los festejos dan inicio
F IESTAS DEL SEOR DE LA MISERICORDIA DE T EPATITLN 37
S ERGIO D AZ S ANDOVAL
[39]
40 T RADICIONES DE MI PUEBLO
po laborando, sonando dos campanadas apareca sobre una mula una mujer
portando dos talegas o bolsas a los lados de la bestia, mismas que contenan la
comida para nosotros; la mujer era la esposa de uno de los compaeros sem-
bradores. El seor marc el alto a los trabajos y llam a comer, mientras la
seora bajaba las bolsas y sacaba los alimentos; nosotros buscbamos un lu-
gar cmodo en la sequa colindante y nos instalamos bajo un frondoso rbol.
El estmago estaba listo para recibir los alimentos, ya que comenzaban a gru-
ir las tripas de hambre. La comida consista en frijoles de la olla (cocidos y
enteros), tortillas recin hechas, carne con chile y de beber, el tradicional ato-
le blanco, hecho de masa, acompaado con piloncillo; ella se integr con no-
sotros a comer y estuvo al tanto de lo que nos faltaba. Todos agradecimos los
deliciosos alimentos y en silencio valor la accin de la seora al habernos
llevado de comer; ella tom los trastos y los sobrantes de comida, los introdu-
jo en la talega y se regres en la bestia.
Seguimos con la labor hasta agotar el espacio surcado del terreno, sin
olvidar que los surcos del extremo, para finalizar, fueron sembrados con el
maz rojo que el seor me encomend trasladar de la troja, pregunt por qu y
solamente contest que era una vieja costumbre, que al igual pudo haberse
sembrado todo de maz blanco. Una vez terminada la siembra, recogimos el
resto de semilla y de fertilizante, quitaron los yugos a las bestias y traslada-
mos los arados, yugos y cintas a la troja para su resguardo. Los compaeros
arriaron a los bueyes al corral para que as gozaran de la pastura que les depo-
sitaron en los comederos. Todos descansamos un momento en el corredor de
la troja y estando ah comenz a correr un fuerte viento que anunciaba con la
posicin de grises nubes, la llegada de un ligero goteo de lluvia, lo cual agra-
deci el seor al creador por el tiempo justo en que permiti trabajar. Con-
templ con orgullo el rea sembrada, sintindome parte del grupo de trabaja-
dores del pueblo y continuando en el corredor agradec de todo corazn la
gran leccin brindada por todos los compaeros. Sin duda, la riqueza de cada
una de las reglas o costumbres establecidas que forman en su conjunto esta
labor hace majestuosamente un rito que supera culturalmente en mucho la
siembra mecanizada.
La conservacin de este tesoro rural, tiene trascendencia en las tradicio-
nes de un pueblo que vive en plenitud esperando una cosecha prominente.
MEZQUITN:
TRADICIONES Y LEYENDAS OLVIDADAS
P RESENTACIN
Segn me cont mi abuela materna, Mezquitn significa lugar poblado de
mezquites, rbol entonces abundante y del que hoy ya slo queda el recuerdo.
El lugar se pobl a principios del siglo XVII , por indgenas de Atemajac que al
tener problemas con sus vecinos se establecieron en un lugar ms cercano a
la ciudad de Guadalajara, ya que los naturales de Mezquitn resultaron bue-
nos canteros y alarifes, oficios muy solicitados en la entonces ya capital de la
Nueva Galicia. Mezquitn, por lo tanto, naci como pueblo de naturales, no
ms de 300 vecinos, conservando esta cualidad hasta finales del siglo XIX , en
que se convirti en un barrio de la ciudad de Guadalajara, al ser anexada a la
misma por acuerdo del cabildo.
Como pueblo de indgenas, Mezquitn desarroll costumbres y tradicio-
nes propias. Mi abuela sola cuidarnos cuando mis padres en peregrinacin se
dirigan a Talpa, una semana al ao; para entretenernos nos platicaba de esas
costumbres entre las cuales recuerdo la de los tastoanes, que ella nos narra-
ba como un sueo, ya que fueron prohibidos por la autoridad porque en su
celebracin haba ms de un muertito. Nos deca que la gente usaba unas ms-
caras y que se hacan en honor de santo Santiago, sin recordar otras cosas.
Nos platicaba de su boda, que se celebr tal y como marcaban los cnones de
esa poca, de su noviazgo, hecho a travs de cartas que escriba don Teodoro,
por que tanto ella como mi abuelo no saban leer ni escribir. Que su matrimo-
nio se celebr el lunes de carnaval, que vino el padre Miranda de la capilla de
Jess a casarlos y que luego fue cannigo de la catedral; que sus padrinos
fueron don Chon Salas y su hermana Conchita, que todava vive.
[45]
46 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Que en su boda hubo topada y tres das de baile y fiesta para todo el
pueblo. Por cierto, mi comadre Mode me ha dicho que se casa su nieta el
prximo mes con un sobrino-nieto de don Casimiro, que muri hace poco y
que ustedes conocieron. Don Casi, como lo llambamos, nunca se cas, yo
digo que por amor a las tradiciones y no por otra cosa, ya que l fue el nico
que se empeaba en conservarlas y que va a haber topada, como antes.
Tambin les toc ver el Zigiri y la pastorela, que todava se celebraron el ao
pasado; el Zigiri es una representacin de una boda del pueblo, de una boda
de indios, como tambin se le conoce y se llevaba a cabo por tiempos de car-
naval. Las pastorelas se representaban del 25 de diciembre al 2 de febrero y
son muy parecidas a las de otros lugares, con la novedad de que aqu en
Mezquitn tienen o tenan dos personajes especiales: los inditos. Tambin
mi abuela nos contaba la historia de santo Santiago, que pas cuando sus
abuelos vivan, esto es a mediados del siglo XIX , por cierto que ellos se llama-
ban Florentino como mi primo y Juana como una de mis hermanas.
Ahora bien, se quejaba mi abuela, el pueblo o barrio como ustedes lo
llaman, ya no es lo mismo, en el ao treinta y tres vino el padre Manuel, al
principio muy contentos ya que l vena de planta, luego se opuso a nuestras
tradiciones, primero prohibi los matrimonios en carnaval; se opuso a la repre-
sentacin del Zigiri, acusando a don Casi, no s de qu cosas, lo bueno que la
gente no le hizo caso y a pesar de sus sermones y regaos de cada ao, se sigue
celebrando. Luego los vecinos vendieron parte de sus propiedades a gente ex-
traa, venida incluso de otros estados; otros vecinos optaron por irse a vivir a
las tierras comunales y yo ya pronto me voy a morir, tengo ms de noventa
aos; por eso t que sabes leer y escribir, escribe y guarda estas cosas que te
cuento y quiz algn da, unas personas se interesen en conocerlas y darlas a
conocer, las cosas de lo que fue el pueblo y hoy todava barrio de Mezquitn.
L AS TOPADAS
Esta tradicin se llevaba a cabo durante la celebracin de los matrimonios,
concretamente en las bodas llevadas a cabo en fechas del carnaval. Exista la
costumbre de preguntar a la novia en tono festivo lo siguiente (cantando):
En qu le haremos su guajolotorio? A la que contestaba la novia: En
pipianorio o molorio, segn su gusto.
M EZQUITN : TRADICIONES Y LEYENDAS OLVIDADAS 47
grupos simulaban una batalla, en la que los proyectiles lanzados eran dulces o
frutas. Las madres agitaban con furor las banderas; el mariachi segua tocan-
do marchas de tipo militar o deportiva. Al final, las dos consuegras se enfras-
caban en una lucha personal, en la que sali victoriosa la madre de la novia,
llevndose como trofeo la bandera.
Despus continu la fiesta en casa del novio, con el baile que se prolon-
g hasta la madrugada del da siguiente y en la que se sirvi la cena y bastan-
tes bebidas alcohlicas.
E L Z INGIRI
Bueno, tal y como le promet a mi abuela materna, ahora paso a contarles lo
del Zigiri, recordando que no era ms que una representacin como dira-
mos ahora cmico-musical que se llevaba a cabo en tiempos de carnaval, es
decir, los cuatro das previos al Mircoles de Ceniza. Esta representacin de
una boda de indgenas del lugar, se efecto por ltima vez cuando yo tena 9
o 10 aos, es decir, hace ms o menos 50 aos. Entonces las casas del barrio
de Mezquitn no tenan luz elctrica y el agua potable y drenaje apenas se
haban instalado. La nica calle empedrada era la llamada precisamente
Mezquitn o calle real la entonces carretera nueva a Zapopan, hoy avenida
vila Camacho, estaba recin inaugurada. El barrio en ese entonces contaba
con aproximadamente 1 500 vecinos. La representacin del Zigiri se efec-
tuaba en un lugar baldo, entonces abundantes, al aire libre a eso de las siete
de la noche; en el participaban hombres y mujeres del barrio, dirigidos por
don Casimiro.
Por primera vez, los cinco hermanos estbamos de acuerdo en algo: Los
cinco queramos asistir a una representacin del Zigiri, as fue que mi madre
nos prepar cacahuates y semillas de calabaza para pasar el rato y los cinco
nos encaminamos a la calle de Tamaulipas y Tabasco, donde se llevara a cabo
la representacin. Recuerdo que al anochecer y despus de un rato, que nos
pareci eterno, se encendieron las lmparas de petrleo y apareci en el im-
provisado escenario Meche, la vecina de la calle de Durango, que interpretaba
a Mara Antonia, la novia descuidada:
Los cconos y las gallinas se comieron el nixtamal, si se entera mam
Pancha, la que se me va a armar, lo dijo con voz fuerte y segura, ya que en ese
M EZQUITN : TRADICIONES Y LEYENDAS OLVIDADAS 49
L A PASTORELA
Me toc la fortuna de ver las ltimas pastorelas celebradas por habitantes del
barrio de Mezquitn. La primera se llevaba a cabo en la misma tarde del 25 de
diciembre y la ltima el 2 de febrero, da de la Candelaria. Los pastores, es
decir, los personajes que intervenan en la representacin, solan ser los mis-
mos ao con ao; recordemos que la mayora de los habitantes del barrio no
saba leer ni escribir; as que se aprendan de memoria su papel. No reciban
paga alguna por su trabajo, lo hacan todo en honor del Nio Dios. La pastore-
la se realizaba en plena calle, a las afueras del vecino que los invitaba a eso de
las seis de la tarde. Terminada la pastorela, se servan a los pastores y asisten-
tes, por cuenta del vecino, tamales y atole. Segn me acuerdo, la pastorela de
Mezquitn inclua los siguientes personajes: tres parejas de pastores, que aparte
de su repertorio, que inclua dilogos y cantos, se aventaban su bailada. Des-
tacaban los papeles de Blas y Gila y Brtolo, el pastor flojo y descuidado. San
Miguel, seguido de tres a seis ngeles, representados por nios; el diablo ma-
yor y los siete diablillos o pecados capitales, representados por nios o ado-
lescentes; el papel de la tentacin siempre era femenino; el ermitao que guia-
ba a los pastores y los inditos y el ranchero. Todos los participantes de la
pastorela usaban trajes que ellos mismos confeccionaban y mscaras que guar-
daba don Casimiro, que adems la haca de diablo mayor.
M EZQUITN : TRADICIONES Y LEYENDAS OLVIDADAS 51
S ANTIAGO EL CHARRO
Segn relato de mi abuela, esto sucedi a mediados del siglo XIX , cuando
Mezquitn todava era un pueblo de aproximadamente 500 habitantes. En
52 T RADICIONES DE MI PUEBLO
templo sin encontrarlo, por lo que decidieron irse ya que pronto amanecera.
Se regresaron por donde entraron. A la vuelta del templo los esperaba un cm-
plice con unos caballos en los que emprendieron la huida. No haban cabalga-
do ms de cinco minutos, cuando notaron que los seguan. El que pareca el
cabecilla orden que se separaran, l se llevara el dinero y las joyas y los
otros dos tomaran rumbos diferentes; no acababa de dar las instrucciones,
cuando frente a ellos se par un jinete en un caballo blanco, que rpido los
desarm y en un cerrar de ojos los llev ante el comisario del pueblo.
Al da siguiente, don Basilio, el encargado del templo, not el robo, esto
fue antes de las seis, ya que todava no estaba el sacerdote y habra misa, fue
a levantarlo para informarle. Todava no acababa de hablar don Basilio, cuan-
do alguien toc a la puerta de la casa del templo, sali don Basilio y se encon-
tr al comisario que llevaba un envoltorio.
El comisario explic al sacerdote y a don Basilio, que en la madrugada
una persona desconocida que montaba un caballo blanco haba llegado con
tres personas atadas de manos diciendo que eran unos ladrones que haban
robado el templo de San Miguel y que para prueba le entregaba el dinero y las
joyas y que sin decir ms se alej.
Don Basilio comprob que eran la espada, la balanza y corona de san
Miguel. Los tres se dirigieron entonces al templo. Al pasar por el altar de Santo
Santiago, el comisario se detuvo de repente y grit: l es, l es, cayendo de
rodillas ante la imagen de santo Santiago. El sacerdote y don Basilio no saban
qu hacer. Una vez repuesto de la sorpresa l comisario explic que fue santo
Santiago el que entreg por la madrugada a los ladrones en la comisara. Don
Basilio se acerc entonces a la imagen y toc al caballo, que estaba sudando,
como si acabara de cabalgar; entonces tambin l en forma respetuosa se hin-
c. En misa, el sacerdote explic a los asistentes el milagro que haba hecho
santo Santiago, invitando a que comprobaran el sudor del caballo.
El tiempo pas y en otra festividad, santo Santiago desapareci de
Mezquitn. El sacerdote explic que la imagen se haba quemado, sin embar-
go, en el templo no haba rastros de ningn incendio. Un vecino dijo que el
propio sacerdote se lo haba llevado a su rancho y otro dijo que lo haba visto
en otro pueblo As acab santo Santiago, pero yo espero que alguna vez
regrese a Mezquitn y se quede aqu para siempre.
LAGUNILLAS Y SUS TRADICIONES
[55]
56 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Esta es una de las rutas ms socorridas por los fieles, que al bajar de su
transporte respiran el aire del campo mexicano. Muchos aprovechan para co-
merse una tortilla de a de veras, un taco de frijoles y hasta un plato con
arroz que, segn los comensales, saben a la misma gloria.
En el pueblo se espera con ansias la llegada del mes de marzo para reci-
bir a esta gente. Se construyen a escasos pasos del camino, las enramadas,
pequeos toldos hechos con troncos, hojas y ramas, en los que se instalan
cocinas para venderle o regalarle a la gente, segn sea el caso, la preciada
ltima comida antes de internarse en la serrana.
Los nios corren tras los camiones cargando sus bules y burritas, bus-
cando que alguien les compre el producto del trabajo de sus padres o herma-
nos mayores, que consiguen en los cerros cercanos.
Son muchos los viajeros que compran sus mercancas y aprovechan para
llenar sus bules con agua del pozo de doa Amparo, cristalina y limpia, helada
y fresca, adems de conseguir un olote para utilizar como tapadera en su can-
timplora mexicana.
Cuando los viajeros llegan tarde, y la oscuridad comienza a hacerse pre-
sente, se les brinda hospedaje en todas las casas sin cobrarles un centavo,
para que duerman en un lugar seguro. Si la noche ha cado ya y alguien se
empecina a seguir su camino, se le invita de forma muy amable a quedarse, y
si aun as, el viajero decide partir, los ancianos, que cumplen un papel muy
importante, entran en accin, contando cuentos y leyendas. Una de ellas, muy
socorrida, es la del arroyo de la viejita, que narra lo que le ocurri a una
anciana a mediados de los aos cincuenta, que tena prisa por llegar al santua-
rio en Talpa y no atendi las invitaciones que se le hacan. Parti del rancho
cerca de la medianoche y nadie la volvi a ver, ni en el camino, ni en su desti-
no. Algunos familiares despus de varios das fueron a preguntar a Lagunillas
si no haban visto pasar a la seora, llevando inclusive un retrato, Obviamente
fue reconocida por varios de los pobladores, que se pusieron a buscarla, sin
resultados rpidos.
Jess Daz, El Cuy como todos se uni a la bsqueda sin buenas nuevas
que contar. Uno o dos das despus, cuando todo comenzaba a ser un mal
recuerdo, el Cuy, que iba rumbo a su parcela, desmont su caballo para dejar
que bebiera agua de un arroyo, un fuerte olor gan su atencin. Busc su
L AGUNILLAS Y SUS TRADICIONES 57
la puerta de su casa, escopeta en mano, vociferando cada vez que vea alguna
sombra o escuchaba una voz. De alguna forma, ante la sorpresa de todos y del
propio anciano, su escopeta amaneci en el hombro de Judas, y a la fecha
nadie sabe cmo es que esto lleg a suceder.
El malogrado apstol se quema en la noche, ante la algaraba de chicos
y grandes que con gritos y vivas celebran la victoria del bien sobre el mal.
Aparecen las mojigangas, hombres disfrazados con atuendos a veces mons-
truosos, a veces cmicos, que realizan actos de danza y desorden o cuerean
a la gente que los rodea, a pie o montados en burro; son una de las delicias de
los nios. Posterior a su paso, entran en accin los toritos, fuegos artificia-
les porttiles que lanzan los famosos buscapis e iluminan las noches con el
color de la fiesta.
Sin embargo, la tradicin ms importante y de mayor peso en Lagunillas
es la fiesta de Santa Teresa, patrona del pueblo, a quien se le ha levantado una
capilla. El 15 de octubre, da de su fiesta, la capilla amanece envuelta en flo-
res, cortadas en el cerro, o llevadas desde Guadalajara. La gente que desde un
da antes no duerme cuidando el sueo de la santa, reza y canta con fervor; se
hacen turnos para estar cerca del altar. Muchos de los hijos ausentes que
viven en Estados Unidos, llegan para esta fecha con la finalidad de darle gra-
cias por su intervencin para cruzar al otro lado.
Las lgrimas en las ancianas son frecuentes, y aunque culpan de su apa-
ricin al ocote del fogn, la verdad es que as dan gracias por el milagro de
tener con ellas a sus hijos aunque sea slo por estos das.
Un sacerdote llega desde Ameca para oficiar misa y darle la mayor so-
lemnidad a la reunin. El padre, despus de terminar con su trabajo, tiene
una difcil misin, ya que reclamado por todos los habitantes debe de ir, de
casa en casa, probando los alimentos que se le invitan y llevar bastimento
por si le da hambre en el camino.
Los muchachos organizan un torneo de futbol el mismo da, en el cual
participan equipos de los ranchos cercanos, incluso ha habido equipos que
llegan desde Guadalajara a jugar. Lo ms comn es que el equipo de Laguni-
llas pierda, pero se ha dado el caso de que ganen el torneo y entonces la fiesta
es doble y el trofeo obtenido no puede encontrar un lugar mejor que a un lado
del altar en la capilla.
L AGUNILLAS Y SUS TRADICIONES 59
[61]
62 T RADICIONES DE MI PUEBLO
meta, se desuncan los bueyes y se les daba hoja de milpa seca; se les llevaba
a tomar agua a una presa y se soltaban en algn corral o se amarraban en un
poste para el siguiente da.
A mediados de mayo, las primeras nubes surgan entre los cerros, las
chicharras cantaban en los mezquites, las pitayas ya haban madurado. Haba
entonces que tener los novillos ya capados, rentar los bueyes; la semilla del
maz desgranada se echaba en costales con un poco de ceniza para evitar que
los gorgojos o palomillas la picaran; el frijol y las semillas de calabaza que se
sembraran entre el maz tambin se seleccionaban; el arado de mariposa o de
rejas se reparaba, se le cambiaban las piezas que ya no sirvieran, se aceitaban
las rejas, las coyundas eran encebadas para que no se pudrieran con la lluvia;
el yugo largo, el eyejn, la cuarta y el barzn tambin haban de ser revisados
para tenerlos listos; se aceitaban los huaraches, se compraba un sombrero, se
preparaba la china o el capote para protegerse de la lluvia en el campo. Tam-
bin era indispensable buscar uno o varios sembradores, que en muchos de
los casos eran las esposas o los hijos de los labradores.
Virgen de Talpa o a la de Guadalupe que intercediera ante Dios para que siguiera
lloviendo y cuidara a toda la familia; se sacudan los petates, se acomodaban los
tapancos y toldos de otate para dormir, se le prenda una veladora a San Isidro
y se apagaban los aparatos de petrleo. Las ranas y los grillos cantaban arrullan-
do a las familias de campesinos que descansaban para otro da de siembra.
L A ESCARDA DE LA MILPA
L A PALETEADA Y EL ACABO
Haz de cuenta que sembramos una milpa
y esa milpa con la helada se sec,
haz de cuenta que los dos fuimos basura
todo fue un sueo y lo que pas vol.
Cancin popular
L OS RECUERDOS QUEDAN
Con las tcnicas modernas que se han introducido, la siembra del maz se ha
vuelto ms fcil para algunos campesinos, y para otros imposible de realizar
por sus altos costos; sin embargo, la gente del campo aora y recuerda las
pocas de la siembra. Para las nuevas generaciones, las palabras, las herra-
mientas, las tcnicas y los procedimientos resultan ajenas y extraas, por lo
que los tejabanes y corrales de las casas en el campo se encuentran llenos de
instrumentos: arados, coyundas, yugos y bules esperando que los curiosos
pregunten para qu sirvieron.
Con la introduccin de semillas mejoradas, fertilizantes e insecticidas,
la agricultura ha cambiado. Sera cuestionable qu tanto se mejor y qu se ha
perdido. Sin lugar a duda, la siembra tradicional del maz siempre quedar
plasmada en la vida de los campesinos y de quienes nos toc vivir esa poca
llena de colores, sabores, olores, sonidos y texturas que se plasmaban desde
el momento que se tenan los pies descalzos en la tierra soltando un grano de
maz, escuchar los cantos de los pjaros en el campo, los cohetes, las cancio-
nes, las alabanzas; ver y or cmo cae la lluvia sobre la milpa, ver los campos
y la tierra florecer comer unas tortillas calentadas en las brazas, saborear
un ponche de granada viendo las nubes y dormir escuchando a los grillos
cantar.
Qu decir de volver a saborear los platillos que se preparaban tradicio-
nalmente con maz: pozole, enchiladas, sopes, tostadas, tamales, pinole, ato-
le, tacos y tortillas de maz nuevo; pero para eso hay que pizcar primero las
mazorcas, y eso, la pizca del maz, es otro boleto, que hay luego les cuento.
PEREGRINACIN EN HONOR
A LA VIRGEN DEL FAVOR
J OS R AL R OBLES B AUELOS
[69]
70 T RADICIONES DE MI PUEBLO
este evento que lleva dcadas efectundose en el pueblo y que para ellos tiene
gran significado.
La gente se siente orgullosa de pertenecer a aquel pueblo tan pintores-
co. La gente se siente una sola persona que tiene como nico el celebrar esta
fiesta y ser fiel a sus creencias, que les han sido inculcadas por sus padres y
que han trascendido de generacin en generacin.
De esta manera es como realizan su trayectoria, detenindose en cada
una de las estaciones, los danzantes bailando y la banda de guerra tocando y
marchando, junto con toda la gente que canta y reza a la par que el sacerdote,
que toma la batuta para el evento.
Los hombres toman a sus hijos y los cargan en hombros, aunque tampo-
co es raro observar a mujeres que avanzan entre las personas provenientes de
todos los rincones del pas con nios en brazos.
La duracin del recorrido es de aproximadamente tres horas, las perso-
nas se aprecian sonrientes, felices, as como acalorados a causa del sol y en
sus rostros se aprecia el bronceado que ste produce, empapados de sudor y
con la piel y los ojos rojos como consecuencia del esfuerzo.
Aquellos que prometieron avanzar descalzos durante el trayecto en nin-
gn momento dejan quebrantar su espritu y aunque el pavimento de la carre-
tera est a punto de fundirse bajo el sol abrazante y sus pies comiencen a
sangrar por el martirio, siguen avanzando al mismo ritmo que lo hace la de-
ms gente del pueblo. En los corazones de los habitantes de Hostotipaquillo
hay alegra, satisfaccin y orgullo.
Cuando la peregrinacin comienza a asomarse a las cercanas del pue-
blo, empiezan a escucharse los estallidos de los cohetes y las ristras de stos,
que son fabricados en el mismo pueblo; las personas que se vieron imposibili-
tadas a asistir hasta el Tequesquite para el evento se unen a la peregrinacin
cuando sta aparecen en las orillas del pueblo.
La calle por la que avanza la peregrinacin se llena de personas. Los
cantos retumban en el lugar y las campanas de la iglesia comienzan a repicar
con toda la fuerza del mundo, ejecutadas por el sacristn de la parroquia. Las
calles que recorre la virgen antes de internarse en el templo han sido previa-
mente aseadas y adornadas con papeles blancos y azules y con flores de va-
rias formas.
P EREGRINACIN EN HONOR A LA V IRGEN DEL F AVOR 73
Gozara de escasos 14 aos, una adolescente inquieta con ideas, de esas que
se llegan a la mente cuando ests en esta etapa de la tan llamada e incompre-
sible adolescencia. Era un viernes santo por la tarde cuando yo, junto con
mis paps y mi familia, nos preparbamos para ir a visitar el tendido de
Cristos, una tradicin tan propia de mi pueblo, de mi pueblo, que hasta ese
da haba pasado como algo ordinario para m. Salimos de casa e iniciamos un
recorrido mgico (como lo llamo desde aquel da), el cual se convirti en un
recuerdo que qued en mi memoria, y es que dicen que los recuerdos son los
ojos del alma, y el alma es la esencia del ser humano. Puedo decir que aquella
noche contemple, a esa edad, esa esencia, y que ao con ao desde aquella
noche renace en el momento oportuno.
As pues, mi familia y yo comenzamos a recorrer los hogares en los que
se tienden los Cristos, imgenes del Cristo, en la cruz, en sus momentos de
agona. Estos crucifijos han logrado superar el curso del tiempo, y es que algu-
nos tienen ms de 300 aos de antigedad; algunos son pequeos, de unos
cuantos centmetros; otros son obras majestuosas de metro y medio. La ma-
yora son de material de pasta de maz.
Se ha dicho que esta tradicin tiene su origen desde la poca de la Colo-
nia. Para los propietarios y para las familias de los Cristos es una tradicin
que se les ha heredado, que les ha permitido transmitir valores familiares y
que han conservado en el correr del tiempo, cada generacin ha aportado una
muestra para preservar la tradicin.
Toda la preparacin de esta fantasa, de esta tradicin del pasado, co-
mienza desde aproximadamente dos semanas antes con la siembra de los na-
[75]
76 T RADICIONES DE MI PUEBLO
pontnea por verlos tan ancianos y tan fieles postrados junto a su Cristo, con-
templndolo. La anciana contest: No! Pas a m porque era de mi madre,
ella me contaba que mi abuela se lo haba heredado a ella, mi abuela no po-
sea cosas de valor y cuando muri en su lecho de muerte dej el Cristo a mi
madre por ser lo nico de valor para ella. Dicen que quiz sea de cinco o seis
generaciones con la ma, son los que ha permanecido el Cristo en mi familia.
Cuando la anciana relataba esto a la persona que le haba preguntado,
se me vino a la mente e imagin cmo pudo ser cuando aquellos primeros
pobladores de mi pueblo iniciaron esta tradicin hace ms de 300 aos. Ellos
sin saberlo o quiz sabindolo, comenzaron a formar y a escribir no su histo-
ria ni su identidad, sino nuestra historia y nuestra identidad. Me imagin cmo
ellos desde una dimensin diferente dieron nacimiento a esta tradicin; ima-
gin cmo aquellas familias humildes realizaron algo tan insustituible como
una herencia palpada en una tradicin; cmo ellos lograron incorporar cada
elemento, cada significado, cmo seran aquellos recorridos de cada viernes
santo; cmo lo hacemos nosotros hoy ao por ao; qu pasara por su mente
al darnos a nosotros esta tradicin, al heredrnosla, qu habr pasado todas
esas generaciones que para llegar a lo que hoy es tuvieron que superar nues-
tra tradicin. Vino a mi mente que quiz tuvieron ellos la virtud de lograr y de
darnos a nosotros una identidad propia, nos dieron un pasado, pensaron en
nosotros como futuro, pensaron que as nosotros lograramos amar nuestro
terruo y finalmente no slo eso acertaron, sino que nos dieron algo ms all,
que es una tradicin; nos dieron una integridad. En aquel momento, aquella
noche, entend que mi pasado se vinculaba ah con mi presente y que esto
marcara mi futuro, que me marcara como persona porque viv ese momento,
porque vivo el resultado del esfuerzo de ellos por darnos un pasado. En aquel
momento saba que no entenda tantas cosas que pasaban por mi mente, pero
que comparta la dicha de aquella noche de creer en mi esencia de ser huma-
no, de valorar y amar a mi tradicin.
Entend que la conservacin de esta tradicin tambin es el resultado
de la dedicacin de la humildad humana, de las familias de mi pueblo y de la
responsabilidad de todas las generaciones que una por una han logrado tejer
la historia y conservar en toda su plenitud esta tradicin de Tendido de
Cristos. Despus de estos aos vuelvo a vivir aquel recorrido mgico y
T ENDIDOS DE C RISTOS EN S AN M ARTN H IDALGO , J ALISCO 79
F RANCISCO R ODRGUEZ P EA
[81]
82 T RADICIONES DE MI PUEBLO
contaba mi abuelo Epitacio, viene de varios siglos atrs y sirve para honrar y
rendir homenaje a los hroes que nos dieron patria y libertad.
Enseguida, mientras buscaba un listn con los colores patrios para ador-
nar con l, aquel peinado tan bien hecho agreg:
Hoy, desgraciadamente, esa y otras tradiciones empiezan a desmere-
cer ao con ao y no es nada remoto que algn da, si no se hace algo por
conservarlas, se pierdan para siempre.
Era esta una celebracin que llenaba de orgullo a todos los padres de
los escuelantes y como el que se moja temprano tiempo tiene de secarse, des-
de un mes antes se empezaba a ensayar, con el fin de que todo saliera mejor
que bien.
Poquito antes de que mi madre acabara de emperifollarla, la nia le hizo
esta pregunta:
Bueno, y a todo esto, eso de La Matin qu quiere decir?
Pues segn me han contado gentes con ms escuela que yo, la palabra
ni siquiera pertenece al idioma espaol, sino que viene del francs, y quiere de-
cir obra teatral que se representa en un teatro en horas de la maana. Pero no
me creas a m, mejor date una vuelta por la biblioteca pblica y de seguro sales
de la duda, porque has de saber, que mata ms una duda que un desengao.
Aquella tradicin se haba convertido con el pasar de los aos en una
reida competencia entre las dos escuelas pblicas del pueblo, una de nios y
otra de nias, y a cul ms de los maestros de dichas escuelas, hacan hasta lo
imposible con tal de que sus alumnos quedaran mejor que sus competidores,
dando por resultado que la famosa Matin fuera esperada como agua de mayo
por toda la poblacin. Sabiendo que al que madruga Dios le ayuda, ese da era
de levantarse temprano para alcanzar lugar, ya que como la entrada no costa-
ba un solo centavo, el teatro se llenaba desde mucho antes que comenzara la
funcin.
La fiesta daba inicio a las once de la maana en punto, y desde una hora
antes, un conjunto de cinco muy buenos filarmnicos, conocido como el Quin-
teto Mascota, ya estaba alegrando a la concurrencia. Estar en aquel recinto
era un verdadero privilegio.
Llegando el momento de comenzar, el seor presidente municipal, flan-
queado por los regidores, la reina de las fiestas patrias, sus princesas, los cham-
L A MATIN 83
Al final, con una tierna voz que reson en aquel hermoso teatro, excla-
m:
Viva Mxico!
A lo cual todos repetimos en coro:
Qu viva!
LOS MOROS DE ZACOALCO
J OS C ASTRO G UTIRREZ
Zacoalco es un lugar pintoresco, como muchos de Jalisco, que tienen una an-
tiqusimo origen prehispnico. Su nombre proviene del nhuatl: Tzacualco,
que significa: agua encerrada. Posiblemente nuestros antepasados indge-
nas eligieron ese nombre porque se establecieron cerca de una bella laguna,
cuyo espejo de agua actualmente se encuentra en agona: salvado milagrosa-
mente cada ao por el temporal de lluvias. En el lago se han encontrado res-
tos de cermica de nuestros tatarabuelos indgenas y osamentas fosilizadas
de mamut y de otros animales prehistricos.
Las tribus nahuas fueron las fundadoras de nuestro pueblo, hace tantos
siglos, que ya no sabemos con precisin cundo fue que llegaron a esta tierra
tan bella, de la cual nos sentimos muy orgullosos, por sus hermosos paisajes,
sus antiguas tradiciones y artesanas, que aun en este siglo XXI, continan vi-
gentes. Esta sociedad es muy singular y lo ms importante, estamos muy orgu-
llosos de su gente: clida, amigable, trabajadora, emprendedora y amante del
progreso, pero ante todo respetuosa y conservadora de sus fiestas y tradicio-
nes ancestrales rica herencia cultural de nuestros antepasados, que nos identi-
fica como un pueblo sui generis, entre todas las poblaciones jaliscienses.
Los frailes franciscanos fueron los que realizaron la conquista espiritual
a mediados del siglo XVI. Envangelizaron con amor y humildad a los naturales
que vivan ya en este pueblo; la parroquia del pueblo est dedicada a san Fran-
cisco y fue construida de macizas paredes y bvedas de piedra. Una slida
torre, edificada con cantera que impasible ha superado el paso de los siglos y
las fuertes sacudidas de muchos temblores, que no han podido derribar ni una
sola de sus canteras, vigila desde las alturas todo el pueblo.
[85]
86 T RADICIONES DE MI PUEBLO
servando, con gusto y con amor a las tradiciones populares de nuestra gente.
El tambor acompaa a la chirima con un ritmo repetitivo, pero que se acopla
perfectamente a la meloda y que los de Zacoalco identificamos inmediata-
mente. Los nios, especialmente, gritan llenos de alegra cuando escuchan la
msica y los cohetes: Ah vienen los moros!, y salen corriendo a la puerta de
su casa a observar con curiosidad y admiracin el paso del convite. Los mayo-
res, ya ni se diga, muchos se unen a la comitiva, en cualquier lugar de las
calles, aunque ya casi se encuentren cerca de la ramada.
La familia que recibe en su casa la imagen del santo se ha preocupado
especialmente por levantar un altar en honor a san Francisco. El altar se con-
forma principalmente de frondosas ramas de rboles de la temporada y se
adorna con flores. Durante el mes de octubre se dan en el campo unas bellas
flores silvestres de color amarillo, llamadas tacotes, con las cuales se adorna
el altar, al que generalmente le agregan un espacio considerable de sombra
bajo la cual se reunen las personas que asisten a visitar al santo. A este altar se
le llama La ramada.
Los organizadores del festejo diario reciben amablemente a todas las
personas que quieran asistir a rezar ante la imagen del santo. Durante todo el
da se les recibe con unas cuelgas que constan de un collar de colaciones
envueltas en un papel de color rosa mexicano y blanco.
Por la maana se ofrece pan tachihual y atole de masa endulzado con
piloncillo. El pan es un rico manjar de la cocina mestiza zacoalquense. Se elabo-
ra con harina de trigo y levadura. Al salir del horno se adorna con betn de color
blanco y rosa o con piloncillo. Cualquiera de estos panes que elijas es delicioso!
A la hora de la comida, se ofrece a los asistentes a la ramada el men
clsico y tradicional de la ancestral comida zacoalquense; primero se sirve un
plato con sopa de arroz, adornado con rodajas de huevo cocido y rajas de
chile jalapeo. A continuacin se reparte un plato con picadillo. ste es un
guisado preparado con carne de res, verduras y chiles rojos, mismos que le
dan un sabor y un color muy particulares. Todo esto es acompaado con torti-
llas de maz recin hechas.
A los nios y jvenes se les ofrece para beber agua fresca de diferentes
sabores, como de jamaica, pia, horchata o refresco. A las personas mayores
y a los moros se les invita desde que llegan unos vasos de ponche de granada,
88 T RADICIONES DE MI PUEBLO
[89]
90 T RADICIONES DE MI PUEBLO
ciales para sujetar al crucificado, para que diera la impresin de estar clava-
do, pues contaba con una especie de cabeza clavo que sobresala y era visible.
La seora Mara Vzquez de Barragn prest toda la utilera.
La organizacin se hizo sin entorpecer los actos religiosos en el templo,
incluyendo los ensayos. El da del ensayo real se pidi una cooperacin vo-
luntaria para ayudar con los gastos que se originaron, pero no fue mucho lo
que se reuni algunos barrios del pueblo cooperaron haciendo los tablados.
La escenografa la realic personalmente tratando de hacerla lo ms ori-
ginal posible. El da del ensayo el lugar fue insuficiente, de esa manera las
personas que asistieron corrieron la voz de que esta Judea era diferente a las
otras.
Se modific el libreto, con textos ms originales y apegados a la Biblia,
desde el Domingo de Ramos hasta la Crucifixin. Esta Judea tuvo el nombre
de Vida, pasin y muerte de nuestro seor Jesucristo.
En esta presentacin participaron ms de cien personas. Lo que llam
la atencin fue que los azotes al nazareno fueron reales. No s exactamente
cuntas personas asistieron a ver la Judea, pero mi satisfaccin fue que esta
presentacin fue mejor realizada y mejor entendida por parte del pblico y
con ella se contribuy a que los cristianos se dispusieran mejor a la celebra-
cin de la Semana Santa. Tuvimos muchas felicitaciones y el comercio del
pueblo se benefici por tanta gente que acudi.
Para el siguiente ao no la presentamos, porque Vicente Chvez se ade-
lant para pedir permiso a las autoridades, l mismo fue el director y el naza-
reno. Pero algo pas, no fue igual, tal vez porque ahora yo era espectador y no
actor, no lo s, slo s que no fue lo mismo. Sabiendo que el ao anterior lo
habamos dejado muy en alto y se vino abajo, me hice el propsito de superar-
la en todos los aspectos.
Para esta ocasin me ech a cuestas la direccin de la obra, as como la
escenografa y el papel del nazareno. Como ayudante de direccin tuve a Eu-
genio Snchez Beas y a Andrs Beleche, que ahora slo apoy con su papel
del judo errante. En el vestuario femenino y la utilera nuevamente nos apoy
Mara Vzquez de Barragn. Para esta ocasin los barrios ya no apoyaron con
los tablados ni tampoco encontr a nadie que quisiera prestarnos tablas o
vigas, y tuve que comprar toda la madera necesaria para hacer los tablados.
92 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Guadalupe Snchez Daz, que hizo el papel de Mara, realmente se vea que
senta el dolor de una madre.
Al ir levantando la cruz, sent algo indescriptible que no sent la vez an-
terior. Como que no era yo, y vino a mi mente el suplicio que padeci Jess y
me compenetr tanto que inmerecidamente me senta l. Al contemplar aque-
lla multitud, aquel mar de gente que llenaba toda la plaza sin dejar un solo
hueco, escuchando el parlamento del judo errante pidiendo perdn a Dios
por sus ofensas, me volv a rehacer para pronunciar las siete palabras.
De mis ojos tambin brotaban lgrimas incontenibles y con voz entre
cortada pronunci las palabras finales: Todo est consumado, dando gra-
cias a Dios mentalmente por habernos permitido cumplir a los ms de 35 acto-
res que nos preparamos y que todo nos sali bien. Al inclinar la cabeza en
seal de muerte slo sent la lanzada en mi costado y ya no supe de m. Estaba
entumido y mi cuerpo qued colgado de las manos presionadas por las
abrazaderas.
Varios minutos despus, hasta que termin todo, me bajaron de la cruz y
al ver que estaba inconsciente me llevaron de inmediato a la sacrista para
darme auxilio. No pude presentar el cuadro de La Piedad que era el final des-
pus de bajarme de la cruz.
Me dijeron mis compaeros actores que la gente no se mova de su lugar
porque se dieron cuenta de lo que pas y esperaban saber qu suceda. Cuan-
do me restablec acud al escenario para hacer la presentacin del personal
que tom parte poniendo todos lo mejor de s mismos. Jams haba escucha-
do y presenciado y nunca ms lo escuchar un aplauso tan largo y de tantsima
gente.
Una vez ms habamos dejado muy en alto el nombre de Zacoalco, por-
que en los programas se deca: Zacoalco de Torres invita a su Semana Santa
a lo vivo.
No fui yo ni el cuadro de actores quienes invitaron, le dimos el lugar a mi
pueblo, aunque econmicamente salimos mal, pero eso fue lo de menos, la
satisfaccin compens todo. Los que vivimos esos momentos de sinceridad
jams olvidaremos esa obra. Los nombres de Jos Luis Jimnez, Consuelo
Rodrguez, Delia Castro, Juan Arredondo, Enrique Montes, Ramn Ortega, Jos
Mara Esquivel, J. Refugio Becerra, entre otros, que representaron a los perso-
94 T RADICIONES DE MI PUEBLO
[95]
96 T RADICIONES DE MI PUEBLO
corrido desde cada crucita hacia la parroquia de San Pedro. Ya sea lunes, mir-
coles, sbado o domingo, los ms devotos madrugan para acompaar a la
Santa Cruz a la misa de celebracin.
En cada crucita se escucha msica para indicar que se est llevando a
cabo el novenario, siempre a las 8:00 pm. En la crucita de Santa Mara, un
melanclico tocadiscos interpreta Las Maanitas y toda clase de msica
religiosa, hasta Pedro Yerena, Las Hermanas Huerta, Los Alegres de Tern,
Hermanas Nez, etctera; son las mismas melodas que han puesto desde
que tengo uso de razn. Mis padres cuentan que en su niez y juventud, duran-
te esta celebracin el volantn de los juegos mecnicos se encargaba de poner
este tipo de msica con dedicatoria por el altavoz para los enamorados, para
los amigos o para los familiares. Al escuchar estas piezas musicales que ya
son caractersticas del da, mi espritu se transporta a travs del tiempo; es
ms, cuando en otra poca del ao las escucho, inmediatamente me remiten a
recordar esta tradicional celebracin.
Pero hoy es tres de mayo, habr msica en vivo y la noche el punto de
reunin de los pobladores de Tlaquepaque es la crucita, durante todo el da y
en especial por la noche habr entre sus habitantes alboroto, agitacin y en-
tretenimiento.
Para todos hay dentro de esta celebracin. Por la tarde viene para los
deportistas la Carrera Pedestre de Las Crucitas, en la cual todos los partici-
pantes deben pasar en su ruta por cada crucita de cada barrio. Aunque esta
carrera se lleva a cabo cuando el sol est en lo ms alto del cielo, los atletas la
disfrutan porque tienen la porra de su barrio, integrada por familiares, veci-
nos y conocidos que nunca faltan para apoyarlos. Quiz la gran diferencia hoy
en da es que en este evento ya participan corredores profesionales, y aos
atrs, independientemente de los premios o de quin ganara, lo importante
era la participacin de cada barrio. En fin, no deja de correr el amigo de la
cuadra, el maestro de fsica de la escuela, el primo, los amateurs y aficionados
conocidos slo por el gusto y la satisfaccin de ser parte de la celebracin.
Desde muy temprano, al ritmo del placentero sonsonete de banda, el
aroma a flores refresca las crucitas y las viste de muchos colores: con el blan-
do del crisantemo, el rojo de las rosas, el rosa de los claveles, y por supuesto
el verde que las acompaa a todas. Por la noche todas las crucitas lucirn
L AS CRUCITAS 97
Ella cuenta que cuando era joven todos los barrios tenan miedo de los hom-
bres del barrio de Santa Mara, y se recomendaba tener mucho cuidado con
los hombres de ah, decan que eran de cuidado. Pero quin iba a imaginar
que en ese barrio conocera al hombre que hoy es mi padre. Lo mismo suce-
di con mi abuela, que evitaba mezclarse con gente de ese barrio y termin
casndose con uno de ellos. Bueno, como era de esperarse, mi madre pas a
vivir a este barrio y ah nac yo, soy del barrio de Santa Mara. En l respire
aire de pueblo, de viejas costumbres, de pertenencia a una tradicin, de que
la tradicin me pertenece, conceptos que los habitantes de las nuevas colo-
nias no sienten respecto a su zona habitacional, creo que ya me estoy vol-
viendo vieja.
Esta festividad la vivieron mis tatarabuelos, mis bisabuelos, mis abue-
los, mis padres y hoy la disfrutamos mis hermanos, mis sobrinos y yo, aunque
ya no se extendi hasta ellos la costumbre que mi madre me ense: que to-
dos los das camino a la escuela deba persignarme en la crucita de Santa
Mara para que me fuera bien, y cuando se pudiera, situacin que era muy de
vez en cuando, arrojar una moneda para mantenerla limpia y con flores. Esa
crucita es tal vez la ms pequea de todas, pero es la de mayor respeto para m
y para mi familia.
Puesto que todos mis antepasados son de Tlaquepaque desde siempre,
ha escuchado a mis abuelos y a mis padres contar historias que les sucedieron
cuando eran jvenes durante estos festejos. De entre las historias conocidas
por toda la comunidad, la ms famosas, es la de un hombre que se encontraba
trabajando en lo ms alto del templo. Este hombre cay accidentalmente, al
instante se encomend a la Santa Cruz y al caer al piso no le pas absoluta-
mente nada, sali ileso de su cada. En los relatos familiares, slo curiosos,
cuenta que mi abuela en una ocasin, preocupada, le pregunt a mi mam
(cuando era nia) de dnde haba obtenido dinero para comprar tantos dul-
ces. La respuesta de mi madre fue que lo obtuvo de la crucita. Le ped a Dios
en la crucita, ah va mucha gente a recoger dinero de las canastitas. Mi abue-
la entonces tuvo que regaarla y explicarle que la gente no tomaba dinero,
sino que lo dejaba como limosna para ayudar a su mantenimiento. Otra, que
es ms cercana, es la de un primo al que por andar cerca de los fuegos artifi-
ciales se le da un ojo y a pesar de ello hoy contina sorteando los busca-
L AS CRUCITAS 99
pis. No han faltado ancdotas que recordar, tal vez no trascendentales, pero
que han sido parte de la historia de esta celebracin.
Viene la mejor parte por la noche, despus de la misa, por supuesto.
Cierran la circulacin a los autos. Esta noche las calles son de los peatones
para que lo nios jueguen sin ningn peligro, la ocasin perfecta para que los
jvenes de Tlaquepaque paseen luciendo su mejor ropa, ya que van a encon-
trarse con los amigos, con lo novios y hasta con gente que ya no vive en el
barrio pero que hoy viene exclusivamente a celebrar. Este da se rompen las
fronteras de los barrios y de las clases tambin porque hay jvenes, y no
tan jvenes, que recorren varias crucitas para ver cul tiene mejor ambiente y
de paso saludar a la gente de otros rumbos.
Las banquetas se convierten en largas bancas para sentarse y disfrutar
de una buena pltica, comer un elote con crema y queso, un tejuino bien fres-
co, una gelatina, o mejor an, deliciosos sopes y tacos dorados de rajas, re-
quesn, papas o frijoles, escuchar la msica y ver pasar a gente del barrio. A
diferencia del resto del ao, durante esta celebracin se permite ingerir
bebidas alcohlicas en la va pblica, actividad que nunca ha faltado en una
festividad mexicana, y bueno no deja de ser parte de la algaraba en cada
cruce donde se encuentra una crucita; van junto con pegado, dira mi abue-
la, lo triste es que esta actividad es la misma causa por la que algunas veces se
ha tornado violento el ambiente.
Para los pequeos hay juegos mecnicos, serpentinas, mscaras y gorros
de cartn. Para los jvenes: msica de banda, juegos de suerte, cascarones, ah!,
y tambin muchachos y muchachas. Para todos: msica, danzas autctonas que
nunca pueden faltar, y los ms esperado del da: habr castillo de fuegos pirotc-
nicos y quin sabe, tal vez habr un torito arrojando buscapis.
Despus de que los msicos retoman energas del rico, calientito y deli-
cioso pozole, que es ofrecido por alguna de las familias organizadoras (que
cooperan econmicamente), se disfruta de la quema del castillo. Este siempre
se coloca en el cruce de las cuatro calles para que lo puedan disfrutar desde
los cuatro puntos cardinales. Al unsono, castillo y msica, con el retumbar de
los instrumentos, los msicos sudan para concentrarse en las notas, pendien-
tes de que un buscapis no los alcance. A lo lejos las familias enteras observan
las miles de luces que caen como cascada de estrellas multicolores del casti-
100 T RADICIONES DE MI PUEBLO
llo, brillando en la oscuridad al igual que los ojos de los pequeos, invadidos
de asombro y admiracin al contemplar los aros de luces girando cual rehile-
tes, arrojando chispas por todas partes. Los jvenes ms atrevidos se acercan
al castillo para torear los buscapis, es divertido verlos bailar al son del
buscapis! Realizan los saltos ms altos y largos que en otras circunstancias
nunca lograran, muchos terminan quemados pero felices de haber disfrutado
esos momentos. Los ms viejos prefieren tomar sus precauciones y mirar de
lejos; aunque hoy ya no se acercan, no dejan de recordar que en su tiempo
ellos se divirtieron de la misma forma.
Para m es conmovedor observar a mis abuelos sentarse en la banqueta,
ver en el silencio de sus miradas la evocacin de sus recuerdos en este am-
biente. Esas miradas que evocan los recuerdos de sus padres, de sus amigos,
de sus hermanos y lo que juntos disfrutaban de este da. De igual forma mis
padres siempre se encuentran algn amigo de la infancia, se les nota la emo-
cin de platicar sobre los recuerdos de sus barrios: tantos aos sin vernos,
stos son mis hijos, ya falleci fulanito, te acuerdas de como en
aquel tiempo, ya estamos viejos, ni hablar. Hoy vivo lo que mis abuelos y
padres vivieron, he visto a mis amigos de la infancia con los que juntos conviv
y compart esta fiesta, despus de algn tiempo, que no parece tanto tiempo,
me los vuelvo a encontrar el da de las crucitas, en algunos ya asoman algunos
cabellos plateados, en otras se empieza a evidenciar cansancio en sus ojos,
algunos ms ya felizmente casados y con sus hijos, me he encontrado jvenes
que apenas si reconozco la carita de los nios a los que les ense doctrina. La
vida corre y el tres de mayor, me recuerda lo que la vida ha corrido.
La plvora del castillo se consumi, los msicos enmudecen, la fiesta
termin. De regreso a casa el recuento de lo sucedido no puede faltar, hubo
buena msica, me encontr a fulanita, el castillo estuvo mejor que el ao
pasado, com mucho, los abuelos se divirtieron, etctera. Cansados de
tantas emociones de este da, nos retiramos a dormir esperando la celebra-
cin del prximo ao.
Finalmente, la crucita apaga su luz, su da termin, maana volver a
abrir su ventanas para saludarme y yo le devolver el saludo santigundome.
Tradicin, religin, sonrisas, alegras, gritos, nios, adultos, ancianos,
familias, amigos, amores, msica es una fiesta hermosa de verdad.
TRADICIONAL DA DE CAMPO
[101]
102 T RADICIONES DE MI PUEBLO
lluvia. Se dice que mnimo debes de bajar y subir de una a dos veces, si no te
pierdes de la verbena de esta fiesta charra. Claro que el principal objetivo de
estas fiestas taurinas es convivir con la familia, con los familiares que nos
visitan, con los conocidos y con los invitados, dndoles el mejor de nuestros
recibimientos y hacindolos partcipes de esta alegra.
En la actualidad, las fiestas han crecido, ya que de varios aos a la fe-
cha, se han unido a la semana cultural, evento que da realce a estas fiestas.
Esta semana termina el viernes y para el sbado se realiza el tradicional baile
del da de campo, donde se presentan agrupaciones del momento, bandas,
grupos, conjuntos, solistas, entre otros.
Cabe mencionar que el domingo 1 de agosto se hace el primer anuncio
del da de campo. Desde las 4:00 am empieza el trueno, por medio de un
can al que le almacenan con un cincel y marro plvora, la cual hacen que
truene prendindole fuego por una mecha. El primer paseo, como aqu le
llamamos, comienza a las 11:00 am, se trata del desfile de carros alegricos,
alusivos al da, a nuestras tradiciones; participan las mojigangas, las bandas
musicales, la Asociacin de Charros de Ayotln y sus invitados de los munici-
pios circunvecinos. Los carros alegricos entran a un concurso que es pagado
por el H. Ayuntamiento. Otros ms son los lcidos carros de las candidatas a
Seorita Ayotln. stos parten de la calle La Soledad, haciendo el recorrido
por las principales calles del pueblo. Cada ao estos carros van mejorando. Al
final de todos estos carros, desfila el carro del trueno, como se le suele llamar,
aunque ms propiamente sera el can. Al concluir el recorrido toda la gente
acude a la Plaza de Armas para saber del carro alegrico ganador. Y ah con-
cluye, hasta el atardecer.
El segundo paseo es el ltimo domingo del mismo mes de agosto en la
vspera del da de campo. ste se pone mucho mejor despus de ver su reco-
rrido de carros alegricos, charros, entre otros. La gente acude a la Plaza de
Armas, los jvenes dan vueltas para el cortejo de una pareja, se hacen tres
crculos por toda la parte que circula a los jardines centrales y al kiosco, mu-
jeres hacia un sentido, hombres hacia el otro; se le ofrece flores, rosas o clave-
les a lamujer que se pretende conquistar, o se le arroja al pelo confeti. Otros
acuden con la pareja y otros ms con la familia. Para este da ya hay muchsi-
mas bandas musicales, mariachi, conjunto, tros, etctera. Quien puede y quiere
104 T RADICIONES DE MI PUEBLO
se da ese gusto por dar la vuelta en la plaza con la banda o el mariachi. Algu-
nos se quedan en un lugar determinado y a ste se le unen parientes, amigos,
conocidos y comienzan a bailar y disfrutar de la fiesta con un buen trago, un
cantarito, bebida preparada con jugo de toronja en las rocas o refresco de
esta misma fruta y sin faltar su tequila o alguna bebida preparada por ellos
mismos, segn el gusto.
As, el lunes ltimo del mes de agosto se celebra el tan ansiado da de
campo, en el cerro del Caracol, al que asiste toda la poblacin ayotlense, sus
hijos ausentes y dems personas de los alrededores de la regin; asimismo
con algo de alarde por mi tierra, se sabe claramente que nos visitan, tanto a
nivel nacional como internacional, personas de Monterrey, Chihuahua, Sono-
ra, Guerrero, Estados Unidos y Canad, entre otros.
Cada ao, en el mes de agosto, nuestra comunidad se viste de fiesta y
algaraba con su tradicional da de campo, costumbre que ha pasado de gene-
racin en generacin, dando alegra y folclor a esta bella tierra. Como dice su
cancin Ayotln, eres jardn encantado de noche y da, te cubren flores y te
aroman los azahares Desde su actitud, fiesta taurina, charra, brava. Su tra-
je tpico el vaquero (sombrero, camisa vaquera, jeans de mezclilla y botas o el
traje de charro tpico jalisciense), tanto para hombres como para mujeres.
La festividad ha trascendido hasta nuestros das, haciendo participar a
las familias ayotlenses y de la regin. La gente asistente el ltimo lunes de
agosto al cerro del Caracol, lugar en que todas las personas, a partir de muy
temprana hora, colocan sus coloridas lonas, donde tratan de pasar un da agra-
dable y de convivencia sin dejar de preparar sus ricos antojitos mexicanos, al
lado de un buen mariachi y un excepcional trago de tequila, para as seguir
rescatando la cultura de Ayotln.
ENTRE DULCES Y CONFETI
[105]
106 T RADICIONES DE MI PUEBLO
que doa Petra quita la tapa de la olla de canela hirviente, se levanta una co-
lumna de vapor que se ve desde los portales, pero el olor llega hasta la carre-
tera, recibiendo a los que de otros lados van llegando.
El ao pasado estaba jugando con dos cartas, mi mam me dijo que se
me iban a pasar, pero yo puse mucha atencin a lo que gritaba don Chepe
No te arrugues cuero viejo que te quiero pa tambor! El tamborrr.
Cudate, Valentn, que por ai te andan buscando! El valienteee.
Del corredor no pasa! La macetaaa.
La cobija de los pobres!
Lotera! Lotera! Buenas con el sol! pegu un gran salto, que hasta
avent los maces con los que estaba apuntando.
No, Fermn, te falta la campana deca mi mam.
S, seo, s gan! Yo tengo la campana y fue de las primeritas que
sali contestaba Pedro, el de la frutera.
Todava tengo la alcanca que me gan, all guardo los domingos que me
da mi pap.
Estoy arriba de los hombros de mi pap, viendo cmo se quema el casti-
llo. Siempre lo ponen a un lado de la estatua de Morelos. Nosotros preferimos
verlo desde adentro del templo, porque al quemarse la parte de arriba, esa que
da vueltas y forma figuras, avienta tantos buscapis, que nos hacen bailar y
brincar mientras chiflan revoloteando entre la gente.
Mira, p, la coronita que alto vol! grit de gusto.
S, Fermn, pero ya tenemos que irnos, acurdate que maana madru-
gas a la escuela.
Pap, djame ver el convite de los gallos.
Eso ya no es para que lo vean los nios dice mam Lolita, mientras
se tapa la cabeza con el rebozo en seal de partida.
Los galleros ya se pasean en la plaza presumiendo sus animales en el
brazo, mientras al lado los acompaan las cantadoras, muy bonitas ellas, lu-
ciendo sus vestidos brillantes de lentejuelas, cantando al son del mariachi
tras de ellas. Noms dan dos o tres vueltas invitando a la gente que los acom-
pae, para luego llevrselos al palenque.
No s entonces a qu hora duerme la gente. Maana es el da de los
jvenes, despus de la misa de gallo de las cinco de la maana, los jvenes del
E NTRE DULCES Y CONFETI 107
pueblo y los hijos ausentes comienzan el alba, se pasean con la banda por
las principales calles. Salen de la plaza, mucha gente se va integrando durante
el trayecto, hasta terminar nuevamente en la plaza a las diez de la maana, y a
las doce comienza La Mojiganga. Tambin recorren las calles del pueblo,
bailando y con la banda tocando, y regresan nuevamente a la plaza, donde en
el kiosco se hace la premiacin al mejor disfraz.
Mi pap me cuenta que hace algunos aos se acostumbraba el toro de
once. A las once de la maana hacan una corrida gratis, jineteaban dos o
tres toros en el lienzo charro para invitar a la corrida de las cuatro de la tarde.
Maana es el ltimo da de la fiesta, me da tristeza cuando se acaban,
aunque no son las nicas en el ao. Hace un mes, el 11 de diciembre, afuera de
la casa prendimos la luminaria en honor a la Virgen de Guadalupe. Mucha
gente ilumina las calle con las fogatas hechas de caas secas de maz, para
recibir as el da 12 de las Lupitas y los Lupes. Por cierto, en la capillas de la
virgen se le hace su fiesta, que dura el novenario, juntndose con las fiestas
navideas. En esas fechas pedimos posada por las calles, a cada calle le toca
un da. Las seoras se organiza para preparar los tamales con ponche y choco-
late calientito.
Ya se acerca la Semana Santa los jvenes realizan La Judea. El profe
Too, como todos los aos, se deja crecer la barba para representar a Jess.
En las pasadas fiestas ya nadie quera salir de Judas, porque cuando sali
Roberto, el que cobra los impuestos en la delegacin, la gente se enoj tanto
cuando entreg a Jess con los soldados romanos, que hasta lo apedrearon.
Una viejecita, creo que es la abuelita de Pepito, le dio duro con la sombrilla.
Una semana antes, el mero viernes de Dolores, se acostumbra poner los in-
cendios o altares de Dolores. Se ven muy bonitos con sus sabanas blancas
adornando los pasillos y corredores de las casas, con la Virgen de Dolores al
centro rodeada de ramas de sabino, alfalfa, trbol con florecitas amarillas y
otras ramas olorosas. Las seoras rezan el rosario y cantan alabanzas A m
lo que ms me gusta cuando vemos que pusieron altar en una casa, es pregun-
tarle a los dueos: S llor hoy la Virgen? S psale mijo, s llor, hoy hicimos
agua de tamarindo! A veces en una sola tarde tomamos hasta de cuatro sabo-
res. El Domingo de Resurreccin por la madrugada, antes que la gente se le-
vante al mandado o a misa, ya est colgado el Judas. Los muchachos hacen
108 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Ahora estoy en mi cama, pap Chuy ya me cont, como todas las no-
ches, una de sus historias de revolucionarios, aparecidos, tesoros y de ms.
Ya djate de cuentos le dice mam Lolita. Ya tenemos que rezar
para dormirnos.
Qu bonitas son las tradiciones de mi pueblo! Qu bonitas son las cos-
tumbres mexicanas!
Y t, muchacho, djate ya de alborotos que maana vas a la escuela.
LA DANZA DE LOS SONAJEROS
1.
Ya lleg Mares! Corran la voz quienes se encontraban en el crucero, so-
bre la va del tren. Los hermanos Martn y Juan Mares eran los msicos-piteros
de la Cuadrilla de Sonajeros Guadalupana, de Huescalapa, la que ao con ao
baila en la explanada, al pie del Cerrito, en cuya falda se encuentra una
pequea capilla donde cada 12 de diciembre se celebra a nuestra seora de
Guadalupe.
Previo acuerdo entre los encargados de la cuadrilla y los msicos-piteros,
a mediados de noviembre, al atardecer, llegaban al patio del ensayo y se senta-
ban sobre unas piedras recargadas en la pared de la casa de Flix Prez e
inmediatamente empezaban a apretar las cajas, unos tamborcillos de doble
membrana. All se les vea meter la punta del vareador entre los amarres que
haca la soguilla alrededor del aro del tamborcillo e iban jalndola hasta con-
seguir apretar el instrumento: tca, tca, tca, tca, golpeaban con el varea-
dor una de las membranas y, por el lado contrario, jalaban o aflojaban la cuer-
da que se encontraba sobre la otra membrana, hasta hacer vibrar el tamborci-
llo de la manera adecuada A Martn Mares, que llevaba la voz primera con el
carrizo, le gustaba que el tamborcillo tronara durante la ejecucin de los
sones; no le gustaba que quedara mal templado y sonara como si le estu-
viera pegando al ala de su sombrero. Juan siempre hizo segunda al tocar.
Hacan estos hermanos al tocar, tal pareja de msicos-piteros, que era un
gusto slo orles!
Empezaba a pardear cuando empezaba la llegada de los sonajeros lo
que se haca notorio por el caracterstico ceceo de las carracas en las largas
[111]
112 T RADICIONES DE MI PUEBLO
sonajas y que se dejaban escuchar entre las plticas de los que se hacan pre-
sentes, aumentando poco a poco el nmero de personas, sobre todo nios,
en el patio que se formaba en la calle donde se realizaba el ensayo. Como no
haba luz elctrica, de una de las casas cercanas sacaban brazadas de lea y
encendan una hoguera a un lado del parejo; de otras casas vecinas sacaban
cubetas de agua y regaban el suelo, para que no se levantara tanto la tierra.
Los Mares se levantaban de donde estaban sentados, y dirigindose a la
va, se colocaban sobre ella en el crucero con la calle Cuauhtmoc, ponindo-
se enseguida a tocar el son de invitacin por un buen rato; despus tocaban
dos o tres sones. Lo anterior apresuraba a los vecinos, ya que el crucero era
un lugar alto respecto de las dems calles, lo que haca que se escuchara con
claridad la tocada anterior, que era el aviso del inminente inicio del ensayo.
En un abrir y cerrar de ojos llegaban adultos y jvenes, hombres y mujeres,
sin faltar nios.
Al ritmo de uno de los sones interpretados por los hermanos Mares
empezaba el ensayo, con los capitanes punteros al frente de las dos filas: eran
los mejores para bailar, por eso eran delanteros; los de experiencia hacia la
mitad y los aprendices al final de las filas. Salan de atrs hacia adelante con
gran aplomo y firmeza en las pisadas y al llegar al extremo del patio, que era
tomado con frente, hacan una vuelta con reversa para regresar hacia atrs a
iniciar una nueva entrada: avanzaban ambas filas al unsono, haciendo los
sonajeros movimientos de adentro hacia fuera y de afuera hacia adentro, mar-
cando con firmeza los pasos sobre el piso acompasadamente, llevando al mis-
mo tiempo el ritmo con los ceceos de la sonaja, de manera acorde con la
msica del son interpretado con las flautas de carrizo y tamborcillos de doble
membrana.
En otros sones, estando los sonajeros de una fila de frente y sus compa-
eros de la contraria, avanzaban al unsono, cruzndose en el centro, dando
vueltas en los extremos y avanzando de nuevo hasta volver a cruzarse al cen-
tro y as de manera continua, todos al mismo tiempo, acompasadamente y
sin dejar de rematar fuertemente en el piso, alternando con uno y otro pie. En
el nterin de los cruces, los punteros empezaban a engarzarse de adelante ha-
cia atrs con la pareja que les quedaba inmediatamente de frente, continuan-
do as hasta la parte de atrs hasta la cabecera, por fuera de las filas, reco-
L A DANZA DE LOS SONAJEROS 113
rriendo las laterales sin dejar de bailar hasta regresar de nuevo al frente, con
lo que se consideraba el trmino de la pieza. Entonces tocaban los msicos-
piteros el caracterstico estribillo que va entre son y son, al que responden al
unsono todos los integrantes de la cuadrilla con un corto y fuerte grito en dos
tiempos uno por cada tiempo, sobre la mano enconchada.
Mientras los sonajeros bailaban concentrados en los sones de la danza,
haciendo retumbar el suelo con sus pisadas y remates al comps de la msica
de los sones, los viejos y los apaches andaban a su alrededor en una batalla
sin tregua. Los viejos de la danza eran el deleite de los jvenes y adultos y el
terror de los nios, que al verlos, se aferraban fuertemente a las faldas de sus
madres o a las piernas de sus padres; si algunos de los nios o nias alcanzaba
a asustarse, alguno de los padres lo levantaban en brazos y consolaba. Disfra-
zados de manera estrafalaria, los viejos de la danza portaban mscaras elabo-
radas con mitades de balsa o con madera de copal, con horadaciones para
ojos, nariz y boca, adosndolos con mechones de ixtle, crin o cola de caballo.
No faltaba quien les colocara unos cuernos de chivo o torete. Implemento
infaltable en los viejos era un machete o cuchillo de madera que les serva
para provocar a los apaches, o una tuza o ardilla disecada, que colocaban
en un bastn, enarbolndola, o bien traan terciada, amarrada sobre la espal-
da, o en una de sus manos.
Cuando uno o varios de los viejos de la danza se disfrazaban con ropa de
mujer, exageraban los atributos femeninos y eran unos consumados atrevidos,
que no dudaban en ofrecer sus atributos al primer conocido que
indentificaban de entre quienes presenciaban el ensayo, contonendose delan-
te de ellos u ofrecindoles generosamente uno de los pechos. Reciban cons-
tantes cargas de los apaches, los que al unsono de su caracterstico grito, los
hacan caer y, con puntapis cortos, los hacan rodar, con las consecuencias
inevitables de que, al levantarse, tenan que acomodarse los postizos, causando
la hilaridad de los presentes. Los apaches, cuando no andaban persiguiendo
a los viejos por las laterales y/o cabeceras de las filas, se colocaban delante
de los capitanes y bailaban los sones a la par de los punteros.
Llegado el ltimo de los ensayos, el da 11 de diciembre, los integrantes
de la cuadrilla y la comunidad se dispona al ensayo real. En esta fecha se
renen los sonajeros en el lugar de costumbre. Una vez que estn todos, los
114 T RADICIONES DE MI PUEBLO
msicos-piteros tocan un solo son, y a su trmino, bajo las notas de una ca-
minata, avanza por la calle toda la cuadrilla, marcando el paso y ceceando la
sonaja acompasamamente. Entonces los vecinos se asoman en puertas y ven-
tanas de las casas al paso de la cuadrilla u ocurren a las calles por donde van
a pasar: van al templo a bailar.
A pedido de los capitanes delanteros, los msicos-piteros tocan al son
de la culebra y entonces los sonajeros toman la calle: cada fila, capita-
neada por su correspondiente puntero, a paso veloz y sonajeando acompasa-
damente, avanza o retrocede de manera zigzagueante y serpenteante de ma-
nera errtica, sin distanciarse mucho de los msicos-piteros y sin separarse
mucho una fila de la otra; los viejos y los apaches acompaan a la cuadrilla,
aunque sin mayor actividad. Es un momento de gran alegra, en el que la
comunidad toda queda incluida en la dinmica de la danza. Y as avanza has-
ta el templo.
Una vez en el templo, la cuadrilla ejecutar los sones de la danza en la
explanada frente a la puerta. Los integrantes de la comunidad se congregan
esta vez en el lugar para presenciar la danza; algunos han seguido la cuadrilla
por las calles, otros vienen a presenciar la bailada. En ocasiones la cuadrilla
es recibida por el sacerdote, otras solamente les abren la puerta de la parro-
quia. Si est presente el sacerdote, los viejos que se disfrazan con atributos
femeninos no se acercan a la cuadrilla: con sus cortos y entallados vestidos y
sus exuberantes pechos y sentaderas esperarn detrs de quienes presencian
el ensayo real. Desde donde se encuentran divisan al sacerdote y ste los
mira desde la puerta del templo. Los dems viejos se acercan porque es una
tradicin que se baile el son de los viejos, en el cual los sonajeros se toman
de las sonajas, haciendo un semicrculo, quedando en el centro los viejos y los
apaches. Estos ltimos atrapan a los primeros, haciendo de ellos un amonto-
namiento en el centro del semicrculo; en ocasiones son tan hbiles los viejos
de la danza, que les cuesta algo de trabajo a los apaches el atrapamiento. Ter-
minado tal, los apaches pasan al montn a destazarlos con sus propios cu-
chillos o machetes; los viejos se convulsionan mientras los destazan. Con-
cluido el destazamiento, los piteros tocan uno de los sones caractersticos de
mariachi y viejos y apaches bailan por parejas o tros, tomados de los hom-
bros, en el centro de semicrculo.
L A DANZA DE LOS SONAJEROS 115
2.
Mares, ya se cansa la cuadrilla est grande. Y luego solo, ahora que falle-
ci su hermano
Oiga! Es trabajoso tocar?
Nmbre! Nada difcil. Te gustara tocar?
Pues, s!
Qu bueno que lo encuentro! Por i le hice una caja, est un poco
chueca por el aro, pero suena bien, para que pase a la casa por ella Ah!, y
tambin un carrizo
Oiga!, Y ahora, cmo le hago?
Pos nada ms toque
As noms?
Mnhmm Ai canciones que le gustan, verdad? Y luego se acuerda
de ellas y las chifla Es lo mismo con el carrizo! Noms que en vez de buscar-
le con los labios la tonada, lo hace con los dedos en los boquetes del carrizo
Est bien: le voy a grabar un caset con piezas. Vngase el domingo a la
casa Ah! Y como va a tocar, tiene que aprender a hacer el carrizo y el tam-
bor, aparte los domingos siguientes para que aprenda cmo: yo le voy a decir.
Porque nadie se los va a andar haciendo
S que ha estado ensayando qu le parece si me acompaa el prxi-
mo tres de mayo, muy tempranito, para tocarle Las Maanitas a la Santa
Cruz que est arriba del cerro? Lo espero muy tempranito en la casa, para que
en cuanto amanezca ya estemos al pie de la Santa Cruz.
Oiga! Ya que tocamos las alabanzas, me acompaa para que toque-
mos unas piezas?.
No, pos ya sabe tocar ya est listo para tocarle a la cuadrilla Qu
le parece si me acompaa en octubre, en las fiestas? Me invitaron a acompa-
ar a una cuadrilla de Cuidad Guzmn. No tienen pitero.
Listo? Orita nos vamos A ver, mujer: Hazle un jarro de ponche de
huevo, porque nos espera una buena trabajada!
L A DANZA DE LOS SONAJEROS 117
Estoy emocionado porque he venido a acompaar a mi maestro y le
tocamos a la cuadrilla Josefina, que es una de las dos que acompaan al
Trono de seor san Jos, durante el recorrido del 23 de octubre en Ciudad
Guzmn. Estamos en el intermedio de la bailada del da anterior, 22, que se
realiza fuera de la puerta principal de la catedral, al mismo tiempo que se
desarrolla en el interior la Misa de Funcin. Las ristras de cohetes y el taer
de las campanas durante los repiques me embriagan
En este descanso me he comprado una bolsita de trocitos de caa y
mientras voy masticndolos para extraerles el jugo, me dirijo a mira Los vola-
dores de Papantla Qu curioso: el carrizo y el tambor que toca su msico-
pitero se parecen a los nuestros, slo que son ms pequeos
Me convert en el hijo dancstico de Mares (de sus hijos slo dos
fueron sonajeros; pero respecto de la tocada, slo uno de ellos est practi-
cando la ejecucin de los sones). Martn Mares me fue compartiendo cada
uno de los saberes que todo msico-pitero debe conocer. Es como si hubiese
estado esperando a alguien para entregarle el legado que posee; llegu yo,
consider que soy un buen alumno y me entreg ese legado. Me parece que
est tranquilo: cuando le llegue el momento de partir de comisin y no re-
gresar (como deca mi padre, en paz descanse), no acabar, sino que conti-
nuar la tradicin, nuestra tradicin, como hasta ahora compartiendo con
otros lo sabido.
LOS PAIXTES:
UNA DANZA INSLITA, EXTRAA
1
En nhuatl del centro de Mxico: pachtle, pachtli: planta area parsita que
crece en las ramas de algunos rboles de las zonas montaosas altas.
[119]
120 T RADICIONES DE MI PUEBLO
El paixte es Utla chihuilo! Ora por un lado, ora por el otro, cuado!
Ay van los paixtes bailando; se bornean por un lado, por otro.
Anteriormente traan una china2 forrada con pixte y usaban una mascarita y en una
2
La china, antes del uso masificado del plstico, era un capote hecho con
tiras de hoja de palmera, entretejidas para protegerse de las lluvias; una especie
de capa que se sujetaba sobre los hombros y llegaba hasta las rodillas. Las pun-
tas de las tiras de palma resaltaban, dando un aspecto curioso a quien la porta-
ba, como el de un erizo.
L OS PAIXTES : UNA DANZA INSLITA , EXTRAA 121
3
Ixtle: las fibras en forma de hilo que se obtienen despus de machucar las
pencas de cierto maguey (lechuguilla).
4
Tuxpan, Jalisco.
5
Natural: habitante nativo, autctono.
6
Entrevista con Toribio Jimnez Guzmn. Ejido 5 de Noviembre. Zapotiltic,
Jal.; julio 23 de 2005.
7
Quien la representa es un individuo de gnero masculino, revestido con falda
(cueitl) y cubriendo la parte superior del cuerpo con vistoso huipil; de la
122 T RADICIONES DE MI PUEBLO
cara solamente dejan al descubierto los ojos, el resto lo cubren con el tradicio-
nal pauelo.
8
El Viejo lleva la tradicional camisa y calzn de manta utilizados por los cam-
pesinos de nuestra regin hasta las primeras dcadas del siglo pasado; sobre la
espalda, inmediatamente despus del cuello, lleva un pauelo de color rojo.
Otra de las fechas donde participan El viejo y La vieja es en la fiesta de
Corpus Christi. En esa fecha, el mayordomo de la festividad sale de su casa,
acompaado de una banda de msica o de un pitero (msico que interpreta
sones y piezas musicales con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membra-
na), dirigindose hasta los domicilios de El viejo y La vieja. Una vez recogi-
dos estos personajes, acompaan al mayordomo y familiares, primero a la casa
del mayordomo del ao siguiente para pasar por l y su familia, y despus
hasta la puerta de la iglesia, donde se efecta la misa de funcin de este da,
bailando por las calles, al comps de las piezas que interpretan los msicos. Al
trmino de la misa vuelven a acompaar al mayordomo saliente hasta el lugar
donde ofrece una comida para los invitados.
9
Como lo expresamos lneas atrs, el grito estaba compuesto por las palabras
Utla chihuilo!, que ha devenido en la actualidad solamente en el uso de la
primera palabra del enunciado.
L OS PAIXTES : UNA DANZA INSLITA , EXTRAA 123
10
Antiguamente las mscaras eran pequeas, de madera finamente trabajada,
cuyo probable origen era alguno de los pueblos de la rivera del lago de Ptzcuaro.
En fechas recientes se estableci el uso de mscaras elaboradas a partir de la
base del maguey, las races son utilizadas para que formen el bigote y las barbas
de la mscara. Hoy da en Tuxpan siguen utilizando pequeas mscaras de ma-
dera finamente tallada.
11
Que ha venido a sustituir a la mulita de otate en la tradicin de los Paixtes de
San Andrs Ixtln.
AL RATO LLEGA EL JUDAS!
[125]
126 T RADICIONES DE MI PUEBLO
[131]
132 T RADICIONES DE MI PUEBLO
tiempo para ver el paisaje. Se vean preciosos los ros que se juntaban, voltea-
ba uno para todos lados y era una cosa impresionante ver tantas flores y rbo-
les de ornato y frutales como guamchiles, guajes y uno que otro rbol de
ciruelas, pero sobre todo, muchos rboles de mangos (los muy famosos man-
gos de la barranca o barranqueos); haba muchas flores silvestres (no la de
Antonio Aguilar, aunque para esas fechas ya haba nacido), como mirasol,
rnica, ojo de gato, gordolobo y en junio, de San Juan, para el arroz con
leche. Por todo el camino tanto para bajar la barranca como para subir, para
todos los lados se vea el verdor de la hierva y los caminos en zigzag impri-
man una estampa muy singular hasta llegar a la primera poblacin grande,
Ixtlahuacn del Ro, y luego Palos Altos, El Cerrito de Tierra, Los Chilares,
Agua Rica.
Pasbamos por la orilla de Tlacotn, que fue el primer asentamiento de
Guadalajara; enseguida La Higuera, Arroyo Seco; despus seguan Las Tran-
cas, y as llegbamos luego luego a Los Pericos y en seguidita San Marcelo.
Ah era un descanso obligado, porque los burros ya estaban cansados de la
caminata, la carga y el sol, y tambin los arrieros; pero despus de descansar
y hasta pasar la noche en ese lugar, segua uno a Mazcuala. Todo el camino era
de una belleza tal, que ni el cansancio le haca a uno de ver tanta vegetacin
por todo el camino, hasta llegar a tan esperado y querido pueblo de San Juan
del Monte.
Siguiendo con las tradiciones de mi pueblo sta romera era el prembu-
lo del novenario al Cristo patrono de San Juan, conocido en el rumbo como La
Preciosa Sangre de Cristo, que el da cumbre de su fiesta, es el 10 de marzo.
En un punto sealado con anterioridad, se juntaba la gente para empezar la
peregrinacin, como a tres cuadras de la Iglesia, todos con velas encendidas y
flores para dejar en el altar, cantando alabanzas. Todos seguan al sacerdote,
que encabezaba los rezos hasta llegar al atrio, y comenzada el repique de cam-
panas con un tair muy bonito, ya que las campanas tienen algo de oro, metal
que se utiliz al fundirla (segn contaban las personas mayores que estuvie-
ron en la fundicin de la campana mayor). Al terminar los rezos la bendicin
se haca con el Santsimo. Todo el novenario era de msica, de vendimia o
feria con puestos adornados de comida, aguas frescas; se mataban puerco y
se hacan ricos chicharrones, juegos de lotera, carreras de caballos, sortija, el
R ELATOS Y TRADICIONES DE MI PUEBLO 133
altura, colgaban argollas con listones de vivos colores y al pasar por este arco
a gran velocidad, montados en sus caballos, tenan que tomar una de estas
argollas a cada pasada (se sealaba con anterioridad el nmero de pasadas
que cada competidor realizara). El que ms argollas acumulaba, era el triun-
fador y era galardonado por la reina de los festejos.
Otro de los eventos tambin ya desaparecido que causaba mucha ex-
pectacin por lo arriesgado era El Gallo Enterrado. Participaban los ms dies-
tros en ese menester. Se llevaba a cabo en un lienzo largo y a determinada
distancia, 60 metros, aproximadamente, en lnea recta y al final de sta en
lnea horizontal enterrados a distancia simtrica tres gallos, de los que sobre-
sala nicamente su cabeza, para que los jinetes a toda carrera en mucho ma-
yor nmero, recorrieran la distancia y al pasar sobre la lnea atravesada, to-
maran un gallo. El que lo haca en menor tiempo se proclamaba vencedor. Era
campen para todo el ao o hasta el prximo evento.
As transcurran las fiestas en mi rancho, donde yo nac, San Juan del
Monte, municipio de Cuquo, Jalisco.
CAMINO A LAS TINAJAS
El da anterior haba llovido demasiado, con ese sonido que adormece un arrullo
de crecientes espumosas y achocolatadas, como se acostumbra decir por es-
tos rumbos. Una tormenta a cntaros, donde no nos queda seco nada, as que
los arroyos venan desbordantes, con una fuerza descomunal de la naturale-
za. Despus de la creciente, las aguas se tornaban limpias, transparentes, to-
man la calma de quien se arrulla al ritmo de la msica clsica de la naturaleza.
Ese domingo por la maana del mes de septiembre, all por los aos de
los sesenta, toda la familia y unos amigos, bamos de paseo a tomar un chapu-
zn en las aguas que corran por el lecho mismo del arroyo conocido como
Las Torcasas, ah pegadito al potrero del limn, donde serva de guarida al
ganado de agostadero.
La salida ya formal, la habamos programado justamente en el predio
del panten municipal. All nos reunamos e inicibamos la caminata, que se-
ran las vas de ferrocarril que diariamente cubra la ruta San Marcos-Guada-
lajara, teida de arrebol, alrededor de las 17:00 hrs. Como olvidar esa gritera
de la chiquillada, del vuelo de sus fantasas y de sus hazaas, armados con sus
rsticas resorteras y llenas las bolsas delanteras de su pantaln con piedrillas
escogidas y seleccionadas previamente, para preparar la cacera, para tirar
resorterazos, a los pajarillos silvestres comestibles, ranas, iguanas o cualquier
objeto que se atravesara en el camino o simplemente botellas que tiraban por
la cuneta los que pasaban por all, colocndolas de blanco en las competen-
cias de tiro.
A pesar de que la vereda est sealada a un costado de las vas, todos los
nios y las nias caminaban saltando, acortando o alargando el paso. Haba
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136 T RADICIONES DE MI PUEBLO
donde el agua hace remolino y nos cubre hasta la cintura, all se establece una
lucha de fuerzas, ah haba muy poca gente en recreo, por eso no nos detuvi-
mos a chismologiar.
Ya nos faltaba muy poco para llegar a la curva de La Gavilana, donde
el tren cargaba el concentrado que bajaban de la mina La Vencedora; polvo
finamente molido, que al toque de las partculas de luz brillaba como tesoro
aurfero que pedamos tener en las manos y simplemente subir y bajar hun-
dindonos hasta los tobillos en un polvo metalrgico; tenamos conocimiento
de ciertas cantidades de oro, plata, fierro y zinc, esas partculas quedaban
pegadas a nuestra piel para lucirla como tesoro que caminaba al ritmo de
nosotros. Ah justo en la curva dbamos vuelta a la izquierda, que es donde
entronca el callejn carretero, mismo que nos lleva hasta las verdaderas Ti-
najas. Ese callejn carretero va al costado del arroyo, adelantito hay un vado
que hicieron para que pasaran los volteos y trocas de la mina y no se atasca-
ran. Ah pasando el vado el camino a Las Tinajas queda a mano derecha.
Ah en el vado comenzaba el festn de los baistas. Tambin se pona
muy bonita, una fogata por ah, otra ms all y otras ms acull. Ah mismo se
viva la romera en familia, msica, juegos como la roa, fajo escondido, en-
cantados, la traes. Como olvidar el tambuche, unos bailando, los mayores
echndose la copa y jugando al domin, la baraja y la pulla (juego de palabras
con doble sentido).
Las mujeres calentando la comida en las fogatas, otras asando la carne,
otra ms cuidando la sorrasca, ya que haban sembrado manteadito. Mas al
fondo estn preparando sndwiches y en otro lado todava ola a sardina pre-
parada con cebolla, cilantro, crema y chile, que coman con tostadas al igual
que el ceviche que al instante preparaban. Se dejaba escuchar el llanto de los
nios, que resbalaban en las piedras; otros que al pisar descalzos se enterra-
ban las espinas de los huisaches, y los ladridos de los perros apechados por-
que les haban ganado la carne en un descuido.
Esa gente de Ahualulco, haca un da de campo a la falda de esa pequea
loma, donde naca la flor de Santa Mara, los nardos, los cacomites, el ans, el
limoncillo, adornadas de girasoles, acautes, cempaschil, al igual que la
fresadilla y la aceitilla, todo con sus colores vivos, muy vivos, que dejan esca-
par el aroma exquisito del perfume verdadero.
138 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Los molinos fueron y son de gran desarrollo social para las familias de nues-
tros pueblos, ya que son otra fuente de empleo para la mujer de fuera de las
urbes. Los molinos juegan un papel importante y trascendente, son las muje-
res las nicas que pueden trabajar en este negocio y slo un varn, quien es el
que pica las piedras de los molinos al terminar la faena del da, se llamaba
picador, cuyo sonido se propaga a distancia por las tardes. Cuando yo era
joven, recuerdo que mi mam me levantaba temprano para mandarme al mo-
lino y por las calles alcanzbamos a las mujeres y nos bamos platicando. En
ratos contemplbamos el amanecer tan hermoso y nos deleitbamos con el
trino de los pjaros, los pichones que salan en parvadas de los huecos del
campanario de la torre de mi pueblo.
En una ocasin, recuerdo que estaba sentada en la banca del molino
esperando mi vasija, cuando la seora Mercedes dice: Les voy a dejar mi balde
de nixtamal y esta vasijita de barro que aunque est un poco vieja, tiene dere-
cho a que la traten con cuidado, ahorita regreso, pero no me vayan a robar la
masa, he. Y la seora Mercedes se fue a su mandado y yo segua observando
cmo la gente se deca de cosas, bromeaba con las molineras, otras gritaban
yo sigo, yo sigo, ndale! muvele porque voy a mandar el lonche, hay nanga,
ya despachaste a Ins, si yo llegu primero, pues s verdad? La atendiste an-
tes que yo, como ella te trajo tamalitos de cuala, ndale, despchame! Dame
mi vasija y yo maana te traigo tamalitos de elote y pinole que me moliste
ayer. En eso llega Mercedes por su masa, y se enoja al ver la vasija de barro
muy vaca y le dice: hey! Ramona Por qu me diste tan poquita masa? Y
contesta Ramona: me traas, y agarra Mercedes la ollita, le saca la masa, la
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140 T RADICIONES DE MI PUEBLO
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144 T RADICIONES DE MI PUEBLO
dos tostadas con manteca y que se pone a comer Ramn. En el ltimo pedazo
de tostada, al llevrselo a la boca, se le resbala hasta el suelo y Ramn, al
tratar de agarrarlo, se va de cuernos y se da un fuerte golpe en la sien y muere.
En el velorio deca la viuda: vieran que de alimento son las tostadas, hasta se
quiso levantar.
Tambin est el caso de Juan Garca que dur tres aos en la agencia de
correos esperando contestacin de su hijo, en donde solicitaba le enviara di-
nero para comprar poquito maz y un piloncillo. Por stos y cientos de casos
comenz la peregrinacin del hambre.
Sucedi que por la noche llegaron soldados y abrieron las trojas porque
hay que decir que mucha gente siempre ha tenido de todo y con un can en la
cabeza cualquier se vuelve muy dcil. Entonces, por la calle Santuario hicie-
ron de comedero para los caballos y los animales eran igual de animales que
los dueos. Amaneci una plancha pisoteada. Para eso la tropa ya haba aga-
rrado camino, entonces la gente se dedic a juntar maz y lavarlo para nixtamal.
Hicieron sus gordas, tomaron camino al sur, estas gordas les duraron tres
das, iban para el sur porque platicaban que para el norte fusilaban a todos los
desconocidos. Era el tiempo en que los villistas andaban chicoteados. Como
sea ese Fierro era muy nervioso y no se andaba con rodeos, de aqu salieron
decenas de familias en distintas fechas. Llegaban, donde haba tropas ah se
acomedan a traer lea, los hombres y las mujeres a preparar el maz para las
tortillas y estaba bien, pero no todos los soldados pensaban igual, los dems
queran a las mujeres como pago, as que varias ocasiones esperaban que se
fuera la tropa para ver qu dejaban tirado por las prisas en que salan. En
ocasiones les iba bien porque dejaban bastante comida: carne seca, maz bue-
no noms, pero bastante. En otras ocasiones slo pedacitos de tostada. Estas
personas se quedaban a esperar con la ilusin de que volvieran para que les
dieran, no le hace que poquito. A varios das de este hecho seguan caminando
hasta encontrar otro campamento de soldados. Era comn que la gente masti-
cara pedazos de cuero, si es que encontraban alguno, lo masticaban como
ahorita cualquier chicle.
Por el Tel, un oso les rondaba los nixtamales y la olla de frijoles a los
que tenan. Luego se puso una recompensa al que lo atrapara: cinco litros de
maz. Una persona se dio a la tarea de velar el rancho, porque fue en una
E L MAZ Y LA PEREGRINACIN DEL HAMBRE 145
comunidad del Tel. Con tan buena o tan mala suerte, se lo encuentra en una
esquina, y le suelta un garrotazo, pero resulta ser don Pedro con un cuero de
borrego y no hubo recompensa. Aqu es donde la gente empezaba a divagar
sobre la comida. Una nia le deca a su mam: cuando nos haces tejuino. Para
esto ya iban en un lugar que se llama Huizila, deca la mam, cuando llegue-
mos a Huejcar. Esto era que no haba para cundo porque llevaban de pere-
grinar 16 meses y le preguntaba la nia a la mam, que ms se puede hacer
con el maz, hija, infinidad de cosas, de las que me acuerdo, como tortillas
gordas, tamales, pinole, condoches, esquite, ponteduro, panochas, gordas de
cuajada, gordas de maz crudo, tostadas, teguino, jocoatole, pozoles, elotes.
Hija te voy a decir cmo se hacen dos cosas, con el maz, pon atencin, por-
que me muero maana o pasado y despus no hay quin te diga. El tejuino se
hace en tiempo de calor, el maz se pone a remojar en un rinconcito de cual-
quier cuarto, bien arropado, se le roca con agua todo el da hasta que nazca,
pero que no crezca la caita, para que no se haga amargosa. Despus de tres
das, se tira un costal en el piso, se le pone poquito del maz nacido, luego que
est extendido se le pone agua caliente. Luego otra capa y agua caliente y as
otro costal y ms agua caliente, hasta que se tiene acomodado el maz nacido.
Se arropa bien con servilletas, como no hay suficientes se le pone pencas de
maguey, encima piedras pesadas para que se aprense bien, al da siguiente se
mueve y se pone en el caso, se cose con raja de vaca, se menea 24 horas. Este
no tiene peligro como el jocoatole, que le hacen ojo y se corta. Y cuando sale
queda un atole muy espeso color cajeta guayaba, se come con cuchara, se
hace tambin agua fresca, slo se le agrega azcar y a veces as sin ms fer-
mentado emborracha.
El jocoatole en tiempo de fro es trabajoso porque a veces se corta, le
llaman el atole con estrellas porque se beba muy temprano cuando todava
haba estrellas antes que amaneciera. Ingredientes: maz colorado crudo, se
pone en una olla con agua y sal cerca de la lumbre, noms se bornea la olla
hasta que se hace agrio. Despus se muele y se cuela, se ponen unos olotes
abajo en el asiento de la olla y cuando estn los olotes morados, ya est listo el
jocoatole. Semillas tostadas, chile, sal. Se muele todo esto y se llama panile,
se sirve el vaso de jocoatole con un chorro de panile y queda como las nubes
cuando se mete el sol, color naranja y morado.
146 T RADICIONES DE MI PUEBLO
Esto est muy bien, lo nico que en est peregrinacin no haba con qu
hacer todos estos antojos, ms que en la imaginacin, dicen que del cuerpo y
de la mente. Estos son los sufrimientos ms duros e intensos, porque amane-
ce y anochece y esa sensacin de vaco y aislamiento en el estmago no se
quita, ms que comiendo, y como no hay qu, es un trauma que los marca para
toda la vida y parte de su descendencia, al grado que los hace hacer cosas
fuera de orden como robar o matar. Dice un dicho popular y nada vulgar: un
nio pobre, no quiere ser hombre pobre.
Volviendo a la peregrinacin, esta gente ya iba para 30 meses y no llena-
ban la panza. Despus de Huizila encontraron por la sierra fruta medio rayada
y a pegarle, que fue un contento y de rato que les pega una disentera, que no
atinaban como restablecerse. Un muchacho noms pelaba los ojos, observan-
do el corredero de gente para una ladera, los pelanguches, y para la otra lade-
ra, las mujeres. En eso le dice un seor: Qu, t no ests enfermo? No seor,
yo no estoy enfermo. Acaso t no comiste fruta. Si com, pero slo la que
estaba comenzada por los pjaros. Dice el seor, lo menso noms lo tienes
por fuera. Al primer rancho que llegaron les dieron una cordial bienvenida,
eso fue por la noche. Por ah les prestaron un rincn, porque eran muchos.
Les ofrecieron agua y la seora de un chiquigite le dio un pan a cada uno, que
le supo mejor que un pipin con papas o un arroz con leche, por el hambre tan
aeja y porque muchos hasta ese da supieron lo que era el pan, pero slo uno
por piocha. Ya recostados, empezaron a comentar: los seores se ven gentes,
pero te fijas, que se ven un poco econmicos, que tal si vamos a pedirles ms
agua y en la menos nos regalan otro pan, siquiera uno para ti y otro para m.
Mejor a tratar de dormirnos, no los conocemos y pueden tormarla por otro
lado, mejor maana dios dir, y vers que maana dios seguir viendo por
nosotros y ves cunto tenemos que salimos de nuestra casa y no nos ha pasa-
do nada grave, siempre a cuidado de nuestra familia y de nosotros.
Y en otra parte los dueos de la casa tampoco dorman. Dice la seora:
te fijaste que sta gente que lleg hoy, vienen ms fregados que todos los
dems que han pasado? Desde dnde vendrn? Quin sabe, lo que s es que
el hambre los ha empujado hasta estos lugares por los remanentes de la gue-
rra. Pobre gente noms pelaban los ojos al chiquigite del pan, pero no les
podan dar ms porque venan muy vacos del estmago, iba a estar peor el
E L MAZ Y LA PEREGRINACIN DEL HAMBRE 147
Por Zacatecas capital, a las 11 pm, llegan 270 vagones de maz, trigo y
sorgo. Por ese motivo est a punto de desaparecer el cultivo del maz aqu en
Mxico, para consumo humano, lo nico bueno que los chinos no han acatado
en mandarnos tortillas piratas, si hubiera quien le interesara realmente este
tema hara un escrito ms profundo al respecto. Tan, tan.
Lic. Emilio Gonzlez Mrquez
Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco
Diseo editorial: Avelino Sordo Vilchis ~ Composicin tipogrfica: R AYUELA , DISEO EDITORIAL ~
Portada: Leopoldo Mndez (1902-1969) El Carrusel (1948) grabado en linoleo ~ Imgenes interiores:
Jos Guadalupe Posada (1852-1913) El jarabe en ultratumba [p. 4] y Jos de Jess Guerrero Galvn
(1910-1973) El templo de La Soledad de Tlaquepaque (1931) leo sobre tela [p. 150] ~ Cuidado del texto:
Vctor Arroyo Domnguez ~ Fotocomposicin: E L I NFORMADOR
Ramn Lpez Velarde siempre pens que
TRADICIONES DE MI PUEBLO
TRADICIONES
los valores de Mxico estn en el recodo
oculto del corazn. Aunque para cantar
a la patria en registro alto, quiso una
vez, como dijo, alzar la voz a la mitad
L o de ac es otra cosa, es el sentir claro e ingenuo, es la esencia viva, es
el latido clido de la sangre, es el recuerdo o la vivencia, es la narracin
de aquellas cosas que se hacan en los pueblos, los que se sombrean en
DE MI PUEBLO
del faro, pero anticip que l siempre el vigor de una gallarda vegetacin, los que se esconden en la hondanada El pueblo jalisciense danza al son de
busc, quiso y se regal en la exquisita de unos cerros, y los que se tienden en la llanura innita golpeada en el cuerdas, vientos y tambores; pinta con
partitura, el tono menor, el delicado azote del sol o de la helada. esos colores que la luz del sol matiza
acento, la idea esbozada en una lnea Aqu est la gente de Jalisco, en todos los escenarios que presta nues- segn su curso por el cielo; crea cono-
sutil. Esto, dijo Ramn, es hablar y sentir tra ancha, hermosa y variada geografa; aqu est el correr de los tiempos cedoras y anecdticas expresiones en
a Mxico en lo hondo, en la autenticidad con todas las peripecias que pusieron una seal en la comarca, aqu est su lenguaje; cocina deliciosos platillos
del sentimiento ms puro, ms difano el paso de la gente por los polvorientos caminos que se entrecruzan de surgidos de su entorno ecolgico, cree y
y ms propio. Ah est el ntimo decoro un pueblo a otro, aqu est Jalisco en fuerza, sangre y aliento, el ms vivo recrea leyendas inauditas que son parte
de un pueblo. que puede traerse de los jaliscienses. de nuestra historia; juega y se divierte
Son los temas de ac, los que se escaparon a la bsqueda de la de mil e inimaginables maneras; elabora
solemnidad acadmica o de la investigacin de los historiadores, de los vasijas y guras con el barro que viene
requiloquios de socilogos, psiclogos y polticos; son los temas, los del suelo hmedo, tiene fe y virtudes ins-
hechos, las vivencias que componen esa otra parte de nuestros pueblos y piradas en sus devociones, y consta de
de nuestra vida, la parte ms sutil, ms escondida, ms honda: latir de la identidades que conforman un panorama
vida, temblar de las bras escondidas del ser jalisciense. social diverso. En n, en los pueblos, en
Y aqu estn hoy las aportaciones recogidas en voz de jaliscienses las cuevas, en las caadas, en las calles,
que en sencillez y verdad, en gracia y emocin, dibujan en ntimo decoro en los barrios, en los campos, nuestras
el alma de Jalisco y de los jaliscienses [Luis Sandoval Godoy]. culturas populares de Jalisco estn vivas,
latiendo y asomndose a los cambios que
estn por venir.
La coleccin Las Culturas Po-
pulares de Jalisco es un esfuerzo
compartido por distintas instituciones
acadmicas, investigadores y la Secreta-
ra de Cultura de Jalisco, que busca re-
gistrar, difundir y reconocer este Jalisco
pluricultural, que no siempre ha sido el
mismo, sino que siempre vuelve para ser
otro, ms complejo, ms sorprendente.
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