Nerón, Cleopatra y Cicerón DER101
Nerón, Cleopatra y Cicerón DER101
Nerón, Cleopatra y Cicerón DER101
1. Nerón
Aunque, bajo su gobierno, no se cometieron las cotidianas crueldades de sus
antecesores, varias circunstancias confluyeron para hacer de Nerón, el
emperador más conocido y el más denigrado de todos. Se estima que esta
calificación errónea se relacionaba con el hecho de que, durante su gobierno,
murieran decapitados y crucificados los apóstoles Pablo y Pedro,
representantes primigenios de aquella nueva religión que había surgido en
Palestina, fundada por Jesús de Nazaret. Así, el fin trágico de los apóstoles y el
de otros muchos cristianos seguidores, propició la ennegrecida leyenda de
Nerón. A partir de este hecho, la historiografía cristiana, lo consideraría como el
precursor de las persecuciones posteriores a los seguidores del cristianismo.
En otro orden de cuestiones, este emperador había nacido en Antium, era hijo
de Julia Agripina y de Enobarbo, aunque también se decía que, en realidad, el
verdadero padre había sido el hermano de la propia Agripina, Calígula–. Al
nacer, su padre, en medio de un delirium tremens producto de una borrachera,
expresó: «De Agripina y de mí sólo puede nacer un monstruo». Estas palabras
no resultaban extrañas frente a un progenitor que había tenido relaciones
incestuosas con su hermana Lépida (la llegada al poder del nuevo Emperador le
habría salvado la vida).
Sin embargo, al poco tiempo quedaría huérfano de padre, y su madre sería
desterrada. Nerón, vivió junto a su tía Domicia Lépida, “de costumbres y
honorabilidad harto discutible”, que se había encargado de un niño
prácticamente abandonado. La vida libertina de su tía se confirmaría con la
designación de sus tutores: Domicia encargó la educación del niño a dos
amigos suyos (un bailarín y un barbero). Al regreso del destierro, su madre,
Agripina, volvió a ocuparse de su hijo, reemplazando a sus tutores por Aniceto,
un individuo aún más inmoral que los anteriores y que la propia tía Lépida.
A los 13 años, fue adoptado por el emperador Claudio, bajo las presiones de su
madre Agripina, de esta forma, tras la muerte del Emperador, el joven Nerón
heredaría el trono imperial. Una de las hipótesis que se manifiestan, considera
que la muerte de Claudio estaba relacionada con el suministro de setas
envenenadas preparadas por Locusta a indicación de la propia Agripina. A su
vez, la madre de Nerón había comprado a los pretorianos (a los que
previamente había sobornado con 15.000 sestercios para que no dudaran al
momento de elegir al nuevo emperador).
Empezaba así un nuevo reinado y un nuevo Emperador en la lista del mayor
Imperio entonces conocido, quien gobernaría sobre más de 70 millones de
ciudadanos romanos. Claro que, oculta tras la figura de su hijo, quien iba a
llevar las riendas de los negocios imperiales iba a ser aquella, todavía joven y
hermosa mujer, Agripina.
Sin embargo, el hijo de Enobarbo (de aenus, bronce, y barbo, barba, como su
padre, Nerón tenía cabellos y barba rojizos), en un primer momento, no
deseaba ocupar el trono imperial, pues era consciente de que le alejaría de su
verdadera buena vida. Ésta, para el joven Nerón, se encerraba en la práctica y
conocimiento de las artes, de las que era un convencido y entusiasta aficionado,
ya que se consideraba a sí mismo como buen cantante, poeta, escultor, actor y
hasta bailarín. Además, estaba convencido también de su experticia en otras
actividades como en la conducción de cuadrigas.
Nerón consideraba que todas estas actividades pasarían a un segundo plano
cuando asumiera como Emperador, lo que explica su reticencia a ocupar el
nuevo lugar, a no ser por las prisas de
su madre, por él ese momento lo hubiera alejado lo más posible. Incluso intentó
rechazar el matrimonio impuesto con la jovencísima Octavia cuando contaba
apenas trece años, matrimonio que, aunque llegó a celebrarse, nunca se
consumaría. Por el contrario, Nerón hizo saber de manera ostensible, que su
auténtica esposa era una mujer llamada Actea, aquella era liberta y meretriz
muy popular en la ciudad. Incluso, la debilidad de Nerón por esta mujer se
prolongaría durante toda su vida, luchando contra la oposición de su madre.
Agripina, no sólo detestaba los amores de su hijo con una inferior, sino que –
según cuenta la leyenda– jugaba el factor celos, pues la esclava venía a
interponerse en las relaciones que excedían los sentimientos materno-filiales de
Agripina y su hijo, que al parecer, era de dominio público.
Nerón inició su reinado a la edad de 17 años de forma pacífica, aconsejado por
sus maestros Burro y el filósofo cordobés Séneca (este último sería amante de
su madre, Agripina, y sería ella la que lo introduciría en la corte imperial). Sin
duda, las enseñanzas del filósofo bético habían hecho mella en el tierno y joven
Emperador, que no obstante haber intentado aquel impregnar el corazón de
Nerón con buenas lecciones, realmente estaba tan apegado a lo pecuniario,
que su fortuna había crecido desmesuradamente al lado de la familia imperial
(algunos historiadores hablan de una fortuna de 300 millones de sestercios en
poder a momento de su muerte).
Tan benefactor aparecía a todos el joven Emperador que se contaba el caso de
que, al tener que estampar su firma en una sentencia de muerte, se resistió a
hacerlo, imbricándola al fin, pero tan contrariado que exclamó: «quisiera el cielo
que no supiera ni escribir!». En otra ocasión, quisieron levantarle una estatua de
oro, Nerón se negó a aceptarla, en razón de esta circunstancia: «Esperad que la
merezca». Así mismo, se conformó con enviar al destierro a un escritor llamado
Galo Veyento, porque se había confesado autor de unos terribles escritos contra
los senadores y la casta sacerdotal.
De esta manera, su gobierno, en un principio estuvo dominado totalmente por la
presencia imponente de su madre; el nuevo Emperador era un muchacho dócil
y tímido que gobernaba a la sombra materna. Esta sumisión se apreciaba
externamente en detalles como el de acurrucarse a los pies de Agripina, cuando
estaba sentada en el trono imperial, y en el de caminar a pie en paralelo a la
ostentosa litera de su madre, acompañándola en los desplazamientos por las
calles de Roma.
A su vez, se apasionaba por los festejos de tal forma que cualquier suceso era
la excusa para organizarlos: la aparición de su primera barba dio lugar a la
organización de los primeros Juegos de la Juventud. No obstante, esta buena
idea derivará en el inicio de la depravación y lo más disoluto que se entronaría
intramuros del palacio imperial.
En sus primeros tiempos, otros detalles gratos del nuevo Emperador
sorprendían a la gente: sus grandes dispendios al organizar, sin descanso, toda
clase de diversiones y espectáculos para los romanos, actuando como “padre
bondadoso” que impedía la muerte de los gladiadores que luchaban en el circo
(incluidos los prisioneros de guerra y los condenados por la justicia). Además,
como se proclamaba artista universal, se empeñó en diseñar las nuevas casas
de la ciudad del Tíber, intentando limitar los lujos excesivos de las mismas. A su
vez, proyectó prolongar las murallas de Roma hasta el puerto de Ostia.
Sin embargo, a partir de la muerte de su madre, Nerón cambiará rotundamente
la dirección de su gobierno: ordenó la ejecución de sus dos maestros, Burro y
Séneca, y a otros artistas y literatos (como el poeta Lucano, sobrino de
Séneca). Progresivamente instauró una época de delirios y locuras asesinas.
No obstante, antes de realizar cualquier conclusión apresurada frente al cambio
de política de gobierno, sería conveniente entender que su maestro y el filósofo
cordobés, se habían embarcado en una conspiración para eliminar a Nerón y
sustituirle por su antiguo preceptor cordobés.
Pero esta razón, no resuelve de manera acabada el motivo del rotundo cambio.
Entonces ¿a qué se debió el cambio?
Una posible respuesta sería la influencia del factor hereditario: como se sabe,
Nerón pertenecía a la familia Julia-Claudia, una dinastía con representantes tan
fuera de lo común en cuanto a patologías mentales como Cayo Julio César,
Octavio Augusto o Tiberio.
El primero, había sido un obseso sexual (como denominaríamos hoy), tan
volcado en los placeres genésicos que no hacía distingos entre hombres y
mujeres, aunque eran éstas, desde las desconocidas hasta las esposas de los
senadores, las que corrían más peligro («Encerrad a vuestras mujeres, que
viene el calvo!» quedó como frase hecha que avisaba de las razzia del general
asesinado por Bruto). En cuanto a Octavio Augusto, primer Emperador romano,
siempre tuvo una salud delicada, no aguantando ni el frío ni el calor, era muy
bajo de estatura, cojeaba y tenía la piel manchada. Como su padre adoptivo y
pariente, se le puede considerar bisexual, y como con Julio César, tampoco las
mujeres podían estar muy seguras a su lado. Por fin, Tiberio reunió en su
persona todos los desenfrenos y nadie dudaba que estaba poseído por una
peligrosa clase de esquizofrenia, cuyos síntomas, por cierto, aparecían
agudizados en Calígula. En fin, de la misma familia, con parentescos más o
menos cercanos, fueron germánico, Livia Drusila o su predecesor, Claudio, un
emperador considerado como imbécil.
Como se ve anteriormente, de toda esa ascendencia no podía salir nada bueno,
y en Nerón parecieron confluir todos los desequilibrios de sus antepasados y
familiares. A raíz de ello, empezó a actuar fuera de sí: ordenó matar a Británico,
hijo de Claudio y sucesor al trono, que había presenciado la muerte de su padre
cuando tenía 12 años, bajo el veneno de Locusta.
Se debe realizar, una consideración en torno a este hecho: Nerón, como premio
a la preparación de sus venenos, premió a Locusta con la impunidad, grandes
extensiones de tierras y la autorización para que tuviera discípulos en el arte de
preparación de líquidos letales. La misma envenenadora falló en una primera
ocasión, con su pócima destinada a matar al joven hijo de Claudio. No obstante,
luego logró su cometido y a la muerte despiadada de Británico se sumaba la
presencia del joven Nerón complacido y risueño, frente a la lentísima agonía de
su presunto rival. Él mismo había suministrado la pócima mortal a su odiado
enemigo, al que su madre ponía continuamente como ejemplo de joven
bondadoso y dedicado al estudio, además de ser ajeno a cualquier ambición de
poder. Nerón se ensañó con las personas más próximas a su entorno: las
víctimas fueron tres mujeres: la primera, su propia progenitora, Julia Agripina,
después seguirían sus dos y sucesivas esposas: Octavia y Popea.
La necesidad de venganza y rebeldía estaban presentes en la figura de Nerón
desde un comienzo: un primer intento de rebeldía surgió ante el odio de
Agripina por la liberta Actea, oposición que el Emperador acabó por no digerir
dado el apasionamiento para con la ex meretriz. En este sentido,
progresivamente fue germinando en su cerebro la idea de desembarazarse de
Agripina, convirtiéndose en obsesión cuando tuvo a su lado a su segunda
esposa, Popea. El primer intento de acabar con la vida de su progenitora
fracasó tras un fallo técnico: se trataba del lecho materno, donde unos operarios
habían transformado el techo del dormitorio colocando planchas de plomo que
debían caer, al accionar una palanca, sobre la regia durmiente, aplastándola
literalmente. Pero la víctima pudo escapar y herida levemente, encerrarse en
una de sus villas. El fracaso de aquel intento de asesinato sumió al hijo en una
pesadilla continua en la que no lograba ahuyentar un miedo terrorífico,
pensando Nerón y no le faltaba razón en que, dado el carácter de su madre,
podía matarlo a él en venganza por su intento fallido.
Sin embargo, nada detuvo al rencoroso Nerón. Así, transcurridos unos días,
volvió a la idea de intentar de nuevo la eliminación de quien le había llevado en
su vientre. Había pensado en un barco trucado para su crimen, en el que iría su
madre, que previamente se había dirigido a las fiestas de Minerva cerca de
Nápoles. Nuevamente, el dispositivo falló y aunque la barcaza se partió en dos,
su madre, que era una gran nadadora, pudo ganar la orilla del golfo de Bayas.
Aún más aterrorizado que la vez anterior por este nuevo chasco, ordenó que, de
inmediato, mataran definitivamente a aquella mujer que parecía reírse de él
desde una aparente inmortalidad. Será un incondicional del Emperador, Aniceto,
el que hunda su espada en el vientre de Agripina. A su vez, visitó el cadáver
desnudo de su madre y, según Suetonio, lo examinó y acarició durante largo
rato. Después, presa de un aparente arrepentimiento, se ocultó de la mirada de
todos.
También eliminó a sus dos esposas sucesivas, Octavia y Popea. La primera
llevaba una vida oscura y alejada de la vida activa fuera de Roma. Popea el
nuevo capricho del Emperador exigía a éste compartir el trono para lo que,
obviamente, estorbaba la Emperatriz nominal. Loco por Popea, aquella
espléndida pelirroja (se la consideraba una de las mujeres más hermosas de
Roma), el destino de Octavia estaba escrito. Al principio, Nerón intentó
divorciarse de su esposa, pero las razones que exigía la ley no estaban muy
claras, por lo que el éxito era dudoso. Entonces se decidió a dar el paso
definitivo, aunque eliminarla no iba a ser fácil, pues el pueblo estaba con ella, y
las contadas veces que salía por las calles la gente la vitoreaba con el cariño de
las masas para con las gentes aparentemente desvalidas. No obstante, Popea
seguía apremiando, y Nerón acudió, de nuevo, a los servicios de su
incondicional Aniceto, que repitió crimen (antes había matado a Agripina) y
ejecutó a la Emperatriz, a quien obligó a abrirse las venas y desangrarse hasta
morir.
Octavia encontraría la muerte rápidamente, prácticamente virgen tras su
matrimonio, había sido desterrada a la isla de Pandataria, y allí mismo sería
sacrificada. Su cadáver fue decapitado, y su cabeza llevada por Aniceto como
un trofeo a la victoriosa Popea, que se vanaglorió en el rostro doloroso de aquel
despojo. Eliminados los obstáculos, Nerón y Popea iniciaron la que parecía ser
una etapa de bondades que no tendría fin.
Los dos amantes se entregaron absolutamente a toda clase de fiestas y goces,
apurando hasta la última gota el néctar de la felicidad. Sus festejos y sus orgías
los llevaban a mostrarse como dos dioses espléndidos para lo cual, era un
secreto a voces, Popea y Nerón consumían en cantidades extraordinarias toda
clase de cosméticos y perfumes, continuamente gastados e inmediatamente
repuestos por atentos proveedores. Sin embargo el reinado de Popea no sería
muy largo, y al final, acabaría como sus predecesoras.
Este sentimiento controvertido hacia su nueva esposa se desató tras la muerte
del heredero fallido (Augusto), quien moriría con pocos meses. Sin embargo,
Popea, volvió a quedar embarazada, lo que volvió loco de contento al
Emperador, que sintió renacer los sentimientos paterno-filiales. Pero una noche,
tras regresar de uno de sus interminables banquetes a los que asistía desde el
mediodía hasta la medianoche, Nerón ebrio, propinó una patada fortísima en el
ya abultado vientre de Popea, que le provocó una muerte casi inmediata. Ante
estos terribles hechos, se propagaría la idea de que todo había sido la
realización de un plan premeditado por él que pretendía eliminar de su vida a
Popea, sin embargo, muchos historiadores se inclinan a hablar de accidente
fatal con un resultado inesperado y accidental de muerte, tanto del bebé aún
dentro de las entrañas de la Emperatriz como la propia madre.
Aquí no se terminaría la larga lista de víctimas de segundo orden como, por
ejemplo, su tía Lépida, a la que visitó en su lecho, tras desearle una pronta
recuperación, ordenó confidencialmente a médico que la purgase
definitivamente. A su vez, robó su testamento de forma inmediata, con lo que se
apropió de todos sus bienes.
También ordenó matar a una hija de Claudio, Antonia, porque habiendo
prometido hacerla su esposa, ella le había rechazado los deseos del
Emperador. Aunque en estos casos y en algún otro, el todavía humano Nerón
sufriría demás de estos crímenes grandes conflictos de conciencia. No obstante,
muy pronto se impondría aquel monstruo que profetizara su padre, que acabará
por justificar sus crímenes. Al respecto, Nerón sostenía que había que apurar
las «posibilidades del poder», no exilotadas lo suficiente por sus predecesores,
en el sentido de imponer su voluntad absoluta sobre el Imperio.
En este sentido, haciendo realidad sus propios enunciados, mandó eliminar a
Atico Vestino para juntarse con su viuda Estatilia Mesalina. Incluso, llegando a
extremos absurdos, mató a su hijastro Rufo Crispitio porque alguien le dijo que
el niño se divertía en sus juegos llamándose «el Emperador», lo que para la
mente anormal de Nerón significaba que aquel pequeño le robaría el trono
algún día.
Liberado de las ataduras y la presencia familiar, se dedicó a vivir, dando entrada
en palacio a un ejército de cortesanas y de histriones con los que se dedicaba a
organizar grandes fiestas y nuevos juegos para el pueblo y para él mismo.
Teniendo en cuenta que se consideraba un gran artista polifacético e inspirado,
nadie ponía en duda la autenticidad del arte del Emperador, ¡…y pobre del que
lo desdijera!, pues podía acabar como el deslenguado Petronio, el autor de
Satiricón. Aunque hay que apuntar que este poeta compaginaba sus creaciones
literarias con diversas campañas y conjuras contra el Emperador, había sido un
antiguo amigo, cuando ambos eran más jóvenes, lo que le hizo confiarse y
acabar por despertar contra él la furia imperial. Nerón ordenó a su antiguo
amigo que se suicidara. Muy digno, el desvergonzado escritor reunió en un gran
banquete a sus amigos y a un grupo de meretrices. Tras la orgía que siguió al
ágape y tras declamarse inspirados versos, Petronio se abrió y cerró varias
veces las venas, dando tiempo a que un criado le trajera un preciado vaso que
sabía muy deseado por el Emperador y que, de inmediato, hizo añicos contra el
suelo. Al poco rato murió.
Entre sus actos de gobierno, el emperador recuperó los juegos y las diversiones
para el pueblo de Roma, tras estar prohibidos en la anterior etapa de Tiberio. Se
entregó totalmente a las atracciones del circo sin evitar, a veces, intervenir él
mismo en los diferentes cuadros. Para ello, creó una escuela de gladiadores
donde se entrenaban estos luchadores que, después, luchaban en la arena con
otros gladiadores o con las fieras.
Se sabe que bajo el mandato de Nerón llegó a contarse con más de 2.000
individuos perfectamente entrenados y preparados. Incluso impuso, de una
especie de broma, a sus senadores y nobles, a que de vez en cuando, bajaran
ellos mismos a la arena y se pelearan entre sí, igualándolos de esta manera con
esclavos y prisioneros, cantera de los gladiadores. Estas bromas terminaron con
la vida de 400 senadores y un número mayor de hombres libres.
Como anteriormente se señaló, el deceso de su madre, trastornó aún más a
Nerón, tornándolo desconfiado hasta el paroxismo, quebrando con cualquier
limite moral (no distinguía entre amigos o enemigos) mezclando a unos y a otros
en una irrealidad nefasta. Por ese entonces se descubrió la llamada
conspiración de Cayo Pisón, tan minuciosamente preparada que hasta se fijó el
día y el mes para llevarla a cabo: exactamente el 19 d abril del año 65. Con
años de retraso, Pisón se vengaba de la humillación que Calígula le infligió el
mismo día que celebraba el banquete de su boda con Livia Orestila, la que
poseyó cuanto quiso en su palacio. Pero al estar mucha gente al tanto del
complot (senadores, miembros de la nobleza, soldados y hasta el preceptor de
Nerón, el filósofo Séneca), la noticia de lo que se preparaba llegó a oídos del
Emperador, que lo atajó inmediatamente. Los legionarios ocuparon el Templo
del Sol (elegido para realizar la venganza) impidiendo que la acción se lleve a
cabo. Poco después se iniciaba el juicio contra todos los detenidos, y no sólo
contra ellos, sino contra todas las ramificaciones detectadas en compulsivas
denuncias que se amontonaban en el Palatino.
Luego de la masacre, el mismo Tácito expresaba que “la ciudad estaba llena de
cadáveres”. A su vez, esta conspiración frustrada aumentaría los temores del
Emperador, de tal manera que ordenó clausurar el puerto de Ostia y cerrar el
curso del río Tíber, para evitar que llegaran los que pretendían acabar con él.
Rodeado de los únicos soldados en los que confiaba, los germanos, se encerró
en el Palatino y allí se dedicó a toda clase de excesos, como quien presiente
que le queda poco de vida. De este modo, decidió abocarse a sus antiguos
deseos ocultos, entregándose a todo tipo de prácticas y excesos extremos.
Aburrido del amor más o menos habitual, se lanzaría a unas relaciones digamos
equívocas, de tal manera que se le conocieron dos amantes: Esporo, un joven
bellísimo a quien mandó mutilar sexualmente para así, mientras ser castrado y
vestido con las mejores galas femeninas que habían pertenecido a emperatrices
anteriores, poder casarse con él públicamente.
Cuando recuperó las ganas de vivir decidió trasladarse a Grecia, ya que Roma
había perdido el encanto, ya no era su ciudad. Así, en agosto del año 66 se
puso en marcha la gran caravana de artistas que tenían como destino Brindisi y
luego Corinto. La corte ambulante que acompañaba a Nerón estaba
conformada por cantantes, danzantes, músicos, coristas y hasta modistos.
Durante su estadía en Grecia, contrajo matrimonio con el joven Esporo. En este
sentido, el “amor desaforado” por este bellísimo joven, tenía su origen en su
parecido con Sabina Popea. Cuando el emperador decidió terminar con la vida
de su segunda esposa, mandó castrar a Esporo. Luego, ordenó que lo vistieran
con túnicas femeninas, y organizó la ceremonia matrimonial. Se llevaron a cabo
grandes festejos en diversos lugares de la península helénica en honor de los
novios. Nerón, obsesionado por Esporo-Popea, llegó a obligar a su esclavo-
esposa a que se sometiera a una intervención, donde los cirujanos debían
practicarle una incisión en el sexo que le facilitase, en caso necesario, poder dar
a luz a un heredero.
Durante un año de ausencia de Roma, Nerón pudo dar rienda suelta a sus
grandes aficiones que, desde su juventud, le tentaban. Sin embargo, en una
oportunidad el oráculo de Delfos le advirtió que, en una fecha determinada, su
vida corría peligro y le invitaba a que se cuidara. La predicción provocó el
retorno inmediato a Roma desatando nuevamente todo tipo de temores. Antes,
en otra consulta al oráculo de Apolo de la misma ciudad, interpretó la profecía
del mismo como una garantía de que hasta esa edad no moría. No obstante, se
trajo de Grecia un nuevo espectáculo inventado por él: las Justas Neronianas,
una mezcla lúdica de canto, baile, música, poesía, gimnastas, caballos y
oratoria. En realidad se trataba de una especie de espectáculo total que el
Emperador instituyó para que se celebrara cada lustro. Él, más espectador que
partícipe, sin embargo se reservaba el canto, del que estaba convencido de ser
un gran intérprete. Durante sus actuaciones llegó a reclutar a 5.000 plebeyos a
los que instruía en la forma de aplaudirle (en tres intensidades), mientras
prohibía terminantemente que nadie abandonara sus localidades, de tal forma
que allí se produjeron partos, muertes e imprudentes imprecaciones y
maldiciones contra el Emperador. En general, el costado artístico del Emperador
llamaba la atención del pueblo, ya que sus antecesores habían carecido de
igual sensibilidad artística.
Sin embargo, tal sensibilidad en otro orden de cosas brilló por su ausencia.
Respecto a esta cuestión, violó a una sacerdotisa llamada Rubria, dando cuenta
de que sus prácticas religiosas eran bastante magras y el respeto por las
mismas, mínimo. También solía recubrirse con una piel de animal con la cual
destrozaba los genitales de hombres y mujeres en un acto depravado, luego
descargaba su libido con su liberto, Dióforo. En esta relación el Emperador tenía
un rol femenino, hasta incluso, una vez celebrada la boda, y vestido para la
ocasión, en su primer noche de bodas (donde hubo hasta testigos) se
presenciaron los gritos y gemidos que reproducía el propio emperador,
aludiendo a la condición de “recién casada”.
Ahora bien, como se expresaba al comienzo de este apartado, Nerón sería
considerado por los historiadores cristianos como aquel precursor de las
persecuciones a los seguidores de las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Sin la
insistencia de la literatura y el santoral cristianos, que estimularon la leyenda de
la maldad del Emperador con los primeros seguidores de Pedro y Pablo, puede
que Nerón fuese uno más de los emperadores. No obstante, fue un hecho
innegable el que, bajo el reinado de Nerón, se inició una persecución de la que
los historiadores romanos llamarán secta maléfica, por la que murieron muchos
de aquellos esclavos al ser utilizados como cobayas sobre los que la cómplice
del Emperador, la envenenadora Locusta, probaba los nuevos venenos que
preparaba continuamente bajo la supervisión, y el entusiasmo, del Emperador.
Además, durante su gobierno que se produjo el incendio de Roma en el año 64.
Este incendio fue el más conocido de la Historia y puede que el más falsamente
narrado, pues parece que el pretendido pirómano no sólo no quiso incendiar la
urbe sino que, una vez destruida, se puso a la tarea de levantarla otra vez, pero
más monumental y extraordinaria. Comenzó el 18 de julio del año 64, Nerón
disfrutaba de su retiro veraniego de Anzio. Durante la noche, el Emperador fue
despertado por un correo que le comunicaba el hecho fortuito, Roma ardía tras
el inicio de las llamas en las cercanías del circo Máximo. Preocupado por la
extensión de las llamas, montó su caballo inmediatamente, y galopó los más de
40 kilómetros que le separaban de Roma hasta avistar el resplandor de la gran
hoguera que devoraba la capital del Imperio. Incluso, pensó en la posibilidad de
que el fuego llegara a su mansión del Palatino, y consumiera sus amadas obras
de arte encerradas en la residencia imperial. Desde un mirador estratégico
apreció la gravedad de la catástrofe: más de 500 metros de llamas que se
extendían y avanzaban sobre aquella ciudad de más de un millón y cuarto de
habitantes.
El incendio duró cinco días, y destruyó 132 villas privadas y cuatro mil casas de
vecinos. No se pudo probar el origen ni la realidad del ornamento de la
pretendida oda (lira en mano) a la ruina de Roma por parte del Emperador.
Tácito dudaba de esta acusación, aunque Suetonio la dio por válida (según este
historiador, el recital poético declamado en tan insólita ocasión tenía un título:
La toma de Troya), será siglos después cuando los padres de la Iglesia
achaquen al Emperador un incendio que, a su vez, Nerón había cargado en la
cuenta de los entonces subversivos adoradores de Jesús.
El emperador llevó a cabo una política tendiente a contrarrestar los daños
ocasionados por la catástrofe. En este sentido, mandaría levantar muchas
barracas para alojar a los damnificados por las llamas e, incluso, en un primer
momento abrió las puertas y jardines de sus palacios para acoger a los que lo
habían perdido todo. Además, importó rápidamente provisiones y abarató por un
tiempo las existencias. Pretendía reconstruir totalmente la ciudad eliminando la
madera en el levantamiento de las nuevas casas y apostando, por el contrario,
por la piedra. Sin embargo, empezó la reconstrucción por sus propias estancias,
pues aprovechando los solares nacidos del desastre, empezó la construcción de
su nuevo palacio llamado Domus Aurea, un despilfarro de columnas
marmóreas, jardines lujosos, hermosas fuentes y atractivos lagos artificiales.
Nerón en poco tiempo se vio asediado por los rumores y las críticas severas a
su gobierno: sumado a ello, historiadores benevolentes como Tácito, Suetonio o
Lion (que vivieron después y nunca llegaron a conocerle), pertenecían a otros
reinados (con emperadores de otras dinastías diferentes a la de los Claudios).
Entonces llamó a la única mujer que, corno él, vagaba por las estancias
palaciegas, la envenenadora Locusta, a la que le suplicó que le preparara una
fuerte tintura biliosa que guardó en una cajita dorada. Cada vez más
enloquecido, pensó en huir a Egipto, donde creyó que no le encontrarían los
soldados del general Galba. El sublevado y nuevo gobernante de facto había
advertido que no quería ser nombrado con el título de, conformándose con ser
el general del pueblo romano.
Pronto llegaría el final. Ante el hecho de que no tenía a nadie a quien
comunicarle sus planes de huida, decide comentárselo a su criado Faonte,
quien le propone que se esconda en su casa, en una gruta ubicada en la quinta
de aquel humilde liberto. Nerón accede acompañado de algunos
incondicionales, aunque al llegar a un campo, intenta suicidarse con un puñal
sin éxito. Ante el fracaso del suicidio, Nerón llamó en su ayuda a su secretario y
escudero, Epafrodito, para que impulsara su brazo con la fuerza capaz de
producirle la muerte, orden que fue cumplida al instante. Antes de expirar, el
Emperador aún tuvo humor para afirmar: «qué gran artista pierde el mundo!»
para, inmediatamente, concluir con esta pregunta: «Les ésta nuestra
felicidad?». Los ojos brillantes del cadáver de Nerón, aun aterrorizaban a los
que les rodeaban. Su cuerpo fue envuelto en un manto blanco recamado en
oro. Los gastos del sepelio lo pagaron sus dos nodrizas, Egloga y Alejandria, y
su humilde ex amante (puede que fuese a la única que amó), la corintia Actea.
Con el permiso de Galba, la humilde y dulce Actea, tuvo acceso al ilustre
muerto. Así, lo desnudó, lo lavó y lo envolvió en aquel manto blanco bordado en
oro que Nerón llevaba puesto. Trasladado el cadáver a Roma, ordenó hacerle
unos discretos funerales. Después, llevó los restos hasta el monumento a
Domiciano, en la colina de los Jardines, lugar elegido por Nerón para la
construcción de una tumba de pórfido y mármoles. Luego de prepararlo en su
camino a la eternidad, permaneció una jornada completa estática y muda ante
la tumba. Al caer la noche, descendió de la colina y, sin volver la cabeza,
continuó su camino hacia el valle Egeria.
Se estima que los anhelos de inmortalidad a través del tiempo, tuvieron dos
ejemplos: su deseo de llamar al mes de abril Neroniano, y su idea de darle a
Roma un nuevo nombre que la proyectara sobre los tiempos futuros: Nerópolis.
Al morir, cumplía 32 años de edad y 14 de reinado, tanto contemporáneos y
futuros historiadores se ensañarían con su reinado. Sin embargo, el pueblo
romano se negaba a aceptar la desaparición de Nerón, esperando su regreso.
Esta situación un tanto extraña no se repitió con sus predecesores. Se
rumoreaba que en realidad había desembarcado en Ostia y, después, había
emprendido viaje a Siria. Desde allí, decían, Nerón volvería a recuperar su trono
y a gobernar el Imperio.
2. Cicerón
Cuando el pretor LUCIO SERGIO CATILINA decidió prender fuego a roma para
hacerse con el poder fue cicerón quien descubrió su emboscada y acudió al
senado con sus discursos incriminadores algunas de las frases que uso el
orador en los 4 discursos contra catilina aún se usan hoy en día la exclamación
más conocida es (O TEMPORA O MORES) (QUE TIEMPOS QUE
COSTUMBRES) el descubrimiento de la emboscada de CATILINA le otorgo una
gran fama.
Rodeado de tantos a lagos marco tulio cicerón llego a creer su singularidad pero
llego a comprender que no era capaz de competir en el triunvirato formado por
SESAR, POMPEYO y CRASO.
Cicerón intento aplicar la pena de muerte a CATILINA sin que el acusado fuese
antes a juicio se le achacado demasiada dureza en el la representación de los
sublevados y de nuevo fue enviado al exilio cicerón intento buscar apoyo en el
senado tras un intento fallido suplico en apoyo de la gente del pueblo de los
comunes pero todo fue en vano esta vez el famoso orador quien avía aparecido
tantas veces ante el público como fiscal y abogado considero que su defensa
era imposible y accedió al exilio voluntario en un año y medio cicerón fue
autorizado para volver a roma afirmaba que la vuelta no le parecía como
solamente la vuelta de un exilio sino que le parecía como alcanzar el cielo
cicerón rondaba ya los 50 años cuando decidió dedicarse plenamente a la
literatura vivió en las afueras de roma y compuso escritos teorías sobre el
estado, oratorias y filosofía como de república reflexionando sobre su vida que
avía estado llena de altos y bajos cicerón afirmo (ERAR ESTA EN LA
NATURALESA DE LAS PERSONAS PERO SOLO LOS NECIOS
PERSEVERAN EL LOS ERRORES ) tras la muerte de CAYO JULIO SESAR
volvió a la política y se opuso con todas sus fuerzas a su discípulo MARCO
ANTONIO describiendo contra él, sus famosas criticas cicerón afirmaba que el
dictador avía muerto pero la dictadura seguía viva y que el mismo cicerón
estaba preparado para ofrecer sus servicios por el bien de la republica el orador
pensaba que iba a salvar al estado una vez más pero esta vez los grandes
discursos de cicerón no cambiaron la situación de echo su ataque directo hacia
el gobernador que se fortalecía por momentos tuvo grandes consecuencias
cicerón fue amenazado con la muerte intentando salvar su vida a los 63 años
escapo una vez más de roma pero los asesinos enviados por MARCO
ANTONIO dieron con él y lo mataron la cabeza de cicerón se exhibía cerca del
estrado donde años a tras el propio orador avía pronunciado tantos de sus
famosos discursos una amplia cantidad de discursos cartas a si como tratados
de retórica política y filosofía de cicerón han llegado hasta nuestros días
cantidad de generaciones de juristas en tiempos pasados y actuales aun
estudian las obras del genuino orador romano que afirmo (NASCUNTUR
POETAE FIUNT ORATORES)(LOS POETAS NACEN LOS ORADORES SE
HACEN).
3. Cleopatra
Su padre fue Ptolomeo XII y su madre probablemente fue Cleopatra VI, aunque
otras fuentes aseguran que era hija de una egipcia de clase alta. Cuando
ascendió al trono de Egipto, a los 18 años, Cleopatra ya había desarrollado un
atractivo irresistible, fruto de una intensa educación y de su presunta belleza.
Poco más se conoce acerca de los primeros años de la vida de Cleopatra. Su
figura está irremediablemente ligada a los últimos años de la historia de Egipto,
un período que supuso la decadencia de una larga estirpe: la de los Ptolomeos.
Pero sobre ella también se cernió un destino fatídico: se esposó con Arquelao,
gobernante de Asia Menor, un imperio vecino y poderoso que era visto con recelo
por parte de Roma. Ptolomeo XII, subordinado al imperio de Roma, derrotó a las
tropas de su propia hija, y al entrar en Alejandría, ordenó ejecutarla acusada de
traición. Así, Cleopatra asumió el trono de Egipto. La joven faraona, que amaba
la historia de su país, podía hablar y leer la lengua faraónica, uno de los motivos
por el cual se granjeó el reconocimiento de sus súbditos egipcios.
La historia dice que Cleopatra subió al trono de Egipto cuando tenía apenas
diecisiete años, a la muerte de su padre Tolomeo XIII Dionisio I, llamado Auletes.
Debía compartir el poder con su hermano Tolomeo XIV Dionisios II, que en
aquella época contaba con nueve años de edad.
Es entonces que se dedica a intrigar contra el rey. Hace todo lo posible para
bajarle y hacerle caer. Pero lo cierto es que, también, había otros al tanto de todo
esto que sucedía. Dada la corta edad de ambos, quienes realmente reinan en
Egipto son los altos dignatarios designados a tal fin por su padre Tolomeo XIII, y
ellos se encargaban de que las cosas marchasen lo mejor posible.
JULIO CESAR:
La reina se refugia en Siria, donde recluta un ejército para que luche contra su
hermano. Por aquella época, el Imperio Romano se hallaba desgarrado por
luchas intestinas. Julio César había vencido en Farsalia a Pompeyo. Éste, con el
resto de su destrozado ejército, se había internado en Egipto.
El difunto faraón sabía que, si fuera necesario, César ordenaría los asuntos
egipcios. Así pues, fiel a la palabra dada a Tolomeo, Julio César cita a ambos
hermanos e intenta que lleguen a un acuerdo razonable. De este modo evitaría
una guerra tan perjudicial tanto para Egipto como para Roma.
A partir del año 43 a. C., tras su regreso a Egipto, Cleopatra, temiendo que su
hermano-esposo Ptolomeo XIV, que ya contaba con 15 años de edad, quisiera
tener más poder del que a ella le convenía, lo envenena y establece a Cesarión
como su corregente a la edad de 4 años. El estado en que encontró a su reino
fue muy desalentador
MARCO ANTONIO:
Marco Antonio era un general y político romano, amigo de Julio César, que había
sido comandante jefe en su ejército. A raíz del asesinato de éste, persiguió a los
culpables, Marco Bruto y Cayo Casio y además supo enfrentar al pueblo romano
contra ellos y ganarse el apoyo y la inclinación de las gentes hacia él. Al surgir
otros dos rivales, el 23 de noviembre de 43 a. C., la Lex Titia oficializaba el pacto
entre los tres por un período de cinco años: acababa de crearse el Segundo
Triunvirato, que reunía a Antonio, Octavio (heredero político designado por Julio
César) y Lépido, antiguo jefe de la caballería de César que se pasó al lado de
Antonio. Se desencadenó de esta manera una guerra civil entre los partidarios
del triunvirato y los seg.
Marco Antonio llamó en su ayuda a la reina Cleopatra, para que acudiera con sus
naves a Tarso, en la actual Turquía, pero la reina no quería que Egipto entrara en
una guerra civil de los romanos y tampoco se fiaba de él. Finalmente cedió a la
reunión con la condición de que ésta se desarrollara en su propio barco,
considerado donde fuere que estuviese anclado como suelo egipcio. Se
encontraron en Tarso en el (41 a. C.). Aunque Egipto estaba al borde del colapso
económico, Cleopatra navegó con los remos de plata, las velas púrpuras y todo
el lujo al que estaba habituada, hasta se vistió como Afrodita, la diosa del amor.
El encuentro duró cuatro días. El resultado de este viaje fue que ambos
personajes se ‘’enamoraron’’, que Cleopatra convino en prestarle la ayuda
económica que le pedía a cambio de que Antonio ejecutase a su hermana
Arsinoe IV, a quien consideraba una continua amenaza, como así se hizo, y que
Marco Antonio decidió quedarse en Egipto al lado de Cleopatra. La pareja pasó
junta en Egipto el invierno de 41-40 a. C. disfrutando de los máximos lujos y
fiestas continuas. Pero los asuntos de Roma llamaban al general y en el año 40
a. C. tuvo que regresar a la capital del Imperio. Allí cumplió con la promesa de
casarse con Octavia, hermana de Cayo Julio César Octavio Augusto, el futuro
primer emperador de Roma y sobrino nieto de Julio César. Octavio (que así se le
llamaba entonces) era gran amigo de Marco Antonio, aunque con el tiempo y los
acontecimientos, esta amistad se vio truncada.
Tras la marcha de Marco Antonio a Roma, Cleopatra dio a luz dos niños
gemelos, Cleopatra Selene II y Alejandro Helios. No volvieron a encontrarse
hasta cuatro años después. Él regresó a Egipto en otoño del 37 a. C., durante el
curso de una campaña contra los partos, y contrajo matrimonio con Cleopatra
(sin repudiar a Octavia). Marco Antonio cedió a su esposa Chipre, Fenicia y
Creta, y Egipto volvió a tener una extensión similar a la de los tiempos de los
primeros Ptolomeos. Tuvieron otro hijo (Ptolomeo Filadelfo), llevaron juntos una
vida de lujo y derroche, y nombraron a sus vástagos herederos de varios Estados
satélites como Armenia y Cirene (34 a. C.).
MUERTE DE CLEOPATRA:
Los planes de Octavio eran tomar a la reina como prisionera y exhibirla en Roma
durante la tradicional ceremonia conocida como Triunfo, simbolizando con ello la
superioridad y la victoria sobre la humillada enemiga a la que el pueblo de Roma
tanto odiaba. Esto aumentaría más si cabe su respaldo popular e impulsaría
decisivamente sus aspiraciones políticas.
Cleopatra se percató del final que la esperaba tras entrevistarse con Octavio, un
hombre frío y calculador que a diferencia de César y Antonio no podría seducir o
sugestionar de ningún modo. Viendo, pues, su futuro como esclava, tal vez en el
reino del que había sido soberana (convertido ahora en la provincia romana de
Egipto), Cleopatra eligió morir y tomó la decisión de suicidarse. Según la versión
más extendida, pidió a sus criadas Iras y Charmion que le trajeran una cesta con
frutas y que metieran dentro una cobra egipcia, responsable de su muerte, a
finales de agosto del año 30 a. C. Otras versiones relatan que se quitó la vida al
conocer el suicidio de su esposo. Antes de fallecer escribió una misiva a Octavio
en la que le comunicaba su deseo de ser enterrada junto a Marco Antonio, y así
se hizo.
4. Bibliografía
https://es.wikipedia.org/wiki/Cleopatra
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/cleopatra-la-
reina-mas-joven-de-egipto_6795
http://www.nationalgeographic.com.es/personajes/cleopatra
http://www.taringa.net/posts/info/16550729/La-verdadera-historia-de-
Cleopatra.html
http://www.primerahora.com/estilos-de-
vida/cultura/nota/lafascinantehistoriadecleopatra-1238489/
https://historiaybiografias.com/emperador03/
https://es.wikipedia.org/wiki/Ner%C3%B3n
www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=ciceron-marco-tulio
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/ciceron.htm
https://www.biografias.es/famosos/ciceron.html
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/.../Marco%20Tulio%20Ciceron
https://www.youtube.com/watch?v=6o4zFNSPcv